herederos del bosque

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Herederos del bosque En lo bello de un bosque, entre las montañas y lejos de las civilizaciones avanzadas, se encontraba una pequeña población de hombres y mujeres. Vivían de la caza y la agricultura. En aras de preservar su estirpe y mantenerse a salvo de los lobos aceptaron las condiciones del dragón que habitaba el bosque. El dragón había ofrecido dejarlos vivir en el bosque y hacer que los lobos no se acercaran a su poblado a cambio de que una vez al año se le entregara tres niños de no más de tres meses de vida. Por horrible que pareciera la condición del dragón, los hombres aceptaron dicho acuerdo, luego de que el dragón matara a una tercera parte de la población para demostrar su fuerza y lo inútiles que eran sus lanzas ante su impenetrable piel. Los humanos consideraron que la vida de tres era un precio muy bajo por el resto de la población. Así, bajo el resguardo del dragón, los humanos vivían a salvo de las amenazas del bosque. Dentro del bosque, en la manada de los lobos, se vivían situaciones diferentes, pues sufrían las amenazas del dragón; el cual gustaba de asesinar, en cada visita, al menos a un lobo joven. Esto sólo para recordarles que no debían acercarse al territorio de los humanos y, mucho menos, atacarles. Roz fue un gran jefe para la manada, sin embargo, como todos en algún momento de la vida, su momento para dejar la manada había llegado; no de una forma tranquila, como se quisiera para quien ofreció los mejore años de su vida asegurando el bienestar de la manada, sino en medio de una batalla. Roz arriesgó su vida para salvar la vida de uno de los cachorros que era perseguido por el dragón. En su último acto como jefe consideró que el más capaz para sucederlo era su mejor discípulo, Volg, un lobo de mediana edad, inteligente, fuerte y con un gran sentido de responsabilidad, interesado por el bienestar de la manada y al que nombró su sucesor. Volg se sentía más que capaz, para hacerse cargo de la manada; así decidió que como primer acto como líder sería vengar la muerte de su fallecido jefe, a quien respetaba y estimaba como a ningún otro jefe anterior. Los lobos cuestionaron la precipitada decisión del nuevo jefe.

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Un cuento elaborado en una universidad cuyo tema central es la revolución. Este cuento trata de una forma sencilla uno de los problemas básicos de los países en desarrollo.

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Herederos del bosque

En lo bello de un bosque, entre las montañas y lejos de las civilizaciones avanzadas,

se encontraba una pequeña población de hombres y mujeres. Vivían de la caza y la

agricultura. En aras de preservar su estirpe y mantenerse a salvo de los

lobos aceptaron las condiciones del dragón que habitaba el bosque.

El dragón había ofrecido dejarlos vivir en el bosque y hacer que los lobos no

se acercaran a su poblado a cambio de que una vez al año se le entregara

tres niños de no más de tres meses de vida.

Por horrible que pareciera la condición del dragón, los hombres aceptaron

dicho acuerdo, luego de que el dragón matara a una tercera parte de la población

para demostrar su fuerza y lo inútiles que eran sus lanzas ante su impenetrable piel.

Los humanos consideraron que la vida de tres era un precio muy bajo por el resto

de la población. Así, bajo el resguardo del dragón, los humanos vivían a salvo de

las amenazas del bosque.

Dentro del bosque, en la manada de los lobos, se vivían situaciones

diferentes, pues sufrían las amenazas del dragón; el cual gustaba de asesinar, en

cada visita, al menos a un lobo joven. Esto sólo para recordarles que no debían

acercarse al territorio de los humanos y, mucho menos, atacarles.

Roz fue un gran jefe para la manada, sin embargo, como todos en algún

momento de la vida, su momento para dejar la manada había llegado; no de una

forma tranquila, como se quisiera para quien ofreció los mejore años de su vida

asegurando el bienestar de la manada, sino en medio de una batalla. Roz arriesgó

su vida para salvar la vida de uno de los cachorros que era perseguido por el dragón.

En su último acto como jefe consideró que el más capaz para sucederlo era

su mejor discípulo, Volg, un lobo de mediana edad, inteligente, fuerte y con un gran

sentido de responsabilidad, interesado por el bienestar de la manada y al que

nombró su sucesor.

Volg se sentía más que capaz, para hacerse cargo de la manada; así decidió

que como primer acto como líder sería vengar la muerte de su fallecido jefe, a quien

respetaba y estimaba como a ningún otro jefe anterior.

Los lobos cuestionaron la precipitada decisión del nuevo jefe.

-¿Sabes por qué Roz jamás enfrentó al dragón? –replicó uno de los lobos más

viejos- Te diré: porque la piel del dragón es impenetrable, ni las lanzas de los

humanos pueden atravesar su piel. Nos pides un suicidio y, al mismo tiempo,

quieres acabar con las esperanzas de sobrevivencia de esta manada ¿Acaso

olvidas la encomienda principal que Roz te ha encargado? Cuidar y proteger a la

manada a cualquier precio.

- No, no la olvido y sé bien lo fuerte que es la piel del dragón. Pero nosotros ahora

tenemos un conocimiento que no teníamos antes de que el dragón atacara a Roz –

contestó Volg-.

“Hoy gracias a él sé que la piel del dragón no es tan fuerte como creímos, pues, los

colmillos de Roz se clavaron en la pata del dragón. El dragón nos intimida sabiendo

que en nosotros está su debilidad, por eso nos ataca de forma individual. Nunca,

antes, ninguno se había atrevido a enfrentársele hasta ahora. He de decir, que si de

verdad apreciamos un poco el sacrificio de Roz por esta manada, habremos de

aprovechar este conocimiento para librarnos de esta amenaza. “

Los lobos, convencidos por Volg, decidieron ir a los territorios del dragón para

matarle.

