guía para diáconos y diaconisas

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GUA DE PROCEDIMIENTOS

PARA DICONOS Y DIACONISAS

Asociacin Ministerial

Departamento de Ministerios de la Mujer

ASOCIACIN CASA EDITORA SUDAMERICANA

Av. San Martn 4555, B1604CDG Florida Oeste

Buenos Aires, Repblica Argentina

NDICEPREFACIO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . xx

PRIMERA SECCIN: LA IGLESIA Y EL DIACONADO

Captulo 1: LA IGLESIA A LA CUAL SERVIMOS

La iglesia del Dios viviente

Ningn muro de separacin

Objeto supremo de la consideracin de Cristo

Sistema de organizacin de la Iglesia Adventista del Sptimo Da

Formas de gobierno eclesistico

Los cuatro niveles organizacionales de la Iglesia Adventista

Las instituciones de la iglesia

La Asociacin General es la autoridad suprema

Captulo 2: EL ORIGEN DEL DIACONADO

Los siete diconos

SEGUNDA SECCIN: EL CARGO Y LAS PERSONAS QUE LO OCUPAN

Captulo 3: SIGNIFICADO E IMPORTANCIA DEL CARGO

Significado del cargo

Importancia del cargo

Diconos

Diaconisas

Base bblica para el cargo de diaconisa

Captulo 4: CALIFICACIONES PARA EJERCER EL DIACONADO

Calificaciones para los diconos

Calificaciones para las diaconisas

Captulo 5: PROMOVIENDO LA UNIDAD DE LA IGLESIA

Actitudes que promueven reconciliacin y unidad

Captulo 6: ELECCIN Y ORDENACIN

La eleccin

Debe ser elegido(a) por la iglesia local

Debe ser miembro de la iglesia local

Duracin en el cargo

La iglesia debe incluir jvenes en el diaconado

La ordenacin por la imposicin de las manos

Base bblica

Qu dice el Manual de la iglesia

La ceremonia

Ceremonia de instalacin de las diaconisas

TERCERA SECCIN: EL DIACONADO EN ACCIN

Captulo 7: ORGANIZANDO EL TRABAJO

El equipo de diconos, diaconisas, ancianos y el pastor

Comisin de diconos y Comisin de diaconisas

Comisin de diconos

Comisin de diaconisas

Las reuniones

La agenda

Captulo 8: LOS CULTOS Y LAS REUNIONES DE LA IGLESIA

Preparativos

Recepcin

Reverencia y orden

Reverencia de los nios

Ofrendas

Atencin a las personas con necesidades especiales

Imprevistos

Despus de la salida

Captulo 9: LOS POBRES Y NECESITADOS

Un deber de la iglesia

Plan de accin

Equipos para atender necesidades especficas

Informes

Captulo 10: LA VISITACIN

Visitacin a miembros de iglesia

Visitacin a los nuevos conversos

Visitacin a los dbiles en la fe

Visitacin a los de edad madura

Visitacin de los enfermos

Visitacin a los enlutados

Visitacin a los solos

Captulo 11: LA CEREMONIA BAUTISMAL

Orientaciones generales

Tarea de los diconos

Tarea de las diaconisas

Asuntos importantes

Tarjeta de orientacin

La entrada al bautisterio

Personas con dificultades

El llamado

Tnicas

Vestuarios

En clima fro

Prevencin de accidentes

Captulo 12: EL SERVICIO DE COMUNIN

Orden del programa

Significado y realizacin del servicio

Santidad de la ceremonia

Jess manifiesta su presencia

Cundo debe realizarse

El anuncio de la ceremonia

El rito del lavamiento de los pies

El significado

Los preparativos

Durante la ceremonia

Despus de la ceremonia

La Santa Cena

Preparativos

Distribucin del pan y del vino

Deben evitarse las innovaciones

Emblemas alternativos

Despus de la ceremonia

Los utensilios

El sobrante del pan y del vino

Los nios

Comunin para los enfermos

Materiales para la ceremonia

Palanganas y toallas

Agua

Copas

Manteles para la mesa de la comunin

El pan y el vino

Receta para el pan de la Santa Cena

Captulo 13: OTRAS RESPONSABILIDADES

Cuidar de los intereses financieros y de los negocios de la iglesia

Cuidar de la propiedad de la iglesia

Predicar y ensear la verdad

Instruir en la verdad

Cuidar de los dbiles en la fe y de los apstatas

Promover la fidelidad en los diezmos entre los miembros de la iglesia

Una limitacin al ministerio de los diconos

Conclusin

BIBLIOGRAFA

PREFACIO

Finalmente la Iglesia Adventista del Sptimo Da publica una Gua de procedimientos para diconos y diaconisas. Era una deuda que la iglesia tena para con esos obreros voluntarios que dedican mucho de su tiempo, energa y esfuerzos a la obra de servir.

El plan surgi a partir de la decisin de la Divisin Sudamericana de integrar los diconos a la Asociacin Ministerial, y las diaconisas al Departamento de los Ministerios de la Mujer. Esta iniciativa, pionera en la iglesia mundial, tiene la intencin de aprovechar mejor el potencial de ese numeroso y dedicado grupo de oficiales de iglesia.

El contenido de la presente Gua de procedimientos para diconos y diaconisas, combina informacin e instruccin; teora y prctica; y debe servir como fuente para el estudio individual, y de consulta y preparacin de seminarios. Nuestra intencin es que esta Gua ayude tanto a los diconos y diaconisas, como a los pastores, a la hora de planificar el trabajo con la iglesia. Seguramente, el resultado se ver en bendiciones para los miembros del cuerpo de Cristo, y en mayores y mejores posibilidades de avance en la predicacin del evangelio. Despus de todo, ese fue el motivo original de la institucin del ministerio de los diconos en la iglesia cristiana:

Entonces los doce convocaron a la multitud de los discpulos, y dijeron: No es justo que nosotros dejemos la palabra de Dios, para servir a las mesas. Buscad, pues, hermanos, de entre vosotros a siete varones de buen testimonio, llenos del Espritu Santo y de sabidura, a quienes encarguemos de este trabajo. Y nosotros persistiremos en la oracin y en el ministerio de la palabra.

Agrad la propuesta a toda la multitud; y eligieron a Esteban, varn lleno de fe y del Espritu Santo, a Felipe, a Prcoro, a Nicanor, a Timn, a Parmenas, y a Nicols proslito de Antioqua; a los cuales presentaron ante los apstoles, quienes, orando, les impusieron las manos. Y creca la palabra del Seor, y el nmero de los discpulos se multiplicaba grandemente en Jerusaln; tambin muchos de los sacerdotes obedecan a la fe (Hechos 6:2-7).

Que el Seor bendiga y capacite a todos los que desean encontrar orientacin y motivacin para participar en su obra a travs del ministerio del diaconado.

Divisin Sudamericana de la Iglesia Adventista del Sptimo Da

Asociacin Ministerial y Departamento de Ministerios de la Mujer

Primera Seccin

La iglesia y el diaconadoCaptulo 1

LA IGLESIA A LA CUAL SERVIMOS

Este captulo tiene el objetivo de ayudarlo a usted, dicono o diaconisa, a conocer un poco ms sobre la Iglesia de Dios. Son citas extradas del Manual de la iglesia (edicin 2005).

Captulo 2 del Manual de la iglesia:

La iglesia del Dios viviente

Pertenecer a la iglesia de Dios es un privilegio nico, que produce en el alma grandes satisfacciones. Dios tiene el propsito de reunir un pueblo desde los distantes confines de la Tierra, con el fin de constituirlo en un solo cuerpo, el cuerpo de Cristo, la iglesia, de la cual l es la cabeza viviente. Todos los que son hijos de Dios en Cristo Jess, son miembros de su cuerpo, y dentro de esta relacin pueden disfrutar del compaerismo del uno con el otro, y del compaerismo con su Seor y Maestro.

En las Escrituras se hace referencia a la iglesia mediante expresiones tales como la iglesia de Dios (1 Cor. 1:2), el cuerpo de Cristo (Efe. 4:12), la iglesia del Dios viviente (1 Tim. 3:15). Este ltimo nombre fue elegido como ttulo de este captulo.

La palabra iglesia se usa en el relato bblico por lo menos en dos sentidos: en un sentido general se aplica a la iglesia en todo el mundo (Mat. 16:18; 1 Cor. 12:28), y en un sentido particular se aplica a la iglesia de una ciudad o provincia. Vanse los siguientes pasajes, donde se mencionan iglesias locales: la iglesia de Roma (Rom. 1:6, 7), la iglesia de Corinto (1 Cor. 1:2), la iglesia de Tesalnica (1 Tes. 1:1). Ntense tambin las referencias hechas a iglesias provinciales: las iglesias de Galacia (1 Cor. 16:1), las iglesias de Asia (1 Cor. 16:19), las iglesias de Siria y Cilicia (Hech. 15:41).

Cristo, que es la cabeza de la iglesia (Efe. 5:23) y su Seor viviente, ama profundamente a los miembros de su cuerpo. En la iglesia l debe ser glorificado (Efe. 3:21); por medio de la iglesia el Seor revelar la multiforme sabidura de Dios (Efe. 3:10). Da tras da, sustenta a su iglesia (Efe. 5:29), y es su mayor anhelo hacer de ella una iglesia gloriosa, santa, que no tenga mancha ni arruga, ni cosa semejante (Efe. 5:27).

Ningn muro de separacin

Cristo procur, mediante el precepto y el ejemplo, ensear la verdad de que con Dios no deba haber muro de separacin entre Israel y las otras naciones (Juan 4:4-42; 10:16; Luc. 9:51-56; Mat. 15:21-28). El apstol Pablo escribi: Los gentiles son coherederos y miembros del mismo cuerpo, y copartcipes de la promesa en Cristo Jess por medio del evangelio (Efe. 3:6). Tampoco debe haber entre los seguidores de Cristo preferencia alguna de casta, nacionalidad, raza o color, porque todos los hombres son de una sangre, para que todo aquel que en l cree, no se pierda, mas tenga vida eterna (Juan 3:16). Los elegidos de Dios forman una hermandad universal, una nueva humanidad; todos vosotros sois uno en Cristo Jess (Gl. 3:28).

Cristo vino al mundo con un mensaje de misericordia y perdn. Coloc el fundamento de una religin que une a judos y gentiles, a blancos y negros, a libres y esclavos, en una gran hermandad, considerada en un mismo plano de igualdad a la vista de Dios. El Salvador tiene un amor ilimitado para cada ser humano (Mensajes selectos, t. 2, p. 549).

