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HISTORIA DE
CASTRILLO TEJERIEGO
AUTOR
Alfonso de la Fuente Sancho
15/07/2017
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INDICE:
1.- GEOLOGIA
2.- PREHISTORIA
3.- HISTORIA ANTIGUA
4.- HISTORIA MEDIEVAL
5.- LA IGLESIA
6.- LA ERMITA y LA VIRGEN DE CAPILLUDOS
7.- EL CONVENTO DE SANTA ANA
8.- LAS COFRADIAS Y OTRAS ERMITAS
9.- LOS SEÑORES 1: LOS PRIMEROS SEÑORES
10.- LOS SEÑORES 2: DON BERNARDINO DE VELASCO
11.- LOS SEÑORES 3: LOS CONDES DE SALAZAR
12.- LOS SEÑORES 4: LOS DUQUES DE FRIAS
13.- LA IGLESIA: DIEZMOS Y PROPIEDADES
14.- EL CONCEJO o AYUNTAMIENTO
15.- VECINOS Y PROPIEDADES EN 1558
16.- LA VIDA DIARIA EN LOS SIGLOS XVI Y SIGUIENTES
17.- EDIFICIOS CON HISTORIA
18.- LOS MONTES: ROTURACIÓN
19.- NOMBRES DE CALLES Y DE PAGOS
20.- PLEITOS Y PUEBLOS COLINDANTES.
21.- VIDA MUNICPAL EN LOS SIGLOS XIX Y XX
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CAPITULO 10.- LOS SEÑORES DE LA VILLA II.
DON BERNARDINO DE VELASCO Y ARAGON (o VELAZQUEZ DE
CUELLAR) 1º CONDE DE SALAZAR (1551-1621)
Es el personaje más importante en la historia de Castrillo
Tejeriego porque fue nombrado (hay dudas de si en 1592 o en 1608)
Conde de Salazar, dada su cercanía con el rey Felipe II, de cuya
guardia personal fue su Capitán, y con el rey Felipe III. Logró ser
también Veedor General de la Infantería, es decir la máxima
autoridad de esta arma, que es tanto como decir del ejército español.
Gozó también de la confianza de Felipe III pues el rey le encargó
en 1609 la expulsión de los moriscos, tarea que cumplió fielmente
haciéndose famoso, hasta el punto de que aparece citado en El
Quijote por Cervantes.
Fue miembro del Consejo de Guerra, y luego Presidente del
Consejo de Hacienda, algo así como la máxima autoridad en la
materia, desde 1618 hasta su muerte en 1621.
Finalmente, fundó el Convento de Santa Ana en Castrillo, en
cuya iglesia fue enterrado, para perpetua memoria de su alma y de su
mujer Doña María Lasso de Castilla.
VIDA PERSONAL Y FAMILIAR .
Era el hijo mayor de Don Juan de Velasco y Velázquez de Cuellar o
Aragón y de Doña Beatriz de Mendoza (o de Velasco) y de Castilla.
No tenemos retratos de él, aunque el Convento de Castrillo tuvo uno
que se conservó hasta finales del siglo XIX, hoy desaparecido, pero su
aspecto debía de ser similar al de su primo Luis de Velasco, un poco
mayor que él:
Sus padres, Don Juan y Doña Beatriz (representada por sus
padres), habían otorgado capitulaciones matrimoniales en 8 Febrero de
1550, por lo que debieron de casarse un poco después, pero en el año
1550. Suponemos por tanto que Don Bernardino debió de nacer en
1551, pues era el primogénito. No sabemos el sitio exacto, pero es
probable que naciera en Carrión de los Condes, lugares de origen de la
familia materna, aunque no se descarta que quizá lo hiciera en Castrillo
Tejeriego, residencia principal de su padre.
Don Juan de Velasco Velázquez de Cuellar era natural,
probablemente, de Castrillo Tejeriego, aunque pudo serlo también de
Palencia. Fue Caballero de Santiago, mayordomo del príncipe Carlos
(hijo de Felipe II) y de las reinas Isabel de Valois y luego de Ana de
Austria. Fue también veedor general de las Guardias Viejas de Castilla.
Era señor de Castrillo Tejeriego, de Revilla de Campos (Palencia), y de
Salazar de Amaya (Burgos).
Su madre Doña Beatriz de Mendoza y de Castilla era hija de
don Luis de Velasco y Ruiz de Alarcón y de Doña Ana de Castilla y
Mendoza, matrimonio que tenía su casa solariega en Carrión de los
Condes, aunque vivían en Palencia.
El abuelo materno Don Luis, nacido en 1503, se dedicó a la
carrera de las armas, fue Virrey de Navarra y luego también Virrey de
México desde 1550 hasta su muerte en 1564 donde dejó un gran
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recuerdo como hombre honesto y fiel cumplidor de las leyes que
protegían a los indios, que hizo respetar, liberando a más de 150.000
indios de los encomenderos. Se le conocía como El Prudentísimo, y
además era íntegro, pues no aceptaba sobornos. Cuando murió apenas
tenía dinero para su entierro.
