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COMUNITAT VALENCIANA MODELO CURSO 2009-2010

S O L U C I Ó N D E L A P R U E B A D E A C C E S OAUTOR: Francisco Ríos Pedraza

� Síntesis de las ideas del texto mostrando la estructuraargumentativa o expositiva.

La primera idea del texto es que aquellos que debangobernar han de disfrutar de una vida mejor que la queles espera cuando se hagan cargo del gobierno. SegúnPlatón, esto ha de ser así porque quienes ascienden alpoder para mejorar su situación lo harán no para prestarun servicio a la sociedad, sino precisamente para mejo-rar ellos mismos. Además, estarán dispuestos a lucharpara obtenerlo y en esa lucha por el poder se perverti-rán unos y otros y se incapacitarán para gobernar ade-cuadamente, si no lo estaban antes.

Luego expone los requisitos que deben cumplir quienesaspiren a gobernar una polis con justicia y señala quelos filósofos son los únicos que los cumplen. Estos noambicionan los cargos políticos, porque poseen la rique-za espiritual y la felicidad que les proporciona el conoci-miento de las Ideas. Solo este motivo es suficiente paraelegirlos como gobernantes de la polis. Pero, además, seda la circunstancia de que conocen las Ideas, y esteconocimiento les capacita especialmente bien para ejer-cer con acierto el poder político, ya que pueden aplicarel conocimiento de la justicia en sí a los casos particula-res, y gobernar así justamente.

La conclusión es que si queremos vivir en una sociedadjusta, debemos hacer lo que esté en nuestra mano paraque los filósofos se hagan cargo del gobierno.

� Definición de términos partiendo del texto y comple-tando con los conocimientos del alumno.

Político

En este texto, con el término «político» Platón se refierea quien se ocupa del gobierno de la polis, es decir, algobernante. Su tesis es que deben ser los verdaderosfilósofos quienes gobiernen la polis. Expone dos moti-vos para fundamentarla:

� El verdadero filósofo conoce el mundo de las Ideas y,por tanto, conoce la justicia y la honradez en sí, asícomo todas las otras virtudes cuyo conocimiento esimprescindible para un buen gobierno.

� Al conocer las Ideas, el verdadero filósofo descubre lafelicidad que le proporciona tal conocimiento y dese-aría dedicar a ello todo su tiempo. Al no tener ambi-ción por el poder, no cabe esperar que mientrasgobierna haga uso del poder que le ha sido otorgadoen su propio beneficio.

Así, los filósofos gobernarán, no porque lo deseen, sinoporque considerarán que tienen el deber de prestar un

servicio a su comunidad en contraprestación por haber-les hecho posible alcanzar el conocimiento de las Ideas.

Para Platón, el sistema de gobierno adecuado para unEstado bien gobernado es una monarquía o una aristo-cracia absoluta. El poder del gobernante o de los gober-nantes, según sea el caso, solo viene limitado por elsaber que posean y que les orienta en su acción degobierno. Por tanto, las leyes son innecesarias, y Platónafirma incluso que son perjudiciales, ya que puedenobstaculizar la acción del gobernante-filósofo que, porhipótesis, es siempre buena, al estar basada en su cono-cimiento de las Ideas.

La misión del buen político consiste en llevar a su Esta-do hacia la consecución plena de la justicia, hacia elEstado ideal. Una vez instalados en él, el gobernantedeja de ser una especie de tirano para convertirse en unvigilante que cuida de que su Estado permanezca y seperpetúe en la justicia.

� Opinión (doxa) y conocimiento (episteme) en la filosofíade Platón.

Platón elaboró dos propuestas diferentes para explicarcómo se produce el conocimiento, es decir, cómo pasa-mos de la ignorancia al saber. La primera de ellas, llama-da teoría de la anamnesis o reminiscencia, la expone endos de sus diálogos: Menón y Fedón. La segunda es ladoctrina de la dialéctica, que describe fundamental-mente en el Banquete y en la República.

Ambas doctrinas comparten cuatro supuestos básicos:

� La verdadera realidad está compuesta por entidadesuniversales, inmateriales y eternas, a las que denomi-namos Ideas.

� Los objetos del mundo sensible imitan o participande las Ideas.

� El alma humana, en la que reside la capacidad deconocer, es una realidad intermedia entre las Ideas ylos seres sensibles.

� Las Ideas están comunicadas entre sí.

La teoría de la reminiscencia sostiene que el alma huma-na ha tenido una existencia anterior a su unión con elcuerpo. Durante ese período el alma habita en el mundode las Ideas y las conoce. Al unirse al cuerpo, el almaolvida lo que sabía, pero poco a poco lo va recordandogracias a que los objetos del mundo sensible son copiade las Ideas. El proceso de recuperación del conocimien-to se inicia con la contemplación del objeto sensible,que hace que en el alma se despierte el recuerdo deloriginal perfecto que conoció con anterioridad.

