herramienta escribir ensayo

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  • CENTRO DE RECURSOS PARA LA ENSEANZA Y EL APRENDIZAJEApartado Areo 25608 Telfonos: 555 2334/43 Fax: 555 2345, Cali - Colombia

    E-mail:[email protected]

    CARTILLA DOCENTEPUBLICACIONES DEL CREA

    HERRAMIENTASPARA ESCRIBIR UN ENSAYO

    Simn Martnez Ubrnez

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    A RECTORA, los Decanos y la Direccin del CREA presentan asu cuerpo profesoral y a la comunidad acadmica del Valle ydel pas una nueva entrega de la serie Cartillas para el Do-

    cente Icesi, proyectadas al perfeccionamiento docente en la Universi-dad Icesi y al mejoramiento del proceso de enseanza-aprendizaje desus estudiantes.

    La cartilla Herramientas para escribir un ensayo, del profesorSimn Martnez Ubrnez, llena un vaco en relacin con el tema;existe poca teora o literatura disponible en torno a su naturaleza,caractersticas y estructura, es decir, sobre la forma prctica de abor-dar la escritura del ensayo; lo que permite con frecuencia recurrir ala interpretacin subjetiva y a diversidad de opiniones que se emitencuando en la prctica hay que trabajar con l. Para contribuir a su-perar estas dificultades se ha elaborado este pequeo manual, que esel resultado de una amplia consulta sobre la literatura existente, dela experiencia prctica y del inters por suministrar a la comunidaden general una gua que contribuya a orientar el quehacer intelec-tual en este campo.

    Nuestro inters por el aprendizaje activo justifica la necesidad deeste material para docentes y estudiantes de la Universidad Icesi.

    El autor, Simn Martnez Ubrnez, es licenciado en Filosofa,magster en Filosofa y Letras, con estudios de posgrado en Investi-gacin Social, Filosofa de la Ciencia, Gestin Cultural, Gestin Tec-

    PRESENTACIN

    L

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    nolgica, Planeacin Prospectiva y Poltica y Administracin Cultu-ral. Su experiencia investigativa, administrativa y docente, sumadaa una vasta experiencia como autor de mltiples trabajos de ensayo,sirve de soporte a gran parte de los conceptos emitidos en este traba-jo que hoy queda en manos de la comunidad acadmica.

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    INTRODUCCIN

    E L ENSAYO ES EL GNERO literario ms empleado y difundidohoy, en el campo de las ciencias sociales y humanas, espe-cialmente como vehculo de expresin de inquietudes, concep-tos, guas y orientaciones que no cuentan con otro medio para serdivulgados o comunicados. Los libros de ensayo generan una grandemanda en el mercado bibliogrfico y entre sus autores se encuen-tran crticos de arte, historiadores, socilogos, antroplogos, filso-fos, economistas, humanistas, polticos, acadmicos y pensadores.

    La gama de los lectores de ensayo vara desde el pblico en gene-ral hasta intelectuales y profesionales de las diferentes carreras yestudiantes de todos los niveles, que se preparan en profesiones afi-nes a los temas tratados por los distintos autores. Los libros de ensa-yo, aunque no son textos acadmicos, son empleados no pocas vecescomo obras de consulta porque, entre otras cosas,

    no existe ningn tema que no sea susceptiblede ser tratado a manera de ensayo.

    El significado etimolgico de la palabra ensayo apunta acaracterizarlo como una herramienta o medio para el ejercicio y de-sarrollo del pensamiento. De ah que desde sus orgenes en los tiem-pos modernos ha sido empleado para ordenar y exponer ideas, dado

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    el papel crtico que ha cumplido en el desarrollo mismo del pensa-miento y como factor de dinamizacin o motor de la reflexin.

    Como gnero libre para la expresin del pensamiento, el ensayoha cumplido un papel crucial en pocas de crisis, destacndose espe-cialmente en momentos de conflicto, en los cuales las tendencias dog-mticas han intentado implantar la dictadura de sus ideologas.Porque el ensayo cuestiona, analiza, critica, ve el lado blanco y ellado negro de las cosas, de las ideas y de las acciones de los hombres,pues

    la esencia ntima del ensayoradica en su capacidad para juzgar.

    Un buen ejemplo de ello lo encontramos en Espaa, en ese grupode ensayistas que se conoci con el nombre de Generacin del 98,1

    conformada por escritores e intelectuales, artfices de la gran reno-vacin cultural espaola de la primera mitad del siglo XX. Se caracte-rizaban estos pensadores por un gran espritu crtico, y a pesar de notener un pensamiento, una tendencia o un estilo que los aglutinara,el vnculo que los una era la comn preocupacin por Espaa, laidentidad nacional. Su participacin en los grandes debates polticosy sociales fue lo que les permiti constituirse en la primera gran irrup-cin pblica de los intelectuales en la vida y en la sociedad espaolascontemporneas.

    Tal vez ningn otro movimiento cultural espaol, posterior a lasguerras de independencia, haya tenido tanta influencia en el pensa-miento latinoamericano como la Generacin del 98, muy particular-mente Jos Ortega y Gasset, quien influy de manera definitiva enesa generacin de colombianos que en los aos treinta y cuarenta se

    1. Con el nombre de Generacin del 98 se conoce a un grupo de intelectuales espao-les, llamados as por Jos Martnez Ruiz, ms conocido como Azorn, quienes apartir de la crisis espaola despus de la prdida de sus ltimas colonias de ultra-mar (Cuba, Filipinas y Puerto Rico) en 1898, lo cual signific el gran final delimperio espaol, entran a jugar un papel crucial en la redefinicin del nuevo esp-ritu peninsular.

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    propuso generar un cambio sustancial en la estructura de las ideas yen general en los diferentes campos del pensamiento en Colombia.

    Los miembros de la Generacin del 98 (Jos Martnez Ruiz, Azorn,Miguel de Unamuno, Ramn Mara del Valle Incln, Po Baroja, Anto-nio y Manuel Machado, Blasco Ibez, Ramn Prez de Ayala, Ramirode Maetzu y otros), de los cuales estuvieron muy cerca pensadores con-temporneos suyos de la talla de Jos Ortega y Gasset, JacintoBenavente y Juan Ramn Jimnez, cultivaron y dejaron plasmada granparte de lo ms considerable de su obra en forma de ensayo.

    A pesar del individualismo con que actuaba cada uno de ellos,pues nunca fueron un movimiento homogneo, y del recio carcter aveces irreconciliable de algunas de estas personalidades, los una unespritu de rebelda, una rebelda contra la chabacanera circundan-te y cierto materialismo reservado de finales de siglo; adems de undisconformismo ante los valores polticos y culturales consagradosen la sociedad espaola que a la postre desembocaron en el desastrecolonial. Les caracterizaba tambin una comn repulsa contra la ofi-cialidad, que despert su carcter patritico de crticas y exigencias;abominaban de una Espaa postrada y aspiraban a otra distinta,ms limpia de piojos. Finalmente los una, en definitiva, su condi-cin perifrica y su devocin por la meseta interior, por la Castillapobre y austera que convirtieron en smbolo de esa vigorizacin ticaque buscaban. Fueron hombres contradictorios entre la desesperan-za y la regeneracin.2

    La generacin de colombianos que segua de alguna manera losderroteros trazados por ellos, especialmente por Ortega y Gasset y elGrupo que trabaj con l en la Revista de Occidente (Rafael Carrillo,Cayetano Betancur, Abel Naranjo Villegas, Luis Eduardo Nieto Arteta,Danilo Cruz Vlez, Luis Lpez de Meza y Germn Arciniegas, entreotros), tambin encontr en el ensayo un vehculo ideal para pene-trar con ideas renovadoras en el campo del pensamiento filosfico,social, poltico, econmico y cultural, cuyo panorama haba domina-do hasta ese momento el pensamiento escolstico y catlico, de lasencclicas y concilios, con respaldo legal en las polticas trazadas porla Repblica Conservadora, la Constitucin del 86 y el Concordatofirmado entre el gobierno colombiano y el Vaticano.

    2, PRADA, Juan Manuel de. Los grandes del 98, en: Revista espaola Qu leer?Madrid, enero de 1998.

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    Tanto la Generacin del 98 como la de pensadores colombianosconjugaron en forma sistemtica un nuevo estilo de comunicacinescrita y encontraron que el ensayo en su estructura conceptual yformal tiene la doble caracterstica de

    sacar a la ciencia de su excesivo formalismoy poner la lgica al servicio del arte.

    Y en este sentido el ensayo es un hbrido, una especie de centauro,que encarna en s un elemento formal, pero al mismo tiempo exhibeel encanto secreto de la expresin hecha con libertad creadora, pro-pia de las producciones con dimensin artstica; aunque muchas ve-ces se defienda la tesis de que el ensayo est ms dirigido a larazn que a la imaginacin.

    En este documento hemos querido presentar de manera breve,pero a nuestro modo de ver muy prctica, algunas reflexiones e ideasgenerales, producto de la lectura, el estudio y la experiencia concre-ta. En l se incluye el resultado de la reflexin acadmica de trabajocon estudiantes universitarios, y principalmente a ellos va dirigido,aunque tambin a todas aquellas personas que tienen particular in-ters en incursionar con algn xito en el terreno de la ensaystica.

    Las notas aqu expuestas no pueden ser vistas como un recetariode reglas y normas rgidas de obligatorio cumplimiento, ya que enesta materia lo caracterstico es la libertad con que se acta. Debenser consideradas, ms bien, como una pequea caja de herramien-tas, con sugerencias y recomendaciones prcticas, que aplicadas conun sano criterio de flexibilidad pueden ser de enorme utilidad, espe-cialmente para quienes no tienen mayores experiencias en tareas deescribir ensayos.

    El documento, pues, es inicialmente una propuesta provisional, ydel resultado de las discusiones con sus destinatarios y de la comuni-cacin de experiencias se irn sacando insumos para su enriqueci-miento posterior.

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    E

    1. CONCEPTO Y CARACTERSTICAS

    L TRMINO ENSAYO proviene del latn tardo exagium, que a suvez se deriva de agere, vocablos que originalmente signifi-can examinar, pensar, medir, poner en la balanza, experi-

    mentar, probar, intentar o procurar, por eso, una primera interpreta-cin de su significado es la que se le da como sometimiento de unacosa a determinadas condiciones para ver cmo se comporta o reac-ciona, y averiguar sus cualidades. En metalurgia, por ejemplo, sedenomina ensayo a la operacin mediante la cual se determina elmetal o los metales que contiene una mena y sus proporciones y cua-lidades, especialmente cuando se trata de metales preciosos.

    Aplicado este enfoque al campo intelectual o del pensamiento,adquiere el sentido de las cosas que se hacen para ver si se saben o sepueden hacer, o ms sencillamente, ejercitacin del entendimientopara medir sus capacidades, es decir, para determinar hasta dndees capaz de llegar. Sin embargo, como sucede con todos los conceptosde este orden, existen muchas formas de entender o interpretar loque es un ensayo, dependiendo en gran medida del medio, el momen-to histrico o del enfoque acadmico y de los propsitos del ensayista.

