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Hermenéutica y La Ecuación Conductual

JorgeOrregoBravo.blogspot.com 2006-09-15

INTRODUCCIÓN

No sólo lo antecedente condiciona la conducta y su consecuencia condiciona su probabilidad, Sino también nuestras anticipaciones orientan y filtran a qué eventos prestamos atención, mediado por la historia y conversaciones de los juegos en los que participamos, y nuestro rol en ellos.

El análisis funcional de la conducta no es más una representación de lo real, qué un acto creativo en el que configuramos y ordenamos secuencialmente los hechos en pos de ciertos objetivos, qué pueden estar peor o mejor definidos desde su propia lógica interna. La señal que nos advierte de algo significativo y su posterior consecuencia están mediadas por nuestro rol, en los distintos juegos en los que participamos.

El pensamiento sistémico-narrativo aporta el mirar los eventos a través de una ecuación, que toma en cuenta los implícitos culturales desde el cuál emerge el quiebre, y busca que con el menor esfuerzo logremos el mayor efecto. Así como también considerar la congruencia relacional del cambio proyectado, retroalimentándonos con los resultados. Su principal enfoque involucra acentuar una forma de pensar; no se trata al individuo y su problema en forma más bien aislada, sino que lo considera dentro de su contexto actual y sus interelaciones más amplias.

Según el autor el pensamiento sistémico más que una teoría es un hábito del pensar, muy relacionado con las emociones, la curiosidad y que permite cierto estado perceptivo en que se vislumbra la interdependencia no lineal de los eventos. Lingüísticamente se estructura bajo la fórmula: No sólo…..Sino también… Es decir,

No sólo lo antecedente condiciona la conducta y su consecuencia condiciona su probabilidad, Sino también, nuestras anticipaciones orientan y filtran a qué eventos prestamos atención, mediado por los juegos en los que participamos y nuestro rol en ellos.

Cuando nos movemos de un rol a otro, podemos cambiar la manera en que anticipamos y reaccionamos ante un mismo estímulo. Las metas sociales orientan y filtran la percepción. El objeto emerge desde un mar de implícitos tanto biológicos (deseos) como culturales (deberías). El quiebre emerge cuando se rompe la fluidez de nuestra cotideanidad, en forma de obstáculo u estado a lograr. No sólo reaccionamos a los problemas u oportunidades, sino también podemos anticiparnos y crear nuevos caminos que dirijan nuestra conducta hacia nuevos derroteros, que diseñen nuevas oportunidades, que abran nuevos caminos. Pronóstico y retroalimentación, son dos dimensiones de un mismo espectro.

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LA ECUACIÓN CONDUCTUAL Y ANÁLISIS FUNCIONAL DEL COMPORTAMIENTO

Se ha definido el conductismo desde ángulos diversos pero complementarios. Skinner (1977, trad. esp.) lo llama “una filosofía de la ciencia del comportamiento humano”: una filosofía especial que surge del quehacer mismo de la disciplina y plantea cuestiones relativas a la pertinencia y posibilidades del análisis metodológico y tecnológico aplicado a la esfera psicológica. Kantor (1991, trad. esp.) califica por su parte al conductismo como una corriente que estudia la interacción de los organismos con sus ambientes, renunciando a las doctrinas del alma, la mente y la consciencia.

De todo esto queda claro que el conductismo es una manera de ver lo psicológico desde un punto de vista naturalista, sin reduccionismos. En suma, un enfoque de la psicología como ciencia de la conducta, siendo ésta definida en términos de campo interactivo en el cual no hay entidades trascendentales (mente, cerebro, etc.) que se manifiesten fuera —o por encima— del interjuego de variables representativas.

Esta afirmación no implica que las prácticas interactivas que dan lugar a la denominación de los fenómenos llamados “mentales”, “superiores” o cognoscitivos sean ignoradas ni mucho menos negadas (véase más adelante la mención de las aptitudes interactivas que un individuo va logrando en su desarrollo). Al contrario, la especificación de tales prácticas —que de hecho se relacionan con el ejercicio de habilidades y competencias en situaciones diversas—, se lleva a cabo con mayor certeza mediante un análisis funcional del comportamiento. Éste desempeña el trabajo de elaboración teórico-metodológica partiendo del estudio de las múltiples relaciones entre el individuo y su entorno, para explicitar las categorías, las unidades analíticas, los parámetros y las leyes que comprenden todos los factores cognitivos, afectivos, motores, fisiológicos e históricos que deben tomarse en cuenta para entender lo que es un segmento conductual (contingencia o fragmento de interacción seleccionada para el análisis).

