habermas sistema y mundo de la vida 1992
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VI. INTERLUDIO SEGUNDO
SISTEMA Y MUNDO DE LA VIDA
Sirvindonos como hilo conductor de la teora de la
acc on
de Mead hemos seguido el cambio de paradigma que de la acti-
vidad teleolgica a la accin comunicativa se produce en teora
de la accin, hasta un punto en el que se nos ha vuelto a impo-
ner el tema intersubjetividad y autoconservacin. Pero con el
cambio de paradigma que
se
produce
dentro
de la teora de la
accin, slo se ha tocado uno de los problemas fundamentales
con que nos dej la discusin aportica acerca de la crtica de la
razn instrumental. El otro problema es el de la relacin, an
por aclarar, entre teora de la accin y teora de sistemas, es de-
cir, la cuestin de cmo poner en relacin e integrar entre s
estas dos estrategias conceptuales que discurren en sentidos con-
trarios tras el desmoronamiento de la dialctica idealista. Con la
respuesta provisional que voy a desarrollar en este captulo, tra-
tar de establecer una conexin con la problemtica de la cosifi-
cacin, con la cual nos topamos al considerar la recepcin mar-
xista de las tesis weberianas acerca del proceso de racionalizacin.
La
teora durkheimiana de la divisin del trabajo social ofrece
para ello el punto de engarce adecuado.
Durkheim menciona ciertamente
los
fenmenos de
desmenu
z miento de los procesos de trabajo
1
, pero emplea la expresin
divisin del tr b jo
en el sentido de una diferenciacin estruc-
tural de los sistemas sociales. Desde el punto de vista de la his-
toria de la teora sociolgica la expresin divisin del tr b jo
1
DURKHEIM
1978), l
6
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social
se
explica por
la
circunstancia de que
los
procesos de
diferenciacin sistemtica fueron estudiados por J hn Millar y
Adam Smith, por Marx y por Spencer recurriendo preferente
mente al sistema del trabajo social, es decir, a la diferenciacin
de estamentos profesionales y clases socioeconmicas. Tambin
para Durkheim cobra una significacin ejemplar
la
diferencia
cin funcional de los grupos profesionales. Mas, por otro lado ,
se
inclina a medir la complejidad de una sociedad recurriendo a
indicadores demogrficos, por ms que stos slo resulten con
cluyentes cuando
se
trata de los procesos de diferenciacin que
tienen lugar en las sociedades arcaicas
3
En la dimensin de la divisin social del trabajo Durkheim
introduce la distincin tipolgica entre sociedades diferenciadas
segmentariamente y sociedades diferenciadas funcionalmente;
para ello
se
vale como criterio de la similitud o disimilitud de
las unidades diferenciadas.
El
modelo biolgico del que echa
mano para aclarar esta tipologa explica tambin por qu Durk
heim llama orgnicas a las sociedades funcionalmente diferen
ciadas: Estn constituidas no por una repeticin de segmentos
similares y homogneos, sino por un sistema
de
rganos diferen
tes, cada uno de los cuales tiene un papel especial y est forma
do a su vez por partes diferenciadas. Y as como los elementos
sociales no son de la misma naturaleza, tampoco estn dispues
tos de la .misma manera. No estn ni yuxtapuestos linealmente
como los anillos de un anlido ni embutidos los unos en los otros,
sino coordinados y subordinados los unos a los otros en tomo
a un mismo rgano central que ejerce sobre el resto del organis
mo una accin moderadora. Este rgano no tiene
ya
el mismo
carcter que en el caso precedente, pues si los otros dependen
de l, l, por su parte, depende de ellos. No cabe duda de que,
pese a ello, an sigue teniendo una situacin particular
y
si
se
quiere , privilegiada
4
Durkheim identifica el Estado como rga-
2 La
divisin del trabajo no es peculiar al mundo econmico;
se
puede observar su creciente influencia en las ms apartadas regiones de
la
sociedad. Las funciones polticas, administrativas, judiciales
se
especiali
zan cada vez ms. URKHEIM 1978), 2.
3
La divisin del trabajo vara en razn directa del volumen y
la
densidad de la sociedad; y
si
progresa de forma continua en
el
curso del
desarrollo social,
es
que las sociedades
se
van haciendo regularmente ms
densas y muy generalmente cada vez ms voluminosas .
URKHEIM
1978), 244.
4 URKHEIM 1978),
157
.
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no central; por este lado se sigue moviendo en el mbito de
representaciones viejoeuropeas acerca de las sociedades pol-
ticamente organizadas. Con Spencer y las recientes teoras fun-
cionalistas de la evolucin) comparte, en cambio, la idea de que
la divisin del trabajo no
es
un fenmeno sociocultural, sino que
representa un fenmeno de biologa general, cuyas condicio-
nes hay que buscarlas, segn parece, en las propiedades esencia-
les de la materia organizada
5
Con ello obtiene Durkheim un plano analtico de socialidad
exenta de contenido normativo
6
,
que hay que separar, lo mis
mo del plano en que se mueve el anlisis reconstructivo de la
accin orientada al entendimiento y el anlisis reconstructivo del
mundo de la vida que del plano en que
se
mueve el anlisis
reconstructivo del cambio de forma de la solidaridad social.
