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El «Frankfurt am Main», un buque de apoyo de la clase Berlín, surca casi todos los mares del planeta. 14 REPORTAJE MARINA Hospital en alta mar Contusiones, hematomas o quemaduras graves: los MÉDICOS DE LA MARINA tienen que estar preparados para lo que sea, actuando igual que sus colegas en tierra. Atlántico que al llegar al puerto inglés de Liverpool el paciente ya estaba curado y los demás tripulantes ya habían pasado la fase de incubación. Por eso estábamos seguros de que los demás soldados ya no se contagiarían», recuerda Haber. Su lugar de acción: el buque de apo- yo «Frankfurt am Main», un coloso de acero, concebido como buque de doble casco y el mayor buque de la armada E l paciente presentaba fiebre alta, escalofríos y fuertes dolores de cabeza. Su boca estaba comple- tamente seca. Le dolían los músculos. Además, tenía diarrea y náuseas, mucho más fuertes que en una gripe normal. El médico del barco, el doctor Axel Haber, informó alarmado acerca de su primer caso de sospecha de gripe A (H1N1). La enfermedad se manifestó el año pasado en un soldado de la marina, infectado a bordo de la fragata «Sajonia» tres días después de dejar el puerto canadiense de Halifax. Debido al riesgo de pande- mia mundial, el Dr. Haber y sus cole- gas tomaron medidas de seguridad muy estrictas: el soldado fue aislado y se tra- tó a toda la tripulación con el medica- mento antigripal ‘Tamiflu’. «Afortuna- damente estuvimos tanto tiempo en el

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El «Frankfurt am Main», un buque de apoyo de la clase Berlín, surca casi todos los mares del planeta.

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REpoRtajE Marina

Hospital en alta marContusiones, hematomas o quemaduras graves: los Médicos dE la MaRina tienen que estar preparados

para lo que sea, actuando igual que sus colegas en tierra.

Atlántico que al llegar al puerto inglés de Liverpool el paciente ya estaba curado y los demás tripulantes ya habían pasado la fase de incubación. Por eso estábamos seguros de que los demás soldados ya no se contagiarían», recuerda Haber.

Su lugar de acción: el buque de apo-yo «Frankfurt am Main», un coloso de acero, concebido como buque de doble casco y el mayor buque de la armada

El paciente presentaba fiebre alta, escalofríos y fuertes dolores de cabeza. Su boca estaba comple-

tamente seca. Le dolían los músculos. Además, tenía diarrea y náuseas, mucho más fuertes que en una gripe normal. El médico del barco, el doctor Axel Haber, informó alarmado acerca de su primer caso de sospecha de gripe A (H1N1). La enfermedad se manifestó el año pasado

en un soldado de la marina, infectado a bordo de la fragata «Sajonia» tres días después de dejar el puerto canadiense de Halifax. Debido al riesgo de pande-mia mundial, el Dr. Haber y sus cole-gas tomaron medidas de seguridad muy estrictas: el soldado fue aislado y se tra-tó a toda la tripulación con el medica-mento antigripal ‘Tamiflu’. «Afortuna-damente estuvimos tanto tiempo en el

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15dräger review 1.1 | Junio de 2010

Parece casi un hospital normal bajo cubierta, pero con menos espacio. El Dr. Axel Haber (dcha.) no solo dispone de un quirófano completamente equipado (izq.), sino que también puede consultar a otros médicos especialistas por satélite.

alemana, con sus 174 metros de eslora, 24 metros de manga y 7,4 metros de cala-do. Los dos motores de diesel tienen jun-tos una potencia de 14.500 caballos, fun-cionan con 5,28 megavatios cada uno, como máximo, y aceleran el gigante de veinte mil toneladas a hasta 20 nudos (unos 37 km/h). La función de estos buques (de la clase Berlín) es apoyar a las unidades de la armada en el extran-jero, sobre todo en la logística –con víve-res, piezas de repuesto o combustible–, pero también en el campo médico.

