história de la iglesia en san martín
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CAPITULO I. MARCO METODOLÓGICO:
1.1. Identificación del problemaComo ya es de conocimiento de todos los involucrados del avance de la
obra, la educación adventista universitaria hasta hace 6 años ha incurrido en
la juventud san Martinense, por lo que ella desconoce muchas cosas
respecto a la fe que se profesa en la educación adventista.
Se sabe poco de la história de los adventistas, la necesidad de conocer la
história de la fé profesada es necesaria más si formamos parte de una de
sus instituciones, es por eso que en esta oportunidad en obediencia y con el
espíritu investigador se nos ha dado la tarea de investigar sus raíces de la
Iglesia Adventista del Séptimo día donde proceden sus fundamentos de
dicha institución y como llegó a la Región San Martín.
1.2. Objetivos de la investigación1.2.1. Objetivo
1.2.1.1. Objetivo General
Conocer de lo más cerca posible la histórica de la iglesia en
la Región San Martín.
1.2.1.2. Objetivos Específicos
Tener conocimiento de la histórica de Iglesia Adventista en la
región.
Identificarse con la fé adventista.
Que al egresar llevemos con nosotros la história de la Iglesia
Adventista por la cual se hizo posible una de las
instituciones que hoy forma parte de nuestras vidas.
CAPITULO II: MARCO REFERENCIAL2.1.- Fundamentos Teóricos de la investigación
2.1.1- Marco Teórico
2.1.1.1. Iglesia Adventista del Séptimo Día
Se sabe que la fé adventista comenzó en Estados Unidos alla por
los años 1844 después del gran chasco con los siguientes
precursores entre ellos Elena de White.
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FUNDADORES DE LA IGLESIA ADVENTISTA
2.1.1.1. Iglesia Adventista del Séptimo Día en el Perú
La historia de la Iglesia Adventista en el Perú es una aventura misionera
llena de historias de abnegación, entrega y oración. Según los datos
hasta el momento disponibles, esta historia comienza en 1898. El año de
1898 asoma en el devenir histórico como un año marcado por eventos
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significativos para el futuro desarrollo de la Iglesia Adventista del
Séptimo Día en el Perú.
En 1898, el gobierno peruano aprobó, no con poca oposición, la ley que
reconocía el matrimonio entre personas de religión protestante.1 En esta
ocasión el premier aceptó la noticia con poco entusiasmo, reflejando con
esta actitud la intolerancia de grandes sectores de la ciudadanía.
Ese mismo año, el 26 de junio, la Foreign Mission Board de la
Asociación General de la Iglesia Adventista del Séptimo Día votó la
adición de los territorios de Bolivia, Perú y Ecuador a la Misión Chilena,
lo cual fue determinante para que la Misión Chilena extendiese sus
actividades al territorio peruano.
Para el 2 de abril de 1908 la Review and Herald notificó la invitación que
extendió el pastor F. L. Perry al pastor G. W. Casebeer para que juntos
viajaran al interior del Perú, antes de asistir a la conferencia de la Unión
Sudamericana, para visitar a los hermanos del interior del país. Ya la
Misión Peruana reporta la presencia de interesados en el evangelio en
los alrededores del Lago Titicaca en Puno.
En su camino a la reunión de la Unión Sudamericana, el pastor Perry
junto con el pastor Casebeer, viajaron entonces a las regiones alto
andinas, desde Mollendo hacia Arequipa para luego enrumbar hacia
Puno, desde donde, hacía algún tiempo, el pastor Perry había recibido
una carta escrita por un hombre apellidado Morales para quien el pastor
Perry despacho suscripciones de la revista “Seúales” y este a su vez las
haría llegar a un amigo suyo apellidado Peralta, asegurando así 17
suscripciones más. A través de las publicaciones la iglesia llegaba hasta
los puntos más distantes del Perú.
Al llegar a Puno, el pastor Perry buscó a los suscriptores, el señor
Morales había salido de la ciudad, pero encontraron al señor Peralta,
quien los recibí con los brazos abiertos.
El señor Peralta era un fabricante de zapatos, bien acomodado, .l los
condujo a un amigo suyo, también suscriptor de la revista, llamado
Bonifacio Aragón. El pastor Perry les expuso la verdad por espacio de
una hora a lo que Peralta y Aragón respondieron con las siguientes
palabras: “Queremos ser miembros de su pueblo”. Se realizaron dos
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reuniones durante dos noches que se extendieron hasta bien entrada la
noche. Los corazones eran conquistados por el Espíritu Santo. Cuando
partieron de Puno, tres hermanos vinieron a la estación a despedirlos y
cerca de quince en Puno prometieron guardar el sábado y sostener una
escuela sabática.
Los hermanos Peralta y Aragón ofrecieron pagar cincuenta
suscripciones a “Señales” y también proveer un hogar y un lugar para
llevar reuniones si se les enviaba un maestro que les ense.ara la verdad.
Los hermanos Peralta y Aragón era hombres inteligentes e instruidos
capaces de llevar adelante un esfuerzo evangelístico. El pastor Perry ya
expresaba: “No tenemos obreros nativos quienes podr.an ser de mucha
ayuda para los creyentes de Puno”.1 Dejando entrever la gran necesidad
de obreros que la iglesia estaba necesitando. En Lima estaban los
hermanos Julio Nerio Espinoza y Ramón Beltrán quienes ayudaban al
pastor Perry, pero hac.an falta más obreros para atender las zonas del
interior del país.
Pero Dios no había olvidado este noble país, y su divina providencia hizo
que el 1 de noviembre de 1908, el hermano Hinckley,2 quien era
fotógrafo astronómico (pionero en este campo del conocimiento
científico), fuera enviado por la Universidad de Harvard como encargado
del Observatorio de Carmen Alto en Arequipa, la Roma peruana y el más
temido bastión del catolicismo en el Perú. Desde allá, el hermano
Hinckley notificó que una o dos enfermeras podr.an llegar a Arequipa
para ayudar con la obra adventista.
Acerca del hermano Frank E. Hinckley, de Boston, el pastor Westphal
informó posteriormente, que lo encontré en su camino a Arequipa,
donde el hermano se uniría como fotógrafo al equipo de científicos del
Observatorio del Sur. El hermano fue el único adventista en la ciudad de
Arequipa junto con algunos creyentes. El 16 de julio de 1908 se reporte
un enorme terremoto que sacude el sur del Perú, el norte de Chile,
específicamente en las localidades chilenas de Tacna y Arica (para la
época, Chile tenía soberanía sobre Tacna) y se sintió aun en Bolivia.
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Pero la obra iba avanzando como lo mostraban los misioneros, una
muestra del espíritu de los misioneros se encuentra en la Review and
Herald del 5 de noviembre de 1908: “Podemos no ser versados en todas
las costumbres y maneras de la gente con quienes trabajamos; pero si
nuestros corazones están llenos de amor por los demás, nuestro mal
hablar en lengua extranjera, o los errores cometidos contra las
costumbres de la gente con quienes nos relacionamos, serán
interpretadas como las fueron las de un misionero que trabajaba en el
Perú, el Sr. Newell, quien vivió su vida con esa gente, de quien una
joven peruana refirió: El no habla nuestro lenguaje muy bien, él aprende
de a pocos, pero él hace todo con amor” .
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Frente a tanta necesidad por conocer el evangelio adventista, el pastor
F. L. Perry ya exclamaba: “Nuestras fuerzas y nuestra salud no son
suficientes para suplir las necesidades en este pa.s”,1 y el pastor
Westphal clamaba también por más obreros, y esperaba con paciencia
la llegada de hombres y mujeres para ayudar en todo Sudamérica.
La obra en el Perú presentaba no solo desafíos culturales, sino también
con el idioma, lo que provocaba en el pastor Westphal un clamor de
arenga para que nuevos obreros se integren a la obra sudamericana.
El pastor A. N. Allen escribió que cada semana había nuevas de nuevos
guardadores del sábado en el Perú. Una familia de nueve miembros, el
mayor de los hijos contaba con 22 años de edad, comenzaron a guardar
el sábado en Lima.
Por aquellos mismos d.as, una carta de Fernando Stahl se imprimía en
la Review and Herald, en la que notificaba que .l y su esposa hab.an
llegado con seguridad a La Paz, Bolivia, pero que hab.an sufrido ciertas
inconvenientes de salud por la altitud, aunque ya gozaban de buena
salud. En su camino hacia La Paz, en Arequipa, se detuvieron unas
pocas horas para visitar al hermano Hinckley, quien, según Stahl, era el
único adventista en esa parte del Perú.
En el Perú en tanto, ocho nuevos colportores habían ingresado por
primera vez al ministerio del colportaje.
Algunos lo hicieron bien. Durante las siguientes seis semanas, dos de
ellos aseguraron más de trescientas suscripciones para la Señales de
los Tiempos, fuera de sus libros vendidos. Uno de ellos fue encarcelado
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por no quitarse el sombrero cuando la procesión del Corpus Christi
estaba pasando.
El hermano H. Davis y el pastor A. N. Allen fueron al ministerio del
Gobierno para hacer alguna gestión y el director les dijo que .l
investigaría el asunto. Aunque la iglesia y el estado están unidos en el
Perú, en aquella .poca el clero se había desprestigiado tanto, al punto
que uno en cien creía en los sacerdotes. Las ventas de los libros
Patriarcas y Profetas en español eran buenas, y era posible tomar 16
suscripciones en tres horas. Pronto el hermano Davis viajaría a Chile
para seguir estableciendo escuelas de colportaje.
Para 1910, la Review and Herald comentaba una carta escrita por E. T.
Wilson, un estudiante del Seminario de las Misiones Extrajeras, desde
Lima, Perú, acerca del entusiasmo suscitado por la llegada del pastor
Town para instruir a los colportores del instituto de colportaje de Lima.
Wilson cita al pastor Town llamando a todo aquel que quiera responder
al llamado de convertirse en un colportor para los pa.ses de habla
española.
Reunión general de obreros en el Perú
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Escena de un bautismo en Perú, entre los indígenas incas
La iglesia adventista de Lima empez€ pocos meses antes de publicada
la noticia en la Review and Herald del 23 de marzo de 1911, a publicar
una revista del mismo tamaño que la Review, pero con veinte páginas,
titulada “El Hogar”, sumándose a los 126 periódicos y revistas
publicadas por la Iglesia Adventista del Séptimo Día.
“Treinta más para el bautismo”, fue el saludo con que fue recibido
Fernando Stahl, a tan solo cuatro meses de haber reportado la última
visita a la Review del 29 de diciembre.
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El pastor Stahl a la izquierda atendiendo una mano gangrenada y el
pastor Allen extrayendo un diente
Tanto el hermano Camacho como el pastor Stahl no paraban de ser
agredidos, pero Dios siempre los protegió. Desde aquella ubicación el
pastor Stahl atendería la misión de la Paz.
El 9 de mayo de 1912 la Review inform€ que el pastor Stahl abandoné la
asamblea de obreros en Chile para volver al Per y cuidar de su esposa�
quien presentó un cuadro de fiebre tifoidea y se rogaba tenerlos en
cuenta en las oraciones.
En esta conferencia se tome el voto para que un profesor sea llamado
para trabajar en la escuela de Platería en Puno y se adquiriese un bote
para el trabajo de los obreros en la cuenca del lago Titicaca, de la Misión
Ind.gena.
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Para 1913, ya existen 23 lugares con presencia adventista en el Perú
según un informe del pastor Avelino N. Allen. Esas eran buenas noticias
viniendo de un país donde hacía poco tiempo eran un grupo reducido y
enfrentando severas leyes represivas de la libertad de culto.
En 1915, el pastor Maxwell y el pastor Stauffer viajaron hacia la
comunidad de Lanca a unos 27 kilómetros de Lima, donde los hermanos
estaban construyendo una pequeña capilla. Los pastores ayudaron en
la fundación durante una semana. Se espera que la capilla está acabada
a seis meses de la visita. Así mismo el pastor Maxwell estaba trabajando
la personería legal de la iglesia para que las propiedades pasen a
nombre de la corporación adventista y no a nombre de individuos.
En 1916 cuatro parejas de misioneros viajaron al Per, Gordon I.�
Mackenzie y esposa, F. C. Varney y esposa, Ellis P. Howard y esposa y
L. J. Borrowdale y esposa.
En mayo de 1917 se hizo necesario un nuevo superintendente para el
Perú, el pastor Maxwell ya no podría desempeñar dos cargos, así que
era necesario nombrar un obrero exclusivo para la presidencia del Perú.
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En la sesión de la Asociación General de 1918, en los Estados Unidos,
se resolvió que el pastor E. L. Maxwell regresara a su pa.s de origen
para hacerse cargo del trabajo entre hispanos bajo la dirección del
Departamento Extranjero.
El trabajo entre los hermanos de Puno impactó en la mente del decano
de la facultad de medicina de la Universidad Nacional Mayor de San
Marcos, dando crédito al rol de la religión bíblica en el desarrollo del
hombre, de la comunidad y del Perú.
La misión en Pomata, Puno estaba en auge gracias a la influencia del
pastor Stahl, al igual que la misión en Moho. Ambos lugares se fueron el
resultado de la extensión del trabajo del pastor Stahl, al igual que otros
pueblos.
Los misioneros que llegaron al Perú en 1918 fueron el pastor E. F.
Peterson y esposa, el sr. y la Sra. Lundquist y el pastor F. A. Stahl
retornó luego de haber vuelto a los Estados Unidos.
Para 12 de junio de 1919, el presidente de la Misión Unión Incaica,
pastor Ernest F. Peterson, refería que se estaban haciendo planes
decididos para establecer un colegio de entrenamiento de misioneros
nativos del Perú. El pastor Peterson comprendía la necesidad de tener
un ministerio nativo por las particularidades de la cultura y la geografía.
Es así como la obra creció en el Perú.
Para 1970 después de tantos percances en el Perú la presencia
adventista se hacía notoria en gran parte del país, incluso la selva
peruana ya contaba con la presencia adventista, cuentan los pioneros
que la história de la presencia de la Iglesia Adventista en San Martín
comenzó con la llegada de un colportor Manuel Panduro a san Antonio
de Cumbaza pues a raíz de una inundación los libros del colportor
fueron llevados por el agua, cuando las aguas cesaron una persona de
la cual no se sabe su nombre que caminaba por las riberas del rio
encontró uno de ellos de allí se fue esparciendo la fé adventista que se
inició en san Antonio luego se difundió en Morales y Tarapoto. De allí en
adelante se sabe por el profesor Merling Alomía y Pastor Neuendorff la
história de la Iglesia contada con anécdotas, pero para tener una visión
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más amplia de la história de allí en adelante a continuación se narra las
anécdotas y acontecimientos por lo cual tuvieron que pasar los
mensajeros de la palabra de Dios para difundirla en la selva peruana.
2.1.1.1. Iglesia Adventista del Séptimo Día en San Martín
¡De nuevo en el Perú!
Pronto fuimos empleados de la Asociación General, para volver al Perú,
pero no más como misioneros de sostén propio. Esta vez recibíamos
una “asignación remunerativa” para el servicio misionero de ultramar,
con pasajes para toda la familia, una asignación para el transporte de
menaje y toda la transportación de los enseres familiares a través de los
canales de la organización. Por supuesto no había garantía de que todo
llegue a su destino o a tiempo. Esta vez, sin embargo, nosotros
conocíamos el lenguaje, y la cultura de la querida gente de allí.
Llegamos a Lima en julio ¡y era invierno! Hacía frío, era húmedo y un
colchón espeso de nubes cubría el cielo. El tráfico era una pesadilla. Los
carros pugnaban por pasar al que iba delante de él tratando de ganar
aunque fuera sólo un par de metros. Parecía que los choferes sabían
dónde terminaba la línea de demarcación o el comienzo de la
alcantarilla, los faros y las luces direccionales de los demás carros. Las
bocinas eran usadas más que frecuentemente. Hasta había choferes
amenazantes. Las señales de tránsito eran consideradas entre las 7:00
am y las 9:00 pm. Fuera de ese tiempo los choferes las ignoraban. Un
policía al acercarse a una infractor por haberse pasado la luz roja,
preguntaba, señor, ¿no vio usted la luz roja?, a lo cual él replicaba, “sí
señor, pero yo no lo vi a usted”.
Pese a todo esto, sin embargo, nos alegramos del sistema de buses y
“colectivos”. Un colectivo es un carro particular que recorre una
determinada ruta, recogiendo pasajeros. Es muy común ir en una
automóvil apretujados cinco o seis pasajeros totalmente extraños pero
yendo en la misma ruta.
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De paso, los relojes deben llevarlos casi a la altura del codo, las carteras
bien aseguradas al frente de los pantalones, nunca atrás. Es decir, si
usted quiere que esas cosas sigan como posesión suya.
