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Histología para
Kinesiólogos Segunda parte
Mario L. Maugeri
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INDICE
Capítulo 1. Técnica histológica y microscopia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3
Capítulo 2. Citoplasma celular . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7
Capítulo 3. Núcleo celular . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15
Capítulo 4. Tejidos – Generalidades . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 19
Capítulo 5. Tejido epitelial . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23
Capítulo 6. Tejido conectivo o conjuntivo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 37
Capítulo 7. Tejido cartilaginoso . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 55
Capítulo 8. Tejido óseo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 63
Capítulo 9. Tejido muscular . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 75
Capítulo 10. Tejido nervioso . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 95
Capítulo 11. Sangre . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 117
Capítulo 12. Aparato cardiovascular . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 133
Capítulo 13. Sistema linfático . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 151
Capítulo 14. Aparato respiratorio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 175
Capítulo 15. Aparato digestivo I – Cavidad oral . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 195
Capítulo 16. Aparato digestivo II – Esófago, estómago e intestino . . . . . . . . 205
Capítulo 17. Aparato digestivo III – Hígado y páncreas . . . . . . . . . . . . . . . . 227
Capítulo 18. Sistema endocrino . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 243
Capítulo 19. Aparato genital femenino . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 261
Capítulo 20. Aparato genital masculino . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 279
Capítulo 21. Aparato urinario . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 291
Capítulo 22. Sistema nervioso central . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 307
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Capítulo 11. SANGRE
• GENERALIDADES DE LA SANGRE
La sangre es un tejido conjuntivo líquido que circula a través del aparato cardiovascular
Al igual que los demás tejidos conjuntivos, la sangre (tejido sanguíneo) está formada por células
y un componente extracelular cuyo volumen supera el de las células.
El volumen total de sangre en un adulto normal es de alrededor de 6 litros, lo cual equivale al 7 a
8% del peso corporal total.
La sangre es impulsada a través del aparato cardiovascular por la acción de bomba del corazón
para que llegue a todos los tejidos del organismo.
Entre sus muchas funciones se pueden mencionar las siguientes:
• Transporte de sustancias nutritivas y oxígeno hacia las células.
• Transporte de desechos y dióxido de carbono desde las células.
• Distribución de hormonas y otras sustancias reguladoras en las células y los tejidos.
• Mantenimiento de la homeostasis por actuar como amortiguador (buffer) y participar en la coa-
gulación y la termorregulación.
• Transporte de células y agentes humorales del sistema inmunitario que protegen al organismo
de los agentes patógenos, las proteínas extrañas y las células transformadas (es decir, las células
del cáncer).
La sangre está compuesta por células y sus derivados y un líquido con proteínas abundan-
tes llamado plasma
Las células sanguíneas y sus derivados incluyen:
• Eritrocitos, también conocidos como hematíes o glóbulos rojos.
• Leucocitos, también llamados glóbulos blancos.
• Trombocitos, también conocidos como plaquetas.
El plasma es el material extracelular líquido que le imparte a la sangre su fluidez. El volumen
relativo de células y plasma es de alrededor de 45% y 55%, respectivamente.
El volumen de los eritrocitos compactados en una muestra de sangre recibe el nombre de hema-
tócrito. Éste se obtiene mediante la centrifugación de una muestra de sangre y la ulterior medi-
ción del porcentaje del volumen del tubo de la centrifugadora que está ocupado por los eritroci-
tos en comparación con el volumen sanguíneo total. Los valores normales oscilan entre 39 y 50
en los varones y entre 35 y 45 en las mujeres; en consecuencia, del 39 al 50% o del 35 al 45%
del volumen sanguíneo, según se trate de un varón o de una mujer, corresponde a los eritrocitos.
Los valores bajos de hematócrito con frecuencia reflejan una reducción de la cantidad de eritroci-
tos circulantes (anemia).
Los leucocitos y las plaquetas constituyen sólo el 1 % del volumen sanguíneo (cuadro 1).
• PLASMA Más del 90% del peso del plasma corresponde al agua que sirve como solvente para una gran va-
riedad de solutos, entre ellos proteínas, gases disueltos, electrólitos, sustancias nutritivas, molé-
culas reguladoras y material de desecho.
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Figura 1. Dos tubos de hematócrito con sangre: a la
izquierda antes y a la derecha después de la centrifu-
gación. En el tubo de la derecha (centrifugación) se
observa que los hematíes constituyen más del 40 %
del volumen sanguíneo. Entre los hematíes sedimen-
tados y el plasma claro sobrenadante existe una fina
capa de leucocitos.
Los solutos del plasma contribuyen a mantener la homeostasis, un estado de equilibrio que pro-
porciona una osmolaridad y un pH óptimos para el metabolismo celular.
Elementos figurados Células por mm3
%
Eritrocitos Varones: 4.3 a 5.7 millones
Mujeres: 3.9 a 5.0 millones
Leucocitos 3.500 a 10.500 100
Neutrófilos 1.700-7.000 48-68
Eosinófilos 50-500 1-4
Basófilos 0-30 0-0.5
Linfocitos 900-2.900 25-28
Monocitos 300-900 2-8
Trombocitos 150.000-450.000 Cuadro 1. Elementos figurados de la sangre
Componente plasmático %
Agua 91-92
Proteínas (albúmina, globulinas, fibrinógeno) 7-8
Otros solutos:
Electrólitos (Na+, K
+, Ca
++, Mg
++, Cl
-, HCO3
-, etc)
Sustancias nitrogenadas no proteicas (urea, ácido úrico, creatinina, sales de amonio)
Sustancias nutritivas (glucosa, aminoácidos, lípi-dos)
Gases sanguíneos (oxígeno, CO2, nitrógeno)
Sustancias reguladoras (hormonas, enzimas)
1-2
Cuadro 2. Componentes del plasma sanguíneo
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Las proteínas plasmáticas son principalmente albúmina, globulinas y fibrinógeno
La albúmina es el principal componente proteico del plasma y equivale a más o menos la mitad
de las proteínas plasmáticas totales. Es la proteína plasmática más pequeña y se sintetiza en el hí-
gado. Es responsable de ejercer el gradiente de concentración entre la sangre y el líquido hístico
extracelular. Esta importante presión osmótica sobre la pared de los vasos sanguíneos, llamada
presión coloidosmótica, mantiene la proporción correcta del volumen sanguíneo con respecto al
volumen del líquido hístico. Si una cantidad significativa de albúmina escapa de los vasos hacia
el tejido conjuntivo laxo o se pierde hacia la orina en los riñones, la presión coloidosmótica de la
sangre disminuye y se acumula líquido en los tejidos. (Este aumento del líquido en los tejidos en
clínica recibe el nombre de edema). La albúmina también actúa como proteína transportadora
porque fija y transporta hormonas (tiroxina), metabolitos (bilirrubina) y fármacos.
Las globulinas comprenden las inmunoglobulinas (gammaglobulinas) y las globulinas no in-
munes (alfa y beta-globulinas). Las inmunoglobulinas son anticuerpos, una clase de moléculas
del sistema inmunitario secretadas por los plasmocitos. Las globulinas no inmunes, que son se-
cretadas por el hígado, contribuyen a mantener la presión osmótica dentro del aparato cardiovas-
cular y también sirven como proteínas transportadoras de sustancias diversas. Entre las globuli-
nas no inmunes también están las lipoproteínas y los factores de la coagulación.
El fibrinógeno, la proteína plasmática más grande, se sintetiza en el hígado. En una serie de re-
acciones en cascada, junto con otros factores de la coagulación, el fibrinógeno se transforma en
fibrina, la cual forma fibras largas que forman una red impenetrable en el sitio de lesión de los
vasos sanguíneos, lo que impide la hemorragia adicional.
Aparte de estas proteínas grandes y de otras proteínas pequeñas, casi todos los demás componen-
tes del plasma son lo suficientemente pequeños como para atravesar la pared de los vasos e in-
troducirse en el espacio extracelular del tejido conjuntivo contiguo.
El suero es igual al plasma sanguíneo excepto en que está desprovisto de los factores de la
coagulación
Cuando se la saca de la circulación la sangre se coagula de inmediato. Un coágulo sanguíneo
consiste sobre todo en eritrocitos incluidos en una red de fibras finas compuestas por fibrina, un
producto de la conversión del fibrinógeno. Para impedir la coagulación, cuando se obtiene una
muestra de sangre se le añade un anticoagulante.
El plasma que carece de factores de la coagulación recibe el nombre de suero.
El líquido intersticial de los tejidos conjuntivos deriva del plasma sanguíneo
No sorprende que el líquido intersticial tenga una composición electrolítica que delata su origen
en el plasma sanguíneo. No obstante, la composición del líquido intersticial en los tejidos no
conjuntivos, está sujeta a una modificación considerable por las actividades absortivas y secreto-
ras de los epitelios.
Por ejemplo, entre la sangre y el tejido nervioso hay una barrera hematoencefálica. También hay
barreras entre la sangre y el tejido parenquimatoso en el testículo, la glándula tímica y otros
compartimientos epiteliales.
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Para el examen de las células de la sangre hay que utilizar técnicas de preparación y tinción
especiales
El método que mejor permite examinar los distintos tipos celulares de la sangre periférica es el
extendido o frotis sanguíneo. Este método difiere de los preparados histológicos habituales por-
que la muestra no se incluye en parafina ni se secciona. En lugar de ello, se coloca directamente
una gota de sangre en un portaobjetos y se extiende sobre su superficie con la ayuda de otro por-
taobjetos, cuyo borde corto "arrastra" la gota para lograr una delgada capa celular.
Otra diferencia es que en lugar de hematoxilina y eosina (H-E) se utilizan mezclas especiales de
colorantes para teñir las células de la sangre.
La tinción de tipo Romanowsky modificada que suele utilizarse para los extendidos de sangre
consiste en una mezcla de azul de metileno (colorante básico), azures emparentados (también
colorantes básicos) y eosina (colorante ácido).
Figura 1. Extendido de sangre: técnica de preparación y mi-
crofotografía panorámica. Se coloca una gota de sangre direc-
tamente sobre un portaobjetos de vidrio y se extiende por la su-
perficie de éste con el borde corto de otro portaobjetos. En la
microfotografía de un extendido de sangre periférica, puede ver-
se que la mayoría de los elementos figurados corresponden a
hematíes, aunque se ven tres leucocitos. Las flechas señalan pla-
quetas. 350 x
• ERITROCITOS Los eritrocitos son discos bicóncavos sin núcleo
Los eritrocitos o hematíes son productos celulares anucleados carentes de los orgánulos típicos.
Actúan sólo dentro del torrente circulatorio, en donde fijan oxígeno a la altura de los pulmones
para entregarlo a los tejidos y fijan dióxido de carbono a la altura de los tejidos para llevarlo a los
pulmones.
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Su forma es la de un disco bicóncavo. Esta configuración le confiere la mayor cantidad de super-
ficie posible en relación con su volumen, un atributo importante para el intercambio de gases.
Suelen medir entre 7 y 8 μm de diámetro. Se pueden utilizar para calcular el tamaño de otras
células y estructuras en los cortes histológicos; en este papel el eritrocito se considera con pro-
piedad la "regla del histólogo".
La longevidad (vida media) de los eritrocitos es de unos 120 días, después de los cuales la ma-
yoría sufre fagocitosis por los macrófagos del bazo, la médula ósea y el hígado. El resto de los
eritrocitos envejecidos se desintegran dentro de los vasos.
Son muy deformables. Atraviesan con facilidad los vasos sanguíneos más pequeños al plegarse
sobre sí mismos y así pueden pasar incluso por los capilares más estrechos.
Los eritrocitos contienen hemoglobina, una proteína especializada en el transporte de oxígeno y
dióxido de carbono. La gran concentración de esta proteína es responsable de la tinción uniforme
con la eosina.
Figura 2. Morfología de los eritrocitos. a. Microfotografía de tres capilares (Cap) que se reúnen para formar una
vénula (V). Los eritrocitos están dispuestos en fila india (uno detrás del otro) en uno de los capilares (los otros dos
están vacíos). b. Microfotografía electrónica de eritrocitos. Obsérvese su forma bicóncava.
• LEUCOCITOS Los leucocitos se subclasifican en dos grupos generales, según cuenten o no con la presencia de
gránulos específicos prominentes en el citoplasma.
Las células que contienen gránulos específicos se clasifican como granulocitos (neutrófilos, eo-
sinófilos y basófilos) mientras que las que carecen de estos gránulos se incluyen en el grupo de
los agranulocitos (linfocitos y monocitos).
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Figura 3. Esquema de los cinco tipos de leucocitos de la sangre humana.
No obstante, tanto los granulocitos como los agranulocitos poseen pequeños gránulos inespecí-
ficos azurófilos, que corresponden a lisosomas. La cantidad relativa de los diversos leucocitos se
detalla en el cuadro 1.
a. Neutrófilos Los neutrófilos son los leucocitos más abundantes. Miden 10 a 12 μm de diámetro.
Se identifican con facilidad por las múltiples lobulaciones de su núcleo (dos a cuatro lóbulos
unidos por finas hebras de material nuclear), razón por la cual se los llama además leucocitos
polimorfonucleares o sólo polimorfonucleares (PMN).
En las mujeres el corpúsculo de Barr se ve como un apéndice con forma de "palillo de tambor"
en uno de los lóbulos nucleares.
Los neutrófilos contienen tres tipos de gránulos
En el citoplasma del neutrófilo hay tres clases de gránulos.
Los diferentes tipos granulares reflejan las diversas funciones fagocíticas de la célula:
• Los gránulos específicos (gránulos secundarios) son los gránulos más abundantes. Contienen
diversas enzimas (colagenasa de tipo IV, fosfolipasas) así como activadores del complemento y
otros agentes bacteriostáticos y bactericidas (lisozima)
.
• Los gránulos azurófilos (gránulos primarios) aparecen en todos los leucocitos. Son los lisoso-
mas y contienen mieloperoxidasa, que es un bactericida muy reactivo, además de una gran varie-
dad de hidrolasas ácidas.
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• Los gránulos terciarios en los neutrófilos son de dos tipos. Un tipo contiene fosfatasas mien-
tras que el otro tipo contiene metaloproteinasas (p. ej., gelatinasas y colagenasas) que según se
cree facilitan la migración del neutrófilo a través del tejido conjuntivo.
Los neutrófilos son células móviles; abandonan la circulación y migran hacia su sitio de ac-
ción en el tejido conjuntivo
Una propiedad importante de los neutrófilos y otros leucocitos es su movilidad. Los neutrófilos
son los leucocitos más abundantes de la primera ola de células que llegan a un sitio de lesión
hística.
La migración está controlada por moléculas de adhesión en la superficie del neutrófilo que inter-
accionan con los ligandos correspondientes en la superficie de las células endoteliales.
El neutrófilo extiende entonces un seudópodo hacia una unión intercelular. La histamina y la
heparina liberadas en el sitio de la lesión por los mastocitos perivasculares abren la unión inter-
celular y el neutrófilo migra hacia el tejido conjuntivo. Una vez allí la migración adicional hacia
e! sitio de la lesión está dirigida por un proceso conocido como quimiotaxis, que consiste en la
unión de moléculas quimiotácticas (atrayentes químicos) y proteínas de la matriz extracelular a
receptores específicos en la superficie del leucocito.
Los neutrófilos son fagocitos activos en los sitios de inflamación
Una vez en el tejido lesionado, el neutrófilo debe reconocer cualquier sustancia extraña antes de
que pueda producirse su fagocitosis. Los neutrófilos pueden reconocer algunas bacterias y
gérmenes extraños, pero otros microorganismos tienen que estar opsonizados (cubiertos de anti-
cuerpo o complemento) para que les resulten más atractivos.
Después del reconocimiento y la adhesión, el antígeno es incorporado en el leucocito mediante la
extensión de seudópodos e internalizado para formar un fagosoma.
Luego los gránulos azurófilos y específicos se fusionan con la membrana del fagosoma y las
hidrolasas lisosómicas de los gránulos azurófilos digieren el material extraño.
El material degradado se almacena en cuerpos residuales o sufre exocitosis.
La mayoría de los neutrófilos mueren en este proceso; la acumulación de bacterias destruidas y
neutrófilos muertos constituye el espeso exudado amarillento llamado pus.
Los neutrófilos también secretan interleucina-1 (IL-1), una sustancia conocida como pirógeno
(agente inductor de fiebre). La IL-1 induce la síntesis de prostaglandinas, las que a su vez actúan
sobre el centro termorregulador del hipotálamo para producir el aumento de la temperatura cor-
poral (hipertermia). La fiebre es, por lo tanto, una consecuencia de la inflamación aguda que
comprende una respuesta neutrófila masiva.
En la inflamación y la curación de las heridas también participan monocitos, linfocitos, eo-
sinófilos, basófilos y fibroblastos
Los monocitos también entran en el tejido conjuntivo como respuesta secundaria a la lesión hísti-
ca. En el mismo sitio de la lesión se transforman en macrófagos que fagocitan detritos celulares e
hísticos, fibrina, bacterias residuales y neutrófilos muertos.
La curación normal de las heridas depende de la participación de los macrófagos en la respuesta
inflamatoria; se convierten en el tipo celular principal en el sitio de la inflamación después de
que los neutrófilos se consumen. Al mismo tiempo que los macrófagos se tornan activos en el
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sitio inflamado, los fibroblastos cercanos acrecientan su actividad y secretarán las fibras y la sus-
tancia fundamental necesarias para reparar la lesión.
Los linfocitos, los eosinófilos y los basófilos también desempeñan un papel en la inflamación,
pero intervienen más en los aspectos inmunológicos del proceso. Los eosinófilos y los linfocitos
son más comunes en los sitios de inflamación crónica.
Figura 4. Fagocitosis neutrófila. a. La fagocitosis comienza con el reconocimiento y la fijación del material extra-
ño (antígeno), principalmente por anticuerpos unidos al antígeno. b. Entonces el antígeno es rodeado por seudópo-
dos del neutrófilo. c. Cuando los seudópodos entran en contacto y se fusionan, el antígeno es incorporado. d. Una
vez formado el fagosoma, se inicia la digestión. e. A continuación tanto los gránulos específicos como los azurófilos
se fusionan con el fagosoma y liberan su contenido para formar un fagolisosoma. f. El contenido enzimático de los
gránulos mata y digiere al microorganismo. Todo el proceso digestivo ocurre dentro del fagolisosoma, lo que prote-
ge a la célula de la autodigestión. g. El material digerido sufre exocitosis hacia el espacio extracelular o se almacena
en la forma de cuerpos residuales dentro del neutrófilo.
b. Eosinófilos Los eosinófilos tienen un tamaño aproximado al de los neutrófilos y su núcleo es típicamente
bilobulado.
El citoplasma contiene dos tipos de gránulos:
• Gránulos específicos. Contienen proteínas que ejercen un efecto citotóxico intenso sobre los
parásitos (protozoos y helmintos).
También contienen histaminasa y arilsulfatasa, que neutralizan respectivamente la acción de la
histamina y de los leucotrienos secretados por los basófilos.
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• Gránulos azurófilos. Son lisosomas y contienen una variedad de las hidrolasas ácidas lisosó-
micas habituales y otras enzimas hidrolíticas que actúan en la destrucción de los parásitos y en la
hidrólisis de los complejos antígeno-anticuerpo fagocitados por el eosinófilo.
Los eosinófilos se asocian con reacciones alérgicas, infestaciones parasitarias e inflamación
crónica
La liberación de arilsulfatasa e histaminasa en los sitios de reacciones alérgicas modera los efec-
tos potencialmente nocivos de los agentes vasoactivos inflamatorios.
El eosinófilo también participa en otras respuestas inmunológicas y fagocita complejos antígeno-
anticuerpo.
Desempeña además, un papel importante en la defensa del huésped contra los helmintos parási-
tos.
En consecuencia, la cantidad de eosinófilos suele ser elevada en las muestras de sangre de suje-
tos con alergias o infestaciones parasitarias.
También se los encuentra en gran cantidad en la lámina propia de la mucosa intestinal y en otros
sitios de inflamación crónica potencial.
c. Basófilos
Los basófilos son los menos abundantes de todos los leucocitos y representan menos del 0,5%
del total.
Con frecuencia para encontrar un solo basófilo en un extendido de sangre hace falta examinar
varios centenares de leucocitos. Los basófilos tienen aproximadamente el mismo tamaño que los
neutrófilos y se denominan así porque los gránulos grandes y abundantes que hay en su cito-
plasma se tiñen con colorantes básicos.
En los extendidos el núcleo lobulado de los basófilos suele quedar oculto tras los gránulos.
La membrana plasmática posee abundantes receptores para los anticuerpos de inmunoglobulina
E (lgE).
El citoplasma del basófilo contiene dos tipos de gránulos: gránulos específicos y gránulos azuró-
filos inespecíficos.
• Gránulos específicos. Contienen diversas sustancias, entre ellas heparina, histamina, heparán
sulfato y leucotrienos.
La heparina, un glucosaminoglucano sulfatado, es un anticoagulante. La histamina y el heparán
sulfato son agentes vasoactivos que, entre otras acciones, causan la dilatación de los vasos de
pequeño calibre. Los leucotrienos son lípidos modificados que desencadenan la contracción pro-
longada del músculo liso de la vía aérea.
La intensa basofilia de estos gránulos específicos se correlaciona con la concentración elevada de
sulfatos en las moléculas de los glucosaminoglucanos heparina y heparán sulfato.
• Gránulos inespecíficos (azurófilos). Son los lisosomas de los basófilos y contienen varias de
las hidrolasas ácidas lisosómicas habituales.
La función de los basófilos está íntimamente relacionada con la de los mastocitos
Los basófilos están relacionados desde el punto de vista funcional con los mastocitos del tejido
conjuntivo pero no son idénticos a ellos.
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Tanto los mastocitos como los basófilos fijan un anticuerpo secretado por los plasmocitos, la
IgE, a través de receptores expresados en la superficie celular. La exposición ulterior al antígeno
específico para la IgE (y la reacción de éste con el anticuerpo) desencadena la liberación de los
agentes vasoactivos de los gránulos de los basófilos y los mastocitos. Estas sustancias causan las
alteraciones vasculares importantes que se asocian con la hipersensibilidad y la anafilaxia (que
fueron descritas en la descripción del mastocito, en el capítulo correspondiente).
Tanto los basófilos como los mastocitos derivan de la misma célula madre hemopoyética. Los
basófilos se diferencian en la médula ósea, mientras que los precursores de los mastocitos pasan
a la sangre y no se diferenciarán hasta haber abandonado la circulación para alojarse en el tejido
conjuntivo.
d. Linfocitos Los linfocitos son las principales células funcionales del sistema linfático o inmunitario
Los linfocitos son los agranulocitos más comunes y constituyen alrededor del 30% de los leuco-
citos.
La mayor parte de los linfocitos de la sangre o la linfa representan células inmunocompetentes
recirculantes, es decir células que han adquirido la capacidad de reconocer antígenos y responder
a ellos y se hallan en tránsito desde un tejido linfático hacia otro.
En los tejidos asociados con el sistema inmunitario se pueden identificar tres grupos de linfocitos
de acuerdo con su tamaño: pequeños, medianos y grandes, con un diámetro de 6 a 30 μm.
En la circulación casi todos los linfocitos son pequeños.
En los extendidos de sangre el tamaño de un linfocito pequeño es semejante al de un eritrocito.
En el organismo hay tres tipos de linfocitos distintos desde el punto de vista funcional: lin-
focitos T, linfocitos B y linfocitos NK
La caracterización de los tipos linfocíticos tiene su fundamento en la función de las células y no
en su tamaño o su morfología. Los linfocitos T (células T) se llaman así porque sufren diferen-
ciación en el timo. Los linfocitos B (células B) reciben este nombre porque en su momento se
identificaron como una población separada en la bolsa de Fabricio de las aves y luego en los
órganos bursaequivalentes de los mamíferos (p. ej., la médula ósea). Los linfocitos NK (células
NK), del inglés natural killer cells (células "asesinas" naturales) se originan en las mismas célu-
las precursoras que los linfocitos T y B, y se denominan así porque están programados para des-
truir ciertos tipos de células transformadas.
• Los linfocitos T, tienen una vida media prolongada y participan en la inmunidad mediada por
células.
• Los linfocitos B tienen una vida media variable y participan en la producción de anticuerpos
circulantes.
• Los linfocitos NK son programados durante su desarrollo para que destruyan ciertas células in-
fectadas por virus y algunos tipos de células de tumores.
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Los linfocitos T no pueden distinguirse de los linfocitos B en los extendidos de sangre ni en los
cortes histológicos; para poder identificarlos hay que utilizar técnicas inmunocitoquímicas para
diferentes tipos de marcadores y receptores en la superficie celular.
Los linfocitos T y B expresan diferentes moléculas de superficie
Aunque los linfocitos T y B no pueden distinguirse por su morfología, poseen proteínas de super-
ficie distintivas (proteínas CD) que sirven para identificarlos con técnicas de inmunomarcación.
Además, los linfocitos B expresan moléculas inmunoglobulínicas (anticuerpos) en su superficie
que actúan como receptores de antígenos.
Se han identificado tres tipos muy diferentes de linfocitos T: citotóxicos, coadyuvantes
(helper) y supresores
Las actividades de los linfocitos citotóxicos, coadyuvantes o cooperadores (helper) y supresores
son mediadas por moléculas ubicadas en su superficie.
• Linfocitos T citotóxicos CD8+. Son las células efectoras primarias en la inmunidad mediada
por células. Son células T sensibilizadas en forma específica que reconocen antígenos en células
huésped infectadas por virus o células que han sufrido transformación neoplásica.
Secreta linfocinas y perforinas, proteínas que producen canales iónicos en la membrana de la
célula infectada o neoplásica (la “perforan”) y la conducen a la lisis.
• Linfocitos T coadyuvantes CD4+. Son decisivos para la inducción de una respuesta inmunitaria
frente a un antígeno extraño. Cuando estos linfocitos se activan producen interleucinas, que es-
timulan la proliferación y la diferenciación de más linfocitos T CD4 + coadyuvantes. Las células
recién diferenciadas sintetizan y secretan linfocinas que afectan tanto la función como la diferen-
ciación de los linfocitos B, T y NK. Los linfocitos B se diferencian en plasmocitos y sintetizan
anticuerpos.
• Linfocitos T supresores. Disminuyen o suprimen la formación de anticuerpos por los linfocitos
B. También inhiben la capacidad de los linfocitos T de iniciar una respuesta inmunitaria mediada
por células.
La función que desarrolla cada tipo de linfocito se describe detalladamente en el capítulo “Siste-
ma Linfático”.
e. Monocitos
Los monocitos son los precursores de las células del sistema fagocítico mononuclear.
Son los leucocitos más grandes en el extendido de sangre (en promedio tienen 18 μm de diáme-
tro). Se movilizan desde la médula ósea hacia los demás tejidos, en donde se diferencian en los
diversos fagocitos del sistema fagocítico mononuclear, como por ejemplo los macrófagos del
tejido conjuntivo (histiocitos), los osteoclastos, los macrófagos alveolares, los macrófagos peri-
sinusoidales hepáticos (células de Kupffer) y los macrófagos de los ganglios linfáticos, el bazo y
la médula ósea entre otros.
Los monocitos permanecen en la sangre por sólo unos 3 días.
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Los monocitos se transforman en macrófagos, que actúan como células presentadoras de
antígenos en el sistema inmunitario
Durante la inflamación el monocito abandona el vaso sanguíneo en el sitio inflamado, se trans-
forma en macrófago de los tejidos y fagocita bacterias, otras células y detritos. El macrófago es
una célula presentadora de antígenos y desempeña un papel importante en las respuestas inmuni-
tarias al degradar parcialmente los antígenos y presentar sus fragmentos a los linfocitos T para su
reconocimiento.
• TROMBOCITOS Las plaquetas son pequeños fragmentos citoplasmáticos sin núcleo, limitados por membra-
na, que provienen de los megacariocitos
Los trombocitos o plaquetas derivan de grandes células situadas en la médula ósea que se llaman
megacariocitos.
Durante la formación de las plaquetas, en las regiones periféricas del megacariocito aparecen
múltiples canales de demarcación plaquetaria que separan pequeñas porciones de citoplasma.
La membrana que reviste estos canales se origina por invaginación de la membrana plasmática.
El desarrollo y la fusión constantes de las membranas de demarcación plaquetaria determinan
que los fragmentos citoplasmáticos se separen por completo para formar las plaquetas individua-
les. Al abandonar la médula ósea, las plaquetas circulan en los vasos como estructuras de unos 2
a 3 μm de diámetro.
Tienen una vida media de alrededor de 10 días.
La parte central, teñida con mayor intensidad, se llama cromómero o granulómero, mientras que
la periferia, mucho más pálida, se conoce como hialómero.
En la porción central las plaquetas presentan gránulos cuyo contenido determina la función pla-
quetaria:
Gránulos α (alfa): contienen principalmente fibrinógeno, factores de la coagulación, plasminó-
geno y factor de crecimiento derivado de las plaquetas. El contenido de estos gránulos desempe-
ña un papel importante en la fase inicial de la reparación vascular, la coagulación sanguínea y la
aglomeración plaquetaria.
Gránulos δ (delta): contienen principalmente adenosina difosfato (ADP), adenosina trifosfato
(ATP), serotonina e histamina que facilitan la adhesión plaquetaria y la vasoconstricción en el
sitio de la lesión vascular.
Gránulos λ (lambda): son semejantes a los lisosomas que se hallan en otras células y contienen
varias enzimas hidrolíticas. El contenido de estos gránulos actúa en la reabsorción del coágulo
durante las etapas avanzadas de la reparación vascular.
Las plaquetas actúan en la vigilancia continua de los vasos sanguíneos, la formación de
coágulos de sangre y la reparación del tejido lesionado
Las plaquetas intervienen en varios aspectos de la hemostasia (detención de la hemorragia). Ins-
peccionan constantemente el revestimiento endotelial de los vasos sanguíneos en busca de bre-
chas o roturas.
[129]
Cuando la pared de un vaso sanguíneo se lesiona o se rompe, las plaquetas se adhieren al tejido
conjuntivo expuesto en el sitio del daño. La adhesión de las plaquetas desencadena su desgranu-
lación y la liberación de serotonina, ADP y tromboxano A2.
La serotonina es un vasoconstrictor potente que causa la contracción de las células musculares
lisas de los vasos, con lo cual se reduce el flujo sanguíneo local en el sitio de la lesión. El ADP y
el tromboxano A2 son responsables de la aglomeración plaquetaria adicional para formar un
tapón hemostático primario. Luego, la masa de plaquetas aglomeradas detiene la extravasación
de la sangre.
Al mismo tiempo, las plaquetas activadas liberan el contenido de sus gránulos α y δ, que consiste
en factores de la coagulación y serotonina adicional, entre otras sustancias.
Sobre la superficie plaquetaria, el fibrinógeno (soluble) se convierte en fibrina. Las moléculas de
fibrina se unen formando una red sobre el tapón inicial. En la red quedan atrapadas plaquetas y
eritrocitos. El tapón plaquetario inicial se transforma así en el coágulo definitivo, llamado tapón
hemostático secundario.
Después de la formación del coágulo definitivo, las plaquetas causan su retracción, lo que proba-
blemente ocurra por la acción de la actina y la miosina que hay en su citoplasma.
Por último, una vez que ha cumplido su propósito, el coágulo es degradado por la plasmina, una
enzima fibrinolítica que circula en el plasma en una forma inactiva llamada plasminógeno. Las
enzimas hidrolíticas liberadas desde los gránulos λ contribuyen en este proceso.
Una función adicional de las plaquetas es contribuir a la reparación de los tejidos lesionados. El
factor de crecimiento derivado de las plaquetas liberado desde los gránulos α estimula a las célu-
las musculares lisas y a los fibroblastos para que se dividan y permitan la reparación de los teji-
dos.
• FORMACIÓN DE LAS CÉLULAS DE LA SANGRE (HEMOPO-
YESIS) La hemopoyesis (o hematopoyesis) comprende la eritropoyesis, la leucopoyesis y la trombopo-
yesis (formación de las plaquetas).
Las células y los elementos figurados de la sangre tienen una vida limitada; se producen y des-
truyen de manera continua.
Tanto los eritrocitos (vida media de 120 días) como las plaquetas (vida media de 10 días) de los
seres humanos pasan toda su vida en la sangre circulante. Los leucocitos, en cambio, abandonan
la circulación poco tiempo después de haberla alcanzado en la médula ósea y pasan la mayor par-
te de su vida de longitud variable (y realizan todas sus funciones) en los tejidos.
En el adulto los eritrocitos, los granulocitos, los monocitos y las plaquetas se forman en la médu-
la ósea roja; los linfocitos también se generan en la médula ósea roja y en los tejidos linfáticos.
Teoría monofilética de la hemopoyesis Según la teoria monofilética de la hemopoyesis, las células de la sangre derivan de una célu-
la madre común
[130]
Los indicios decisivos para convalidar la teoría monofilética provienen del aislamiento y la de-
mostración de la célula madre pluripotencial, un nombre descriptivo utilizado para designar a la
célula madre hemopoyética que da origen a todas las demás células madres progenitoras.
Figura 5. Hemopoyesis. CFU: unidades formadoras de colonias. b: Células funcionales maduras que se encuentran
en la sangre, la médula ósea o el tejido conectivo.
Una célula madre pluripotencial da origen a múltiples unidades formadoras de colonias
(CFU)
Las descendientes de esta célula madre pluripotencial se diferencian en:
célula madre mieloide multipotencial, que luego se diferencia en progenitoras de linaje es-pecíficas: CFU-E (una célula que da origen al linaje eritrocítico), CFU-GM (una célula que
origina el linaje granulocítico neutrófilo y el linaje monocítico), CFU-Eo (una célula de la
[131]
que derivarán los eosinófilos), CFU-Ba (una célula precursora de los basófilos) y CFU-Meg
(una célula que da origen a los megacariocitos)
célula madre linfoide multipotencial, que dará origen a las distintas variedades de linfocitos.
La célula madre pluripotencial no sólo es capaz de diferenciarse en todos los linajes de las célu-
las de la sangre sino que también es capaz de autorrenovarse, es decir que el fondo común de
células madre es autosustentable.
• MÉDULA ÓSEA
La médula ósea roja se halla enteramente dentro de los huesos, tanto en la cavidad medular de
los huesos largos de los jóvenes como en los espacios que hay entre las trabéculas del hueso es-
ponjoso
La médula ósea está compuesta por vasos sanguíneos, estructuras vasculares especializadas que
reciben el nombre de sinusoides y una red esponjosa de células hemopoyéticas. En los cortes las
células hemopoyéticas parecen formar "cordones" entre los sinusoides.
El sinusoide de la médula ósea roja es una unidad vascular singular. Está ubicado en la posición
que normalmente ocupa un capilar, es decir que está interpuesto entre arterias y venas. La pared
sinusoidal consiste en un revestimiento endotelial, compuesto por un epitelio plano simple, una
lámina basal y una capa externa de células adventicias.
La célula adventicia, también llamada célula reticular, emite prolongaciones hacia el interior de
los cordones hemopoyéticos que proveen cierto grado de sostén para las células sanguíneas en
desarrollo. Además, las células adventicias producen fibras reticulares e intervienen en la estimu-
lación de la diferenciación de las células de las series hemopoyéticas en los elementos figurados
maduros de la sangre por la secreción de varias citocinas.
El sistema de sinusoides de la médula ósea es una circulación cerrada; los elementos figu-
rados nuevos tienen que atravesar el endotelio para entrar en la circulación Cuando una célula sanguínea ya madura empuja una célula endotelial, las membranas plasmáti-
cas de ambas células se fusionan y se forma un orificio o abertura transitoria (la célula migrante
literalmente perfora la célula endotelial). Todo elemento figurado debe deslizarse a través de una
abertura como ésta para alcanzar la luz de un sinusoide. De manera similar, la prolongación de
un megacariocito tiene que protruir a través de una abertura para que las plaquetas puedan ser
liberadas directamente en la luz sinusoidal.
Una vez que la célula sanguínea ha completado su paso a través de la abertura, la célula endote-
lial se "autorrepara" y la abertura desaparece.
En la médula ósea roja activa, los cordones de células hemopoyéticas contienen principalmente
células sanguíneas en desarrollo y megacariocitos.
Aunque estos cordones parecen estar desorganizados, los tipos específicos de elementos figura-
dos se desarrollan en cúmulos o nidos.
[132]
Figura 6. Megacariocito en
médula ósea enviando pro-
longaciones hacia el interior
de un sinusoide, de las que se
“desprenderán” las plaquetas.
La médula ósea que no es activamente hemopoyética contiene sobre todo adipocitos, lo que
le da el aspecto de tejido adiposo
La médula ósea inactiva recibe el nombre de médula ósea amarilla. Es la forma principal de
médula ósea en la cavidad medular de los huesos del adulto que ya no son hemopoyéticamente
activos, como los huesos largos de las extremidades. En estos huesos la médula ósea roja ha sido
completamente reemplazada por tejido adiposo.
No obstante, la médula ósea amarilla retiene su potencialidad hemopoyética y, si es necesario,
como ocurre después de una hemorragia grave, puede volver a convertirse en médula roja tanto por la extensión del tejido hemopoyético hacia la médula amarilla como por la repoblación de
esta última por células madre circulantes.
Ross, M.; Pawlina, W. Histología: texto y atlas color con biología celular y molecular. 5
a ed. 2
a reimp. Buenos
Aires: Médica Panamericana, 2008
Junqueira, L.; Carneiro, J. Histología Básica. 10a ed. Guanabara Koogan, 2004
Sobotta-Welsch. Histología. 2ª ed. Madrid: Editorial Médica Panamericana, 2006
[133]
Capítulo 12. APARATO CARDIOVASCULAR
• GENERALIDADES DEL APARATO CARDIOVASCULAR El aparato cardiovascular está formado por un conjunto de órganos que intervienen en el trans-
porte de la sangre y la linfa desde los tejidos y hacia ellos.
Entre los componentes de estos líquidos hay células, elementos figurados, sustancias nutritivas,
productos de desecho, hormonas y anticuerpos.
El aparato cardiovascular comprende el corazón, los vasos sanguíneos y los vasos linfáticos
Los vasos sanguíneos proveen la ruta por la cual la sangre circula desde una parte del organismo
hacia otra.
El corazón bombea la sangre a través del sistema arterial con una presión considerable; la sangre
retorna al corazón a baja presión con la ayuda de la presión negativa que hay en la cavidad torá-
cica durante la inspiración y la compresión de las venas por los músculos esqueléticos.
Los vasos sanguíneos están organizados de modo que la sangre impulsada por el corazón alcance
con rapidez la red vascular formada por los capilares.
En los capilares ocurre un intercambio bidireccional de líquido entre la sangre y los demás teji-
dos. El líquido, llamado filtrado sanguíneo, que lleva oxígeno y metabolitos, atraviesa la pared
capilar. En los tejidos estas moléculas se intercambian por dióxido de carbono y productos de
desecho. La mayor parte del líquido vuelve a la sangre por los capilares sanguíneos.
El resto del líquido se introduce en los capilares linfáticos en forma de linfa y finalmente retoma
a la sangre a través de un sistema de vasos linfáticos que se comunica con el sistema de vasos
sanguíneos a la altura donde las venas yugulares internas se unen con las venas subclavias.
Las arterias son los vasos que llevan la sangre hasta los capilares. Las arterias más pequeñas,
llamadas arteriolas, están asociadas funcionalmente con redes de capilares hacia las cuales con-
ducen la sangre. Las arteriolas regulan la cantidad de sangre que ingresa en estas redes capilares.
En conjunto, las arteriolas, la red capilar asociada y las vénulas poscapilares forman una unidad
funcional conocida como el lecho microcirculatorio o microvascular de ese tejido.
Las venas, que comienzan con la vénula poscapilar, recogen la sangre del lecho microvascular y
la devuelven al corazón.
Dos circuitos distribuyen la sangre en el organismo: la circulación sistémica y la circulación
pulmonar
El corazón y los vasos sanguíneos forman dos vías de circulación:
• La circulación pulmonar transporta la sangre desde el corazón hacia los pulmones y desde los
pulmones hacia el corazón.
• La circulación sistémica transporta la sangre desde el corazón hacia los otros tejidos del orga-
nismo y desde esos tejidos hacia el corazón.
Aunque la disposición general de los vasos sanguíneos en ambas circulaciones es de arterias a
capilares y luego a venas, en algunas partes de la circulación sistémica está modificada de mane-
ra que una vena o una arteriola se interpone entre dos redes capilares; estos vasos constituyen
sistemas porta. Los sistemas porta venosos se encuentran en los vasos que llevan sangre hacia el
[134]
hígado desde el intestino (sistema porta hepático/vena porta) y en los vasos que irrigan la hipófi-
sis (sistema porta hipofisario).
• CORAZÓN
El corazón es una bomba muscular que mantiene el flujo unidireccional de la sangre
El corazón tiene cuatro cavidades (las aurículas derecha e izquierda y los ventrículos derecho e
izquierdo) a través de las cuales es bombeada la sangre.
A la salida de las cavidades hay válvulas que impiden el flujo sanguíneo retrógrado.
Un tabique interauricular y un tabique interventricular separan los lados derecho e izquierdo
del corazón.
La aurícula derecha recibe la sangre desoxigenada que retorna del cuerpo a través de las venas
cavas superior e inferior, las dos venas más grandes de todo el organismo. El ventrículo derecho
recibe la sangre desde la aurícula derecha y la bombea hacia los pulmones para su oxigenación a
través de las arterias pulmonares.
La aurícula izquierda recibe la sangre oxigenada que retorna desde los pulmones a través de las
cuatro venas pulmonares. El ventrículo izquierdo recibe la sangre desde la aurícula izquierda y
la bombea hacia la aorta para su distribución en el circuito sistémico.
Figura1. Fotografía del corazón humano.
Las paredes del corazón contienen:
• Una musculatura de músculo estriado cardíaco cuya contracción impulsa la sangre.
• Un esqueleto fibroso que consiste en cuatro anillos fibrosos alrededor de los orificios valvula-
res, dos trígonos fibrosos para conectar los anillos y la porción membranosa de los tabiques in-
terauricular e interventricular.
[135]
Los anillos fibrosos están compuestos por tejido conjuntivo denso no modelado. Rodean la base
de las dos arterias que salen del corazón (aorta y pulmonar) y los orificios entre las aurículas y
los ventrículos (orificios auriculoventriculares [AV] derecho e izquierdo). Estos anillos son el
sitio de inserción para las válvulas cardíacas, que permiten el flujo de la sangre en una sola di-
rección a través de los orificios.
La porción membranosa del tabique interventricular está formada por tejido conjuntivo denso y
carece de músculo cardíaco.
• Un sistema de conducción de los impulsos para iniciar y propagar los impulsos eléctricos que
causan la contracción del músculo cardíaco. Está formado por células musculares cardíacas muy
especializadas que generan y conducen los impulsos eléctricos con rapidez por todo el corazón.
La pared del corazón está compuesta por tres capas: epicardio, miocardio y endocardio
La pared cardíaca está compuesta por tres capas que de afuera hacia adentro son:
• El epicardio, que consiste en una capa de células mesoteliales en la superficie externa del co-
razón y su tejido conjuntivo subyacente. Los vasos sanguíneos y los nervios que irrigan e iner-
van el corazón transcurren en el epicardio y están rodeados por tejido adiposo que ejerce una ac-
ción amortiguadora para el órgano en la cavidad pericárdica.
• El miocardio, que está formado por músculo cardíaco, el componente principal del corazón.
El miocardio de los ventrículos es sustancialmente más grueso que el de las aurículas a causa de
la gran cantidad de músculo cardíaco.
• El endocardio, que consiste en una capa interna de endotelio y tejido conjuntivo subendotelial,
una capa media de tejido conjuntivo y células musculares lisas y una capa externa de tejido con-
juntivo, también llamada capa subendocárdica, que es continua con el tejido conjuntivo del
miocardio. El sistema conductor de impulsos del corazón está ubicado en la capa subendocárdica
del endocardio.
El tabique interventricular es la pared que separa el ventrículo derecho del ventrículo izquierdo.
Contiene músculo cardíaco excepto en su porción membranosa. Ambas superficies del tabique
están tapizadas por endocardio.
El tabique interauricular es mucho más delgado que el anterior. Este tabique posee una capa
central de músculo cardíaco y un revestimiento de endocardio en la superficie en contacto con
cada cavidad auricular.
Las válvulas cardíacas están fijadas al complejo esqueleto de tejido conjuntivo denso no modela-
do que forma los anillos fibrosos y rodea los orificios auriculoventriculares, aórtico y pulmonar.
Regulación intrínseca de la frecuencia cardíaca La contracción del corazón está sincronizada por fibras musculares cardíacas especializa-
das
El músculo cardíaco puede contraerse de manera rítmica sin ningún estímulo directo del sistema
nervioso.
La actividad eléctrica que estimula las contracciones cardíacas rítmicas se inicia dentro del co-
razón mismo.
[136]
Los impulsos eléctricos se generan en el nódulo sinoauricular (S-A) o sinusal, un grupo de
células musculares cardíacas especializadas que están situadas en la aurícula derecha en la des-
embocadura de la vena cava superior. El nódulo S-A también recibe el nombre de marcapaso
cardíaco.
Figura 2. Cavidades cardíacas y sis-
tema de conducción de los impulsos
(coloreado de amarillo).
La frecuencia de este marcapaso oscila entre 60 y 100 latidos/ minuto. El nódulo S-A inicia un
impulso que se propaga por el músculo cardíaco de las aurículas y a través de los haces interno-
dales compuestos por fibras musculares cardíacas modificadas.
El impulso llega así al nódulo auriculoventricular (A-V) y desde allí es conducido a través del
esqueleto fibroso hacia los ventrículos por el haz auriculoventricular de His.
El haz de His se divide en una rama derecha y una rama izquierda. Ambas ramas continúan di-
vidiéndose en ramificaciones subendoteliales formadas por las llamadas fibras de Purkinje.
El haz de His, sus ramas y las fibras de Purkinje están compuestos por células musculares cardí-
acas modificadas que se han especializado en la conducción de impulsos.
Los componentes del sistema de conducción transmiten los impulsos a una velocidad unas 4 ve-
ces mayor que las fibras musculares cardíacas comunes y son los únicos que pueden propagar los
impulsos a través del esqueleto fibroso.
El sistema cardionector también coordina la contracción de las aurículas y los ventrículos. La
contracción comienza en las aurículas y hace que la sangre pase a los ventrículos.
Una onda contráctil iniciada en la punta de los ventrículos empuja la sangre hacia la aorta y el
tronco de la pulmonar.
[137]
Regulación sistémica de la función cardíaca El ritmo cardíaco espontáneo puede ser alterado por impulsos nerviosos tanto de la división
simpática como parasimpática del sistema nervioso autónomo.
Los nervios autónomos no inician la contracción del músculo cardíaco sino que regulan la fre-
cuencia cardíaca (efecto cronotrópico) de acuerdo con las necesidades inmediatas del organismo.
La estimulación de los nervios parasimpáticos disminuye la frecuencia cardíaca
La inervación parasimpática del corazón proviene del nervio vago (par craneano X). Las fibras
presinápticas parasimpáticas establecen sinapsis con neuronas postsinápticas dentro del corazón,
las cuales terminan sobre todo en los nódulos S-A y A-V. La liberación del neurotransmisor ace-
tilcolina desde las terminaciones de estas fibras disminuye la frecuencia cardíaca (un efecto co-
nocido como bradicardia), reduce la fuerza del latido cardíaco y contrae las arterias coronarias.
La estimulación de los nervios simpáticos aumenta la frecuencia cardíaca
Las fibras presinápticas simpáticas que inervan el corazón provienen de los segmentos T1 a T6
de la médula espinal. Hacen sinapsis con los somas de las neuronas postsinápticas ubicadas en
los ganglios paravertebrales cervicales y torácicos de las cadenas simpáticas (troncos simpáti-
cos). Las fibras postsinápticas terminan en los nódulos S-A y A-V y se extienden hacia el mio-
cardio. Las fibras autónomas secretan la noradrenalina que determina que aumente la frecuencia
de las contracciones (un efecto conocido como taquicardia) y acrecienta la fuerza de la contrac-
ción muscular.
Hormonas circulantes y otras sustancias pueden regular la frecuencia cardíaca y la fuerza
de la contracción
Los cambios de la fuerza y la frecuencia de las contracciones del músculo cardíaco están regula-
dos por hormonas secretadas por la médula suprarrenal (adrenalina y noradrenalina) que llegan a
las células musculares cardíacas a través de la circulación coronaria.
La activación de los receptores adrenérgicos por la adrenalina y, con menor eficacia, por la nora-
drenalina produce un aumento de la fuerza de contracción (efecto inotrópico positivo) y taqui-
cardia.
Otras sustancias que tienen efectos inotrópico y cronotrópico positivos sobre el corazón son el
Ca2+
, las hormonas tiroideas, la cafeína, la teofilina y el glucósido cardíaco digoxina. Todas estas
sustancias aumentan la concentración intracelular de Ca2+
en los miocitos cardíacos.
Las sustancias que ejercen efectos inotrópico y cronotrópico negativos sobre el músculo cardíaco
son los antagonistas de los receptores adrenérgicos (como el propranolol) o los bloqueadores de
los canales de Ca2+
. Estas sustancias disminuyen la frecuencia cardíaca y la fuerza de contracción
del músculo cardíaco.
El sistema nervioso central verifica la tensión arterial y la función cardíaca a través de re-
ceptores especializados ubicados en el aparato cardiovascular
La actividad del aparato cardiovascular es vigilada por centros especializados en el sistema ner-
vioso central (SNC). En las paredes de los grandes vasos sanguíneos cercanos al corazón y den-
tro del corazón mismo hay receptores nerviosos sensitivos especializados que proveen informa-
ción sobre la tensión arterial.
La información recibida desde todos los tipos de receptores cardiovasculares inicia los reflejos
fisiológicos adecuados.
[138]
Los receptores funcionan como:
• Barorreceptores (receptores de presión alta), que detectan la tensión arterial general. Estos re-
ceptores están ubicados en el seno carotídeo y en el cayado aórtico.
• Receptores de volumen (receptores de presión baja), que están situados dentro de las paredes
de las aurículas y los ventrículos. Detectan la presión venosa central y proveen información al
SNC acerca de la distensión cardíaca.
• Quimiorreceptores, que detectan alteraciones en la tensión de oxígeno y dióxido de carbono y
en el pH. Estos receptores son el cuerpo o glomo carotideo y el cuerpo o glomo aórtico, que
están ubicados en la bifurcación de las carótidas y en el cayado aórtico, respectivamente. Estos
glomos están compuestos por grupos de células epitelioides asociadas con un plexo de fibras
nerviosas abundante. Ambos receptores intervienen en reflejos nerviosos que permiten el ajuste
del volumen minuto cardíaco y la frecuencia respiratoria.
• CARACTERÍSTICAS GENERALES DE ARTERIAS Y VENAS
Las paredes de las arterias y las venas están compuestas por tres capas llamadas túnicas
Las tres capas de la pared vascular, desde la luz hacia afuera, son:
• La túnica íntima, que es la capa más interna de la pared del vaso. Consiste en tres componen-
tes: a) una capa simple de células epiteliales planas o escamosas, el endotelio, b) la lámina basal
de las células endoteliales y c) la capa subendotelial compuesta por tejido conjuntivo laxo. En
este tejido conjuntivo a veces se encuentran células musculares lisas.
