guia taller cuento espantos de agosto

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ÁREA: HUMANIDADES LENGUA CASTELLANA PERIODO/GUIA: 2-5 ASIGNATURA:LENGUAJE GRADO: 6° DOCENTE: CAROLINA ÁNGELES LEAL ESTUDIANTE__________________________ FECHA: _________ A continuación vas a leer un cuento llamado "Espantos de agosto" del escritor colombiano Gabriel García Márquez. De acuerdo con su título ¿Cuál crees que será la temática de ese cuento y de qué tratará? ¿Vamos a leerlo? Llegamos a Arezzo un poco antes del mediodía y perdimos más de dos horas buscando el castillo renacentista que el escritor venezolano Miguel Otero Silva había comprado en aquel recodo idílico de la campiña toscana. Era un domingo de principios de agosto, ardiente y bullicioso, y no era fácil encontrar a alguien que supiera algo en las calles abarrotadas de turistas. Al cabo de muchas tentativas inútiles volvimos al automóvil, abandonamos la ciudad por un sendero de cipreses sin indicaciones viales, y una vieja pastora de gansos nos indicó con precisión dónde estaba el castillo. Antes de despedirse nos preguntó si pensábamos dormir allí, y le contestamos como lo teníamos previsto, que sólo íbamos a almorzar. -Menos mal- dijo ella- porque en esa casa hay cosas que espantan. Mi esposa y yo, que no creemos en aparecidos del mediodía, nos burlamos de su credulidad. Pero nuestros dos hijos, de nueve y siete años, se pusieron dichosos con la idea de conocer un fantasma de cuerpo presente. Miguel Otero Silva, que además de buen escritor era un anfitrión espléndido y un comedor refinado, nos esperaba con un almuerzo de nunca olvidar. Como se nos había hecho tarde no tuvimos tiempo de conocer el interior del castillo antes de sentarnos en la mesa, pero su aspecto desde afuera no tenía nada de pavoroso, y cualquier inquietud se disipaba con la visión completa de la ciudad desde la terraza florida donde estábamos almorzando. Era difícil creer que en aquella colina de casas encaramadas, donde apenas cabían noventa mil personas, hubieran nacido tantos hombres de genio perdurable. Sin embargo, Miguel Otero Silva nos dijo con su humor caribeño que ninguno de tantos era el más insigne de Arezzo. -El más grande -sentenció- fue Ludovico. Así, sin apellidos: Ludovico, el gran señor de las artes y de la guerra, que había construido aquel castillo de su desgracia y de quien Miguel nos habló durante todo el almuerzo. Nos habló de su poder inmenso, de su amor contrariado y de su muerte espantosa. Nos contó cómo fue que en un instante de locura del corazón había apuñalado a su dama en el lecho donde acababan de amarse, y luego azuzó contra sí mismo sus feroces perros de guerra que lo despedazaron a dentelladas. Nos aseguró, muy en serio, que a partir de medianoche el espectro de Ludovico deambulaba por la casa en tinieblas tratando de conseguir el sosiego en su purgatorio de amor. El castillo, en realidad, era inmenso y sombrío. Pero a pleno día, con el estómago lleno y el corazón contento, el relato de Miguel no podía parecer sino una broma como otras suyas para entretener a sus invitados. Los ochenta y dos cuartos que recorrimos sin asombro después de la siesta, habían padecido toda clase de mudanzas de sus dueños sucesivos. Miguel había restaurado por completo la planta baja y se había hecho construir un dormitorio moderno con suelos de mármol e instalaciones para sauna y cultura física, y la terraza de flores intensas donde habíamos almorzado. La segunda planta, que había sido la más utilizada en el curso de los siglos, era una sucesión de cuartos sin ningún carácter, con muebles de diferentes épocas abandonados a su suerte. Pero en la última se conservaba una habitación intacta por donde el tiempo se había olvidado de pasar. Era el dormitorio de Ludovico. Fue un instante mágico. Allí estaba la cama de cortinas bordadas con hilos de oro, y el sobrecama de prodigios de pasamanería todavía acartonado por la sangre seca de la amante sacrificada. Estaba la chimenea con las cenizas heladas y el último leño convertido en piedra, el armario con sus armas bien cebadas, y el retrato al óleo del caballero pensativo en un marco de oro, pintado por algunos de los maestros florentinos que no tuvieron la fortuna de sobrevivir a su tiempo. Sin embargo, lo que más me impresionó fue el olor de fresas recientes que permanecía estancado sin explicación posible en el ámbito del dormitorio. Los días de verano son largos y parsimoniosos en la Toscana, y el horizonte se mantiene en su sitio hasta las nueve de la noche. Cuando terminamos de conocer el castillo eran más de las cinco pero Miguel insistió en llevarnos a ver los frescos de Piero de lla Francesca en la iglesia de San Francisco, luego nos tomamos un café bien conversado bajo las pérgolas de la plaza, y cuando regresamos para recoger las maletas encontramos la cena servida. De modo que nos quedamos a cenar. Mientras lo hacíamos, bajo un cielo malva con una sola estrella, los niños prendieron unas antorchas en la cocina y se fueron a explorar las tinieblas en los pisos altos. Desde la mesa oíamos sus galopes de caballos cerreros por las escaleras, los lamentos de las puertas, los gritos felices llamando a Ludovico en los cuartos tenebrosos. Fue a ellos a quienes se les ocurrió la mala idea de quedarnos a dormir. Miguel Otero