Parece como si Durkheim quisiera asegurarse por separado de
los tipos de solidaridad social, de un lado, y de las etapas de
diferenciacin sistmica, de otro, para asignar despus la solida-
ridad mecnica a las sociedades segmentaras y la orgnica a las
sociedades funcionalmente diferenciadas. Y en tal intento podra
quedar en principio abierta la cuestin de si entre el grado de
diferenciacin sistmica y el tipo de interaccin social existe un
nexo causal lineal o si las estructuras de la conciencia y las de
la sociedad remiten internamente las unas a las otras como mo
mentos de un todo. Pero con este planteamiento interfiere una
idea distinta, a saber: la idea de Durkheim de que a las socie-
dades arcaicas les es constitutiva la conciencia colectiva, mientras
que en las sociedades modernas el plexo de vida social se cons-
tituye por divisin del trabajo: La vida social deriva de una
doble fuente: de la similitud de las conciencias y de la divisin
del trabajo social
7
El
trnsito desde una forma de solidaridad
social a la otra significa, segn esto, un cambio en las bases de
la integracin de l sociedad. Mientras que las sociedades primi-
tivas se integran a travs de un consenso normativo bsico en
las sociedades desarrolladas la integracin se cumple a travs
de
la
conexin sistmica de mbitos de accin funcionalmente
especificados.
5
DURKHEIM
1978), 3.
6
Cfr.
LuHMANN,
Introduccin a la versin alemana de
DURKHEIM
1978), Francfort 1977), 17-34.
7 DURKHEIM 1978), 205.
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Esta concepcin Durkheim la encuentra radicalmente enfati
zada en Spencer. Este estima que, como toda vida en general,
la vida social no puede organizarse naturalmente ms que por
una adaptacin inconsciente y espontnea, bajo la presin inme
diata de las necesidades, y no segn un plan meditado de la inte
ligencia reflexiva. No piensa, pues, que las sociedades superiores
pudieran construirse segn un plan solemnemente debatido . [
...
]
La solidaridad social no sera, pues, otra cosa que la coinciden
cia espontnea de intereses individuales, coincidencia de la que
los contratos constituiran la expresin natural.
El
tipo de las
relaciones sociales sera la relacin econmica, exenta de toda
reglamentacin y tal como resulta de la iniciativa enteramente
libre de las partes. En una palabra, la sociedad
no
sera otra
cosa que la relacin creada entre los individuos por l intercam
bio de los productos de su trabajo, y sin que ninguna accin
propiamente social viniera a regular ese intercambio
8
Spencer
explica el carcter unificador de la divisin del trabajo con la
ayuda de un mecanismo sistmico, a saber: del mercado . A tra
vs de ste se establecen relaciones de intercambio en que los
individuos entran segn los clculos egocntricos que realizan de
sus utilidades en el marco del derecho privado burgus.
El
mer
cado es el mecanismo que produce espontneamente la integra
cin de la sociedad, armonizando entre s no orientaciones de
accin por va de reglas morales, sino efectos agregados de las
acciones a travs de nexos funcionales . A la pregunta de Durk
heim de cmo la divisin del trabajo puede ser una ley natural
de la evolucin a la vez que mecanismo generador de una deter
minada forma de solidaridad social
9
Spencer da una respuesta
clara . La divisin del trabajo social regida a travs del mecanis
mo no-normativo que es el mercado encuentra en el vasto siste
ma de contratos privados simplemente su expresin normativa.
Pero al considerar esta respuesta Durkheim se da cuenta de
que l haba entendido su pregunta en sentido
distinto.
En su
discusin con Spencer
se
ve claro que Durkheim no trata de
explicar
la
solidaridad orgnica en trminos de una integracin
sistmica de la sociedad, desligada de las orientaciones valorati
vas de los actores, es decir, en trminos de un mecanismo regu
lativo exento de contenido normativo
del
intercambio de
8 DURKHEIM 1978), 179 s
9 DURKHEIM 1978), 4.
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informaciones que incesantemente
se
produce de un lugar a otro
sobre el estado de la oferta y la demanda
1
Pues en las relacio-
nes de intercambio Durkheim no encuentra nada que se parezca
a la accin reguladora de una
norma. Incluso en las sociedades
funcionalmente diferenciadas ese efecto, piensa Durkheim, slo
puede producirse merced a
la
fuerza integradora que poseen las
reglas morales. Refirindose a la imagen que Spencer proyecta
de una sociedad de mercado integrada de forma exclusivamente
sistmica, Durkheim
se
hace esta pregunta retrica: Pero es
ste el carcter de las sociedades cuya unidad es producto de
la
divisin del trabajo?
Si
as fuera,
se
podra dudar con razn de
su estabilidad. Pues si el inters acerca a los hombres, nunca lo
hace sino
por
unos instantes; no puede anudar entre ellos ms
que un lazo externo. En el acto del intercambio los distintos
agentes permanecen fuera los unos de los otros
y
concluida la
operacin, cada cual
se
reencuentra y
se
recobra por entero a s
mismo. Las conciencias slo
se
ponen en contacto superficial-
mente; ni se compenetran ni
se
adhieren con fuerza las unas a
las otras. Y si se presta atencin al fondo de las cosas,
se
encon-
trar que toda armona de intereses encubre un conflicto latente
o simplemente aplazado. Pues donde slo rige el inters, al no
haber nada que frene los egosmos que
se
enfrentan, cada yo
se
encuentra en pie de guerra frente al otro, y toda tregua en
este eterno antagonismo no podra ser de larga duracin. Pues el
inters es una de las cosas menos constantes que hay en este
mundo
11
Tambin
la
forma orgnica de solidaridad social tiene que
venir asegurada por medio de normas y valores; sigue siendo,
lo mismo que la mecnica, expresin de una conciencia colecti-
va, aunque se trate de una conciencia colectiva transformada en
sus estructuras. Esa conciencia no puede sustituirse por un
me-
canismo sistmico como es el mercado, el cual coordina efectos
agregados de las acciones regidas por el inters particular: Es,
pues, un error oponer la comunidad que
se
origina en
la
comu-
nidad de creencias a la que tiene por base la cooperacin, atri-
buyendo un carcter moral slo a la primera y no viendo en
la
segunda otra cosa que una agrupacin econmica. En realidad
tambin la cooperacin tiene su moralidad intrnseca
12
10
URKHEIM (1978), 196.
11 URKHEIM (1978) , 180.
12
URKHEIM (1978), 208.
