gutiérrez (madrid). 4-5-1929

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uti ér reí ¡Guarda, socorrol ¡El hipopótamo está devorando a un hombre! -No se apure, señor. Es el dentista que le está empastando una muela.

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Page 1: Gutiérrez (Madrid). 4-5-1929

uti ér reí

¡Guarda, socorrol ¡El hipopótamo está devorando a un hombre!-No se apure, señor. Es el dentista que le está empastando una muela.

Page 2: Gutiérrez (Madrid). 4-5-1929

m a c a c oe l p e r i ó d i c o de l o s n i ñ o s

25 céntimos - Todos los sábados - 25 céntimosCortar, después de llenado, el cupón adjunto y enviarlo a MACACO, Paseo de San

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que interesa a toda España.

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Nos es imposible contestar las innu-merables cartas que recibimos de nues-tros amables colaboradores. No hare-mos excepción ni con las que vienencon sello para el franqueo. Cuandovean publicado algún trabajo suyo,pueden pasar por nuestra Redacción,a cobrar su importe, cualquier lunes,

de seb a ocho.

Los dias de pago en nuestra Redac-ción (Paseo de San Vicente, 20), son

ios lunes, de 6 a 8.

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Page 3: Gutiérrez (Madrid). 4-5-1929

GutierreMADRID, 4 MAYO DE 1929

— NÚM. 100

'>

EGO SUM

Edmond de BriesEdmond

en el Cine Fuencarraltiene un éxito "caftán".Niñas bien y niñas malque, ojerosas y rendidas,aprovecháis la ocasión ;de suspirar por Edmond...

¡vais servidas!

Page 4: Gutiérrez (Madrid). 4-5-1929

GUTIÉRREZ

L O S NA U F R A G O SELLA.—¡Ay, Dios mío! ¡Qué diría la gente si nos viese aquí a los

dos solos!...

EL CARNAVAL EN LA EDAD DE PIEDRA—Pero, ¿qué le ha sucedido, que está llena de cardenales?—Nada. Que como es Carnaval, he ido a dar un vistazo al paseo de

máscaras y me han echado mucho confetti.

LA BODA DE"GUTIÉRREZ"

Hemos recibido la siguiente carta:"Señor Don Juan Gutierre i Gutie-

rre, Jefe der Negoslao de Quentas Im-posible en la Diresión genera de atra-sas.

Juan: Sabrás que he lelo en lospajpeles que tiés el tupé de queré ca-sarte; con una señorifla balemsiana.Te vi a desi cuatro cosas, porque lacharraná se la vas tú a hasé a tu...(Este número ha sido visado por lacensura del Director.)

Pa eso yevo yo cuatro años dandopataitas en los escenarios; pa que tüpudieras ahorra unos cuartos, comome desías con farsos quereres. ¡Mala-ge de tío de l'arpa!

Pero ¡por éstas que te tiés queacordá de "La Beya Mariposa quevoló sobre er má"!

Con ese peio que yevas te tengo deahorca y... (Este número ha sido vi-sado por la censura del Director.)

Permaso que eres tú como toos, yer miegón pa matarlo.

Pues sabrás que te vi a armar erjoyín pare, pa que no se te orvíe. Yer bombín te lo voi a jasé puré deguisantes.

Hasta más ver."La Beya wiariposa que voló sobre

er má".* • •

Son /pláticas de familia de las quenunca hizo caso nuestro ilustre Jefe,que también, como los oficiales pri-meros, tiene su corazoncito.

J.KDS novios se han tomado los di-chos felizmente, dándose la consabi-da vueltecita por la calle de la Pasa.Todo marcha, pues.

Agradecemos a la peña "Los Siete",de "La Granja el Henar", el obsequio,consistente* en una casita de perro.¡Y luego dirán que no hay humo-rismo!

* * •

Las participaciones de tan faustosuceso se están imprimiendo a dostintas: azul (celos) y verde (apetito).Cada letra es una verdadera filigrana.La "g" de GUTIÉRREZ tiene un rabitogótico y la "v" de Visenteta hace ara-bescos de principios del siglo pasado.El estilo de la redacción es sencillo yelegante. Seguramente se pondrán detexto en las escuelas públicas.

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GUTIÉRREZ

HABIiANDO CON UN BANDE-RILLERO

Se me había olvidado decir a us-tedes que estuve el otro día visitandoal banderillero Eleuterio Gómez Pé-rez, conocido on los carteles por Niñode la Remedios Pérez (que, en defini-tiva, esa es su madre). Claro que al-gunos carteles le llaman Niño de donRamón Gómez, que es su padre. Perosiempre Niño.

En el momento en que llegamos, nopudimos colgar nada en el perchero,porque el Niño se estaba ensayando.La criada cogía el perclhero, que esun tablero grande y tiene cuernos em-boladitos para colgar los sombreros,y le embestía por el pasillo.

Y el banderillero quebraba tan divi-namente las banderillas, que ya habíahecho un hoyo con la cadera en lapared. ¡Qué bárbaro!!

—¿Qué suerte le gusta a usted mas?—La de la Lotería y el arrastre del

último toro.—¿Usted ha brindado alguna vez?—Sí, señor. Una vez le brindé un

par al Ayuntamiento de Ridrüeje,donde hay damas, con estas o pare-cidas palabras: "Señoras y señores:Yo no soy orador; pero a veces laspiedras hablarían, porque el senti-miento patrio se revuelve contra lasinjusticias y gritaríamos pidiendo li-bertad. Por eso, y porque este bellopueblo, de dulce abolengo, de higié-nico historial, me lo pide, quiero ha-cer mis declaraciones políticas. Yo,señoras y señores..."

IDIOTAS.

—Muy bien, muy bien. ¿Y cómo fuehacerse banderillero?

•—Por semejanza con un tío mío,vallisoletano.

—¿Era banderillo?—No, no. Cuando míe preguntaba,

de niño, que qué quería ser, yo res-pondía que vallisoletano. Hice oposi-ciones, l.-í? perdí y me quedé en ban-derillero, que algo se le parece.

—¿En qué?—En que empieza con la rniama sí-

laba.—Es verdad, es verdad. ¿Y cómo le

gusta más suerte: al quiebro, aguan-tando, cuarteando o a la iniedia vuelta?

—Es mejor con salsa a la vinagreta.Cuarteando las pongo cuando haycuartos. Aguantando, cuando llueveagua. Y a la media vuelta, cuandollevo la costura de las medias por laespinilla.

—¿Cuándo ha quedado usted mejor?—Un día que me retraté en casa de

Zapata, el de Estampa.—No. no. Si me refiero en bande-

rillas.—¡Ah! Pues en una placita fran-

cesa, que puse una. docena de paresestupendos, de los que se ha habladomucho. Ya habrá usted oído hablar delos doce pares de Francia...

—Sí, sí. ¡Ya lo creo!—Pues eran míos.—¿Le ha cogido eJ toro alguna vez?—Tuve una, muy grave. Mire usted

—nos dice, señalando el agujero de-recho de la nariz.

—Está bastante limpio—<digo yo,mirando atentamente.

—Nada de limpio. Lo que yo digoes que este agujero me le hizo un toro.

—¿Y este otro de al lado es otracogida?

—No, señor. Este otro es el agujerode salida del cuerno, que por algunaparte tenía que salir. No se iba a quedar dentro. ¿No le parece?

—Claro, claro. ¿Y ha ganado muchodinero?

—Verá usted. El día 5, 13 pesetas;el día 6, perdí 8; el 7, no jugué; el 8,25 pesetillas; el 9, perdí 30; el 10;volví a ganar, cantando dos veces se-guidas tute de reyes...