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REA: HUMANIDADES lENGUA CASTELLANA PERIODO/GUIA: 2-5Asignatura:Lenguaje GRADO: 6 DOCENTE: CAROLINA NGELES LEALESTUDIANTE__________________________ FECHA: _________

A continuacin vas a leer un cuento llamado "Espantos de agosto" del escritor colombiano Gabriel Garca Mrquez. De acuerdo con su ttulo Cul crees que ser la temtica de ese cuento y de qu tratar?Vamos a leerlo?

Llegamos a Arezzo un poco antes del medioda y perdimos ms de dos horas buscando el castillo renacentista que el escritor venezolano Miguel Otero Silva haba comprado en aquel recodo idlico de la campia toscana. Era un domingo de principios de agosto, ardiente y bullicioso, y no era fcil encontrar a alguien que supiera algo en las calles abarrotadas de turistas. Al cabo de muchas tentativas intiles volvimos al automvil, abandonamos la ciudad por un sendero de cipreses sin indicaciones viales, y una vieja pastora de gansos nos indic con precisin dnde estaba el castillo. Antes de despedirse nos pregunt si pensbamos dormir all, y le contestamos como lo tenamos previsto, que slo bamos a almorzar.-Menos mal- dijo ella- porque en esa casa hay cosas que espantan. Mi esposa y yo, que no creemos en aparecidos del medioda, nos burlamos de su credulidad. Pero nuestros dos hijos, de nueve y siete aos, se pusieron dichosos con la idea de conocer un fantasma de cuerpo presente. Miguel Otero Silva, que adems de buen escritor era un anfitrin esplndido y un comedor refinado, nos esperaba con un almuerzo de nunca olvidar. Como se nos haba hecho tarde no tuvimos tiempo de conocer el interior del castillo antes de sentarnos en la mesa, pero su aspecto desde afuera no tena nada de pavoroso, y cualquier inquietud se disipaba con la visin completa de la ciudad desde la terraza florida donde estbamos almorzando. Era difcil creer que en aquella colina de casas encaramadas, donde apenas caban noventa mil personas, hubieran nacido tantos hombres de genio perdurable. Sin embargo, Miguel Otero Silva nos dijo con su humor caribeo que ninguno de tantos era el ms insigne de Arezzo.-El ms grande -sentenci- fue Ludovico.As, sin apellidos: Ludovico, el gran seor de las artes y de la guerra, que haba construido aquel castillo de su desgracia y de quien Miguel nos habl durante todo el almuerzo. Nos habl de su poder inmenso, de su amor contrariado y de su muerte espantosa. Nos cont cmo fue que en un instante de locura del corazn haba apualado a su dama en el lecho donde acababan de amarse, y luego azuz contra s mismo sus feroces perros de guerra que lo despedazaron a dentelladas. Nos asegur, muy en serio, que a partir de medianoche el espectro de Ludovico deambulaba por la casa en tinieblas tratando de conseguir el sosiego en su purgatorio de amor. El castillo, en realidad, era inmenso y sombro. Pero a pleno da, con el estmago lleno y el corazn contento, el relato de Miguel no poda parecer sino una broma como otras suyas para entretener a sus invitados. Los ochenta y dos cuartos que recorrimos sin asombro despus de la siesta, haban padecido toda clase de mudanzas de sus dueos sucesivos. Miguel haba restaurado por completo la planta baja y se haba