165
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Segn esto, tendra que existir una conexin causal entre la
progresiva diferenciacin del sistema social y la formacin de
una moral capaz de servir autnomamente de base a la integra-
cin social. Pero para esta tesis apenas
si se
encuentran eviden-
cias empricas. Las sociedades modernas ofrecen una imagen
bien distinta. La diferenciacin del sistema de economa de mer-
cado, con la complejidad que comporta, destruye formas tradi-
cionales de solidaridad sin generar al propio tiempo orientacio-
nes normativas que pudieran asegurar la forma orgnica de soli-
daridad. Las formas democrticas de formacin de la voluntad
poltica y la moral universalista son, segn el propio diagnstico
de Durkheim, demasiado dbiles para poner coto a los efectos
desintegradores de la divisin del trabajo. Durkheim observa c-
mo las sociedades capitalistas industriales
se
ven arrastradas a
un estado de anoma. Y esta anoma
se
origina, segn l, en esos
mismos procesos de diferenciacin de los que deba surgir, con
la necesidad de una ley natural, una nueva moral. Este dilema
responde en cierto modo a la paradoja weberiana de la raciona-
lizacin social.
Durkheim trata de resolver la paradoja distinguiendo entre
los fenmenos normales de la divisin del trabajo y la divisin
anmica del trabajo. Su ejemplo central de divisin anmica
del trabajo es la hostilidad entre trabajo y capital
13
Pero los
anlisis que Durkheim lleva a cabo en el libro tercero ponen de
manifiesto el crculo vicioso en que
se ve atrapado. Por una
parte, se atiene a la tesis de que las reglas morales que hacen
posible la solidaridad orgnica, en el estado normal, dimanan
por s solas de la divisin del trabajo
14
Pero, por otra, explica
el carcter disfuncional de determinadas formas de divisin del
trabajo por la ausencia de tales regulaciones normativas; lo que
se
echa en falta es la sujecin de los mbitos de accin funcio-
nalmente especificados a normas moralmente vinculantes: En
todos estos casos, si la divisin del trabajo no produce la solida-
ridad es que las relaciones entre los rganos no estn regladas,
es que
se
encuentran en un estado de
nom
15
Durkheim no pudo resolver esta paradoja. Opta por huir ha-
cia adelante
y
como demuestra el prlogo a la segunda edicin
13 uRKHEIM
1978), 345.
14
uRKHEIM
1978), 357.
is
uRKHEIM
1978), 360.
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y las posteriores lecciones sobre tica profesional plantea la
exigencia
de que la estructuracin del moderno sistema de ocu
paciones por profesiones
debera
constituirse en punto de partida
de unas regulaciones normativas justificadas en trminos univer
salistas.
No
es
la respuesta de Durkheim
lo
que resulta instructivo
sino su planteamiento. Hace que volvamos la atencin sobre las
relaciones empricas existentes entre las etapas de la diferencia
cin sistmica y las formas
de
integracin social.
El
anlisis de
esas relaciones slo es posible
si
se
distingue entre los mecanis
mos
de
coordinacin de la accin que armonizan entre s las
orientaciones de accin
de los participantes y aquellos otros
me-
canismos que a travs de un entrelazamiento funcional de las
consecuencias agregadas
de
la accin estabilizan
plexos de c-
cin
no-pretendidos. La integracin de un sistema de accin
es
producida en el primer caso por medio de un consenso asegu
rado normativamente o alcanzado comunicativamente
y en el
segundo mediante una regulacin no-normativa de decisiones
particulares que
se
sita allende la conciencia de los actores.
La
distincin entre una
integracin social,
que se apoya en las pro
pias orientaciones de accin y una
integracin sistmica
de la
sociedad
es
decir una integracin que se cumple asiendo a
travs de o atravesando esas orientaciones de accin nos obliga
a introducir la correspondiente diferenciacin en el concepto
mis-
mo de sociedad. Ya
se
parta con Mead de categoras relativas a
la interaccin social o con Durkheim de categoras relativas a
las representaciones colectivas en ambos casos se est concibien
do la sociedad desde la perspectiva de los sujetos agentes que
participan en ella como
mundo de l vida de un grupo social.
Por el contrario desde la perspectiva de un no-implicado la
so-
ciedad slo puede ser concebida como
un sistema de acciones
en
el
que stas cobran un valor funcional segn sea su contribu
cin
al
mantenimiento de
la
integridad o consistencia
Bestand)
sistmica.
Ahora bien
se
puede poner en relacin el concepto
de
socie
dad como sistema y el concepto de sociedad como mundo
de
la
vida
de
forma parecida a como Mead pone en relacin los
sig-
nificados naturales u objetivos que el bilogo atribuye a las
for-
mas de comportamiento de un organismo
en el marco de referen
cia del entorno propio de la especie y los significados semantizii:
dos de las
acciones
que cumplen funciones similares significados
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que resultan accesibles al propio ctor dentro de su mundo de
la vida. Mead reconstruye como hemos visto la emergencia del
mung9 socio-cultural como_trnsito.. a una etapa de -interaccin
primero mediada por smbolos y despus lingsticamente. En
ese trnsito los significados naturales que derivan de la posicin
que algo ocupa en el complejo de funciones del comportamiento
animal
se
transforman en significados simblicos en significados
de los que intencionalmente pueden disponer los participantes en
la interaccin. Por medio de este proceso de semantizacin el
mbito objetual se transforma de suerte que el modelo etolgico
de un sistema autorregulado segn el cual a todo suceso o esta
do
se le
puede atribuir un significado en virtud de su posicin
funcional es sustituido gradualmente por un modelo estructura
do en trminos de teora de la comunicacin conforme al cual
los actores orientan sus acciones segn sus propias interpretacio
nes de la situacin. Sin embargo esta nocin de mundo de la
vida slo
b st r
a conceptuar las sociedades humanas
si
ese
proceso de semantizacin hubiera consumido tod s las significa
ciones naturales es decir:
si todos
los plexos sistmicos en que
en cada caso est inserta la interaccin hubieran quedado inte
grados en el horizonte del mundo de la vida
y
con ello en el
saber intuitivo de los participantes en la interaccin. Esto es una
hiptesis aventurada pero al fin y al cabo una hiptesis empri
ca que como tal no es lcito decidir afirmativamente de antema
no en el plano analtico mediante una concepcin de la sociedad
planteada puramente en trminos de teora de la accin.