Nuestro nuevo lugar asignado fue en Tarapoto, en el lado nororiental de
los Andes. El clima era inmejorable. La gente de la selva es amigable,
hospitalaria y desprejuiciada. Nuestros miembros de la iglesia nos
dieron una cálida bienvenida.
Había entre ellos contadores, oficinistas, un relojero, un constructor, un
zapatero y varias hermanas que vendían comida en el mercado.
Nuestra nueva residencia era una casa pequeña cerca a la iglesia. Sin
alacenas, sin pintura en las paredes por lejos distinta de California.
Nuestros hermanos nos prestaron tres sillas viejas de madera, dos
mesas aun más viejas y tres colchones dos de ellos viejos y
enmohecidos. Y no suficiente catres para poner los colchones. Ninguna
de las camas eran lo suficientes largas para acomodar mis 1.96 cm.
Pero estábamos agradecidos de tener algo que poner sobre el piso de
cemento.
No queríamos aparecer muy diferentes de nuestros parroquianos, pero
sí teníamos libros, utensilios para la iglesia, películas, proyectores y
radios, por las cuales preocuparnos. Y eso hubiera sido difícil
mantenerlo en una casa con piso de tierra. La mayoría de nuestros
miembros vivían en casas hechas de adobe con paredes sin enlucido ni
pintura. Algunos de ellos, sin embargo, vivían muy lujosamente.
Nosotros recibíamos a los miembros a cualquier hora del día. La puerta
del jardín y la puerta del frente estaban siempre abiertas. Sin embargo
un frontón abierto, siempre era una atracción para cualquier visita
indeseada. Después de unas tres veces de correr a un intruso
llevándose unas herramientas y partes separadas de nuestro Jeep, le
urgimos al dueño de la casa a hacer del inmueble un lugar más seguro
para sus inquilinos.
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La corriente eléctrica de la ciudad era solamente de 180 voltios y la luz
era insuficiente incluso para leer. Para solucionar el problema
compramos un transformador elevador y levantamos el voltaje a 210.
Esto, sin embargo, no era suficiente para la transmisión de la radio, de
manera que compramos otro. El segundo transformador elevador, sin
embargo, jalaba tanta corriente que oscurecía la casa del vecino. ¡No se
podía ganar perdiendo!
Éramos bendecidos con una abundancia de frutas y a precio razonable.
Un litro de leche se podía conseguir por diez centavos y un molde de
pan por un penny.
Las papas eran caras ya que ellas llegaban por vía aérea.
La ciudad está asentada en una colina y las calles desde arriba hasta
abajo se tornaban en pequeños arroyos con una lluvia torrencial. Había
sólo dos o tres carros en la ciudad y varios camiones de carga. Mi
distrito misionero, además de las iglesias de Tarapoto y Morales,
consistía también de nueve grupos que estaban en el Águano-muyuna.
Buenos Aires, Cacatachi. Picota, Pucacaca, Sauce, San Antonio y
Zapatero. Después se añadieron los grupos de Cuñumbuqui y Juan
Guerra, y con el tiempo otros grupos se añadieron a la lista.
Recuerdo muy bien al Dr. Pease advirtiéndonos que un buen sermón
requería de unas quince o veinte horas de preparación. Tal vez, pero
semejante ideal estaba fuera de consideración en Tarapoto. Yo también
pastoreaba una pequeña iglesia en Morales distante de creyentes
cuando llegamos cuyo incremento de feligresía requería de esfuerzo.
Mis compromisos del sábado me mantenían ocupadísimo desde las 8:00
am. Hasta pasadas dos horas después de la puesta de sol. Era una
presión agradable. Felizmente había traído material homilético
abundante de California. Además de mis compromisos en Tarapoto Y
morales, tenía reuniones evangelísticas los domingos de tarde, la noche
de oración de los miércoles y las reuniones de los jóvenes en Tarapoto.
Durante la semana visitaba a los miembros y daba estudios bíblicos.
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El clima era húmedo y tropical. Era muy caluroso para andar con terno,
cualquiera que andaba vestido de ese modo era visto como un extraño.
Eso era una bendición adicional. Yo tenía muchas ocupaciones y mi
trabajo me daba ciertamente coraje y fortaleza.
Apenas estuvimos unas tres semanas en Tarapoto cuando una visita
oficial de la Unión Incaica, el pastor Arturo Waisheim, vino para
ayudarnos con la campaña de la recolección. Mis pies estaban mojados
cuando tuve que negociar este compromiso. Los hermanos solicitaban
casa por casa y yo quedaba en las calles con las latas decoradas. Yo
visité a los comerciantes de la ciudad y encontré que eran agradables y
generosos. En el último día, un caballero me llamó a su tienda para
decirme en presencia de sus clientes, “señor desde que usted me visitó,
mis ventas se han incrementado. ¡Usted es una bendición para esta
ciudad!” Tal vez fuera así, pero su comentario fue sin duda una
bendición para mí. ¡Yo nunca fui un entusiasta de la campaña de
recolección!
Poco tiempo después de nuestra llegada compramos una motocicleta
Honda, la cual ayudó grandemente a mis piernas por buen tiempo.
Un día escuché con alborozo que el pastor David Taylor estaba
vendiendo su Jeep. Eso era exactamente lo que yo necesita para mis
actividades en mi extenso territorio; podríamos comprar algunas cosas
que “necesitábamos” que no fuera posible conseguir en los mercados de
la selva. Y también tomar posesión de nuestro soñado Jepp.
Eillen y yo fuimos vistiendo ligeramente, según la temperatura de la
selva.
Lima en cambio estaba terriblemente fría. Después de unas pequeñas
compras junto con la nuestra que era grande, sin dejar que pasara el
día, alrededor de las cuatro de la tarde viajamos y durante la noche
llegamos a la ciudad de Trujillo. Eran las siete de la mañana y seguimos
de frente al aeropuerto. “Señor, ¿hay alguna posibilidad de un vuelo en
el cual nosotros dos podamos ir hoy junto con nuestro Jeep?” Una hora
después escuchamos que un DC-6 estaba viniendo e iría a volar
directamente a Tarapoto.
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“Señor, ¿Por qué no le va sacando la cabina a su carro y así estará listo
para embarcarlo cuando llegue el avión?” ¡Habérmelo dicho antes! Mi
Señor sabía dónde estábamos y qué necesitábamos. ¡Increíble! Eileen y
yo, otros dos pasajeros, un Jeep detrás de nosotros, y siete toneladas de
carga levantaron vuelo a Tarapoto. ¡Y yo no estaba soñando!
Ahora tenía un Honda de 125cc y un J5Jeep. Ambos eran
verdaderamente útiles en mis labores. Ya no dependía más del
transporte público ni menos del ajetreo de andar bajo el calor del sol
tropical. Con el Jeep el anciano de mi iglesia podía a menudo
acompañarme en mis giras misioneras. A veces llevaba conmigo
cantores para embellecer nuestros programas. Con las cuatro ruedas
ayudaba a los hermanos a mover sus pertenencias cuando se
cambiaban de residencia, cargué rocas y arena del río Cumbaza para la
construcción de la iglesia de Morales. Una vez en un día triste tuve que
mover un cuerpo ensangrentado de su tumba en el río. Cuando las
donaciones de Dorcas llegaron de los USA el Jeep fue el distribuidor a
los grupos locales. ¡Este Jeep era el “Julano de los mil oficios”! Una vez
también llevamos hojas de palma encima de la carrocería para poner el
techo de la casa de un “viajecito” a Tarapoto. Cuando llevaba a esos
profesores ellos me pagaban en pasaje regular que pagaban en el bus.
Cuando ellos iban conmigo yo les decía que si podían decirme las
primeras palabras de los primeros cinco mandamientos les llevaba
gratis. Ninguno de ellos podía, pero sí ésa era la oportunidad para iniciar
una conversación espiritual con ellos. Este querido Jeep viejo nos
acompañó por catorce años. En 1975 cuando tuve que salir de la selva
lo hice con esas cuatro ruedas y todavía viajé con ella muchos más
kilómetros sobre caminos accidentados de los más inimaginables, desde
el nivel del mar hasta el Altiplano del Perú. ¡Y aun cruzamos los Andes
varias veces!
Mi anciano local, Wilfredo Ruíz y Marcos Ríos un solista, salieron un
viernes de tarde para visitar un grupo de creyentes en San Pedro de
Cumbaza. Hicimos planes de encontrarnos allí a las siete de la noche.
Pero las cosas no sucedieron de esa manera. Más o menos a diez
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minutos de nuestro viaje nos encontramos frenéticamente tratando de
llegar a nuestro destino. Hacia la media noche la frustración salió
victoriosa al hundirnos aún más en el fango pegajoso. Yo permanecí en
mi carro. Wilfredo y Marcos regresaron caminando a Tarapoto y llegaron
a las dos de la madrugada. A eso de las 6:30 de la mañana un carro de
doble tracción vino para rescatarme de mi estancamiento en el lodo. En
menos de cinco minutos estaba fuera de mi enfangada situación
corriendo para poder alistarme y llegar a tiempo a la reunión de
maestros del sábado a las ocho en punto.
Los hermanos de San Pedro estaban disgustados porque no pudimos
cumplir con nuestro compromiso. Miembros y visitas estaban
aguardando nuestra llegada en ese viernes de tarde y un grupo de ellos
vino a expresarme su chasco y descontentamiento. Algunos de ellos
habían cruzado el río Cumbaza de noche y a pie. Yo también sentí
vergüenza. “Yo les visitaré mañana por la tarde, si el tiempo lo permite”,
les prometí. Yo estaba conmovido al ver su hambre espiritual. La
maestra local allí había amenazado a sus alumnos si ellos seguían
atendiendo las reuniones “del gringo”. Juntamente con un grupo de
hermanos fuimos a visitar a la maestra pero ella negó las amenazas. Yo
tomé el caso incluso con el Director de Educación, como lo hicieron otros
incluyendo el Alcalde de la aldea.
Nuestras vidas ocupadas.
Nuestra puerta frontal estaba siempre abierta y todos sabían que eran
bienvenidos. Teníamos visitas todos los días y la casa, ellos estarían
también a gusto en la iglesia.
El lunes es un “día de descanso” oficial para los ministros. Pero los
hermanos venían cada día. A veces traían fruta para vender, a veces
como regalo.
A veces venían en busca de consuelo. Pero ahora nuestro hogar era
representativo y cómodo. Habíamos comprado un juego de ocho nuestro
hogar era representativo y cómodo. Habíamos comprado un juego de
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ocho muebles para nuestra sala, un escritorio y estantes para los libros
de la oficina.
Cada pastor en la Unión Incaica tenía el desafío de conducir dos
esfuerzos evangelísticos en su distrito. Uno durante la semana santa
que es una festividad muy popular en los países hispanos. Ésta era una
oportunidad apropiada para tener reuniones evagelísticas. La otra era a
fines de año, cuando el público, amigos y vecinos eran invitados a una
serie de reuniones para oír temas referentes a “los secretos de un hogar
feliz”, “la educación cristiana”, “tu familia y tu salud”, etc.
El orador es anunciado como “profesor” o “licenciado” de manera que no
hubiera prejuicio contra él.
Nosotros planeamos realizar nuestras reuniones de fin de año a
mediados de setiembre. Nuestros miembros estaban entusiasmados.
Ellos pintaron la iglesia, baldearon el piso y lo trapearon con petróleo a
fin de darle brilla y tratar de alguna manera al polvo.
El diablo notó nuestro celo y pasión. Ese domingo a medida que entraba
a la ciudad de noche me pareció notar raro pues hubo un extraño
apagón. En algunas tiendas había luces de lámparas Petromaz a
kerosén pero la luz pública en las calles y la luz de las casas se había
ido, pese a que la planta era recientemente instalada.
“Pastor, hace poco teníamos luz, pero repentinamente el alambre
principal que viene a la iglesia comenzó” a arder era un mensaje que no
quería oír.
“El electricista de la planta observó dificultades operacionales y cortó la
energía de toda la ciudad”. Luego dio una inspección por la ciudad,
detectó el problema cerca de nuestra iglesia y cortó los cables. La luz
volvió para el resto de la ciudad pero nuestra reunión la realizamos aún
sin luz eléctrica. Teníamos con nosotros la luz de la palabra, y 150
vinieron a aprender de ella.
Durante nuestra primera reunión no estábamos desprevenidos. Yo había
sugerido que tuviéramos un par de lámparas Petromax justo en caso de
que fracasara la energía eléctrica. Yo me disculpé por nuestro problema
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y felicité a los que vinieron por su reverencia a pesar de la situación
apretada y las tinieblas.
Al siguiente día compramos nuevos alambres para tener el problema
solucionado. La dificultad había sido causada por la instalación
incorrecta de un metro. Por la reconexión y el pago mensual nos
cobraron mil soles.
Mientras salía de la ciudad después de la segunda reunión el electricista
me lanzó un puyazo, “mister, usted debe haber chocado su carro contra
el poste de luz”
“Imposible señor” le contesté. “Vamos a ver mi carro” le sugerí, “venga,
vea dónde he parqueado”. Miramos. Las huellas de las llantas estaban
aun frescas de manera que se “disculpó” por su inútil esfuerzo de
fastidiar.
Reflejando a Pedro, sabíamos ser “sobrios, vigilantes, porque el diablo
vuestro adversario anda cual león rugiente buscando a quien devorar” (1
Ped 5:8).
Zelotes en el campamento.
Unos cuantos pastores descontentos que codiciaban el liderazgo y el
dinero de la iglesia iniciaron un serio levantamiento a lo largo de la costa
del Perú el cual se esparció hacia todo el país. Era un espíritu de
nacionalismos imitando a los Zelotes del tiempo de Jesús. Uno de estos
individuos, Felipe González, era un impresor que tenía su imprenta en
Tingo María y en Tarapoto. Él inundó los grupos con su propaganda
virulenta contra la organización de la iglesia y contra los extranjeros que
“explotaban y robaban” a los miembros sus diezmos y ofrendas. Con mi
anciano local y su hija Miranda visitamos a los miembros del grupo en
Zapatero.
Esta querida gente declaró con toda candidez, “no tenemos nada contra
usted”, pero añadieron “no podemos remitir más nuestros diezmos y
ofrendas a la organización”
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Durante la reunión de la tarde que siguió yo hablé de la preocupación de
Cristo por la iglesia en su oración pastoral de Juan 17. La mayoría me
animó a continuar visitándolos ya que ellos no querían este espíritu de
descontento y divisionismo.
Luego visité Morales donde habíamos tenido series de reuniones. ¡Ésas
fueron horas de tensión! A medida que la noche avanzaba la discusión
se tornó más acolarada. Rogamos por la unidad hallada en Cristo sin
importar lo que habían dicho en el pasado. Los hermanos de la
oposición se opusieron en todo.
Finalmente un hermano tranquilo y callado se levantó y expresó lo que
sentía con un espíritu cristiano calmado. De pronto, él levantó el
volumen de su voz y preguntó con aspereza, “¿qué es lo que pasa aquí?
La otra tarde en una reunión de oración algunos de ustedes hablaron de
enemista contra los “gringos” y la Misión, que ellos les chupaban la
sangre para enriquecerse con los diezmos y ofrendas”. ¡Un silencio
sepulcral llenó el recinto!
Apelamos entonces a que fueran razonables. Finalmente una de la
oposición se adelantó y habló enérgicamente, y luego dijo, “si he
ofendido a alguno, quiero pedirle perdón”. Toda la congregación
comenzó a reaccionar y empezó a pedirnos perdón. Tuvimos una sesión
de oración y una hermosa reconciliación con los demás.
Este grupo de pastores descontentos trabajaron mediante la prensa y la
radio contra la denominación. Incluso acusaron a la iglesia ante la Corte
Suprema con la intención de apoderarse de todas las propiedades,
escuelas, templos y hospitales de la iglesia.
El grupo rebelde había pedido a un abogado de la Corte Suprema que
tomara su caso. Sin embargo, por una de esas “casualidades” que Dios
dirige, los dirigentes de la Unión Incaica se contactaron con el mismo
abogado. “Déjenme ver su manual de Iglesia y después les diré mi
decisión”, respondió el Dr. Max Mallqui a los administradores de la
Unión.
Él estudió el Manual detenidamente y decidió, “señores, ¡este Manual es
inspirado! No encuentro defecto legal en él”. ¡Yo los representaré y
defenderé ante la Corte!.
