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Nadie ha tenido un efecto mayor sobre la historia humana como Jesucristo. Es cuestión de fe creer que además fuera Dios. Un grupo de personas hace unos 2000 años creyó que Jesús era Dios y fue capaz de difundir la idea. El mundo que conocemos está repleto de tradiciones cristianas. Nuestra historia se conforma a partir de la extraordinaria variedad de acontecimientos que se sucedieron desde el principio enlazándose hasta nuestros días. 1. EDAD ANTIGUA (30-476) Los seguidores de Jesús forman una pequeña comunidad en un territorio insignificante del Imperio Romano hacia el año 30 . Es la historia del nacimiento, desarrollo, crecimiento... de esta pequeña comunidad, es la historia del cristianismo . En este primer bloque estudiaremos el mundo antiguo desde tres puntos de vista: - Las relaciones entre la comunidad cristiana y el Imperio Romano . - La extensión del mensaje cristiano en unas culturas tan poderosas como fueron la griega y la romana . - La vida y la obra de algunos cristianos y cristianas que fueron señales y signos de la presencia de Jesús para las comunidades cristianas. 1.1. LAS RELACIONES DE LA COMUNIDAD CRISTIANA CON EL IMPERIO ROMANO El cristianismo nace en un rincón del Imperio Romano: Palestina . Sus raíces y sus primeros componentes son judíos . Poco a poco éstos fueron rompiendo el cordón umbilical con el judaísmo, y la religión cristiana entró en contacto con las culturas dominantes: Grecia y Roma . Los misioneros intentaron llevar las enseñanzas de Jesús de Nazaret a todas las partes del Imperio y transmitir la así llamada “Buena Noticia ” a griegos y romanos. La entrada del cristianismo en ambas culturas fue un proceso largo y difícil que tuvo que vencer abundantes resistencias. El rechazo de los griegos al cristianismo se produjo desde el mundo de las ideas; por su parte, los romanos se opusieron durante mucho tiempo a la integración de los cristianos en su sociedad por motivos legales, políticos y religiosos. La aceptación del cristianismo en las estructuras imperiales romanas fue una tarea de muchos años, llena de contradicciones y no exenta de dificultades. 1.1.1. EL CRISTIANISMO EN UNA SOCIEDAD HOSTIL En un primer momento , el cristianismo pudo vivir en paz en el Imperio Romano. La escasez de cristianos y su parecido con el judaísmo les permitió pasar desapercibidos ante las autoridades romanas. Al ser el judaísmo una religión tolerada en el Imperio, propició la misión y la

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Nadie ha tenido un efecto mayor sobre la historia humana como Jesucristo. Es cuestión de fe creer que además fuera Dios. Un grupo de personas hace unos 2000 años creyó que Jesús era Dios y fue capaz de difundir la idea. El mundo que conocemos está repleto de tradiciones cristianas. Nuestra historia se conforma a partir de la extraordinaria variedad de acontecimientos que se sucedieron desde el principio enlazándose hasta nuestros días.

1. EDAD ANTIGUA (30-476)Los seguidores de Jesús forman una pequeña comunidad en un territorio insignificante del Imperio Romano hacia el año 30. Es la historia del nacimiento, desarrollo, crecimiento... de esta pequeña comunidad, es la historia del cristianismo. En este primer bloque estudiaremos el mundo antiguo desde tres puntos de vista:- Las relaciones entre la comunidad cristiana y el Imperio Romano.- La extensión del mensaje cristiano en unas culturas tan poderosas como fueron la griega y la

romana.- La vida y la obra de algunos cristianos y cristianas que fueron señales y signos de la

presencia de Jesús para las comunidades cristianas.

1.1. LAS RELACIONES DE LA COMUNIDAD CRISTIANA CON EL IMPERIO ROMANOEl cristianismo nace en un rincón del Imperio Romano: Palestina. Sus raíces y sus primeros componentes son judíos. Poco a poco éstos fueron rompiendo el cordón umbilical con el judaísmo, y la religión cristiana entró en contacto con las culturas dominantes: Grecia y Roma. Los misioneros intentaron llevar las enseñanzas de Jesús de Nazaret a todas las partes del Imperio y transmitir la así llamada “Buena Noticia” a griegos y romanos.La entrada del cristianismo en ambas culturas fue un proceso largo y difícil que tuvo que vencer abundantes resistencias. El rechazo de los griegos al cristianismo se produjo desde el mundo de las ideas; por su parte, los romanos se opusieron durante mucho tiempo a la integración de los cristianos en su sociedad por motivos legales, políticos y religiosos.La aceptación del cristianismo en las estructuras imperiales romanas fue una tarea de muchos años, llena de contradicciones y no exenta de dificultades.

1.1.1. EL CRISTIANISMO EN UNA SOCIEDAD HOSTIL

En un primer momento, el cristianismo pudo vivir en paz en el Imperio Romano. La escasez de cristianos y su parecido con el judaísmo les permitió pasar desapercibidos ante las autoridades romanas. Al ser el judaísmo una religión tolerada en el Imperio, propició la misión y la expansión cristiana. El cristianismo parecía más una secta judía que una religión. Esta paz y tolerancia se rompe cuando el número de cristianos crece en algunas ciudades y sus diferencias con los judíos empiezan a conocerse. Desde ese momento, a finales del siglo I, ser cristiano es un peligro. Comienza un largo periodo en el que el cristianismo estará a merced de la buena o mala voluntad de gobernantes. Los periodos de persecución y paz se alternan hasta el 313.

A) CAUSAS DE LA PERSECUCIÓN EN EL IMPERIO ROMANO

En los tres primeros siglos los cristianos no son muy numerosos. Llegar a ser cristiano es un largo proceso y una opción totalmente voluntaria. Asumir el cristianismo significaba aislarse social y religiosamente: no participar en las fiestas religiosas, no asistir a los juegos y espectáculos públicos, no aceptar determinados cargos, no acatar el culto imperial...A esto se añadía el comportamiento “cerrado” de los primeros cristianos: sus celebraciones eran privadas y secretas, sus enseñanzas no se podían comunicar fuera de la comunidad, su propuesta no tenía límites...Este “secretismo” hacía sospechosa la religión cristiana.

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Entre el pueblo romano circulaban rumores y calumnias sobre ellos:- Los cristianos son ateos, pues no tienen lugares de culto, no participan en los cultos al

emperador y a los dioses tradicionales. Esto hace que los dioses se enojen con el Imperio y se venguen enviando toda clase de calamidades.

- Los cristianos practican el incesto en sus reuniones secretas y nocturnas.- Los cristianos son antropófagos, pues en sus cultos comen el cuerpo de un niño y beben

su sangre en un sacrificio ritual. A partir del siglo II los intelectuales criticaron y atacaron a la religión cristiana:- Los cristianos son una secta despreciable, pues sus miembros proceden de las clases

inferiores y son los menos influyentes y dignos de crédito para la sociedad romana.- Los cristianos son malos ciudadanos, pues no apoyan el sistema político, social y religioso

romano. Viven al margen de los intereses y preocupaciones del Imperio.- La religión cristiana y sus principales misterios: Dios, encarnación, obras y vida de Jesús,

su resurrección..., son creencias absurdas.Las habladurías populares y las valoraciones de los sabios e intelectuales sobre el cristianismo crearon un ambiente hostil en contra de los seguidores de Jesús, cosa que aprovecharon los emperadores para justificar sus actuaciones contra ellos.

B) DESARROLLO DE LAS PERSECUCIONES

El Imperio Romano fue endureciendo progresivamente su intransigencia con los cristianos. Desde la primera persecución de Nerón en el año 64 hasta la última de Diocleciano en el año 303 podemos distinguir tres períodos:1º Persecución de los cristianos como individuos particulares (64-202). En este tiempo no hay ninguna persecución sistemática contra la comunidad cristiana, sino contra personas significativas de la comunidad cristiana. En estos años mueren mártires de su fe Pedro, Pablo, Ignacio de Antioquía, Justino...2º Desde el 202 al 249 se dan persecuciones no sólo contra los cristianos, sino contra la comunidad cristiana como organización e institución.3º Las persecuciones más duras y sistemáticas contra la comunidad cristiana aparecen entre los años 249 y 311. Es el momento más violento de la historia de las persecuciones. Los emperadores romanos, siguiendo una política anticristiana, pretenden hacer desaparecer del Imperio el cristianismo con una política persecutoria perfectamente estudiada. Las dos persecuciones más importantes fueron la de Decio (249-251) y la de Diocleciano (303-311).A los cristianos que dieron testimonio de su fe les llama mártires. Fueron numerosos y tenemos constancia de ello por los abundantes relatos que la tradición ha conservado. Los que fueron condenados por su fe pero no murieron se les denomina confesores. También hubo muchos cristianos que renegaron de su fe a los que se conoce con el nombre de apóstatas.

C) LOS CRISTIANOS SON BUENOS CIUDADANOS

Durante los tres primeros siglos era un peligro declararse cristiano. Los seguidores de Jesús sabían que se jugaban su posición social, sus bienes y hasta su propia vida si eran denunciados ante un juez romano.¿Qué pensaban los cristianos del Imperio ante esta situación totalmente injusta? ¿Cuál era su opinión sobre el emperador? ¿Qué actitud tenían ante la autoridad?Podemos afirmar, sin miedo a equivocarnos, que los cristianos aceptaron desde sus comienzos el sistema imperial como válido. Nadie puso en tela de juicio la legitimidad del emperador, de su autoridad y de las instituciones imperiales. Siguen al pie de la letra lo que el Nuevo Testamento dice sobre toda autoridad:

"Sométanse todos a las autoridades constituidas, pues no hay autoridad que no provenga de Dios. Sed honestos y buenos ciudadanos. Pagad vuestros impuestos..." (Rom 12,3-11).

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Estas propuestas de Pablo se respetan en todo momento, tanto en tiempo de paz como de cruenta persecución. Los cristianos se consideran auténticos ciudadanos romanos que rezan por sus autoridades y que desean la paz, la justicia y el bienestar para todo el Imperio. No entienden cómo la gente y las autoridades romanas los rechazan por ser malos ciudadanos.Así como hay unanimidad entre los cristianos en la aceptación de las autoridades y de las estructuras imperiales, también hay consenso en rechazar una autoridad que se atribuye rasgos y caracteres divinos.Los cristianos no pueden aceptar que el emperador sea un dios y que se le dé culto. Muchas muertes, destierros y confiscaciones de bienes se habrían evitado los cristianos si hubieran renegado de la enseñaza cristiana, que convierte a los seres humanos en hermanos y no en dioses.

1.1.2. EL CRISTIANISMO TOLERADO

A) EL CRISTIANISMO, UNA RELIGIÓN TOLERADA

El emperador Diocleciano (284-305), constata la inutilidad de la persecución desatada en el 303 contra los cristianos. Antes de su muerte, obliga al césar Galerio a redactar un edicto que significa el reconocimiento de la tolerancia religiosa del Imperio hacia los cristianos y el fracaso del uso de la fuerza contra los seguidores de Jesús. Era el año 311.Constantino (306-337), emperador del Imperio Romano de Occidente tras la derrota de Majencio en el 312, se pone de acuerdo con Licinio, el emperador de Oriente, sobre la política religiosa que seguirán en todo el Imperio. El Edicto de Milán del año 313 recoge sus propuestas:- Se acepta la libertad de conciencia y la libertad religiosa de todos los ciudadanos

romanos.- Nadie será molestado por la práctica de su religión.Los cristianos, por primera vez en su

historia, tendrán los mismos derechos que los otros ciudadanos.- Se suprime toda legislación anticristiana.- Se les devuelven sus bienes confiscados, templos, terrenos.

El emperador Constantino, tras una larga lucha con Licinio, se convierte en emperador único en el año 324. Desde ese momento puede proponer a todo el Imperio la observancia de la ley divina cristiana. Tanto Constantino como sus sucesores, aunque respeten el Edicto de Milán, apoyarán sin escrúpulos al cristianismo y abandonarán la religión pagana. Los cristianos, como agradecimiento, apoyarán las acciones del Emperador y lo considerarán como un nuevo Moisés o David. A él acudirán para solucionar todo tipo de problemas económicos, doctrinales y disciplinares. La comunidad cristiana se integró en un Estado al que consideró cristiano y casi la realización del Reino del Dios en la tierra.

B) EL CRISTIANISMO, RELIGIÓN OFICIAL DEL IMPERIO

La religión cristiana se convirtió en oficial y exclusiva en el año 380. El emperador Teodosio proclamó al cristianismo religión del Estado en el "Edicto de Tesalónica". A partir de ese momento, la vieja religión pagana es suprimida, sus templos destruidos o transformados, sus sacerdotes perseguidos, los paganos no pueden acceder a cargos públicos... Las herejías cristianas son consideradas como un mal social, un atentado contra el Imperio, y el poder político perseguido y castigado a los herejes y apóstatas. En menos de un siglo, la situación ha cambiado totalmente: Antes:- La religión pagana era el

fundamento del Imperio y de la sociedad romana.

- El emperador romano estaba al servicio del paganismo.

- Los cristianos eran los perseguidos

Ahora:- La religión cristiana es el

fundamento del Imperio y de la sociedad romana.

- El emperador romano está al servicio del cristianismo.

- Los paganos son los perseguidos y

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y los paganos los perseguidores. los cristianos son los perseguidores.

Lo único que no ha cambiado ha sido el papel de la religión como fundamento y cimiento de la sociedad y la "función del emperador", que controla todos los poderes, incluso el religioso.

C) DOS SISTEMAS POLÍTICOS: EL CESAROPAPISMO Y LA TEOCRACIA PONTIFICIA

Teodosio reparte el Imperio entre sus hijos Arcadio (Oriente) y Honorio (Occidente). Las relaciones entre las instituciones eclesiásticas y el estado tendrán características diferentes en las dos zonas del Imperio. Tanto Oriente como Occidente parten de un mismo principio: en la sociedad cristiana hay dos ámbitos de poder, el espiritual (jerarquía eclesiástica) y el temporal (Imperio), que Dios ha confiado a los que ha elegido. La importancia que se da a estos poderes es distinta en Oriente y en Occidente: En Oriente, el emperador cristiano es designado por Dios para gobernar al pueblo y proteger

a su Iglesia. La primacía está en el poder temporal; la comunidad cristiana estará siempre al lado del Imperio, sometida y controlada por el emperador. Esta situación se llama cesaropapismo.

En Occidente se subraya la supremacía del poder sobrenatural sobre el temporal. La jerarquía eclesiástica, representante del poder sobrenatural, está por encima del Imperio, representante del poder temporal. Esto quiere decir que el Imperio está subordinado al Papa. Esta situación se llama teocracia pontificia.

Estas dos formas de entender la supremacía del poder condicionarán las relaciones entre la comunidad cristiana y el estado. En el Imperio Romano de Oriente predominaron el cesaropapismo: la estará siempre sometida al Imperio. En el Imperio Romano de Occidente habrá momentos en los que el cesaropapismo se impondrá con fuerza todopoderosa y en otros será la teocracia pontificia quien dominará la sociedad cristiana. La lucha por la supremacía de un poder sobre el otro y su alternancia tendrá lugar en la Edad Media.

1.2. LA EXPANSIÓN DE LA COMUNIDAD CRISTIANA EN EL IMPERIO ROMANOLa comunidad cristiana, después de la Resurrección, recupera el mandato de Jesús: "Seréis mis testigos desde Jerusalén, Judea, Samaría hasta los confines del mundo" (Hch 1,8). Desde los comienzos del cristianismo aparece la misión y no puede existir comunidad cristiana sin la proclamación y comunicación de la Buena Noticia de Jesús. Los primeros cristianos están plenamente convencidos de que Jesús es la salvación definitiva para toda la humanidad y de que el tiempo apremia para llevar este anuncio hasta los confines del mundo.

1.2.1. LOS CAMINOS DEL EVANGELIO

El evangelio de Jesús recorrió el Imperio Romano de muchas maneras. La mayoría de las veces de forma anónima y siempre de manera sencilla. Toda la comunidad cristiana estuvo movilizada al servicio de la proclamación de la Buena Nueva de Jesús. La inmensa mayoría de las pequeñas y nuevas comunidades que surgen en el Imperio y más

allá de sus fronteras se deben a cristianos de a pie. El cristianismo llega a una región o país en la medida en que llegaban los cristianos en su condición de marineros, emigrantes, mercaderes, funcionarios, soldados, esclavos o prisioneros de guerra. Allí donde iban comenzaba la misión y aparecía una pequeña comunidad. Poco a poco se entraba en contacto con todos los estratos sociales. Esta primera misión no fue obra de especialistas o de un sistema organizado, sino más bien la consecuencia de la convivencia entre cristianos y paganos.

Otra forma de evangelizar era la realizada por la comunidad cristiana. Una comunidad situada estratégicamente en una zona o región se convertía en foco de irradiación y propagación cristiana. Desde allí eran enviados los misioneros más adecuados a una zona determinada. Su labor consistía en exponer el mensaje cristiano a judíos y paganos y crear comunidades. Una vez terminada su misión, regresaban a su comunidad de origen y daban

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cuenta del trabajo realizado. Así, lentamente, se iba formando una constelación de pequeñas comunidades cristianas que tenían un centro referencial.

Hasta comienzos del siglo III existió una forma de misionar muy característica: los misioneros carismáticos. Estos misioneros carecían de comunidad de referencia y se lanzaban a una misión itinerante sin ningún plan preestablecido. En los primeros años del cristianismo fue muy valorada su labor, pero con el paso del tiempo, y debido a los abusos que se habían dado, esta forma de misionar desapareció.

