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1 I.E.S. DOS MARES Departamento de Filosofía Prof.: José Ángel Castaño HISTORIA DE LA FILOSOFÍA (2º Bach.) TEMA 2 PLATÓN: EL CONOCIMIENTO DE LAS IDEAS Y LA CIUDAD IDEAL. 1. Biografía y obras 2. Teoría de la realidad 2.1. Platón y el pensamiento anterior 2.2. La realidad 2.2.1. La segunda navegación: la búsqueda de la auténtica realidad 2.2.2. El mundo suprasensible: el mundo de las Ideas 2.2.3. El mundo sensible: el mundo de las cosas 2.2.4. Ejemplificación de la estructura de la realidad: el mito de la caverna 3. Teoría del conocimiento 3.1. La reminiscencia 3.1.1. La alegoría del alma: el mito del Fedro 3.1.2. Significado de la alegoría 3.2. Los grados del conocimiento: el símil de la Línea 3.3. El método del conocimiento 3.3.1. La dialéctica 3.3.2. La vía erótica hacia la Belleza 3.4. Resumen y conclusión: relación entre la realidad y el conocimiento: el triángulo platónico 4. Teoría del alma 4.1. Los mitos órficos 4.2. El dualismo platónico 4.3. Virtud y psique 4.4. El destino del alma 4.5. El alma en los primeros diálogos 4.6. La tripartición del alma 5. Teoría política 5.1. Presupuestos 5.2. Proyecto político: 5.2.1. El Estado justo. 5.2.2. El individuo justo. 5.2.3. La educación justa 5.3. Los regímenes políticos 5.4. La reforma del proyecto.

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I.E.S. DOS MARES Departamento de Filosofía Prof.: José Ángel Castaño

HISTORIA DE LA FILOSOFÍA (2º Bach.)

TEMA 2 – PLATÓN: EL CONOCIMIENTO DE LAS IDEAS Y LA CIUDAD IDEAL.

1. Biografía y obras

2. Teoría de la realidad 2.1. Platón y el pensamiento anterior 2.2. La realidad

2.2.1. La segunda navegación: la búsqueda de la auténtica realidad

2.2.2. El mundo suprasensible: el mundo de las Ideas 2.2.3. El mundo sensible: el mundo de las cosas 2.2.4. Ejemplificación de la estructura de la realidad: el mito

de la caverna

3. Teoría del conocimiento 3.1. La reminiscencia

3.1.1. La alegoría del alma: el mito del Fedro 3.1.2. Significado de la alegoría

3.2. Los grados del conocimiento: el símil de la Línea 3.3. El método del conocimiento

3.3.1. La dialéctica 3.3.2. La vía erótica hacia la Belleza

3.4. Resumen y conclusión: relación entre la realidad y el conocimiento: el triángulo platónico

4. Teoría del alma 4.1. Los mitos órficos 4.2. El dualismo platónico 4.3. Virtud y psique 4.4. El destino del alma 4.5. El alma en los primeros diálogos 4.6. La tripartición del alma

5. Teoría política 5.1. Presupuestos 5.2. Proyecto político:

5.2.1. El Estado justo. 5.2.2. El individuo justo. 5.2.3. La educación justa

5.3. Los regímenes políticos 5.4. La reforma del proyecto.

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1. Biografía y obras

«Nació Platón -tal como dice Apolodoro en sus Crónicas- en la Olimpíada LXXXVIII, el día 7 de Targelión, día en que nació también Apolo. Murió, según Hermipo, en el año primero de la Olimpíada CVII, mientras comía en un banquete nupcial del año 81 de su edad. »

Diógenes Laercio: Vidas de los filósofos ilustres

El 7 de mayo del año 428-427 a.C. nace, probablemente en la ciudad de Egina, Aristocles, más conocido por su apodo, Platón, debido quizá a sus anchas espaldas o a la amplitud de su frente.

Es el segundo de los hijos que tuvieron Aristón (su padre) y Perictione (su madre), pertenecientes ambos al círculo de familias aristocráticas atenienses. El resto del ámbito familiar lo formaban sus hermanos Adimanto, Glaucón, Potone (su hijo Espeusipo tomará, a la muerte de Platón, la dirección de la Academia) y su hermanastro Antifonte, fruto de segundas nupcias de su madre y recordado por nuestro autor en el Parménides.

La vida de Platón transcurre en Atenas, donde asiste a los profundos cambios políticos que sacuden a esta ciudad, circunstancias éstas que marcan su vida y su doctrina. Es en Atenas donde conoce, probablemente a la edad de veinte años, a quien será su maestro, Sócrates. Este encuentro tuvo un carácter decisivo.

Dice la tradición que después de este encuentro quemó toda su producción artística (a pesar que parecía destinado a ser una gloria poética y política). Asimismo la impresión sufrida por el maestro fue igual de intensa: "Sócrates vio en sueños un polluelo de cisne que jugaba sobre sus rodillas y que, moviendo después las alas, se elevó y entonó dulces cantos, y habiéndole sido llevado Platón al día siguiente, dijo: -He aquí el cisne. (Diógenes Laercio, o.c. Libro III).

Si es cierto lo que explica Aristóteles, antes habría sido discípulo de Crátilo, el cual le introdujo en la doctrina de Heráclito, Empédocles y Anaxágoras.

En el año 399 a.C. Sócrates es acusado, juzgado y condenado a muerte. De estos acontecimientos sabemos que Platón pagó una multa de treinta minas como alternativa a la pena capital y que, por hallarse enfermo, no pudo estar con su maestro cuando éste tomó el veneno mortal. Después de este hecho y a la edad de veintiocho años Platón hizo una serie de viajes que le permitieron contactar con las corrientes filosóficas del momento (Megara, Egipto y Tarento, donde conoce el pitagorismo de la mano del matemático Arquites) y que culminaron con el primer viaje a Sicilia: A su vuelta y con tantas experiencias enriquecedoras compra un terreno cerca del gimnasio de Academo (dios prehelénico). Nace de esta manera, en el año 387 a.C., la primera universidad europea, la Academia, el lugar donde Platón imparte sus enseñanzas y donde sus discípulos aprenden matemáticas (los cinco primeros años) y filosofía (los cinco restantes). A la Academia acudirán atenienses y extranjeros y de ella saldrán los más importantes mate-máticos y filósofos de la antigüedad. Será tanta su importancia que perdurará después de la muerte de su creador hasta el año 529 de nuestra era cuando fue clausurada por el emperador Justiniano.

En el año 348-347 a.C. Platón es enterrado en los jardines de la Academia. Su legado es una inmensa obra y un único retrato auténtico que de él se conserva esculpido en mármol, desde el cual nos observan unos ojos muy abiertos y una boca entristecida.

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Leer a Platón

La obra de Platón ocupa un lugar privilegiado y singular en la historia del pensamiento. Por un lado, marcará los caminos por los que se moverá gran parte de la filosofía posterior. Por otro, su singularidad, viene dada por ser la primera gran creación filosófica importante. Sus más de veinte diálogos auténticos y algunas cartas son todo un legado intelectual que se impone a la incompleta y fragmentaria obra de los llamados filósofos presocráticos. En sus diálogos, toda una serie de personajes hablan entre ellos, y en el discurso se va perfilando, como en pinceladas, la filosofía platónica.

