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1. La Hermenéutica.
Hermenéutica viene del vocablo griego hermeneia que significa
el acto de la interpretación. Desde sus orígenes, la hermenéutica se
transformó en la base de la intelectualidad cristiana; ya que a partir de
ésta, se realizaron y se realizan en gran medida el análisis de textos
bíblicos. Pueden distinguirse originariamente dos escuelas
hermenéuticas, la primera de ellas es la Escuela de Alejandría con un
fuerte carácter especulativo filosófico; y, la segunda, corresponde a la
Escuela de Antioquia caracterizada por el énfasis gramatical contextual
utilizado en sus análisis. La distinción entre ambas está determinada
por la mayor o menor acentuación a depositada en la literalidad de los
textos bíblicos (Giannini 1998:100).
Si bien, la hermenéutica fue considerada desde sus inicios como
base para el desarrollo del conocimiento teológico, más tarde se
apreció la utilidad que prestaría a las ciencias sociales, sobre todo por
la necesidad de reconocer al historicismo como elemento fundamental
para el "desarrollo" de las sociedades. Sin embargo, para llegar a esta
situación se pasó por una serie de momentos al interior de la misma
hermenéutica. Así podemos apreciar autores como Schleiermacher,
Dilthey, Heidegger, Gadamer, entre otros.
Autores como Echeverría y Coreth, coinciden en señalar que
Schleiermacher (1768-1834) puede ser considerado el padre de la
hermenéutica moderna. Para él, la hermenéutica debe ser entendida
como el arte del entendimiento, a partir del diálogo. En palabras de
Echeverría (1997:219): "el verdadero punto de partida de la
hermenéutica, según Schleirmacher, arranca de la pregunta ¿cómo una
expresión, sea esta escrita o hablada, es entendida? La situación
propia del entendimiento es la de una relación dialogal, donde hay
alguien que habla, que construye una frase para expresar un sentido, y
donde hay alguien que escucha. Este último recibe un conjunto de
palabras para, súbitamente, a través de un misterioso proceso, adivinar
su sentido". Dicha lectura de la obra de Schleiermacher, puede ser
complementada a partir de la consideración del elemento histórico
como aspecto significativo para la comprensión. Así, Coreth (1972:32),
sostiene que el autor en cuestión define hermenéutica como
"reconstrucción histórica y adivinatoria, objetiva y subjetiva de un
discurso dado".
2. La Hermenéutica como Arte de Interpretar.
El método básico de toda ciencia es la observación de los datos o
hechos y la interpretación (hermenéutica) de su significado. La
observación y la interpretación son inseparables: resulta inconcebible
que una se obtenga en total aislamiento de la otra. Toda ciencia trata
de desarrollar técnicas especiales para efectuar observaciones
sistemáticas y garantizar la interpretación. De esta forma, la
credibilidad de los resultados de una investigación dependerá del nivel
de precisión terminológica, de su rigor metodológico (adecuación del
método al objeto), de la sistematización con que se presente todo el
proceso y de la actitud crítica que la acompañe.
La ciencia tradicional junto con sus objetivos, métodos de
investigación y criterios de validación no satisface los requerimientos y
la crítica de la epistemología actual, pues contiene graves
insuficiencias y errores en su adecuación al alto nivel de complejidad
de toda realidad específicamente humana.
En el siglo XIX, varios autores hicieron familiar el término
“hermenéutica”; sin embargo, este vocablo tiene una historia mucho
más larga: proviene del verbo griego hermeneuein, que quiere decir
“interpretar”. Algunos autores relacionan este verbo con el nombre del
dios griego Hermes, el cual, según la mitología, hacía de mensajero
entre los demás dioses y los hombres, y además les explicaba el
significado y la intención de los mensajes que llevaba.
En la investigación tradicional siempre se ha utilizado la
hermenéutica (arte de interpretar) en un capítulo final, generalmente
titulado “interpretación de los resultados” o “discusión de los
resultados”, en donde se pregunta el investigador qué significan en
realidad esos resultados.
En ese capítulo, la hermenéutica aparece de manera explícita,
pero en forma implícita está presente a lo largo de toda la
investigación: en la elección del enfoque y de la metodología, en el tipo
de preguntas que se formulan para recoger los datos, en la recolección
de los datos y, por último, en el análisis de dichos datos; todos estos
pasos implican actividad interpretativa. Por ello, podríamos decir que la
actividad mental del ser humano se reduce a recibir estímulos visuales,
auditivos, olfativos, entre otros, que, por su naturaleza, son ambiguos y
amorfos, (o recuerdos de su memoria), y a ubicarlos en un contexto
que le dé un posible sentido o significado.