Los humanos escucharon un aullido que erizaba la piel y provocaba miedo a

plena luz del día, provenía del interior bosque. La caza había empezado.

No había sido muy larga la excursión de los valientes guerreros de la manada

de los lobos cuando encontraron al dragón en el río.

El dragón también había escuchado el aullido y ante la advertencia decidió

esperar a los lobos. Iba a mantener la calma que había establecido en el bosque;

estaba preparado para el ataque de los lobos, sabía que poseían fuertes y

poderosas mandíbulas, lo suficientemente fuertes como para destruirlo, pero estaba

preparado para esta situación.

La batalla fue breve. El dragón había elegido bien el campo de batalla. Los

lobos no pudieron acercársele mucho, la piel mojada de los lobos los hacía más

lentos y, sin rocas alrededor del río, los lobos no alcanzaban mucha altura para

atacar al dragón. El dragón daba golpes certeros y mortales.

Volg recibió un golpe que lo dejó inconsciente y, cuando despertó, sólo vio

a sus guerreros muertos. Sabía que era su culpa. Su precipitada decisión había

ocasionado la muerte de la mayor parte de la manada. Había fracasado.

Darse por vencido y lamentarse no servía de nada, tenía que pensar en una

nueva estrategia, considerar opciones; enfriar su cabeza y elegir lo mejor para los

cachorros que aguardaban en lo profundo del bosque. Fue entonces cuando a su

mente llego la desquiciada idea de aliarse con los humanos para vencer al dragón,

así Volg se dirigió hacia donde habitaban los humanos ¿Qué podría ofrecer un lobo

a los humanos?

Cuando Volg se acercó al poblado de los humanos y, antes de salir de entre

los árboles, lanzó un ladrido para anunciar su llegada. Los humanos rápidamente

identificaron al intruso y comenzaron a atacar con lanzas y piedras. Volg esperaba

tal bienvenida; esquivó con facilidad las lanzas y avanzó hasta donde se

encontraban las mujeres con los niños. Gruñó delante de sus víctimas y volteó

hacía los cazadores.

-Humanos ridículos.-dijo Volg- No se dan cuenta de lo indefensos que están

ante un lobo. De nada sirve la protección que pagan, hoy con tan sólo asesinar a

este grupo de ustedes los acabaría; sin embargo esa no es mi intención. Hoy vengo

a ofrecerles la libertad. Únanse a mí y peleen contra el dragón, así se liberarán de

ese horrible pacto que tienen con él. Ofrendar niños al dragón, qué horrible. Dicen

que nosotros somos lo animales, pero a nosotros nunca se nos ha venido a la mente

la idea de conservar nuestras vidas a costa de nuestros cachorros; son ellos nuestro

futuro ¿Por qué conservar el invierno ante la llegada de la primavera?

Los humanos sabían bien que era monstruoso lo que hacían; pero no tenían

más por hacer. El dragón ya les había demostrado lo inútiles que eran sus armas

contra él.

-Jamás entenderás el dolor con el que entregamos tal sacrificio-Contestó un

humano-. Haríamos lo que fuera por cambiar las cosas, sin embargo, hasta ustedes

saben lo inútil que pueden ser los esfuerzos para vencer al dragón.

-Bien, lo que fuera es suficiente para mí. Hoy les daré el arma con la cual

podrán vencer al dragón- dijo el lobo.

-¿Por qué confiar en ti? Eres casi tan peligroso como el dragón ¿Cómo saber

que no es una trampa tuya para atacarnos?

-Si quisiera ya estarían muertos-dijo Volg-. Hoy mis compañeros han muerto

en las garras del dragón; y quiero venganza. El arma que te daré es poco efectiva

con nosotros, sin embargo en sus lanzas serán perfectas. No pierdan más el tiempo,

el dragón está cansado y no espera un ataque en este momento.

Los humanos aceptaron. Volg llevó a los humanos al río, donde se

encontraban sus compañeros muertos, y les dio los colmillos de sus compañeros

para sus lanzas.

Bajo las instrucciones del lobo los humanos rodearon al dragón sin que éste

se diera cuenta. Prepararon sus armas, lanzas y sogas con piedras.

Los humanos arrojaron lanzas ordinarias para hacer que el dragón se

levantara. Cuando el dragón se levantó comenzó a reír por lo simple y ridículo que

era el ataque de los humanos. Identificó el lugar de donde venía el ataque, lanzó un

rugido y golpeo a los humanos, comenzaron a correr hacía tierras más altas, otros

humanos se acercaban desde atrás con las lanzas preparadas con los colmillos.

El dragón atacaba a los humanos que huían, pero no se dio cuenta de los

humanos que le seguían. Cuando los humanos se acercaron lo suficiente decidieron

lanzar las sogas con las piedras para atar las garras del dragón, quien alzó pecho

como muestra de superioridad, entonces los humanos atacaron con las lanzas con

colmillos de lobo que se enterraron profundamente en su piel. El dragón se dio

cuenta de que el lobo los había ayudado y, antes de poder liberarse, de entre las

rocas un lobo saltó y mordió el cuello del dragón: era Volg; y en una caída brutal el

dragón perdió el conocimiento.

Habían logrado su objetivo pero a costa de muchos guerreros. Volg comenzó

a cojear, los humanos restantes se apresuraron hacía él. Cuando los humanos

estuvieron cerca, Volg volvió a usar sus poderosas mandíbulas en contra de los

humanos, quienes no lo esperaban.

Volg lanzó un aullido que resonó en todo el bosque y a él acudieron las

hembras con los cachorros. Habían conseguido el bosque.

Volg tsn