El diálogo supone no sólo la eliminación del lenguaje dogmático, sino también una nueva manera de entender la filosofía, de verla no como un cúmulo de verdades impuestas, sino como un camino hacia ella misma: se piensa discutiendo. Sólo de esta manera podemos apreciar como en la mayor parte de los diálogos se produce un encuentro fortuito que servirá como inicio para una conversación. Cuando ya se ha hablado suficientemente, uno de los interlocutores se va y se está a la espera de un nuevo encuentro.

A través de estos encuentros aparecen enfrente del lector todos los problemas de una democracia en declive. Se hablará de la felicidad, la justicia, la bondad, el poder de los sentidos, el cambio incesante de la realidad, la belleza, la memoria y la imaginación, el arte, etc. En suma, Platón intenta exponer a través de sus ideas la decepción que la democracia produjo en su sueño aristocrático.

Las obras -o diálogos de Platón- se dividen y organizan del modo siguiente:

1. Época de juventud (393-389 a.C.).

[Problemática] Problemas a la hora de definir la virtud. Búsqueda de la precisión de ciertos términos. Preocupaciones éticas. Socratismo. No hay referencia a la teoría de las ideas: Apología de Sócrates, Ion, Critón, Protágoras, Laques, Trasímaco (Libro I de la República), Lisis, Carmides, Eutrifón.

2. Época de transición (388.385 a.C.).

[Problemática] Primer viaje a Sicilia. Temas presocráticos, principalmente órfico-pitagóricos. Preexistencia e inmortalidad del alma. Primeros esbozos de la teoría de las Ideas: Gorgias, Menón, Eutidemo, Hipias menor, Cratilo, Hipias mayor, Menexeo.

3. Época de madurez (385-370 a.C.).

[Problemática] Teoría de las Ideas. Organización del Estado. Teoría del amor. Grandes mitos: Banquete, Fedón, República, Fedro.

4. Época de vejez (369-347 a.C.).

[Problemática] Segundo y tercer viaje a Sicilia. Problemas lógicos dé la teoría de las Ideas. Abandono de cuestiones metafísicas. Doctrinas pitagóricas: Teeteto, Parménides, Sofista, Político, Filebo, Timeo, Critias, Leyes, Epinomis.

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2. Teoría de la realidad

2.1. Platón y el pensamiento anterior

Platón se enfrenta con el mismo problema1 que la filosofía griega tenía planteado desde Parménides: cómo resolver la dificultad de hacer compatible el ente, que es uno, inmóvil y eterno, con las cosas, que son múltiples, cambiantes, perecederas.

A la hora de enfrentarse con el problema Platón no parte de cero, sino que toma ideas de otros pensadores y una vez asimiladas o rechazadas planteará, desde unos supuestos, su solución. 1 La cuestión fundamental es que las cosas cambian, nacen y mueren.

Los autores y los temas que Platón tendrá presente a la hora de dar respuestas a los problemas planteados son los siguientes:

a) Los filósofos de la naturaleza (physis), explicaban el mundo físico por medio de distintas causas materiales; aunque éstas puedan explicar de qué están hechas las cosas, no pueden decir cuál es la causa del orden del mundo.

b) Los pitagóricos enseñaban que hay unos objetos que no cambian, que no son percibidos por los sentidos sino por la razón, que son válidos para todos y que se nos imponen por necesidad lógica: son los números y los objetos matemáticos2, cuya naturaleza consiste en ser eternos, inmutables, inteligibles y objetivos. Platón reconoce abiertamente estas influencias pitagóricas y el paralelismo Números-Ideas.

c) Parménides distingue dos clases de conocimiento: uno, rechazable, es el conocimiento sensible (la opinión); el otro, el auténtico, el inteligible.

d) Heráclito, opina que todas las cosas sensibles están en continuo cambio, por lo que no puede haber ciencia de estos objetos.

e) El escepticismo y relativismo de los Sofistas, que niegan la posibilidad de un conocimiento cierto, ya que la verdad absoluta no existe. Afirman que ésta es relativa, es decir, depende del lugar, tiempo, cultura, etc.

f) Hemos de tener presente que el punto de partida de Platón, se relaciona con Sócrates: éste intenta conocer qué son las cosas y los valores morales, es decir, busca las definiciones. Así como Parménides trata de diferenciar lo que es verdad de lo que es apariencia, Sócrates intenta descubrir las esencias de las cosas por medio de la inducción. Platón, heredero de esta doctrina, pensó que

2 Los objetos matemáticos geometría y aritmética- poseen las características

del ente de Parménides y de las Ideas de Platón: Son eternos, inmutables, reales, etc.

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las definiciones no podían referirse a las cosas sensibles porque es imposible hacer definiciones de lo que cambia continuamente, sino a otro tipo de seres: los valores morales y las Ideas.

2.2. La realidad

2.2.1. La segunda navegación: la búsqueda de la auténtica realidad

En la filosofía de Platón hay un elemento fundamental que será clave para el planteamiento de los problemas de la filosofía y sus soluciones. Este elemento es el descubrimiento de la existencia de una realidad suprasensible, la cual no había sido pensada por la anterior filosofía de la naturaleza (physis).

Los presocráticos explican el origen de las cosas siguiendo las directrices de la filosofía de la naturaleza, es decir, a través de las causas mecánicas y físicas.

El mismo Anaxágoras había pensado, según Platón, en la necesidad de introducir una inteligencia (Nous) como causa del orden de todas las cosas. Sin embargo, la esperanza de haber encontrado una teoría que explicara el sentido del Universo se vino abajo al comprobar Platón que Anaxágoras, en el desarrollo de toda su obra, acudiera sólo a causas mecánicas y físicas para explicar los fenómenos.

- ¿Son las causas físicas y mecánicas las verdaderas causas? Para responder a estos problemas, Platón emprendió lo que él mismo llama una "segunda navegación".3

En la primera navegación la filosofía naturalista permanece atada a los sentidos y al mundo sensible mientras que, en la segunda navegación4, Platón intenta una liberación respecto de los sentidos y

3 En la terminología marinera la segunda navegación significaba utilizar los re-

mos cuando las velas ya no servían por falta de viento. 4 Fedón 95E-99D En la imagen platónica, la primera navegación es simbolizada

del mundo sensible y un cambio de dirección hacia el razonamiento y aquello que sólo puede ser captado por el entendimiento.

Es un cambio radical de método que lo conduce de las cosas a los conceptos. Admite como fundamento la existencia de las Ideas: lo Bello, lo Justo, lo Grande en sí... Una vez admitido este principio, al preguntar la causa de por qué una cosa es bella, la respuesta será porque participa o está presente en ella la belleza, es decir, pedir una causa superior que no sea sensible, sino inteligible. Y esto lo aplica a todas las cosas: todo objeto físico para existir necesita una causa de carácter no físico.

La segunda navegación lleva a reconocer la existencia de dos ámbitos del ser:

▪ uno visible, sensible ▪ y otro invisible y, por tanto, sólo inteligible.

2.2.2. El mundo suprasensible: el mundo de las Ideas

El modo tradicional de presentar la teoría platónica es, en general, la siguiente:

Los objetos que aprehendemos con los conceptos universales, (los objetos sobre los que versa la ciencia), son Ideas objetivas, subsistentes, que existen en un mundo trascendente, separado de las cosas sensibles.

Las cosas sensibles son copias o participaciones de estas realidades universales.

Estas causas no físicas, estas realidades inteligibles las llamó Platón Ideas o Formas que no son simples conceptos, representaciones puramente mentales, sino que son realidades, son el verdadero ser, son

por el recorrido que hace la filosofía empujada por el viento del pensamiento naturalista.

