hegemonía & contrahegemonía

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República Bolivariana de Venezuela Ministerio del Poder Popular para la Educación Universitaria Hegemonía & Contrahegemo nía

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Hegemonía & Contrahegemonía

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Repblica Bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder Popular para la Educacin Universitaria

Acarigua; Enero de 2015

INDICE

Pg.

INTRODUCCIN

HEGEMONA Y CONTRAHEGEMONIA

CONCLUSIN

REFERENCIAS BIBLIOGRFICAS34

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9

INTRODUCCIN

El trmino hegemona deriva del griego eghesthai, que significa "conducir", "ser gua", "ser jefe", "preceder", "conducir", y del cual deriva "estar al frente", "comandar", "gobernar". Otro concepto y definicin de hegemona por Gramsci: El concepto de hegemona cultural fue desarrollado por el filsofo marxista Antonio Gramsci a fin de explicar cmo una sociedad aparentemente libre y culturalmente diversa es en realidad dominada por una de sus clases sociales: las percepciones; explicaciones; valores y creencias de ese sector llegan a ser vistos como la norma, transformndose en los estndares de validez universal o de referencia en tal sociedad, como lo que beneficia a todos cuando en realidad solo beneficia o beneficia preferencialmente a un sector dado. Cuando hablamos en el mbito educativo nos encontramos con dos tipos de representaciones hegemnicas.Unas, hacen referencia a sus condiciones histrico-social y cultural. Otras, vinculadas a lo educativo con la institucin escolar y los procesos de escolarizacin el concepto de contrahegemona tiene su matriz en el concepto de hegemona desarrollado principalmente por Antonio Gramsci (1891 1937), para quin en las condiciones del estado moderno una clase mantiene su dominio no simplemente mediante una organizacin especial de la fuerza, sino porque es capaz de ir ms all de sus intereses estrechos y corporativos, de ejercer un liderazgo moral e intelectual y de realizar compromisos con una variedad de aliados que se unifiquen en un bloque popular. El concepto contrahegemona da cuenta de los elementos para la construccin de la conciencia poltica autnoma en las diversas clases y sectores populares.HEGEMONA Y CONTRAHEGEMONIALas sociedades latinoamericanas, sobre todo las de mayor desarrollo relativo, ya no son Oriente, en trminos de Gramsci. Se han tornado desde hace mucho sociedades complejas, con importante desarrollo de la sociedad civil. Pero, a la vez, estn cruzadas por la pobreza de buena parte de sus habitantes, cada vez ms por el desempleo crnico, y aun por los salarios pauprrimos de parte de los que tienen trabajo formal. Sus peculiaridades econmicas, polticas, tnicas, culturales, el sitio excntrico, perifrico que ocupan en el sistema capitalista mundial, siguen condicionando los modos de pensar y actuar, las modalidades organizativas, las formas de lucha. Su complejidad no las acerca al Occidente gramsciano, en muchos aspectos.