—¡Pero si digo que si ha ganadamucho dinero con las banderillas!

.—Pero usted se cree que soy banderillero.

—¡Naturalmente!—¡Pero usted es tonto, hombrel

¡Si todo eso es una broma de mi her-mana Oharito, esa que se viste COBlevita de Guardia civil!

—¡Pues haga el favor de no decír-melo hasta después de terminar la in-terviú, porque va muy bien.

Abdón CIKNFXJBGOS.

—Si a la señora le parecen caras las patatas nuevas, se las puedo dar "usas".

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6 GUTIÉRREZ

E L C O M I S I O N I S T A T Í M I D O

Se desea representante bien presentado e introducidoen farmacias, a comisión. Tres Peces, 3. - De 2 a 3.

•—¡He aquí—exclamó—un empleoque puede convenirme! Esto de lascolocaciones está tan malo, que hayque agarrarse a lo que sale. Además,en estos tiempos la comisión es Joúnico que da dinero.

A continuación examinó sus ante-cedentes con respecto a las farmacias.Hasta la fecha había desempeñadolos siguientes cargos: auxiliar de con-tabilidad en un almacén de maderas,empleado en un quitamanchas, cobra-dor de una Sociedad de Carabineroshuérfanos y solucionista de los concur-sos de pasatiempos de los periódicosilustrados. Nada que oliera a farmacia.

De pronto hubo un carraspeo y unaacidez. Recordó:

— ¡ ía está! Soy catarroso e hiper-clonhídrico. ¡Cuántas farmacias nohabré visitado en mi vida! Todos losfarmacéuticos deben recordar mi cara.

Aunque llegó a las dos en punto, yaesperaba un señor con cara de aco-modador de cine, al cual hicieron pa-sar a presencia del gerente.

Al salir se le notaba ese gesto enel cual se lee claramente que no lehan admitido a uno.

En seguida el gerente, que era cal-vo y usaba pitillos de mentol. le re-cibió, exponiéndole el trabajo que ha-bía que realizar.

—Nuestra casa fabrica los siguien-tes específicos Que usted conocerá se-guramente por la fama que han alcan-zado. ¿Cómo evitar esos fuertes dolo-res de estómago que nos privan de losplaceres de la mesa? Usando el acre-ditado producto "Estomatiquitadolo-rina Sánchez", que se vende al preciode cuatro pesetas. ¿Padecéis de divie-sos, forúnculos, granos, herpes, etc.?Desaparecerán con "Chafagranol Sán-chez", a 3,50 (bote. ¿Y para la inape-tencia?

—El vermtut Roesi—apuntó tímido.—Erróneo. La "Abregazucina Sán-

chez", de 7,25 botella. Su misión con-siste en vender estos producto» a losfarmacéuticos. ¿Conoce usted bien lasfarmacias?

—Soy catarroso e hiperelorhídrico.•—Bien. En esta cartera lleva usted

las muestras y catálogos. Su. comisiónes el 0,04 por 100 sobre las ventas.Y ahora lea ese cartel.

Leyó:

LAS VISITAS, CUANTO MASCORTAS, MEJOR

¡GUERRA A LOS PELMAZOSI

¡Ancha es Castilla! Un muestrariodebajo del brazo y trescientas farma-

—¿Qué les pasa a "ustés" "pa" berrear de esa manera?—¡Ay, señor! Somos quince o veintitrés jovencitos que veníamos so-

los y nos hemos perdido.

cias ante él. Ardía en deseos de debu-tar en el facilísimo arte de vender es-pecíficos a la comisión.

Allá se veía una portada pintada dooscuro. Seguramente era una farma-cia. Era una fuenraria. Venía a serlo mismo, pero no. Aquella sí que erauna farmacia. El corazón comenzó apalpitarle, notó un nudo en la gargan-ta y comprendió qiue no iba a poderhablar con la elocuencia que el casorequería. Pero no tenía importancia.En la próxima entraría, ya tranquili-zado, y seguramente le liarían pedido.Después de todo, era tan sencillo.¡Animo y fuera vergüenza!

La siguiente farmacia, imala suer-te!, estaba llena de público que segu-ramente le mirarla con descaro y pon-dría su sonrisita si no le comprabannada. Además, el farmacéutico teniacara de rana y no er¿ el má3 a pro-pósito para debutar. V as£ ocho boti-cas mas.

Una farmacia chiquitita en una ca-lle de poca circulación. Un escaparatepolvoriento y dentro un muchacho jo-ven y de aspecto bobalicón. Esto yaera otra cosa. Respiró fuerte, se apre-tó el nudo de la corbata y penetró conaire resuelto después de estar un ratoante el escaparate para tomar ánimos.

•—Buenos días.—Buenos días—repuso el muchacho

bobalicón, mirándole la cartera—.¿Qué deseaba?

—¿Es usted el jefe?—No, señor. Ahora sale.En efecto: salió un señor, anciano

y asmático, renqueando y machacandou un mortero una cosa amarilla. Lle-

vaba un gorrito y tenía aspecto deúlcera en el estómago. Estuvo porhuir; pero tomó alientos, y dijo:

—Buenos días. ¿Cómo está usted?— ;Ejem, ejem! A ver; diga qué

desea.—Pues... yo... Verá usted... Yo soy...Notó que sudaba: veía dos jefes, dos

morteros y dos dependientes bobali-cones El jefe, con cara de vinagre,dijo:

—Bueno; despache, despache, que novaraos a andar perdiendo el tiempo.¿Qué es lo que quiere?

Quiso y no pudo decidirse. Vencido,echó mano al bolsillo, y ya, tranquiloy autoritario, dijo:

—iDeme diez de bicarbonato.Fernando PERDIGUERO.

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W

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EN EL ENTREACTO—No he visto a tu mujer en el palco. ¿Es que no ha venido esta noche?—No. Está enferma.—¡Ah, sí!... ¿Y es de cuidado?—No. De cuidado es únicamente cuando está buena.

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8 , GUTIERRE?

ESTAMPASAMA RGAS

ESTAMPA PHEMEHAFLOB DE FANGO

(tLa estampa representa un tristeentierro que cruza las calles de Ma-drid manchándolas de negro. El ca-mino al cementerio, en Madrid, «slargo y penoso. El servicio de cocheses muy deficiente, y los caballos sonmuy delgados, pues para eso los pin-tan así en las caricaturas. Ademas,los cocheros de las carrozas fúnebres—«sos de la peluca blanca—, por re-

sol

gla general, cuando van en «1 cocheprestando servicio aprovechan parahacer sus comipras. Siempre que tie-nen que hacer un entierro, suben alpescante del coche a su mujer y a loschicos, y en las tiendas que les pillade camino conspran la manteca, loaplátanos y la tela para las camisas.y puntilla para los delantales. Siem-pre se hacen estas compras más deprisa eñ el coche, que yendo a pie oen el tranvía. Y cuando el coche esde seis caballos, más. Pero ©1 cortejose desespera. Sé ha puesto en marchaa las ocho de la mañana, y son lastres de la tarde y aún el cochero de lacarroza tiene que comprar huevos yun besugo.

Dentro de un desvencijado cochede punto, que camina lentamente, vanveinticuatro individuos, tan gordos,que parece que Van a los toros. Tam-bién va Camilo, que es poeta y queacaba de ver morir a su novia. A esaque va en el mismo coche en que vanel cochero, la mujer y los chicos, decompras.

Los veinticuatro individuos gor-dos.—¿De manera que su pobre no-via era una flor de fango como la"Dama de las Camelias"? ¡Oh, quéinteresante! ¡Qué Interesante!...