Opción 1ª – Texto I

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La doctrina de la dialéctica establece una separaciónmás tajante entre el conocimiento de los seres sensiblesy el de las Ideas. La percepción sensible produce la opi-nión (doxa) y el contacto con las Ideas da lugar al verda-dero conocimiento (episteme), que es seguro, estable yno cambia. Además, Platón subdividió estos dos tiposgenerales de saber:

� La opinión se divide en:

� Conjetura. Tiene por objeto las imágenes y reflejosde los seres sensibles.

� Creencia. Es el saber que podemos alcanzar de losseres sensibles y da lugar a la física.

� La episteme se divide en:

� Conocimiento discursivo. Tiene por objeto losobjetos matemáticos y procede desde una hipóte-sis hacia una conclusión.

� Ciencia. Origina el verdadero conocimiento, al ocu-parse de las Ideas y proceder de modo inverso acomo lo hace el conocimiento discursivo. La cien-cia es el saber de los primeros principios, que es elfundamento último de todo conocimiento.

La doctrina de la dialéctica platónica implica una con-cepción jerarquizada del mundo de las Ideas, ya que ensu ascenso desde las hipótesis el pensamiento dialécti-co pasa de unas ideas a otras hasta llegar a la Ideasuprema.

� Comentario sobre el pensamiento del autor del texto enrelación con otros filósofos, con hechos históricos rele-vantes o con el mundo contemporáneo.

El interés de Platón por la política y la decisión de dedi-carse a ella tiene su origen en un hecho que marcó suvida: el juicio, condena y posterior ejecución de su maes-tro Sócrates. El impacto que causó en Platón este acon-tecimiento le convenció de la necesidad de diseñar unasociedad en la que no sea posible que desde el poderpolítico se cometan injusticias como aquella.

Por otra parte, el interés de Platón por la política es pro-pio del ambiente filosófico de la época. Los sofistas ySócrates ya habían centrado la atención de la filosofíaen los temas relacionados con la ética y la política. Eneste contexto, la solución platónica se inscribe en lalínea iniciada por Sócrates, contraria a la defendida porlos sofistas. Frente al relativismo de los sofistas en rela-ción con las normas éticas y las leyes políticas, Platón,como su maestro Sócrates, se declara defensor de laexistencia de valores universales que proporcionen uni-dad y criterios objetivos a la hora de decidir sobre la

bondad o maldad de las acciones humanas y de lasorganizaciones políticas.

Pero Platón, a diferencia de Sócrates, considera que laética y la política han de fundamentarse en una concep-ción global de la realidad. Las influencias de la filosofíaplatónica, por tanto, más allá de Sócrates, se remontan alos filósofos presocráticos. Regresa, así, a los temas deinterés de los primeros filósofos que habían sido aban-donados por los sofistas y por Sócrates. Los valores uni-versales que buscaba su maestro se corresponden,según Platón, con realidades subsistentes que integranlo que él consideró como el mundo de las Ideas. Cadauna de esas entidades universales, a las que llama Ideas,posee las características que Parménides atribuyó al Ser;es decir, son únicas, eternas e inmutables. Por su parte, elmundo de los seres sensibles es considerado una copiadefectuosa del modelo que representa el mundo de lasIdeas. Las características de este mundo sensible secorresponden con las que Heráclito atribuyó a la reali-dad; es decir, es múltiple, cambiante y fluye sin cesar.

La teoría política de Platón, como toda su doctrina filo-sófica en general, tiene como trasfondo la teoría de lasIdeas. Las Ideas platónicas son concebidas como entida-des inmateriales, inmutables, eternas y perfectas, queson imitadas por los seres sensibles que pueblan elmundo físico. El conocimiento de las Ideas, por tanto,proporciona una especial habilidad para desenvolverseadecuadamente en este mundo. De ahí que la teoría delEstado, que desarrolló Platón en su diálogo la República,tenga como fundamento su teoría de las Ideas.

Platón fue el primero en recurrir a la estrategia de elabo-rar una teoría política sobre la base del diseño de unasociedad perfecta que pueda servir de contrapunto a lasociedad real y que permita, de este modo, sacar a la luzlas deficiencias de esta última. Posteriormente, en elRenacimiento, Tomas Moro utilizará el mismo procedi-miento para exponer su teoría política en su obra Utopía.Además, el título de la obra del filósofo inglés ha servidopara dar nombre genérico a este tipo de estrategia paraexponer un pensamiento filosófico sobre política. Ya enel siglo XX varios autores han utilizado un procedimientosimilar, aunque con variaciones significativas. En lugarde proponer una sociedad perfecta para poder compa-rarla con la actual, han proyectado nuestra sociedadhacia el futuro para mostrar las situaciones indeseablesa las que nos dirigimos de persistir en los errores queestamos cometiendo. Es lo que se ha dado en llamarutopías negativas, de las que algunos ejemplos son lasobras Un mundo feliz, de Aldous Huxley, y 1984, de Geor-ge Orwell.