    En Francia, por ejemplo, se utilizaba la palabra essai para denomi-nar los estudios provisionales e incompletos de diverso orden, ya fuerahistrico, cientfico, filosfico, pedaggico o literario. A su vez en Ingla-terra se empleaba para la misma poca (siglo XVI) un vocablo de simi-lar morfologa, essay, al cual se le daba la connotacin de artculo escritosobre diferentes tpicos; pero a partir del siglo XVII entra a significarun conjunto de reflexiones libres que no se pretenden tratar a fondo nide modo sistemtico.

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    Como gnero literario el ensayo tiene sus comienzos en la pocamoderna con Miguel de Montaigne3 (1533-1592) considerado el ver-dadero creador de este gnero, quien lo defina como

    una manera de poner a pruebael entendimiento.

    Es decir, le daba un significado acorde con la definicin etimolgica.Y con Francis Bacon (1561-1626), quien cultiv un tipo de ensayodisertando sobre temas de poltica y moral.4

    En ambos casos hay una recurrencia al pasado, a otras voces, otroslibros, sobre los cuales fundamentan sus exposiciones y puntos devista; y se percibe en ellos la emisin de juicios y una aventura en laexposicin de sus formas de pensar.

    En este mismo sentido tambin son dignos de mencionar los tra-bajos de Chesterton y Emerson, ampliamente recomendados porBorges.

    En lengua castellana se han destacado, entre los cultivadores mssobresalientes de este gnero en Espaa, Jaime Balmes (1810-1898),Miguel de Unamuno (1864-1936) y Jos Ortega y Gasset (1883-1955),quien consideraba el ensayo como

    una disertacin cientficasin prueba explcita.

    3. El ensayo en Montaigne responde a una profunda introspeccin en la naturalezahumana, e incluye una sabidura moral que muestra su inteligencia crtica. De-fiende la tolerancia entre los hombres y cree en el conservadurismo poltico, dn-dole un tratamiento a los temas con entera sinceridad y un poco de escepticismo.La edicin completa de su obra (107 captulos) se public en 1595 y entre los ttu-los que en ella aparecen se pueden mencionar: De cmo el filosofar es aprender amorir, De la amistad, De los libros.

    4. BACN elabora un ensayo ms objetivo y sin referencias explcitas o muy escasas aobras de otros autores. Entre sus obras ms destacadas estn: Novum organon eInstauratio magna.

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    Casi toda la obra de Ortega y Gasset fue escrita en forma de ensa-yos filosficos y literarios, de diferente extensin, recopilada poste-riormente por sus discpulos y publicada en gran parte por la Revistade Occidente y en una coleccin de sus Obras Completas. Su constan-te preocupacin por la historia, la vida y el futuro de Espaa alcanzasu mxima expresin en Espaa Invertebrada, en donde reclama laemergencia de una minora selecta, capaz de dominar la tendencianacional hacia la anarqua y la decadencia.

    De los otros espaoles mencionados Balmes cultiva temas filos-ficos, econmicos, polticos y sociales; entre sus obras sobresalen: ElCriterio, Filosofa Fundamental y Filosofa Elemental. Unamuno, porsu parte, trabaj el ensayo literario, el artstico y cultural; entre susttulos se destacan: Vida de Don Quijote y Sancho, Contra esto y aque-llo y Andanzas y visiones espaolas.

    En Amrica Latina, por su parte, se puede sealar como cultiva-dores sobresalientes en este gnero al apstol cubano Jos Mart, aldominicano Pedro Enrquez Urea y al mexicano Alfonso Reyes, comoiniciadores de una verdadera tradicin que en el continente ha per-mitido destacarse a figuras de la talla de Ernesto Sbato, Jorge LuisBorges, Jos Carlos Maritegui, Arturo Uslar Pietri, Octavio Paz,Julio Cortzar, Jos Vasconcelos y Leopoldo Zea.

    En Colombia son dignos de mencin los casos de Baldomero SannCano, Luis Eduardo Nieto Arteta, Rafael Carrillo, Germn Arciniegas,Luis Lpez de Meza, Eduardo Caballero Caldern y Otto MoralesBentez, entre muchsimos otros, ejemplos todos que muestran alcontinente americano como tierra frtil y gran escenario para el cul-tivo y desarrollo de este gnero.

    En su condicin de gnero literario el ensayo se puede definir comoun

    escrito o composicin literaria hecha en prosa,constituida por la meditacin del autor sobre

    un tema tratado con relativa profundidad,cuya estructura se fundamenta en una tesisdefendida metdicamente a lo largo de una

    exposicin racional y argumentadasuficientemente, aunque sin las pretensiones de

    una disertacin o un informe cientfico y sinmayor sistematizacin filosfica.

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    Armando Zubizarreta, por su parte, lo define como un

    comentario libre en torno a un fenmeno,un tema o un libro, ya sea este cientfico

    o de creacin, monografa o novela.5

    Otra definicin, que a nuestro juicio tambin se aproxima a larealidad de lo que es el ensayo, es la de Ernesto Ojeda,6 quien lodefine como

    un texto ms dirigido a la razn que a laimaginacin y su propsito es exponer y

    demostrar ideas. Sin embargo, tomacaractersticas de la prosa literaria.

    De las caractersticas sealadas en estas definiciones se puedenhacer algunas sealaciones importantes que deben ser tenidas encuenta por quien se dedique al cultivo de este gnero. Entre ellaspodemos destacar que:

    La extensin del ensayo es variable. Pero aunque se seala labrevedad como uno de los rasgos caractersticos del ensayo, estodepende ms bien del autor, el propsito que persigue y el temaque aborde, y no es una condicin sine qua non se d, ya que exis-ten ensayos cortos o breves y de mediana extensin, pero tambinlos hay de la extensin de un libro.

    Su estilo es libre. Aunque ajustado a algunas normas o reglasgenerales segn el grado de profundidad pretendido, el ensayopuede ir desde los aspectos descriptivos del asunto tratado hastala interpretacin; puede expresar la sensibilidad, imaginacin ycreatividad esttica del autor, quien adems debe sustentarse en

    5. ZUBIZARRETA, Armando. La aventura del trabajo intelectual. Mxico: Fondo Educa-tivo Interamericano, 1969, p. 81.

    6. OJEDA, Ernesto, et al., Lenguaje y palabras. Vol. 3. Bogot: FEI, 1983, p. 71.

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    el rigor lgico, conceptual y metodolgico que le dan la investiga-cin, el estudio de los hechos y el reconocimiento que tiene sobreel tema tratado.

    El ensayo debe tratar un aspecto particular de un tema abor-dado de manera breve y sin agotarlo. A diferencia de las tesis ymonografas de grado, en donde se tratan o estudian todos losaspectos importantes referentes al mismo. Por eso, el ensayo sir-ve para apuntar ideas originales o sugerir teoras. En l se tratancon mucha seriedad y de manera didctica asuntos de la ms va-riada orientacin, pero es muy comn el tratamiento de temaspedaggicos, filosficos, artsticos, polticos, cientficos, histricos,etc. (Ver captulo 5).

    El ensayo, ms que un comentario acerca del asunto trata-do, es una reflexin, que puede partir de la reflexin de otros,cuya mencin no necesariamente tiene que aparecer explcita, comoes frecuente en Montaigne; aunque s se mencione en las notas yreferencias. La fuerza del ensayo, por tanto, se mide ms en elcampo de los juicios evaluativos y el poder de conviccin de losargumentos expuestos que por los comentarios y opiniones o con-jeturas que en l se hagan.

    El ensayo tiene carcter discursivo (del latn Dis currere, co-rrer de un lado para otro). El ensayo es un discurso, un discurrirdel entendimiento, en cuanto las ideas y conceptos emitidos seconcatenan y entrelazan de manera organizada y, en consecuen-cia, no son una simple superposicin o suma de ideas, sino con-ceptos jerarquizados, evaluados, tejidos en una trama que le da lalgica interna a su composicin. As como la msica no es simplesuma de sonidos sin coherencia, sino que stos se deben acompa-sar meldica, armnica y rtmicamente, de acuerdo con la estruc-tura y los cnones de este arte, tambin en el ensayo debe haberuna lgica y coherencia conceptual que le den la consistencia ne-cesaria.

    Con todo, lo que prevalece en el ensayo es el enfoque y el aspectoo sello personal respecto al tema tratado, ya que en l, ante todo, sedebe tratar el tema con libertad y expresar de esta forma los puntosde vista o tesis particulares del autor sobre el mismo, desarrollndo-lo, eso s, con seriedad y profundidad, aunque sin seguir una estruc-tura rigurosa desde el punto de vista metodolgico. Esto significaque el ensayo no necesariamente tiene que ajustarse a la rigurosidad

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    del aparato metodolgico y crtico de los escritos cientficos y aunqueen l se puedan incluir aportaciones crticas sobre una determinadasituacin, el ensayo no siempre tiene este carcter.

    Pero lo que no se puede perder de vista es que si el ensayo carecede fuerza argumentativa, si no tiene argumentos de peso representa-dos en un conjunto de juicios consistentes se cae en el terreno de lassimples conjeturas, de las especulaciones vacas, de las intuicionessin fundamentacin, las opiniones gratuitas, las suposiciones y lossimples pareceres.

    Esto significa, en otras palabras, que la no exigencia de un riguro-so orden metodolgico no se debe entender como incoherencia lgica,inconsistencia argumentativa o debilidad expositiva, pues en todoensayo debe haber sustentacin de ideas, ya que su calidad se midegeneralmente por la calidad expositiva y de confrontacin de las ideasque el autor pone a consideracin en l.

    Lo que se ha querido significar aqu es que la estructura lgica delensayo no se ajusta al orden sistemtico de los tratados, en los cualesdebe explicarse ampliamente el asunto abordado, siguiendo una es-tructura y un orden determinado por divisiones y subdivisiones, delas cuales est eximido el ensayo, aun el de contenido cientfico.

    Por tanto, las libertades o licencias de estilo con que est facultadoel ensayista no lo exoneran de un sentido del rigor y de una firmecoherencia expositiva, como seala Armando Zubizarreta.7

    Por otro lado, es necesario sealar que el ensayo, antes que apor-tar soluciones a problemas, tiene por misin ms bien su plantea-miento, mediante la formulacin de inquietudes o interrogantes acercade un determinado aspecto de la realidad, y aqu vale la pena recor-dar el principio de Gabriel Marcel segn el cual en filosofa es msimportante la pregunta que la respuesta.

    En algunas ocasiones, previo consenso acadmico y cientfico, lasconclusiones y recomendaciones de una determinada investigacin oestudio adelantado pueden presentarse conjuntamente en la formade un ensayo.

    7. ZUBIZARRETA, op. cit. p. 82.

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    Normalmente el ensayo se basa en realidades concretas del pasa-do o del presente, siendo en muchos casos el producto de investiga-ciones y pesquisas en el campo de las ciencias sociales y humanas, deah el sesgo que generalmente se encuentra hacia el cultivo del gne-ro en el campo de estas disciplinas.