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las esencias de las cosas, sus modelos, es decir, aquello que hace que una cosa sea lo que es (paradigma).

Mundo inteligible Mundo sensible

Las Ideas Las cosas

Únicas Múltiples

existen por sí existen por participación

inteligibles sensibles

eternas perecederas

inmutables cambian

modelos copias

El mundo de las Ideas implica, como mundo perfecto que es, un orden, es decir, una jerarquía. Y el fundamento de este orden es la Idea del Bien.5

Según Platón el objeto del verdadero conocimiento ha de ser estable, permanente, objeto de la inteligencia y no de los sentidos. La teoría del conocimiento de Platón implica ciertamente que los universales que concebimos con el pensamiento no les falten referencias objetivas. Así en la República se da por supuesto que toda pluralidad de individuos que posee un nombre común tiene también su correspondiente Idea o Forma. Esta Idea es el universal, es decir, la naturaleza común que se aprehende en el concepto. Platón afirma que estos conceptos universales no son meramente subjetivos, sino que de ellos captamos sus esencias objetivas.

Esta manera de presentar la teoría de Platón se fundamenta en una serie de razones:

▪ El modo como él habla de las Ideas da a entender claramente que existen en otro mundo. Así, en el Fedro nos habla de la preexistencia del alma y de que el proceso del conocimiento

5 La Idea del Bien es la suprema realidad y la suprema verdad, el límite supe-

rior del mundo jerárquico de las ideas.

consiste básicamente en recordar (anámnesis) las Ideas que el alma contempló en otro tiempo.

▪ Aristóteles, discípulo de Platón, dice en los Metafísicos que los seguidores de Platón suponen la existencia trascendente de las ideas.

▪ En el Timeo, Platón enseña que el Demiurgo configura las cosas de este mundo según el modelo de las ideas.

2.2.3. El mundo sensible: el mundo de las cosas

El mundo sensible procede conjuntamente de las ideas y de un principio material caótico, indeterminado. La pregunta que nos hacemos es: ¿cómo es posible que las ideas inteligibles actúen sobre la materia y de un caos surja un cosmos?

La respuesta de Platón es que existe un Demiurgo, un Artífice que tomando como modelo el mundo de las Ideas ha plasmado la materia y ha generado el mundo sensible.

El esquema al que recurre Platón para explicar el mundo sensible es el siguiente:

a) Hay un modelo: el mundo ideal.

b) Hay una copia: el mundo sensible.

c) Hay un Artífice: ha hecho la copia sirviéndose del modelo

d) El mundo inteligible -el modelo- y el Artífice son eternos.

e). El mundo sensible -la copia- ha sido engendrado.

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2.2.4. Ejemplificación de la estructura de la realidad: el mito de la caverna

En el libro VII de la República ilustra Platón su doctrina de la realidad con la famosa alegoría de la Caverna, que nos explica la situación del hombre en relación a la estructura de la realidad y del conocimiento. Su contenido es el siguiente:

Platón se imagina a unos hombres que desde pequeños se hallan dentro de una cueva, que tiene una entrada por donde entra la luz exterior. Están atados de modo que no pueden moverse y sólo pueden mirar hacia el fondo de la cueva. Detrás de él hay un fuego, y entre los hombres y el fuego hay un camino con un pequeño muro por donde pasan hombres que llevan toda clase de objetos, los cuales sobrepasan la altura del muro. Los prisioneros ven las sombras de estos objetos, que se proyectan en la pared del fondo de la cueva, cuya realidad es para ellos la única. Uno de los prisioneros, después de haberse liberado, sale fuera y contempla la realidad exterior; la luz del sol hace que los ojos le duelan y permanezca deslumbrado. Poco a poco se va habituando a esta nueva situación: puede ver las sombras primero, después las imágenes de las cosas, reflejadas en el agua, y, finalmente, las cosas mismas. De noche, vería el cielo y las estrellas; al amanecer, la imagen reflejada del sol y, por último, podría contemplar el sol mismo. Sentiría, por tanto, que el mundo donde había vivido antes no era el real y si dijera a sus compañeros que el mundo de la cueva es irreal no lo creerían y lo matarían.

El mito de la caverna, se puede interpretar así:

▪ La cueva es el mundo sensible, con sus sombras, que son las cosas.

▪ El mundo exterior es el verdadero mundo, es decir, el mundo inteligible, el mundo de las Ideas.

▪ Las cosas simbolizan -participan- las Ideas; el sol, la Idea del Bien que ocupa un lugar privilegiado. Se compara el Bien con el sol, y así como la luz de éste hace que los objetos sean visibles para todos, así también, el Bien, da el ser a las Ideas. El Bien es un principio

ontológico, es decir, es génesis y causa del ser y del existir de las Ideas y de las cosas y un principio epistemológico, es decir, es génesis y causa del conocimiento. La Idea del Bien de la República se ha de considerar idéntica a la de la Belleza del Banquete. Ambas Ideas son representadas al final de una ascensión intelectual (Dialéctica).

3. Teoría del conocimiento

De lo dicho hasta ahora se puede inferir que el problema planteado por la Teoría de las Ideas es cómo puede el hombre conocer las Ideas, si éstas pertenecen al Mundo Inteligible. Que esto sea posible nos lo confirmará la Reminiscencia y la Dialéctica, tanto por la vía noética (camino intelectual) como por la vía erótica (camino estético-místico).

En los diálogos anteriores al Fedón la teoría de las Ideas se manifiesta en diálogos en los que se busca definiciones, es decir, se quiere definir una virtud. Así, en el Menón, el problema básico será si la virtud se puede enseñar. Para poder entender bien el problema, Platón se preguntará qué es la virtud y qué es enseñar. Después de dar un conjunto de ejemplos de virtud encuentra que hay deficiencias y de su análisis podemos sacar algunas conclusiones positivas: importancia de la definición socrática en relación al aprendizaje y del intelectualismo moral.

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3.1. La reminiscencia

La respuesta de Sócrates a la cuestión de si se puede enseñar la virtud -y de si se puede aprender- es la teoría de la reminiscencia justificada con la demostración de la preexistencia del alma y que tiene como consecuencia la teoría de su inmortalidad.

En el dialogo Fedón, además de los argumentos que se dan a favor y en contra de la inmortalidad del alma y del esbozo de la doctrina de las Ideas se encuentra también toda una teoría del conocimiento: Cebes recuerda a Sócrates lo que ya en otras ocasiones ha dicho en relación al origen del conocimiento, es decir, que el conocimiento es una anámnesis, un rememorar cosas ya sabidas anteriormente exigiendo, en consecuencia, que nuestro alma haya aprendido previamente las cosas que ahora recuerda unida al cuerpo. Por tanto, el alma ha existido en algún lugar con anterioridad (preexistencia) a su unión con el cuerpo.

3.1.1. La alegoría del alma: el mito del Fedro

Al preguntarse -Platón- por el ser de las cosas se encuentra algo paradójico: que éstas no tienen ser y, por tanto, no le sirven para encontrarlo. El ser verdadero está en las Ideas, pero éstas no están en el mundo. Sin embargo, yo las tengo en mí, yo las conozco de alguna manera y me permiten conocer las cosas. ¿Cómo es esto posible? Para resolver esta cuestión Platón cuenta un mito, el mito del Fedro.