En su forma explícita y directa, la actividad hermenéutica comienza
en la cultura griega con las diferentes interpretaciones de Homero, y en
la tradición judeocristiana ante el problema que plantearon las
versiones diferentes de un mismo texto bíblico. ¿Cómo saber cuál era
la versión verdadera, que había que aceptar y creer, y cuál la falsa, que
había que desechar? Aquí la hermenéutica se valía de todos los
recursos útiles: estudios lingüísticos, filológicos, contextuales,
históricos, arqueológicos, etc. De los textos griegos y bíblicos, la
hermenéutica pasó a las ciencias jurídicas y a la jurisprudencia y, poco
a poco, a todas las demás ciencias humanas.
Dilthey; uno de los principales exponentes del método
hermenéutico en las ciencias humanas, define la hermenéutica como
“el proceso por medio del cual conocemos la vida psíquica con la ayuda
de signos sensibles que son su manifestación” (1900). Es decir que la
hermenéutica tendría como misión descubrir los significados de las
cosas, interpretar lo mejor posible las palabras, los escritos, los textos,
los gestos y, en general, el comportamiento humano, así como
cualquier acto u obra suya, pero conservando su singularidad en el
contexto de que forma parte.
De este conjunto de posibles realidades se desprende, asimismo,
la posibilidad de un hecho: que de la interpretación realizada por
críticos geniales o experimentados se deriven ciertas “reglas técnicas”
o cánones (es decir, un método) capaces de ayudar a quienes no están
tan dotados. Tal es la contribución que hicieron autores como
Schleiermacher (1967), Dilthey (1900), Heidegger (1974), Gadamer
(1984), Ricoeur (1969, 1971), Radnitzky (1970), Kockelmans (1975) y
otros.
A principios del siglo XIX, F. Schleiermacher criticaba la
hermenéutica por su falta de unidad; afirmaba que “la hermenéutica,
como arte de la comprensión, no existía como un campo general, sino
como una pluralidad de hermenéuticas especializadas” (Palmer, 1969,
p. 84).
Debido a ello, Schleiermacher (1967) estructuró un proyecto de
hermenéutica universal y trató de formar una ciencia de la
hermenéutica con una verdadera preceptiva del comprender que
tuviera la autonomía de un método. Para él, todo lo que nos llega del
pasado (historia, escritos, conductas, entre otros) nos llega
desarraigado de su mundo original y pierde, por lo tanto, su
significatividad; por ello, sólo se puede comprender a partir de ese
mundo, de su origen y génesis. Así, trató de integrar diferentes
técnicas en un campo general unificado, y propuso una serie de
principios básicos o cánones (contextuales y psicológicos), que servían
para interpretar tanto un documento legal como un texto bíblico o uno
de literatura.
El sistema general de interpretación que desarrolló tenía dos
partes: una, compuesta de 24 cánones o reglas, se centraba en la
gramática y ayudaba a descifrar el significado de las partes oscuras
mediante referencia al contexto lingüístico, y otra, compuesta por
cánones psicológicos, tomaba en cuenta la totalidad del pensamiento
del autor. Lo que se trata de comprender “decía” no es sólo la
literalidad de las palabras, sino también, y sobre todo, la individualidad
del hablante o del autor. Por ello, la interpretación psicológica fue
adquiriendo paulatinamente una posición de primer plano en su
método. La interpretación psicológica trataba de entrar dentro de la
constitución y personalidad completa del autor, era una recreación del
acto creador (1967, III, pp. 355-364).
Para Schleiermacher, el principio del comprender era siempre
moverse en un círculo, un constante retorno y vaivén del todo a las
partes y de éstas al todo, una descripción dialéctica polar, pues
considera la individualidad como un misterio que nunca se abre del
todo, y el problema mayor radica en la “oscuridad del tú” y “porque
nada de lo que se intenta interpretar puede ser comprendido de una
sola vez” (1967, I, p. 33). La interpretación debe, además, tratar de
comprender a un autor mejor de lo que él mismo se habría
comprendido, fórmula con la cual quiere decir que el intérprete tiene
que hacer conscientes algunas cosas que al autor original pueden
haberle quedado inconscientes.
Las ideas y principios de Schleiermacher fueron decisivos en el
progreso de la hermenéutica.