Un hijo de estos, hermano de Doña Beatriz, y por tanto tío de nuestro
personaje, Don Luis de Velasco de Castilla fue nuevamente nombrado
Virrey de México (nueva España) por dos veces y virrey del Perú, entre
1594 y 1616. Fue Presidente del Consejo de Indias y alcanzó el título de
Marqués de Salinas de Riopisuerga en 1609.
Volviendo a Don Bernardino, sus primeros años los pasó entre
Castrillo y Palencia, y luego en Valladolid donde sus padres tenían casa
en el Campillo de San Nicolás, actual plaza de San Nicolás, junto al
Puente Mayor.
Así en 1558, con unos 7 años , fue padrino en Castrillo de Francisco,
hijo de Juan de Valdecañas, criado de su padre Don Juan de Velasco.
En 1562 lo es también de María, hija del Alcaide Pedro Mexía y de su
mujer Catalina de Villegas. Y en 1564 de Pedro, hijo del citado alcaide.
MATRIMONIO Y CASAS EN QUE VIVIÓ
SU ESPOSA.
Estaba casado desde, al menos 1576, con María Lasso de Castilla, mujer
rica que aportó una buena dote al matrimonio, aunque debía de ser fea.
Parecer ser que él era también muy feo de aspecto físico, pues el conde de
Villamediana le dedicó estos versos satíricos:
“Al de Salazar ayer
Mirarse en un espejo vi
Perdiéndose el miedo así
Para ver a su mujer.”
Su mujer debía de ser más fea que él por tanto. Era hija de Francisco
Lasso de Castilla, I señor de Villamanrique de Tajo, Toledo, caballero de
Santiago y Comendador del Campo de Criptana en la Orden de Santiago,
descendiente del rey Don Pedro el Cruel, y de Catalina Ramírez de Haro,
de los señores de Bornos. Catalina fue Camarera Mayor de la Reina Doña
Ana y Aya de los hijos de Felipe II. No tuvieron hijos y a su muerte los
títulos pasaron a su hermano Don Luis de Velasco
En 11 de Abril de 1611 pagan y devuelven al escritor Francisco de
Quevedo y Villegas un viejo préstamo (Censo) que habían hecho los
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padres del escritor a María Lasso de Castilla o quizá a su madre
Catalina, pues todos eran de la zona de Toledo.
Tuvieron muchas dificultades para devolver los préstamos (censos) que
pidieron cuantiosamente. En 1642, 20 años después de su muerte,
todavía no se habían pagado sus deudas, de forma que el rey Felipe IV
tuvo que intervenir y desembargar algunas casas que estaban
embargadas para pago de las deudas.
CASAS
En cuanto a las casas en las que vivió hay que señalar las siguientes:
Tenía su casa solariega, señorial, en Castrillo, llamada El Palacio, que
ocupaba el área marcada en rojo en la foto de abajo, y que no se ha
conservado pues se arruinó y finalmente fue demolida. En azul la zona
que donó y dedicó a Convento.
También tuvo casa en Tudela de Duero en sus primeros tiempos, pues
en 1579 vivía allí y allí dio un poder notarial. Todavía en 1604 mantenía
relación con la localidad pues recomendó a uno de sus habitantes, el
hidalgo Juan de Mirabal, como alcalde para la localidad ante Diego
Sarmiento de Acuña, conde de Gondomar, miembro del Consejo de
Hacienda.
De esta Casa principal se decía que era de grande fábrica, con su bodega
y lagar y que se arruinaron hacía 1690 por no haberse reparado. En 1710
continuaban perteneciendo al Mayorazgo, pero arruinadas.
Por noticias indirectas sabemos que esa Casa estaba colindante a otra de
la familia de los Duques de Osuna, probablemente en su calle Mayor.
En 1603 compró unas casas accesorias a las principales en Tudela, al
parecer destinadas a cochera (de su coche de caballos).
En Valladolid su padre tenía unas casas con vergel (huerto y jardín)
y con bodega y lagar, en el Campillo de San Nicolás, actual plaza de San
Nicolás, en la zona que da acceso al Puente Mayor que había adquirido en
1561, para lo cual tuvo que vender otras en Palencia. El 18 de Enero de
1603 vendió esas Casas y compró tierras de pan llevar y viñas en Castrillo
y las casas accesorias de Tudela, para lo cual tuvo que obtener permiso
real, pues los bienes formaban parte del mayorazgo, es decir de lote de
bienes que heredaba el hijo mayor, que no se podía vender.