Sócrates cuenta a Fedro que el alma se puede comparar a un carro arrastrado por dos caballos alados; uno es obediente y de buena raza, el otro rebelde. Este carro es guiado por un auriga -la razón- que se esfuerza en conducirlo bien. Circula por el mundo de las Ideas, que el alma contempla con dificultad. Ahora bien, ante los problemas para poder conducir el carro el alma cae: los caballos pierden las alas y el alma queda encarnada en un cuerpo. Si el alma ha visto las Ideas, aunque haya sido por muy poco, este cuerpo será humano y no animal; y según las haya contemplado más o menos, las almas estarán en una jerarquía de nueve grados, que va del filósofo al tirano.

3.1.2. Significado de la alegoría

Lo que son el auriga y los dos caballos no se nos dice en todo el discurso, pero si uno ha leído el libro IV de la República será capaz de reconocer en él la parte reflexiva del alma, la pasional y la apetitiva. Esta misma tripartición se vuelve a encontrar en el Timeo, donde se designan incluso los lugares del cuerpo en los que estas tres partes del alma tienen su sede.

El origen del hombre como tal es, pues, una caída de un alma de procedencia celeste y que ha contemplado las Ideas. Pero el hombre encarnado no las recuerda. Sus alas, heridas y doloridas, se excitan cuando el hombre ve las cosas, ya que éstas le hacen recordar las ideas, vistas en la existencia anterior.

Este es también el método del conocimiento: el hombre parte de las cosas, en las que encuentra el recuerdo, la reminiscencia de las ideas contempladas en otro tiempo. Conocer, por tanto, es recordar aquello que está dentro de nosotros; no observar lo que está fuera.

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3.2. Los grados del conocimiento: el símil de la Línea

Es la parte positiva de la doctrina de Platón sobre el conocimiento, donde se distinguen los grados del conocer según los objetos.

▪ Platón distingue dos ámbitos de lo real, el mundo sensible y el mundo inteligible. Estos dos ámbitos los simboliza en dos segmentos de una recta.

▪ Cada uno de estos dos ámbitos se divide en dos partes, las cuales señalan dos grados de realidad dentro de cada mundo; hay una correspondencia entre las primeras y las segundas porciones de los dos segmentos.

▪ Finalmente, a cada una de las cuatro formas de realidad les corresponde una vía de conocimiento; las dos que pertenecen al mundo sensible constituyen la opinión; las del mundo inteligible son manifestaciones de la razón.

▪ El desarrollo de la mente humana a lo largo de este camino de la ignorancia al conocimiento cruza dos campos principales: el de la opinión y el del conocimiento. Sólo este último puede recibir el nombre de saber.

▪ ¿Cómo se diferencian estas dos funciones de la mente? por los objetos: la opinión versa sobre imágenes mientras que la ciencia versa sobre los arquetipos, es decir, los modelos.

▪ Sin embargo, la línea no está sólo dividida en dos secciones, sino que cada sección está, también, subdividida. Hay, por tanto, dos grados de ciencia y dos grados de opinión.

▪ El grado más bajo, la representación, (eikasía) tiene por objeto primero las imágenes o sombras y luego los reflejos en el agua.

▪ El grado siguiente, la creencia razonable (pistis) son los objetos reales correspondientes a las imágenes del anterior.

▪ El objeto del razonamiento (dianoia) -tercer grado- es aquello que el alma se siente empujada a investigar con la ayuda de las imitaciones de los primeros segmentos que ella utiliza como imágenes y, partiendo de hipótesis, avanza no hacia un primer principio, sino hacia una conclusión.

▪ El último grado, la intuición (noesis) es el estado de la mente que usa las hipótesis de la sección de la dianoia como punto de partida, pero las ultrapasa y llega hasta los primeros principios mediante el razonamiento abstracto.

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3.3. El método del conocimiento

3.3.1. La dialéctica

Si la oratoria se plantea con la misma seriedad que la filosofía el problema del conocimiento, se podría superar la oposición existente entre las dos. Para ello el orador ha de conocer el objeto sobre el que se dispone a hablar, es decir, ha de proceder de la misma manera qué lo hace Sócrates. Este método consta de dos momentos:

▪ Uno de ellos es la colección, es decir, «el llevar con una visión de conjunto a una sola forma lo que está esparcido en muchas partes»: se empieza por las cosas concretas, sensibles, y por conceptos cada vez más universales se asciende hacia el principio absoluto, el cual no necesita de ningún otro.

▪ El otro es la división, es decir, «una vez se ha llegado a la cima es necesario bajar de nuevo hasta las cosas mismas mediante sucesivas divisiones», conviene ir distinguiendo especies dentro de lo que se presenta como una unidad.

Así, por ejemplo, si se quiere saber bien qué es el pescador, primero se ha de decir que ejerce una actividad. Ahora bien, las actividades pueden ser productoras o recolectoras. Toda actividad, por tanto, se divide. A su vez, entre las actividades colectoras se ha de diferenciar aquellas que se ejercen por violencia de las que se ejercen por habilidad, etc. Por sucesivas divisiones llegaremos a saber que un pescador de caña es un hombre que ejerce una actividad colectora de animales acuáticos mediante la estratagema de utilizar unos útiles.

Platón da a este método filosófico el nombre de dialéctica.

Por la dialéctica ascendente y por hipótesis sucesivas se llega al principio incondicionado y por la dialéctica descendente, por división, separamos el ser de cada cosa respecto de lo que no es. La Dialéctica significa principalmente para Platón "perseguidor de una seria investigación", como opuesto a erístico, es decir, simple discutidor.

Lo que pretende Platón con este método es la adquisición gradual del

conocimiento, mediante una clasificación de los conceptos en géneros y especies, no puramente subjetiva, sino ajustada a las condiciones de la realidad, es decir, ir subiendo de Idea en Idea hasta llegar a alcanzar la Idea suprema, el Incondicionado, la idea del Bien y, después, descender para poder definir cada cosa.

3.3.2. La vía erótica hacia la Belleza

El iniciador en los misterios del amor acostumbrará al iniciado a dirigirse a los cuerpos bellos, a enamorarse primero de uno y engendrar bellos discursos para enamorarse después de todos los cuerpos bellos. Más adelante amará la belleza de las almas y, a partir de ellas, andará hacia el amor de la belleza de las normas de conducta, hacia el de las ciencias después hasta llegar a la visión de la belleza en sí.

Este es el momento, el único momento, en el que la vida del hombre tiene pleno sentido. Hay, pues, diferentes grados de bien. Esta es la escalera del amor:

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1. El grado más bajo es el amor físico. 2. El grado de los amantes que pertenecen al ámbito del espíritu:

2.1. Los amantes de las almas. 2.2. Los amantes de las artes. 2.3. Los amantes de la justicia y de las leyes. 2.4. Los amantes de las ciencias puras.

3. El grado supremo del amor: la visión de la ideas de la Belleza en sí.

Esto parece bastante claro. No hay duda que la Belleza en sí de este diálogo equivale a la Idea de Bien de la República (588 D).

El amor para la especie. humana garantiza su perduración y su progreso en cuanto a sociedad organizada y para los individuos, además de ser una fuerte motivación de su perfeccionamiento moral e intelectual, es el único que les conduce hacia la felicidad más grande que pueden encontrar en esta vida: la unión mística.

3.4. Resumen y conclusión: relación entre la realidad y el conocimiento: el triángulo platónico

De la lectura y comprensión de las teorías de la realidad y del conocimiento de Platón se infiere una diferencia fundamental entre la apariencia y el verdadero ser.