Wilhelm Dilthey fue el teórico principal de las ciencias humanas,
el primero en concebir una epistemología autónoma para ellas. En su
famoso ensayo de 1900, Entstehung der Hermeneutik (Origen de la
hermenéutica), da un paso importante y definitivo más allá de
Schleiermacher: sostiene que no sólo los textos escritos, sino toda
expresión de la vida humana es objeto natural de la interpretación
hermenéutica; señala, asimismo, que las operaciones mentales que
producen el conocimiento del significado de los textos como se
describen en las reglas hermenéuticas; son las mismas que producen
el conocimiento de cualquier otra realidad humana. Por ello, el proceso
hermenéutico del conocer se aplica correctamente a cualquier otra
forma que pueda tener algún significado, como el comportamiento en
general, las formas no verbales de conducta, los sistemas culturales,
las organizaciones sociales y los sistemas conceptuales científicos o
filosóficos. Así, Dilthey convierte a la hermenéutica en un método
general de la comprensión.
Ya que el significado de las acciones humanas no siempre es tan
evidente, se hacen necesarias ciertas normas, reglas o técnicas que
ayuden a hacerlo más patente y claro. De ese modo, la hermenéutica
se convierte en un método de sistematización de procedimientos
formales, en la ciencia de la correcta interpretación y comprensión.
Dilthey integra en esta crítica los procedimientos de la
hermenéutica anterior a él: ley del encadenamiento interno del texto,
ley del contexto, ley del medio geográfico, étnico, social, etc.
La técnica básica sugerida por Dilthey es el círculo hermenéutico,
que es un “movimiento del pensamiento que va del todo a las partes y
de las partes al todo”, de modo que en cada movimiento aumente el
nivel de comprensión: las partes reciben significado del todo y el todo
adquiere sentido de las partes. Evidentemente el círculo hermenéutico
revela un proceso dialéctico que no debe confundirse con el “círculo
vicioso” de la lógica, en el cual una cosa depende totalmente de otra y
ésta, a su vez, de la primera; el círculo hermenéutico es, más bien, un
“círculo virtuoso”.
En el contenido de sus obras, Dilthey insiste cada vez más en la
noción de estructura en cuanto permite captar en una totalidad la
coherencia de los diversos elementos, en función esencialmente de su
finalidad consciente e inconsciente; y busca una ciencia de las
realidades humanas que produzca un conocimiento cierto y objetivo, es
decir, verificable de manera intersubjetiva, consciente de que hay
grados de verdad y que a ella sólo se llega por aproximación.
Los positivistas declararon que el conocimiento debía derivarse de
la “percepción” sensorial, como una manifestación de los objetos físicos
trasmitida por el aparato sensorial a la conciencia. Dilthey dice que “en
las venas del sujeto conocedor que construyeron Locke, Hume y el
mismo Kant no corre verdadera sangre” (en: Polkinghorne, 1983, p.
309). Por eso, hace hincapié en que hay otro tipo de experiencia
“perceptual” y es la que deben usar las ciencias humanas. Nosotros –
afirma (1951), no sólo reconocemos los objetos físicos, también
reconocemos su significado. No sólo vemos manchas negras en un
libro, también percibimos el significado de ese escrito; no sólo oímos
los sonidos de la voz humana, también captamos lo que significan; no
sólo vemos movimientos faciales y gestos, también percibimos
intenciones, actitudes y deseos. La comprensión de los significados es
un modo natural de entender de los seres humanos.
Martín Heidegger (1974) fue el filósofo que más destacó el
aspecto hermenéutico de nuestro conocimiento, oponiéndose a la
metáfora del espejo que había invadido la cultura occidental. Para
Heidegger, la hermenéutica no es un método que se puede diseñar,
enseñar y aplicar, más tarde, por los investigadores. Sostiene que ser
humano es ser “interpretativo”, porque la verdadera naturaleza de la
realidad humana es “interpretativa”; por tanto, la interpretación no es un
“instrumento” para adquirir conocimientos, es el modo natural de ser de
los seres humanos. Todos los intentos cognitivos para desarrollar
conocimientos no son sino expresiones de la interpretación, e incluso,
la experiencia se forma a través de interpretaciones sucesivas del
mundo (Polkinghorne, 1983, p. 224).
Heidegger piensa que no existe una “verdad pura” al margen de
nuestra relación o compromiso con el mundo; que todo intento por
desarrollar métodos que garanticen una verdad no afectada o
distorsionada (es decir, puramente “objetiva”) por los deseos y
perspectivas humanos, está mal encaminado; asimismo, condena como
“abstracción” todo intento de separar al sujeto de su objeto de estudio
para conocerlo mejor; y agrega que los seres humanos conocemos a
través de la interacción y del compromiso.