    En el ensayo, de todas maneras, no puede perderse de vista quedeben coexistir lo artstico y lo cientfico, es decir, el elemento creativoy el elemento lgico, ya que en esta doble esencia es en donde radicasu potencia y su dificultad.8

    8. Sobre el aspecto hbrido del ensayo, ver: VZQUEZ RODRGUEZ, Fernando. El ensayo.Diez pistas para su composicin. Ed. mimeo.

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    2.1. Partes del ensayoAunque hemos sealado como caracterstica principal del ensayo

    la libertad creativa del ensayista, en el sentido de no tener que se-guir un riguroso orden metodolgico, la experiencia y el uso han ge-neralizado una estructura cuyos componentes principales son: Ttulo,Introduccin, Desarrollo y Conclusiones.

    Sin embargo, se debe recalcar que estos elementos se proponencomo orientacin, especialmente para quien se inicia en la actividadensaystica, en la cual le pueden servir de gua y no como un esque-ma rgido que estrictamente se debe seguir.

    2.1.1. El ttulo del trabajoEn sentido estricto, no es propiamente una parte sino el elemento

    identificador esencial del ensayo, en el cual se hace la enunciacinsinttica del problema investigado. Corresponde al tema de la diser-tacin, formulado de manera enunciativa.

    Los ttulos deben ser precisos, claros y sobrios, con suficiente gra-do de abstraccin como para abarcar todo el contenido incluido enellos y servir de esa manera como orientadores del lector.

    Por procedimiento, el ttulo es lo ltimo que se define en un ensa-yo, como en muchos otros trabajos, aunque sea lo primero que secoloca en su presentacin.

    Esto debido a que el ttulo debe ajustarse a los contenidos desa-rrollados en el cuerpo del trabajo, lo cual slo se puede definir unavez ste haya concluido y se tenga de l y de su contenido final unavisin global.

    2. ESTRUCTURA FORMAL DEL ENSAYO

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    Esto ltimo permite advertir a los profesores que asignan a susestudiantes la tarea de elaborar ensayos en cumplimiento de com-promisos acadmicos, la necesidad de no perder de vista la libertad,como caracterstica esencial de este gnero y, en consecuencia, noexigir rigurosamente ceirse a un ttulo asignado, sino ms bien asig-nar temticas o tpicos generales sobre los cuales los alumnos pue-dan trabajar con libertad y demostrar sus cualidades y capacidad decrtica, anlisis, comprensin y sntesis sobre los asuntos o aspectosa tratar.

    Como norma prctica se recomienda que, al definir el ttulo, setenga mucho cuidado de no incluir en l aspectos o elementos que nosean tratados en el ensayo.

    Tambin es conveniente no perder de vista en esta tarea de defi-nicin de ttulos, que cuando stos sean muy generales, estrictos,simplistas o elementales, hay necesidad de aclararlos, delimitarlos oampliarlos mediante el empleo de subttulos, cuya funcin es la deespecificar el contenido y dar una idea ms completa, puntual y es-pecfica del mismo.

    Al tratar el asunto del ttulo es conveniente detenernos un pocoen torno al aspecto o los aspectos sobre los cuales puede tratar unensayo, ya que el ttulo depende sobre todo de esto.

    En este sentido debemos sealar que el ensayo puede tratar delos ms variados asuntos, bien sea sobre temas, objetos, persona,personajes, aspectos polticos, econmicos, sociales, culturales, doc-trinas filosficas, ideologas, interpretaciones de textos, posicionesideolgicas, corrientes de pensamiento, hechos, sucesos, acontecimien-tos histricos, polticos, sociales, culturales, artsticos; tendencias,modas, etc.

    Por eso, entre las diferentes modalidades o tendencias de ensayo,las cuales definen naturalmente los ttulos de los mismos y tambinlos subttulos, que concretan el enfoque dado al tema tratado en elttulo, podemos encontrar ensayos que se orientan a la:

    Interpretacin de textos de los diferentes rdenes y temas ya se-alados.

    Exposicin del pensamiento y la obra de un autor, su importanciahistrica y su trascendencia en un determinado medio histrico ocultural.

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    Comparacin de tesis y planteamientos en los diferentes momen-tos de la obra de un autor, para determinar la evolucin de la mis-ma, sus escalas de maduracin o su trascendencia y decadencia.

    Fundamentacin de una posicin acerca de una determinada rea-lidad, estableciendo principios de sustentacin terica o emprica.

    Comparacin de puntos de vista diferentes de doctrinas o teorasno concordantes, sentando alguna posicin frente a ellas.

    Sustentacin de un punto de vista frente a otros, con base en lospuntos de vista y las doctrinas o posiciones personales.

    Comprensin y anlisis de los resultados de una determinada si-tuacin, evaluando todas las circunstancias que la rodean.

    La reflexin crtica sobre el desarrollo de un determinado tema oproblema, su importancia e impacto en un determinado contexto.

    Observacin y anlisis sobre la forma como se han desarrollado ose desarrollan ciertos procesos en la vida social, poltica, pblica,econmica o cultural.

    Confrontacin de tesis, personajes, ideas polticas, temas filosfi-cos, ideolgicos, culturales, etc.

    2.1.2. IntroduccinComo su nombre lo indica es, propiamente hablando, la primera

    parte del trabajo, en la que el autor presenta y seala la importan-cia, orientacin y alcances del ensayo. Cumple la funcin de prepa-rar mentalmente el ambiente al tema y disponer al lector para el finque en l se propone. Como regla general, y dependiendo del tema ydel autor, en la introduccin se pueden incluir los siguientes aspec-tos, los cuales se presentarn como un todo coherente, con solucinde continuidad y no en forma de compartimentos estancos subtitula-dos; el orden en que aparezcan tampoco est sometido a normatividady algunos elementos, o ms bien todos, son opcionales, o sea que sepueden incluir todos, as como tambin slo una parte de ellos:

    2.1.2.1. AntecedentesSon las circunstancias que llevaron al autor a preocuparse y ocu-

    parse del tema, como pueden ser su experiencia cotidiana, dudas,preocupaciones, lecturas, investigaciones, noticias, inquietudes inte-lectuales, compromisos acadmicos, situaciones vividas, capacidadcreadora.

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    En los antecedentes normalmente se procede presentando:

    Ubicacin del tema de investigacin, la cual debe ser preferente-mente conceptual, exponiendo el gnero dentro del cual se inserta elproblema investigado.

    Explicacin del concepto central, tema o problema que se va adesarrollar, con sus orgenes o antecedentes.

    2.1.2.2. JustificacinLa justificacin del ensayo se funda en dos aspectos o puntos esen-

    ciales:

    Inters del tema investigado por su novedad, originalidad, rele-vancia.

    Utilidad o importancia, inferida de las consecuencias tericas yprcticas que se desprenden de las distintas soluciones expuestaso de las que se pretende alcanzar para la comprensin, discusino ampliacin del asunto tratado.

    2.1.2.3. ObjetivosLos objetivos indican la finalidad o propsitos concretos que ani-

    maron al escritor en el compromiso intelectual asumido. Presentanlas intenciones concretas y el resultado que el autor espera del traba-jo elaborado, reflejado en la reaccin o actitud de los lectores, es de-cir, le sealan el tipo de herramienta o aporte que cree estarleshaciendo.

    2.1.2.4. MotivacinExpresa los sentimientos ocultos del autor, velados en sus pala-

    bras, de ah que la introduccin debe plantear aspectos como:

    Significado del estudio en el campo del conocimiento respectivo.

    Alcances y limitaciones de lo planteado en el trabajo.

    La introduccin debe concluir diciendo qu es lo que se pretendeplantear con el tema tratado.

    2.1.3. Desarrollo o contenido centralEn este punto se desarrolla o expone el contenido central o estruc-

    tura del tema sobre el cual gira el asunto tratado y se desenvuelve latrabazn de las ideas, hiladas en su entorno; en l se expone o desa-rrolla de manera estructurada y clara la tesis, idea principal o parte

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    central del documento, con sus secuencias complementarias y la in-formacin necesaria para demostrar o comprobar los argumentos cen-trales.

    La informacin en su secuenciacin puede contener hechos hist-ricos, ancdotas, datos histricos, noticias, principios filosficos, des-cripciones, mitos, etc., dependiendo del tema tratado, el estilo y laforma argumentativa que se escoja, pues cada autor determina laforma de exponer y ordenar las ideas, lo cual se puede hacer en dife-rentes estilos, que pueden ir de lo satrico a lo humorstico y retrico,dependiendo siempre del tema, pero sin perder de vista que

    en el ensayo la amenidad prima sobre el rigorsistemtico

    De todas maneras, el cuerpo o contenido central del trabajo impli-ca, en lneas generales:

    Una secuencia ordenada de las ideas expuestas en el trabajo.

    Exposicin clara de las inquietudes suscitadas por el tema abor-dado y posibles soluciones que se pueden alcanzar. Aunque estoltimo, como ya aclaramos, no es tan importante como los interro-gantes que puedan quedar claramente expuestos.

    La forma y contenido varan segn el tipo de ensayo, e inclusivede su extensin. Si se trata de la sustentacin de una tesis, las partesque debe contener en su desarrollo son:

    1. Presentacin de las diferentes teoras debidamente clasificadas ylgicamente fundamentadas.

    2. La crtica a esas teoras, o sea, la posicin de quien escribe frentea las teoras presentadas, en donde aparece el anlisis o aportepersonal que es lo que le da originalidad al trabajo. Las crticas sepueden intercalar con la presentacin de las diferentes teoras,pero tambin se pueden presentar al final, como una visin globalo de totalidad sobre las mismas.

    3. Nuevos argumentos para sustentar la tesis. Aspecto en el cualqueda definido si la tesis central del trabajo qued probada o no, ybajo qu tipo de falla se desarrolla el trabajo analizado.

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    4. Por ltimo, presentar las posibles soluciones o aplicaciones, ha-ciendo una pequea resea a travs del tiempo.

    2.1.4. ConclusionesConstituyen la parte final del ensayo. En ellas se presentan, en

    forma lgica, las deducciones inferidas del trabajo o se muestran losresultados del examen hecho al tema tratado. Si se prob o no lo quese pretenda y a qu inferencias se lleg, de acuerdo con las premisasde las cuales se parti. En ellas no se hacen recomendaciones, lascuales generalmente no se incluyen en los ensayos.

    La importancia de las conclusiones radica en que, de manera sin-ttica, contienen los resultados alcanzados, por eso sucintamente ellasdeben incluir:

    1. La tesis sustentada por el investigador, acompaada de los prin-cipales fundamentos, a fin de dar una mayor solidez a la argu-mentacin.

    2. Las consecuencias o inferencias que se desprenden de la tesis, talcomo se expuso.

    3. Los nuevos interrogantes que se deducen o surgen de la investi-gacin o el anlisis realizado y que pueden ser objeto de nuevosensayos, investigaciones o reflexiones posteriores.

    4. Normalmente las conclusiones son una invitacin a un nuevo tra-bajo, ya que un ensayo que concluye como una investigacinpor lo general abre las puertas a otros an no escritos.