Dios no reconoce ninguna distincin por causa de la nacionalidad, la raza o la casta. Es el Hacedor de toda la humanidad. Todos los hombres son una familia por la creacin, y todos son uno por la redencin. Cristo vino para demoler todo muro de separacin, para abrir todo departamento del templo, para que cada alma pudiese tener libre acceso a Dios... En Cristo no hay ni judo ni griego, ni esclavo ni libre. Todos son atrados por su preciosa sangre (Palabras de vida del gran Maestro, p. 318).

La iglesia es el objeto supremo de la consideracin de Cristo

Los llamados a servirlo dirigiendo a la grey deben cuidar de la iglesia (1 Tim. 3:5), apacentar la iglesia del Seor (Hech. 20:28), y sobre los hombros de algunos recaer cada da, la preocupacin por todas las iglesias, como le sucedi al amado apstol de los gentiles (2 Cor. 11:28). Los siguientes extractos de los escritos del Espritu de Profeca ilustran el gran amor de Cristo por su pueblo reunido en la fraternidad de la iglesia.

Testifico ante mis hermanos y hermanas que la iglesia de Cristo, por debilitada y defectuosa que sea, es el nico objeto en la tierra al cual l concede su suprema consideracin. Mientras el Seor extiende a todo el mundo su invitacin de venir a l y ser salvo, comisiona a sus ngeles a prestar ayuda divina a toda alma que acude a l con arrepentimiento y contricin, y l se manifiesta personalmente a travs de su Espritu Santo en medio de su iglesia. JAH, si mirares a los pecados, quin, oh Seor, podr mantenerse? Pero en ti hay perdn, para que seas reverenciado. Esper yo a Jehov, esper mi alma; en su palabra he esperado. Mi alma espera a Jehov ms que los centinelas a la maana... Espere Israel a Jehov, porque en Jehov hay misericordia. Y abundante redencin con l. Y l redimir a Israel de todos los pecados (Sal. 130:3-8).

Ministros y toda la iglesia, sea ste nuestro lenguaje, un lenguaje que salga de corazones que respondan a la gran bondad y al amor de Dios hacia nosotros como pueblo y como individuos: Espera, oh Israel, en Jehov, desde ahora y para siempre (Sal. 131:3). Los que estis en la casa de Jehov, en los atrios de la casa de nuestro Dios. Alabad a JAH, porque l es bueno; cantad salmos a su nombre, porque l es benigno. Porque JAH ha escogido a Jacob para s, a Israel por posesin suya. Porque yo s que Jehov es grande, y el Seor nuestro, mayor que todos los dioses (Sal. 135:2-5). Considerad, mis hermanos y hermanas, que el Seor tiene un pueblo, un pueblo escogido, su iglesia, que debe ser suya, su propia fortaleza, que l sostiene en un mundo rebelde y herido por el pecado; y l se ha propuesto que ninguna autoridad sea conocida en l, ninguna ley reconocida por ella, sino la suya propia (Testimonios para los ministros, 1977, pp. 15, 16).

Captulo 5 del Manual de la iglesia:

Sistema de organizacin de la Iglesia Adventista del Sptimo Da

La comisin que el Salvador dio a la iglesia, de llevar el evangelio a todo el mundo (Mat. 28:19, 20; Mar. 16:15), comprenda no slo la predicacin del mensaje sino tambin asegurar el bienestar de quienes lo aceptaban. Esto implicaba dar atencin pastoral, proveer un lugar de acomodacin para el rebao y tambin resolver los problemas de relaciones humanas. Una situacin tal exiga organizacin.

Al principio, los apstoles constituyeron un concilio que diriga las actividades de la naciente iglesia desde Jerusaln (Hech. 6:2; 8:14). Cuando el grupo de aquella ciudad lleg a ser tan numeroso que la administracin de sus asuntos prcticos se convirti en un problema, eligieron diconos para que se encargaran de los asuntos administrativos de la iglesia (Hech. 6:2-4).

Ms tarde surgieron otras congregaciones, no solamente en Asia, sino en Europa, y esto requiri nuevas providencias en materia de organizacin. Encontramos que, en Asia Menor, se ordenaron ancianos en todas las iglesias (Hech. 14:23). Parece evidente tambin, al leer el registro divino, que la extensin de la obra por las distintas provincias del Imperio Romano exigi la organizacin de iglesias en lo que podramos llamar asociaciones, las que, al parecer, incluan las iglesias de una determinada provincia, tal como en el caso de las iglesias de Galacia (Gl. 1:2). As, paso a paso, fue organizndose la iglesia primitiva. A medida que surgan las necesidades, Dios guiaba y diriga a los dirigentes de su obra, de modo que, en consejo con la iglesia, se fue desarrollando una forma de organizacin que salvaguard los intereses de la obra de Dios al extenderse a todos los pases.

Formas de gobierno eclesistico

Existen cuatro formas generalmente reconocidas de gobierno eclesistico, que pueden resumirse como sigue:

1. La episcopal, o forma de gobierno eclesistico mediante obispos, y en la que hay, por lo comn, tres rdenes de ministros, a saber: obispos, sacerdotes y diconos.

2. La papal, o forma de gobierno eclesistico en la que el papa est investido con autoridad suprema. El papa gobierna a la iglesia por intermedio de los cardenales, arzobispos, obispos y sacerdotes. Ni la iglesia local, ni los miembros individuales tienen autoridad en la administracin de la iglesia.

3. La independiente, o forma de gobierno eclesistico que considera a la congregacin de la iglesia local como autoridad suprema y final dentro de su propia jurisdiccin. Este sistema se conoce generalmente como congregacionalista.

4. La representativa, o forma de gobierno eclesistico que reconoce que la autoridad de la iglesia descansa en sus miembros, quienes delegan la responsabilidad ejecutiva para el gobierno de la iglesia en los cuerpos representativos y en los dirigentes elegidos para ello. Esta forma de gobierno eclesistico reconoce tambin la igualdad de la ordenacin de todo el ministerio. El sistema representativo de gobierno eclesistico es el que prevalece en la Iglesia Adventista del Sptimo Da.

Los cuatro niveles organizacionales de la Iglesia Adventista

En el sistema de gobierno eclesistico de la iglesia adventista existen cuatro cuerpos representativos, o niveles organizacionales, que van desde el creyente individual hasta la organizacin mundial de la obra de la Iglesia:

1. La iglesia local, que es un cuerpo organizado y unido de creyentes individuales.

2. La Asociacin o Misin/Campo local, que es un cuerpo organizado y unido de iglesias en el territorio de un estado, una provincia o una regin.

3. La Unin-asociacin o la Unin-misin, que es un cuerpo unido de asociaciones, misiones o campos dentro de un territorio mayor.

4. La Asociacin General, que es la unidad mayor de la organizacin, y abarca todas las uniones, en todas las partes del mundo. Las divisiones son secciones de la Asociacin General, con responsabilidad administrativa para una determinada zona geogrfica.

Cada miembro de la iglesia tiene voz para elegir los dirigentes de ella. La iglesia elige a los dirigentes de las asociaciones locales. Los delegados elegidos por las asociaciones locales eligen los de las uniones; y los delegados elegidos por las uniones eligen a los dirigentes de la Asociacin General. Con este arreglo, toda Asociacin, institucin, iglesia e individuo, sea directamente o por medio de sus representantes, tiene voz en la eleccin de los hombres que llevan las responsabilidades principales en la Asociacin General (Joyas de los testimonios, t. 3, p. 241).

Las instituciones de la iglesia

Dentro de esos cuatro niveles organizacionales, la iglesia administra diferentes instituciones. Los adventistas del sptimo da, como seguidores de Cristo, vemos en la comisin evanglica y en el ejemplo del Seor y de sus apstoles, la responsabilidad de servir a la persona como un todo. Por lo tanto, la iglesia sigue en su obra mundial el modelo que utiliz en sus orgenes en lo que se refiere al desarrollo de instituciones educacionales, mdicas, de publicaciones y otras.

En nuestra teologa y filosofa de administracin de la iglesia, tales instituciones fueron siempre parte integrante de la iglesia, instrumentos directos en el cumplimiento de su divina misin. Por lo tanto, la Iglesia Adventista del Sptimo Da utiliza las instituciones que denominacionalmente posee y administra, tales como las instituciones mdicas, las casas editoras, las fbricas de productos saludables y las instituciones educacionales, como partes integrantes destinadas a llevar a cabo los ministerios en favor de la salud, las publicaciones y la enseanza; y por lo tanto, tales instituciones son indispensables e inseparables del ministerio total de la iglesia para llevar el evangelio a todo el mundo.

Las mltiples unidades de la iglesia mundial, ya sean congregaciones, asociaciones, instituciones mdicas, casas editoras, instituciones educacionales u otras entidades, encuentran su unidad organizacional en la Asociacin General de los Adventistas del Sptimo Da, en la que estn representadas. La iglesia mundial acta por medio de ellas, en el nombre de Cristo, para enfrentar las necesidades de un mundo perturbado.

La Asociacin General es la autoridad suprema

La Asociacin General sesionando en congreso mundial, y la Junta Directiva de la misma en los intervalos entre congresos, es la ms alta unidad organizacional en la administracin de la obra mundial de la iglesia, y est autorizada por sus estatutos a crear organizaciones subordinadas para promover los intereses especficos en las diversas regiones del mundo. Se entiende, por lo tanto, que todas las organizaciones e instituciones subordinadas, en todo el mundo, reconocern a la Asociacin General como la autoridad suprema, despus de Dios, entre los adventistas del sptimo da. Cuando surgen divergencias en las organizaciones o en las instituciones, o entre ellas, es apropiado apelar a la organizacin inmediata superior, hasta llegar a la Asociacin General sesionando en congreso, o a su Junta Directiva sesionando en Concilio Anual. Durante el intervalo que media entre los congresos, la Junta Directiva de la Asociacin General es el cuerpo con autoridad final para resolver todas las diferencias de puntos de vista que puedan producirse. La decisin de la Junta Directiva puede ser revisada en un congreso de la Asociacin General o en un Concilio Anual de la Junta Directiva.