La capa subendotelial de la íntima en las arterias y las arteriolas contiene una lámina de material
elástico fenestrado que recibe el nombre de membrana elástica interna. Las fenestraciones per-
miten que las sustancias se difundan con facilidad a través de esta lámina y alcancen las células
más profundas de la pared del vaso.
• La túnica media, que está ubicada entre las otras dos túnicas y consiste principalmente en es-
tratos circunferenciales de células musculares lisas. En las arterias es relativamente gruesa y se
extiende desde la membrana elástica interna hasta la membrana elástica externa. La membrana
elástica externa es una lámina de elastina que separa la túnica media de la túnica adventicia.
• La túnica adventicia, que es la capa de tejido conjuntivo más externa. Está compuesta princi-
palmente por tejido colágeno y unas pocas fibras elásticas. Estos elementos de tejido conjuntivo
se mezclan gradualmente con el tejido conjuntivo laxo que rodea los vasos. El espesor de la túni-
ca adventicia tiene un espectro muy amplio. Puede ser relativamente delgada en la mayor parte
del sistema arterial hasta bastante gruesa en las vénulas y las venas, donde es el componente
principal de la pared vascular.
Además, la túnica adventicia de las arterias y las venas grandes contiene un sistema de vasos,
llamados vasa vasorum, que irrigan las paredes vasculares, lo mismo que una red de nervios
autónomos, llamados nervi vascularis, que controlan la contracción del músculo liso en las pare-
des del vaso.
Desde el punto de vista histológico los diversos tipos de arterias y venas se distinguen unos de
otros por el espesor de la pared vascular y las diferencias en cuanto a la composición de las túni-
cas.
[139]
La contracción y la relajación de las células musculares lisas en la túnica media influyen so-
bre el flujo y la presión de la sangre
La contracción del músculo liso en la túnica media de las arterias pequeñas y las arteriolas redu-
ce el diámetro de la luz de estos vasos (vasoconstricción) y aumenta la resistencia vascular. La
vasoconstricción conduce a un aumento de la tensión arterial, y en general es inducida por im-
pulsos nerviosos u hormonas circulantes.
La relajación de las células musculares lisas aumenta el diámetro luminal de los vasos (vasodila-
tación) y disminuye la resistencia vascular y la tensión arterial. La vasodilatación ocurre en res-
puesta a sustancias producidas por las células endoteliales, llamadas factores de relajación deri-
vados del endotelio (EDRF). Los EDRF más importantes son el óxido nítrico (NO) y sus com-
puestos afines, que son liberados por las células epiteliales en las arterias, los capilares sanguíne-
os e incluso los capilares linfáticos.
• ARTERIAS Se clasifican en tres tipos según su tamaño y según las características de la túnica media:
• Arterias grandes o elásticas
• Arterias medianas o musculares (la mayoría de las arterias que tienen "nombre")
• Arterias pequeñas y arteriolas
Arterias grandes (arterias elásticas) Las arterias elásticas tienen capas múltiples de láminas elásticas en sus paredes
Figura 3. Esquemas de una
arteria muscular (izquierda)
y de una arteria elástica
(derecha). La túnica media
de una arteria muscular tie-
ne mayoritariamente mús-
culo liso, mientras que la de
las arterias elásticas está
formada por capas de
músculo liso intercaladas
con láminas elásticas.
Las arterias elásticas más grandes, que son la aorta y la arteria pulmonar, transportan la sangre
desde el corazón hacia los circuitos sistémico y pulmonar, respectivamente.
Desde un punto de vista funcional las arterias elásticas sirven principalmente como vías de con-
ducción. Los ventrículos del corazón bombean la sangre hacia las arterias elásticas durante la
fase de contracción (sístole) del ciclo cardíaco. La presión generada por la contracción de los
ventrículos empuja la sangre a través de las arterias elásticas y a lo largo del árbol arterial. Al
[140]
mismo tiempo, también hace que la pared de las grandes arterias elásticas se distienda. La disten-
sión es limitada por la red de fibras colágenas de las túnicas media y adventicia. Durante la fase
de relajación (diástole) del ciclo cardíaco, cuando el corazón no genera presión, el retroceso elás-
tico de la pared arterial distendida actúa para mantener la tensión arterial y el flujo sanguíneo
dentro de los vasos.
El retroceso elástico inicial empuja la sangre tanto hacia adelante (la aleja del corazón) como
hacia atrás (la retorna hacia el corazón). El flujo sanguíneo retrógrado (hacia el corazón) hace
que se cierren las válvulas aórtica y pulmonar. El retroceso elástico prolongado mantiene el flujo
anterógrado continuo que aleja la sangre del corazón.
La túnica íntima de la arteria elástica consta de un endotelio, tejido conjuntivo subendote-
lial y una membrana elástica interna
La túnica íntima de las arterias elásticas es relativamente gruesa y está compuesta por:
• Endotelio de revestimiento con su lámina basal. Las células son típicamente planas y alarga-
das. Para formar la lámina epitelial las células están unidas por uniones ocluyentes y uniones de
hendidura (nexos).
• Capa subendotelial de tejido conjuntivo, que en las arterias elásticas más grandes contiene tan-
to fibras colágenas como fibras elásticas. El tipo celular principal en esta capa es la célula mus-
cular lisa. Esta es contráctil y secreta sustancia fundamental extracelular, así como fibras coláge-
nas y elásticas.
• Membrana (lámina) elástica interna, que en las arterias elásticas no se distingue con claridad
porque es una de las muchas láminas elásticas en la pared del vaso.
Las células endoteliales participan en la integridad estructural y funcional de la pared vascular.
Las propiedades funcionales de estas células cambian en respuesta a diversos estímulos. Este
proceso es conocido como activación endotelial. Entre los inductores de la activación endotelial
se encuentran los antígenos de bacterias y virus, las citotoxinas, los componentes del comple-
mento, los productos lipídicos y la hipoxia. Las células endoteliales activadas producen clases
diferentes de citocinas, linfocinas, factores de crecimiento, moléculas vasoconstrictoras y vasodi-
latadoras y moléculas que controlan la coagulación de la sangre. Por lo tanto, las células endote-
liales son participantes activas en una gran variedad de interacciones entre la sangre y el tejido
conjuntivo subyacente y son las responsables de muchas propiedades de los vasos.
Estas propiedades son:
• Mantenimiento de una barrera de permeabilidad selectiva, que permite el paso selectivo de
moléculas pequeñas y grandes desde la sangre hacia los otros tejidos y viceversa. El endotelio es
permeable a las moléculas hidrófobas (liposolubles) pequeñas (p. ej., oxígeno, dióxido de carbo-
no) que atraviesan con facilidad la membrana celular endotelial (difusión simple). En cambio, el
agua y las moléculas hidrófilas (hidrosolubles), como la glucosa, los aminoácidos y los electróli-
tos, no pueden difundirse. Estas moléculas y solutos deben ser transportados activamente a través
de la membrana plasmática.
• Mantenimiento de una barrera no trombógena entre las plaquetas de la sangre y el tejido sub-
endotelial al producir anticoagulantes (trombomodulina y otros) y sustancias antitrombógenas
(prostaciclina y activador del plasminógeno tisular). La lesión de las células endoteliales hace que estas
células liberen agentes protrombógenos (factor de von Willebrand, inhibidor del activador del plasminógeno), los
que a su vez determinan que las plaquetas se aglomeren y liberen factores que causan la formación de cuerpos sóli-
dos intravasculares, llamados trombos, que en potencia impiden la hemorragia.
[141]
• Modulación del flujo sanguíneo y la resistencia vascular por la secreción de vasoconstrictores
(endotelina, enzima convertidora de angiotensina) y vasodilatadores (EDRF/NO, prostaciclina).
• Regulación y modulación de las respuestas inmunitarias por el control de la interacción de
los linfocitos con la superficie endotelial. Esto se logra principalmente por la expresión de moléculas de
adhesión y sus receptores en la superficie libre del endotelio así como por la secreción de tres clases de interleucinas
(IL-l, IL-6 e IL-8).
• Síntesis hormonal y otras actividades metabólicas por la síntesis y secreción de diversos facto-
res de crecimiento. Además, las células endoteliales intervienen en la conversión de la angioten-
sina I en angiotensina II en el sistema renina-angiotensina que controla la tensión arterial así co-
mo en la inactivación de varios compuestos transportados por la sangre (noradrenalina, trombina,
prostaglandinas, bradicinina y serotonina).
• Modificación de las lipoproteínas por oxidación. Las lipoproteínas, en su mayoría LDL con un
contenido alto de colesterol, son oxidadas por radicales libres producidos por las células endote-
liales. Las LDL modificadas, a su vez, son incorporadas rápidamente por endocitosis por macró-
fagos que forman células espumosas. Las células espumosas constituyen un rasgo característico
de la formación de las placas ateroscleróticas.
La túnica media de las arterias elásticas consiste en capas múltiples de células musculares
lisas separadas por láminas elásticas
La túnica media es la más gruesa de las tres capas de las arterias elásticas y está compuesta por:
• Elastina en forma de láminas fenestradas entre las capas de células musculares. Las fenestra-
ciones facilitan la difusión de sustancias dentro de la pared arterial. La cantidad y el espesor de
las láminas se relacionan con la tensión arterial y la edad. Al nacer, la aorta está casi desprovista
de lámina elástica pero en el adulto hay entre 40 y 70 de estas láminas. En las personas con hi-
pertensión arterial aumentan tanto la cantidad como el espesor de las mismas.
• Células musculares lisas distribuidas en capas. Estas células están rodeadas por una lámina
(basal) externa. Sintetizan el colágeno, la elastina y las demás moléculas de la matriz extracelu-
lar. Esta característica es importante en la reparación normal de la pared vascular.
• Fibras colágenas y sustancia amorfa (proteoglucanos).
En la arteria elástica la túnica adventicia es una capa de tejido conjuntivo de relativa del-
gadez
La túnica adventicia suele tener menos de la mitad del espesor de la túnica media.
Consiste en:
• Fibras colágenas y fibras elásticas, estas últimas en la forma de una red (pero no láminas) que
está menos organizada que la de la túnica media. Las fibras colágenas contribuyen a impedir la
distensión de la pared arterial más allá de los límites fisiológicos.
• Fibroblastos y macrófagos, las células principales de la túnica adventicia.
• Vasos sanguíneos (vasa vasorum) y nervios (nervi vascularis). Las ramas de los vasa vasorum
penetran en la túnica media y proveen sustancias nutritivas a la porción externa de la pared vas-
cular. La porción interna de la pared recibe los nutrientes desde la luz del vaso.
[142]
Arterias medianas (arterias musculares) Las arterias musculares tienen más músculo liso y menos elastina en la túnica media que
las arterias elásticas
Entre las arterias elásticas y musculares no hay un límite neto. Algunas de estas arterias son difí-
ciles de clasificar porque tienen características intermedias entre los dos tipos.
Figura 4. Esquema de una arteria muscular de
mediano calibre en el que se muestran sus capas.
La túnica íntima es más delgada en las arterias musculares y contiene una membrana elás-
tica interna prominente
La túnica íntima es relativamente más delgada y consiste en un revestimiento endotelial con su
lámina basal, una capa subendotelial delgada de tejido conjuntivo y una membrana elástica in-
terna prominente.
La túnica media de las arterias musculares está compuesta casi en su totalidad por tejido
muscular liso con poco material elástico
La túnica media de las arterias musculares consiste en células musculares lisas entre fibras colá-
genas y una cantidad relativamente escasa de material elástico.
En esta capa, como en las arterias elásticas, no hay fibroblastos. Las células musculares lisas pro-
ducen el colágeno, la elastina y la sustancia fundamental
de la matriz extra celular.
La túnica adventicia es relativamente gruesa y con frecuencia está separada de la túnica
media por una membrana elástica externa reconocible
La túnica adventicia está compuesta por fibroblastos, fibras colágenas, fibras elásticas y, en al-
gunos vasos, adipocitos diseminados. Es relativamente gruesa, más o menos del mismo espesor
que la túnica media. Con frecuencia hay una concentración de material elástico justo en el límite
con la túnica media que forma la membrana elástica externa. En esta túnica discurren nervios y
vasos de pequeño calibre que emiten ramas que penetran en la túnica media.
Arterias pequeñas y arteriolas Las arterias pequeñas y las arteriolas se distinguen unas de otras por la cantidad de capas
de células musculares lisas en la túnica media
Por definición, las arteriolas tienen sólo una o dos capas de células musculares lisas en su túnica
media. Una arteria pequeña puede tener hasta unas ocho capas.
[143]
La túnica íntima de una arteria pequeña tiene una membrana elástica interna mientras que en una
arteriola esta membrana puede estar presente o no. El endotelio de ambas es esencialmente simi-
lar al de otras arterias.
Por último, la túnica adventicia es una delgada vaina conjuntiva mal definida que se confunde
con el tejido conjuntivo en el que transcurren estos vasos.
Las arteriolas controlan el flujo sanguíneo hacia las redes capilares por contracción de las
células musculares lisas
Las arteriolas sirven como reguladores del flujo hacia los lechos capilares. En la relación normal
entre una arteriola y una red capilar la contracción del músculo liso en la pared de la arteriola
reduce o bloquea la entrada de sangre en los capilares. Esta regulación dirige la sangre hacia los
sitios en los que más se la necesita. Por ejemplo, durante el ejercicio físico intenso, como al co-
rrer, el flujo sanguíneo hacia el músculo esquelético aumenta por dilatación de las arteriolas y el
flujo de sangre hacia los intestinos se reduce por constricción arteriolar. En cambio, luego de la
ingesta de una gran cantidad de alimentos ocurre lo contrario.
El engrosamiento leve del músculo liso en el origen de un lecho capilar que está en conexión con
una arteriola recibe el nombre de esfínter precapilar.
Figura 5. Tipos de microcirculación for-
mados por pequeños vasos sanguíneos.
1) Secuencia habitual arteriola →metar-
teriola →capilar →vénula →vena. 2) A-
nastomosis arteriovenosa. 3) Sistema
porta arterial, como en el glomérulo re-
nal. 4) Sistema porta venoso, como en el
hígado.
• CAPILARES Los capilares son los vasos sanguíneos de diámetro más pequeño
Los capilares forman redes vasculares sanguíneas que permiten que gases, metabolitos y produc-
tos de desecho atraviesen sus finas paredes. El cuerpo humano tiene alrededor de 80 000 kilóme-
tros de capilares, cada uno compuesto por una capa simple de células endoteliales y su lámina
basal.
Las células endoteliales forman un tubo con un tamaño apenas suficiente para permitir el paso de
los eritrocitos (glóbulos rojos), uno a la vez. En muchos capilares la luz es tan estrecha que los
eritrocitos se pliegan sobre sí mismos para poder pasar por el vaso.
[144]
Clasificación de los capilares
La estructura de los capilares varía en los diferentes tejidos y órganos. Según su morfología se
describen tres tipos de capilares: capilares continuos, capilares fenestrados y capilares disconti-
nuos.
Los capilares continuos son típicos del músculo, los pulmones y el SNC. En los cortes transver-
sales pueden verse uniones ocluyentes.
En algunos capilares continuos y vénulas poscapilares puede haber pericitos (células de Rouget)
en asociación con el endotelio, los cuales rodean íntimamente el capilar con sus prolongaciones
citoplasmáticas ramificadas y aparecen envueltos por una lámina basal que es continua con la del
endotelio.
Los capilares fenestrados son típicos de las glándulas endocrinas y de los sitios de absorción de
liquidas y metabolitos, como la vesícula biliar y el tubo digestivo.
Se caracterizan por tener fenestraciones que proveen canales a través de la pared capilar.
Figura 6. Representación tridimensional de
la estructura de un capilar con fenestraciones
en la pared. El corte transversal muestra que
la pared capilar está formada por dos células
endoteliales. Una lámina basal rodea las
células endoteliales.
Los capilares discontinuos (capilares sinusoides o sólo sinusoides) son típicos del hígado, el
bazo y la médula ósea. Tienen un diámetro mayor y una forma más irregular que los otros capila-
res. La lámina basal subendotelial puede faltar parcialmente o estar ausente por completo.
Aspectos funcionales de los capilares
Para comprender la función capilar hay que considerar dos puntos importantes: el flujo sanguí-
neo capilar (vasomotricidad) y la extensión o densidad de la red capilar.
El flujo sanguíneo se controla por medio de señales locales y sistémicas. En respuesta a los agen-
tes vasodilatadores (p. ej., EDRF, NO, tensión de 02 baja) el músculo liso de la pared de las arte-
riolas se relaja, lo que conduce a vasodilatación y a un aumento del flujo a través del sistema ca-
pilar. La presión dentro de los capilares aumenta y una gran parte del líquido plasmático es im-
pulsada hacia el tejido. Este proceso ocurre en el edema periférico.
Las señales sistémicas transmitidas por el sistema nervioso autónomo y la liberación de noradre-
nalina por la glándula suprarrenal causan la contracción del músculo liso de las arteriolas (vaso-
constricción), cuyo resultado es una disminución del flujo sanguíneo a través del lecho capilar.
[145]
En esta situación puede disminuir la presión capilar y aumentar mucho la absorción de líquido de
los tejidos. Esto ocurre cuando hay disminución del volumen sanguíneo y el proceso puede aña-
dir alrededor de 1 litro de líquido a la sangre para impedir el shock (choque) hipovolémico.
La densidad de la red capilar determina la extensión total de la superficie disponible para el in-
tercambio entre la sangre y los demás tejidos. La densidad de capilares se relaciona con la activi-
dad metabólica del tejido. El hígado, los riñones, el músculo cardíaco y el músculo esquelético
poseen redes capilares abundantes. El tejido conjuntivo denso tiene una actividad metabólica
menor y sus redes capilares son menos extensas.
• ANASTOMOSIS ARTERIOVENOSAS Las anastomosis arteriovenosas permiten que la sangre saltee los capilares al proveer rutas
directas entre las arterias y las venas
Por lo general en un lecho microvascular las arterias transportan la sangre hacia los capilares y
las venas los drenan. Sin embargo, no toda la sangre pasa necesariamente de las arterias a los ca-
pilares y de estos a las venas.
En muchos tejidos hay rutas directas entre las arterias y las venas que desvían la sangre para que
no pase por los capilares.
Estas rutas se denominan anastomosis arteriovenosas (AV). Son comunes en la piel de las puntas
de los dedos, en la nariz, en los labios y en el tejido eréctil del pene y del clítoris. La arteriola de
las anastomosis AV tiene una capa muscular lisa relativamente gruesa y posee una inervación
abundante.
A diferencia de lo que ocurre con los esfínteres precapilares ordinarios, la contracción del mús-
culo liso arteriolar en una anastomosis AV envía sangre a un lecho capilar; la relajación del
músculo liso envía la sangre hacia una vénula y saltea el lecho capilar.
Las anastomosis AV intervienen en la termorregulación a la altura de la superficie corporal. El
cierre de una anastomosis AV en la piel determina que la sangre circule a través del lecho capi-
lar, lo que aumenta la pérdida de calor. La apertura de una anastomosis AV en la piel reduce el
flujo sanguíneo a los capilares cutáneos, con lo que se conserva el calor corporal.
En tejido eréctil, como el del pene, el cierre de las anastomosis AV dirige el flujo sanguíneo
hacia el interior de los cuerpos cavernosos para iniciar la respuesta eréctil.
Además hay vías preferenciales, cuyo segmento proximal recibe el nombre de metarteriola, que
también permiten que un poco de sangre pase en forma más directa de una arteria a una vena.
Tanto de las arteriolas como de las metarteriolas surgen capilares.
Aunque los capilares propiamente dichos no tienen músculo liso en sus paredes, en su sitio de
origen arteriolar o metarteriolar hay un esfínter muscular liso llamado esfínter precapilar. Estos
esfínteres controlan la cantidad de sangre que pasa por el lecho capilar.
• VENAS Las túnicas de las venas no están tan bien definidas como las de las arterias. Se clasifican en tres
tipos según su tamaño:
[146]
• Venas pequeñas o vénulas, subclasificadas a su vez en vénulas poscapilares y vénulas muscu-
lares • Venas medianas
• Venas grandes
Aunque las venas grandes y medianas poseen tres capas, también llamadas túnica íntima, media
y adventicia, estos estratos no tienen límites tan nítidos como en las arterias. Las venas de me-
diano y gran calibre suelen transcurrir junto a las arterias de mediano y gran calibre.
Las venas tienen paredes más finas que sus arterias anexas y la luz de la vena es mayor que la de
la arteria.
La luz arteriolar suele ser permeable; la de la vénula con frecuencia está colapsada. Muchas ve-
nas, en especial las que transportan la sangre en contra de la fuerza de gravedad, como las de las
extremidades, contienen válvulas que aseguran que la sangre fluya en una sola dirección, de re-
torno al corazón. Las válvulas están formadas por valvas semilunares compuestas por una delga-
da lámina de tejido conjuntivo cubierta por células endoteliales.
Vénulas Las vénulas musculares se distinguen de las vénulas poscapilares porque tienen una túnica
media
Las vénulas poscapilares reciben sangre desde los capilares.
Poseen un revestimiento endotelial con su lámina basal y pericitos.
El endotelio de las vénulas poscapilares es el sitio de acción principal de los agentes vasoactivos
corno la histamina y la serotonina. La respuesta a estos agentes produce extravasación de líquido
y emigración de los leucocitos desde el vaso durante los cuadros de inflamación y las reacciones
alérgicas.
Las vénulas musculares se ubican a continuación de las vénulas poscapilares en la circulación
venosa de retorno al corazón.
Tienen una o dos capas de músculo liso que forman una túnica media. Estos vasos también pose-
en una túnica adventicia delgada.
Venas medianas Las venas medianas tienen un diámetro de hasta 10 mm.
Las válvulas representan una característica distintiva de estos vasos.
Las tres túnicas de la pared venosa son muy obvias en estas venas:
• La túnica íntima consiste en un endotelio con su lámina basal, una capa subendotelial delgada
con células musculares lisas dispersas entre los elementos del tejido conjuntivo y, en algunos ca-
sos, una membrana elástica interna fina.
• La túnica media de las venas de mediano calibre es mucho más delgada que la misma capa en
las arterias medianas. Contiene varios estratos de células musculares lisas entremezcladas con
fibras colágenas y elásticas.
• La túnica adventicia es típicamente más gruesa que la túnica media y está compuesta por fibras
colágenas y redes de fibras elásticas.
[147]
Figura 7. Esquema
que compara la es-
tructura de una arteria
muscular (izquierda)
y su vena acompañan-
te (derecha). Obsérve-
se que las túnicas
íntima y media están
muy desarrolladas en
la arteria, pero no en
la vena.
Venas grandes En las venas grandes la túnica media es relativamente delgada y la túnica adventicia es re-
lativamente gruesa
Son las venas con un diámetro superior a 10 mm.
La túnica íntima de estas venas consiste en un revestimiento endotelial con su lámina basal, una
pequeña cantidad de tejido conjuntivo subendotelial y algunas células musculares lisas.
La túnica media es relativamente delgada y contiene células musculares lisas, fibras colágenas y
algunos fibroblastos.
La túnica adventicia es la capa más gruesa de la pared vascular.
• VASOS LINFÁTICOS
Los vasos linfáticos transportan líquidos desde los tejidos hacia el torrente sanguíneo
Además de los vasos sanguíneos existe otro grupo de vasos por los cuales circula un líquido lla-
mado linfa en la mayor parte del organismo. Estos vasos linfáticos son auxiliares de los vasos
sanguíneos pero mientras que estos transportan sangre, los vasos linfáticos son unidireccionales
porque sólo transportan la linfa desde los tejidos hacia la sangre.
Los vasos linfáticos de calibre más pequeño se llaman capilares linfáticos y son especialmente
abundantes en el tejido conjuntivo laxo subyacente al epitelio de la piel y de las membranas mu-
cosas. Comienzan como "fondos de saco ciegos" en los lechos microvasculares y convergen en
vasos de calibre cada vez mayor, llamados vasos linfáticos, que finalmente se reúnen para for-
mar dos conductos principales que desembocan en el torrente sanguíneo a la altura de las grandes
venas de la base del cuello.
[148]
Figura 8. Diagrama de la microcircu-
lación. Junto con el lecho vascular
sanguíneo se ilustran los vasos linfáti-
cos que se originan en fondos de saco
ciegos. Obsérvese la presencia de los
filamentos de anclaje y del sistema
valvular en los vasos linfáticos.
El mayor de los vasos linfáticos, que drena una gran parte del organismo y desemboca en el án-
gulo venoso izquierdo del cuello, es el conducto torácico. El otro conducto principal que drena
en el ángulo yugulosubclavio derecho es el conducto linfático derecho (ex gran vena linfática).
Los capilares linfáticos son más permeables que los capilares sanguíneos y recogen el exce-
so de líquido con proteínas abundantes que hay en los tejidos
Los capilares linfáticos forman una red de vasos de pequeño calibre en los tejidos. Dada su ma-
yor permeabilidad, son más eficaces que los capilares sanguíneos para extraer el líquido con pro-
teínas abundantes del espacio intercelular. Una vez que el líquido recogido entra en el vaso linfá-
tico se denomina linfa.
Figura 9. Ultraestructura de un capilar
linfático. Obsérvese la superposición de
los bordes libres de las células endotelia-
les, la lámina basal discontinua (flechas)
y la trama de fibrillas colágenas de ancla-
je (AF).
[149]
Los vasos linfáticos también sirven como vía de transporte preferencial de proteínas y lípidos
que son demasiado grandes para atravesar las fenestraciones de los capilares del intestino delga-
do.
Antes de llegar a la sangre la linfa pasa por los ganglios linfáticos, donde es expuesta a las célu-
las del sistema inmunitario. Por lo tanto, los vasos linfáticos representan además un componente
integral del sistema inmunitario.
Los capilares linfáticos son esencialmente conductos revestidos por endotelio que, a diferencia
de los capilares sanguíneos típicos, carecen de una lámina basal continua. Esta lámina basal in-
completa podría explicar su gran permeabilidad. Entre la lámina basal incompleta y el colágeno
perivascular se extienden filamentos de anclaje, que contribuirían a impedir el colapso de la pa-
red de los vasos en los momentos en que aumenta la presión en los tejidos.
Conforme aumenta el calibre de los vasos linfáticos su pared se torna más gruesa. El espesor ca-
da vez mayor es producto del aumento del tejido conjuntivo y de haces de músculo liso. Los va-
sos linfáticos poseen válvulas que impiden el reflujo de la linfa, con lo que se asegura un flujo
unidireccional.
El sistema vascular linfático carece de una bomba central. El avance de la linfa es lento y está
impulsado sobre todo por la compresión de los vasos linfáticos por los músculos esqueléticos
contiguos.
Ross, M.; Pawlina, W. Histología: texto y atlas color con biología celular y molecular. 5
a ed. 2
a reimp. Buenos
Aires: Médica Panamericana, 2008
Junqueira, L.; Carneiro, J. Histología Básica. 10a ed. Guanabara Koogan, 2004
[150]
[151]
Capítulo 13. SISTEMA LINFÁTICO
• GENERALIDADES DEL SISTEMA LINFÁTICO
El sistema linfático consiste en grupos de células, tejidos y órganos que vigilan las superficies
corporales y los compartimientos líquidos internos y reaccionan ante la presencia de sustancias
potencialmente nocivas.
Los linfocitos son el tipo celular que define el sistema linfático y son las células efectoras en la
respuesta del sistema inmunitario a las sustancias nocivas. Este sistema comprende el tejido
linfático difuso, los nódulos linfáticos, los ganglios linfáticos, el bazo, la médula ósea y el ti-
mo.
Los diversos órganos linfáticos y los tejidos linfáticos a menudo se agrupan colectivamente en lo
que se conoce como sistema inmunitario.
Los vasos linfáticos comunican partes del sistema con el sistema vascular sanguíneo.
Los tejidos linfáticos son los sitios donde los linfocitos proliferan, se diferencian y maduran.
Además, en el timo, la médula ósea y el tejido linfático asociado con el intestino (GALT) los lin-
focitos se "educan" para reconocer y destruir antígenos específicos. Éstos son células inmuno-
competentes pueden distinguir entre lo "propio" (moléculas que normalmente están presentes en
un organismo) y lo "no propio" (moléculas extrañas, o sea que su presencia no es normal).
Un antígeno es cualquier sustancia que pueda inducir una respuesta inmunitaria específica
El cuerpo humano está expuesto de manera constante a microorganismos patógenos (causantes
de enfermedades) y a agentes nocivos del medio externo (microorganismos infecciosos, toxinas
y células y tejidos extraños).
Además, en las células pueden ocurrir cambios (como la transformación de células normales en
células de cáncer) que les impartan características de células extrañas. Una respuesta inmunitaria
se genera contra un antígeno específico.
Las respuestas inmunitarias pueden dividirse en defensas inespecíficas (innatas) y específi-
cas (adaptativas)
El organismo posee dos líneas de defensas inmunitarias contra los invasores extraños y las célu-
las transformadas.
• Inmunidad inespecífica o innata. Estas defensas consisten en: 1) barreras físicas (p. ej., la piel
y las membranas mucosas) que impiden la invasión de los tejidos por los microorganismos ex-
traños, 2) defensas químicas (p. ej., pH bajo) que destruyen muchos microorganismos invasores,
3) diversas sustancias de secreción (p. ej., tiacianato en la saliva, lisozimas, interferones, fibro-
nectina y complemento en el suero) que neutralizan las células extrañas y 4) células fagocíticas
(p. ej., macrófagos, neutrófilos y monocitos) y linfocitos NK (destructores naturales).
• Inmunidad específica o adaptativa. Si fallan las defensas inespecíficas, el sistema inmunitario
provee defensas específicas o adaptativas que atacan a invasores específicos. El contacto inicial con un agente extraño o antígeno específico inicia una cadena de reacciones en las que partici-
pan células efectoras del sistema inmunitario y con frecuencia conduce a un estado de "memoria"
[152]
inmunológica. Durante las respuestas inmunitarias adaptativas se activan linfocitos B y T especí-
ficos para destruir los microorganismos invasores.
Se han identificado dos tipos de defensas específicas: la respuesta humoral, cuya consecuencia
es la producción de proteínas llamadas anticuerpos que marcan a los invasores para su destruc-
ción por otras células del sistema inmunitario, y la respuesta celular, en la cual células citotóxi-
cas específicas destruyen las células transformadas y las células infectadas por virus.
• CÉLULAS DEL SISTEMA LINFÁTICO
Generalidades Entre las células del sistema inmunitario se encuentran los linfocitos y diversas células de
sostén
Los linfocitos y una gran variedad de células de sostén constituyen las células del sistema inmu-
nitario.
Se describen tres tipos principales de linfocitos: los linfocitos B, los linfocitos T y los linfocitos
NK.
Las células de sostén interaccionan con los linfocitos y cumplen funciones importantes en la pre-
sentación de los antígenos a los linfocitos y en la regulación de las respuestas inmunitarias. Estas
células comprenden los monocitos, los macrófagos, los neutrófilos, los basófilos, los eosinófi-
los, las células reticulares, las células dendríticas, las células de Langerhans y las células epi-
teliorreticulares.
En los nódulos linfáticos, los ganglios linfáticos y el bazo las células reticulares y las fibras reti-
culares producidas por estas células forman redes complejas. Los linfocitos, los macrófagos, las
células dendríticas, y otras células del sistema inmunitario se alojan en estas redes y en el tejido
conjuntivo laxo del organismo; las células de Langerhans están sólo en los estratos intermedios
de la epidermis. En estos sitios cumplen su misión de vigilancia y defensa. En el timo las células
epiteliorreticulares forman la malla estructural dentro del tejido.
Las diferentes células del tejido linfático y hematopoyético poseen moléculas de superficie celu-
lar exclusivas.
Estos marcadores específicos, llamados moléculas de cúmulo de diferenciación (CD), se desig-
nan con números de acuerdo con un sistema internacional.
Linfocitos Para entender la función de los linfocitos debe tenerse en cuenta que la mayoría de estas células
(alrededor del 70%) en la sangre o la linfa constituyen un fondo común circulante de células
inmunocompetentes.
Estos linfocitos participan en un ciclo durante el cual abandonan la circulación sistémica para
introducirse en el tejido linfático. Mientras se encuentran en el tejido linfático tienen a su cargo
la vigilancia inmunológica de los tejidos vecinos. Después retornan a la circulación sistémica. Esta población celular consiste principalmente en linfocitos maduros de vida larga.
Los linfocitos maduros han desarrollado la capacidad de reconocer antígenos extraños y respon-
der a ellos y están en tránsito desde un sitio del tejido linfático hacia otro.
[153]
El 30% restante de los linfocitos de los vasos sanguíneos no circula entre los tejidos linfáticos y
el circuito vascular sistémico. Esta población comprende en su mayor parte células inmaduras o
linfocitos activados de vida corta cuyo destino es un tejido específico.
Estos linfocitos abandonan los capilares y migran directamente hacia los tejidos, en especial
hacia el tejido conjuntivo subyacente al epitelio de revestimiento de las mucosas de los aparatos
respiratorio, digestivo y urogenital.
Desde el punto de vista funcional, en el organismo hay tres tipos principales de linfocitos: linfo-
citos T, linfocitos B y linfocitos NK. La clasificación funcional de los linfocitos es independiente
de sus características morfológicas.
Los linfocitos T se diferencian en el timo y constituyen la mayoría de los linfocitos circulan-
tes
Los linfocitos T (células T) se llaman así porque se diferencian en el timo. Tienen una vida larga
e intervienen en la inmunidad mediada por células. Representan del 60 al 80% de los linfocitos
circulantes.
Se clasifican según tengan o no otros dos marcadores superficiales importantes: CD4 y CD8.
• Los linfocitos T CD4+ coadyuvantes (colaboradores o "helper") son linfocitos T que también
expresan marcadores CD4. Estas células se subdividen en dos grupos por su capacidad de secre-
tar citocinas. Los linfocitos Th1, interaccionan con los linfocitos T CD8+ citotóxicos, los linfoci-
tos NK y los macrófagos en las respuestas inmunitarias mediadas por células y son indispensa-
bles para el control de los agentes patógenos intracelulares, como los virus y ciertos microorga-
nismos.
El otro grupo de linfocitos T coadyuvantes se denomina linfocitos Th2. Interaccionan con los
linfocitos B y son indispensables para el inicio de las respuestas inmunitarias mediadas por anti-
cuerpos que controlan los agentes patógenos extracelulares.
• Los linfocitos T CD8+ citotóxicos son linfocitos T que también expresan marcadores CD8. In-
tervienen en la destrucción de otras células diana, como las células infectadas por virus, las célu-
las transformadas por cáncer, las células infectadas por microorganismos intracelulares, los pará-
sitos y las células trasplantadas.
• Los linfocitos T gamma/ delta constituyen una población pequeña de linfocitos T que no tienen
marcador CD8 ni CD4 en su superficie.
Estas células se desarrollan en el timo y migran hacia tejidos epiteliales diversos (p. ej., epider-
mis y epitelio de revestimiento de las mucosas oral, intestinal y vaginal). Una vez que colonizan
un tejido epitelial no recirculan entre la sangre y los órganos linfáticos. Tienen una ubicación es-
tratégica en las interfaces entre los medios externo e interno y actúan como la primera línea de
defensa contra los microorganismos invasores.
Los linfocitos B se diferencian en los órganos bursaequivalentes y participan en la inmuni-
dad humoral (mediada por anticuerpos)
El nombre de los linfocitos B hace alusión a la bolsa de Fabricio, estructura anexa a la cloaca de
las aves en la que se los identificó por primera vez.
En los mamíferos, que no poseen bolsa de Fabricio, los linfocitos B se diferencian en órganos
bursaequivalentes como la médula ósea o el tejido linfático asociado con el intestino (GALT).
[154]
Estos linfocitos participan en la síntesis de los diversos anticuerpos circulantes, también llama-
dos inmunoglobulinas (Ig), que son las proteínas asociadas con la inmunidad humoral.
Estas células constituyen entre el 20 y el 30% de los linfocitos circulantes.
Los linfocitos NK (destructores naturales) no son linfocitos T ni linfocitos B y están especia-
lizados para destruir ciertos tipos de dianas celulares
Los linfocitos NK, que se originan en la misma célula precursora que los linfocitos B y T, reci-
ben su nombre (natural killer) por la capacidad que tienen de destruir ciertos tipos de células dia-
na.
Totalizan alrededor del 5 al 10% de los linfocitos circulantes.
Durante su desarrollo se programan genéticamente para reconocer células transformadas (es de-
cir, células infectadas por un virus o células del cáncer).
Los linfocitos NK destruyen las células diana en una forma semejante a la de los linfocitos T
CD8+ citotóxicos. Después del reconocimiento de una célula transformada los linfocitos NK li-
beran perforinas y granzimas (fragmentinas), sustancias que crean canales en la membrana
plasmática de la célula, lo cual induce su autodestrucción (un proceso conocido como apoptosis).
Desarrollo y diferenciación de los linfocitos
Los linfocitos sufren diferenciación en los órganos linfáticos primarios
En los seres humanos la médula ósea y el GALT (denominados en conjunto órganos bursaequi-
valentes) y el timo se han identificado como órganos linfáticos primarios o centrales.
Los linfocitos se diferencian en células inmunocompetentes en esos órganos.
Al principio los linfocitos son programados genéticamente para que reconozcan un solo antígeno
de entre una cantidad casi infinita de antígenos posibles, un proceso denominado proliferación y
diferenciación antígeno-independiente. Estas células inmunocompetentes entran luego en la
sangre o la linfa y son transportadas por todo el organismo para que se dispersen en el tejido con-
juntivo.
Los linfocitos sufren activación antígeno-dependiente en los órganos linfáticos secundarios
Los linfocitos inmunocompetentes (junto con macrófagos y plasmocitos derivados de linfocitos
B) se organizan alrededor de células reticulares y sus fibras reticulares para formar los tejidos y
órganos linfáticos efectores, o sea los nódulos linfáticos, los ganglios linfáticos, las amígdalas y
el bazo.
Dentro de estos órganos linfáticos secundarios o periféricos los linfocitos T y B sufren activa-
ción antígeno-dependiente para convertirse en linfocitos efectores y linfocitos con memoria.
Respuestas inmunitarias frente a antígenos
La inflamación es la respuesta inicial frente a un antígeno
La reacción inicial del organismo ante la invasión por un antígeno, sea una molécula extraña o
un microorganismo patógeno, es el mecanismo de defensa inespecífico conocido como respuesta
inflamatoria.
La respuesta inflamatoria puede secuestrar el antígeno, digerirlo físicamente con enzimas secre-
tadas por los neutrófilos o fagocitarlo y degradarlo en el citoplasma de los macrófagos. La de-
[155]
gradación de los antígenos por los macrófagos puede conducir a la presentación de una porción
del antígeno a los linfocitos inmunocompetentes para despertar una respuesta inmunitaria especí-
fica.
Las respuestas inmunitarias específicas pueden ser primarias o secundarias
Cuando las células inmunocompetentes encuentran un antígeno extraño (p. ej., los antígenos aso-
ciados con microorganismos patógenos, trasplantes de tejidos o toxinas) se genera una respuesta
inmunitaria especifica contra ese antígeno.
La respuesta inmunitaria primaria ocurre en el primer encuentro del organismo con un antíge-
no. Esta respuesta se caracteriza por un período de latencia de varios días antes de que en la san-
gre puedan detectarse anticuerpos (principalmente IgM) o linfocitos específicos dirigidos contra
el antígeno invasor.
La primera respuesta a un antígeno es iniciada por un solo linfocito B que han sido programados
genéticamente para responder ante ese antígeno específico. Después de esta respuesta algunos
linfocitos B antígeno-específicos permanecen en la circulación como células con memoria.
La respuesta inmunitaria secundaria suele ser más rápida y más intensa (con una concentración
mayor de anticuerpos secretados, por lo general de la clase IgG) que la respuesta primaria porque
ya hay linfocitos B con memoria que están programados para responder ante ese antígeno especí-
fico.
La respuesta secundaria es el fundamento de la mayoría de las inmunizaciones contra las infec-
ciones bacterianas y virales comunes.
Algunos antígenos, como la penicilina y las ponzoñas de artrópodos, pueden desencadenar una
respuesta inmunitaria secundaria intensa que produzca una reacción de hipersensibilidad o in-
cluso un shock (choque) anafiláctico.
Sin embargo, los anticuerpos en sí mismos no matan ni destruyen a los antígenos invasores sino
que simplemente los marcan para su destrucción por las células del sistema inmunitario.
Los dos tipos de respuestas inmunitarias específicas son la respuesta humoral (mediada por
anticuerpos) y la respuesta celular (mediada por células)
En general el encuentro con un antígeno dado desencadena una respuesta que puede ser mediada
por anticuerpos (respuesta inmunitaria humoral) o mediada por linfocitos (respuesta inmunitaria
celular).
• La inmunidad humoral está mediada por anticuerpos que actúan en forma directa sobre el
agente invasor. Estos anticuerpos son producidos por los linfocitos B y por los plasmocitos deri-
vados de ellos.
• La inmunidad celular está mediada por linfocitos T específicos que atacan y destruyen las
células propias infectadas por virus o las células extrañas. La inmunidad mediada por células es
importante en la defensa contra las infecciones por virus, hongos y micobacterias así como con-
tra las células de tumores.
La inmunidad celular también es responsable del rechazo de los trasplantes.
Los linfocitos T colaboradores y citotóxicos reconocen antígenos que están unidos a molé-
culas MHC y se fijan a ellos
[156]
Para entender cómo se inician las respuestas inmunitarias específicas (respuesta mediada por an-
ticuerpos y respuesta mediada por células) hay que comprender el papel central desempeñado
por los linfocitos T colaboradores y los linfocitos T citotóxicos.
Los linfocitos T colaboradores (helper) y los linfocitos T citotóxicos actúan como las "patrullas"
del sistema inmunitario.
Ambas clases de linfocitos poseen un receptor de las células T (TCR), una proteína transmem-
brana cuya porción expuesta está sobre la membrana celular. El TCR reconoce al antígeno sólo
cuando éste se halla adherido a "moléculas de identificación", las moléculas del MHC (complejo
mayor de histocompatibilidad).
Además los linfocitos T helper sólo pueden reconocer un antígeno cuando se lo "presentan" las
llamadas células presentadoras de antígenos (APC).
Los linfocitos T citotóxicos sólo pueden reconocer al antígeno en otras células del organismo,
como las células transformadas por cáncer o infectadas por un virus.
Las dos clases de moléculas del MHC (I y II) exhiben péptidos en la superficie de las células
Las moléculas del MHC exhiben en la superficie celular, pequeños fragmentos de proteínas ex-
trañas digeridas.
Estas proteínas se unen a las moléculas del MHC dentro de la célula y después son transportadas
hacia la superficie celular.
La molécula del MHC I se expresa en la superficie de todas las células nucleadas y de las pla-
quetas. Las moléculas del MHC I actúan como blanco para permitir la eliminación de células
propias anormales (p.ej. células infectadas por virus o células transformadas por cáncer).
La molécula del MHC II tiene una distribución limitada. Se expresa en la superficie de todas las
células presentadoras de antígenos (p. ej. macrófagos). Estas moléculas presentan a los linfocitos
colaboradores, los péptidos extraños que han sufrido endocitosis y que han sido digeridos par-
cialmente por las mencionadas células presentadoras de antígenos.
Activación de los linfocitos T y B
Cuando un linfocito T colaborador reconoce un antígeno unido a una molécula del MHC, se “ac-
tiva” y libera citocinas, sustancias químicas con propiedades inmunológicas.
Las citocinas específicas secretadas por los linfocitos T CD4+ colaboradores se llaman interleu-
cinas (IL). Las interleucinas estimulan a otros linfocitos T, a los linfocitos B y a los linfocitos
NK para que se diferencien y proliferen.
Cuando un linfocito T citotóxico reconoce un complejo antígeno-MHC, también se activa y libe-
ra citocinas que estimulan a las células para que proliferen y destruyan a las células propias
anormales.
La molécula del MHC I con el antígeno exhibido en su superficie interacciona sólo con los linfo-
citos T CD8+ citotóxicos; en consecuencia, se dice que estas células están restringidas para
MHC I. Esta interacción permite que los linfocitos T citotóxicos reconozcan células diana infec-
tadas o transformadas.
En cambio, la molécula del MHC II con el antígeno exhibido en su superficie interacciona sólo
con los linfocitos T CD4+ colaboradores; por lo tanto, se dice que estas células están restringidas
para MHC II.
[157]
Figura1 . Comparación entre la respuesta inmunológica de base humoral y celular. Respuesta humoral: los antíge-
nos del microorganismo invasor reaccionan con anticuerpos de la superficie de los linfocitos, activando estas célu-
las. Estos linfocitos activados proliferan y se diferencian en células de memoria inmunológica y en células plasmáti-
cas, secretoras de anticuerpos, para neutralizar el microorganismo. Respuesta celular: los linfocitos T citotóxicos se
activan por el contacto con una célula que presenta antígenos en su superficie, que forman complejos con moléculas
MHC I, produciéndose células T citotóxicas de memoria inmunológica y productoras de perforinas, que rompen la
membrana plasmática de las células infectadas por el virus
Para que los linfocitos B se activen y se diferencien en plasmocitos deben interaccionar con
linfocitos T colaboradores
Cada linfocito B reacciona sólo con un único antígeno que ha sido programado genéticamente
para reconocer.
Estos linfocitos se activan por la unión del antígeno a los receptores de las células B (anticuerpos
unidos a la membrana) expresados en su superficie. Como se trata de una célula presentadora de
antígenos, el linfocito B digiere parcialmente el antígeno y luego exhibe partes de él en la super-
ficie de sus propias moléculas de MHC II. El linfocito T colaborador CD4+ reconoce tanto el
[158]
antígeno como la molécula de MHC II y se activa, liberando interleucinas que promueven las
mitosis y la diferenciación de los linfocitos B.
Los linfocitos B activados se diferencian en:
• Plasmocitos, que sintetizan y secretan un anticuerpo específico. Durante este proceso los linfo-
citos B activados sufren un cambio: en lugar de sintetizar sus anticuerpos proteínas receptoras de
la membrana plasmática, pasan a producir una versión de anticuerpos soluble.
• Linfocitos B con memoria, que responden con una rapidez mayor ante el siguiente encuentro
con el mismo antígeno.
El anticuerpo específico producido por el plasmocito se une al antígeno estimulador para formar
un complejo antígeno-anticuerpo. Estos complejos se eliminan de varias maneras, entre ellas la
destrucción por linfocitos NK y la fagocitosis por macrófagos y eosinófilos.
Figura 2. Un linfocito T colaborador se activa por la interacción con un antígeno procesado y situado en la superfi-
cie de un macrófago. Luego de activarse, produce interleucinas (IL), que inducen la activación, proliferación y dife-
renciación de los linfocitos B, lo que da lugar a la producción de linfocitos B de memoria inmunológica y a la sínte-
sis de células plasmáticas secretoras de anticuerpos.
En la citotoxicidad mediada por células dependiente de anticuerpos las moléculas de IgG
dirigen a los linfocitos NK hacia sus blancos
Las membranas de varias células (entre ellas los linfocitos NK, los macrófagos, los neutrófilos y
los eosinófilos) poseen receptores de inmunoglobulinas en su membrana plasmática y pueden
destruir ciertos blancos celulares.
El reconocimiento y la destrucción ulterior de las dianas celulares cubiertas de anticuerpo por los
linfocitos NK recibe el nombre de citotoxicidad mediada por células dependiente de anticuer-
pos (CCDA).
[159]
Si el antígeno es una bacteria, el complejo antígeno-anticuerpo también puede activar un sistema
de proteínas plasmáticas llamado sistema del complemento y determinar que uno de sus compo-
nentes se fije a la bacteria y facilitando su fagocitosis por los macrófagos.
En la respuesta inmunitaria mediada por células, los linfocitos T citotóxicos alcanzan las
células infectadas por virus y las células transformadas y las destruyen
Cuando un linfocito T citotóxico reconoce un complejo antígeno-MHC I en la superficie de una
célula transformada o infectada por un virus y se une a él, se desencadena el proceso de activa-
ción.
Primero, los linfocitos T citotóxicos sufren "expansión clonal" porque sufren mitosis seguidas
por la diferenciación en células efectoras ("destructoras"). Durante la diferenciación se forma una
gran cantidad de vesículas que contienen proteínas específicas, entre las que hay perforinas y
granzimas (fragmentinas)
Las perforinas son secretadas y generan poros que entran en la célula diana mediante la forma-
ción de canales en su membrana celular. Estos canales causan un aumento de la permeabilidad de
la membrana que contribuye a la muerte celular.
Las granzimas proteinasas (enzimas que degradan proteínas) que pasan a las células diana a tra-
vés de los poros creados por las perforinas. Una vez dentro de la célula inducen la muerte celular
(apoptosis).
Después de destruir a la célula diana la mayoría de los linfocitos T citotóxicos activados mueren
pero algunos de los se convierten en células con memoria.
Los linfocitos T supresores inhiben las respuestas inmunitarias de otros linfocitos
Una vez que las reacciones inmunitarias se inician por el contacto con el antígeno el sistema in-
munitario es capaz de controlar la magnitud de esta respuesta y de terminarla en el transcurso del
tiempo.
Ciertos linfocitos T llamados linfocitos T supresores disminuyen o suprimen las respuestas de
los otros linfocitos al antígeno.
Estas células pertenecen a la población de los linfocitos T CD4+.
Secretan citocinas que suprimen la proliferación de clases específicas de células efectoras T y B,
es decir, que disminuyen o suprimen la formación de anticuerpos por los linfocitos B y también
reducen la capacidad de los linfocitos T citotóxicos para desarrollar una respuesta inmunitaria
mediada por células.
Células presentadoras de antígenos (APC) Las APC interaccionan con los linfocitos T CD4 + colaboradores para facilitar las respues-
tas inmunitarias
La interacción entre la mayoría de los antígenos y los anticuerpos en la superficie de los linfoci-
tos B es insuficiente para estimular las respuestas inmunitarias.
El antígeno tiene que ser fragmentado y presentado por las APC en conjunto con moléculas del
MHC II a los linfocitos T CD4+ colaboradores adecuados.
Entre las APC se encuentran los macrófagos, los macrófagos perisinusoidales (células de Kupf-
fer) del hígado, las células de Langerhans de la epidermis, las células epiteliorreticulares del
timo y las células dendríticas del bazo y los ganglios linfáticos.
.
[160]
Para presentar un antígeno a un linfocito T colaborador la APC primero procesa intracelularmen-
te el antígeno (lo “digiere”) y luego exhibe los péptidos antigénicos en su superficie.
Después del contacto con un antígeno, los macrófagos sufren un proceso de activación que se
caracteriza por múltiples cambios morfológicos y funcionales: aumenta de tamaño y también
aumenta la cantidad de lisosomas y vacuolas citoplasmáticas. El macrófago activado se torna
ávidamente fagocítico e incrementa su capacidad de lisar los microorganismos patógenos fagoci-
tados.