Cercana al pensamiento de Heidegger, se encuentra la filosofía de
Hans-Georg Gadamer. Su obra maestra es Verdad y Método (1984,
orig. 1960). Gadamer piensa que no podremos nunca tener un
conocimiento objetivo del significado de un texto o de cualquier otra
expresión de la vida psíquica, ya que siempre estaremos influidos por
nuestra condición de seres históricos: con nuestro modo de ver, con
nuestras actitudes y conceptos ligados a la lengua, con valores,
normas culturales y estilos de pensamiento y de vida. Todo esto
aproxima al investigador a cualquier expresión de la vida humana, no
como la famosa tabula rasa de Locke, sino con expectativas y
prejuicios sobre lo que pudiera ser el objeto observado. Debido a ello,
la interpretación implica una “fusión de horizontes”, una interacción
dialéctica entre las expectativas del intérprete y el significado del texto
o acto humano.
En términos de la psicología de la Gestalt, aunque no siempre,
diríamos que la realidad exterior tiende a sugerirnos la figura, mientras
que nosotros le ponemos el fondo (contexto, horizonte, marco teórico).
Desde este punto de vista, continúa Gadamer, no existe algo que
podamos llamar la correcta interpretación. Sin embargo, él no pretende
sustituir, y menos aún eliminar, los procedimientos metodológicos
(hermenéutica) utilizados en la investigación, sino explorar las
dimensiones subyacentes en que se da la interpretación y la
comprensión de las realidades estudiadas.
Entre los escritores contemporáneos, Paul Ricoeur (1969, 1971)
es el autor más importante que propone a la hermenéutica como el
método más apropiado para las ciencias humanas. Muchos otros
científicos sociales han tratado de adaptar su metodología
hermenéutica a la antropología y a la sociología. Ricoeur estudió de
manera profunda las ideas más perennes y trascendentes y los aportes
más valiosos de la fenomenología, del psicoanálisis, del
estructuralismo, de las teorías del lenguaje y de la acción, y de la
hermenéutica. Con todas estas contribuciones ha pretendido
estructurar una metodología para el estudio de los fenómenos
humanos. Su labor no termina en un eclecticismo, como cabría esperar
en estos casos, sino que unifica e integra los diferentes aportes, de
acuerdo con los requerimientos propios de las ciencias humanas. Una
de sus contribuciones más valiosas (1971) es el desarrollo del “modelo
del texto” para comprender el significado de la acción humana; ésta es
como un escrito literario, por tanto se puede “leer” como un texto, con
los mismos criterios, para comprender a su autor, es decir, para captar
el significado que éste puso en él.
Ricoeur piensa, además, que la investigación de la acción humana
no puede proceder como si su autor fuera completamente consciente
de lo que ella significa. Sus estudios acerca de Freud le enseñaron que
los procesos conscientes a veces encubren o disfrazan las razones que
tiene una persona para actuar de una determinada manera. Así, la
introspección, como toda técnica que de una u otra manera se base en
ella (encuestas, cuestionarios, entre otros), deberá ser complementada
con una buena interpretación.
Ricoeur, como Gadamer y Dilthey, también valora la importancia
que tiene el contexto social. Una buena investigación deberá ser
estructural: enfocará los eventos particulares ubicándolos, tratando de
entender el amplio contexto social en que se dan. También aquí hay un
movimiento dialéctico entre el caso singular y el todo social. La etapa
de análisis estructural, que es una etapa necesaria; ayudará a dar el
justo peso a la influencia del ambiente en la determinación de la acción
humana.
Gerard Radnitzky (1970) propone siete reglas generales
(cánones) que se circunscriben dentro de la teoría y la técnica propias
de la hermenéutica de los autores más renombrados en este campo,
cuyas ideas resumen e integran. En toda la exposición está siempre
presente la analogía entre el texto escrito (como expresión de un tipo
de acción humana) y la acción humana en general. Los cánones
generales de su técnica hermenéutica quedarían integrados en las
siguientes reglas:
a) Utilizar el procedimiento dialéctico que va del significado global
al de las partes y viceversa, es decir, el llamado círculo
hermenéutico. Este procedimiento produce una ampliación del
significado, al estilo de círculos concéntricos que amplían la
unidad de significado captada con anterioridad (Gadamer, 1984).
b) Preguntar, al hacer una interpretación, qué es lo que la hace
máximamente buena (en el sentido del concepto de “buena
gestalt” o “buena configuración” de la psicología de la Gestalt) o
qué es lo que la hace “razonable”.
c) Autonomía del objeto: el texto debe comprenderse desde
adentro, es decir, tratar de entender lo que el texto dice acerca
de las cosas de que habla, entendiendo al texto en sí y a los
términos en el sentido en que son usados dentro del texto. El
mismo procedimiento se utilizaría al interpretar la acción
humana. Ésta es, sobre todo, la posición que asume E. Betti en
su elaborada teoría de la interpretación (1980).