Camilo.—¡Oh! MI novia era muchomás interesante que la "Dama delas Camelias", señores míos. Lo úni-co interesane de Margarita Gautieres que se murió enfermita cuandoya no tenía más remedio que ter-minarse aquella novela que le hicie-ron. Esto, como ustedes comprende-rán, no tiene ninguna importancia.Enfermitas se mueren muchas perso-nas. Es una cosa lógica. Pero mi no-via era mucho más interesante queMargarita G-autier. Mi novia se mo-ría enfermita a cada momento, y sinpresumir tanto como Margarita, quehasta creo que era sonámbula. Mi no-

via se moría enfermita todas les No-chebuenas, todos los días de Reyes ytodos los primeros de año... Y sindarle importancia..., sencillamente...

Los veinticuatro, individuos gor-dos.—¡Oh! ¡Qué suerte tuvo ustedencontrando esa ganga! ¿La compróusted en España?

Camilo.—Sí. En El Escorial. Y re-conoaco que para un poeta Joven,como yo, fue una verdadera suerteencontrar una chica asi. Otros conroas edad que yo no las encuentran.

uno.pena

Todos mis compañeros me envidiaban.Y yo me hice vanidoso con mi triun-fo. Ella también empezó a presumir.Y quiso superarse. Últimamente semoría enfermita con más frecuencia-Ademas de en las fechas que ya hedicho, esta última temporada se mu-rió también el día de su cumpleaños,el día del Corpus, y todas las nochesde Semana Santa.

Los veinticuatro individuos gor-dos.—Pero, ¿se moría de verdad?

Camilo.—Sí, si. De verdad. Yo nohubiese consentido otra cosa, caba-lleros.

Los veinticuatro individuos gor-dos.—^¡Oh! ¡Qué suerte! ¡Qué suerte!

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QUTIERRE2

Camilo.—Y hoy, por fin, como Mar-garita Gautier, se ha muerto definiti-vamente. Esto es todo. ¡Pobre flor detango!

Los veinticuatro individuos gor-dos.—Pues enhorabuena, ¿en?

Camilo.—Gracias. Muchas gracias.(Han llegado al cementerio. Una vezterminada la triste ceremonia, losveinticuatro individuos gordos se di-rigen a Camilo.)

Los veinticuatro individuos gor-dos.—Con este pésimo servicio de co-ches, hemos tardado veintisiete horasen llegar al cementerio. Para volver,necesitaremos otras veintisiete. Nos-otros no nos sentimos con ánimos deemprender este nuevo viaje de vuelta,y hemos pensado que, como fatalmen-te tendremos que venir otra vez a estecementerio, para quedarnos definiti-vamente, es mejor quedarnos ahora,ya que estamos aquí. Y ademas, que-dándonos ahora, nos ahorramos las pe-setas que cueste luego la conducíón denuestro cadáver. ¿No le parece?

Camilo.—Ee muy lógico. Eato debe-ría hacer todo el mundo, y así no severían por las calles esos tristes es-pectáculos de los entierros.

Los veinticuatro individuo* gor-dos.—Y usted, ¿qué hace? ¿áe quedatambién?

Camilo.—No. Yo tengo que escribirun soneto a mi amada muerta. Si no,con mucho gusto.

Los veinticuatro individuos gor-dos.—Bueno. Pues, entonces, adiós.

Camilo.—Adiós. Que ustedes descan-sen eternamente.

Los veinticuatro individuos gor-dos.—Gracias, caballero.

Camilo se va. Y los veinticuatro in-dividuos gordos, lentamente, se qui-tan la americana, bostezan, fuman unpitillo, y se mete cada uno en unatumba, dejando el reloj y la estilográ-fica en la contigua. Y, poco a poco, sevan quedando dormidnos, hasta queso mueren.

ESTAMPA SEGUNDAVEESOS

La estampa representa la mesa deun café, en donde Camilo se disponea escribir el soneto a su amada muer-ta. A su lado está su amigo Abelardo.

Camilo.—Ahora que se ha muertomi novia, es preciso que yo escribaun soneto a mi amada muerta. Empe-zaremos. (Escribe.)

¡Pecadora santa de los ojos fríos,que ya no se abrasan de amor ni de

[pena.¡Que dejaron huérfanos a los ojos

[míos!...¡Adiós, pecadora! ¡Adiós, Magdalena!

Abelardo.—Pero, ¿tu novia no sellamaba Leonor?

Camilo.—Sí. Pero Leonor no pegacon pena,

Abelardo.—¡Es cierto! ¡Es cierto!¡Qué contrariedad!

Camilo.—(Escribiendo.)¡Ya te fuiste lejos ¡Cuanto llore es

[vano!¡Ya te fuiste, santa, donde todos van!Era el mes de julio. Quemaba el ve-

[rano...¿Por qué te marchaste a San Sebas-

tián?Abelardo,—Pero tu novia ha muer-

to en diciembre y no ha Ido a SanSebastian, sino al otro mundo... ¿Porqué pones eso?

Camilo.—Efectivamente. P e r o di-ciembre no es consonante de "vano",ni el otro mundo de "van". Y los poe-tas, ante todo, necesitamos que sueneuna palabra con otra. Es nuestra cos-tumlbre. Mi novia ha muerto, en efec-to, Pero yo necesito que, en vez demorirse, ee haya ido a San Sebastián,porque (pega muy bien con "van".

Abelardo.—¡Es verdad! ¡Es verdad!Camilo.—Y ahora, voy a terminar

este triste soneto.¡Ah, pobre poeta de capa raída!

¡El lujo tan sólo domina la vida!Y yo sólo tengo versos por caudal...

¡No quiero ser pobre! ¡Mi alma do-lorida

se rebela y llora, de lujos .herida!...IY en un burgués gordo clavo mi

[puñal!Camilo ha tenido que construir así

el verso, porque, desgraciadamente,puñal pega con caudal. Y, entonces,como caudal pega con puñal, no tie-ne más remedio que clavar su puñal

en un burgués gordo que hay en elcafé. Y en seguida, como es costum-bre, le llevan detenido y le meten enla cárcel unos hombres muy ordina-rios y muy feos que pueden meter ala gente en la cárcel, pues para esose han comprado unos uniformes deguardias.

ESTAMPA TERCERA...PERO LOS POETAS TAMBIÉN OLVIDAH...

1T pasó el tiempo... Y Camilo fueolvidando. En la cárcel, estuvo tantotiempo, que fue ascendiendo, ascen-diendo, hasta que ascendió a direc-tor. Y se casó con una gitana que es-taba allí cumpliendo cadena perpe-tua, y que era muy guapita. Cuandofue director, hizo muchas mejoras enla cárcel. Puso agua corriente en to-das las habitaciones y el hall lo pusode estilo español antiguo. Como el ne-gocio iba bien, al poco tiempo abrióotra cárcel, ya por su cuenta, en lacalle de Alcalá, esquina a la Gran Vía.con ocho pisos. Luego puso otra enel barrio de Salamanca, con teléfonoy todo. Y más tarde inauguró otraen Sevilla, en la calle de las Sierpes,para los presos del Extranjero quequisieran venir a ver la Exposición.Y aunque la gente empezó a imitarle,y todo el que tenía dos cuartos aho-rrados se los gastaba en poner unacárcel en los sitios más céntricos,para hacerle la competencia, ningunaadquirió la popularidad que adquirie-ron las de Camilo.

Y hoy Camilo vive feliz en uniónde su mujercita, la gitana, sin acor-darse para nada de su amada muerta.

Qué lástima, ¿en?...Miguel SANTOS.

(Ilustraciones de Mihura.)

"GENTLEMAN" HASTA MORIR—¡Adiós, amigos míos! Os ofrezco mi nuevo domicilio: cementerio del

Este...