La evangelización también fue obra de los llamados especialistas. El Nuevo Testamento recoge el nombre de algunos: Pedro, Bernabé, Apolo, Pablo... La persona que más trabajó en la primera difusión del evangelio fue Pablo. Él puso los cimientos de la misión en campo pagano.

Para saber más:NOSOTRAS, LAS MISIONERAS DESCONOCIDAS EMMA MARTÍNEZ El papel de las misioneras y misioneros predicadores ambulantes ha sido fundamental en la expansión del cristianismo. No era esta una actividad exclusiva del cristianismo, eran comunes en el ámbito judio y grecorromano. Igual que el judaismo, el Evangelio cristiano era anunciado por misioneros ambulantes, gentes de comercio y negocios que dependían de la hospitalidad y el apoyo que les prestaban las Iglesias domesticas. La contribución de nosotras las mujeres en esta tarea es, gracias a Dios, cada vez más reconocida.La actividad misionera de dos en dos, y en pareja, es muy notable en el primitivo cristianismo. Una tradición común a los mismos apóstoles incluido Pedro tal como pone de relieve Pablo en su primera carta a los Corintios. ¿Acaso no tenemos el derecho en los viajes a una hermana (una mujer cristiana) como mujer (es decir como esposa) como los demás apóstoles, incluyendo Pedro? (1Cor 9,5).La historia no guarda memoria de nuestros nombres, una vez más silenciadas, debajo de unas redacciones patriarcales. Pero gracias a algunos saludos y menciones, de pasada, de las cartas de Pablo se guarda memoria de alguna de nosotras. Somos sólo la punta del iceberg de la multitud de mujeres que contribuimos de muchas maneras a la expansión del cristianismo. Hoy nos hemos unido para presentarnos y recordar nuestros nombres, sabiendo que hay una larga lista y una larga historia detrás muy difícil de reconstruir.En el capitulo 16 de la carta a los Romanos Pablo manda saludos a 25 personas y 10 somos mujeres que hemos desempeñado servicios significativos en la comunidad: Febe (v 1-2) diácono y "patrona", Prisca (o Priscila) y su esposo Aquila: (v 3-5,) Junia apóstol (v 7) (otro día te hablare de mi), María, Trifena, Trifosa y Pérside (v 6.12). Pablo dice de nosotras que hemos trabajado duramente por el Señor (Gal 4,11; 1Cor 15,10; 16,16; 1Tes 5,12). Además yo Pérside era su amiga y así lo reconoce Rufo y su madre (v 13) que de hecho ejercí de madre para el, así lo expresa también lo es mía. Julia y Filósofo. Nerio y su hermana (v 14) y todos los consagrados que están con ellos. No nos olvides también a Evodia y Síntique predicadoras del evangelio, en la comunidad de Filipo (Fil 4, 2-3).El primitivo movimiento cristiano, en fidelidad al movimiento de Jesús, nos permitía a las mujeres estar como misioneras en igualdad con los hombres, unas veces en pareja y otras solas.Hoy queremos animaros a las mujeres a seguir trabajando por el Evangelio, aunque no seáis reconocidas. Sabemos que muchas de vosotras hoy estáis ejerciendo de "párrocas", y que en muchos lugares las comunidades cristianas se mantienen alentadas por mujeres ¡Que sería del evangelio de Jesús si nosotras renunciásemos a nuestra tarea de catequistas, educadoras, misioneras, evangelizadoras, animadoras de comunidad... ¡A todas nuestro apoyo!Nosotras, en nombre de las misioneras anónimas de la historia.(Emma Martínez. Religión y Escuela Nº 161-162, junio-julio de 2002)

1.2.2. LA EXPANSIÓN GEOGRÁFICA

Al cabo de muy pocos años, las comunidades cristianas alcanzan un desarrollo extraordinario. El imperio Romano se va llenando de una red de pequeñas comunidades cristianas. El crecimiento se fue dando de forma serena y sin grandes sobresaltos; no obstante, hubo períodos durante los cuales la entrada de nuevos cristianos en las comunidades sorprende por su número. Ninguna religión de aquellos tiempos tuvo una expansión y desarrollo tan notables como el cristianismo.

SIGLO IDurante el siglo I el cristianismo alcanza una gran difusión, pero sigue siendo una religión minoritaria y urbana. Los principales núcleos de expansión fueron: Jerusalén, Antioquía, Éfeso,

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Damasco y Edesa. Al terminar el siglo I existen comunidades cristianas en Palestina, Siria, Chipre, Asia Menor, Grecia y Roma.

SIGLO IIEn el siglo II se consolidan los primeros núcleos de evangelización y la misión alcanza territorios que serán fundamentales para la comunidad cristiana primitiva: Egipto (Alejandría) y el norte de África (Cartago). También existen comunidades cristianas en el oeste europeo: Hispania, Galia y Germania.

SIGLO IIIDurante el siglo III el cristianismo se convierte en una minoría muy significativa. Está más implantado en Oriente que en Occidente y en las ciudades más que en el campo. En Oriente comienza la predicación en el medio rural de las regiones de Egipto y Siria, y fuera del Imperio en Armenia. En Occidente, la misión avanza en Italia, alcanza un gran desarrollo en el norte de África y llega a Britania.

SIGLO IV …Desde el siglo IV la comunidad cristiana va dejando de ser minoría y se crean nuevas áreas misioneras. En Oriente: Mesopotamia, Persia, norte de la India y Etiopía; en occidente se intensifica la misión en el área balcánica, Austria, sur de Alemania, Irlanda e Hispania. A mediados del siglo V el imperio es mayoritariamente cristiano.

1.2.3. RAZONES DE LA CONVERSIÓN AL CRISTIANISMO

El cristianismo se presenta a la sociedad romana como oferta de salvación. ¿Por qué llegó a interesar esta religión a los ciudadanos romanos? ¿Qué encontraban en ella que no ofrecían las otras religiones? ¿Por qué se convertían al cristianismo?La historia de cada convertido al cristianismo es muy personal y los motivos de su conversión son muy difíciles de señalar. Pero el cristianismo respondía a los anhelos y esperanzas de la gente religiosa de aquella época. Los nuevos convertidos encontraban en el cristianismo: La respuesta a su búsqueda de la verdad sobre Dios, el mundo y el ser humano. El

encuentro con la verdad les libraba de la inseguridad y del miedo que producían el desconocimiento del destino humano y la culpa originada por la debilidad humana.

La libertad de vivir sin miedo la vida y el momento histórico que les había tocado vivir. No hay fuerzas en la vida ni en la historia que superen la acción salvadora de Dios.

Un conjunto de prácticas totalmente nuevas en el Imperio (cuidar niños abandonados, socorrer a los mendigos...), realizadas por las comunidades cristianas y que llamaban la atención a toda persona sensible con los padecimientos humanos.

Un ámbito comunitario donde se realizaban unas celebraciones cercanas y participativas y donde se leía y comentaba la Biblia.

No todas las personas que se acercaban al cristianismo buscaban estos ideales; a veces los motivos eran más sencillos y populares, como la veneración a los santos y mártires, la concepción mágica de los sacramentos... A partir del siglo IV aparecieron los intereses políticos, sociales y económicos que acarreaba la pertenencia a la religión protegida por los emperadores.

1.2.4. SITUACIÓN DEL IMPERIO ROMANO: VENTAJAS Y DESVENTAJAS PARA LA EXPANSIÓN CRISTIANA

La predicación del evangelio de Jesús, la creación de las comunidades cristianas y la expansión del cristianismo coinciden con un momento de esplendor y poderío del Imperio Romano. En los comienzos del siglo I el Imperio se ha consolidado y ha creado una estructura política, social y económica que posibilita la expansión económica y cultural. El cristianismo, que nace y se tiene que desarrollar en el Imperio, se encontrará con factores que le ayudan en su difusión y con elementos que entorpecen su expansión.

FACTORES QUE FAVORECIERON LA EXPANSIÓN CRISTIANA

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El poder hegemónico romano garantizaba en todo su imperio una paz segura y estable. Esta “Pax romana” permitía la total libertad y seguridad de movimientos en los diversos países del Imperio. El ejército romano, situado estratégicamente, garantizaba todas las actividades de los ciudadanos.

El desarrollo urbano del Imperio permitió al cristianismo situarse en los núcleos urbanos más activos y decisorios. El cristianismo se convirtió en una religión eminentemente urbana.

El Imperio había creado una mentalidad común para todos sus habitantes: la unidad del género humano. Este planteamiento unitario fue aprovechado por el cristianismo para presentar su propuesta de salvación universal traída por Cristo.

Los predicadores cristianos se encontraron con comunidades judías en todos los lugares del Imperio. Este judaísmo de la diáspora preparó el terreno para la evangelización cristiana, pues era en estas comunidades donde, a menudo, comenzaba la predicación del evangelio de Jesús.

El ambiente religioso reinante en el Imperio, caracterizado por su tolerancia y el ansia de búsqueda de la verdad, propició la acogida del cristianismo en la sociedad romana.

FACTORES QUE ENTORPECIERON LA EXPANSIÓN CRISTIANA

En algunos momentos de estos primeros siglos se desata la persecución por parte del Imperio para acabar con el cristianismo. Esta situación provoca el miedo en la gente que desea entrar en la comunidad cristiana y retrasa la expansión del cristianismo.

Las personas cultas del paganismo o del judaísmo encontraban en algunos aspectos de la teología cristiana una auténtica barrera para su conversión: monoteísmo, encarnación de Dios, sufrimiento de Jesús, resurrección de los cuerpos...

La forma externa de presentarse el cristianismo: una religión sin templos, imágenes, altares..., rompía con los moldes tradicionales de cualquier religión y suponía un interrogante serio para las personas procedentes de una religión tradicional fundamentada en sus aspectos externos.

Las circunstancias históricas: disputas, divisiones, enfrentamientos..., de las comunidades no estaban en consonancia con lo que se decía de palabra.

1.4. LA VIDA INTERNA DE LA COMUNIDAD CRISTIANA DURANTE EL IMPERIO ROMANOLa vida cristiana consiste en acoger la buena noticia (evangelio) de Jesús y dejar que transforme la existencia. Pero los cristianos no son individuos aislados, sino que se reúnen en comunidad, en asamblea (Iglesia). Ni Jesús ni los apóstoles dejan un conjunto de normas fijas o estatutos por los que ha de regirse la Iglesia: sí establecen las bases fundamentales que deben sustentar la vida de la comunidad cristiana, pero como ésta va creciendo, necesita ir creando una organización que canalice su forma de vida y su misión en cada circunstancia histórica concreta. Vamos a estudiar esta forma de vida y organización de la comunidad cristiana entre los siglos II y V.

A) INICIACIÓN A LA VIDA CRISTIANA: EL CATECUMENADO

Desde sus orígenes, la comunidad cristiana se preocupa por el tipo de formación o iniciación que deben recibir quienes van a unirse por el Bautismo a la comunidad cristiana. Pero es a finales del siglo II y comienzos del III cuando se instituye un camino o proceso riguroso de preparación para recibir el sacramento de la iniciación cristiana: el «catecumenado». El sacramento de la iniciación cristiana incluía en una misma celebración lo que actualmente se recibe como tres sacramentos separados: bautismo, confirmación y eucaristía.El catecumenado se crea por una serie de circunstancias:1- El gran crecimiento de la comunidad cristiana, que exige una preparación adecuada de los

convertidos del paganismo.2- La urgencia de una buena instrucción en los fundamentos de la fe cristiana ante la

propaganda de las religiones mistéricas y de las sectas heréticas.

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3- El deseo de mantener las exigencias originales de la vida de fe en las comunidades.

Para saber más:Aunque existen algunas diferencias según los lugares y épocas, la estructura del catecumenado clásico puede resumirse así:1er paso: Interrogatorio o escrutinio del candidato. El candidato tiene que ser presentado por un cristiano conocido. Después se le interroga para comprobar la veracidad de su deseo de conversión. En este primer «examen» se obliga a los candidatos a abandonar algunas profesiones que tengan relación con los cultos paganos: actor, astrólogo, militar... También se les exige vivir en una situación matrimonial bien regulada.2º paso: Admisión al catecumenado. Si el escrutinio resulta favorable, el aspirante es admitido mediante un rito propio (consignacio). Los catecúmenos están bajo el cuidado de un catequista, durante un período de tres años. En este tiempo sus principales ocupaciones son:A- Recibir una instrucción especial, basada en la Sagrada Escritura.B- Participar en las oraciones y en la primera parte de la Eucaristía (liturgia de la Palabra).C- Plasmar en su existencia el estilo de vida del cristiano que se le explica en la instrucción.3er paso: Admisión al bautismo (Nuevo escrutinio). Esta admisión se hace al comenzar la cuaresma y el catecúmeno es interrogado ante el obispo o algún presidente de la comunidad.El escrutinio intenta descubrir si se ha producido una verdadera conversión, manifestada en obras de amor cristiano. Si el resultado es satisfactorio, el catecúmeno pasa al grupo de los aspirantes al bautismo («electi»).Este último período está marcado por frecuentes ritos o celebraciones:A- Se intensifican los ayunos y oraciones.B- Se transmite el credo a los aspirantes («traditio»).C- Posteriormente recitan públicamente el credo («reditio»).D- Reciben catequesis especializadas.4º paso: Vigilia Pascual.En el contexto de la gran Vigilia Pascual los catecúmenos reciben el bautismo, generalmente por inmersión. Hacen las renuncias al mal y al entrar en la piscina bautismal proclaman su fe, y el presbítero les sumerge por tres veces.Al salir, reciben el óleo de acción de gracias, se ponen las vestiduras blancas (símbolo de la resurrección de Cristo) y si está el obispo en la ceremonia les impone las manos; pasan finalmente a la «comunidad de fieles» y celebran con ella la Eucaristía. Durante la primera semana de Pascua siguen recibiendo unas catequesis especiales («catequesis mistagógicas») y al domingo siguiente dejan ya sus vestiduras blancas («domingo in albis») para en adelante vivir como fieles.

B) EUCARISTÍA

Según cuenta San Justino, los cristianos se reúnen para una celebración comunitaria el día llamado del sol; se trata del primer día de la semana, al que terminan llamando el “día del Señor” o domingo. En esta reunión se leen “las memorias de los apóstoles y los escritos de los profetas” y se reza por los recién bautizados y por los ausentes. Al terminar las oraciones los cristianos se dan la paz. En la segunda parte de la celebración se proclama otra plegaria, llamada “eucarística”, en la que se alaba y bendice al Padre del universo en nombre del Hijo y del Espíritu Santo. Se reparte el pan y el vino como propuesta y recuerdo de lo que Jesús hizo con su vida.

C) PENITENCIA

En el período que estamos estudiando el cristiano sólo puede recibir el sacramento de la penitencia una vez en la vida. Los obispos y dirigentes de la comunidad consideran que quien ha seguido el catecumenado, ha renunciado al mal y se ha unido por el bautismo a la muerte y resurrección de Cristo, no puede ya pecar. Sin embargo, ante las persecuciones hay quienes tienen miedo a confesar su fe y se convierten en apóstatas.También aparecen otros pecados que, como la apostasía, suponen una “ruptura” de la opción bautismal (adulterio, homicidio...). Para quienes han cometido esta ruptura de su compromiso de bautismo y quieren seguir en la comunidad cristiana se plantean dos posibles soluciones: volverse a bautizar o recibir la penitencia, que se considera una especie de segundo bautismo.Algunos dirigentes más rigoristas consideran que no pueden permanecer en la comunidad cristiana de ninguna forma. Finalmente, se impone la práctica de recibir la penitencia y seguir en la comunidad cristiana, pero esto sólo es posible una vez en la vida.

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La forma de recibir el sacramento de la penitencia consiste en, una vez confesado el pecado al obispo, estar un largo tiempo haciendo penitencia con ayunos, oraciones, limosnas y pasando todo tipo de privaciones (durante este tiempo, el pecador entra en el grupo llamado de los «penitentes»). Finalmente, recibe la absolución y vuelve al grupo de los “fieles”.

D) FORMACIÓN DEL CALENDARIO LITÚRGICO

Entre las celebraciones litúrgicas de las comunidades cristianas, desde finales del siglo II, la que ocupa un lugar central es la Pascua. Por ello, como acabamos de ver, es durante ella cuando los catecúmenos reciben el bautismo y se integran en la comunidad cristiana. Al principio hay algunas divergencias entre las comunidades de oriente y de occidente sobre la fecha de celebración de la Pascua. En oriente se conserva el mismo día de la Pascua judía (14 de Nisán) y en occidente se inclinan por el domingo siguiente a dicha fecha, aunque finalmente aceptaron en los distintos lugares celebrarla el domingo. En la Pascua cristiana se sigue rememorando el éxodo, pero el motivo fundamental de celebración lo constituyen la muerte y resurrección de Cristo. Según nos cuentan los testigos, se trata de una vigilia que dura toda la noche, en medio de lecturas e himnos, hasta terminar al amanecer con el Bautismo y la Eucaristía.El ciclo de Pascua incluye una preparación (que consiste en un ayuno prolongado, del que surge la Cuaresma) y una prolongación de cincuenta días que termina en otra festividad (Pentecostés). Posteriormente, van apareciendo otras celebraciones fijas del año litúrgico, como Navidad (sustituyendo a la fiesta pagana del “sol invicto”), Epifanía y conmemoraciones de los mártires.