d) Importancia de la tradición: de las normas, costumbres y estilos
que son anteriores al texto en sí y que dan significado a ciertos
términos primitivos. Este punto hace hincapié en el aspecto
opuesto y complementario del anterior.
e) Empatía con el autor del texto (acción), en el sentido de ponerse
imaginariamente en su situación para comprenderlo desde su
marco interno de referencia. Esto implica familiaridad con la
temática específica en cuestión, con el mundo y la vida del autor,
y con las tradiciones que influyeron en él.
f) Contrastar la interpretación provisional de las partes con el
significado global del texto (o de la conducta de la persona)
como un todo, y posiblemente con otros textos afines del mismo
autor (el comportamiento en circunstancias similares). Esto hará
que los resultados de la interpretación sean “razonables” al
máximo, no sólo “consistentes” lógicamente, sino también
“coherentes” y sin “disonancias cognitivas”.
g) Toda interpretación implica innovación y creatividad. Según un
viejo aforismo hermenéutico, “toda comprensión debe ser una
mejor comprensión que la anterior”; de este modo, al comprender
un texto o acción humana debemos llegar a comprenderla, en
cierto modo, mejor que su autor (pues, el autor o actor no son
siempre plenamente conscientes de muchos aspectos implícitos
que implican sus obras o acciones); esto sería posible en el
sentido de que son analizados desde otros puntos de vista, los
cuales enriquecen su descripción o comprensión.
3. Características generales.
La hermenéutica es una técnica, un arte y una filosofía de los
métodos cualitativos (o procesos cualitativos), que tiene como
característica propia interpretar y comprender, para desvelar los motivos
del actuar humano.
La realidad subjetiva, metafísica y psicológica del hombre seguía
ahí, a pesar de su negación por las ciencias naturales. Por ello, los
procesos hermenéuticos de conducir, comunicar, traducir, interpretar y
comprender los mensajes y significados no evidentes de los textos (libros)
y contextos (historia, cultura, política, religión, filosofía, sociedad,
educación, etc.) del ser humano emergieron con gran resolución y sin
importarles la exigencia positivista-cuantitativa de "rigor científico", desde
Droysen hasta nuestros días, sin olvidar que algunos hermeneutas se han
preocupado por su "sistematización metódica", como sucedió con Dilthey
y Weber.
Así, lo que ha caracterizado a las diversas escuelas, corrientes y
enfoques de la hermenéutica ha sido su compromiso de conducir
mensajes de un texto a un lector, como lo hizo Hermes; de comunicar un
mensaje de un sujeto a otro, como lo hace el maestro o el padre de
familia a sus pupilos; de traducir y volver inteligible un mensaje de un
interlocutor a otro, como el intérprete de otra lengua y, finalmente, de
comprender o hacer comprensible el significado y fin de un texto o un
contexto entre personas, sustrayéndolos del positivismo, permitiendo
recuperar el sentido de la existencia humana.
4. Escuelas y corrientes.
Las seis escuelas más importantes enunciadas en la introducción,
que apoyan a la hermenéutica para llevar a cabo sus procesos de
interpretación y comprensión, provienen en su mayoría de la era Moderna
(s. XIX en adelante) y son:
Ciencias del espíritu de Wilhelm Dilthey.
Sociología comprensiva de Max Weber.
Formación de conceptos y teoría de las ciencias sociales de Alfred
Schütz.
Lenguaje como medio de experiencia hermenéutica de Hans-
Georg Gadamer.
Filosofía del lenguaje de Ludwig Wittgenstein.
Intencionalidad y explicación teleológica de Henrik von Wright.
No hay que olvidar que dichas escuelas y corrientes surgieron
como reacción opuesta al predominio del positivismo, de ahí que no
adopten una estructura con los pasos típicos de los métodos positivistas.
Por lo que a continuación se resume de cada una su origen, objeto de
estudio, características y procedimientos.
El lenguaje como medio de experiencia hermenéutica de H. G.
Gadamer
a) Origen.
Fue en el siglo XIX dice Gadamer (1993; p. 19), que la
hermenéutica experimentó, como disciplina auxiliar de la teología y la
filosofía, un desarrollo impresionante que la convirtió en el fundamento de
las ciencias del espíritu y la elevó por encima de los enfoques
pragmáticos centrados en la interpretación literal de los textos aplicados
durante el Renacimiento (s. XV-XVII) y la Ilustración (s. XVII-XVIII) al
asignarle la exégesis. Fue hasta la era contemporánea cuando la
hermenéutica recuperó su enfoque filosófico de comprensión del "sentido
interno" de los textos (necesitados ya de una correcta interpretación),
además de todos los objetos de estudio hermenéutico como el arte, la
ciencia, la religión, la filosofía, etc.