Los macrófagos activados destruyen las bacterias y los antígenos extraños que han fagoci-
tado
Los macrófagos también cumplen una función importantísima al secuestrar y eliminar materiales
extraños y microorganismos que no despiertan una respuesta inmunitaria o que son fagocitados
pero no digeridos.
Aquí se incluyen partículas orgánicas e inorgánicas (ej., partículas de carbón), pigmento (ej., de
los tatuajes), celulosa y asbesto así como los bacilos de la tuberculosis y la lepra y los microor-
ganismos que causan el paludismo y otras enfermedades. En estos casos los macrófagos suelen
fusionarse para formar células gigantes de cuerpo extraño.
• TEJIDOS Y ÓRGANOS LINFÁTICOS
Vasos linfáticos Los vasos linfáticos constituyen la vía por la cual las células y las moléculas grandes retornan a
la sangre desde los espacios del tejido. Los vasos linfáticos comienzan como redes de capilares
ciegos en el tejido conjuntivo laxo.
Son muy abundantes debajo de la epidermis y el epitelio superficial de las membranas mucosas.
Estos vasos extraen sustancias y líquido de los espacios extracelulares del tejido conjuntivo para
formar la linfa.
Dado que las paredes de los capilares linfáticos son más permeables que las de los capilares san-
guíneos, las moléculas grandes como los antígenos y las células se introducen con más facilidad.
Conforme circula por los vasos linfáticos, la linfa atraviesa los ganglios linfáticos.
Dentro de los ganglios las sustancias extrañas (antígenos) transportadas en la linfa son atrapadas
por las células dendríticas foliculares (células presentadoras de antígenos).
Los linfocitos circulan tanto en los vasos linfáticos como en los vasos sanguíneos
La circulación de los linfocitos a través de los vasos linfáticos y sanguíneos permite que se des-
placen de una parte del sistema linfático a otra y alcancen los sitios del cuerpo donde se los nece-
sita.
Los linfocitos transportados por la linfa entran en los ganglios linfáticos a través de los vasos
linfáticos aferentes mientras que los que circulan en la sangre se introducen en el parénquima
ganglionar a través de las paredes de las vénulas poscapilares.
Los linfocitos B y T migran hacia diferentes regiones del ganglio linfático donde se asientan.
[161]
Tejido linfático difuso y nódulos linfáticos El tejido linfático difuso y los nódulos linfáticos protegen al organismo contra los agentes
patógenos y constituyen el sitio de la respuesta inmunitaria inicial
El tubo digestivo, las vías respiratorias y el aparato urogenital se hallan protegidos por acumula-
ciones de tejido linfático que no está encerrado por una cápsula.
Los linfocitos y otras células libres de este tejido se sitúan en la lámina propia (tejido subepite-
lial) de la mucosa.
Esta forma de tejido linfático recibe el nombre de tejido linfático difuso o tejido linfático aso-
ciado con las mucosas (MALT).
La ubicación de estas células es estratégica porque así pueden interceptar los antígenos e iniciar
una respuesta inmunitaria. Después del contacto con el antígeno se desplazan hasta los ganglios
linfáticos regionales, donde proliferan y se diferencian.
La progenie de estas células retorna luego a la lámina propia en la forma de linfocitos B y T
efectores.
Los nódulos linfáticos son acumulaciones bien definidas de linfocitos contenidas en una ma-
lla de células reticulares
Además del tejido linfático difuso, en las paredes del tubo digestivo, las vías respiratorias y el
aparato urogenital es común encontrar concentraciones focalizadas de linfocitos. Estas concen-
traciones, llamadas folículos o nódulos linfáticos, tienen un límite muy nítido pero no están en-
capsuladas.
Un nódulo linfático que consiste sobre todo en linfocitos pequeños se denomina nódulo o folícu-
lo primario. No obstante, la mayoría de los nódulos son nódulos o folículos secundarios y pose-
en características distintivas que comprenden:
• Un centro germinativo ubicado en la región central del nódulo, que se desarrolla cuando un
linfocito que ha reconocido un antígeno retorna a un nódulo primario y prolifera, acumulándose
linfocitos inmaduros grandes (linfoblastos y plasmoblastos).
En los centros germinativos también hay células dendríticas foliculares dispersas entre la pobla-
ción de linfocitos B.
El centro germinativo es el resultado de una cascada de acontecimientos que comprenden la pro-
liferación de linfocitos, la diferenciación de plasmocitos y la producción de anticuerpos.
• Una zona del manto o corona, que es un anillo externo de linfocitos pequeños que rodea el
centro germinativo.
Los nódulos linfáticos suelen hallarse en estructuras asociadas con el tubo digestivo como
las amígdalas, las placas de Peyer del íleon y el apéndice cecal
Por lo general los nódulos están dispersos de manera aleatoria. Sin embargo, en el tubo digestivo
algunas acumulaciones de nódulos linfáticos aparecen en sitios específicos:
• Las amígdalas, que forman un anillo de tejido linfático en la entrada de la orofaringe. Todas las
amígdalas contienen aglomeraciones de nódulos linfáticos: las amígdalas faríngeas o adenoides
(ubicadas en el techo de la faringe), las amígdalas palatinas, o amígdalas a secas, situadas detrás
el istmo de las fauces (entre los pilares anteriores y posteriores del velo del paladar) y las amíg-
dalas linguales, ubicadas en la base de la lengua.
• Las placas de Peyer, que están situadas en el íleon (la porción más distal del intestino delgado).
Consisten en múltiples aglomeraciones de nódulos linfáticos con linfocitos T y B. Además, a lo
[162]
largo de los intestinos delgado y grueso hay muchos nódulos linfáticos individuales (solitarios)
que están aislados.
• El apéndice, que nace en el ciego (porción inicial del intestino grueso). La mucosa está muy
infiltrada por linfocitos y contiene abundantes nódulos linfáticos.
El tejido linfático difuso y los nódulos linfáticos reciben su nombre según la región o el órgano
en donde aparecen. En el tubo digestivo se conocen con la denominación colectiva de GALT; en
las vías respiratorias se denominan tejido linfático asociado con los bronquios (BALT). El acró-
nimo MALT, que significa tejido linfático asociado con las mucosas, incluye tanto el GALT
como el BALT.
El tejido linfático difuso y los nódulos linfáticos del MALT se hallan presentes en muchas otras
regiones del organismo (ej., el aparato genital femenino) en las que la mucosa está expuesta al
medio externo.
Todos los nódulos linfáticos aumentan de tamaño como consecuencia de la exposición a un antí-
geno.
Ganglios linfáticos Los ganglios linfáticos son órganos encapsulados pequeños que están localizados en el tra-
yecto de los vasos linfáticos
Los ganglios linfáticos son órganos linfáticos pequeños, encapsulados, de forma arriñonada. Su
tamaño varía entre 1 mm (apenas visibles a simple vista) y 1 a 2 cm en su diámetro mayor.
Están situados a lo largo de los vasos linfáticos y sirven como filtros por los cuales se filtra la
linfa en su camino hacia el sistema vascular sanguíneo.
En relación con el ganglio linfático hay dos tipos de vasos linfáticos:
• Vasos linfáticos aferentes, que transportan la linfa hacia el ganglio.
• Vasos linfáticos eferentes, que extraen la linfa del ganglio a la altura del hilio, una depresión en
la superficie ganglionar cóncava que también sirve como punto de entrada y salida para vasos
sanguíneos y nervios.
Los elementos de sostén del ganglio linfático son:
• Cápsula, compuesta por tejido conjuntivo denso que rodea el ganglio.
• Trabéculas, también compuestas por tejido conjuntivo denso, que se extienden desde la cápsula
hacia el interior del ganglio para formar una armazón gruesa.
• Tejido reticular, compuesto por células reticulares y fibras reticulares que forman una fina ma-
lla de sostén en todo el resto del órgano.
Células de la malla reticular
Existen varias poblaciones de estas células:
• Células reticulares, que son indistinguibles de los fibroblastos típicos. Estas células sintetizan
y secretan el colágeno de las fibras reticulares y la sustancia fundamental asociada. Las prolon-
gaciones citoplasmáticas alargadas de estas células envuelven los haces de fibras reticulares, con
lo que aíslan eficazmente estos componentes estructurales del parénquima de los tejidos linfáti-
cos.
[163]
• Células dendríticas (DC), que son células presentadoras de antígenos derivadas de la médula
ósea. Las DC buscan sustancias extrañas en el medio local que luego procesan y presentan a lin-
focitos T. Son mucho más eficientes en la presentación de antígenos que otras APC y pueden
presentar prácticamente cualquier forma de antígeno proteico.
• Macrófagos, que son tanto fagocitos como células presentadoras de antígenos, aunque menos
eficientes en esta última función que las células dendríticas.
• Células dendríticas foliculares (FDC), que poseen una abundancia de prolongaciones cito-
plasmáticas muy finas y ramificadas que se interdigitan entre los linfocitos B en los centros ger-
minativos. Los complejos antígeno-anticuerpo se adhieren a las prolongaciones citoplasmáticas
dendríticas por medio de los receptores para anticuerpos. Aunque este mecanismo es semejante
al de la adhesión de los complejos antígeno-anticuerpo a los macrófagos, el antígeno no suele
sufrir endocitosis.
Figura 3. Diagrama de una célula dendrítica folicu-
lar. Esta célula, que suele hallarse en los centros ger-
minativos, posee múltiples prolongaciones que se
interdigitan entre los linfocitos B
Arquitectura general de los ganglios linfáticos
El parénquima del ganglio linfático está dividido en una corteza y una médula.
La corteza forma la porción externa del ganglio. Consiste en una masa densa de tejido linfático
(malla reticular, células dendríticas, células dendríticas foliculares, linfocitos, macrófagos y
plasmocitos ) y senos linfáticos, que son conductos por los que circula la linfa.
La médula es la porción interna o profunda del ganglio linfático.
Los linfocitos de la corteza superficial están organizados en nódulos
[164]
Como en los demás sitios, los nódulos linfáticos de la corteza reciben el nombre de nódulos o
folículos primarios, si están compuestos principalmente por linfocitos pequeños, y nódulos o
folículos secundarios, si poseen un centro germinativo.
Los nódulos linfáticos están ubicados en la parte más externa de la corteza, llamada corteza su-
perficial o corteza nodular. Los linfocitos que habitan esta capa son de tipo B.
Figura 4. Representación esquemática de la circulación de la sangre y la linfa en el ganglio linfático. Obsérvese que
la linfa entra por el lado convexo y sale por el lado cóncavo, donde se localiza el hilio del órgano. La sangre entra y
sale por el hilio. El área más oscura, central, representa la zona medular del ganglio linfático.
.
La parte de la corteza que está entre la médula y la corteza superficial carece de nódulos y se de-
nomina corteza profunda o paracorteza. Esta región contiene la mayoría de los linfocitos T del
ganglio linfático.
La médula del ganglio linfático está compuesta por cordones medulares y senos medulares
La médula, o sea la porción más profunda del ganglio linfático, consiste en cordones de tejido
linfático separados por senos linfáticos llamados senos medulares.
Una red de células y fibras reticulares atraviesa los cordones y los senos medulares y sirve como
la armazón (estroma) del parénquima.
Además de las células reticulares los cordones medulares contienen linfocitos (en su mayor parte
linfocitos B), macrófagos, células dendríticas y plasmocitos.
[165]
Los senos medulares convergen cerca del hilio, donde desembocan en los vasos linfáticos eferen-
tes.
La filtración de la linfa en el ganglio linfático ocurre dentro de una red de conductos linfá-
ticos interconectados que reciben el nombre de senos linfáticos
En el ganglio linfático hay tres tipos de conductos linfáticos llamados senos. Justo debajo de la
cápsula ganglionar, entre ella y los linfocitos corticales, hay un seno llamado seno subcapsular,
seno marginal o seno cortical. Los vasos linfáticos aferentes desagotan su linfa en este seno.
Los senos trabeculares, que surgen del seno subcapsular, se extienden a través de la corteza a lo
largo de las trabéculas y desembocan en los senos medulares.
Los linfocitos y los macrófagos van y vienen con facilidad entre los senos linfáticos y el parén-
quima del ganglio.
Los senos tienen un revestimiento de endotelio que es discontinuo donde enfrenta el parénquima
linfático. Aunque un macrófago esté en el parénquima linfático, con frecuencia envía seudópo-
dos (prolongaciones citoplasmáticas) hacia el interior del seno a través de estas discontinuidades
endoteliales. Estos seudópodos inspeccionan la linfa mientras se filtra por el seno.
Figura 5. Diagrama esquemático de la circu-
lación de los linfocitos en un ganglio linfático.
Las flechas verdes indican el trayecto de circu-
lación de los linfocitos que entran en el gan-
glio con la linfa. Los que migran desde la san-
gre (flechas azules) se introducen en la corteza
a través de las vénulas.
Los materiales antigénicos y las células transformadas del cáncer metastásico son atrapados por
este filtro mecánico y luego fagocitados por los macrófagos.
En el cáncer metastásico el sistema puede ser superado en su eficacia por una cantidad excesiva
de células transformadas que fluyen a través de los senos linfáticos; como consecuencia de ello,
las células pueden asentarse en el ganglio linfático y crear un nuevo foco de metástasis en ese
sitio.
[166]
Además de la linfa, a través de los ganglios linfáticos también circulan linfocitos. Aunque algu-
nos linfocitos entran en el ganglio desde los vasos linfáticos aferentes como componentes de la
linfa, la mayoría (alrededor del 90%) lo hace a través de la pared de las vénulas poscapilares ubi-
cadas en la corteza profunda.
La mayoría de los linfocitos abandonan el ganglio introduciéndose en los senos linfáticos que
luego desembocan en los vasos linfáticos eferentes.
El ganglio linfático es un sitio importante de fagocitosis e iniciación de respuestas inmuni-
tarias
La fagocitosis de material por las células fagocíticas del ganglio linfático es un paso importante
en la iniciación de una respuesta inmunitaria. La acumulación física de partículas y microorga-
nismos transportados por la linfa y la fagocitosis de estos materiales, acrecienta su presentación a
los linfocitos.
Los antígenos que transporta la linfa se filtran a través de los senos y penetran en los nódulos
linfáticos para iniciar una respuesta inmunitaria.
Algunos antígenos quedan atrapados en la superficie de las células dendríticas foliculares mien-
tras que otros son procesados por los macrófagos, las células dendríticas y los linfocitos B, lo que
conduce a la activación y la diferenciación de los linfocitos B en plasmocitos productores de an-
ticuerpos y linfocitos B con memoria.
Los plasmocitos migran luego a los cordones medulares donde sintetizan y liberan anticuerpos
específicos hacia la linfa que fluye por los senos. En los nódulos linfáticos en reposo los plasmo-
citos constituyen del 1 a 3% de las células. Su cantidad aumenta de manera espectacular durante
una respuesta inmunitaria, con lo cual aumenta la cantidad de inmunoglobulinas circulantes.
Los linfocitos B con memoria pueden abandonar los ganglios linfáticos y circular hacia diversas
regiones del organismo en donde pueden proliferar en respuesta a la exposición ulterior a su
antígeno específico. La presencia de linfocitos con memoria en diversas partes del cuerpo asegu-
ra una respuesta más rápida frente al antígeno, la respuesta secundaria.
Los ganglios linfáticos en los que los linfocitos están respondiendo a antígenos con frecuencia
aumentan de tamaño, lo que refleja la proliferación de los linfocitos y la formación de centros
germinativos. Este fenómeno se ve con suma frecuencia en los ganglios linfáticos del cuello en
respuesta a infecciones nasales u orofaríngeas. Este aumento de tamaño se designa con el térmi-
no "adenomegalia".
Timo El timo es un órgano que está situado en el mediastino, por arriba del corazón y por delante de
los grandes vasos.
Durante el desarrollo embrionario el epitelio endodérmico faríngeo se invagina y el rudimento
tímico crece caudalmente como una prolongación tubular dentro del mediastino del tórax. El ex-
tremo de avance prolifera y al final pierde la conexión con el epitelio faríngeo.
Células madre linfoides multipotenciales de la médula ósea cuyo destino es convertirse en lin-
focitos T inmunocompetentes invaden el rudimento epitelial y ocupan los espacios entre las célu-
las epiteliales de manera que el timo se transforma en un órgano linfoepitelial.
[167]
En el momento del nacimiento el timo está completamente formado y es funcional. Persiste co-
mo un órgano grande más o menos hasta el momento de la pubertad, cuando la proliferación y la
diferenciación de los linfocitos T se reducen y la mayor parte del tejido linfático es reemplazada
por tejido adiposo (involución).
El timo puede ser reestimulado en situaciones en las que se necesite una proliferación rápida de
los linfocitos T.
Arquitectura general del timo
El timo está rodeado por un tejido conjuntivo que lo divide en los lobulillos
El timo posee una fina cápsula de tejido conjuntivo desde la cual se extienden tabiques o trabé-
culas hacia el interior del parénquima del órgano. La cápsula y las trabéculas contienen vasos
sanguíneos, vasos linfáticos eferentes (pero no aferentes) y nervios.
Las trabéculas delimitan regiones de parénquima llamadas lobulillos tímicos.
Figura 6. Microfotografía de timo. En este corte te-
ñido con H-E se ven lobulillos múltiples separados
por tabiques o trabéculas de tejido conjuntivo que se
extienden hacia el interior del órgano desde la cápsu-
la circundante.
El parénquima tímico contiene linfocitos T en desarrollo en una malla extensa formada por
las células epiteliorreticulares
La porción externa del parénquima, o sea la corteza tímica, es muy basófila en los cortes teñidos
con H-E por la gran cantidad de linfocitos T en desarrollo que están muy juntos (como las célu-
las tienen un citoplasma muy escaso predomina la tinción nuclear). Estos linfocitos T ocupan los
espacios en una malla extensa de células epiteliorreticulares o reticuloepiteliales.
Entre las células corticales también hay macrófagos dispersos.
Como su nombre lo indica, las células epiteliorreticulares tienen características tanto de células
epiteliales como de células reticulares. Proveen un armazón o estroma para los linfocitos T en
[168]
desarrollo. También exhiben ciertas características distintivas de los epitelios, como las uniones
intercelulares y los filamentos intermedios.
Figura 7. Esquema del timo y
las células epiteliorreticulares
Los corpúsculos tímicos o de Hassall (derivados de células epiteliorreticulares de tipo VI)
constituyen una característica distintiva de la médula del timo
La médula tímica, o sea la porción interna o profunda del parénquima, contiene una gran canti-
dad de células epiteliorreticulares y linfocitos T agrupados laxamente. La médula se tiñe con me-
nos intensidad que la corteza porque, al igual que los centros germinativos de los nódulos linfáti-
cos, contiene principalmente linfocitos grandes.
Los corpúsculos de Hassall o corpúsculos tímicos son masas aisladas de células epiteliorreticu-
lares muy juntas, dispuestas concéntricamente. Los estudios de estas células con el microscopio
electrónico permiten la detección de gránulos de queratohialina, haces de filamentos intermedios
e inclusiones lipídicas en el citoplasma. Las células están unidas por medio de desmosomas.
En el centro de un corpúsculo tímico pueden hallarse indicios de queratinización, lo cual no es
una sorpresa dado que estas células derivan del epitelio faríngeo.
Los corpúsculos tímicos son componentes multicelulares activos desde el punto de vista funcio-
nal y exclusivos de la médula del timo.
Aunque su función no se conoce bien, se cree que los corpúsculos de Hassall producen interleu-
cinas que actúan en la diferenciación y la educación de los linfocitos T en el timo.
Los vasos sanguíneos abandonan las trabéculas para introducirse en el parénquima del timo. Es
típico que los vasos sanguíneos entren en la médula desde las partes más profundas de las trabé-
culas y lleven consigo una vaina de tejido conjuntivo.
[169]
Barrera hematotímica y educación de los linfocitos T
La barrera hematotímica protege a los linfocitos en desarrollo en el timo de la exposición a
los antígenos
A los linfocitos que llegan a la corteza tímica se les impide el contacto con antígenos por medio
de una barrera física llamada barrera hematotímica.
Los componentes que forman la barrera hematotímica entre los linfocitos T y la luz de los vasos
sanguíneos corticales son, desde la luz vascular hacia afuera:
• El endotelio de revestimiento de la pared capilar. El capilar es del tipo continuo con uniones
ocluyentes entre las células endoteliales. Es muy impermeable a las macromoléculas y se consi-
dera un componente estructural importante de la barrera. La lámina basal de las células endote-
liales y los pericitos ocasionales también son parte de la pared capilar.
• Los macrófagos en el tejido conjuntivo perivascular. Las moléculas antigénicas que escapan de
la luz capilar hacia el parénquima cortical pueden ser fagocitadas por los macrófagos que están
en este tejido.
• Las células epiteliorreticulares, con sus uniones ocluyentes, proveen protección adicional a los
linfocitos T en desarrollo.
El timo es el sitio de la educación de los linfocitos T
Durante la vida fetal el timo está poblado por células madre linfoides multipotenciales que pro-
vienen de la médula ósea y están destinadas a convertirse en linfocitos T inmunocompetentes.
La maduración y la diferenciación de las células madre en linfocitos T inmunocompetentes se
denomina educación timocítica.
Este proceso se caracteriza por la expresión y la desaparición de antígenos CD superficiales es-
pecíficos. Las células epiteliorreticulares les presentan a estas células antígenos propios y no
propios (extraños). Los linfocitos que reconocen el antígeno "propio" son eliminados.
Las células que sobreviven se convierten en linfocitos T CD8+ citotóxicos (al perder CD4 y re-
tener CD8) o en linfocitos T CD4+ colaboradores (al perder CD8 y retener CD4).
Luego, los linfocitos abandonan el timo al pasar desde la médula hacia la circulación sanguínea.
El proceso de la educación timocítica es promovido por sustancias secretadas por las células epi-
teliorreticulares, entre las que hay interleucinas, factores estimulantes de colonias e interferón
gamma.
Bazo
El bazo tiene el tamaño aproximado de un puño cerrado y es el órgano linfático más grande. Está
situado en el cuadrante superior izquierdo de la cavidad abdominal.
El bazo filtra la sangre y reacciona inmunológicamente ante los antígenos transportados
por ella
El bazo cumple funciones de filtración mecánica e inmunológica. Además de una gran cantidad
de linfocitos, contiene espacios o conductos vasculares especializados, una malla de células reti-
culares y fibras reticulares y una provisión abundante de macrófagos y células dendríticas.
[170]
Estos componentes permiten que el bazo escudriñe inmunológicamente la sangre, del mismo
modo que los macrófagos y las células dendríticas de los ganglios linfáticos escudriñan la linfa.
El bazo está rodeado por una cápsula de tejido conjuntivo denso desde la cual parten trabéculas
hacia el parénquima del órgano. El tejido conjuntivo de la cápsula y las trabéculas contiene mio-
fibroblastos. Estas células contráctiles también producen las fibras extracelulares del tejido con-
juntivo.
El hilio, ubicado en la superficie medial del bazo, es el sitio por donde pasan la arteria y la vena
esplénicas, los nervios que inervan el órgano y los vasos linfáticos que lo drenan.
La sustancia del bazo se llama pulpa esplénica, que desde los puntos de vista morfológico y fun-
cional puede dividirse en dos regiones, pulpa blanca y pulpa roja según el color de cada una en
el estado fresco.
En el corte la pulpa blanca aparece como regiones de color blanco grisáceo circulares o alargadas
que están rodeadas por la pulpa roja.
La pulpa blanca consiste en una gruesa acumulación de linfocitos alrededor de una arteria
La pulpa blanca está compuesta por tejido linfático, en su mayor parte linfocitos.
Las ramas de la arteria esplénica atraviesan la cápsula y las trabéculas y luego se introducen en la
pulpa blanca. Dentro de la pulpa blanca la rama de la arteria esplénica recibe el nombre de arte-
ria central. Los linfocitos que se aglomeran alrededor de la arteria central forman la vaina linfá-
tica periarterial (PALS, del inglés: periarterial limphatic sheath).
La PALS tiene una configuración cilíndrica que se adapta al trayecto de la arteria central y pre-
sentan nódulos que aparecen como expansiones focalizadas que desplazan a la arteria y la tornan
excéntrica.
Los nódulos son el territorio de los linfocitos B y suelen contener centros germinativos que se
desarrollan conforme los linfocitos B proliferan luego de su activación; los demás linfocitos de la
PALS son principalmente linfocitos T que rodean los nódulos (región timodependiente).
La pulpa roja contiene una gran cantidad de eritrocitos, que filtra y degrada
La pulpa roja es de color rojo, tanto en el estado fresco como en los preparados histológicos,
porque contiene una gran cantidad de eritrocitos.
En esencia, la pulpa roja consiste en los sinusoides esplénicos separados por los cordones esplé-
nicos (cordones de Billroth). Los cordones esplénicos están formados por la ya conocida malla
laxa de células reticulares y fibras reticulares que contiene una abundante cantidad de eritrocitos,
macrófagos, linfocitos y células dendríticas.
Los macrófagos esplénicos fagocitan y degradan los eritrocitos dañados y el hierro de la hemo-
globina que contenían se utiliza en la formación de eritrocitos nuevos.
Los sinusoides venosos esplénicos son capilares especiales revestidos por células endotelia-
les bastoniformes
Las células endoteliales que revisten los sinusoides esplénicos son muy largas. Su diámetro ma-
yor es paralelo al eje longitudinal del vaso. Entre las células contiguas hay pocos puntos de con-
tacto y, por lo tanto, se producen espacios intercelulares prominentes.
[171]
Estos espacios permiten que los eritrocitos entren en los sinusoides y salgan de ellos con gran
facilidad.
Las prolongaciones de los macrófagos se insinúan entre las células endoteliales y dentro de la luz
sinusoidal para tratar de detectar antígenos extraños en la sangre circulante.
Los sinusoides carecen de una lámina basal continua. En su lugar hay bandas anulares de mate-
rial de lámina basal que rodean las células endoteliales como si fueran los anillos metálicos que
sostienen unidas las duelas de un barril. Estas bandas son perpendiculares al eje longitudinal de
las células endoteliales.
La sangre llena tanto los sinusoides como los cordones de la pulpa roja.
Figura 8. Esquema de la circulación sanguínea del bazo. Están representadas la circulación abierta y cerrada.
La circulación dentro de la pulpa roja permite que los macrófagos detecten antígenos en la
sangre
Las ramas de la arteria esplénica se introducen en la pulpa blanca desde las trabéculas. En el
parénquima la arteria central emite ramas para la propia pulpa blanca y para los sinusoides de su
periferia, llamados sinusoides marginales. La arteria central continúa hacia la pulpa roja, donde
se ramifica en varias arteriolas bastante rectas conocidas como arteriolas peniciladas. Estas ter-
minan por convertirse en capilares arteriales. Algunos capilares arteriales están rodeados por
aglomeraciones de macrófagos, motivo por el cual se denominan capilares envainados.
Los capilares envainados terminan directamente en la malla reticular de los cordones esplénicos
en lugar de conectarse con los sinusoides venosos revestidos de endotelio.
La sangre que entra en la pulpa roja de esta manera se filtra a través de los cordones y queda ex-
puesta a sus macrófagos antes de retornar a la circulación colándose a través de las paredes de
los sinusoides esplénicos. Este tipo de circulación recibe el nombre de circulación abierta y es la
única vía por la cual la sangre retorna al circuito venoso en los seres humanos.
[172]
En otras especies, una parte de la sangre de los capilares envainados pasa directamente a los si-
nusoides venosos de la pulpa roja. Este tipo de circulación se conoce como circulación cerrada.
La circulación abierta expone la sangre con más eficacia a los macrófagos de la pulpa roja.
Figura 9. Diagrama esquemático de la
estructura de un sinusoide esplénico.
Obsérvese la dirección del flujo san-
guíneo en la circulación abierta y ce-
rrada, además de las típicas células
endoteliales alargadas y con amplios
espacios intercelulares, y la lámina
basal incompleta, en bandas anulares.
La sangre recolectada en los sinusoides drena en las venas trabeculares que luego convergen en
venas más grandes y por último abandona el bazo a través de la vena esplénica.
El bazo desempeña funciones inmunológicas y hemopoyéticas
Dado que el bazo filtra sangre, cumple funciones tanto en el sistema inmunitario como en el sis-
tema hemopoyético.
Las funciones del bazo en el sistema inmunitario comprenden:
• Presentación de antígenos por las APC (sobre todo células dendríticas y macrófagos) e inicia-
ción de la respuesta inmunitaria.
• Activación y proliferación de los linfocitos B y T.
• Producción de anticuerpos contra antígenos presentes en la sangre circulante.
• Eliminación de antígenos macromoleculares de la sangre.
La activación y la proliferación de los linfocitos T y la diferenciación de los linfocitos B y los
plasmocitos, así como la secreción de anticuerpos, ocurren en la pulpa blanca del bazo.
Las funciones hemopoyéticas del bazo comprenden:
• Captación y destrucción de eritrocitos y trombocitos viejos, dañados y anormales.
[173]
• Recuperación del hierro de la hemoglobina de los eritrocitos.
• Formación de eritrocitos durante cierta etapa de la vida fetal.
La función de la pulpa roja es principalmente la filtración de la sangre, es decir la eliminación
en la sangre circulante del material particulado, los antígenos macromoleculares y los eritrocitos
y los trombocitos viejos, anormales o dañados. Estas funciones son desempeñadas por los macró-
fagos alojados en la malla reticular de la pulpa roja.
Los eritrocitos viejos, dañados o anormales son degradados por los lisosomas de los macrófagos;
el hierro de la hemoglobina se recupera y se almacena en la forma de ferritina o hemosiderina
para su futuro reciclaje.
A pesar de estas funciones importantes el bazo no es indispensable para la vida humana. Puede
ser extirpado quirúrgicamente, lo que sucede con frecuencia después de los traumatismos que
causan rotura esplénica con hemorragia incontenible. La captación y la destrucción de los eritro-
citos viejos se producen entonces en la médula ósea y en el hígado.
Ross, M.; Pawlina, W. Histología: texto y atlas color con biología celular y molecular. 5
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Sheedlo, H. Histología, Road Map. 1a ed. México: McGraw-Hill, 2007
[174]
[175]
Capítulo 14. APARATO RESPIRATORIO
• GENERALIDADES DEL APARATO RESPIRATORIO El aparato respiratorio está compuesto por dos pulmones y una serie de vías aéreas que los co-
munican con el exterior. Dentro de los pulmones las vías aéreas se ramifican en conductos cada
vez menores hasta alcanzar los espacios aéreos más pequeños, llamados alvéolos.
Este aparato cumple tres funciones principales: conducción del aire, filtración del aire e inter-
cambio de gases (respiración). Esta última ocurre en los alvéolos.
Además, el aire que atraviesa la laringe sirve para generar los sonidos del habla (fonación) y el
aire que pasa por la mucosa olfatoria de las cavidades nasales transporta partículas que estimulan
los receptores del olfato.
El aparato respiratorio también cumple en menor grado funciones endocrinas (producción y se-
creción de hormonas) y participa en la regulación de las respuestas inmunitarias a los antígenos
inhalados.
Figura 1. Diagrama de las vías respiratoria
Las vías aéreas del aparato respiratorio están divididas en una porción conductora y una
porción respiratoria
[176]
La porción conductora del aparato respiratorio está formada por las vías aéreas que conducen a
los sitios de respiración dentro de los pulmones, donde ocurre el intercambio gaseoso.
Las partes de la vía aérea que están fuera de los pulmones son:
• Cavidades nasales (y, durante la espiración forzada, la cavidad oral).
• Rinofaringe y orofaringe.
• Laringe.
• Tráquea.
• Bronquios principales (primarios)
.
Dentro de los pulmones los bronquios principales, también llamados bronquios fuente, sufren
una ramificación extensa para finalmente dar origen a los bronquíolos de distribución.
Los bronquíolos constituyen la parte final de la porción conductora.
En conjunto, los bronquios intrapulmonares y los bronquíolos forman el árbol bronquial.
La porción respiratoria es la parte de la vía aérea en la cual se produce el intercambio gaseoso.
Comprende las estructuras siguientes:
• Bronquíolos respiratorios.
• Conductos alveolares.
• Sacos alveolares.
• Alvéolos.
Los vasos sanguíneos entran en los pulmones junto con los bronquios. Las arterias se ramifican
en vasos más pequeños mientras siguen el árbol bronquial dentro del parénquima pulmonar. Los
capilares establecen un contacto estrecho con las unidades respiratorias terminales, o sea los alv-
éolos.
El aire que pasa a través de las vías aéreas tiene que ser acondicionado antes de que alcance las
unidades respiratorias terminales. El acondicionamiento ocurre en la porción conductora del
aparato respiratorio y comprende el calentamiento, la humectación y la eliminación de partícu-
las.
Las secreciones mucosas y serosas desempeñan un papel muy importante en el proceso de acon-
dicionamiento. Estas secreciones humedecen el aire y también atrapan las partículas que han
conseguido eludir los gruesos pelos cortos, llamados vibrisas, que hay en las cavidades nasales.
El moco, aumentado por estas secreciones serosas, también impide la deshidratación del epitelio
subyacente por el aire en movimiento. Casi toda la superficie luminal de las vías de conducción
está cubierta por moco que es producido en forma continua por las células caliciformes y las
glándulas mucosecretantes de las paredes de estas vías.
El moco y las demás secreciones son desplazados hacia la faringe por medio de los movimientos
de barrido coordinados de los cilios y luego normalmente son deglutidos.
• CAVIDADES NASALES
Las cavidades nasales son fosas o cámaras pares separadas por un tabique óseo y cartilaginoso.
Cada cavidad está comunicada por delante con el exterior a través de las narinas (orificios del
vestíbulo de la nariz) y por detrás con la rinofaringe a través de las coanas.
[177]
Las cavidades nasales están divididas en tres regiones:
• Vestíbulo.
• Segmento respiratorio.
• Segmento olfatorio.
Vestíbulo de la cavidad nasal
El vestíbulo posee un revestimiento de epitelio estratificado plano que es una continuación de la
epidermis de la piel y contiene una cantidad variable de pelos rígidos (vibrisas) que atrapan
partículas grandes. También hay glándulas sebáceas y su secreción ayuda a atrapar el material
particulado.
Hacia atrás, donde termina el vestíbulo, el epitelio estratificado plano se adelgaza y sufre una
transición hasta convertirse en el epitelio seudoestratificado cilíndrico que caracteriza el segmen-
to respiratorio. En este sitio no hay glándulas sebáceas.
Segmento respiratorio de la cavidad nasal
Está tapizado por un epitelio seudoestratificado cilíndrico ciliado y la lámina propia subyacente
se adhiere al periostio del hueso contiguo.
La pared medial del segmento respiratorio de cada cavidad (tabique nasal) es lisa pero las pare-
des laterales son irregulares porque tienen repliegues llamados cornetes.
Los cornetes nasales desempeñan una función doble: aumentan la extensión de la superficie de la
mucosa respiratoria y causan turbulencia en el flujo aéreo para permitir un acondicionamiento
más eficaz del aire inspirado.
El epitelio seudoestratificado cilíndrico ciliado del segmento respiratorio está compuesto por
cinco tipos celulares:
• Células ciliadas, que son células cilíndricas altas con cilios que se proyectan dentro del moco
que cubre la superficie del epitelio.
• Células caliciformes, que sintetizan y secretan moco.
• Células en cepillo, una designación general para las células de las vías respiratorias que po-
seen microvellosidades cortas.
• Células de gránulos pequeños, que se parecen a las células basales pero tienen gránulos de
secreción.
• Células basales, que son células madre de las que derivan los otros tipos celulares.
El epitelio del segmento respiratorio de la cavidad nasal es esencialmente el mismo que el que
tapiza la mayor parte de la vía aérea que sigue a continuación.
La mucosa del segmento respiratorio calienta, humedece y filtra el aire inspirado
La lámina propia del segmento respiratorio posee una red vascular extensa que contiene múlti-
ples redes capilares. La disposición de los vasos permite que el aire inhalado sea calentado por la
sangre que fluye cercana a la superficie.
Estos mismos vasos pueden dilatarse y trasudar líquido durante las reacciones alérgicas o las in-
fecciones virales, como el resfrío común. Entonces la lámina propia se distiende por acumula-
[178]
ción de líquido y la membrana mucosa adquiere una tumefacción pronunciada con la consiguien-
te restricción en el paso del aire, lo que dificulta la respiración nasal.
La lámina propia también contiene glándulas mucosas, muchas con una porción serosa (en forma
de semiluna).
Figura 2. Microfotogra-
fía en la que se observan
los principales compo-
nentes del epitelio respi-
ratorio. Gran aumento
Segmento olfatorio de la cavidad nasal
El segmento olfatorio está situado en parte del techo de cada cavidad nasal y, en una extensión
variable, en las paredes lateral y medial contiguas.
Está tapizado por una mucosa olfatoria especializada. En el tejido vivo esta mucosa se distingue
por su color pardo amarillento causado por pigmento en el epitelio olfatorio y las glándulas ol-
fatorias asociadas.
En los seres humanos la extensión total de la mucosa olfatoria es de sólo unos pocos centímetros
cuadrados; en los animales con un sentido del olfato agudo la superficie cubierta por la mucosa
olfatoria es mucho mayor.
La lámina propia de la mucosa olfatoria está en contigüidad directa con el periostio del hueso
subyacente. Este tejido conjuntivo contiene una abundancia de vasos sanguíneos y linfáticos,
nervios olfatorios amielínicos, nervios mielínicos y glándulas olfatorias.
El epitelio olfatorio también es seudoestratificado pero contiene tipos celulares muy diferentes.
Además, carece de células caliciformes. Está compuesto por los siguientes tipos celulares:
• Células olfatorias, que son neuronas bipolares que ocupan todo el espesor del epitelio.
• Células de sostén, también llamadas células sustentaculares, que son células cilíndricas que
proveen sostén mecánico y metabólico a las células olfatorias.
• Células basales, que son células madre desde las cuales se diferencian las nuevas células olfa-
torias y de sostén.
[179]
• Células en cepillo, que corresponden al mismo tipo celular que aparece en el epitelio de otras
partes de la vía aérea.
Figura 3. Esquema del epitelio olfatorio en
el que se muestran células de sostén, olfato-
rias y basales, y una glándula de Bowman.
Las células olfatorias son neuronas bipolares que poseen una prolongación apical con cilios
El polo apical (luminal) de cada célula olfatoria es una prolongación dendrítica que se proyecta
por arriba de la superficie epitelial en la forma de una estructura bulbosa llamada vesícula olfa-
toria. Varios cilios surgen de esta vesícula olfatoria y se extienden radialmente en un plano para-
lelo al de la superficie epitelial.
La membrana plasmática de los cilios posee proteínas fijadoras de sustancias odoríferas que
actúan como receptoras olfatorias de las moléculas odoríferas que llegan.
El polo basal de la célula da origen a una prolongación axónica que se introduce en el tejido con-
juntivo, donde se reúne con los axones de otras células olfatorias para formar el nervio olfatorio.
Las células de sostén son las células más abundantes del epitelio olfatorio. Funcionan de una
manera comparable con la de las células gliales porque proveen sostén mecánico y metabólico a
las células olfatorias.
El epitelio olfatorio también posee células en cepillo, que presentan grandes microvellosidades
en su superficie apical. Su superficie basal establece contacto sináptico con fibras nerviosas que
son ramificaciones del nervio trigémino. Como se trata de un nervio sensitivo, estas células fun-
cionan en la sensibilidad general y no en la olfacción (transmiten estímulos sensitivos generales
de la mucosa).
Las células basales son células redondeadas pequeñas, que están situadas cerca de la lámina ba-
sal. Son las progenitoras de los otros tipos celulares maduros.
Las glándulas olfatorias (glándulas de Bowman), una característica distintiva de la mucosa, son
glándulas tubuloalveolares serosas ramificadas que envían sus secreciones proteicas hacia la su-
perficie olfatoria a través de conductos. Esta secreción actúa como trampa y solvente para las
sustancias odoríferas.
[180]
El flujo constante desde las glándulas libra a la mucosa de los restos de las sustancias odoríferas
detectadas de modo que los olores nuevos se puedan percibir continuamente conforme aparecen.
Senos paranasales
Los senos paranasales son espacios llenos de aire en los huesos de las paredes de la cavidad
nasal
Los senos paranasales son extensiones del segmento respiratorio de la cavidad nasal y están ta-
pizados por epitelio seudoestratificado cilíndrico ciliado.
Reciben su nombre de acuerdo con el hueso en el que están situados: senos (o celdillas) etmoida-
les, seno frontal, seno esfenoidal y senos maxilares.
Están comunicados con la cavidad nasal a través de orificios estrechos en la mucosa respiratoria.
La superficie mucosa de los senos es delgada y el epitelio contiene muchas células caliciformes.
El moco producido en ellos es barrido hacia las cavidades nasales por movimientos ciliares coor-
dinados.
• FARINGE La faringe comunica las cavidades nasal y oral con la laringe y el esófago. Permite el paso del
aire y de los alimentos y actúa como cámara de resonancia para la fonación. Está situada por
detrás de las cavidades nasal y oral y de la laringe y en consecuencia se divide en tres regiones:
rinofaringe, orofaringe y laringofaringe.
Las partes de la mucosa faríngea expuestas a los efectos abrasivos de los alimentos están tapiza-
das por un epitelio estratificado plano no queratinizado, mientras que las no expuestas a abrasión
tienen un epitelio seudoestratificado ciliado con células caliciformes. La lámina propia consiste
en un tejido conjuntivo fibroelástico.
Por fuera se halla el músculo estriado de los constrictores de la faringe y todavía más afuera, el
tejido conjuntivo de la adventicia.
Las trompas auditivas (de Eustaquio) comunican la rinofaringe con ambos oídos medios. En la
pared de la rinofaringe hay tejido linfático difuso y nódulos linfáticos.
La concentración de nódulos linfáticos en el límite entre las paredes superior y posterior de la
rinofaringe recibe el nombre de amígdala faríngea.
• LARINGE La parte de la vía aérea que está entre la orofaringe y la tráquea es el órgano llamado laringe.
Este segmento del aparato respiratorio está formado por placas irregulares de cartílago hialino y
elástico.
Además de servir como conducto para el paso del aire la laringe es el órgano de la fonación.
Los pliegues vocales, también conocidos como cuerdas vocales, son dos repliegues de la mucosa
que se proyectan dentro de la luz de la laringe y definen los límites laterales del orificio glótico.
Dentro de cada pliegue vocal hay un ligamento de sostén y músculo esquelético (músculo vo-
cal).
Varios ligamentos y los músculos intrínsecos de la laringe unen las placas cartilaginosas conti-
guas y generan la tensión en los pliegues vocales para la apertura y el cierre de la glotis.
[181]
Los músculos extrínsecos mueven la laringe durante la deglución.
El aire expulsado a través de la glotis puede hacer que los pliegues vocales vibren. Las vibracio-
nes cambian cuando se modifica la tensión aplicada a los pliegues vocales, y determina que se
produzcan sonidos de diferentes tonos.
La laringe tiene un revestimiento de epitelio seudoestratificado cilíndrico ciliado y epitelio
estratificado plano
La superficie luminal de las cuerdas vocales está cubierta por un epitelio estratificado plano, co-
mo lo está la mayor parte de la epiglotis. El epitelio sirve para proteger la mucosa de la abrasión
causada por la corriente de aire en movimiento rápido. El resto de la mucosa está revestida por el
epitelio seudoestratificado cilíndrico ciliado que caracteriza a la vía respiratoria.
El tejido conjuntivo laríngeo contiene glándulas mucoserosas que secretan a través de conductos
hacia la mucosa de la laringe.
• TRAQUEA La tráquea, un tubo corto y flexible (mide 2,5 cm de diámetro y 10 cm de longitud) que permite
el paso del aire y cuya pared contribuye al acondicionamiento del aire inspirado, se extiende des-
de la faringe hasta la mitad del tórax, donde se divide en dos bronquios principales (primarios).
La luz de la tráquea se mantiene abierta a causa de la disposición de sus anillos cartilaginosos
incompletos.
Figura 4. Esta muestra obtenida de un anciano
permite ver la relación entre la tráquea y el esó-
fago. Los anillos cartilaginosos que mantienen
permeable la tráquea tienen forma de C. La bre-
cha en el cartílago está cerrada por una
membrana fibroelástica que contiene el músculo
traqueal. En un sector, el cartílago se ha
transformado parcialmente en tejido óseo, un
proceso que ocurre en la vejez.
La pared traqueal está compuesta por cuatro capas bien definidas:
[182]
• Mucosa, compuesta por un epitelio seudoestratificado cilíndrico ciliado y una lámina propia
con fibras elásticas abundantes.
• Submucosa, compuesta por un tejido conjuntivo.
• Capa cartilaginosa, compuesta por cartílagos hialinos con forma de letra C.
• Adventicia, compuesta por un tejido conjuntivo que adhiere la tráquea a las estructuras conti-
guas.
Una característica singular de la tráquea es la presencia de una serie de cartílagos hialinos con
forma de C apilados uno encima del otro para crear una estructura de sostén. Estos cartílagos im-
piden el colapso de la luz traqueal.
Tejido fibroelástico y músculo liso (el músculo traqueal) cierran la brecha entre los extremos
libres de los cartílagos con forma de C en la cara posterior de la tráquea contigua al esófago.
Epitelio traqueal
Los tipos celulares principales del epitelio traqueal son las células cilíndricas ciliadas, las células
mucosas (caliciformes) y las células basales.
Figura 5. Imagen obtenida con microscopio electrónico
de barrido de la superficie mucosa respiratoria. Se ob-
servan células caliciformes (c) y células ciliadas.
• Las células ciliadas, que son el tipo celular traqueal más abundante, se extienden a través de
todo el espesor del epitelio. Cada célula tiene aproximadamente 250 cilios. Proveen un movi-
miento de barrido coordinado de la cubierta mucosa desde las partes más distales de las vías aé-
reas hacia la faringe. En efecto, las células ciliadas actúan en la forma de una "barredora muco-
ciliar" que sirve como un mecanismo protector importante para la eliminación de las pequeñas
partículas inhaladas de los pulmones.
• Las células mucosas tienen un aspecto similar al de las células caliciformes intestinales y por
eso con frecuencia se designan con el mismo nombre. Están dispersas entre las células ciliadas y
también se extienden a través de todo el espesor del epitelio. Acumulan gránulos de mucinógeno
en su citoplasma.
A diferencia de lo que ocurre con las células ciliadas, la cantidad de células mucosas aumenta en
la irritación crónica de las vías aéreas.
[183]
• Las células en cepillo poseen las mismas características generales que las descritas para el epi-
telio respiratorio de la cavidad nasal. Son células cilíndricas con microvellosidades en la superfi-
cie apical. La superficie basal establece contacto sináptico con una terminación nerviosa aferen-
te, por lo que se considera que las son células receptoras sensitivas.
• Las células de gránulos pequeños son los equivalentes respiratorios de la clase general de
células enteroendocrinas del intestino y sus derivados. Suelen aparecer individualmente en la
tráquea y están dispersas en muy poca cantidad entre los otros tipos celulares.
En un tipo de célula de gránulos pequeños la secreción es una catecolamina. Un segundo tipo
celular produce hormonas polipeptídicas como serotonina, calcitonina y péptido liberador de gas-
trina (bombesina). La función de estas células no se conoce bien.
• Las células basales sirven como una población celular de reserva que mantiene el reemplazo de
las células individuales en el epitelio.
Membrana basal y lámina propia
Debajo del epitelio traqueal hay una capa que recibe el nombre de "membrana basal". Consiste
en fibras colágenas muy juntas ubicadas justo debajo de la lámina basal epitelial. Desde el punto
de vista estructural puede considerarse como una lámina reticular muy gruesa. En los fumadores,
en particular en los que padecen tos crónica, esta capa puede ser considerablemente más gruesa,
lo que representa una respuesta a la irritación de la mucosa.
La lámina propia está compuesta por un tejido conjuntivo laxo típico. Es muy celular y contiene
linfocitos abundantes.
En la lámina propia y en la Submucosa de la pared traqueal siempre hay tejido linfático en las
formas difusa y nodular. También lo hay en otras partes del aparato respiratorio que intervienen
en la conducción del aire. Este tejido linfático corresponde al denominado tejido linfático aso-
ciado con los bronquios (BALT).
El límite entre la mucosa y la submucosa está definido por una membrana elástica
Donde termina la lámina propia el material elástico es más abundante y forma banda bien defini-
da. Esta banda o membrana elástica señala el límite entre la lámina propia y la submucosa.
La submucosa está formada por tejido conjuntivo laxo y su aspecto es similar al de la lámina
propia.
Contiene glándulas compuestas por ácinos mucosecretores con semilunas serosas. Sus conductos
excretores están formados por un epitelio simple cúbico y se extienden a través de la lámina pro-
pia para llevar el producto de su secreción, en su mayor parte glucoproteínas, hacia la superficie
epitelial. Las glándulas son especialmente abundantes en el espacio sin cartílago que hay en la
pared posterior de la tráquea.
La capa submucosa termina cuando sus fibras de tejido conjuntivo se mezclan con el pericondrio
de la capa cartilaginosa.
Los cartílagos traqueales y el músculo traqueal separan la submucosa de la adventicia
[184]
Los cartílagos traqueales, que son alrededor de 16 a 20 en los seres humanos, constituyen la si-
guiente capa. Tienen forma de C. Su distribución provee flexibilidad al tubo traqueal y también
mantiene la permeabilidad de la luz. Con los años el cartílago hialino puede ser reemplazado
parcialmente por tejido óseo, lo que determina que pierda gran parte de su flexibilidad.
La adventicia, que es la capa más externa, está ubicada por fuera de los anillos traqueales y del
músculo traqueal. Fija la tráquea a las estructuras contiguas en el cuello y el mediastino y contie-
ne los vasos sanguíneos y los nervios más grandes que irrigan e inervan la pared traqueal, así
como los vasos linfáticos mayores que la drenan.
Figura 6. Corte de la tráquea en el que se
muestra el epitelio de tipo respiratorio con
células caliciformes y células cilíndricas
ciliadas. También se ven glándulas serosas
en la lámina propia y submucosa, y cartíla-
go hialino. El líquido mucoso producido
por las células caliciformes y las glándulas
forman una corriente que permite al movi-
miento ciliar, propulsar las partículas ex-
trañas hacia afuera del sistema respiratorio.
• BRONQUIOS La tráquea se divide en dos ramas que forman los bronquios principales (primarios). Estas dos
divisiones con frecuencia se designan simplemente bronquios fuente derecho e izquierdo.
El bronquio derecho es más amplio y mucho más corto que el izquierdo.
Al introducirse en el hilio pulmonar cada bronquio principal se divide en los bronquios lobares
(bronquios secundarios).
[185]
El pulmón izquierdo está dividido en dos lóbulos, mientras que el derecho lo está en tres. Por lo
tanto, el bronquio derecho se divide en tres ramas bronquiales lobares y el izquierdo en dos.
El pulmón izquierdo a su vez está subdividido en 8 segmentos broncopulmonares y el pulmón
derecho en 10 de estos segmentos. En consecuencia, en el pulmón derecho los bronquios lobares
dan origen a 10 bronquios segmentarios (bronquios terciarios); los bronquios lobares del
pulmón izquierdo dan origen a 8 bronquios segmentarios.