Para saber más:EL AÑO DE JESÚSEn los tiempos de Jesús, el calendario común a la mayoría de los países era el calendario romano. El calendario romano se basaba en los años transcurridos "Ad urbe condita" o desde la fundación de Roma. Según el calendario cristiano moderno, Roma se fundó en el año 753 a de C y, por tanto, 2001 es el año 2754 Ad urbe condita. Con la caída de Roma a principios del siglo quinto, el calendario romano dejó de ser la forma natural de calcular la fecha para la mayoría de los pueblos de occidente.El calendario cristiano data de aproximadamente un siglo después de la caída de Roma. La fecha y el año de Navidad fueron puestos por Dionisio Exiguus en el año 525 d de C. "Exiguus" significa "el pequeño" y fue un nombre humilde que él mismo escogió para distinguirle de un Dionisio del segundo o tercer siglo, conocido por ser un escritor cristiano. Dionisio decidió basar su nuevo calendario en la fecha de la Natividad. El único problema para Dionisio fue que él tampoco sabía de antemano cuando había nacido Jesús y, por tanto, tenía que escoger una fecha mediante un proceso de cálculo y adivinanza.Dionisio se apoyó en la historia romana para calcular el año. Lo que hizo fue sumar los reinados de los emperadores de Roma hacia atrás en el tiempo. Este método de calcular fechas no fue nuevo y se había aplicado de la misma forma siglos antes para calcular fechas históricas egipcias a través de las duraciones de reinado de los faraones.El método es infalible si se aplica correctamente pero Dionisio lo hizo mal. Hay dos errores importantes en el cálculo Dionisiano. En primer lugar, olvidó totalmente el año 0: Dionisio puso un calendario que saltaba directamente desde un año antes de Cristo a un año después de Cristo, sin nada en medio. Sin embargo, ese fue solo el menor de los dos errores, el segundo fue mucho más importante. Cesar Augusto, emperador durante la Natividad, también reinó 4 años bajo su nombre propio de "Octavio", un dato que Dionisio olvidó, o no tenía en cuenta.Por tanto, los dos errores conocidos suman cinco años y, si fiamos que Dionisio no cometió ningún error más, Jesús nació en el año 5 a de C. Naturalmente, al saber que el cálculo de Dionisio está mal, pocos expertos se fían del resultado, aún teniendo en cuenta las correcciones.(http://www.iac.es/galeria/mrk/Navidad.htm)

E) PRIMEROS ESCRITOS CRISTIANOS

Tanto el anuncio del evangelio (Kerygma) como la explicación posterior de esta buena noticia (catequesis) se realizan, en los orígenes del cristianismo, de forma oral. Pero llega un momento en el que las comunidades cristianas ven la necesidad de fijar por escrito los fundamentos de su fe. El primer paso en ese proceso lo constituyen los escritos del Nuevo Testamento.En la época posterior a los escritos del Nuevo Testamento, las comunidades cristianas siguen reflexionando sobre su fe para afrontar las nuevas circunstancias históricas. De esta reflexión sobre la vida de fe y de su confrontación con la cultura ambiental, tanto judía como grecorromana, surgen dos nuevos grupos de escritos:

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- Unos orientados hacia la vida interna de la comunidad cristiana, para definir la identidad de la fe cristiana e iluminar problemas que surgen en las comunidades ("Padres Apostólicos" y "Madres del desierto"),

- otros dirigidos más hacia la cultura exterior a la comunidad cristiana, para defender al cristianismo de las objeciones de los filósofos y de algunos sectores del pueblo («Apologistas»).

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2. EDAD MEDIA (476-1453)La Edad Media presencia la caída de una estructura unitaria que había dado coherencia a todo el mundo antiguo: el Imperio Romano, y el lento y difícil nacimiento de Europa. En esta larga época, llena de luces y sombras, la presencia acompañante del cristianismo es total. Éste, guardián de la herencia pasada, se hace bárbaro con los bárbaros para proseguir su labor de fermento y de Buena Noticia en este nuevo mundo que está naciendo.Cuatro aspectos testimoniarán la labor del cristianismo medieval: El cristianismo y los nuevos estados tendrán que aprender a vivir juntos. Ambas potestades

crearán una estructura social, política y religiosa nueva: la cristiandad. En toda la Edad Media se presencia la progresiva y lenta conversión de todos los pueblos

europeos. En esta nueva sociedad aparece la ambivalencia de las luces y de las sombras de toda

cultura: nacimiento de las Universidades, las Cruzadas, las Órdenes mendicantes y las Órdenes de caballería, el arte románico y el arte gótico...

Una mirada hacia nuestros orígenes nos permitirá entender muchas de nuestras costumbres y realidades culturales que todavía están presentes en nuestros pueblos y ciudades.

2.1. RELACIONES LAS INSTITUCIONES CRISTIANAS CON EL ESTADO EN LA EDAD MEDIA

2.1.1. ALIANZA Y SUMISIÓN DEL CRISTIANISMO CON EL IMPERIO CAROLINGIO

El Imperio de Occidente se dividió con la llegada de los pueblos germanos. Poco a poco, los más fuertes fueron creando unidades políticas más resistentes y consolidadas: los visigodos en Hispania, los francos en las Galias, anglos y sajones en las Islas Británicas... A la vez aparecieron comunidades cristianas nacionales: la visigoda, la franca y la anglosajona.En Italia, los lombardos continuaron su expansión y, aprovechando la debilidad del Imperio Bizantino, pretendieron conquistar la península italiana. Hasta estos momentos, el papado de Roma siempre había dependido del apoyo del Imperio de Oriente, que le garantizaba una relativa independencia para llevar a cabo su función.En definitiva, Roma y los terrenos que administraba el Papa pertenecían al Imperio de Oriente.

A) LA ALIANZA ENTRE LOS FRANCOS Y EL PAPADO

Los sucesores del rey Clodoveo prácticamente no gobernaban en su reino. El poder efectivo había pasado a los mayordomos de palacio, especie de primeros ministros.Una familia de mayordomos, los pipínidas o carolíngios, fueron los artífices de una lenta reunificación de la Galia franca desde mediados del siglo VII. Uno de ellos, Carlos Martel, es quien vence a los ejércitos musulmanes en Poitiers (732).Actúa como un auténtico rey: nombra obispos, abades, dispone de las tierras y de las rentas, favorece la misión evangelizadora de los germanos... Su hijo y sucesor, Pipino el Breve, continuando la política de su padre, consulta al Papa de Roma: «¿A uno que gobierna de hecho se le puede considerar rey de derecho?». El papa Esteban II ungió a Pipino y a sus hijos y nombró al rey franco «patricio de los romanos».La alianza entre el papado y la monarquía franca se hacía realidad desde ese momento.

B) EL NACIMIENTO DE LOS ESTADOS PONTIFICIOS

Cuando los lombardos quisieron conquistar el centro de Italia, el Papa llamó en su auxilio a Pipino el Breve, y no al Imperio de Oriente. Aquél acudió a Italia, intervino en dos ocasiones, 754 y 756, y derrotó a los lombardos.Pipino entregó al Papa los territorios conquistados (veintidós ciudades de Italia central) en vez de devolvérselos a los orientales: habían nacido los Estados Pontificios, que durarían hasta 1870.

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Para saber más:La "Donatio Constantini". Este "falso" medieval lleva la fecha del 313 d. C. y pretende ser un decreto imperial de Constantino I por el cual, a la vez que se reconoce al papa Silvestre I la dignidad de soberano, se le dona la ciudad de Roma, las provincias de Italia y todo el occidente (!). La autenticidad del documento fue puesta en tela de juicio ya durante el medioevo, pero fueron los humanistas del s. XV quienes definitivamente demostraron que era una falsificación.La "Donatio Constantini"...Junto con todos los magistrados, con el senado y los magnates y todo el pueblo sujeto a la gloria del Imperio de Roma, Nos hemos juzgado útil que, como san Pedro ha sido elegido vicario del Hijo de Dios en la tierra, así también los pontífices, que hacen las veces del mismo príncipe de los Apóstoles, reciban de parte nuestra y de nuestro Imperio un poder de gobierno mayor que el que posee la terrena clemencia de nuestra serenidad imperial, porque Nos deseamos que el mismo príncipe de los Apóstoles y sus vicarios nos sean seguros intercesores junto a Dios. Deseamos que la Santa Iglesia Romana sea honrada con veneración, como nuestra terrena potencia imperial, y que la sede santísima de san Pedro sea exaltada gloriosamente aún más que nuestro trono terreno, ya que Nos le damos poder, gloriosa majestad, autoridad y honor imperial. Y mandamos y decretamos que tenga la supremacía sobre las cuatro sedes eminentes de Alejandría, Antioquía, Jerusalén y Constantinopla y sobre todas las otras iglesias de Dios en toda la tierra, y que el Pontífice reinante sobre la misma y santísima Iglesia de Roma sea el más elevado en grado y primero de todos los sacerdotes de todo el mundo y decida todo lo que sea necesario al culto de Dios y a la firmeza de la fe cristiana......Hemos acordado a las iglesias de los santos Apóstoles Pedro y Pablo rentas de posesiones, para que siempre estén encendidas las luces y estén enriquecidas de formas varias; aparte, por nuestra benevolencia, con decreto de nuestra sagrada voluntad imperial hemos concedido tierras en Occidente y en Oriente, hacia el norte y hacia el sur, a saber en Judea, en Tracia, en Grecia, en Asia, en Africa y en Italia y en varias islas, con la condición de que sean gobernadas por nuestro santísimo padre el sumo pontífice Silvestre y de sus sucesores......Desde este momento concedemos a nuestro santo padre Silvestre, sumo pontífice y papa universal de Roma, y a todos los pontífices sucesores suyos, que hasta el fin del mundo reinen sobre la sede de san Pedro: nuestro palacio imperial de Letrán, la diadema, o sea nuestra corona, la tiara, el humeral que suelen llevar los emperadores, el manto purpúreo y la túnica escarlata y cualquier otra indumentaria imperial, la dignidad de caballeros imperiales, los cetros imperiales y todas las insignias y estandartes y los diversos ornamentos imperiales, y todas las prerrogativas de la excelencia imperial y la gloria de nuestro poder. Queremos que todos los reverendísimos sacerdotes que sirven a la misma santísima Iglesia Romana en sus diversos grados, tengan la distinción, potestad y preeminencia con las que se adorna gloriosamente nuestro ilustre Senado, es decir, que se conviertan en patricios y cónsules y sean investidos con todas las otras dignidades imperiales. Decretamos que el clero de la Santa Iglesia Romana se adorne como el ejército imperial. Y como la potencia imperial se circunda de oficiales, chambelanes, servidores y guardias de todo tipo, así también queremos que la Santa Romana Iglesia esté adornada con los mismos. Y para que resplandezca magníficamente el honor del Pontífice, decretamos asimismo lo siguiente: que el clero de la Santa Iglesia Romana adorne sus caballos con arreos y gualdrapas de lino blanco y así cabalgue. Y como nuestros senadores llevan calzados blancos de pelo de cabra, así los lleven también los sacerdotes, para que las cosas terrenas sean adornadas como las celestiales, para gloria de Dios. Además, a nuestro santísimo padre Silvestre y a sus sucesores les damos autoridad de ordenar a quien quiera que desee ser clérigo, o de agregarlo al número de los religiosos. Nadie actúe con arrogancia respecto a esto. También hemos decidido que él y sus sucesores lleven la diadema, o sea la corona de oro purísimo con gemas preciosas, que de nuestra cabeza le hemos concedido. Pero porque el mismo beatísimo Papa no quiso llevar una corona de oro sobre la corona del sacerdocio, que lleva a gloria de san Pedro, Nos con nuestras propias manos hemos puestos sobre su santa cabeza una tiara brillante de cándido esplendor, símbolo de la Resurrección del Señor y por reverencia a san Pedro le sostuvimos las riendas de su caballo, cumpliendo para él el oficio de caballerizo: establecemos que también todos sus sucesores lleven en procesión la tiara, con un honor único, como los emperadores. Y para que la dignidad pontificia no sea inferior, sino que tenga mayor gloria y potencia que la del Imperio terreno, Nos damos al mencionado santísimo pontífice nuestro Silvestre, papa universal, y dejamos y establecemos en su poder gracias a nuestro decreto imperial, como posesiones de derecho de la Santa Iglesia Romana, no solamente nuestro palacio, como ya se ha dicho, sino también la ciudad de Roma y todas las provincias, lugares y ciudades de Italia y del Occidente. Por ello, hemos considerado oportuno transferir nuestro imperio y el poder del reino hacia Oriente y fundar en la provincia de Bizancio, lugar óptimo, una ciudad con nuestro nombre, y establecer allí nuestro gobierno, puesto que no es justo que el emperador terrenal reine allí donde el Emperador celestial ha establecido el principado de los sacerdotes y la Cabeza de la religión cristiana. Decretamos que todas estas decisiones que hemos sancionado con un sagrado decreto imperial y con otros divinos decretos, permanezcan inviolables e íntegros hasta el fin del mundo. Por consiguiente, en presencia de Dios vivo que nos ordenó reinar, y delante de su juicio tremendo, decretamos solemnemente, con este acto imperial, que a ninguno de nuestros sucesores, magnates, magistrados, senadores y súbditos que ahora, o en el futuro estuvieren sujetos al imperio, sea lícito infringir esto o alterarlo de cualquier modo. Si alguno -cosa que no creemos- despreciase o violase esto, sea alcanzado por las mismas condenas y les sean adversos, tanto ahora como en la vida futura, Pedro y Pablo, príncipes de los Apóstoles, y con el diablo y con todos los impíos sean precipitados a quemarse en lo profundo del infierno.

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Hemos puesto éste, nuestro decreto, con nuestra firma, sobre el venerable cuerpo de san Pedro, príncipe de los Apóstoles.(La traducción está tomada de Rosario ROMEO y Giuseppe TALAMO, Documenti storici, I, Torino 1989, 28-31. Traducción del italiano, introducción y notas de Fr. Ricardo W. Corleto).

C) EL EMPERADOR CARLOMAGNO

Carlomagno siguió la política de su padre Pipino e incrementó su intervención a favor del cristianismo. Él se creía llamado por Dios paro propagar la fe cristiana y defender a las instituciones cristianas. El papado no tuvo más remedio que aceptar la protección imperial. Carlomagno fue coronado emperador en la Navidad del año 800 por el papa León III. Este nuevo título confirmó la concepción religiosa y política que él tenía de su mandato: no hay ninguna parcela de poder que se escape al control del Emperador.La obra de Carlomagno quedó en manos de sus hijos. La centralización imperial no pudo mantenerse, pero el estilo de gobenar de los carolingios con respecto al cristianismo fue asumido por el poder secular. A la larga, la protección del poder temporal sobre la comunidad cristiana se convirtió en una auténtica dependencia.

2.1.2. EL PAPADO BAJO EL PODER DE LAS FAMILIAS ROMANAS: EL SIGLO OSCURO

A) SITUACIÓN POLÍTICA Y SOCIAL

Los intentos de Carlomagno y de sus sucesores por instaurar un imperio cristiano que llevase la salvación a todos los pueblos de la cristiandad occidental fracasaron. Un conjunto de factores se aliaron para terminar con la obra de los carolingios: El enfrentamiento entre los herederos de Carlomagno, que acabó con la división de un

imperio que tantos esfuerzos había costado crear. Los pueblos que atacaron a Europa occidental , aumentando la división y la desorganización:

normandos (vikingos) por la costa atlántica, magiares (húngaros) por el centro de Europa y sarracenos por las costas de Francia y de Italia.

La nobleza , creada y controlada por Carlomagno, que aprovechó el vacío del poder central, alcanzando un poderío hasta entonces desconocido.

Como consecuencia, en los siglos IX y X, Occidente vuelve a una situación fragmentaria y acosada por múltiples frentes.

B) EL SIGLO DE HIERRO DEL PONTIFICADO

La comunidad cristiana vivió con angustia esta situación. El pontificado se vio libre de la pesada y omnipotente tutela del Imperio Carolingio, pero cayó en manos de las poderosas familias romanas. Los Papas se convirtieron en marionetas de los intereses personales y familiares romanos. Este periodo se conoce como el siglo de hierro del pontificado (896-962).

C) INSTITUCIONES CRISTIANAS Y FEUDALISMO

Esta situación de inestabilidad y miedo provocó el nacimiento y desarrollo del feudalismo.Las instituciones eclesiales que poseía grandes territorios y disponía de rentas inmensas pasaron a formar parte del sistema feudal. Obispos, abades y sacerdotes obtenían un «beneficio» para poder vivir. Los reyes y señores feudales disponían a su antojo del beneficio eclesiástico: podían entregarlo, traspasarlo, venderlo, comprarlo... Además, podían nombrar obispo a quien quisieran. Por eso, la calidad humana y religiosa de los obispos y de los cargos eclesiásticos dejaba mucho que desear. Lo importante era el “beneficio” y no el oficio de pastor. A todo ello se añadía la escasa formación cultural del clero.

2.1.3. LAS INSTITUCIONES CRISTIANAS BAJO EL PODER DE LOS EMPERADORES ALEMANES

El caos en que había caído la Europa occidental en la etapa precedente va desapareciendo progresivamente. El Imperio Alemán, desde el siglo X, es el primero en restablecerse de la anarquía interior, consiguiendo frenar el empuje de los magiares y de los pueblos eslavos.