Toda teora de la sociedad que se reduzca a teora de la
comunicacin est sujeta a limitaciones que es menester tener
muy presentes. La concepcin de la sociedad como mundo de la
vida que es
la
que ms obvia resulta desde
la
perspectiva con
ceptual de la accin orientada al entendimiento slo tiene un
alcance limitado para la teora de la sociedad. Por eso voy a pro
poner que entendamos las sociedades simultne mente como sis
tema y como mundo de la vida [1] . Este concepto dual de socie
dad
se
acredita en una teora de la evolucin social que distin
gue entre racionalizacin del mundo de la vida y aumento de
complejidad de los sistemas sociales con la finalidad de captar
debidamente
es
decir de hacer accesible a un anlisis emprico
la conexin que Durkheim tiene a la vista entre formas de inte
gracin social
y etapas de diferenciacin sistmica
[2]
En analo
ga con el concepto lukacsiano de forma de objetividad desarro-
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Har un concepto de forma de entendimiento que nos permitir
recobrar la problemtica de la cosificacin, plantendola ahora
en trminos de teora de la comunicacin. Con este utillaje con
ceptual retomar en las Consideraciones Finales el diagnstico
que
Weber
hace de nuestro tiempo, proponiendo una nueva
formulacin de la paradoja de la racionalizacin.
1. EL CONCEPTO DE
MUNDO
DE LA VIDA Y EL
IDEALISMO
HERMENUTICO DE LA SOCIOLOGA COMPRENSIVA
Voy a
tratar
de desarrollar el concepto de mundo de la vida,
retomando a tal fin el hilo de nuestras consideraciones relativas
a teora de la comunicacin. Mi intencin no es proseguir el
anlisis pragmtico-formal de la accin comunicativa, sino ms
bien construir sobre
lo ya
desarrollado y explorar la cuestin de
cmo el mundo de la vida en tanto que horizonte en que los
agentes comunicativos se mueven ya siempre queda por su
parte delimitado en conjunto
por
el cambio estructural de la
sociedad y cmo se transforma a medida que se produce ese
cambio. El concepto de mundo de la vida lo introduje provisio
nalmente,
y
por cierto, desde la perspectiva de una investigacin
reconstructiva. Constituye un concepto complementario del de
accin comunicativa. Este anlisis del mundo de la vida efectua
do en trminos de pragmtica formal, al igual que el anlisis
fenomenolgico del mundo de la vida que lleva a cabo el ltimo
Husserl
16
,
o el anlisis de la forma de vida que aunque no con
intencin sistemtica) lleva a cabo el ltimo Wittgenstein tiene
16
Sobre
el concepto fenomenolgico de
mundo cfr.
L.
LANDGREBE
Phiinomenologie und Metaphysik Heidelberg,
1949, 10
ss.; lo. Philo-
sophie der Gegenwart
Bonn,
1952, 65
ss.;
A.
GuRWlTSCH,
The Field of
Consciousness Pittsburgh 1964; G. BRANDT Welt /ch und Zeit
La
Haya
1955;
H.
HOHL Lebenswelt und Geschichte Friburgo 1962; W.
PlPPITZ,
Der phiinomenologische Begriff
der
Lebenswelt, Z. f. Phi/os. Forschung
32, 416
ss.;
K.
ULMER Philosophie der modernen Lebenswelt
Tubinga
1972.
7 Sobre este anlisis sociolgicamente
orientado de
formas de
vida
cfr. P.
WINCH 1959);
R.
RHEES Without Answers Nueva York 1969;
D. L. PHILIPPS, H.
O.
MouNCE, Moral Practices
Londres 1970;
H. P1T-
KIN Wittgenstein and fustice Berkeley,
1972;
P. McHuGH et al. n the
Beginning of Social lnquiry
Londres,
1974.
169
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por objeto aprehender estructuras que frente a las acuaciones
histricas de los mundos de
la
vida y de las formas de vida par
ticulares se presentan como invariantes. En este primer paso
se
est suponiendo pues una separacin de forma y contenido . De
modo que mientras nos atengamos a una perspectiva de investi
gacin proyectada en trminos de pragmtica formal podremos
retomar problemas que hasta aqu
se
haban tratado en el marco
de la filosofa trascendental y en este caso concreto enderezar
nuestra atencin hacia las estructuras del mundo de la vida en
general.
En primer lugar
voy a tratar de clarificar cmo
se
relaciona
el
mundo de
la
vida con aquellos tres mundos que en la accin
orientada al entendimiento los sujetos ponen a la base de las de
finiciones comunes que hacen de la situacin [
1]
. En segundo
lugar desarrollaremos el concepto de un mundo de la vida pre
sente como contexto en la accin comunicativa sirvindonos para
ello como hilo conductor de los anlisis fenomenolgicos del
mundo de la vida y pondremos ese concepto en relacin con el
concepto durkheimiano de conciencia colectiva [2] Mas ese
concepto no resulta til sin ms para la investigacin emprica .