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� Síntesis de las ideas del texto mostrando la estructuraargumentativa o expositiva.

En este texto de Séneca se encuentran dos afirmacionesfundamentales, vinculadas una con otra:

� La primera de ellas es que el placer no es ni la causani la recompensa que obtenemos por ser virtuosos,sino solo una consecuencia accesoria.

� La segunda consiste en afirmar que la virtud es elsumo bien.

La principal de estas afirmaciones es la segunda, queconstituye el núcleo de la teoría ética de los estoicos yque se emplea en el texto como argumento contra quie-nes proponen una concepción utilitaria de la conductamoral.

En el primer párrafo se polemiza con la idea, defendidapor algunos pensadores, según la cual el placer es elmóvil de la conducta humana y, por tanto, el objetivo dela virtud moral que orienta esa conducta. Séneca sostie-ne, en contra de este punto de vista, que el placer puedeser algo que acompañe a la virtud, pero en ningún casoserá el objetivo de una vida virtuosa. Hasta aquí, se tratade dos puntos de vista contrapuestos. Resulta necesarioahora ofrecer argumentos que sirvan para elegir entreesos dos puntos de vista, y esto es justamente lo quenos ofrece el segundo párrafo. En él se establece que lavirtud es el bien supremo. Por tanto, no puede ser con-cebido como un medio para alcanzar otro fin distinto deél mismo.

Para afirmar que la virtud es el bien supremo, Séneca sebasa en la distinción entre seres humanos y animales. Enestos, el placer es el fin propio de su conducta de losanimales, pero el ser humano es un ser superior y, porello, debe aspirar a un bien superior. Para Séneca, estebien superior es la posesión de un alma virtuosa; esdecir, un alma que posea las virtudes de la firmeza, laprevisión, la agudeza, la cordura, la libertad, la armonía,etc. Podrían enumerarse más virtudes, pero para Séneca,como para los estoicos en general, todas las virtudesestán conectadas unas con otras, de modo que no seposee una si no se poseen todas las demás. Por tanto, elalma virtuosa es la que posee todas las virtudes, y ese esel bien supremo al que aspira la conducta humana.

� Definición de términos partiendo del texto y comple-tando con los conocimientos del alumno.

Sumo bien

El «sumo bien» al que se refiere este texto no debe con-fundirse con el sumo bien al que, por ejemplo, se refierePlatón en su República. Este abarca todos los órdenes dela realidad, con especial atención a su dimensión ontoló-gica, proporciona realidad a todo lo que la posee y hacebueno todo lo que toca. En cambio, el sumo bien delque habla Séneca es únicamente la perfección moral. Setrata, por tanto, del sumo bien en el orden práctico de la

conducta; es el grado de perfección moral más elevadoal que puede aspirar un ser humano.

Una vez precisada la expresión de Séneca y distinguidade otras posibles utilizaciones en la filosofía, profundiza-remos en su significado. Según el autor cordobés, elbien superior es la virtud, pero la virtud entendida comouna disposición que posee un espíritu perfecto, comouna capacidad, adquirida por el individuo, que le predis-pone a actuar de modo correcto en cada una de lassituaciones que se le puedan presentar en la vida. Séne-ca considera que cuando se alcanza esa perfección, setiene todo lo que se puede desear. Por tanto, todo loque acompañe a esa perfección que proporciona estaclase de virtud será accesorio, secundario y superfluo.

� Placer y moral en Epicuro.

Epicuro, originario de Samos, fundó en Atenas unaescuela filosófica que se prolongó hasta el siglo III d. C.Su doctrina abarcó prácticamente todos los ámbitos dela filosofía, aunque su aportación más original la encon-tramos en el terreno de la filosofía moral.

Epicuro defendió que el fin último de la conductahumana es alcanzar la felicidad, que se identifica con elplacer. Conviene precisar que, al hacer esta propuesta,Epicuro no se está pronunciando a favor de un hedonis-mo grosero que abogue por los placeres sensualesmomentáneos o pasajeros. El placer al que aspira su teo-ría ética es al que pueda durar toda la vida. Este tipo deplacer, dice Epicuro, se encuentra en la serenidad delalma y en la ausencia de dolor. Esto no significa tampo-co que debamos evitar a toda costa cualquier tipo dedolor, por pequeño que sea. Lo que defiende Epicuro esque, a la hora de tomar una decisión sobre nuestra con-ducta, debemos considerar las consecuencias tanto acorto como a largo plazo. Puede que la obtención de unpequeño placer nos acarree a la postre un gran dolor ysufrimiento, e igualmente cabe la posibilidad de quesufrir un dolor sea una condición indispensable paraobtener un placer largo y duradero.