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El emperador Otón I (936-973) fue llamado desde Roma por el papa Juan XII para que le ayudase frente a sus enemigos. Otón I socorrió al Papa y, en agradecimiento, éste le coronó emperador en el año 962. Así se restableció el Imperio Germano-cristiano.El Emperador reconoció los Estados Pontificios, y en adelante ningún Papa podría ser consagrado sin prestar juramento de fidelidad al emperador. Sus sucesores continuaron con la política de cristianización, protección y control de la Iglesia de Roma.Más adelante, el papado volvió a caer en manos de las familias romanas, llegando a los excesos del siglo anterior, hasta que Enrique III (1039-1056) se arrogó el privilegio de nombrar personalmente a los Papas. Esta medida liberó a la Santa Sede del control de las familias romanas, pero cayó nuevamente en manos del emperador. Surgen nuevos problemas: ¿Puede el emperador nombrar al Papa? ¿Dónde queda la libertad de la jerarquía eclesial? Comenzaban a respirarse aires de reforma y de lucha por la libertad de la comunidad cristiana.

Para saber más:En el año 1054 se produjo un cisma (separación) entre las Iglesias Orientales y a Iglesia Occidental. (Formalmente, por la introducción unilateral por la Iglesia Romana, desde principios del siglo XI, de las palabras "y del Hijo," en latín "Filioque," al Credo de Nicea). De tal manera, durante el primer milenio del Cristianismo, la Iglesia Occidental (o sea la Iglesia Romana) y las Iglesias Ortodoxas Orientales poseían exactamente la misma doctrina (enseñanza) sobre los dogmas de fe, casi los mismos ritos y el mismo derecho canónico. Las Iglesias Ortodoxas no han efectuado desde aquel entonces absolutamente ninguna reforma de estos dogmas y de este derecho canónico y casi ningún cambio en los ritos. Quiere decir, que las diferencias que existen actualmente entre las Iglesias Ortodoxas y la Iglesia Romana (y las iglesias Protestantes) se deben a los añadidos, quitas y cambios efectuadas por estas últimas en sus dogmas, cánones y ritos. A su vez, todo lo que las Iglesias Occidentales conservaron sin cambios en los dogmas, cánones y ritos sigue siendo similar, como antes, a los dogmas, cánones y ritos de las Iglesias Orientales. De tal manera, los Cristianos Ortodoxos tienen el mismo Credo de Nicea, original, sin añadidura de las palabras "y del Hijo," al referirse a la procedencia del Espíritu Santo. Tienen los mismos Siete Sacramentos. El Sacramento de la Confirmación (unción con el Santo Crisma) es otorgado inmediatamente después del Bautismo. La Santa Comunión se da a los fieles en forma completa: Cuerpo y Sangre de Cristo. A los niños la Comunión se les da desde que son bautizados, pero la primera Confesión se hace al cumplir siete años. La Iglesia Ortodoxa considera que el Matrimonio debe durar toda la vida, pero en algunos casos concede el divorcio y permite segundas nupcias. Los monjes del clero regular (monacal) deben ser célibes, pero los sacerdotes del clero secular (que sirven en las parroquias) deben estar casados antes de la Ordenación (como antes en Occidente). Para Obispos son ordenados sólo los sacerdotes del clero regular (monjes).Los cristianos ortodoxos adoran a Dios en Trinidad y honran a la Virgen María, Madre de Dios, y a los Santos, pidiendo su intercesión ante Dios. De acuerdo con lo confirmado por el Séptimo Concilio Ecuménico, celebrado en el año 787 en Constantinopla, honran y veneran las imágenes de Cristo, de la Virgen María y de los Santos, pero no las adoran ni les sirven, ya que la adoración corresponde únicamente a la naturaleza Divina. Porque la honra, que se otorga a las imágenes, se eleva al Representado en ella, y el que se inclina ante una imagen sagrada, se inclina ante la substancia de quien está representado en ella. Pero, para ello, las imágenes sagradas (en griego "íconos"), deben ser escritos de acuerdo con determinadas reglas y deben cumplir ciertos requisitos. (Los cristianos ortodoxos dicen que los iconos se "escriben" y no que se pintan. En la antigüedad las imágenes con las escenas del Antiguo y del Nuevo Testamento eran como libros, para quienes no sabían leer).(http://www.fatheralexander.org/booklets/spanish/historia_iglesia.htm#n018)

2.1.4. EL PAPADO DOMINA EL IMPERIO

Aprovechándose de la minoría de edad del sucesor de Enrique III, los reformadores de las instituciones cristianas plantearon las bases de su renovación a mediados del siglo XI. Para ellos era fundamental: Liberar la elección de los Papas de los poderes seculares. Liberar a la comunidad cristiana de la «simonía»: adquisición de cargos eclesiásticos mediante dinero. Liberar a la comunidad cristiana del «nicolaísmo»: rechazo del celibato obligatorio. Liberar a la comunidad cristiana de la «investidura laica»: nombramiento de los cargos

religiosos por la autoridad civil.El gran Papa reformador fue Gregorio VII (1073-1085); de ahí viene el nombre de Reforma Gregoriana (canto gregoriano también deriba de su nombre). Este Papa no sólo se propuso combatir los vicios tradicionales de las instituciones eclesiales, sino que defendió sin miedo la superioridad del poder pontificio sobre cualquier poder temporal y espiritual. Esta postura

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enfrentó al Papa con el emperador alemán Enrique IV (1056-1106), y ello originó la primera guerra entre el poder religioso y el poder civil. Cada uno usó sus armas: destituciones, excomuniones, violencias, enfrentamientos...Gregorio VII murió en el destierro, bajo la protección de los normandos, en 1085. Parecía que el proyecto de la Reforma Gregoriana se desvanecía. Los enfrentamientos entre el poder imperial y el papal continuaron durante muchos años. En el año 1122 el papa Calixto II y el emperador Enrique V llegaron al siguiente acuerdo en el Concordato de Worms: Los obispos serían escogidos por la autoridad religiosa y el metropolitano investiría al nuevo

obispo de sus poderes espirituales entregándole el báculo y el anillo. El rey le entregaría el cetro como símbolo de su poder temporal.Este problema, nunca resuelto del todo, fue motivo de numerosos enfrentamientos entre el Imperio y el papado. A finales del siglo XII, la teocracia pontificia alcanzó su máximo esplendor con el papa Inocencio III (1198-1216): el Papa es el árbitro de Europa.

Para saber más:“Yo he recibido de él (Pedro) la mitra de mi sacerdocio y la corona para mi realiza; él me ha establecido vicario de aquel que está escrito: Rey de reyes y Señor de señores... Lo mismo que la luna recibe la luz del sol así el poder real recibe de la autoridad pontificia el espelndor de su dignidad”Inocencio III, Papa.

2.1.5. CRISIS DE LO CRISTIANDAD MEDIEVAL

El edificio de la cristiandad, que parecía sólido y eficaz, salió mal parado después de los duros enfrentamientos entre el pontificado y el Imperio durante los siglos XII y XIII. La unidad religiosa se perdió. La gente vivía angustiada y aterrada durante esta época (siglo XIV): crisis de alimentos, peste negra, crisis demográfica, guerras continuas (guerra de los Cien Años, guerras civiles...). Ante esta situación comenzaron a oírse las primeras voces que hablaban de reformar toda la comunidad cristiana: «Desde la cabeza hasta llegar a todos los miembros del cuerpo».

A) LOS PAPAS RESIDEN EN AVIÑÓN

Clemente V, arzobispo de Burdeos y sucesor de Benedicto XI, fue coronado en Lyon. Se negó a trasladarse a Roma y eligió la ciudad de Aviñón como sede pontificia por miedo a las revueltas romanas. La elección de esta ciudad se debió a sus buenas comunicaciones y a la protección que le brindaba el rey francés.Durante casi 70 años (1309-1377) los Papas residieron a orillas del Ródano y crearon una administración centralizada y eficaz y un conjunto residencial que garantizaron la supervivencia de la corte pontificia.

B) EL CISMA DE OCCIDENTE

Después de la pacificación de los Estados Pontificios, el papa Gregorio XI pudo regresar a Roma en el año 1377, pero murió al cabo de un año.El clamor popular pedía un Papa romano. Los cardenales, por miedo al pueblo, eligieron como Papa al arzobispo de Bari, Urbano VI (1378-1389). Los cardenales franceses, sin embargo, no aceptaron esta elección, huyeron de Roma y eligieron un nuevo Papa: Clemente VII (1378-1394). Los dos Papas se excomulgaron mutuamente. La cristiandad se dividió, así, entre la obediencia al Papa de Roma y la obediencia al Papa de Aviñón. Ante el escándalo de la división se propusieron dos vías de solución:

1ª La renuncia voluntaria de ambos Papas.2ª La negociación entre los dos Pontífices.

Ante el fracaso de estas dos alternativas, los cardenales se reúnen en Pisa y nombran a un tercer Papa, Alejandro V. La confusión aumenta, ya que los Papas de Aviñón y Roma no quieren renunciar. La cristiandad se encuentra entonces con tres Papas.

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En el Concilio universal de Constanza (1414-1418) se destituye a los tres Papas y se elige a Martín V (1417-1431). Benedicto XIII (el Papa Luna) fue el único que no aceptó la decisión conciliar y murió refugiado en Peñíscola (España). El cisma había acabado y un nuevo reto se le presentaba a la comunidad cristiana: la Reforma.

C) LA ÚLTIMA OPORTUNIDAD

El Imperio cristiano de Oriente vivía momentos desesperados. Los turcos estaban a las puertas de Constantinopla y los orientales necesitaban ayuda militar. El Emperador, el Patriarca y los obispos de Oriente llegaron al Concilio de Florencia celebrado en 1439. Allí se firmó la paz religiosa, decretándose la unión entre las dos comunidades cristianas, que se habían separado y excomulgado en el año 1054. Pero la unión fue imposible, y la entrada de los turcos en Constantinopla en 1453 interrumpió los esfuerzos de unidad entre las dos comunidades. El Papa Pío II convoca a todo Occidente a una nueva cruzada para recuperar el Imperio cristiano de Oriente. Sólo algunos «aventureros» acudieron a la cita papal. El Papa muere en 1464. Había acabado una época.

2.2. LUCES Y SOMBRAS DE LA CRISTIANDAD MEDIEVALPoco a poco se fue gestando en Europa una unión muy estrecha entre el cristianismo y la sociedad. Los diferentes pueblos del continente europeo están unidos por una misma fe. El poder político y el poder religioso son las dos caras de una misma moneda y tienen el mismo objetivo común: construir el Reino de Dios. A esta construcción político-religiosa se le llama cristiandad, y alcanza su máximo esplendor entre los siglos XI y XIII. Estudiaremos a continuación las características más importantes de la cristiandad.

2.2.1. LA CRISTIANDAD: UNA SOCIEDAD IDEAL

La cristiandad tenía como base una sociedad perfectamente establecida y organizada. Estaba compuesta por tres estamentos: el eclesiástico, el militar y el cam pesino , con unas funciones específicas. Cada estamento tenía que velar por el cumplimiento exacto de su cometido o función, y así se garantizaba el orden general. Además, era voluntad de Dios que la sociedad funcionara de tal manera. El estamento eclesiástico estaba compuesto por cardenales, obispos, canónigos, sacerdotes

y monjes. Su obligación era la de rezar. Son los encargados de interceder ante Dios por el bienestar de los otros estamentos.

Los guerreros formaban el segundo estamento. Su misión era defender a la sociedad cristiana mediante las armas y la guerra. El caballero amparaba las causas justas de los débiles e indefensos y salía en defensa de la comunidad cristiana.

Los campesinos constituían el estamento popular y se dedicaban al trabajo para que los otros dos estamentos pudieran llevar a cabo su misión. Este grupo estaba formado por la inmensa mayoría de la población.

2.2.2. UNA SOCIEDAD MARCADA POR LA RELIGIÓN

Para bien y para mal es imposible entender la Edad Media europea sin el cristianismo. La fe cristiana marca y señala la vida de los pueblos y de los individuos. Toda la sociedad: costumbres, leyes, organización familiar y social, el mundo de la economía, la vida cotidiana del pueblo, las etapas de la vida de la persona..., proclama la presencia de la religión cristiana. La vida de una ciudad medieval o de un pequeño pueblo está supeditada y esto llega hasta nuestros días: A los tiempos sagrados: año litúrgico, fiestas del Señor, la Virgen, los santos... Las fiestas

religiosas marcan el ritmo vital de los pueblos. A los lugares sagrados: catedrales, parroquias, monasterios, ermitas, santuarios..., pues son

lugares de encuentro, oración, cultura, defensa en tiempo de guerra, entretenimiento y fiesta (teatro) y depósito de bienes (cosechas).

A la legislación civil y religiosa, que controla la vida social, religiosa y económica.

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Al ritmo de la vida: las familias son muy numerosas y la mortalidad es grande. Los miembros de una familia están presenciando continuamente cómo se prepara para el bautismo, el matrimonio, la unción de los enfermos, la muerte... y cómo en estos momentos la fe cristiana dice una palabra de esperanza o alegría.

2.2.3. UNA SOCIEDAD DE MONJES Y FRAILES

Un signo de vitalidad y de renovación eclesial es el florecimiento de la vida religiosa. Estos siglos son el tiempo de los monjes y de los frailes. El ideal de vida cristiana, para estas fechas, se refleja en estos hombres y mujeres que dejan el mundo para seguir a Jesús. La comunidad cristiana asiste y acompaña el proceso de nacimiento y crecimiento de la vida religiosa.

LOS SIGLOS XI Y XIIDurante estos siglos, el monacato cristiano de Occidente alcanza su máximo esplendor y su mayor influencia social y religiosa. En los orígenes de esta renovación se encuentra la regla de San Benito y el deseo de reforma monástica. Dos grandes congregaciones monásticas resumen la renovación de la vida religiosa: Los monjes de Cluny (fundados en el 910), que serán el germen de la renovación monástica

y eclesial de su tiempo. Llegarán a ser más de 1500 monasterios esparcidos por Europa durante el siglo XI.

Los monjes del Císter (fundados en 1098), que intentan volver a la sencillez, pobreza y trabajo que los monjes de Cluny habían olvidado. San Bernardo, con su entrada en el Císter, fue el gran impulsor de los cistercienses.

En estos tiempos aparecen otros movimientos que renuevan la vida religiosa: los cartujos de San Bruno en 1084 y los canónigos regulares en 1120.

EL SIGLO XIIIDesde comienzos del año 1.000 aparece en ambientes cristianos un gran deseo e ideal de volver al evangelio, a la predicación itinerante y a la pobreza absoluta. Algunos cristianos llegaron a extremos tan radicales que rompieron con las estructuras eclesiales y se salieron de la comunidad. Otros respondieron a las necesidades y aspiraciones de su tiempo con una propuesta original y creativa: las Órdenes mendicantes. Las principales Órdenes fueron: los dominicos (Hermanos predicadores) y los franciscanos (Hermanos menores). Los dominicos, fundados por Santo Domingo y confirmados por el papa Inocencio III en 1216,

son sacerdotes que viven pobremente en pequeñas comunidades urbanas según la regla de San Agustín y que tienen por misión predicar el mensaje cristiano y dedicarse al trabajo intelectual.

Los franciscanos, fundados por San Francisco de Asís y reconocidos por Inocencio III en 1209, viven de su trabajo y, si no tienen lo suficiente para vivir, se dedican a mendigar. Su misión es la predicación y el trabajo pastoral con todo tipo de gente.

El desarrollo de las Órdenes mendicantes fue extraordinario. La comunidad cristiana pudo disponer de ellas para un sinfín de misiones y de trabajos.

2.2.4. RENOVACIÓN CULTURAL

Durante los siglos XI y XII se da un auténtico renacer cultural. Renacer que es propiciado, ayudado y sostenido por la comunidad cristiana. Estos siglos son de una creatividad extraordinaria. Los principales hitos culturales los podemos resumir en: La elaboración de un pensamiento cristiano que fundamenta la visión creyente del mundo, la

historia y la vida. La filosofía y la teología se alían para realizar una nueva síntesis entre la fe y la razón: es el nacimiento de la Escolástica.

Como las escuelas monásticas y episcopales no pueden satisfacer las nuevas demandas culturales de las gentes de la Edad Media, maestros y alumnos crean una institución nueva: la Universidad. Las Universidades organizan sus cursos y su administración de forma autónoma y libre. Las primeras Universidades reciben la aprobación y el apoyo del Papa de

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Roma. Destacan por su importancia París, Bolonia, Oxford, Salamanca... A partir del siglo XIII, el fenómeno universitario se extiende por toda Europa.

Aparecen grandes intelectuales que ponen todo su empeño y saber en realizar una síntesis armoniosa entre la ciencia antigua y la revelación cristiana. El intelectual más importante fue Tomás de Aquino (1225-1274), que compuso dos grandes obras: Summa Theologica y Summa contra gentiles.

El arte cristiano de la época medieval: sus catedrales y monasterios son testigos de toda la belleza y armonía que consiguieron generar aquellos espíritus tan imaginativos y creadores. El arte románico, que se extiende desde el norte de España hasta el Imperio Germánico y

que alcanza su esplendor en los siglos XI y XII. Bóvedas de cañón, esculturas en los tímpanos y capiteles, arcos de medio punto, frescos... caracterizan este arte de origen monástico.

El arte gótico, que nace en el norte de Francia a mediados del siglo XII y se impone en Europa hasta el siglo XV. Arcos ojivales, bóvedas de crucería, arbotantes, vidrieras... definen al gótico.