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10GUTIÉRREZ

DIPLOMÁTICO EN PELIGRO

HORRIBLE SUCESO EN EL MANZANARES

Anoche, en pleno «lia, cuando mayorera la animación en ambas orillas delManzanares, tuvo lugar un suceso queestuvo a punto de costar la vida alnotable y aplaudido diplomático me-jicano Mr. Du Peral, tan conocidoentre la alta sociedad por su habili-dad para decir trabalenguas y paraliar los pitillos con la mano izquierda.

Mr. Du Peral había salido, como to-das las tardes, a dar un paseo en subarca-yate por él Manzanares y nave-gaba tranquilamente saludando a susconocidos qué paseaban por las orillasdedicados al aristocrático deportó deachagar a las ranas con brillantes yrelojes de oro, que, como se cabe,está de moda desde que se prohibiódespachar la morfina en los bares ycafés.

De pronto, la suntuosa barca-yate seagitó de tal manera, que estuvo apunto de zozobrar, e inmediatamenteun grito de horror salió do todos lospechos del dependiente de una joyeríapróxima que lo presenció. Una enor-me trucha apareció a estribor de laembarcación y se lanzó sobre su ilus-tre ocupante, mordiéndole en PI dedogordo del pie izquierdo.

Se trataba de uno de aquellos ale-vines de trucha que arrojaren al ríohace tiempo los amigos de la pescay a los cuales han astado alimentandocon algarrobas, carne cruda y boca-dillos de queso de Roquefort. Los ani-

málitos han crecido ya de tal maneraque hoy día constituyen un serio peli-gro para los navegantes.

Mr. Du Peral, sin arredrarse, luchóa brazo partido con el monstruo, elcual le hizo caer al agua ron inten-ción de devorarle y primeramente ledestrozó la ropa, dejándole en calzon-cillos. Para defenderse, Mr. Du Peralcomenzó a darle bocados en el lomo;pero como no podfa detenerse a qui-tarle las ropas tuvo que 'desistir.

Al ruido acudió una pareja de laGuardia Fluvial, que logró matar atarle las ropas tuvo que desistir.

Mr. Du Peral tuvo que ser asistidoen una sastrería próxima. La victimacalcula las pérdidas en 138.50, contando dos puros, un real y dos sellos dequince que llevaba en el chaleco.

El cadáver de la trucha ha sido re-galado al Museo Naval.

EN LA ADUANA—¿Tiene usted algo que declarar?—¡Ay, si!... Pero... soy tan tímido,

¿sabe usted?

ELEGANTES NOTICIAS

[DEL GRAN MUNDO

BODILLA

Ayer contrajo matrimonio la bellí-sima y distinguidísima señorita PuraRecaí Citrante, con ella misma, a con-secuencia de no encontrar novio y es-tar decidida a casarse fuera comofuera.

Desde luego, no querían casarla; pe-ro con una proplnilla todo se arregló.

Apadrinaron a la contrayente, porparte de ella misma, su notable papáD. Puro y la hija de éste, señoritaPura Recaí Citrante.

El momento de la ceremonia fueemocionante en extremo. A conse-cuencia del luto de la novia, no Beinvitó a nadie.

A la salida la contrayente y su no-table papá fueron obsequiados con unespléndido café, copa y puro.

La contrayente salió en viaje deboda para Salitre, 18, 5." dcha., dondepasará la luna de miel.

¡Descanse en paz!

FALLECIMIENTO DISTINGUIDO

En la suntuosa morada de los se-ñores de Canapé se celebró anoche, congran pompa y solemnidad, el acto delfallecimiento de las tres cuñadas delSr. Canapé, que hace tiempo se velavenir.

La banda del Hospicio amenizo""elespectáculo, interpretando un selectoprograma, cuyos números hubo de re-petir, y alguno, como "Ramona", quetripitió a petición de las propias mo-ribundas.

Por Ib avanzado de la hora no fueposible avisar a todas las amistades,no obstante lo cual acudió bastante pú-blico, que salió muy complacido.

El Sr. Canapé, a instancias de losinvitados, dirigió la palabra al audi-torio, prometiendo repetir la fiestacuando fallezca su señora, que tam-bién tirará poco.

Esperamos que avise con tiempo.De todas formas, el hecho de ser

tres las moribundas, Wzo que el es-pectáculo resultara bastante entrete-nido, i • i

Nuestra enhorabuena.

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LI0M5R

HISTORIETA, POR LÓPEZ RUBIO

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12 GUT

ESOS RUSOS!Decimos y decimos de los rusos...

Decimos muchas cosas de los rusos.Entre ellas el chiste del abrigo, ¡ay,qué gracia! Pero ¿sabemos acaso deun modo directo lo que es un ruso?

No.Asi: ¡no!Y que disimule Alvarez del Vayo.Con Rusia nos sucede la misma

chistosa cuestión que con Cuenca. Sehabla del gobernador de Cuenca, delas maderas de Cuenca, hasta existeuna modalidad interesantísima dei laneurastenia, llamada paratimia-Cuen-ca. Y qué, ¿ha estado alguiea enCuenca? ¿Puede algún contribuyenteasegurar que Cuenca existe?

Entonces...Del ruso circulan por ahí dos tra-

ducciones: el ruso de las barbas y ©1pesimismo, y el ruso del valalaika yla dinamita. Ni una más.

Sin embargo, yo puedo demostrarbastante ralladamente la falsedad deeste cuadro, en el que media Rusiaaparece ordeñándose pesimistamentelas barbas, mientras la otra mitadíoca con agilidad el valalaika y fa-brica bombas.

Puedo y debo, ¡qué caray!—comodijo Pascal.

Es irritante ese inculto afán de laburguesía por desacreditar al bolche-vique.

En Rusia, desde hace unos meses,se vive, pero que divinamente envuel-to en una manta, y el número de per-sonas honradas, serias y sinceras que

por sus calles patinan es suficientepara llenar varios armarios roperos.

¿Vamos a apostarnos cien gramosde angulas a que se lo demuestro austedes?

Pues escúchenme y, después, el quequiera que opine.

En el número 589 de "La Plánga-na", diario bolchevique de Moscú, quesale cuando puede, publicado el 12 defebrero del trotante año—a mi no megusta hablar de memoria; prefierohablar de Greta Garbo—, aparece unatestado, dirigido por el agente de lamilicia soviética Camilousky Petro-witch a su jefe Gregory Brrutalof,que, traducido con la natural liber-tad, dice asi:

"Moscú, 11 febrero.A Gregory Brrutalof,

Comisario de la Milicia soviética.El abajo firmante tiene el honor

de informar a vuecencia que durantesu servicio, en la noche del 10 al 11del corriente, no ocurrió otra novedadque la que pasa a comunicar a suilustrado criterio.

La noche era espléndida (60° bajocero), tanto que mi compañero Edel-mirf y el que suscribe se permitieronhacer algunas frases:

—¡Qué noche, Edelmirof!—¡Qué noche, Camilousky!Serian las tres o tres y cuarto de

la madrugada cuando, de pronto, sepresentó en el cuartel uñ sujeto to-tal, insuperablemente embriagado, al

EL MEDICO.—Nada, naga. El vino que no lo pruebe.LA MUJER.—] Cá! Si na lo prueba. Se lo bebe lin probarlo.

-—Mi hermano lleva dos noche—¿Por qué no aprende a boxi

estuve una semana sin poder ab

que una orquesta de aire -daba rui-dosa e inarmónica escolta.

Este sujeto total, insuperablemen-te embriagado, era vuecencia, mi res-petado jefe.

