herman hesse la coversion de casanova

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  • 8/6/2019 Herman Hesse La Coversion de Casanova

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    Herman Hesse

    La Conversin de CasanovaParcamente, hablando de s mismo, Herman Hesse escribi: "Nio an, estaba yo

    llamado al sacerdocio; pero muy pronto abandon la carrera de telogo que habanseguido mi padre y mi abuelo y fui durante varios aos librero y vendedor de antigedades.Despus del xito de mi primera novela Peter Camenzid (1904), no he tenido ninguna otraprofesin que las letras. Mis distracciones son la jardinera y la pintura a Ia acuarela".

    Es probable que, para l, su vida exterior se redujera a esas pocas circunstancias. Peropara quien haya ledo sus libros Narciso y Golmundo, Demian, Siddharta, EI Lobo Estepario,El Juego de Abalorios, el retrato ser otro. Pocos escritores se pintaron a s mismos en susescritos como Hesse. Una editorial argentina public el ao pasado la traduccin de sesentay cinco fragmentos inditos, de diversa ndole, pero todos autobiogrficos. Constituan unsegundo volumen, y tal vez, no sea el ltimo, ya que la materia indita, en este prolficoescritor, sigue apareciendo. Es el caso de estos cuentos que Ediciones Libreras Faustodar a conocer por primera vez en castellano no se incluyen en ninguna antologapublicada en ningn idioma hasta el momento, en versin de Mara Gregor.

    Hesse naci en Calw (Wrttemberg, antiguo Estado de Alemania) el 2 de julio de 1877.Vivi en Suiza desde 1912, obtuvo la nacionalidad de ese pas en 1925 y muri enMontagnola el 9 de agosto de 1962. Desde 1946 era Premio Nobel de Literatura.

    Para este protestante austero, alimentado en su juventud con lecturas de Schopenhauery Nietzsche, contaba sobre todo la fortaleza individual proveniente de una verdad interior.

    Hacia los ltimos aos de su vida le escribi a Andr Gide: "Los individuos de nuestracasta parecen haberse hecho raros y empiezan a sentirse solitarios. Por esta razn es unasuerte y un consuelo saber en usted a un amante y defensor de la libertad, de Iapersonalidad, de la tenacidad y de la responsabilidad individual". Puede decirse, en estesentido, que casi no le interesaban los problemas sociales, y slo el individuo tenaimportancia para l.

    Segn Marcel Brion para dar un ejemplo de esta actitud , Hesse propona es ElJuego de Abalorios a las almas inquietas por el peligroso progreso del materialismo y por la

    asfixiante tirana de la fuerza y del nmero, una "sociedad de contingencias de la poltica, losvalores inmortales del arte y del pensamiento.

    l, sin duda, perteneci a esos elegidos.

    La Conversin de Casanova y otros cuentos tal es el ttulo del volumen de prximaaparicin es, por las piezas que lo componen, obra de la juventud de Hesse. El clebrepersonaje, sin embargo, parece retratado por un consumido creador. El relato fue escrito en1906. Dada su extensin, anticipamos solamente la primera parte, donde se presenta yplantea la narracin, pero que conserva un sentido unitario.

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    LA CONVERSION DE CASANOVA

    En Stuttgart, hacia donde lo atrajo la fama mundial de la lujuriosa corte de CarlosEugenio, no le fue bien a Giacomo Casanova, el caballero de fortuna. Ciertamente, como entoda ciudad del orbe volvi a encontrarse enseguida con una cantidad de viejos conocidos,entre ellos la veneciana Gardella, por entonces favorita del duque; y pas algunos dasalegre y despreocupado en compaa de bailarines y bailarinas, msicos y actrices de suamistad. Asimismo pareca que tena asegurada una buena acogida en casa del embajadoraustraco, en la corte y aun en lo del propio duque. Pero apenas entrado en calor, eltarambana sali una noche de francachela en compaa de algunos oficiales. Seintercambiaron apuestas y corri vino de Hungra y el final de la diversin fue que Casanovaperdi en el juego marcos por un equivalente a cuatro mil luises de oro, sus costosos relojesy sortijas y tuvo que hacerse llevar en coche a su casa en deplorable estado de nimo. A

    todo esto se agreg un desgraciado proceso. Las cosas haban llegada tan lejos para eltemerario que amn de la prdida de sus bienes tambin se vio en peligro de serincorporado al regimiento del duque en calidad de soldado forzoso. Por supuesto, no le faltotiempo para poner los pies en polvorosa. l, a quien haba convertido en una celebridad suhuida de las cmaras de plomo venecianas, tambin pudo escapar de la captura quepesaba sobre l en Stuttgart y hasta le fue posible salvar su bal con el que pudo llegar asalvo a Furstenberg, despus de pasar por Tubingia.