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    3. MANEJO DEL LENGUAJE

    N LA TAREA O EJERCICIO de elaboracin de ensayos, el manejodel lenguaje es un aspecto de vital importancia, ya que deluso adecuado del idioma depende, en gran medida, la facili-

    dad que el lector o el examinador tengan para desentraar el sentidoy el contenido bsico del escrito, encontrar la coherencia y claridadde las ideas expuestas, identificar la relacin interna entre sus par-tes, y al mismo tiempo establecer su logicidad y unidad de sentido.

    Se dice que expresarse bien es el resultado de pensar bien, y estoimplica que la comprensin tiene mucho que ver con la expresin;cuanto mejor comprendamos el lenguaje, mejor lo podremos emplear.

    Escribir ensayos implica el manejo de un lenguaje que se ubica enel nivel de expresin escrita culta, lo cual requiere voluntad y apren-dizaje, condiciones que deben estar unidas.

    En todas las reas del conocimiento existe un lenguaje especiali-zado, que adquiere sentido slo en el contexto de cada disciplina, perosin incurrir en vulgarismos; en la elaboracin de ensayos no se debeincurrir en exageraciones ni tecnicismos, ya que no se trata de rigu-rosos o especializados informes cientficos.

    Por eso, como condiciones generales para obtener buenos resulta-dos con el uso del lenguaje que se maneja en la redaccin de ensayos,se recomienda que ste sea:

    E

    Muy cuidadoso y apropiado al tipo de destinatario. Claro, adecuado, conciso y preciso. Ajustado al tema.

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    Sencillo, o sea, exento de rebuscamientos y pedantera. Sin personalismos. Objetivo y adecuado a las circunstancias. Manejarse con sentido de plenitud, es decir, comenzar y terminar

    la exposicin de ideas.

    Todo ensayo, como trabajo intelectual que es, debe planearse, esdecir, debe ser objeto de un plan inicial, de un esbozo, una especie demapa conceptual que servir de gua para su desarrollo posterior. Yeste plan debe contemplar tambin el manejo del lenguaje que se vaa emplear.

    Es decir, que al hacer el mapa conceptual o estructura de lo queser el ensayo, no slo se deben considerar las lneas temticas quese van a tratar, sino que, al mismo tiempo, se debe prever el tipo delenguaje a emplear en su desarrollo. La elaboracin del mapa con-ceptual incluye adems seleccin del lenguaje, con su significacinespecfica en el contexto del ensayo esperado. Esto implica no repetirmuchas veces la misma palabra, sino buscar sinnimos para susti-tuirla. Como sugerencia para definir el mapa conceptual o plan deun ensayo, se aconseja tener en cuenta las siguientes consideracio-nes:

    Definir los eventos moleculares o ideas base sobre las cuales searticular el texto. Es decir, definir las lneas gruesas o argumen-tos fuertes que se van a exponer, sobre los cuales se van organi-zando las lneas delgadas o ideas secundarias. El maestro OrlandoFals Borda dice que estas lneas gruesas son como la armazn oesqueleto de una obra, a la cual se le van agregando los materia-les complementarios que le dan la forma definitiva.

    No perder de vista que esta idea central, columna vertebral o te-sis central, debe ser suficientemente sustentada, argumentada,explicitada o defendida en el desarrollo del ensayo.

    Definir las estructuras o fuentes de sustentacin del argumentocentral, bien sea en doctrinas, corrientes de pensamiento, auto-res, a partir de los cuales se establecen los puntos de referenciadel cuerpo argumental expuesto. En lo posible, definir las refe-rencias y citas bibliogrficas, o elaborar previamente un juego defichas textuales o de resumen, cuyos contenidos ms adelante sepuedan introducir en el cuerpo del trabajo.

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    En la medida de lo posible, el mapa conceptual o esbozo de compo-sicin debe prever tentativamente los contenidos a tratar en losdiferentes prrafos, desde el primero hasta el ltimo y las estruc-turas de enlace que habr entre ellos, la cual puede ser de conse-cuencia, de contraste o de relacin mltiple.

    El primer prrafo de un ensayo normalmente ejerce la funcin deun gancho que se gana de salida al lector, quien, segn lo plan-teado, se puede dejar seducir e introducir en el resto del texto.

    De igual manera, el prrafo final debe cerrar con tanta contun-dencia, que suscite en el lector nuevas inquietudes o actitudes decompromiso con el tema o la problemtica tratada.

    Definir la extensin aproximada que va a tener el trabajo, recor-dando que aun cuando hay libertad de extensin, sta no debe sertan corta que parezca una meditacin, ni tan larga que parezcaun tratado. Pero sea cual fuere la extensin acordada, lo que nopuede estar ausente es la exposicin argumental de la tesis consus pros y sus contras y la necesaria sntesis, que corresponde atodo trabajo de anlisis, pues el ensayo, sin importar su exten-sin, debe ser una pieza completa.

    Para un manejo adecuado del lenguaje, adems del uso mesuradode una terminologa de significacin precisa, se requiere una ade-cuada utilizacin de los conectores ya que

    los conectores son como las bisagras,los engarces necesarios para que el ensayo

    no parezca desvertebrado.9

    Los conectores pueden ser de relacin, de consecuencia, decausalidad, de resumen y de nfasis, los cuales se deben manejar contanto cuidado como los signos de puntuacin.

    El punto y seguido y el punto y aparte, la coma y el punto y comason los signos que le dan oxgeno a cualquier escrito, especialmen-te en su estructura de prrafos; ellos son como el medio de transpira-

    9. Ibid. p. 2.

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    cin. Por eso, del conocimiento y uso de estas herramientas, sumadosa un lenguaje gil, sencillo, preciso y conciso, depende que un ensayosea gil o pesado, liviano, montono o interesante, en fin, que sea unladrillo o una verdadera obra maestra.

    Como recomendaciones de orden prctico que contribuyen a lo-grar una buena redaccin del texto de un ensayo, se propone:

    Pensar bien las frases antes de escribirlas.

    Evitar el uso de palabras de sentido impreciso, esas que sirvenpara todo, por ejemplo: cosa.

    Utilizar correctamente los signos de puntuacin.

    Revisar el contenido de cada frase que se escriba.

    Reconocer y aplicar los conceptos relativos a la estructura de unprrafo, teniendo en cuenta que en cada uno se expone o desarro-lla una idea principal, la cual se ampla mediante ideas secunda-rias, y stas, por lo general, van separadas por puntos seguidos.

    En cuanto a los aspectos formales, o sea, acerca de la presenta-cin fsica del escrito, lo fundamental es:

    Usar el tipo de papel adecuado, blanco, tipo folio, sin cuadros, ra-yas o agujeros o cualquier otro aspecto o detalle que distraiga laatencin de quien lo lee. El color amarillento del papel viejo o suaspecto ajado causan mala impresin.

    Dejar los mrgenes necesarios, tanto en las partes superior e infe-rior como en la derecha e izquierda, teniendo en cuenta que esteltimo margen, por razones prcticas de encuadernacin, debeser ms ancho.

    Distribuir las ideas a desarrollar en forma lgica, de tal modo quecada prrafo corresponda a una de ellas y tenga suficiente unidadde sentido y no sea demasiado largo ni demasiado corto.

    No abusar del uso de las maysculas fijas y del subrayado, y envez de estas tcnicas, ya casi en desuso, preferir las fuentes itlicasy las negrillas para destacar palabras o conceptos importantes.

    Procurar una adecuada correccin ortogrfica.

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    4. ESTILO

    UN PUEBLO ALEJADO de un departamento colombiano llegen una ocasin el seor gobernador en visita que, aunqueoficial, no haba sido anunciada previamente a los princi-

    pales lderes naturales, la mayora de los cuales no se encontraban aesa hora, pues se ocupaban en labores agrcolas, como la mayora desus coterrneos. Los que se ubicaban en las parcelas ms cercanasfueron avisados y alcanzaron a llegar a tiempo, pues el itinerariocomprenda visitas a otras poblaciones.

    Cuando el ms connotado y respetado lder natural de la comuni-dad lleg, sus vecinos le informaron de la urgente necesidad que ha-ba de presentarse al sitio en donde se encontraba la primeraautoridad gubernamental, y fue convencido de que, como campesinoal fin, poda presentarse en ropa de trabajo, pues lo ms importanteera su intervencin, a lo cual l accedi.

    Muchos miembros de la comitiva gubernamental, casi todoscitadinos, al verlo murmuraron acerca del aspecto insignificante delpersonaje que tanto haban esperado y ahora se presentaba ante elgobernador con su barba de ocho das, su desvencijado sombrero y laropa de trabajo sucia y rota, lo cual hablaba segn ellos de la cali-dad de lo que sera capaz de exponer ante el gobierno que vena aescuchar los problemas de su comunidad.

    Grande sera la sorpresa de los visitantes cuando el lder, en re-presentacin de su comunidad, se dirigi a todos dndoles la bienve-nida, refirindose al significado de la visita y ofreciendo excusas porla forma de su presentacin, pero al mismo tiempo haciendo apologade la vocacin de trabajo de su comunidad y expresando, en un len-guaje cuidado, pulido, refinado y mesurado, los problemas que les

    A

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    aquejaban, apoyndose para ello en cifras estadsticas y datos hist-ricos que saba y dominaba a gran cabalidad, en lo cual era toda unaautoridad.

    Al finalizar, y siguiendo el protocolo, habl el gobernador, cuyodiscurso gir totalmente en torno a la disertacin del representantede la comunidad, en el cual se apoyaba para referirse a las accionesemprendidas por su administracin. Y quienes antes murmurabanfueron quienes ms lo aplaudieron y felicitaron, manifestndole suadmiracin por el discurso y retractndose de la equivocacin en laque haban estado.

    A casi todos nos ocurre que, cuando conocemos o tratamos a unapersona por primera vez, la enjuiciamos por el aspecto, bien sea depresentarse fsicamente, de hablar, de escribir o de comportarse; enuna palabra, por su estilo. Las primeras impresiones que nos forma-mos de alguien pueden resultar vitales, as como el estilo de redac-cin para un escritor puede resultar crucial. Cuando se llega a conocera las personas entran en juego otros factores, como su carcter, inte-lecto y personalidad, pero en primera instancia ha sido su aspectoexterno o su estilo lo que nos ha importado. Si el lder comunitario nohubiese tenido la oportunidad de demostrar que detrs del humildehombre desarrapado se esconda un gran valor, nadie se hubiera ocu-pado de l durante la reunin.

    Todos cuidamos nuestro aspecto externo, es decir, nuestro estilo;de igual manera el escritor, en este caso el ensayista, debe pagar eltributo del inmediato impacto de sus obra. Lo cual significa quedebe prestar atencin cuidadosa al material de escritura, en cuantoa contenido y forma, para que su palabra escrita logre el impactoesperado.