De acuerdo con las precisiones que acabamos de hacer,Epicuro establece distingue dos tipos de placeres:

� Placeres en reposo. Son aquellos en los que, una vezalcanzado el objeto que produce el placer, la sensa-ción placentera se instala definitivamente en el sujetoque la experimenta. Por ejemplo: el conocimiento y laamistad.

� Placeres en movimiento. Son efímeros, de modo que,apenas los experimentamos, la sensación placenteradesaparece y nos obliga a renovar el esfuerzo pararecuperarlos. Por ejemplo: saciar el hambre o la sed.

Para Epicuro son preferibles los placeres en reposo, yaque los placeres en movimiento provocan turbaciónemocional y generan una dependencia que conlleva uncierto grado de sufrimiento. Así, el objetivo último de la

Opción 1ª – Texto II

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Opción 2ª – Texto I

conducta humana es alcanzar un estado de felicidadserena e imperturbable, denominado ataraxia, en el queel individuo es capaz de prescindir de todo aquello quele puede acarrear sufrimiento. El sabio epicúreo trata dereducir al máximo sus necesidades, pues cada necesi-dad demanda satisfacción y lograrla acarrea esfuerzo ydolor. Por ello podemos decir que el hedonismo epicú-reo conduce más hacia el ascetismo y el autocontrolque hacia el libertinaje y los excesos.

Puesto que, a juicio de Epicuro, la auténtica felicidadconsiste en lograr la serenidad del alma, la virtud resultaindispensable. Y puesto que para alcanzar esa serenidadde espíritu es necesario realizar constantemente cálcu-los sobre placeres y dolores, goces y sufrimientos, la vir-tud principal será la de la prudencia. Por otra parte, sibien es cierto que la ética epicúrea peca de egoísta oegocéntrica al ocuparse exclusivamente de la felicidadindividual; también es justo reconocer que Epicuro fueun gran defensor de la amistad como fuente inagotablede placer y felicidad. Este aprecio por la amistad le llevóa considerar más placentero conceder un beneficio a unamigo que recibirlo de él. De este modo, se contrarrestaen parte el defecto del egocentrismo de la ética epicúrea.

� Comentario sobre el pensamiento del autor del texto enrelación con otros filósofos, con hechos históricos rele-vantes o con el mundo contemporáneo.

Séneca es junto, con Epícteto y el emperador MarcoAurelio, uno de los representantes más destacados delestoicismo en el período romano. Sin embargo, algunasde las doctrinas defendidas por el filósofo cordobés lealejan de la ortodoxia estoica y le convierten en antici-pador de ideas que se desarrollarán más tarde en la filo-sofía cristiana medieval y en la filosofía moderna.

En relación con el ser humano, Séneca se decanta poruna concepción dualista que distingue entre cuerpo y

alma, en lugar de sostener que el alma es el cuerpo,como hace el estoicismo antiguo. De esta forma, el pen-samiento de Séneca se vincula a las tesis antes defendi-das por Platón y, ya en la época moderna, por Descartes.

Otra novedad importante que aporta Séneca en su filo-sofía moral y que le aparta del estoicismo clásico tieneque ver con la introducción de la conciencia como fuer-za espiritual y moral del individuo, que actúa como juezde nuestros actos y ante la que no nos podemos ocultar.Con ello se aleja de las posiciones más o menos intelec-tualistas en relación con la moral que habían sido unaconstante en toda la Grecia clásica, incluido el estoicis-mo, y se abre camino hacia el voluntarismo moral. Laelección entre el bien y el mal moral no depende delconocimiento que se tenga de lo que es el bien, sinomás bien de que se quiera realizar, es decir, de que setenga la voluntad firme de llevarlo a cabo.

Las nociones de culpa y pecado están estrechamenterelacionadas con el voluntarismo moral y Séneca lasintroduce en su concepción de la moralidad, antes deque la filosofía cristiana las desarrolle extensamente.Para Séneca, el ser humano es un pecador que luchadenodadamente por redimirse. Solo en algunos casos, ytras un largo combate que dura toda una vida, unospocos seres humanos logran vencer su debilidad ytriunfan sobre el pecado y la culpa que les acompaña.

Finalmente, otra singularidad de la filosofía de Sénecaconsistió en extrapolar el cosmopolitismo que siempredefendieron los estoicos para llevarlo al extremo deoponerse a la esclavitud. En un mundo en el que la exis-tencia de esclavos era una pieza clave de la economía,en una cultura en la que la esclavitud era consideradaun hecho natural, Séneca alzó la voz para defender laigualdad de todos los hombres y el rechazo de las dis-tinciones sociales basadas en los orígenes de cada indi-viduo.

� Síntesis de las ideas del texto mostrando la estructuraargumentativa o expositiva.

En este texto, que presenta una estructura expositivaclara, Descartes describe sus experiencias personales ysus decisiones en cuanto al modo de proceder, una vezque considera que dispone del método apropiado parahacer avanzar su conocimiento de la realidad de formasegura y sólida.