Según Ferraris (2002; pp 27-28), Gadamer pudo llevar a cabo en
Verdad y método una rehabilitación con gran estilo de la tradición
humanista. La hipótesis de donde partió fue que el humanismo constituía
en general el momento de la revitalización sustancial de la cultura y de la
paideia clásica y, a través de esto, el antecedente necesario para el
desarrollo de las ciencias del espíritu. El entusiasmo con que los
humanistas se dedicaron a la lengua griega y proclamaron la necesidad
de la erudición fue mucho más que la pasión por lo antiguo. Fue el
despertar de las lenguas clásicas lo que llevó consigo a una nueva
valoración de la retórica, que tenía enemigos entre los escolásticos sólo
por defender un ideal de sabiduría humana que estos no supieron
exponer.
b) Objeto de estudio.
Ya hemos mencionado antes que el objeto de estudio de la
experiencia hermenéutica es la comprensión "del otro" a través del
lenguaje. A estos se refiere Gadamer cuando dice que la experiencia de
sentido se lleva a cabo mediante un proceso completamente lingüístico;
no en vano la verdadera problemática de la comprensión y el intento de
dominarla pertenecen tradicionalmente al ámbito de la gramática y de la
retórica proveniente del humanismo. El lenguaje es el medio en que se
realiza el acuerdo de los interlocutores y el consenso sobre la cosa
(Gadamer, 1993; pp. 461-4 62).
La conversación es un proceso por medio del cual se busca llegar
a un acuerdo. Toda verdadera conversación requiere atender realmente al
interlocutor y dejar valer sus puntos de vista y ponerse en su lugar, no en
el sentido de ocupar su lugar, sino de entender lo que expresa.
Conversar, escuchar a otro y comprender lo que expresa son los objetos
principales de esta escuela, proceso que se da en un ambiente de
lenguaje. Para Gadamer (1993; p.467), ya no cabe pensar como si los
conceptos de la interpretación acudiesen atraídos según las necesidades
de un reservorio lingüístico en el que se encontrarían ya dispuestos en el
caso de que la comprensión no fuera inmediata. Por el contrario, el
lenguaje es el medio universal en el que se realiza la comprensión misma,
y la forma de realización de la comprensión es la interpretación.
c) Características.
Debido a la dimensión práctica en que fue concebida, la
hermenéutica recibió su tradicional prestigio como arte de la interpretación
y comprensión más no como teoría filosófica o de contemplación. Por esta
visión, Kerényi (1963) escribió que su procedencia del mito de Hermes fue
la causa de su reducción, ya que se trató de una reconstrucción a
posteriori, pues el término hermeneia estaba en la base de las palabras
derivadas de la raíz (hermeneus, hermeneutes, hermeneutike), que son
idénticas. Ferraris (2002; p. 12) (5), agrega que la palabra latina sermo no
tiene ninguna relación lingüística o semántica salvo su sonido semejante
con Hermes el dios griego. De aquí que la hermenéutica debiera más bien
equipararse con los vocablos elocutio, verständlich machen y exeghesis,
que significan pronunciar y que es la función de la lengua que está en la
significación primitiva del término hermenéutica.
El sentido original de la palabra hermeneia, señala Kerényi; fue la
eficacia de la expresión lingüística, que hoy es considerada la esencia de
la hermenéutica; por tal motivo, Heidegger y Gadamer recuperaron la idea
de la lengua del humanismo y del romanticismo, que situaron a la
experiencia hermenéutica en el universo del lenguaje y del logos como
verbum y como sermo, confirmado esto por el uso común del concepto de
interpretación, referido en expresiones tales como "ser intérprete" o
"hacerse intérprete de un sentimiento" (Ebeling, 1959).
d) Procedimientos.
· La comprensión hermenéutica de esta escuela alude a una
mezcla de procesos internos y externos. Por un lado, se comprende a
través de un lenguaje, pero, por el otro, los interlocutores conocen ambos
el sentido oculto de sus mensajes.
· Se conversa o se escucha a un interlocutor y a través de su
mensaje el otro capta lo que quiere decir.
· La relación conversación-comprensión no es mecánica, sino que
requiere de un traductor, el cual puede ser el propio sujeto si conoce la
lengua y los códigos del hablante.
· No obstante, el lenguaje es el medio fundamental de la
comprensión.
