gutiérrez et al. - legio (león) en época visgoda: la ciudad y su territorio

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131 J. Avelino Gutirrez Gonzlez (Universidad de Oviedo) Emilio Campomanes Alvaredo (Talactor S.L.) Fernando Miguel Hernndez (Arquelogo) Carmen Benitez Gonzlez (Arquelogo) Pilar Martn del Otero (Talactor S.L.) Fernando A. Muoz Villarejo (Talactor S.L.) Felipe San Romn Fernndez (Talactor S.L.) ESPACIOS URBANOS EN EL OCCIDENTE MEDITERRNEO (S. VI - VIII) / 131 - 136

LEGIO (LEN) EN POCA VISIGODA: LA CIUDAD Y SU TERRITORIO

La ciudad de Legio tiene su origen en los sucesivos campamentos romanos asentados en el interuvio de los ros Toro y Bernesga, bien atestiguados desde comienzos del siglo I d.C., aunque es el ltimo de ellos, el perteneciente a la legio VII gemina, el que mejor se conoce. En estos ltimos aos se han ido descubriendo sus diferentes edicios, como murallas y puertas, unas grandes termas interiores de carcter monumental, el anteatro extramuros, as como una serie de edicios legionarios, como principia, parte de las domi tribunorum y barracones de tropa (Garca Marcos et alii, 2006; Morillo & Garca Marcos, 2006; Muoz Villarejo et alii, 2002; San Romn et alii, 2006). La legio VII est bien constatada en el registro arqueolgico y epigrco durante todo el Alto Imperio hasta nales del siglo III dC., momento en el que muchos de los edicios se colapsan en casi todo el recinto y algunos de los tipos epigrcos ms signicativos desaparecen, como las marcas latericias militares con eptetos imperiales. En el siglo IV la Notitia Dignitatum Occidentalis atestigua su presencia aunque el registro arqueolgico es ya muy parco en estas fechas y denota una reduccin sustancial de la ocupacin militar. An as, en Legio se erigi una potente muralla que no redujo el primitivo permetro, como fue frecuente en muchas ciudades, sino que se ci al antiguo trazado campamental. Esta construccin se levant en torno a nales del siglo III comienzos del siglo IV d.C. y se ados por el exterior a la antigua forticacin legionaria, mediante una potente cinta muraria de 5,25 m de espesor con torres de planta semicircular peraltada situadas a breves intervalos, del mismo estilo que otras ciudades prximas como Lucus, Asturica o Bracara. En un momento impreciso del Bajo Imperio el asentamiento debi abandonar su carcter militar y la poblacin que habitaba en las cannabae extramuros pudo haber pasado a ocupar el interior del recinto amurallado y convertirse, de esta manera, en un ncleo plenamente civil. Paralelamente, se dara un proceso similar en el territorio que rodeaba el campamento legionario, que pasara de estar bajo el control militar a manos civiles, y ya a lo largo del siglo IV aparece rodeado por una aureola de villae suburbanas que delatan cmo el territorio se organizaba de forma idntica a otras ciudades.