    Sin embargo, aquel individuo gil no causaba la menor impresin de ser un hombregolpeado por el destino. En la posada fue servido como viajero de primera categora a causade su atuendo y de la prestancia de su porte. Luca un reloj de oro adornado con piedraspreciosas, a veces tomaba una pizca de rap de una cajita de oro, a veces de otra de plata,

    vesta ropas extraordinariamente finas, delicadas, calzas de seda y puntillas holandesas. Elvalor de sus prendas, piedras, puntillas y joyas haba sido justipreciado haca poco enStuttgart por un entendido en cien mil francos. No hablaba alemn, pero su francs eraperfecto y sus modales los de un acaudalado, mimado pero bondadoso caballero en viaje deplacer. Era exigente, pero no escatimaba propinas ni se mostraba remiso en el pago de laconsumicin.

    Al cabo de un viaje precipitado haba llegado a aquella localidad de noche. Mientras selavaba y empolvaba le prepararon a su pedido una cena excelente que, acompaada de unabotella de vino del Rin, le ayud a pasar pronto y de manera agradable el resto de aquellajornada. Seguidamente se retir a descansar a hora temprana y durmi maravillosamentehasta la maana. Slo entonces consider llegado el momento de poner en orden susasuntos.

    Despus el desayuno que tom mientras se vesta, hizo sonar la campanilla para pedirtinta, una pluma y papel. Enseguida apareci una bonita muchacha de buenas maneras ydej sobre la mesa las cosas pedidas. Casanova agradeci con cortesa, primeramente enitaliano, luego en francs y comprob de tal modo que la preciosa rubia entenda el segundoidioma,

    Usted no puede ser una mucama dijo en tono serio pero cordial. Sin duda, es lahija del posadero.

    Usted lo ha adivinado, mi seor.

    Verdad? Envidio a vuestro padre, bella seorita. Es un hombre afortunado.

    Por qu lo dice? Porque no me cabe ni la menor duda. Todas las maanas y todas las noches puede

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    besar a la ms hermosa y amable de las hijas.

    !Qu va, distinguido seor! Jams Io hace.

    Entonces comete una injusticia y es de lamentar. Yo, en su lugar, sabra valorarsemejante dicha.

    Pretendis turbarme!Pero nia! Acaso tengo aspecto de Don Juan? Por mis aos podra ser vuestro

    padre.

    Tom su mano y prosigui:

    Estampar en esa frerte un beso de padre debe ser una dicha plena de emocin.

    Deposit en la frente de la nia un tierno beso.

    Permita esto a un hombre que es padre. Adems, debo ponderar su mano.

    Mi mano?

    He besado las manos de princesas que junto a las suyas no mereceran ser exhibidas.!Por mi honor!

    Diciendo esto beso su diestra. Primeramente la bes con suavidad y respeto en eldorso, luego la volvi y la beso en el lugar del pulso y en seguida bes tambin cada uno delos dedos.

    La nia arrebolada por completo se ech a rer y con una genuflexin burlona retrocediy abandon la habitacin.

    Casanova sonri y se sent a la mesa. Tom un pliego de papel y con caligrafa leve yelegante escribi la fecha: "'Frstenberg, 6 de abril de 1760". Luego empez a meditar. Hizola hoja de papel a un lado, extrajo un diminuto cortaplumas de tocador de plata del bolsillode su chaleco de terciopelo y durante un rato estuvo limndose las uas.

    A continuacin escribi a clamo corriente y pocas interrupciones una de sus gilesmisivas. Iba dirigida a aquellos oficiales de Stuttgart, que lo haba puesto en situacindesesperada. Los culpaba de haber echado en su vino de Tokay un brebaje narcotizantepara engaarlo en el juego y hacer que las meretrices lo despojaran de sus objetos de valor.La carta conclua con un audaz desafo. Los esperara en Frstenbeng dentro de Iosprximos tres das y abrigaba la esperanza de poden matarlos a los tres y de este mododuplicar su fama en Europa.

    Hizo tres copias del mismo tenor y las dirigi a Stuttgart a los distintos destinatarios.Estaba en este menester cuando golpearon a la puerta. Era de nuevo la bonita hija delposadero. Pidi disculpas por haberlo importunado, pero haba olvidado traer en su primeravisita el recipiente de arena. Y bien, se Io haba trado y renovaba sus excusas.