Los conceptos de mundo de la vida usuales en sociologa com
prensiva parten de representaciones cotidianas que en principio
slo sirven a
la
exposicin narrativa de acontecimientos histricos
y de situaciones sociales [3] . De este horizonte
se
desliga la in
vestigacin de las funciones que la accin comunicativa desem
pea para el mantenimiento de un mundo de la vida estructural
mente diferenciado. Analizando esas funciones pueden clarifi
carse las condiciones necesarias para una racionalizacin del
mundo de la vida [4] . Pero aqu nos topamos con los lmites de
los planteamientos tericos que identifican sociedad y mundo de
la vida. Por eso propondr concebir la sociedad simultneamente
como sistema y como mundo de la vida
[5]
[
1] Al
analizar en
la
introduccin los presupuestos ontol
gicos de la accin teleolgica de la accin regulada por normas
y de la accin dramatrgica distingu tres distintas relaciones
actor-mundo que
el
sujeto puede entablar con algo en un mun
do:
el
sujeto puede relacionarse con
al go
que tiene lugar o puede
ser producido en
l
mundo objetivo; con algo que es reconocido
como debido en un mundo social compartido por todos los miem
brs de un colectivo; o con algo que los otros actores atribuyen
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al mundo subjetivo del hablante, al que ste tiene un acceso pri
vilegiado. Esas relaciones actor-mundo vuelven a aparecer en los
tipos puros de accin orientada al entendimiento. Analizando los
modos de empleo del lenguaje puede aclararse qu significa que
un
hablante, al ejecutar uno de los actos de habla estndar, en
table un relacin pragmtica
con algo
en
el mundo objetivo como totalidad de las en
tidades sobre las que son posibles enunciados verda
deros); o
con algo
en
el mundo social como totalidad de las rela
ciones interpersonales legtimamente reguladas); o
- con algo en el mundo subjetivo como totalidad de las
propias vivencias a las que cada cual tiene
un
acceso pri
vilegiado y que el hablante puede manifestar verazmente
ante
un
pblico), relacin en la
que
los referentes del
acto de habla aparecen al hablante como algo objetivo,
como algo normativo o como algo subjetivo.
Cuando introduje el concepto de accin comunicativa
8
in
diqu
que
los tipos puros de accin orientada al entendimiento
representan solamente casos lmites. En realidad las manifesta
ciones comunicativas estn insertas
a un mismo tiempo
en diver
sas relaciones con el mundo. La accin comunicativa se basa
en
un
proceso cooperativo de interpretacin en
que
los participan
tes se refieren
simultneamente
a algo
en
el
mundo
objetivo, en
el mundo social y en el mundo subjetivo un cuando en su mani
festacin
slo subrayen
temticamente
uno
de estos tres compo
nentes. Hablantes y oyentes emplean el sistema de referencia que
constituyen los tres mundos como marco de interpretacin dentro
del cual elaboran las definiciones comunes de su situacin de
accin. No hacen referencia sin ms a algo en
un
mundo, sino
que relativizan su manifestacin contando con la posibilidad de
que su validez quede puesta en tela de juicio por otro actor.
Entendimiento Verstiindigung)
significa la obtencin de un
acuerdo
Einigung)
entre los participantes en la comunicacin
acerca de la validez de
un
emisin;
acuerdo Einverstiindnis),
el
reconocimiento intersubjetivo de la pretensin de validez que
el hablante vincula a ella. Aun cuando un manifestacin slo
8
Vase, ms arriba, Interludio Primero.
7
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pertenezca unvocamente a un modo de comunicacin y slo te-
matice con claridad la pretensin de validez correspondiente a
ese modo, los modos comunicativos y sus correspondientes pre-
tensiones d validez forman entre s una urdimbre de remisiones
que no sufre quebranto por esa tematizacin. As, en la accin
comunicativa rige la regla de que un oyente que asiente a la
pretensin de validez que en concreto
se
tematiza, reconoce tam-
bin las otras dos pretensiones de validez que slo se plantean
implcitamente; y si no es as, es menester que explique su di-
sentimiento. Un consenso no puede producirse cuando, por ejem-
plo, un oyente acepta la verdad de una afirmacin pero pone
simultneamente en duda la veracidad del hablante o la adecua-
cin normativa de su emisin; y lo mismo vale para el caso en
que, por ejemplo, un oyente acepta la validez normativa de un
mandato
pero pone en duda la seriedad del deseo que en ese
mandato se expresa o las presuposiciones de existencia anejas
a la accin que se le ordena
y
con ello la ejecutabilidad del
mandato).
Este ejemplo de un mandato que el destinatario considera no
cumplible nos trae a la memoria que los participantes en la in-
teraccin hacen siempre sus emisiones en una situacin, de la
que, en la medida en que acten orientados al entendimiento,
es
menester que tengan una definicin comn. El albail vete-
rano que manda a un colega ms joven, recin contratado , a
buscar cerveza y le pide que se d prisa y est de vuelta en un
p r de minutos, parte de que los implicados, aqu el destinatario
y los que le escuchan, tienen clara la situacin: la proximidad
de la hora del almuerzo
es
el tema; el ir a buscar la bebida, un
fin
relacionado con ese tema; uno de los colegas ms viejos con-
cibe el
plan
de mandar por bebida al nuevo, que, dado su
status difcilmente puede sustraerse a esa exigencia. La jerarqua
informal del grupo de trabajadores ocupados en la obra
es
el
marco normativo en que uno puede exigir a otro que haga algo.
La situacin de accin viene definida por la pausa para el al-
muerzo en lo que toca al tiempo y por la distancia entre la obra
y el puesto de bebidas ms prximo en lo que se refiere al
espacio.
Pero si ocurre que al puesto de bebidas ms prximo
no se puede llegar en un p r de minutos,
es
decir, que el plan
que ha concebido uno de los trabajadores veteranos, a lo menos
dada esa condicin, slo se puede poner en prctica
contando
con un coche u otro vehculo), el interpelado tal vez responda:
172
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Pero
si
yo no tengo coche.
