¿hasta donde debemos practicar las verdades?

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6 BIENAVENTURADOS BIENAVENTURADOS 7 Jocha Castro Videla tiene 22 años y estudia Ciencia Politica en la USAL JÓVENES I ¿Hasta dónde debemos practicar las verdades? ¿Hasta dónde sabemos? “Y la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros” nos dice Juan en el primer capítulo de su Evangelio. Realmente es una frase muy linda, es un concepto muy agradable, refleja de manera particular una de las claves de este Dios-Amor, de este Padre que decide encarnarse en un niño y nacer en un pesebre, que decide hacerse pan que se parte y reparte para todos, que decide quedarse en cada hermano pequeño, excluido o preso y, de esta manera, habitar entre nosotros. Es que es ese el deseo de Dios, tan simple y complejo al mismo tiempo: ha- bitar con nosotros, con su creación, con sus hijos e hijas. Y en esta clave es que nosotros que- remos vivir nuestra vida de fe, nuestra vida entera, celebrando y siguiendo los pasos del niño-hombre-Dios Jesucristo, partici- pando de la Común-unión en la Misa y practicando la caridad con todos, pero de manera particular con los más vulnerables, como lo hizo Él. Son estos los pasos, en- tre otros, que nos propone y nos enseña la Iglesia para el seguimiento de Cristo. Caminábamos con Burise Durini por el Cabo Polonio, Uruguay, al mediodía, bus- cando donde cargar su celular, ya que son pocas las casas o los locales con electri- cidad en ese lugar. Vimos al costado del camino uno de esos ‘puestitos’ de feria donde los ‘hippies’ ofrecen su arte. Nos llamó la atención la Wiphala (bandera de los pueblos originarios de la región andina) y observamos que, al lado, había un afiche promocionando el recital del “Trovador en Camino” esa misma noche en un barcito. A la izquierda había otro poncho en el piso con decenas de agendas artesanales con frases en las tapas. Mi mirada se posó sobre una en particular, la que titula esta nota. Le pregunté a mi amigo de dónde era esa frase y el joven que estaba sen- tado al costado del camino ofreciendo su arte, aunque en realidad era el arte de la compañera que justo se había levantado, o mejor dicho, era el arte de ambos como pareja, me respondió que esa frase era de Silvio Rodríguez, de una canción que me gusta mucho, “Playa Girón”. Esa noche, gracias a la memoria e ini- ciativa de Santi Antón, fuimos a escuchar a este “Trovador en Camino”, que resultó Atl‡ntida MONTEVIDEO Soca CANELONES Piri‡polis MALDONADO Punta del Este ROCHA La Paloma Cabo Polonio ser el joven que estaba sentado vendien- do las agendas. Con un poco de descon- fianza y otro poco por no querer gastar plata en el bar, nos sentamos en la ‘calle’ (en Cabo Polonio no existen los autos) a escucharlo con nuestros vasos y bebida traídos desde nuestra casa alquilada. Es- cuchamos los primeros temas, algunos de él, otros de Silvio Rodríguez, otros de Serrano, Sabina, etc., y a los pocos minu- tos, con mucha decisión, nos sentamos en una mesa del bar dispuestos a con- sumir algo con tal de escuchar desde un lugar más cómodo a Pablo, el trovador. Para los que no saben, los trovadores eran aquellos personajes de la Edad Me- dia que con su poesía y su música comu- nicaban al pueblo las cosas que iban su- cediendo. Hoy en día, la trova es un estilo musical que sigue esta tradición de utilizar la palabra y la música para comunicar. Este músico nos llamó la atención de una manera particular, no solamente por la riqueza de su música sino también por la fuerza de su mensaje y, mientras más lo escuchábamos, más nos convencíamos de que teníamos que conversar con él. El recital terminó luego de ‘pasar la gorra’ y algún que otro tema más. En- seguida nos acercamos con Santi para invitarle una cerveza a Pablo y a su com- pañera. Charlando, nos contó de su vida, de sus estudios universitarios, de su tra- bajo como docente y de su proyecto para este 2011 de vivir de la música, vivir de su palabra y de su mensaje pasando la go- rra. Había algo especial en la humildad y la sencillez con que Pablo se expresaba y compartía su vida con estos dos extraños que una noche en el medio de Uruguay le invitaban una cerveza y lo escuchaban cual discípulos. Resultó que Pablo era de Merlo, zona oeste de Gran Buenos Aires, con Santi pensamos lo mismo: a este pibe hay que traerlo a la Catedral a dar un tes- timonio. Le comentamos lo que hacíamos en la Catedral con los jóvenes y se engan- chó de una a pesar de no ser católico. Confieso que, después, con Santi nos costó pensar cuál era el tema central del testimonio que iba a dar este trovador en un ambiente tan ajeno a sí como el de la Catedral de San Isidro, pero nos dimos cuenta de que lo que más nos ha- bía ‘cautivado’ de la personalidad de Pa- blo era su libertad, algo difícil de explicar. Los días en Cabo Polonio pasaron y compartimos más momentos, comi- das, charlas y canciones con Pablo y su compañera. Los caminos de Dios son misterio- sos, dicen por ahí, y los caminos a Dios son muy misteriosos también. A lo largo de toda la Palabra, el Señor se manifiesta al Pueblo elegido de maneras muy extra- ñas, muy poco convencionales, una zarza en el medio del desierto, los sueños, una brisa suave en la montaña, etc. Partiendo de este Encuentro del ve- rano, y de muchos otros momentos y En- cuentros a lo largo de mi vida y de la vida de muchos conocidos, pensaba y re-des- cubría el valor de los mismos y de cómo Dios se me había revelado también allí. Sin dejar de lado la Eucaristía y la vida eclesial como centro de la vida del cristia- no, este Dios-con-nosotros que decide ha- bitar entre nosotros nos invita a descubrirlo también allí donde no se manifiesta de ma- nera tan explícita como en el ámbito de la Iglesia, ya sea en unos mates compartidos, en la letra de una canción de un trovador cubano, en un viaje, en un paisaje, etc. La Palabra se hizo carne y quiere habitar entre nosotros, ¡animémonos a descubrirlo! Había algo especial en la humildad y la sencillez con que Pablo se expresaba y compartía su vida con estos dos extraños