A mediados del siglo V Legio no aparece en la relacin de ciudades asaltadas en la campaa de Teodorico y que nos transmite Hydacio, a diferencia de otros ncleos cercanos, como Asturica o Coviacense Castrum (Valencia de don Juan). Despus de ello la ciudad debi pasar a manos suevas, tal y como se desprende del parroquial suevo, dependiendo de la dicesis de Asturica (David, 1947), aunque no se sabe con precisin el papel que jugara en los conictos con el reino visigodo de Toledo. Ms tarde se constata una ceca en Leione (621), al igual que muchos ncleos del noroeste, que posiblemente indiquen los avances del reino visigodo o bien se encuentre en relacin con algunas campaas contra los astures, contra los que pudo haberse convertido en una base militar. LA ZONA URBANA En la arqueologa de la ciudad es frecuente constatar un largo parntesis en la ocupacin entre el Bajo Imperio y la Edad Media, que a veces ha conducido a realizar consideraciones engaosas sobre el carcter de este periodo histrico, deduciendo de manera precipitada la ruina y abandono del asentamiento romano hasta la supuesta repoblacin astur. En realidad, la incidencia de las intervenciones arqueolgicas ha tenido como resultado el hallazgo de varias secuencias en el interior del recinto legionario y sus alrededores, que en algunos casos nos han permitido establecer la continuidad a lo largo de la tardoantigedad hasta la alta Edad Media. Hoy es posible describir un panorama algo ms preciso sobre el poblamiento en el interior del recinto amurallado, donde efectivamente se constatan amplias extensiones urbanas vacas desde nales del siglo III, pero tambin hay que hacer hincapi en la persistencia de la ocupacin en algunas reas diseminadas en todo el ncleo urbano de las que hemos podido deducir algunos patrones (g. 1). Las murallas debieron ser uno de los elementos urbanos que suscitaron mayor inters y preocupacin por su mantenimiento y conservacin. Las excavaciones arqueolgicas en la puerta oriental del recinto (porta principalis sinistra) maniestan esta preocupacin por mantener habilitado el acceso as como la calle (via principalis) de unin con la porta principalis destra, uno de los ejes urbanos ms importantes.

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En el siglo II d.C. se haba levantado una gran puerta monumental en este sector, con dos grandes vanos y torres cuadradas de anqueo que se prolongaban al interior con unos amplios cuerpos de guardia. El conjunto comienza a ser modicado en el siglo III con el tapiado de uno de sus arcos y en el Bajo Imperio se dan otras transformaciones con la construccin de la muralla y la elevacin de la calle mediante la construccin de un nuevo pavimento viario (Garca Marcos et alii, 2004). En la tardoantigedad se emprenden nuevas reformas, como el refuerzo del vano ya tapiado desde el siglo III, mediante la construccin de otro muro que engrosara el cierre para dotarle de una mayor solidez. El cuerpo de guardia septentrional se redujo de tamao y sus sillares fueron reutilizados en otras obras, como en el tapiado de sus vanos interiores, mientras que el espacio resultante se paviment con una solera de ladrillos, procedentes de las vecinas termas. Todo el proceso supuso una importante elevacin de los niveles de circulacin en todo el sector, documentndose la construccin de un nuevo pavimento viario de la antigua via principalis, de factura algo menos cuidada que en pocas precedentes, pero que debi permanecer en uso hasta el siglo X u XI cuando se rehace de nuevo la calle. Entre los materiales asociados se encuentran algunos fragmentos cermicos de imitaciones de TSGGT que proporcionan la pauta cronolgica, en torno a los ss. V-VI (Muoz Villarejo, et alii, 2002: 655, Garca Marcos et alii, 2004: 39). No parece ser una situacin aislada, puesto que en el lateral norte de la muralla, en una parcela conocida como Santa Marina, tambin se ha constatado una estructura adosada a la muralla, de planta rectangular, pavimentada con lajas de pizarra, asociada a un hoyo fechado en el siglo V y algunos niveles de ocupacin de este periodo. A falta de otros indicios, como pudieran ser la presencia de elementos domsticos o de otra naturaleza consideramos que pudo haber tenido un uso vinculado a la proximidad con la forticacin (Muoz et alii, 2002: 656). Otro referente muy frecuente en las ciudades tardoantiguas lo constituyen los grandes edicios romanos an en pie, frecuentemente ocupados y transformados para nuevos usos. Son llamativos los casos de las construcciones de carcter monumental, que por su gran solidez, gozaron de una dilatada pervivencia y que eludieron temporalmente su destino como cantera. En Legio hemos constatado evidencias en los latera praetori, lo que hoy podramos identicar con ms seguridad como el pretorio o residencia del comandante de la legin, donde aparecen indicios de este tipo de ocupacin, que por la limitada extensin de las intervenciones arqueolgicas an no han podido ser determinadas con precisin (Muoz Villarejo, et alii, 2002: 654). Sin embargo, otras construcciones que a priori pudieron haber atrado un inters por su ocupacin no han proporcionado registros tardoantiguos, como es el caso del anteatro militar extramuros, del que se han excavado dos amplias parcelas sin que hayan proporcionado, hasta la fecha, evidencias de ocupacin en este periodo.

