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Americana Thebaida Vitas Patrum
El P. Fr. Mathías de Escobar, cronista del siglo XVIII en la Provincia de
Michoacán, desarrolla en la Americana Thebaida una descripción anecdótica
de la historia de la provincia de San Nicolás Tolentino de Michoacán, obra
rodeada de pompa litúrgica, espiritualidad
ascética y mítica. Narra las acciones y
conquistas de los religiosos agustinos,
destacados por su obra misional y a decir de
Fr. Mathías de Escobar, por sus logros
espirituales y materiales entre los indios.
Crónica que ofrece cuadros separados
de escritores, obispos y nueve de los primeros
conventos fundados en la provincia de Tiripetío,
Tacámbaro, Valladolid, Yuririapúndaro,
Cuitzeo, Ucareo, Huango, Charo, Xacona, con
la biografía de sus respectivos fundadores.
Este libro representa el rescate histórico de la obra Agustina por
excelencia en tierras michoacanas, cuya publicación en 1924 estuvo bajo el
cuidado de fray Manuel de los Ángeles Castro y en 1970 de fray Nicolás de
Navarrete.
Libro que ve la luz en una tercera edición en el año 2008, publicada por
la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo a través del Ex
Convento de Tiripetío y el Instituto de Investigaciones Históricas, en coedición
con la empresa Morevallado Editores.(Reseña de la tercera edición del libro
aparecida en el suplemento Identidad, No. 94).
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Existe mucha información en las páginas de la Americana Thebaida que resulta
imposible resumirla, acotarla, señalarla o magnificarla so pena de caer en
lamentables sesgos y omisiones. La mejor forma de valorar esta obra es
leyéndola desde distintas ópticas, verla más que como una crónica de
prodigios, como un maravilloso texto por las noticias que nos ofrece del
pasado. Su estilo recargado y barroco no debe ser el obstáculo que dificulte su
lectura sino el medio para adentramos en ese mundo fantástico que debió ser
el siglo XVIII. (Fragmento del Estudio Introductorio para la tercera edición del
libro escrito por el Mtro. Igor Cerda Farías, texto del que a continuación se
reproduce la parte titulada “La Americana Thebaida: joya histórica-literaria del
barroco michoacano”).
La Americana Thebaida:
joya histórico-literaria del barroco michoacano
No es correcto iniciar un párrafo con una
pregunta, pero ¿cómo hacer un balance
histórico y literario de una obra como la
Americana Thebaida sin caer en algo de lo ya
dicho por los cronistas e innumerables autores
que han leído y empleado esta crónica? ¿cómo
no ser repetitivo? El reto que nos impone
realizar este trabajo nos lleva a abordar
la crónica del Padre Escobar de una manera
distinta a la que se plantearía si la sometiéramos
a las exigencias de un análisis literario o a una
estricta revisión historiográfica. Lo que
pretendemos es, sencillamente, ofrecer un texto que actúe como facilitador (en
algunos casos) para los lectores de esta importante obra del siglo XVIII.
La crónica del Padre Fray Mathías de Escobar representó, en su tiempo,
la culminación de una forma de escribir la historia de la Provincia de San
Nicolás de Tolentino de Michoacán, una manera de cómo abordar el estudio de
los hechos acontecidos mezclados de manera indisoluble con la vida de
aquellos sujetos destacados por sus virtudes y su vida ejemplar.
Se trataba de escribir la historia desde dentro, narrar las acciones y
conquistas de los religiosos agustinos que se habían destacado por su
actividad misional, los logros espirituales y materiales entre los indios, su
enorme labor por educar y formar a los jóvenes novohispanos. Este acto
interiorista llevó al Padre Escobar a omitir de manera intencional muchos de los
problemas de la orden para dar paso a una narrativa extraordinariamente rica y
profusa que nos cuenta básicamente la vida ejemplar de algunos religiosos y
las grandes obras hechas durante la evangelización y consolidación de la
Provincia Agustina Michoacana.
El título completo de la obra del
Padre Escobar es muy sugerente respecto
al contenido: Americana Thebaida. Vitas
Patrum de los Religiosos Ermitaños de
Nuestro Padre San Agustín de la Provincia
de San Nicolás de Tolentino de Michoacán.
Nótese que hemos puesto en cursivas
algunas de las palabras del título, pues son
éstas las que nos ofrece el autor como guía
hacia el interior de la crónica. En primer
lugar, vemos que Escobar hace una
comparación entre la Thebaida y
Michoacán, tomando por un lado la más
famosa región donde (paralelamente a Siria
y Palestina) se inició el monaquismo como fenómeno y de cuyo ejemplo, dice
nuestro cronista, San Agustín se inspiraría para su vida como cristiano y por el
otro, la provincia de Michoacán en donde la vida de los Padres fundadores
podría igualarse con aquellos cristianos primitivos, de ahí que haga hincapié en
lo de ermitaños. Incluso llega el cronista a señalar las similitudes entre los
parajes desérticos de Egipto con la aridez de la Tierra Caliente michoacana. En
segundo lugar, de las palabras Vitas Patrum podemos deducir que lo que
pretendió Escobar fue escribir la vida de los religiosos que dieron vida, fama y
grandeza a la provincia michoacana -entendida por tanto, como la Tebaida
Americana-, emulando a estos varones con aquellos primeros anacoretas que
en la soledad del desierto practicaban con toda exactitud un cristianismo
ejemplar.