Se me ha indicado muchas veces que ningn hombre debe renunciar a su juicio para ser dominado por el de cualquier otro hombre. Nunca debe considerarse que la mente de un hombre o la de unos pocos hombres se basta en sabidura y poder para controlar la obra y decir qu planes deben seguirse. Pero cuando en un congreso de la Asociacin General se expresa el juicio de los hermanos congregados de todas partes del campo, la independencia y el juicio particulares no deben sostenerse con terquedad, sino entregarse. Nunca debe un obrero tener por virtud el persistir en una actitud independiente contra la decisin del cuerpo general.

A veces, cuando un pequeo grupo de hombres encargados del manejo general de la obra procur ejecutar en nombre de la Asociacin General planes imprudentes y restringir la obra de Dios, he dicho que ya no poda considerar voz de Dios la de la Asociacin General representada por estos pocos hombres. Pero esto no es decir que no deban respetarse las decisiones de un congreso de la Asociacin General compuesto de una asamblea de hombres debidamente nombrados como representantes de todas partes del campo. Dios orden que tengan autoridad los representantes de su iglesia de todas partes de la tierra, cuando estn reunidos en el congreso de la Asociacin General. El error que algunos se hallan en el peligro de cometer estriba en dar a la mente y al juicio de un solo hombre o de un pequeo grupo de hombres, la plena medida de autoridad e influencia que Dios ha investido en su iglesia, en el juicio y la voz de la Asociacin General congregada para planear la prosperidad y el progreso de su obra.

Cuando este poder con que Dios invisti a la iglesia se concede totalmente a un hombre, y l asume la autoridad de ser juicio para otras mentes, entonces se halla trastrocado el verdadero orden bblico. Los esfuerzos que hara Satans para influir sobre la mente de un hombre tal seran muy sutiles y a veces casi abrumadores, porque el enemigo alentara la esperanza de poder afectar a muchos otros por su intermedio. Demos a la ms alta autoridad organizada de la iglesia aquello que propendemos a dar a un hombre o un pequeo grupo de hombres (Joyas de los testimonios, t. 3, pp. 408, 409).

Captulo 2

EL ORIGEN DEL DIACONADO

Citas de Elena G. de White, en Los hechos de los apstoles, pp. 73-80:

Los siete diconos

En aquellos das, como creciera el nmero de los discpulos, hubo murmuracin de los griegos contra los hebreos, de que las viudas de aqullos eran desatendidas en la distribucin diaria (Hech. 6:1).

En la iglesia primitiva haba gente de diversas clases sociales y distintas nacionalidades. Cuando vino el Espritu Santo en Pentecosts, moraban entonces en Jerusaln judos, varones piadosos, de todas las naciones bajo el cielo (Hech. 2:5). Entre los de la fe hebrea reunidos en Jerusaln haba tambin algunos que eran conocidos generalmente como helenistas (de origen griego), cuya desconfianza y antagonismo hacia los judos de Palestina databa de largo tiempo.

Los que se haban convertido por la labor de los apstoles estaban afectuosamente unidos por el amor cristiano. A pesar de sus anteriores prejuicios, se hallaban en recproca concordia. Saba Satans que mientras durase aquella unin no podra impedir el progreso de la verdad evanglica, y trato de aprovecharse de los antiguos modos de pensar, con la esperanza de introducir as en la iglesia elementos de discordia.

Sucedi que habiendo crecido el nmero de discpulos, logr Satans despertar las sospechas de algunos que anteriormente haban tenido la costumbre de mirar con envidia a sus correligionarios y de sealar faltas en sus jefes espirituales. As hubo murmuracin de los griegos contra los hebreos. El motivo de la queja fue un supuesto descuido de las viudas griegas en el reparto diario de socorros. Toda desigualdad habra sido contraria al espritu del Evangelio; pero Satans haba logrado provocar celos. Por lo tanto, era indispensable tomar medidas inmediatas que eliminasen todo motivo de descontento, para evitar que el enemigo triunfara en sus esfuerzos y produjese divisin entre los fieles.

Los discpulos de Jess haban llegado a una crisis. Bajo la sabia direccin de los apstoles, que haban trabajado unidos gracias al poder del Espritu Santo, la obra encomendada a los mensajeros del Evangelio se haba desarrollado rpidamente. La iglesia estaba creciendo de continuo, y este incremento de miembros aumentaba las pesadas responsabilidades de los dirigentes. Ningn hombre, ni grupo de hombres, podra continuar llevando solo esas responsabilidades, sin poner en peligro la futura prosperidad de la iglesia (White, Los hechos de los apstoles, pp. 73, 74).

Se necesitaba una distribucin adicional de las responsabilidades que haban sido llevadas tan fielmente por unos pocos durante los primeros das de la iglesia.

Los apstoles deban dar ahora un paso importante en el perfeccionamiento de la organizacin evanglica en la iglesia, poniendo sobre otros algunas de las responsabilidades que hasta ahora haban llevado ellos.

Los apstoles reunieron a los fieles en asamblea, e inspirados por el Espritu Santo, expusieron un plan para la mejor organizacin de todas las fuerzas vivas de la iglesia. Dijeron los apstoles que haba llegado el tiempo en que los jefes espirituales deban ser relevados de la tarea de socorrer directamente a los pobres, y de responsabilidades semejantes, pues deban quedar libres para proseguir con la obra de predicar el Evangelio. As que dijeron: Buscad pues, hermanos, de entre vosotros a siete varones de vosotros de buen testimonio, llenos de Espritu Santo y de sabidura, a quienes encarguemos de este trabajo. Y nosotros persistiremos en la oracin, y en el ministerio de la palabra. Siguieron los fieles este consejo, y por oracin e imposicin de manos fueron apartados solemnemente siete hombres para el oficio de diconos.

El nombramiento de los siete para desempear determinadas tareas fue muy beneficioso a la iglesia. Estos dirigentes atendan especialmente de las necesidades de los miembros, como asimismo de los intereses econmicos de la iglesia; y con su prudente administracin y piadoso ejemplo, constituan una ayuda importante para sus colegas, en la tarea de unir los diversos intereses de la iglesia.

Esta medida estaba de acuerdo con el plan de Dios, como lo demostraron los resultados inmediatos que produjo en bien de la iglesia. Y creca la palabra del Seor, y el nmero de los discpulos se multiplicaba grandemente en Jerusaln: tambin muchos de los sacerdotes obedecan a la fe. Esta cosecha de almas se debi igualmente a la mayor libertad de que gozaban los apstoles y al celo y virtud demostrados por los siete diconos. El hecho de que estos hermanos hubieran sido ordenados para la obra especial de atender a las necesidades de los pobres, no les impeda ensear la fe, sino que, por el contrario, estaban plenamente capacitados para instruir a otros en la verdad, lo que hicieron con gran fervor y buen xito.

A la iglesia primitiva se le haba encomendado una obra que creca constantemente, a saber, fundar centros de luz y bendicin dondequiera hubiese almas honestas dispuestas a entregarse al servicio de Cristo. La proclamacin del Evangelio haba de tener alcance mundial, y los mensajeros de la cruz no podan esperar cumplir su importante misin a menos que permanecieran unidos con los vnculos de la unidad cristiana, y revelaran as al mundo que eran uno con Cristo en Dios. No haba orado al Padre su divino Director: gurdalos en tu nombre, para que sean uno, as como nosotros? Y no haba declarado l de sus discpulos: El mundo los aborreci, porque no son del mundo? No haba suplicado al Padre que ellos fueran perfectos en unidad, para que el mundo crea que t me enviaste? (Juan 17:11, 14, 23, 21). Su vida y poder espirituales dependan de una estrecha comunin con Aquel por quien haban sido comisionados a predicar el Evangelio.

Solamente en la medida en que estuvieran unidos con Cristo, podan esperar los discpulos que los acompaara el poder del Espritu Santo y la cooperacin de los ngeles del cielo. Con la ayuda de estos instrumentos divinos, podran presentar ante el mundo un frente unido, y obtener la victoria en la lucha que estaban obligados a sostener incesantemente contra las potestades de las tinieblas. Mientras continuaran trabajando unidos, los mensajeros celestiales iran delante de ellos abriendo el camino; los corazones seran preparados para la recepcin de la verdad y muchos seran ganados para Cristo. Mientras permanecieran unidos, la iglesia avanzara hermosa como la luna, esclarecida como el sol, imponente como ejrcitos en orden (Cant. 6:10). Nada podra detener su progreso. Al avanzar de victoria en victoria, cumplira gloriosamente su divina misin de proclamar el Evangelio al mundo.

La organizacin de la iglesia de Jerusaln deba servir de modelo para la de las iglesias que se fundaran en muchos otros lugares donde los mensajeros de la verdad fuesen a trabajar a fin de ganar conversos para el Evangelio. Los que haban asumido la responsabilidad del gobierno general de la iglesia, no haban de enseorearse de la heredad de Dios, sino que, como prudentes pastores, tenan que apacentar la grey de Dios siendo ejemplos de la grey (1 Ped. 5:3), y los diconos deban ser varones de buen testimonio llenos de Espritu Santo y de sabidura. Estos hombres deban mantenerse unidos de parte de la justicia y permanecer firmes y decididos. As ejerceran una influencia unificadora sobre toda la grey.

Ms adelante en la historia de la iglesia primitiva, una vez constituidos en iglesias muchos grupos de creyentes en diversas partes del mundo, se perfeccion aun ms la organizacin a fin de mantener el orden y la accin concertada. Se exhortaba a cada uno de los miembros a que desempease bien su cometido, y a emplear con sabidura los talentos que se les haban confiado. Algunos estaban dotados por el Espritu Santo de dones especiales:

Primeramente apstoles, luego profetas, lo tercero maestros, luego los que hacen milagros, despus los que sanan, los que ayudan, los que administran, los que tienen don de lenguas (1 Cor. 12:28). Pero los obreros de todas estas clases tenan que trabajar en armona.

Hay diversidad de dones, pero el Espritu es el mismo. Y hay diversidad de ministerios, pero el Seor es el mismo. Y hay diversidad de operaciones, pero Dios, que hace todas las cosas en todos, es el mismo. Pero a cada uno le es dada la manifestacin del Espritu para provecho. Porque a ste es dada por el Espritu palabra de sabidura; a otro, palabra de ciencia segn el mismo Espritu; a otro, fe por el mismo Espritu; y a otro, dones de sanidades por el mismo Espritu. A otro, el hacer milagros; a otro, profeca; a otro, discernimiento de espritus; a otro, diversos gneros de lenguas; y a otro, interpretacin de lenguas. Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espritu, repartiendo a cada uno en particular como l quiere. Porque as como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, as tambin Cristo (1 Cor. 12:4-12).