Un bronquio segmentario y el parénquima pulmonar que depende de él constituyen un segmento
broncopulmonar.
Al principio los bronquios tienen la misma estructura histológica general que la tráquea. En el
sitio donde los bronquios se convierten en intrapulmonares la estructura de la pared cambia. Los
anillos de cartílago son reemplazados por placas cartilaginosas de forma irregular.
Conforme los bronquios disminuyen de tamaño a causa de su ramificación, las placas de cartíla-
go se tornan más pequeñas y menos abundantes. Estas placas desaparecen en el sitio donde la vía
aérea alcanza un diámetro de alrededor de 1 mm y a partir de allí el bronquio empieza a llamarse
bronquíolo.
Los bronquios pueden identificarse por sus placas de cartílago y una capa circular de
músculo liso
Figura 7. Pared de un
bronquio de gran diámetro.
Obsérvese la gran cantidad
de haces musculares lisos,
cuya contracción influye en
el flujo de aire en el aparato
respiratorio. Aumento me-
diano
La segunda modificación que ocurre en la pared del bronquio intrapulmonar es la adición de
músculo liso para formar una capa circunferencial completa.
La pared del bronquio tiene cinco capas:
• Mucosa, que está compuesta por un epitelio seudoestratificado cilíndrico con las mismas célu-
las que el epitelio traqueal. La altura de las células y la cantidad de lámina propia disminuye a
medida que se reduce el calibre de los bronquios.
• Muscular, que es una capa continua de músculo liso en los bronquios mayores. En los bron-
quios menores está más adelgazada. La contracción de este músculo mantiene el diámetro ade-
cuado de la vía aérea.
[186]
• Submucosa, que permanece como un tejido conjuntivo bastante laxo. En los bronquios mayo-
res hay glándulas.
• Capa cartilaginosa, que consiste en placas cartilaginosas discontinuas que se tornan cada vez
más pequeñas conforme se reduce el diámetro bronquial.
• Adventicia, que es un tejido conjuntivo de densidad moderada que se continúa con el conjunti-
vo de las estructuras contiguas, como las ramas de la arteria pulmonar y el parénquima pulmo-
nar.
• BRONQUIOLOS Los segmentos broncopulmonares se subdividen a su vez en lobulillos pulmonares; a cada lobu-
lillo le llega un bronquiolo.
Los ácinos pulmonares son unidades estructurales más pequeñas que forman los lobulillos. Cada
ácino consiste en un bronquiolo terminal con los bronquiolos respiratorios y los alvéolos que
reciben aire de él.
Así, la unidad funcional más pequeña de la estructura pulmonar es la unidad bronquiolar respi-
ratoria, que consiste en un solo bronquíolo respiratorio y los alvéolos a los que envía aire.
Estructura bronquiolar
Los bronquíolos son vías aéreas de conducción que miden 1 mm de diámetro o menos. Los
bronquíolos más grandes son ramas de los bronquios segmentarios.
Estos conductos sufren ramificaciones consecutivas para dar origen a los bronquiolos termina-
les, que son más pequeños y también se ramifican, dando origen a los bronquiolos respiratorios.
Figura 8. Microfotografía de un
corte de la pared de un bron-
quiolo terminal. Obsérvese la
ausencia de cartílago y la pre-
sencia de un anillo de fibras
musculares lisas. Pequeño au-
mento.
En los bronquíolos no hay placas cartilaginosas ni glándulas
Los bronquíolos de mayor diámetro al principio tienen un epitelio seudoestratificado cilíndrico
ciliado que gradualmente se transforma en un epitelio simple cilíndrico ciliado conforme el con-
ducto se estrecha. Las células caliciformes todavía están presentes en los bronquíolos más gran-
des pero faltan por completo en los bronquíolos terminales.
[187]
En los bronquíolos no hay glándulas subepiteliales ni tampoco las placas cartilaginosas.
En la pared de todos los bronquíolos hay una capa de músculo liso relativamente gruesa (múscu-
lo de Reisseisen).
Los bronquíolos pequeños tienen un epitelio simple cúbico. Los bronquíolos de conducción más
pequeños de todos, es decir los bronquíolos terminales, están revestidos por un epitelio simple
cúbico en el cual hay células de Clara dispersas entre las células ciliadas.
Las células de Clara aumentan en cantidad mientras que las células ciliadas disminuyen a lo lar-
go del bronquíolo.
Debajo del epitelio hay una pequeña cantidad de tejido conjuntivo y debajo de este se halla una
capa circunferencial de músculo liso en las porciones conductoras.
Las células de Clara son células no ciliadas que exhiben una prominencia característica redon-
deada o con forma de cúpula de la superficie apical. Tienen las características de células secreto-
ras de proteínas (RER y aparato de Golgi bien desarrollados, con gránulos de secreción que con-
tienen proteínas). Producen un agente tensioactivo, una lipoproteína, que impide la adhesión de
la luz bronquiolar si la pared de la vía aérea se colapsa, en particular durante la espiración.
Además, las células de Clara producen una proteína conocida como proteína de célula de Clara,
que es un componente abundante de la secreción de la vía aérea.
Figura 9. Células de Clara en la
pared de un bronquiolo terminal.
Estas células contienen gránulos
de secreción y poseen una parte
apical abombada, que sobresale.
Aumento mediano.
Función bronquiolar
Los bronquíolos respiratorios constituyen la primera parte del árbol bronquial que permi-
te el intercambio gaseoso
Los bronquíolos respiratorios forman una zona de transición en el aparato respiratorio y partici-
pan tanto en la conducción del aire como en el intercambio gaseoso.
Tienen un diámetro reducido y están tapizados por un epitelio simple cúbico. El epitelio de los
segmentos iniciales de los bronquíolos respiratorios contiene células ciliadas y células de Clara. Hacia el área distal predominan las células de Clara.
La pared del bronquíolo respiratorio tiene evaginaciones de paredes delgadas (alvéolos) que
están diseminadas en toda su longitud. En los alvéolos ocurre el intercambio de gases entre el
aire y la sangre.
[188]
Figura 10. Corte de pulmón en
el que se muestra un bronquiolo
terminal seguido de un bron-
quiolo respiratorio que se con-
tinúa con un saco alveolar y
alvéolos. Aumento pequeño.
• ALVÉOLOS Los alvéolos son los sitios donde ocurre el intercambio gaseoso
Son los espacios aéreos terminales del aparato respiratorio y las estructuras en las que se produce
el intercambio gaseoso entre el aire y la sangre.
Cada alvéolo está rodeado por una red de capilares que ponen la sangre muy cerca del aire inspi-
rado que está en la luz alveolar.
En cada pulmón de adulto hay entre 150 y 250 millones de alvéolos; la extensión de su superficie
interna combinada es de alrededor de 75 m2, más o menos las dimensiones de una cancha de te-
nis.
Cada alvéolo es una cavidad poliédrica de paredes delgadas que mide unos 0,2 mm de diámetro
y confluye en un saco alveolar.
• Los conductos alveolares son vías aéreas alargadas que casi no tienen paredes sino sólo alvéo-
los como límites periféricos. En los tabiques interalveolares hay músculo liso.
• Los sacos alveolares son espacios rodeados por cúmulos de alvéolos. Los alvéolos circundan-
tes se abren hacia estos espacios. Los sacos alveolares suelen estar al final de un conducto alveo-
lar.
Los alvéolos están rodeados y separados unos de otros por una finísima capa de tejido conjuntivo
que contiene capilares sanguíneos. El tejido entre los espacios aéreos alveolares contiguos recibe
el nombre de tabique alveolar o pared septal.
El epitelio alveolar está compuesto por células alveolares de tipo I y de tipo II y alguna que
otra célula en cepillo
[189]
Figura 11. Esquema de la porción
terminal del árbol bronquial. Obsér-
vese que el músculo liso está presen-
te sólo en la parte de los conductos
alveolares, sin prolongarse a los
alvéolos.
La superficie alveolar forma sometida a muchas fuerzas superficiales desestabilizantes y a la ex-
posición continua a las partículas, los agentes patógenos y las toxinas que se han inhalado.
Figura 12. Microfotografía en la que se
ve un saco alveolar (SA) con sus alvéolos
contiguos (A)
[190]
El epitelio alveolar está compuesto por varias células especializadas y sus productos, algunos de
los cuales tienen funciones defensivas y protectoras:
• Las células alveolares de tipo I, también conocidas como neumocitos o neumonocitos de tipo
I, son células planas muy delgadas que revisten la mayor parte (95%) de la superficie de los alv-
éolos. Estas células están unidas entre sí por uniones ocluyentes, que forman una barrera eficaz
entre el espacio aéreo y los componentes de la pared septal.
• Las células alveolares de tipo II, también denominadas neumocitos o neumonocitos de tipo II,
son células secretoras. Estas células cúbicas están dispersas entre las células de tipo I.
Sólo cubren alrededor del 5% de la superficie alveolar y protruyen dentro del espacio aéreo.
Su citoplasma apical está repleto de gránulos que contienen gran cantidad de una mezcla de fos-
folípidos, lípidos neutros y proteínas que se secreta por exocitosis para formar una cubierta al-
veolar del agente tensioactivo conocido como surfactante.
Además de secretar el surfactante las células alveolares de tipo II son las progenitoras de las
células alveolares de tipo I.
• Las células en cepillo también están presentes en la pared alveolar pero en una cantidad escasa.
Servirían como receptores que verificarían la calidad del aire en los pulmones.
El surfactante disminuye la tensión superficial alveolar y participa activamente en la elimi-
nación del material extraño
La capa del surfactante producido por las células alveolares de tipo II reduce la tensión superfi-
cial en la interfaz aire-epitelio.
La síntesis de surfactante en el feto ocurre después de la trigésimo quinta semana de gestación y
es modulada por varias hormonas, entre las que se encuentran el cortisol, la insulina, la prolacti-
na y la tiroxina. Sin la secreción adecuada de surfactante los alvéolos se colapsarían en cada es-
piración sucesiva. Este colapso ocurre en los lactantes prematuros cuyos pulmones no se han
desarrollado lo suficiente como para producir surfactante, lo que causa el síndrome de dificultad
respiratoria (SDR) neonatal. La administración profiláctica de surfactante exógeno en el mo-
mento de nacer a los niños muy prematuros reduce el riesgo de SDR. Además, la administración
de cortisol a las mujeres con amenaza de parto prematuro disminuye la mortalidad neonatal.
El tabique alveolar es el sitio donde se encuentra la barrera hematogaseosa
La barrera hematogaseosa está formada por las células y los productos celulares a través de los
cuales tienen que difundirse los gases entre los compartimientos alveolar y capilar.
La barrera hematogaseosa más delgada consiste en una fina capa de surfactante, una célula epite-
lial de tipo I y su lámina basal y una célula endotelial capilar y su lámina basal. Con frecuencia
estas dos láminas basales están fusionadas.
Las células y las fibras del tejido conjuntivo que pueden estar entre las dos láminas basales en-
sanchan la barrera.
Los macrófagos alveolares eliminan partículas inhaladas de los espacios aéreos y eritrocitos
del tabique
Los macrófagos alveolares funcionan tanto en el tejido conjuntivo del tabique como en el espa-
cio aéreo del alvéolo. En los espacios aéreos barren la superficie para eliminar las partículas in-
[191]
haladas, por ejemplo polvo y polen, y este es el fundamento de uno de sus nombres alternativos
(células del polvo).
Derivan de monocitos de la sangre. Fagocitan los eritrocitos que puedan introducirse en los alv-
éolos en la insuficiencia cardíaca.
Algunos macrófagos distendidos por el material fagocitado ascienden por el árbol bronquial en el
moco y se degluten o se expectoran al llegar a la faringe. Otros retornan al tejido conjuntivo del
tabique y allí, repletos de material de fagocitosis acumulado, pueden permanecer durante gran
parte de la vida de una persona. Por ende, en la autopsia, los pulmones de los habitantes de las
ciudades, así como los de los fumadores suelen exhibir muchos macrófagos alveolares repletos
de partículas de carbón.
También fagocitan microorganismos infecciosos, como Mycobacterium tuberculosis. Sin embar-
go, estos bacilos no son digeridos por los macrófagos y otras infecciones o trastornos que dañan
a los macrófagos alveolares pueden conducir a la liberación de las bacterias y a una tuberculosis
recidivante.
Figura 13. A. Microfotografía óptica de un alvéolo. Las flechas señalan capilares alveolares con eritrocitos en su
luz. 480 x. B. Diagrama del tabique interalveolar. Las flechas indican la dirección del intercambio de CO2 y O2 entre
el espacio aéreo alveolar y la sangre. Obsérvese el macrófago que extiende sus prolongaciones hacia la luz del alv-
éolo.
La circulación aérea colateral a través de los poros alveolares permite el paso del aire entre
los alvéolos
En los tabiques interalveolares existen orificios que permiten la circulación del aire desde un al-
véolo hacia otro. Estos poros alveolares (de Kohn) pueden ser de gran importancia en algunos estados patológicos en los que la enfermedad pulmonar obstructiva bloquea el paso normal de
aire a los alvéolos. Los alvéolos distales al sitio de bloqueo pueden continuar recibiendo aire, a
través de los poros, desde un lobulillo contiguo.
[192]
Figura 14. Esquema tridimensional de los alvéolos pulmonares que muestra la estructura de la pared interalveolar.
Obsérvense los capilares sanguíneos, el tejido conjuntivo y los macrófagos. Estas células pueden verse en los alvéo-
los y pasando de los tabiques al interior de la luz alveolar. También se ven poros alveolares.
• IRRIGACIÓN SANGUÍNEA Los pulmones tienen circulación tanto pulmonar como bronquial
La circulación pulmonar irriga los capilares del tabique alveolar y deriva de la arteria pulmonar
que sale del ventrículo derecho del corazón. Las ramas de la arteria pulmonar transcurren con los
bronquios y los bronquíolos y llevan la sangre hasta los lechos capilares de los alvéolos. Esta
sangre se oxigena y es recogida por los capilares venosos pulmonares que se reúnen para formar
vénulas. Al final forman las cuatro venas pulmonares que devuelven la sangre a la aurícula iz-
quierda del corazón.
La circulación bronquial, a través de las arterias bronquiales que son ramas de la aorta, irriga
todo el tejido pulmonar excepto los alvéolos, o sea las paredes de los bronquios y los bronquíolos
y el tejido conjuntivo pulmonar excepto el de los tabiques alveolares.
[193]
Las ramas más finas del árbol arterial bronquial también desembocan en los capilares pulmona-
res. Por lo tanto, las circulaciones bronquial y pulmonar se anastomosan más o menos a la altura
de la transición entre la porción conductora y la porción respiratoria de las vías aéreas.
Las venas bronquiales drenan sólo el tejido conjuntivo de la región hiliar de los pulmones.
• VASOS LINFÁTICOS Un grupo de vasos linfáticos drena el parénquima pulmonar y sigue las vías aéreas hasta el hilio.
A lo largo del trayecto de los vasos de mayor calibre hay ganglios linfáticos.
Un segundo grupo de vasos linfáticos drena la superficie pulmonar y transcurre en el tejido con-
juntivo de la pleura visceral, que es una membrana serosa que reviste el pulmón, compuesta por
un mesotelio superficial (epitelio de revestimiento plano simple) y su tejido conjuntivo subya-
cente. La pleura también presenta una capa parietal, con la misma estructura, conformándose
entre ambas un espacio (virtual) llamado espacio pleural.
Figura 15. Circulación
sanguínea y linfática
en un lóbulo pulmonar.
A efectos de mayor
claridad, las estructuras
se han representado
con dimensiones ma-
yores de las reales.
Ross, M.; Pawlina, W. Histología: texto y atlas color con biología celular y molecular. 5a ed. 2a reimp. Buenos Ai-
res: Médica Panamericana, 2008
Junqueira, L.; Carneiro, J. Histología Básica. 10a ed. Guanabara Koogan, 2004
194
195
Capítulo 15. APARATO DIGESTIVO I – CAVIDAD ORAL
• GENERALIDADES DEL APARATO DIGESTIVO
El aparato digestivo está formado por el tubo digestivo y sus estructuras anexas principales: la
lengua, los dientes, las glándulas salivales, el páncreas, el hígado y la vesícula biliar.
Al pasar por el tubo digestivo los alimentos se degradan física y químicamente para que los pro-
ductos de esa degradación puedan ser absorbidos por el organismo.
Luego de la maceración, la humectación y la formación preliminar del bolo alimentario por ac-
ción de las estructuras de la cavidad oral y las glándulas salivales los alimentos atraviesan rápi-
damente la faringe y el esófago.
Durante el tránsito de los alimentos a través del estómago y el intestino delgado ocurren las prin-
cipales modificaciones asociadas con la digestión, la solubilización y la absorción. La absorción
se produce principalmente a través de la pared del intestino delgado. Los alimentos no digeridos
junto con otras sustancias que hay en el tubo digestivo como moco, bacterias, células exfoliadas
y pigmentos biliares, se eliminan como materia fecal.
La mucosa digestiva cumple muchas funciones:
• Secreción. El revestimiento del tubo digestivo secreta en sitios específicos enzimas digestivas,
ácido clorhídrico, mucina y anticuerpos.
• Absorción. El epitelio de la mucosa absorbe sustratos metabólicos, por ejemplo los alimentos
degradados durante la digestión así como vitaminas, agua, electrólitos, sales biliares y otras sus-
tancias esenciales para el funcionamiento del organismo.
• Barrera. La mucosa sirve como una barrera que impide la entrada de sustancias nocivas, antí-
genos y microorganismos patógenos.
• Protección inmunológica. El tejido linfático dentro de la mucosa actúa como una primera línea
de defensa inmunológica para proteger al organismo.
CAVIDAD ORAL
La cavidad oral comprende una serie de estructuras que incluyen la lengua, los dientes y
sus medios de sostén (periodonto), las glándulas salivales principales y accesorias y las a-
mígdalas
La cavidad oral se divide en un vestíbulo y una cavidad oral propiamente dicha. El vestíbulo es
el espacio que hay entre los labios y las mejillas (por fuera) y los dientes (por dentro). La cavi-
dad oral propiamente dicha está detrás de los dientes y sus otros límites son: hacia arriba el pa-
ladar duro y el paladar blando, hacia abajo la lengua y el piso de la boca y hacia atrás el istmo de
las fauces, es decir la entrada a la orofaringe.
Cada una de las tres glándulas salivales principales es un órgano par; estas glándulas son las
siguientes:
196
• Glándula parótida, que es la más grande de las tres y está ubicada en el espacio laterofaríngeo
superior. Su conducto excretor, el conducto parotídeo (de Stenon), desemboca frente al segundo
molar superior.
• Glándula submandibular, que está ubicada en la región suprahioidea lateral. Su conducto ex-
cretor, el conducto submandibular (de Wharton), desemboca a cada lado del frenillo de la len-
gua en el piso de la cavidad oral.
• Glándula sublingual, que está ubicada debajo de la lengua. Tiene varios conductos excretores
pequeños; algunos se unen al conducto submandibular, mientras que otros desembocan en la ca-
vidad oral en forma independiente.
Las glándulas salivales accesorias están situadas en la submucosa de la cavidad oral. Desembo-
can directamente en la cavidad a través de conductos cortos y reciben su nombre de acuerdo con
su ubicación, por ejemplo, glándulas bucales (yugales), labiales, linguales y palatinas.
Las amígdalas son acumulaciones de nódulos linfáticos que se congregan alrededor del istmo de
las fauces, en la orofaringe y en la rinofaringe.
El tejido linfático se organiza en un anillo amigdalino (anillo de Waldeyer) de protección inmu-
nológica, que rodea los orificios posteriores de las cavidades oral y nasal, y comprende las si-
guientes estructuras:
• Amígdalas palatinas, también llamadas amígdalas a secas, que están situadas a cada lado del
istmo de las fauces, entre los pilares anteriores y posteriores del velo del paladar.
• Amígdalas tubáricas, que están ubicadas en las paredes laterales de la rinofaringe, posteriores a
la desembocadura de la trompa auditiva (de Eustaquio).
• Amígdalas faríngeas o adenoides, que están situadas en el techo de la rinofaringe.
• Amígdalas linguales, que se hallan en la superficie dorsal de la base de la lengua.
La cavidad oral está tapizada por una mucosa masticatoria, una mucosa de revestimiento y una
mucosa especializada.
La mucosa masticatoria se encuentra en las encías y en el paladar duro. Posee un epitelio estrati-
ficado plano queratinizado y, en algunas regiones, paraqueratinizado (similar al queratinizado
excepto en que las células superficiales no pierden sus núcleos)
La lámina propia subyacente está compuesta por una gruesa capa de tejido conjuntivo laxo que
contiene vasos sanguíneos y nervios. En la parte profunda de la lámina propia hay una capa de
tejido conjuntivo más denso que se funde con el periostio, lo que significa que no hay submuco-
sa, excepto en algunos sitios que contienen tejido adiposo y glándulas mucosas.
En la línea media del paladar duro, o sea en el rafe palatino, la mucosa está firmemente adherida
al hueso subyacente.
La mucosa de revestimiento está en los labios, las mejillas, la superficie mucosa alveolar, el piso
de la boca, la superficie ventral de la lengua y el paladar blando. En estos sitios tapiza músculo
estriado (labios, mejillas y lengua), hueso (mucosa alveolar) y glándulas (paladar blando, meji-llas y superficie ventral de la lengua).
En general el epitelio de la mucosa de revestimiento no está queratinizado, excepto el epitelio del
borde libre del labio (la porción rojiza entre la mucosa húmeda interna y la piel facial externa).
197
La lámina propia contiene vasos sanguíneos y nervios.
Debajo de la mucosa de revestimiento hay una submucosa bien definida. Esta capa contiene fi-
bras colágenas y elásticas que unen la mucosa al músculo subyacente; también contiene las
múltiples glándulas salivales accesorias de los labios, la lengua y las mejillas.
La mucosa especializada se asocia con la sensación del gusto y se halla restringida en la superfi-
cie dorsal de la lengua. Contiene corpúsculos gustativos, que tienen la función de generar las
sensaciones gustativas por estímulos químicos.
LENGUA La lengua es un órgano muscular que se proyecta dentro de la cavidad oral desde su superficie
inferior.
Los músculos linguales son tanto extrínsecos (con un punto de inserción fuera de la lengua) co-
mo intrínsecos (confinados por completo dentro del órgano).
El músculo estriado de la lengua está organizado en fascículos dispuestos en tres planos más o
menos perpendiculares entre sí. Esta distribución de las fibras musculares permite una enorme
flexibilidad y una gran precisión en los movimientos de la lengua, que son indispensables para el
habla humana, así como en la digestión local y la deglución.
La superficie dorsal de la lengua está dividida anatómicamente por una depresión con forma de
V, el surco terminal, en dos tercios anteriores y un tercio posterior. El vértice de la V apunta
hacia atrás y es el sitio donde se halla el foramen (agujero) ciego, un resto embrionario del con-
ducto tirogloso.
La superficie dorsal de la lengua está cubierta de papilas
Numerosas irregularidades y sobreelevaciones de la mucosa llamadas papilas linguales cubren
la superficie dorsal de la lengua por delante del surco terminal.
Las papilas linguales y sus corpúsculos gustativos asociados constituyen la mucosa especializa-
da de la cavidad oral.
Se describen cuatro tipos de papilas: filiformes, fungiformes, caliciformes y foliadas.
• Las papilas filiformes son las más pequeñas y las más abundantes en los seres humanos. Son
proyecciones cónicas alargadas de tejido conjuntivo que están tapizadas por un epitelio estratifi-
cado plano muy queratinizado, sin corpúsculos gustativos; la función de estas papilas es sólo
mecánica.
• Las papilas fungiformes son proyecciones con forma de hongo que están situadas en la super-
ficie dorsal de la lengua. Se proyectan más arriba que las papilas filiformes (entre las cuales
están dispersas) y se ven a simple vista como pequeños puntos rojos. En el epitelio estratificado
plano de la superficie dorsal de estas papilas hay corpúsculos gustativos.
• Las papilas caliciformes o circunvaladas son estructuras grandes, con forma de cúpula, que se hallan en la mucosa justo por delante del surco terminal. La lengua humana posee entre 8 y 12 de
estas papilas. Cada papila está rodeada por un surco profundo tapizado por epitelio estratificado
plano que contiene corpúsculos gustativos abundantes. Los conductos excretores de las glándu-
198
las salivales linguales (glándulas de van Ebner) vacían la secreción serosa glandular en el fondo
dicho surco.
• Las papilas foliadas consisten en crestas bajas paralelas separadas por hendiduras profundas de
la mucosa, que están alineadas en ángulo recto con respecto al eje longitudinal de la lengua. Apa-
recen en los bordes laterales de la lengua. Contienen muchos corpúsculos gustativos. En las hen-
diduras desembocan pequeñas glándulas serosas.
Los corpúsculos gustativos están presentes en las papilas fungiformes, caliciformes y folia-
das
Los corpúsculos gustativos son estructuras que se extienden a través de todo el espesor del epite-
lio.
El orificio pequeño en la superficie epitelial a la altura del vértice del corpúsculo recibe el nom-
bre de poro gustativo.
Figura 1. Esquema de un corpúsculo
gustativo
En los corpúsculos gustativos se encuentran tres tipos celulares principales:
• Células neuroepiteliales (sensoriales), que son las más numerosas del receptor del gusto. Se
extienden desde la lámina basal hasta el poro gustativo, a través del cual emite microvellosida-
des. Cerca de su superficie apical están unidas a las células vecinas a través de zonulae occluden-
tes. A la altura de su base forman una sinapsis con una prolongación de neuronas sensitivas de
los nervios facial (par craneano VII), glosofaríngeo (par craneano IX) y neumogástrico o vago
(par craneano X).
• Células de sostén, que son menos abundantes. También son alargadas, pero no hacen sinapsis
con prolongaciones neuronales.
199
• Células basales, que son células pequeñas ubicadas en la porción basal del corpúsculo gustati-
vo. Son las células precursoras (células madre) de los otros dos tipos celulares.
Además de estar asociados con las papilas linguales, los corpúsculos gustativos también apare-
cen en el paladar blando, en la superficie dorsal de la epiglotis y en la pared posterior de la farin-
ge.
El gusto es una clase de sensibilidad en la cual diversas sustancias químicas estimulan a las
células neuroepiteliales de los corpúsculos gustativos
El gusto se clasifica como una sensibilidad por estímulos químicos en la cual sustancias diversas
contenidas en los alimentos o las bebidas interaccionan con los receptores gustativos ubicados en
la superficie apical de las células neuroepiteliales.
Estas células reaccionan ante cinco estímulos básicos: dulce, salado, amargo, ácido y umami.
"Umami" (que significa sabroso en japonés) es el sabor de ciertos aminoácidos (p. ej., glutamato,
aspartato y compuestos relacionados) y es común a los espárragos, los tomates, el queso y la car-
ne. El glutamato monosódico, añadido a muchos alimentos para aumentar su sabor (y el ingre-
diente principal de la salsa de soja), estimula los receptores umami.
Algunas regiones de la lengua responden más a ciertos sabores que otras
En general los corpúsculos gustativos de la punta de la lengua detectan estímulos dulces, los que
están ubicados justo a los lados y hacia atrás de la punta detectan los estímulos salados y los que
están un poco más atrás y hacia los lados detectan los estímulos ácidos. Los de las papilas calici-
formes detectan los estímulos amargos y umami.
Sin embargo, en toda la lengua hay sensibilidad a todas las calidades de sabores, pero algunas
regiones efectivamente responden más a ciertos sabores que otras.
Las amígdalas linguales están situadas en la lámina propia de la base de la lengua, que se halla
detrás del surco terminal. Contienen tejido linfático difuso y nódulos linfáticos.
La inervación compleja de la lengua está dada por nervios (pares) craneanos y por el sis-
tema nervioso autónomo
• La sensibilidad general de los dos tercios anteriores de la lengua (por delante del surco termi-
nal) es transmitida por la rama mandibular del nervio trigémino (par cranenano V). La sensibili-
dad general del tercio posterior es transmitida por el nervio glosofaríngeo (par craneano IX) y el
nervio vago (par craneano X).
• La sensibilidad gustativa es transmitida por la cuerda del tímpano , una rama del nervio facial
(par craneano VII), por delante del surco terminal y por los nervios glosofaríngeo y vago por
detrás de este surco.
• La inervación motora para los músculos de la lengua está dada por el nervio hipogloso (par
craneano XII).
• La inervación vascular y glandular de la lengua está a cargo de nervios simpáticos y para-
simpáticos.
200
GLÁNDULAS SALIVALES
Las glándulas salivales principales son la parótida, la submandibular y la sublingual, todas
órganos pares.
Las glándulas salivales accesorias están localizadas en la submucosa de las diferentes partes de
la cavidad oral y comprenden las glándulas linguales, labiales, bucales (yugales), molares y pa-
latinas.
Todas las glándulas salivales se originan en el epitelio oral embrionario. Al principio la glándula
adopta la forma de un cordón celular macizo que prolifera hacia el interior del mesénquima. La
proliferación de las células epiteliales al final produce cordones muy ramificados con extremos
dilatados o bulbosos. La degeneración de las células más internas de los cordones y de los ex-
tremos dilatados determina que estos se canalicen.
Así, los cordones se convierten en conductos excretores y los extremos bulbosos dan origen a los
adenómeros glandulares.
Adenómeros glandulares Las glándulas salivales principales están rodeadas por una cápsula de tejido conjuntivo denso de
la cual parten tabiques que dividen el parénquima glandular en lóbulos y lobulillos.
Las glándulas salivales accesorias no tienen una cápsula.
En el tejido conjuntivo que rodea los adenómeros de las glándulas salivales principales y acceso-
rias hay abundancia de linfocitos y plasmocitos.
Los adenómeros son de tres tipos: serosos, mucosos y mixtos
La unidad funcional básica de las glándulas salivales, la sialona, consiste en el adenómero, lla-
mado ácino, y los distintos segmentos de la vía de excreción (conducto intercalar, conducto es-
triado, conducto excretor mayor).
El ácino es un saco ciego compuesto por células secretoras. El término ácino (lat. uva) designa la
unidad secretora de las glándulas salivales.
Los ácinos de las glándulas salivales contienen células serosas (secretoras de proteínas), células
mucosas (secretoras de mucina) o ambas.
Los tres tipos de ácinos son:
• Ácinos serosos, que sólo contienen células serosas y en general son esferoidales.
• Ácinos mucosos, que sólo poseen células mucosas y suelen ser más tubulares.
• Ácinos mixtos, que contienen tanto células serosas como mucosas. En los preparados de rutina
teñidos con H-E los ácinos mucosos tienen un casquete de células serosas (semilunas serosas)
que se cree que secretan su producto hacia el espacio intercelular tortuoso que hay entre las célu-
las mucosas.
La semiluna serosa que se ve con el microscopio óptico es un artefacto (error en el proceso de
preparación) del método de fijación convencional. El proceso de formación de las semilunas es
explicado por la expansión del mucinógeno, un componente principal de los gránulos de secre-
ción durante la fijación en los medios habituales. Esta expansión aumenta el volumen de las célu-
201
las mucosas y desplaza las células serosas de su posición original, con lo cual se crea la imagen
semilunar.
Figura 2. Relación entre las células
serosas y mucosas en el ácino mixto
después de aplicar el método de la
congelación rápida (a). en los prepara-
dos de rutina (b) las células serosas son
desplazadas hacia la periferia del ácino
para formar la denominada semiluna
serosa.
Las células serosas son células secretoras de proteínas
Las células serosas contienen una gran cantidad de RER, ribosomas libres, un aparato de Golgi
prominente y muchos gránulos de secreción ubicados en el citoplasma apical (gránulos de cimó-
geno).
Las células mucosas son células secretoras de mucinas
El moco se sintetiza y se almacena dentro de la célula en la forma de gránulos de mucinógeno.
Cuando el producto se elimina luego de la estimulación hormonal o nerviosa, la célula comienza
a resintetizarlo.
Como el mucinógeno se pierde durante la técnica histológica en los cortes de parafina teñidos
con H-E la porción apical de la célula suele aparecer vacía. La porción basal contiene el núcleo
típicamente aplanado contra la membrana plasmática basal.
Las células mioepiteliales son células contráctiles que abrazan la región basal de las células
secretoras del ácino
Las células mioepiteliales son células contráctiles con muchas prolongaciones, que se hallan u-
bicadas entre la membrana plasmática basal de las células epiteliales y la lámina basal del epite-
lio. También están debajo de las células de la porción proximal del sistema de conductos excreto-
res.
Contribuyen a impulsar los productos de secreción hacia el conducto excretor.
La luz del ácino salival es continua con la de un sistema de conductos que puede tener hasta tres
segmentos secuenciales:
• Conducto intercalar, que parte del ácino.
• Conducto estriado, denominado así porque tiene "estriaciones" que corresponden a repliegues
de la membrana plasmática basal de las células cilíndricas del epitelio que forma el conducto.
• Conductos excretores, que son los conductos mayores que desembocan en la cavidad oral.
Las glándulas serosas tienen conductos intercalares y estriados bien desarrollados, que modifican
la secreción serosa por absorción de componentes específicos y secreción de componentes adi-
cionales para formar el producto final.
Las glándulas mucosas, en las cuales la secreción no se modifica, poseen conductos intercalares
muy poco desarrollados. Además, estas glándulas carecen de conductos estriados.
202
El conducto intercalar está ubicado entre un ácino y un conducto de mayor calibre
Los conductos intercalares están revestidos por células epiteliales cúbicas bajas. En las glándulas
serosas y mixtas se ha demostrado que secretan iones de bicarbonato hacia el producto de los
ácinos y absorben iones de cloruro.
Las células del conducto estriado tienen muchos repliegues en su membrana plasmática ba-
sal
Los conductos estriados están revestidos por epitelio simple cúbico que gradualmente se convier-
te en cilíndrico conforme se aproxima al conducto excretor mayor.
Los repliegues de la membrana plasmática basal se ven como "estriaciones" al microscopio ópti-
co.
En estos repliegues hay mitocondrias alargadas. Representan una especialización morfológica
relacionada con la reabsorción de líquido y electrólitos.
Los conductos estriados son los sitios de:
• Reabsorción de Na+ desde la secreción primaria.
• Secreción de K+ y bicarbonato (HC03) hacia el producto glandular.
Los conductos estriados están ubicados en el parénquima de las glándulas (son conductos intra-
lobulillares).
Figura 3. Estructura de la glándula submandibular
203
Los conductos excretores de mayor calibre están en el tejido conjuntivo interlobulillar e
interlobular
Los conductos excretores mayores son las vías de excreción más importantes de las glándulas
salivales principales y desembocan en la cavidad oral. El epitelio de los conductos excretores de
calibre menor es simple cúbico. De a poco cambia a estratificado cúbico o cilíndrico y cuando se
acerca a la cavidad oral puede transformarse en estratificado plano.
Glándulas salivales principales
Glándula parótida Las glándulas parótidas son completamente serosas
Las parótidas son las glándulas salivales principales más grandes. Son glándulas pares, situadas
por debajo y por delante del oído.
Las unidades secretoras de la parótida son serosas y de cada una de ellas surge un conducto in-
tercalar. Los conductos estriados son mayores.
El nervio facial (par craneano VII) atraviesa la glándula.
Glándula submandibular (submaxilar) Las submandibulares son glándulas mixtas que en los seres humanos están compuestas
principalmente por ácinos serosos
Las glándulas submandibulares, que son órganos pares que están ubicadas debajo del piso de la
boca.
Entre los ácinos, que son predominantemente serosos, suelen aparecer algunos ácinos mucosos
con semilunas serosas.
Glándula sublingual Las sublinguales son pequeñas glándulas mixtas que en los seres humanos están formadas
principalmente por ácinos mucosos
Las glándulas sublinguales están situadas en el piso de la boca en posición anterior con respecto
a las glándulas submandibulares. Algunos de los ácinos de predominio mucoso poseen semilunas
serosas pero es muy raro hallar ácinos serosos puros. Los conductos intercalares y estriados son
cortos, difíciles de encontrar y a veces inexistentes.
SALIVA La saliva comprende las secreciones combinadas de todas las glándulas salivales principa-
les y accesorias
Una de las características singulares de la saliva es el volumen grande y variable que se produce,
hecho sin duda relacionado con sus muchas funciones.
Las glándulas salivales producen alrededor de 1200 ml de saliva por día. Ésta tiene muchas fun-
ciones:
• Humedecer la mucosa oral.
• Humedecer los alimentos secos para contribuir a la deglución.
204
• Proveer un medio para los alimentos disueltos y en suspensión que estimulan químicamente los
corpúsculos gustativos.
• Amortiguar el contenido de la cavidad oral a causa de su gran concentración de iones de bicar-
bonato.
• Digerir carbohidratos por la acción de la enzima digestiva alfa-amilasa que rompe enlaces glu-
cosídicos.
• Controlar la flora bacteriana de la cavidad oral a través de la acción de la lisozima (muramida-
sa), una enzima que degrada el ácido murámico en ciertas bacterias (p. ej., estafilococos).
La saliva es una fuente de iones de calcio y fosfato indispensables para el desarrollo y el
mantenimiento normales de los dientes
El calcio y el fosfato de la saliva son indispensables para la mineralización de los dientes que
recién hacen erupción y para la reparación de las lesiones precursoras de caries en el esmalte de
los dientes erupcionados.
Además, la saliva cumple muchas otras funciones en lo que se refiere a la protección de los dien-
tes. Ciertas proteínas de la saliva revisten los dientes con una cubierta protectora llamada pelícu-
la adquirida. Los anticuerpos y otros agentes antibacterianos retrasan la acción bacteriana que de
otro modo llevaría al deterioro dentario.
La saliva tiene funciones inmunológicas
La saliva contiene anticuerpos: la inmunoglobulina A (IgA) salival, sintetizada por los plasmo-
citos del tejido conjuntivo que rodea los ácinos secretores de las glándulas salivales.
La saliva contiene agua, proteínas diversas y electrólitos
La saliva contiene principalmente agua, proteínas y glucoproteínas (enzimas y anticuerpos) y
electrólitos.
Posee una concentración alta de potasio y bicarbonato, y baja de sodio. Además, presenta canti-
dades significativas de calcio, fósforo, cloro y urea. Sus enzimas principales son la lisozima y la
alfa-amilasa.
Ross, M.; Pawlina, W. Histología: texto y atlas color con biología celular y molecular. 5
a ed. 2
a reimp. Buenos
Aires: Médica Panamericana, 2008
Junqueira, L.; Carneiro, J. Histología Básica. 10a ed. Guanabara Koogan, 2004
205
Capítulo 16. APARATO DIGESTIVO II – ESÓFAGO,
ESTÓMAGO E INTESTINO
• GENERALIDADES DEL TUBO DIGESTIVO La porción del tubo digestivo que se extiende desde el extremo proximal del esófago hasta el ex-
tremo distal del conducto anal está compuesta por una serie de órganos tubulares de diámetro
variable. Estos órganos forman un tubo continuo que tiene la misma organización estructural
básica en toda su longitud.
Su pared está formada por cuatro capas bien definidas que desde la luz hacia afuera son las si-
guientes:
• Mucosa, que consiste en un epitelio de revestimiento, una capa subyacente de tejido conjuntivo
denominada lámina propia y la muscular de la mucosa compuesta por músculo liso.
• Submucosa, que está compuesta por tejido conjuntivo denso no modelado.
• Muscular externa, que en la mayoría de los sitios está formada por dos capas de tejido muscu-
lar liso.
• Serosa, una membrana que consiste en un epitelio simple plano (mesotelio) y una pequeña can-
tidad de tejido conjuntivo subyacente. Donde la pared del tubo está adherida directamente a las
estructuras contiguas (p. ej., la pared del cuerpo) en lugar de serosa hay una adventicia compues-
ta únicamente por tejido conjuntivo .
Mucosa
La estructura del esófago, el estómago y los intestinos delgado y grueso difiere de manera consi-
derable y casi todas las diferencias se hallan en la mucosa.
El epitelio varía a todo lo largo del tubo digestivo y está adaptado a las funciones específicas de
cada uno de los órganos digestivos.
La mucosa cumple tres funciones principales: protección, absorción y secreción.
El epitelio de la mucosa sirve como barrera que separa la luz del tubo digestivo del resto
del organismo
La barrera epitelial separa el medio luminal del tubo, que es equivalente al exterior del organis-
mo, de los tejidos corporales. Además, la barrera contribuye a la protección del cuerpo contra la
entrada de antígenos y sustancias nocivas.
En el esófago un epitelio estratificado plano protege contra la abrasión física causada por los
alimentos ingeridos.
En la porción gastrointestinal del tubo digestivo las uniones estrechas (zonulae occludentes) en-
tre las células cilíndricas del epitelio simple de la mucosa forman una barrera de permeabilidad
selectiva.
La mayor parte de las células epiteliales transportan los productos de la digestión y otras sustan-
cias esenciales, como el agua, a través de su citoplasma hacia el espacio extracelular.
206
La función absortiva de la mucosa permite que los alimentos digeridos, el agua y los elec-
trólitos alcancen los vasos sanguíneos y linfáticos
La absorción de los alimentos digeridos, el agua y los electrólitos es posible gracias a las prolon-
gaciones de la mucosa y la submucosa hacia la luz del tubo digestivo, que aumentan la extensión
de la superficie disponible para la absorción.
Consisten en las siguientes especializaciones estructurales:
• Pliegues circulares (también conocidos como válvulas conniventes o válvulas de Kerckring),
que son pliegues de la submucosa presentes en casi toda la longitud del intestino delgado.
• Vellosidades, que son proyecciones digitiformes de la mucosa que cubren toda la superficie del
intestino delgado, el sitio principal de absorción de los productos de la digestión.
• Microvellosidades, que son proyecciones microscópicas muy juntas de la superficie apical de
las células absortivas intestinales que aumentan adicionalmente la extensión de la superficie dis-
ponible para la absorción.
La función secretora de la mucosa provee lubricación y suministra enzimas digestivas, hor-
monas y anticuerpos a la luz del tubo digestivo
La secreción está a cargo principalmente de glándulas distribuidas a todo lo largo del tubo diges-
tivo. Los diversos productos de secreción consisten en moco para la lubricación protectora, ade-
más de sustancias que contribuyen a la digestión, como enzimas, ácido clorhídrico, hormonas y
agua. El epitelio de la mucosa también secreta los anticuerpos que recibe desde el tejido conjun-
tivo subyacente.
Las glándulas del tubo digestivo comprenden:
• Glándulas mucosas que se extienden dentro de la lamina propia.
• Glándulas submucosas que envían sus secreciones directamente a la luz de las glándulas mu-
cosas o a través de conductos que desembocan en la superficie luminal general.
• Glándulas extramurales que se hallan fuera del tubo digestivo y envían sus secreciones a
través de conductos que atraviesan la pared del intestino para desembocar en su luz. El hígado y
el páncreas son glándulas digestivas extramurales que aumentan mucho la capacidad secretora
del aparato digestivo. Envían sus secreciones hacia el duodeno, la primera parte del intestino
delgado.
La lámina propia contiene glándulas, vasos que transportan sustancias absorbidas y com-
ponentes del sistema inmunitario
Las glándulas mucosas se extienden dentro de la lámina propia en toda la longitud del tubo di-
gestivo. En general lubrican la superficie epitelial para proteger la mucosa de las agresiones
mecánicas y químicas.
Los capilares sanguíneos de esta capa típicamente son fenestrados y recolectan la mayoría de los
metabolitos absorbidos. En el intestino delgado los capilares linfáticos son abundantes y reciben
una parte de los lípidos y las proteínas absorbidos.
En la lámina propia los tejidos linfáticos funcionan como una barrera inmunológica que protege
contra los agentes patógenos.
El tejido linfático está representado por:
207
• Tejido linfático difuso, que consiste en linfocitos y plasmocitos abundantes ubicados en la
lámina propia y linfocitos que se hallan temporalmente en los espacios intercelulares del epitelio.
• Nódulos linfáticos con centros germinativos bien desarrollados.
El tejido linfático difuso y los nódulos linfáticos en conjunto se conocen como tejido linfático
asociado con el intestino (GALT).
La muscular de la mucosa (muscularis mucosae), consiste en células musculares lisas dispues-
tas en una capa circular interna y una capa longitudinal externa. La contracción de este músculo
produce el movimiento de la mucosa para formar crestas y depresiones que facilitan la absorción
y la secreción.
Figura 1. Estructura esquemática de una porción de tracto digestivo con diversos componentes y sus funciones.
Submucosa
La submucosa contiene los vasos sanguíneos de mayor calibre, vasos linfáticos y un plexo ner-
vioso. La extensa red nerviosa de la submucosa contiene fibras sensitivas viscerales de origen
mayoritariamente simpático, ganglios parasimpáticos (terminales) y fibras nerviosas parasimpá-
ticas preganglionares y posganglionares.
Los somas de las neuronas ganglionares parasimpáticas y sus fibras nerviosas posganglionares
forman el sistema nervioso entérico. Este sistema tiene a su cargo la inervación de las capas
musculares lisas del tubo digestivo y puede funcionar de manera totalmente independiente del
sistema nervioso central.
En la submucosa la red de fibras nerviosas amielínicas y células ganglionares constituyen el
plexo submucoso (plexo de Meissner).
208
En algunos sitios a veces aparecen glándulas (ej.: en el esófago y en la porción inicial del duode-
no).
Muscular externa En la mayoría de los órganos del tubo digestivo la muscular externa consiste en dos capas
concéntricas de músculo liso relativamente gruesas. Las células de la capa interna forman una
capa con orientación circular, mientras que las de la capa externa constituyen una capa con
orientación longitudinal.
Entre las dos capas musculares hay una delgada lámina de tejido conjuntivo, donde se encuentra
el plexo mientérico (plexo de Auerbach) que contiene los somas (células ganglionares) de neu-
ronas parasimpáticas posganglionares y de neuronas del sistema nervioso entérico.
La contracción de la capa circular interna comprime y mezcla el contenido del tubo digestivo por
constricción luminal mientras que la contracción de la capa longitudinal externa impulsa el con-
tenido luminal por acortamiento del tubo.
La contracción rítmica lenta de estas capas musculares bajo el control del sistema nervioso enté-
rico produce peristaltismo, es decir ondas contráctiles. El peristaltismo se caracteriza por la
constricción y acortamiento de los distintos órganos, lo que impulsa su contenido a lo largo del
tubo digestivo.
En algunos sitios a lo largo del tubo digestivo se observan variaciones en la muscular externa.
Por ejemplo, en la pared de la porción proximal del esófago (esfínter faringoesofágico) y alrede-
dor del conducto anal (esfínter anal externo) hay músculo estriado que forma parte de la muscu-
lar externa. En el estómago aparece una tercera capa muscular lisa de orientación oblicua. Por
último, en el intestino grueso parte de la capa muscular lisa longitudinal está engrosada para
formar tres bandas longitudinales bien definidas que se llaman tenias del colon.
La capa de músculo liso circular forma esfínteres en sitios específicos a lo largo del tubo
digestivo
En varios puntos del tubo digestivo la capa muscular circular está engrosada para formar esfínte-
res o válvulas. Estas estructuras son las siguientes:
• Esfínter faringoesofágico. También conocido como esfínter esofágico superior, impide la en-
trada de aire en el esófago.
• Esfínter pilórico. Ubicado en el límite entre el estómago y el duodeno (esfínter gastroduode-
nal), controla la liberación del quimo, que es el contenido gástrico con digestión parcial, hacia el
duodeno.
• Válvula ileocecal. Situada en el límite entre los intestinos delgado y grueso, impide el reflujo
del contenido del colon, con su gran abundancia de bacterias, hacia el íleon distal, que normal-
mente tiene poca cantidad de bacterias.
• Esfínter anal interno. Este esfínter rodea el conducto anal e impide el paso de la materia fecal
desde el recto.
209
Serosa y adventicia La serosa es una membrana compuesta por una capa de epitelio plano simple llamado mesotelio
y una pequeña cantidad de tejido conjuntivo subyacente.
Corresponde al peritoneo visceral de los anatomistas.
Hay partes del tubo digestivo que no poseen una serosa, por ejemplo la porción torácica del esó-
fago y porciones de estructuras abdominales y pelvianas que están fijadas a la pared de la cavi-
dad (duodeno, colon ascendente y descendente, recto y conducto anal). Estas estructuras están
adheridas a la pared abdominal y pelviana por un tejido conjuntivo, la adventicia, que se mezcla
con el conjuntivo propio de la pared de la cavidad correspondiente.
• ESÓFAGO
El esófago es un tubo muscular fijo que conduce alimentos y liquido desde la faringe hacia
el estómago
El esófago atraviesa la base del cuello y el mediastino, y se introduce en la cavidad abdominal.
Tiene una longitud total de unos 25 cm.
La mucosa posee un epitelio estratificado plano no queratinizado. La lámina propia subyacente
es similar a la del resto del tubo digestivo. La parte más periférica corresponde a la muscular de
la mucosa, compuesta por músculo liso de orientación longitudinal.
Figura 2. Microfotografía de un corte de muco-
sa esofágica, teñido con H-E. 240 x.
210
La submucosa consiste en un tejido conjuntivo denso no modelado que contiene vasos sanguí-
neos y linfáticos de mayor calibre, fibras nerviosas y células ganglionares (plexo de Meissner).
La muscular externa se divide en dos estratos musculares: una capa circular interna y una capa
longitudinal externa. Es diferente del resto del tubo digestivo porque su tercio superior es de
músculo estriado, una continuación del músculo de la faringe. En la muscular externa del tercio
medio del esófago se mezclan haces de músculo estriado y músculo liso; en el tercio inferior está
compuesta exclusivamente por músculo liso.
Entre las capas musculares se encuentra el plexo nervioso que se denomina plexo mientérico (de
Auerbach).
Su capa más externa consiste en una adventicia de tejido conjuntivo laxo. Luego de su introduc-
ción en la cavidad abdominal, está cubierto por una serosa que corresponde al peritoneo visceral.
Las glándulas mucosas y submucosas del esófago secretan moco para lubricar y proteger la
superficie luminal
Las glándulas que hay en la pared del esófago son de dos tipos. Ambos tipos secretan moco pero
su ubicación es diferente.
• Las glándulas esofágicas propiamente dichas están en la submucosa, dispersas en toda la lon-
gitud del esófago pero un poco más concentradas en la mitad superior. Son glándulas tubuloaci-
nosas compuestas cuyo conducto excretor está formado por un epitelio estratificado plano.
• Las glándulas esofágicas cardiales se denominan así por su similitud con las glándulas cardia-
les del estómago y aparecen en la lámina propia de la mucosa. Están presentes en la porción ter-
minal del esófago y con frecuencia en la porción inicial del tercio esofágico superior.
El moco producido por las glándulas esofágicas propiamente dichas es apenas ácido y tiene la
función de lubricar la superficie luminal.
Las glándulas esofágicas cardiales producen un moco neutro. Protegen el esófago del reflujo del
contenido gástrico. Sin embargo, en ciertas condiciones su eficacia no es completa y el reflujo
excesivo produce pirosis, una sensación de ardor en el estómago que asciende por el esófago.
El músculo estriado está inervado por neuronas motoras somáticas del nervio vago (par craneano
X).