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La fecha fue establecida para el asunto y el Dr. Mallqui defendió el caso
de la Unión Incaica el cual fue decidido a favor de ésta. Hacia fines de
1972, los “separatistas” fueron prohibidos por la Corte Suprema del Perú
el usar el nombre de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Esto
significaba que ellos no eran más adventistas del séptimo día. Pronto,
después de este momento triste y trágico en la historia de la iglesia en el
Perú, floreció la verdad en el corazón de este abogado quien aceptó la
verdad y fue bautizado como miembro de la iglesia que él defendió.
El señor había velado sobre su iglesia pese a la falsedad regada y la
amenza suscrita. “No temáis manada pequeña, que a vosotros ha
placido al Padre daros el reino” (Luc. 12:32)
Extendiéndonos más allá.
Wilfredo Ruíz era un hombre ocupado y a su vez el anciano local de
Tarapoto. Ocho empleados trabajaban en su compañía de construcción.
Además de mantener su hogar, una casa rentada y una pequeña
hacienda, él era un miembro fiel de la iglesia de Dios. Siempre estaba
dispuesto a usar dinero e influencia para el adelanto de la iglesia. Él era
una inspiración y mi bendición. Ya fuera a pie, en motocicleta, o
transporte público él alquiló una casa pequeña, la pintó, instaló
electricidad, construyó unas cuantas bancas y comenzó a dar estudios
bíblicos.
No tuve problemas de instruir y bautizar a sus alumnos e interesados. Yo
estaré siempre agradecido por su ayuda y amistad. Cuando dejé el Perú,
yo le dejé mi moto honda.
El distante pueblo de Sauce en mi territorio estaba a unos veinte minutos
de vuelo en un Cessna 185 desde Tarapoto. Pero yo no podía ir a
menudo con semejante lujo. Mi viaje común era en camión o algún otro
transporte privado hacia el río Huallaga. Desde allí tomaba una canoa o
una balsa. No podía usar mi Jeep puesto que no había un lugar seguro
para dejarlo en el camino.
Luego, dejando el río uno sube una escarpada montaña de cerca de un
kilometro para luego descender por el otro lado hacia la comunidad que
22
queda al pie de la montaña. Era en verdad una aldea idílica situada a
orillas de una gran laguna.
Una vez alquilé un caballo que me llevara a mí y a mi equipaje. Lo
monté. Pero parecía que él odiaba la idea. Simplemente rehúso caminar.
Como no tenía el valor de azotarlo para que avanzara, terminé jalándolo
colina arriba. Al llegar a la cumbre, sudando a chorros y enlodado, por fin
decidió que podía cabalgarlo, de manera que llegué a Sauce a lomo de
caballo. Por alguna razón a los caballos no les gustaba mis piernas
largas o quizás mi peso, pues siempre tenía un problema similar.
Un amigo bondadoso de California me ayudó a comprar allí un pequeño
terreno para edificar un templo. Eso fue motivo de gran regocijo para
nuestros hermanos. La visita a esos lugares distantes no es fácil, y a
veces es peligroso.
Cierta vez, en el día de mi llegada, alguien había sido mordido por una
serpiente venenosa y murió. La serpiente había atacado a su víctima en
el área de los baños lugar al cual también solía ir.
Había otro grupo de creyentes en Águano Muyuna a unas cinco horas
de viaje desde Sauce. Esto significaba escalando colinas y
descendiendo por barrancas similares a las del Gran Pajonal. Solamente
una vez caminé solo. Siempre apreciaba ser acompañado en esos
viajes.
Una vez había planeado un servicio de comunión en ambos lugares de
modo que llevé el jugo de uva para ambos sitios desde viernes hasta el
domingo.
Durante el viaje debido al tiempo el jugo se fermentó y nos vimos
obligados a cancelar la ceremonia en Águano Muyuna. Yo aprendí a
llevar conmigo o bien las uvas frescas o las pasas conmigo para
preparar el jugo dulce en el mismo lugar.
Hervíamos las uvas, las exprimíamos en un lienzo y luego lo volvíamos a
hervir a fin de prevenir cualquier posibilidad de fermentación.
23
Niños dinámicos.
Nuestro hijo Haroldo era un pequeño que apenas había pasado su
primer año cuando llegamos a Tarapoto. Creo que por aquel entonces
yo aún no me había enterado de los “terribles dos primeros” y nosotros
nos encontrábamos demasiado ocupados manejando nuestro retoño que
era “único en su especie”.
Haroldo estaba también muy ocupado creciendo, aprendiendo y
haciendo, todo al mismo tiempo. Nosotros le hablábamos solamente en
inglés o alemán, pero su vocabulario español creció mucho más rápido.
Y estando ocupados no hubo caso.
Él tenía una adicción extrema a explorar todo lo que estaba a su
alcance, la moto honda ejercía una atracción especial para él. Él subía
frecuentemente al sitio grande y nunca se cansaba de sentarse en el
tanque de gasolina mientras me acompañaba. A menudo me pedí,
“vamos moto, vamos moto”.
Él era todo un niño, de manera que nos acostumbramos a sus chichones
y rasguños. Como no tenía hermano y su hermana era mucho mayor, el
pequeño Enrique que vivía en la casa del frente de la calle era mucho
mayor, el pequeño Enrique que vivía en la casa del frente de la calle era
su amiguito especial. Un día terrible ambos deambularon. No estábamos
preocupados que alguien les haría daño porque los vecinos amaban y
cuidaban a sus chicos y a los chicos de los vecinos también. Pero en los
trópicos hay que tener en cuenta a los insectos, roedores y culebras. Y
estos dos chicos simplemente desaparecieron del todo.
Nuestras correrías por los pequeños fugitivos no dieron resultado de
manera que recurrimos pidiendo ayuda a la “Radio Tropical”. Gracias a
su alerta descubrimos que Haroldo y Enrique estaban ¿dónde creen?
Investigando el aeropuerto que estaba a cierta distancia de la ciudad.
Su hermana Eileen era para él una pequeña madre, vigilándolo siempre
mientras estaba haciendo los deberes de la casa o las tareas escolares.
Un día un amiguito le dio a Haroldo un trozo de chorizo y ella vio cómo
desaparecía tras sabroso masticar. Como no era su costumbre comer tal
cosa pronto el suelo vio los efectos de semejante trato.
24
Además de tener que cuidar a su hermanito enérgico, Eileen tenía que
vérselas con sus propias actividades. Ella aprendió a hornear una
deliciosa torta de banana. Los vecinos y hermanos de la iglesia
disfrutaban de su delicia, también, y se tornó en su clientela, y hacían
sus pedidos que ella atendía desde su cocina.
Luego esas lecciones del Home Study Institute llegaban a tiempo y ella
tenía tareas lectivas que cumplir. Ella era una ayuda enérgica voluntaria
en las tareas de papá, ya que conducía los coros cuando visitábamos
varios grupos de iglesia. Ella se unió al coro de la iglesia y su deleite era
ir en los viajes misioneros con los demás muchachos. Ella y su amiguita
Heidi nos ayudaban con la recolección, con las visitas y solicitudes. Y
había muchas amiguitas de quienes disfrutaba su amistad.
Evelyn tenía igualmente muchas ocupaciones. Ella enseñaba inglés,
piano, mecanografía y atendía visitas con frecuencia. El dinero que ella
ganaba de la enseñanza era usado en los gastos de nuestra escuela de
iglesia. Como esposa de pastor ella tenía también que escuchar sus
historias y tristezas. Ella era “la señora de los mil oficios”, ya que ella
incluso atendía los libros de tesorería del distrito. Muchos de nuestros
miembros eran aficionados a la música y Evelyn les animaba a cantar en
dúos, cuartetos y dirigía el coro de la iglesia.
Ella les enseñaba a seguir el himnario y sus directivas. Ellos aprendieron
a cantar de memoria, a vestir y a portarse correctamente. Cuando
tuvieron un repertorio comenzaron a cantar y visitar los grupos de
nuestro distrito. Recordamos con nostalgia las muchas horas de
práctica, las giras de fin de semana y nuestra presentación en varias
comunidades. Éramos un equipo, glorificando a nuestro salvador, con un
vínculo de satisfacción entre nosotros.
Radioaficionado.
El presidente del Club de Radio Aficionados del Perú estaba visitando a
uno de nuestros miembros de iglesia y entendió que yo era un
radioaficionado pero incapacitado de operar sin una licencia peruana.
Eso me llevó a visitar inmediatamente al Dr. Lanao, quien estaba de
visita desde Lima. “Yo le conseguiré una licencia de inmediato” me
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ofreció y añadió “necesitamos operadores en la selva”. En efecto, no
demoró en llegar una carta con la licencia, incluyendo una señal de
llamada y el permiso para operar.
Ahora necesitaba una antena. El técnico de Radio. Guido Valdivia, quien
trabajaba en el aeropuerto me ofreció ayuda y vino. Nuestra casa tenía
un terreno muy estrecho anclar mi antena en sus árboles.
Seguimos el manual de instalación de mi estación de aficionado e
intenté mi primer llamado. “CQ, CQ. CQ, éste es OA9NQ llamado”.
Cuando respondió mi llamado otra estación, yo era como un chiquillo
con su juguete de Navidad.
Qué sentimiento de satisfacción. Yo estaba emocionadísimo
contactándome con Colombia, Nueva Zelanda. Ecuador, Panamá, los
USA. Repentinamente una voz en inglés pregunto, “¿Qué está haciendo
en esa frecuencia?”
Yo respondí inocentemente “estoy teniendo un tiempo maravilloso,
acabo justamente de hablar con Nueva Zelanda”
“Con su señal de llamada a usted no le está permitido operar en esa
frecuencia” me informó.
“Lo siento” contesté “yo no sabía de esto. Yo recibí mi licencia y señal de
llamada de Lima y no sabía de mis limitaciones”. De manera que
consentí que iba a bajar mi antena de inmediato a fin de poner una para
una banda de cuarenta metros.
Usted necesita estar en el aire seis meses y reunir cien tarjetas QSL
(tarjetas de contacto que confirmasen la comunicación) a fin de poder
solicitar la licencia general y usar la banda de 20 metros.
Reunir las tarjetas no sería problema ya que yo era la única estación de
aficionado en el área y otros operadores aficionados estaban ansiosos
de recibir mi tarjeta QSL. El señor Lanao en Lima me envió el examen
para la Licencia General.
Estudié el examen rápida y diligentemente y di el examen en la oficina
de correos unos días después. Yo estaba muy ansioso de conseguir los
resultados ya que había oído de una nueva ley propuesta que indicaba
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una licencia para quienes podían operar con clave Morse en 15 palabras
por minuto. La aceptación vino junto con mi Licencia General y la
libertada para operar en bandas de 10, 15, 20, 40 y 80 metros.
Pronto fui de nuevo interceptado, “usted no está autorizado para estar en
esta frecuencia con su señal de llamada. ¡Usted debe tener una Licencia
Avanzada!”
Erróneamente continuaba usando mi vieja señal de llamada. Yo no
necesitaba más la “N” de presentación de noviciado y reconocí que las
bandas de frecuencia radial eran monitoreadas constantemente.
Por ese tiempo yo era el único operador HAM del área OA9 y muchos
residentes venían pidiendo que les pasara mensajes a la costa del Perú.
Con el terremoto de Moyobamba y el bloqueo del Río Huallaga, nosotros
éramos la estación de emergencia para el área. Gustosos pasamos los
mensajes pidiendo carpas y frazadas para los damnificados del
desastre. Fue tan bueno ser de ayuda en esta desastrosa emergencia.
Un día vino una señora de Juanjui distante a 130 kilómetros de allí. Su
padre estaba encarcelado en Lima y ella deseaba apelar por su libertad.
Dentro de minutos el problema fue resuelto y ella expresó su gratitud
repetidamente. Una compañía de carne pidió un mensaje de un
despacho de carne fresca para ser enviado a Trujillo, al norte del Perú.
Era en verdad una bendición ser de ayuda en tiempo de necesidad.
A mí me encantaba en realidad poder hablar con mis queridos padres en
Loma Linda. Estábamos muy agradecidos por los operadores Dr.
Bernard Briggs y Carroll Westermeyer quien contactó a mis padres por
teléfono e hizo posible la conversación con ellos de “oreja a oreja”.
Un día estaba en el aire y capté a dos operadores discutiendo acerca de
antenas. Yo simplemente no pude resistir el interceptarlos indicándoles
que yo tenía una antena muy especial. ¡Mi antena es una bi-cocotera!
“Amigo, nunca hemos oído de semejante antena”
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Entonces me divertí con mi explicación. “Tú plantas dos cocoteros.
¡Conectas la antena entre los dos cocoteros y cada año aumenta tu
cable coaxial!”
Los operadores se reían muy a gusto de esto, pero mi antena aún
estaba conectada a los árboles de mis vecinos.
Estaba en la banda de los 20 metros y cierto día me conecté
sorpresivamente con la Antártida. Era increíble que mi señal llegase tan
lejos. El operador me dijo que ellos estaban ¡a diez metros debajo del
hielo! “Amigo” le contesté “Aquí estoy sentado tomando ‘Té’ y en
mangas de camisa. Tenemos arroz, papaya y mangos para la cena y
escuchen a los insectos zumbando su ritmo”
Antártida respondió, “por favor deja de hablar dónde vives ahora o
empacaré en el acto y me iré a casa”
Una tarde intenté reparar mi antena. Rosa, una muchacha deseaba
trepar el cocotero sin usar una escalera. Sí, ella simplemente se
encaramó y avanzó unos cuatro metros arriba del tronco del cocotero,
pero de pronto, sintiendo que sus fuerzas decaían, gritó, “pastor, tengo
que bajar, ¡no puedo subir más!”
“¡Regresa despacio, Rosa! ¡Aquí estamos para ayudarte!” le aseguré.
Ella comenzó a descender lentamente las manos, pecho y piernas.
Finalmente desde luego cayó a tierra. Ella comenzó a gritar en agonía.
Creímos que tal vez se hirió la columna. Mi amigo, Arturo Béjar, de la
torre de radio del aeropuerto estaba presente, sosteniendo el brazo de
Rosa Muy firmemente. Yo sabía que él había estudiado brahmanismo,
yoga, mesmerismo y toda clase de filosofías orientales y no deseaba
que ejerciera nada de esa técnica con Rosa.
“Anda nomás Arturo” le pedí. Entonces elevamos nuestros corazones en
ferviente oración pidiendo su recuperación. A la siguiente mañana ella
estaba levantada corriendo como si nada hubiese ocurrido.
LA ALEGRÍA DEL SERVICIO MISIONERO
Actividad misionera.
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Mi distrito grande y deberes igualmente grandes y variados. San Antonio
de Cumbaza y San Pedro estaban en constante contacto. Los miembros
de mi feligresía que pedían ayuda.
“Pastor, ¿Cuándo volverá?”
Fui de nuevo y fue una experiencia inolvidable. Pero, el enemigo estaba
despierto y enérgico causando problemas. Íbamos a tener nuestra
reunión en la plaza de armas frente al edificio. El gobernador tenía un
generador pequeño pero estaba fuera de la ciudad y había llevado su
generador con él. De manera que desechamos esa solución.
Necesitábamos conseguir algo de petróleo para que el motor de la
planta funcionara. El operador de la planta tenía sólo un galón en su
casa y después de alguna persuasión consintió en usarlo para el motor
solamente por quince minutos. Eso sería el tiempo suficiente para un
rollo de película de 12 minutos. De manera que fuimos de casa en casa
invitando a la gente para la reunión en la plaza del pueblo.
A eso de las siete y treinta, doscientas personas estaban reunidas en la
plaza. Estábamos esforzándonos de crear buena voluntad, y mi plan era
introducirme a mí mismo, a nuestra iglesia con el mensaje de salud. Les
dije era introducirme en mí mismo, a nuestra iglesia con el mensaje de
salud. Les dije que era un misionero adventista del séptimo día que
estaba interesado en su bienestar.
Deseaba que conociera a su Padre Celestial quien quería que
disfrutaran de la vida, que prosperaran y que tuvieran buena salud tal
como estaba escrito en sus Biblias, Hablé contra el uso de alcohol y los
cigarrillos y les animé a buscar una vida saludable.
Invite al inspector sanitario que pasara al frente. “señor Grandes” – dije-
“¿Cuántas enfermedades puede contraer una persona por comer carne
de cerdo?” ¡Su respuesta fue inmediata! “¡cuarenta y cinco!”
“¿cuántas?” Volví a hacer la pregunta para hacer una impresión más
profunda en nuestros oyentes. “¡cuarenta y cinco!” – volvió a repetir.
“¡y como la gusta a la gente el puerco tan rico!¡como lo disfrutan!” todos
rieron.
29
Entonces el señor Grande y yo hablamos de higiene pública, excusados,
y el cuidado de la basura. Mientras el dialogo de salud pública se
desarrollaba pudimos comprar más combustible que hizo posible mostrar
otra película.