Son solemnes las responsabilidades que descansan sobre los que son llamados a actuar como dirigentes de la iglesia de Dios en la tierra. En los das de la teocracia, cuando Moiss estaba empeado en llevar solo responsabilidades que pronto lo agotaran, Jetro le aconsej que hiciera planes para distribuir sabiamente las responsabilidades. Est t por el pueblo delante de Dios, le aconsej Jetro, y somete t los asuntos a Dios. Y ensea a ellos las ordenanzas y las leyes, y mustrales el camino por donde deben andar, y lo que han de hacer. Jetro aconsej adems que se escogieran hombres para que actuaran como jefes de millares, de centenas, de cincuenta y de diez. Estos deban ser varones de virtud, temerosos de Dios, varones de verdad, que aborrezcan la avaricia. Ellos haban de juzgar al pueblo en todo tiempo, aliviando as a Moiss de la agotadora responsabilidad de prestar atencin a muchos asuntos menores que podan ser tratados con sabidura por ayudantes consagrados.

El tiempo y la fuerza de los que en la Providencia de Dios han sido puestos en los principales cargos de responsabilidad en la iglesia deben dedicarse a tratar los asuntos ms importantes que demandan especial sabidura y amplitud de nimo. No es plan de Dios que a tales hombres se les pida que resuelvan los asuntos menores que otros estn bien capacitados para tratar. todo asunto grave lo traern a ti le propuso Jetro a Moiss, y ellos juzgarn todo asunto pequeo. As aliviars la carga de sobre ti, y la llevarn ellos contigo. Si esto hicieres, y Dios te lo mandare, t podrs sostenerte, y tambin todo este pueblo ir en paz a su lugar.

De acuerdo con este plan, Escogi Moiss varones de virtud de entre todo Israel, y los puso por jefes sobre el pueblo, sobre mil, sobre ciento, sobre cincuenta, y sobre diez. Y juzgaban al pueblo en todo tiempo; el asunto difcil lo traan a Moiss, y ellos juzgaban todo asunto pequeo (vase xo. 18:19-26).

Ms tarde, al escoger setenta ancianos para que compartieran con l las responsabilidades de la direccin, Moiss tuvo cuidado de escoger como ayudantes suyos a hombres de dignidad, de sano juicio y de experiencia. Al darles su cometido a estos ancianos en ocasin de su ordenacin, expuso algunas de las cualidades que capacitan a un hombre para ser un sabio dirigente de la iglesia. Od entre vuestros hermanos dijo Moiss, y juzgad justamente entre el hombre y su hermano, y el extranjero. No hagis distincin de persona en el juicio; as al pequeo como al grande oiris; no tendris temor de ninguno, porque el juicio es de Dios (Deut. 1:16, 17).

El rey David, hacia el fin de su reinado, deposit una solemne responsabilidad sobre los que dirigan la obra de Dios en su tiempo. Convoc en Jerusaln a todos los principales de Israel, los jefes de las tribus, los jefes de las divisiones que servan al rey, los jefes de millares y de centenas, los administradores de toda la hacienda y posesin del rey y de sus hijos, y los oficiales y los ms poderosos y valientes de sus hombres, y les orden solemnemente, ante los ojos de todo Israel, congregacin de Jehov, y en odos de nuestro Dios, guardad e inquirid todos los preceptos de Jehov vuestro Dios (1 Crn. 28:1, 8).

A Salomn, ya que estaba llamado a ocupar un puesto de suma responsabilidad, David le encarg especialmente: Y t, Salomn, hijo mo, reconoce al Dios de tu padre, y srvele con corazn perfecto y con nimo voluntario; porque Jehov escudria los corazones de todos, y entiende todo intento de los pensamientos. Si t le buscares, lo hallars; mas si lo dejares, l te desechar para siempre. Mira, pues, ahora, que Jehov te ha elegido... esfurzate (1 Crn. 28:9, 10).

Los mismos principios de piedad y justicia que deban guiar a los gobernantes del pueblo de Dios en el tiempo de Moiss y de David, deban ser puestos en prctica por aquellos a quienes se les encomend la atencin de la recin organizada iglesia de Dios en la dispensacin evanglica. En la obra de poner en orden las cosas en todas las iglesias, y de ordenar hombres capaces que actuaran como dirigentes, los apstoles se atenan a las altas normas de direccin trazadas en los escritos del Antiguo Testamento. Sostenan que el que fuera llamado a ocupar un puesto de gran responsabilidad en la iglesia, deba ser irreprensible, como administrador de Dios; no soberbio, no iracundo, no dado al vino, no pendenciero, no codicioso de ganancias deshonestas, sino hospedador, amante de lo bueno, sobrio, justo, santo, dueo de s mismo, retenedor de la palabra fiel tal como ha sido enseada, para que tambin pueda exhortar con sana enseanza y convencer a los que contradicen (Tito 1:7-9).

El orden establecido en la primera iglesia cristiana, la habilit para seguir firmemente adelante como un ejrcito disciplinado, revestido de la armadura de Dios. Los grupos de fieles, aunque esparcidos en un dilatado territorio, eran todos miembros de un solo cuerpo y actuaban de concierto y en mutua armona. Cuando se suscitaban disensiones en alguna iglesia, como ocurri despus en Antioqua y en otras partes, y los fieles no lograban avenirse, no se permita que el problema dividiese a la iglesia, sino que se lo someta a un concilio general de todos los fieles, constituido por delegados de las diversas iglesias, en tanto que los apstoles y ancianos desempeaban los cargos directivos. As, mediante la accin concertada de todos, se encaraban los esfuerzos que Satans haca para atacar a las iglesias aisladas, y se desbarataban los planes del enemigo para producir divisin y destruccin.

Dios no es Dios de confusin, sino de paz, como sucede en todas las iglesias de los santos (1 Cor. 14:33 VM). Quiere que en nuestros das se aplique orden y sistema en la direccin de la iglesia, tal como en la antigedad. Desea que se impulse su obra con perfeccin y exactitud, de manera que pueda aplicarle el sello de su aprobacin. Los cristianos se han de mantener unidos con otros cristianos, y las iglesias con las iglesias, los instrumentos humanos deben cooperar con los divinos, subordinndose todos al Espritu Santo y combinndose para dar al mundo las buenas nuevas de la gracia de Dios (Ibd., pp. 74-80).

Segunda seccin

El cargo y las personas que lo ocupanCaptulo 3

SIGNIFICADO E IMPORTANCIA DEL CARGO

Significado del cargo

La palabra dicono proviene del griego diaknos, que significa siervo, y en ese sentido es utilizada muchas veces en los evangelios. Uno de los honores ms altos al ejercer el diaconado reside en el hecho de que esa funcin es, en cierta manera, la continuidad del ministerio de Cristo. l mismo afirm: El Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir (Marcos 10:45).

Elena G. de White, comentando sobre el ministerio de Jess, hace la siguiente declaracin: El trabajo primordial de Cristo fue el de ministrar a los pobres, los necesitados y los ignorantes (El ministerio de la bondad, p. 63).

Del mismo modo, los diconos y las diaconisas de la iglesia tienen como su mayor ejemplo y modelo al mismo Seor Jess. La persona elegida por la iglesia para el diaconado debe comprender que esa no es una funcin para ejercer la autoridad, sino para el servicio en favor de las personas.

La primera mencin de que se eligieron hombres para servir a la iglesia, est en Hechos 6: En aquellos das, como creciera el nmero de los discpulos, hubo murmuracin de los griegos contra los hebreos, de que las viudas de aqullos eran desatendidas en la distribucin diaria (vers. 1). Para hacer frente a esa situacin, los apstoles convocaron a la iglesia y dieron las siguientes instrucciones: No es justo que nosotros dejemos la palabra de Dios, para servir a las mesas.

Buscad, pues, hermanos, de entre vosotros a siete varones de buen testimonio, llenos del Espritu Santo y de sabidura, a quienes encarguemos de este trabajo (Hech. 6:2, 3).

Todos los hombres escogidos tenan nombres griegos. Uno de ellos es mencionado como habiendo sido un gentil previamente convertido al judasmo (vers. 5). Sin embargo, la Biblia no dice cuntos de ellos eran helenistas y cuntos eran judos, pues, en aquel entonces, muchos judos palestinos tenan nombres griegos. Lo que parece cierto, es que los siete fueron escogidos dentro del grupo de los que, por lo menos, estaban familiarizados con la cultura griega. Acerca de Esteban, por ejemplo, Elena G. de White hace el siguiente comentario: Aunque judo de nacimiento, hablaba griego y estaba familiarizado con los usos y costumbres de los griegos (Los hechos de los apstoles, p. 81).

Otro hecho importante es que el escritor bblico no llama a los siete hombres escogidos para servir a los necesitados con el ttulo eclesistico de dicono (en griego: diaknos). Sin embargo, tenemos razones para creer que ellos fueron, ciertamente, los primeros diconos de la iglesia cristiana.

Primero, porque la actividad para la cual fueron elegidos y separados se identifica con los trminos que tienen la misma raz:

Versculo 1: distribucin diaria: (distribucin = diakona).

Versculo 2: servir a las mesas: (servir = diakoneo)

En segundo lugar, creemos que fueron diconos porque el Espritu de Profeca se refiere a ellos de la siguiente manera: ...y por oracin e imposicin de manos fueron apartados solemnemente siete hombres para el oficio de diconos (Los hechos de los apstoles, p.74).

Esta medida estaba de acuerdo con el plan de Dios, como lo demostraron los resultados inmediatos que produjo en bien de la iglesia. Y creca la palabra del Seor, y el nmero de los discpulos se multiplicaba grandemente en Jerusaln: tambin muchos de los sacerdotes obedeca a la fe. Esta cosecha de almas se debi igualmente a la mayor libertad de que gozaban los apstoles, y al celo y virtud demostrados por los siete diconos (Los hechos de los apstoles, p. 75).

Esteban, el ms destacado de los siete diconos, era varn de profunda piedad y gran fe (Los hechos de los apstoles, p. 81).

Importancia del cargo

Diconos

El trabajo de los diconos en la Iglesia Primitiva es visto como una de las cosas ms nobles y una de las ms importantes tareas que un miembro de iglesia puede desempear.