En primer lugar, Descartes afirma que el método halladopor él no limita su aplicación a un saber concreto, sinoque resulta válido para todo tipo de saber. Sin embargo,la aplicación de cualquier método requiere una ciertadestreza y esa destreza es necesario adquirirla. Por eso,antes de aplicarlo a asuntos decisivos, prefiere adiestrar-se en su uso aplicándolo al álgebra.

En segundo lugar, Descartes afirma que, si bien el méto-do es aplicable a todo tipo de saber, este debe aplicarseprincipalmente a la filosofía. Para que un saber sea cier-to y fiable debe basarse en principios sólidos. Aunquetoda ciencia tiene sus propios principios, en última ins-tancia estos descansan sobre principios más generales,procedentes de otros saberes. Precisamente la filosofíaes el saber cuyos principios son más generales y en losque descansan los principios de los demás saberes. Deahí que Descartes considere que es crucial establecerprincipios seguros en filosofía, para lo que cuenta con sumétodo.

En tercer y último lugar, expone que aunque todopudiera parecer dispuesto para empezar el trabajo, nose considera suficientemente maduro para la empresa

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que se había propuesto debido a su edad y decidedemorar su aplicación. Para lograr la madurez deseada,no se limita a esperar a que pase el tiempo, sino quedecide prepararse marcándose tres objetivos: eliminarmalas opiniones y prejuicios, adquirir experiencias vita-les que pudieran servirle luego en la aplicación delmétodo, y continuar el entrenamiento ya iniciado en eluso del método.

� Definición de términos partiendo del texto y comple-tando con los conocimientos del alumno.

Razón

Es una facultad natural del ser humano, que le permiteconocer la realidad y tomar decisiones en relación consus actos. En su estudio, Descartes se ocupa casi enexclusiva del uso cognoscitivo de la razón. A este res-pecto manifiesta su total confianza en la capacidad deesta para lograr un conocimiento fiable y riguroso de larealidad siempre que se emplee un método adecuado.

Según Descartes, para alcanzar el conocimiento de larealidad la razón se sirve de dos operaciones naturales:

� Intuición. Es un conocimiento intelectual inmediato,que capta las ideas simples de manera clara y distinta.

� Deducción. Consiste en un proceso que nos conducede unas verdades a otras de manera segura.

Método

En general, un método no es más que un modo dehacer algo con un cierto orden. En el caso de Descartes,el objetivo es construir un conocimiento seguro acercade la realidad en su conjunto. Dado que, según él, a lolargo de la historia del pensamiento son muchos loserrores cometidos y extravíos sufridos como consecuen-cia de una mala elección del método, resulta muy nece-sario ser especialmente cuidadoso en este asunto.

El método que busca Descartes debe cumplir dos requi-sitos fundamentales: ser único y ser simple. Descartesargumenta que, puesto que conocemos por medio denuestra razón, y esta es una, el saber que se logre y elmétodo que se emplee también han de ser unitarios.Por otra parte, si queremos estar seguros de aplicarcorrectamente el método, resulta imprescindible queeste cuente con pocas reglas, pues de no ser así corre-mos el riesgo de aplicarlo incorrectamente, a causa desu complejidad. Una vez establecidos los requisitos, Des-cartes nos ofrece un método que consta de cuatroreglas:

� Evidencia. Solo se admitirá como verdadero aquelloque resulte evidente, es decir, lo que aparece comoclaro y distinto a una mente atenta.

� Análisis. Debemos descomponer lo complejo en suselementos simples, para conocer así lo elemental decada género de cosas.

� Síntesis. Una vez conocidos los elementos simples,recompondremos las realidades complejas en las queaquellos se integran.

� Enumeración y revisión. Es necesario revisar lo realiza-do anteriormente, para estar seguros de no habercometido ningún error.

� Dualismo antropológico en Descartes.

Para Descartes, el ser humano es un compuesto de dossustancias independientes entre sí:

� Res cogitans. Se corresponde con el pensamiento,nuestra parte espiritual,

� Res extensa. Es nuestra parte material, el cuerpo.

Descartes llega a concluir este extraño dualismo antro-pológico a partir de los principios generales que rigensu teoría del conocimiento. Según esos principios, solopuede considerarse verdadero aquello que resulte evi-dente a una mente atenta. Por su parte, la evidenciaconsiste en la claridad y la distinción con la que un pen-samiento se presenta a la mente. La primera evidenciade este tipo que encuentra Descartes es la de que mien-tras piensa tiene que existir y que, por lo tanto, él es unacosa que piensa (res cogitans). Esta cosa pensante quesomos cada uno de nosotros es claramente distinguibledel cuerpo que nuestros sentidos nos indican que pose-emos, pero del que de momento no podemos estarseguros. La existencia del cuerpo no es indudable, y encambio la del pensamiento sí. El yo se da cuenta contotal seguridad de que existe solo cuando piensa; encambio, le es posible suponer que carece de cuerpo.Podemos concluir así que mente pensante y cuerpoextenso son realidades independientes o, como diceDescartes, sustancias distintas.