Sin duda la noche habla sido delas del Caucaso, porque vuecencia,luego de dedicarnos a Edelmirof y alque informa un charles movidito, pe-netró en el cuartel seguido de la or-questa, ordenó que le acompañaranhasta el cuarto donde guardamos laspiezas de convicción y, señalando al-gunas botellas de vino que allí había,dijo: :• ¡

Que las lleven inmediatamente ami despacho.

Acto seguido, vuecencia mandó quetodos los detenidos fueran sacados desu celda y conducidos a su presencia.Lo que, una vez realizado, la orques-ta comenzó a tocar, las botellas fue-ron flescorchadas y vuecencia, con ungorrito de papel en la cabeza y algu-nos litros mas de vino en el estóma-go, decía tal cúmulo de respetablessandeces, que el que informa, llevadodel gran cariño que a vuecencia pro-fesa desde que, para darle órdenes, sequita las botas de una pi«za, se per-mitió decirle al oído que todo aquellole parecía una burrada,

Entonces vuecencia, de otra opUnión y en uso de una autoridad y underecho indlíoutible», tuyo a bien «oí»pear relterftdMnente u oabua id que

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tRREZ 13

in poder dormir.•? Yo, después de la primera sesión,los ojos.

SAÍNETE COMERCIAL

LA COMIDILLA DEL BARRIO

informa con varias botellas, produ-ciéndole variadas lesiones de segundoy tercer grado, que el médico ha diag-nosticado provisionalmente y a reser-va de la mejor opinión de vuecencia,de considerablemente graves.

A partir de este momento la cosacareció de interés. Cuando vuecenciatuvo la gentileza de dejar de romperbotellas contra el modesto cráneo delque informa, y éste quiso reiterar avuecencia —> también al oído — queaquello le seguía pareciendo una bxi-rrada, ya era tarde.

En aquel momento vuecencia eravictima de tremendas arcadas, y, mi-nutos después, caía al suelo y s» dor-mía sobre sus respetadas deyecciones.

Lo que, con todo respeto, comunicoa vuecencia desde la cama número 25del hospital Lenín y a los efectosoportunos. •

El agente,Camilousky Petrowitch.'

Un lector.—Oiga usted, ¿sigue* enla puerta aquel señor que fue capitánde cosacos?..,

El autor.-~¿i¿,..???Un lector.™¿En qué sitio?... En

Sakuska, ique es donde lo han con-tado a usted esa blitorletft de Carafc

, PIBLTAIN

(Restaurante económico y popular.)Este sainetillo puede tener un pró-

logo levemente superrealista, quevamos a detallar a ustedes.

Antes de levantarse el telón, atra-viesa el patio de butacas, procedentede la mar de calles, callejuelas, pla-zas y plazuelas, que acaba de recorrer,un hombre-anuncio, portador de unenorme cartelón, sujeto a sus espaldascon un ingenioso aparato (un cartón,dos listones y un tirante) en el quese lee: "¿Tiene usted hambref... Novacile: vaya a LA COMIDILLA DEL BÁ"-KEIO. El mejor restaurante económicoconocido y por conoce,; Sopa, tresplatos, postre, pan, vino y un jamónton chorreras, una veinticinco. Seadmiten las pesetas filipinas. Losjueves, pote; y los domingos, arrozy gallo muerto, LA COMIDILLA DELBARRIO es la comidilla de todo Ma-drid."

Si el hombre-anuncio logra atrave-sar el patio de outacas sin ser vícti-ma de una violenta agresión, puede

. probar o atravesarle en sentido con-trario, marchándose por donde entró,como si reanudase su interrumpidacaminata.

En seguida se levanta el telón•—que no puede quejarse de nosotros,

puesto que le dejamos levantarse bas-tante tarde—, y aparece el interiordel establecimiento anunciado: setrata de un interior oscuro y modes-tamente amueblado (como casi todoslos interiores, claro está), en el quevarias mesas, cubiertas con mantelesque en pequeñas parcelas demuestranque fueron blancos en sus buenostiempos, brindan cordial acogida palguTM que otra alimentación a loshambrientos aludidos en el cartelque hemos tenido el honor de reseñar.

Estratégicamente colocados, doscamareros con las rodillas al hombro(no hay que olvidar que el camarero,es el más consumado de los gimnas-tas) aguardan pacientemente la en-trada de comensales y bebensales. Elprimero de los mencionados servido-res tiene en sus manos una "carta"del día: el otro porta en las suyasotra carta: ésta de dos días antes yfechada en La Coruña.

¡Ah!... Se nos olvidaba un detalleimportantísimo: sobre cada mesa hayun florerito de cristal, alguno de loscuales ostenta este letrero: "Souvenirde Liérganes": como pueden compren-der, estos cacharritos ostentan en suinterior unas flores, que ningún na-turalista conocería de primera inten-

—Mire, don Cieto, cuando usted ««trena unaojo en toda la noche,

—La impruión, ¿verdad?—iCá, no nitor 1 Ei qut mi diurno m ti tntro.

no puedo pegar un

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14 GUTIÉRREZ

don, y que se renuevan semanal-mente, el día que anuncia el "menú"sopa de hierbas. 8e irán ustedes dan-do cuenta de que en LA COMIDILLA DELBARÍ:IO no se desperdicia ni tanto así.(Hemos señalado el negro de la uñade uno de los dos camareros.)

CAMAKKBO 1."—¿Qué te parece laOQmidi.Ha de hoy?

CAMARERO ;2.°—Que este cocineroestá haciendo oposiciones a que lecontrate. Leonard Parish en clase deilusionista,

CAMABEBO 1."—Es el caballeroMaieroni de los jefes de cocina.

CAMABEEO 2."—Lo que yo creo quees, es el fresco "mayeroni" de todoslos frescos habidos y por haber, in-cluyendo los de Goya.

CAMEBEEO 1.°—¡Vaya un menú quese ha sacado hoy de la orza que llevasobre los hombros! Fíjate qué serlede tonterías: sopa a la americana.

CAMABERO 2."—¡Como no lo digaporque la sirven fría!

ÍDEM 1.°—Langostinos con dos sal-sas.

ÍDEM 2.°—Ese es un plato de Mar-tes de Oarnaval, porque los langosti-nos son gambas disfrazadas, y las dossalsas...

ÍDEM 1.°—No, lo de las salsa es vir-dad, son la que sobró del plato de en-trada de ayer y la que no quisierontomar anteayer con los espárragos. Elcocinero las mezcla y resulta un con-glomerado que él llama otro día betúnchecoeslovaco, magnífico para teñir za-patos de ante.

ÍDEM 2."—Sigue leyendo.ÍDEM 1.°—Guisantes salteados.ÍDEM 2.°—¡Buen timo! Te ponen

nueve guisantes en un plato: unoaquí, otro allí, otro mas allá... Total,que como no están seguidos, no teengañan al decir que están salteados.

—¿Le has dicho a nuestra hija que no recibiría un céntimo si se casa con.ese novio que tiene?

—He hecho otra cosa mejor; se lo he dicho al novio.

CAMABEBO l.o—y, por último, terne-ra mechada, que sólo la ponen al díasiguiente de torear en Madrid "Cagan-cho" o el "Niño de la Palma"; paste-lería y frutas.

ÍDEM 2."—¿Dónde está la pastele-ría?

ÍDEM 1."—En la acera de enfrente,antes de llegar a la esquina.

ÍDEM 2."—¿Y la fruta?ÍDEM 1.°—De fruta se da una na-

ranja para cada dos comensales.ÍDEM 2.»—Ahora me explico por

qué protestaba el otro día un parro-quiano, diciendo: "¡Esto es el col-mo!... ¡Hasta aquí me persigue la"media naranja"!