Figura 1. Plano de situacin de los lugares citados en el texto, plantas de Legio y los yacimientos de Navatejera y Marialba de la Ribera.

La construccin campamental ms emblemtica que ilustra la continuidad de la ocupacin la constituyen las termas intramuros. Se trata de un complejo de grandes dimensiones que se encuentra bajo la actual Catedral, superndola en extensin por tres de sus lados, del que se conocen algunos espacios de forma muy fragmentaria. Algunos de ellos fueron documentados en la rehabilitacin del templo durante el siglo XIX, a los que hay que sumar el hallazgo reciente de unas letrinas muy prximas a la porta principalis sinistra. Los edicios de los antiguos baos llegaron a la Edad

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Figura 2. Materiales procedentes de la excavacin de la calle Cervantes en Len.

Media en un relativo buen estado por lo que se convirtieron en palacio real, ya desde el siglo IX y en el ao 916 fueron donadas por Ordoo II para sede de la iglesia episcopal (Boto Varela, 1995). Las excavaciones realizadas en el espacio de las letrinas constatan esta continuidad a travs de algunas reformas y el desmantelamiento de algunos de sus elementos en poca tardoantigua, con el n de reutilizar los materiales constructivos en otros edicios como pudo ser el caso del cuerpo de guardia de la vecina puerta del recinto. Entre los rellenos de colmatacin de la canalizacin hidrulica se han documentado, adems, algunas cermicas tardoantiguas (TSGGT, iTSGGT) que muestran ya el nal del uso originario de las letrinas, aun manteniendo parcialmente sus estructuras. Todava en el siglo VIII se constata la utilizacin de este espacio con otros nes: una serie de hoyos (silos, basureros?), que cortan los sedimentos de colmatacin de la canalizacin y sus pavimentos, aparecen rellenos con materiales cermicos tardoantiguos as como otros aportados ahora por nuevos ocupantes, seguramente un contingente militar rabo-bereber; se trata de cermicas torneadas, ollas de base convexa, jarras, de factura exgena en claro contraste con las producciones locales coetneas (ollas grises reductoras no torneadas y decoradas con incisiones simples) (Gutirrez & Miguel, 2009). Parece evidente que el edicio termal y sus letrinas se mantuvieron visibles hasta bien avanzada la Edad Media, cuando se construye la Catedral gtica, momento en el que seguan en pie algunos de sus espacios (Garca Marcos et alii, 2003). Constatamos otros casos de ocupacin de edicios sin el carcter monumental de los ejemplos ya mencionados, que nos permiten pensar que no