El
trasfondo de una emisin comu
nicativa lo constituyen pues definiciones de la situacin que
han de solaparse suficientemente para cubrir la necesidad actual
de
entendimiento. Si esta comunidad no puede ser presupuesta
los
actores tienen que intentar llegar a una definicin comn de
la situacin recurriendo para ello a medios de accin estratgica
empleados con finalidad comunicativa
o
lo que en la prctica
comunicativa cotidiana slo acontece casi siempre en forma de
faenas de reparacin negociar directamente. Pero aun en los
casos
en
que esto no sea necesario cada nueva emisin constitu
ye un
test
la definicin de la situacin de accin que implcita
mente propone el hablante o queda confirmada o
es
modificada
o queda parcialmente en suspenso o
es
puesta decididamente en
cuestin. Este incesante proceso de definiciones y redefiniciones
implica una atribucin
de
contenidos a los distintos mundos s -
gn
lo
que en cada caso concreto
s repute
perteneciente al mun
do objetivo como componente en cuya interpretacin se coincide
al
mundo subjetivo como componente normativo intersubjetiva
mente reconocido o al mundo subjetivo como componente priva
do
al
que cada cual tiene un acceso privilegiado--. Simultnea
mente
los
actores
se
deslindan frente a esos tres mundos. Con
cada definicin comn de la situacin los actores determinan
cmo discurren los lmites entre la naturaleza externa la sociedad
y la naturaleza interna a la
vez
que renuevan el deslinde entre
ellos mismos como intrpretes por un lado y
el
mundo externo
y el propio interno por otro.
As
por ejemplo
el
colega
ms
veterano cuando oye la
res-
puesta del nuevo
se
da cuenta de que tiene que revisar su
supuesto implcito de que
el
quiosco ms prximo est abierto
los lunes. Cosa distinta
es
la que ocurre
si el
colega interpelado
responde: Yo hoy
no
tengo ganas de cerveza. De la reaccin
de perplejidad de los otros podr colegir que la cerveza para
el
almuerzo
es
una norma que ha de observarse con independencia
de que subjetivamente uno tenga o no tenga ganas de beber
cerveza. Quiz
el
nuevo tampoco entienda
el
contexto normativo
en que el colega ms veterano le da
la
orden y
se
atreva a pre
guntar que entonces a quin
le
toca ir por cerveza al da siguien
te. O no acierte con el tema por proceder de otra regin y desco
nocer
el
ritmo local de trabajo por ejemplo la costumbre de un
segundo desayuno y por eso replique: Y por qu tengo
yo
que interrumpir
hor mi
trabajo? Podemos imaginarnos con-
73
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tinuaciones del dilogo que indican que en cada caso concreto
cada uno de los participantes modifica su definicin inicial de la
situacin y la pone en concordancia con las definiciones que los
otros participantes dan de ella. En los dos primeros casos tiene
lugar una reagrupacin de distintos elementos de la situacin un
cambio de forma: el supuesto de que el quiosco ms prximo
se
encuentra abierto queda rebajado a una opinin subjetiva que
resulta ser falsa; el supuestamente mero deseo de tomar cerve
za en el almuerzo resulta ser una norma de comportamiento
colectivamente reconocida. En los otros dos casos la interpreta
cin de la situacin
es
objeto de una ampliacin en relacin con
elementos del mundo social: va por cerveza quien tiene el status
ms bajo y a las nueve horas aqu se toma un segundo desayuno.
A estas rede/ iniciones
le
subyacen las presuposiciones formales
de comunidad o intersubjetividad Gemeinsamkeitsunterstellun
gen) que son el mundo objetivo
el
mundo social y un mundo
subjetivo propio de cada cual. Con este sistema de referencia
los participantes en la comunicacin suponen que las definicio
nes de la situacin que en cada caso constituyen el trasfondo de
una emisin concreta rigen intersubjetivamente.
Ciertamente que las situaciones no quedan definidas en el
sentido de un deslinde neto. Las situaciones poseen siempre un
horizonte que
se
desplaza con el tema. Una situacin
es
slo un
fragmento que los temas los fines y los planes de accin realzan
y articulan en cada caso dentro de los plexos o urdimbres de
remisiones que constituyen el mundo de
l
vida, y esos plexos
estn dispuestos concntricamente y
se
tornan cada vez ms an
nimos y difusos al aumentar la distancia espacio-temporal y la
distancia social. As por ejemplo en el caso de nuestra pequea
escena de albailes la finca en que
se
est construyendo y que
est situada en una determinada calle; el punto en
el
tiempo
que representa supongamos un determinado lunes poco antes
de la pausa para
el
almuerzo; y el grupo de referencia que re
presentan los colegas que trabajan en ese momento en la obra
constituyen el punto cero de un sistema de referencia espacio
temporal y social de un mundo que los participantes abarcan
en acto. El entorno urbano de la finca la regin el pas el con
tinente etc. constituye por lo que hace al espacio un mundo
accesible en potencia; a lo cual corresponden por el lado del
tiempo el discurrir del da la propia historia personal la poca
etc.
y
por el lado social los grupos de referencia que son la
fa-
174
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milia, la comunidad local, la nac10n, etc., hasta la sociedad
mundial. Alfred Schtz describi una y otra vez con abundantes
ejemplos esta articulacin espacio-temporal y social del mundo
de la vida cotidiana
9
El tema constituido por la inminente pausa para el almuerzo
y el plan de ir por cerveza, en relacin con el cual se aborda
el
tema, delimitan una situacin en el mundo de la vida de los di-
rectamente implicados. Esta situacin de accin se presenta como
un mbito de necesidades actuales de entendimiento y de posibi-
lidades actuales de accin: las expectativas que los colegas vincu
lan a la pausa para el almuerzo, el status de un colega ms joven
recin contratado, la distancia entre la obra y el puesto de bebi
das ms prximo, el tener o el no tener coche, etc., figuran entre
los componentes de la situacin. El que aqu se est construyen
do una vivienda unifamiliar, el que
el
nuevo trabajador, un
extranjero, no tenga seguridad social, el que otro colega tenga
tres hijos y el que la obra est sujeta a las regulaciones que rigen
en los municipios de Baviera son circunstancias que no son rele-
vantes para la situacin dada.
