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Hablemos de Amor Apóstol Sergio G. Enríquez O. Guatemala, 12 de junio del Año De La Revelación www.ebenezer.org.gt 1 Hemos visto que algunos confunden la familia con el matrimonio, pero el matrimonio debe ser la base de la familia, y aunque no estemos casados, nos debe interesar ser ministrados en familia, ya que la familia debería ser la base de la iglesia y ésta la base de la sociedad, pero en un alto porcentaje de la sociedad no es así. Por ello dice el Salmo 127, de la familia, “en vano edifican los edificadores, si Jehová no edifica la casa, en vano vela la guardia, si Jehová no cuida la ciudad”. Eso nos dice que primero se debe edificar la casa para que sea más fácil guardar la ciudad, pero para edificar la casa, debemos convencer con nuestras actitudes y oraciones al Señor de que Él edifique nuestra casa, para después nosotros poder edificar o ministrar nuestra casa, y cuando esto suceda en cada una de nuestras casas, entonces la ciudad va a poder ser resguardada por los guardias del orden, sin embargo, la sociedad civil piensa que teniendo más policías, la ciudad está resguardada, pero no es así. Es de resaltar el hecho de que insistentemente predicamos del arrebatamiento, pero hemos visto que en el pasaje de 1 Tesalonicenses 4, en sus primeros versículos el Apóstol Pablo enseña sobre el trato entre la familia, y en el versículo 17 habla sobre el arrebatamiento, lo cual nos indica que si no hay una buena ministración en la familia, no hay arrebatamiento. También la Biblia dice que antes del día de Jehová grande y temible, vendrá el espíritu de Elías que hará volver el corazón de los padres hacia los hijos y de los hijos hacia los padres, por lo cual si no hay restauración familiar, no hay arrebatamiento. La mayoría de las personas, tal vez un 90%, no conocen adecuadamente lo que es el amor, y lo que creemos sobre él es muy importante. Dios nos hizo con la capacidad de amar y ser amados, por lo cual en la familia debe prevalecer el amor, pero debemos tener un concepto claro de lo que es. Por ejemplo, en el matrimonio posiblemente los cónyuges tienen un concepto diferente de lo que es el amor y por pueden recriminarse el hecho de que no tienen amor el uno por el otro, porque tienen diferente conceptos sobre el tema. El amor es un tema eterno y profundo, pero lo primero que debemos entender, es que el amor es una persona que se llama Dios, pues la Biblia dice que Dios es amor. Es por esto que insistimos en que cuando dos jóvenes se van a casar, lo primero es que los dos sean cristianos, pues si se convirtieron, tienen en su corazón a Cristo y también al Padre, que es el amor; pero si uno de los dos es inconverso, este no tiene el amor, solo el que se convirtió; por lo cual el inconverso va a creer que tiene amor, pero solamente está confundiendo, lo que comúnmente se entiende como hacer el amor, es decir tener sexo; con el verdadero amor; porque el amor es una persona que se llama Dios Todopoderoso. El amor es un también un mandamiento, porque la Biblia dice que el primer mandamiento en importancia, es, “amarás” y después indica el orden: al Señor tu Dios, a ti mismo y después a tu prójimo como a ti mismo, es decir, amarnos a nosotros mismos y después amar al prójimo. Entonces si alguien no comprende este orden, siempre va a estar esperando que su familia lo ame, le muestre cariño, pero él nunca va a querer mostrar su cariño, porque su concepto de amor está mal, pues no está cumpliendo con el orden del mandamiento. Esto se convierte en un serio conflicto cuando una persona dice que dejó de amar a su conyugue, pues amar es un mandamiento y en el altar los conyugues prometieron amor eterno. Ahora bien,

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Hablemos de Amor Apóstol Sergio G. Enríquez O. Guatemala, 12 de junio del Año De La Revelación