Pero el llamado al oficio de dicono comprenda ms que atender los negocios de una comunidad cristiana que creca rpidamente. Se dedicaban a realizar una parte importante de la obra del Seor, que requera cualidades apenas inferiores a las de un anciano 1 Tim. 3:8-13. (Manual de la iglesia, p. 57).

En el Nuevo Testamento hay solamente cuatro grupos de personas que reciben una comisin especial para determinada obra, y en tres se hace referencia a la imposicin de las manos. Los diconos estn entre estos tres (ver Nancy Vyhmeister, La ordenacin en el Nuevo Testamento en revista Ministerio, nov-dic. 2005, pp. 10-13). Los cuatro grupos son los siguientes:

1. Los discpulos que llegaron a ser apstoles: Mateo 10:1-5; Marcos 3:14-19: Lucas 6:13-16. Aunque no se hace referencia a una ceremonia o acto pblico formal de imposicin de manos, est claro que pasaron por una transicin en su esfera de importancia.

2. Pablo y Bernab, designados para el ministerio entre los gentiles: Hechos 13:1-3. Los profetas y maestros de la iglesia de Antioqua, con orientacin directa del Espritu Santo, impusieron las manos sobre ellos como seal de que estaban siendo separados para una obra especial.

3. Ancianos de iglesia: Hay tres textos bblicos que se refieren a la designacin de ancianos de iglesia: Hechos 14:23; 1 Timoteo 3; Tito 1:5. En 1 Timoteo 4:14 se hace una referencia a la designacin de Timoteo como anciano, presbtero o pastor. La imposicin de manos sobre esos hombres escogidos marca su separacin para una obra especial.

4. Los siete diconos en Hechos 6: Para atender una necesidad resultante del avance y el crecimiento de la iglesia se escogi a hombres llenos del Espritu Santo, quienes fueron separados para tal obra por la imposicin de las manos.

De esa manera, con bases bblicas, los diconos constituyen hoy, junto con los ancianos y pastores, las nicas personas en la iglesia que son separados y designados para sus respectivas tareas a travs de la imposicin de las manos (ver el tema Ordenacin en la p. 248 del Manual de la iglesia).

Diaconisas

Si bien no hay referencia a la imposicin de manos con relacin a las diaconisas, ellas, como los diconos, ejercen una funcin honrosa de acuerdo a las Escrituras. Aunque la designacin para el diaconado en la Iglesia Apostlica haya sido inicialmente para los hombres (Hechos 6), hay referencias posteriores que indican que ellas tambin ejercan ese cargo en la iglesia (1 Timoteo 3:11).

Base bblica para el cargo de diaconisa

En Romanos 16:1 el apstol Pablo hace la siguiente declaracin: Os recomiendo adems nuestra hermana Febe, la cual es diaconisa de la iglesia en Cencrea. Otras versiones traducen, apropiadamente, os recomiendo adems a nuestra hermana Febe, la cual est sirviendo a la iglesia de Cencrea. Eso, porque la palabra griega para sirviendo, es dikonos, que es la misma palabra para designar a los diconos varones. Aunque no es claro si el apstol se est refiriendo a un cargo eclesistico oficial ocupado por Febe, la presencia de mujeres actuando en la iglesia en el servicio a las personas necesitadas es una realidad en la Iglesia Primitiva. Ejemplos de ese hecho son: Evodia y Sntique, mencionadas en Filipenses 4:2.

David Brown resume lo que muchos estudiosos de la Biblia dicen: No hay motivos justificados para dudar que, en la Iglesia Primitiva, haba diaconisas para atender las necesidades de las mujeres (Jamieson, Fausset & Brown Commentary, Ages Librarian Software, Christian Library Series, vol. 15 [comentario de Romanos 16:1]).

1 Timoteo 3:11 define las calificaciones exigidas para las diaconisas: Las mujeres asimismo sean honestas, no calumniadoras, sino sobrias, fieles en todo. Es cierto que hay alguna polmica sobre la identificacin de las mujeres mencionadas en este texto. Algunos afirman que se refieren a las esposas de los diconos, otros prefieren entenderlo como una referencia a las esposas de los diconos y de los obispos, o ancianos, mencionados en el comienzo del captulo 3 de 1 Timoteo. Otros entienden que esas palabras se dirigen a las mujeres de la iglesia en general. Pero, la interpretacin ms probable es que dicho texto presenta una exhortacin a las diaconisas de la iglesia. Los argumentos para esa interpretacin son los siguientes:

1. A las cartas a Timoteo y Tito se las conoce como las epstolas pastorales. En ellas, Pablo se dirige especialmente a los ministros y oficiales de la iglesia. Magno Paganelli dice que: Las epstolas pastorales se ocupan con el abordaje directo a obreros e incluso cuando, en stas se hacen menciones a la familia, esto ocurre para que sean resaltadas las caractersticas deseables en obreros, y no a los cristianos en general (El libro de los diconos, p. 57).

2. No parece muy lgico exigir de las esposas de los oficiales de la iglesia atribuciones tan severas como las exigidas a ellos mismos. Pero, si las palabras son dirigidas a oficiales de la iglesia del sexo femenino, entonces parecen estar dentro del contexto apropiado.

3. En el captulo 3 de 1 Timoteo, Pablo comienza hablndole a los ancianos. Para introducir sus consideraciones sobre los diconos, usa la palabra asimismo. En el versculo 11, donde habla de las mujeres, usa la misma expresin asimismo. Esa estructura sugiere que el apstol est presentado los diversos cargos de la iglesia. La palabra griega para asimismo, o igualmente, o semejantemente, tal como traducen ciertas versiones, denota una transicin a otra clase de personas (Jamieson, Fausset & Brown Commentary, vol. 15 [comentario de 1 Timoteo 3:11]).

Captulo 4

CALIFICACIONES PARA EJERCER EL DIACONADO

Calificaciones para los diconos

Las calificaciones exigidas por los apstoles en la eleccin de los diconos, eran de naturaleza eminentemente espiritual: buscad, pues, hermanos, de entre vosotros a siete varones de buen testimonio, llenos del Espritu Santo y de sabidura (Hechos 6:3). La iglesia no hace ningn tipo de distincin de clase social, nivel acadmico, origen o raza para escoger a sus lderes y oficiales.

Los apstoles especificaron solamente tres virtudes que deban ser tomadas en cuenta:

1. Buen testimonio, buena reputacin.

2. Llenos del Espritu Santo.

3. Llenos de sabidura.

A medida que la iglesia fue creciendo y organizndose, el ministerio de los diconos se fue fortaleciendo y consolidndose como una de las ms importantes tareas en el cuerpo de creyentes. La iglesia del Nuevo Testamento miraba a esos lderes como verdaderos ejemplos de vida cristiana. Eso se ve claramente por las elevadas calcificaciones exigidas para los presbteros y diconos en 1 Timoteo 3:8-13. Tenan que ser modelos, no solamente en el liderazgo de la iglesia y en el servicio a los necesitados, sino tambin tenan que ser ejemplo en la familia, en su relacin con la comunidad y en su estilo de vida.

Hay dos textos bblicos, Hechos 6 y 1 Timoteo 3, que son la fuente bsica para determinar las calificaciones de los diconos. Henry Webb, en su libro, dice:

Aquellos que eran escogidos como diconos, deberan:

1. Demostrar crecimiento en la fe: Deban ser varones de buen testimonio, llenos del Espritu Santo y de sabidura (Hechos 6:3).Deben apegarse al ministerio de la fe con la conciencia limpia (1 Timoteo 3:9, NVI).

2. Demostrar cristianismo en la vida familiar: Los diconos sean maridos de una sola mujer, y que gobiernen bien sus hijos y sus casas (1 Timoteo 3:12).

3. Demostrar un buen comportamiento moral personalmente y en pblico: Deben ser dignos, hombres de palabra, no amigos de mucho vino ni de lucros deshonestos (1 Timoteo 3:8 NVI).

4. Demostrar en su vida la aceptacin de Dios y de la iglesia: Y stos tambin sean sometidos a prueba primero, y entonces ejerzan el diaconado, si son irreprensibles. Porque los que ejerzan bien el diaconado, ganan para s un grado honroso, y mucha confianza en la fe que es en Cristo Jess (1 Timoteo 3:10, 13). (Deacons: Servant Models in the Church, pp. 13, 14).

Charles F. Treadway describe as las calificaciones de un dicono (citado en Now That Youre a Deacon):

Hombres de buena reputacin (Hechos 6:3): Buena reputacin entre los de la iglesia y los de afuera.

Llenos del Espritu Santo (Hechos 6:3): Grandeza de carcter, perspectiva espiritual y dedicacin personal.

Llenos de sabidura (Hechos 6:3): Capacidad de discernir lo correcto de lo incorrecto y de mantener sus convicciones.

Llenos de fe (Hechos 6:5): Lo mismo que en el caso de Esteban, la fe del dicono requiere que se arriesgue, tanto l como sus posesiones.

Dignos (1 Timoteo 3:8): Poseer el propsito cristiano, que demuestra gran reverencia por las cuestiones espirituales y cuya palabra es respetada.

Hombres de palabra (1 Timoteo 3:8): Confiable y honesto en su relacin con todas las personas, tanto pblica como particularmente.

No dados a mucho vino (1 Timoteo 3:8): Vivir en forma temperante, mayordomo de la buena influencia, haciendo todo para la gloria de Dios. [Una cuidadosa interpretacin de esta parte del pasaje demuestra que no se trata de una autorizacin para el consumo de bebidas alcohlicas].

No codiciosos de ganancias deshonestas (1 Timoteo 3:8): Tener la actitud correcta para con las posesiones materiales, no explotando nunca a nadie para obtener ganancias personales.

Guardianes de la fe (1 Timoteo 3:9): Fortalecer el compaerismo en la iglesia y mantener la integridad espiritual ms all de cualquier reprobacin.

Experimentados y probados (1 Timoteo 3:10): Demostrar su compromiso para ministrar, al ser elegido para servir como dicono.

Irreprensibles (1 Timoteo 3:10): Una persona irreprensible, contra la que no hay sospechas, puede tener xito en su responsabilidad.

Vida familiar cristiana (1 Timoteo 3:11-12): Alguien cuya familia est bien cuidada, cuyas relaciones familiares son saludables y florecientes.

Marido de una sola mujer (1 Timoteo 3:12): Modelo fiel de dedicacin a la esposa, comprometido con la santidad de los lazos matrimoniales.