Posteriormente compró unas casas en lugar denominado Puertas del
Campo, junto al Convento del Carmen Calzado (Carmelitas) , derruido
entre 1930 y 1933, y cuyo solar ocupa actualmente el que ha sido hasta
hace poco Hospital Militar.
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En Junio de 1592 allí se hospedó el Rey Felipe II en una visita a
Valladolid. Era una Casa en las afueras entonces de Valladolid.
Posteriormente las cedió durante 10 años a las monjas de Las Lauras
mientras se hacía el Convento e Iglesia que construyeron un poco más
allá, en frente del Campo Grande.
Cuando la corte se trasladó definitivamente a Madrid en 1606, o quizá
antes, tenía una casa en la Carrera de San Jerónimo, esquina a Calle del
Lobo, hoy calle Echegaray, pensamos que en el solar que ocupa el actual
teatro Reina Victoria.
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AFICIONES: LA CAZA.
A don Bernardino le gustaba la caza y tenía a su disposición el monte
de La Dehesa en Castrillo. Pero eso le pareció insuficiente y en 1578
ofreció al Concejo comprar los derechos de caza de El Cabezo (en
Carrapiña) y las perdices de todo el término, con guarda, a cambio de
2000 ducados. El pueblo no aceptó, pues alegaba que la caza le era
imprescindible para su subsistencia.
Compró entonces la Finca de La Quemada, en Olivares de Duero
La finca comprendía una casa de campo, fincas de cultivo, viñas y
un trozo de monte espeso de encina, a lo que añadió en 1598 otro trozo
de monte de roble, que compró por 400 ducados. Era un lugar húmedo,
con abundante caza mayor en invierno, pues se refugiaba allí por su
espesura, pero en verano se quejaban de que la caza se desperdigaba
por toda la zona y además que entraban furtivos de los pueblos vecinos.
La casa principal tenía dos plantas, de buena fábrica (de piedra) y en la
planta superior estaban las habitaciones principales. Disponía de una
pequeña capilla que había sido consagrada por el Abad de la colegiata
de Santa María en Valladolid a la que había pertenecido tiempo atrás.
Disponía de un jardín al que daban los corredores de la casa, y una
casa para el guarda.
Se hallaba en el valle denominado Valdefuentes y tenía una
extensión de 145 obradas y 120 palos (estadales) , es decir unas 70
hectáreas, No era muy grande, pero debidos a su espesura tenía
bastante caza mayor y menor.
En 4 de Mayo de 1605 se la vendió al Rey Felpe III, gran aficionado a la
caza por un precio de amigo de 6000 ducados. Hay que tener en cuenta
que la Corte estaba en Valladolid, y que el lugar era relativamente
cercano. Sabemos que en una jornada de caza de 8 de abril de 1604 el
rey mató un jabalí y un venado
En 1606 se trasladó la corte a Madrid y el lugar perdió interés para el
rey, por lo que se puso en venta. Sin embargo no se logró vender hasta
1647 al señor de Olivares, don Ventura de Onís y Coutiño por 6000
escudos, que en realidad no fueron pagados, sino que se descontaron
de una deuda mucho mayor que tenía la Hacienda Real con él.
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EL SEÑORIO DE CASTRILLO TEJERIEGO Y SUS PLEITOS.
A la muerte de su padre, a finales de 1576, como era el hijo mayor, pasó
a ser señor de Castrillo Tejeriego y Salazar de Amaya (Burgos).
Tomó posesión personalmente de Castrillo el 4 de Febrero de
1577. Ello indica el grado de vinculación personal que tenía con
Castrillo, pues ninguno de los señores anteriores tomaba posesión
personalmente.
En ese momento era ya Caballero de Santiago y debió de
comparecer vestido de tal forma, con la cruz roja en el pecho sobre el
jubón negro, , pues al jurar y "... puso su mano derecha en la cruz de su
encomienda que traía en sus pechos” . Juró “…que guardara a la dicha
villa e concejo e vecinos de ellas sus buenos fueros usos e costumbres e
ordenanzas como han hecho los otros señores..." y el juramento lo hizo “
…...por Dios mi señor y por Santa María y por las palabras de los Santos
Evangelios e por la señal de la cruz... Se le entregaron las varas de la
justicia (de alcalde y de alguacil).
Desde el primer momento hubo problemas con los vecinos de
Castrillo, pues éstos habían sido fiadores de algunos censos (préstamos)
que habían tomado su padre Don Juan e incluso la Villa llegó a hipotecar
bienes comunales.
Probablemente don Bernardino dejó de pagar los intereses de las
deudas o préstamos contraídos por su padre, lo que desencadenó una
avalancha de reclamaciones judiciales que afectaron a los vecinos de
Castrillo, pues algunos habían afianzado esas deudas como particulares.