hecho construir un dormitorio moderno con suelos de mrmol e instalaciones para sauna y cultura fsica, y la terraza de flores intensas donde habamos almorzado. La segunda planta, que haba sido la ms utilizada en el curso de los siglos, era una sucesin de cuartos sin ningn carcter, con muebles de diferentes pocas abandonados a su suerte. Pero en la ltima se conservaba una habitacin intacta por donde el tiempo se haba olvidado de pasar. Era el dormitorio de Ludovico. Fue un instante mgico. All estaba la cama de cortinas bordadas con hilos de oro, y el sobrecama de prodigios de pasamanera todava acartonado por la sangre seca de la amante sacrificada. Estaba la chimenea con las cenizas heladas y el ltimo leo convertido en piedra, el armario con sus armas bien cebadas, y el retrato al leo del caballero pensativo en un marco de oro, pintado por algunos de los maestros florentinos que no tuvieron la fortuna de sobrevivir a su tiempo. Sin embargo, lo que ms me impresion fue el olor de fresas recientes que permaneca estancado sin explicacin posible en el mbito del dormitorio. Los das de verano son largos y parsimoniosos en la Toscana, y el horizonte se mantiene en su sitio hasta las nueve de la noche. Cuando terminamos de conocer el castillo eran ms de las cinco pero Miguel insisti en llevarnos a ver los frescos de Piero de lla Francesca en la iglesia de San Francisco, luego nos tomamos un caf bien conversado bajo las prgolas de la plaza, y cuando regresamos para recoger las maletas encontramos la cena servida. De modo que nos quedamos a cenar. Mientras lo hacamos, bajo un cielo malva con una sola estrella, los nios prendieron unas antorchas en la cocina y se fueron a explorar las tinieblas en los pisos altos. Desde la mesa oamos sus galopes de caballos cerreros por las escaleras, los lamentos de las puertas, los gritos felices llamando a Ludovico en los cuartos tenebrosos. Fue a ellos a quienes se les ocurri la mala idea de quedarnos a dormir. Miguel Otero Silva los apoy encantado, y nosotros no tuvimos el valor de decirles que no. Al contrario de lo que yo tema, dormimos muy bien, mi esposa y yo en un dormitorio de la planta baja y mis hijos en el cuarto contiguo. Ambos haban sido modernizados y no tenan nada de tenebrosos. Mientras trataba de conseguir el sueo cont los doce toques insomnes del reloj de pndulo de la sala, y me acord de la advertencia pavorosa de la pastora de gansos. Pero estbamos tan cansados que nos dormimos muy pronto, en un sueo denso y continuo, y despert despus de las siete con un sol esplndido entre las enredaderas de la ventana. A mi lado, mi esposa navegaba en el mar apacible de los inocentes. Qu tontera -me dije-, que alguien siga creyendo en fantasmas en estos tiempos. Slo entonces me estremeci el olor de fresas recin cortadas, y vi la chimenea con las cenizas fras y el ltimo leo convertido en piedra, y el retrato del caballero triste que nos miraba desde tres siglos antes en el marco de oro. Pero no estbamos en la alcoba de la planta baja donde nos habamos acostado la noche anterior, sino en el dormitorio de Ludovico, bajo la cornisa y las sbanas empapadas de sangre todava caliente de su cama maldita.