Para este fin, el buque de apoyo lleva consigo un centro de asistencia y soco-rro a la marina, que se compone de una combinación de instalaciones fijas en el barco y diversas unidades de trata-miento y diagnóstico. Este sistema de dos plantas, construido de un total de 26 contenedores especiales (de 20 y 30 pies), se encuentra en la cubierta supe-rior. Hasta tres equipos médicos pueden trabajar en los contenedores pintados de gris. Disponen de dos quirófanos, una unidad de cuidados intensivos, un sis-tema de rayos X, laboratorios e incluso una instalación odontológica. «Si no hay un dentista a bordo, manejo yo mismo el taladro», comenta el médico nativo de Hamburgo y destaca que sus conoci-mientos han de ser más amplios que en las especialidades tradicionales.

Un crucero turístico es otra cosa

Los incidentes van desde contusiones, hematomas y lesiones causadas por las compuertas (en todos los espacios del buque se reduce la presión atmosféri-ca) hasta quemaduras graves, reanima-

ciones o incluso un embarazo ectópico. «Las urgencias a bordo de un buque de la armada son más bien traumatológicas; en otros casos –por ejemplo, a bordo de cruceros– son más bien de tipo internis-ta», cuenta el Dr. Haber. Pero tienen bas-tante en común. Ambos médicos prestan una asistencia integral a sus pacientes, como antaño. En tierra, con las especia-lidades se ha perdido un poco este tipo de cuidado. Aquí, incluso lesiones mínimas se tratan desde que ocurren hasta que estén completamente curadas. La ven-taja a bordo: los pacientes no se pueden escapar, y viceversa. «Puedo observar a mis pacientes todos los días», dice Haber. Y si nota algo extraño, está más rápida-mente con su paciente que cualquier médico de urgencias en su ambulancia. Basta con llamar al puente de mando; las distancias son comparables a las de una planta normal de un hospital.

Médicos especialistas como asesores

Cada buque de la armada alemana tiene su propio médico a bordo. El equipo médico de una fragata consta de hasta cinco personas: un médico, un asistente médico náutico, dos suboficiales sanita-rios y uno de la marina o tropa. En un buque de apoyo se complementa el equi-po con otros ocho soldados, entre ellos dos técnicos de equipos médicos. Por si esto aún fuera poco, tienen la posibili-dad de recibir apoyo de Alemania a tra-vés del Instituto de Medicina Náutica de la Armada, gracias a la telemedici-na. «Tenemos un equipo abordo, con el que podemos enviar informes, radiogra-

fías y ecografías en imágenes o en video de cualquier lugar del mundo a espe-cialistas para consultar diagnósticos», explica Haber.

¿Qué hace en casos de psicosis? Se suelen dar –y una de las pocas razones por la que algún soldado deja el barco– y se manifiestan, por ejemplo, con uno de los camaradas amenazando con tirarse por la borda. La clave del tratamiento es reconocer a tiempo los cambios psíquicos de los soldados. Para los casos más difíciles hay además un cura militar. Pero casi nunca se llega a tales extremos: «Pasadas unas semanas, suelo conocer tan bien a los soldados que sé decir cuánto aguanta cada uno», dice el médico. Una de las razones es que el número de soldados es conside-rablemente menor (unos 200 soldados) comparado con un cuartel, donde pue-de llegar a hasta 4.000 soldados. Por eso puede ocuparse de cada uno de sus pacientes si fuese necesario.

Como recientemente: el buque «Frankfurt am Main» partió en enero de Kiel, su puerto de origen, y empren-dió, como parte de un cuerpo de operaciones y formación de la armada, su viaje de más de cinco meses hacia Sudáfrica. Durante el recorrido, más de 200 aspirantes a oficial hicieron prácticas a bordo. Para los cadetes fue el segundo viaje en alta mar, después de su formación náutica en el velero escuela «Gorch Fock» en otoño de 2009. El Dr. Axel Haber lleva mucho más tiempo en la mar. Dentro de cinco años concluirá su servicio de 17 años en la armada. Björn Wölke