Todos fuimos bien recibidos en nuestra segunda visita y mostramos
algunas películas que trataba acerca del uso de cigarrillo y el proyecto
espacial Mercurio.
Los aldeanos estaban conmovidos, pues nunca habían visto semejante
cosas antes.
Las reuniones crearon una actitud positiva hacia nuestra iglesia – y hacia
nosotros. Ellos se fueron muy impactados. Quedaron satisfechos con
nuestro servicio, y nuestras reuniones introductoras entre esa gente
receptiva.
Un hermano fiel de la iglesia de la iglesia de Morales murió ese mismo
día y a la mañana siguiente prepere un mensaje un mensaje de
consuelo para la congregación doliente. Me sentía demasiado cansado
de la reunión nocturna y nuestra llegada tarde a casa, de manera que
el servicio funeral fue difícil. Use mi jeep como carrosa fúnebre, yendo
en primera al manejar hacia el cementerio, llevando el ataúd delante del
cortejo enlutado que nos guía.
El día triste fue alegrado de inmediato cuando recibimos un telegrama
del líder de nuestro grupo de zapatero invitándonos a reuniones el
viernes. El Espíritu Santo había tocado sus corazones. ¡Ellos estaban
disolviendo su rebelión y retornando a la iglesia!
Podía ir parte del camino en mi jeep, y después de cruzar el rio mayo
tenia un tramo de camino de una media hora. Los hermanos estaban
esperando mi llegada. El tema de mi sermón fue la necesidad del
Espíritu Santo en nuestro medio. Varios hermanos, se pasaron
sugiriendo la reconciliación e inmediatamente de todo el grupo estaba
abrazándose el uno al otro. Yo estaba rebosando de alergia y creo que
hasta los ángeles se regocijaron. Nuestra oración fueron contestadas y
fueron recompensadas grandemente por nuestras visitas previas y
nuestra preocupación cristiana ungiéndoles a permanecer con el barco.
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Muchos residentes de San Pedro fueron receptivos a nuestro trabajo y al
mensaje de la biblia. Pero para la profesora de la escuela local, éramos
una espina urticante que suscitaba su opinión. Quise entrevistarla de
manera que me aventure a visitarla en su casa. “usted ha logrado entrar
muy bien aquí en el pueblo” – me comento.
“si” – admití- “mi deseo es el mejoramiento de la comunidad. Señora, me
gustaría invitarla a que asistiera usted también a nuestras reuniones”
Ella había castigado recientemente a sus alumnos por asistir a nuestras
reuniones y estaba asignando a los alumnos que asistían a nuestra
iglesia trabajos en casa simplemente imposibles de realizar. Con mucho
tacto le sugerí que esas asignaciones deberían mas bien complementar
las actividades empezadas en el aula. Ella asintió a mi razonamiento y
sospeche que la tolerancia se había iniciado.
Ordenación ministerial
Al pastor Israel Alomia, quien me había precidido en la estación
misionera de Unini, se le pidió que escribiera una recomendación para
mi ordenación ministerial. Yo no tuve ninguna información previa de esta
hermosa posibilidad hasta que el escribió rememorando mis actividades
en Unini, Bolognesi, el Gran Pajonal y a lo largo de los ríos – además del
programa de edificaciones que habíamos pensado que era tan
necesario. Fue en noviembre de 1971 que el pastor Itamar Paiva,
presidente de la Misión del Oriente Peruano llego a nuestro hogar y
extendienme su mano me felicito por la aprobación para mi ordenacion
por la junta de de la misión. El vino después de la aprobación en la
misión de ordenacion de la Union , diciéndome que la ceremonia podría
ser en enero durante la las reuniones del congreso cuadrienal de la
Union Incaica en nuestro colegio cerca de lima. Ya habia esperadohabia
esperado que mis padres estuvieran presentes para mi ocacion especial,
pero no iba a ser asi. Sin embargo, Evelyn y nuestros hijos estuvieron
presentes.
El 8 de enero de 1972, el pastor jorge riffel de la división sudamericana
en Buenos Aires, me condujo hacia la plataforma para la experiencia
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mas sagrada y solemne. Después de la ceremonia y la oración de
dedicación, Evelyn se unió a mi en la plataforma fuimos presentados
como el pastor Siegfried y Evelyn neuendorff.
Ningún pastor puede ser de éxito a menos que su pareja sea un apoyo
pleno. Evelyn es una esposa muy especial. Ella afronto la dificultades y
la soledad de la misión de la vida- la presencia de insectos, ratas y
culebras, realizando responsabilidades personales en la misión continua
y siempre recibidos alegremente y felicitados por nuestra ordenación.
Por nuestra parte estivamos determinados para sostener los principios
encontrados en la escritura y mantenidos por su iglesia.
Atención dental en San Martin
Cuando vivíamos en el área de rio Ucayali, allí no había servicio dental
asequible – ni privado ni gubernamental. Yo estaba dispuesto a ayudar
libremente a quienquiera y dondequiera. Sin embargo, en el
departamento de San Martin, la ayuda profesional era disponible. Pero
habían aquellos que necesitaban ayuda y no podían pagar una visita al
consultorio o incluso Vivian muy distantes como para hacerse un viaje
dental.
Yo era consciente de mi necesidad de autorización para el servicio
dental en esta área. De manera que un día visite al director Médico del
hospital local y le hable de mi deseo de ayudar a los lugares que
perciban de ayuda. El en realidad no podía autorizarme para tal
actividad, pero, me percate de su disposición de ayudarme a fin de que
pudiera prestar ayuda en los lugares donde los servicios dentales no
existían. Yo considere esto como una bendición ya que podía proceder
en casos de urgencia. Yo podía usar esto como un medio de entrada en
el área donde existían prejuicios contra la religión y los extranjeros.
Un día recibí una carta de una señora de Tabalosos:
Apreciado señor Neuendorff:
Se me ha comunicado que usted puede y está deseoso de ayudar a los
residentes de cualquier comunidad que solicite sus servicios para
realizar extracciones dentales por un precio razonable, a fin de cubrir los
gastos que requiere el uso del equipo y la anestesia. Las personas que
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abajo firmamos indican su petición para servir a nuestra ciudad en la
más cercana oportunidad que usted disponga.
Desde ya le agradecemos por atender a nuestro pedido.
Cien personas habían firmado este pedido para que visitara su
comunidad y cuidara de sus problemas dentales. Yo estaba contento por
esta invitación aunque significaba otra demanda para el tiempo limitado
de mi programa. Mi “día pastoral libre” estaba programado para los
lunes. Yo podía usar “mi día libre” para responder a este pedido. Yo no
soy un dotado de dilación, de manera que junto con un amigo útil
comenzamos nuestra misión sin ningún anuncio. La gente de Tabalosos
no tenía idea de cuándo podría aparecer, de manera que un lunes por la
tarde cuando aparecimos en su escenario, no hubieron pacientes a la
vista. Mis pacientes en perspectiva estaban trabajando en sus chacras,
pero cuando llego las 11:30 de la noche y después de treinta y cinco
extracciones tuvimos que manejar 40 kilómetros a Tarapoto y a casa, no
fue por cierto, un ejemplo de temperancia, el camino era encalaminado y
estábamos exhausto, pero felices.
Al mismo día siguiente Radio Tropical anuncio muy específicamente, “la
ciudad de Tabalosos aprecia el servicio dental dado por los caballeros
que atendieron sus necesidades ayer por la tarde”.
Para mis tareas dentales yo siempre llevaba conmigo Benz- All. Era un
líquido esterilizador frio que usaba para la limpieza de los instrumentos.
Yo estaba en la aldea de San Pedro. Era ya casi oscuro y alguien deseo
una extracción dental.
Desempaque mi equipo y puse el frasco que contenía el Benz- All sobre
la mesa.
Cuando estaba por esterilizar, para mi sorpresa, Benz- All habia
desaparecido.
“¿Qué paso?”- me pregunte yo mismo como no quise crear malos
sentimientos acusando a alguien, simplemente fui a mi jeep y traje otra
botella. Extraje al diente, y comencé a empacar. ¿Qué? sobre la mesa
estaba la botella perdida-y llena solo hasta la mitad. Yo estaba contento
de que hubiera aparecido la botella, cuando una señora pequeña me dijo
disculpándose,”pastor, yo pensé que era aceite de comer, de manera
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que use un poquito para cocinar mi sopa con eso”. Vaya , vaya ¡que
contenta estaba de que no hubiera invitado a la cena! .
Al día siguiente hice mi primera vista a tingo de ponaza, una pequeña
aldea perteneciente a mi distrito. Distaba a una hora y media hora de
viaje en jeep. Cruzaba el rio Huallaga en canoa, y luego seguía un
camino de tres horas a pie. Yo camine pero a acompañado de un
hombre de edad y un mulo. El mulo del hombre llevaba mi equipaje
mientras íbamos caminando juntos. En aprecio por su servicio y su
compañía le extraje un diente que le molestaba. Sus vecinos observaron
el tratamiento y también dijeron someterse a la operación y gracias a eso
pude extraer seis muelas mas. Hubo que transar con respecto al precio
que finalmente fue a quince soles cada uno. Un dentista en tarapoto le
hubiera cobrado cincuenta soles- y eso hubiera sido en tarapoto, lo cual
equivalía además un viaje de tres horas hasta el rio, luego cruzarlo y
desde allí llegar de algún modo a la ciudad.
Cansado y hambriento visite una familia grande y bastante conocida en
Tingo. Ellos eran una fiel familia adventista. Adoramos juntos de mañana
y de tarde, y Lugo me dedicaba a mis menesteres dentales de nuevo.
Justo cuando estaba con el ultimo diente, un camión de la aldea toco su
bocina apurándome para fuera con él. Yo aun no había desayunado,
pero era preferible a las tres horas de caminata, por lo tanto empaque
rápidamente y partí con mi improvisado “taxi”.
Cruce el rio en Pucaca y después de hacer una obra dental con
pacientes que me esperaban en el “puerto”, agradecí una comida de
porotos, fideos y huevos fritos. Ahora podría sobrevivir y apresurarme a
casa para participar en la reuniendo la voz de la juventud, cerrando otro
día de servicio.
La rutina Tarapotina
En loma linda yo tome un test de temperamentos a fin de descubrir
talentos y aptitudes. Bueno, la prueba mostro como actitudes a fines a
mi humanidad, trabajo dental, empleado de almacenaje o también
director de funerales. En realidad yo no quería pasar el resto de mi vida
metiéndome en la boca de la gente. pero había pasado algún tiempo
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extrayendo dientes y estaba contento de ayudar alos sufrientes. Yo era
capaz de entender el temor del paciendo puesto que yo había sufrido
esa agonía en una silla dental. Además, francamente tampoco había
deseado ser un pastor visitando gente enferma y oficiando servicios
fúnebres. Pero, como un pastor ordenado no podía imaginarme
haciendo otra cosa fuera de cuidar las necesidades espirituales de la
gente. En una bendición personal ser una bendición para los demás. Yo
puedo concordar con Pablo quien dijo, “hay de mi si no iniciara el
evangelio” (1cor 9:16).
Nuestra base área de la iglesia adventista en la selva Peruana estaba en
yarina Cocha, cerca de la ciudad de Pucallpa. Clyde Peters era nuestro
primer piloto y el que tenía el periodo más largo de estadía. Luego venia
Bob Seamount – un veterano que había estado 18 años con el cuarteto
del programa de radial de la voz de la profecía. Después venia Stanley
Sornberger del programa de aviación de La universidad Andrews. Todos
estos compañeros eran aviadores excelentes y verdaderos siervos
cristianos.
Cierto día cuando Stan estuvo visitándonos le preguntamos acerca de
Unini donde habíamos pasados 5 años interesantes de nuestra vida y
labor quedamos deleitados al saber que Antonio Abanto, es sacerdote
de Bolognesi en la ribera del rio Ucayaly había decidido ser un
adventista del séptimo día. Estas noticias llenaron nuestro corazón con
un gran gozo y nos dieron ánimo. Recordamos que la habíamos dado el
centinela y varios otros libros, incluyendo el conflicto de los siglos.
Habíamos sembrado la semilla y Dios que cuida del resto hizo que ella
germinara y floreciera.
Nos pareció que fuera navidad cuando en julio llego nuestra carga
enviada por barco desde california. Libros, utensilios de cocina, ropas,
zapatos, alimentos deshidratados, casetes de música; ah y también, que
día mas agradable, ¡nuestro pequeño piano completamente tratado para
la humedad de la selva que tanto le habíamos esperado! Era una
hermosa pieza de mueblería- pero aun no podíamos tocarle- no había la
llave. Qué momento más desagradable. Lo puse para que adornara
nuestra sala hasta que un día al remover el papel inferior descubrí para
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nuestra alegría la llave que había sido puesta envuelta y adentro. Por fin
el piano estaba a total disposición y nuestro gozo familiar completo.
Los problemas vienen y se van. Habeces ellos vienen con furia inusitada
en irse. En tarapoto hay cucarachas y moscas, pero no otros insectos- y
no hay sancudos, tábanos, o manta blanca. Nuestro problema era una
plaga que nos hacia recordar de algún modo Egipto. En tarapoto la
llamaban “mundialito ”- esta producía una comezón muy extrema en las
manchas padecidas a granos rojos que urgían de rascado.la rascada es
tan apremiante que esta se impone a cualquier otra actividad. Las
manchas rojas estaban en los brazos, debajo de la línea del cinturón, la
ingle- en todo el cuerpo. Para algunos estas picazones se tornaban en
ampollas y llagas abiertas. ¡y los farmacéuticos no tenían remedio
alguno para ellas! A algún doliente por allí- después de muchas pruebas
y errores- se le ocurrió hacer una porción de fácil preparación mesclando
alcohol, insecticida, alcanfor, mentol y kerosén, buscando aliviar su
miseria.los mensajes llegan de boca en boca, en todas partes, y así nos
llevo también a nosotros de manera que nuestra plaga se acabo para
siempre.
Una mañana muy temprano uno de nuestros diáconos vino pidiendo
ayuda. “¡venga rápido por favor” mi suegro se esta meriendo. ¿Podría
venir a ungirlo?!- fue su suplica. Evelyn le había visitado previamente a
el y le puso una inyección antibiótica.
Pero la noche había sido crítica para él y Julio Chota sentía que estaba
muriendo. El había sido un miembro de la iglesia, después se cambio a
otra organización, dando testimonio para ellos y defendiendo sus
doctrinas. Pero eso no era importante ahora, sino importaba servirle en
ese momento de su necesidad. Salimos de inmediato en nuestra moto y
nuestro vecino Marcos Ríos nos acompaño. Julio podía ver en lo alto el
ataúd que habían comprado para su sepelio.
Acercándome a el le pregunte en voz baja, “hermano Julio, ¿hay algo
que quisiera decirnos?” “he sido infiel y me aparte del señor. No he
tenido paz en mi vida. Ahora, sea que viva o muera, quiero arreglar con
mi señor “- dijo el lentamente pugnando por respirar mientras hablaba. El
quería ordenar su vida.
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“hermano, ¿Por qué no ora al señor y le dice lo que está en su corazón y
luego después yo también orare?”- le dije hablando quedadamente a sus
oídos.
El momento era tenso. En cualquier momento el podía morir delante de
nosotros. Nos arrodillamos junto a su cama. El cerro sus ojos y con su
voz muy débil y el anuncio de la muerte en su pecho, comenzó a orar. El
respiraba pesada he intermitentemente. “oh padre perdóname mis
pecados y dame tu paz, esa que viene solo de ti. En el nombre de Jesús,
¡amén! “cerro sus ojos y finalmente dejo de hablar. “¿Fue eso el final de
su oración o había muerto?”- nos preguntábamos todos. Cada uno
ofreció una oración caracter y sincera por nuestro hermano en Cristo,
anciano y agonizante. Yo ofrecí la oración final. Escuchamos la
respiración trabajosa y lenta del hermano Chota. Sus ojos aun
permanecían cerrados.
Nos pusimos de pie y nos alistábamos para salir. Le dimos a su hija
Rosa algunas instrucciones si por casualidad, el deseara por casualidad
algo de comer “¿Qué paso? ¿A dónde se?”.
“hermano, quisimos ver y orar por usted, pero ahora nos estamos
viendo”- respondí.
A nuestro regreso a casa hicimos una parada en la oficina de correos, y
al llegar a casa estaba esperándonos Marden y yerno de julio
“después de usted salió, el se levanto y fue a la cocina buscando
comida. ¿Tenía hambre? ” ¡Estábamos emocionados! un milagro de
sanamiento y otra victoria para el señor. ¿Acaso el señor no ha
indicado? “¿esta alguno enfermo entre vosotros?” Llame a los
ancianos de la iglesia, y ore por él, ungiéndole con aceite en el
nombre del señor (sant 5:14) ? ”.