    En relacin con el estilo, el ensayista Greville Janner seala queel escritor de ensayos, como el atleta, debe tener una salida fulgu-rante y un final arrollador si su objetivo es terminar en ganador.10

    En cuanto al estilo, ms que cuidarse del empleo de adornos yfloritura, el ensayista debe tener en cuenta un riguroso uso de lagramtica y, sobre todo, mucha seguridad y claridad en la expresin

    10. JANNER. G. Cmo presentar con xito nuestras ideas a los dems. Bilbao: Deusto,1992, p. 80.

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    de los conceptos que emite. Los contenidos deben ser claros, concre-tos y lcidos; estructurados de tal forma que en sus prrafos se refle-je la intencin del ensayo como tal.

    Tngase en cuenta que en un ensayo, como en la mayora de losescritos en los que se desea comunicar algo a un pblico amplio,

    la elegancia de estilo depende msde la sencillez, de la claridad y la precisin

    con que se escribe, que del lenguaje rebuscadoo los giros dudosos que puedan poner en peligro

    la comprensin del texto o, peor an,desvirtuar su sentido.

    Para lograr un buen resultado en cuanto a estilo se recomiendaque:

    Una vez concebida la idea general, adelantadas las consultas yelaboradas las fichas del caso, o se hayan recolectado lo datos ydocumentos necesarios para empezar el trabajo, se debe procedera elaborar el mapa conceptual o plan inicial de oraciones del cualse habl en el captulo anterior del contenido general del traba-jo, que ser desarrollado posteriormente como cuerpo del mismo.

    Con base en el plan de oraciones se comenzar a desarrollar eltrabajo, elaborando un primer borrador, en el que se van tratandolos temas previstos.

    Una vez elaborado el primer borrador, se debe dar una lecturainicial y hacer las correcciones del caso.

    En la medida en que va revisando suprima toda sobreinterpreta-cin de las tesis y teoras expuestas y corrija cualquier omisin enque haya incurrido.

    Cudese de utilizar un lenguaje muy sentimental o afectivo y deexpresar posiciones demasiado subjetivas y/o personalistas.

    Finalizado su trabajo, y sobre el borrador final, se pueden corre-gir los aspectos literarios y de estilo del documento escrito. Para loprimero se le recomienda que tenga en cuenta:

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    Elimine las frases y palabras superfluas, datos y repeticiones in-necesarios.

    Corrija y aclare las partes que parezcan confusas. Utilice sinnimos o palabras de ms fcil comprensin en el contex-

    to cuando las exigencias o rigor del lenguaje lo hagan necesario.

    Ajuste la extensin del trabajo a las exigencias previamente seala-das o a las necesidades del objeto con el cual cumple el trabajo.

    Haga uso de su capacidad de sntesis.

    Evite caer en lo narrativo, en lo descriptivo o en lo simplementeenunciativo, no olvide que un ensayo exige sobre todo capacidadcrtica y de anlisis.

    Cuide y revise personalmente, o por terceros, la ortografa y lasintaxis.

    No incluya trminos o giros solamente porque le suenan o es-tn de moda, ms bien asegrese plenamente de que sabe exacta-mente lo que significan cada una de las frases, trminos o palabrasque utiliza en su trabajo.

    Lea su trabajo cuantas veces sea necesario. Asegrese de que enl est contenido lo que usted realmente quiere decir y corrija to-das las veces que sea necesario.

    Cultive la disciplina de leerse usted mismo,de autocriticarse y de autocorregir

    lo que escribe.

    Cuando no se sienta plenamente seguro o tenga dudas, consultesu diccionario, hable con un especialista o con una persona queconozca el tema tratado; sus opiniones pueden ser valiosas.

    Al escribir, el estilo que mantenemos en el lenguaje oral desapa-rece y el texto escrito no mantiene las inflexiones de la voz, por

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    tanto, acostmbrese a escribir en el lenguaje de la Real Acade-mia, evitando todo giro localista, regionalismos y folclorismos, puesusted escribe para un pblico universal.

    Finalmente, los aspectos formales del ensayo tambin deben cui-darse. Fernando Vzquez11 considera que los subttulos sobran enensayos de dos y tres pginas, pero que cuando el nmero de pgi-nas es mayor, se puede recurrir a la subtitulacin siguiendo unanumeracin o un orden lgico y secuencial o separando las partessignificativas con numerales, sin olvidar la interrelacin e interde-pendencia que deben existir entre las diversas partes del ensayo, elcual, aunque dividido en partes, debe conservar su unidad en unasolucin de continuidad cuya estructura lgica no se pierda.

    11. VZQUEZ RODRGUEZ en op. cit., p. 8.

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    5. MODELOS DE DIFERENTESTIPOS DE ENSAYO

    N LOS CAPTULOS ANTERIORES hemos sealado cmo existen di-ferentes tipos de ensayo, de acuerdo con el campo o la disci-plina intelectual en la cual nos ubiquemos. Pues bien, en

    este captulo mostraremos, a manera de ejemplo, diversos tipos deensayo, para que sean asociados al campo intelectual en el que cadalector se desenvuelve.

    Para ello hemos seleccionado fragmentos y ensayos cortos de con-notados escritores, colombianos y extranjeros, que servirn de mode-lo, a partir de los cuales se pueden definir los patrones propios deestilo y contenido. En cada uno de ellos se deben analizar elementosde forma y contenido, para identificar la manera como se pone depresente la informacin descrita en los captulos precedentes.

    E

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    5.1. Ensayo histrico

    Estados Unidos, la Revolucin francesa,los jacobinos12

    Germn Arciniegas

    La posicin de Bolvar frente a la Revolucin francesa es muy dis-tinta de la de los americanos del Norte. La Revolucin francesa, la dela Bastilla, haba sido en buena parte consecuencia de la revolucinamericana. Cuando Francia envi de regalo a Jefferson las llavesque fueron de la Bastilla, lo reconoca. Un despertador de la concien-cia francesa haba sido Franklin. Toms Paine divulg en Europa losDerechos del Hombre y escribi la gran filpica contra los Reyes,Jefferson lleg a tomar parte en la redaccin misma de la declaracinfrancesa despus de haber sido en su patria el autor de esos Dere-chos del Hombre. Franklin, Paine y Jefferson eran en Parsorientadores de la nueva filosofa republicana. Lo que se proclam enPars fue un pensamiento americano. Los franceses a su turno seconsideraban socios en la guerra de las colonias contra Inglaterrapor obra de Luis XVI. Se ha sostenido, con fundamentos documenta-les, que este rey perdi la cabeza, en buena parte, por haber distra-do grandes sumas del tesoro francs en el envo de tropas de apoyo alas colonias. Los jacobinos cobraron con su cuchilla, en la cabeza delrey, la cuenta vencida. Quien vot contra esa decisin, siendo miem-bro de la asamblea, fue Toms Paine. No llegaba a tanto su odio a lasmonarquas. La tesis de Paine era que al rey destronado se le debe-ra enviar a los Estados Unidos vivo, para que se diera cuenta de lobueno que es una repblica. Robespierre, monarquista convicto y con-feso, pens de otra manera. Pero si los americanos no podan olvidarla ayuda generosa del rey, los franceses del Terror en Pars cortabancabezas como protesta contra la ayuda prestada a Washington. Otroque estuvo contra la decapitacin de los reyes fue Miranda.

    La toma de la Bastilla fue celebrada nadie saba en qu iba aparar con los mismos colores, gritos, cohetes y faroles en NuevaYork, Filadelfia... o Pars. Cuenta Morrison que cuando en el aonuevo de 1793 se proclam en Pars la guerra de todos los pueblos

    12. Tomado de ARCINIEGAS, Germn. Bolvar y la revolucin. Bogot: Planeta, 1984,pp. 101-102.

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    contra todos los reyes, el entusiasmo era tan grande era su victo-ria que hasta Boston puritano organiz una fiesta cvica a la mane-ra francesa, llevando a la cabeza un buey asado, en parihuelas queportaban ocho ciudadanos, con la leyenda de Regalo de la Paz a laLibertad y la Igualdad. En la plaza de la Libertad se coloc en tierrala parihuela y se repartieron cientos de trozos de carne, 1.600 taja-das de pan y dos barriles de ponche.

    Lleg entonces a los Estados Unidos el primer ministro de Fran-cia, el ciudadano Genet. Su marcha, de Washington a Filadelfia, sedesarroll en medio de la ms nutrida manifestacin. Vtores, aplau-sos, msica, plvora. Las calles vestidas del tricolor francs. El ciu-dadano Genet llevaba rdenes de la revolucin de formar el ejrcitodel Misisipi, destinado a combatir a las colonias espaolas del Cari-be. Su idea: pagar las armas con lo que dieran los Estados Unidos acuenta de la deuda con Francia. Hamilton no se prest al negocio yGenet tuvo que devolver los soldados contratados. Se content conescribir a un amigo: Vivo rodeado de agasajos: el viejo Washingtontendr que respetar mis triunfos.... Fracasado el primer proyecto,se entreg a formar grupos o clubes jacobinos en ciudades y aldeas.Jefferson encontr incmoda la presencia de Genet. Washington pi-di a Robespierre su retiro y ste accedi a la demanda. Genet se diocuenta de que estaba en otro mundo. Dej el puesto, y no se fue.Cuenta Morrison que pens con muy buen sentido: sera mejor que-darse en los Estados Unidos con la cabeza sobre los hombros que ir alPars de la guillotina donde rodara por la plaza. Se cas con unaamericana y fund un hogar tranquilo.

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    5.2. Ensayo Filosfico

    La Filosofa en Argentina13

    Rafael Carrillo Lquez

    El problema de la filosofa circunscrita a un lugar determinado, auna nacionalidad cualquiera, es ms complejo de lo que a simple vis-ta aparece. Lo mismo podemos decir respecto al caso de una filosofaargentina o de una filosofa americana. Porque se trata de saber sipara los tiempos que vivimos se da ya la posibilidad siquiera de unaciencia especulativa que deba rotularse con la denominacin de filo-sofa americana. Desde luego, precisa separar el fenmeno de unafilosofa americana de la aparicin aqu de los cultivadores de la filo-sofa en general. En la actualidad nos encontramos autorizados paraenumerar una serie cada da ms creciente de escritores que se dedi-can con desinteresada solicitud a la especulacin filosfica en estospases, sin que por eso sea dado afirmar la existencia de una origina-lidad en esta disciplina. Cuando un publicista mexicano peda la ela-boracin de una filosofa hispanoamericana, olvidaba algofundamentalmente necesario para el progreso de la especulacin.

    Tal olvido consista en dejar a un lado que si hay ciencia menosapta para constituir el patriotismo particular de un lugar determi-nado es precisamente la filosofa. Su ms honda caracterstica, queconsiste en la investigacin de los problemas universales, la hacedepender de esos mismos problemas. Es una ciencia de la generali-dad, nunca una ciencia de la particularidad. Ahora bien, esta nota,que consiste en tener un objeto en total, as sea luego dividida en unadiversidad de valores lo ms amplia que se quiera, hace de la filoso-fa una actividad universalmente semejante, pudindose hablar tanslo de naciones y pueblos con mayor talento filosfico que otros. Deeste modo podemos referirnos a la filosofa griega, por una parte, y ala filosofa alemana, por otra. Son, sin lugar a duda, los dos nicospueblos en donde se ha detenido en el mundo entero el genio de lafilosofa. Por consiguiente, es difcil que pueda darse una cultura enesta disciplina que no signifique tan slo una mayor aproximacin aGrecia y a Alemania. Pero actualmente la nacin alemana est re-

    13. Tomado de: CARRILLO, Rafael. Escritos filosficos. Filosofa contempornea. Bogo-t: Universidad de Santo Toms. 1986, pp. 43-45.