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Hemos visto que algunos confunden la familia con el matrimonio, pero el matrimonio debe ser la base de la familia, y aunque no estemos casados, nos debe interesar ser ministrados en familia, ya que la familia debería ser la base de la iglesia y ésta la base de la sociedad, pero en un alto porcentaje de la sociedad no es así. Por ello dice el Salmo 127, de la familia, “en vano edifican los edificadores, si Jehová no edifica la casa, en vano vela la guardia, si Jehová no cuida la ciudad”. Eso nos dice que primero se debe edificar la casa para que sea más fácil guardar la ciudad, pero para edificar la casa, debemos convencer con nuestras actitudes y oraciones al Señor de que Él edifique nuestra casa, para después nosotros poder edificar o ministrar nuestra casa, y cuando esto suceda en cada una de nuestras casas, entonces la ciudad va a poder ser resguardada por los guardias del orden, sin embargo, la sociedad civil piensa que teniendo más policías, la ciudad está resguardada, pero no es así. Es de resaltar el hecho de que insistentemente predicamos del arrebatamiento, pero hemos visto que en el pasaje de 1 Tesalonicenses 4, en sus primeros versículos el Apóstol Pablo enseña sobre el trato entre la familia, y en el versículo 17 habla sobre el arrebatamiento, lo cual nos indica que si no hay una buena ministración en la familia, no hay arrebatamiento. También la Biblia dice que antes del día de Jehová grande y temible, vendrá el espíritu de Elías que hará volver el corazón de los padres hacia los hijos y de los hijos hacia los padres, por lo cual si no hay restauración familiar, no hay arrebatamiento. La mayoría de las personas, tal vez un 90%, no conocen adecuadamente lo que es el amor, y lo que creemos sobre él es muy importante. Dios nos hizo con la capacidad de amar y ser amados, por lo cual en la familia debe prevalecer el amor, pero debemos tener un concepto claro de lo que es. Por ejemplo, en el matrimonio posiblemente los cónyuges tienen un concepto diferente de lo que es el amor y por pueden recriminarse el hecho de que no tienen amor el uno por el otro, porque tienen diferente conceptos sobre el tema. El amor es un tema eterno y profundo, pero lo primero que debemos entender, es que el amor es una persona que se llama Dios, pues la Biblia dice que Dios es amor. Es por esto que insistimos en que cuando dos jóvenes se van a casar, lo primero es que los dos sean cristianos, pues si se convirtieron, tienen en su corazón a Cristo y también al Padre, que es el amor; pero si uno de los dos es inconverso, este no tiene el amor, solo el que se convirtió; por lo cual el inconverso va a creer que tiene amor, pero solamente está confundiendo, lo que comúnmente se entiende como hacer el amor, es decir tener sexo; con el verdadero amor; porque el amor es una persona que se llama Dios Todopoderoso. El amor es un también un mandamiento, porque la Biblia dice que el primer mandamiento en importancia, es, “amarás” y después indica el orden: al Señor tu Dios, a ti mismo y después a tu prójimo como a ti mismo, es decir, amarnos a nosotros mismos y después amar al prójimo. Entonces si alguien no comprende este orden, siempre va a estar esperando que su familia lo ame, le muestre cariño, pero él nunca va a querer mostrar su cariño, porque su concepto de amor está mal, pues no está cumpliendo con el orden del mandamiento. Esto se convierte en un serio conflicto cuando una persona dice que dejó de amar a su conyugue, pues amar es un mandamiento y en el altar los conyugues prometieron amor eterno. Ahora bien,

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en la Biblia se ven algunos casos establecidos para separación, sin embargo, el único que puede dar la pauta para esto es el Espíritu Santo. En el caso de una infidelidad demostrada, no podemos poner una carga sobre el cónyuge y el Espíritu indique que debe haber una separación. El mismo Espíritu en estos casos puede indicar que se perdone al cónyuge como en el caso de Oseas, que el Señor le mandó que perdonara a su esposa aunque sus hijos no eran de él. El amor también es un fruto, el primero de todos los frutos, esto significa que hay que cultivarlo y que nos lo dan en semilla, y en la medida en que lo vamos cuidando, se convertirá en un árbol y se irá perfeccionando. Esto significa que a todos nos entregaron un amor en forma de semilla y que debemos cuidarlo y cultivarlo. La mayoría tenemos un amor imperfecto y por ello debemos saber cuáles son sus enemigos para poder pelear contra ellos. Uno de los enemigos del amor es aumento de la iniquidad, pues la Biblia dice que a causa de la iniquidad el amor de muchos se enfriará. Otro enemigo del amor son los ríos o las muchas aguas, pues Cantares lo dice. El amor también es un sentimiento, en el cual se basa la mayoría de personas para amar, este amor puede bajar; y por ello debe unirse a los otros conceptos de amor para poder crecer y perfeccionarse. Veamos ahora qué otras cosas es el amor: 1 Corintios 13:4-8 LBLA El amor es paciente, es bondadoso; el amor no tiene envidia; el amor no es jactancioso, no es arrogante; 5 no se porta indecorosamente; no busca lo suyo, no se irrita, no toma en cuenta el mal recibido ; 6 no se regocija de la injusticia, sino que se alegra con la verdad; 7 todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. 8 El amor nunca deja de ser; pero si hay dones de profecía, se acabarán; si hay lenguas, cesarán; si hay conocimiento, se acabará. Estos versículos nos indican parámetros sobre lo que es y no es el amor, las cuales nos ayudarán como un cuestionario para que podamos calificar o evaluar nuestro amor, no para evaluar a nuestro cónyuge e hijos, si no para que nos evaluemos. Lo que es el Amor: Lo que no es el Amor: 1) Paciente 1) No tiene envidia 2) Bondadoso 2) No es jactancioso 3) Se alegra de la verdad 3) No es arrogante 4) Todo lo sufre 4) No se porta indecorosamente 5) Todo lo espera 5) No busca lo suyo 6) Todo lo soporta 6) No se irrita 7) Nunca deja de ser 7) No toma en cuenta el mal recibido 8) No se regocija de la injusticia Lo que no es el Amor Veamos ahora lo que el amor no es, lo cual nos ayudará a entender lo que es: No tiene envidia La envidia puede significar anhelar lo que uno tiene y nosotros no, pero en la familia y en el matrimonio no debe existir si hay amor, por ejemplo: el caso de un ascenso laboral. Sin embargo,

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embargo, vemos en muchos matrimonios que hay mucha competencia entre cónyuges y esta se se traslada a los hijos, por ello esta es una de las cosas que deben ser extirpadas del amor en proceso de perfeccionamiento.