El músculo liso es inervado por neuronas motoras viscerales del mismo nervio, que establecen
sinapsis con neuronas posganglionares cuyos somas están localizados en la pared del esófago.
• ESTÓMAGO El estómago es una región dilatada del tubo digestivo que se encuentra justo debajo del diafrag-
ma.
La digestión parcial de los alimentos en el estómago por la acción de sus secreciones producen
una mezcla líquida espesa denominada quimo.
Desde el punto de vista histológico el estómago se divide en tres regiones de acuerdo con el tipo
de glándula que contiene cada una:
211
• Región cardial (cardias), la parte cercana al orificio esofágico que contiene las glándulas car-
diales.
• Región pilórica (antro), la parte proximal con respecto al esfínter pilórico que contiene las
glándulas pilóricas o antrales.
• Región fúndica (fundus), la parte más grande del estómago que está situada entre el cardias y
el antro pilórico y contiene las glándulas fúndicas o gástricas.
Figura 3. Fotografía de un estómago humano hemisec-
cionado.
Mucosa gástrica La superficie interna del estómago contiene pliegues longitudinales denominados arrugas gás-
tricas, que desaparecen cuando el órgano se distiende por completo.
Al examinar la superficie interna con una lupa se detectan surcos o hendiduras poco profundas
que dividen la mucosa en pequeñas regiones sobresalientes denominadas mamelones, que au-
mentan en pequeña medida la extensión de la superficie de la mucosa para la secreción.
Con un aumento mayor en la superficie de la mucosa se discierne una gran cantidad de orificios,
que corresponden a las fovéolas, fositas o criptas gástricas, en las cuales desembocan las
glándulas fúndicas.
Células mucosas superficiales tapizan la superficie interna del estómago y las fositas gástri-
cas
El epitelio que reviste la superficie general de la mucosa del estómago y las fositas gástricas es
simple cilíndrico. Las células cilíndricas reciben el nombre de células mucosas superficiales.
Cada célula posee gránulos de mucinógeno, y en su conjunto todo el epitelio forma una superfi-
cie secretora.
La secreción mucosa forma una gruesa cubierta viscosa que se adhiere a la superficie epitelial y
la protege contra la abrasión de los componentes más ásperos del quimo. Además, su concentra-
212
ción alta de bicarbonato (secretado también por las células superficiales) protege el epitelio del
contenido ácido del jugo gástrico.
El revestimiento del estómago no cumple una función absortiva importante. No obstante, puede
absorberse un poco de agua, sales y compuestos químicos liposolubles a través de la mucosa
gástrica.
Figura 4. Regiones del estómago y su estructura histológica.
a) Glándulas fúndicas de la mucosa gástrica
Las glándulas fúndicas producen el jugo gástrico
Las glándulas fúndicas, también llamadas glándulas gástricas, se hallan presentes en toda la
mucosa del estómago excepto en las pequeñas regiones que corresponden al cardias y al antro
pilórico.
213
Son glándulas tubulares simples ramificadas que se extienden desde el fondo de las fovéolas gás-
tricas hasta la muscular de la mucosa.
Figura 5. Diagrama esquemático de una glándula
fúndica (gástrica)
Entre la fovéola y la glándula que está deba-
jo hay un corto segmento de conexión que se
llama istmo y es el sitio de replicación celu-
lar. Las células destinadas a convertirse en
células mucosas superficiales migran hacia
arriba, mientras que otras células migran
hacia abajo para mantener la
población del epitelio de la glándula fúndi-
ca.
Cada glándula posee un cuello angosto y
bastante largo y una base o fondo de más
amplitud. La base de la glándula suele divi-
dirse en dos o tres ramas que se enrollan le-
vemente cerca de la muscular de la mucosa.
Las células de las glándulas fúndicas produ-
cen el jugo gástrico (alrededor de 2 litros por
día), que además de agua y electrólitos con-
tiene cuatro componentes principales:
• Ácido clorhídrico (HCl) que le imparte al
jugo gástrico su pH bajo (< 1,0 a 2,0). Es
producido por las células parietales e inicia
la digestión de las proteínas. También con-
vierte el pepsinógeno inactivo en la enzima
activa pepsina. Además, destruye la mayor
parte de las bacterias que entran en el estó-
mago con los alimentos.
• Pepsina, una poderosa enzima proteolítica
que se forma a partir del pepsinógeno pro-
veniente de las células principales por ac-
ción del HCl a un pH inferior a 5. La pepsi-
na hidroliza las proteínas a péptidos peque-
ños. Los péptidos son digeridos hasta sus
aminoácidos constitutivos por enzimas que
hay en el intestino delgado.
• Moco, una cubierta protectora contra el ácido gástrico que producen varios tipos de células mu-
cosecretoras. El moco y el bicarbonato atrapado dentro de la cubierta mucosa mantienen un pH
neutro y contribuyen a la llamada barrera fisiológica de la mucosa gástrica. Además, el moco
actúa como una barrera física entre las células de la mucosa gástrica y el material ingerido que
está dentro de la luz del estómago.
214
• Factor intrínseco, una glucoproteína que se fija a la vitamina B12 y que es indispensable para
su absorción.
Además, las células enteroendocrinas de las glándulas fúndicas producen gastrina y otras sus-
tancias de tipo hormonal que se secretan hacia la lámina propia, donde se introducen en la circu-
lación sanguínea o actúan localmente sobre otras células epiteliales gástricas.
Las glándulas fúndicas están compuestas por cinco tipos celulares con funciones diferentes
Las células que componen las glándulas fúndicas pertenecen a cinco tipos funcionales:
• Células mucosas del cuello
• Células principales
• Células parietales, también llamadas células oxínticas
• Células enteroendocrinas
• Células indiferenciadas
Las células mucosas del cuello están localizadas en la región del cuello de la glándula fúndi-
ca y se hallan entremezcladas con las células parietales
Las células mucosas del cuello secretan un moco soluble (líquido) a diferencia del moco insolu-
ble (viscoso) producido por la célula mucosa superficial.
La liberación de los gránulos de mucinógeno es inducida por la estimulación vagal.
Las células principales están ubicadas en la parte profunda de las glándulas fúndicas
Las células principales son típicas células secretoras de proteínas. El RER abundante en el cito-
plasma basal le imparte a esta región de la célula un aspecto basófilo, mientras que el citoplasma
apical es eosinófilo a causa de los gránulos de secreción.
Las células principales secretan pepsinógeno y una lipasa débil. Ante el contacto con el jugo gás-
trico ácido el pepsinógeno se convierte en pepsina, una enzima proteolítica.
Las células parietales secretan HCl y factor intrínseco
Las células parietales, u oxínticas se encuentran en el cuello y en la parte más profunda de la
glándula.
Su tamaño y sus propiedades de tinción distintivas (eosinófilas) permiten distinguirlas con facili-
dad.
Cuando se las examina con el microscopio electrónico exhiben un sistema de canalículos intra-
celulares extenso que está en comunicación con la luz de la glándula.
Desde la superficie de los canalículos se proyecta una gran cantidad de microvellosidades, y en
la luz de estos canalículos se produce el ácido clorhídrico. En el citoplasma contiguo hay un sis-
tema membranoso tubulovesicular, que sirve como reservorio de membrana plasmática (provis-
ta de bombas de protones). Mitocondrias abundantes proveen la gran cantidad de energía necesa-
ria para la secreción de ácido.
Las células parietales poseen tres tipos diferentes de receptores de membrana para sustancias que
activan la secreción del HCl, a saber, receptores de gastrina (mecanismo principal), receptores
histamínicos H2 y receptores acetilcolínicos.
215
El factor intrínseco es secretado por las células parietales por la estimulación de los mismos re-
ceptores que desencadenan la secreción del ácido gástrico.
Forma un complejo con la vitamina B12, un paso necesario para la absorción ulterior de la vita-
mina en el íleon.
Figura 6. Diagrama de una
célula parietal que muestra las
diferencias estructurales que
existen entre una célula en repo-
so (izquierda) y una célula acti-
va (derecha). Obsérvese que las
estructuras tubulovesiculares
(TV) en el citoplasma de la célu-
la en reposo se fusionan para
formar las microvellosidades
(MV) que llenan el canalículo
intracelular (IC). G, complejo de
Golgi; M, mitocondrias.
Las células enteroendocrinas secretan sus productos hacia la lámina propia
En todos los niveles de la glándula fúndica hay células enteroendocrinas. Son células pequeñas
que están apoyadas sobre la lámina basal y no siempre alcanzan la luz.
Sin embargo, algunas poseen una extensión citoplasmática delgada con microvellosidades que
están expuestas en la luz de la glándula. Se cree que estas células examinan el contenido de la luz
glandular y liberan hormonas según la información obtenida en ese proceso.
Las microfotografías electrónicas permiten ver pequeños gránulos de secreción limitados por
membrana en todo el citoplasma.
En la bibliografía antigua la nomenclatura de las células enteroendocrinas hacía referencia a su
capacidad de tinción con sales de plata o cromo (células enterocromafines, células argentafines
y células argirófilas).
En la actualidad estas células se identifican por métodos inmunoquímicos de tinción que detectan
los más de 20 productos reguladores peptídicos de tipo hormonal que secretan.
b) Glándulas cardiales de la mucosa gástrica
Las glándulas cardiales están compuestas por células secretoras de moco
Las glándulas cardiales están limitadas en una estrecha región del estómago (el cardias) que ro-
dea el orificio esofágico inferior.
216
Su secreción, combinada con la de las glándulas esofágicas cardiales, ayuda a proteger el epitelio
esofágico del reflujo ácido del estómago. Las glándulas son tubulares y a veces ramificadas.
Están compuestas principalmente por células secretoras de moco con ocasionales células entero-
endocrinas entremezcladas.
Un conducto breve formado por células cilíndricas con núcleos alargados se interpone entre la
porción secretora de la glándula y las fositas poco profundas hacia las cuales se dirige la secre-
ción glandular.
c) Glándulas pilóricas de la mucosa gástrica
Las células de las glándulas pilóricas son similares a las células mucosas superficiales y
contribuyen a proteger la mucosa del antro pilórico
Las glándulas pilóricas están situadas en el antro pilórico (la parte del estómago comprendida
entre el cuerpo y el píloro). Son glándulas tubulares y ramificadas.
Las células secretoras tienen un aspecto semejante al de las células mucosas superficiales, lo cual
indica una secreción bastante viscosa. Entremezcladas hay células enteroendocrinas y a veces
células parietales.
Estas glándulas desembocan en fositas gástricas profundas.
Renovación celular epitelial en el estómago
La vida media relativamente corta de las células mucosas superficiales (3 a 5 días) está compen-
sada por la actividad mitótica en el istmo, que permite la renovación celular continua.
Otras células del istmo migran hacia abajo hasta las glándulas gástricas para dar origen a las
células parietales, las células principales, las células mucosas y las células enteroendocrinas que
constituyen el epitelio glandular. La vida media de estas células es relativamente larga. Las célu-
las parietales son las que viven más tiempo (alrededor de 150 a 200 días).
Se calcula que las células entero endocrinas y las células principales viven entre 60 y 90 días.
Las células mucosas del cuello, en cambio, tienen una vida media mucho más corta, de alrededor
de 6 días.
Lámina propia y muscular de la mucosa La lámina propia del estómago es relativamente escasa y está restringida en los espacios estre-
chos que rodean las fositas gástricas y las glándulas
La muscular de la mucosa está formada por dos capas bastante delgadas. Desde la capa interna
se extienden haces de células musculares lisas que se dirigen hacia la superficie. Se cree que con-
tribuyen a la expulsión de las secreciones de las glándulas gástricas.
Submucosa
La submucosa está compuesta por un tejido conjuntivo denso con cantidades variables de tejido
adiposo y vasos sanguíneos, así como las fibras nerviosas y las células ganglionares que forman
el plexo submucoso (de Meissner).
217
Muscular externa gástrica La muscular externa del estómago tradicionalmente se describe como compuesta por una capa
longitudinal externa, una capa circular media y una capa oblicua interna. Esta descripción puede
ser un tanto engañosa porque discernir capas bien definidas puede resultar difícil ya que el
músculo liso está orientado en una forma un poco menos ordenada que lo que el término "capa"
implica.
La organización de las capas musculares es importante desde el punto de vista funcional, dado
que está relacionada con su papel en el mezclado del quimo durante el proceso digestivo y con su
capacidad para expulsar hacia el intestino delgado el contenido gástrico digerido parcialmente.
Serosa gástrica La serosa del estómago es como la descrita para el tubo digestivo en general.
• INTESTINO DELGADO El intestino delgado, con sus más de 6 metros, es el componente más largo del tubo digestivo y
está dividido en tres porciones anatómicas:
• Duodeno (25 cm de largo), que es la primera porción. Comienza a la altura del píloro del
estómago y termina en el ángulo duodenoyeyunal.
• Yeyuno (2,5 m de largo), que comienza en el ángulo duodenoyeyunal. Gradualmente cam-
bia sus características morfológicas para convertirse en el íleon.
• Íleon (3,5 m de largo), que es la continuación del yeyuno Termina a la altura de la válvula
ileocecal, el límite entre el íleon y el ciego perteneciente al intestino grueso.
El intestino delgado es el sitio principal para la digestión de los alimentos y para la absor-
ción de los productos de la digestión
El quimo gástrico entra en el duodeno, adonde también llegan las enzimas del páncreas y la se-
creción biliar hepática para continuar el proceso de solubilización y digestión.
En las microvellosidades de los enterocitos, las células absortivas intestinales, también hay en-
zimas, en particular disacaridasas y dipeptidasas. Estas enzimas contribuyen al proceso digestivo
al completar la degradación de la mayoría de los carbohidratos y las proteínas en monosacáridos
y aminoácidos, que luego se absorben.
El agua y los electrólitos también se absorben, en particular en la porción distal.
La extensión de la superficie absortiva del intestino delgado se amplifica por especializaciones
de las células y los tejidos de la submucosa y la mucosa.
• Los pliegues circulares, también conocidos como válvulas conniventes o válvulas de Kerc-
kring, son repliegues transversales permanentes que contienen un centro de submucosa. Cada
pliegue circular rodea entre la mitad y los dos tercios de la circunferencia de la luz intestinal.
218
Figura 7. Fotografía de la superficie mucosa
del intestino delgado. Los pliegues circulares
aparecen como una serie de crestas de orienta-
ción transversal. Algunos de los pliegues pare-
cen terminar en diversos sitios a lo largo de la
superficie luminal (flechas)
• Las vellosidades son evaginaciones en forma de dedo de la mucosa que se extienden dentro
de la luz intestinal en una distancia de 0,5 a 1,5 mm desde la superficie. Cubren por completo
la superficie del intestino delgado y le imparten un aspecto aterciopelado.
• Las microvellosidades de los enterocitos producen la principal amplificación de la superfi-
cie luminal. Cada célula posee varios miles de microvellosidades. La región apical de estas
células adquiere un aspecto estriado al microscopio óptico, de ahí el nombre de "chapa es-
triada" que recibe.
Mucosa
Las vellosidades, las glándulas intestinales, la lámina propia con el GALT asociado y la
muscular de la mucosa son las características esenciales de la mucosa del intestino delgado
Las vellosidades, como ya se mencionó, son proyecciones digitiformes de la mucosa.
Consisten en un centro de tejido conjuntivo laxo (proyección de la lámina propia) cubierto por
un epitelio simple cilíndrico.
La lámina propia de la vellosidad posee un capilar linfático que se origina localmente y recibe el
nombre de vaso quilífero central.
219
Dentro de la vellosidad se extienden células musculares lisas derivadas de la muscular de la mu-
cosa que acompañan al vaso quilífero. La contracción con acortamiento intermitente de las vello-
sidades impulsaría la linfa desde los quilíferos centrales hacia la red de vasos linfáticos que hay
alrededor de la muscular de la mucosa.
Figura 8. Vellosidades de la mucosa del intestino delgado. a). Microfotografía electrónica de barrido de mucosa
intestinal en la que se ven vellosidades. Obsérvense los orificios (flechas) entre las bases de las vellosidades que
comunican con las glándulas intestinales. 800 x. b). Diagrama tridimensional de vellosidades intestinales, en el que
se ilustra la continuidad del epitelio que tapiza vellosidades y glándulas.
Las glándulas intestinales o criptas de Lieberkühn son estructuras tubulares simples que se ex-
tienden a través de todo el espesor de la lámina propia y desembocan en la superficie del intesti-
no a la altura de la base de las vellosidades.
Están compuestas por un epitelio simple cilíndrico que es continuo con el epitelio de las vellosi-
dades.
La lámina propia también posee muchos nódulos de tejido linfático que constituyen un compo-
nente principal del GALT (tejido linfático asociado con el intestino). Los nódulos son particu-
larmente grandes y abundantes en el íleon. Estas aglomeraciones nodulares se conocen como
placas de Peyer.
220
En el epitelio de la mucosa del intestino delgado hay por lo menos cinco tipos celulares
Estas células consisten en:
• Enterocitos, cuya función primaria es la absorción.
• Células caliciformes, que son glándulas unicelulares mucosecretantes.
• Células de Paneth, cuya función primaria es mantener la inmunidad innata de la mucosa
mediante la secreción de sustancias antimicrobianas.
• Células enteroendocrinas, que producen diversas hormonas endocrinas y paracrinas.
• Células M (células con micropliegues), que son enterocitos modificados que cubren gran-
des nódulos linfáticos de la lámina propia.
Los enterocitos son células absortivas especializadas en el transporte de sustancias desde la
luz del intestino hacia el torrente circulatorio
Los enterocitos son células cilíndricas altas. Las microvellosidades aumentan la extensión de la
superficie apical hasta 600 veces.
Cada microvellosidad tiene un centro de microfilamentos de actina orientados en forma paralela
al eje mayor de la estructura.
Los enterocitos están unidos entre sí y a las células caliciformes, a las células enteroendocrinas y
a otras células del epitelio por complejos de unión de tipo uniones estrechas (zonulae occluden-
tes), que establecen una barrera entre la luz intestinal y el compartimiento intercelular epitelial
La superficie celular lateral de los enterocitos exhibe prolongaciones citoplasmáticas (pliegues)
que se interdigitan con las de las células contiguas y aumentan la extensión de la superficie late-
ral de la célula y de esa manera acrecientan la cantidad de membrana plasmática que contiene
enzimas de transporte.
Los enterocitos también son células secretoras que producen las enzimas necesarias para la
digestión terminal y la absorción, así como para la secreción de agua y electrólitos
La función secretora de los enterocitos consiste principalmente en la síntesis de enzimas gluco-
proteicas que se insertarán en la membrana plasmática apical.
El intestino delgado también secreta agua y electrólitos. Esta actividad ocurre principalmente en
las células de las glándulas intestinales. Se cree que la secreción producida por estas glándulas
contribuye al proceso de digestión y absorción al mantener un estado líquido adecuado del quilo
(contenido intestinal semidigerido).
Las células caliciformes representan glándulas unicelulares que están dispersas entre las
otras células del epitelio intestinal
Las células caliciformes producen moco. En el intestino delgado aumentan en cantidad desde el
duodeno hasta la porción terminal del íleon.
La forma característica de esta célula, con su dilatación apical por la acumulación de gránulos y su región basal muy estrecha, es la causa del nombre caliciforme, por su semejanza con un
"cáliz".
221
Las células de Paneth desempeñan un papel en la regulación de la flora bacteriana normal
del intestino delgado
Las células de Paneth están situadas en la base de las glándulas intestinales.
Presentan gránulos de secreción contienen la enzima lisozima y otras proteínas con acción anti-
bacteriana. Además, tienen capacidad de fagocitar ciertas bacterias y protozoos, lo que indica
que las células de Paneth desempeñan un papel en la regulación de la flora bacteriana normal del
intestino delgado.
Las células enteroendocrinas del intestino delgado producen casi todas las mismas hormo-
nas peptídicas que en el estómago
Las células enteroendocrinas del intestino delgado se parecen a las que hay en el estómago, pu-
diéndose detectar casi todas las mismas hormonas peptídicas.
La colecistocinina (CCK), la secretina, el péptido inhibidor gástrico (GIP) y la motilina son los
reguladores más activos de la fisiología gastrointestinal que se liberan en esta porción del tubo
digestivo.
La CCK y la secretina aumentan la actividad pancreática y vesicular e inhiben la función secreto-
ra y la motilidad gástricas. El GIP estimula la liberación de insulina por el páncreas y la motilina
induce la motilidad gástrica e intestinal.
Las células M conducen microorganismos y otras macromoléculas desde la luz intestinal
hacia las placas de Peyer
Las células M son células epiteliales que están sobre las placas de Peyer y otros nódulos linfáti-
cos grandes. Poseen micropliegues en lugar de microvellosidades en su superficie apical y cap-
tan microorganismos y macromoléculas de la luz en vesículas endocíticas que se transportan
hacia la membrana basolateral; eliminan su contenido hacia el espacio intercelular del epitelio en
la vecindad de linfocitos T CD4 +.
Así, las sustancias que se introducen en el organismo desde la luz intestinal a través de las célu-
las M entran en contacto con células del sistema inmunitario.
Los antígenos que entran en contacto con los linfocitos estimulan una respuesta en el GALT.
Las células intermedias tienen características tanto de células caliciformes como de células
absortivas inmaduras
Las células intermedias, que constituyen la mayoría de las células en la mitad basal de las
glándulas intestinales, todavía tienen la capacidad de dividirse y suelen sufrir una o dos mitosis
antes de comprometerse a la diferenciación en células absortivas o caliciformes.
El GALT es prominente en la lámina propia del intestino delgado
La lámina propia del tubo digestivo está superpoblada de elementos del sistema inmunitario.
El tejido linfático toma muestras de los antígenos que hay en los espacios intercelulares del epi-
telio.
Los linfocitos y otras células presentadoras de antígenos procesan los antígenos y migran hacia
los nódulos linfáticos de la lámina propia donde se activan, lo que conduce a la secreción de an-
ticuerpos por los plasmocitos.
222
En el intestino la mayoría de los plasmocitos secretan IgA, que en la luz se une a antígenos, toxi-
nas y microorganismos.
Submucosa
La submucosa está formada por un tejido conjuntivo denso. Una característica del duodeno es la
presencia de glándulas submucosas, también conocidas como glándulas de Brunner. Son de
tipo tubulares ramificadas y poseen células secretoras con características tanto de células pro-
ductoras de cimógeno como de células productoras de moco. La secreción de estas glándulas tie-
ne un pH de 8 a 9 y contiene glucoproteínas neutras y alcalinas e iones de bicarbonato.
Es probable que esta secreción muy alcalina sirva para proteger al intestino delgado proximal al
neutralizar el quimo ácido que llega desde el estómago.
También acerca el pH del contenido intestinal a los valores óptimos para la acción de las enzimas
pancreáticas que llegan al duodeno.
Muscular externa En el intestino delgado se producen dos clases de contracciones musculares. Las contracciones
locales desplazan el contenido intestinal en dirección tanto proximal como distal y se denominan
contracciones de segmentación. Estas contracciones son causadas principalmente por la capa de
músculo circular y tienen la función de movilizar localmente el quilo, mezclarlo con los jugos
digestivos y hacerlo entrar en contacto con la mucosa para que se absorba el producto de la di-
gestión. Las contracciones peristálticas, que constituyen la segunda clase, se deben a la acción
coordinada de ambas capas musculares (circular y longitudinal) y desplazan el contenido del in-
testino en dirección distal.
Serosa
La serosa se adecua a la descripción general presentada anteriormente.
Renovación celular epitelial en el intestino delgado Todas las células maduras del epitelio intestinal derivan de una sola población de células
madre
Las células madre están situadas en la base de las glándulas intestinales. La zona de replicación
celular está restringida en la mitad basal de la glándula.
Las células epiteliales migran hacia arriba en la glándula intestinal y ascienden por la vellosidad
hasta que se exfolian en su extremo. El tiempo de renovación de las células absortivas y de las
células caliciformes en el intestino delgado humano es de 5 a 6 días.
Las células enteroendocrinas y las células de Paneth también derivan de células madre situadas
en la base de las glándulas intestinales. Viven alrededor de 4 semanas y luego son reemplazadas.
223
• INTESTINO GRUESO El intestino grueso comprende el ciego con su apéndice vermiforme, el colon, el recto y el con-
ducto anal.
El colon a su vez se subdivide de acuerdo con su ubicación anatómica en colon ascendente, co-
lon transverso, colon descendente y colon sigmoideo.
Las cuatro capas características del tubo digestivo están representadas en el intestino grueso. Sin
embargo, se comprueban varias características distintivas:
• Excepto en el recto, el conducto anal y el apéndice vermiforme, la capa longitudinal externa
de la muscular externa se organiza en tres gruesas bandeletas que reciben el nombre de tenias
del colon.
• La superficie externa del colon exhibe saculaciones conocidas como haustras, que se ven
entre las tenias.
• La superficie de la mucosa es "lisa" porque no hay válvulas conniventes ni vellosidades.
• En la superficie intestinal externa aparecen pequeñas proyecciones de la serosa repletas de
tejido adiposo que se denominan apéndices epiploicos.
Mucosa
La mucosa del intestino grueso contiene abundantes glándulas intestinales (criptas de Lieber-
kühn) tubulares rectas que se extienden en todo su espesor.
Las glándulas están compuestas por el mismo epitelio simple cilíndrico que posee la superficie
intestinal.
Las funciones principales del intestino grueso son la reabsorción de agua y electrólitos y la
eliminación de los alimentos no digeridos y los desechos
La función primaria de las células absortivas cilíndricas es la reabsorción de agua y electrólitos.
Su morfología es idéntica a la de los enterocitos del intestino delgado.
La eliminación de los materiales de desecho semisólidos o sólidos es facilitada por la gran canti-
dad de moco secretado por las células caliciformes abundantes de las glándulas intestinales. Las
células caliciformes son más numerosas en el intestino grueso que en el
intestino delgado. Producen mucina que se secreta en forma continua para lubricar la mucosa
intestinal, lo que facilita el paso del contenido cada vez más sólido.
El epitelio de la mucosa contiene los mismos tipos celulares que el intestino delgado excepto las
células de Paneth.
Renovación celular epitelial en el intestino grueso
Todas las células epiteliales del intestino grueso derivan de una sola población de células madre,
ubicadas en la base de la glándula intestinal.
Los tiempos de recambio de las células epiteliales del intestino grueso son similares a los de las
células del intestino delgado, es decir de unos 6 días para las células absortivas y las células cali-
ciformes y de hasta 4 semanas para las células entero endocrinas.
224
Figura 9. Mucosa del intestino grueso. Micro-
fotografía de un corte teñido con H-E. Las fle-
chas señalan los orificios de las glándulas en la
superficie intestinal. Las glándulas (criptas de
Lieberkühn) son tubulares, rectas y no ramifica-
das.
Lámina propia La lámina propia posee varias características:
• La meseta colágena, una gruesa capa de colágeno que está ubicada entre la lámina basal del
epitelio de revestimiento y la lámina basal del endotelio de los capilares absortivos fenestrados.
La meseta colágena participa en la regulación del transporte de agua y electrólitos.
• Un GALT bien desarrollado que está en continuidad con el del íleon terminal. En el intestino
grueso el GALT tiene un desarrollo mayor, Es probable que sea un reflejo de la gran cantidad de
microorganismos que hay en la luz colónica normal.
• Carencia de vasos linfáticos en la lámina propia. No hay vasos linfáticos en el centro de la
lámina propia entre las glándulas intestinales. Los vasos linfáticos forman una red alrededor de la
muscular de la mucosa, pero desde esa capa no se extienden vasos ni células musculares asocia-
das hacia la superficie libre. La falta de vasos linfáticos en la lámina propia explica el ritmo lento
de metástasis de ciertos cánceres colónicos.
Submucosa Presenta las características descritas para el tubo digestivo en general.
225
Muscular externa Como ya se mencionó, en el ciego y en el colon la capa externa de la muscular externa está par-
cialmente condensada en bandeletas musculares longitudinales prominentes, llamadas tenias del
colon, que son observables a simple vista. Entre éstas, la capa longitudinal forma una lámina
muy delgada.
En el recto, el conducto anal y el apéndice vermiforme la capa longitudinal externa de músculo
liso es una capa de espesor uniforme, como en el intestino delgado.
Haces de músculo de las tenias del colon penetran en la capa circular interna de la muscular ex-
terna con intervalos irregulares en toda la longitud del colon. Estas discontinuidades visibles per-
miten que diferentes segmentos del colon se contraigan en forma independiente, lo cual conduce
a la formación de saculaciones (haustras) en la pared colónica.
La muscular externa del intestino grueso produce dos tipos principales de contracciones: de seg-
mentación y peristálticas.
Los movimientos peristálticos masivos son infrecuentes; en las personas sanas suelen ocurrir una
vez al día para vaciar el colon distal.
Serosa
Donde el intestino grueso está en contacto directo con otras estructuras (como sucede en una
gran parte de su superficie posterior), su capa más externa es una adventicia; en el resto del órga-
no es una serosa típica.
Ciego y apéndice El ciego es una expansión del intestino grueso situada debajo de la válvula ileocecal; el apéndice
es una evaginación digitiforme alargada que tiene su origen en el ciego. La histología del ciego
es muy similar a la del resto del colon; el apéndice difiere de él porque tiene una capa de múscu-
lo longitudinal completa en la muscular externa.
Otra característica del apéndice es la gran cantidad de nódulos linfáticos que se extienden dentro
de la submucosa.
Recto y conducto anal El recto es la porción distal dilatada del tubo digestivo.
La mucosa del recto es similar a la del resto del colon distal y posee glándulas intestinales tubu-
lares rectas con muchas células caliciformes.
La porción más distal del tubo digestivo es el conducto anal, que tiene una longitud promedio de
4 cm. Su parte superior posee pliegues longitudinales llamados columnas anales (columnas de
Morgagni).
El conducto anal se divide en tres zonas de acuerdo con las características del revestimiento epi-
telial:
• Zona colorrectal que está en el tercio superior y contiene un epitelio simple cilíndrico con
características idénticas a las del epitelio rectal.
226
• Zona de transición, que ocupa el tercio medio. Posee un epitelio estratificado cilíndrico in-
terpuesto entre el epitelio simple cilíndrico y el epitelio estratificado plano, que se extiende
hacia la zona cutánea del conducto anal.
• Zona pavimentosa, que se encuentra en el tercio inferior del conducto anal y se halla reves-
tida por un epitelio estratificado plano que es continuo con el de la piel perineal.
En el conducto anal las glándulas anales se extienden dentro de la submucosa e incluso dentro
de la muscular externa. Estas glándulas tubulares rectas ramificadas secretan moco hacia la su-
perficie anal a través de conductos revestidos por un epitelio estratificado cilíndrico.
La piel que rodea el orificio anal contiene glándulas apocrinas grandes llamadas glándulas pe-
rianales. En algunos animales la secreción de estas glándulas actúa como sustancia de atracción
sexual. En la región perianal también hay folículos pilosos y glándulas sebáceas.
La submucosa de las columnas anales contiene las ramas terminales de la arteria rectal superior y
el plexo venoso rectal. La dilatación de estas venas de la submucosa constituye las hemorroides
internas, que se relacionan con un aumento de la presión venosa.
A la altura de la zona de transición la capa circular de la muscular externa está engrosada para
formar el esfínter anal interno. El esfínter anal externo consiste en músculo estriado del periné.
Ross, M.; Pawlina, W. Histología: texto y atlas color con biología celular y molecular. 5
a ed. 2
a reimp. Buenos
Aires: Médica Panamericana, 2008
Junqueira, L.; Carneiro, J. Histología Básica. 10a ed. Guanabara Koogan, 2004
227
Capítulo 17. APARATO DIGESTIVO III – HÍGADO Y
PÁNCREAS
• HÍGADO
Generalidades El hígado es la más grande de las glándulas. Pesa alrededor de 1500 g. Está ubicado principal-
mente en la región del abdomen llamada hipocondrio derecho y está protegido por la parrilla cos-
tal.
Está revestido por una cápsula de tejido conjuntivo fibroso (cápsula de Glisson); una cubierta se-
rosa (peritoneo visceral) rodea la cápsula excepto donde la glándula se adhiere directamente al
diafragma o a otros órganos.
El hígado está dividido anatómicamente en dos lóbulos grandes (derecho e izquierdo) y en otros
dos más pequeños (lóbulo cuadrado y lóbulo caudado o de Spiegel).
En el embrión se desarrolla como una evaginación endodérmica de la pared del intestino ante-
rior para formar el divertículo hepático. El divertículo prolifera y da origen a los hepatocitos,
que se organizan en láminas o trabéculas para formar el parénquima. El pedículo original del
divertículo hepático se convierte en el conducto biliar común (colédoco). Un brote de este con-
ducto forma el divertículo cístico que da origen a la vesícula biliar y al conducto cístico.
Fisiología hepática Muchas proteínas plasmáticas circulantes son producidas y secretadas por el hígado, que además
desempeña un papel importante en la captación, el almacenamiento y la distribución de las sus-
tancias nutritivas y las vitaminas que circulan en la sangre.
También mantiene la concentración sanguínea de la glucosa (glucemia) y regula las concentra-
ciones circulantes de las lipoproteínas de muy baja densidad (VLDL).
Además, el hígado degrada o conjuga muchos fármacos y sustancias tóxicas pero puede ser
abrumado por estas sustancias y sufrir lesiones. También es un órgano exocrino y produce la bi-
lis, que contiene sales biliares, fosfolípidos y colesterol. Por último, tiene funciones importantes
de tipo endocrino.
El hígado produce la mayor parte de las proteínas plasmáticas circulantes del organismo
Entre las proteínas plasmáticas producidas por el hígado se encuentran:
• Albúminas, que intervienen en la regulación del volumen plasmático y del equilibrio líquido de
los tejidos al mantener la presión coloidosmótica del plasma.
• Lipoproteínas, en particular las VLDL, que participan en el transporte de los triacilgliceroles
desde el hígado hacia otros órganos. También produce cantidades pequeñas de otras lipoproteí-
nas plasmáticas, como las LDL (lipoproteínas de baja densidad) y las HDL (lipoproteínas de
alta densidad). Las LDL transportan colesterol desde el hígado hacia otros órganos. Las HDL
extraen colesterol de los tejidos periféricos y lo transportan hacia el hígado.
228
• Glucoproteínas, entre las que hay proteínas que participan en el transporte del hierro como la
haptoglobina y la transferrina.
• Protrombina y fibrinógeno, componentes importantes de la coagulación de la sangre.
• Globulinas no inmunes α y β, que también contribuyen a mantener la presión coloidosmótica
del plasma y sirven como proteínas transportadoras de diversas sustancias.
El hígado almacena y convierte varias vitaminas y hierro
Varias vitaminas se captan desde la sangre y luego se almacenan en el hígado:
• Vitamina A (retinol), importante para la visión. El hígado desempeña un papel importante en la
captación, el almacenamiento y el mantenimiento de concentraciones circulantes adecuadas de
vitamina A. Cuando la concentración sanguínea disminuye, el hígado moviliza sus depósitos y la
vitamina A se libera hacia la circulación.
• Vitamina D (colecalciferol), importante para el metabolismo del calcio y del fosfato. La vita-
mina D se adquiere con la dieta y también se produce en la piel durante la exposición a la luz ul-
travioleta. El hígado convierte la vitamina D3 en 25-hidroxicolecalciferol, la forma predominan-
te de la vitamina D en la circulación. En los riñones ocurre la conversión adicional de la vitamina
D3 en 1,25-dihidroxicolecalciferol (calcitriol), que es 10 veces más activo que la vitamina D3.
La vitamina D es indispensable para el desarrollo y el crecimiento del esqueleto y los dientes.
• Vitamina K (menaquinona), importante para la síntesis hepática de protrombina y varios otros
factores de la coagulación. La vitamina K proviene de la dieta y de la síntesis por la flora bacte-
riana del intestino delgado.
El hígado degrada fármacos y toxinas
Los hepatocitos participan en la degradación de fármacos, toxinas y proteínas extrañas al orga-
nismo. Muchos fármacos y toxinas no son hidrosolubles, por lo que no pueden ser eliminados
con eficacia por los riñones. El hígado convierte estas sustancias en formas más solubles en a-
gua.
Los hepatocitos realizan este proceso en dos fases:
• La fase I, llamada oxidación, ocurre en el retículo endoplasmático liso (REL) y las mitocon-
drias. Comprende una serie de reacciones bioquímicas con proteínas que colectivamente reciben
el nombre de citocromo P450.
• La fase II, llamada conjugación, comprende la asociación (conjugación) de la sustancia extra-
ña con ácido glucurónico, glicina o taurina. Este proceso la torna más hidrosoluble de modo
que pueda ser eliminada con facilidad por los riñones.
El hígado participa en muchas otras vías metabólicas importantes
El hígado es importante en el metabolismo de los carbohidratos porque mantiene una oferta ade-
cuada de sustancias nutritivas para los procesos celulares.
Según las necesidades energéticas, la glucosa se almacena en el hígado en la forma de glucóge-
no. Durante el ayuno el glucógeno se degrada y la glucosa se libera hacia la sangre.
229
Además, el hígado interviene en el metabolismo de los lípidos. Los ácidos grasos provenientes
del plasma son consumidos por los hepatocitos para obtener energía. También produce cuerpos
cetónicos que sirven como combustible en otros órganos.
El colesterol se utiliza en la formación de sales biliares. El hígado sintetiza la mayor parte de la
urea que se produce en el organismo a partir de iones de amonio derivados de la degradación de
las proteínas y los ácidos nucleicos.
La producción de bilis es una función exocrina del hígado
El hígado se encarga de realizar múltiples conversiones metabólicas en las que participan sustra-
tos transportados por la sangre. Algunos de estos productos intervienen en la formación de la bi-
lis, una secreción exocrina del hígado. La bilis contiene productos de desecho conjugados y de-
gradados que se devuelven al intestino para su eliminación, así como sustancias que se unen a
metabolitos en el intestino para ayudar a su absorción (ej.: los ácidos biliares contribuyen a la
absorción de las grasas en el intestino).
Irrigación hepática En el hígado hay una irrigación doble que tiene un componente venoso dado por la vena porta y
un componente arterial dado por la arteria hepática.
Ambos vasos se introducen en el órgano a través del hilio.
Figura1. Es-
quema de la
irrigación hepá-
tica. La tríada
portal .
.
El hígado recibe sangre que primero irrigó el intestino, el páncreas y el bazo
Recibe su irrigación principal (alrededor del 75%) de la vena porta, que conduce sangre venosa
con poca concentración de oxígeno. La sangre que llega por esta vena proviene del tubo digesti-
vo, páncreas y bazo. Contiene:
• Sustancias nutritivas y materiales tóxicos absorbidos en el intestino.
• Eritrocitos y productos de degradación de los eritrocitos provenientes del bazo.
• Secreciones endocrinas del páncreas y de las células enteroendocrinas del tubo digestivo.
230
Por ende, el hígado está interpuesto directamente en el trayecto de los vasos sanguíneos que
transportan las sustancias absorbidas en el tubo digestivo.
La arteria hepática lleva sangre oxigenada al hígado y provee el 25% restante de su irrigación.
Dentro del hígado las ramas de la vena porta y de la arteria hepática (que entregan sangre a los
capilares sinusoidales o sinusoides que irrigan los hepatocitos) y las ramas de drenaje de la vía
biliar (que desembocan en el conducto hepático común) transcurren juntas en lo que se ha dado
en llamar tríada portal.
Los sinusoides están en contacto estrecho con los hepatocitos y sirven para el intercambio de
sustancias entre la sangre y las células hepáticas, y desembocan en una vena central.
Organización estructural del hígado Entre los componentes estructurales del hígado se encuentran los siguientes:
• Parénquima, que consiste en trabéculas de hepatocitos bien organizadas que en el adulto nor-
malmente tienen una sola célula de espesor y están separadas por capilares sinusoidales.
• Estroma de tejido conjuntivo que se continúa con la cápsula fibrosa de Glisson. Contiene vasos
sanguíneos, nervios, vasos linfáticos y conductos biliares.
• Capilares sinusoidales (sinusoides), que son los vasos que hay entre las trabéculas de hepatoci-
tos.
• Espacios perisinusoidales (espacios de Disse), que están situados entre el endotelio sinusoidal
y los hepatocitos.
Lobulillos hepáticos Hay tres maneras de describir la estructura del hígado en términos de una unidad funcional: el
lobulillo clásico, el lobulillo portal y el ácino hepático.
El lobulillo clásico es el modo tradicional de considerar la organización del parénquima hepáti-
co.
Consiste en pilas de trabéculas hepatocíticas, de una célula de espesor, separadas por el sistema
de sinusoides que irriga las células con una mezcla de sangre venosa (portal) y arterial.
En el centro hay una vénula de tamaño relativamente grande, la llamada vena central o vena cen-
trolobulillar en la cual desembocan los sinusoides.
Las trabéculas de hepatocitos, al igual que los sinusoides, adoptan una disposición radial desde la
vena centrolobulillar hacia la periferia del lobulillo. En los ángulos del hexágono están los espa-
cios portales, que consisten en un tejido conjuntivo laxo caracterizado por la presencia de las
tríadas portales.
En los bordes del espacio portal, entre la estroma de tejido conjuntivo y los hepatocitos, hay un
intersticio pequeño denominado espacio de Mall. Se cree que es uno de los sitios en los que se
origina linfa en el hígado.
231
Figura 2. Representación esquemática de la estructura del hígado. El lobulillo hepático en el centro está rodeado
por los espacios porta (ampliados para mejor comprensión). Las arteriolas, vénulas y conductos biliares ocupan los
espacios porta. Obsérvense en el lóbulo la disposición radial de los tabiques formados por los hepatocitos; los capi-
lares sinusoides separan los tabiques. Pueden apreciarse los canalículos biliares entre los hepatocitos. Las venas sub-
lobulares drenan la sangre de los lóbulos.
El lobulillo portal pone de relieve las funciones exocrinas del hígado
La principal función exocrina del hígado es la secreción de bilis. En consecuencia, el eje mor-
fológico del lobulillo portal es el conducto biliar interlobulillar de la tríada portal del lobulillo
"clásico".
Sus bordes externos son líneas imaginarias trazadas entre las tres venas centrolobulillares más
cercanas a esa tríada portal. Estas líneas definen un bloque de tejido triangular que incluye aque-
llas porciones de los tres lobulillos clásicos que secretan la bilis que drena en su conducto biliar
axial. Este concepto permite una descripción de la estructura parenquimatosa comparable con la
de otras glándulas exocrinas.
El ácino hepático es la unidad estructural que provee la mejor concordancia entre perfu-
sión sanguínea, actividad metabólica y patología hepática
El ácino hepático tiene forma romboidal y es la unidad funcional más pequeña del parénquima
hepático.
El eje menor del ácino está definido por las ramas terminales de la tríada portal que siguen el
límite entre dos lobulillos clásicos. El eje mayor es una línea perpendicular trazada entre las dos
venas centrolobulillares más cercanas al eje menor. Por lo tanto, en una vista bidimensional, el
232
ácino hepático ocupa partes de dos lobulillos clásicos contiguos. Este concepto permite una des-
cripción de la función secretora exocrina del hígado comparable con la del lobulillo portal.
Figura 3. Diagrama de un lobulillo
hepático clásico
Los hepatocitos de cada ácino hepático se describen dispuestos en tres zonas elípticas concéntri-
cas que rodean el eje menor.
• La zona 1 es la más cercana al eje menor y a la irrigación proveniente de las ramas penetrantes
de la vena porta y de la arteria hepática. Esta zona corresponde a la periferia de los lobulillos
clásicos.
• La zona 3 es la que está más lejos del eje menor y más cerca de la vena central. Esta zona co-
rrespon de al centro del lobulillo clásico cuyos hepatocitos
rodean la vena centrolobulillar.
• La zona 2 está entre las zonas 1 y 3 pero no tiene límites nítidos.
La división en zonas es importante en la descripción y la interpretación de los modelos de dege-
neración, regeneración y efectos tóxicos específicos del parénquima hepático.
Las células de la zona 1 son las primeras en recibir oxígeno, nutrientes y toxinas desde la sangre
sinusoidal y son las primeras en sufrir alteraciones morfológicas después de la obstrucción de la
vía biliar (estasis biliar). Son las últimas en morir si hay trastornos de la circulación y son las
primeras en regenerarse.
En cambio, las células de la zona 3 son las primeras en sufrir necrosis isquémica (es decir, muer-
te por falta de oxígeno) en las situaciones en las que disminuye la perfusión y las primeras en
acumular lípidos. Son las últimas en responder a sustancias tóxicas y a la estasis biliar.
233
Figura 4. Comparación entre el lobulillo clásico, el lobulillo portal y el ácino hepático. El sombreado azul indica el
territorio de cada una de las tres unidades. El lobulillo clásico tiene una vena central en su centro y espacios portales
con las tríadas portales en sus ángulos de la periferia. El lobulillo portal tiene un espacio portal en su centro y venas
centrales en sus extremos. El ácino hepático tiene vasos de distribución en su ecuador y una vena central en cada
uno de sus polos.
Vasos sanguíneos del parénquima Los vasos sanguíneos que están en los espacios portales se denominan vasos interlobulillares.
Sólo los que forman las tríadas portales más pequeñas envían sangre hacia los sinusoides.
En los sinusoides la sangre fluye hacia la vena central, la cual transcurre a lo largo del eje central
del lobulillo hepático clásico y desemboca en una vena sublobulillar. Varias venas sublobulilla-
res convergen para formar las venas hepáticas, que desembocan en la vena cava inferior.
Los sinusoides hepáticos están revestidos por un delgado endotelio discontinuo
El endotelio sinusoidal discontinuo tiene una lámina basal también discontinua que falta en mu-
chos sitios.
La discontinuidad del endotelio es obvia por dos razones:
• Hay fenestraciones grandes, sin diafragma, en las células endoteliales.
• Hay brechas amplias entre las células endoteliales contiguas.
Un segundo tipo celular, el llamado macrófago sinusoidal (célula de Kupffer), es un componen-
te habitual del revestimiento vascular.
Derivan de los monocitos y tienen función fagocítica. No están unidas a las células endoteliales
vecinas. Sus prolongaciones con frecuencia parecen atravesar toda la luz del sinusoide.
La presencia de fragmentos de eritrocitos y de hierro en el citoplasma de las células de Kupffer
indica que participan en la degradación de eritrocitos dañados o envejecidos que llegan al hígado
desde el bazo.
Espacio perisinusoidal (espacio de Disse) El espacio perisinusoidal es el sitio de intercambio de materiales entre la sangre y los hepa-
tocitos
El espacio perisinusoidal (espacio de Disse) está situado entre los hepatocitos y las células endo-
teliales y de Kupffer que tapizan los sinusoides.
A causa de las grandes brechas en el revestimiento endotelial y la falta de una lámina basal con-
tinua no hay una barrera importante entre el plasma sanguíneo sinusoidal y los hepatocitos.
Las proteínas y las lipoproteínas sintetizadas en el hepatocito se transfieren a la sangre a través
del espacio perisinusoidal; todas las secreciones hepáticas, excepto la bilis, siguen esta vía.
234
El otro tipo celular que hay en el espacio perisinusoidal es la célula estrellada hepática (célula
de Ito).
Estas células son el sitio principal de depósito de la vitamina A hepática.
Figura 5. Diagrama del flujo sanguíneo y
del flujo biliar en el hígado
Vasos linfáticos La linfa del hígado se origina en el espacio perisinusoidal
El plasma que permanece en el espacio perisinusoidal drena hacia el tejido conjuntivo periportal
donde se describe un pequeño intersticio, el espacio de Mall, entre la estroma del espacio portal
y los hepatocitos más periféricos del lobulillo.
Desde este sitio de recolección el líquido se introduce en capilares linfáticos que transcurren jun-
to con los otros componentes de la tríada portal.
La linfa circula en vasos cada vez mayores en el mismo sentido que la bilis, es decir, desde los
hepatocitos primero hacia los espacios portales y luego hacia el hilio hepático.
Hepatocitos
Los hepatocitos forman las trabéculas celulares anastomosadas del lobulillo hepático
Los hepatocitos son células poliédricas grandes. Constituyen alrededor del 80% de la población
celular del hígado.
Los hepatocitos viven por un tiempo bastante prolongado; su vida media es de alrededor de 5
meses. Además, tienen una capacidad de regeneración considerable luego de la pérdida de
parénquima hepático por procesos tóxicos, enfermedades o cirugía.
235
Los peroxisomas son abundantes en los hepatocitos. Son sitios importantes de consumo de oxí-
geno. Contienen una gran cantidad de oxidasa que genera peróxido de hidrógeno (H202), un
compuesto tóxico. La enzima catalasa, que también está en los peroxisomas, degrada el peróxido
de hidrógeno a oxígeno yagua. Estos tipos de reacciones participan en muchos procesos de des-
intoxicación que ocurren en el hígado, por ejemplo, la desintoxicación del alcohol.
El retículo endoplasmático liso puede ser extenso, pero varía según la actividad metabólica.
Contiene enzimas que participan en la degradación y la conjugación de toxinas y fármacos así
como enzimas encargadas de la síntesis del colesterol y del componente lipídico de las lipopro-
teínas.
Vías biliares Las vías biliares (también conocidas como árbol biliar) están formadas por un sistema de con-
ductos de calibre cada vez mayor por los que fluye la bilis desde los hepatocitos hacia la vesícula
biliar y desde esta última hacia el intestino.
Las ramas más pequeñas de todo el sistema son los canalículos biliares hacia los cuales los
hepatocitos secretan la bilis. Son conductos pequeños formados por surcos opuestos en la super-
ficie de hepatocitos contiguos.
Están aislados del resto del compartimiento intercelular por uniones estrechas (zonulae occluden-
tes).
El flujo biliar se dirige desde la región de la vena central hacia el espacio portal (un sentido
opuesto al del flujo sanguíneo).
Cerca del espacio portal pero todavía dentro del lobulillo los canalículos biliares se reúnen para
formar los denominados conductillos biliares, colangiolos o conductos de Hering, que son cor-
tos y están revestidos por células cúbicas diferentes de los hepatocitos.
La vía biliar intrahepática lleva la bilis hasta los conductos hepáticos
Los colangiolos conducen la bilis a través de los límites del lobulillo hacia los conductos biliares
interlobulillares que forman parte de la tríada portal. El epitelio que los forma es simple cúbico
cerca de los lobulillos y se torna cilíndrico conforme los conductos se acercan al hilio hepático.
A medida que los conductos aumentan de calibre se rodean en forma progresiva de una cubierta
de tejido conjuntivo denso.
Los conductos interlobulillares se reúnen para formar los conductos hepáticos derecho e iz-
quierdo, que a su vez se unen para formar el conducto hepático común a la altura del hilio.
La vía biliar extrahepática conduce la bilis hacia la vesícula biliar y el duodeno
El conducto hepático común tiene unos 3 cm de longitud y está revestido por células epiteliales
cilíndricas altas. En este conducto están representadas todas las capas del tubo digestivo excepto
la muscular de la mucosa.
El conducto cístico conecta el conducto hepático común con la vesícula biliar. Cuando el con-
ducto cístico se une al conducto hepático común pasa a llamarse colédoco y se extiende por unos
7 cm hasta la pared del duodeno.