▪ Por un lado nosotros percibimos con los sentidos una serie de manifestaciones sensibles que cambian constantemente. Estas manifestaciones son llamadas por Platón fenómenos.

▪ Por otro, percibimos seres inmutables. Las Ideas están separadas del alma y de las cosas y los hombres reafirman el deber de colaborar para que otros -todos los hombres- encuentren la posibilidad de esta liberación. Es así cómo en el mito de la caverna quien ha alcanzado la liberación vuelve a bajar a la cueva e intenta desatar a sus antiguos compañeros prisioneros de las cadenas para conducirlos afuera.

En el triángulo platónico hay, en medio de este continuo aparecer de manifestaciones, algo que permanece, que no cambia. Ese algo es la esencia, que permanece igual a sí misma.

Evidentemente no la percibimos a través de los sentidos, ya que la esencia es algo que se halla por debajo de los fenómenos. El ámbito de la apariencia es, por tanto, el ámbito sensorial, el cual pertenece al mundo material y corpóreo. Este conocimiento se realiza mediante los sentidos. El ámbito del ser (la esencia) es el ámbito de la racionalidad, en el cual se realiza el auténtico conocimiento. Es verdad que a través de la sensibilidad no puede explicarse el conocimiento; por eso Platón distingue en el hombre el alma, que conoce el verdadero ser del cuerpo.

Nuestra alma está encarnada en un cuerpo. Entre el alma y el verdadero ser se interpone el mundo aparente y material. Ahora bien, la sensibilidad no puede constituir un puente entre el alma y el verdadero ser. A pesar de todo, nosotros además de percibir como los animales, también conocemos.

Platón soluciona el problema contraponiendo al alma y al ser de las

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cosas una tercera realidad: las Ideas. Constituyen las verdaderas esencias en sí, eternas. Son las Ideas los modelos eternos de las esencias de las cosas. La pluralidad de las Ideas se compendia y corona en la única Idea -del Bien y de la Belleza, como Idea de las ideas.

En el Mito de la Caverna, el sol sustituye a esta Idea de las Ideas, mientras que las cosas que están por debajo de la luz del sol representan la pluralidad de Ideas.

Platón resuelve el problema planteado con la doctrina de las Ideas utilizando mitos para explicar la reminicencia y la participación:

1. El mito de la anámnesis (reminiscencia). El alma, por esencia, se parece a las Ideas y está emparentada con ellas. Antes de encarnarse en un cuerpo el alma ha contemplado las Ideas. Ahora bien, esta visión de las Ideas ha permanecido oscurecida por causa de la sensibilidad. Mediante la purificación -subida de la caverna- es posible el recuerdo -anamnesis-. El conocimiento verdadero se realiza, por tanto, gracias al recuerdo.

2. El mito de la methexis (participación). El cosmos se ha originado por causa de un Demiurgo, el cual ha formado las cosas naturales de la materia originaria imitando a las Ideas. Las cosas participan -methexis- de las Ideas. En consecuencia, un verdadero conocimiento es posible si el alma y las cosas se relacionan con las Ideas: por el recuerdo el alma está unida con las Ideas, de las que participan las cosas de la naturaleza. La percepción sensible es una ocasión para el recuerdo.

El triángulo platónico no es solo un planteamiento teórico, sino que también es una

exigencia ética. Platón no sólo nos dice cómo es posible el conocimiento, sino también nos habla sobre lo que se ha de hacer: la liberación del hombre es huir de la cueva de la apariencia, de las pasiones ciegas para poder llegar a la humanidad, a una praxis ético-política desde la racionalidad. Esta liberación del hombre consiste en huir de la cueva de las apariencias, de las pasiones ciegas, para poder llegar a la praxis ético-política a partir de la racionalidad. Esta liberación personal reafirma el deber de colaborar para que todos los hombres puedan alcanzar este mismo objetivo. Por eso el prisionero liberado de la caverna intenta desatar a sus antiguos compañeros.

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4. Teoría del alma

4.1. Los mitos órficos

Según las primeras concepciones tradicionales de los griegos hay una especie de aliento vital que mantiene la vida del cuerpo. Lo hemos de imaginar como un aire sutil preso dentro del organismo, al que da vida y movimiento. Lo llaman psique, alma. Creían que al morir, este aliento huía del cuerpo y se dispersaba. En la Odisea (XI 135-150) se dice que los muertos viven como sombras en el Hades sin memoria y sin vitalidad. Aquiles sólo podrá hablar con ellos después de una ofrenda de sangre -símbolo de vida-. La visión homérica no incluye, pues, la creencia en la inmortalidad del alma.

Ahora bien, no es ésta la imagen de la psique que veremos en Platón. La influencia de los pitagóricos, a quienes parece que influyeron ciertas religiones no homéricas llamadas órficas, le hará mantener la tesis de la inmortalidad y del origen divino del alma. Esta concepción se asocia a una serie de mitos que designaremos como "los mitos de la caída del alma".

El orfismo y las religiones mistéricas no son conocidos con precisión. Constituyen un complejo sistema de rituales y creencias paralelo a la religión más común de tipo homérico. Según estas concepciones, el hombre no sería un ser simple, sino dual. En su constitución habría una parte divina, la psique, y otra terrenal y material, el cuerpo. El alma no es sólo principio de vida, sino que también aparece como algo divino e inmortal que reside dentro del cuerpo y que se identifica con "la mente" y la verdadera personalidad del individuo.

Esta dualidad alma-cuerpo se extiende también a la realidad.

El mundo material es imperfecto y lleno de infelicidad, pero hay otro mundo perfecto y feliz en el que viven los dioses inmortales.

La psique es originaria de este mundo divino. ¿Qué hace, entonces, en la tierra? Según el orfismo el alma había existido con anterioridad en otro mundo y, por culpa de una falta o pecado, había "caído" a la tierra. Parece ser que el carácter concreto de este pecado era un

secreto revelado sólo a los iniciados, pero en todo caso provocaba la caída del alma al mundo terrenal y a su encarcelamiento dentro del cuerpo.

A lo largo del proceso el alma olvida su existencia anterior y se contagia de la imperfección del mundo y se vuelve impura. Por este motivo nuestra vida terrenal está llena de infelicidad. Los rituales órficos pretendían alcanzar la catarsis del alma, su purificación. El objetivo era volver a la felicidad originaria del mundo divino.

4.2. El dualismo platónico

Platón recibe una fuerte influencia de las concepciones míticas que hemos visto más arriba. Afirma la dualidad del hombre: su psique divina frente al cuerpo terrenal causante de las imperfecciones morales. Habla del cuerpo (soma) como de una cárcel (sema) para el alma. Nuestra psique constituirá lo que verdaderamente somos, encerrados dentro del envoltorio material del cuerpo.

El alma es inmortal e inmaterial. Juega el mismo papel que el daimon socrático: comunica el mundo divino con el terrenal, buscando la verdad y el conocimiento considerados en sí mismos como algo divino. Platón habla con frecuencia del alma dejando de lado el discurso racional y expresándose mediante mitos. Hay metas de conocimiento que el hombre, en su estado terrenal imperfecto, no puede alcanzar. Hay temas de los que no podemos pretender una comprensión total y racional. Uno de ellos es el del origen y destino del alma. Hablar de esto, nos dirá en el Fedro, es "una tarea de dioses"; no podemos alcanzar al respecto un verdadero conocimiento -ciencia-, sólo podemos hacer discursos verosímiles, es decir, narraciones míticas y alegóricas.