Los vecinos de Castrillo que habían pagado como fiadores, y cuyos
afianzamientos consideraban ilegales, le piden el reembolso de estos
pagos, como en 1579 los vecinos Pedro Barba el Viejo y Rodrigo
Rodríguez. Don Bernardino, a su vez, demandó a varios vecinos, pidiendo
la devolución de bienes que habían pertenecido a su mayorazgo y que
habían sido vendidos a particulares. En 1580 perdió.
La villa, para evitar estas ejecuciones judiciales sobre bienes del
Ayuntamiento, demanda a Don Bernardino como heredero, alegando la
ilegalidad de dichas fianzas o hipotecas por ser bienes concejiles. Así en
1579 se requiere el pago al concejo de uno de estos censos, ahora en
poder de la Congregación de Niños de la Doctrina del Amor de Dios de
Valladolid. En 1580 se dio sentencia a favor del pueblo.
Hay que señalar que la justicia tenía una primera instancia,
que eran los dos alcaldes ordinarios, nombrados por el Concejo. La
apelación correspondía al Alcalde Mayor, que normalmente era el Alcaide
del Castillo, nombrado por el señor. Y finalmente las penas de cámara, es
decir las multas en los juicios, que correspondían en parte al señor. La
situación se hizo confusa pues durante algunos años no hubo alcalde
mayor, y por otro lado los vecinos entendieron que don Juan había
renunciado en 1556 a las penas de cámara, pues no quiso contribuir a
varios pleitos que el concejo tuvo con otros concejos vecinos, como por
ejemplo con Olivares por las Verdugadas y con el señor de Villavaquerín.
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El 1 de marzo de 1580 el Concejo de Castrillo inicia un pleito
sobre la competencia del nombramiento de alcaldes ordinarios y penas de
cámara, pues Don Bernardino pretendía que le correspondían a él. El
concejo alega que a Don Bernardino no le corresponde ni siquiera el
nombramiento de Alcalde Mayor.
Pero la batalla se da no sólo en los juzgados, sino que
pretendiendo tomarse la justicia por su mano don Bernardino envió a su
alcaide Baltasar Mexía con la vara de la justicia que pretende apropiarse
por la fuerza de las penas de cámara e incluso del nombramiento y toma
de cuentas de los principales cargos municipales, como por ejemplo
alcaldes ordinarios o escribano.
Enfurecido don Bernardino envió con dicho propósito a un juez de
residencia, el Licenciado Baños, el 1 de Abril de 1580 que por la fuerza
pide cuentas al Concejo del modo en que se habían gestionado los
recursos por los diferentes cargos concejiles, y a exigir dinero, "..y
quisieron por fuerza tomar las varas de los alcaldes...".
El juez intentó quitar por la fuerza la vara de la justicia al alcalde
ordinario del pueblo "...se hallo presente el escribano y vio que el dicho
señor juez asió de la vara del dicho Rodrigo Rodríguez el cual con
desacato la resistió y no se la quiso dar...".
Ante la resistencia el Juez mandó encarcelar el 6 de abril de
1580 a los alcaldes ordinarios y regidores, escribano y a vecinos
particulares por negarse a entregar los papeles y las cuentas que había
pedido.
También fueron detenidos otros vecinos, cuando el Juez a voces
llamó en la plaza a los cargos de los diez años anteriores, a los que
acusó de malgastar los fondos concejiles. Pedro Sinova el mozo y Juan
Cortijo se negaron incluso a contestar; no le dejaron entrar en el
Ayuntamiento y rasgaron el edicto que habían mandado fijar en sus
puertas.
Dice un testigo que estando en la puerta del Pilar de esta villa
(puerta de Abajo o del Caño) vio como el juez llevaba preso a Juan
Cortijo que le decía “¿A dónde me lleva vuestra merced? y que le llevó al
Palacio y le dejo preso.
Los vecinos no fueron puestos en libertad hasta que llegó una
Orden de la Real Chancillería de Valladolid 11 días después, pues no
quisieron obedecer al juez ni siquiera para ser puestos en libertad.
Después de estos episodios el Concejo pasa al ataque contra Don
Bernardino reclamándole multas por los sucesos anteriores y
cuestionaron incluso el señorío de don Bernardino, es decir sus
atribuciones señoriales sobre la Villa, alegando que la villa era de realengo
(del rey y únicamente le reconocen la propiedad de tierras particulares).
Don Bernardino está herido en su amor propio y escribe una
carta de su puño y letra al Concejo que dice así:
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Su transcripción es la siguiente:
"Honrado Concejo:
Todas las cosas criadas tienen su término y medida señalada y
así lo ha tenido la paciencia que para sufrir vuestras
desvergüenzas he tenido y la buena voluntad que para haceros
bien tuve en medio de vuestros desagradecimientos es acabada.