Pero los lmites son fluidos. Esto queda de manifiesto en
cuanto aparece
el
dueo
de
la casa en construccin con una caja
de cervezas para mantener
de
buen humor a los trabajadores;
en cuanto el trabajador extranjero, al aprestarse a ir a buscar
cerveza cae de la escalera; en cuanto surge el tema de la nueva
regulacin del subsidio familiar; o en cuanto aparece el arqui
tecto con un funcionario de urbanismo para inspeccionar el n
mero de plantas de la vivienda. En estos casos el tema se despla
za y con l el horizonte de la situacin,
es
decir: el fragmento
de mundo
e
la
vida relevante para
la
situacin para el que sur
ge una necesidad de entendimiento en relacin con las posibili
dades actualizadas de accin; las situaciones tienen unos lmites
que pueden traspasarse en todo momento; de ah la imagen in-
trducida por Husserl de un horizonte
20
que se desplaza al cam
biar el lugar en que uno se sita, y que cuando uno se mueve
en un paisaje que no
es
llano puede dilatarse o contraerse.
La situacin de accin constituye en cada sazn para los par
ticipantes el centro de su mundo de la vida; esa situacin tiene
9 SCHTZ 1971 a .
20 Cfr. H. KUHN, The Phenomenological Concept of Horizon, en
M F BER
ed.),
Philosophical Essays in Memory of E Husserl
Cambridge
Mass.), 1940, 106 ss.
75
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un horizonte mvil,
ya
que remite a la complejidad del mundo
de la vida. En cierto modo, el mundo de
la
vida
al
que los parti-
cipantes en la interaccin pertenecen est siempre presente; pero
slo a la manera de
o
suministrando el trasfondo de una esce-
na actual. En cuanto tal
plexo de remisiones
queda incluido en
una situacin, en cuanto
se
torna en ingrediente de una situa-
cin, pierde su trivialidad y su solidez incuestionada . Cuando el
hecho de que el colega recin llegado no est asegurado contra
accidentes de trabajo penetra de sbito en el mbito de relevan-
cia de un campo temtico, puede venir explcitamente
al
lengua-
je, y ello en diversos papeles ilocucionarios: un hablante puede
constatar que
p
puede lamentar u ocultar que
p;
puede hacer
el reproche de que
p
etc. En cuanto el asunto se convierte en
ingrediente de una situacin, puede devenir sabido y ser proble-
matizado como hecho, como contenido de una norma, como con-
tenido de una vivencia. Antes de hacerse relevante para una
si-
tuacin, esa misma circunstancia slo est dada en el modo de
una
autoevidencia del mundo de l vida con la que el afectado
est familiarizado intuitivamente sin contar con la posibilidad
de una problematizacin. Ni siquiera
es algo sabido en senti-
do estricto, si el saber se caracteriza por poder ser fundamenta-
do y puesto en cuestin. Slo los limitados fragmentos del mundo
de la vida que caen dentro del horizonte de una situacin cons-
tituyen un contexto de accin orientada al entendimiento que
puede ser tematizada y aparecer bajo la categora de saber Des-
de la perspectiva centrada en la situacin,
el
mundo de la vida
aparece como un depsito de autoevidencias o de convicciones
incuestionadas, de las que los participantes en la comunicacin
hacen uso en los procesos cooperativos de interpretacin. Pero
slo cuando se tornan relevantes p r una situacin puede este
o aquel elemento, pueden determinadas autoevidencias ser movi-
lizadas en forma de un saber sobre el que existe consenso y que
a
l
vez es susceptible de problematizacin
Si ahora abandonamos las categoras de la filosofa de la
conciencia en que Husserl trata la problemtica del mundo de
la vida, podemos representarnos ste como un acervo de patro-
nes de interpretacin transmitidos culturalmente y organizados
lingsticamente. Entonces para explicar qu son esos plexos de
remisiones que vinculan entre s a los elementos de la situacin
y a la situacin con el mundo de la vida, ya no es menester per-
manecer en el marco de una fenomenologa y de una psicologa
76
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de la percepcin Los plexos de remisiones pueden entenderse
ms bien como plexos semnticos que establecen
una
mediacin
entre una emisin comunicativa dada , su contexto inmediato
su horizonte de connotaciones semnticas.
Los plexos de remisio
nes
derivan de las relaciones
gramaticalmente reguladas
que se
dan entre los elementos de un acervo de saber organizado /in
gsticamente.
Si, como es habitual en la tradicin que se remonta a Hum
boldt
22
,
suponemos una conexin interna entre las estructuras
del mundo de la vida
y
las estructuras de la imagen lingstica
del mundo, al lenguaje y a la tradicin cultural les compete en
cierto modo un papel trascendental frente a todo aquello que
puede convertirse en componente de
una
situacin. El lenguaje
y la cultura, ni coinciden con los conceptos formales de mundo,
de que se sirven los participantes en la interaccin para definir
en comn su situacin, ni tampoco aparecen como algo intra
mundano. El lenguaje
y
la cultura son elementos constitutivos
del mundo de la vida mismo. Ni representan uno de los mundos
formales en que los participantes en la comunicacin sitan los
ingredientes de la situacin, ni nos topamos con ellos como algo
en el mundo objetivo, en el mundo social o en el mundo subje
tivo.