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    plantendose toda la problemtica que constituy la base de la in-vestigacin griega, y si los cultivadores de la filosofa en nuestrospases no han partido ya de aqu mismo debido al desarrollo inci-piente a que ha llegado hasta ahora la filosofa entre nosotros no esposible sino trabajar en el empeo de lograr una aproximacin a losfilsofos alemanes.

    El tiempo sera propicio como nunca para iniciar una investiga-cin filosfica en cualquier porcin de la tierra, ahora que en todaspartes se acude a un replanteamiento de las primeras cuestiones.Ninguna circunstancia ms favorable que aquella en que el hombre,por decirlo as, regresa a una especie de infancia vida de sabiduraoriginal, y vuelve a plantearse los interrogantes que durante sigloshan agitado la mente humana. Lo que nosotros creemos, sin embar-go, es que no se puede regresar a un replanteamiento de los proble-mas all donde no se haya llegado a una complicacin de esosproblemas. La clarificacin de una determinada ciencia supone siem-pre la inmediata elaboracin de ella, aunque semejante elaboracinse haya llevado a cabo a fuerza de complicarla. Precisa resolverse aaceptar como inevitable el hecho de que el progreso filosfico ya seentienda como progreso lineal o como progreso inconexo es al fin yal cabo una sucesiva y complicada elaboracin. Esta es la razn porla cual ha sido nicamente la nacin alemana, que posee un pasadotan rico en la especulacin filosfica (incluso la nica que ha tradoinnovaciones con respecto a Grecia), la que ha podido situarse en loscomienzos de la problemtica cientfico-filosfica, y a partir de all endirecciones completamente desusadas hasta ahora.

    Las tres pocas en que la ms reciente crtica, con FranciscoBrentano, por ejemplo, ha dividido la historia de la filosofa son deinsistente complicacin de las cuestiones y del modo de resolverlas.Contribuyen a esto tal vez los giros tan contradictorios por que pasala investigacin en cada una de estas tres pocas. Piense si no ellector que dentro de cada una de estas pocas por donde avanza elproceso histrico-filosfico volvemos a encontrar a su turno cuatroperodos con determinaciones opuestas, sometido aquel proceso a unmovimiento constante de accin y reaccin. Y en semejantes vaive-nes logramos ir de la investigacin de la naturaleza jnica hasta laaparicin de la filosofa idealista en el mundo espiritual hegeliano.Con Hegel alcanza la filosofa su mxima complicacin, aunque nodeben olvidarse las conquistas que su sistema representa dentro delidealismo alemn. Gracias a la altura encontrada por la filosofa ale-

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    mana hasta Hegel por ms que haya sido ya bastante llena de nu-bes y de perfiles borrosos se ha logrado un adelanto notorio en aquelladisciplina, procurando el nuevo replanteamiento de los problemas.De Edmundo Husserl a Martn Heidegger, dejando como escalonesa Nicolai Hartmann, a Guillermo Dilthey, a Lask y a Max Schellerpara no citar sino a los ms famosos representantes de la corrientefenomenolgica se han conquistado posiciones decisivas en el cam-po de la filosofa.

    Naturalmente, semejantes conquistas no se hubieran realizadode no haberse pensado con Heidegger que todo filsofo verdadero estsiempre al comienzo, y siempre a igual distancia que el otro. No dejade ser interesante advertir, aunque de un modo incoherente, que larenovacin de la cultura filosfica y cientfica y la renovacin paradecirlo claramente de las ideas en todo sentido, ha sido obra casiexclusiva de la nacin que se dice haber perdido la guerra mundial.

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    5.3. Ensayo Literario

    El Otoo del Patriarcao la crisis de la desmesura14

    Jaime Meja Duque

    ...No haba otra patria que la hecha por l asu imagen y semejanza con el espacio cam-biado y el tiempo corregido por los designiosde su voluntad absoluta...

    (De El Otoo del Patriarca)

    La eficacia originaria de la literatura (como su ingnito poder deinsumisin) y aun su tour de force no radican en representar lo realde modo irreal, sino en lo contrario tal vez: entregando, si es el caso,lo irreal con la verosimilitud problemtica de lo real. En CienAos el lector cree en la lluvia de flores, en las mariposas de Mau-ricio Babilonia y en la ascensin de Remedios. Esta convincente fun-cin de realidad del elemento irreal o desmesurado, tal es la verdadde una atmsfera potico-novelesca. Cuando se dice reprobadoramentede una novela que es inventada o fabricada, se quiere acusar sufalla irremediable: la ineficacia esttica, o sea la cualidad negativapor excelencia de cualquier empeo de ficcin literaria: su incapaci-dad de convencer. Los hechos, datos o ancdotas con los que su mate-rial viene amasado pueden ser tan palpables como lo ms cotidiano.Sin embargo su inverosimilitud como mundo imaginario (pues lo ve-rosmil del puro retrato no es sino el comienzo de la realidad de loretratado) ser su nada, la muerte del sentido, la in-significancia deltexto. De ah que en literatura el acto fallido viene a ser lo superfluoabsoluto. Un texto se salva en su necesidad radical, o se salva. Todo onada, as es el arte.

    Deslumbrados quiz por la metfora gloriosa, ciertos lectores deEl Otoo del Patriarca pensarn que lo fortuito y lo desmesurado

    14. MEJA DUQUE, Jaime. En: Ensayos. Manizales: Biblioteca de autores caldenses.1980, pp. 41-84.

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    tendern esta vez a fundar en gracia de paradoja otras reglas dejuego para la escritura novelesca. De ser ello as, se trata de unaaventura absoluta, de una apuesta contra las relaciones de lo litera-rio y la progresividad estructurante de la imaginacin. En efecto,sta recompone y arma el mundo dotndolo de un sentido exclu-sivo en el universo del lenguaje humano, es decir, en un contextosimblico en constante mudanza. Al petrificar los contenidos que laimaginacin potica deba revelar e imponer en un mundo nuevo deformas cargadas de significacin en referencia a una historia, a unacultura (de ah tambin el valor potico del mito genuino), al conge-lar el ser bajo la limitada y llameante apariencia del ingenio retrico,la hiprbole sin control destroza la dialctica forma-contenido, fic-cin-mundo humano y recae en la inercia del sin sentido. La presun-ta narracin cristaliza de tal modo en un espejo que ya no se paseapor los caminos.

    ...

    Lo que el mito supone de revelacin existe y persiste en el mbi-to circular de Cien Aos de Soledad. El narrador omnisciente que allrelata la historia cclica de Macondo es el enviado de la Tradicinfabulosa (ella es el dios en este caso), es el escritor habitado y acosa-do por la memoria de su propia infancia transfigurada en la reverbe-racin de la imaginera popular...

    En cambio la historia de El General no tiene quin le escriba no esun mito sino un episodio pattico perfectamente identificable en lavida social concreta y por eso aparece escrita de otro modo. Su formaes realista en sentido prosaico. La imagen, por fuerte y progresivaque sea, se cie a las connotaciones de lo real-cotidiano. Hasta laspalabras de filiacin escatolgica resultan insoslayables. El trminomierda, que encierra el relato, es tan necesario como, en arquitec-tura, lo es la pieza clave del arco. Es un vocablo total, inagotable-mente expresivo, cuya significacin nos devuelve texto arriba hastala frase inaugural del relato, al cual dicho vocablo trasciende en undramatismo inconfundible. Encajar y remodelar as una palabra esmaestra. Pero en El Otoo la misma palabra se automatiza en untic. El manierismo.

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    5.4. Ensayo Cientfico

    Estudios psiquitricos de los gemelos15

    Heinz Hartmann

    El problema de las fuerzas formativas de los Anlagen y del am-biente ha sido acaso aclarado menos objetivamente y debatido conms apasionamiento en la caracteriologa que en cualquier otro cam-po de la ciencia. Hay dos puntos de vista dinmicamente opuestosentre s. Desde uno de ellos se intenta derivar todas las leyes y eldesarrollo de la personalidad de factores hereditarios, desdeandopor completo, o casi por completo, los factores ambientales. Se consi-dera la caracteriologa como una rama de la gentica. Los que sus-tentan el punto de vista contrario, entienden al hombre, por decirloas, desde afuera. Presentan los Anlagen como algo casi inespecfi-co que toma forma slo gracias a la influencia del medio. Los repre-sentantes ms extremos de esta tendencia apenas si conocen lmitepara sus optimistas expectativas que vinculan con el establecimien-to de un orden racional de los factores del medio.

    Ambos bandos dictaminan con gran seguridad lo que es endgenoen el desarrollo del carcter y lo que no lo es, sin estar, hasta ahora,en posesin de los fundamentos necesarios para tales inducciones.Muchas veces se tiene la impresin de que los autores luchan sloaparentemente acerca de hallazgos empricos, cuando, en realidad,lo que chocan son ideas preconcebidas. Tampoco debe descuidarse elhecho que las consideraciones derivadas de una filosofa de la vida, yhasta las provenientes de la poltica, desempean frecuentementeun papel decisivo en la eleccin de nuestra postura. Adems, ciertosfactores profesionales (teraputicos, educativos, eugensicos) puedendecidir nuestro enfoque del problema.

    La mayor parte de los cientficos, sin embargo, adoptan un puntode vista intermedio, como ejemplo del cual slo quiero mencionaraqu la Teora de la Convergencia de Stern.

    15. HARTMANN, Heinz. Ensayo sobre la psicologa del yo. Mxico: Fondo de CulturaEconmica, 1968, pp 364-366.

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    Esta teora vuelve a una idea que hizo su aparicin en la Teora dela Neurosis. Freud habla de series complementarias, trmino quecubre lo siguiente: desde el punto de vista de la causacin, los casosde las enfermedades neurticas quedan incluidos en una serie, den-tro de la cual los dos factores la constitucin sexual y los aconteci-mientos experimentados o, si se quiere, la fijacin de la libido y lafrustracin estn representados de tal modo que cuando uno de ellospredomina, el otro est proporcionalmente menos pronunciado... Enlos casos intermedios de la serie, el factor disposicional (la constitu-cin sexual) se combina en razn inversa con las imposiciones perju-diciales de la vida. El psicoanlisis no niega la importancia de losAnlagen en la formacin de la personalidad y de la neurosis; peroadopta una posicin especial respecto de este problema, en la medidaen que esta teora, por razones metodolgicas, sita los factores ex-perimentales en primer trmino. Las predisposiciones hereditariasno se pueden estudiar directamente por el mtodo psicoanaltico, sinoque se ofrecen a ste, digmoslo as, por exclusin, como el residuono resuelto despus que las experiencias y las reacciones de una per-sona han sido sacadas a la luz en todos los detalles de su desarrollo.Por lo que la metodologa requiere primero un anlisis de los aspec-tos experimentales, pero sin negar de antemano el poder determi-nante de las predisposiciones hereditarias...