Lo que caracteriza al yo es el pensamiento, y el objetode ese pensamiento son las ideas. Descartes distinguetres tipos de ideas:

� Las que parecen tener su origen en la realidad exte-rior al sujeto.

� Las que son creadas por la imaginación del sujeto.

� Las que el sujeto encuentra en su mente y que hanestado allí desde siempre: las llamadas ideas innatas.

Descartes afirma que recurriendo únicamente a estasideas innatas es posible que el ser humano alcance unconocimiento completo de la realidad. A partir de lasideas innatas Descartes prueba la existencia de Dios,concebido como un ser infinitamente bueno y veraz. Labondad y la veracidad de Dios son para Descartesgarantía suficiente para afirmar que no se puede enga-ñar al creer que existe una realidad exterior al propiopensamiento. De esa realidad, que incluye el propiocuerpo, lo que se percibe con claridad y distinción esque es extensa. Puesto que, como ya se ha dicho antes,Descartes solo admite como verdadero aquello que elsujeto concibe como claro y distinto, a partir de ahorapuede afirmar la verdad de la existencia de su propiocuerpo concebido como algo extenso.

Al reducirse el cuerpo a una realidad extensa, es decir, aalgo que puede ser tratado matemáticamente, su com-portamiento puede ser explicado acudiendo a propie-

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dades tratables matemáticamente, como el tamaño, ellugar, el movimiento, etc. De ahí que Descartes concibael cuerpo humano, y en general toda realidad extensa,como si fuese una máquina que está regida por leyesdeterministas. Es decir, si disponemos de toda la infor-mación referida a un cuerpo y de todas las leyes que leafectan, podremos predecir cualquier estado futuro.

A modo de conclusión, podemos decir que con el dua-lismo antropológico Descartes resuelve un problemapero, al mismo tiempo, se le plantea otro:

� El problema resuelto es el de la justificación de laexistencia de la libertad humana dentro de una con-cepción determinista del mundo exigida por sumodelo mecanicista. La sustancia espiritual que tam-bién somos nosotros, al ser completamente indepen-diente del cuerpo no está sujeta a este determinismoabsoluto y Descartes puede afirmar que es libre,capaz de elegir y decidir sobre lo que es y sobre loque será en el futuro.

� El problema planteado es el de la comunicación entrelas dos sustancias. Cada vez que mi mente da unaorden a mi cuerpo y este la ejecuta se produce nece-sariamente una comunicación entre la sustancia pen-sante y la sustancia extensa. Pero, puesto que se tratade dos realidades independientes entre sí, resultanecesario dar cuenta de cómo se produce esa comu-nicación.

� Comentario sobre el pensamiento del autor del texto enrelación con otros filósofos, con hechos históricos rele-vantes o con el mundo contemporáneo.

Muchos consideran a Descartes como el padre de la filo-sofía moderna, con lo que se quiere resaltar tanto su

ruptura con la actitud filosófica anterior como suinfluencia decisiva en el pensamiento de los filósofos desu época y posteriores.

Antes de Descartes, los filósofos escolásticos habíantenido conciencia de estar realizando una tarea compar-tida, en la que cada uno se apoyaba en los logros de losque le precedieron. Sin embargo Descartes, con su dudametódica, adopta una actitud diametralmente opuesta,con la que pretende eliminar los prejuicios y los erroresque se habían asentado en la tradición filosófica debidoa la falta de juicio crítico. De acuerdo con el modelo quepresenta Descartes, el filósofo moderno será más unaventurero que emprende un camino en solitario haciala comprensión de la realidad, que el miembro de unequipo que tiene encomendada una tarea común.

En cuanto a la influencia de Descartes en la filosofía desu propia época y posterior, el pensamiento cartesianocentra sus investigaciones en temas relacionados notanto con la realidad misma, sino más bien con nuestroconocimiento de ella. De este modo se produce en Des-cartes un desplazamiento del interés hacia la epistemo-logía. El predominio del enfoque epistemológico de losproblemas filosóficos será una constante en la filosofíamoderna.

Una de las primeras conclusiones a las que llegó Descar-tes en relación con nuestro conocimiento de la realidades que, al conocer, nos formamos una representación dela realidad, y que es esta representación, y no la realidadmisma, lo que nosotros conocemos. Estas representacio-nes de la realidad son nuestras ideas. De ahí que estadoctrina epistemológica reciba el nombre de idealismo.

El idealismo presidió la filosofía en la Edad Moderna ytuvo continuidad hasta autores como Hegel.

Opción 2ª – Texto II

� Síntesis de las ideas del texto mostrando la estructuraargumentativa o expositiva.