Educando bien a sus hijos y a los de su casa (1 Timoteo 3:12): Amado y respetado por todos los miembros de su familia, cuidando de ellos as como Jess cuida a sus hijos.

Gran determinacin en la fe (1 Timoteo 3:13): Defiende firmemente sus creencias, aprovechando cada oportunidad para ministrar (Howard B. Foshee, Now That Youre a Deacon, pp. 43, 44).

La persona que acepta servir a la iglesia como dicono, debe ser consciente de que necesita ser ejemplo de fidelidad, de amor, de consagracin, de lealtad y de celo por la iglesia de Dios. Finalmente, es apropiado citar una declaracin de Elena G. de White que debe ser considerada antes de que la iglesia escoja a una persona para ocupar un cargo en el liderazgo:

Dios ha puesto en la iglesia, como sus ayudadores sealados, hombres de diversos talentos, para que por la sabidura combinada de muchos, pueda cumplirse la voluntad del Espritu. Los hombres que proceden de acuerdo con sus propios rasgos fuertes de carcter, y rehsan llevar el yugo con otros que han tenido larga experiencia en la obra de Dios, llegarn a cegarse por la confianza propia y a incapacitarse para discernir entre lo falso y lo verdadero. No es prudente elegir a los tales como dirigentes de la iglesia; porque seguiran su propio juicio y plan, sin importarles el juicio de sus hermanos. Es fcil para el enemigo trabajar por medio de los que, aunque necesitan consejo ellos mismos a cada momento, emprenden el cuidado de las almas confiados en su propia fuerza, sin haber aprendido la humildad de Cristo (Los hechos de los apstoles, p. 229).

Calificaciones para las diaconisas

El nico pasaje bblico que trata especficamente de las cualidades exigidas a las diaconisas, es 1 Timoteo 3:11: Las mujeres asimismo sean honestas, no calumniadoras, sino sobrias, fieles en todo.

Respetables u honestas: Es lo mismo que decir: dignas de respeto o serias.

No maldicientes: El trmino usado aqu es el mismo que se usa para diablo, que significa acusador o calumniador. Una diaconisa tiene muchas oportunidades de conocer a las personas y, por lo tanto, puede sentirse tentada a denigrar el carcter de ellas o a hacer comentarios indebidos con otras personas acerca de problemas o situaciones privadas. El dominio de la lengua es, por lo tanto, una virtud que debe ser observada.

Temperantes y sobrias: La temperancia significa equilibrio en todas las cosas, sobriedad, completo dominio sobre todas las pasiones y apetitos. Por el poder y la constante presencia de Dios en la vida, la diaconisa presenta esa virtud.

Fieles en todo: Adems de abarcar aspectos de la vida personal, familiar y social, la fidelidad tambin apunta a los deberes de las diaconisas en la iglesia.

Las diaconisas tenan mucho para hacer entre los pobres y, especialmente, entre las mujeres pobres, en la dispensacin de las generosidades de la iglesia. Ellas no eran solamente fieles en distribuir todo lo que haban recibido, y para los fines para los que lo haban recibido, sino que deban hacerlo con imparcialidad, mostrando preferencia por las personas, siendo el grado de necesidad la nica norma por la cual la distribucin deba regularse. (vase Adam Clarke, Commentary on I Timothy, Christian Library Series, vol. 15, p. XX).

Vemos entonces que las calificaciones de las diaconisas presentadas en 1 Timoteo 3:11 son admirablemente semejantes a las de los diconos, conforme se enumeran en 1 Timoteo 3:8-10.

Captulo 5

PROMOVIENDO LA UNIDAD DE LA IGLESIA

La institucin del diaconado en Hechos 6 ocurri en un contexto de discordia entre dos grupos de la iglesia de Jerusaln: los hebreos, que componan la mayora, y los helenistas, la minora de origen griego que se sentan discriminados y, de cierta forma, descuidados en la atencin de sus viudas.

En aquellos das, como creciera el nmero de los discpulos, hubo murmuracin de los griegos contra los hebreos, de que las viudas de aqullos eran desatendidas en la distribucin diaria (Hechos 6:1).

Por tanto, los diconos, fueron escogidos para solucionar ese problema y restablecer la paz y la armona entre todos los cristianos. Por eso, la primera exigencia de los apstoles para la seleccin de los siete, fue que deban ser hombres de buen testimonio (Hechos 6:3); solamente teniendo buena reputacin podran trabajar para restablecer la unidad y la armona entre los primeros cristianos.

El dicono elegido en aquella ciudad [Jerusaln] tena, necesariamente, que gozar del apoyo de las dos comunidades: la helenista y la hebrea. En caso contrario el problema de la relacin entre los cristianos helenistas y los hebreos se agravara.

Qu pueden aprender nuestros diconos y pastores con esa leccin de la Iglesia Primitiva? Pueden aprender que ms all de las tareas con las que estn familiarizados, tambin la pacificacin (la promocin del entendimiento), la solucin de los problemas internos y de relaciones entre hermanos, pasaba por el cuidado de los diconos y no quedaba restricta a los pastores (Magno Paganelli, O Livro dos Diconos, p. 85).

Elena G. de White resalta la importancia de la accin conjunta entre los que tienen la responsabilidad general sobre la iglesia y los diconos y diaconisas, en el sentido de promover la unin de todo el cuerpo:

La organizacin de la iglesia de Jerusaln deba servir de modelo para la de las iglesias que se fundaron en muchos otros lugares donde los mensajeros de la verdad fuesen a trabajar a fin de ganar conversos para el Evangelio. Los que haban asumido la responsabilidad del gobierno general de la iglesia no haban de enseorearse de la heredad de Dios, sino que, como prudentes pastores, tenan que apacentar la grey de Dios, siendo ejemplos de la grey (1 Ped. 5: 2, 3), y los diconos deban ser varones de buen testimonio, llenos de Espritu Santo y de sabidura. Estos hombres deban mantenerse unidos de parte de la justicia y mantenerse firmes y decididos. As ejerceran una influencia unificadora sobre toda la grey (Los hechos de los apstoles, p. 76).

Actitudes que promueven reconciliacin y unidad

1. Visite a las personas que estn en discordia o que manifiestan resentimiento. Hable del amor perdonador de Dios y de la importancia del perdn, de la armona y de la unin del pueblo de Dios.

2. Al or las quejas y desahogos de una persona con relacin a otra, nunca estimule tales actitudes ni demuestre ninguna clase de juicio a favor o en contra de una de las partes.

3. Cuando haya una buena oportunidad, ofrzcase para intermediar la conciliacin. Si fuere el caso, solicite la ayuda de un anciano o del pastor.

4. Al enfrentar asuntos de esa naturaleza, sea discreto. Nunca haga comentarios impropios con personas que no estn involucradas en el problema.

5. Desarrolle el hbito de orar en favor de la unidad de la iglesia. Ser un instrumento de pacificacin y reconciliacin, trae bendiciones extraordinarias a la propia experiencia cristiana.

Captulo 6

ELECCIN Y ORDENACIN

La eleccin

La iglesia debe escoger para el diaconado personas bblicamente calificadas y profundamente comprometidas con el ministerio de servicio. Por eso, la seleccin de los diconos y diaconisas es una de las ms importantes tareas de la iglesia.

El nombramiento de los siete hombres para actuar como asistentes sociales o distribuidores de las donaciones en la iglesia de Jerusaln, no fue hecha solamente por los doce. Ellos consultaron a todo el cuerpo de creyentes y los invitaron a participar en la eleccin. Gracias y solamente porque la propuesta fue aceptada por toda la congregacin, se pudo concretar la eleccin. Los apstoles los nominaron, pero fue el pueblo el que vot por ellos. La imposicin de las manos fue sencillamente una delegacin y no se destinaba a conceder el don del Espritu Santo, ya que se nos dice que ya estaban llenos del Espritu y de sabidura (Hechos 6:3). (Expositor's Bible Commentary, CD-ROM: New Testament Articles/The Apostolic Church/II. The Church in Jerusalem/D. Leadership, Book Version: 4.0.2).

Adems de las calificaciones ya mencionadas anteriormente, hay algunos otros aspectos que deben ser observados al escoger y elegir a una persona para servir como dicono o diaconisa.

Debe ser elegido(a) por la iglesia

La eleccin de los siete diconos de la iglesia de Jerusaln establece un principio que debe ser adoptado en la eleccin de los oficiales de la iglesia hoy: son elegidos por los miembros de la iglesia, y no por unos pocos e influyentes lderes. A pesar de tener todo el reconocimiento de la iglesia para ejercer autoridad como apstoles, ellos slo mencionaron la necesidad de la eleccin de los siete.

Entonces los doce convocaron a la multitud de los discpulos, y dijeron: No es justo que nosotros dejemos la palabra de Dios, para servir a las mesas. Buscad, pues, hermanos, de entre vosotros a siete varones de buen testimonio, llenos del Espritu Santo y de sabidura, a quienes encarguemos de este trabajo (Hechos 6:2-3).

Por tanto, la iglesia hizo la eleccin de los siete y slo entonces los apstoles los ordenaron con la imposicin de manos: A los cuales presentaron ante los apstoles, quienes, orando, les impusieron las manos (Hechos 6:6).

Debe ser miembro de la iglesia local

Solo se puede elegir como oficiales de una iglesia local a las personas que son miembros de esa iglesia local y estn en plena comunin con la misma (Manual de la iglesia, p. 49).

Despus de orar fervorosamente pidiendo la direccin divina, la comisin [de nombramientos] debe comenzar a preparar una lista de los nombres de los oficiales de la iglesia y sus ayudantes que propondr a la iglesia. Los integrantes de esa lista deben ser personas que estn en plena comunin y que sean miembros de la iglesia local que hace los nombramientos (Manual de la iglesia, p. 161).

Duracin en el cargo

El perodo de servicio para los dirigentes de la iglesia y los rganos auxiliares ser de un ao, excepto cuando la iglesia local, en una sesin administrativa, vota tener elecciones de dos en dos aos para facilitar la continuidad y el desarrollo de los dones espirituales y eliminar el trabajo que implica celebrar elecciones anuales (Manual de la iglesia, p. 50).

En la Iglesia Adventista del Sptimo Da se elige a los dirigentes de las iglesias locales por uno o dos aos, a travs de una comisin de nombramientos (Ibd., p. 159).

El dicono es elegido para su funcin para servir por el trmino de uno o dos aos, segn lo determine la iglesia local (Ibd., p. 56).