Así me ha parescido avisaros para que en lo que os pudiere
haceros mal os guardeis de mí porque estoy determinado de
vengarme de todos los desgustos que hasta ahora os he sufrido y
espero en Dios que es cosa tan justa cuando yo no me supiere
vengar Él me vengará y porque no entendáis que mi disgusto es
por los pleitos que me habéis puesto, os doy mi palabra que
cuando no me los pusieredes vosotros a mi yo mismo los moviera
porque así me convenía para la seguridad de lo que ahí tengo,
pero la desvergüenza y desacato y desamor con que tratáis todo lo
que es mío, me obliga a trataros de la manera que veréis muy
presto.
En la dehesa os aseguro que no me haréis más pesadumbre
porque yo la pondré de manera que no podáis hacérmela ni hacer
placer a Juan de Cevico y a otros vellacos como él y con tanto se
acaba para toda mi vida lo que tengo que deciros. De Valladolid y
de mayo 20 de 1580"
Don Bernardino , viendo el pleito perdido o al menos dudoso (hay
que entender que se enfrentaba en realidad al Rey) propone al Consejo
de Hacienda la compra de la jurisdicción de la villa en Diciembre de
1581. El fiscal del rey, Juan García, informa en contra.
El concejo de Castrillo también informa en contra, y se ofrece a
comprar la jurisdicción. Finalmente –ante las necesidades económicas
de la monarquía, siempre acuciantes - se vende el señorío de Castrillo
Tejeriego a Don Bernardino de Velasco el 17 de julio de 1582 por el
precio de 4000 ducados por legua de 5000 varas.
Los conflictos no acaban, y en 1587 obtiene ejecutoria judicial
para que se le dé posesión del señorío de Castrillo que incluye la
jurisdicción, penas de monte y pastos, poner escribano, nombrar
alcaldes y tomar las cuentas del concejo
El 12 de Febrero de 1587 acude el juez Cerón a tomar posesión,
que se le da por los vecinos. Sin embargo los vecinos no le quieren dar
la vara de la justicia ordinaria, ni aún con la promesa de devolverlas
inmediatamente. Entonces el juez se la arrebata violentamente a los
alcaldes, que, ante tal acto, no las quisieron recuperar, pues "..dijeron
que no las habían de tomar al que entienden que hace agravio al rey
nuestro señor...y el dicho juez se las puso en las manos a los dichos
alcaldes en la dicha casa de concejo y ellos no las tomaron y se
quedaron allí junto a ellos..." Luego fueron a las puertas de la villa, a la
silla principal junto al altar mayor de la iglesia parroquial, y a la
fortaleza de las que tomó posesión también.
Un último coletazo de estos encontronazos fue un nuevo pleito sobre el
derecho a nombrar escribano, pues los del Concejo habían nombrado a
Pedro de Vertabillo, de Tudela de Duero, y Don Bernardino nombró a
otro. Al final el primero renuncia.
Los pleitos acaban con un acuerdo en 1590 entre ambas partes de
forma que la jurisdicción ordinaria o de primera instancia la tiene el
concejo, y el señor la jurisdicción de apelación, con el derecho a
nombrar Alcalde Mayor. El escribano lo nombran los vecinos, pero el
señor tiene un derecho de veto durante 3 días. Si no lo ejercita queda
confirmado el nombramiento.
A pesar de los pleitos su vinculación con Castrillo fue intensa:
Con la Iglesia de Santa María Magdalena:
En 1579 firmó un concierto con la Iglesia de forma que se
convirtió en Patrono de la Capilla Mayor, es decir adquirió el derecho a
ser enterrado en lugar preferente en la Iglesia, entonces en
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construcción. Debía de entregar determinadas cantidades en dinero,
más un juro, es decir unas rentas de la deuda pública de Ocaña, que
realmente era de la dote de su mujer. No cumplió con ese acuerdo,
aunque la Iglesia apuntó muchos años esa deuda.
Sin embargo en 1602 aportó 700 ducados para terminar la Iglesia
y gracias a ello pudo firmarse el contrato de terminación con Pedro de
Buega Zorlado. Posiblemente autorizó también a que se desmontara el
castillo de Castrillo, de su propiedad, y con sus piedras de sillería se
terminó la Iglesia.
Con la ermita de la Virgen de Capilludos:
En 1614 se apuntó a la Cofradía, junto con su mujer, y posiblemente
por su influencia se apuntaron también diversos miembros de la
nobleza y de la sociedad vallisoletana.
Con el Convento de Santa Ana:
Fue el fundador del Convento, mandando construir primero la Iglesia en
1604, y luego el Convento propiamente dicho en 1612, que se entregó a
los Clérigos Menores en 1619, y donde posteriormente fue enterrado él
en 1621.
Con el Concejo:
Tenía un representante que era el Alcaide del Castillo, y que lo fue
muchos años, Pedro Mexía, que a la vez era el administrador de sus
bienes. Del castillo en 1587 quedaba sólo el casco, estaba deshabitado,
aunque tenía sus puertas. El Alcaide vivía en la llamada Casa del
Conde, en la Calle Duque, donde tenía también la bodega y Panera. En
la foto podemos ver un resto del muro norte de la antigua casa, y el
solar que ocupaba. Al lado una casa moderna ocupando seguramente el
espacio de la antigua bodega y lagar.