La definición adecuada del objeto de estudio da la pauta para sistematizar variables y procedimientos metódicos que van en tránsito desde la conceptualización-registro causal molecular hasta la conceptualización substancial o estructural de los fenómenos psicológicos y viceversa. Esto resume doctrinalmente la lógica post-positivista de la ciencia del comportamiento, y debe tenerse en cuenta para entender las siguientes secciones.

LAS UNIDADES DESCRIPTIVAS DE LOS EVENTOS PSICOLÓGICOS

La triple contingencia

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La definición operativa (enraizada en el estudio molecular) de contingencia se refiere al carácter eventual de la ocurrencia de varios acontecimientos antes-durante-después de la emisión de un comportamiento particular, es decir la “triple contingencia” (Skinner, 1974, trad. esp). Esto último nace de la percepción de una insuficiencia inicial en el desarrollo histórico del análisis experimental de la conducta: el Skinner de La conducta de los Organismos asumía el reflejo (covariación legal entre clases de estímulos y clases de respuestas) como unidad funcional de análisis, pero en Ciencia y Conducta Humana se muestra un tanto perplejo con respecto a la elección de operantes “sencillas” para dimensionar relaciones de suyo más complicadas, y decide que es la elección del investigador la que define, según las características del problema que aborda, si semejante unidad puede restringirse a una simple respuesta, a tasas de respuesta o a secuencias de actividad compleja. Avanzando en este sentido, Sidman (1994) propone recientemente la ampliación de la triple contingencia añadiéndole un término más: la estimulación selectora, cuya influencia situacional es la que modula (y moldea) el curso de las relaciones entre estímulos discriminativos, la conducta y sus consecuencias.

La contingencia como un campo de factores

Avanzando aun más, los segmentos conductuales pueden entenderse de manera conceptual como amplios campos de contingencia que incluyen una multiplicidad de variables interdependientes. Las clásicas ecuaciones funcionales de Kantor (1978, trad. esp., adaptado por Ribes y López, 1985; Cap. 2) y de Kanfer y Phillips (1980, trad. esp.) son representaciones de tales segmentos (tablas 1 y 2).

Tabla 1. Ecuación funcional de Kantor (Ribes y López, 1985, pp. 42-48)

FACTORES DESCRIPCIÓNObjetos y eventos de estímulo (es)

Cuerpos y acontecimientos fisicoquímicos que hacen contacto directo/indirecto con el organismo

Variables organísmicas (o)

Sistemas reactivos biológicos, sensoriales y gestuales que interactúan con cambios energéticos o convencionales del entorno

Función de estímulo-respuesta (f: e-r)

Sistema de afectación recíproca en un contorno de relaciones multifuncionales históricamente configuradas

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Variables situacionales (s)

Variaciones al interior o exterior del organismo que afectan indirectamente las características de la interacción actual

Historia interconductual (hi)

Segmentos interactivos previos dados por la biografía reactiva y la evolución de la f: e-r que probabilizan los contactos actuales

Eventos disposicionales (ed)

Colecciones de eventos pasados (hi) y presentes (s) que facilitan o interfieren con el establecimiento de una interacción

Medio de contacto (md)

Conjunto de circunstancias fisicoquímicas, ecológicas o normativo-convencionales que posibilitan una interacción

Tabla 2. Ecuación funcional de Kanfer y Phillips (1980, trad. esp.; pp. 68-90)

FACTORES DESCRIPCIÓN

Estimulo (E)Condiciones ambientales e internas discriminativas para la emisión de respuestas o cadena de ellas

Organismo (O)

Variables genéticas, fisiológicas, neurológicas, bioquímicas y mecánicas que facilitan o interfieren la función

Respuesta (R)

Conductas provocadas por estimulación precedente (respondientes) o consecuente (operantes)

Contingencia (K)

Circunstancias temporales y situacionales que median las relaciones entre las respuestas y sus consecuencias

Consecuencia (C)

Acontecimientos que, provocados por la s respuestas, incrementan la probabilidad de ocurrencia de éstas

Gracias a las representaciones previas se hace posible dimensionar y evaluar un segmento de conducta humana en la multiplicidad de ángulos que la caracterizan. Eso debe

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complementarse con un examen de las etapas del desarrollo funcional por las que pasa el individuo en el transcurso de su vida y que le permiten el ejercicio de ciertas aptitudes interactivas generales cada vez más desligadas de su entorno fisicoquímico. Ribes y López (1985) mencionan, a este respecto, cinco grandes estadios progresivamente inclusivos desde “lo simple a lo complejo”: contextual, suplementario, selector, sustitutivo referencial y sustitutivo no referencial.