fue solo el criterio de la solidez de las estructuras el que prevaleci a la hora de elegir el hbitat, sino que otras construcciones se debieron conservar y habitar durante un largo periodo de tiempo. Uno de ellos se ha excavado en dos parcelas contiguas de la calle Cervantes de la ciudad. Se tratara muy posiblemente de una de las residencias de los primi ordines, o centuriones de la I cohorte de la legio, en cuyas inmediaciones se han localizado los barracones de esta unidad (San Romn et alii, 2004: 733-734). Esta vivienda haba sido levantada en el Alto Imperio y mostraba un gran nmero de fases constructivas, algunas de ellas pertenecientes al Bajo Imperio y en uso hasta el siglo VI, consistentes en nuevos muros de mampuestos trabados con barro. En estos contextos se documentaron algunos materiales cermicos pertenecientes a esa fase (Muoz Villarejo et alii, 2002), sobre los cuales nuevas intervenciones en la zona nos han permitido obtener una visin bastante ms precisa. En la ocupacin tardoantigua de este edicio se han recuperado varios fragmentos de un mismo plato de TS focea del tipo Late Roman C, de la forma Hayes 3 E, (g. 2.1) cuya fecha abarca desde nales del siglo V hasta el siglo VI y que sin duda se trata de un hallazgo bastante excepcional en la arqueologa leonesa, sobre todo por tratarse de productos ms frecuentes en yacimientos costeros. Esta pieza se asocia a imitaciones de TSGGT, cuyas formas ms frecuentes son los cuencos carenados, a veces estampillados como es el caso de un cuenco con un crculo que inscribe una cruz griega (g. 2.3). En este tipo de contextos, que pudieran pertenecer a fechas algo ms avanzadas, la presencia de TSHT es prcticamente ocasional y residual aunque en este caso proporcion una Hispnica 63 (g. 2.2) siendo ms frecuente la aparicin de cermicas comunes, entre las cuales suelen estar presentes grandes vasijas de almacenaje a veces estampilladas en sus paredes exteriores (g. 2.4) o bien ollas de cocina, de buen acabado. Otro edicio de unas caractersticas similares lo encontramos en la calle Cardenal Landzuri (g. 3.2 y 3), sobre el que ya llambamos la atencin en otra ocasin y cuya identicacin originaria es ms problemtica debido a lo reducido del espacio excavado (San Romn et alii, 2006: 738 y ss). Se trataba de un edicio altoimperial, levantado con zcalos de mampostera, alzados de tapial y pavimentado con opus signinum, que en planta se conformaba por dos pabellones paralelos y alargados de los que se document tan solo la primera de sus dependencias. Una de ellas haba experimentado el proceso habitual en el campamento con su amortizacin a nales del siglo III dC, bien fechada por materiales cermicos y abundantes fragmentos de las tegulae pertenecientes a su cubierta, con sellos legionarios del periodo. En cambio, el otro pabelln se haba mantenido en uso hasta al menos el siglo V VI, sin que se hubiera realizado ningn tipo de reforma constructiva. Los primeros depsitos, de esta poca, se encontraron directamente sobre los suelos de opus signinum. En esta ocasin apareca una mayor

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variedad de imitaciones de TSGGT, con los habituales cuencos carenados, a veces con baquetn exterior y pies de copas, un fragmento de un borde poligonal de plato de la forma 8A de Paz Peralta / Rigoir 3b y una tapadera Rigoir 30 con estampillas de palmetas dispuestas de forma radial, con un barniz denso y brillante que hay que suponer una importacin de un taller de la regin Narbonense. En esta ocasin estaba mucho mejor representada la TSHT, mediante los platos de la forma 4, lo que nos hace pensar en una fecha entre mediados del siglo V hasta el VI (San Romn et alii, 2006: g 6). La secuencia estratigrca se prolongaba con una serie de materiales cermicos que llegaban a enlazar con las primeras evidencias de los siglos IX-X, ya bien documentadas en la ciudad de Len y que constituyen hasta la fecha una de las pocas evidencias de esta fase de transicin (Gutirrez & Miguel, 2009). El panorama de Legio en la tardoantigedad no se reduce a la simple ocupacin o reforma de edicios romanos, sino que se debe completar con otras construcciones realizadas de nueva planta. Se trata del citado caso aparecido en la parcela de Santa Marina, o una construccin localizada en la excavacin de la iglesia de Palat de Rey, de la que se conservaban unos potentes cimientos de cantos rodados trabados con barro, asentados sobre la calle campamental y asociados tambin a imitaciones de TSGGT (Miguel, 1996; Miguel & Gutirrez, 1997). El territorio prximo a Legio se articul an en funcin de la antigua red de vas romanas y su poblamiento se encuentra en distintos radios, a modo de crculos concntricos. El anillo ms prximo lo constituyen algunos ncleos religiosos suburbanos y los ms alejados estaran constituidos por una aureola de villae en torno a Legio. LOS AMBIENTES SUBURBANOS En el rea suburbana de Legio nos encontramos con una serie de necrpolis y edicios con advocaciones religiosas pertenecientes a los mrtires del primitivo cristianismo local, como san Marcelo, centurin de la legio VII martirizado en los tiempos de Diocleciano, su esposa santa Nonia y san Claudio, que son las nicas referencias topogrcas claras de un culto de estas caractersticas en la ciudad de Len (Risco, 1784), de los que an queda por esclarecer su origen y sus conjuntos constructivos. La iglesia de San Marcelo se encuentra extramuros ante una de las puertas del recinto romano y aparece citada en la documentacin desde mediados del siglo X aludiendo a una presumible antigedad mayor (Estepa Dez, 1977: 115), no del todo esclarecida y sin excavaciones arqueolgicas que permitan aportar nuevos datos sobre su origen. Algo similar ocurre con la capilla dedicada a Santa Nonia, ms alejada del recinto amurallado y prxima a San Claudio. A pesar de lo tardo de las referencias documentales existentes se trata de un templo ubicado sobre una antigua