(Como ya no queda nada por cri-ticar en el "menú", a no ser el dibujode la orla, los camareros se callan, yempiezan o entrar parroquianos: ofi-cinistas de poco sueldo, algún bohe-mio que otro, un señor extranjero deesos que el mejor día aparecen Com-plicados en una estafa de billetes delMetro o contraseñas de Romea, algu-na obrerita emparejada con un estu-diante, etc., etc. Los camareros no sedan ¡punto de reposo a servir. Kl pri-mero de ellos, poco acostumbrado aaquellos menesteres—7iasía dos díasantes ha sido oficial de estuquista—deja caer parte del contenido de lasopera sobre uno de esos parroquia-nos que comen sin levantar la vistade un periódico.)

PARROQUIANO.—Esto, ¿qué es?CAMABERO 1.°— (Bin atreverse a en.

ganarle, aunque el parroquiano nosospecha que le está díiñendo la ver-dad.) Sopa, a la americana, caballero.

(Lenta, pero continua, prosigue laComida. Hay un parroquiano que pi-de sopa de letras, y la devuelve por-que falta en ella la jota. Hay otroque dice al camarero que le dé ropa-vieja, como si él ya no llevara tas-tante encima. Y hay, por último, otroque /pone la rúbrica a la solemnidaddel almuerzo, como verán ustedes.)

PARROQUIANO.— Camarero..., iquéacostumbran ustedes a hacer aquí'con el que come y no paga?

CAMARERO.—Le damos dos bofeta-das y le echamos a la calle.

PARROQUIANO.—(Levantándose.) Va-ya, pues escoja el carrillo que más leagrade y diga que abran la puerta,iporque voy a salir por ella en seguida.

(Hacemos a ustedes gracia—¡quémás quisiéramos!—de la lamentableescena que sigue, y para que no lapresencien, por si les da pena, echa-mos más que a prisa el

TELÓNJ. SILVA ARAMBUBU

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GUTIÉRREZ 15

—Lo más que puedo ha-cer es dejarle a usted elcuadro o la mitad del •pre-cio del catálogo.

—¿Y cuánto vale el ca-tálogo t

• * *El juez.—¿Cómo hizo us-

ted para abrir la caja decaudales f

El acusado Diríjase us-ted para saberlo a cualquierotro especializado... Yo noquiero aprendices.

Una señora va de visitaa casa de sus sobrinos, -y,para recompensar lo buenoque ha sido toda la tardeCarlitos, le da una peseta.

Carlitos.—Oye, tía, no ledigas a papá que me hasdado dinero.

La tía.—¡Por qué no?Garlitos Porque va a

querer en seguida que se lopreste.

• * *Estoy buscando algo pa-

ra dar una sorpresa a mimujer por ser el día de susanto.

—No la regales nada...y verás como se sorprende.

—¿Y esa caza que decíasque me ibas a traer?... ¿Esque no has matado nada?

—Sí...¡a un invitado!* * *

—Pero, Carlitos, ¿comovienes tan sonriente de casadel dentista? No me lo ex-plico.

—¡Es que no estaba encasal

—Hijo mío: la diligen-cia es una gran virtud. Sitú lo eres, encontrarás to-das las mañanas una bolsallena de dinero en tu ca-mino,

—Sí, papá; pero el quela haya perdido se habrálevantado antes que yo.

Ifin dado un Diploma comopremio de memoria.

—¿Dónde está el Di-ploma?

—Me lo he dejado allí ol-vidado.

• * »—Pero, hombre, si se

queda usted ahí, con lo que

—"Pos" "antiyer" te "vide" en la plaza "e" toros.¿No?

—Me confundirías con mi hermana, porque "an-(tiyer" no estuve en el pueblo.

EN LA CARNICERÍA—Yo tengo conciencia; a

pesar de la carestía de lacarne, yo no he aumentadomi mercancía.

—Al contrario, la disminu-ye usted: ayer faltaban 200gramos en la que me vendió.

* * v

—¿Qué tal los exámenes?—Muy bien, mamá. Me

está lloviendo, se le van amojar los periódicos de talmodo que no va usted a po-der venderlos.

—Al contrario; asi en-contrarán los lectores lasnoticias más frescas.

• • •En un vagón del ferroca-

rril iban tres ingleses com-pletamente bebidos:

Inglés 1.°—¿Qué hora es?Inglés 2.°, consultando su

petaca.—Jueves.Inglés 3.°, levantándose

tarusepan^nte. —,; A h ! Gra-cias, es precisamente la es-tación donde quería ba-jarme.

• • •—Me han dicho que tu

mujer sanó el primer pre-mio en el concurso. ¿Porqué lo ha rechazado f

—Porque dice que se trá-tala de un objeto que notenía utilidad ninguna paraella. Era un costurero.

Ante el Tribunal:El presidente.—Ha rilio

usted acusado de homici-dio... Ha tirado usted a uncompañero desde un anda-mio, colocado a la altura deun quinto piso... Natural-mente, se mató... ¿Puedeusted explicar los motivospor los cuales precipito us-ted a su amigo en el vacío?

El acusado. — porque élme lo pidió.

El presidente.—Eso no selo hace usted creer a nadie.

El acusado. — Y, sin em-Vorgo, es la verdad... Está-bamos riñendo. Yo le cogípor la garganta y le teníacolgando en el aire, cuandogritó: "¡ Suétame, suélta-me!..." Y yo le solté. Esofue todo.

• • •¡Cómo vendría anoche

mi marido que entró en ca-sa a gatas!

Eso no es nada. La se-mana pasada, el mío entróen seis patas.

¿Cómo es eso posible?Porque le llevaban en-

tre dos hombres.

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16 GUTIÉRREZ

N O T I C I E J A S D E N A D ASUCESO POR EL AIRE

Tierrifia de los Sevillanos, 3.—Nadade desgracia de aviación. Conste. Loque ha pasado es que se celebraba'aldía siguiente de San Isidro la tradi-cional víspera del mismo santo, y es-taban unos cuantos merendando en lapradera.

Uno, que daba la casualidad de serCarlos Pincho de la Pica, conocido porustedes, en vez de comear aceitunas,por miedo a que le pasara lo del añopasado—que no sé qué le pasó—, loque hizo el tío fue ponerse al sol ytaparse la cara con un diario contralos rigores.

iPero lo que es la negra, che! Comoel aire se lo llevaba—que por eso lotitulamos "Suceso por el aire*—, sele ocurrió ponerse un cantlto sobre lafrente. Y para mas seguridad, lo quese puso fue una piedra dé cinco arro-bas, que los amigos le ayudaron asubirse a la cabeza con palancas dehierro, con lo cual el diario no se le

fue, es verdad; pero él quedó bastantemuerto, si no en el acto, un poquitiníndespués del acto.

La gente comprende que una muertesiempre es una muerte, ¿eh?; pero seríen mucho, ¡porque se necesita serbestia!

CRIMENCILLO

Tillaclavos de la Bota, 8.—Bueno.Ahora voy a contar lo que ha pasadoen este pueblo, llamado Calcuta. (Lode Villaolavos, ya comprenderán queha sido una broma, pues no hay pue-blo que se llame así).

Estaban dona Ramona, Ramona,Ramona—es que canto—, RamonaGarcía con su hijo Luisito, comiendodátiles, cuando doña Ramona, Ramo-na» Ramona cogió uno más que el niño.

Entonces el niño sacó dos pistolas,auo llevaba en la cartera, y mató a lamadre, llamándola pinchadátiles de unmodo atroz.

La madre no dijo "¡Madre mía, mehan matado I", porque la madre era

ella misma. Pero dijo: "¡Adiós! Meparece que me has atravesado la vál-vula tricúspide del corazón, que la te-nía nuevecita."