    !Qu ocasin tan favorable! exclam el caballero en tanto se pona de pie. Tambinyo olvide algo que quisiera reparar en este momento.

    De veras? Que es?

    Ha sido una afrenta a su belleza. Me siento muy feliz de poder enmendar mi falta.

    Antes de que la nia pudiera apartarse la tomo por el talle y la atrajo hacia s. La jovenchill y opuso resistencia, pero con tan poco nfasis que el experto amante vislumbr suseguro triunfo. Con fina sonrisa beso su boca y ella devolvi el sculo. Se instalo en el silln,la sent en su regazo y le dijo mil palabras tiernas y zalameras, de las que siempre tenadisponibles en tres idiomas diferentes. Unos cuantos besos ms, una chanza amorosa, unarisa ahogada y la rubia consider llegado el momento de emprender la retirada.

    No me delate, queridisima. !Hasta la vista!

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    La joven abandono la estancia y Casanova se puso a silbar una meloda veneciana,orden la mesa y reanud su trabajo. Sell las tres cartas y las llev al posadero para quese las despachara por el correo rpido. Al mismo tiempo ech una mirada a la cocina, dondependan muchas ollas sobre el fuego. El posadero lo acompa.

    Qu hay de bueno el da de hoy?

    Truchas tiernas, distinguido seor.

    Asadas?

    Asadas, ciertamente.

    Qu aceite usa?

    Nada de aceite, seor Barn. Aqu cocinamos con manteca.

    !Vaya! Dnde tiene la manteca?

    Se la mostraron, la oli y la prob.

    Procure tener manteca fresca todos los das, en tanto dure mi permanencia en su

    posada. Por supuesto con cargo a mi cuenta. Descuide.

    Seor posadero, tiene usted perla por hija, sana, bonita y juiciosa. Yo soy padretambin y tal circunstancia aguza el ojo.

    Tengo dos, seor Barn.

    Cmo, dos hijas? Y ambas crecidas?

    Por cierto. Quien lo sirvi es la mayor. La otra atender su mesa.

    Sin duda no har menos honor a su educacin que la mayor. Nada valoro tanto en lasjovencitas como la modestia y la inocencia. Slo quien tiene familia puede saber cuanto dice

    esto y con cuanto esmero debe ser protegida la juventud.EI viajero dedic las horas previas al almuerzo a su arreglo personal. Se rasuro por sus

    propios medios pues su sirviente no lo haba podido acompaar en su precipitada fuga deStultgart. Se empolvo se mudo de chaqueta. Y cambi las pantuflas por zapatos de fino ysuave cuero, cuya hebilla reproduca la forma de un lirio y provena de Pars. Como faltabaaun la hora del almuerzo extrajo de una carpeta un cuadernillo manuscrito a cuyo estudio sededic, lpiz en mano. Se trataba de tablas de nmeros y clculos de probabilidades. EnPars, Casanova haba ayudado a sanear las finanzas harto desquiciadas del rey mediantela inauguracin de una agencia de lotera, y con ello gan para si una fortuna, Uno de suscien planes futuros era perfeccionar su sistema e introducirlo en las residencias necesitadasde fondos, como por ejemplo en Berln o San Petersburgo. Con presteza y seguridad su

    mirada record las hileras de nmeros, ayudada por su dedo ndice; y ante su visin interiorse balancearon sumas millonarias y multimillonarias.

    Ya en la mesa, las dos hermanas se dividieron su atencin. La comida era excelente yel vino bueno. Adems, entre los comensales Casanova encontr por lo menos uno conquien vala la pena iniciar una conversacin. Era un joven hombre de ingenio, semierudito,vestido de manera mediocre y dueo de un italiano bastante bueno. Afirm que se hallabaen un viaje de estudios por Europa y trabajaba en la refutacin del libro de Voltaire.

    Me enviar su libro cuando est impreso, verdad ? Tendr el honor de retribuirle conuna obra de mos horas de inspiracin.

    Ser un honor para m. Puede adelantarme su ttulo

    Con placer. Se trata de una traduccin al italiano de la Odisea a la cual estoytrabajando desde hace tiempo.

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    Y charl con fluidez y ligereza sobre muchas cosas ingeniosas, sobre la originalidad lamtrica y la poesa de su lengua verncula, sobre la rima y el ritmo, sobre Homero y Ariosto,el divino Ariosto, de quien declam unos diez versos.