Figura 3. Vista general del edificio de planta cruciforme de la villa de Navatejera, imagen y planta de la intervencin en la calle Landzuri de Len y planta y hallazgo en el monasterio de San Claudio de Len (seg. Gonzlez Fernndez, 1994).

necrpolis tardorromana, de la que existen algunas noticias de hallazgos fortuitos en la zona. De esta capilla sabemos que en 1800 se demoli una construccin anterior para levantar la actual iglesia, que era de planta octogonal, con un pozo (Risco, 1784: 350), lo que podra sugerir un posible baptisterio, a juzgar por la tradicin de la existencia de un pozo ante el altar. Algo ms alejado, al suroeste de la ciudad, se sita el monasterio de San Claudio, al que la tradicin local (Leccionario catedralicio) concede ser una de las fundaciones ms antiguas de Len, erigida sobre el sepulcro del santo martirizado a nes del siglo III y del que existen referencias epigrcas y tradicionales de algunos de sus abades en poca visigoda, como san Vicente o san Ramiro (Risco, 1784: 353 y ss.). En la actualidad no se conservan restos del monasterio, desamortizado en 1835, y sobre cuyas ruinas se levant

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a mediados del siglo XX uno de los barrios de la ciudad que ha borrado por completo sus trazas. Sin embargo, en 1991 se realiz una intervencin arqueolgica ante la construccin de un edicio de nueva planta, que ha permitido obtener algunos datos del periodo que nos ocupa. La intervencin arqueolgica revel una necrpolis bajo las estructuras conventuales del siglo XVI (g 3.4), con sepulcros de cistas hechas con material latericio reutilizado, otras de tegulae a doble vertiente y de estructuras de mampostera. Los materiales asociados iban desde mediados del siglo IV hasta el siglo VI, mostrando una amplia pervivencia de este espacio cementerial. Los niveles asociados proporcionaron el hallazgo de diversos fragmentos de TSHT y TSGGT, cermicas comunes, as como un olpe de poca visigoda de doble asa, tpica en ambientes funerarios (g 3.5). En relacin con los enterramientos se identicaron una serie de retazos de una estructura muy desmantelada por construcciones posteriores que no permiti otras consideraciones (Gonzlez Fernndez, 1994). EL MBITO RURAL En un radio ms amplio hay que hacer mencin a algunos asentamientos tardorromanos, mayoritariamente villae con una dilatada pervivencia, de las que nicamente dos han sido excavadas con suciente intensidad como para determinar con precisin su evolucin. Se desconoce el proceso por el cual el territorio de Legio, originariamente de carcter militar y por lo tanto estatal, acaba pasando a manos de possesores privados. El caso es que en estos dos yacimientos excavados se registran fases de ocupacin altoimperiales, vinculadas a la legio VII, por la aparicin de materiales latericios con el sello de esta unidad, que posteriormente se transforman en villae. Es el caso de la villa de Navatejera, a 4 km al norte de Len (gs 1 y 3.1), en la que se ha excavado una amplia supercie de la pars urbana, con termas y algunas estancias pavimentadas con mosaicos, as como de la pars rustica con estructuras tardas de almacenamiento y produccin latericia. En un espacio contiguo se construy posteriormente un edicio que ha venido interpretndose tradicionalmente como una posible iglesia paleocristiana, precedente de la arquitectura altomedieval; se trata de una construccin con planta cruciforme inscrita en rectngulo, con triple cabecera orientada al norte. Las diferencias tcnicas con las estructuras tardorromanas (construida con mampostera cogida con barro negro) y las relaciones estratigrcas (la cimentacin se superpone a algunas partes del edicio anterior, del siglo V) permiten considerar su cronologa tardoantigua. As mismo, la existencia de enterramientos en su entorno aanza la idea de su funcin religiosa. Entre los materiales recuperados en las excavaciones se encuentran abundantes cermicas de cronologa tardoantigua (TSHT) del siglo V en adelante (Miguel & Benitez, C, 1996).