Conocer y preservar la
historia de la Provincia de San
Nicolás de Tolentino había
sido una preocupación
constante desde el momento
mismo de su fundación, y por
ello se ordenó a Fray Juan
González de la Puente que
diera inicio con esta tarea, a
él lo siguió Fray Diego de Basalenqué, y como tercer cronista se designaría a
Fray Jacinto de Avilés, con el fin de continuar donde había terminado su
antecesor. Si bien de los dos primeros cronistas conocemos sus trabajos, del
último no se conserva nada. Así, la crónica de
Fray Mathías de Escobar es heredera de una
tradición historiográfica con la que se buscaba
dar continuidad al registro histórico de la vida
de la Provincia. En este tenor Fray Mathías
escribe su proyecto de crónica en tres
grandes momentos: “Tres libros irán en este
tomo, tres dones en uno. El Primero referirá
los tiempos del oral del primer siglo de
Saturno in aura. El Segundo libro será del
Segundo Siglo, en que dio la Provincia
fragantísimos olores de incienso thus. El
Tercer libro será del tercer siglo en que
estamos experimentando los amargores
de la mirrha, mirrham, aunque sí exhalando olores de
virtudes.” Desgraciadamente, sólo llegó a nosotros el Primer Libro, en el que
trata lo tocante al siglo XVI, a las fundaciones hechas en ese tiempo y a la vida
de algunos ilustres religiosos como fray Diego de Chávez, fray Juan de San
Román, fray Alonso de la Vera Cruz, fray Juan Bautista Moya y fray Francisco
de Villafuerte, entre otros, aunque nos aporta noticias de otros personajes y de
otro tiempo cuando toca temas referentes a los escritores de la Provincia, los
obispos o los sucesos asociados a algunos conventos.
Sobre la exactitud en el recuento histórico de 1o acontecido hay que
mencionar que de manera general Escobar es bastante exacto, quizá producto
de aprovechar, como lo hizo, los escritos de sus predecesores (incluso el haber
podido consultar los escritos y notas del
Padre Basalenque, quien había, como en
ese momento lo hacía él, residido en el
convento de Charo), el haberse allegado
de las noticias más relevantes de cada
uno de los conventos y poder recabar
información directamente de los libros de
la provincia que se guardaban en la casa
madre. Pero también es posible encontrar algunas inexactitudes en algunas
fechas que nos proporciona el propio Escobar, incluso referentes a su tiempo,
como por ejemplo, menciona que en 1734, siendo Prior de Valladolid, se
realizaron algunas obras hidráulicas en el convento, sin embargo, su estancia
como Prior en esa casa ocurrió entre 1731 y 1732. También le falla la memoria
cuando hace un recuento de su edad, ya que sabemos que a los 39 años fue
nombrado cronista, pero cuando está escribiendo su crónica y habla de los
escritores que ha habido en la Provincia, señala que sólo cuenta con 36 años.
Ello no demerita en absoluto el valor histórico de la obra porque en lo general
resulta bastante apegada a una
cronología aceptada hasta el momento.
Más que criticar este desliz, creemos
que debe entenderse como propio del
documento, donde los cronistas -
humanos al fin- mucho de lo que
redactaban era por habérseles
informado vía oral, vía los recuerdos de los Padres más ancianos o por vía de
tradiciones, incluso por notas marginales o sueltas que se encontraban en los
archivos.
La crónica no sólo es un texto para acercamos a la vida agustiniana en
los siglos XVI, XVII Y XVIII, también es un ramillete de noticias de los más
diversos órdenes, pues nos ofrece interesantes datos referentes a la geografía
michoacana (la descripción de sus climas, lagos y lagunas, régimen de lluvias),
la arquitectura de la ciudad de Valladolid en la primera mitad del siglo XVII
(estado de la fábrica material de las construcciones civiles y religiosas más
importantes, las imágenes que se veneraban, la riqueza y suntuosidad de los
templos, etc.) Existe mucha información en las páginas de la Americana
Thebaida que resulta imposible resumirla, acotarla, señalarla o magnificarla so
pena de caer en lamentables sesgos y omisiones. La mejor forma de valorar
esta obra es leyéndola desde distintas ópticas, verla más que como una
crónica de prodigios, como un maravilloso texto por las noticias que nos ofrece
del pasado. Su estilo recargado y barroco no debe ser el obstáculo que dificulte
su lectura sino el medio para adentramos en ese mundo fantástico que debió
ser el siglo XVIII.
Fray Mathías de Escobar puede el día de
hoy descansar en paz sabiendo que su obra
cumbre, su Americana Thebaida, no sólo resultó
ejemplar como memoria de sus hermanos
agustinos, sino en una de las fuentes más
importantes de la que abrevan todos los estudiosos
del pasado de Michoacán. (Mtro. Igor Cerda
Farías).