Hume comienza afirmando haber hecho un descubri-miento fundamental para resolver cualquier controver-sia que pueda plantearse en torno a nuestras ideas. Estedescubrimiento es expuesto en una cita literal del Trata-do de la Naturaleza Humana, en la que se recogen cuatroafirmaciones de capital importancia en la teoría delconocimiento de Hume:

� Las impresiones son anteriores a las ideas.

� Todas las ideas de nuestra imaginación se formaronprimero como una impresión.

� Las impresiones son claras y evidentes, por lo quepueden considerarse fuente de conocimiento seguro.

� Algunas de nuestras ideas son oscuras y necesitamosaclararnos sobre ellas.

Una vez establecidas las bases de nuestro conocimientoy el problema que podemos tener en torno a él, solo res-ta plantear su solución. Esto es lo que hace Hume eneste texto tras la cita. En primer lugar, nos presenta dosvertientes del problema:

� Puede que necesitemos aclarar una idea oscura.

� Podemos encontrar algún término del que sospeche-mos que no se refiere a ninguna idea.

En ambos casos, la solución consiste en buscar unaimpresión originaria:

� Cuando estemos ante una idea oscura, encontrar laimpresión de la que procede nos servirá para aclarar-la, puesto que las impresiones, como se ha dichoantes, son claras y evidentes.

� Cuando dudemos de un término filosófico, la búsque-da de una impresión originaria nos sacará de dudas,

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puesto que si la encontramos, el término dejará deser dudoso, y si no la encontramos, sabremos que eltérmino es irrelevante e inútil.

Una vez puesto de manifiesto el modo en el que lasimpresiones pueden ayudarnos a aclarar nuestro cono-cimiento, Hume concluye recomendando que seemplee esta forma de proceder con mayor frecuencia,por tratarse de un método riguroso que evita incurrir enerrores en los debates filosóficos.

� Definición de términos partiendo del texto y comple-tando con los conocimientos del alumno.

Impresión

Es la percepción sensible de una determinada realidadque se produce en presencia del objeto que la produce.La diferencia entre las impresiones y las ideas radica pre-cisamente en que las primeras se producen en presenciadel objeto, y las segundas en su ausencia. El hecho deque en la impresión esté presente aquello que la produ-ce es justamente lo que provoca que sean claras y evi-dentes, a juicio de Hume. Las impresiones son la fuentede uno de los dos tipos de conocimientos complejosque Hume distingue: el conocimiento de hechos, que seexpresa en proposiciones sintéticas cuya verdad ha deser comprobada en la experiencia.

Idea

Es el recuerdo actual de una impresión pasada. En la for-mación de las ideas intervienen la imaginación y lamemoria. Como se ha dicho antes, el hecho de que laidea se produzca en ausencia de la realidad que la pro-voca hace que resulte menos clara y evidente que laimpresión. Por ello, a veces puede ser incluso confusa yoscura. Las ideas son la fuente de conocimiento del otrotipo de conocimiento complejo que Hume distingue: larelaciones entre ideas. Este tipo de conocimiento seexpresa en proposiciones analíticas que se limitan aponer de manifiesto las relaciones que existen entrevarias ideas. Puesto que esas relaciones son indepen-dientes de la experiencia, podemos conocer su verdadsin necesidad de comprobaciones experimentales; esdecir, son verdades a priori.

� Empirismo y causalidad en Hume.

El empirismo de Hume se pone de manifiesto con espe-cial claridad en el texto propuesto para comentar. En élse afirma que toda idea válida ha de tener una impre-sión que la preceda y que sea su fundamento. Por otraparte, las impresiones proceden de la experiencia sensi-ble. En conclusión, se puede decir que, según Hume,todos los elementos del conocimiento proceden de for-ma inmediata (impresiones) o mediata (ideas) de laexperiencia. Esta es la expresión de su empirismo radi-cal: no hay conocimiento posible más allá de la expe-riencia sensible.

Pero con frecuencia, para ampliar nuestros conocimien-tos partimos de los ya adquiridos para, mediante unrazonamiento, obtener otros nuevos. Uno de esos razo-namientos es la inferencia causal. Este tipo de inferencia

nos permite hacer predicciones sobre hechos futurosbasándonos en cómo fue el pasado o cómo es el pre-sente. ¿Qué tipo de evidencia respalda este tipo de razo-namiento predictivo? ¿En qué nos basamos para afirmarque estamos seguros de que mañana saldrá el Sol, o queel agua se calentará al ponerla sobre el fuego? SegúnHume, lo único que parece poder proporcionarnos evi-dencia sobre los hechos, más allá de nuestros sentidos ynuestra memoria, es la relación que hay entre la causa y el efecto. Hume analiza esta relación cuando se aplicaa la predicción de hechos futuros. El fundamento deesta aplicación se halla en el principio de causalidad,según el cual entre la causa y el efecto existe una cone-xión necesaria. Es decir, toda vez que ocurre en el pre-sente el fenómeno que consideramos causa, en virtudde la conexión necesaria que existe con el fenómenoconsiderado efecto, damos por hecho que en el futuroocurrirá con toda seguridad este último fenómeno.