Cuento escrito en 1980, tomado de la revista Sol y Son, 1995. Forma parte del libro "12 cuentos peregrinos", Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 1998.

ACTIVIDAD para entregar a tu profesor y conversar, despus, con tus compaeras.

1- Te gust este cuento?2- Piensas que esto es algo que le ocurri realmente a Gabriel Garca Mrquez y a su familia?3- En qu parte, o partes, crees que se mezcla lo real con lo fantstico en este cuento? 4- En tu opinin Miguel Otero tendra miedo o admiracin por Ludoviko? 5- Qu recursos us el autor para mostrar verosimilitud en su narracin. Identifcalos en el texto.6- Consideras este cuento como de terror o fantstico?7- Sabes lo que es el realismo mgico?Busca en la Internet datos sobre eso y trelos a la prxima clase -------------8 - T le tienes miedo a los fantasmas?9 - Y cuando eras nio?10. Realiza un dibujo sobre los aspectos o aspecto principal del cuento.

Reflexionar a travs de los cuentos. Sintetizar lo ms importante de una historia. Crear textos a travs de la lectura. Apreciar la narrativa. Analizar pequeas tramas.

Narrativa. Resumen. Creacin y originalidad.

El alumno debe leer primero cada cuento. Debe centrarse en contestar adecuadamente a los que se pregunta en comprensin lectora. Reflexionar y pensar sobre lo que propone el cuento.

CUENTO I: BUEN VIAJE, SEOR PRESIDENTE Qu pretendan el conductor de ambulancias y su mujer con el antiguo ex-presidente? Qu haca el presidente en Ginebra? Qu le ocurri finalmente al ex-presidente?

CUENTO II: LA SANTA Con qu finalidad fue Margarito Duarte a Roma? Realmente quin era el santo o la santa de esta historia? Por qu?

CUENTO III: EL AVIN DE LA BELLA DURMIENTE Quin es en esta historia la Bella Durmiente? Redacta en media cara de un folio quin sera para ti tu Bella Durmiente o tu Prncipe Azul. Despus, escribe un pequeo poema o una descripcin de l o ella

CUENTO IV: ME ALQUILO PARA SOAR Qu don tena la protagonista del cuento? Alguna vez has soado algo que se haya cumplido? Relata en una cara de un folio algn sueo interesante ya sea soado o deseado.

CUENTO V: SOLO VINE A HABLAR POR TELFONO Por qu Mara lleg a aquel lugar? Crees que la locura es algo fcil de ver? Cualquier comportamiento extrao puede ser calificado de anormal o loco? Pon ejemplos de tu experiencia o de alguna persona que conozcas. Se port bien el marido de Mara? Explica el motivo. Y Mara se haba comportado bien con su marido en el pasado? Explcalo

CUENTO VI: ESPANTOS DE AGOSTO Imagina y narra algn suceso fantasmagrico, es decir, en el que intervengan espritus.

CUENTO VII: MARA DOS PRAZERES Qu crees que significa el ttulo de este cuento? Por qu? Qu objetivo tiene Mara en el cuento? Crees que todo debe preverse antes? Por qu?

CUENTO VIII: DIECISIETE INGLESES ENVENENADOS Por qu murieron envenenados? Justifica tu respuesta.

CUENTO IX: TRAMONTANA Qu es la tramontana? Qu ocurri cuando lleg la tramontana? Por qu crees que actuaron as con el chico del Caribe?

CUENTO X: EL VERANO FELIZ DE LA SEORA FORBES Cmo actuaba la Sra. Forbes con los nios? Crees que ella era realmente as? Justifica tu respuesta. Crees que todos nos comportamos de la misma manera siempre? Explica cmo te comportas t en tu vida, si siempre actas igual.

CUENTO XI: LA LUZ ES COMO EL AGUA Resume el contenido de este cuento.

CUENTO XII: EL RASTRO DE SANGRE EN TU NIEVE Crees que Billy aprendi algo al encontrarse solo? Justifica tu respuesta. Haz una descripcin de Nena y de Billy. Ilstrala con un dibujo o una fotografa. Invntate un pequeo cmic sobre su historia.