Enterado el pueblo en masa de queel niño había matado a la madre por-que ésta había cogido un dátil másque el niño, se han empeñado en lin-char el cadáver de la ansiosa.

El niño ha sido paseado en hombrospor la ciudad, y el alcalde le ha cla-vado una condecoración en el pecho,ayudándose con el martillo de un za-patero edil.

Ha resultado todo muy simpático,y todos proponen que en esta fecha secelebre todos los años la fiesta deldátil.

EPIDEMIA DE PATOS

Lago de Como Regular, 3 En estecristalino lago se ha desarrollado unaepidemia de reuma entre los patos ysimilares.

Se dice que debe ser por la hume-dad. ¡Pché! No sé.

NAUFRAGO MATEMÁTICO, por K-HITO

-«2 X 2 = 4; 2 X 3 = 6; 2 X 4 = 8; 2 X 5 = 10; 2 X 6 = 12; 2 X 7 = 14; 2 X 8 = 16; 2 X 9 = 18; 2 X 10 = 20; 3 X 3X — 12...» (Nota del caricaturista.) No sigan ustedes. Quiere ver si se salva con la tabla da multiplicar.

9;

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GUTIÉRREZ 17

DETENCIÓN DIFÍCIL, por PERALSEl guardia (viendo que tendrá que atarlo).—Bueno; voy a ir sacando la cuerda.El borracho.—No, no se moleste, señor de guardia, que "m'he" "dejao" el trompo en casa.

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18 GUTIÉRREZ

LA LUCHA DEL NOVIO DE LA MUJER GORDA,CONTRA EL CENSO MUGIDOR Y TRASHUMANTE

(fcstampa matritense en una información con tres gotasde filosofía y un cadáver.)

EL HECHO (nada original por cierto).

Anoche, entre diez y media y oncemenos veinticinco, puso fin a sus díasel rubicundo joven de veinte añosMatías Mienéndez. Para lograr ¿su tor-pe deseo, Menéndez hubo de darsetrece tajos en la yugular, porque- lanavaja de barbero por él utilizadahallábase—justo es confesarlo—enun lamentable estado de abandono.

ULTIMAS PALABRAS DE LA VICTIMA

Don Ismael Cerrllo, propietario déla casa de huéspedes donde habitabala víctima, y que fue una del las pri-meras personas en acudir a los des-esperados y un tanto ridiculos gritosdel suicida, pudo oír como éste, enlas postrimerías de BU lucha con laParca, decía oon cierto asco: "¡V íneaseguraba el tío que era Solinge!..."E, inmediatamente, esto con marca-dísima angustia: "jMujeres opulen-tas, no!... ¡¡Es un espanto!!..."

LA CAUSA DEL SUICIDIO

En un principio se temió, comoviene siendo costumbre entre los jó-venes rubios, que la causa del suici-dio hubiera sido alguna contrariedadamorosa. Registrada meticulosamentela habitación, podemos desmentirlorotundamente.

En una carta hallada dentro de unbote ele bicarbonato, «1 joven Menén-dez explica las causas de su autoeli-mi nación.

Helas aquí:"Primeramente dftbo justificarme

ante la opinión pública. La casa enque vivo carece de baño. He aquípor qué mi cuerpo será recogido delsuelo—bastante sucio—ide mi, habita-ción, en lugar de ser extraído deuna pila de mármol. Mi concepto delsuicidio, puramente romano, vfisetruncado por la sordidez de una pa-trona sin entrañas y sin higiene.Que conste. Y pasemos a otra cosa.

¡Hermanos, grabad bien en vuestrocorazón estas palabras: jamas, jamas

LA CARICIA DEL NENE

-Un ajo al nene...-¿Y no te daría igual un caramelo?

se oa ocurra poneros en relacionescon una mujer gorda!

En cualquier parte del mundocasarse con una mujer gorda os con-denarse a insomnio únicamente. EnMadrid, no. En Madrid pasearse porlas calles con una señora que rebasela tónica al uso, es saltar ágilmentea la tragedia griega.

¡Hermanos, huid de las mujeresgordas como de una honorable coloniade bacilos de Koch!

Hablo, en ©enera!, a todos los ha-bitantes de Madrid, y, especialmente,a aquellos que, oriundos de lejanascomarcas, conservan todavía en susmaletas el perfume de los membrillosy de las patriarcales costumbresprovincianas. Que mi caso, mi ho-rrendo caso, les sirva de ejemplo.

Yo, señores, llegué a Madrid en elmes de abril. El sol había atizadotanto eus estufas, que las mujerescomenzaban a arrancarse las mangasde los vestidos. Las calles eran caucede belleza y relinchos.

Bien alimentado que uno viene desu pueblo, me eché novia.

Esta novia era, por altos designiosque no me compete discernir, guapay opulenta. Muy guapa y, ¡ay!, muyopulenta.

Yo quería a mi novia y ella mecorrespondía dentro de sus posibili-dades sentimentales. Lógicamente,nuestro idilio debía ser senda de pazy de ventura, ¿verdad? Pues, ¡sí, si!...

A la media hora de estar en rela-ciones con mi novia hizo su apari-ción la primera nube: .un rival, alque tuve que administrar ciento cua-renta y siete puñetazos en el estó-mago para convencerlo de que minovia era solamente para mí.

Tres horas después los rivales erancinco, y los puñetazos, distribuidoseiquitiativaanente, setecientiots treintay cinco. •.

A las veinticuatro horas el númerode mis rivales había llegado a 687.E94,es decir, todo el censo masculino dela villa y Corte.

Cuando mi novia y yo, salíamosjuntos, estos 687.594 seres hostiles ydecididos nos ametrallaban con mi-radas densas, rebosantes de gallardo»ofrecimientos (para mi novia, y demortíferos horóscopos para mí.

Yo leía claramente en sus papilasesta frase concisa y solucionadora:

—¡Lástima de mercancías que tepasase por el cuello, ladrón!

Cuando mi novia salía sola...,¡madre de Dios! En todas las esqui-nas, de todos los portales salíanle

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fiUTiERBEZ 19

señores con el sombrero derrumbadosobre las cejas, dispuestos a quedarsecon ella por las buenas o por lasmalas.

Algunos intentaron el secuestro.Ante realidad tan cruenta decidí:—¡No vuelves a salir sola! Hoy

mismo me despido de la oficina y medoy de alta en un gimnasio. Creoque dentro de seis meses estaré enforma para poder acompañarte. Hastaentonces, encerrada en casa.

Así lo hicimos sin pensar, ¡pobresde nosotros!, que un piso tercero noofrece obstáculos insuperables paraescaladores medianamente expertos...

¿Es que ©1 hombre-mosca se hadecidido a dar una derivación di-dáctica a su arte?... Lo ignoro. Loque si sé es que por la fachada de lacasa de mi novia se paseaba diaria-mente un núm¡eiro de señores más queholgado ipara entretener a lodos losniños de la barriada, y que raro erael día en que los balcones del pisóno vomitaban en el comedor y enel gabinete media docena de forzudosescaladores.

Pero, ¡a qué continuar este relato,que me humilla dolorosamemta!...

Un hombre puede luchar con unoso hormiguero, con siete elefantesneurasténicos, ¡con Uzcudum!... Conlo que nadie que use perborato conrelativa frecuencia puede luchar, escon una manada <ie búfalos en mar-cha, con un censo hidrófobo y selvá-tico, cuyas normas de vida no hanrebasado el perímetro del bosque decocoteros.

Para eso es preciso llevar zahonesen el alma, y yo no me los he puesto,entre otras razones, porque siempreme lian producido la impresión deque lleva uno pegadas a ias suyaslas piernas de otro.