4.3. Virtud y psique

La unión del alma y el cuerpo le da al segundo la vida, ya que el alma es principio de vitalidad y movimiento y su presencia determina la distinción

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que hacemos entre lo que es vivo y lo que es inerte. De esta unión surgen dentro del alma los deseos y las pasiones, que tienen por finalidad el placer sensible y el bienestar del cuerpo. Las pasiones tienen, por tanto, un origen corporal y revelan el estado imperfecto del alma humana. Hay, sin embargo, un deseo y un placer muy distintos, que se originan dentro de la misma alma: el deseo y el placer del conocimiento.

El alma busca la ciencia, es "filósofa", dirá Platón.

Quien desarrolla esta tarea es la razón, el nous, la cual delante de las pasiones representa el elemento divino de la psique. En el hombre sin virtud, sin areté, la razón se encuentra sometida a las pasiones y las exigencias del cuerpo. La purificación del alma, estriba según Platón, en el gobierno de la razón sobre las pasiones corporales, en el dominio de lo divino que hay en nosotros sobre lo terrenal, en el autodominio. La purificación y la virtud del alma consistirá en: gobernarse uno mismo, no dejarse dominar por las pasiones ni por el deseo de placer, guiar la conducta mediante la razón, buscar la sabiduría.

4.4. El destino del alma

Hemos visto cómo Platón se mueve dentro del esquema órfico, heredado de los pitagóricos. El mundo divino y perfecto es asimilado al mundo inteligible, donde se encuentran las Ideas. El alma, consecuentemente, se emparenta con ellas, ya que pertenece al mundo inteligible.

Pero, en su unión con el cuerpo el alma ha olvidado su origen y el mundo de las Ideas. Esta es su caída y su pecado: el olvido. Y, por tanto, es la ignorancia, la ausencia de conocimientos, lo que nos revela su estado de imperfección. Paralelamente, su purificación es al mismo tiempo ética y teórica. Ética, ya que consiste en el dominio de las pasiones y el cuerpo por parte de la razón. Teórica, porque este dominio sólo es posible cuando la razón busca el conocimiento y el hombre deviene filósofo.

Los mitos platónicos referentes al alma

Platón describe lo que le sucede al hombre en un conjunto de mitos en el Fedro, el Gorgias, el Fedón y la República. Al morir, el alma inmortal no vuelve a su mundo, pues no lo recuerda, y se va reencarnando sucesivamente en diferentes cuerpos dependiendo de la perfección alcanzada en la vida anterior. Sólo cuando la psique se ha desvinculado del cuerpo y de sus pasiones y conoce el mundo de las Ideas, recuerda el alma su origen y vuelve al mundo divino del que proviene.

Uno de los mitos más elaborados se halla al final de la República y se conoce como el mito de Er. Nos habla de un hombre imaginario que resucitó a los diez días de su muerte con el recuerdo del viaje hecho por su alma. Se afirma, aquí, la reencarnación o metempsícosis, producto de juicio llevado acabo por los

dioses y según el cual se nos recompensa o castiga por nuestra vida pasada.

4.5. El alma en los primeros diálogos

La caracterización de la naturaleza del alma no es uniforme dentro de los diálogos platónicos. El uso de un lenguaje mítico favorece cierta ambigüedad, pero es evidente que evoluciona y cambia progresivamente sus planteamientos. En los diálogos anteriores a la República, la psique tiende a considerarse como una naturaleza similar a la de las Ideas y como una sustancia simple. En el Fedón busca argumentos para fundamentar la tesis de la inmortalidad.

Estos razonamientos nos permiten establecer una primera descripción de la naturaleza del alma:

1. Si el conocimiento es recuerdo, esto implica que el alma tiene existencia con anterioridad a la vida terrenal.

2. Sólo puede morir lo que es compuesto, lo que tiene partes. La muerte es la disolución del cuerpo, la separación de sus partes que dejan de constituir un todo armónico. Pero el alma está emparentada con la Idea, y al igual que ésta es simple, indisoluble e inmutable.

3. La esencia de cualquier cosa no puede participar de ideas opuestas.

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Así, si un ser participa de la Idea de "perro" no puede participar al mismo tiempo de la Idea de "gato"; ahora bien, el alma es el principio de vitalidad y movimiento del cuerpo, y, por tanto, participa de la Idea de Vida. Por eso no puede participar de la Muerte ni puede, en consecuencia, morir. Esta visión del alma será, sin embargo, modificada ya en la República.

4.6. La tripartición del alma

Las teorías éticas de la etapa de madurez modificarán e influirán en las tesis sobre el alma. Veremos más adelante cómo Platón tiene una concepción tripartita de la virtud. En cualquier caso se afirma que hay tres psiques diferenciadas, cada una con sus funciones y perfecciones propias:

▪ El nous o logos es el alma racional. Su función es el conocimiento y el gobierno del cuerpo y, por tanto, sus virtudes propias son la sabiduría y la prudencia. Platón la imagina «encarcelada» dentro de la cabeza y representa el elemento divino de la psique.

▪ El thymos o alma irascible tiene por función una clase especial de pasiones. No todos los deseos buscan el placer del cuerpo; así, la justa ira o las pasiones guerreras implican arriesgarse a recibir dolor y manifiestan nuestra intención de no tolerar la injusticia. La virtud relacionada es la fortaleza o valentía - andreia-. Esta es, de hecho, la virtud heroica tradicional de origen homérico. La psique irascible tendría su morada en el pecho.

▪ La epithymia o alma concupiscible es la que siente los deseos y pasiones. Su función es el placer, es decir, la pervivencia y bienestar del cuerpo. Representa el elemento terrenal del alma y se encuentra en el vientre. Su virtud es la moderación y, por tanto, la limitación de sus propios deseos.

Cuando el hombre es virtuoso tiene sabiduría, valor y moderación. Decimos entonces que el hombre es justo. La justicia consiste en la suma de las virtudes, en el sentido de que el alma racional gobierne, la irascible la obedezca y al mismo tiempo controle que las pasiones concupiscibles no sean excesivas. La justicia aparece cuando cada

alma cumple sus funciones con perfección, formando, por tanto, un todo armónico.

La caracterización del alma que hemos visto aparece fundamentalmente en la República. No podemos afirmar con seguridad que Platón pensara realmente que la psique se halla dividida en partes. Posiblemente, más que afirmar que hay tres almas, lo que quería decir es que hay tres actividades o funciones que desarrolla la misma psique. En el Timeo nos dice que el alma tiene un origen divino y es inmortal, pero que cuando se une al cuerpo produce una extensión de sí misma, que es su atadura con él y que es mortal: el alma irascible y la concupiscible. Aparece en este diálogo un cierto pitagorismo, pues piensa estas almas como si fueran la estructura o la armonía responsable de las funciones corporales; de tal manera que el correcto funcionamiento del alma equivale al del cuerpo y los vicios morales son al mismo tiempo enfermedades somáticas. El hombre virtuoso equivale así al hombre que goza de plena salud y perfección de cuerpo y alma.

5. Teoría política

5.1. Presupuestos

Si es cierto todo lo que el viejo Platón nos dice en dudosa autobiografía, la Carta VII, su proyecto filosófico es fruto de una decepción: la crisis política que envuelve a Atenas a finales del siglo V a.C.