El hígado humano adulto secreta un promedio de alrededor de 1 litro de bilis por día
236
La bilis está compuesta por los siguientes elementos:
• Agua. Es el solvente en el que se disuelven otros componentes.
• Fosfolípidos y colesterol. Son precursores de esteroides y de componentes de membrana
plasmática.
• Ácidos biliares (que forman las sales biliares). Son agentes emulsionantes que contribuyen a la
digestión de las grasas en el intestino.
• Pigmentos biliares. Desintoxican la bilirrubina (producto final de la degradación de la hemo-
globina) y la transportan hacia el intestino para su eliminación.
Muchos componentes de la bilis participan en la llamada circulación enterohepática, que sirve
para reciclarlos (alrededor del 90% de las sales biliares se reabsorbe en el intestino y retorna al
hígado con la sangre de la vena porta. Luego los hepatocitos las reabsorben y vuelven a secretar-
las).
El flujo biliar desde el hígado está regulado por mecanismos hormonales y nerviosos. Este flujo
aumenta cuando durante la digestión las células enteroendocrinas liberan hormonas como la co-
lecistocinina (CCK), la gastrina y la motilina. La estimulación parasimpática también aumenta el
flujo biliar al provocar la contracción de la vesícula.
La bilis que abandona el hígado a través del conducto hepático común fluye hacia la vesícula bi-
liar a través del conducto cístico. Ésta almacena la bilis y puede aumentar su concentración hasta
diez veces. Luego de su estimulación, la vesícula biliar se contrae y envía la bilis hacia el duode-
no a través del colédoco.
• VESÍCULA BILIAR La vesícula biliar es un saco distensible con forma de pera que en los seres humanos contiene un
volumen de alrededor de 50 ml de bilis.
Se trata de un saco ciego que desde su región denominada cuello se continúa con el conducto
cístico.
La superficie de la mucosa consiste en un epitelio simple cilíndrico. Las células epiteliales altas
poseen abundantes microvellosidades apicales y complejos de unión apicales que unen células
contiguas formando una barrera entre la luz y el compartimiento intercelular.
Estas células se parecen mucho a las células absortivas intestinales.
La lámina propia de la mucosa está provista de capilares fenestrados y vénulas pequeñas, pero no
tiene vasos linfáticos. Esta capa también es muy celular y contiene una gran cantidad de linfoci-
tos y plasmocitos. Las características de la lámina propia la hacen semejante a la del colon, otro
órgano especializado en la absorción de electrólitos y agua.
La pared de la vesícula biliar carece de muscular de la mucosa y de submucosa.
237
Por fuera de la lámina propia está la muscular externa, que posee fibras colágenas y elásticas
abundantes entre los haces de células musculares lisas, las cuales se orientan al azar, sin formar
capas definidas.
Por fuera hay una capa gruesa de tejido conjuntivo denso (adventicia) en donde la vesícula está
adherida al hígado. El resto de su superficie está cubierta por una serosa (peritoneo visceral).
La función principal de la vesícula es el almacenamiento y la concentración de la bilis (por reab-
sorción del agua).
Figura 6. Diagrama que ilustra la relación
de los conductos del hígado, el páncreas y
la vesícula biliar.
• PÁNCREAS
Generalidades
El páncreas es una glándula alargada en la que se describen una cabeza, un cuerpo y una cola.
La cabeza es una porción expandida que está ubicada en la curva que describe el duodeno. El
cuerpo cruza la línea media del organismo humano y la cola se extiende hacia el bazo.
El conducto pancreático principal (de Wirsung) recorre toda la glándula y desemboca en la se-
gunda porción del duodeno.
Una capa delgada de tejido conjuntivo laxo forma una cápsula alrededor de la glándula, desde la
cual parten tabiques que dividen el parénquima glandular en lobulillos mal definidos.
El páncreas es una glándula exocrina y endocrina
A diferencia del hígado, en el que las funciones exocrina y endocrina se realizan en la misma
célula, la función doble del páncreas está repartida entre dos componentes estructurales distintos.
238
• El componente exocrino secreta enzimas hacia el duodeno que son indispensables para la di-
gestión en el intestino.
• El componente endocrino sintetiza las hormonas insulina y glucagón y las secreta hacia la
sangre. Estas hormonas regulan el metabolismo de la glucosa, los lípidos y las proteínas en el
organismo.
El componente exocrino se halla en toda la extensión de la glándula; dentro de él hay dispersos
cúmulos celulares bien definidos llamados islotes de Langerhans que constituyen el componente
endocrino.
Figura 7. Diagrama del páncreas, el
duodeno y los conductos excretores aso-
ciados
Páncreas exocrino
El páncreas exocrino es una glándula serosa
El páncreas exocrino está formado por adenómeros de forma acinosa o tubuloacinosa y están
compuestos por células serosas que producen precursores de enzimas digestivas.
El conducto inicial que parte del ácino, o sea el conducto intercalar, comienza dentro del
adenómero mismo. Las células de este conducto reciben el nombre de células centroacinosas.
Las células de los ácinos tienen las características de las células secretoras de proteínas: basofilia
bien definida en el citoplasma basal, donde se encuentran los ácidos nucleicos del núcleo y de los
ribosomas, y acidofilia en su citoplasma apical, por las proteínas (de naturaleza química básica)
almacenadas en los gránulos de cimógeno.
Los gránulos de cimógeno contienen varias enzimas digestivas en una forma inactiva
239
Las enzimas pancreáticas pueden digerir la mayoría de los alimentos. A continuación se enume-
ran las enzimas inactivas contenidas en los gránulos de cimógeno pancreáticos:
• Enzimas proteolíticas (ej.: tripsinógeno, quimiotripsinógeno), que digieren las proteínas.
• Enzimas amilolíticas (alfa-amilasa), que digieren los carbohidratos.
• Lipasas, que digieren los lípidos.
• Enzimas nucleolíticas (desoxirribonucleasa y ribonucleasa), que digieren los ácidos nucleicos
y dejan libres sus mononucleótidos.
Las enzimas digestivas pancreáticas sólo se activan después de alcanzar la luz del intestino del-
gado. Al principio la actividad proteolítica de las enzimas (enterocinasas)en las microvellosida-
des de las células absortivas intestinales convierte el tripsinógeno en tripsina, una poderosa en-
zima proteolítica, y ésta luego cataliza la conversión de otras enzimas inactivas, así como la di-
gestión de proteínas.
Figura 8. Ácino pancreático y su sistema de conductos excretores
Sistema de conductos excretores del páncreas exocrino
Las células centroacinosas son células de conductos intercalares dentro del ácino. Tienen el as-
pecto característico de una célula epitelial de revestimiento plana (núcleo central aplanado y ci-
toplasma adelgazado).
Los conductos intercalares continúan fuera del ácino y drenan en conductos colectores intralobu-
lillares, los cuales desembocan en conductos interlobulillares, que son más grandes y están com-
puestos por un epitelio cilíndrico bajo. Estos últimos terminan directamente en el conducto pan-
creático principal (de Wirsung). En la cabeza del páncreas hay otro conducto grande que es el
conducto pancreático accesorio (de Santorini).
Los conductos intercalares añaden bicarbonato y agua a la secreción exocrina
El páncreas secreta alrededor de 1 litro de líquido por día, más o menos el mismo volumen que el
de bilis secretado por el hígado. Mientras que la bilis se concentra en la vesícula biliar, todo el
volumen de la secreción pancreática es enviado al duodeno.
240
En tanto que los ácinos secretan un volumen reducido de líquido con proteínas abundantes, las
células del conducto intercalar secretan un gran volumen de líquido con mucho sodio y bicarbo-
nato. El bicarbonato sirve para neutralizar la acidez del quimo que entra en el duodeno.
La secreción exocrina del páncreas está sometida a un control hormonal y nervioso
Dos hormonas secretadas por las células enteroendocrinas del duodeno, la secretina y la colecis-
tocinina (CCK), son los reguladores principales del páncreas exocrino.
La entrada del quimo ácido en el duodeno estimula la liberación de estas hormonas hacia la san-
gre.
La acción coordinada de las dos hormonas causa la secreción hacia el duodeno de un gran volu-
men de líquido alcalino con enzimas abundantes.
Además, el páncreas también recibe inervación autónoma. Las fibras nerviosas simpáticas inter-
vienen en la regulación del flujo sanguíneo pancreático. Las fibras parasimpáticas estimulan la
actividad de las células acinosas y también de las centroacinosas.
Páncreas endocrino
El páncreas endocrino es un órgano difuso que secreta hormonas que regulan la concentra-
ción de la glucosa en la sangre
Los islotes de Langerhans, o sea el componente endocrino del páncreas, están dispersos por todo
el órgano en la forma de agrupaciones celulares de tamaño variable (pueden contener sólo algu-
nas células o varios centenares de ellas).
En los cortes teñidos con H-E los islotes de Langerhans aparecen como cúmulos de células páli-
das rodeados por los ácinos pancreáticos que se tiñen con una intensidad mayor.
Es posible identificar tres tipos principales de células: A (alfa), B (beta) y D (delta).
Las células insulares, excepto las B, son equivalentes de las células enteroendocrinas de la
mucosa gastrointestinal
Cada tipo celular puede correlacionarse con una hormona específica.
Las células B forman cerca del 70% del total de las células insulares y secretan insulina.
Las células A constituyen entre el 15-20% de la población insular y secretan glucagón.
Las células D totalizan entre el 5-10% del tejido endocrino pancreático y secretan somatostatina.
Además de las tres células principales también se han identificado tres tipos de células insulares
menores, que constituyen alrededor del 5% restante:
Células PP, productoras de polipéptido pancreático, que estimula las células principales gástricas e inhibe la secreción de bilis, bicarbonato y enzimas pancreáticas.
Células D-1, secretoras de péptico intestinal vasoactivo, de función similar al glucagón.
Células enterocromafines, que producen secretina (que estimula la producción pancreática de bicarbonato y enzimas) y motilina (que aumenta la motilidad gástrica e intestinal)
Funciones de las hormonas pancreáticas
Todas las hormonas secretadas por el páncreas endocrino regulan funciones metabólicas de ma-
nera sistémica, regional (en el aparato digestivo) o local (en el mismo islote).
241
La insulina, la principal hormona secretada por el tejido insular, disminuye la concentra-
ción de glucosa en la sangre
La insulina, ejerce sus efectos principales sobre el hígado, el músculo esquelético y el tejido
adiposo. En general estimula:
• La captación de la glucosa de la circulación, el almacenamiento de la glucosa y la síntesis
ulterior de glucógeno (llamada glocogenogénesis) y la utilización de la glucosa (glucólisis) de-
ntro de las células.
La falta de insulina o la producción de cantidades insuficientes de esta hormona conducen a la
hiperglucemia (aumento de la concentración de glucosa en la sangre) y la glucosuria (presencia
de glucosa en la orina), signos de un trastorno conocido como diabetes mellitus.
Además, la insulina estimula la síntesis de glicerol e inhibe la actividad de la lipasa en los adipo-
citos. La insulina circulante también inhibe el catabolismo de las proteínas.
El glucagón aumenta la concentración sanguínea de la glucosa
El glucagón estimula la liberación de glucosa hacia la sangre y promueve la gluconeogénesis
(síntesis de glucosa a partir de otras moléculas, como los aminoácidos) y la glucogenólisis (de-
gradación del glucógeno) en el hígado.
Se ha demostrado que la somatostatina inhibe la secreción de insulina y de glucagón.
Regulación de la actividad insular
Una glucemia superior a la normal de 70 mg/dL estimula la liberación de insulina desde las célu-
las B, lo que conduce a la captación y el almacenamiento de la glucosa por el hígado y el múscu-
lo.
La disminución de la glucemia resultante detiene la secreción de insulina.
Las glucemias inferiores a 70 mg/dL estimulan la liberación de glucagón; las glucemias muy su-
periores a 70 mg/dL inhiben la secreción del glucagón.
La insulina inhibe la liberación de glucagón.
Los islotes tienen inervación simpática y parasimpática.
La estimulación parasimpática (colinérgica) aumenta la secreción tanto de insulina como de glu-
cagón, mientras que la estimulación simpática (adrenérgica) aumenta la secreción del glucagón
pero inhibe la liberación de la insulina. Este control nervioso de la insulina y el glucagón contri-
buiría a la disponibilidad de glucosa circulante en las reacciones de estrés.
Ross, M.; Pawlina, W. Histología: texto y atlas color con biología celular y molecular. 5
a ed. 2
a reimp. Buenos
Aires: Médica Panamericana, 2008
Junqueira, L.; Carneiro, J. Histología Básica. 10a ed. Guanabara Koogan, 2004
242
243
Capítulo 18. SISTEMA ENDOCRINO
• GENERALIDADES DEL SISTEMA ENDOCRINO
El sistema endocrino produce diversas secreciones denominadas hormonas que sirven para re-
gular las actividades de diversas células, tejidos y órganos de la economía. Sus funciones son
indispensables para mantener la homeostasis y coordinar el crecimiento y el desarrollo corpora-
les.
La función del sistema endocrino es similar a la del sistema nervioso; ambos comunican infor-
mación a células y órganos periféricos. La comunicación en el sistema nervioso tiene lugar a
través de la transmisión de impulsos nerviosos a lo largo de prolongaciones neuronales y la libe-
ración de neurotransmisores. La comunicación en el sistema endocrino se produce por medio de
hormonas, que son transportadas a su destino a través de los vasos sanguíneos.
Hormonas y sus receptores Una hormona se describe como una sustancia con actividad biológica que actúa sobre células
blanco específicas.
Varias hormonas y sustancias con actividad hormonal no se liberan hacia la sangre sino que pa-
san a los espacios del tejido conjuntivo donde pueden actuar sobre células contiguas o cercanas.
Este tipo de acción hormonal se conoce como control paracrino.
Las células del sistema endocrino liberan más de 100 hormonas y sustancias con actividad hor-
monal que desde el punto de vista químico se dividen en tres clases de compuestos:
• Esteroides, compuestos derivados del colesterol que son sintetizados por células de los ovarios,
de los testículos y de la corteza suprarrenal (esteroides gonadales y corticosuprarrenales).
• Proteínas, polipéptidos y péptidos pequeños, que son sintetizados y secretados por células del
hipotálamo, la hipófisis, la glándula tiroides, la paratiroides y el páncreas y por células endocri-
nas diseminadas en los aparatos digestivo y respiratorio.
• Análogos y derivados de aminoácidos y ácido araquidónico, incluidas las catecolaminas (no-
radrenalina y adrenalina) y las prostaglandinas, prostaciclinas y leucotrienos (derivados del
ácido araquidónico), que son sintetizados por muchas neuronas, así como por una gran variedad
de células, incluidas las de la médula suprarrenal. También forman parte de este grupo de com-
puestos las hormonas tiroideas, los derivados yodados del aminoácido tirosina.
Las hormonas interaccionan con receptores hormonales específicos para alterar la actividad bio-
lógica de las células blanco. Estos receptores se ubican en la membrana plasmática o dentro del
citoplasma o del núcleo.
Regulación de la secreción hormonal y mecanismo de retrocontrol
La regulación de las funciones hormonales está a cargo de mecanismos de retrocontrol
244
La producción hormonal con frecuencia está regulada desde el órgano blanco por mecanismos
de retrocontrol, también conocidos como retroalimentación.
En general el retrocontrol ocurre cuando la respuesta a un estímulo (acción de la hormona) tiene
un efecto sobre el estímulo original (célula secretora de la hormona).
La índole de esta respuesta determina el tipo de retrocontrol. Este mecanismo puede ser de dos
tipos: un retrocontrol de tipo negativo que ocurre cuando la respuesta disminuye el estímulo ori-
ginal y un retrocontrol positivo, que ocurre cuando la respuesta aumenta el estímulo original.
Figura 1. Ejemplo de mecanismo de retrocontrol.
Relación entre el hipotálamo, la hipófisis y la tiroi-
des. La hormona liberadora de tirotrofina (TRH) se-
cretada en el hipotálamo promueve la secreción de
tirotrofina (TSH) en la hipófisis, la cual regula la
secreción de las hormonas T3 y T4 por la tiroides.
Estas hormonas, aparte de su efecto sobre los tejidos
y órganos diana, inhiben la secreción de TRH y de
TSH.
Este capítulo se ocupa sobre todo de las glándulas endocrinas bien definidas que liberan sus
hormonas hacia el torrente sanguíneo. En otros capítulos se comenta la función endocrina del
tejido adiposo y de ciertas células de las gónadas, el hígado, los riñones y el tubo digestivo.
245
• GLÁNDULA PITUITARIA (HIPÓFISIS)
La glándula pituitaria o hipófisis y el hipotálamo están vinculados morfológica y funcionalmen-
te en el control endocrino de otras glándulas endocrinas.
Estructura macroscópica y desarrollo
La hipófisis está compuesta por tejido epitelial glandular y tejido nervioso (secretor)
La hipófisis es una glándula endocrina compuesta, del tamaño de un poroto, que pesa alrededor
de un gramo.
Está situada centralmente en la base del cerebro y ocupa una depresión en el hueso esfenoides
que se llama silla turca. Un pedículo corto (el infundíbulo) y una red vascular la conectan con el
hipotálamo.
La hipófisis tiene dos componentes funcionales
• Lóbulo anterior (adenohipófisis), que es el tejido epitelial glandular.
• Lóbulo posterior (neurohipófisis), que es el tejido nervioso secretor.
El lóbulo anterior deriva de una evaginación del ectodermo de la orofaringe hacia el encéfalo
(bolsa de Rathke), mientras que el lóbulo posterior tiene su origen en un brote que prolifera cau-
dalmente (el futuro infundíbulo) desde el neuroectodermo del piso del tercer ventrículo (dien-
céfalo) del sistema nervioso central en desarrollo.
El lóbulo anterior de la hipófisis está compuesto por tres derivados de la bolsa de Rathke:
• Pars distalis, que forma la mayor parte del lóbulo anterior de la hipófisis y surge de la pared
anterior engrosada de la bolsa de Rathke.
• Pars intermedia, que es un resto adelgazado de la pared posterior de la bolsa que linda con la
pars distalis.
• Pars tuberalis, que deriva de las paredes laterales engrosadas de la bolsa de Rathke y forma un
collar o vaina alrededor del infundíbulo.
El infundíbulo embrionario da origen al lóbulo posterior de la hipófisis, que consiste en las por-
ciones siguiente:
• Pars nervosa, que contiene axones neurosecretores y sus terminaciones.
246
• Infundíbulo, que es continuo con la eminencia media y contiene los axones neurosecretores
que forman los haces hipotálamo-hipofisarios.
Irrigación La hipófisis está irrigada por dos grupos de vasos:
• Las arterias hipofisarias superiores irrigan la pars tuberalis, la eminencia media y el tallo in-
fundibular.
• Las arterias hipofisarias inferiores irrigan principalmente la pars nervosa. Una observación
funcional importante es que la mayor parte del lóbulo anterior de la hipófisis no tiene irrigación
arterial directa.
El sistema porta hipotálamo-hipofisario provee el enlace crucial entre el hipotálamo y la
hipófisis
Las arterias que irrigan la pars tuberalis, la eminencia media y el tallo infundibular dan origen a
capilares fenestrados, los cuales drenan en venas llamadas venas porta hipofisarias, que transcu-
rren a lo largo de la pars tuberalis y dan origen a una segunda red capilar fenestrada.
Este sistema vascular transporta las secreciones neuroendocrinas de los nervios hipotalámicos
desde sus sitios de liberación en la eminencia media y el tallo infundibular directamente hasta las
células de la pars distalis.
Estructura y función de los lóbulos pituitarios
Lóbulo anterior de la glándula pituitaria (adenohipófisis)
El lóbulo anterior regula otras glándulas endocrinas y algunos tejidos no endocrinos Las células del lóbulo anterior se distribuyen en cúmulos y cordones separados por capilares fe-
nestrados. Estas células responden a señales del hipotálamo y secretan varias hormonas hipofisa-
rias.
Cuatro hormonas del lóbulo anterior –la hormona adrenocorticotrófica (ACTH), la hormona tiro-
estimulante o tirotrófica (TSH, tirotrofina), la hormona foliculoestimulante (FSH) y la hormona
luteinizante (LH)- se denominan hormonas tróficas, porque regulan la actividad de células en
otras glándulas endocrinas del organismo.
Las dos hormonas restantes del lóbulo anterior - la hormona del crecimiento o somatotrofina
(GH o STH) y la prolactina (PRL) no se consideran tróficas porque actúan directamente sobre
órganos blanco que no son de índole endocrina.
Pars distalis Las células de la pars distalis se clasifican, según su reacción tintorial, en basófilas (10%), acidó-
filas (40%) y cromófobas (50%). Sin embargo, esta clasificación no aporta información acerca de la actividad secretora hormonal ni sobre el papel funcional de estas células.
Mediante reacciones inmunocitoquímicas, se identifican cinco tipos celulares:
247
• Somatotrofas (células GH), que producen somatotrofina (GH). Estimula al hígado para que
sintetice factor de crecimiento símil insulina, que a su vez estimula la división celular en discos
epifisarios y músculo esquelético, lo que causa el crecimiento corporal.
La presencia de vesículas eosinófilas en su citoplasma las clasifica dentro del tipo celular acidó-
filo. Dos hormonas hipotalámicas de efectos opuestos regulan la liberación de GH: la hormona
liberadora de hormona del crecimiento (GH-RH), que estimula la liberación de GH por las so-
matotrofas, y la somatostatina, que inhibe la liberación de GH por estas células.
Hace poco en el estómago se aisló una tercera hormona, llamada ghrelina que es un estimulante
de la secreción de GH y parece coordinar la ingesta de alimentos con la secreción de la somato-
trofina.
Los tumores con producción hormonal activa que se originan en las células somatotrofas se aso-
cian con hipersecreción de GH y causan gigantismo en los niños y acromegalia en los adultos.
• Lactotrofas (mamotrofas, células PRL), que producen prolactina (PRL). La secreción de esta
hormona está bajo el control inhibidor de la dopamina, producida por el hipotálamo. La hormona
liberadora de tirotrofina (TRH) y el péptido inhibidor vasoactivo (VIP) estimulan la síntesis de
PRL.
La PRL estimula el desarrollo de la glándula mamaria e inicia la formación de la leche.
• Corticotrofas (células ACTH), que producen una molécula precursora de la ACTH que se co-
noce como proopiomelanocortina (POMC). Esta molécula es escindida por enzimas proteolíti-
cas dentro de las células corticotrofas en varios fragmentos, a saber, ACTH, β-lipotrofina (β -
LPH), hormona melanocitoestimulante (MSH), β –endorfina y encefalina. La liberación de la
ACTH está regulada por la hormona liberadora de corticotrofina (CRH) producida por el hipo-
tálamo.
• Gonadotrofas (células FSH y LH), que producen tanto hormona foliculoestimulante (FSH)
como luteotrofina (LH). La liberación de FSH y LH está regulada por la hormona liberadora de
gonadotrofinas (GnRH) producida por el hipotálamo.
Tanto la FSH como la LH desempeñan un papel importante en la función de los aparatos repro-
ductores masculino y femenino.
• Tirotrofas (células TSH), que producen hormona estimulante de tiroides o tirotrofina (TSH).
La liberación de la TSH también está bajo el control hipotalámico de la TRH, que además esti-
mula la secreción de PRL.
La TSH actúa sobre las células foliculares de la glándula tiroides y estimula la producción de ti-
roglobulina y de hormonas tiroideas.
Pars intermedia La pars intermedia rodea una serie de pequeñas cavidades que son restos de la luz de la bolsa de
Rathke. Las células parenquimatosas de la pars intermedia rodean folículos llenos de coloide.
La índole del coloide folicular todavía debe determinarse; sin embargo, con frecuencia contiene detritos celulares.
La pars intermedia posee células basófilas y cromófobas.
248
La función de las células de la pars intermedia en los seres humanos todavía no está dilucidada.
No obstante, los estudios realizados en otras especies han permitido saber que las células basófi-
las producen α-endorfina o β-endorfina (un compuesto relacionado con la morfina).
Se considera que las células basófilas de esta región de la hipófisis son corticotrofas.
Pars tuberalis La pars tuberalis es una extensión del lóbulo anterior a lo largo del tallo pituitario.
Las células parenquimatosas producen ACTH, FSH y LH.
Lóbulo posterior de la glándula pituitaria (neurohipófisis)
El lóbulo posterior de la glándula pituitaria es una extensión del sistema nervioso central
(SNC) que almacena y libera productos de secreción sintetizados en el hipotálamo
El lóbulo posterior de la glándula pituitaria, también conocido como neurohipófisis, consiste en
la pars nervosa y el infundíbulo que la conecta con el hipotálamo.
La pars nervosa contiene los axones de neuronas neurosecretoras cuyos somas están en los
núcleos supraóptico y paraventricular del hipotálamo. Los axones forman el haz hipotálamo-
hipofisario y terminan muy cerca de la red capilar fenestrada.
El lóbulo posterior de la hipófisis no es una glándula endocrina sino un sitio de almacenamiento
para las neurosecreciones de las neuronas de los núcleos supraóptico y paraventricular del hipo-
tálamo.
Las vesículas de neurosecreción contienen oxitocina o bien hormona antidiurética (ADH, vaso-
presina).
La ADH facilita la reabsorción del agua en los túbulos distales y en los conductos colectores del
riñón porque modifica la permeabilidad de las células al agua.
La oxitocina promueve la contracción del músculo liso uterino y de las células mioepiteliales de
los alvéolos y de los conductos excretores de la glándula mamaria.
La secreción de oxitocina es desencadenada por estímulos nerviosos que alcanzan el hipotálamo.
En el útero el reflejo neurohumoral se inicia con la distensión de la vagina y el cérvix. En la ma-
ma el reflejo es iniciado por el acto de amamantar (succión). La contracción de las células mioe-
piteliales que rodean las células secretoras alveolares y de los conductos excretores determina
que la leche se exprima y atraviese los conductos que se abren en el pezón, es decir, que causa la
eyección láctea.
Los análogos sintéticos de la oxitocina con frecuencia se utilizan para iniciar y fortalecer las con-
tracciones uterinas durante el trabajo de parto.
El pituicito es la única célula específica del lóbulo posterior de la hipófisis
Además de la gran cantidad de axones de las neuronas hipotalámicas, el lóbulo posterior contie-
ne fibroblastos y células gliales especializadas que reciben el nombre de pituicitos.
A causa de sus muchas prolongaciones y su relación con los vasos, el pituicito cumple una fun-
ción de sostén similar a la de los astrocitos en el resto del SNC.
249
• HIPOTÁLAMO
El hipotálamo regula la función hipofisaria
El hipotálamo está ubicado en el medio de la base del cerebro.
Coordina la mayoría de las funciones endocrinas del organismo y sirve como uno de los princi-
pales centros de control del sistema nervioso autónomo.
Algunas de las funciones que regula son: tensión arterial, temperatura corporal, equilibrio hidroe-
lectrolítico, peso corporal y apetito. Sintetiza una gran cantidad de productos de neurosecreción.
Además de la oxitocina y la ADH, las neuronas hipotalámicas secretan polipéptidos que pro-
mueven e inhiben la secreción y la liberación de hormonas adenohipofisarias (ver tabla).
Estos polipéptidos hipotalámicos se liberan en el lecho capilar del sistema porta hipotálamo-
hipofisario para su transporte hacia la pars distalis de la hipófisis.
Hormonas reguladoras hipotalámicas
Hormona Función principal
Hormona liberadora de hormona de cre-
cimiento (GHRH)
Estimula la secreción de GH por las células soma-
totrofas
Somatostatina Inhibe la secreción de GH por las células somato-
trofas
Dopamina Inhibe la secreción de PRL por las células lactotro-
fas
Hormona liberadora de corticotrofina
(CRH)
Estimula la secreción de ACTH por las células cor-
ticotrofas
Hormona liberadora de gonadotrofinas
(GnRH)
Estimula la producción de LH y FSH por las células
Gonadotrofas
Hormona liberadora de tirotrofina (TRH) Estimula la secreción de TSH por las células tiro-
trofas; estimula la secreción de PRL
Un sistema de retrocontrol regula la función endocrina en dos niveles: producción hormo-
nal en la hipófisis y producción de hormonas liberadoras hipotalámicas en el hipotálamo
La concentración circulante de un producto de secreción específico de un órgano blanco
(ej.: una hormona) puede actuar directamente sobre las células de la adenohipófisis o del
hipotálamo para regular la secreción de las hormonas liberadoras hipotalámicas.
Los dos niveles de retrocontrol permiten una sensibilidad exquisita en la regulación de la
función secretora. La hormona misma normalmente regula la actividad secretora de las
células en el hipotálamo y la hipófisis que regulan su secreción.
Además, la información de la mayoría de los estímulos fisiológicos y psicológicos que lle-
gan al encéfalo también alcanza el hipotálamo. El circuito de retrocontrol hipotálamo-
hipofisario provee un mecanismo regulador a través del cual la información general pro-
veniente del SNC contribuye a la regulación del lóbulo anterior de la hipófisis y, en con-
secuencia, a la regulación de todo el sistema endocrino.
250
La secreción de péptidos reguladores hipotalámicos es el mecanismo primario por el que
los cambios del estado emocional se traducen en cambios del estado homeostático fisioló-
gico.
• GLÁNDULA PINEAL
La glándula pineal (epífisis cerebral) es una glándula endocrina que regula el ritmo circadiano.
Se origina en el neuroectodermo del techo del diencéfalo y permanece adherida a éste por medio
de un pedículo corto.
La glándula pineal es una estructura con forma cónica, como una piña de pino, de ahí su nombre.
Mide 5-8 mm de largo y 3-5 mm de diámetro y pesa entre 100 y 200 mg.
Tiene dos tipos de células parenquimatosas: los pinealocitos y las células intersticiales (gliales)
Los pinealocitos son las células principales de la glándula pineal. Están distribuidos en
cúmulos o cordones dentro de lobulillos formados por tabiques de tejido conjuntivo.
Las células intersticiales (gliales) constituyen alrededor del 5% del total de la población
celular. Poseen características tintoriales y ultraestructurales muy semejantes a las de los
astrocitos.
Además de los dos tipos celulares, la glándula pineal se caracteriza por tener concreciones
calcáreas conocidas como acérvulos cerebrales o arenilla cerebral. Estas concreciones pare-
cen ser producto de la precipitación de fosfatos y carbonatos de calcio.
La glándula pineal humana relaciona la intensidad y la duración de la luz con la ac-
tividad endocrina
La glándula pineal es un órgano fotosensible y un regulador importante del ciclo día/ no-
che (ritmo circadiano). Obtiene información acerca de los ciclos de luz y oscuridad desde
la retina a través de haz retinohipotalámico.
Durante el día los impulsos luminosos inhiben la producción de la hormona principal de la
glándula pineal, la melatonina.
Por lo tanto la actividad pineal aumenta durante la oscuridad y disminuye con la luminosi-
dad. En los seres humanos estos cambios circadianos de la secreción de melatonina cumplen
una función importante en la regulación de los ritmos corporales diarios.
La melatonina se libera en la oscuridad y regula la función reproductora en los mamífe-
ros al inhibir la producción de hormonas esteroides de las gónadas. Ejerce una acción inhibi-
dora sobre las células hipotalámicas que producen GnRH. La inhibición de la GnRH causa
una disminución de la liberación de FSH y LH desde el lóbulo anterior de la hipófisis.
Desde el punto de vista clínico los tumores que destruyen la glándula pineal se asocian
con pubertad precoz.
Los estudios en animales demuestran que la información relacionada con la duración de
la luz diurna llega a la glándula pineal desde los fotorreceptores de la retina.
Así, la glándula pineal ejerce influencia sobre la actividad sexual estacional. Estudios re-
cientes en seres humanos indican que esta glándula desempeña un papel en la adaptación a los cambios súbitos de la duración del día, como los que sufren las personas que via-
jan en avión y atraviesan varios husos horarios.
251
Además, cumpliría una función en la alteración de las respuestas emocionales ante la cor-
ta duración del día durante el invierno en las zonas climáticas templadas y subárticas
(trastorno afectivo estacional).
• GLÁNDULA TIROIDES
La glándula tiroides es una glándula endocrina que está situada en la región anterior del cuello y
consiste en dos lóbulos laterales grandes unidos por un istmo, que es una delgada banda de tejido
tiroideo.
La glándula está rodeada por una fina cápsula de tejido conjuntivo que envía tabiques hacia el
interior del parénquima para delimitar parcialmente lobulillos irregulares.
Las unidades funcionales de la glándula son los folículos secretores.
La glándula tiroides se desarrolla a partir del revestimiento endodérmico del piso de la
faringe primitiva
Esta glándula comienza a desarrollarse durante la cuarta semana de la gestación a partir de un
primordio originado como un engrosamiento endodérmico de la faringe primitiva. El primordio
crece caudalmente y forma una invaginación conocida como conducto tirogloso, el cual des-
ciende a través del tejido del cuello hasta su destino final frente a la tráquea, donde se divide en
dos lóbulos.
Alrededor de la novena semana de la gestación las células endodérmicas se diferencian en
láminas de células foliculares que se organizan en folículos.
Para la decimocuarta semana los folículos bien desarrollados con su revestimiento de epitelio
folicular contienen material coloide en su luz.
Durante la séptima semana cúmulos de células epiteliales que tapizan la invaginación de la
cuarta bolsa faríngea inician su migración hacia la glándula tiroides en desarrollo y se incorporan
a los lóbulos laterales, dispersándose entre los folículos y dan origen a las células parafolicula-
res, que quedan incorporadas en el epitelio folicular.
El folículo tiroideo es la unidad estructural de la glándula tiroides
Un folículo tiroideo es un compartimiento de aspecto quístico, esferoidal, que tiene una pared
formada por un epitelio simple cúbico o cilíndrico, el epitelio folicular. Centenares de miles de
folículos cuyo diámetro varía de 0,2 a 1 mm forman casi toda la masa de la glándula tiroides.
Los folículos contienen un material gelatinoso denominado coloide. La superficie apical de las
células foliculares está en contacto con el coloide y la superficie basal está apoyada sobre una
lámina basal.
El epitelio folicular contiene dos tipos celulares: células foliculares y células parafoliculares El parénquima de la glándula tiroides está compuesto por un tejido epitelial que posee dos tipos
de células:
• Células foliculares (células principales). Tienen a su cargo la producción de las hormonas
tiroideas T3 y T4. Estas células varían en forma y tamaño según el estado funcional de la
252
glándula. En el citoplasma apical aparecen vesículas denominadas vesículas de reabsorción del
coloide.
• Células parafoliculares (células C). Están situadas en la periferia del epitelio folicular y por
dentro de la lámina basal. Estas células no están en contacto con la luz folicular y secretan
calcitonina, una hormona que regula el metabolismo del calcio.
Una red extensa de capilares fenestrados rodea los folículos.
Figura 3. Microfotografía de
la glándula tiroides. Corte
teñido con H-E. Se ven los
folículos llenos de coloide. Cada
folículo consiste en una capa
simple de células epiteliales que
rodean una masa central de
coloide. Las flechas señalan
algunos de los capilares
sanguíneos. 500x.
La función de la glándula tiroides es indispensable para el crecimiento y el desarrollo
normales La glándula tiroides produce tres hormonas, cada una de las cuales es indispensable para el
metabolismo normal:
• Tiroxina (tetrayodotironina, T4) y triyodotironina (T3), que son sintetizadas y secretadas por
las células foliculares. Ambas hormonas regulan el metabolismo basal y la producción de calor
de las células y los tejidos e influyen sobre el crecimiento y el desarrollo corporales. La
secreción de estas hormonas es regulada por la TSH liberada desde el lóbulo anterior de la
hipófisis.
• Calcitonina, que es sintetizada por las células para foliculares (células C) y es un antagonista
fisiológico de la hormona para tiroidea (PTH),
La calcitonina disminuye la calcemia (concentración del calcio en la sangre) al suprimir la acción
reabsortiva de los osteoclastos y promueve el depósito del calcio en los huesos al acrecentar el
ritmo de calcificación del osteoide.
La secreción de la calcitonina está regulada directamente por la concentración del calcio en la
sangre. Una calcemia elevada estimula la secreción, mientras que una calcemia baja la inhibe. El
hipotálamo y la hipófisis no influyen en la secreción de calcitonina.
253
El componente principal del coloide es la tiroglobulina, una forma inactiva de almacena-
miento de las hormonas tiroideas
El componente principal del coloide es una glucoproteína yodada de gran tamaño, denominada
tiroglobulina. No es una hormona sino la forma inactiva de almacenamiento de las hormonas
tiroideas,
Las hormonas tiroideas activas se extraen de la tiroglobulina y se liberan hacia los capilares
sanguíneos fenestrados que rodean los folículos sólo después que se han procesado
adicionalmente dentro de las células foliculares.
La glándula tiroides es singular entre las glándulas endocrinas porque almacena en forma
extracelular grandes cantidades de su producto de secreción.
• GLÁNDULA PARATIROIDES
Las glándulas paratiroides son glándulas endocrinas pequeñas que tienen una asociación estrecha
con la glándula tiroides. Tienen unos pocos milímetros de diámetro y están distribuidas en dos
pares que forman las glándulas paratiroides superiores e inferiores.
Cada glándula paratiroides está rodeada por una cápsula de tejido conjuntivo que la separa del
tiroides. La cápsula envía tabiques hacia el interior del parénquima glandular y lo dividen en lo-
bulillos mal definidos.
Como es típico en las glándulas endocrinas, redes extensas de capilares sanguíneos fenestrados
rodean las células parenquimatosas.
Las glándulas para tiroides se desarrollan a partir de las células endodérmicas derivadas
de las bolsas faríngeas tercera y cuarta
Desde el punto de vista embriológico las glándulas paratiroides inferiores (y el timo) derivan de
la tercera bolsa faríngea mientras que las paratiroides superiores derivan de la cuarta.
Las células principales se diferencian durante el desarrollo embrionario y tienen una función ac-
tiva en la regulación del metabolismo del calcio en la vida fetal. Las células oxífilas se diferen-
cian más tarde, durante la pubertad.
Las células principales y las células oxífilas son las células epiteliales de la glándula parati-
roides
• Las células principales, las más abundantes, tienen a su cargo la secreción de hormona parati-
roidea o parathormona (PTH).
• Las células oxífilas constituyen una porción menor de las células parenquimatosas y no se les
conoce ninguna función secretora.
La PTH regula la concentración de calcio y de fosfato en la sangre
Las paratiroides actúan en la regulación de las concentraciones de calcio y de fosfato. La PTH es indispensable para la vida. Si las glándulas se extirpan sobreviene la muerte porque los múscu-
los, incluidos los laríngeos y otros músculos respiratorios, entran en contracción tetánica con-
forme disminuye la calcemia.
254
La PTH es un péptido que al liberarse causa un aumento de la concentración del calcio en la san-
gre (calcemia) y al mismo tiempo reduce la concentración de fosfato sérico.
La secreción de PTH es regulada por la calcemia a través de un sistema de retrocontrol simple.
La calcemia baja estimula la secreción de la hormona PTH, mientras que la calcemia alta la in-
hibe.
La PTH actúa en varios sitios:
• En el hueso estimula la reabsorción. La hormona activa la osteólisis causada por los osteoclas-
tos, proceso durante el cual se liberan calcio y fosfato hacia el líquido extracelular desde la ma-
triz ósea calcificada.
• En el riñón disminuye la excreción de calcio al estimular la reabsorción tubular, lo que conser-
va el calcio.
• La secreción aumenta la excreción urinaria de fosfato con la consiguiente reducción de la con-
centración de fosfato en la sangre.
• Es la principal reguladora de la conversión renal de la vitamina D3 en la hormona activa, que
promueve la reabsorción tubular de calcio.
• En el intestino su influencia aumenta la absorción de calcio. Sin embargo, la vitamina D3 tiene
un efecto mayor que la PTH sobre la absorción de calcio en el intestino.
La PTH y la calcitonina tienen efectos opuestos en la regulación de la concentración san-
guínea del calcio
Aunque la PTH aumenta la calcemia, la concentración máxima de calcio tras la liberación de la
hormona no se alcanza hasta pasadas varias horas. La PTH parece tener una actividad bastante
lenta y duradera.
La calcitonina, en cambio, disminuye la calcemia con rapidez y su efecto máximo ocurre en una
hora.
• GLÁNDULAS SUPRARRENALES
Las glándulas suprarrenales (o adrenales) secretan hormonas esteroides y catecolaminas. Se
ubican en el polo superior de los riñones.
Están cubiertas por una cápsula de tejido conjuntivo gruesa de la que parten tabiques que se in-
troducen en el parénquima glandular.
El tejido parenquimatoso secretor está organizado en las regiones cortical y medular:
• La corteza es la porción secretora de esteroides. Se halla situada debajo de la cápsula y consti-
tuye cerca del 90% del peso de la glándula.
• La médula es la porción secretora de catecolaminas y forma el centro de la glándula.
Las células parenquimatosas de la corteza y la médula son de origen embriológico diferente
Desde el punto de vista embriológico las células corticales se originan en el mesénquima me-
sodérmico mientras que la médula deriva de células de las crestas neurales que migran hasta la
glándula en desarrollo.
255
Las células parenquimatosas de la corteza suprarrenal están controladas, en parte, por el lóbulo
anterior de la hipófisis y actúan en la regulación del metabolismo y en el mantenimiento del
equilibrio electrolítico normal.
Irrigación
Las glándulas suprarrenales están irrigadas por las arterias suprarrenales superior, media e infe-
rior. En la cápsula estas arterias se ramifican para dar origen a tres modelos principales de distri-
bución sanguínea:
• Capilares capsulares que irrigan la cápsula.
• Capilares sinusoidales corticales fenestrados que irrigan la corteza y luego drenan en los sinu-
soides capilares medulares fenestrados.
• Arteriolas medulares que atraviesan la corteza dentro de los tabiques conjuntivos y llevan san-
gre arterial a los sinusoides capilares medulares.
Por ende, la médula tiene una irrigación doble: sangre arterial de las arteriolas medulares y san-
gre venosa de los capilares sinusoides corticales que ya han irrigado la corteza.
Figura 4. Diagrama que ilustra la irrigación de
la glándula suprarrenal. Se señala la región de
la cápsula, las zonas de la corteza y la región me-
dular.
Células de la médula suprarrenal
Las células cromafines ubicadas en la médula suprarrenal están inervadas por neuronas
simpáticas preganglionares
La médula, está compuesta por un parénquima de células llamadas cromafines (células medula-
res), tejido conjuntivo, capilares sinusoides y nervios.
Las células cromafines son neuronas modificadas, y llegan a éstas muchas fibras nerviosas
simpáticas preganglionares.
256
Cuando los impulsos nerviosos transmitidos por las fibras simpáticas alcanzan las células croma-
fines secretoras de catecolaminas, estas liberan sus productos de secreción a los sinusoides fenes-
trados. En consecuencia, las células cromafines se consideran el equivalente de neuronas pos-
ganglionares.
Hay dos poblaciones de células cromafines, que secretan adrenalina y noradrenalina.
La exocitosis de las vesículas de secreción es desencadenada por la liberación de acetilcolina
desde los axones simpáticos preganglionares que establecen sinapsis con cada célula cromafín.
Los glucocorticoides producidos en la corteza suprarrenal alcanzan la médula en forma directa a
través de la continuidad que hay entre los capilares sinusoides corticales y medulares e inducen
la conversión de la noradrenalina en adrenalina en las células cromafines
Las catecolaminas, en cooperación con los glucocorticoides, preparan al organismo para la
respuesta de "lucha o huida"
La liberación súbita de las catecolaminas establece las condiciones para la utilización máxima de
la energía y, por ende, para el esfuerzo físico máximo.
Tanto la adrenalina como la noradrenalina estimulan la glucogenólisis (degradación del glucóge-
no para obtener moléculas de glucosa) y la movilización de ácidos grasos libres desde el tejido
adiposo. También causa un aumento de la tensión arterial, dilatación de los vasos sanguíneos co-
ronarios, dilatación de los vasos que irrigan el músculo esquelético, constricción de los vasos que
llevan sangre a la piel y al tubo digestivo, aumento de la frecuencia cardíaca y aumento de la fre-
cuencia respiratoria y de la profundidad de las inspiraciones.
Subdivisión de la corteza suprarrenal
La corteza suprarrenal se subdivide en tres zonas:
• Zona glomerular. Es la zona externa (superficial) angosta que forma hasta el 15% del volumen
cortical.
• Zona fasciculada. Es la zona media gruesa que forma casi el 80% del volumen cortical.
• Zona reticular. Es la zona interna (profunda) que forma sólo el 5% del volumen cortical.
Zona glomerular Las células de la zona glomerular están organizadas en grupos o cúmulos redondeados, rodeados
de sinusoides fenestrados.
Las células de la zona glomerular secretan mineralocorticoides, que son compuestos que inter-
vienen en la regulación de la homeostasis del sodio y el potasio y en el equilibrio hídrico. El pro-
ducto de secreción principal, la aldosterona, actúa principalmente sobre los riñones (túbulos dis-
tales de las nefronas) para estimular la reabsorción del sodio y la excreción del potasio.
El sistema renina-angiotensina-aldosterona suministra el retrocontrol de la zona glomeru-
lar
257
La zona glomerular está bajo el retro control del sistema renina-angiotensina-aldosterona. En el
riñón se libera renina en respuesta a una disminución de la tensión arterial o a una concentración
sanguínea de sodio reducida. La renina circulante cataliza la conversión del angiotensinógeno
(producido por los hepatocitos) en angiotensina I que, a su vez, es convertida en angiotensina II
por la enzima convertidora de angiotensina en los pulmones. Luego la angiotensina II estimula a
las células de la zona glomerular para que secreten aldosterona.
Conforme la tensión arterial, la concentración del sodio y el volumen sanguíneo aumentan en
respuesta a la aldosterona, la liberación de renina se inhibe.
Zona fasciculada Las células de la zona fasciculada se hallan dispuestas en cordones rectos largos, ubicados en
forma radial a la médula, de una o dos células de espesor, que están separados por capilares sinu-
soides. Estas células contienen gotas de lípido en su citoplasma, las cuales se pierden durante la
preparación histológica habitual, dejando espacios vacíos, lo que le ha valido la denominación de
espongiocitos a estas células.
La secreción principal de la zona fasciculada consiste en glucocorticoides, que regulan el
metabolismo de la glucosa y los ácidos grasos
La zona fasciculada secreta glucocorticoides, llamados así por su papel en la regulación de la
gluconeogénesis (síntesis de glucosa a partir de moléculas que no son carbohidratos) y la gluco-
genogénesis (polimerización de glucógeno a partir de glucosa).
Uno de los glucocorticoides, el cortisol (hidrocortisona), actúa sobre muchas células y tejidos
para aumentar la disponibilidad metabólica de glucosa y ácidos grasos, que son fuentes de ener-
gía inmediatas. Dentro de esta función amplia los glucocorticoides pueden tener efectos distintos,
e incluso opuestos, en tejidos diferentes:
• En el hígado estimulan la conversión de aminoácidos en glucosa, estimulan la polimerización
de la glucosa en glucógeno y promueven la captación de aminoácidos y ácidos grasos.
• En el tejido adiposo estimulan la degradación de los lípidos en glicerol y ácidos grasos libres.
• En otros tejidos reducen el ritmo de utilización de la glucosa y promueven la oxidación de los
ácidos grasos.
• En células como los fibroblastos inhiben la síntesis de proteínas y hasta promueven el catabo-
lismo proteico para proveer aminoácidos con el fin de convertirlos en glucosa en el hígado.
258
Los glucocorticoides deprimen las respuestas inmunitarias e inflamatorias y, como consecuencia
de esto último, inhiben la curación de las heridas. Deprimen la respuesta inflamatoria al suprimir
la producción de interleucinas por los linfocitos y los macrófagos.
Las células de la zona fasciculada también secretan cantidades pequeñas de gonadocorticoides,
sobre todo andrógenos.
La ACTH regula la secreción de la zona fasciculada
La producción y la secreción de glucocorticoides y esteroides sexuales por la zona fasciculada
está bajo el retrocontrol del sistema CRH-ACTH.
La ACTH es necesaria para la proliferación y el mantenimiento celulares y estimula la síntesis de
esteroides.
Los glucocorticoides circulantes ejercen su retrocontrol sobre neuronas del hipotálamo, lo que
inhibe la liberación de CRH en la circulación porta hipotálamo-hipofisaria.
Zona reticular La zona reticular produce glucocorticoides y andrógenos
Las células de la zona reticular forman una red de cordones anastomosados que están separados
por capilares fenestrados.
La secreción principal de las células de la zona reticular consiste en andrógenos débiles, sobre
todo dehidroepiandrosterona (DHEA). Estas células además secretan un poco de glucocorticoi-
des (principalmente cortisol), pero en una cantidad mucho menor que las células de la zona fas-
ciculada.
La zona reticular también está bajo el retrocontrol del sistema CRH-ACTH.
259
Figura 5. Mecanismo de control de la secreción de
ACTH y de los glucocorticoides
Ross, M.; Pawlina, W. Histología: texto y atlas color con biología celular y molecular. 5
a ed. 2
a reimp. Buenos
Aires: Médica Panamericana, 2008
Junqueira, L.; Carneiro, J. Histología Básica. 10a ed. Guanabara Koogan, 2004
260
261
Capítulo 19. APARATO GENITAL FEMENINO
• GENERALIDADES DEL APARATO GENITAL FEMENINO
Los órganos sexuales internos de la mujer están ubicados en la pelvis mientras que las estructu-
ras genitales externas se hallan en la parte anterior del periné y en conjunto reciben el nombre de
vulva.
• Los órganos internos son los ovarios, las trompas uterinas, el útero y la vagina.
• La vulva comprende el monte de Venus, los labios mayores y menores, el clítoris, el vestíbulo
y el orificio de la vagina y el orificio uretral externo (meato urinario).
Figura 1. Órganos internos del aparato reproductor femenino
Los órganos sexuales femeninos sufren cambios cíclicos regulares desde la pubertad hasta
la menopausia
La iniciación del ciclo menstrual, denominada menarca, ocurre entre los 9 y los 14 años de edad
y señala el final de la pubertad y el comienzo de la vida fértil.
Durante esta fase de la vida el ciclo menstrual es de 28 a 30 días en promedio.
Entre los 45 y los 55 años el ciclo menstrual se torna más infrecuente hasta que por último cesa.
Este cambio en la función reproductora se conoce como menopausia o climaterio. Los ovarios
dejan de producir ovocitos y detienen su función endocrina de producción de hormonas que re-
262
gulan la actividad reproductora. Otros órganos, por ejemplo la vagina y las glándulas mamarias,
disminuyen en grado variable sus funciones.
• OVARIO
Las dos funciones principales del ovario son la producción de gametos y la síntesis de hor-
monas esteroides
Los ovarios tienen dos funciones interrelacionadas: la producción de gametos (gametogénesis) y
la producción de esteroides (esteroidogénesis).
En la mujer la producción de gametos recibe el nombre de ovogénesis. Los gametos en desarro-
llo se llaman ovocitos; los gametos maduros se conocen como óvulos.
Los ovarios secretan dos grupos principales de hormonas esteroides: los estrógenos y los pro-
gestágenos.