En el estadio contextual el individuo es afectado por su entorno y simplemente se adapta a él, depende, así, del contexto, predominando la conducta respondiente.

En el estadio suplementario el individuo media (o suplementa), gracias a su propia reactividad, cambios en las condiciones de su entorno. Predomina la conducta operante.

En el estadio selector el individuo responde suplementariamente con base en ciertas variaciones de los eventos que influyen discriminativamente su responder. Esas variaciones “seleccionan”, por decirlo así, la conducta que ha de emitirse.

En el estadio sustitutivo referencial el individuo crea, por medio de su reactividad lingüística y convencional, campos mediadores desligados situacionalmente (sustitutivos), lo que desemboca en la interacción silente consigo mismo y la consiguiente modificación de la referencia.

En el estadio sustitutivo no referencial el individuo se relaciona de manera totalmente simbólica con eventos de carácter convencional y abstractivo. La mediación lingüística deja de ser referencial, pues opera con productos del propio discurrir en la forma de lenguajes lógico-formales y matemáticos. Este estadio involucra todas las propiedades/capacidades acumuladas por el organismo a lo largo de su desarrollo sobre la base de las leyes del aprendizaje.

Más allá de las multiplicidades interactivas reseñadas, también es necesario bajar a detalles cuantitativos específicos, como los proporcionados por las descripciones y medidas paramétricas.

Parámetros de la respuesta

La respuesta ya se ha definido en la descripción de las ecuaciones funcionales, por lo que debe estar claro que se manifiesta en diversos niveles de complejidad según: a) la situación estimular que se relaciona con ella, y b) la aptitud funcional propia del desarrollo alcanzado por el individuo. En tales sentidos puede concebirse como acción/reacción simple, desempeño (conjunto de acciones/reacciones que involucran habilidades o competencias), y actividad organizada (desempeños que se dirigen a un fin previsto).

Los parámetros de la respuesta son unidades analíticas que designan objetivamente los límites dentro de los cuales varían las emisiones de átomos de conductas respondientes u operantes (Campos, 1974). Sumariamente se pueden enumerar conjuntos de variables paramétricas como la fuerza, la topografía del comportamiento y el escenario temporal, físico y social en que fluye

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(tabla 3). Sus índices reflejan en última instancia estados, condiciones o tendencias controlables y predictibles, por lo que son grandemente útiles para las labores de observación, registro y graficación/cuantificación. En las definiciones siguientes se dan ejemplos extraídos de la práctica clínica y educativa:

1) Fuerza. También llamada “vigor”, presenta dimensiones del tipo de la frecuencia, la duración, la latencia y la magnitud de la respuesta.

La frecuencia se refiere al número de veces que es emitida una respuesta durante un período de tiempo o una determinada cantidad de ensayos. Por ejemplo, emisiones del tipo de “malas palabras” o “acciones agresivas” en un ambiente de clase, o, en la lógica de Ellis, los “pensamientos irracionales” de un individuo perturbado por cierta clase de situación.

La duración tiene que ver con el tiempo que se mantiene activa la respuesta. Por ejemplo, emisiones del tipo “hacer un berrinche”, “atender” o estar ensoñando en medio de un entorno social.

La latencia designa el período que demora una respuesta en emitirse tras la presentación de las condiciones estimulares. Así por ejemplo el tiempo de reacción ante pruebas de frases incompletas, de asociación de palabras o de resolución de problemas.

La magnitud es una medida frecuentemente fisiológica que se dimensiona como proporcional a la intensidad del estímulo que la provoca. La cantidad de sudor segregado por las manos, la velocidad del pulso, la amplitud de reacciones galvánicas de la piel, etc., son ejemplos concretos.

2)Topografía. Forma (morfología o superficie) esquelética de la respuesta, o sea cualquier acto aparente, movimiento o desplazamiento del individuo bajo observación. Por ejemplo “levantar la mano”, “sonreir”, “ir de la puerta al escritorio”, “decir hola”, etc. Por ser lo primero que “salta a la vista” es el parámetro más comúnmente confundido —por los legos o mal entrenados en el enfoque— con la conducta total1.

3) Escenario. Este conjunto de parámetros es netamente funcional y está conformado por los contextos geográfico, la ecológico y demográfico de la conducta. Por ejemplo cuando un alumno se porta hiperactivamente, o cuando un cliente realiza un autorregistro de sus reacciones de angustia, resulta indispensable la información del momento específico y el lugar en que se producen (geografía), del contexto físico como disposición de espacios u objetos ligados directa o indirectamente a la interacción observada (ecología), y de las personas significativas o no significativas presentes donde ocurre la respuesta (demografía).