Además mantenía el Palacio, con varios criados, y al que venía
ocasionalmente cuando quería cazar en La Dehesa.
DERECHOS QUE PERCIBE DEL PUEBLO:
El situado.
Es un derecho de origen medieval en cuya virtud se paga al señor 42
cargas de pan mediado, mitad trigo mitad cebada, en grano. No está
claro el origen, pero probablemente tiene que ver con los trabajos que
tenían que hacer todos los vecinos para atender las tierras que
inicialmente eran del señor, y que recibían el nombre de sernas.
Posiblemente esas sernas o trabajos personales fueron sustituidas por
el pago de las cargas. El número de cargas varió entre 40 y 80 según los
años, aunque ignoramos la razón.
Hay que tener en cuenta que una carga son aproximadamente 180
kilos de trigo y 120 de cebada.
Las alcabalas:
Es lo que hoy llamaríamos Impuesto de Transmisiones o Derechos
Reales. Se recaudaba por cada venta que se hacía entre un 5% o un
10%, según las épocas. El Concejo a su vez pagaba al señor cada 4
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meses y en total venía a suponer unos 700 reales anuales. En 1576
eran 70600 maravedíes.
Martiniegas:
Impuesto de origen medieval, porque se pagaba por San Martín en
noviembre. Cada vecino paga 9 maravedíes.
Rentas de las tierras:
En 1576 eran 76 cargas por las tierras libres del señor, y 40 más por
las pertenecientes al mayorazgo, es decir las heredadas del fundador del
Mayorazgo.
Rentas de leña:
Esporádicamente se rematan las cortas de leña del monte de La
Dehesa. Por otro lado al señor le corresponden 3 partes del monte
comunal del pueblo, es decir el derecho a cortar leña..
Penas de Cámara:
Es decir, multas y sanciones a los infractores. Un tercio son para el
señor o la mitad si son multas a furtivos, según el acuerdo de 1590.
TIERRAS EN EL PUEBLO, DE SU PROPIEDAD:
1.- Acelenguas. Enfrente del pueblo, al otro lado del arroyo Jaramiel.
2.- Santa Juliana. A la derecha del Camino de las Viñas, antes del
puente, donde estaba la ermita.
3.- La Muñeca. En la Vega.
4.- Valdurrio, cerca del límite con Olivares y La Sinova.
5.- La Horca. Es el cotarro del actual cementerio.
6.- Carrasinova. A la derecha de la actual carretera a Valladolid.
7.- La Esilla, se trata de un cañamar. Por tanto cerca del arroyo.
8.- Traspalacio, cañamar.
9.- Valdenebreda, en el valle atravesado por la carretera a Villafuerte.
10.- Valdemozón: Al final del barco de Carrapiña.
11.- Eras de Arriba. Al este del pueblo.
12.- Valdellorente: Cerca del Chopón.
13.- El molino: cerca del actual puente del molino.
14.- El Henchidero: Al lado del arroyo y callejón del mismo nombre,
prolongación de la calle Hospital.
15.- Puente de Arriba. Cerca de la carretera a Quintanilla, pero no en la
misma carretera.
16.- Pozas de Abajo
17.- La Cuesta. Se refiere a la subida a las Viñas, al Sur del pueblo.
Además de esas tierras tenía La Dehesa, por encima del pico que
todavía lleva su nombre.
Dentro del pueblo tenían unos corrales en la misma Plaza Mayor donde
se encerraban hasta 600 cabezas de ganado. Y la llamada Casa del
Conde, en la actual calle Duque, que tenía panera y bodega. El Palacio
ya citado, una casa enfrente del Palacio para cochera y el Castillo,
aunque durante su etapa fue desmontado.
SU CARRERA MILITAR Y POLÍTICA.
Don Bernardino siguió la carrera militar y las primeras noticias
que tenemos de él en este sentido es que en 1582 , en los pleitos con el
Concejo de Castrillo, aparece como “capitán de gentes de armas”. En
1579 debía de estar destinado en Italia.
Sabemos que intervino en la llamada Jornada de Portugal de 1580, es
decir en la entrada del ejército en Portugal que acabó con la
proclamación como Rey de Portugal.
En 1591 era Veedor de la Guardia o Guardas de Castilla, que era
la guardia personal del rey Felipe II y que servían en Palacio para la
guarda y custodia del rey. Se les llamaban también los Cien Continos
de Don Alvaro, seguramente porque era una guardia permanente. Ello
le permitió el acercamiento al rey, de quien se ganó su confianza, pues
en 1591 era Veedor del ejército en Aragón.