• Los estrógenos promueven el crecimiento y la maduración de los órganos sexuales internos y
externos y producen las características sexuales femeninas que se desarrollan en la pubertad.
También actúan sobre las glándulas mamarias en las que estimulan el crecimiento de los conduc-
tos y la estroma y la acumulación de tejido adiposo.
• Los progestágenos preparan los órganos sexuales internos, sobre todo el útero, para el embara-
zo al promover cambios secretores en el endometrio. También preparan las glándulas mamarias
para la lactación al promover la proliferación de los lobulillos.
Ambas hormonas desempeñan un papel importante en el ciclo menstrual porque preparan el úte-
ro para la implantación de un óvulo fecundado.
Si no ocurre la implantación el endometrio se degenera y sobreviene la menstruación.
Figura 2. Dibujo esquemático de
un corte a través del ovario. En este
corte se muestran, en el sentido de
las agujas del reloj, las etapas con-
secutivas del desarrollo folicular.
263
Estructura ovárica En las nulíparas (mujeres que todavía no han tenido hijos) los ovarios son estructuras pares de
color blanco rosado y forma de almendra que miden unos 3 cm de largo, 1,5 cm de ancho y 1 cm
de espesor.
En la mujer posmenopáusica los ovarios tienen un cuarto del tamaño normal durante el período
fértil.
El ovario está compuesto por una corteza y una médula
• La médula, está situada en el centro del ovario y contiene tejido conjuntivo laxo, un conjunto
de vasos sanguíneos, vasos linfáticos y nervios.
• La corteza, está ubicada en la periferia del ovario y rodea la médula. Contiene los folículos
ováricos incluidos en tejido conjuntivo.
El límite entre la corteza y la médula no es nítido.
La superficie del ovario está cubierta por una capa de epitelio simple formado por células cúbi-
cas (epitelio superficial del ovario). Debajo de este epitelio hay una capa de tejido conjuntivo
denso, la túnica albugínea, que lo separa de la corteza subyacente.
Los folículos ováricos proveen un microambiente para el desarrollo del ovocito
En la estroma de la corteza están distribuidos los folículos ováricos de diversos tamaños, cada
uno con un solo ovocito.
Los ovocitos presentes en el momento del nacimiento permanecen detenidos en su desarrollo en
la primera división meiótica. Durante la pubertad, grupos pequeños de folículos experimentan un
crecimiento y una maduración de tipo cíclico. Por lo general la primera ovulación no ocurre has-
ta después de pasado un año de la menarca o incluso más tiempo. Luego se establece un patrón
cíclico de maduración folicular y ovulación.
Lo normal es que un solo ovocito alcance la madurez completa y sea liberado del ovario durante
cada ciclo.
Durante la vida fértil una mujer produce sólo unos 400 óvulos maduros. La mayoría de los ovo-
citos primarios que hay al nacer, que se calcula que son entre 600.000 y 800.000, no completa la
maduración y se pierde gradualmente a través de la atresia, que consiste en la muerte espontánea
y la reabsorción ulterior de los ovocitos inmaduros.
Desarrollo folicular Los tres tipos básicos de folículos ováricos pueden identificarse de acuerdo con su estado de de-
sarrollo:
• Folículos primordiales.
• Folículos en crecimiento.
• Folículos maduros o de de Graaf
Los folículos en crecimiento a su vez se subdividen en folículos primarios y secundarios.
264
Figura 3. Tipos de folículos ováricos, desde el primordial hasta el maduro. En este esquema no se han mantenido
las proporciones relativas de los folículos.
El folículo primordial es la etapa inicial del desarrollo folicular
Los folículos primordiales recién aparecen en el ovario durante el tercer mes del desarrollo fetal.
Una sola capa de células foliculares planas rodea el ovocito. La superficie externa de las células
foliculares está cubierta por una lámina basal.
El folículo primario es la primera etapa en el desarrollo del folículo en crecimiento
Conforme el folículo primordial se convierte en un folículo en crecimiento el ovocito aumenta de
tamaño y las células foliculares aplanadas circundantes proliferan y se tornan cúbicas. En esta
etapa el folículo recibe el nombre de folículo primario.
A medida que el ovocito crece, produce una lámina homogénea muy acidófila, llamada zona
pelúcida o membrana pelúcida, que se ubica entre él y las células foliculares contiguas. Contie-
ne una cantidad abundante de glucosaminoglucanos y glucoproteínas.
Mediante proliferación mitótica rápida la capa simple de células foliculares da origen a un epite-
lio estratificado, la capa granulosa, que rodea el ovocito. Entonces las células foliculares reciben
el nombre de células de la granulosa.
Conforme las células de la granulosa proliferan, las células del tejido conjuntivo de la estroma
forman una vaina que rodea al folículo, conocida como teca folicular, justo por fuera de la lámi-
na basal.
La teca folicular se diferencia en dos capas:
• Teca interna, que es la capa de células secretoras cúbicas muy vascularizada y más profunda.
Estas células tienen una gran cantidad de receptores de hormona luteinizante (LH) y secretan
estrógenos.
• Teca externa, que es la capa más superficial de células del tejido conjuntivo, células muscula-
res lisas y haces de fibras colágenas.
265
El folículo secundario se caracteriza por tener un antro lleno de líquido
Cuando la capa granulosa alcanza un espesor de 6 a 12 estratos celulares, entre las células de la
granulosa aparecen cavidades llenas de líquido. A medida que el llamado líquido folicular con-
tinúa acumulándose, las cavidades comienzan a confluir y finalmente forman una cavidad única
con forma de semiluna llamada antro. Entonces este folículo se designa con el nombre de folícu-
lo secundario o folículo antral.
El folículo, que como folículo secundario inicial tenía un diámetro de 0,2 mm, creciendo y al-
canza los 10 mm de diámetro.
La capa granulosa tiene un espesor que es relativamente uniforme excepto en la región asociada
con el ovocito. Allí las células de la granulosa forman un montículo abultado, el disco prolígero
o cúmulo ovóforo, que se proyecta dentro del antro. Las células del disco prolígero que rodean al
ovocito forman la denominada corona radiante.
El folículo maduro (folículo de de Graaf) contiene el ovocito secundario maduro
El folículo maduro, también conocido como folículo de de Graaf, tiene un diámetro de 10 mm o
más. A causa de su gran tamaño se extiende por todo el espesor de la corteza ovárica y protruye
en la superficie del ovario.
El ovocito y las células del cúmulo se separan gradualmente del resto de la capa granulosa en
preparación para la ovulación. Las células del cúmulo que rodean inmediatamente al ovocito
ahora forman la capa celular simple de la corona radiante.
Durante este período las capas de la teca se tornan más prominentes. En el citoplasma de las
células de la teca interna aparecen inclusiones lipídicas y las células adquieren las características
de las células productoras de esteroides (retículo endoplasmático liso bien desarrollado). En los
seres humanos la LH estimula a las células de la teca interna para que secreten estrógenos.
Unas 24 horas antes de la ovulación en la adenohipófisis se induce una liberación masiva de LH.
En respuesta a esto se reanuda la primera división meiótica del ovocito primario y causa la for-
mación del ovocito secundario y del primer cuerpo polar. Luego las células de la granulosa y de
la teca sufren luteinización y producen progesterona.
Ovulación
La ovulación es un proceso mediado por hormonas cuya consecuencia es la liberación del
ovocito secundario
La ovulación es el proceso por el cual el ovocito secundario se libera del folículo de de Graaf. El
folículo destinado a ovular en cualquier ciclo menstrual se recluta de una cohorte de varios folí-
culos primarios que comienzan a madurar en los primeros días del ciclo.
Los cambios hormonales mencionados producen la liberación del ovocito secundario en la mitad
del ciclo menstrual, es decir en el día 14 de un ciclo de 28 días. Entre los factores que intervienen
se encuentran el aumento del volumen (y de la presión) del líquido folicular, y la contracción de
las fibras musculares lisas en la teca externa.
Justo antes de la ovulación el flujo sanguíneo cesa en una pequeña región de la superficie ovárica
sobre el folículo que protruye. Esta región del epitelio superficial, que se conoce como estigma o
266
mácula pelúcida, luego se rompe. El ovocito, rodeado por las células del disco prolígero, es ex-
pulsado con fuerza del folículo abierto. Luego se introduce en la trompa uterina y permanece
viable durante unas 24 horas. Si en este período no ocurre la fecundación, el ovocito se degenera
mientras atraviesa la trompa uterina.
Lo normal es que un solo folículo complete la maduración en cada ciclo y se rompa para liberar
su ovocito secundario. En raras ocasiones otros ovocitos son expulsados de otros folículos que
han alcanzado la madurez completa durante el mismo ciclo, lo que conlleva la posibilidad de que
se formen cigotos múltiples.
El ovocito primario queda detenido por 12 a 50 años en la etapa de profase de la primera
división meiótica
Los ovocitos primarios que se encuentran en el interior de los folículos primordiales comienzan
la primera división meiótica durante la vida embrionaria, pero el proceso se detiene en la etapa
de profase meiótica.
La primera división meiótica se completa justo antes de la ovulación. Por consiguiente, los ovo-
citos primarios permanecen detenidos en la primera profase meiótica por un período que oscila
entre 12 y 50 años. Este largo período expone al ovocito primario a influencias ambientales ad-
versas y contribuiría a errores de la meiosis que pueden causar alteraciones, como la trisomía del
cromosoma 21 (síndrome de Down).
Una vez que se completa la primera división meiótica (división reduccional) en el folículo madu-
ro, cada célula hija recibe una cantidad igual de cromosomas pero una de ellas recibe la mayor
parte del citoplasma y se convierte en el ovocito secundario, mientras que la otra célula hija reci-
be una cantidad mínima de citoplasma y se convierte en el primer cuerpo polar.
El ovocito secundario queda detenido en la metafase de la segunda división meiótica justo
antes de la ovulación
No bien se completa la primera división meiótica, el ovocito secundario inicia la segunda divi-
sión meiótica.
Esta división se detiene en metafase y sólo se completa si el ovocito secundario es penetrado por
un espermatozoide. Si ocurre la fecundación, el ovocito secundario completa la segunda división
meiótica y forma un óvulo maduro con el pronúcleo femenino que contiene un juego de 23 cro-
mosomas. La otra célula producida en esta división es el segundo cuerpo polar. En los seres
humanos el primer cuerpo polar no se divide. Los cuerpos polares, que no son capaces de expe-
rimentar un desarrollo adicional, se degeneran.
Cuerpo lúteo Después de la ovulación el folículo colapsado se reorganiza en un cuerpo lúteo
En la ovulación la pared folicular, compuesta por las células de la granulosa y de la teca rema-
nentes, se colapsa y se convierte en el cuerpo lúteo o cuerpo amarillo (glándula lútea).
Las células de la capa granulosa y de la teca interna sufren cambios morfológicos notorios. Estas
células luteínicas aumentan de tamaño y se llenan de inclusiones lipídicas. Un pigmento cito-
plasmático, llamado pigmento lipocromo, les imparte a las células un color amarillento en estado
fresco.
267
Hay dos tipos de células luteínicas: de la granulosa (o células granuloso-luteínicas), derivadas
de las células de la granulosa, y células luteínicas de la teca (o células teco-luteínicas). Secretan
progesterona y estrógenos. Estas hormonas estimulan el crecimiento y la actividad secretora de
la mucosa uterina (endometrio) con el fin de prepararla para la implantación del cigoto en desa-
rrollo en caso de que se produzca la fecundación.
Si no ocurren la fecundación y la implantación, el cuerpo lúteo permanece activo sólo por 14
días. Cuando no hay gonadotrofina coriónica humana (hormona sintetizada por el trofoblasto), el
ritmo de secreción de progestágenos y de estrógenos declina y el cuerpo lúteo comienza a dege-
nerarse. Las células se llenan de lípidos, disminuyen de tamaño y sufren autólisis. Se forma así
una cicatriz blanquecina, el cuerpo albicans.
Figura 4. Parte de un cuerpo lúteo. Las células granu-
loso-luteínicas son más grandes y se tiñen menos que
las células teco-luteínicas.
Atresia
Muy pocos de los folículos que inician su diferenciación en el ovario del embrión habrán de
completar su maduración. La mayoría de los folículos se degeneran y desaparecen a través de un
proceso llamado atresia folicular ovárica.
La atresia es mediada por la apoptosis (una forma de muerte celular que está regulada genética-
mente) de las células de la granulosa.
Una gran cantidad de folículos se atrofian durante el desarrollo fetal, las primeras etapas de la
vida posnatal y la pubertad.
Después de la pubertad comienzan a madurar grupos de folículos durante cada ciclo menstrual;
lo normal es que un solo folículo complete su maduración. En la actualidad se cree que la atresia
268
es un mecanismo por el cual unos cuantos folículos se estimulan para mantener su desarrollo a
través de la muerte programada de los otros folículos. Así, un folículo puede sufrir atresia en
cualquier etapa de su maduración.
Los folículos atrésicos se retraen y por último desaparecen del estroma del ovario. A medida que
las células se reabsorben y desaparecen, las células del estroma circundante migran al espacio
que antes ocupaba el folículo, con lo que se borra todo rastro de su existencia.
• TROMPAS UTERINAS
Las trompas uterinas u oviductos son órganos pares con forma de tubo que se extienden desde el
útero hasta los ovarios.
También llamadas trompas de Falopio, transportan el óvulo desde el ovario hasta el útero y pro-
veen el ambiente necesario para la fecundación y el desarrollo inicial del cigoto hasta su etapa de
mórula.
Uno de los extremos de la trompa está junto a un ovario y se abre hacia la cavidad peritoneal; el
otro extremo se comunica con la cavidad uterina.
Cada trompa uterina, que mide aproximadamente 10-12 cm, puede dividirse en cuatro segmentos
macroscópicos:
• El infundíbulo o pabellón es el segmento con forma de embudo que está junto al ovario. El
borde libre tiene prolongaciones largas y delgadas, llamadas fimbrias, que se extienden hacia el
ovario.
• La ampolla es el segmento más largo, constituye alrededor de los dos tercios de la longitud
tubárica total y es el sitio en el que se produce la fecundación.
• El istmo es el segmento medial estrecho de la trompa que es contiguo al útero.
• La porción intramural o uterina, de alrededor de 1 cm de largo, está dentro de la pared del úte-
ro y se abre en la cavidad uterina.
La pared de la trompa uterina está compuesta por tres capas
La pared de la trompa uterina está compuesta por una capa serosa externa, una capa muscular
intermedia y una capa mucosa interna. No obstante, la submucosa falta.
• La serosa o peritoneo visceral consiste en un mesotelio y una capa delgada de tejido conjunti-
vo.
• La muscular, en la mayor parte de su longitud, está organizada en una capa circular interna
bastante gruesa y una capa longitudinal externa más fina.
• La mucosa, que es el revestimiento interno de la trompa uterina, tiene pliegues longitudinales
finos que se proyectan dentro de la luz tubárica en toda su longitud. El revestimiento epitelial
consiste en un epitelio simple cilíndrico compuesto por dos tipos de células, ciliadas y no cilia-
das, que representan estados funcionales diferentes de un solo tipo celular.
269
Las células ciliadas son muy abundantes en el infundíbulo y la ampolla. El batir de los cilios está dirigido hacia el útero.
Las células no ciliadas son secretoras y producen el líquido que contiene sustan-
cias nutritivas para el óvulo.
Las células epiteliales sufren hipertrofia cíclica durante la fase folicular y atrofia durante la fase
lútea en respuesta a los cambios de las concentraciones hormonales. Los estrógenos estimulan la
ciliogénesis y la progesterona aumenta la cantidad de células secretoras.
Poco antes de la ovulación, las fimbrias entran en contacto estrecho con el ovario. Una vez que el
ovocito se libera, las células ciliadas del infundíbulo lo "barren" hacia el orificio tubárico y así
impiden que caiga en la cavidad peritoneal.
El ovocito se desplaza a lo largo de la trompa impulsado por las contracciones peristálticas.
• UTERO
El útero es un órgano hueco con forma de pera que está ubicado en la pelvis entre la vejiga y el
recto. Su luz está en continuidad con la de las trompas y la de la vagina.
Desde el punto de vista anatómico el útero se divide en dos regiones:
• El cuerpo, que es la porción superior grande del órgano. La parte más alta y redondeada, que se
expande por arriba de la desembocadura de las trompas uterinas, recibe el nombre de fondo ute-
rino.
• El cuello o cérvix, que es la porción inferior angosta, separada del cuerpo por un istmo. La luz
del cérvix (conducto endocervical) posee dos estrechamientos, uno en cada extremo, que se lla-
man orificio cervical interno (que comunica con la cavidad del cuerpo uterino) y orificio cervi-
cal externo (que comunica con la luz vaginal).
La pared uterina está compuesta por tres capas:
• Endometrio, que es la mucosa del útero.
• Miometrio, que es la capa muscular gruesa.
• Perimetrio, que es la capa serosa externa o peritoneo visceral.
Tanto el miometrio como el endometrio sufren cambios cíclicos mensuales cuya finalidad es
preparar el útero para la implantación de un embrión. Estos cambios constituyen el ciclo mens-
trual.
Si se implanta un embrión el ciclo se detiene y ambas capas sufren un crecimiento y una diferen-
ciación considerables durante el embarazo.
El miometrio es el estrato más grueso de la pared uterina y está compuesto por tres capas de
músculo liso de límites mal definidos:
• La capa muscular media contiene una cantidad abundante de vasos sanguíneos grandes. Es la
capa más gruesa y posee haces musculares lisos con orientación circular o espiralada.
270
• Los haces musculares lisos de las capas interna y externa tienen una orientación predominan-
temente paralela al eje longitudinal del útero.
Durante el embarazo el útero sufre un agrandamiento enorme, causado en primer lugar por la
hipertrofia de las células musculares lisas existentes y en segundo lugar por el desarrollo de fi-
bras nuevas (hiperplasia). Luego del parto el útero retorna casi a su tamaño original.
Comparado con el cuerpo del útero, el cérvix tiene más tejido conjuntivo y menos músculo liso.
Durante un ciclo menstrual el endometrio prolifera y luego se degenera
A lo largo de toda la vida fértil el endometrio sufre cambios cíclicos cada mes que lo preparan
para la implantación del producto de la concepción y para sustentar el desarrollo embrionario y
fetal ulterior.
Los cambios de la actividad secretora endometrial durante el ciclo concuerdan con la maduración
de los folículos ováricos. El final de cada ciclo se caracteriza por la destrucción parcial del en-
dometrio, que se acompañan de hemorragia desde los vasos de la mucosa.
La eliminación de sangre y restos de tejido por la vagina, que suele durar de 3 a 5 días, se conoce
como menstruación.
Se considera que el ciclo menstrual comienza el día que aparece la menstruación.
Durante la vida fértil el endometrio está compuesto por dos capas o estratos que tienen estructura
y función diferentes:
• Capa o estrato funcional. Esta capa es la parte gruesa del endometrio y se desprende durante la
menstruación.
• Capa o estrato basal. Esta capa se conserva durante la menstruación y es el origen de la rege-
neración de la capa funcional.
La capa funcional es el estrato que prolifera y se degenera durante el ciclo menstrual
La superficie endometrial está revestida por un epitelio simple cilíndrico con una mezcla de célu-
las secretoras y células ciliadas. La lámina propia subyacente (estroma endometrial) contiene las
glándulas endometriales. Estas glándulas son tubulares simples.
No hay una submucosa que separe el endometrio del miometrio.
La vasculatura del endometrio también prolifera y se degenera en cada ciclo menstrual
El endometrio posee un sistema de vasos sanguíneos singular. La arteria uterina da origen a 6 a
10 arterias arciformes que penetran en el miometrio. Ramas de estas arterias (las arterias radia-
les) llegan a la capa basal del endometrio, donde dan origen a arterias pequeñas (las arterias rec-
tas) que irrigan esta región. La rama principal de la arteria radial continúa su trayecto hacia la
superficie endometrial mientras se enrolla, recibiendo el nombre de arteria espiralada.
Las arterias espiraladas dan origen a muchas arteriolas que con forman un lecho capilar extenso.
Este lecho capilar comprende segmentos dilatados de paredes delgadas que se denominan lagu-
nas.
Las arterias rectas y la porción proximal de las arterias espiraladas no se modifican durante el
ciclo menstrual. En cambio, la porción distal de las arterias espiraladas, bajo la influencia de los
estrógenos y la progesterona, sufre degeneración y regeneración con cada ciclo menstrual.
271
Figura 5. Diagrama esquemático que ilustra la irrigación san-
guínea del endometrio
Cambios cíclicos durante el ciclo menstrual
Los cambios cíclicos del endometrio durante el ciclo menstrual están representados por las
fases proliferativa, secretora y menstrual
El ciclo menstrual es un continuo de etapas evolutivas en la capa funcional del endometrio.
Se repite normalmente cada 28 días, durante los cuales el endometrio atraviesa una secuencia de
cambios morfológicos y funcionales.
Conviene dividir el ciclo en tres fases sucesivas:
• Fase proliferativa, que ocurre al mismo tiempo que la maduración folicular y es afectada por la
secreción de los estrógenos ováricos.
• Fase secretora, que coincide con la actividad funcional del cuerpo lúteo y es afectada princi-
palmente por la secreción de progesterona.
• Fase menstrual, que comienza cuando declina la producción hormonal ovárica al degenerarse
el cuerpo lúteo.
Al final de la fase menstrual el endometrio consiste en una fina banda de tejido conjuntivo, de
más o menos 1 mm de espesor, que contiene las porciones basales de las glándulas endometriales
y los segmentos proximales de las arterias espiraladas.
Este estrato es la capa basal del endometrio; el estrato desprendido durante la menstruación era la
capa funcional.
272
La fase proliferativa se inicia por acción de los estrógenos. Pueden verse los siguientes cambios:
• Las células epiteliales de la porción glandular basal reconstituyen las glándulas y migran para
cubrir la superficie endometrial denudada.
• Las células del estroma proliferan y secretan colágeno y sustancia fundamental.
• Las arterias espiraladas se alargan conforme se restablece el endometrio.
La fase proliferativa continúa hasta 1 día después de la ovulación, que ocurre en el día 14 de un
ciclo de 28 días. Al final de esta fase el endometrio ha alcanzado un espesor de 3 mm. Las
glándulas tienen una luz estrecha y son relativamente rectas.
Uno o dos días después de la ovulación y por efecto de la progesterona en la capa funcional del
endometrio comienzan a producirse cambios notorios (fase secretora). El endometrio se edemati-
za y puede llegar a medir de 5 a 6 mm de espesor. Las glándulas crecen, adquieren un aspecto
"en tirabuzón" y sus luces se distienden al acumularse producto de secreción, que contiene mu-
chas sustancias nutritivas, en particular glucógeno, que son necesarias para sustentar el desarrollo
en caso de que ocurra la implantación.
Durante esta fase las arterias espiraladas se alargan y se enrollan más, de modo que llegan casi
hasta la superficie endometrial.
La acción secuencial de los estrógenos y la progesterona sobre las células del estroma posibilita
su transformación en células deciduales. El estímulo transformador es la implantación del blas-
tocisto y el resultado de la transformación consiste en la aparición de células grandes y pálidas
con glucógeno abundante. Estas células proveen un medio favorable para la nutrición del produc-
to de la concepción.
El cuerpo lúteo permanece en actividad y secreta hormonas durante unos 10 días si no se produce
la fecundación. Ante la disminución rápida de las concentraciones hormonales se producen cam-
bios en la irrigación de la capa funcional del endometrio. Al principio las contracciones periódi-
cas de las paredes de las arterias espiraladas, que duran varias horas, causan la isquemia (es de-
cir, la interrupción de la circulación sanguínea, con la consiguiente falta de oxígeno) de la capa
funcional. Las glándulas dejan de secretar su contenido.
Después de unos 2 días los períodos prolongados de contracción arterial, con pocos momentos de
permeabilidad, causan la destrucción del epitelio de revestimiento superficial y la rotura de los
vasos sanguíneos.
Cuando las arterias espiraladas se ocluyen, la sangre circula hacia la capa basal pero no hacia la
capa funcional.
Comienza así la fase menstrual. El flujo menstrual está formado por sangre, líquido uterino y
células epiteliales y del estroma de la capa funcional del endometrio. Al desprenderse fragmentos
del endometrio los extremos desgarrados de las venas, las arterias y las glándulas quedan expues-
tos. Este proceso continúa hasta que sólo queda la capa basal, que se mantiene irrigada a través
de las arterias rectas.
Si no hay fecundación, la finalización de la hemorragia se acompaña del crecimiento y la madu-
ración de folículos ováricos nuevos. Al comenzar la fase proliferativa del ciclo siguiente las célu-
273
las epiteliales se multiplicarán con rapidez y migrarán hacia la superficie para restaurar el epite-
lio de revestimiento.
Si no hay ovulación (ciclo anovulatorio) no se forma el cuerpo lúteo y por lo tanto no se produce
progesterona, por lo que el endometrio no entra en la fase secretora y continúa en la fase prolife-
rativa hasta la menstruación.
Figura 6. Relación entre los fenómenos
morfológicos y fisiológicos que ocurren
durante el ciclo menstrual. Se ilustra la
relación de los cambios morfológicos del
endometrio y el ovario con la concentra-
ción sanguínea de las hormonas hipofisa-
rias y ováricas durante el ciclo menstrual.
Cérvix La mucosa del cérvix es diferente de la del resto del útero
La mucosa cervical contiene glándulas ramificadas grandes y carece de arterias espiraladas.
Durante el ciclo menstrual su espesor cambia poco y no se esfacela con la menstruación. Sin em-
bargo, durante cada ciclo menstrual las glándulas cervicales sufren cambios funcionales impor-
tantes que están relacionados con el transporte de los espermatozoides dentro del conducto endo-
cervical.
En la mitad del ciclo la cantidad de moco producido aumenta unas 10 veces. Este moco es menos
viscoso y parece proveer un medio favorable para la migración de los espermatozoides.
En otros momentos del ciclo menstrual el moco cervical restringe la entrada de los espermato-
zoides en la cavidad uterina.
En consecuencia, los mecanismos hormonales aseguran que la ovulación y las modificaciones
del moco cervical estén coordinadas, lo que aumenta las posibilidades de que se produzca la con-
cepción si los espermatozoides recién eyaculados y el óvulo llegan al mismo tiempo al sitio de
fecundación en la trompa uterina.
La zona de transformación es el sitio de transición entre el epitelio estratificado plano vagi-
nal y el epitelio simple cilíndrico cervical
274
La parte del cuello uterino que se proyecta dentro de la vagina (porción vaginal o exocérvix) está
tapizada por un epitelio estratificado plano. En la zona de transformación, que en las mujeres de
edad fértil está situada justo por fuera del orificio cervical externo, ocurre una transición brusca
entre el epitelio estratificado plano del exocérvix y el epitelio simple cilíndrico del conducto en-
docervical (endocérvix).
Antes de la pubertad y después de la menopausia la zona de transformación está dentro del con-
ducto endocervical.
Las células epiteliales del cérvix se exfolian constantemente hacia la vagina.
Los extendidos de células cervicales coloreados con la técnica de Papanicolaou (PAP) se utilizan
de rutina para la detección y el diagnóstico de las lesiones precancerosas y cancerosas del cérvix.
• VAGINA
La vagina es un tubo fibromuscular que comunica los órganos genitales internos con el
medio externo
La vagina es una vaina fibromuscular que se extiende desde el cuello uterino hasta el vestíbulo
vaginal, que es la región situada entre los labios menores.
En las mujeres vírgenes el orificio de entrada a la vagina puede estar ocluido por el himen, un
repliegue de la mucosa que se proyecta dentro de la luz vaginal.
La pared vaginal consiste en:
• Una capa mucosa interna que está revestida por un epitelio estratificado plano no queratiniza-
do. Carece de glándulas.
• Una capa muscular intermedia que está organizada en dos capas de músculo liso entremezcla-
dos (uno interno circular y otro externo longitudinal).
• Una capa adventicia externa de tejido conjuntivo que se confunde con la adventicia de las es-
tructuras vecinas.
La vagina tiene pocas terminaciones nerviosas asociadas con la sensibilidad general.
• GENITALES EXTERNOS
A continuación se describen las partes que componen los genitales externos femeninos, que en
conjunto reciben el nombre de vulva y tienen un revestimiento de epitelio estratificado plano:
• Monte de Venus. El monte de Venus es una prominencia redondeada sobre la sínfisis púbica
que está formada por tejido adiposo subcutáneo.
• Labios mayores. Los labios mayores son dos pliegues cutáneos longitudinales grandes, que se
extienden desde el monte de Venus y forman los límites laterales de la hendidura urogenital.
Contienen una capa delgada de músculo liso y una gran cantidad de tejido adiposo subcutáneo.
La superficie externa, igual que la del monte de Venus, está cubierta de vello púbico.
275
• Labios menores. Los labios menores son pliegues cutáneos pares, carentes de vello, que limitan
el vestíbulo vaginal.
• Clítoris. El clítoris es una estructura eréctil homóloga del pene. Su cuerpo está compuesto por
dos formaciones eréctiles pequeñas, los cuerpos cavernosos del clítoris, que terminan en un di-
minuto tubérculo redondeado de tejido eréctil llamado glande.
La piel que cubre el glande es muy fina, forma el prepucio del clítoris y contiene terminaciones
nerviosas sensitivas abundantes.
• Vestíbulo vaginal. El vestíbulo está revestido por epitelio estratificado plano. Sobre todo en las
cercanías del clítoris y alrededor del meato urinario hay una gran cantidad de glándulas mucosas
pequeñas, llamadas glándulas vestibulares menores. Las glándulas vestibulares mayores o
glándulas de Bartholin son tubuloalveolares, tienen alrededor de 1 cm de diámetro y están ubi-
cadas en la pared lateral del vestíbulo. Su producto de secreción es una sustancia mucosa lubri-
cante. Los conductos excretores de estas glándulas desembocan en el vestíbulo cerca del orificio
vaginal.
• GLÁNDULAS MAMARIAS
Las glándulas mamarias o mamas constituyen una característica distintiva de los mamíferos.
En los varones normalmente hay poco desarrollo mamario después del nacimiento y las glándu-
las son rudimentarias. En las mujeres, las mamas continúan desarrollándose por la acción de cier-
tas hormonas. También son afectadas por los cambios de concentración de las hormonas ováricas
durante cada ciclo menstrual.
El comienzo de la secreción láctea es inducido por la prolactina secretada por la adenohipófisis.
La eyección de la leche es estimulada por la oxitocina liberada desde la neurohipófisis.
Con el cambio del entorno hormonal que ocurre en la menopausia el componente glandular de
las mamas involuciona y es reemplazado por tejido conjuntivo y adiposo.
La mama adulta inactiva está compuesta por 15 a 20 lóbulos constituidos por glándulas tubulo-
alveolares ramificadas, inmersas en una masa de tejido adiposo. Los lóbulos adoptan una dis-
posición radial desde el pezón.
La epidermis del pezón y de la aréola del adulto está muy pigmentada. El epitelio es estratificado
plano queratinizado.
La pigmentación del pezón aumenta en la pubertad y este se torna más prominente. Durante el
embarazo la aréola crece y el grado de pigmentación aumenta más.
En la profundidad de la aréola y el pezón hay haces de fibras musculares lisas. Permiten la erec-
ción del pezón en respuesta a estímulos diversos.
En el pezón hay muchas terminaciones nerviosas sensitivas.
Las glándulas tubuloalveolares, que derivan de glándulas sudoríparas modificadas de origen
epidérmico, están situadas en el tejido subcutáneo.
276
Cada glándula termina en un conducto galactóforo que desemboca en el pezón a través de un
orificio estrecho. Debajo de la aréola (la región pigmentada que rodea el pezón), cada conducto
tiene una porción dilatada que recibe el nombre de seno galactóforo.
En sus inicios el sistema de conductos
excretores posee un epitelio simple
cúbico o simple cilíndrico que luego se
modifica gradualmente hasta adquirir
dos capas de células cúbicas a la altura
de los senos galactóforos.
Cerca de su desembocadura los conduc-
tos galactóforos están revestidos por un
epitelio estratificado plano.
Entre la superficie basal de las células
epiteliales y la lámina basal están las
células mioepiteliales.
La morfología de la porción secretora
de la glándula mamaria varía con el
ciclo menstrual
En la glándula inactiva el componente
glandular es escaso y consiste princi-
palmente en conductos.
Durante el ciclo menstrual la mama in-
activa sufre modificaciones cíclicas le-
ves. Con la estimulación estrogénica, la
altura de las células secretoras aumenta,
y en el tejido conjuntivo se acumula
líquido.
Figura 7. Estructura de la mama
Las glándulas mamarias sufren una proliferación y un desarrollo notorios durante el em-
barazo
Las glándulas mamarias sufren varios cambios que las preparan para la lactación. La prolifera-
ción del tejido glandular no es uniforme. Las células pueden variar de aplanadas a cilíndricas ba-
jas y conforme proliferan por división mitótica los conductos se ramifican y comienzan a apare-
cer los alvéolos. El crecimiento mamario ulterior ocurre por hipertrofia de las células secretoras
y acumulación de producto de secreción en los alvéolos.
En la producción de la leche intervienen procesos de secreción merocrina (componente protei-
co) y apocrina (componente graso).
La secreción láctea liberada en los primeros días que siguen al parto se conoce como calostro.
Esta preleche es una secreción amarillenta que contiene más proteínas y menos lípidos y car-
bohidratos que la leche definitiva. Contiene una cantidad considerable de anticuerpos que prove-
en cierto grado de inmunidad pasiva al neonato.
277
Figura 8. Representación es-
quemática de una mama feme-
nina en la que se muestran las
glándulas mamarias inactivas y
activas. Cada conducto galactó-
foro con sus ramificaciones me-
nores es una glándula indepen-
diente y constituye un lóbulo de
la glándula
Ross, M.; Pawlina, W. Histología: texto y atlas color con biología celular y molecular. 5
a ed. 2
a reimp. Buenos
Aires: Médica Panamericana, 2008
Junqueira, L.; Carneiro, J. Histología Básica. 10a ed. Guanabara Koogan, 2004
278
279
Capítulo 20. APARATO GENITAL MASCULINO
• GENERALIDADES DEL APARATO GENITAL MASCULINO
El aparato genital masculino está formado por los testículos, las vías espermáticas, las glándulas
sexuales anexas y el pene.
Las glándulas sexuales anexas comprenden las vesículas seminales, la próstata y las glándulas
bulbouretrales.
Las dos funciones primarias del testículo son la producción de gametos masculinos o espermato-
zoides (espermatogénesis) y la síntesis de hormonas sexuales masculinas o andrógenos.
Los andrógenos, sobre todo la testosterona, son indispensables para la espermatogénesis y para el
desarrollo de las características físicas y psicológicas masculinas.
Figura 1. Diagrama esquemático de los componentes del aparato genital masculino
• TESTÍCULO
Los testículos del adulto son órganos ovoides, pares, que se encuentran dentro del escroto fuera
de la cavidad abdominal.
Estructura del testículo Una cápsula muy gruesa de tejido conjuntivo denso, llamada túnica albugínea, cubre cada testí-
culo.
280
A lo largo de la superficie posterior del testículo la túnica albugínea aumenta de espesor para for-
mar el mediastino testicular. Los vasos sanguíneos y la vía espermática atraviesan el mediastino
testicular al entrar o salir del testículo.
Cada testículo está dividido en alrededor de 250 lobulillos por tabiques incompletos de tejido
conjuntivo que se proyectan desde la cápsula.
Cada lobulillo testicular consiste en 1 a 4 túbulos seminíferos en los que se producen los esper-
matozoides y un estroma de tejido conjuntivo donde hay células intersticiales o de Leydig.
Cada túbulo dentro del lobulillo tiene una longitud considerable y se pliega sobre sí mismo. Los
extremos del túbulo seminífero están cerca del mediastino testicular, donde adoptan un curso rec-
to y reciben el nombre de túbulo recto.
Se continúa con la red testicular o red de Haller (rete testis), que es un sistema de conductos
anastomosados dentro del mediastino.
Figura 2. Diagrama esquemático de
testículo (corte sagital). También apare-
ce la vía espermática formada por los
conductillos eferentes, el epidídimo y el
conducto deferente.
Los túbulos seminíferos están compuestos por un epitelio seminífero rodeado por una túni-
ca o lámina propia
Cada túbulo seminífero tiene una longitud de unos 50 cm. El epitelio seminífero es un epitelio
estratificado que está compuesto por dos poblaciones celulares básicas:
• Células de Sertoli, también llamadas células de sostén. Son células cilíndricas con prolon-
gaciones apicales y laterales que rodean las células espermatogénicas contiguas y ocupan los
espacios entre ellas.
Las células de Sertoli le imparten organización estructural a los túbulos porque se extienden a
través de todo el espesor del epitelio seminífero.
• Células espermatogénicas, que se dividen y se diferencian en espermatozoides maduros.
Estas células derivan de células germinativas primordiales originadas en el saco vitelino. Se
organizan en capas entre células de Sertoli contiguas.
281
La túnica (lámina) propia es un tejido conjuntivo compuesto por tres a cinco capas de células
mioides (células peritubulares contráctiles) ubicadas por fuera de la lámina basal del epitelio
seminífero.
Las contracciones rítmicas de las células mioides crean ondas peristálticas que contribuyen a
mover los espermatozoides y el líquido testicular a lo largo de los túbulos seminíferos hacia las
vías espermáticas.
Por fuera de la capa mioide hay vasos sanguíneos y células de Leydig.
Figura 3. Esquema de un corte de túbulo seminífero. El epitelio seminífero está formado por dos poblaciones celu-
lares: las células de la estirpe espermatogénica y las células de Sertoli. Alrededor del túbulo hay una capa de células
mioides, tejido conjuntivo, vasos sanguíneos y células intersticiales de Leydig.
Células de Leydig Las células de Leydig (células intersticiales), al igual que otras células secretoras de esteroides,
presenta un retículo endoplasmático liso (REL) desarrollado, ya que las enzimas necesarias para
la síntesis de testosterona a partir del colesterol están asociadas con esta organela.
Durante las primeras etapas de la vida fetal, las células de Leydig se diferencian y secretan tes-
tosterona.
La secreción de testosterona es necesaria durante el desarrollo embrionario, la maduración sexual
y la función reproductora:
• En el embrión la secreción de testosterona es indispensable para el desarrollo normal de las
gónadas en el feto masculino.
282
• En la pubertad esta hormona inicia la producción de espermatozoides, la secreción de las
glándulas sexuales anexas y el desarrollo de las características sexuales secundarias.
• En el adulto es indispensable para el mantenimiento de la espermatogénesis y de las caracterís-
ticas sexuales secundarias.
Las células de Leydig son activas en la diferenciación inicial del feto masculino y luego sufren
un período de inactividad que comienza a los 5 meses de vida fetal. Cuando se exponen a la es-
timulación gonadotrófica en la pubertad, otra vez se convierten en células secretoras de andróge-
nos y permanecen activas durante toda la vida.
Células de Sertoli
Las células de Sertoli constituyen el verdadero epitelio del túbulo seminífero
Las células de Sertoli son células epiteliales cilíndricas altas que están apoyadas sobre la lámina
basal del epitelio seminífero. Son las células de sostén de los espermatozoides en desarrollo que
se adhieren a su superficie después de la meiosis.
Las células de Sertoli están unidas entre sí por un complejo de unión muy hermético (zonula oc-
cludens). Otras especializaciones de unión entre estas células son las uniones de hendidura (ne-
xos) y las uniones de tipo desmosómico que hay entre las células de Sertoli y las células esper-
matogénicas iniciales.
El complejo de unión célula de Sertoli-célula de Sertoli divide el epitelio seminífero en un
compartimiento basal y un compartimiento adluminal
Las uniones célula de Sertoli-célula de Sertoli establecen dos compartimientos epiteliales: un
compartimiento epitelial basal y un compartimiento adluminal. Los espermatogonios y los es-
permatocitos primarios iniciales están restringidos en el compartimiento basal, o sea entre las
uniones célula de Sertoli-célula de Sertoli y la lámina basal. Los espermatocitos más maduros y
las espermátides están restringidos en el lado adluminal de las uniones célula de Sertoli-célula de
Sertoli.
Además, las células de Sertoli fagocitan y degradan los cuerpos residuales formados en la última
etapa de la espermiogénesis. También fagocitan cualquier célula espermatogénica que no se dife-
rencie por completo.
El complejo de unión célula de Sertoli-célula de Sertoli forma la barrera hemato-testicular
Además de la compartimentación física, el complejo de unión célula de Sertoli-célula de Sertoli
también crea una barrera de permeabilidad llamada barrera hemato-testicular. Por consiguiente,
la composición del líquido en los túbulos seminíferos y las vías espermáticas difiere considera-
blemente de la composición del plasma sanguíneo. Las proteínas plasmáticas y los anticuerpos
circulantes son excluidos de la luz de los túbulos seminíferos.
La barrera hemato-testicular aísla las células germinales haploides (espermatocitos secundarios,
espermátides y espermatozoides), que son genéticamente diferentes y por ende antigénicas (esti-
mulantes de la producción de anticuerpos), del sistema inmunitario del varón adulto.
283
Los antígenos producidos por los espermatozoides no pueden alcanzar la circulación sistémica.
A la inversa, los anticuerpos anti-espermatozoide específicos que tienen algunos sujetos no pue-
den alcanzar las células espermatogénicas en desarrollo dentro de los túbulos seminíferos.
Por lo tanto, la barrera hemato-testicular cumple un papel fundamental en el aislamiento de las
células espermatogénicas del sistema inmunitario.
Las células de Sertoli cumplen funciones secretoras
Además de secretar líquido que facilita el paso de los espermatozoides en proceso de maduración
a lo largo de los túbulos seminíferos hacia los conductos intratesticulares, las células de Sertoli
secretan una proteína llamada proteína fijadora de andrógenos (ABP), que concentra la testoste-
rona en el compartimiento adluminal del túbulo seminífero, donde las concentraciones elevadas
de este andrógeno son indispensables para la maduración normal de los espermatozoides en de-
sarrollo.
• ESPERMATOGÉNESIS
La espermatogénesis es el proceso por el cual los espermatogonios dan origen a los esper-
matozoides.
La espermatogénesis, es decir el proceso por el cual se producen los espermatozoides, compren-
de una serie de fenómenos complejos que comienza poco antes de la pubertad bajo la influencia
de las concentraciones cada vez mayores de gonadotrofinas hipofisarias.
Se divide en tres fases distintas:
• Fase espermatogónica, en la cual los espermatogonios se dividen por mitosis para proveer una
población de espermatogonios predestinados que al final se diferenciarán en espermatocitos
primarios.
• Fase espermatocítica (meiosis), en la cual los espermatocitos primarios sufren las dos divisio-
nes meióticas que reducen tanto la cantidad de cromosomas como el contenido de ADN para
producir células haploides llamadas espermátides.
• Fase de espermátide (espermiogénesis), en la cual las espermátides se diferencian en esperma-
tozoides maduros.
Fase espermatogónica
Al comienzo de la pubertad del varón, en los túbulos seminíferos del testículo se inicia la esper-
matogénesis. El epitelio de dichos túbulos posee dos poblaciones de espermatogonias: tipo A y
tipo B.
Las espermatogonias A son células madre o progenitoras (“stem”) que mantienen, por mitosis,
un número suficiente de elementos de su misma estirpe durante toda la vida.
Una proporción de espermatogonias A se dividen y diferencian en espermatogonias B, que se
dividen por mitosis y finalmente se diferencian en espermatocitos primarios.
Fase espermatocítica (meiosis)
La división mitótica de los espermatogonios de tipo B produce los espermatocitos primarios.
Estos duplican su ADN, de modo que cada espermatocito primario contiene 46 cromosomas y el
doble de la cantidad de ADN.
284
La meiosis determina la reducción de la cantidad de cromosomas y de la cantidad de DNA al es-
tado haploide.
Las células derivadas de la primera división meiótica reciben el nombre de espermatocitos se-
cundarios.
Cada espermatocito secundario tiene 23 cromosomas (22 autosomas y un cromosoma X o Y).
Cada uno de estos cromosomas está compuesto por dos cromátides hermanas.
Conforme la segunda división meiótica se completa, a partir de cada espermatocito secundario se
forman dos espermátides haploides, cada una con 23 cromosomas de una sola cromátide.
Fase de espermátide (espermiogénesis)
Las espermátides resultante de la segunda división meiótica ya no experimentan divisiones adi-
cionales. Sufren un proceso de diferenciación que produce los espermatozoides maduros, que
también son haploides.
El estado diploide normal se restablece cuando un espermatozoide fecunda un ovocito.
La remodelación celular extensa que se produce durante la diferenciación de las espermátides en
espermatozoides maduros (espermiogénesis) consiste en cuatro fases:
Durante la espermiogénesis el núcleo de la espermátide reduce su tamaño y condensa su material
cromosómico. Además, se produce una transformación del complejo de Golgi para formar el
acrosoma, que consiste en una vesícula cargada de enzimas ubicada en uno de los polos del
núcleo. El citoplasma se desplaza hacia la región opuesta y allí se origina un flagelo cuyo com-
plejo de microtúbulos (axonema) se origina en uno de los centríolos. Las mitocondrias se dispo-
nen en espiral alrededor de la parte proximal del flagelo.
El citoplasma excedente forma cuerpos residuales, que son fagocitados por las células de Sertoli.
Finalizada la espermiogénesis, luego de aproximadamente 64 días a partir del comienzo de la
espermatogénesis, queda formado el espermatozoide.
El espermatozoide es una célula altamente especializada. De sus cromosomas, 22 son autosomas
y uno es sexual, ya sea X o Y. está compuesto por una cabeza unida a una cola (o flagelo) por un
corto cuello.
La mayor parte de la cabeza está ocupada por el núcleo. Sus dos tercios anteriores están cubier-
tos (envueltos) por el acrosoma.
El cuello contiene una pieza conectora formada por 9 columnas segmentadas, que abrazan un
centríolo proximal ubicado transversalmente.
La cola comprende tres partes o piezas: intermedia, principal y terminal.
285
La pieza intermedia presenta un axonema axial, formado por 9 túbulos dobles periféricos y dos
centrales. Los túbulos se corresponden con 9 fibras densas longitudinales, en continuidad con las
columnas de la pieza conectora. Por fuera existe una vaina de mitocondrias. Estas mitocondrias
proveen la energía para el movimiento de la cola y por ende son la causa de la movilidad del es-
permatozoide.
La pieza principal contiene el axonema, continuación del ya descrito, y en un corto trecho, tam-
bién las fibras densas, además de una vaina fibrosa por fuera de estas estructuras.
Finalmente, la pieza terminal presenta solamente el axonema, cuyos túbulos terminan en diferen-
tes niveles, además de escaso citoplasma y de la membrana plasmática, que cubre toda la célula.
Figura 4. Dibujo de la es-
permiogénesis y espermato-
zoide adulto.
• CONDUCTOS INTRATESTICULARES
Al final de cada túbulo seminífero hay una transición brusca hacia los túbulos rectos. Este seg-
mento terminal corto del túbulo seminífero sólo está tapizado por células de Sertoli.
Cerca de su terminación los túbulos rectos se estrechan y su revestimiento epitelial cambia a
simple cúbico.
Los túbulos rectos desembocan en la red de Haller o rete testis, una serie compleja de conductos
anastomosados dentro del tejido conjuntivo del mediastino testicular, revestidos por un epitelio
simple cúbico o cilíndrico bajo.
286
• VÍAS ESPERMÁTICAS
En el hombre unos 20 conductillos eferentes conectan la rete testis con el conducto del epidídi-
mo.
Conforme los conductillos eferentes abandonan el testículo sufren un enrollamiento pronunciado
y forman masas cónicas, los conos eferentes, cada uno de alrededor de 10 mm de largo, que con-
tienen conductos muy contorneados que miden de 15 a 20 cm de longitud.
Los conductillos eferentes están tapizados por un epitelio seudoestratificado cilíndrico en el que
hay cúmulos de células altas (ciliadas) y bajas, con células basales que actúan como células ma-
dre epiteliales.
La mayor parte del líquido secretado en los túbulos seminíferos se reabsorbe en los conductillos
eferentes.
Esta porción de la vía espermática es el primer sitio en el que aparece una capa de músculo liso,
en forma de lámina circular. El transporte de los espermatozoides en los conductillos eferentes se
produce principalmente por la acción ciliar y la contracción de esta capa muscular.
Epidídimo El epidídimo es una estructura que está apoyada sobre las superficies superior y posterior del
testículo. Está compuesto por los conductillos eferentes y el conducto del epidídimo.
En el epidídimo se describen una cabeza, un cuerpo y una cola. Los conductillos eferentes ocu-
pan la cabeza y el conducto del epidídimo el cuerpo y la cola.
Los espermatozoides nuevos, que entran en el epidídimo provenientes del testículo, maduran du-
rante su paso a lo largo del conducto del epidídimo, donde adquieren movilidad y la capacidad
de fecundar un ovocito.
Después de madurar en el epidídimo los espermatozoides pueden transportar su contenido
haploide de ADN hasta el óvulo y luego de la capacitación pueden unirse a receptores de esper-
matozoides situados en la membrana pelúcida del óvulo. Esta unión desencadena la reacción
acrosómica en la cual el espermatozoide utiliza las enzimas de su acrosoma para perforar la cu-
bierta externa del ovocito.
Como la mayor parte de la vía espermática, el conducto del epidídimo también está revestido por
un epitelio seudoestratificado cilíndrico. Este epitelio contiene células principales (altas) y célu-
las basales (bajas).
Desde la superficie apical de las células principales se extienden hacia la luz muchas microvello-
sidades modificadas largas que reciben el nombre de estereocilios. Las células basales, que son
pequeñas, están apoyadas sobre la lámina basal y son las células madre del epitelio del conducto.
Las células epididimarias desempeñan una función tanto absortiva como secretora
La mayor parte del líquido que no es absorbido por los conductillos eferentes se reabsorbe en la
porción proximal del epidídimo. Las células epiteliales también fagocitan cualquier cuerpo resi-
dual que no haya sido eliminado por las células de Sertoli así como los espermatozoides que se
degeneran en el conducto.
En la cabeza y el cuerpo la cubierta muscular lisa consiste en una capa de músculo liso circular
que se parece a la de los conductillos eferentes. En la cola se añaden una capa longitudinal inter-
287
na y otra externa. Luego estas tres capas se continúan con las tres capas musculares lisas del
conducto deferente, que es el segmento que sigue en la vía espermática.
En la cabeza y en el cuerpo, las contracciones peristálticas espontáneas sirven para mover los
espermatozoides a lo largo del conducto. En la cola, que funciona como el reservorio principal
de espermatozoides maduros, ocurren pocas contracciones peristálticas.
Los espermatozoides maduros son impulsados hacia el conducto deferente por las contracciones
intensas de las tres capas musculares lisas luego de la estimulación nerviosa adecuada que se
asocia con la eyaculación.
Figura 5. Microfo-
tografía de un corte
de epidídimo. Tin-
ción de picrosirio y
hematoxilina. Au-
mento mediano.
Conducto deferente El conducto deferente es el segmento más largo de la vía espermática.
Es una continuación directa de la cola del epidídimo. Asciende a lo largo del testículo, luego se
introduce en el abdomen atravesando el conducto inguinal y desciende en la pelvis hasta la altura
de la vejiga, donde su extremo distal se dilata para formar la ampolla, la cual continúa hasta la
uretra a través de la próstata con el nombre de conducto eyaculador.