Los templos cristianos se convierten en catequesis para todos los hombres y mujeres de aquella época. Vidrieras, esculturas, pinturas...hablan del Antiguo y Nuevo Testamento, de Dios, de Jesucristo, de la Virgen y de los Santos. El arte está al servicio de la fe cristiana.

Para saber más:LA DEFENSA DE LA FELas sombras que se ciernen sobre los cristianos se centran en el ámbito del ejercicio de la libertad, la tolerancia y el respeto con aquel que no piensa, siente y actúa según el modelo prescrito por el régimen de la cristiandad. Esta sociedad cristiana tiene sus enemigos en quienes no comparten la fe común o en quienes intentan destruirla. El no cristiano y el disidente religioso no tenían cabida en la cristiandad y eran considerados como una enfermedad que hay que eliminar para que no contamine a todo el cuerpo social. Los dirigentes cristianos creían que en determinados momentos, para defender la fe, se podían emplear métodos violentos. Los enemigos declarados de la cristiandad fueron los musulmanes, los judíos y los cristianos que habían caído en la herejía.Misión y cruzadaAnteriormente hemos estudiado que en algunos momentos de la misión cristiana se utilizaron medios que no estaban de acuerdo con el evangelio de Jesús: la cruz de Jesús se impuso a fuerza de espada. Esta mentalidad de lucha, de imposición... ha dejado en la historia de la comunidad cristiana grandes sombras difíciles de olvidar.Las Cruzadas. Los cristianos de Occidente montaron grandes expediciones guerreras (hasta ocho) para liberar los Santos Lugares, ocupados desde el siglo VII por los árabes. En este movimiento de la cristiandad se vieron envueltos desde papas, santos, príncipes, reyes, caballeros... hasta pobres, miserables y niños. Al grito de Dios lo quiere, el Occidente cristiano se lanzó a la conquista de los Santos Lugares. El espíritu de cruzada contra el musulmán se mantuvo desde el año 1095 hasta el 1270. El resultado de tantos esfuerzos militares fue escaso. Al final, Occidente comprendió que la divulgación cristiana, la misión, sólo se puede hacer por medios más pacíficos y evangélicos.Las Órdenes militares. La comunidad cristiana fue poco a poco dulcificando y pacificando las costumbres militares y el uso de la guerra como único recurso para solucionar los asuntos: la paz de Dios (respeto a las personas y bienes de clérigos y gente no combatiente) y la tregua de Dios (prohibición de toda violencia en determinados días de la semana) se fueron imponiendo en Occidente.En esta época aparece y se engrandece la figura del caballero cristiano, que usa su fuerza y poder en defensa de la justicia y de los pobres. Como resultado de las Cruzadas y del ideario caballeresco surgieron las Órdenes militares: mitad guerreros y mitad monjes, que se dedicaban a cuidar y a proteger a los peregrinos cristianos que visitaban Tierra Santa.Las principales Órdenes fueron la del Temple (templarios) y la del Hospital (hospitalarios).La herejía y su represiónLa cristiandad asistió desde el siglo XI a un gran resurgimiento de la vida espiritual y de amor a la pobreza evangélica. Estos movimientos se proponen reformar a la comunidad cristiana, a veces prescindiendo del estamento clerical y jerárquico, anclado en su bienestar y poder económico. Los principales grupos disidentes de la Edad Media y considerados herejes por la jerarquía fueron los valdenses y los cátaros:

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Los valdenses son los seguidores de un mercader de Lyon, Pedro Valdo, que quería dedicarse a predicar la palabra de Dios desde la más estricta pobreza. Al prohibirles predicar, rompen con la comunidad cristiana y forman un grupo (una secta) que se extendió por Francia y el norte de Italia-Los cátaros (los puros) defienden una postura dualista en materia de fe y de costumbres. El bien y el mal están en lucha constante, y ellos pertenecen al grupo de los perfectos o los puros. Fundaron una iglesia con su jerarquía, creencias y prácticas, y se extendieron por el sur de Francia.Ante la situación de alteración del orden religioso y social, la comunidad cristiana actuó de varias formas: Con el diálogo: para convencer al disidente o para recuperar a los menos exaltados. Esta primera medida tuvo cierto éxito con algún grupo de valdenses y rotundo fracaso con los cátaros. Con la expedición militar: la cruzada. De la misma forma que se habían mandado cruzadas contra los musulmanes, se organizan contra los herejes. Así se reprimió y se acabó con la herejía de los cátaros entre los años 1208 y 1214. Junto al procedimiento militar para erradicar la herejía se utiliza otro sistema de carácter judicial: la Inquisición. El poder civil y el religioso se ponen de acuerdo para acabar con la herejía y con los herejes:- 1224 el emperador Federico II establece la muerte en la hoguera para los crímenes de herejía;- 1229 los obispos del sur de Francia crean la Inquisición episcopal: ésta busca a los herejes y, si no se arrepienten, los entrega a las autoridades civiles para su castigo.- 1231 el papa Gregorio IX instituye la Inquisición pontificia para acabar con los herejes.Todo lo que acabamos de describir suscita gran cantidad de preguntas desde nuestra mentalidad: ¿Cómo se puede justificar la pena de muerte de los herejes? ¿Cómo justificar en nombre del evangelio la prisión, la condena y el ajusticiamiento público? ¿Cómo se pudo olvidar lo que habían sufrido los cristianos en el Imperio Romano?

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3. EDAD MODERNA (1453-1789)Europa supera las graves crisis de la Baja Edad Media a finales del siglo XV: renacimiento, expansión comercial y territorial, descubrimiento de nuevas tierras, monarquías autoritarias, burguesía... dibujan el nuevo rostro de Europa. El cristianismo comienza la nueva época en situación de extrema necesidad; requiere con urgencia una reforma total y una renovación desde la cabeza (el papado) hasta los pies (fieles). La Edad Moderna contemplará la ambivalencia y las contradicciones en que caerá la institución eclesial.Los aspectos que se van a desarrollar intentan mostrar los distintos rostros de la comunidad cristiana en la época moderna: Las instituciones cristianas pierden su libertad a manos de las monarquías autoritarias y

absolutistas. Es una Iglesia totalmente dependiente del poder estatal. Los descubrimientos geográficos de españoles y portugueses permiten el gran desarrollo de

la misión cristiana fuera de Europa. El mensaje del evangelio llega a todo el mundo conocido. La Iglesia católica se divide por causa de la Reforma. Desde el siglo XVI, Europa occidental

queda dividida en países católicos y países protestantes.

3.1. RELACIONES IGLESIA-ESTADOEN LA EDAD MODERNALas instituciones que habían configurado el panorama político de la Edad Media: papado, Imperio y sectores feudales, entraron en plena decadencia a finales de la Baja Edad Media. El poder político y las riendas del desarrollo de la nueva Europa pasaron a otras fuerzas: la monarquía autoritaria y la naciente burguesía.Entre los siglos XV y XVIII las monarquías europeas concentran todo el poder y construyen una sociedad dominada por el absolutismo del rey. A este régimen político, social y económico se le llamará Antiguo Régimen. Éstas fueron sus características más importantes: El rey detentaba todo el poder y controlaba toda la sociedad. Su autoridad y decisiones eran

inapelables. La sociedad estaba montada sobre los privilegios que la monarquía concedía a los distintos

estamentos sociales. Un pequeño grupo de privilegiados (nobles y eclesiásticos) detentaba todos los poderes y sometía a la inmensa mayoría del pueblo, que trabaja para ellos.

La economía estaba al servicio de la política real y en función de los intereses de la monarquía.

3.1.1. UNA SOCIEDAD EXCLUSIVAMENTE CRISTIANA

Durante estos siglos la unión y colaboración entre la Iglesia y el Estado fue total. Los dos poderes tenían la misma finalidad: conseguir una misma sociedad cristiana. Los cimientos de esta sociedad se fundamentan en los siguientes principios: El poder descansa en el rey . La monarquía es la única forma legítima de gobierno, por recibir el

poder directamente de Dios. Nadie en la tierra puede pedir al rey cuentas de sus decisiones y comportamientos; sólo Dios puede hacerlo. El súbdito (y todos son súbditos) le debe al rey una obediencia ciega y una fidelidad total.

Un Estado sólo puede sobrevivir, progresar y hacerse poderoso si se mantiene unido en su religión. Ésa es la clave de la unión política. La máxima era: «Un rey, una ley, una fe». Las personas que no siguieran la religión oficial quedaban excluidas social, económica y políticamente.

La religión del Estado absolutista es la católica. Los intereses del Estado y de la Iglesia coinciden y se apoyan el uno en el otro. El ideal es la unión entre el altar y el trono.

El rey está obligado a defender la religión oficial: favorecerá el cumplimiento de los deberes religiosos de sus súbditos; defenderá la religión frente a las otras confesiones; sancionará los delitos religiosos como si fueran delitos sociales.

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El Estado legislará siempre de acuerdo con las normas de la Iglesia católica en lo referente al matrimonio, los días de fiesta, la prensa, la censura de libros, los espectáculos...

La educación y la asistencia serán monopolio eclesiástico. El Estado garantiza a la Iglesia importantes privilegios: los bienes eclesiásticos no pagan

impuestos y no pueden ser repartidos; las iglesias y los locales adjuntos gozan del derecho de asilo y no pueden ser invadidos por el poder político; los eclesiásticos no pueden ser juzgados por los tribunales ordinarios.

3.1.2. UNA IGLESIA SUBORDINADA AL ESTADO

Esta sociedad, «genuinamente cristiana», sólo se podía mantener con un gran apoyo y colaboración entre los dos poderes: el político y el eclesial. Pero el absolutismo no aceptó la autonomía y la libertad de la Iglesia. Poco a poco, la Iglesia pasó del apoyo real a la subordinación más absoluta, al absolutismo real. Además, fue la Iglesia quien legitimó la intromisión del Estado, el poder del rey en la estructura eclesial. No hay ninguna parcela de la vida de «sus súbditos» que escape a su poder y control. Este Estado, absolutamente cristiano, llegará al control de la Iglesia usando dos clases de medios o poderes: Ciertos derechos del Estado sobre la Iglesia. El control en el nombramiento del Papa.

3.1.3. CONCLUSIÓN

En los momentos de esplendor del Antiguo Régimen, las potencias cristianas tienen sometidas a las Iglesias y éstas se comportan como súbditas fieles. Cada país acuñó una «fórmula» que a lo largo del XVIII se hizo insoportable para la libertad de la Iglesia. La subordinación se llamó: En Francia: galicismo. En España: regalismo. En los Estados eclesiásticos de Alemania: episcopalismo. En Austria: josefinismo.Este sometimiento y control del Estado sobre la Iglesia no se debía a motivos antirreligiosos, sino a razones de Estado; y las organizaciones cristianas se obligaron a actuar de acuerdo con los intereses del Estado dictados por el monarca.

3.2. LA MISIÓN DE LA IGLESIA: EL EVANGELIO LLEGA A TODO EL MUNDOEn la época moderna, el evangelio de Jesús llega a todos los continentes gracias a la labor de miles de religiosos y sacerdotes que dejando sus países europeos se lanzan hacia otras tierras y gentes. Nunca hasta entonces se habían empleado tantos medios y personas para llevar a cabo la misión evangelizadora de la Iglesia.

3.2.1. LA EXPANSIÓN EUROPEA

A finales del siglo XV y comienzos del XVI los europeos salieron de sus países y entraron en contacto con nuevos mundos y nuevas gentes. Parecía como si Europa se les hubiera quedado pequeña y necesitaran nuevas tierras para satisfacer su sed de conquista. Castilla y Portugal fueron los que comenzaron la expansión europea. Dos acontecimientos han quedado registrados para siempre en la historia: la llegada a América por Cristóbal Colón y la llegada a Asia de los portugueses.¿Por qué se aventuraron los europeos por océanos y rutas desconocidas? ¿Qué poderosa razón pudieron tener para salir fuera de sus tierras? ¿Por qué se da la expansión en estos momentos?Un conjunto de razones mueve a los europeos a emprender la aventura fuera de sus fronteras: razones económicas: el desarrollo y el aumento del bienestar en Europa exigía el dominio

de las fuentes de riqueza: oro y especias; razones políticas: las monarquías necesitaban nuevos recursos económicos y nuevos

territorios para desplegar su poder;

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razones sociales: deseo de promoción y bienestar. Atracción por lo desconocido y misterioso: los mitos, sueños, fantasías... tantas veces oídos podían ser realidad;

razones religiosas: deseos de extender la fe cristiana por todo el mundo.Todas estas razones no serían suficientes si no se hubiera contado con unos medios y adelantos en el arte de navegar que permitieran los viajes: barcos nuevos (la carabela y el galeón), aparejos (velas y mástiles), instrumentos (brújula, cuadrante, timón...) y nuevas cartas marinas.

3.2.2. LOS CAMINOS DEL EVANGELIO

Hemos visto que una de las características de la expansión europea es la vertiente religiosa. Todos, desde la monarquía hasta el pueblo, entendían y asumían el cristianismo como un elemento característico de su sociedad y se sentían obligados a comunicar y a extender su fe a los pueblos por ellos colonizados o conquistados.

Para saber más:Ésta es una de las principales intenciones que presiden los numerosos viajes de exploración, conquista y colonización:«La quinta razón fue el gran deseo de difundir la fe sagrada de nuestro Señor Jesucristo y de ganar para ella a todas las almas deseosas de la salvación (...), almas que el señor Infante deseaba reducir al camino de la verdad por sus trabajos y a su costa, pues sabía que no podía hacer al Señor mejor ofrenda».

Crónica de Guinea. Cinco razones del Infante Enrique para descubrir Guinea.

«Vuestras Altezas, como católicos cristianos y príncipes amadores de la santa fe cristiana y acrecentadores de ella, y enemigos de la secta de Mahoma y de todas las idolatrías y herejías, pensaron de enviarme a mí, Cristóbal Colón, para ver los dichos príncipes, y los pueblos y las tierras y la disposición de ellas y de todo, y la manera que se pudiera tener para la conversión de ellas a nuestra santa fe».

Diario de Cristóbal Colón.

LAS NUEVAS TIERRAS SON CONCEDIDAS PARA SER EVANGELIZADAS

Las tierras descubiertas parecían no tener dueño conocido y con el fin de garantizar su propiedad, españoles y portugueses acudieron al Papa para que les confirmara su posesión y uso. Los Papas, mediante bulas, repartieron el mundo entre los monarcas de la península ibérica. La principal condición que les impusieron fue asegurar la evangelización de los pueblos conquistados.

Para saber más:“Os imponemos el deber, en virdud de santa obediencia, como lo habéis prometido, de enviar a las tierras firmes y a las islas indicadas hombres piadososo y temerosos de Dios, sabios y experimentados, para instruir a los indígenas y a los habitantes en la fe católica e inculcarles buenas constumbres...”Alejandro VI, Papa. Bula Inter caetera (1493).

Los Papas pusieron en manos de los reyes de España y Portugal la organización de la Iglesia de los nuevos territorios descubiertos y conquistados. Los reyes se convirtieron en los patronos o jefes de las nuevas Iglesias. Este patronato comportaba unas obligaciones y unos derechos: Obligaciones: envío de misioneros y pago de sus viajes y mantenimiento, sostenimiento del

culto, construcción de iglesias... Derechos: nombramiento de todos los cargos (obispos, párrocos), admisión, selección o

exclusión de los misioneros y de las congregaciones religiosas.El patronato, de momento, garantizaba el funcionamiento de la evangelización, pero hipotecaba la libertad de la Iglesia. El Estado se convertía en el árbitro de las iniciativas y actividades religiosas, y comenzaba la utilización de la Iglesia y de la religión.Los inconvenientes del patronato aumentaron con la decadencia de España y Portugal a partir del siglo XVII y con la entrada de los nuevos protagonistas de la política europea: Francia, Inglaterra y Holanda. La Santa Sede intenta recuperar el protagonismo y la dirección en las misiones católicas, que había dejado en manos de los reinos hispanos. En 1622 crea la Congregación de la Propagación de la Fe con la intención de centralizar y dirigir desde Roma todos los asuntos relacionados con las misiones y evitar la identificación del misionero católico con los intereses políticos del patronato. Roma, para realizar su proyecto, se apoyó en Francia, la nación católica más

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poderosa del siglo XVII, y fundó en París un Seminario para formar a los futuros misioneros.