▪ Soñador y poeta frustrado en su juventud, nuestro filósofo experimentará la amarga situación en laque se hunde su ciudad natal durante la guerra del Peloponeso (431, 404 a.C.) en la que enfrentaron entre sí dos polis griegas y dos estilos de gobierno y de sociedad: Atenas -democracia- y Esparta, -dictadura militar. La victoria de Esparta sobre Atenas no sólo significa la desaparición de la democracia, sino también la ruptura de aquel vínculo de cohesión social del que tan satisfecho estaban los atenienses. El sentimiento de inseguridad fruto de la guerra hizo aparecer el individualismo, una actitud que se impone por encima del bien colectivo.

▪ Detrás de este telón de fondo se lleva a cabo la condena a muerte de Sócrates. La injusta desaparición del maestro marca de manera definitiva el

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proyecto filosófico-político de su discípulo, realizado sólo a nivel teórico en sus libros después de diversos intentos fracasados de ponerlo en práctica en Sicilia de la mano del tirano Dionisio I y de su hijo Dionisio II.

▪ Los tres viajes que Platón hizo a aquella ciudad (años -388, -366 y -360) responden a la esperanza de adecuar el compromiso teórico con la práctica, y al convencimiento de que el sabio ha de sacrificar antes su tranquilidad que la oportunidad de actuar en política para dirigir a los otros, de la misma manera que el prisionero liberado de la caverna ha de volver a la oscuridad para enseñar a sus compañeros el camino de la verdad. Los fracasos de la experiencia siciliana acentuaron aún más en Platón su desconfianza sobre los asuntos humanos, y sobre el poder y las personas que lo detentan. A pesar de todo permanecerá firme en su convencimiento de reformar el estado como un deber del filósofo, y en considerar la vida en comunidad como el marco desde donde el individuo puede alcanzar una existencia justa y feliz.

5.2. Proyecto político.

Platón piensa que para mejorar a los hombres se ha de reformar la política. Y para reformarla se ha de educar sabiamente a los ciudadanos. Guiado por esta convicción delineará el programa político que tendrá que llevar a término el filósofo, el amante del conocimiento, del bien y de la justicia. Él es, en definitiva, el único ser capacitado para ejercer el arte político, la técnica política otorgada por Zeus a los hombres.

En uno de sus diálogos, el Gorgias, intenta determinar los principios éticos que nos conducen a la felicidad política. El núcleo de la obra gira alrededor de la posturas contrapuestas que mantiene Sócrates (crítica al demagogo que sólo busca el aplauso de la mayoría; y defiende que el verdadero político es el filósofo, porque educa, pues sólo el hombre justo puede ser feliz: y es mejor sufrir injusticias que cometerlas) y sus interlocutores sofistas (quien domina la persuasión domina a los otros, es decir, la moralidad se ha de subordinar a la retórica; para conseguir todo lo que le pueda ser útil; las leyes limitan la superioridad natural, predicando una falsa igualdad y velando por la protección de los débiles; el poder está emparentado con la felicidad).

Quedan fijadas de este modo las posturas. A partir de este momento, el objetivo platónico será el diseño de una ciudad utópica, -kali polis- ideal y austera donde los presupuestos socráticos del Gorgias sean una realidad.

Este anhelo será recogido en la República en su intento de definir el Estado y el individuo justos. Bajo este doble intento se esconde la necesidad platónica de dar respuesta a una serie de interrogantes que Glaucon y Adimanto proponen a Sócrates:

- ¿La justicia es un bien en sí misma o un medio que nos reporta alguna utilidad? ¿Es algo que estimamos por ella misma o por sus resultados? ¿Quién de nosotros (si tuviera un anillo como el del pastor Giges -República 358d- que le permitiera volverse invisible) sería capaz de resistir las tentaciones y no intentaría satisfacer sus deseos secretos?

5.2.1. El Estado justo.

El proyecto de construcción de un Estado justo exige, desde el punto de vista platónico, la desigualdad social, dado que los hombres no somos iguales. Cada uno de nosotros ha nacido con unas disposiciones determinadas que hemos de potenciar y desarrollar en vistas al bien colectivo.

Para hacer entender esto, Platón recurre a lo que él llama una "mentira necesaria", según la cual los dioses introdujeron oro en los que tendrían que dirigir; plata en sus auxiliares y bronce en los que constituirían el pueblo. Tenemos, así, la justificación de las tres clases sociales presentes en el estado platónico: gobernantes (detentarán el poder), guerreros (velarán por la defensa de la ciudad) y trabajadores (obedecerán). Cada uno de ellos se caracteriza, a su vez, por una virtud dominante, como es la sabiduría, el valor y la moderación respectivamente. Aunque esta última virtud ha de estar presente en las tres clases sociales, considera que ha de tener una mayor exigencia en aquellos que están destinados a obedecer. Conclusión: El Estado justo es, por tanto, aquél en el que los tres órdenes que lo componen cumplen su función.

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5.2.2. El individuo justo.

No hay bastante con diseñar un Estado justo, es necesario inculcar en el ciudadano el sentido de la justicia. Por este motivo, Platón establece la analogía entre la triple división social que ha señalado y los tres elementos que componen el alma: inteligencia, carácter y deseos. El primero ha de dirigir, el segundo proteger y el tercero mostrarse obediente. En función de que se imponga uno u otro, el individuo pertenecerá a una u otra clase social Si cada uno cumple la función que le es propia, la comunidad y los individuos alcanzarán la felicidad: una vida sin justicia no es digna de ser vivida.

5.2.3. La educación justa

Al Estado que es como debe de ser y al hombre cabal que en él vive,

Platón los describe como el Estado y el hombre justos. Pero este ideal sólo se puede garantizar si de él se tiene un auténtico conocimiento. Garantizar la justicia exige, por tanto, extirpar el mal de la ignorancia y proponer el ambicioso proyecto educativo que desarrolla en la República, destinado a los futuros guerreros y gobernantes del Estado.

▪ El guerrero, que ha de ser manso con los suyos y fiero con los extraños, se ha de iniciar desde la infancia en el estudio de la música y de la gimnasia. Se consigue de este modo un equilibrio necesario en el alma guerrera, pues una educación sólo musical haría de él un hombre exclusivamente delicado y blando, mientras que una educación meramente gimnástica, acentuaría sólo el lado duro y salvaje.

▪ ¿Cuál ha de ser la educación de los gobernantes? Platón da a entender que los futuros gobernantes son fruto de una esmerada selección entre los mejores guerreros. Pero, ¿no significa esto una contradicción con lo que afirma en el mito de los metales? La posible contradicción se puede resolver del modo siguiente:

Las aptitudes naturales de un individuo vienen dadas desde su nacimiento, pero este hecho no se convierte en determinante. ¿Supone esto que los hijos de los trabajadores, excluidos de la educación, no podrán acceder a las clases superiores? Platón está convencido de que los mejores solamente pueden ser engendrados por los mejores (esta regla, sin embargo, puede tener sus excepciones).

Llevado por esta convicción, el futuro gobernante diseñará un régimen especial de procreación: "(...) es necesario que los mejores hombres se unan sexualmente a las mejores mujeres la mayor parte de las veces; y lo contrario (...); y hay que criar a los hijos de los primeros, no a los de los segundos, si el rebaño ha de ser sobresaliente. (...). (...) Y cada vez que nazcan hijos, de ellos se encargarán los magistrados asignados, sean éstos hombres o mujeres o ambos a la vez; (...). En lo que hace a los hijos de los mejores, creo, serán llevados a una guardería junto a institutrices que habitarán en alguna parte del país separadamente del resto. En cuanto a los de los peores, y a cualquiera de los otros que nazca defectuoso, serán escondidos en un lugar no mencionado ni manifiesto, como corresponde.»