Las diaconisas elegidas sirven durante uno o dos aos, segn lo haya decidido la iglesia local (Ibd., p. 59).

La iglesia debe incluir jvenes en el diaconado

Aunque en todas las iglesias debe existir una Sociedad de Jvenes Adventistas, es importante que el programa de jvenes no quede aislado del resto de la iglesia. Adems de su participacin en la sociedad juvenil, debe integrarse a los jvenes en el liderazgo responsable e incluirlos en el programa de la iglesia. Debe haber jvenes que sean ancianos de iglesia, diconos y diaconisas, etc., trabajando con dirigentes experimentados de la iglesia. En todos los sectores de la obra debe haber jvenes en actividad (Ibd., p. 112).

La ordenacin por la imposicin de las manosBase bblica

La Iglesia Adventista del Sptimo Da adopta la prctica de separar hombres para el diaconado a travs de la imposicin de manos. Esa ceremonia fue inaugurada por la iglesia apostlica; ya en el Antiguo Testamento ese acto se repite en varias circunstancias.

Nmeros 8:5-20. La tribu de Lev fue separada para el ministerio sacerdotal a travs de la imposicin de las manos.

Levtico 1:4; 16:21; Nmeros 8:12. En la ceremonia de sacrificios, el sacerdote deba imponer las manos sobre la cabeza del animal, simbolizando la transferencia de los pecados al animal.

Gnesis 48:14, 15. Se mencionan bendiciones proferidas con la imposicin de las manos.

La imposicin de las manos sobre los siete diconos (Hechos 6) es la primera vez que ocurre en la Iglesia Primitiva. Sin embargo, eso no traa ninguna virtud en s misma. Era simplemente una comisin. No fue la imposicin de manos sobre los siete escogidos lo que les proporcion el don del Espritu Santo, pues se nos dice que ya eran llenos del Espritu Santo (Hechos 6:3).

Elena G. de White comenta el significado de la imposicin de manos, refirindose al episodio en el que Pablo y Bernab fueron comisionados para una obra especial:

Ulteriormente, el rito de la ordenacin por la imposicin de las manos fue grandemente profanado; se le atribua al acto una importancia infundada, como si sobre aquellos que reciban esa ordenacin descendiera un poder que los calificaba inmediatamente para todo trabajo ministerial. Pero en el relato del apartamiento de esos dos apstoles no hay indicacin de que ninguna virtud les fue impartida por el mero acto de imponerles las manos. Se menciona simplemente su ordenacin y la relacin que sta tena con su futura obra (Los hechos de los apstoles, p. 134).

Qu dice el Manual de la iglesia

El relato de la eleccin de los hombres conocidos como los siete diconos de la iglesia apostlica, segn est registrado en Hechos 6:1-8, dice que fueron elegidos y ordenados para realizar el trabajo de servir a la iglesia (Manual de la iglesia, p. 56).

El dicono nombrado como tal por primera vez no puede desempear sus funciones hasta ser ordenado por un pastor ordenado que tenga credenciales actualizadas, expedidas por la Asociacin/Campo local (Ibd., pp. 57, 58).

La ceremonia

El rito sagrado de la ordenacin debe realizarse con sencillez, en presencia de la iglesia, por un pastor ordenado, y puede consistir en una breve referencia al cargo de dicono, a las cualidades requeridas de estos servidores de la iglesia y a los deberes principales que estarn autorizados a realizar en beneficio de la iglesia. Tras presentar una breve exhortacin a la fidelidad en el servicio, el pastor, asistido por un anciano, cuando ello sea aconsejable, ordena al dicono mediante una oracin y la imposicin de las manos. Si alguna vez en el pasado fue ordenado como dicono, y se mantuvo en plena comunin con la iglesia, no es necesario ordenarlo nuevamente, aunque se haya trasladado a otra iglesia. Si al terminar el ao eclesistico la iglesia desea que contine sirviendo como dicono, deber reelegirlo. Si alguien ordenado anteriormente como anciano es posteriormente elegido como dicono, no se necesita ordenarlo como dicono, porque su ordenacin como anciano cubre esta funcin (Ibd., p. 58).

Ceremonia de instalacin de las diaconisas

Siendo que las diaconisas no son ordenadas con la imposicin de manos, debe realizarse una ceremonia de admisin, conforme indica el Manual de la iglesia:

La iglesia puede hacer arreglos para celebrar una ceremonia de instalacin en el cargo para las diaconisas elegidas, dirigida por un ministro ordenado que tenga credenciales vigentes (Ibd., p. 60).

Tercera seccin

El diaconado en accinCaptulo 7

ORGANIZANDO EL TRABAJO

El equipo de diconos, diaconisas, ancianos y pastor

Aunque hay tareas especficas para los diconos y diaconisas de la iglesia, ellos no actan como grupos separados de los dems oficiales de la iglesia. Son, ante todo, colaboradores en el ministerio de aquellos que fueron llamados para pastorear el rebao. Trabajan junto y en asociacin con el pastor y los ancianos. Cada uno en su rea de actividades trabajando para el crecimiento y el fortalecimiento de la iglesia.

El motivo de la eleccin de los siete servidores en la iglesia de Jerusaln fue disminuir la sobrecarga de aquellos que deban dedicarse ms a la oracin y el ministerio de la palabra (6:3). Posteriormente, con la inclusin de mujeres en el diaconado, el mismo principio se aplica a ellas, es decir, hacer su trabajo con el objetivo de permitir que los ministros de la Palabra se dediquen a su ministerio. Elena G. de White da las siguientes orientaciones:

Es necesario que el mismo orden y sistema se mantengan en la iglesia ahora como en los das de los apstoles. La prosperidad de la causa depende en gran medida de que sus diversos departamentos estn a cargo de hombres hbiles bien capacitados para ocupar sus puestos. Los elegidos de Dios para ser dirigentes en su causa, para supervigilar los intereses espirituales de la iglesia, debieran ser aliviados, tanto como resulte posible, de los cuidados y perplejidades de naturaleza temporal. Los llamados por Dios para ministrar en palabra y doctrina debieran disponer de tiempo para la meditacin, la oracin y el estudio de las Escrituras. Su fino discernimiento espiritual se embota cuando se explayan en los detalles menores de los negocios y tienen que ver con los diversos temperamentos de los que participan en las actividades de la iglesia. Es adecuado que todos los asuntos de naturaleza temporal sean sometidos a la consideracin de los administradores correspondientes para que les den el curso conveniente. Pero si son tan difciles que su sabidura no alcanza para resolverlos, debieran ser sometidos al consejo de los que tienen la misin de sobrevigilar la obra de la iglesia entera (Historia de la redencin, pp. 271, 272).

El tiempo y la fuerza de aquellos que en la Providencia de Dios han sido puestos en los principales cargos de responsabilidad en la iglesia deben dedicarse a tratar los asuntos ms importantes que demandan especial sabidura y amplitud de nimo. No es el plan de Dios que a tales hombres se les pida que resuelvan los asuntos menores que otros estn bien capacitados para tratar (Los hechos de los apstoles, p. 78).

De esta forma, el pastor, los ancianos, los diconos y las diaconisas se complementan mutuamente en la atencin de las necesidades de la congregacin. El pastor como principal lder, auxiliado por los ancianos y por los diconos y diaconisas, podr desempear un ministerio de sostn y apoyo espiritual, y dedicarse a la evangelizacin y el cuidado de las personas y familias de la iglesia que nunca podra realizarse por otros medios. Es imprescindible, por tanto, que trabajen en estrecha cooperacin, definiendo las funciones, atribuciones y responsabilidades. Cuando esa cooperacin es una realidad, la iglesia termina siendo ricamente favorecida.

Comisin de diconos y Comisin de diaconisas

Comisin de diconos

Cuando en una iglesia hay un nmero suficiente de diconos que justifique la constitucin de una comisin de diconos, conviene organizarla, con el jefe de diconos como presidente y con otro dicono como secretario. Esta comisin constituye un medio eficaz de distribuir las responsabilidades y coordinar la contribucin de los diconos al bienestar de la iglesia; y funciona tambin como una escuela de capacitacin donde, los hombres ms jvenes que han sido elegidos como diconos, pueden ser instruidos en sus deberes. El jefe de diconos es miembro de la junta directiva de la iglesia (Manual de la iglesia, p. 57).

Comisin de diaconisas

Cuando una iglesia elige varias diaconisas, debe constituirse una comisin de diaconisas, con la jefa de diaconisas como presidenta y otra diaconisa como secretaria. Esta comisin tiene autoridad para asignar deberes a cada una de las diaconisas, y debe colaborar estrechamente con la comisin de diconos, especialmente en la tarea de dar la bienvenida a los miembros y las visitas, y en la visitacin de los hogares (Ibd., p. 60).

Las reuniones

Las reuniones de la comisin de diconos y de la comisin de diaconisas pueden ser tambin una excelente oportunidad para evaluar e identificar las necesidades de los miembros y de las familias de la iglesia, a fin de que puedan ser atendidas. Puede ser tambin un momento adecuado para la oracin y la planificacin del trabajo.

En las iglesias donde hay un gran nmero de diconos y diaconisas, puede ser apropiado que tales reuniones sean mensuales. En las iglesias menores, pueden realizarse cada dos o tres meses, o en otros momentos que permitan una buena planificacin de las actividades.

La agenda

La agenda de las reuniones de la comisin de diconos y de la de diaconisas, debe contener los siguientes puntos:

1. Apertura con un devocional o lectura de un pasaje bblico.

2. Momentos de oracin.

3. Breve informe del estado de las actividades.

4. Planificacin de las actividades para el siguiente perodo:

a. Lista o turnos para la actuacin en los cultos: recepcin, preparativos, orden, colecta de los diezmos y ofrendas, ceremonia de comunin, bautismos, etc.

b. Planificacin de la visitacin: lista de las familias que sern visitadas en ese perodo y distribucin de las direcciones entre los diconos y diaconisas. La visitacin puede hacerse individualmente o en parejas.

5. Limpieza y cuidados generales con las dependencias del templo: algunas iglesias prefieren contratar empleados para la limpieza y mantenimiento del predio, pero los diconos y diaconisas pueden ser tiles en la supervisin de esas actividades.

6. Otros puntos importantes.

7. Conclusin de la reunin con una oracin final.

Estas reuniones, si son bien conducidas y realizadas con espritu de cooperacin, sern un elemento fundamental para el xito del ministerio de los diconos y diaconisas. El jefe de los diconos y la jefa de las diaconisas, en comn acuerdo con el primer anciano y el pastor del distrito, son responsables directos de la confeccin de la agenda de dichas reuniones.