Al
realizar o al entender un acto de habla, los participantes
en la comunicacin se estn moviendo tan dentro de su lenguaje ,
que no pueden
poner ante s
como algo intersubjetivo la emi
sin que estn realizando; al modo en que pueden hacer expe
riencia de un suceso como algo objetivo, en que pueden toparse
con una expectativa de comportamiento como algo normativo,
o en que pueden vivir o adscribir un deseo o un sentimiento
como algo subjetivo. El medio del entendimiento permanece en
una
peculiar
semitrascendencia.
Mientras los participantes en la
interaccin mantengan su actitud realizativa, el lenguaje que
actualmente estn utilizando permanece a sus espaldas. Frente
a l los hablantes no pueden adoptar
una posicin extramunda
na Y lo mismo cabe decir de los patrones de interpretacin cul-
21 E.
HUSSERL
, Erfahrung und Urteil
Heidelberg
1948; vase la cr
tica
de
A.
THEUNISSEN
1965) , 406
ss
.
a la ontologa social fenomenol
gica de A. Schtz
y
a los fundamentos de teora de la conciencia en los
que se asienta.
22 L. WEISGERBER ,
Die Muttersprache im
ufbau
unserer Kultur
Dsseldorf 1957; R.
HoBERG Die Lehre vom Sprachlichen Feld
Dssel
dorf
1970;
GIPPER
1972).
177
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tural que en ese lenguaje son transmitidos.
Ya
que desde un
punto de vista semntico el lenguaje guarda una peculiar afini-
dad con la imagen del mundo articulada lingsticamente.
Los
lenguajes naturales conservan los contenidos de tradiciones, que
slo pueden tener existencia en forma simblica y en
la
mayora
de los casos slo en encarnaciones lingsticas. Mas
la
cultura
pone tambin su sello en el lenguaje ; pues
la
capacidad semn-
tica de un lenguaje tiene que ser proporcionada a
la
complejidad
de los contenidos culturales, de los patrones de interpretacin,
evaluacin y expresin que ese lenguaje acumula.
Este acervo de saber provee a
los
participantes en
la
comu-
nicacin de convicciones de fondo aprob/emticas de conviccio-
nes
de
fondo que ellos suponen garantizadas; y
de
esas convic-
ciones de fondo
se forma en cada caso el contexto de los proce-
sos de entendimiento, en
los
que los participantes hacen uso de
definiciones acreditadas de la situacin o negocian definiciones
nuevas.
Los
participantes en la interaccin se encuentran
ya in-
terpretada, en lo que a su contenido
se
refiere, la conexin entre
mundo objetivo, mundo subjetivo y mundo social , con la que en
cada caso
se
enfrentan. Cuando sobrepasan
el
horizonte de una
situacin dada,
no
por eso
se
mueven en el vaco ; vuelven a
encontrarse de inmediato en otro mbito, ahora actualizado, pero
en todo caso
ya
interpretado de lo culturalmente autoevidente.
En la prctica comunicativa cotidiana no hay situaciones abso-
lutamente desconocidas. Incluso las nuevas situaciones emergen
a partir de un mundo de
la
vida que est construido a partir de
un acervo cultural de saber que
ya
nos
es
siempre familiar. Fren-
te a ese mundo los agentes comunicativos no pueden adoptar
una posicin extramundana, al igual que tampoco pueden hacer-
lo
frente
al
lenguaje como medio de los procesos de entendimien-
to
merced a
los
que el mundo de la vida
se
mantiene.
l
hacer
uso de una tradicin cultural, tambin la estn prosiguiendo.
La
categora de mundo de la vida tiene, pues, un status dis-
tinto
que
los
conceptos formales
de
mundo de que habamos
hablado hasta aqu. Estos constituyen, junto con las pretensiones
de
validez susceptibles de crtica, el armazn categorial que sirve
para clasificar en el mundo de la vida,
ya
interpretado en cuanto
a sus contenidos, situaciones problemticas, es
decir, situaciones
necesitadas de acuerdo. Con los conceptos formales de mundo
hablante y oyente pueden cualificar los referentes posibles de sus
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actos de haba de modo que les sea posible referirse a ellos como
a algo objetivo, como a algo normativo o como a algo subjetivo.
l
mundo de la vida, por el contrario, no permite cualificaciones
anlogas; con su ayuda hablante y oyente no pueden referirse a
algo como algo intersubjetiva. Antes bien, los agentes comuni-
cativos
se
mueven siempre
dentro
del horizonte que
es
su mundo
de la vida; de l no pueden salirse. En tanto que intrpretes per-
tenecen, junto con sus actos
de
habla, al mundo de la vida, pero
no pueden establecer una relacin con algo en el mundo de la
vida de la misma manera que pueden establecerla con hechos,
normas o vivencias. Las estructuras del mundo de la vida fijan
las formas de la intersubjetividad del entendimiento posible. A
ellas deben los participantes en la comunicacin su posicin
extramundana frente a lo intramundano sobre que pueden enten-
derse.
l
mundo de la vida es, por as decirlo, el lugar trascen-
dental en que hablante y oyente se salen al encuentro; en que
pueden plantearse recprocamente la pretensin de que sus
emi-
siones concuerdan con el mundo con el mundo objetivo, con el
mundo subjetivo y con el mundo social); y en que pueden criti-
car y exhibir los fundamentos de esas pretensiones de validez,
resolver sus disentimientos y llegar a un acuerdo. En una pala-
bra: respecto al lenguaje y a la cultura los participantes no pue-
den adoptar
n actu
la misma distancia que respecto a la totalidad
de
los
hechos, de las normas o de las vivencias, sobre que
es
posible el entendimiento.
La figura 20 puede ayudar a ilustrar cmo el mundo de
la vida
le es
constitutivo al entendimiento
como tal
mientras
que los conceptos formales de mundo forman un sistema de refe-
rencia para aquello
sobre que
el entendimiento
es
posible: ha-
blante y oyente se entienden desde, y a partir de, el mundo de
la vida que les es comn, sobre algo en el mundo objetivo, en el
mundo social y en el mundo subjetivo.
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