· El lenguaje como medio de comunicación y comprensión fue
rescatado del humanismo, y vino a restituir a la hermenéutica la
posibilidad de comprender de forma libre (porque la conversación no tiene
límites) y a la vez metódica (porque los hablantes requieren del dominio
del lenguaje del otro y de sus códigos culturales y sociales en que se
expresa).
· Una relación comunicativa, mediante la experiencia del lenguaje,
puede arribar a una interpretación de los códigos culturales del hablante
y/o a una total compresión del espíritu que ánima al hablante, si se vive
en su atmósfera cultural y social.
· La eficacia del lenguaje, es decir la comprensión del sentido del
mensaje emitido por el otro, será la clave de la experiencia lingüística.
· Los mensajes transmitidos a través de una comunicación
lingüística podrán ser de carácter filosófico o práctico; la clave del éxito
está en la eficacia del lenguaje utilizado.
· La interpretación y comprensión hermenéutica a través del
lenguaje podrá comunicar palabras, sentimientos, acciones sociales o
cualquier tipo de mensajes; basta con que sean comprensibles para el
interlocutor.
5. Técnicas principales.
A continuación se describen las técnicas principales (llamadas aquí
métodos), los cuales se mencionan en el apartado de la problematización
y que son presentados aquí en dos grupos: a) Método Histórico-Filológico
o Retórico y b) Método Histórico Alegórico o Simbólico, aludiendo a sus
características, usos y finalidades:
Método Histórico-Filológico o Retórico.
Este método de compresión hermenéutica tuvo a su mejor
exponente al célebre filólogo Aristarco de Samotracia (217-143 a. C.),
quinto bibliotecario del Museo de Alejandría, quien durante la revisión y
corrección de los poemas homéricos, llegó al principio básico de este
método, consistente en encontrar que en la lectura del corpus general de
los escritos de un autor, es donde se resuelven las dificultades de su
interpretación, precisamente por la claridad que deja en el intérprete la
lectura completa de sus textos. Algunas características principales de este
método, son las siguientes:
· Surgió como sistema filológico orientado a estudiar las leyes
etimológicas, gramaticales, históricas y lexicológicas de las lenguas. Este
papel lo asumió la Biblioteca de Alejandría, el gran acervo bibliográfico de
Egipto, sobre todo durante la revisión y corrección de la cultura helénica.
La necesidad de recoger y corregir los manuscritos para verificar con la
mayor certeza posible su versión original, excluyendo interpolaciones o
corrupciones en la interpretación, llevó al florecimiento de este método el
cual conlleva una interpretación lineal o literal de los textos.
Método Histórico-Alegórico o Simbólico.
Surgió en Pérgamo, hacia el año 525 a. C. y se relaciona con los
Sofistas y después con los Estoicos. Se característica principal es la
adopción de una interpretación de acuerdo a la mentalidad y contexto
histórico del lector o intérprete, a través de alegorías o metáforas de los
textos y contextos.
· Lo originaron los Sofistas y después lo recuperaron los Estoicos.
· Se basa en una interpretación simbólica, mediante alegorías o metáforas
hechas por el lector o intérprete.
· Su procedimiento consiste en adaptar a la mentalidad y el contexto
histórico del intérprete y mediante alegorías o metáforas, los textos de
interpretación.
Ambos métodos se vincularon a un problema de historicidad, es
decir, a una interpretación de tipo gramatical, que apuntó a lo que en
algún tiempo pretendía decirse, conservarse o sustituirse mediante una
expresión verbal devenida históricamente en un nuevo signo. Más como
dijo Dilthey (1900; p. 10), por nuestros prejuicios modernos llegamos a
considerar como más adecuado y racional el Método Histórico-
Gramatical, por cuanto no era alegórico, momento que la hermenéutica
empezó a padecer el embate del positivismo.
Conclusiones.
1º. El origen de la hermenéutica se sitúa en la mitología de la Grecia
antigua, donde Hermes fue designado por los dioses para llevar y traer
mensajes, consejos o amonestaciones a los hombres. Sin embargo, la
primera función consistió sólo en transmitir mensajes, sin mediar en su
interpretación.
2º. Los procesos de la interpretación hermenéutica se denominan bajo
dos grupos: a) Método Histórico-Filológico o Retórico, caracterizado por la
interpretación literaria de los textos, sobre todo los bíblicos, bajo un
enfoque dogmático o de interpretación literal, fenómeno que se observó
sobre todo, durante la era Patrística y el Método Histórico-Alegórico o
Simbólico, caracterizado por adaptar la lectura e interpretación de los
textos a la mentalidad y época de los lectores o intérpretes, fenómeno que
se observó sobre todo era Escolástica, a partir de la interpretación de los
simbolismos ocultos en el Nuevo Testamento, todo ello mediante
alegorías o metáforas.