1 Esta confusión, propiciada por las lecturas simplistas de escritos conductuales clásicos y de introducciones dogmáticas a la psicología hechas por gente de paradigmas competidores con el conductismo, ha sido nefasta en la historia de la disciplina. Ni siquiera el vilipendiado J.B. Watson sostuvo el despropósito de concebir la conducta como pura topografía. Problemas como éste surgen por “leer” prejuiciadamente, o “informarse” a partir de textos/opiniones de tercera mano —lo que dijo alguien que escuchó decir a otro algo que leyó en alguna parte, y así sucesivamente—, echando a rodar una caricaturesca “bola de nieve”.

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Tabla 3. Conjuntos de unidades paramétricas que sirven para la descripción de un evento.

PARÁMETROS RATIO DESCRIPTIVA

MEDIDA OBJETIVA

Fuerza FrecuenciaDuraciónLatenciaMagnitud

Número de vecesTiempo que duraTiempo de reacciónRazón fisiológica

Topografía MorfologíaSuperficie

Acto aparenteMovimientoDesplazamiento

Escenario GeografíaEcologíaDemografía

Momento y lugarContexto físicoPersonas presentes

Taxonomía de las situaciones

A todo esto puede añadirse la caracterización cualitativa del tipo de actividad que se realiza en la hora y lugar en que se emite la conducta: por ejemplo interacciones académicas, laborales, recreativas y de otros tipos. Se han hecho, en este sentido, varios intentos de clasificar en lo englobado como escenario conductual situaciones tipo, como por ejemplo el de Van Beck , considerando tanto ambiente real como percibido (ver tabla 5).

Tabla 5. Taxonomía de estímulos y situaciones propuesta por Van Beck (1989; cit. en Caballo, 1991, p. 861)

CATEGORÍAS DE ESTÍMULO CLASIFICACIÓN DE SITUACIONES

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1. Contexto. 2. Lugar/ambiente físico.3. Características

objetivamente discernibles del ambiente físico.

4. Personas.5. Características

objetivamente discernibles de las personas.

6. Acciones y actividades características de la situación particular.

7. Objetos.8. Aspectos temporales.

1. De lucha y conflicto interpersonal.

2. Que reflejan el trabajar conjunto.

3. Referentes a la actividad sexual, intimidad y relaciones interpersonales

4. Que implican actividades recreativas.

5. Que se refieren a actividades relacionadas con los viajes.

6. Rituales religiosos y similares.

7. Actividades deportivas.8. Que implican excesos

conductuales.9. De servicio.10. Comerciales.

Tanto Fernández-Ballesteros (1987) como Caballo (1991) abordan las generalidades de este problema, teniendo en cuenta que hay estrategias macroanalíticas y microanalíticas de factores físicos, sociales, o de alguna combinación de ambos, siendo presupuesto de semejantes estrategias que la jerarquización de la realidad ambiental se da en un continuo de molaridad-molecularidad. Así, una situación está integrada como una organización compuesta por varios estímulos, y un contexto incluye la situación inmediata como parte de algo más amplio: un suprasistema sociocultural, como se ve en la figura 1.

Eje vertical

Tiempo

Ambiente

Contexto

SituaciónEstímulo

Eje horizontal

Fig. 1. La jerarquización de la realidad ambiental en un continuo de molaridad-molecularidad, afectada por la dimensión tiempo, según Fernández-Ballesteros (1987, p. 19).

Estas distinciones molares y moleculares de las características del entorno tienen relevancia práctica, pues al relacionarse con el tipo de ejecución del individuo determinan tanto el nivel de su evaluación como el de tratamiento de sus problemas (véase Barrios, 1993, trad. esp.), como se ve en la tabla 6.

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Tabla 6. Correlatos aplicativos de la relación entre tipo de entorno y tipo de ejecución (extraída de Montgomery, 2002b, p. 121).

ENTORNO EJECUCIÓN EVALUACIÓN TRATAMIENTOEstímulo Respuesta Lineal Incremento

o reducciónSituación Desempeño Sindrómica Entrenamiento

supervisadoContexto Actividad Sistémica Educación en

competencias

Dentro de esta lógica una evaluación lineal implica consideraciones sintomales, o sea respuestas (o cadenas/clases de respuestas) cuyo simple exceso o déficit provoca trastornos. Por ejemplo una fobia traumática, que puede tratarse mediante técnicas de reducción de la activación, o la ausencia de conductas de autocuidado, que puede tratarse mediante técnicas de moldeamiento/encadenamiento.