En un radio similar, pero ms al noreste de la ciudad, se ha excavado la necrpolis de Vegazana (g. 1), con tumbas construidas con ladrillo, tegulae o cantos y cubiertas planas o a capuccina, cuya cronologa se extiende entre los siglos IV a VII, aunque no se document el hbitat al que estaran asociadas (Liz & Amar, 1993). A 6 km al sur de la ciudad se encuentra el yacimiento de Marialba de la Ribera (g. 1), situado en las inmediaciones de la via que parta de Legio hacia el sureste. De este yacimiento se conoce una gran baslica martirial excavada en los aos 60 por el Instituto Arqueolgico Alemn (Hauschild, 1968), ahora en proceso de reexcavacin y estudio por nuestra parte. Partiendo de un edicio tardorromano previo, de planta rectangular con cabecera ultrasemicircular, cuya funcin es aun desconocida, se produce la transformacin progresiva a partir del siglo V en un centro de culto mediante la adicin sucesiva de elementos como una cabecera triconque, inscrita en la cabecera ultrasemicircular, a la que sigue la construccin de una serie de trece tumbas en tres hileras, inscritas en ella; un banco perimetral exterior; cuatro grandes apoyos de bveda en los ngulos de la nave; un nrtex o prtico funerario a los pies; ya en poca visigoda se aade un baptisterio con sus anexos, fechado en los siglos VIVII. En todos los espacios al interior y exterior de la baslica se realizaron sucesivos enterramientos desde poca tardoantigua que se prolongan hasta el siglo XI XII, momento en el que se abandona. Las actuaciones arqueolgicas ahora reemprendidas tienen entre sus objetivos comprender e interpretar el carcter y evolucin arquitectnica y funcional de este importante conjunto. Aunque an no se puede precisar si el monumental edicio basilical tardorromano formaba parte de una villa romana u otro tipo de asentamiento complejo, como sugieren sus grandes dimensiones y la amplia dispersin de materiales constructivos, las transformaciones arquitectnicas indican sucesivos cambios funcionales: quizs del aula inicial se mud primero su cabecera en mausoleo y martyrium, posteriormente pasara a ser una iglesia bautismal y ms tarde pequeo monasterio altomedieval. En suma, el panorama arqueolgico que ofrece Legio y su entorno en poca tardoantigua comienza a asemejarse al de otras ciudades hispanas, con un centro urbano heredado del mundo romano, mediante la pertinente transformacin de un campamento militar en una civitas cuyos habitantes utilizan y modican la red viaria y los edicios legionarios de acuerdo a nuevos patrones de ocupacin. A pesar de la reduccin del espacio ocupado, es patente la preocupacin por el mantenimiento, reparacin y reforma de sus principales estructuras urbanas vigentes, como las murallas, sus puertas y parte del viario principal. Aunque algunos edicios notables haban sido ya desmantelados para construir con sus sillares las murallas, otros se conservan y mantienen, ofreciendo muestras

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de continuidad de uso y ocupacin, aun con modicaciones. A pesar de la retraccin productiva y comercial, la poblacin participa de los circuitos comerciales de la poca, que incluyen productos aquitanos y mediterrneos.

El interior del recinto parece mostrar, por el momento, un uso civil sin construcciones religiosas, que se localizan ahora en su entorno suburbano, como el monasterio de San Claudio, en la villa de Navatejera o el templo funerario de Marialba, los cuales han ido incorporando nuevos espacios sacros que tendrn un hondo arraigo en la Edad Media local.

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