Puesto que la validez del principio de causalidad depen-de de la idea de conexión necesaria existente entre lacausa y el efecto, podemos someter esta idea al criteriogeneral establecido para averiguar la validez de las ide-as. Dicho de otro modo, podremos aplicar el principiode causalidad al conocimiento de hechos futuros sipodemos señalar la impresión de la que procede la ideade conexión necesaria entre la causa y el efecto. El pro-blema, como nos señala Hume, es que no existe ningu-na impresión que sirva de precedente para la idea deconexión necesaria. Por lo tanto, esa no es una idea váli-da, y el principio de causalidad se nos queda sin funda-mento sólido.

La consecuencia inmediata de esta conclusión es queno podemos considerar conocimiento a nuestras pre-dicciones de futuro basadas en el principio de causali-dad. La conclusión inesperada que acabamos de obte-ner parece dejar sin fundamento a la mayor parte de lasinferencias que realizamos cotidianamente, así como aaquellas otras que son la base de las ciencias de la natu-raleza. ¿Qué hacer entonces? ¿Cómo se explica que unerror tan repetido se nos haya pasado por alto? La expli-cación de Hume la podemos resumir en las tres siguien-tes afirmaciones:

� La observación de la conexión continuada entre doshechos genera en nosotros una costumbre.

� La costumbre es el fundamento de la creencia segúnla cual el futuro será como el pasado.

� Esta creencia nos proporciona la convicción de quelas conexiones entre fenómenos que hemos observa-do en multitud de ocasiones continuarán producién-dose del mismo modo.

Por tanto, de acuerdo con Hume, el principio de causali-dad sí tiene un fundamento, pero distinto del que pen-sábamos. Creíamos que la relación que establecíamosentre la causa y el efecto descansaba sobre nuestroconocimiento de una conexión real entre las cosas. Aho-ra, en cambio, hemos descubierto que su apoyo no pasa

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de ser un sentimiento irracional que se instala en nos-otros y que nos hace confiar ciegamente en la regulari-dad de la naturaleza.

A efectos prácticos, Hume afirma que podemos seguirutilizando el principio de causalidad a condición de queno lo consideremos infalible. Podemos seguir conside-rando al fuego como la causa de que se calienten lascosas que están próximas a él, pero debemos admitirque esta consideración es solo probablemente verdade-ra y tenemos que estar dispuestos a desecharla si apare-ce evidencia sensorial que nos muestre lo contrario. Y,sobre todo, debemos restringir el uso del principio decausalidad a aquello de lo que tenemos experienciasensible. La razón es bien sencilla: si aquello a lo queconsideramos causa o efecto en un determinado procesoes algo de lo que no tenemos experiencia sensible,entonces no tendremos modo de comprobar si la apli-cación que hemos hecho del principio de causalidad escorrecta o no.

� Comentario sobre el pensamiento del autor del texto enrelación con otros filósofos, con hechos históricos rele-vantes o con el mundo contemporáneo.

Todo lo expuesto hasta aquí es suficiente para mostrarlas enormes diferencias que existen entre el racionalis-mo de Descartes y Spinoza, por un lado, y el empirismode Hume, por otro. Los primeros menosprecian la expe-

riencia como fuente de conocimiento y afirman la exis-tencia de ideas innatas, que no proceden de la experien-cia y que son el fundamento último del conocimientocierto y seguro. Hume, en cambio, afirma que la expe-riencia sensible es el único fundamento sólido de nues-tro conocimiento de la realidad, y si poseemos ideas queno procedan de la experiencia, estas deberán ser consi-deradas irrelevantes para el conocimiento.

Pero el empirismo de Hume va más allá de las diferen-cias señaladas con los racionalistas y le lleva a distan-ciarse incluso de aquellos filósofos pertenecientes a sumismo ambiente cultural y que habían defendido unaposición empirista como él. Locke, por ejemplo, habíautilizado el principio de causalidad para probar la exis-tencia de Dios como causa última de toda la realidad yde la sustancia como causa de las cualidades que perci-bimos por nuestros sentidos. Nosotros percibimos cuali-dades, pero debe haber algo que las produzca; eso es loque llamamos sustancia, decía Locke. En cambio Hume,según acabamos de ver, limita el uso del principio decausalidad a aquello de lo que tenemos experiencia yprohíbe expresamente su uso cuando la causa o el efec-to es algo de lo que no tenemos experiencia. Pero estoes precisamente lo que ocurre con las inferencias causa-les propuestas por Locke para afirmar la existencia deDios y la sustancia: no tenemos impresiones sensiblesde Dios ni de la sustancia.