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Revista Bienaventurados - Abril 2011

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6 • BIENAVENTURADOS BIENAVENTURADOS • 7

Jocha Castro Videla tiene 22 años y estudia Ciencia Politica en la USAL

JÓVENES I

¿Hasta dóndedebemospracticar las verdades?

¿Hasta dónde sabemos?

“Y la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros” nos dice Juan en

el primer capítulo de su Evangelio.

Realmente es una frase muy linda, es

un concepto muy agradable, refleja de

manera particular una de las claves

de este Dios-Amor, de este Padre que

decide encarnarse en un niño y nacer en

un pesebre, que decide hacerse pan que

se parte y reparte para todos, que decide

quedarse en cada hermano pequeño,

excluido o preso y, de esta manera,

habitar entre nosotros.

Es que es ese el deseo de Dios, tan

simple y complejo al mismo tiempo: ha-

bitar con nosotros, con su creación, con

sus hijos e hijas.

Y en esta clave es que nosotros que-

remos vivir nuestra vida de fe, nuestra vida

entera, celebrando y siguiendo los pasos

del niño-hombre-Dios Jesucristo, partici-

pando de la Común-unión en la Misa y

practicando la caridad con todos, pero de

manera particular con los más vulnerables,

como lo hizo Él. Son estos los pasos, en-

tre otros, que nos propone y nos enseña

la Iglesia para el seguimiento de Cristo.

Caminábamos con Burise Durini por el

Cabo Polonio, Uruguay, al mediodía, bus-

cando donde cargar su celular, ya que son

pocas las casas o los locales con electri-

cidad en ese lugar. Vimos al costado del

camino uno de esos ‘puestitos’ de feria

donde los ‘hippies’ ofrecen su arte. Nos

llamó la atención la Wiphala (bandera de

los pueblos originarios de la región andina)

y observamos que, al lado, había un afiche

promocionando el recital del “Trovador en

Camino” esa misma noche en un barcito.

A la izquierda había otro poncho en el piso

con decenas de agendas artesanales con

frases en las tapas. Mi mirada se posó

sobre una en particular, la que titula esta

nota. Le pregunté a mi amigo de dónde

era esa frase y el joven que estaba sen-

tado al costado del camino ofreciendo su

arte, aunque en realidad era el arte de la

compañera que justo se había levantado,

o mejor dicho, era el arte de ambos como

pareja, me respondió que esa frase era de

Silvio Rodríguez, de una canción que me

gusta mucho, “Playa Girón”.