En las familias del Señor no debe existir el favoritismo de los padres hacia los hijos, tal como sucedió en el hogar de Isaac, pues dice la Biblia que gustaba de la caza y cocina de su hijo Esaú, un cazador, hombre de campo, pelirrojo, velludo. Jacob era el favorito de su madre, pues le gustaba estar en su casa y era lampiño, pero por naturaleza era íntegro. Isaac posiblemente pensaba que su hijo Jacob era afeminado y su hijo Esaú era macho. Las preferencias de sus padres causaron rivalidad entre los jóvenes; la cual es la madre de la envidia.

El Señor les enseña a orar a sus discípulos cambiando su manera de pensar, pues lo hacían de forma un poco egoísta, inicio de la envidia también. Ya no debían decir: “Dios mío”, como dando a entender que Dios era solamente de ellos, sino que les enseñó cómo debía ser su oración.

Mateo 6:9 LBLA Vosotros, pues, orad de esta manera: "Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre.

Introduce el concepto de eliminar el egoísmo y la envidia y también nos da una identidad, pues nos está dando el permiso de llamarlo Padre, por ello dice “Padre nuestro”.

Mateo 6:11 LBLA "Danos hoy el pan nuestro de cada día.

Erradica el concepto de pertenencia individual de las cosas, tal como lo debemos hacer en nuestra familia.

Mateo 6:12 LBLA "Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros hemos perdonado a nuestros deudores.

Todo se maneja de una forma común, e indica nuestro pan, nuestras deudas, nuestros deudores.

Ahora bien, esto también se aplica en la familia en el caso del perdón y del pecado, pues no se debe individualizar, por ejemplo: en el caso que un hombre abandone su hogar; la mujer pudo haber provocado esto con el hecho de cerrar su alcoba, entonces, aunque en el hombre es evidente la falla, el pecado lo cometieron los dos. En la mayoría de matrimonios los dos tienen parte de culpa en los problemas, solo en el caso del matrimonio del Señor con Israel; Israel fue quien falló.

Mateo 6:13 LBLA "Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal. Porque tuyo es el reino y el poder y la gloria para siempre jamás. Amén."

En toda la oración podemos ver que se introdujo el concepto de comunidad, es decir, que en el caso de las familias, todo es de todos, incluso las fallas y el perdón. Cantares 1:4 PER ¡Ah, llévame contigo, sí, corriendo, a tu alcoba condúceme, rey mío: a celebrar contigo nuestra fiesta y alabar tus amores más que el vino! ¡Con razón de ti se enamoran!

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Esta mujer va creciendo en el transcurso de la historia en el libro de Cantares, pues primero reconoce que el Señor es su rey y después dice que la fiesta es de ambos: celebrar contigo nuestra fiesta. Todos tenemos amor, pero es probable que no haya crecido de igual forma que los demás, por lo cual siempre habrá una fase del amor que debe ser perfeccionada. Por ello debemos preguntarnos si nos gozamos en las mismas cosas, es decir, si la fiesta de nuestro conyugue es la misma que la del otro, o la fiesta de los hijos es la fiesta de los padres.

Ahora bien, en el caso de ponerse de acuerdo en deseos, por ejemplo, si un esposo quiere tener un perrito, pero a la esposa le molesta, lo correcto sería ser condescendientes con la persona a quien la molesta, pues es más fácil tomar control sobre un deseo, que sobre una molestia. En este caso estamos cediendo nuestros deseos para poder demostrar el amor que tenemos a nuestro cónyuge.

Cantares 1:16 LBLA Cuán hermoso eres, amado mío, y tan placentero. Ciertamente nuestro lecho es de exuberante verdor.

En el matrimonio, todas las cosas que estén en casa deben ser de uso común, por lo cual debemos ponernos de acuerdo al momento de utilizarlas; y qué decir del momento de las relaciones sexuales, también debe tenerse el cuidado de la satisfacción de ambos, no solo de uno de los cónyuges.

El punto central de este tema, es que debemos desechar el egoísmo y la envidia dentro del matrimonio y la familia, permitir que se perfeccione el amor en nuestra casa, de tal manera que todo cuanto tengamos sea de los dos, sin egoísmos ni envidias. Debemos desechar todos los malos conceptos del amor en nuestra familia y matrimonio, y cuando esto se derrumben, van a ser un ejemplo para los propios hijos y otras familias.

Este es un llamado para que los esposos amen a sus esposas con todo su corazón, igualmente a las esposas que amen a sus esposos con todo su corazón, hasta la muerte. Nuestro anhelo es que el amor fluya en las familias de nuestras congregaciones para que sea perfeccionado y llegue a las siguientes generaciones.