A su vez la evaluación sindrómica significa detección de varias respuestas problemáticas conectadas causalmente, de modo que las variaciones en alguna de ellas afecta las demás. Por ejemplo dificultades de la conducción social pueden abordarse a través de un entrenamiento en habilidades sociales, o la falta de capacidad para tomar decisiones puede tratarse mediante programas de autocontrol.

Finalmente la evaluación sistémica observa el campo de integración de varios sistemas cognitivos y afectivos interconectados, como en el caso de las competencias de comunicación y negociación, de solución de problemas o de estructuración racional.

LEYES DE LA CONDUCTA

Ninguna ciencia funciona sin leyes propias. Informa Yurén (1998) que una ley es una relación constante entre distintos hechos (aquellos que se sabe o se supone pertenecen a la realidad), y entre por lo menos dos variables. Es mandato imperativo acerca de relaciones, mas al formularse no implica que haya elementos que no cambien, sino la invariación de ciertas relaciones dentro de cierta estructura. Toda ley se entiende como principio cuando se constituye en fundamento de procedimientos o manejo de ellos.

Muy pocos profesionales del comportamiento (aun cuando se manifiesten cognitivistas) discreparían con la afirmación de que la psicología, en tanto ciencia, debe funcionar —es decir teorizar y aplicar— en base a categorías axiomáticas, pero muchos (a veces incluso los llamados “metodólogos”), no tienen ni el ánimo ni la cultura epistémica para columbrar cuáles son las leyes explícitas que supuestamente fundamentarían su propio trabajo, y por consiguiente las soluciones que dan a las demandas sociales.

Dos experimentalistas que sí se ocuparon de definir y conceptuar, de acuerdo a las posibilidades de su tiempo, la

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clasificación y el ámbito de algunas de las leyes del comportamiento, son Spence y Skinner. En el primer caso (Spence, 1979, trad. esp.) se trata de una caracterización conceptual gruesa de la investigación acerca de las principales relaciones funcionales establecidas entre las dimensiones estimulares, las de respuesta y las organísmicas, en las siguientes formas interactivas2:

1) La respuesta es función de otra respuesta R = f (R) . Donde se investiga la correlación entre una u otra propiedad de la conducta del mismo individuo. Aquí juegan, entre otras muchas cosas, la consideración metaconductual (de competencia lingüística) y las medidas psicométricas.

2) La respuesta es función del estímulo R = f (E) . Donde se investigan las reacciones del individuo ante variaciones en las propiedades o aspectos del medio actual, o como efecto de hechos pasados. Por ejemplo la experimentación perceptiva o sobre condicionamiento sensorial, emocional, verbal o motor. En combinación con (1) es de interés para el estudio de la conducta guiada por reglas y otras formas más complejas.

3) La respuesta es función de variables orgánicas R = f (O) . Como las implicadas en los ciclos biológicos, estados de salud, el funcionamiento del sistema nervioso, factores genéticos, etc.; que afectan la conducta.

4)El estado orgánico es función de factores estimulares O = f (E) . Se investiga como el organismo neurobiológico es afectado por variables externas a él: factores fisicoquímicos del ambiente (por ejemplo cambios de temperatura), eventos sociales o la misma conducta alimentaria del individuo. En combinación con (3), estas relaciones son materia de interés para la medicina conductual y la psiconeuroinmunología.

Por otro lado, Skinner (1993, trad. esp.) realiza una clasificación mucho más detallada en términos de relaciones netamente causales. Dividió los axiomas del condicionamiento en secciones respondiente (leyes del reflejo) y operante (leyes del refuerzo). Para la primera, donde la respuesta depende de eventos antecedentes que la provocan, establece tres categorías: a) leyes estáticas, b) leyes dinámicas, y c) leyes de la interacción de los reflejos.

Las leyes estáticas se refieren a las propiedades observadas mediante una sola provocación de la respuesta. Las dinámicas a las observadas mediante repetidas provocaciones, y las de la interacción a las propiedades que se observan a través de la provocación simultánea de dos o más reflejos (o respuestas). Estas leyes tienen múltiples formas, como por ejemplo las de la posdescarga (“después de terminada la presentación del estímulo-situación, el reflejo (o respuesta) podrá continuar durante algún tiempo”), o de la fatiga (“la fuerza de un reflejo (o respuesta) se reduce mediante sucesivas provocaciones y gradualmente regresa a su fuerza original durante la subsecuente inactividad”) entre las estáticas; la de inhibición (“la 2 Spence divide las relaciones funcionales en empíricas (estudiables objetivamente) e hipotéticas

(inferibles a través de variables intervinientes). Para efectos de la descripción incluida en este artículo se sigue la tendencia de integrar ambas dentro de un solo esquema.