En los aos 60-70, Amrica Latina atraves la virtual explosin de las nuevas izquierdas, nacidas en buena medida de la reaccin contra izquierdas tradicionales que dormitaban en los repliegues del orden burgus, sin desplegar ninguna estrategia de poder. Las nuevas organizaciones revolucionarias, al calor de la revolucin cubana, solan apostar a modalidades insurreccionales, sin hacer demasiado hincapi en el tipo de sociedades en que habitaban sus tentativas. Se ha dicho que confundan la guerra de movimientos con la guerra de posiciones. La confusin era ms amplia en realidad, ya que ignoraban los componentes consensuales de la dominacin, el conjunto de equilibrios inestables sobre los que se basaban los estados de bienestar perifricos que se haban desarrollado en los pases ms desarrollados de Amrica Latina, los procesos de revolucin pasiva que haban llevado a cabo los regmenes populistas. Imaginaban a los estados nacionales como meras fachadas de los intereses del capital imperialista, a los ejrcitos nacionales como fuerzas de ocupacin internsa, y a las clases subalternas como masas inconformes prontas a ser incendiadas por la chispa de la insurreccin. La derrota se debi a muchos factores, pero uno no desdeable fue esta esquemtica comprensin de las sociedades en que se desenvolvan, que las pensaba mucho ms simples y polarizadas de lo que eran. Pensamos que es una deduccin vlida la de que los revolucionarios latinoamericanos de hoy necesitan construir una praxis de raigambre gramsciana, en cuanto va para captar toda la complejidad de nuestras realidad, la mltiple dimensin de la sociedad de clases, y forma de construir un proyecto revolucionario.Sin embargo, en Amrica Latina, la relativa novedad, a partir de mediados de los 80, de la existencia de democracias parlamentarias con perspectivas de estabilizacin, con un desarrollo institucional y una vigencia de las libertades pblicas suficientes como para no permitir considerarlas una mera fachada del autoritarismo, ceg con su brillo a amplios sectores de la izquierda, obliterando ese balance.La intelectualidad de formacin gramsciana, que haba aportado parte de la mejor reflexin marxista de los 60-70, pas a enrolarse a favor de una renuncia al cuestionamiento de las relaciones sociales de produccin y del poder del estado. El hecho de centrarse en la sociedad civil se interpretaba en trminos de un enfoque exclusivamente poltico-cultural y la disputa en ese terreno era entendida sobre todo como crtica cultural, pero aceptando la democracia representativa como democracia tout court, y abandonando la idea misma de revolucin social. La destruccin de las organizaciones populares y la desarticulacin de la visin del mundo que propiciaban en los 60-70 las dictaduras ms sangrientas de la historia de la regin, la presin ideolgica en el plano mundial desatada por un capitalismo que se reconfiguraba y se reorganizaba en un sentido mucho menos proclive a las concesiones econmicas y polticas a las clases subalternas, impulsaron ese viraje, ese gramscismo que renunciaba a la transformacin radical de la sociedad. Hay una frase de Aric, uno de los gramscianos ms destacados de Amrica Latina, de su ltima poca, que resume todo un programa de accin: La pretensin de mantener unidos democracia y socialismo supone en la prctica poltica la lucha por construir un orden social y poltico en el que la conflictualidad permanente de la sociedad encuentre formas de resolucin que favorezcan su democratizacin sin generar su ingobernabilidad (Aric, 1999: 116).La utopa democrtica suplantaba a la utopa revolucionaria, pero con desconocimiento, para nada gramsciano, de las relaciones de fuerzas en que la democracia representativa se restauraba, y las amplias posibilidades que stas brindaban para contrarrestar cualquier impulso renovador procedente desde abajo que atravesara el nuevo orden poltico, que mal ocultaba un orden social ms desigual y excluyente que nunca antes.Este enfoque transformista de la nueva situacin, se daba en una coyuntura que, con singular velocidad, se revel como nada propicia para apostar a avances sociales por la va de las reformas: se asista a un proceso de concentracin capitalista de vastsimos alcances, que reorganizaba sectores enteros de la economa (y de la sociedad toda), mientras haca desaparecer o reduca a su mnima expresin a otros, todo en direccin favorable a la concentracin y centralizacin del capital.Actualmente la hegemona se consigue a travs del control de los agentes culturales, entre los cuales destacan por su impacto social los medios de comunicacin. Ejemplo de ello es lo que se explica a travs de la teora cultural, siendo de especial inters el de la industria la televisin, radio, dando a entender que la tendencia actual en cuanto a hegemonizacin se refiere y centra en la exposicin de modelos de pensamiento y conducta propios de la sociedad. Por otro lado tambin existen otros agentes socializadores que se estn utilizando desde las entidades de poder como herramientas de hegemonizacin del status.Esta emerge como el nuevo ncleo hegemnico que difunde e impone las modernas formaciones de conciencia, que requiere el funcionamiento del nuevo proceso de produccin y organizacin capitalista en las ciudades. Por consiguiente, en esta poca la dinmica de la sociedad civil localiza su epicentro de accin ideolgica en los aparatos pedaggicos, desde los cuales influye sobre el resto de los aparatos de hegemona que actan en la sociedad.CONCLUSIN

Preguntarse por la vigencia para la realidad latinoamericana de hoy de la problemtica gramsciana de la hegemona, es comenzar por registrar los enormes cambios que esa realidad (y la mundial) han sufrido en estos ltimos aos. Ese proceso de cambio de las ltimas dcadas se ha manifestado como una contraofensiva de las clases dominantes. Parte de su dinmica se extrajo de la voluntad consciente de revertir, por medio de transformaciones estructurales, orgnicas y no con medidas de coyuntura, el ascenso en la movilizacin y las luchas sociales de los aos 60-70, apoyada en una reformulacin econmica, social y poltica del capitalismo a escala mundial, pero ha tenido un efecto paradjico: al destruir las organizaciones de las clases subalternas, descabezar a su direccin, promover el transformismo de sus intelectuales orgnicos, ha minado tambin su propia capacidad (la de las clases dominantes) de ejercer una direccin intelectual y moral, ha disminuido la posibilidad de erigir indispensables bases materiales para esa direccin, y ha desmantelado las herramientas organizacionales (partidos con capacidad de organizacin y movilizacin de masas, sindicatos reformistas y burocratizados) que le permitieran en su momento construir esos equilibrios inestables, esa capacidad para las soluciones de compromiso que Gramsci sita como cimiento de la transformacin de una clase en dirigente. Al derrotar a su adversario de clase, los capitalistas latinoamericanos han disminuido paradjicamente su potencialidad de construccin hegemnica.REFERENCIAS BIBLIOGRFICAS

Adamovsky, Ezequiel, La poltica despus de Seattle. El surgimiento de la nueva resistencia global. En: El Rodaballo, Ao VI, n 11/12. Primavera/verano 2000.

Aric, Jos, Entrevistas, 1974-1991. Crdoba: Universidad Nacional de Crdoba, Centro de Estudios Avanzados, 1999.

Aric, Jos, Marx y Amrica Latina. Bs. As.: Catlogos, 1980.

Baratta, Giorgio, Gramsci tra noi: Hall, Said, Balibar. En: Baratta y Liguori,.

Baratta , G y Liguori, G (eds.) Gramsci da un secolo all altro. Roma: Riuniti, IGS, 1999.

Buttigieg, Joseph, Sulla cateogria gramsciana de subalterno. En: Baratta y Liguori.

Cavarozzi, Marcelo, Autoritarismo y Democracia. Barcelona: Ariel, 1997.

Coutinho, Carlos Nelson, El concepto de sociedad civil en Gramsci y la lucha ideolgica en el Brasil de hoy. En: Kanoussi,.

Cox, R. M. Gramsci y la cuestin de la sociedad civil. En: Kanoussi,.

Hegemona & Contrahegemona

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