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En esa época de 1583 debía de estar fuera de España, o al menos
lejos de sus posesiones en la zona de Castrillo y Valladolid pues da un
poder el 26 de Febrero de 1583 junto con su hermano Luis a favor de
su hermana Mariana de Velasco y su cuñado García de Alvarado para
que administren sus bienes y cobrar rentas.
En 26 de Febrero de 1592 por Felipe II, según algunas fuentes, y
en 12 de enero de 1608 por Felipe III según otras, obtiene el título de
Conde de Salazar (recordemos que era señor también de Salazar de
Amaya, en Burgos).
El 1 de Noviembre de 1595 obtuvo, dentro de la Orden de
Santiago, la Encomienda de los Bastimentos de Castilla y de Beas de
Segura (es decir una especie de cargo de jefe de la Orden en dicho
territorio), que además del aspecto honorífico le reportaba una renta
anual cercana el millón de maravedíes procedente de las rentas de la
Orden. Era además Trece, es decir uno de los más altos cargos dentro
de la Orden. Cuando murió en 1621 tenía la encomienda de Mérida que
valía 4000 ducados.
En esa época era ya mayordomo de la Reina. Fue Mayordomo de la
Reina Margarita, esposa de Felipe III, entre 30 de Agosto de 1603 y
1611. Desde 1612 fue mayordomo del rey Felipe IIII.
El 9 de Enero de 1597 es ya Veedor y Comisario General de la
Infantería, pues el rey Felipe II escribe una carta al corregidor de las
cuatro villas de la costa de Santander y le ordena que ponga a
disposición de don Bernardino a varios soldados desertores, pues Don
Bernardino se encargará de que se aplique la ley con ellos.
En 1598 impuso dos censos, es decir tomó dinero a préstamo, para
ayudar a levantar un ejército que había de ir fuera de España. Uno de los
préstamos lo pactó con el escultor Esteban Jordán
Ese mismo año se le nombró miembro del Consejo de Guerra. Como
veedor de la infantería impuso su autoridad y encarceló a varios militares,
hasta el punto que el capitán Antonio Troncoso y Ulloa se quejó de que le
perseguía de forma injustificada.
En 1602 se le otorgaron como merced 1500 pesos de renta anuales en
encomiendas en América
En 1609 era miembro de la Junta de Obras y Bosques.
En 1613, fue enviado por el rey Felipe III como Capitán General y
comisionado para expulsar a los mudéjares que quedaban en Castilla La
Mancha, Granada y Murcia; debió de ser muy concienzudo en su trabajo,
pues se ganó las enemistades de muchos, por su dureza, y el halago de
otros, por eso mismo. Antes se había encargado de la expulsión de los
moriscos de Castilla la Vieja, estableciendo su cuartel general en Burgos,
en la llamada Casa del Cordón, de los Duques de Frías..
Así, entre los halagadores, nada menos que Cervantes, que en su Quijote,
segunda parte, publicado en 1615 escribe lo siguiente en el capítulo LXV:
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“ .....No –dijo Ricote, que se halló presente a esta plática– hay que
esperar en favores ni en dádivas, porque con el gran don
Bernardino de Velasco, conde de Salazar, a quien dio Su Majestad
cargo de nuestra expulsión, no valen ruegos, no promesas, no
dádivas, no lástimas; porque, aunque es verdad que él mezcla la
misericordia con la justicia, como él vee que todo el cuerpo de
nuestra nación está contaminado y podrido, usa con él antes del
cauterio que abrasa que del ungüento que molifica; y así, con
prudencia, con sagacidad, con diligencia y con miedos que pone,
ha llevado sobre sus fuertes hombros a debida ejecución el peso
desta gran máquina, sin que nuestras industrias, estratagemas,
solicitudes y fraudes hayan podido deslumbrar sus ojos de Argos,
que contino tiene alerta, porque no se le quede ni encubra ninguno
de los nuestros, que, como raíz escondida, que con el tiempo
venga después a brotar, y a echar frutos venenosos en España, ya
limpia, ya desembarazada de los temores en que nuestra
muchedumbre la tenía. ¡Heroica resolución del gran Filipo
Tercero, y inaudita prudencia en haberla encargado al tal don
Bernardino de Velasco!
En 1613 precisamente estaba en la zona de Ricote, Murcia,
encargándose de los trámites para la expulsión.
En 1614 informa al Rey de que han sido expulsados, pero pide mano
dura para evitar su vuelta.