Pero también está escrito, “y cuando estaba en la cárcel, viniste a
mi” (Mat 25:36). Estas palabras punzaban mi conciencia. Yo había
visitado el penal del Sepa en las orillas del Urubamba, ¿Por qué no
podía visitar la cárcel aquí ? Las autoridades locales tenían la
voluntad de permitirme la visita a los presos. Empecé a estudia “la biblia
habla” con ellos. Entonces nos tornamos amigos y sentí estaba listo para
37
recibir el material de sermón y les mostré los cursos de la biblia de ciclo
veinte en filminas.
Pero el padre de la enemistad y la oposición siempre está presente. E
incluso va a la cárcel. Había algunos que nos llamaban “pasados de
moda”, apodándonos de anticuados al estar guardando “leyes viejas” y
enseñando una serie de mentiras. Una mañana ellos se toparon con un
abogado, que había sido trasladado de otra área para internarlo allí por
pervertir fondos políticos. Y ellos atacaron al individuo equivocado pues
la loa ataco rápidamente condenando su burla. “ustedes dicen que Cristo
es el fin de la ley, que debemos estar unidos, cumpliendo el
mandamiento de Dios de amarnos los unos a los otros, ¿y qué es lo que
están haciendo? ¡Ustedes se están oponiendo a los que no enseñan a
obedecer a Dios!”
Bendiciones y Bautismos
Cuando la semilla plantada nace, ella crece y florece. Yo había estado
“en la cárcel” por semanas y por meses dando estudios bíblicos y ahora
Segundo Misael era insistente. Su encarcelamiento iba a terminar muy
pronto, pero él no quería esperar eso para su bautismo. “pastor, yo se
que pronto seré libre, pero no eso esperar para mi entrega al señor. Por
sobre todas la cosas, deseo ser verdaderamente libre en él”.
No había bautisterio en la cárcel. y o debía pedir permiso del sub-
perfecto de la provincia de San Martin para sacar a este encarcelado
fuera de la prisión. Y había otros dos – un ingeniero y Juan Salazar
Novoa, nuestro “abogado defensor” – que también quería ser testigos de
este evento especial. Pedio dos guardias del bautizarte, como masón.
Yo se que tu puedes ser masón y al mismo tiempo ser miembro de
alguna otra iglesia, pero tú no puedes ser al mismo tiempo masón y
cristiano.
El trato de defender a los masones y su membrecía con ellos
diciendo que esta no era una organización religiosa ni espiritista. ¡El
diablo luchaba por su cliente!¡era una batalla espiritual!
El me sorprendió un día diciéndome “¡pastor, usted es el mejor masón
de esta ciudad!”
38
“¿Qué?”.
“¡oh si! Usted cree en Dios. Usted es una persona libre, usted vive una
vida pura sirviendo a los demás. Usted me ha enseñado la verdad que
estaba buscando y que todos los masones están buscando. Yo sé que
he encontrado el evangelio y eso (los miembros de la iglesia) son mis
hermanos que me han ayudado sin ningún beneficio personal. Yo debo
ser bautizado y ahora estoy listo para dejar la organización masónica.
Debo ser un ejemplo de la verdad y eso es lo más importante”.
Yo tenía que estar seguro de que estaba dispuesto a separarse de la
membrecía masónica y sus enseñanzas. Durante intervalos de media
hora yo le hice la misma pregunta un par de veces. Cada vez el
respondió afirmativamente.
Yo estaba esperando bautizarle junto con su esposa en la misma
ceremonia.
Ella era amigable y favorable. Cuando llame en su casa ella cancelo
todas las demás actividades, llamo a sus hijos, amigos y todos
presentes vinieron a reunirse en la casa.
Después del bautismo era una alegría especial para todos los miembros
de nuestra iglesia de Tarapoto tener un abogado entre ellos. Pero era
difícil para Juan cerrar su lealtad a sus amigos masones por que ellos
habían sido leales al apoyarlo durante su encarcelamiento. El iba a
nuestra casa para tener estudios e invitaba a sus amigos. Pablo Morí
era el jefe de la Logia en Tarapoto, Arturo Béjar era también masón. Los
estudios progresaron bien y todos los que estudiaron afirmaron que
nuestro mensaje era verdaderamente bíblico y manifestaron estar
dispuestos a seguirlo. Pablo argullo que aunque el mensaje era
verdadero este era solo para gente humilde pues eso era evidente en
la feligresía de nuestra iglesia.
Juan respondió ferviente y rápidamente, “aquí esta otra persona
humilde, ven, ¡únete a mi ¡”.
Que agradable sorpresa fue el día cuando Arturo me dijo, “pastor
siegfried, cuando usted se baya de vacaciones y no podamos ir a
estudiar a su casa, yo simplemente tendré que ir a la iglesia”. El ya
había arreglado totalmente su estilo de vida, removió sus cuadros,
39
reusaba las carnes inmundas – y con el tiempo todas las carnes de su
alimentación – se había quitado las sortijas e incluso cerro su casa a los
bailes.
Trabajos y bendiciones
Fue a terminar un sábado placentero cuando Evelyn comenzó a quejarse con
un dolor en su abdomen. Sus ojos se tornaron amarrillo y termino por una
hepatitis. Fuimos en busca de auxilio médico y ella fue internada de
inmediato en el hospital general. El domingo de mañana todo su cuerpo
se había vuelto amarrillo. En el hospital ella había recibido fluidos muy
internamente en los músculos. Esas inyecciones eran tan dolorosas que
Evelyn se negó a tomarlas puesto que temía quedarse inválida allí
misma. Resignada con su problema y dolor, se calmo pensando, no
tengo otro lugar donde ir por ayuda, así es que, viva o muera me
encomiendo al señor. Entonces descansando en su amor, ella pudo
dormir mejor.
Un día estaba sentado junto a la cama un sacerdote católico con quien
me había encontrado antes mientras realizaba sus visitas. El había
estado dos años en Alemania y yo sabía cuanto apreciaba la cultura
Alemana. Yo acababa de recibir una carta de mis padres y estaba
leyéndola a Evelyn, de manera que le permití que leyera la primera
pagina. Su aliento me decía que le había estado tomando y fumando. La
carta de mis padres enfatizaba la necesidad del ciudadano por el cuerpo,
de cómo templo del Dios viviente. Nuestra conversación esa tarde duro
hasta después de las diez de la noche. “Tú sabes Siegfried, yo no sé
mucho acerca de tu religión, y me gustaría saber algo más”. Esa
declaración fue suficiente para mi día debería decir suficiente para mi
noche.
Nuestro sacerdote amigable enseñando una clase vespertina para
adultos a la cual nuestra vecina Zulema Ríos asistía. Zulema compartió
con su esposo las apreciaciones que el cura hizo en su clase y Marcos
vino muy excitado a decirnos.
El cura, en su clase estaba denunciando a las organizaciones de las
iglesias, incluyendo la de el. “Esa gente de iglesia. ¿Qué clase de
40
cristianos son? Ellos beben, fuman, no atienden los servicios de la
iglesia”. Y continuo, “solante una vez encontrado a un adventista del
séptimo día que no a transigido con sus principios. Pero miren al resto
de ellos. ¡Miren a su pastor! Que cortes y agradable es toda las veces y
que admirable es el. Nosotros tuvimos una hermosa visita el otro dia y
que conversación más linda tuvimos juntos”.
Este pequeño mensaje fue animador no solo para mí sino también para
todos muchos miembros. Eso me dio más determinación para alcanzar a
nuestra comunidad.
Estábamos muy agradecidos por tener un hospital donde Evelyn
pudiera descansar y recibir ayuda médica como nuestro dilema.
Después de su hospitalización ella necesito una buen acomida casera y
mucho descanso. Una bendición disfrazada por nuestra introducción a
un medico muy calificado de la Argentina, quien era entendido y
cuidadoso.
¡Desastre en el Huallaga!
Las lluvias torrenciales en setiembre aumentaron las aguas del rio
Huallaga e inundaron completamente ocho aldeas a lo largo de sus
riberas. Una docena más de aldeas también sufrieron devastación y
pérdida. Era un domingo y nadie oyó su clamor desesperado en
llamadas de SOS, de manera que las noticias del desastre rondaron
importantemente todo el día. El lunes por la mañana Clyde trajo nuestro
avión con ayuda. Esa tarde nuestros miembros en Tarapoto reunieron
doscientos soles de inmediatos y a la mañana siguiente otros medios
trajeron más dinero, además de ropa y alimentos. Hacia las 10:30 am.
Pudimos llevar en vuelo a los médicos del hospital general, un ingeniero
y también una señora del gobierno. Desde el aire pudimos ver la
destrucción traída por la inundación de las aguas. Casi todas las
pequeñas chacras fueron destruidas. En Bellavista por lo menos treinta
casas estaban totalmente en el suelo y muchas más inhabitables. Clyde
hizo dos vuelos mas llevando ayuda médica. Radio Tropical anuncio la
necesidad de alimentos, frazadas y ropa. Mi amigo el cura organizo un
comité de emergencia con los líderes de la cuidad – el alcalde,
41
directores de los departamentos de agricultura, salud, educación,
transporte, policía, un mayor del ejército, dos curas mas y yo como un
representante de ADRA (OFASA en aquel entonces). OFASA envió ocho
toneladas de alimentos que fueron transportadas por el Ejército desde
Pucallpa.
Fue una tarea de gran avergadura ayudar a este desastre, reuniendo
alimento, ropa y contenedores para las víctimas de la inundación.
De hecho se requería cuatro meses hasta la siguiente cosecha y esas
gentes devastadas iban a necesitar alimento por lo menos para ese
lapso. Numerosos agricultores habían perdido sus hogares, y los
productos de sus tierras – el único medio de subsistencias. Yo pude
comprar unos cien racimos de plantano con un cheque de OFASA y los
miembros locales compartieron lo que ellos podían. Todas las oficinas
gubernamentales estuvieron agradecidas por la ayuda voluntaria en
esta crisis.
Tratamos de hacer lo mejor para “ganar amigos y gente de influencia”
proporcionando documentación y películas sobre viajes lo cual la gente
de nuestro pueblo disfrutaba grandemente. Cuando las visitas
comenzaron asistir a la iglesia, les invitábamos a cantar con el coro.
Nosotros les distribuíamos Biblias a los que las necesidades. La iglesia
“oficial” pronto se sintió maltratada, cuando hable acerca de “paganos
bautizados” en un sermón – refiriéndome a las costumbres paganas que
se infiltran en la iglesia. El sacerdote local tomo el asunto mencionado
por la radio de un “gringo” que estaba criticando las costumbres y
tradiciones de la región. Por ese motivo un padre católico se negaba a
dejar que sus dos hijas viniese a nuestra iglesia. Su madre escribió a
Evelyn pidiéndole ayuda ya que ella, que desaprobaba los bailes y las
fiestas de borrachera deseaba que sus hijas asistieran a nuestras
reuniones.
Una sorpresa desagradable
De pronto nos llego otro problema – por cierto muy personal. La junta de
la Misión voto que dejáramos Tarapoto y que nos trasladaremos a
Requena, una ciudad ribereña en el Bajo Ucayali. Yo no podía que este
42
nuevo asignamiento iría a aceptarlo. Simplemente no podía hacerme a
la idea de dejar esta provincia donde había estando sembrando la
semilla del evangelio, cultivándola y cosechando durante estos dos
años. Incluso yo estaba realizando un esfuerzo evangelistero en Juan
Guerra. Yo estaba realmente perturbado – bueno, más bien frustrado, en
realidad me sentía miserable. Habíamos bautizado 80 nuevos miembros,
el diezmo del distrito había subido en un setenta por ciento. ¿Por qué no
podía quedarme en mi distrito más años y cosechar el cuidado y amor
que estábamos teniendo? Nosotros amamos a la gente - ¡y también
podíamos sentir el aprecio de ellos! Yo estaba un poco rebelde cuando
le dije a mi jefe que yo simplemente no podía ir. El me recomendó que
mi actitud era incorrecta y que yo debería aceptar la voz de la junta de la
Misión, indicándome que un voto de junta de Misión es la voz del señor.
Bueno, yo no estaba dispuesto a ir asta ese punto. Yo sentí que esa
junta era demasiada visonia y estaba compuesta por la obreros sin la
debida experiencia.
Yo sospechaba que en parte tenía que ver con un problema financiero y
si nosotros éramos incapaces de mantener una obra establecida, seria
incluso andar abriendo nuevos lugares simplemente bajo presión.
Yo empaque mi tención con la seguridad de que el señor avía tomado
cuidado de las dificultades anteriormente - y que el lo volvería a ser de
nuevo.
¡ ya que si lo hizo! Un día cuando hice un llamado a Pucallpa sucedió
que estaba allí el pastor David Baasch de la asociación general. El me
hablo por la radio, “Siegfrien”, ¿Cómo estás?
Yo soy una persona decidida y afirmativa, de manera que no mostré ni
siquiera un poquito de satisfacción. “David, ¡me siento miserable!”
Luego descargue mi corazón, mi alma y mi todo son respecto al pedido
de la Misión y como atribulada t a todo mi corazón. El pastor Baasch
pareció simpatizar con mi tristeza y me prometió una investigación en
Iquitos en la oficina de la Misión.
Nunca más volvimos a oír de tal cambio
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Al llegar enero de 1974, sin embargo, la junta de la Misión nos presento
otro desafío. Por casi 25 años el distrito misionero de lamas había tenido
un pastor para su atención distrital. Ahora con la disminución de los
diezmos de ese distrito, las dos iglesias y dieciséis grupos estaban
siendo añadidos a mi cuidado y atención.
De algún modo nunca fui capaz de tener al sol a fin de establecer un
día de treinta y seis horas. Entonces precise programar las
congregaciones de la geografía era un desafío, pero yo sabía que el
señor podía manejar mi problema. Algunos lugares asequibles
únicamente a pie. Algunos caminos eran intransitables desde las fuertes
lluvias. La distribución de los materiales de escuela sabática y
publicaciones se convirtió en una pesadilla.
La inestabilidad de la energía eléctrica en algunos lugares causo
problemas con nuestro equipo electrónico – y a veces en momentos
inoportunos. A veces el foco de la proyectora volaba o el generador de la
electricidad chisporroteaba – y luego paraba. Y esos focos, oh tubos de
radio del proyector solo se podía obtenerse en Lima o en California.
¡pero fuimos bendecidos ¡ numerosas cajas llenas con el camino a
Cristo, otro con el conflicto de los siglos, nos fueron provistas por la
organización inspiration books, de Phoenix, Arizona. Antes de distribuir
estos a nuestras visitas que estaban interesadas en nuestras reuniones
evanglística, les insertábamos una tarjeta en cada libro preguntándoles
su aprecio y entendimiento a su lectura e invitándoles a inscribirse en las
lesiones bíblicas.
El recibir un libro gratis era en verdad un evento tan inusual para la
gente de pueblo. Llenamos la ciudad con el camino a Cristo, entregando
una copia en cada negocio, cada casa, a la policía, a los taxistas,
empleados bancarios, y en la oficina regional de educación. Nuestro
regalo fue muy apreciado por ello y siendo que no tenían ni televisión ni
menos internet ellos aceptaban alegremente todo lo que era leíble.
Puesto que los libros eran un regalo de hermanos fieles, yo Estaba
determinado a que ellos sirvieran para un gran propósito. Así, nosotros
entregábamos El conflicto de los siglos en calidad de préstamo a
aquellos que demostraban un deseo de avance espiritual. Dimos, sin
44
embargo, a cada dueño de tienda una copia lo cual recibieron muy
agradecidos.
A un año o dos después de nuestra partida de la ciudad, el nuevo pastor
comenzó una campaña evanglística. El estaba conmovido y admirado al
ver a la gente de la cuidad caminar con su Biblias, el camino a Cristo y el
conflicto de los siglos. Aquellos que dieron su dinero para comprar y
enviar estos materiales especiales algún día rebosaran de gozo al
comprobar cuanta gente del interior del Perú fue bendecida.
Imprimimos y distribuimos, tarjetas semejantes a la de negocio en las
cuales estaba impresa la siguiente declaración de libro la educación, P.
57 de Ellen White:
La mayor necesidad del mundo ahora es la de hombres, hombres que
no se comprenden ni se vendan, hombres que sean sinceros y honrados
hasta lo más intimo de sus almas, hombre que no teman dar el pecado
el hombre que le corresponde, hombre cuya conciencia sea tan leal al
deber como la brújula al palo, hombres que estén de parte de la justicia
aunque se desplomen los cielos.
La respuesta que recibimos a estas tarjetas fue excepcionalmente
positiva.