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fuerza de un reflejo (o respuesta) podrá incrementarse mediante la presentación de un segundo estímulo, que por sí mismo no la provoca”) entre las dinámicas, y la de compatibilidad (“dos o más reflejos (o respuestas) que topográficamente se encimen, podrán ocurrir simultáneamente sin interferirse”) entre las de la interacción.

No debe necesitarse mucha perspicacia para reconocer la pertinencia legal de los ejemplos mencionados en el análisis de procesos psicológicos tales como los presentados en ciertos tipos de fobia y subsecuentes experiencias de desensibilización, o en la mecánica de los eventos llamados “inconscientes” y algunas formas de evaluación proyectiva.

Las leyes del refuerzo, donde la ocurrencia de la respuesta va en función a sus consecuencias, también incluyen muchas modalidades. Como en el caso anterior, por la falta de espacio solamente se mencionarán unos cuantos ejemplos sumarios (sin tocar sus variaciones ni combinaciones con otros principios), adecuados al análisis de ciertas conductas humanas “superiores”. La ley de la operante compleja designa una secuencia amplia de respuestas que se hacen contingentes a la presentación de un reforzador como si fueran una unidad (por ejemplo la lectura, la recitación, el aprendizaje de fórmulas, etc.); la ley de sobreposición reseña que si se coloca gradualmente un estímulo nuevo sobre otro con función discriminativa, el control se transfiere al primero (por ejemplo el aprendizaje transferencial, la conducta creativa, etc.); la ley del gradiente temporal reza que “mientras menor sea el tiempo que media entre reforzador y respuesta, mayor será el efecto reforzante” (base reconocida de cualquier método de enseñanza efectivo); la ley de operante supersticiosa indica, asimismo, que si accidentalmente un estímulo discriminativo está presente en el momento en que se refuerza una respuesta, dicho estímulo desarrollará también función discriminativa hacia ella (por ejemplo el origen de creencias primitivas en la brujería o en “manifestaciones” paranormales).

Hay que recordar, además, que todas las leyes de la conducta se cumplen de manera indistinta (aunque con diferentes topografías) en niveles cognitivos, afectivos, motores y fisiológicos del comportamiento.

COMENTARIOS FINALES

Como se puede ver a través de esta revisión, el campo de los logros tecnológicos basados en los rubros de evaluación variabilística que se desprenden de las unidades de análisis reseñadas es basto. El conductismo contemporáneo, al margen de ciertos defectos de construcción histórica del paradigma y aun cuando fragmentado teóricamente, posee un amplio rango de elementos técnicos y metodológicos que proveen al enfoque de herramientas muy útiles.

Se trata, en suma, de una perspectiva que une sólidamente aspectos teóricos y prácticos merced a su seguimiento de algunas reglas epistemológicas indispensables (Montgomery, 2003), y a la definición de un objeto de estudio aparente para su análisis molar y

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molecular: la interacción entre el individuo y su entorno físico, biológico y social. Pese a la incomprensión y desinformación de algunos sectores sobre ella, gracias a la investigación conductual se ha definido un cuerpo de procedimientos y leyes aplicables a todas las áreas de la intervención psicológica, según es notorio al revisar la inmensa literatura respectiva.

Como decía Skinner (1982): “... la Utopía que simplemente describe una mejor forma de vida sin indicaciones de cómo se va a lograr no sirve”. La ciencia del comportamiento y sus tecnologías —muchas veces aceptadas socialmente como “conductual-cognitivas”—, hacen posibles hoy nuevas interpretaciones de la utopía.

TICA 

Hermenéutica

El lenguaje es la morada del ser y la casa donde habita el hombre, el gran intérprete que responde a esa llamada y que en ella y desde ella desvela la inconclusión de su propio decir.

El término hermenéutica deriva del griego "hermenéuiein" que significa expresar o enunciar un pensamiento, descifrar e interpretar un mensaje o un texto.

Etimológicamente, el concepto de hermenéutica se remonta y entronca con la simbología que rodea a la figura del dios griego Hermes, el hijo de Zeus y Maya encargado de mediar entre los dioses o entre éstos y los hombres. Dios de la elocuencia, protector de los viajeros y del comercio, Hermes no sólo era el mensajero de Zeus. También se encargaba de transmitir a los hombres los mensajes y órdenes divinas para que éstas fueran tanto comprendidas, como convenientemente acatadas.