    Pero entretanto, encontraba oportunidad para halagar con alguna gentileza a las dosbonitas hermanas y cuando se levant de la mesa se acerc a la ms joven, le dijo unas

    cuantas lisonjas respetuosas y le pregunt si dominaba el arte del peinado. Como lecontest afirmativamente, le solicit que le brindara ese servicio a la maana siguiente.

    !Oh, yo tambin lo hago con igual perfeccin! exclam la mayor.

    De veras? Entonces os turnaris y dirigindose a la menor agreg. La esperodespus del desayuno, de acuerdo?

    Por la tarde escribi unas cuantas cartas ms, otras a la bailarina Binetti en Stuttgart,que lo haba ayudado en su fuga y a quien le rogaba que se ocupara de su sirviente que sehaba quedado rezagado en esa ciudad. Este servidor se llamaba Leduc, pasaba por seespaol y era un inservible de gran fidelidad, y Casanova dependa ms de l de lo quehubiera podido sospecharse dada su frivolidad.

    Otra carta iba dirigida a su banquero holands y una tercera a una de sus amantes,radicada en Londres. Seguidamente se dedic a meditar sobre otros menesteres quereclamaban su atencin. En primer lugar deba esperar la llegada de los tres oficiales, ascomo tambin noticias de su sirviente. El Pensamiento de los inminentes duelos a pistola lotorn grave y taciturno y resolvi volver a revisar su testamento al da siguiente. Si todotambin sala bien, pensaba dirigirse a Viena dando algunos rodeos. Dispona de variasrecomendaciones en esa ciudad.

    Despus de un paseo tom su cena y luego se dedic a la lectura en su habitacin paramantenerse despierto pues a las once esperaba la visita de la hija mayor del posadero.

    Clidas rfagas de viento soplaron en derredor de la casa y trajeron consigo breveschaparrones. Casanova pas los das que siguieron del mismo modo que el primero, con la

    nica variacin de que la hija menor del posadero vena a menudo a brindarle su compaa.As pues, adems de la lectura y la correspondencia, tena bastante que hacer amn degozar del amor y ponerse en guardia contra las constantes escenas de sorpresa y celos delas dos rubias. Pasaba las horas del da y de la noche meditando sabiamente, sin olvidar sutestamento y manteniendo a punto sus hermosas pistolas y sus accesorios.

    Pero loa tres oficiales desafiados no se presentaron. No aparecieron ni escribieron elsegundo ni el tercer da. EI aventurero, en quien la primera oleada de ira haca tiempo habacedido, en el fondo no tena grandes objeciones que hacer a la conducta de aquelloshombres.

    Pero ms lo intranquilizaba la ausencia de Leluc, su sirviente. Decidi esperar un dams. Mientras tanto, las enamoradas nias lo compensaban por sus lecciones en el arteamatorio ensendole algo de alemn a I, el eterno sediento de aprender.

    Al cuarto da la paciencia de Casanova amenazaba con haber llegado a su fin. Peromuy temprano por Ia maana lIeg Leduc montado en jadeante cabalgadura, salpicado delbarro de los caminos empantanados por las lluvias, anuncio de la prxima primavera. Alegrey emocionado, el amo fue a darle la bienvenida y Leluc se apresur a proporcionarle lasnoticias que traa antes de lanzarse sobre el pan, el jamn y el vino.

    Ante todo, seor caballero empez , encargue caballos y tome las providenciasnecesarias para que hoy mismo alcancemos la frontera suiza. Por cierto no vendrn losoficiales a batirse en duelo con usted, pero s con toda certeza que si se queda aqu muypronto ser molestado por espas, perseguidores y asesino a sueldo. El duque mismo

    parece que esta indignado con usted y que le ha negado su proteccin. As pues, dseprisa.

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    Casanova no perdi tiempo en pensar. Tampoco se dej ganar por la agitacin. Ya enotros tiempos el infortunio le haba estado pisando los talones, pero hizo caso a su sirvientey encarg caballos para dirigirse a Schaffhausen.

    No dispona de tiempo para despedidas. Pag su cuenta, regal a la mayor un peine decarey como recuerdo y a la menor le hizo la solemne promesa de regresar a la mayor

    brevedad. Llen su bal y a las tres horas de la llegada de Leluc ambos se encontrabansentados en la diligencia. Hubo agitar de pauelos y voces de despedida. El coche equipadocon rpidos caballos abandon el patio de la posada y empez a correr velozmente por lacarretera mojada.

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