Posteriormente imprimimos el mismo texto en una cartulina 20por
30cms, y en tiempo relativamente corto lo distribuimos en todas las
oficinas poniéndolas en las paredes o en los aviarios.
Al hacer es clamamos por la promesa encontrada en la página 79, 80
del camino a Cristo:
El esfuerzo para bendecir a otro redundara en bendiciones hacia
nosotros mismos.
Este era el propósito de Dios al darnos una parte para actuar en el plan
de redención.
El ha concedido a los hombres el privilegio de llegar a ser partícipe de la
naturaleza divina y su vez, de esparcir bendiciones a sus semejantes…
el espíritu de labor desinteresada por otros da profundidad, estabilidad,
amor semejante al de Cristo al carácter, y trae paz y felicidad al que lo
posee.
Buenas y malas noticias
45
Fue mi buena suerte tener en enero de 1974 a Volney Arévalo como
ayudante ministerial asignado al distrito. El era un joven agradable,
entusiasta y capaz. El se había graduado recientemente de sus estudio
ministeriales y estaba listo y dispuesto a aceptar la responsabilidad
de trabajar en el distrito misionero que comprendía tanto Tarapoto
como Lamas ¡ gracias padre por este joven!
Justo por este tiempo la junta de la Unión Incaica voto becar a sus
obreros para u curso de “predicación persuasiva ” con la Universidad
Andrews. Esa hubiera una carga adicional para mi. Además ya había
estudiado un curso semejante de homilética con el Dr. Norval Pease -
además de los otros. La participación implica la presentación de diez
sermones el 31 de enero y la lectura de dos libros - uno en portugués
y otro en español. De manera que use persuasividad con mi presidente
para que me permitiera a algún otro oportunidad que yo gustosamente
le sedería. El simpatizo con mis deseos y yo partí feliz y dichoso.
Un viernes de tarde me entere que Abel, un miembro recientemente
bautizado había estado enfermo por una semana y nadie sabía de
ello aunque era amado y apreciado por todos. El estaba tan enfermo
que no había comido por una semana e incluso no podía retener ni el
agua que tomaba. La madre tenía unos cuarenta años de edad y era
totalmente ciega. Habia dos muchachos menores en la casa, pero no
había ni marido ni padre. La cumbre del techo de su casa de palma
había volado , y una chompa de joven recientemente comprada le
había sido robada. El sol estaba descendiendo rápidamente y ese día
no podíamos hacer nada por el techo. A la mañana siguiente en la
iglesia informe a nuestros hermanos de la situación lamentable de la
familia. Inmediatamente después del culto cinco de nuestros hermanos
fueron a sus propiedades, cortaron hojas de palmera (de palma
shapaja), las trajearon y resanaron la cumbrera del techo. Yo fui a
nuestro pequeño auxilio de Dorcas y encontré una chompa, una
casaca, algo de miel y medicina para su garganta inflamada. Mientras
nosotros íbamos otros habían venido con manos dispuestas - y una
bebida para refresco. Cerramos nuestras actividades cantando y
46
orando. Todos concordamos que no había mejor manera de honrar a
Dios y su sábado que adorándole y amando a sus hijos.
Dios no ordeno que cayera mana del cielo en Tarapoto cuando 30 000
de nosotros no teníamos pan. Para esa necesidad él nos permitió
“hacerlo”. Los vuelos habían sido cancelados por falta de combustible
y estábamos temporalmente aislados.
Había otras cosas que escaseaban también - tales como fósforos y
papel higiénico - y gasolina. Los que poseíamos vehículos podíamos
manejar solamente en días asignados. Dios había tomado cuidado de
eso cuando nuestro piloto de la misión había almacenado sesenta
galones de gasolina cerca de nuestras casa y cuando yo necesitaba
gasolina los martes o jueves, Dios sabía dónde estaba el tanque
almacenado.
Ocurrió otra emergencia para lo cual fui llamado a Lima. Dos viajeros
suecos habían escrito una historia difamatoria sobre nuestros
hermanos campas - los que Vivian en el área del Gran Pajonal. Estos
escritores habían descrito un cuadro inaceptable de nuestra obra en la
selva, alegando que nada bueno se había logrado y que los
misioneros estaban robando a estos nativos el único gozo que
tenían para disfrutar - ¡sus borracheras con masato! Yo había visitado,
enseñado y ayudado a estos mismos campas del Pauti sabía que
estos escritores habían descrito conclusiones desastrosas y farsantes.
Se me llamo a Lima para reclamar semejante evaluación mentirosa y
negativa de la obra misionera adventista.
Después de reuniones con el presidente de la Unión y su asesor legal,
fuimos al consulado sueco para hablar con el embajador. Cuando nos
introducimos, el me pregunto atrevidamente, “¿es usted alemán?”
Impávido, le respondí con presteza, “no solamente alemán, ¡soy
berlinés!”
Al explicar nuestra obra en la selva le seguí al dignatario que tal vez
esos escritores extranjeros esperaron ver nativos salvajes
mugrientos, posiblemente desnudos y celebrando sus fiestas en
borracheras perdidas. Historias inusuales y excitantes ayudan a esos
escritores a vender sus publicaciones baratas. Incluso, uno estos
47
visitantes se atrevió a escribir que Chovingo, el jefe de la aldea, le
había ofrecido a su hija para una noche de placer. Cuando nuestro
maestro, Rufino y otros nativos oyeron esta mentira vil, ellos
declararon que jamás volverían a hospedar extranjeros en sus
aldeas.
Pregunte al embajador explícitamente, “¿Cómo pueden escritores
llegar a semejantes conclusiones siendo incapaces de comunicarse
con los aldeanos, y siendo ignorantes de su existencia anterior del
evangelio?”
El embajador, sin embargo, defendió a sus paisanos puesto que esos
individuos en Suecia eran “personas notables” y eran además sus
conocidos personales.
Podríamos haber escrito un artículo en defensa de nuestra obra, pero
sentimos que nuestro tiempo y dinero debía ser usado de aun
manera más positiva en vez de una simple defensa.
El presidente de la unión estaba satisfecho con mi conversación con
el embajador y me invito a dirigir el servicio de culto en la oficina para
el personal.
Los desafíos misioneros
Buenos y malos desafíos
De nuevo estaba en casa y con una nueva oportunidad. Fui invitado a
participar de una discusión de mesa redonda durante un congreso
educacional.
Yo iba a ser uno de los tres panelistas junto con el Dr. Yashimura, un
psicólogo y el alcalde de la ciudad. Yo reconocí que esta sería una
oportunidad especial para competir nuestra filosofía con maestros
preocupados con la reforma educativa.
Conocedor de nuestros principios en los escritos inspirados y podría
hablar con autoridad a los doscientos cincuenta maestros atentos. El
coro local de la iglesia canto de su repertorio, y al final del programa
dimos a cada maestro una copia del camino Cristo.
De algún modo estaba inspirado para invitar a estos maestros a nuestra
iglesia para un programa musical especial. Alrededor de ciento
cincuenta de estos educadores atendieron, además de otras visitas con
48
sus esposas. Nuestra pequeña iglesia estaba repleta y el coro
sobrepaso su presentación, durante el intermedio distribuimos de nuevo
el camino a Cristo a todo el que no había recibido previamente luego
invite a los directores de colegio a identificarse para regalarle el
Conflicto de los Siglos después de eso – más manos se levantaron. Dos
monjas estaban entusiasmadas con los libro de inmediato solicitar a los
que recibieron que nos dijeron su reacción después de la lectura.
Al concluir el programa el director de educación nos alegro con sus
palabras de aprecio, “¡yo no sabía que había semejante coro en toda la
región de San Martin!”.
Nuestra iglesia se estaba volviendo famosa. Teníamos miembros
dedicados y activos, gente joven representativa llena de valor y espíritu
misionero. Un sábado por la tarde iba hablar en Shapaja y estaba
llevando dos jóvenes conmigo para animar el programa. La mayor parte
de nuestro coro decidió acompañarnos y cantar para el programa de la
tarde. En la tarde los miembros del coro visitaron la mayoría de los
hogares invitados a los residentes para el servicio de la tarde ¡y ellos
vinieron! Tuvimos un servicio hermoso y cuando tratamos de despedirlos
invitándolos a que volvieran la siguiente noche, ¡ellos no querían irse!
¡Querían oír más música! “¡queremos oír al coro ¡”
En mi oficina! ¿Qué podría hacer con ellas? La distoficina de la misión
había estado enviando las revistas juventud y vida feliz- yo estaba
obligado a distribuirlas o venderlas-pero no, ¡alli se habían estado
amontonando! Un dia tome coraje con la situación- y las revistas salieron
conmigo a la calle. Las revistas eran tan atractivas que casi se vendían
ellas mismas. El primer día vendí 42 de ellas y al dia siguiente 75. El
director de un colegio de secundaria en la cuidad era un sacerdote
dominicano. Con su larga sotana blanca y su barba volante era muy
fácil de reconocerlo a una distancia.
Yo estaba vendiendo una revista a uno de sus maestros “¿Qué tal?”- lo
salude- “nesecito hablar con usted”.”no tengo tiempo ahora”me
respondió.
“señor”- le respondi-“yo no necesito de su tiempo, solo de su dinero”.
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El simplemente se rio, se paro por un momento y compro 4 revistas. El
siempre acepto todo el mterial impreso que lo ofrecía. Ya sabía que el
estaba esperándome el mes siguiente y si no hia, el protestaba pues se
había convertido en un cliente obligado.
Un maestro de historia de un colegio de secundaria- y ateo confeso –me
vio como un amigo con quien podía discutir historia. el también
compraba todo el material de lectura que yo ofrecia.”no demore
demasiado” me dijo un día al dejar su oficina.
Otro primer día en mi vida vino durante la semana santa peruana. Yo no
tenía experiencia o instrucción en tarea de radio difusión. Pero no
carencia de ideas al acercarme a la estación local de “radio
tropical” .había tiempo disponible entre las 9:00 y las 11:00. Estaba
entusiasmado a media que mencionaba a otros acerca de esta
oportunidad para nuestra iglesia.
En el primer programa radial de mi vida. Pero hubo algo que me
incomodo al entrar en el estudio. Imagine mi dilema cuando vi allí a mi
amigo el Sr. Salinas, con quien había estudiado muchas horas en
nuestra casa, quien a su vez había estudiado junto con sus amigos, y
ahora lo encontraba presentando un mensaje favoreciendo a la iglesia
oficial. No estaba seguro mas de sentirme tranquilo, o si él o yo.
Comenzamos nuestro programe y el Sr. Salinas se quedo escuchando
hasta el final.
Muchas visitas vinieron al estudio para escuchar en el auditorio de la
estación. Otros me aseguraron que quedaban en casa escuchando la
transmisión.
Nuestro programa de música y guion parece que tuvo éxito y oramos
para que el señor bendijera a los que escucharon.
El 28 de julio.
El Perú es el país de múltiples rostros y de mucha gente. Pero una cosa
es cierta los peruanos aman su país y el 28 de julio, el día de su
independencia nacional tiene un significado de inmensa alegría hay más
de 45 etnias y cada una de las cuales tiene su propia idioma. Hay
también los “norteños” que vienen de Cajamarca, Chiclayo, Piura Trujillo
y tumbes. Esta región costeña- la ciudad de huacho, chancay, lima callo,
50
ica nasca Mollendo y Tacna. En el en el altiplano de la serranía están las
ciudades de puno Juliaca, cusco sicuani con la cultura chequea y
aimara predominante. Em la selva, las ciudades son Iquitos,
yurimaguas, Pucallpa, tingo María, Moyobamba, tarapoto y puerto
Maldonado.
No importa donde viva una persona, cada una y donde sea hace sus
preparativos para la celebración anual del 28 de julio. Hay desfiles,
bandas folclóricas, bandera decorando las casas y las calles. Las
comidas, típicas de cada región son preparadas con entusiasmos. Con
vos solemne y mano en el pecho, el himno nacional es cantado con
fervor “somos libres, seamos, seamos, seámoslo siempre”. Y terminan
con un grito entusiasta de ¡viva el Perú ! sin embargo cada semana de
nuestro peregrinaje por este país veíamos que el don precioso de la
libertad se veía amenazado por la sombra de una amenaza marxista.
La industria del tabaco en tarapoto fue convertida en un asunto
administrado por el gobierno central. Las ricas menas de la serranía
fueron también confiscadas para convertirse en propiedad del estado.
Algunos periódicos pasaron por la misma suerte.
Mientras estaba parado delante del estrado oficial para las
autoridades de la provincias de san Martín, experimente dos
sentimientos contrarios.!Uno de frustración y otro de preocupación!
Aquí estaba esa gente en forma masiva a la cual yo quería llegar
con el mensaje adventista, ¿Cómo hacerlo? Luego me preguntaba
cómo y dónde esa gente joven encontraría trabajando y un lugar
donde vivir en los años venidos. La mayoría de ellos deseaban
conseguir una mayor educación y huir de ese estilo de vida
simple de sus padres. Yo sabía que ellos tenían la capacidad
mental para lograr tales aspiraciones. Pero, ¿cómo poder lograrle?
Tuve un sentimiento de gozo mientras permanecía allí de pie al
ver a numerosas personalidades q quienes yo entregue de manera
personal el conflicto de los siclos. Conté por lo menos diez
personas a quienes las había expuesto a los futuros eventos esta
publicación inspirada. Entre ellos, el subprefecto, el alcalde, tres
capitanes de la policía, y varios comerciantes.
51
Por la tarde nos unimos a las celebraciones en el estadio para
mirar los ejercicios de los rangers del ejercito, los gimnastas y la
carrera de los 100 metros. Al día siguientes evitamos el estadio, sin
embargo, los organizadores de los festejos habían programado
una corriente de toros.
Glosaría y tristeza
Con frecuencia la oficina de la misión me pedía que oficiara
bautismo en otros distritos. Panan era una estación misionera
distante que estaba entre los chayaywitas, una de las cuarenta y
cinco diferentes etnias del país. El piloto stan sornberger me llevo
allá un sábado por la mañana en el cessna 185 de la misión del
oriente peruano. Para mí fue un deleite visitar las aldeas de
nuestro hermanos adventistas. Cuando llega el cristianismo, también
llega el orden y la limpieza, y allí no hay puercos con suciedad
deambulando por los alrededor. Uno de los primeros misioneros de
panan, augusto doñez, había construido un hermoso templo con
material de la selva, situándolo en un lugar elevado. Yo recuerdo de
manera vivida la escena hermosa a medida que los hermanos
descendían de su aldea al rio para la ceremonia bautismal. Ellos se
preparaban en línea a la orilla del agua cantando himnos introductorios.
Siempre llevaba conmigo un palo para asegurarme de que no hubiera
rayas descansando en las piedras. Una picadura de esos animales es
ciertamente dolorosísima.
Mi corazón fue tocado cuando después de la ceremonia algunas
hermanas de edad me entregaron varios huevos como demostración
de aprecio. Durante el vuelo de regreso, los puse dentro de mi zapatilla
que siempre usaba en un bautismo.
No nos faltaba nada y disfrutábamos de una salud inmejorable.nos
preguntábamos cómo la gente del lugar podía pagar precios tan
elevados para las cosas de la vida diaria. La avena costaba catorce
soles el kilo, y un huevo entre cinco y seis soles. Mi sueldo mensual era
unos dos mil soles (alrededor de unos $100.00).
52
Evelyn daba clases de piano e ingles que ayudaba no solo al
presupuesto familiar si no que nos ponía en contacto con la gente más
influyente de la ciudad. Entre ellos estaba el jefe de la policía de
investigaciones, la policía regular, ingenieros, secretarios y empleados
del banco. A menudo durante estos contactos podíamos conversar de
asuntos religiosos. Era otra manera de llegar a la gente.
Fue una ocasión memorable cuando las cuarenta y seis voces del coro
del colegio unión de ñaña (ahora universidad peruana unió) de Lima
visitaron Tarapoto. Deseamos hacer de esa visita un evento especial
para Tarapoto y para la juventud de los colegios. Ellos eran jóvenes
cristianos vividos listos para la acción y estaban dispuestos a disfrutarla
a plenitud. Como organización una maratón de presentaciones. Ellos
cantaron en diferentes lugares de la ciudad y a lo largo de las ciudades
del rio Huallaga. La iglesia de Lamas y Morales recibieron un programa
completo. Radio tropical fue contactada para los anuncios. Ellos
presentaron ocho programas en cuatro ciudades para lo cual tuvieron
que viajar unos 260 kilómetros. Ellos presentaron sus programas con tal
entusiasmo y perfección que fueron bien recibidos. Nosotros
disfrutamos de esa juventud entusiasta y se desarrollo un vínculo de
amistad entre nosotros. Todos éramos parte de la familia de Dios en su
Servicio. Anhelábamos el dia cuando podamos cantar juntos en el coro
celestial.