Esa noche, gracias a la memoria e ini-

ciativa de Santi Antón, fuimos a escuchar

a este “Trovador en Camino”, que resultó

Atl‡ntida

MONTEVIDEO

Soca

CANELONES

Piri‡polis MALDONADO

Punta del Este

ROCHA

La Paloma

Cabo Polonio

ser el joven que estaba sentado vendien-

do las agendas. Con un poco de descon-

fianza y otro poco por no querer gastar

plata en el bar, nos sentamos en la ‘calle’

(en Cabo Polonio no existen los autos) a

escucharlo con nuestros vasos y bebida

traídos desde nuestra casa alquilada. Es-

cuchamos los primeros temas, algunos

de él, otros de Silvio Rodríguez, otros de

Serrano, Sabina, etc., y a los pocos minu-

tos, con mucha decisión, nos sentamos

en una mesa del bar dispuestos a con-

sumir algo con tal de escuchar desde un

lugar más cómodo a Pablo, el trovador.

Para los que no saben, los trovadores

eran aquellos personajes de la Edad Me-

dia que con su poesía y su música comu-

nicaban al pueblo las cosas que iban su-

cediendo. Hoy en día, la trova es un estilo

musical que sigue esta tradición de utilizar

la palabra y la música para comunicar.

Este músico nos llamó la atención de

una manera particular, no solamente por

la riqueza de su música sino también por

la fuerza de su mensaje y, mientras más lo

escuchábamos, más nos convencíamos

de que teníamos que conversar con él.

El recital terminó luego de ‘pasar la

gorra’ y algún que otro tema más. En-

seguida nos acercamos con Santi para

invitarle una cerveza a Pablo y a su com-

pañera. Charlando, nos contó de su vida,

de sus estudios universitarios, de su tra-

bajo como docente y de su proyecto para

este 2011 de vivir de la música, vivir de su

palabra y de su mensaje pasando la go-

rra. Había algo especial en la humildad y

la sencillez con que Pablo se expresaba y

compartía su vida con estos dos extraños

que una noche en el medio de Uruguay

le invitaban una cerveza y lo escuchaban

cual discípulos. Resultó que Pablo era de

Merlo, zona oeste de Gran Buenos Aires,

con Santi pensamos lo mismo: a este pibe

hay que traerlo a la Catedral a dar un tes-

timonio. Le comentamos lo que hacíamos

en la Catedral con los jóvenes y se engan-

chó de una a pesar de no ser católico.

Confieso que, después, con

Santi nos costó pensar cuál era

el tema central del testimonio

que iba a dar este trovador en

un ambiente tan ajeno a sí como

el de la Catedral de San Isidro, pero nos

dimos cuenta de que lo que más nos ha-

bía ‘cautivado’ de la personalidad de Pa-

blo era su libertad, algo difícil de explicar.

Los días en Cabo Polonio pasaron

y compartimos más momentos, comi-

das, charlas y canciones con Pablo y

su compañera.

Los caminos de Dios son misterio-

sos, dicen por ahí, y los caminos a Dios

son muy misteriosos también. A lo largo

de toda la Palabra, el Señor se manifiesta

al Pueblo elegido de maneras muy extra-

ñas, muy poco convencionales, una zarza

en el medio del desierto, los sueños, una

brisa suave en la montaña, etc.

Partiendo de este Encuentro del ve-

rano, y de muchos otros momentos y En-

cuentros a lo largo de mi vida y de la vida

de muchos conocidos, pensaba y re-des-

cubría el valor de los mismos y de cómo

Dios se me había revelado también allí.

Sin dejar de lado la Eucaristía y la vida

eclesial como centro de la vida del cristia-

no, este Dios-con-nosotros que decide ha-

bitar entre nosotros nos invita a descubrirlo

también allí donde no se manifiesta de ma-

nera tan explícita como en el ámbito de la

Iglesia, ya sea en unos mates compartidos,

en la letra de una canción de un trovador

cubano, en un viaje, en un paisaje, etc.

La Palabra se hizo carne y quiere habitar entre nosotros, ¡animémonos a descubrirlo!

“Había algo especial en la humildad y la sencillez con que

Pablo se expresaba y compartía su vida con estos dos extraños”