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    5.5. Ensayo Poltico

    De la internacionalizacin ideolgicaa la internacionalizacin econmica16

    Jos Ignacio Lpez

    La cantidad, la rapidez y en muchos casos la simultaneidad de loscambios contemporneos impiden captar las causas, establecer unaclara diferencia con el pasado inmediato y, por qu no, predecir suimpacto sobre el futuro del mundo.

    La geopoltica ha tenido siempre como una de sus tareas ms im-portantes el predecir, orientar y dirigir los cambios futuros del espa-cio en su dimensin territorial, poltica, econmica o ideolgica.Trataremos, entonces, recurriendo a este pensamiento geopoltico,de interpretar y entrelazar las variables que sumieron al mundo enla Guerra Fra, de aquellas que contribuyeron a la cada del socia-lismo y de otras que parecen tener la clave de nuestro futuro y el denuestros descendientes.

    Todas las geopolticas anteriores a la Segunda Guerra Mundialtuvieron como eje de su anlisis el llamado Equilibrio de poderes,sin embargo, la organizacin mundial de la segunda posguerra sefinc en el integracionismo. Por qu el cambio? Qu entender porintegracin? En qu se diferencia aquella integracin fruto de laguerra de la que hoy se impone en el mundo? Todas esta preguntasse irn respondiendo en el curso de este escrito.

    Para explicar el cambio hagamos una pregunta ms y contest-mosla: Qu condiciones hicieron posible el equilibrio de poderes ycules al integracionismo?

    Son tres los elementos que explican una u otra alternativa.

    En los perodos anteriores a la Segunda Guerra se dieron las si-guientes condiciones objetivas: la primera de ellas fue la existenciade varias potencias rivales con poder similar, esto es, un mundo mul-

    16. LPEZ, Jos Ignacio. En: Revista Universidad Eafit. No. 99. Medelln: julio - sep-tiembre 1995, pp. 7-9.

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    tipolar. Nadie desconoca, en aquel entonces, la multiplicidad de ac-tores en los sucesos mundiales; pases como Inglaterra, Francia, Ru-sia, Alemania, Japn, Estados Unidos, el imperio Austro-Hngaro,etc., eran considerados protagonistas y promotores de cambios y ten-siones a nivel mundial. No sobra advertir que en un mundo multipo-lar los centros de poder son unidades nacionales con posicionesultranacionalistas como eje de su posicin geopoltica. El orden mun-dial, entonces, slo era posible constituirlo a travs de un equilibriode poderes, liderado por aquella potencia que mayores habilidades yventajas tuviese; ese fue, por ejemplo, el caso de Inglaterra.

    En contraste, con respecto a esta variable, el mundo inmediata-mente posterior a la Segunda Guerra pas a ser bipolar; la coexisten-cia de varias potencias rivales con poder similar, caracterstica de losperodos anteriores, da paso al surgimiento de slo dos superpoten-cias: Estados Unidos y la URSS. Este hecho favorecer los procesosintegracionistas que se desencadenarn pocos aos despus de ter-minada la guerra. Esta integracin estar jalonada y motivada porlos intereses de estos dos grandes colosos.

    Como segunda condicin objetiva podramos hablar del factor eco-nmico. Los perodos pre-segunda guerra estn caracterizados poruna economa mundial no totalmente integrada aunque, paradjica-mente, la internacionalizacin econmica mundial haba dado yapasos muy importantes desde la segunda revolucin industrial, co-menzada a mediados del siglo pasado y madurada a finales del mis-mo, abriendo camino a los monopolios, a los grandes trust y sindicatosque penetraron con inusitada fuerza en la economa del mundo y, conellos, al gran capital financiero. A pesar de todo ello, antes de la Se-gunda Guerra fue posible hablar de economas nacionales; partesmuy importantes del quehacer econmico se hallaban en cada na-cin, en manos de capitales nacionales o controlados por el propioEstado. Esto favoreci y facilit, sin duda alguna, la posibilidad degeopolticas nacionales, como por ejemplo la inglesa, la alemana, lanorteamericana, etc., que caracterizan todo este perodo en mencin.

    Esta condicin objetiva se modific en forma progresiva, pero congran rapidez, en el perodo de posguerra; se inici un nuevo ordeneconmico mundial, caracterizado por la integracin econmica delmundo o norteamericanizacin como la llamaron otros. A este proce-so se opuso la URSS, acusndolo de ser un intento del imperialismonorteamericano por apoderarse del mundo.

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    Como tercera y ltima condicin objetiva hablaremos de las con-tradicciones. En los perodos de preguerra, sin excepcin, las contra-dicciones presentaban un lmite: la vigencia del sistema.

    Las confrontaciones buscaban dirimir problemas nacionales, in-tereses territoriales o aun la hegemona de una zona, o incluso delmundo; sin embargo, el sistema econmico capitalista no estaba encuestin. Se llegaba incluso a cuestionar el orden poltico, como fue-ron los casos del fascismo italiano y el nazismo alemn, pero no elorden capitalista mundial. Situacin muy diferente se vive en la pos-guerra.

    Todos los conflictos del perodo tenan como teln de fondo el cam-bio de sistema. La confrontacin entre el modelo capitalista de orga-nizacin econmica, poltica, social e ideolgica y el modelo socialistamarcar el perodo. Todos los conflictos, no importa su tipo, llevarnel sello de la confrontacin capitalismo vs. socialismo. Un hecho deautonoma poltica, como fueron las independencias africanas, des-encadenadas en la dcada de los aos sesenta, asumieron rpida-mente el carcter de movimientos de liberacin nacional. No seprocurar ahora tan slo la separacin de la metrpoli colonial y conella su autonoma poltica, sino que se buscar subvertir el ordeneconmico, social y poltico heredado de aqulla e imponer uno nue-vo, representado en el socialismo y en sus democracias populares.

    La pobreza y el desequilibrio social son factores de connotacineconmica y social a los cuales el Estado debe hacerles frente con suspolticas econmicas y de seguridad social. Dichos problemas afecta-ron, y an lo siguen haciendo, a diversos sectores del mundo, entreellos a la Amrica Latina. Pues bien, estos dos factores y otros msno conservaron en nuestro continente su verdadera dimensin eco-nmica y social, sino que adquirieron la poltica. La pobreza, la des-igualdad social y la injusticia tenan una sola salida: el cambio desistema. Estos males, enfrentados con gran xito en otros lugares delmundo como Europa, Asia y Amrica del Norte a travs de reformaseconmicas y sociales, se convirtieron en el caballo de batalla de unsinnmero de movimientos que buscaban subvertir el orden estable-cido, convencidos de encontrar en el socialismo la solucin de todoslos problemas.

    Un tercer ejemplo de esta mutacin de los conflictos podra ser elde las reivindicaciones nacionales. Movimientos como el IRA, que habuscado la separacin de Irlanda del Norte del Reino Unido; la ETA

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    vasca en bsqueda de la autonoma de aquel territorio espaol o laOLP palestina terminaron inmersos en el conflicto capitalismo vs.socialismo.

    Los tres movimientos mencionados asumieron posiciones y aunmilitancia procomunista en su lucha. La ideologa permiti, dirigi eincluso en algunos casos gener los conflictos de posguerra.

    ...

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    5.6. Ensayo Socioeconmico

    Una alternativa de cambiopara la costa caribe colombiana17

    Amlkar Acosta Medina

    El creciente protagonismo que exhibe la costa caribe colombianano se compadece con los altos niveles de pobreza absoluta que acusa,tanto en sus zonas rurales como urbanas. En 1985 se indic que 38.6%de sus habitantes vivan en condiciones de marginalidad y en algu-nos de sus departamentos en particular rebasaban el 50%, siendo delos ms elevados ndices del pas.

    La precariedad de los servicios pblicos esenciales y la dbil in-fraestructura fsica que experimenta la Costa constituyen un freno asus posibilidades de desarrollo econmico y social. Pero, dada la mag-nitud y la complejidad de dicha problemtica, la nica forma de salirde tal encrucijada es conjugando los esfuerzos de la nacin con los dela regin, en un solo y deliberado empeo.

    La composicin del P.I.B. de la regin nos indica a las claras elpredominio del sector agropecuario, ocupando el primer lugar entretodos los renglones productivos (22.1%). No obstante, para los depar-tamentos de Bolvar y Atlntico, el sector industrial ocupa el princi-pal lugar, aportando el 27.5% y el 30.62%, respectivamente, del P.I.B.Se destaca, as mismo, como actividad principal del sector agrope-cuario, la ganadera, la cual, dado su carcter extensivo, absorbe el56.4% de la frontera agrcola.

    La costa caribe ha perdido la dinmica de su proceso de industria-lizacin. Su participacin relativa en el P.I.B. industrial del pas havenido decayendo persistentemente en los ltimos treinta aos, loque contrasta con el apogeo y el febril desarrollo entre los aos veintey el decenio de los aos cincuenta. Ello se explica, en muy buena

    17. ACOSTA MEDINA, Amilkar. Autonoma Regional. Alternativa de Desarrollo. Medelln:Lealn 1993, pp. 53-55.

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    medida, por la estrechez del mercado interno, la prdida de liderazgoportuario y la escasa proyeccin hacia afuera de su maltrecha econo-ma regional.

    Los modelos de desarrollo que han hecho carrera en el pas se hanconvertido en camisa de fuerza que constrie las posibilidades de undesarrollo econmico y social sostenido. Han propiciado, igualmente,profundos desequilibrios inter-regionales. Otro tanto ha ocurrido alinterior de la regin misma, concentrando las oportunidades de pro-greso y de parco crecimiento. Se ha desconocido una realidad protu-berante, cual es la de que Colombia es un pas de regiones claramentediferenciadas, siendo la nacin toda una realidad de lo diverso. Nocontribuye a la unidad nacional pretender imponerle la frula de uncentralismo asfixiante y postizo, sino partiendo de sus vivencias y desus propias particularidades.

    Siendo el todo la suma de sus partes, en la medida en que stas sedebilitan se debilita aqul. Los distintos modelos de desarrollo hancontribuido, por accin u omisin, a acentuar el desarrollo desigualdel pas y a crear desequilibrios enervantes, colocando a las regionesrezagadas en la condicin de capitis diminutio. Su visin totalizantele ha impedido observar que ciertas y determinadas medidas consti-tuyen, para algunos sectores o regiones, alicientes para su desarro-llo, mientras tanto representan para otras un desaliento para lasactividades que les son propias por vocacin u ocasin. As no se pue-de inducir un desarrollo balanceado del pas.