Expresin de las ideas de manera clara y ordenada. Capacidad de analizar y reflexionar. Capacidad de resumir y sintetizar.

REA: HUMANIDADES lENGUA CASTELLANA PERIODO/GUIA: 2-10Asignatura:Lenguaje GRADO: 6 DOCENTE: CAROLINA NGELES LEALESTUDIANTE__________________________ FECHA: _________

A continuacin vas a leer un cuento llamado "Espantos de agosto" del escritor colombiano Gabriel Garca Mrquez. De acuerdo con su ttulo Cul crees que ser la temtica de ese cuento y de qu tratar? Vamos a leerlo?

Llegamos a Arezzo un poco antes del medioda y perdimos ms de dos horas buscando el castillo renacentista que el escritor venezolano Miguel Otero Silva haba comprado en aquel recodo idlico de la campia toscana. Era un domingo de principios de agosto, ardiente y bullicioso, y no era fcil encontrar a alguien que supiera algo en las calles abarrotadas de turistas. Al cabo de muchas tentativas intiles volvimos al automvil, abandonamos la ciudad por un sendero de cipreses sin indicaciones viales, y una vieja pastora de gansos nos indic con precisin dnde estaba el castillo. Antes de despedirse nos pregunt si pensbamos dormir all, y le contestamos como lo tenamos previsto, que slo bamos a almorzar.-Menos mal- dijo ella- porque en esa casa hay cosas que espantan. Mi esposa y yo, que no creemos en aparecidos del medioda, nos burlamos de su credulidad. Pero nuestros dos hijos, de nueve y siete aos, se pusieron dichosos con la idea de conocer un fantasma de cuerpo presente. Miguel Otero Silva, que adems de buen escritor era un anfitrin esplndido y un comedor refinado, nos esperaba con un almuerzo de nunca olvidar. Como se nos haba hecho tarde no tuvimos tiempo de conocer el interior del castillo antes de sentarnos en la mesa, pero su aspecto desde afuera no tena nada de pavoroso, y cualquier inquietud se disipaba con la visin completa de la ciudad desde la terraza florida donde estbamos almorzando. Era difcil creer que en aquella colina de casas encaramadas, donde apenas caban noventa mil personas, hubieran nacido tantos hombres de genio perdurable. Sin embargo, Miguel Otero Silva nos dijo con su humor caribeo que ninguno de tantos era el ms insigne de Arezzo.-El ms grande -sentenci- fue Ludovico.As, sin apellidos: Ludovico, el gran seor de las artes y de la guerra, que haba construido aquel castillo de su desgracia y de quien Miguel nos habl durante todo el almuerzo. Nos habl de su poder inmenso, de su amor contrariado y de su muerte espantosa. Nos cont cmo fue que en un instante de locura del corazn haba apualado a su dama en el lecho donde acababan de amarse, y luego azuz contra s mismo sus feroces perros de guerra que lo despedazaron a dentelladas. Nos asegur, muy en serio, que a partir de medianoche el espectro de Ludovico deambulaba por la casa en tinieblas tratando de conseguir el sosiego en su purgatorio de amor. El castillo, en realidad, era inmenso y sombro. Pero a pleno da, con el estmago lleno y el corazn contento, el relato de Miguel no poda parecer sino una broma como otras suyas para entretener a sus invitados. Los ochenta y dos cuartos que recorrimos sin asombro despus de la siesta, haban padecido toda clase de mudanzas de sus dueos sucesivos. Miguel haba restaurado por completo la planta baja y se haba hecho construir un dormitorio moderno con suelos de mrmol e instalaciones para sauna y cultura fsica, y la terraza de flores intensas donde habamos almorzado. La segunda planta, que haba sido la ms utilizada en el curso de los siglos, era una sucesin de cuartos sin ningn carcter, con muebles de diferentes pocas abandonados a su suerte. Pero en la ltima se conservaba una habitacin intacta por donde el tiempo se haba olvidado de pasar. Era el dormitorio de Ludovico. Fue un instante mgico. All estaba la cama de cortinas