Señor
La expulsión de los Moriscos del Valle de Ricote y Reyno de Murçia
se hizo como V. Magd. mando, y con esto queda hecho en toda
España sin que aya parte donde nadie con nombre de Morisco;
solo queda por hazer el poner remedio en que no se buelvan los
que an sido espelidos como sin dubda se an de bolver, si V. Magd.
no manda que con gran rigor se ejecuten los vandos y no los
reçivan ni consientan en ninguna parte, puniendo a las justiçias
muy graves penas para esto, y ejecutandolas en los que no lo
cunplieren y dandoles orden que solo traten de castigar y hechar
del Reyno los que an sido espelidos, sin meterse en averiguar si
son moriscos. Creo que ya no ay ninguno que tenga por averguar
esto de los que estavan en dubda; y en abriendo puerta a nuebas
provanças, todos quantos estan en Berveria y en Françia provaran
lo que quisieren, como se save ya por la opinion general que
tienen los más de que siendo el padre y aguelo cristianos, se
puede jurar que con cristianos biejos sin pecado. Y para averiguar
si son Moriscos ni para lo contrario, no es justo mover nuevos
pleytos, sino acavar con brevedad los que huviere movidos.
Guarde Dios a V. Magd. tantos años como sus criados y vassallos
deseamos y avemos menester.
De Madrid y enero 25 de 1614.
El conde de Salazar y Castelnobo.
En 1615 escribe una carta al Duque de Lerma quejándose o poniéndole
sobre aviso de que muchos moriscos habían retornado a sus domicilios.
El asunto todavía no había acabado en 1619 en que comisionó como
juez al Licenciado Diego de Medina Rossales para decidir las causas
abierta.
En general es visto como un católico intransigente, pero en realidad era
un fiel cumplidor de las órdenes del rey.
Esto le ganó enemistades, como la del Conde de Villamediana que le
dedicó los siguientes versos, aludiendo a su mujer que era considerada
como fea:
Don Salazar de Legaña
dijo a doña Chirimía:
"Sed mora, señora mía,
para que os echen de España"
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En este papel de martillo de los moriscos aparece en una obra del
Duque de Rivas escrita en el siglo XIX titulada “La morisca de Alajuar”,
situada en 1610 en el Reino de Valencia.
“…Y de Salazar el conde, varón de regia prosapia, de carácter
inflexible, cuyo valor y arrogancia son patentes, como el odio que
profesa a nuestra raza, llegó a Valencia ha dos días, con la
investidura sacra de supremo comisario del rey….”
En 1612 obtiene el título de III Conde de Castilnovo por herencia de
su última titular Doña Juana de Velasco y Aragón, quien a su vez lo
había heredado de su primera propietaria la duquesa de Frías Juliana
Ángela de Velasco, para quien fue creado el título en 1557. No obstante
tuvo que pleitear con el Conde de Lodosa , Luna y Benavente, aunque
ganó el pleito. Al parecer la duquesa había ordenado en su testamento
que si Doña Juana carecía de descendientes pasase a Don Bernardino
de Velasco, nieto de su medio hermano Don Bernardino de Velasco.
Tuvo que pleitear también por los bienes de la herencia con Doña Luisa
de Velasco, hermana de la fallecida y en esos momento monja en el
Monasterio de Belén en Valladolid.
El título de Conde de Castilnovo implicaba el derecho a percibir
determinadas rentas señoriales de las villas de Villalba de los Alcores
(Valladolid), con su castillo.
San Vicente de la Sonsierra (La Rioja) y suponemos de la villa de
Castilnovo, en Segovia, donde radicaba su sede y su castillo.
En 1618 fue nombrado Presidente del Consejo de Hacienda y
Contador Mayor.
Como Presidente del Consejo de Hacienda fue un hombre prudente,
contrario a aventuras bélicas, pues era consciente de que la Hacienda
no podía sufragar los gastos que comportaban. Así tuvo un
enfrentamiento con el Duque de Lerma, que insistía por cuestiones de
supremacía en el envío de tropas a favor del emperador austríaco.
En ese puesto permaneció hasta que falleció el 31 de Marzo de 1621,
justamente el mismo día que el Rey Felipe III, aunque según otras
crónicas fue dos días antes, es decir el 29. Dice la crónica de la época
“que lo llevaron con gran pompa a su villa de Castrillo, cerca de
Valladolid”.
Habían hecho testamento con su mujer el 21 de Mayo de 1613 en
Madrid ante el escribano Martín Romero. Ignoramos la fecha exacta del
fallecimiento de su mujer, Doña María Lasso de Castilla, pero no le
sobrevivió mucho. El 14 de Abril de 1622 otorgó testamento cerrado y lo
depositó ante el escribano Joan de Bexar, en Madrid, pero lo modificó por
un codicilo (complemento del testamento) de 19 de Noviembre de 1622 en
el que manifiesta que está enferma y " que no hay cosa más cierta que
la muerte, ni más incierta que la hora de ella…”. Ahora nombra
heredero universal a Don Diego Lasso de Castilla, su sobrino, caballero
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de Calatrava, y le deja en Mayorazgo todos sus bienes. La copia la
expide Juan Martínez de Valverde el 10/X/1623, por lo que debió de
morir en Madrid en 1623.