Para saber más:LOS MISIONEROSLa inmensa mayoría de los misioneros de los siglos XV y XVI proceden de la península ibérica. Los reinos de España son los que aportan el mayor número de personas para las misiones. Su destino prioritario es América y Filipinas. Portugal, al tener una población escasa, no puede satisfacer con misioneros portugueses las peticiones de sus misiones y necesita acudir a personal extranjero (italianos, alemanes...) para cubrir sus necesidades misioneras en Brasil y en el Extremo Oriente (India, China, Japón...). En el siglo XVII, Francia organiza y atiende con personal francés sus misiones. También, a finales del siglo XVII y durante el XVIII, el Seminario de Misiones Extranjeras de París comienza a enviar misioneros.La misión fuera de Europa durante la Edad Moderna recayó, sobre todo, en las Órdenes religiosas: franciscanos, dominicos, agustinos, mercedarios, agustinos recoletos, jesuitas, capuchinos... También intervino, aunque en menor proporción, el clero secular a finales del XVII.El siglo XVIII contempla la disminución de vocaciones religiosas en Europa y, en consecuencia, muchos territorios misioneros quedan desatendidos por falta de personal.Normalmente, el misionero elegía y aceptaba con entera libertad irse de misiones. ¿Cuáles eran sus motivaciones? ¿Por qué decidía marcharse de su tierra con ánimo de no volver? ¿Qué esperaba encontrar en el campo misionero? ¿Por qué muchos entregaron su vida?Cuando el religioso salía de su tierra estaba convencido, lo mismo que sus compañeros de expedición, de que iba a extender y proclamar el Reino de Cristo y de su Iglesia y a llevar la salvación definitiva para los paganos y herejes, puesto que fuera de la Iglesia católica no había posibilidad de salvación.La cantidad de población que no conocía a Cristo y que no pertenecía a la Iglesia era tan numerosa que animaba y urgía a numerosos religiosos y sacerdotes hacia tierras y pueblos totalmente desconocidos.Métodos empleados en la evangelizaciónLos misioneros europeos marchaban de sus países con su mentalidad, sus costumbres y su manera de entender y vivir el cristianismo.Ellos estaban convencidos de la superioridad de su cultura y religión. Cuando llegaban a los nuevos territorios se encontraban con culturas, costumbres y creencias muy diferentes a las suyas.¿Qué actitud hay que tomar frente a ellas? ¿Cómo comunicar el evangelio de Jesús? Todo lo aprendido y vivido en Europa, ¿es válido para las nuevas culturas?La evangelización, a grandes rasgos, se llevó a cabo de dos maneras:- Haciendo tabla rasa de las culturas que recibían el mensaje cristiano e imponiendo el modelo cristiano occidental. Lo fundamental era destruir todos los signos y costumbres que recordaran las viejas creencias y tradiciones.- Procurando, en primer lugar, acercarse y entender las costumbres, tradiciones y valores de las culturas a evangelizar y presentar después el mensaje de Jesús. Lo importante era inculturar o adaptar el evangelio a la nueva cultura.Los dos métodos estuvieron presentes en la evangelización llevada a cabo por la Iglesia y fueron motivo de disputas y enfrentamientos entre los partidarios de uno u otro modelo.Problemas y dificultades en la evangelizaciónLa predicación y expansión del evangelio en la época moderna hubo de salvar muchas dificultades: los misioneros tuvieron que recorrer grandes distancias, acomodarse a toda clase de climas, aprender lenguas totalmente desconocidas, vivir con personas de cultura y tradiciones diferentes a las suyas...Pero no fueron éstas las únicas dificultades:- Frecuentemente evangelización y conquista fueron unidas: la cruz y la espada se apoyaban mutuamente y se confundía la misión del evangelizador y la del conquistador.- Muchas veces se bautizaba con gran rapidez y sin catequesis. Esto originaba grandes cristiandades de nombre, pero en ellas el cristianismo sólo era un barniz. Los indígenas bautizados continuaban con sus prácticas y costumbres.- Los misioneros, en sus doctrinas y misiones, tenían que predicar un evangelio que no vivían ni los colonizadores ni los militares. Estos malos ejemplos de vida (crueldades y vicios) desprestigiaban la labor y la enseñanza de los misioneros.- Las estructuras de colonización (sobre todo la encomienda) generaron un gran resentimiento y, muchas veces, odio en los indígenas que tenían que ser catequizados.- La poca calidad religiosa y humana de algunos misioneros, que utilizaban la misión para enriquecerse.- Algunas veces las rencillas y envidias entre religiosos de, distintas congregaciones entorpecieron la evangelización.Los nuevos campos de misión

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El cristianismo se hace presente en nuevas tierras y continentes gracias al trabajo y a la generosidad de gran cantidad de misioneros: ÁfricaLa ruta de los portugueses hacia la India abre las costas de África al evangelio. Misioneros portugueses y franceses evangelizan, con poco éxito, Zaire, Mozambique, Costa de Marfil, Senegal, Angola...Las misiones africanas no alcanzarán gran importancia hasta finales del siglo XIX y comienzos del XX. AméricaEn poco más de un siglo, América tiene una Iglesia perfectamente establecida con sus diócesis, Universidades... En su evangelización intervinieron: los misioneros españoles, que predicaron la Buena Noticia desde California, Nuevo México y Florida hasta la Patagonia; los misioneros franceses, que extendieron el cristianismo en el Canadá y en algunas islas del Caribe; la emigración de cristianos protestantes ingleses, que se asentaron en la costa Este de América del Norte. AsiaLa evangelización de Asia comenzó con la llegada de los portugueses a la India; de allí pasó el cristianismo a Japón, China e Indochina. Los misioneros españoles, vía América, predicaron el evangelio en Filipinas.

3.2.3. LA CRISIS DE LAS MISIONES

La evangelización sufre un parón en el siglo XVIII que sólo se remontará a mediados del XIX. Un conjunto de factores frenan el desarrollo de las misiones fuera de Europa: Políticos: Decadencia de las potencias católicas (Portugal, España y Francia), que

aseguraban el mantenimiento de las misiones, y auge de las protestantes (Inglaterra y Holanda).

Culturales: Descrédito de las misiones y por las disputas entre las congregaciones debido al método (tabla rasa-adaptación) seguido en la evangelización y por la intransigencia del catolicismo al no querer adaptarse a otras culturas.

Religiosos: Disminución de vocaciones religiosas en las congregaciones que enviaban misioneros y expulsión de los jesuitas (más de 3.000 misioneros tuvieron que abandonar su puesto). Ante esta situación, la Congregación para la Propaganda de la Fe no tiene ni medios ni personal para organizar las misiones católicas.

En conclusión, podemos afirmar que durante la época moderna el evangelio es anunciado en todo el mundo y la Iglesia se ha hecho universal.

3.3. LA REFORMA PROTESTANTE Y LA REFORMA CATÓLICAEuropa experimenta numerosas transformaciones en la segunda mitad del siglo XV, con la llegada del Renacimiento y el Humanismo:

Un mayor conocimiento del mundo y del universo. Un mejor conocimiento de la naturaleza. Una nueva visión del papel del ser humano en el mundo: éste se convierte en el

centro de la creación. Una nueva visión de Dios y de la religión.

Los humanistas (Tomás Moro, Luis Vives, Erasmo de Rotterdam) proponen la vuelta a la Biblia como la fuente que puede originar un cristianismo más vivo y sincero.

3.3.1. SITUACIÓN DE LA IGLESIA AL COMIENZO DE LA EDAD MODERNA

Al final de la Edad Media la situación de la Iglesia era muy preocupante. Necesitaba urgentemente una reforma y una renovación:

El papado y la curia romana se parecían cada vez más a las cortes reales: dinero, intrigas, vida relajada... olvidándose de su misión : guiar y ayudar a las comunidades cristianas.

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Los obispados y los altos cargos eclesiásticos estaban ocupados por gentes de la nobleza que sólo buscaban el beneficio económico y se despreocupaban totalmente de su deber de pastores.

Los sacerdotes (bajo clero) carecían de la más mínima formación y vivían de manera poco ejemplar.

Las Órdenes religiosas se preocupaban más de sus bienes y riquezas que del servicio pastoral hacia el pueblo de Dios.

El pueblo sencillo estaba muy poco formado, obsesionado por el miedo a la condenación eterna y se había fabricado una religión basada en devociones teñidas de supersticiones.

Muchas personas buenas proclamaban a los cuatro vientos la necesidad de reformas y cambios. Otras permanecían al margen y se oponían a cualquier evolución o adaptación.

3.3.2. LA REFORMA PROTESTANTE

Ante la situación que acabamos de describir, muchas personas creían que bastaba una reforma en las costumbres del clero, de los religiosos y de los fieles para renovar definitivamente a la Iglesia. No así los reformadores protestantes. Durante algo más de cincuenta años (1517-1570), la Reforma protestante pretende y consigue una revisión doctrinal de la Iglesia que llevó a una nueva división del cristianismo en el siglo XVI.

MARTÍN LUTERO: LA REFORMA LUTERANA

Martín Lutero nace en 1483 en la ciudad de Eisleben de la región alemana de Sajonia. Llegó a cursar estudios universitarios en Erfurt y en 1505 ingresa en la orden de los agustinos desde la que consigue el doctorado en teología el año 1511 en Wittenberg.Por aquella época se comenzó a recolectar dinero para la construcción de la basílica de San Pedro en Roma. Basándose en la creencia de la necesidad de acumular méritos para conseguir la salvación se vendían indulgencias para que el alma de los muertos no fuera condenada. Lutero se reveló contra la venta de indulgencias al pensar que la salvación es don de Dios que se alcanza por la fe y no por pagos de dinero. En 1517 publica 95 tesis que mantenían la inutilidad de las indulgencias, proponiéndolas al debate en la universidad de Wittenberg. Se propagan rápidamente gracias a la imprenta. Mucha gente le da la razón pero las autoridades eclesiásticas de Roma le condenan en 1520 siendo excomulgado al año siguiente. En esta época los delitos religiosos eran considerados también civiles por lo que la excomunión supuso prácticamente una condena a muerte.Además de traducir el Nuevo Testamento de la Biblia del latín al alemán, Martín Lutero reorganiza la misa y publica dos catecismos. Para terminar de desentenderse de la autoridad romana, deja la organización de las iglesias en manos de los príncipes territoriales. Se casó con Catalina Bora y tuvo seis hijos. Murió en 1546 en Eisleben dejando tras de sí una nueva forma de vivir el cristianismo que se extendió por todo el imperio alemán con el nombre de Reforma Protestante.Carlos V trató de parar su expansión con la palabra y los ejércitos pero no consiguió volver a la unidad bajo la autoridad de Roma. En 1555 se firmó la paz de Ausburgo bajo la máxima “cuius regio eius religio”, es decir “a cada rey su religión”, lo que suponía que cada territorio tendría la religión elegida por su gobernante.

JUAN CALVINO: LA REFORMA CALVINISTA

El francés Juan Calvino es el fundador del calvinismo, por lo que se le considera el segundo padre de la Reforma protestante después de Lutero. Había nacido en 1509 en Noyon y desde joven fue guiado hacia la carrera eclesiástica. Estudia Teología y Derecho y en el año 1533 se convierte en un fervoroso seguidor y difusor del protestantismo.Por sus convicciones religiosas tiene que huir de Francia y se refugia en Basilea. Allí publica su obra principal: “Institución de la religión cristiana” (1536), en la que proclama su fe en los principios protestantes pero añadiendo dos ideas muy importantes para el calvinismo:

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Dios es soberano absoluto de todos los seres humanos. Toda persona tiene que abandonarse totalmente en sus manos. Nadie puede compararse a Dios.

Dios no sólo salva, sino que ha decidido de manera irrevocable el destino de cada uno: unos son salvados y otros condenados. Esto se llama predestinación.

Después de unos años de predicador reformista, Calvino se instala en Ginebra, donde organiza la comunidad cristiana de la ciudad de acuerdo con sus ideas. La Iglesia, según Calvino, no tiene que estar en manos de los príncipes, sino de los mismos fieles. Sus Ordenanzas eclesiásticas distinguen los siguientes ministerios: Los pastores: se encargan de la predicación y distribución de los sacramentos. Los doctores: son los responsables de la enseñanza. Los ancianos: se preocupan de las costumbres y de la vida de los cristianos. Los diáconos: asumen las actividades caritativas.Calvino convierte la ciudad de Ginebra en una especie de «nueva Roma». Ginebra será para los protestantes tierra de asilo para todos los perseguidos y centro espiritual, cultural y misionero del calvinismo. Desde Ginebra, Calvino dirigió la expansión por los Países Bajos y por tierras de Hungría y Escocia. Murió en la ciudad de Ginebra en el año 1564.

ENRIQUE VIII: LA REFORMA ANGLICANA

La ruptura de la Iglesia inglesa de las autoridades eclesiásticas de Roma no se produjo por diferencias doctrinales, sino que fue la última consecuencia del antiguo deseo de los príncipes europeos de dominar la Iglesia para hacer de ella un organismo más al servicio del Estado.La ruptura con Roma se originó cuando el Papa no quiso conceder al rey Enrique VIII (1509-1547) la nulidad de su matrimonio con Catalina de Aragón, por no darle ésta un descendiente masculino. Ante la negativa del Papa, el rey se hizo proclamar por el Parlamento (Acta de Supremacía) como la cabeza suprema de la Iglesia de Inglaterra (1534), acabando con todos los que se oponían a su decisión e imponiendo un cristianismo sin Papa.Durante la minoría de edad de su hijo, Eduardo VI (15471553), el Consejo del Reino adoptó los principios protestantes (calvinismo). María Tudor (1553-1558) intentó, sin conseguirlo, la vuelta a la unidad con Roma. El anglicanismo se impuso definitivamente con Isabel I (1558-1603) al aceptar de nuevo el Acta de Supremacía y proclamarse soberana suprema de la Iglesia de Inglaterra. La reina creó una jerarquía propia y proclamó una confesión de fe a mitad de camino entre el catolicismo y el calvinismo.

3.3.3. ÉXITO DE LA REFORMA PROTESTANTE

La Reforma protestante: luteranismo, calvinismo y anglicanismo, se extiende a lo largo de cincuenta años por Europa central, Suiza, Escandinavia, Inglaterra, Países Bajos, Escocia...El éxito de la expansión de la Reforma tiene varias causas:

La coincidencia entre las aspiraciones religiosas de las gentes de aquel tiempo (miedo a la muerte, preocupación por la salvación...) y las propuestas de la doctrina protestante.

El anticlericalismo que existía frente a los privilegios de los clérigos y la presión económica ejercida por Roma.

La rápida difusión de la Biblia y de las obras de los reformadores gracias a la imprenta.

El papel de muchos príncipes, que protegieron su expansión y fijación en los territorios bajo su control.

3.3.4. LA REFORMA CATÓLICA

El cristianismo protestante fue tomando cada vez mayor dimensión. El papa Pablo III (1468-1549) inauguró un concilio el año 1545 en la ciudad de Trento, después de superar un montón de dificultades religiosas y políticas.

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El concilio se convocó como reacción a la reforma protestante. En él se actualizó buena parte de la doctrina cristiana dependiente de Roma. La importancia de este concilio fue tal que sus planteamientos llegaron hasta el Concilio Vaticano II (1962-1965).Los reformadores protestantes plantearon distintas cuestiones que el concilio de Trento clarificó: relación entre fe y obras, número de sacramentos, organización de la Iglesia, importancia de la tradición, número de libros de la Biblia… Restauró la figura del obispo en su diócesis, fijó las bases de la formación que debían tener los sacerdotes por medio de los seminarios…Para que esta renovación funcionara el papa necesitaba que las propuestas no quedaran tan sólo escritas; contó con el apoyo de los estados que se mantenían fieles a su autoridad. Después de que el papa Pío IV firmara los documentos finales en 1563, se fueron realizando los cambios necesarios en la vida de las distintas comunidades cristianas sometidas a la institución papal. Pío V (1566-1572), Gregorio XIII (1572-1585) y Sixto V (1585-1590) los llevaron a cabo.Se impone una única liturgia para las celebraciones. Se publica un catecismo que ayude a los párrocos en su tarea, se fortalece el gobierno central y se impone a los obispos una visita periódica a Roma para dar cuentas de su quehacer, las congregaciones religiosas retoman con ilusión su tarea evangelizadora, la piedad popular se expresa de forma externa en procesiones, culto a los santos y peregrinaciones y en el arte el barroco sirve de manifestación explícita del cambio.Pero lo que el concilio de Trento no consiguió fue unir a todos los cristianos en una misma asamblea.

Para saber másDespués de la vuelta definitiva de los papas a Roma se inicia la serie de papas del Renacimiento, y también, no obstante lo mucho bueno de la Iglesia de entonces, sobre todo en el pueblo, una catastrófica y rápida» secularización de la Iglesia en la cabeza y en los miembros, un descenso moral sin ejemplo en la curia romana, en los obispos, en los cabildos y clero, incremento de un espantoso proletariado en el bajo clero, una teología oscura, decadente, y a menudo despreciada en pro del derecho canónico, un descontento general contra la Iglesia, que se fue rápidamente represando: ¡Reforma! Era el grito de combate, triste, impaciente, o furioso, de los mejores. Los escritos de protesta (gravamina), los planes de reforma se sucedían unos a otros.

Hans Küng, El Concilio y lo único de los cristiano. p. 76.

3.3.5. EL ARTE BARROCO

El arte barroco sucede al renacentista y precede al neoclásico. Se sitúa entre los años 1600 y 1750. Lo promueve el cristianismo dependiente de Roma, católico, como expresión de la renovación motivada por Martín Lutero, protestante. El fiel se encuentra desorientado sin seguridades ante tanto cambio y adaptación y esta nueva mentalidad le ofrece seguridad. El arte se acerca a la realidad de las personas, expresa su vida en toda su crudeza, sin ocultar nada, por muy lejos que se encuentre de las normas clásicas de belleza.Vivaldi o Bach en la música, Quevedo o Góngora en las letras, Bernini en la escultura y en la arquitectura, Velázquez, Murillo, Rubens.. en la pintura, son algunos renombrados ejemplos de artistas barrocos.Los papas de Roma sienten la necesidad de un arte nuevo que supere la mesura del renacimiento. Las conclusiones del Concilio de Trento necesitan expresarse en el arte para poder llegar a la gran masa de fieles de forma clara y contundente. Roma instruye a sus artistas para que lleven a cabo un arte claro y directo, fácil de entender. Los protagonistas debían ser próximos y de este modo los santos vestirán de forma vulgar y su expresión será fiel reflejo de los hombres y mujeres del pueblo. Se buscará emocionar con composiciones coloristas con luces y sombras que muevan a devoción.El estilo cala de tal modo que atraviesa las fronteras de la temática religiosa para acercarse a otro tipo de asuntos. La filosofía de Descartes había invitado a dudar de todo, también de lo religioso y esta disciplina se va independizando de la teología lo que se refleja tanto en la secularización de la sociedad como en el arte.