bordadas con hilos de oro, y el sobrecama de prodigios de pasamanera todava acartonado por la sangre seca de la amante sacrificada. Estaba la chimenea con las cenizas heladas y el ltimo leo convertido en piedra, el armario con sus armas bien cebadas, y el retrato al leo del caballero pensativo en un marco de oro, pintado por algunos de los maestros florentinos que no tuvieron la fortuna de sobrevivir a su tiempo. Sin embargo, lo que ms me impresion fue el olor de fresas recientes que permaneca estancado sin explicacin posible en el mbito del dormitorio. Los das de verano son largos y parsimoniosos en la Toscana, y el horizonte se mantiene en su sitio hasta las nueve de la noche. Cuando terminamos de conocer el castillo eran ms de las cinco pero Miguel insisti en llevarnos a ver los frescos de Piero della Francesca en la iglesia de San Francisco, luego nos tomamos un caf bien conversado bajo las prgolas de la plaza, y cuando regresamos para recoger las maletas encontramos la cena servida. De modo que nos quedamos a cenar. Mientras lo hacamos, bajo un cielo malva con una sola estrella, los nios prendieron unas antorchas en la cocina y se fueron a explorar las tinieblas en los pisos altos. Desde la mesa oamos sus galopes de caballos cerreros por las escaleras, los lamentos de las puertas, los gritos felices llamando a Ludovico en los cuartos tenebrosos. Fue a ellos a quienes se les ocurri la mala idea de quedarnos a dormir. Miguel Otero Silva los apoy encantado, y nosotros no tuvimos el valor de decirles que no. Al contrario de lo que yo tema, dormimos muy bien, mi esposa y yo en un dormitorio de la planta baja y mis hijos en el cuarto contiguo. Ambos haban sido modernizados y no tenan nada de tenebrosos. Mientras trataba de conseguir el sueo cont los doce toques insomnes del reloj de pndulo de la sala, y me acord de la advertencia pavorosa de la pastora de gansos. Pero estbamos tan cansados que nos dormimos muy pronto, en un sueo denso y continuo, y despert despus de las siete con un sol esplndido entre las enredaderas de la ventana. A mi lado, mi esposa navegaba en el mar apacible de los inocentes. Qu tontera -me dije-, que alguien siga creyendo en fantasmas en estos tiempos. Slo entonces me estremeci el olor de fresas recin cortadas, y vi la chimenea con las cenizas fras y el ltimo leo convertido en piedra, y el retrato del caballero triste que nos miraba desde tres siglos antes en el marco de oro. Pero no estbamos en la alcoba de la planta baja donde nos habamos acostado la noche anterior, sino en el dormitorio de Ludovico, bajo la cornisa y las sbanas empapadas de sangre todava caliente de su cama maldita.

Cuento escrito en 1980, tomado de la revista Sol y Son, 1995. Forma parte del libro "12 cuentos peregrinos", Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 1998.

I. ACTIVIDAD para entregar a tu profesor y conversar, despus, con tus compaeras.

1- Te gust este cuento?2- Piensas que esto es algo que le ocurri realmente a Gabriel Garca Mrquez y a su familia?3- En qu parte, o partes, crees que se mezcla lo real con lo fantstico en este cuento? 4- En tu opinin Miguel Otero tendra miedo o admiracin por Ludovico? 5- Qu recursos us el autor para mostrar verosimilitud en su narracin. Identifcalos en el texto.6- Consideras este cuento como de terror o fantstico?7- Sabes lo que es el realismo mgico? Busca en la Internet datos sobre eso y trelos a la prxima clase 8.- Localiza y transcribe dos descripciones que encuentres en el cuento.9.- Qu es un fresco?10.- Describe el ambiente del cuento. La terraza y la Campia.-------------11 - T le tienes miedo a los fantasmas?12 - Y cuando eras nio?13. Realiza un dibujo sobre los aspectos o aspecto principal del cuento.

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