El hermeneuta es, por lo tanto, aquel que se dedica a interpretar y desvelar el sentido de los mensajes, haciendo que su comprensión sea posible y todo malentendido evitado, favoreciendo su adecuada función normativa.

Aristóteles escribió un Peri hermeneias que, como parte del Organon, versaba sobre el análisis de los juicios y las proposiciones. Se trataba de un análisis del discurso, pues sólo desde el interior del mismo la realidad se nos manifiesta. Por este motivo, la hermenéutica se constituyó fundamentalmente en un arte (techné) de la interpretación dirigida, en el Renacimiento y la Reforma Protestante, al esclarecimiento de los textos sagrados, dando lugar a la exégesis bíblica, uno de cuyos principales investigadores fue Mattias Flacius. En esta misma época, como consecuencia del Humanismo, la

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hermenéutica se aplicó a la literatura clásica grecolatina, configurándose como una disciplina de carácter filológico y después, desde el ámbito de la jurisprudencia, se ocupó de la interpretación de los textos legales y de su correcta aplicación a la particularidad de los casos.

En el Romanticismo la hermenéutica se constituyó en una disciplina autónoma, configurándose con Schleiermacher, en una teoría general de la interpretación, dedicada a la correcta interpretación de un autor y su obra textual. Años más tarde, Wilhelm Dilthey (1833-1911) amplió su ámbito a todas las "ciencias del espíritu".

Actualmente entendemos por hermenéutica aquella corriente filosófica que, hundiendo sus raíces en la fenomenología de Husserl y en el vitalismo nietzscheano, surge a mediados del siglo XX y tiene como máximos exponentes al alemán Hans Georg Gadamer (nacido en 1900), Martin Heidegger (1889-1976), los italianos Luigi Pareyson (1918-1991) y Gianni Vattimo y el francés Paul Ricoeur (nacido en 1913). Todos ellos adoptan una determinada posición en torno al problema de la verdad y del ser, siendo la primera definida como fruto de una interpretación, y el ser (mundo y hombre) como una gran obra textual inconclusa que se comporta de manera análoga a como lo hace el lenguaje escrito.

No obstante, la hermenéutica contemporánea más que un movimiento definido es una "atmósfera" general que empapa grandes y variados ámbitos del pensamiento, calando en autores tan heterogéneos como Michel Foucault, Jacques Derrida, Jürgen Habermas, Otto Apel y Richard Rorty.

Características generales de la hermenéutica

1.Lingüisticidad del ser

La hermenéutica aplica el modelo interpretativo de los textos al ámbito ontológico. La realidad no es más que un conjunto heredado de textos, relatos, mitos, narraciones, saberes, creencias, monumentos e instituciones heredados que fundamentan nuestro conocimiento de lo que es el mundo y el hombre.

El ser es lenguaje y únicamente éste posibilita lo real, porque es el medio a través del cual el "ser" se deja oír. Como diría Heidegger "el lenguaje es la casa del ser. En la morada que ofrece el lenguaje habita el hombre". Por ello, el mundo, y lo que en él acontece, incluido el hombre (Dasein), no puede ser pensado como una cosa que se encuentra frente a nosotros, sino como nuestra propia ubicación, el lugar donde habitamos y desde el que comprendemos.

2. El ser es temporal e histórico

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El mundo no puede ser pensado como algo fijo o estático, sino como continuamente fluyente. La realidad siempre remite a un proceso, a un desarrollo en el tiempo (historia), a un proyecto que nos ha sido transmitido (tradición) y que nosotros retomamos. Por ello, entender el mundo es tomar conciencia histórica de la vertebración que se produce entre tradiciones y de la distancia que se da entre ellas. Como parte de una determinada realidad histórica y procesual, nuestra visión del mundo será siempre parcial, relativa y contingente.

3. Precomprensión y "círculo hermenéutico"

El hecho de que no sólo los objetos de conocimiento sean históricos, sino también el hombre mismo lo sea, nos impide valorar "neutralmente" la realidad. No existe un saber objetivo, trasparente ni desinteresado sobre el mundo. Tampoco el ser humano (Dasein) es un espectador imparcial de los fenómenos. Antes bien, cualquier conocimiento de las cosas viene mediado por una serie de prejuicios, expectativas y presupuestos recibidos de la tradición que determinan, orientan y limitan nuestra comprensión.

El hombre está arrojado a un mundo que le surte de una cultura y un lenguaje determinados (facticidad) que delimita y manipula su conocimiento de la realidad. Ésta no surge de la subjetividad, no es original de cada hombre particular, sino que está condicionada históricamente, y se vertebra en la articulación entre pasado y futuro, esto es, en el diálogo entre tradiciones.