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3.3.6. UNA EUROPA DIVIDIDA

Después de tantos años de Reforma protestante y de Reforma católica, nos encontramos con una Europa dividida y enfrentada. Política y religiosamente las dos Europas (la protestante y la católica) vivirán años de recelo y desconfianza, y poco a poco comenzarán el aprendizaje de la tolerancia y la convivencia. Después de la guerra de los Treinta Años y la paz de Westfalia (1648), Europa se divide política y religiosamente.

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4. EDAD CONTEMPORANEA (1789-….)Desde nuestra atalaya de comienzos del siglo XXI podemos contemplar con gozo, miedo, preocupación, esperanza... todo lo que la humanidad ha realizado en estos dos últimos siglos. Lo vivido por nuestros inmediatos antepasados no se puede comparar con la historia de los miles de años anteriores. Esta nueva sociedad, que se ha ido gestando a ritmo vertiginoso desde la Revolución francesa (1789-1814), ha sido testigo de grandes acontecimientos y cambios: Contempló la desaparición del Antiguo Régimen y cómo aparecían otras formas de

organización política y social: liberalismo, democracia, socialismo, totalitarismo... Vio cómo la revolución industrial cambiaba totalmente las estructuras sociales y económicas

de los países impulsando el desarrollo del capitalismo y observando el nacimiento del proletariado, que con la fuerza de sus brazos hacía posible el avance y el desarrollo económicos.

Observó cómo la ciencia se convertía en técnica y nuestro mundo cambiaba a causa de las nuevas tecnologías: nuevos medios de comunicación y transporte, avances en la medicina...

Vio cómo unos pueblos utilizando su fuerza, su riqueza y su poderío militar, dominaban prácticamente todo el mundo: nacía el imperialismo.

Conoció el aumento espectacular de la población y la emigración. Vio cómo los pueblos sometidos alcanzaron su libertad e independencia. Y también contempló cómo la Iglesia, que se había hecho fuerte y poderosa en el Antiguo

Régimen, tuvo que: Aprender a convivir con los nuevos señores de la sociedad y con su manera de pensar y

de dirigir los asuntos. Seguir comunicando a todos los pueblos, a todas las culturas, la Buena Noticia de Jesús. Potenciar lo mejor de los cristianos para que salieran a trabajar por el Reino de Dios en

todos los terrenos: sanidad, cultura, educación... Mantenerse en continua adaptación para poder dialogar, comprender y servir a todos sus

hermanos del mundo. Aceptar sus equivocaciones e intentar poner remedio al alejamiento del cristianismo de

importantes sectores de la sociedad. Comprender, valorar y dialogar como los demás creyentes en Jesús y en Dios.

4.1. LA REVOLUCIÓN FRANCESA Y LA IGLESIALa historia del mundo no se entendería sin estos dos grandes acontecimientos: la Revolución Industrial, que cambió las estructuras económicas y sociales de los Estados, y la Revolución Francesa, que inicia el proceso revolucionario de la humanidad para liquidar definitivamente el Antiguo Régimen en los países europeos y americanos.Entre 1789 y 1815 Europa se rige según los acontecimientos franceses: la expansión de sus ideas revolucionarias (1789-1799) y la imposición de su sistema político por las tropas napoleónicas (1799-1815). Los acontecimientos vividos en Francia provocan un conjunto de revoluciones en cadena que dieron origen a un nuevo sistema político, social y económico, dominado y controlado por una nueva clase social: la burguesía.La actuación de los revolucionarios franceses fue el modelo seguido por el resto de países que se propusieron derribar el sistema del Antiguo Régimen.

SITUACIÓN DE LA IGLESIA EN EL ANTIGUO RÉGIMEN

La Iglesia era uno de los fundamentos del régimen absolutista. La unión entre la religión y el sistema político era total. La sociedad era cristiana, y la Iglesia la encargada de mantener y

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promover la religiosidad de todas las personas, de acuerdo con el Estado. No había ninguna parcela de la vida que no estuviera controlada por la Iglesia.Esta situación de privilegio eclesial fue duramente combatida por los ilustrados del siglo XVIII, el «Siglo de las Luces». Éstos critican el poder de la Iglesia, relativizan la revelación cristiana, claman contra la ignorancia y la superstición religiosa y proclaman la necesidad de la tolerancia y la libertad de conciencia en materia religiosa.

LA ACTUACIÓN REVOLUCIONARIA FRENTE A LA IGLESIA

Los revolucionarios franceses no pusieron en marcha la Revolución para atacar a la Iglesia y suprimir sus privilegios, sino para situarla en el lugar que le debía corresponder en la nueva sociedad. Podemos distinguir tres momentos en la actuación revolucionaria frente a la Iglesia: La Asamblea Constituyente y la Asamblea Legislativa (1789-1792) pretenden que la Iglesia

francesa se integre en el Estado. La adecuación de la Iglesia al nuevo Estado partió de unas propuestas elaboradas por los propios eclesiásticos. Las propuestas más significativas fueron las siguientes:

Se proclama la libertad de culto; el catolicismo pierde el privilegio de religión de Estado.

Se suprimen las congregaciones religiosas y se venden sus patrimonios. Se redacta una Constitución civil del clero que subordina e integra a la Iglesia en la

política estatal. El clero pierde todos sus privilegios.Estas propuestas no son aceptadas por el papa Pío VI y originan la división de la Iglesia francesa a favor o en contra de la Constitución. La Convención (1792-1795) radicaliza la postura contra la Iglesia y "lo cristiano" y se monta

una estrategia de descristianización del país: Se intentan suprimir de la sociedad los vestigios cristianos (fiestas, nombres,

calendario, templos...). Se intenta acabar con la idea del Dios cristiano, proclamando el culto a la "diosa

razón", al Dios supremo y a la inmortalidad del alma. Se persigue a todo el que no está de acuerdo con la propuesta de la Convención.

Durante el Directorio (1795-1799) y el Consulado (17991804) decae la persecución y se comienza a dialogar con la Iglesia. Napoleón termina con la persecución eclesial, garantiza la libertad de culto y devuelve los templos. Pío VII y el Emperador arreglan los asuntos eclesiales en Francia por el Concordato de 1801.

IGLESIA Y LIBERALISMO

Entre 1815 y 1914 Europa presenciará levantamientos, sublevaciones, guerras civiles e insurrecciones que tan pronto triunfan como son aplastadas. Todos estos movimientos tienen algo en común: se oponen a lo establecido (régimen político, situación social y económica, privilegios, dominación extranjera...), luchan por la democracia civil, los derechos sociales, la dignidad humana y la independencia o la unidad nacional. No existe ningún rincón de Europa al que, antes o después, no le llegue su momento revolucionario. Esta agitación tiene su origen en las ideas de los "ilustrados", en la Revolución francesa de 1789 y en la Revolución industrial.

EL LIBERALISMO

La clase más dinámica y rica, los burgueses, se disponen a derribar el edificio del Antiguo Régimen. Para ello cuentan con todo el pueblo. Una vez abatida la vieja sociedad, los burgueses imponen sus intereses, valores y creencias. La nueva sociedad estará regida por leyes y Constituciones, aunque el dinero será la condición que justifique el lugar de cada uno. El Estado liberal será aquel que haga posible en lo social, en lo político y en lo económico el desarrollo de la sociedad. Los liberales frenan sus ímpetus revolucionarios cuando: En lo económico se ha conseguido la libertad de comercio, de empresa...

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En lo social se ha conseguido la igualdad de todos ante la ley. En lo político se ha suprimido el absolutismo y se tiene una Constitución que garantiza la

división de. poderes, aunque condicionada por el poder de los económicamente fuertes.El liberalismo y su propuesta social, política y económica es el disfraz de la dominación de una clase: la burguesía.

UNA SOCIEDAD LAICA

En esta casa que era el Antiguo Régimen los liberales se encontraron con una realidad que en los tiempos pasados fue muy importante, poderosa e influyente: la Iglesia. Los nuevos rectores de la sociedad se preguntaron: ¿Qué hacemos con la Iglesia? ¿Cuál tiene que ser su papel? ¿Podemos dejarla como hasta ahora?El plan de los nuevos rectores al subir al poder era construir un orden político-social al margen del Antiguo Régimen. Esto significaba que las propuestas de los liberales y de la Iglesia no coincidían. Los burgueses tienen que legislar para todos, no sólo para los católicos. Su ideal será construir una sociedad sin etiquetas religiosas: oficialmente será una sociedad no cristiana y tolerante. Para conseguir este objetivo tendrán que cumplirse un conjunto de requisitos: Aceptar que la autoridad no es sagrada, que viene del pueblo y está al servicio del pueblo.

Toda revolución frente a un poder absoluto es lícita. Una nación, un Estado, es la suma de los intereses políticos de los individuos. Nadie en el

nuevo Estado podrá ser excluido por la práctica de su religión : católicos, protestantes, judíos, ortodoxos, etc.

El Estado no puede tener una confesión religiosa concreta, porque es de todos y para todos. Ha de ser tolerante con la libertad de conciencia y la libertad religiosa.

El Estado legisla en bien de todos. No hay ningún área que le esté vedada: matrimonio, divorcio, libertad de reunión, de prensa, enseñanza, sanidad, etc.

El Estado legisla y reivindica todas sus funciones. Asume los registros civiles (nacimientos, matrimonios y defunciones), recupera la enseñanza y toda la actividad asistencial (hospitales...).

Un Estado soberano no puede admitir privilegios de nadie. Los eclesiásticos y religiosos son unos ciudadanos como los demás y tienen que cumplir las leyes. En caso de infracción serán juzgados como cualquier ciudadano.

Ante esta situación, ¿cuál será la actitud de la Iglesia? ¿Resignarse? ¿Condenar? ¿Dialogar?

REACCIÓN DE LA IGLESIA

La Iglesia del siglo XIX tendrá que aprobar una asignatura muy difícil: aceptar que ha dejado de ser reina y se ha convertido en mendiga. Se necesitarán muchos años para asumir el nuevo papel. Los católicos se dividen desde el inicio de las primeras revoluciones liberales: Una significativa minoría intenta conjugar Dios con libertad y está a favor de ciertas

reformas propuestas por los liberales. La mayoría católica apuesta por mantener el Antiguo Régimen y añora el tiempo de los

privilegios y de la unión más absoluta entre el altar y el templo. Este grupo verá en el liberalismo la raíz de todos los males y rechaza en bloque todas sus actuaciones y enseñanzas.

La jerarquía eclesiástica, temerosa de que el liberalismo trajera el indiferentismo, lo condenó sin paliativos.

En 1832 el papa Gregorio XVI (1831-1846), con la encíclica Mirari vos, y en 1864 el papa Pío IX (1846-1878), con el Syllabus; condenan radicalmente el liberalismo. La intransigencia de los liberales, que evoluciona progresivamente hacia el anticlericalismo, y la de los católicos, que derivará hacia el integrismo, provocará numerosos conflictos entre la Iglesia y los Estados y muchos enfrentamientos entre los ciudadanos del mismo Estado o nación.

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RELACIONES DE LA IGLESIA CON LOS ESTADOS LIBERALES

La situación de cada país, el talante de católicos y liberales y la herencia recibida propiciaron que las relaciones entre la Iglesia y el Estado fueran desde amistosas a hostiles. A lo largo de la historia contemporánea encontramos tres tipos de comportamiento: Independencia y colaboración entre el Estado y la Iglesia, El modelo es Estados Unidos.

La Constitución americana (1787) garantiza la libertad e independencia de cada confesión religiosa. El Estado es aconfesional, pero no antirreligioso. Cada Iglesia es libre para su organización y para el desarrollo de su misión mientras cumpla los preceptos constitucionales; nos encontramos con una Iglesia libre en un Estado libre.

Separación parcial y buen entendimiento. El modelo es Bélgica. Católicos y liberales se unieron para alcanzar la independencia frente a Holanda. Fruto de esta independencia y colaboración es la Constitución (1830), hecha a medida de católicos y liberales. La Iglesia es independiente y libre; el poder civil, manteniendo la libertad religiosa, de culto, de expresión..., colabora con la institución religiosa en campos importantes como la enseñanza y la sanidad.

Separación hostil. En las naciones latinas: Francia, Italia, España y Portugal, y en Latinoamérica se produce una reacción frente a la unión que hubo entre el altar (Iglesia) y el trono (Antiguo Régimen absolutista) que deriva en una separación.

Las medidas que los Estados toman ante la Iglesia son siempre las mismas: desamortización eclesiástica (venta de bienes de la Iglesia), reducción del número de eclesiásticos, supresión de las congregaciones religiosas y venta de sus bienes, expulsión de los religiosos, control de la enseñanza y de la sanidad, etc.Los países de mayoría católica fueron los más belicosos con la Iglesia, que tuvo que soportar momentos muy difíciles. En numerosas ocasiones rompió las relaciones diplomáticas como medida de presión y de desacuerdo. Tras unos años de alejamiento, normalmente se llegaba a la firma de concordatos entre la Iglesia y el régimen liberal. Los concordatos aseguraban la "legalidad" en posibles conflictos futuros.

IGLESIA Y TOTALITARISMO

Europa despierta en 1918 de una horrible pesadilla: la primera guerra mundial (1914-1918). Sólo el cansancio de los combatientes y la intervención de los Estados Unidos pudieron terminar con la mayor y más cruel de las guerras conocidas hasta ahora. Aparentemente habían triunfado las naciones más democráticas (Inglaterra, Francia, Estados Unidos, Italia) frente a las naciones más autoritarias (Alemania, Austria, Turquía), y esta realidad auguraba un futuro más democrático y liberal. No obstante, los nubarrones de la inestabilidad sacudieron a la sociedad posbélica: Revolución rusa, crisis económica y social, desavenencias entre vencedores y vencidos, descrédito del parlamentarismo, miedo a las revoluciones socialistas y comunistas...Esta situación provoca el clamor en muchas naciones europeas, que piden "un cirujano de hierro", un "régimen autoritario" que ponga fin a las crisis del Estado y de la sociedad. En este contexto se van a desarrollar los regímenes totalitarios.

EL TOTALITARISMO

Los gobiernos totalitarios (comunismo, fascismo) se hacen con el poder con ayuda de otras fuerzas políticas y sociales. Una vez que lo han conseguido, vacían de contenido las formas democráticas, excluyen y persiguen a los demás partidos políticos de talante democrático e implantan su régimen totalitario. Este sistema político-social presenta las siguientes características: Los individuos están subordinados al Estado. Las leyes no están en función de los individuos, sino de toda la colectividad estatal. El Estado extiende su intervención y poder a todos los sectores de la vida pública y privada:

política, cultura, enseñanza, creencias, deporte, etc.

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Para poder pervivir se apoya en los mitos de la "raza" superior y del pasado y futum glorioso de la "nación". El imperialismo, dominio de razas inferiores, es la consecuencia más inmediata.

El culto al jefe se desarrolla de manera extraordinaria, llegando a extremos patológicos.Los Gobiernos totalitarios de derecha (fascismo y nazismo) tuvieron mucha importancia en el periodo de entreguerras y fueron los causantes de la segunda guerra mundial. Los totalitarismos de izquierda (comunismo) dieron comienzo en 1917 y continuaron hasta su derrumbamiento en 1989.En la actualidad se mantiene el comunismo totalitario en China, Corea del Norte, Vietnam y Cuba.

REACCIÓN DE LA IGLESIA

Hasta ahora, la Iglesia no se había encontrado con situaciones tan excepcionalmente nuevas como las que presentaban los regímenes de los Estados totalitarios. La Iglesia se había abstenido de valorar políticamente las diferentes formas de gobierno y siempre se le había permitido llevar a cabo su misión. Ahora no le quedaba otro remedio que dialogar con unas estructuras profundamente complicadas. Frente a los Gobiernos totalitarios la Iglesia tomó dos posturas: Se opuso de forma radical y constante al totalitarismo de izquierdas (comunismo ruso):

al negar lo más esencial de las personas, hace imposible el diálogo. La Iglesia invita a naciones y sociedades a formar un frente común contra el comunismo. El comunismo fue condenado por pío XI en 1937 en la encíclica Divini Redemptoris.

La postura de la Iglesia fue más flexible y no tan intransigente frente a los totalitarismos de derechas (fascismo italiano, nazismo alemán).

Al principio, la Iglesia quiere dialogar y entenderse con estos regímenes para alcanzar unos compromisos mínimos que garanticen la vida y el desarrollo eclesial. Así, firma un Concordato con los fascistas italianos en 1929 (Pacto de Letrán) y otro con el nazismo alemán en 1933.

Pasado un tiempo y al ver la evolución totalitaria de estos gobiernos, la Iglesia los rechaza sin paliativos. Pío XI fue el que condenó ambos regímenes con las encíclicas “Non abiamo bisogno” (al fascismo italiano) y “Mit Brennender Sorge” (al nazismo alemán).

La condena oficial de los gobiernos totalitarios de derechas por parte de la Iglesia no impidió, desgraciadamente, que un buen número de católicos estuviera, consciente o inconscientemente, de acuerdo con estos gobiernos. Así es la historia.