3º. Fue en la era Patrística o Hebrea (siglos I. a V d. C.) y la era Griega
Clásica o Helenística (s. V a I a. C.), cuando surgieron, se delimitaron y
perfeccionaron los métodos de interpretación hermenéutica.
4º. Con el surgimiento del Cristianismo (incluyendo el movimiento de
Reforma y la difusión de la Biblia como texto de la Iglesia Romana) a
inicios de la era moderna, cuando se presentó una ruptura del Método
Histórico-Filológico, resurgiendo el Método Histórico Alegórico, como
técnica, arte, método y filosofía de interpretación y comprensión humanos.
5º. Ambos métodos se vincularon con al problema de la historicidad,
donde la interpretación gramatical apuntó a lo que en algún tiempo
pretendió decirse y quiso conservarse o sustituirse, a través de una
expresión verbal devenida históricamente en un nuevo signo.
6º. Todavía no existe un consenso para considerar a la hermenéutica una
técnica, un método, un arte o una filosofía, ya que se considera todo a la
vez, más sus interpretaciones no son ambiguas.
7º. Hay que recordar también que para algunos autores la hermenéutica
nació de la mitología griega sólo como un ejercicio informativo y
comunicativo, sin que el conductor de los mensajes conociera el sentido y
significado de los mismos.
8º. La hermenéutica tiene como finalidad principal interpretar y
comprender textos y contextos. Dicha interpretación y comprensión son
conceptos derivados del Verstehen, que nació en oposición al Erklären o
descripción, términos acuñados por el filósofo alemán de finales del siglo
XIX y principios del XX J. G. Droysen.
9º. Fue durante el predomino de los métodos positivistas que se impuso el
Método Histórico-Gramatical, por cuanto no era alegórico, momento en
que la hermenéutica empezó a padecer los embates del positivismo.
10º Debido al predominio de los métodos positivistas que dejaban fuera
toda interpretación de lo sensible e interno de los individuos, la
hermenéutica resurgió hacia el siglo XIX, como parte de un movimiento de
rechazo al predominio de los cánones y hegemonías ideológicas y de
apertura de una nueva dialogicidad.
11º El planteamiento que hizo la hermenéutica al positivismo, fue captar y
comprender los "aspectos internos del ser humano", que Droysen definió
como manifestaciones sensibles de la "interioridad de los sujetos", cuyas
manifestaciones expresan la interioridad y las expresiones sensibles del
ser humano. No captarlas, equivaldría a no comprenderlas, de ahí la
importante tarea que cubre la hermenéutica.
12º. La Fenomenología, la Compresión Sociológica, la Filosofía Crítica,
campos del espíritu y de las ciencias humanas, han restituido
enormemente el estatus actual de la interpretación hermenéutica.
13º. La aplicación de la comprensión hermenéutica en los procesos
educativos, todavía está en ciernes en nuestro país, dado que la
investigación educativa de los distintos enfoques y escuelas
hermenéuticas, aún no se ha esforzado lo suficiente para investigar,
aplicar y difundir esta disciplina en el campo de la praxis educativa, en la
formación y actualización de profesores, en la tareas de vinculación con
los padres de familia y por supuesto, en la facilitación de los aprendizajes
de los alumnos y la adquisición de actitudes de comprensión "del otro".
14º. Dado que la aplicación de los programas educativos y la explicación
de los contenidos curriculares es lo que más frecuente en la práctica
educativa y que los resultados del aprendizaje de los alumnos no son tan
alentadores, la hermenéutica es una alternativa metodológica no
explotada en la educación, por lo que debería ensayarse sobre todo a
través de los enfoques mediacionales que promueve la nueva escuela,
ejercicio que podría acelerar los procesos cognitivos y metacognitivos de
profesores y alumnos.
15º. La comprensión de saberes y valores, así como la posibilidad de
transferirlos a situaciones prácticas (resolución de problemas, expresión
oral y escrita, construcción de esquemas, de mapas conceptuales y
mentales y incrementar los procesos cognitivos y metacognitivos de los
alumnos, lo que posibilitaría la generación de nuevos conocimientos y
competencias altamente demandadas por la sociedad del conocimiento y
la globalización. Por ello, si un profesor transmite a sus alumnos
conceptos y contenidos de una asignatura, enajena en parte la capacidad
natural de aprendizaje del alumno, por los métodos de enseñanza que
utiliza, de ahí que se haga necesaria una mediación profesor-alumno,
para lograr lo más pronto posible la comprensión hermenéutica de sentido
y la transferencia de saberes a hechos prácticos.