El “Movimiento Adventista” esta activo incluso en las selvas del Perú.
Volney Arévalo que había ayudado en la marcha de mis cuatro iglesias
y veinticinco grupos durante ocho meses fue asignado a otro distrito.
Ahora tenía que estar solo en este vasto territorio para pastorearlo,
sino también se nos pidió construir una iglesia en Morales. Viajar no
siempre es fácil i en realidad lleva tiempo, esfuerzo y cierta
determinación para visitar algunos de esos lugares. Un sábado por la
tarde junto con un amigo mio visitamos Zapatero. Cuando retornamos a
la luz de la luna a eso de las nueve de la noche al cruzar el rio Mayo
repentinamente resbale en las piedras y quede hecha una sopa. Mi
maletín quedo abierto al chocar con las piedras pero mis materiales
felizmente escaparon del desagradable bautismo. Con mis codos
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heridos, mis rodillas magulladas, calado hasta los huesos, hice lo posible
para mejorar mi momento los veintitrés kilómetros asta la casa y la
cama. Pase una noche dolorosa, pero al dia siguiente era un dia
atareado, juntando materiales con los hermanos de Morales para
edificar el nuevo templo.
Yo ma propuse vitar todos mis grupos e iglesias por lo menos una vez
cada tres meses. Al llegar el tiempo de visitar los grupos del área de
Lamas, comencé mi camino de veintitrés kilómetros hacia Lamas - la
ciudad de los tres pisos. Luego, colina abajo yendo asia el otro lado de
la ciudad se iba asía Pamashto. Aquí deje mi motocicleta con una
familia que conocía, y me apresure hacia Alto Canaan y deje los
implementos de la Escuela Sabática para los miembros de ese lugar.
Luego de una hora tenia que ir hacia Shamboyacu. Había llovido el dia
anterior y yo estaba resbalándome a través de esos senderos de la
selva hasta la seis de esa tarde cuando llegue a cansarme tanto que
comencé a buscar algún rinconcito para dormir esa noche.
Era ya casi oscuro cuando divise las primeras casas. Cruce el último
riachuelo y luche unos cuantos metros hasta nuestros hermanos. Antes
de la reunión participe del menú selvático. Arroz y porotos serian
bienvenidos si no había otra cosa. Siendo que iba a dormir en el piso
me puse dos camisas más. Y pase el resto de la noche.
A la mañana siguiente había servido el culto y extracción de dientes
antes de continuar hasta Yesozapa. Las rasiones de la selva que tuve
allí con los hermanos fueron bienvenidos – antes de comerlas y también
después –porque esa era la última comida del día. Y la noche a pasarla
de nuevo en el suelo.
Antes del desayuno, los sufrientes estaban alineados para soportar la
extracción de sus dientes. Luego de nuevo caminar subiendo y
bajando las colinas cruzando los arroyos atreves del monte hasta
Huapo. pero ahora ya era viernes de tarde y estva retornando
hasta el lugar donde había dejado mi movilidad. Insisti que uno de
los lideres me acompañara a lamas. ¡que bendición ¡ torno el camino
en un charco lodoso .las ruedas de la moto quedaron tan atascadas
con lodo que casi rehusaban rodar .pasamos la tarde, la noche del
54
viernes y todo el sábado con nuestros hermanos de la iglesia de
lamas .cuando paso el sábado considere todas mis opciones .dormir
en el piso con el ruido de la planta eléctrica a unos treinta metros
de allí entorpeciendo mi descanso , o subirme a la moto e irme
rumbo a casa , a unos 25 kilómetros de bajada . comencé a pensar
en los chicos cantando con su banada misionera, “ire donde quieras
que yo vaya, mi señor, por los llanos o el mar. Yo proclamare
lo que tu quieres que proclame , mi señor, ¡ yo seré lo que tú quieres
que yo sea!” si, escalando montañas, noches en piso—
dificultades para mi esquelética figura , pero también, ¡La experiencia
del gran gozo en el servicio ¡.
En tabalosos la gente del lugar estuvieron tan ansiosos de oír el
mensaje bíblico. Cuando concluí mi sermón, ellos pidieron otro.
Cuando termine por segunda vez ellos pidieron un servicio de
culto a las seis de la mañana . A la mañana siguiente una hermana
conto entusiasmada la reacción de su esposo cuando oyó el
informe de los sermones anteriores . El estaba tan impresionado que
continuaron conversando hasta la una de la mañana.
Adiós, Tarapoto
Era el 7 de noviembre de 1974 cuando el presidente de la
misión, Abel paucar, vino a visitarme ---¡no era una visita ordinaria!
“! Usted es un obrero pionero y s e lo necesita en Iquitos!” Nuestra
tarea nueva seria pastorear en la gran ciudad de la selva. Esa
visita del presidente desato una tremenda carga de entusiasmo en
nuestro círculo familiar. Era justo en tiempo de nuestra salida de
visita a los padres y el retorno al “estilo americano” por tres
meses, de manera que teníamos que incluir eso en este
cronograma anticipado. Nuestras vacaciones largas iban a
comenzar desde el 10 de enero hasta el 10 de abril en 1975.
Sería muy placentero estar en casa disfrutando de nuevo de la
compañía de nuestros amados y descansar un poco de nuestras
actividades pastorales.
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La vida era excitante, ¡sí! Agitada, sí, ¡también! Había
obstáculos que remontar – puentes que cruzar, senderos lodosos que
transitar, una multitud de actividades que manejar. Nuestra semana
de oración estaba ya programada en tarapoto. La junta de
nombramientos de tarapoto. El nuevo edificio de la iglesia de morales
– y necesidades dirigir la construcción – y asentar los ladrillos con
Alfredo del águila. Y tenía que visitar a todo mi distrito antes de salir
del área. No solamente apreciábamos la belleza natural de nuestra
provincia-¡sino sobre todo a nuestra gente! El área del rio Huallaga-y
los grupos de la iglesia a lo largo de ella, de ningún modo podía
irme sin una visita de despedida. Este era sin duda un nuevo
desafío –y ciertamente un trago agridulce.
¡Iquitos! Habíamos oído de esta ciudad. Pero jamás habíamos
considerado residir en ella. ¡Pan y gasolina baratos ¡veinticuatro horas
de electricidad! ¡Temperatura elevada! Bueno, ¡teníamos un equipo de
aire acondicionado que no lo habíamos utilizado aun! ¡Iquitos! –sí,
¡Iquitos aceptamos tu deseo!
Estamos corriendo contra el tiempo. partí con la bicimoto el viernes
para pasar todo el sábado con la congregación de lamas para mi
última visita pastoral. Íbamos a celebrar el servicio de comunión y
disfrutar de muestra hermandad. Durante la escuela sabática, ¡tenía
que suceder! Las nubes se agolparon una y otra vez, y derramaron a
tan inapropiado hora, una indeseable e inesperada cantidad de
agua tal que tuvo que cancelar me regreso a casa esa noche. Al
menos, así lo pensé.
Era más o menos las 9:15 de la noche y un mensajero llego jadeante
de tarapoto.” ¡Pastor, su esposa lo está llamando! ¡Necesita ir a su casa
ahora mismo!”
“vaya, vaya, ¿Cuál será su urgencia?” – pensé.
Evelyn había escrito un notita. “siegfried, ¡apúrate a venir a casa! Tengo
terribles dolores y punzadas y debo de ser hospitalizada. ¡Por favor
ven a casa inmediatamente! Evelyn.”
Bueno, no era para quedarse allí parado. Me sentí como corredor
fantasma mientras manejaba mi moto por la callea esa hora. Todos ya
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dormían. El mensajero igualmente de tras mío a medida que íbamos
por la calle de la ciudad de tres pisos. Una gruesa capa de nube cubría
la cuidad y el frio penetraba en mi cuerpo. Yo ya estaba llevando dos
camisas debajo de mi casaca, pero pare para rodear mi pecho con un
par de pantalones a fin de proteger mi pecho pues pensaba acelerar en
serio. El camino estaba resbaloso. Me preocupaba pensando en el
arrollo de chupinshinhua que había más adelante. “¿Cómo haremos
allí?”- pregunte en voz alta. El riacho estaba cargado, el agua corría
rápido. Varios carros estaban en líneas esperando que al nivel del agua
descendiera. Cuando ellos se aventaron a cruzar, también nos llego el
turno. Saque los alambres de la bujías de la moto y las puse en el
asiento. Mi compañero llevo mis zapatos y mi maletín al otro lado y
volvió. Con la luz encendida empujé la moto a través de la rápida
corriente. El agua caso cubría todo el motor, pero ya pensé, “si puedo
pasarla rápidamente, el calor del motor secara las partes afectadas”
“!gracias padre!” logramos pasar con seguridad y el motor arranco de
inmediato. Eran las once de la noche cuando llegamos a casa.” Ahora, ¿
cómo esta Evelyn y donde esta ella?”.! Ella estaba en casa y en cama!
Ella ¿había perdido una criatura de dos meses. Ella había ido al médico
y se le dijo que no estaba en cinta. Cuando fue incapaz de soportar
semejante dolor externo, ella me necesitaba y me envió su SOS. Fue
una experiencia devastadora para los dos.
Terminando nuestra selvática
En esta gira visitaría sauce, anguano, muyuna y chazuta, afirmando,
bautismos celebrando la comunión, eligiendo a los oficiales para los
siguientes años, y haciendo alguna obra dental final! Que agenda
¡arregle mi equipaje típico- unas cuantas camisas de manga corta ropa
interior, instrumentos dentales, medicina básica, biblia material de
sermones y andando.
Por casi tres horas no hubo carro ni camión- nada viajando por la ruta
del rio Huallaga. Las lluvias torrenciales habían tornado la carretera y los
viajes en una pesadilla. El primer carro que paso era pesado y estaba
sobrecargado. ¡¿Cómo conseguir que alguien me ayude?! Final mente
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un camión de unas dos toneladas me ayudo. A lo largo del camino había
vehículos varados en el lodo. Yo estaba agradeció por un viaje seguro
de unos treinta y un kilometro. De allí en adelante tenía que ir por mi
cuenta, caminando- o más bien- rebalsando por un camino escalando
por el Huallaga. Había lodo, lodo, lodo y más lodo, cruce el rio en una
canoa para visitar el grupo de creyente en sauce. Estraves un hermano
me esperaba con un caballo para llevarme- junto con mi equipaje
subiendo la ladera de la montaña, recordé mi safari hacia tres meses
cuando yo, no pude de ningún modo convencer a mi caballo alquilado a
realizar su tarea de asignado. ¡Como me gustaba la belleza de esta
pequeña aldea anomada junto a la laguna! A nuestra llegada convertí
rápidamente las uvas frescas que había traído en fugo de comunión para
el día siguiente. Nuestro deberes al realizar incluían unisita a la policía
local para enseñar las lesiones “la biblia habla” que habían dejados
con ellos. También la comisión de nombramientos necesitaba elegir a
los oficiales de la iglesia para el año siguiente. Las siguientes seis
noches mi cama volvería ser el suelo ya que todas las camas eran muy
pequeñas para mi talla. De todas maneras, yo prefería el suelo a un
colchón irregular o a un cartón y un somier escondido por una simple
sabana.
El líder dl grupo de sauce me acompaño a mitad ce camino a aguano –
muyuna que estaba a unos veinte kilómetros más adentro. Era atreves
del monte laderas escalonadas, riachuelos que cruzar y un camino
fangosa. Yo había anticipado un muevo compañero para la otra mitad
pero no apareció en el lugar convenido me apresure a seguir solo. En
realidad no necesitaba guía solo un compañero. Habían animales
salvajes en el área – cerdo salvajes, pumas y serpientes y no tenía
nada con que defenderme yo no cargaba machete en esa área por eso
sería un peso extra. Además, yo ya no tenía miedo por no era novato
en los senderos de la selva.
Secretamente había esperado que mi dieta vespertina fuera diferente
del consabido arroz seco, porotos y huevos fritos. Mi esperanza se
realizo- bendecida con una deliciosa sopa de fideos- perro siempre
acompañado con el menú selvático acostumbrado.
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Justo antes que llegara un hermano había venido de tarapoto con dos
kilos y medio de uvas para hacer el vino de la cena del señor- descanse
un poquito en el suelo antes de sumergirme en el proceso de convertir
las uvas en jugo. Fue agradable y placentero, disfrutar de la compañía
de esa querida gente tan dispuesta a ayudar- y ellos Tan felices al
disfrutar del jugo. Pelamos las uvas para hacer el jugo más dulce, luego
le hervimos y prohibimos que cualquiera tocara la olla. era una
precaución para que no se malograse antes de usarlo. Luego hervimos
la cascara, añadimos un poco de azúcar e hicimos el jugo delicioso para
disfrutarlo.
Un pequeño grupo de creyentes se reunió mientras recibíamos el
sábado, discutiendo sus bendiciones y belleza para el pueblo de Dios. El
sábado de mañana todos nosotros subimos en canoa para ir rio bajo a
unirnos al grupo de Chazuta. Después de una Escuela Sabática vivida
con ambos grupos participamos celebrando la cena del señor. Algunos
presentes nunca antes habían ese privilegio, así que yo les explique
cada parte de la ceremonia.
Yo trataba de celebrar el servicio de comunión cada trimestre con las
cuatro iglesias mi cuidado y para los 27 grupos a mi cuidado por lo
menos una vez al año. Me sentía como un sacerdote yendo alrededor
dedicando niños, celebrando la cena del señor y bautizando
candidatos. Tratando de unir varios grupos hacíamos la gira de modo
que cada uno pudiera disfrutar de bendiciones especiales de la
compañía en el servicio de comunión.
Después de la puesta del sol pude comprar algunos alimentos básicos y
otros artículos para un hermano indigente. Fue una bendición adicional
que se me concedió ese sábado al congregarme con esos hijos de Dios
aislados.
Al amanecer del nuevo día yo me preocupe por mi transporte yendo rio
abajo. Estaba listo a partir después de un sustancioso desayuno de
plátano frito y bananas aplastadas, un huevo frito mas una bebida dulce.
A eso de las 7:45 de la mañana estaba sobre una bolsa de cuarenta y
dos troncos. Quince cabezas de ganado eran mis compañeros de viaje
por el resto del día y medio siguiente. Al ganado no le importaba la
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exposición al sol, pero yo estaba en camino a ser semiasado. El dueño
de la bolsa conocía el rio y paro por la tarde justo antes de entrar en el
rápido peligroso. Pero entonces me percate de algo ¿cómo pasar la
noche a bordo junto con esos viajeros cuadrúpedos? No estaba
entusiasmado con semejante perspectiva y note con alegría que había
una canoa volteada en la orilla. ¡Esa sería mi cama! Me estire
agradecido y medite en la belleza del orión imaginando el retorno de
Jesús con sus miríadas de ángeles acompañándolo al descender a la
tierra a través de ese lugar en el cielo.
Un joven apareció no sé de dónde. Curioso por mi larguirucha silueta en
el lado incorrecto de la canoa, tuvo que descubrir la razón de mi
presencia. Muy pronto estuvimos hablando de cosas espirituales. Como
no había ninguna clase de iglesia en esa área, le urgía a obtener una
biblia y a considerarla como el mensajero de Dios para él.
Muy temprano por la mañana sentí una pequeña llovizna mojando mis
frazadas. Antes de abordar mi carguero flotante para el viaje de siete
horas bajando el rio, bebí un tarro de leche condensada, devore algunas
galletas de coco- y tuve a bien llamarlo desayuno. Debí de llamarlo
también almuerzo por qué no tuve un menú diferente que comer hasta
que por la tarde aparecieron el consabido arroz, porotos y huevos fritos
como cena
Mi corazón se condolía al ver las aldeas aun no tocadas mientras
nuestra embarcación pasaba frente a ellas ¿Cuánto más necesitarían
ellos esperara para escuchar el mensaje de salvación del cielo? En
papaplaya y pelejo cuatro de nuestros miembros eran maestros de una
escuela pública. Yo estaba admirado con la atención que estaba
recibiendo. Un muchacho me saludo, “señor, todos aquí lo están
esperando ansiosamente”.
“¿verdad?” - le pregunte con incredulidad.
“¡si señor!”
Yo me sonreí porque sabía que en realidad estaban esperando al
gobernador de la provincia. Pero ellos estaban pensando que yo era él.
Yo no era el gobernador, pero siempre trataba de representar al rey de
reyes. Visite la estación de la policía local, al director del colegio
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secundario, dirigí unas reuniones de culto por la noche y la mañana con
nuestros hermanos, y extraje una cuantas muelas molestosas.