IGLESIA Y DEMOCRACIA

La segunda guerra.acabó en 1945 con el triunfo de los “aliados” sobre los fascismos. Parecía que llegaba el tiempo definitivo de la democracia. Los últimos restos del Antiguo Régimen habían sido derrotados y la reconstrucción de Europa quedaba en manos de tres grandes fuerzas politicas que ya habían trabajado juntas en la Resistencia: socialismo democrático, comunismo y la democracia cristiana. Todas las fuerzas politicas estaban de acuerdo para transformar politica, económica y socialmente la sociedad de la posguerra.Pero esta situación de colaboración no pudo mantenerse. En 1947 el mundo se dividión en dos bloques capitaneados por Estados Unidos y la URSS. Había llegado la guerra fría y el distanciamiento entre los países del mundo.

OPCIÓN DE LA IGLESIA POR LA DEMOCRACIA

La Iglesia había aprendido la lección con la experiencia fascista y nacionbalsocialista. Desde el final de la segunda guerra mundial acepta sin restricciones el sistema democrático y lo valora definitivamente com el sistema que mejor defiende los derechos humanos, la participación ciudadana y el desarrollo de la sociedad.Ante el cariz que iban tomando los regímenes comunistas, la Iglesia mantuvo su condena y no permitió que los católicos actuaran en ningún partido comunista.

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Esta situación empezó a coambiar con la llegada de Juan XXIII y el Concilio Vaticano II. Se distingue entre la teoría marxista y la p´ractica socila de los partidos comunistas. Los católicos podrian compartir los empeños, los trabajos, los esfuerzos por cambiar la sociedad y hacerla más fraternal y solidaria. A partir de esos años comienza a entablarse el diálogo entre comunistas y crisianos y algunos de éstos participan en los partidos, sindicatos y agrupaciones comunistas.

SITUACIÓN ACTUAL

En la actualidad encontramos cristianos: En los partidos democráticos de derecha y de izquierda. En todas las asociaciones y grupos humanos que luchan por las mejoras sociales, por la

paz, por los derechos humanos... En los foros de discusión donde se juega el porvenir de la humanidad.

La opción cristiana no se identifica con una determinada postura política. El compromiso cristiano tiene como criterio último los valores del evangelio y cada uno vive su opción desde la libertad y la coherencia con su fe.

Para saber másLa misión de la Iglesia: de la misión entre paganos a las iglesias jóvenesLa Iglesia entraba en la Edad Contemporánea no en su mejor momento. Había sido atacada por los intelectuales de la Ilustración y sus «hijos», los liberales; comenzaba el acoso y derribo de las viejas instituciones, entre ellas el estamento eclesiástico.Esta Iglesia había estado sometida a los monarcas absolutistas y se había acostumbrado a depender para lo bueno y lo malo de sus jefes seculares. La clerecía era muy numerosa, pero se dedicaba muy poco a rezar y a animar a las comunidades cristianas.El cansancio y la monotonía habían hecho desaparecer el gusto por el estudio y la investigación. Las congregaciones religiosas no disfrutaban de buena salud. A esto hay que añadir los malos momentos que se vivían en Roma: el papa pío VI había muerto en el exilio y su sucesor pío VII vivía angustiado y atemorizado por el poder de Napoleón.¿Y las misiones? Todos los investigadores señalan los comienzos del siglo XIX como el momento más bajo del compromiso misionero. En el año 1820 sólo había 300 misioneros europeos esparcidos por el mundo. Este número refleja la situación de decadencia y angustia que vivían las misiones católicas.El impulso misioneroEl nuevo impulso para la misión llegó a partir del primer cuarto del siglo XIX. Hay que citar, entre otras, las siguientes razones: La actuación del papa Gregorio XVI (1831-1846). Por primera vez en la historia se pueden planificar las

misiones católicas desde la «Propagación de la Fe» (Roma). Las misiones se distribuyen por zonas y cada congregación religiosa recibe su territorio. Así se evitan las rencillas, envidias y competencias.

En el resurgir de las congregaciones religiosas del siglo XIX aparecen Institutos dedicados exclusivamente a las misiones en países extranjeros. La Santa Sede puede contar con un personal numeroso y especializado para la misión.

Las religiosas comienzan a tener gran influjo en las misiones. Las congregaciones femeninas del siglo XIX posibilitarán la entrada de las mujeres en esta acción misionera de la Iglesia.

La conciencia misionera del pueblo católico se despierta y aparecen obras de apoyo a las misiones (Obra Pontificia de la Propagación de la Fe, 1822; Obra de la Santa Infancia Misionera, 1843...) que contribuyen con grandes aportaciones económicas.

El motor misionero del siglo XIX fue Francia. Hacia el año 1880 dos tercios de los misioneros eran franceses.

Los motivos por los que hombres y mujeres dejaban sus tierras y se embarcaban hacia tierras lejanas y extrañas eran:

El convencimiento de que llevan la salvación de Jesús, luz para todos los pueblos. La creencia en que la salvación de Jesús sólo se encuentra en la Iglesia católica y que quien no la acepte

tendrá muy difícil la salvación. El misionero tiene la obligación de transmitir la civilización europea, que es sinónimo de humanización.Para llevar a cabo estos propósitos, los misioneros contaron con un conjunto de circunstancias favorables: Europa vive en plena expansión, gracias a las exploraciones y al descubrimiento de nuevas tierras.

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El desarrollo de la técnica ha mejorado los transportes marítimos, reduciendo el tiempo en los viajes y aumentando su seguridad.

La potencia militar y la economía de los países occidentales obligan a las naciones cerradas al comercio europeo y americano a abrir sus puertas y a aceptar la libertad religiosa. Japón y China, que habían cerrado sus puertas al extranjero, se ven obligadas a tolerar y permitir la entrada de los occidentales, entre ellos los misioneros.

Los campos de la misiónLa expansión misionera hasta la segunda guerra mundial tiene dos momentos claramente diferenciados: La misión hasta 1880. En esta primera época el esfuerzo misionero se centra en mantener y fortalecer lo

que quedaba de épocas anteriores: India, China, Japón e Indochina, en consolidar las nuevas cristiandades de Estados Unidos, Canadá y Australia y en abrir nuevas misiones en África y Oceanía.

La misión en los imperios coloniales (1880-1945). En esta segunda época la misión alcanza un desarrollo extraordinario. La etapa entre 1918 y 1939 es la más fructífera para las misiones católicas por la importancia y cantidad del personal misionero, por los recursos empleados y por el aumento de las conversiones. Los campos misioneros que experimentan gran expansión son: El África negra, sobre todo la zona ecuatorial (Zaire, Congo, Ruanda, Burundi, Angola y Uganda) y

otras regiones (Costa de Oro y Alto Volta), donde se dan conversiones masivas. Las escuelas católicas y la asistencia sanitaria son medios de evangelización excelentes.

China, donde la obra misionera progresa rápidamente por sus manifestaciones externas, por el nivel de integración cultural y por el personal empleado. Es la zona misionera más floreciente.

La India, donde las misiones católicas alcanzan grandes resultados a finales del siglo XIX en dos grupos sociales importantes: los descastados (parias) y los indios no hindúes (animistas). Los católicos residen mayoritariamente en el sur de la India.

América, donde no queda ningún pueblo al que no llegue el Evangelio.Esta época no sólo es importante por la extensión de la Buena Noticia de fesús a casi todo el mundo conocido sino que también está caracterizada por los siguientes hechos:

El imperialismo europeo surge como una fuerza desconocida hasta entonces. Europa se ha apoderado de gran parte del mundo. Cada nación de la vieja Europa configura su propio imperio: Inglaterra, Francia, Alemania, Italia... El imperialismo se alimenta del nacionalismo, militarismo y racismo y somete a colonización y opresión a gran parte del mundo.

El misionero es hijo de su tiempo y de su país. Aunque no acepta todos los comportamientos imperialistas, corre el peligro de confundir misión con colonización.Esto le lleva a supervalorar la cultura europea y a ignorar las costumbres y tradiciones que encuentra, considerando a los sacerdotes y dirigentes nativos menores de edad e incapaces de llevar adelante la misión.

4.2. EL TRABAJO POR LA UNIDAD: EL ECUMENISMOEn la actualidad, los seguidores de fesús nos encontramos con un grave pmblema: estamos desunidos.Habrás oído comentar. habrás leído o habrás estudiado que existen católicos, pmtestantes, anglicanos, luteranos, evangelistas, metodistas, ortodoxos... ¿Cómo es posible que haya tantas familias que siguen a fesús? ¿cómo se ha llegado a esta división? ¿qué diferencias existen?; ¿es posible la unidad? , , ¿qué piensan los cristianos de sus divisiones?; ¿qué opinan los creyentes de las otras religiones sobre la desmembración de la familia cristiana?Llevamos muchos siglos de división y de enfrentamiento.Cada confesión cristiana tiene su organización y sus seguidores y se sitúa en lugares concretos en nuestm mundo.

UNA TRISTE Y DOLOROSA HISTORIA

Los cristianos somos conscientes y afirmamos la voluntad de fesús: que todos sus seguidores sean uno. El deseo de la comunidad cristiana también fue el de la unidad y el de la comunión: somos muchos, somos diferentes..., pero todos formamos un solo cuerpo: la Iglesia.La Iglesia antigua consiguió conjugar y vivir la diversidad de pmcedencias, culturas y situaciones (Iglesia local) con el respeto a la unidad y a la comunión en lo esencial con todas las demás comunidades (Iglesia católica-universal).La unidad y la comunión no duró mucho tiempo. Desde los comienzos hubo comunidades que no aceptaron el proyecto común y se separamn momentánea o definitivamente:

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en el siglo v se separan las Iglesias monofisitas y nestorianas, en el siglo XI (1054) se separan la Iglesia oriental y la Iglesia católica mmana, en el siglo XVI las Iglesias de la Reforma se separan de la Iglesia católica.

EL ECUMENISMO

Esta situación de división, separación, exclusión y condena en nombre de fesús entre las Iglesias cristianas no podía continuar. A finales del siglo XIX surgen actitudes, esfuerzos y acciones de los cristianos y de las distintas Iglesias cristianas en busca de la unidud, para así cumplir la voluntad de fesús. Este conjunto de deseos, búsquedas y encuentms se llama ecumenismo.

EL ECUMENISMO NACIÓ EN LA FAMILIA PROTESTANTE

El ecumenismo nació en la ciudad de Edimburgo el afto 1910 por iniciativa de algunas Iglesias pmtestantes, a raíz del escándalo que suponía la división de las Iglesias en las zonas misioneras:

"Vosotros nos habéis enviado misionems que nos han hecho conocer a fesucristo y os lo agradecemos. Pem también nos habéis traído vuestras divisiones. Unos nos predican el metodismo, otms el luteranismo..., os pedimos que nos prediquéis el evangelio y que dejéis a fesucristo que suscite él mismo, en medio de nuestros pueblos, mediante la acción de su Espíritu, una Iglesia conforme a sus exigencias y conforme también al genio de nuestra raza, que sea la Iglesia en China, la Iglesia de Cristo en la India, liberada de todos los ismos que ponéis en la predicación del evangelio entre nosotros.»

Las Iglesias protestantes fuemn acercando sus posturas doctrinales y pastorales, y en el afto 1948 fundaron el Consejo Mundiul de 1us Iglesias. 5us objetivos eran: vivir la fraternidad entre las Iglesias, dialogar desde la igualdad y trabajar para llegar a formar una sola Iglesia, como quiso Cristo.

EL INICIO DEL ECUMENISMO ENTRE LOS CATÓLICOS

La Iglesia católica se opuso en un principio al ecumenismo por las siguientes razones: La Iglesia católica no admitía la libertad de culto y de conciencia (Pío IX las condena en el

Syllabus). Creía que la libertad religiosa atentaba contra la verdadera religión y que podía llevar al indiferentismo: todo es igual. Además, estaba convencida de que el error no tenía los mismos derechos que la verdad (exclusivamente católica).Transigir con el ermr era permitir el reinado del mal.

La Iglesia católica está en la verdad absoluta y exclusiva, todas las demás confesiones cristianas están en el error. Éstas se habían desgajado de la verdadera vid (la Iglesia católica). La única posibilidad era el retorno de los herejes al seno de la única Iglesia verdadera.

Los católicos, ante la cerrazón de la doctrina y la actitud pontificia, comenzamn a potenciar los encuentros entre cristianos y favorecieron el ecumenismo espiritual: rezar a Dios por la conversión y el cambio de corazón de los cristianos (así nació la Semana de Oración para la unidad de los cristianos). Las experiencias vividas por cristianos de diferentes Iglesias en la Alemania nazi ayudamn al conocimiento y al encuentm entre cristianos. Poco a poco la postura oficial se fue abriendo a la realidad del ecumenismo y se dieron los primems pasos de acercamiento por parte católica.

EL CONCILIO VATICANO IIJuan XXIII sorprendió a todo el mundo con la convocatoria de un concilio en el afto 1959. Uno de los objetivos que se pmponía era conseguir el diúlogo y la unidad de los cristianos. Consecuente con ese objetivo y a pesar de la oposiciónde algunos miembms de la curia vaticana, creó en 1960 el Secretariado por la Unidad de los Cristianos y envió representantes oficiales de la Iglesia católica a la asamblea del Consejo Ecuménico celebrada en Nueva Delhi en 1961. Esta actitud de apertura y de diálogo se confirmó

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en el Concilio V aticano 11 al superarse los dos grandes inconvenientes por parte católica para el diálogo ecuménico: Se reconoce la libertad religiosa (1965). Toda persona tiene derecho a seguir su propia

conciencia y a manifestar sus propias opiniones y creencias tanto individual como colectivamente: los Gobiernos tendrán que reconocer la libertad religiosa para todos.

La Iglesia, en su decreto sobre el ecumenismo, resalta lo que tienen en común las distintas confesiones cristianas:Cristo y el evangelio; además, pide que se destierren las acusaciones de herejía y cisma y que se reconozcan con humildad los errores y las responsabilidades históricas en la dolorosa y prolongada separación.

El Concilio Vaticano II abrió definitivamente las puertas al diálogo y a la comprensión y cerró las heridas de tantos aftos de incomprensión y enfrentamiento. Había llegado el momento de emprender el camino de la unidad.

POR LOS CAMINOS DEL DIÁLOGO

Desde que se terminó el Concilio Vaticano II (1965) se han hecho grandes pmgresos en el diálogo y encuentm con nuestros hermanos separados: Los papas Pablo VI y Juan Pablo II han dialogado con todas las Iglesias. En sus viajes

siempre han tenido unos momentos para el encuentro y la oración con los dirigentes de las distintas confesiones religiosas.

La Iglesia católica, tras algunos aftos de reticencia ante el Consejo Mundial de las Iglesias, ha entrado finalmente a formar parte de él.

Se colabora a nl'vel de documentos y textos comunes: en 1972 apareció la traducción de la Biblia ecuménica. Gmpos de intelectuales y teólogos dialogan sobre puntos doctrinales fundamentales: eucaristía, ministerios...

En muchos lugares se comparten tareas pastorales y se lucha por las mismas causas: justicia, derechos humanos, paz, ecología...

No han faltado momentos de conflictos por motivos políticos y pastorales: desmembración de Rusia, ordenación de las mujeres en las confesiones protestantes...

Todavía no se ha conseguido la unidad. Las Iglesias están aún conociéndose, olvidando los viejos prejuicios y trabajando en común con una misma ilusión. Gestos y realidades como Taizé y el encuentro de Asís de 1986 auguran un final feliz.

4.3. CAMINOS DE RENOVACIÓNHoy en día para buena parte del pueblo cristiano (sobre todo entre los católicos) decir Iglesia es decir curas y obispos. Pero el grito profético de la Iglesia más dinámica de hoy y ayer, rubricado en el Concilio Vaticano II, es que la Iglesia es el pueblo de Dios, la comunidad de creyentes que quieren seguir el camino de Jesucristo. En ella hay ministerios, que tienen una función particular de servicio en ese pueblo, pero no se pueden arrogar un poder que no les corresponde sobre ese pueblo. Ya Jesús de Nazareth había dicho: "Ya sabéis que los jefes de los pueblos los tiranizan y los poderosos los oprimen. Pero entre vosotros no puede ser así; ni mucho menos: quien quiera ser importante que sirva a los demás (Mt 20, 26)". Teóricamente, esto siempre estuvo claro en la Iglesia, pero la realidad es que, salvo en sus democrático/fraternos comienzos, en ella el pueblo tuvo cada vez menos que decir. Sólo le quedaba acatar lo que viniera de arriba.Estos planteamientos autoritarios y esta forma de gobierno al estilo de las monarquías absolutas han ido quedando cada vez más obsoletos y resultando más incómodos.Juan XXIII pidió a la Iglesia "abrir las ventanas al mundo" y puso en marcha el Vaticano II, pero aquella optimista apertura pronto se convirtió en un movimiento restaurador e involucionista. El cansancio, el replegamiento y la huída de la Iglesia fueron la consecuencia del involucionismo o marcha atrás de buena parte de los cristianos más activos y militantes.Con todo, el movimiento renovador de la Iglesia no murió y en los comienzos del siglo XXI surgen corrientes que recorren el mundo cristiano, concitando de nuevo esos ánimos

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evangélicos de los orígenes del pueblo de Dios. Como en los primeros tiempos, los cristianos se reúnen para la fracción del pan, para saborear los dichos y hechos de Jesús, para salir a proclamar que otro mundo es posible, que el reino de Dios está llegando.

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