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Serán rápidos, fuertes y valientes, poseerán agudeza, facilidad de comprensión, memoria y tenacidad. Aprenderán el arte de la guerra, se les someterá a diferentes pruebas (imponerles trabajos y sufrimientos, llevarlos a lugares terroríficos y agradables) en los que tendrán que mostrar sus capacidades físicas. Además, tendrán que cultivar el alma mediante la música, la gimnasia, las matemáticas y la astronomía. A la edad de treinta años, y durante un período de cinco, aprenderán la dialéctica "para poder prescindir de los ojos y del resto de los sentidos para dirigirse, acompañados de la verdad, hacia lo que es en sí".

«-Después de eso debes hacerles descender nuevamente a la caverna, y obligarlos a mandar en lo tocante a la guerra y a desempeñar cuantos cargos convienen a los jóvenes, para que tampoco en experiencia queden atrás de los demás. (...).

-¿Y cuánto tiempo estableces para eso?

-Quince años. Y tina vez llegados a los cincuenta de edad. hay que conducir hasta el final a los que hayan salido airosos de las pruebas y se hayan acreditado corto los mejores en todo sentido, tanto en los hechos corno en las disciplinas científicas (...). Y así, después de haber educado siempre a otros semejantes para dejarlos en su lugar como guardianes del Estado, se marcharán a la Isla de los Bienaventurados, para habitar en ella. El Estado les instituirá monumentos y sacrificios públicos como a divinidades, si la Pitia lo aprueba; si no, como a hombres bienaventurados y divinos.»

República, 539d-540c.

No han de tener bienes privados, excepto los de primera necesidad, y, por tanto, no poseerán tierras, ni casas ni dinero propio: ésa es la mejor solución para que no conspiren ni se conspire en contra suya. Estarán convencidos de que lo que han de hacer siempre es lo que mejor convenga al Estado, aunque a veces tengan que servirse de la mentira y del engaño.

Nace la eutopía y queda diseñado, así, el Estado utópico, al que sólo un golpe de fortuna lo haría real. La posibilidad de su realización está supeditada a la aparición de un ser tan excepcional como este modelo

social. Pero, todo eso -el diseño de su Kalipolis o "ciudad bella" será simplemente un bello sueño a no ser que se cumpla uno de sus deseos más vehementes y estremecedores:

"A menos que los filósofos reinen en los Estados, o los que ahora son llamados reyes y gobernantes filosofen de modo genuino y adecuado, y que coincidan en una misma persona el poder político y la filosofía, y que se prohiba rigurosamente que marchen separadamente por cada uno de estos dos caminos las múltiples naturalezas que actualmente lo hacen así, no habrá, querido Glaucón, fin de los males para los Estados ni tampoco, creo, para el género humano; tampoco antes de eso se producirá, en la medida de lo posible, ni verá la luz del sol, la organización política que acabamos de describir verbalmente".

República, 473d-e.

5.3. Los regímenes políticos

En el Libro VIII de la República, realiza un estudio de los regímenes políticos conocidos (aristocracia, timocracia, oligarquía, democracia y tiranía).

▪ El régimen mejor es la aristocracia, la forma más antigua y pura de gobierno y modelo de la República. De igual modo que la degeneración del alma comienza cuando la parte racional se somete a las partes inferiores, así también los regímenes políticos se van corrompiendo a partir del más perfecto, dado el carácter perecedero de lo humano y la imprudencia de los gobernantes.

▪ Cuando la aristocracia decae, surge la timocracia, una forma de gobierno en que impera la clase militar. Predomina entonces la pasión sobre la razón: los que mandan se apoderan de las riquezas y oprimen a los demás.

▪ Este régimen injusto prepara el camino a la oligarquía, que concentra el poder económico en sus manos, al mismo tiempo que divide la ciudad en una clase reducida de ricos y una multitud empobrecida.

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▪ Cuando, devorados por su propia injusticia, desaparecen los oligarcas, surge entonces la democracia, un régimen también injusto porque el pueblo no está preparado para hacerse cargo democráticamente del poder, puesto que la oligarquía no se preocupó de la educación de los ciudadanos. Así, el poder degenera en la anarquía.

▪ Para superar este estado anárquico, en cierto modo preparado por él, llega la tiranía, a la que pertenecen los más osados y violentos. El demagogo se hace amo y señor de la situación, suprime la libertad y provoca guerras para que el pueblo, empobrecido y cansado, no conspire en su contra.

5.4. La reforma del proyecto.

La muerte sorprendió al viejo Platón cuando se encontraba redactando su última obra, las Leyes. En ella retorna los temas fundamentales sobre la construcción de una polis donde sea posible realizar la justicia tan anhelada por el filósofo. Pero, la propia experiencia y un notable pesimismo hacia la condición humana, alejan a Platón de la utopía

6 y lo acercan a un proyecto más

asequible y limitado.

Ya no encontramos la figura del filósofo-rey, ni aparecen las tres clases sociales, aunque sí se sigue manteniendo el compromiso ético: la verdadera política es aquella que mejora a los ciudadanos y en la que el gobernante

6 El término utopía significa literalmente "lo que no está en ningún lugar." Esta palabra

fue acuñada por Thomas More (1480-1535) al describir una sociedad que se supone perfecta en todos los sentidos. La novela de More titulada Utopía (publicada en 1516 e inspirada en la República de Platón, a quien llama "nuestro amigo") y es la visión de un Estado ideal, igualitario, en el que no hay propiedad y donde los magistrados son escogidos entre el pueblo. Este planteamiento fue imitado por Francis Bacon en su obra Nueva Atlántida (1627), una comunidad política ideal regentada por los científicos, y por Campanella en La ciudad del sol (1623), en la que se practica un comunismo radical. Todas las utopías tienen en común el ser una descripción de una sociedad ideal y perfecta, irrealizable a nivel práctico. Pero, a pesar de ello, por su naturaleza de denuncia crítica y sus grandes dosis de ilusión, han convertido el término utopía en sinónimo de proyecto revolucionario.

ocupa su lugar privilegiado en razón de su conocimiento del bien colectivo. El viejo Platón, convencido de la fuerza de lo irracional en el alma (egoísmo, ambición, búsqueda del placer), considera que el gobernante (el filósofo) se ha de regir por las leyes acordadas en sociedad por ser éstas fruto de la razón humana y de la inteligencia divina. Para esta nueva sociedad la educación también es un asunto importante. Platón presta mucha atención a esta tarea, que ahora hace extensible a la infancia, y en la que las matemáticas y la dialéctica tienen un mejor relieve. Un magistrado velará para que en este proyecto educativo se consiga una visión adecuada de los dioses; al mismo tiempo, el propio Consejo Nocturno creado en las Leyes, vigilará especialmente los casos del ateísmo y corrupción de creencias, dos temas muy graves en esta nueva ciudad de estricta intolerancia religiosa.

Junto con esto, Platón aporta una serie de sugerencias concretas y curiosas: los cabezas de familia serán 5040 (cada uno de ellos recibirá un lote de tierra), los trabajadores serán extranjeros (para que nadie se degrade con un oficio manual), las fortunas serán variables (pero el individuo más rico sólo poseerá cuatro veces más bienes que el más pobre), nadie poseerá oro o plata ni podrá exportar nada; los viajes al extranjero solamente estarán permitidos a gente selecta, de avanzada edad y probada fidelidad y saber; los solteros y casados sin hijos serán castigados y privados de honores.