    Tanto las barreras proteccionistas como las tasas de cambiosobrevaluadas han tendido a favorecer la actividad industrial sobrela agrcola y pecuaria y en sta la produccin de alimentos por enci-ma de la actividad agrcola exportable. Ello ha frustrado las posibili-dades de modernizacin del sector agropecuario y su competitividaden la lonja internacional, dada la inexistente proteccin efectiva parael mismo. Si a ello sumamos la ausencia de encadenamientos fuertesentre el sector industrial urbano y el sector agropecuario, con su exi-gua absorcin de mano de obra, as como la estructura de tenencia dela tierra, se configura una economa regional caracterizada por unmercado interno estrecho y, por ende, insuficiente para sustentar unaampliacin sostenida de la base industrial. Sin una demanda inter-na tanto para insumos agropecuarios como para bienes de consumofinal, resulta muy difcil promover la expansin y consolidacin delsector fabril. Slo los eslabonamientos entre la produccin industrial,

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    la actividad agropecuaria y la formacin pregresiva de un mercadoampliado nos dan el secreto de todo proceso de industrializacin exi-toso y por el cual clama toda la Costa en los actuales momentos, cuan-do ha venido a menos, perdiendo participacin y dinamismo en elconcierto nacional.

    La costa caribe slo se puede beneficiar, muy favorablemente, conun modelo de desarrollo con apertura, donde el sector punta de sueconoma sean los frentes industrial-exportador y la modernizaciny reactivacin del sector agropecuario, con cara al mar, a ese ocanoal cual hemos permanecido de espaldas en la creencia de que Colom-bia tiene en l un bache que nos separa de otros continentes y no unhito que nos une. Para esta nueva y prometedora opcin, la Costacuenta con una despensa, surtida con una serie de recursos natura-les renovables y no renovables, unos en explotacin, otros inexplotadosy una disponibilidad de tierras aptas para el desarrollo de una agri-cultura mecanizada y el montaje de una agroindustria exportadora.

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    5.7. Ensayo Artstico

    Aproximacin al color - luz18

    Ren Berger

    Es hora de que nos detengamos a ver mejor lo que encierran lasexpresiones pintura de dos dimensiones y pintura de tres dimensio-nes, utilizadas sin cesar y casi siempre contrapuestas. Qu designael trmino dimensin? Cada una de las latitudes necesarias paraevaluar el rea de las figuras planas y de los volmenes de los sli-dos, dicen los gemetras. As, la geometra plana tiene por objeto lamedida de las figuras contenidas en un solo plano: rectngulo, crcu-lo, cuadrado. La geometra del espacio tiene por objeto la medida delos slidos: cono, esfera, cilindro, cuyo volumen est definido por unaextensin que no se contiene en un solo plano. Se trata pues, enambos casos, de extensiones igualmente abstractas, en las que seconstruyen seres geomtricos no menos abstractos, que nos es dadoestudiar con el nico fin de medirlos.

    En relacin con estas condiciones se puede decir que las expresio-nes pintura de dos dimensiones y pintura de tres dimensionesresultan doblemente impropias; ante todo porque no hay seres abs-tractos en pintura, sino nicamente formas materiales, y despusporque nuestra actitud no es nunca la del gemetra que mide, sinoque es, ms que una actitud definida y fija, un comportamientocomplejo en el que se combinan a la vez los efectos que los mediosplsticos tienen sobre nosotros, las diversas exigencias de nuestrasensibilidad y el afn de entendernos valindonos del intrprete quees la forma. Los problemas de geometra concluyen con una solucin,la pintura se realiza en una obra. Ninguna obra pintada se confundejams con la geometra, ni puede confundirse con ella. La ms abs-tracta de las composiciones de arte abstracto se le escapa, pues ladistribucin de sus figuras, sus colores, su presencia material exigende nosotros no una evaluacin sino una apreciacin.

    A pesar del empleo de los mismos trminos, las dimensiones de lageometra y las dimensiones de la pintura pertenecen a rdenes dife-

    18. BERGER, Ren. El conocimiento de la pintura, 2a. ed. Barcelona: Noguer, 1976,pp. 81-86.

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    rentes. Sin embargo, como el lenguaje no tiene palabras para designarcada una de las expresiones del espacio en pintura y los trminos se-gunda y tercera dimensin responden en nosotros a una experienciafamiliar, tenemos derecho a emplearlos por analoga, con la expresacondicin de no ver en ellos ms que trminos de referencia.

    En este sentido hemos visto que los primitivos tienen predileccinpor la pintura de dos dimensiones, cuyo espacio plstico tiende alplano, al que hemos dado el nombre de superficie-espacio o espa-cio-plano. En las pginas de los manuscritos los personajes son figu-rados por medio de la lnea que enlaza infatigablemente hombres ybestias, bestias y hombres, como en las iniciales miniadas, por ejem-plo. Es el medio de expresin que se apodera del objeto, no para re-presentarlo, sino para convertirlo en una forma compatible con elespacio plstico.

    Si se pasa de la miniatura al gigantesco Pantocrtor de Monreale,del pergamino al mosaico, las condiciones del espacio de los primiti-vos son semejantes. El empleo tan frecuente de fondos de oro lo con-firma, sin referencia a la naturaleza, pero no abstractos; sin embargo,son el signo mismo del lenguaje plstico en que se expresa una con-cepcin del mundo fundada en la reverencia del hombre ante lo divi-no. En este aspecto, recordmoslo, la tentativa de Giotto presentauna nueva audacia. Rompiendo con el fondo de oro, introduce el azulunnime del cielo. Es verdad que la vidriera y el mosaico usabandesde haca mucho tiempo los fondos azules. Pero en Giotto esta in-novacin implica un cambio de estilo que corresponde a una trans-formacin del sentimiento religioso. Los objetos se destacan del planopara introducirse en un espacio que, en las condiciones que hemosestudiado antes, instaura el relieve y la profundidad. Junto a lasrocas que se despliegan en volumen, Joaqun y los pastores dejan deser signos abstractos. Al acercarse al mundo de las apariencias (sinconfundirse jams con l), el drama divino se convierte en una accinen la que toman parte los fieles. Por este camino en el que lo sagradocede ante lo religioso y lo religioso ante lo humano, el lenguaje pls-tico se transforma.

    Los valores humanos no se avienen a cualquier modo de expre-sin, sino que cada uno necesita el suyo para manifestarse y hacersecomunicable. Lo sagrado, que se haba ordenado en pintura durantesiglos en el espacio plano, languideci rpidamente en el espacio detres dimensiones, demasiado expuesto a las seducciones de la apa-riencia, al espectculo de la vida.

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    5.8. Ensayo Religioso

    El Dios de la Alianza19

    Piet Schoonenberg, S.J.

    La primera palabra de nuestro primer artculo es creo. Todo loque all se diga de Dios constituye la confesin de nuestra fe, aunquelas verdades necesarias que all se encuentran pueden tambin serdescubiertas por la razn natural. Cuando el Primer Concilio Vatica-no expres su desaprobacin respecto de concepciones de Dios queeran ciertamente en primera instancia errores filosficos, se bas enla fe de la Iglesia.

    Formulada esta fe, debemos sealar sin embargo que en ciertosentido el contenido de nuestro primer artculo puede ser comprendi-do por la propia capacidad intelectual del hombre, independiente-mente de la revelacin de Dios y de la gracia de la fe divina. Puedeconocerse, como lo expresa Vaticano I, por la luz natural de la raznhumana. Decimos en cierto sentido, en primer lugar porque el sig-nificado real de la paternidad misma de Dios, tal como se revela enCristo, y tambin su preparacin en la actividad de alianza de Diosen el Antiguo Testamento, caer fuera del conocimiento natural; y ensegundo lugar, porque la existencia, atributos y actividad creadorade Dios son conocidos ms plenamente por la fe que por la sola razn.No obstante, tiene el hombre una natural capacidad para elevarse aun cierto conocimiento de Dios.

    Aunque el reconocimiento de esta capacidad es una cuestin de feexpresamente presentada como tal por Vaticano I, el mismo Concilioagrega, sin embargo, que a esta divina revelacin hay ciertamenteque atribuir que aquello que en las cosas divinas no es de suyo inac-cesible a la razn humana, pueda ser conocido por todos, aun en lacondicin presente del gnero humano, de modo fcil, con firme cer-teza y sin mezcla de error alguno. En el mbito del conocimiento deDios, la razn del hombre no puede desarrollar sus poderes plena-mente y en toda la humanidad puesto que, aunque no se halla inca-pacitada, se encuentra por cierto estorbada y falsamente dirigida porla pecaminosa rebelin contra el mismo Dios que se esfuerza por cono-

    19. SCHOONENBERG, Piet. Alianza y creacin. Buenos Aires: Carlos Lolh, 1979,pp. 22-24.

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    cer. Por esta razn el conocimiento actual que la humanidad tiene deDios es la resultante de su natural capacidad y de esa pecaminosadesviacin. La razn humana se esfuerza por desplegarse a s mismaen la afirmacin del Dios infinito y personal, pero parecera por cier-to que la influencia del pecado se hace sentir precisamente en el he-cho de que la infinitud de Dios y su naturaleza personal rara vez sereconocen juntas. La religin popular del paganismo reconoce un Diospersonal, pero por lo general nada sabe de su infinitud. De este modoacepta tambin una multiplicidad de dioses, ya sea como tales, o bienpermitiendo la posibilidad de que otros pueblos puedan tener otrosdioses, en tanto que uno adora a un nico Dios. En general, el mono-tesmo slo se da en aquellas especulaciones que tratan de elevarsepor encima de la religin popular, como sucedi con el neoplatonismoy el estoicismo del mundo helenstico; pero a menudo lo que con ellose gan en cuanto a la captacin de la infinitud de Dios se perdirespecto de la comprensin de la naturaleza personal. Esta es la ra-zn por la cual este monotesmo pagano tiene a menudo fuertes incli-naciones hacia el pantesmo y es en s mismo ms especulativo quereligioso, y por lo tanto tambin ms tolerante respecto del polites-mo popular.

    Cuando Dios comenz en el Antiguo Testamento la autorrevelacinque haba de completar en el Nuevo no se encontr con una razahumana que alcanzara el conocimiento natural de Dios de una ma-nera normal, ni tampoco que fuera neutral respecto de ello, sino conun pueblo que, aun en cuanto a su experiencia religiosa, haba cadoen el politesmo, esto es, un pueblo que cambi la gloria del Diosincorruptible por imgenes que se asemejan al hombre corruptible oa animales. Pues Dios llam a Abraham de Ur de los caldeos, dondesus padres servan a otros dioses. El resultado de esta intervencinde Dios fue el monotesmo de Israel, el cual, aun desde el punto devista histrico, puede describirse como la forma ms grandiosa deadoracin de un Dios nico. Sin embargo, este monotesmo de Israeldifiere radicalmente de la forma pagana bosquejada ms arriba. Enprimer lugar, porque no se desarroll a travs de una gradual re-flexin filosfica, apoyada por una internacionalizacin poltica, sinoque surgi por el impacto mismo de la intervencin de Dios y fueprotegida por la separacin de Israel de los pueblos gentiles. Ade-ms, el monotesmo de Israel no fue ni especulativo ni carente devida, pero suprimi los dioses y reclam al hombre entero para lasublime grandeza del Todopoderoso. Y finalmente, y por sobre todo,

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    este monotesmo permaneci al servicio de un dios personal que, comolos dioses de los gentiles, aunque en un sentido infinitamente msprofundo, quera ser