De modo que a suicidarse y a estartranquilos.

¿Triste?... ¡Pst! Peor es un dra-ma superrealista, y cuesta siete pesetas y unas medias suelas verlo.

Con el suicidio pasa lo que con lalangosta a la americana. Hay quefamiliarizarse con ella para .saber desu misterioso encanto.

Antes de extenderme el talón deportes hasta el infinito, debo deciruna cosa.

Oreo que sería posibleí poner fin aesta lucha sin precedente del noviode la mujer gorda contra el censomupidor. Considero factible1 aplacara esos 687.694 rinocerontes que pulu-lan ipor las calles de Madrid en situa-ción amatoria de disponibles.

El guarda.—Pero ¿no ha leído "usté" el letrero?—Sí; pero creí que se referia a esas otras.

¿Cómo?...Quizá sometiéndolos a una medica-

ción apropiada. Posiblemente, acor-dando la creación de becas de amor,de bolsas de viaje a los países dondese practica la poligamia...

Pero todo esto ya no tiene para ¡míla menor importancia.

Ustedes, los rué quedan en el mun-

do ligados a una señora gruesa yflamencota, son los interesados enque la cuestión se arregle.

Yo, con permiso, voy a rebañarmela tráquea.

Hasta pronto, amigos. Salud ybiceps."

Por el desventurado fiambre,L. Pieltain.

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20 GUTIÉRREZ

CONSABIDO DICCIONARIOSeguimos recibiendo muchas cartas

de adhesión. Algunas piden que GU-TIÉRREZ salga también los martes yloe Jueves, para que con él salga el•Diccionario.

Nosotros les hemos preguntado, or-gullosos del éxito: ¿Y por qué esa in-sistencia en que salga más días?

Y ellos nos han contestado, en cari-ñosísima carta: "Pues para que seacabe pronto, porque ya es una lata."

Otro, nos ha dicho que publiquemosuna Aritmética, que también es muygracioso; pero creemos que lo ha di-cho para tomarnos el pelo.

Otro, nos dice que quiere abriruna suscripción a beneficio del au-tor, y otro le- dice a éste que como

no la abra con ganzúa, que ¡miau!Y asi andan. Pero yo sigo con mi

Diccionario, que si no siempre es gra-cioso, es porque me gusta descansar.

Manos a la obra:

Delantal La mirada. ¿Que no? Ve-rán ustedes: es prenda de delante. Ycomo la vista está delante, y no hayprenda como la vista... ¿Lo compren-den ahoraT

Delante.—Hijo tonto. ¿Que no? Ve-rán ustedes: delante va el cabo degastadores, o eea el principal de losgastadores, o sea el mas gastador. Yya saben ustedes que se dice: "Gas-tas más que un hijo tonto." ¿Lo com-prenden ahora?

ENTRE DIBUJANTESBluff.—¿Qué, amigo Orbegozo? ¿Preparas algo para el XII Salón de

Humoristas?Yo.—Querrás decir para el XIII. ¿Dónde te dejas la exposición del Bo-

tánico?

Delantera. — Localidad admirable,desde la que no se ve nada, porquehay delante una columna.

Delatar.—Acto lamentable que sólocometen los atunes, puesto que sedice: "Este atún de... lata."

Delegación.—Sitio lejano con queamenazan a los alborotadores. Luegolos llevan a la Delega, que es máscorto.

Delegado. — Marcial Lalanda, quecome poco y por eso está tan dele-gadito.

Deleite.—Se dice de los altavoces,cuando se inutilizan. También je dice:"Voy a echar a esta lechuga un pocode deleite y vinagre."

Delfín.—Dedo señalador. Porque eldedo señalador es el índice, y el ín-dice siempre suele ser, en los libros,del fin.

Delgado.—Aunque parezca paradó-jico, son señores que están en Ha-cienda, puesto que se dice: "Fulanoes delgado de Hacienda."

Deliberadamente.-CoiLiniídirse y co-ger ej paraguas de otro.

Deliberar.—Articulito de fondo delLiberar o del Imparciar.

Delicadeza.—Presidir el entierro dela señora madre política, dama vir-tuosísima.

Delicado.—Señor, ¡ay!, al que nose le puede echar la zancadilla, por-que en seguida se incomoda.

Recato.—Acto de señor remilgado;pero no porque se recate, sino porqueantes de comerse unas sopas, las catay las recata cien veces. (Y, ahoraque me fijo, ¿quién ha puesto estapalabra aquí? ¿Quién ha sido el ma-jadero que ha puesto aquí una pa-labra de la erre? ¡Qué envidias metienen en la Redacción!)

Delicioso.—Palabra que se pareceal que se fija mucho en una mucha-cha, en que acaban en oso.

Delincuente. — Dícese del caballeroque tiene la desgracia de montarsiempre en los tranvías que llevan lasplataformas abarrotadas.

Delineamiento.—Palabra con que seexpresa ed que dice que estuvo sir-viendo al rey en Infantería de linea,y luego confiesa que es mentira.

DeHror.-Acción de hacer futurismo.Delito.—Palabra que por terminar

en tío resulta un diminutivo muy sim-pático. No se sabe de qué es diminu-tivo, pero lo es.

Delta.—{Palabra que no pasa nunca.Ejemiplo: "¿Qué noche vas a Ir acasa?" Y el otro contesta: "D'elta noposo."

Demacrarse. —> Dícese d e hacersepoeta.

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—¿Por qué salió usted de la otracasa?

—Porque la señora tenía celos demí...

(De l'axqttino, Turín.)

—¿Pero por qué sube tu marido a ese poste?—Porque es un conductor muy cuidadoso y quiere ver si está despe-

jada la carretera. |(De The I'anning Show, Londres.)

El marido.—Ponte esa falda ahora mismo... ¿Qué es lo que te pro-pones... llamar la atención?

(Life, Nueva York.)

Aviso a los espontáneos

Dinero sobre cuentos,anécdotas y otros objetos.

«GUTIÉRREZ» abre unconcurso., e anécdotas o cuen-tos ci rtos que deben remitir-se a esta Redacción escritosen una postal corriente dequince céntimos. Por cada unoque se publique abonaremosde cinco a veinticinco pesetas,a juicio de la Dirección, y des-pués de insertados cincuenta,un jurado competente desig-nará cuál de ellos es el másingenioso.

«GUTIÉRREZ» abonará asu autor

CIENTO CINCUENTA PESETAS

en concepto de premio.

Page 22: Gutiérrez (Madrid). 4-5-1929

GUTIÉRREZ

—Dice que él había encargado una flauta.

C (

(De Life, Nueva York.)

•e us t ed E S T A M P A .

—Permítame que le presente a miesposa.

—No, mi amigo. ¡Ya tengo youna!

Cómo ata a su elefante un hombredistraído.

(lie Ka<i>er, Ij<toeo!ino.)

Los días de pago en nuestra Re-

dacción (Paseo de San Vicente, 20)

snn los ¡unes, de 6 a 8.

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La señora.—jInsolente 1 ¿Usted no sabe que las damas pasan primero?

i (De Judge, Nueva York.)

Page 23: Gutiérrez (Madrid). 4-5-1929

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Publica todas las semanas, como mínimo, 16 granaos páginas profusamente ilustradas en huecograbado.Editado en RIVADENEYRA.—Paseo de S u Vicente, 20.—MADRID

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Por' - , a de de 192 —

fUlilHIlíIHIÍIIHHIIIIÜlHIittlml

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•(Y dónde guardas las cartas de tu amante para que no te las vea tu mujer?-Las escondo en su ees ti lio de zurcir los calcetines.