El conducto deferente está revestido por un epitelio seudoestratificado cilíndrico que se parece
mucho al del epidídimo. Las células cilíndricas altas también poseen microvellosidades largas
que se extienden dentro de la luz.
La cubierta muscular que rodea la ampolla es más delgada que la del resto del conducto deferen-
te.
La pared del conducto eyaculador carece de una capa muscular propia; el tejido fibromuscular de
la próstata actúa como sustituto.
288
• GLÁNDULAS SEXUALES ANEXAS
Las vesículas seminales son dos glándulas que están situadas contra la pared posterior de la veji-
ga, paralelas a las ampollas de los conductos deferentes. Un conducto excretor corto que se com-
bina con la ampolla del conducto deferente, forman el conducto eyaculador.
La pared de las vesículas seminales contiene una mucosa, una capa de músculo liso delgada y
una cubierta fibrosa.
La mucosa posee muchos pliegues que aumentan la extensión de la superficie secretora.
El epitelio seudoestratificado cilíndrico contiene células cilíndricas altas no ciliadas y células ba-
jas que están apoyadas sobre la lámina basal (que son células madre de las que derivan las célu-
las cilíndricas).
La secreción de las vesículas seminales es un material viscoso de color blanco amarillento. Con-
tiene fructosa, que es el sustrato metabólico principal para los espermatozoides.
La contracción de la cubierta muscular lisa de las vesículas seminales durante la eyaculación ex-
pulsa su secreción hacia los conductos eyaculadores.
La función secretora y la morfología de las vesículas seminales están bajo el control de la testos-
terona.
Próstata
La próstata, la glándula anexa más grande del aparato genital masculino, tiene una forma y un
tamaño comparables con los de una nuez y está ubicada por debajo de la vejiga, donde rodea la
uretra.
Está compuesta por 30 a 50 glándulas tubuloalveolares incluidas en un estroma fibromuscular,
dispuestas en tres capas concéntricas: una capa mucosa interna, una capa submucosa intermedia
y una capa periférica que contiene las glándulas prostáticas principales.
Las glándulas de la capa mucosa secretan su contenido directamente en la uretra; las glándulas
de las otras dos capas poseen conductos que desembocan en la uretra.
El parénquima de la próstata del adulto está dividido en zonas que son anatómicamente distintas:
• La zona periférica corresponde a las glándulas prostáticas principales y constituye el 70% del
tejido glandular de la próstata.
• La zona central contiene alrededor del 25% del tejido glandular. Rodea los conductos eyacula-
dores.
• La zona transicional rodea la uretra prostática proximal. En los hombres mayores las células
parenquimatosas de esta zona con frecuencia sufren una proliferación extensa (hiperplasia) y
forman masas nodulares de células epiteliales. Dado que esta zona está muy cerca de la uretra,
estos nódulos pueden comprimir la uretra y causar dificultad para orinar. Este trastorno se cono-
ce como hiperplasia prostática benigna.
La próstata secreta fosfatasa ácida prostática (PAP), fibrinolisina, ácido cítrico y antígeno
prostático especifico (PSA)
En cada zona prostática el epitelio parenquimatoso en general es simple cilíndrico.
289
Los alvéolos de las glándulas prostáticas, en especial las de los ancianos, con frecuencia contie-
nen concreciones prostáticas (cuerpos amiláceos) de hasta 2 mm de diámetro. Se cree que son
el producto de la precipitación del material de secreción.
Las células epiteliales prostáticas producen enzimas, en particular fosfatasa ácida prostática,
fibrinolisina y ácido cítrico. También secretan PSA (antígeno prostático específico).
La secreción alveolar es expulsada hacia la uretra prostática durante la eyaculación por la con-
tracción del tejido fibromuscular de la próstata (las células musculares lisas, al igual que las de
las vesículas seminales, están inervadas por el sistema nervioso simpático, que estimula contrac-
ciones enérgicas durante la eyaculación.
Figura 6. Dibujo esquemático que ilustra
la ubicación relativa de las distintas zonas
de la próstata
Glándulas bulbouretrales Las dos glándulas bulbouretrales (glándulas de Cowper) son estructuras pequeñas, ubicadas
debajo de la próstata. Son glándulas tubuloalveolares compuestas.
El epitelio simple cilíndrico, cuya altura varía de acuerdo con el estado funcional de la glándula,
está bajo el control de la testosterona.
La secreción glandular, de tipo mucoso, contiene una gran cantidad de galactosa.
La estimulación sexual determina que se libere la secreción, y es probable que sirva para lubricar
la uretra esponjosa.
• SEMEN El semen contiene líquido y espermatozoides del testículo y productos de secreción del epidídi-
mo, conducto deferente, próstata, vesículas seminales y glándulas bulbouretrales.
Es alcalino y contribuiría a neutralizar el medio ácido de la uretra y la vagina.
290
El promedio del volumen de semen emitido en una eyaculación es de unos 3 ml y en condiciones
normales cada mililitro contiene hasta 100 millones de espermatozoides.
• PENE La erección del pene comprende el llenado de los espacios vasculares de los cuerpos caver-
nosos y del cuerpo esponjoso
El pene consiste principalmente en dos masas cilíndricas dorsales de tejido eréctil, los cuerpos
cavernosos, y una masa ventral del mismo tejido, el cuerpo esponjoso, en el que está incluida la
uretra (a veces se la llama cuerpo cavernoso de la uretra). Estas tres masas de tejido eréctil en
su porción distal forman el glande.
Una capa fibroelástica densa, la túnica albugínea, enlaza los tres cuerpos y forma una cápsula
alrededor de cada uno.
Los cuerpos cavernosos contienen numerosos espacios vasculares amplios que están revestidos
por un epitelio simple plano (endotelio). Estos espacios se hallan rodeados por una capa delgada
de músculo liso.
El tejido conjuntivo intersticial contiene muchas terminaciones nerviosas. Los espacios vascula-
res aumentan de tamaño y adquieren mayor rigidez al llenarse de sangre.
Entre la arteria profunda del pene y el sistema venoso periférico hay una anastomosis arteriove-
nosa (AV).
En los varones no circuncisos el glande está cubierto por un repliegue de la piel llamado prepu-
cio.
El pene está inervado por nervios somáticos, simpáticos y parasimpáticos. Por todos los tejidos
penianos se hallan distribuidas muchas terminaciones nerviosas sensitivas.
Figura 7. Esquema de un corte
transversal de pene
1. Ross, M.; Pawlina, W. Histología: texto y atlas color con biología celular y molecular. 5a ed. 2a reimp. Buenos
Aires: Médica Panamericana, 2008
2. Junqueira, L.; Carneiro, J. Histología Básica. 10a ed. Guanabara Koogan, 2004 3. Gomez Dumm, C. Embriología Humana. 1ª ed. - Buenos Aires: El Ateneo. 2003
291
Capítulo 21. APARATO URINARIO
• GENERALIDADES DEL APARATO URINARIO
El aparato urinario está compuesto por los dos riñones (que producen la orina), los dos uréteres
(que conducen la orina hasta un reservorio situado en la pelvis), la vejiga (el reservorio pelviano
que almacena temporalmente la orina) y la uretra (que comunica con el exterior y sirve para
evacuar el contenido vesical).
Los riñones conservan líquido corporal y electrólitos y eliminan desechos metabólicos
Los riñones recuperan componentes esenciales y eliminan los desechos.
Conservan agua, electrólitos esenciales y metabolitos y eliminan del organismo ciertos productos
de desecho del metabolismo.
También son indispensables para mantener el equilibrio ácido-base porque excretan H+ cuando
los líquidos corporales se tornan demasiado ácidos o excretan bicarbonato cuando esos líquidos
se toman demasiado alcalinos.
Los riñones son órganos muy vascularizados que reciben aproximadamente el 25% del volumen
minuto cardíaco.
Producen la orina, que en un principio es un ultrafiltrado de la sangre que luego las células rena-
les modifican por reabsorción y secreción específica.
La orina definitiva es conducida por los uréteres hacia la vejiga, donde se almacena hasta que se
elimina a través de la uretra.
La orina definitiva contiene agua y electrólitos así como productos de desecho como urea, ácido
úrico y creatinina y productos de la degradación de diversas sustancias.
El riñón también funciona como un órgano endocrino:
• Síntesis y secreción de la hormona eritropoyetina, que regula la formación de los eritrocitos
(eritropoyesis) en respuesta a una disminución de las concentraciones de oxígeno en la sangre.
La eritropoyetina actúa sobre células de la médula ósea (unidades formadoras de colonias eri-
trocíticas).
• Síntesis y secreción de renina, una enzima que participa en el control de la tensión arterial y el
volumen sanguíneo. La renina actúa sobre el angiotensinógeno circulante para producir angio-
tensina I.
• Producción de vitamina D en su forma hormonal activa, a partir de un precursor esteroide pro-
ducido en el hígado. Este paso es regulado primariamente por la hormona paratiroidea (PTH),
que estimula la actividad de las enzimas que producen la hormona activa.
• ESTRUCTURA GENERAL DEL RIÑÓN
Los riñones son órganos grandes, con forma de poroto, que se hallan situados en el retroperito-
neo a ambos lados de la columna vertebral.
En el polo superior de cada riñón, hay una glándula suprarrenal.
292
El borde medial del riñón es cóncavo y posee un hilio, que permite la entrada y la salida de los
vasos y los nervios renales y contiene el segmento inicial del uréter (dilatado a la manera de un
embudo) llamado pelvis renal.
La superficie del riñón está cubierta por una cápsula de tejido conjuntivo.
Corteza y médula El examen a simple vista de la superficie de corte de un riñón fresco hemiseccionado permite
comprobar que su sustancia está dividida en dos regiones bien definidas:
• Corteza, que es la parte externa de color pardo rojizo (dado que más del 90 % de la sangre que
pasa por los riñones está en esta zona).
• Médula, que es la parte interna mucho más pálida.
La corteza se caracteriza por tener corpúsculos renales y sus túbulos asociados
La corteza está compuesta por los corpúsculos renales, junto con los túbulos contorneados y
rectos del nefrón, los túbulos colectores, los conductos colectores y una red vascular extensa.
Los corpúsculos renales son estructuras esferoidales. Constituyen el segmento inicial del nefrón
y poseen una red capilar singular denominada glomérulo.
El examen de un corte a través de la corteza deja ver una serie de estriaciones verticales que pa-
recen irradiarse desde la médula, los rayos o radios medulares (de Ferrein), llamados así porque
las estriaciones parecen emanar de la médula como si fueran rayos. Desde la médula hacia la cor-
teza se proyectan unos 400 a 500 rayos medulares.
Cada rayo medular contiene túbulos rectos de los nefrones y conductos colectores.
Figura 1. Corte esque-
mático del riñón, que
representa la topografía
general del órgano.
Cada nefrón con su túbulo colector forma un túbulo urinífero.
Los túbulos rectos de los nefrones y los conductos colectores continúan de la corteza a la médu-
la. Están acompañados por una red capilar, los vasos rectos, de disposición paralela a los diver-
sos túbulos. Estos vasos forman la parte vascular del sistema intercambiador de contracorriente
que regula la concentración de la orina.
293
A causa de su distribución y sus diferencias de longitud los túbulos de la médula en conjunto
forman varias estructuras cónicas llamadas pirámides renales o medulares (de Malpighi). Por lo
general en el riñón humano hay de 8 a 12 pirámides. Las bases de las pirámides están orientadas
hacia la corteza.
Cada pirámide está dividida en una zona externa o médula externa (contigua a la corteza) y una
zona interna o médula interna. La médula externa se subdivide a su vez en una franja interna y
una franja externa.
Las zonas de tejido cortical que hay sobre las pirámides se extienden alrededor de las caras late-
rales de éstas para formar las columnas renales (de Bertin). Se consideran una parte de la médu-
la aunque contienen los mismos componentes que el resto del tejido cortical.
El vértice de cada pirámide, llamado papila, se proyecta dentro de un cáliz menor, que es una
extensión con forma de copa de la pelvis renal. La punta de la papila, también conocida como
área cribosa o cribiforme, está perforada por los orificios de desembocadura de los conductos
colectores.
Los cálices menores son ramificaciones de los dos o tres cálices mayores que a su vez son las
divisiones principales de la pelvis renal.
Lóbulos y lobulillos renales Cada pirámide medular y el tejido cortical asociado con su base y sus lados (la mitad de cada co-
lumna renal contigua) constituyen un lóbulo del riñón. El riñón humano tiene 8 a 18 lóbulos.
Un lobulillo consiste en un conducto colector y todas los nefrones que drena
Los lóbulos renales se subdividen en lobulillos que están formados por un rayo medular central y
el tejido cortical circundante.
El concepto de lobulillo tiene un fundamento fisiológico importante; el rayo medular que contie-
ne el conducto colector de un grupo de nefrones que drenan en él constituye la unidad secretora
renal. Es el equivalente de un lobulillo o unidad secretora glandular.
El nefrón El nefrón (o nefrona) es la unidad estructural y funcional del riñón
El nefrón es la unidad estructural y funcional fundamental del riñón y en cada riñón humano hay
alrededor de 2 millones de ellos.
El nefrón consiste en el corpúsculo renal y un sistema de túbulos
El corpúsculo renal constituye el comienzo del nefrón. Está compuesto por un glomérulo, que
es un ovillo capilar formado por 10 a 20 asas capilares, rodeado por una estructura epitelial con
forma de cáliz llamada cápsula renal o cápsula de Bowman. La cápsula de Bowman es la por-
ción inicial del nefrón donde la sangre que fluye a través de los capilares glomerulares se filtra
para producir el ultrafiltrado glomerular.
Los capilares glomerulares reciben la sangre desde una arteriola aferente y la envían a una arte-
riola eferente que luego se ramifica para formar una red capilar nueva que irriga los túbulos re-
294
nales. El sitio donde la arteriola aferente entra y la arteriola eferente sale a través de la hoja pa-
rietal de la cápsula de Bowman recibe el nombre de polo vascular.
En el lado opuesto del corpúsculo renal está el polo urinario, donde comienza el túbulo contor-
neado proximal.
Las demás partes del nefrón (partes tubulares) que siguen desde la cápsula de Bowman son:
• Segmento grueso proximal, compuesto por el túbulo contorneado proximal y el túbulo recto
proximal.
• Segmento delgado, que forma la parte delgada del asa de Henle.
• Segmento grueso distal, compuesto por el túbulo recto distal y el túbulo contorneado distal.
El túbulo contorneado distal se comunica con el túbulo colector, con frecuencia a través de un
túbulo de conexión, para formar así el túbulo urinífero, o sea el nefrón más el túbulo colector.
Figura 2. Dibujo que repre-
senta un nefrón, donde se
muestra la localización cor-
tical y medular de sus com-
ponentes
Túbulos del nefrón
Los segmentos tubulares del nefrón se designan según el trayecto que adoptan (contorneado o
recto), según la ubicación (proximal o distal) y según el espesor de la pared (delgado o grueso)
A partir de la cápsula de Bowman los segmentos secuenciales del nefrón consisten en los túbulos
siguientes:
295
• Túbulo contorneado proximal, que se origina en el polo urinario de la cápsula de Bowman.
Sigue un curso muy tortuoso o contorneado y luego entra en el rayo medular para continuar co-
mo túbulo recto proximal.
• Túbulo recto proximal, que se conoce también como rama descendente gruesa del asa de
Henle y desciende hacia la médula.
• Rama descendente delgada del asa de Henle, que es la continuación del túbulo recto proximal
dentro de la médula. Describe un asa y retorna hacia la corteza.
• Rama ascendente delgada del asa de Henle, que es la continuación de la rama descendente
delgada después de describir su asa.
• Túbulo recto distal, también conocido como rama ascendente gruesa del asa de Henle, que es
la continuación del asa ascendente delgada. El túbulo recto distal asciende a través de la médula
y entra en la corteza, poniéndose en contacto con el polo vascular del corpúsculo renal que le dio
origen. En este sitio las células epiteliales tubulares contiguas a la arteriola aferente del gloméru-
lo se modifican para formar la mácula densa. Después el túbulo distal abandona la región del
corpúsculo y se convierte en túbulo contorneado distal.
• Túbulo contorneado distal, que desemboca en un conducto colector a través de un túbulo co-
lector o de un túbulo más corto que se llama simplemente túbulo de conexión.
El asa de Henle constituye toda la porción con forma de letra U de un nefrón.
El túbulo recto proximal, la rama descendente delgada, la rama ascendente delgada y el túbulo
recto distal en conjunto reciben el nombre de asa de Henle.
Tipos de nefrones
De acuerdo con la ubicación de sus corpúsculos renales en la corteza se describen varios tipos de
nefrones:
• Nefrones subcapsulares, que tienen sus corpúsculos renales ubicados en la parte externa de la
corteza. Poseen asas de Henle cortas que se extienden sólo hasta la zona externa de la médula.
• Nefrones yuxtamedulares, cuyos corpúsculos renales están cerca de la base de una pirámide
medular. Tienen asas de Henle largas que se extienden profundamente en la región interna de la
pirámide.
• Nefrones intermedios o mediocorticales, que tienen sus corpúsculos renales en la región media
de la corteza. Sus asas de Henle son de una longitud intermedia.
Túbulos y conductos colectores Los túbulos colectores comienzan en la corteza en la forma de túbulos de conexión o de túbulos
colectores y se unen a los conductos colectores (varios túbulos colectores se unen para formar
un conducto colector). Los conductos colectores de la corteza reciben el nombre de conductos
colectores corticales. Cuando alcanzan la médula pasan a llamarse conductos colectores medu-
lares. Luego continúan su trayecto hacia el vértice de la pirámide, donde confluyen en conductos
colectores más grandes, llamados conductos papilares (conductos de Bellini), que se abren en
un cáliz menor.
296
Aparato de filtración del riñón El corpúsculo renal contiene el aparato de filtración del riñón
El corpúsculo renal es esferoidal. Consiste en un ovillo capilar glomerular y las hojas epiteliales
visceral y parietal de la cápsula de Bowman circundante.
El aparato de filtración tiene tres componentes:
• Endotelio de los capilares glomerulares, que posee numerosas fenestraciones sin diafragma
que las cierre.
• Membrana basal glomerular (MBG), una lámina basal gruesa, que es el componente principal
de la barrera de filtración.
• Hoja visceral de la cápsula de Bowman, que contiene células especializadas llamadas células
epiteliales viscerales o podocitos, que emiten prolongaciones alrededor de los capilares glomeru-
lares.
Figura 3. Corpúsculo renal. En
la parte superior de la figura
aparece el polo vascular con las
arteriolas aferente y eferente, y
la mácula densa. La pared de las
arteriolas muestra las células
yuxtaglomerulares. Obsérvese la
forma de los podocitos y las
características de las células de
la hoja parietal de la cápsula de
Bowman. En la parte inferior
aparece el polo urinario.
Conforme se diferencian, los podocitos extienden prolongaciones alrededor de los capilares de
las que surgen abundantes prolongaciones secundarias y terciarias, estas últimas denominadas
pedicelos, que se interdigitan con los pedicelos de podocitos vecinos. Los espacios alargados en-
tre los pedicelos interdigitados, que se conocen como ranuras de filtración, permiten que el ul-
trafiltrado de la sangre se introduzca en el espacio de Bowman.
297
Un factor adicional que puede tener influencia sobre el paso de sustancias a través de las ranuras
de filtración es la presencia de una membrana delgada llamada membrana de la ranura de fil-
tración.
En consecuencia, el aparato de filtración puede describirse como una barrera semipermeable
que tiene dos capas celulares discontinuas a ambos lados de la lámina basal.
Figura 4. Esquema de
la ultraestructura del
capilar glomerular y de
la hoja visceral de la
cápsula de Bowman.
La membrana basal glomerular actúa como una barrera física y un filtro selectivo para io-
nes
La MBG restringe el movimiento de partículas grandes, por lo general proteínas.
Aunque la albúmina no es un componente habitual, a veces se puede encontrar en la orina, lo que
indica que el tamaño de esta proteína es cercano al tamaño del poro de la barrera de filtración.
Como la MBG contiene glucosaminoglucanos (con carga eléctrica negativa), también se restrin-
ge el movimiento de partículas y moléculas aniónicas.
A pesar de la capacidad de restricción proteica que tiene la barrera de filtración, varios gramos
de proteínas la atraviesan a diario. Estas proteínas se reabsorben por endocitosis en el túbulo con-
torneado proximal.
Los estrechos poros alargados que forman los pedicelos y las membranas de las ranuras de filtra-
ción también actúan como barreras físicas al flujo de volumen y a la difusión libre.
Por último, las fenestraciones del endotelio capilar restringen la salida desde los capilares de los
elementos figurados de la sangre.
La hoja parietal de la cápsula de Bowman está formada por un epitelio simple plano
La hoja parietal de la cápsula de Bowman contiene células epiteliales parietales que forman un
epitelio simple plano.
298
En el polo urinario del corpúsculo renal se continúa con el epitelio cúbico del túbulo contorneado
proximal.
El espacio entre las hojas visceral y parietal recibe el nombre de espacio urinario o espacio de
Bowman.
Es el receptáculo para el ultrafiltrado producido por el aparato de filtración del corpúsculo renal.
El espacio urinario se continúa con la luz del túbulo contorneado proximal.
Mesangio
El corpúsculo· renal contiene otro grupo celular que consiste en las células mesangiales. Estas
células y su matriz extracelular constituyen el mesangio.
Las células mesangiales no están confinadas enteramente dentro del corpúsculo renal; algunas se
encuentran afuera del corpúsculo a lo largo del polo vascular, donde también reciben el nombre
de células mesangiales extraglomerulares y forman parte del denominado aparato yuxtaglo-
merular Se han demostrado las siguientes funciones de estas células:
• Fagocitosis. Eliminan de la MBG residuos atrapados y proteínas aglomeradas, con lo que man-
tienen el filtro glomerular libre de detritos.
• Sostén estructural. Proveen sostén a los podocitos en las regiones donde la membrana basal
epitelial falta o es incompleta.
• Secreción. Sintetizan y secretan una variedad de moléculas que desempeñan un papel central
en la respuesta a la lesión glomerular.
Se cree que la función primaria de las células mesangiales es limpiar la MBG.
Aparato yuxtaglomerular
El aparato yuxtaglomerular comprende la mácula densa, las células yuxtaglomerulares y
las células mesangiales extraglomerulares
En contigüidad con las arteriolas aferente y eferente y junto a algunas células mesangiales extra-
glomerulares en el polo vascular del corpúsculo renal está la porción terminal del túbulo recto
distal del nefrón. En este sitio la pared del túbulo contiene células que forman la denominada
mácula densa. Los núcleos de estas células están muy juntos, parcialmente superpuestos, de ahí
el nombre "mácula densa".
En esta misma región las células musculares lisas de la arteriola aferente contigua están modifi-
cadas. Contienen gránulos de secreción y se denominan células yuxtaglomerulares.
El aparato yuxtaglomerular regula la tensión arterial mediante la activación del sistema
renina-angiotensina-aldosterona
En algunas situaciones fisiológicas (ingesta reducida de sodio) o patológicas (disminución del
volumen sanguíneo circulante por hemorragia), las células yuxtaglomerulares activan el sistema
renina-angiotensina-aldosterona mediante la liberación de renina, que es sintetizada, almace-
nada y secretada hacia la sangre por estas células musculares lisas modificadas.
299
En la sangre, la renina actúa sobre el angiotensinógeno (lo modifica mediante un proceso quími-
co de hidrólisis) para producir angiotensina I. Luego la angiotensina I es convertida en angio-
tensina II por la enzima convertidora de angiotensina (ACE) que hay en las células endoteliales
de los capilares pulmonares.
La angiotensina II (un poderoso vasoconstrictor) estimula la liberación de la hormona aldostero-
na desde la zona glomerular de la corteza suprarrenal, la cual actúa sobre los conductos colecto-
res para aumentar la reabsorción de sodio y agua, con lo que aumentan el volumen sanguíneo y
la tensión arterial.
El aparato yuxtaglomerular funciona en la forma de un sensor del volumen sanguíneo y la com-
posición del líquido tubular. Las células de la mácula densa verifican la concentración de Na+ en
el líquido tubular y regulan la liberación de renina por las células yuxtaglomerulares.
Figura 5. Esquema de la
ultraestructura del corpús-
culo renal, el mesangio y
el aparato yuxtaglomerular
• FUNCIÓN TUBULAR RENAL
A medida que atraviesa los túbulos uriníferos y colectores, el ultrafiltrado glomerular sufre cam-
bios que comprenden absorción activa y pasiva así como secreción.
• Ciertas sustancias del ultrafiltrado se reabsorben, algunas de manera parcial (p. ej., agua, sodio
y bicarbonato) y otras por completo (p. ej., glucosa).
300
• Otras sustancias (p. ej., creatinina y bases y ácidos orgánicos) se añaden al ultrafiltrado por la
actividad secretora de las células tubulares.
En consecuencia, el volumen del ultrafiltrado se reduce de modo sustancial y la orina se torna
hiperosmótica.
Túbulo contorneado proximal
El túbulo contorneado proximal es el sitio inicial y principal de reabsorción
El túbulo contorneado proximal recibe el ultrafiltrado desde el espacio urinario de la cápsula de
Bowman.
Las células cúbicas del túbulo contorneado proximal poseen las especializaciones superficiales
asociadas con las células que se dedican a la absorción y al transporte de líquidos, principalmente
un ribete en cepillo compuesto por microvellosidades rectas y muy juntas, y complejos de unión
compuestos por zonula occludens (unión estrecha) que aíslan el espacio intercelular lateral de la
luz del túbulo.
De los 180 L/día de ultrafiltrado que ingresan en los nefrones, más o menos 120 L/día, o sea el
65%, se reabsorben en el túbulo contorneado proximal.
Una proteína de la membrana plasmática (bomba de sodio), tiene a su cargo la reabsorción de
Na+. Para llevar a cabo este proceso, las células epiteliales tienen abundantes mitocondrias.
El túbulo contorneado proximal también reabsorbe aminoácidos, monosacáridos y polipéptidos.
Las proteínas y los péptidos grandes sufren endocitosis, y las proteínas incorporadas por este
mecanismo son degradadas en los lisosomas por hidrolasas ácidas. Los aminoácidos producidos
en esta degradación se reciclan y se devuelven a la circulación.
Túbulo recto proximal Las células del túbulo recto proximal (es decir, la rama descendente gruesa del asa de Henle) son
más bajas (cúbicas) y no están tan especializadas para la absorción como las del túbulo contor-
neado proximal.
Segmento delgado del asa de Henle La longitud del segmento delgado varía según la ubicación del nefrón en la corteza. Los nefrones
yuxtamedulares tienen las ramas más largas mientras que los nefrones corticales tienen las más
cortas.
Las porciones delgadas del asa de Henle tienen un epitelio plano simple.
Las dos ramas del asa de Henle tienen permeabilidades diferentes y, en consecuencia, funciones
diferentes:
• La rama delgada descendente del asa de Henle es muy permeable al agua y mucho menos
permeable a los solutos como el Na+, el Cl
- o la urea. Dado que el líquido intersticial en la médu-
la es hiperosmótico, el agua se difunde hacia afuera de este segmento del nefrón, por lo que au-
menta la osmolalidad del líquido tubular.
• La rama delgada ascendente del asa de Henle no transporta iones en forma activa pero es muy
permeable al NaCl y, en consecuencia, permite la difusión pasiva de NaCl hacia el intersticio.
301
El ion Cl se difunde hacia el intersticio siguiendo su gradiente de concentración a través de los
canales conductores de Cl-. Contraiones, en este caso Na+ (la mayoría) y K+, lo siguen en forma
pasiva para mantener la neutralidad electroquímica.
La hiperosmolaridad del intersticio está directamente relacionada con la actividad de transporte
de las células en esta rama del asa de Henle.
Además, la rama delgada ascendente en su mayor parte es impermeable al agua, de modo que en
este sitio, conforme la concentración salina intersticial aumenta, el intersticio se torna hiper-
osmótico y el líquido en la luz del nefrón se torna hipoosmótico.
Túbulo recto distal El túbulo recto distal es una parte de la rama ascendente del asa de Henle
El túbulo recto distal (rama gruesa ascendente), está recubierto por células epiteliales cúbicas,
sin borde en cepillo. Es una parte de la rama ascendente del asa de Henle y al igual que la rama
delgada ascendente, transporta iones desde la luz tubular hacia el intersticio.
Este movimiento significativo de iones ocurre sin el movimiento de agua a través de la pared del
túbulo recto distal, lo que da como resultado la separación del agua de sus solutos.
La función del asa de Henle es producir un gradiente osmótico creciente desde la corteza al ex-
tremo de la papila renal mediante el llamado mecanismo multiplicador de contracorriente. En
resumen, las partes del asa de epitelio grueso o cúbico (rama descendente gruesa o parte recta del
túbulo proximal y rama ascendente gruesa o parte recta del túbulo distal) participan en el trans-
porte activo de varios iones y moléculas que salen de la luz y penetran en el intersticio.
Por otra parte, las porciones finas están revestidas por un epitelio plano que no tiene capacidad
para el transporte activo. La porción descendente fina permite la difusión libre de agua pero es
bastante impermeable al NaCl, mientras que la porción ascendente fina es permeable al NaCl
pero no al agua. Los capilares sanguíneos de la médula captan el agua del intersticio medular y
la devuelven a la circulación general.
La porción ascendente gruesa también es impermeable al agua y transporta activamente NaCl al
intersticio
Túbulo contorneado distal El túbulo contorneado distal intercambia Na
+ por K
+ bajo la regulación de la aldosterona
Este túbulo corto tiene a su cargo las funciones siguientes:
• Reabsorción de Na+ y secreción de K
+ hacia el ultrafiltrado para conservar el Na
+.
• Reabsorción de ion bicarbonato, con la secreción concomitante de iones hidrógeno, lo que
conduce a la acidificación de la orina.
• Secreción de amonio en respuesta a la necesidad de los riñones de excretar ácido y generar bi-
carbonato.
La aldosterona, secretada por las glándulas suprarrenales y liberada por la estimulación con an-
giostensina II, aumenta la reabsorción de Na+ y la secreción de K
+. Estos efectos acrecientan el
volumen sanguíneo y elevan la tensión arterial en respuesta a la concentración mayor de Na+ en
la sangre.
302
Túbulos colectores y conductos colectores Los túbulos colectores están revestidos por un epitelio cúbico simple, y se va haciendo cada vez
más alto en sentido distal, hasta confundirse con el epitelio cilíndrico de los conductos colecto-
res.
El epitelio cilíndrico de los conductos colectores presenta dos tipos de células: principales o cla-
ras, e intercalares u oscuras.
Las células principales tienen citoplasmas pálidos, con pocas organelas, y microvellosidades cor-
tas. Reabsorben Na+ y agua y secretan K
+. Las células intercalares tienen citoplasmas más oscu-
ros debido a su mayor contenido de mitocondrias y ribosomas. Funcionan secretando H+ y reab-
sorbiendo bicarbonato, por lo que son importantes en la regulación del equilibrio ácido-base del
organismo.
Los túbulos y conductos colectores concentran la orina mediante la reabsorción pasiva de agua
hacia el intersticio medular, siguiendo el gradiente osmótico creado por el sistema multiplicador
contracorriente de las asas de Henle. Los capilares medulares (vasos rectos) devuelven esa agua
a la circulación sanguínea.
La hormona antidiurética (ADH) secretada por la neurohipófisis en respuesta a la deshidratación,
controla la cantidad de agua que se reabsorbe. Actúa aumentando la permeabilidad de los túbulos
y conductos colectores al agua, lo que se traduce en retención de agua en el organismo, y pro-
ducción de una orina hipertónica. Por el contrario, las sobrecargas de agua inhiben la secreción
de ADH, lo que se traduce en un mayor volumen de orina hipotónica.
• CÉLULAS INTERSTICIALES El tejido conjuntivo del parénquima renal, llamado tejido intersticial, rodea los nefrones, los
conductos y los vasos sanguíneos.
En la corteza se identifican dos tipos de células intersticiales: células que se parecen a fibroblas-
tos y alguno que otro macrófago. Los fibroblastos del intersticio renal sintetizan y secretan la
matriz extracelular del intersticio.
En la médula las células intersticiales principales se parecen a miofibroblastos, orientadas en
forma paralela a los ejes longitudinales de las estructuras tubulares y desempeñarían algún papel
en la compactación de estas estructuras.
• IRRIGACIÓN SANGUÍNEA
El riñón está irrigado por las arterias renales, ramas de la aorta abdominal, que se ramifican for-
mando las arterias interlobulares. Estas arterias se encuentran entre las pirámides renales y se
ramifican para formar las arteriolas aferentes del glomérulo. La arteriola eferente, que abando-
na el glomérulo, tiene un calibre mucho menor, lo que permite mantener la presión necesaria en
los capilares glomerulares para que el plasma pueda filtrar hacia el espacio de Bowman. Las va-
riaciones en el calibre de las arterias aferente y eferente controlan la presión en el interior del
glomérulo.
En la corteza, las arteriolas eferentes se abren en una red de capilares que rodean a los túbulos
renales. En la médula, las arteriolas eferentes forman los vasos rectos o vasa recta, que son capi-
303
lares que corren en forma paralela a las asas largas de Henle. Las moléculas del filtrado glomeru-
lar que son reabsorbidas por las células de los distintos túbulos del nefrón retornan a la circula-
ción general a través de esta red capilar, que drena en el sistema venoso renal.
• HISTOFISIOLOGÍA DEL RIÑÓN El término contracorriente indica un flujo de líquido en estructuras contiguas en sentidos opues-
tos.
Como el agua no puede abandonar la rama delgada ascendente del asa de Henle, el intersticio se
torna hiperosmótico (con mucha concentración de iones, como Na+ o Cl
-, y por lo tanto, con mu-
cha capacidad de atraer moléculas de agua). Esta concentración de iones en el intersticio medular
aumenta desde el límite corticomedular hasta la papila renal. Esto permite que, cuando hay ADH
(que torna muy permeables al agua a los túbulos colectores y conductos colectores), cantidades
cada vez mayores de agua abandonen el ultrafiltrado a medida que los conductos colectores atra-
viesan el intersticio cada vez más hiperosmótico en su trayecto hacia las papilas.
• URÉTER, VEJIGA Y URETRA
Al abandonar los conductos colectores en el área cribosa la orina se introduce en una serie de
estructuras que no la modifican sino que están especializadas para su almacenamiento y conduc-
ción hacia el exterior del cuerpo.
La orina fluye secuencialmente hacia un cáliz menor, un cáliz mayor y la pelvis renal y abando-
na cada riñón a través del uréter que la conduce hasta la vejiga, donde se almacena. Por fin la
orina se elimina a través de la uretra.
Todos estos conductos de excreción de la orina (vías urinarias), excepto la uretra, tienen la mis-
ma organización general: una mucosa (revestida por epitelio de transición), una muscular y una
adventicia (o, en algunas regiones, una serosa).
El epitelio de transición (urotelio) tapiza la vía urinaria. Este epitelio estratificado es fundamen-
talmente impermeable a las sales y al agua.
El urotelio comienza en los cálices menores con dos capas celulares que aumentan hasta cuatro o
cinco capas aparentes en el uréter y hasta seis o más en la vejiga vacía. Sin embargo, cuando la
vejiga se distiende se ven unas tres capas. Este cambio es un reflejo de la capacidad de las célu-
las para adaptarse a la distensión.
En la vejiga distendida las células se aplanan y se despliegan para adaptarse a la superficie en
expansión. Conforme las células individuales se despliegan y se aplanan, el aspecto resultante
corresponde a las tres capas "verdaderas".
La membrana plasmática exhibe regiones modificadas que reciben el nombre de placas, que pa-
recen ser más rígidas y más gruesas que el resto de la membrana plasmática apical. Entre las pla-
cas existen zonas estrechas de membrana plasmática normal (regiones interplacas). Estas áreas normales actúan como “bisagras”, permitiendo que las secciones de la membrana se plieguen
hacia adentro como un acordeón.
304
Figura 6. Diagrama de la superficie luminal de las
células del epitelio de transición. En varios sitios la
membrana plasmática está engrosada para formar
placas. Las regiones entre las placas consisten en
membrana que no está engrosada
En toda la vía urinaria hay una lámina propia de colágeno denso debajo del urotelio. Las paredes
de toda la vía carecen de muscular de la mucosa y de submucosa.
En las porciones tubulares (uréteres y uretra) suele haber dos capas de músculo liso debajo de la
lámina propia: una capa interna longitudinal, y una capa externa circular (esta distribución del
músculo liso es la opuesta de la de la muscular externa del tubo digestivo).
Uréteres
Cada uréter conduce la orina desde la pelvis
renal hasta la vejiga y tiene 24 a 34 cm de
longitud.
La superficie luminal del uréter está revesti-
da por un epitelio de transición (urotelio). El
resto de la pared está compuesto por múscu-
lo liso y tejido conjuntivo.
Conforme la vejiga se distiende por la acu-
mulación de orina, los orificios ureterales se
comprimen, lo que reduce la posibilidad de
que haya reflujo urinario hacia los uréteres.
En la porción terminal de los uréteres hay
una gruesa capa externa de músculo longitu-
dinal además de las dos ya mencionadas.
Por fuera, el uréter está cubierto por una ad-
venticia de tejido conjuntivo.
Figura 7. Microfotografía que muestra los principa-
les componentes del uréter. Tinción de pararrosanili-
na y azul de toluidina. Pequeño aumento.
[305]
Vejiga
La vejiga es un receptáculo distensible para la orina situado en la pelvis por detrás de la sínfisis
pubiana; su forma y su tamaño cambian a medida que se llena.
Tiene tres orificios, dos para los uréteres (orificios ureterales) y uno para la uretra (orificio ure-
tral interno).
La región triangular definida por estos tres orificios, el trígono, es relativamente lisa y tiene un
espesor constante, mientras que el resto de la pared es grueso y con pliegues cuando la vejiga
está vacía y liso cuando la vejiga está distendida. Estas diferencias reflejan los orígenes em-
briológicos diferentes del trígono y del resto de la pared vesical: el trígono deriva de los conduc-
tos mesonéfricos y la porción principal de la pared tiene su origen en la cloaca.
El músculo liso de la pared vesical forma el músculo detrusor. Hacia el orificio uretral las fibras
musculares forman el esfínter interno de la uretra, un músculo circular involuntario ubicado al-
rededor del orificio de la uretra. Los fascículos musculares lisos del músculo detrusor están or-
ganizados de manera menos regular que los de las porciones tubulares de la vía urinaria y, en
consecuencia, las haces musculares y colágenos están mezclados al azar. La contracción del
músculo detrusor de la vejiga comprime todo el órgano y expulsa la orina hacia la uretra.
La vejiga está inervada por las divisiones simpática y parasimpática del sistema nervioso autó-
nomo.
Uretra
La uretra es un tubo fibromuscular que conduce la orina desde la vejiga hasta el exterior a través
del orificio uretral externo.
En el varón la uretra sirve como segmento terminal tanto de la vía urinaria como de la vía es-
permática.
Tiene unos 20 cm de longitud y se divide en tres porciones bien definidas:
• Uretra prostática, que se extiende por 3 o 4 cm desde el cuello de la vejiga a través de la
glándula prostática. Está tapizada por epitelio de transición (urotelio). Los conductos eyaculado-
res del aparato genital desembocan en este segmento de la uretra y muchos conductos excretores
prostáticos pequeños también desembocan en este segmento.
• Uretra membranosa, que se extiende por 1 cm desde el vértice de la glándula prostática hasta
el bulbo del pene. El músculo esquelético que rodea la uretra membranosa forma el esfínter ex-
terno de la uretra (voluntario). El epitelio de transición termina en la uretra membranosa. Este
segmento está revestido por un epitelio seudoestratificado cilíndrico que se parece más al de la
vía espermática que al epitelio de la vía urinaria.
• Uretra esponjosa (peniana), que se extiende por unos 15 cm a través de toda la longitud del
pene y se abre al exterior a la altura del glande.
Se halla rodeada por el cuerpo esponjoso. Está tapizada por un epitelio seudoestratificado cilín-
drico excepto en su extremo distal, donde su revestimiento es de epitelio estratificado plano que
se continúa con el de la piel del pene.
En la uretra esponjosa desembocan los conductos excretores de las glándulas bulbouretrales
(glándulas de Cowper) y de las glándulas uretrales mucosecretantes (glándulas de Littré).
[306]
En la mujer la uretra es corta dado que mide de 3 a 5 cm de longitud desde la vejiga hasta el
vestíbulo de la vagina.
Al principio el revestimiento es de epitelio de transición (una continuación del epitelio vesical)
pero cambia y se convierte en epitelio estratificado plano antes de su terminación.
Una gran cantidad de glándulas uretrales pequeñas vierten sus secreciones hacia la luz uretral.
Otras glándulas, las glándulas parauretrales, envían su secreción a conductos parauretrales
comunes que desembocan a cada lado del orificio uretral externo. Las glándulas producen una
secreción alcalina.
La lámina propia es una capa de tejido conjuntivo muy vascularizada que se parece al cuerpo es-
ponjoso masculino. Presenta un esfínter uretral externo de músculo estriado (voluntario).
1. Ross, M.; Pawlina, W. Histología: texto y atlas color con biología celular y molecular. 5
a ed. 2
a reimp.
Buenos Aires: Médica Panamericana, 2008
2. Junqueira, L.; Carneiro, J. Histología Básica. 10a ed. Guanabara Koogan, 2004
3. Young, B.; Heath, J. Wheater's Histología Funcional. 4a ed. Madrid: Harcourt, 2000
[307]
Capítulo 22. SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
El sistema nervioso central (SNC) comprende el encéfalo y la médula espinal, ambos formados
por neuronas, células de sostén del SNC (células gliales) y vasos sanguíneos.
Macroscópicamente, todas las partes del SNC constan de sustancia gris, donde se encuentran la
mayoría de los cuerpos celulares de las neuronas, y sustancia blanca, formada sobre todo por los
axones; los lípidos de las vainas de mielina de los axones son los que le dan el color blanco a la
sustancia de ese nombre. La distribución de las sustancias gris y blanca difiere mucho de unas
zonas a otras del encéfalo.
Figura. Principales divisiones anatómicas del
SNC. Este diagrama muestra el encéfalo y la
médula espinal en un corte sagital. La porción fun-
damental del encéfalo está formada por los dos
hemisferios cerebrales (H), con la corteza cerebral
en su superficie. En la profundidad del encéfalo
existen grandes estructuras de sustancia gris que
forman el diencéfalo (D). En esta región se encuen-
tran los núcleos de la base y el tálamo. Los hemis-
ferios cerebrales se conectan a las estructuras infe-
riores a través del mesencéfalo (M). La protube-
rancia (P) conecta con el bulbo raquídeo (B) y el
cerebelo (C). La médula espinal (E) se extiende
desde el extremo inferior del bulbo.
ORGANIZACIÓN DE LA MÉDULA ESPINAL La médula espinal es una estructura cilíndrica en continuidad directa con el encéfalo. Se divide
en 31 segmentos (8 cervicales, 12 torácicos, 5 lumbares, 5 sacros y 1 coccígeo) y en conexión
con cada uno de estos segmentos hay un par de nervios raquídeos.
Cada nervio raquídeo está unido a su segmento correspondiente de la médula por varias raíces
que según su ubicación reciben el nombre de raíces dorsales (posteriores) o raíces ventrales (an-
teriores).
En un corte transversal, la médula espinal exhibe una porción interna con la forma de una H o de
una mariposa, la sustancia gris, que rodea el conducto central, y una porción periférica blanque-
cina, la sustancia blanca.
La sustancia gris presenta unas astas anteriores mayores, en las que se encuentran los cuerpos
celulares de las grandes neuronas motoras inferiores, y unas astas posteriores mucho más pe-
[308]
queñas, que contienen los cuerpos celulares de las pequeñas neuronas sensitivas que conducen al
encéfalo la información sensitiva procedente de las neuronas primarias aferentes, cuyos cuerpos
se ubican en los ganglios de las raíces dorsales.
Las pequeñas astas laterales, en las que se encuentran los cuerpos celulares de neuronas eferentes
simpáticas preganglionares, aparecen en las regiones dorsal y lumbar.
El canal central se encuentra en la comisura central de la sustancia gris, está revestido por célu-
las ependimarias y contiene líquido cefalorraquídeo.
Por fuera, la médula espinal presenta una fisura media ventral profunda, que en la cara dorsal
queda reducida a un surco medio dorsal poco marcado.
Figura 1. Corte trasversal de médula espinal (lumbar). P: asta
posterior; A: asta anterior; R: raíz dorsal; F: fisura medía ven-
tral.10x
La sustancia blanca sólo contiene axones mielínicos que transcurren de uno a otro segmento de
la médula o el encéfalo.
La sustancia gris contiene los somas neuronales y las dendritas, junto con axones y células
neuróglicas.
Los grupos de somas neuronales que están relacionados funcionalmente reciben el nombre de
núcleos. Las sinapsis sólo ocurren en la sustancia gris.
Figura2 . En la parte central aparece un corte transversal de la médula espinal tal como se observa a simple vista. A
la izquierda se muestra la estructura de la sustancia gris y a la derecha la de la sustancia blanca.
Los somas de las neuronas motoras de las astas anteriores inervan el músculo estriado. Las neu-
ronas del asta anterior, también llamadas motoneuronas inferiores, son grandes células basófi-
[309]
las que se reconocen con facilidad en los preparados histológicos de rutina. Dado que conduce
los impulsos hacia afuera del SNC, se llama neurona eferente.
El axón de una neurona motora abandona la médula espinal, atraviesa la raíz ventral (anterior),
se convierte en un componente del nervio raquídeo de ese segmento y se dirige hacia el músculo.
El axón es mielínico excepto en su origen y terminación. Cerca de la célula muscular, el axón se
divide en muchas ramas terminales que forman las sinapsis neuromusculares.
Los somas de las neuronas sensitivas están ubicados en los ganglios que hay en las raíces dorsa-
les (posteriores) de los nervios raquídeos. Estas neuronas sensitivas son seudounipolares. Tienen
una sola prolongación que se bifurca en dos ramas o segmentos; un segmento lleva información
desde la periferia hacia el soma neuronal y un segmento lleva información desde el soma neuro-
nal hacia la sustancia gris de la médula espinal.
Dado que la neurona sensitiva conduce los impulsos hacia el SNC, recibe el nombre de neurona
aferente.
ENCÉFALO
En el encéfalo la corteza de sustancia gris contiene somas neuronales, axones y dendritas. Es el
sitio donde se producen las sinapsis.
La sustancia gris también se encuentra en forma de islotes, llamados núcleos, en la profundidad
del cerebro y del cerebelo.
La sustancia blanca contiene sólo axones de neuronas. Estos axones transcurren de una parte a
otra del sistema nervioso. Aunque muchos de los axones que van hacia un lugar específico se
agrupan en fascículos llamados haces, estos haces no tienen límites definidos visibles.
La red de prolongaciones axónicas, dendríticas y gliales asociadas con la sustancia gris recibe el
nombre de neurópilo.
Corteza cerebral. Los hemisferios cerebrales están formados por la corteza plegada de sustancia
gris, que cubre la masa central de sustancia blanca por la que discurren las fibras entre distintas
partes de la corteza, junto a las que llegan y salen desde y hacia otras partes del SNC.
Existen cerca de 10 billones de neuronas en la corteza cerebral. Una sola neurona puede tener
conexión sináptica hasta con 100.000 neuronas diferentes.
El cerebro coordina el lenguaje, el aprendizaje y la memoria, y es responsable de integrar y coor-
dinar las respuestas motoras voluntarias.
En la corteza se describen seis capas distintas. No hay límites precisos que separen estas capas.
Tálamo. Los tálamos son dos grandes masas de sustancia gris que se encuentran a cada lado del
tercer ventrículo y que forman la mayor parte del diencéfalo, el núcleo central del cerebro. Fun-
cionalmente está dividido en un gran número de núcleos (sensitivos y motores) en los que se en-
cuentran los cuerpos celulares de las neuronas cuyos axones se proyectan a la corteza cerebral.
El tálamo constituye una estación extraordinariamente compleja que funciona como un centro de
integración para la información que llega de casi todas las partes del SNC.
El tronco del encéfalo (bulbo, protuberancia, mesencéfalo) no está separado con claridad en re-
giones de sustancia blanca y sustancia gris. Los núcleos de los pares craneanos localizados en el
[310]
tronco encefálico aparecen como islotes rodeados de haces de sustancia blanca. Los núcleos con-
tienen los somas de las neuronas motoras de los pares craneanos y son equivalentes a las astas
anteriores de la médula espinal.
Figura 3. Células nerviosas de la corteza
cerebral. En este diagrama sencillo se ilustra
la organización de las diferentes capas de la
corteza.
Figura 4. Aspecto histológico de un
núcleo talámico típico, formado por
una densa acumulación de neuronas
cruzadas en todas direcciones por
haces de fibras nerviosas aferentes y
eferentes. H-E. 480x
[311]
El cerebelo, que coordina la actividad muscular y el mantenimiento de la postura y el equilibrio,
presenta una corteza externa, formada por dos capas (molecular y granulosa). Entre éstas se en-
cuentra una tercera capa formada por una única hilera de células de Purkinje, características del
cerebelo, con somas neuronales muy grandes, un axón que se extiende hacia la capa granulosa y
una amplia ramificación dendrítica que se arboriza en la capa molecular externa.
Por dentro de la corteza se encuentra la sustancia blanca, en la que hay cuatro pares de núcleos.
Figura 5. Corte en el que se ob-
servan las tres capas del cerebelo.
Una célula de Purkinje muestra
parte de su rica arborización
dendrítica. Tinción H-E. Aumen-
to mediano.
PLEXO COROIDEO Y LÍQUIDO CEFALORRAQUÍDEO Los plexos coroideos son pliegues de la piamadre que penetran al interior del tercer y cuarto
ventrículo y en los ventrículos laterales. Están formados por tejido conectivo laxo, muy vascula-
rizado, que contiene capilares fenestrados, cubierto por un epitelio cúbico simple.
El líquido cefalorraquídeo (LCR) es secretado por las células epiteliales que recubren los plexos
coroideos. Es un ultrafiltrado del plasma que se modifica dentro de las células epiteliales, y des-
pués se secreta en los ventrículos.
El LCR se encuentra en el espacio subaracnoideo, los ventrículos del cerebro y el canal central
de la médula espinal. Este fluido es claro y contiene pocas proteínas. Entre sus funciones se en-
cuentran la protección del SNC (por su flotabilidad) y es una vía para la eliminación de metaboli-
tos de desecho.
1. Ross, M.; Pawlina, W. Histología: texto y atlas color con biología celular y molecular. 5
a ed. 2
a reimp. Buenos
Aires: Médica Panamericana, 2008
2. Junqueira, L.; Carneiro, J. Histología Básica. 10a ed. Guanabara Koogan, 2004
1. Young, B.; Heath, J. Wheater's Histología Funcional. 4a ed. Madrid: Harcourt, 2000
2. Sheedlo, H. Histología, Road Map. 1a ed. México: McGraw-Hill, 2007
[312]