Partimos luego para yurimaguas .fue un viaje de meditación rio abajo en
un bote a motor cargado con ocho toneladas de peso. Yo estaba
preocupado por las numerosas aldeas sin iluminación de la historia de
la salvación y las glorias de la eternidad. ¿Cuándo serian alcanzados?
Debemos planificar algo para estas preciosas joyas de la selva que
están esperando la luz en sus tinieblas.la belleza natural en esta jungla
gloriosa todavía me asombra, los arboles inmensos, el voluptuoso monte
bajo, la variedad de aves volando sobre la densa fronda, el sonido de la
selva. ¡Me estaba volviendo nostálgico! El recuerdo se torno a mis
primeros viajes hechos a los ríos Tambo, Ucayali y Urubamba. Me
percate cuan ligado estaba mi corazón a los ríos y a la gente viviendo
a lo largo de de estas riveras. De pronto me percate que otro canto de
cisne esta entonando las finales del canto.
Al llegar a Yurimaguas corrí al aeropuerto para coger el vuelo de la
tarde a Trapoto. Era veinte minutos tarde. El avión ya estaba volando.
Sin pérdida de tiempo, recurrimos al plan B consistente en tomar un
carro para ir por carretera a Tarapoto. Un camionero voluntario llevando
una carga de cinco toneladas de pescado “oloroso” y otros pasajeros
me tomo también a mí. Tras numerosas interrupciones y varios
desperfectos nuestro viaje de once horas y media termino justo
cuando una torrencial lluvia iniciaba a las 3:30 de la mañana. El viaje
termino y estaba en casa.
Nuestros días en tarapoto se estaban terminando y comenzando a
empacar nuestras cosas para el cambio a Iquitos yendo rio abajo hasta
el Amazonas. Iba a ser emocionalmente doloroso despedirse de
aquellos que uno había llegado a querer y apreciar dentro de muchas
horas juntos con ellos en la obra del Señor.
No era siempre fácil decir “a dios” al salir de California no nos fue una
experiencia traumatizante. Sabíamos que podíamos volver no
importaba donde eligiéramos ir. Llevaba tiempo para construir la
confianza de un nuevo pastor entre los miembros de la iglesia y disfrutar
esa relación de confianza mutua cuando se ha estas establecido esa
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relación de equipo. Nos estamos percatando que esa época de amor y
servicio estaba por concluir.
Nuestros planes inmediatos eran atender las reuniones de fin de año de
la Misión del Oriente Peruano que se realizarían en yarinacocha cerca
de Pucallpa.
Después de eso volveríamos lejos a los USA en viajes de vacaciones
largas.
Vacaciones y retorno
Vacaciones frígidas
En 1975, todos los vuelos internacionales salían de lima. Nosotros
siempre tratamos de salir en un sábado de noche y cerca de la
medianoche. Los vuelos de medianoche nos permitían suficiente
tiempo después del sábado para reunir nuestras cosas y tener una
llegada sin apuro y sin molestia al aeropuerto. Nuestro buen amigo
y misionero “casero” Walter willumson siempre nos esperaba en el
aeropuerto de los ángeles a nuestra llegada a las 7:00 am de la
mañana.
Tres meses era una buena temporada para una familia de cuatro
viviendo en la casa de sus padres ancianos. Mis padres Vivian en
una casa con dos dormitorios, y un baño. Pero, tres meses no son
tiempo suficiente para comprarse un carro o arrendar una casa. De
manera que prestamos su buena voluntad y su carro hasta el tiempo
de nuestra visita gira al Canadá para visitar a los padres y
familiares de Evelyn. Nosotros hacíamos siempre este viaje cuando
veníamos a los USA. Esta vez, renhold el hermano de Evelyn, no
solamente quería venir con nosotros , sino quería también
prestarnos su oldsmobile para el viaje.
California es muy agradable durante enero, pero en enero Canadá
es simplemente frio, frio y muy frio. Cuando más lejos íbamos la
temperatura era más baja. Winnipeg estaba a treinta grados bajo cero.
Afuera era congelante, las ventanas de doble panel estaba
congeladas cerradas y cubiertas con hielo. Pero adentro había
cálido compañerismo, celebrado con abundante comida buena,
música y la gran querida familia de Evelyn. Un sábado de la mañana
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antes de ir a la iglesia arroje un vaso de agua al aire. ¡El agua cayó a
tierra congelada! Note también que todos los carros estaban
equipados con un cable al radiador.”¿Para qué son esos cables
reinhold?”- pregunte.
“ellos están conectados a electricidad previniendo que el radiador se
congele y evite que el aceite del carter del cigüeñal quede rigido. En
un clima como este es simplemente necesario mantener al motor
caliente incluso durante una parada corta”- me explico.
Yo no sabia que estaba pasando conmigo y mi familia. Después de
haber disfrutado con la familia, las festividades, la comida y la libertad
de la premura de tiempo, un sentimiento intranquilo me sobrecogió.
Yo no estaba acostumbrado a tanto tiempo libre para mi mismo
encerrado lejos del mundo que me rodeaba. Bueno, era un buen caso
de “fiebre de cabina”.
Me sentía como encarcelado. “Evelyn, ¡yo creo que me vuelvo a
california! ¿Crees que tu papa me llevaría al aeropuerto?”
Eileen y haroldo me escucharon hablando a Evelyn.”Papa, yo también
me quiero ir” - dijeron al unísono.
Evelyn no podía sino decir, “donde tú y los niños van, yo voy
también”. Decidimos que saldríamos tan pronto como fuera posible.
Reinhold se había quebrado una pierna y estaba enyesado. Iba
hacer un viaje largo y difícil acompañándonos pero el sugirió
voluntariamente que manejaremos su carro de vuelta y el volaría
posteriormente para regresar .
La última cosa que hice la tarde anterior de nuestra estadía fue
revisar el motor de del oldmobile y verificar la condición de la batería
en el frio canadiense - y lo primero que hice también a la mañana
siguiente para asegurarme de nuevo. Después de varios intentos
lentos el motor arranco en una nube de vapor que indicaba su
situación normal. Estuvimos seguros y nuestra partida rápida estaba
garantizada. Luego de un tremendo desayuno canadiense, una
despedida afectuosa enrumbamos directamente al sur de hacia las
Dakotas. Estábamos deseando ver arboles verdes, monte y un clima
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más cálido. Éramos “gente del monte” y procesábamos de un ambiente
de verdor.
De vuelta en california quedamos sobre cogidos el recibir un llamado
de la asociación general. ¿qué pasa ahora? “hermanos neuendorff, ¡la
unión incaica ha votado que usted vaya al altiplano para pastorear la
ciudad de Quillabamba!”
Esto era no solamente un shock, sino además un shock lleno de
interrogantes ¡estábamos destinados para Iquitos! Pero, que
importaba.
“¿aceptara usted este cambio?”
“no sabíamos donde quedaban esas ciudades e ignorábamos por que
habían cambiando los planes”. Pero, ¿importaba eso? Aceptamos
(iríamos dondequiera Dios y los hermanos desearon que fuésemos).
¿Dónde viviríamos?¿qué clase de clima había allí? ¿Deberíamos
aprender otro dialecto? ¿Cuán grande es la iglesia? ¿Qué tamaño seria
el distrito? Nadie en loma linda había estado jamás en Quillabamba.
¿Y nuestra cosas? Las habíamos despachado de bajada en vez de
venderlas. ¿Qué hacer ahora? Bueno,” ¡iremos donde tu desees que
vayamos!”
Terminamos nuestras vacaciones con visitas de despedida y charlas
sobre nuestra obra misionera en las iglesias de loma linda y las de los
alrededores. El día de partida vino y una vez más estábamos volando
sobre los cielos azules y en pos de otra aventura para nuestro Señor.
Eileen era ahora una adolescente esbelta de dieciséis años y Haroldo
tenía justamente seis. Ellos eran chicos que ajustaban a la aventura –y
hasta la adversidad. Ellos hacían amistades fácilmente y amaban la
vida. Así que dijimos de nuevo a dios y a su vez ¡hola Quillabamba!
De regreso al Perú
Llegando a lima, Evelyn y los chicos quedaron en el departamento de
huéspedes de la Unión y yo volea Tarapoto para arreglar el
embarque de nuestras pertenencias, la moto Honda y el Jeep al
altiplano peruano. El primer paso fue arreglar los permisos de aduana.
Todo fue bien hasta que llego el obstáculo de a Honda. Hace mucho
habíamos requerido los papeles de propiedad de lima, pero ellos o
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bien se habían perdido en el correo o alguien había fallado al
procesarlos en el DMV. ¡al final estaba todo listo para levantar vuelo y
chau !
El tabaco es producto importante de la economía tarapotina. Cada vez
que un Hércules de la Fuerza Aérea volaba con veinte toneladas de
ese producto para el mercado, me prometía llevar mi carga, pero
siempre la postergaba hasta “el siguiente vuelo”. Cuando vi –eventual
mente - que nuestro menaje y pertenencia estaba cargados en un
avión, recién me atreví tomar un vuelo. Yo debería encontrar mis
pertenencias en Chiclayo al día siguiente ¡Así lo hice! Ellas habían
sido arrumadas en la pista toda la noche- y el piano estaba patas
arriba. El siguiente paso era arreglar el transporte de nuestras cosas
incluyendo la honda en un camión hasta lima. Estas se logro y comencé
el viaje hacia la gran ciudad distante a unos 720 kilómetros me reuní
con mi familia a las 5:30 por la mañana.
Yo había estado saltando los obstáculos unos tras otro. El siguiente
fue reparar el motor del jeep antes de iniciar el largo viaje de subidas y
bajadas hasta nuestro nuevo puesto. Yo podía confeccionar,
edificar un templo, y algunas otras cosas, pero ahora tenía que
desarmar un motor y armarlo de nuevo. Era una necesidad decidida
que precisaba de un “esfuerzo de vida o muerte” obstinado, pero, con
la ayuda de amigos serviciales me aventure en lo desconocido.
Alfredo estrada y Keith Moses proveyeron espacio y herramientas para
el proyecto. Yo retire mi moto de la compañía de equipajes para contar
con transporte al comprar las partes que necesitaba. El jeep reparado
volaba y Haroldo y yo estábamos listos para el camino de la cordillera.
Evelyn y Eileen volvieron a la capital incaica del Cuzco, luego
tomarían el tren para un viaje de siete horas hasta chaullay. El
viaje era a través de gargantas estrechas de los valles, laderas
escalonadas revelando un escenario montañoso de interés y
belleza.
Cuando los niños volaron, Haroldo y yo tomamos la carretera
panamericana corriendo por la costa sur, para luego subir los andes
y cruzarlos. El jeep necesitaba “ajustar”- estábamos manejando en
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altura e incluso nosotros necesitábamos oxigeno. Esta combinación
de nuestro viaje necesitaba ser hecho lentamente al ir hacia el Cuzco
a 3720 mts de altura. Toda nuestra carga nos estaban esperando en la
compañía de transporte- todos los quince bultos. Estos fueron
cargados en un camión pequeño para llevarlo a la estación del tren
en san Pedro. Yo contrate varios hombres fuertes que aparecieron
por allí y pensé que podría desafiar a su musculatura con nuestro
cajas pesadas. ¡Qué terrible error! ¡Estos eran hombres adictos a la hoja
de cocas y que estaban medios intoxicados! La comunicación con
ellos era muy difícil ya que su idioma era el quechua – y el mío no lo
era. Pero tan pronto el cargamento estuvo en camino a
quillabamba, Haroldo y yo comenzamos nuestra travesía. Después de
alcanzar puerto Málaga a4650 mts comenzamos el descenso,
cruzando numerosos arroyos, llegamos por fin a ver vegetación
tropical. Había naranjas, toronja, arboles de mango, papaya, piña y
platanales. Comenzamos a sentirnos confortables con nuestro
ambiente familiar.
Nuestro nuevo hogar estaba anidado entre dos cadenas de
montañas a lo largo del rio Vilcanota, un tributario del Urubamba.
Esta ciudad de 25 000 habitantes, era amigable y curioso. Todos
estos “gringos” extranjeros parecían tan confiables que se podrían
mezclar fácilmente en su vida ciudadana. La última estación del tren
era chaullay donde estaba nuestro cargamento, y nuestros hermanos
de la iglesia estaban listos y dispuestos para ayudarnos a
transportar nuestras cosas hasta nuestra casa situado al lodo de
iglesia. Ella tenía unos tres dormitorios construidos de adobe. La
pintamos por dentro y por afuera, nos instalamos y nos sentimos muy
cómodos.
Nuestra congregación tenía unos cuarenta y cinco miembros en lista
y habían ocho grupos en nuestros distritos. Nuestra responsabilidad
no estaba tan extendida como lo era en la parte baja de la selva, y
aceptamos el desafío de reclamos a los miembros perdidos y
encontrar a los nuevos. Nos preguntamos a nosotros mismos porque
habíamos sido designados a quillabamba en vez de Iquitos, y
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recordamos la promesa de Dios de que sus fieles “todas las cosa
ayudan a bien”.
¡Comenzamos a visitar! En unos de los primeros de los hogares que
visitamos un joven nos mostro sus documentos de un curso de religión.
Que impactado este adolescente estaba recibiendo clases de marxismo
como la respuesta a todos los dilemas humanos - ¡una trágica utopía!
Pero no para mí - ¡para mí era anatema! Por ese entonces el presidente
era don juan Velazco Alvarado quien alababa y propagaba el
comunismo como la esperanza para la humanidad. Los americanos
eran vistos como espias de la CIA o del FBI. Cuando la gente
comenzó a desafiarme, yo los desviaba diciéndoles,”yo nací en
Alemania en el tiempo de la Gestapo –y esa era peor que la CIA”.
Ese énfasis los desviaba al menos momentáneamente del asunto
del espionaje. Un dia mientras visitamos la cárcel local, un guardia
me informo que mi presencia habia sido considerado como
sospechoso. “vamos” –le respondí –“usted pude visitar todo los cajones
y rincones para ver si tenemos algo escondido”
“¡no podíamos saber qué es lo que tenia debajo del piso!” me
respondió.
Me acerque a su oreja, puse mi mano junto a mi boca y le susurre,
”señor, por allí tenemos solo la acequia del desagüe ”. El guardia
nunca me volvió a cuestionar.
El presidente Juan Velazco Alvarado estaba por declarar a OFASA
del Perú (ahora ARDA) de la iglesia adventista del séptimo día como
ilegal y estableció que su cámara de diputados expulsara a la
organización con sus líderes fuera del país.
Esa misma mañana un terrible terremoto sacudió al Perú y el se vio
obligado a abandonar la salida de OFASA.
El trato de nuevo otra vez, y un segundo terremoto interfirió su agenda.
Sin darse por entendido y determinado, el todavía intento la expulsión
de OFASA. Pero antes de que eso ocurriera, el fue baleado en la
piernas por un asaltante y finalmente fue eliminado de su presencia.
El Dios del cielo sabia que OFASA era necesario en el Perú.
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Aunque nuestro distrito era mucho más pequeño que el compromiso
de tarapoto, el transporte para las aéreas remotas era mucho más
difícil. La misión peruana del sur envió un hombre para que me
acompañe en una gira visitando a un grupo de aislado de creyentes en
el area del rio Yavero. Era un viaje de una vez en la vida – a unas
setenta millas subiendo y viajando por los Andes. Con el altímetro que
teníamos, uno de esos picos medía 2100 metros. Mis dos piernas eran
largas y estaban heridas por el día entero de trote. Una noche miserable
durmiendo bajo el techado de estrellado con solo una pieza de plástico
entre nuestras costillas y el suelo pedregoso. Nuestro fiambre era
también casi miserable. Era mayormente yuca y pituca (una especie de
papa) y a veces fruta. Castigamos a nuestros nervios, músculos,
estomago, y que decir de nuestros zapatos y ropa.
Se nos dijo que unas veinte personas se reunían regularmente.
Encontramos cinco o siete. Estos quechuas eran en realidad más
destituidos que los campas de la selva pues Vivian en casas más
pequeñas y tenían menos comida con que alimentarse. En sus
pequeñas chacras su sembrío principal era café, coca y cacao. Les era
muy difícil vender sus productos, y cuando lo hacían, no había garantía
de un precio estable. Yo estaba muy impresionado, sin embargo, como
su propiedad bien cuidad libre de arboles de monte – y en roca solida.
Había llevado mis instrumentos dentales junto conmigo e hice unas
quince extracciones antes de dar a estos apreciados la despedida.
Pero yo fui muy cauteloso para prometerles una visita muy pronto.
CAPITULO IV: BIBLIOGRAFÍA, DIRECCIONES ELECTRÓNICAS Y ANEXOS
Autores de los libros redactados con la história de la Iglesia
Adventista del Séptimo día:
Pastor Neuendorff
Merling Alomía