Esto significa que cualquier pregunta prevé su respuesta y presagiamos o anticipamos de antemano aquello que queremos conocer, por lo que se crea cierta circularidad en la comprensión denominada "círculo hermenéutico", criticada por el cientificismo y la lógica clásica como un error o petición de principio.

El círculo hermenéutico es para Gadamer un límite a cualquier intento de comprensión totalitaria pero también es una liberación del conceptualismo abstracto que teñía toda investigación filosófica. Esta limitación traduce fielmente la realidad como un decir inconcluso y no acabado. Heidegger, sin embargo, concibe la circularidad de la comprensión más como una oportunidad positiva que como una limitación meramente restrictiva. A través de la facticidad y del lenguaje se produce el encuentro con el ser, que es el que, en última instancia, decide y dispone del hombre.

Para Heidegger la hermenéutica es una ontología, no un método ni una gnoseología. El Dasein, como parte del ser, es aquel que se pregunta sobre el ser, pero no lo crea ni lo constituye ni apenas puede describirlo. Esta postura es claramente contraria al subjetivismo propio de la filosofía moderna. Lo esencial es el ser, no el hombre.

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4. Imposibilidad de un conocimiento exhaustivo y totalitario de la realidad

Dado que el ser es lenguaje y es tiempo (evento) y puesto que el hombre como ser-en-el-mundo está inmerso en el ser del cual pretende dar cuenta, se hace imposible un conocimiento totalitario, objetivo y sistemático del mundo.

La pretensión de verdad de la hermenéutica es radicalmente distinta a la de las ciencias. La verdad sólo puede ser parcial, transitoria y relativa, características que surgen de la pertenencia del sujeto al ámbito de lo interpretable y de la individualidad irreductible de cada ente singular (evento), entendiendo por éstos no sólo las "cosas", sino el hombre mismo. Precisamente Gadamer afirma que la historicidad del ser consiste en "no poder resolverse en autotransparencia".

5.La interpretación como ejercicio de la sospecha o restauración del sentido

Para Paul Ricoeur la hermenéutica es una "filosofía reflexiva" que ha de dar cuenta del conflicto entre las diferentes interpretaciones de los símbolos del lenguaje. Así, enraizada a la filosofía de Nietzsche, que exigía a la filosofía la tarea de desenmascarar las fábulas ilusorias y falsos valores de la conciencia (la moralidad), la hermenéutica supone el esclarecimiento de la verdadera "intención" y del "interés" que subyace bajo toda "comprensión" de la realidad, quehacer que se halla presente en la teoría y el método psicoanalítico (desenmascaramiento de los deseos y pulsiones ocultos en el inconsciente) e incluso en las teorías marxistas sobre la ideología.

Frente a esta tarea, Ricoeur reclama también una hermenéutica dedicada a restaurar el verdadero sentido que contienen los símbolos, búsqueda que explicaría el progreso de la conciencia.

Introducción al pensamiento sistémico

Una ecuación conductual es un acto creativo.

El pensamiento sistémico ayuda a que configuremos los eventos a través de la ecuación conductual, tomando en cuenta los implícitos culturales desde el cuál emerge el quiebre, y buscando que con el menor esfuerzo logremos el mayor efecto, teniendo en cuenta la congruencia relacional de nuestra acción.

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El estudio de los sistemas se ha rodeado de un aire académico y abstruso, como si fuera algo muy difícil de aprender. La misma palabra "sistema" puede evocar la imagen de pizarras llenas de indescifrables fórmulas algebraicas. En realidad es justo lo contrario. El pensamiento sistémico es práctico, porque todos estamos constantemente rodeados de sistemas. Cada persona es un sistema que vive en un mundo de sistemas, de modo que no se requiere ningún conocimiento especial para ENTENDERLO.

¿Cuáles son las ventajas del pensamiento sistémico, COMO ACTIVIDAD ARTÍSTICA Y CREATIVA?

Sirve para ejercer una mayor influencia en la propia vida. Puede utilizarse para hacer previsiones y prepararse para el futuro; proporciona métodos más eficaces para afrontar los problemas y mejores estrategias de pensamiento; acaba para siempre con la actitud de "esfuerzo permanente" o la reduce considerablemente; es la base de un razonamiento claro y una buena comunicación, una forma de profundizar y ampliar nuestro punto de vista; el pensamiento sistémico es un instrumento fundamental para guiarse a uno mismo y dirigir a otros con eficacia.

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