Observacin: La duracin de la reunin de la comisin no debiera pasar de una hora.

Captulo 8

LOS CULTOS Y LAS REUNIONES DE LA IGLESIA

Los diconos y las diaconisas tienen un papel fundamental en lo que se refiere a la buena marcha de las reuniones de la iglesia. Claro que su participacin tiene que ser bien planeada y organizada. Cada uno tiene que tener una copia de los turnos correspondientes, con las fechas de su participacin y la especificacin de las tareas que debe desempear.

En lneas generales, la actuacin de los diconos y las diaconisas en los cultos y las reuniones de la iglesia, incluye las siguientes partes.

Preparativos

Antes del comienzo de cada programa de la iglesia un dicono o una diaconisa deben estar encargados de verificar si todo est en orden para la buena marcha de la reunin, y si las personas responsables por los preparativos, equipos y ornamentacin ya hicieron su parte, o si necesitan ayuda. Eso incluye los preparativos para la recepcin, la iluminacin, el arreglo de las sillas en la plataforma, la ventilacin, el aire acondicionado o la calefaccin, el arreglo general del templo y las dependencias, las cortinas, etc.

Recepcin

En muchas iglesias hay un equipo designado especialmente para dar una calurosa recepcin a los que asisten o visitan la iglesia. En ese caso, los diconos y las diaconisas deben ponerse a disposicin de dicho equipo, para ayudar en caso necesario. En las iglesias en las que no haya un equipo de recepcin, esa tarea es un deber del diaconado y debe ser tomado muy en serio.

En las reuniones de la iglesia, los diconos son generalmente responsables de dar la bienvenida a los miembros y visitas al entrar en la iglesia, y de ayudarlos, cuando sea necesario, a encontrar asiento. Adems, deben estar listos para colaborar con el pastor y los ancianos con el fin de que las reuniones llevadas a cabo en la iglesia se desarrollen sin contratiempos (Manual de la iglesia, p. 58).

Recibir bien a las personas que vienen a la iglesia es un trabajo cuyos resultados no se pueden medir en esta tierra. La relacin de las personas con la iglesia depende mucho de cmo son recibidas. Una visita o un miembro alejado que viene a la iglesia puede ser profundamente impresionado ya en la recepcin, y sentirse motivado a volver otras veces.

Al saludar a una persona, podis estrecharle la mano de tal manera que ganis su confianza enseguida, o de una manera tan fra que ella piense que os es indiferente (Obreros evanglicos, p. 202).

Los diconos y diaconisas pueden alternarse semanalmente en la visitacin a los que todava no son miembros pero vienen a la iglesia por primera vez. Eso provocar un impacto sumamente positivo sobre tales personas. Con eso, los corazones se abren a nuevos contactos misioneros y para el estudio de la Biblia.

Muchas iglesias hacen de esa actividad uno de sus ms importantes ministerios. Y los diconos y diaconisas son personas fundamentales para realizar o para velar por esa actividad de recepcin, que comienza en la entrada de la iglesia y se extiende hasta su interior.

Reverencia y orden

Durante las reuniones, es importante que haya algunos diconos y diaconisas de turno para cuidar de que las personas que llegan sean ayudadas a encontrar lugar donde sentarse, y tambin para velar por el silencio, cuidando de que no haya excesos de movimientos y conversaciones innecesarias dentro del templo.

Sin embargo, al hacerlo deben tomarse algunas precauciones:

1. Dirjase a las personas siempre con cortesa y tacto.

2. Respete la preferencia de cada uno en cuanto al lugar que desea ocupar.

3. Si alguien prefiere quedarse de pie, sea amable al ofrecerle un lugar para sentarse, ofrzcale amablemente un lugar, pero no sea insistente. Hay personas, especialmente cuando visitan por primera vez la iglesia, que no se sienten cmodas para entrar y sentarse. El dicono o la diaconisa debe esforzarse amablemente para que esas personas se sientan a gusto en la iglesia.

4. Algunas iglesias grandes acostumbran esperar el fin de cada parte del programa para acomodar a las personas que llegan tarde. Por ejemplo, despus del himno, despus de la oracin, despus de los anuncios, etc., los diconos permiten que las personas entren y se sienten. Eso puede ayudar a mantener el orden y la reverencia durante el culto. Claro que si alguien llega tarde durante el sermn, no debe ser impedido de entrar; tampoco si alguna persona quiere salir debe ser impedida de hacerlo.

En momentos oportunos, la iglesia debe ser orientada en cuanto a los procedimientos que requieren la colaboracin de todos. Pero nunca se olvide: siempre ser ms prudente abrir una excepcin para alguien que no quera colaborar o que no conoce los procedimientos acostumbrados de la iglesia en cuanto a la entrada y salida, que tratar de obligarla a obrar de determinada manera. Paciencia, discrecin y cortesa deben ser las marcas caractersticas de cada dicono y diaconisa.

5. Existe el peligro de que los diconos y diaconisas estn tan preocupados y ocupados en cuidar de la reverencia, al punto que ellos mismos incurran en excesos de movimiento y conversacin.

Reverencia de los nios

No se puede esperar que el comportamiento de un nio en la iglesia sea igual al de un adulto. Sin embargo, se pueden hacer algunos esfuerzos para evitar excesos de movimientos y conversaciones entre ellos. Entre otras, se pueden tomar las siguientes providencias:

Orientar a los adultos sobre la importancia de que los hijos permanezcan al lado de los padres durante el culto.

Preparar algunos materiales apropiados para que los nios utilicen, tales como figuras para pintar, historias ilustradas, etc.

En el momento del rincn o la hora de los nios, cuando normalmente los nios pasan al frente para escuchar la historia, es importante que algunas diaconisas acompaen el movimiento y se sienten entre ellos con el fin de ayudarlos en el orden y reverencia. Al terminar ese momento de adoracin infantil, pueden ayudarlos a regresar al lado de sus padres.

Ofrendas

La costumbre general en nuestras iglesias es que los diconos recojan los diezmos y las ofrendas. Las diaconisas deben mantener limpios los alfoles y los manteles utilizados. Los detalles del procedimiento quedan a criterio de la orientacin de cada iglesia, siempre que se encuadren en el contexto de una liturgia sobria y reverente.

En algunos lugares, despus de la colecta, los alfoles son colocados sobre una mesa y las diaconisas los cubren con manteles. Otras iglesias no usan manteles para cubrirlos; en otras iglesias dichos alfoles con el dinero y los sobres son inmediatamente llevados a una sala donde se cuenta el dinero y se emite un recibo. Algunas iglesias incluyen a las diaconisas en la colecta de las ofrendas. Hay situaciones en que los nios o los juveniles o los conquistadores pueden ser includos en esa actividad, previa autorizacin de la junta de la iglesia. Lo importante es que se haga todo decentemente y con orden (1 Corintios 14:40).

Despus de recoger los diezmos y ofrendas, un dicono debe ayudar al tesorero a contar el dinero y exigir un recibo con el valor exacto de la cantidad recogida. Esta es una orientacin del Manual de la iglesia:

Todas las ofrendas generales que se recogen sueltas deben ser contadas por el tesorero en presencia de otro oficial de la iglesia, preferiblemente un dicono, extendiendo un recibo a tal oficial (Manual de la iglesia, pp. 65, 66).

Atencin a las personas con necesidades especiales

Las iglesias deben tener rampas de acceso para sillas de ruedas donde sea necesario, una sala de madres con nios de pecho, una sala-cuna, un lugar adecuado para cambiar paales, etc. Cuando eso no sea posible, por lo menos deben existir las cosas que tienen que ver con la seguridad y el acceso exigidas por la ley. Pero eso solo no es suficiente. Los diconos y las diaconisas deben estar atentos para ayudar a las personas con necesidades especiales, tal como en el caso de personas portadoras de deficiencias fsicas, deficientes visuales, ancianos con dificultades de locomocin, personas con nios de pecho, mujeres embarazadas, etc.

Especialmente las madres con bebs necesitan ser ayudadas. Las diaconisas pueden hacer un excelente trabajo, dejando a esas madres tranquilas en el momento del culto. Nunca deberan las madres ser reprendidas por causa del lloro de sus bebs. Mucho menos obligadas a entregar su hijito a otra persona. Pero, con tacto, cario y mucha simpata, puede una diaconisa ser una ayuda en esos momentos.

Las iglesias que tienen una sala para madres, deben asegurarse de que el sistema de amplificacin funcione adecuadamente, para que las madres puedan aprovechar la hora del culto.

Imprevistos

Durante los cultos y programas de la iglesia, cada dicono y diaconisa, independientemente si estn de turno o no, debe permanecer alerta para atender cualquier situacin imprevista. Eso incluye ayudar a personas, ayudar al predicador con algn equipo, atender emergencias, etc. El dicono o la diaconisa son servidores y por eso necesitan estar atentos, dispuestos y ser capaces de tomar la iniciativa.

Despus de la salida

Al finalizar el servicio, normalmente un dicono queda encargado de cerrar la iglesia, apagar las luces, verificar si los equipos de sonido e imagen fueron apagados y guardados, accionar el sistema de alarma, y tomar todas las dems providencias necesarias. Ese dicono debe programarse para permanecer el tiempo que sea necesario despus del culto. A veces hay personas que necesitan hablar asuntos importantes e impostergables con el pastor o con un anciano. Otros necesitan que se ore con ellos, o quieren una orientacin espiritual. Aunque la iglesia no puede quedar abierta indefinidamente, es importante que esas personas sean bien atendidas y tratadas con paciencia.

Captulo 9

LOS POBRES Y NECESITADOS

Un deber de la iglesia

Sobre la importancia del trabajo en favor de las personas y familias necesitadas, Elena G. de White hace las siguientes declaraciones, que se aplican a todos los miembros de la iglesia:

Pero la luz que durante aos ha estado delante de las iglesias ha sido desobedecida. No se ha hecho la obra que debera haberse realizado en favor de la humanidad doliente en cada iglesia. Los miembros de iglesia han dejado de prestar atencin a la Palabra del Seor y esto les ha privado de una experiencia que deban haber ganado en la obra del Evangelio (El ministerio de la bondad, p. 190).

Trabajad de casa en casa sin descuidar a los pobres, que generalmente son pasados por alto. Cristo dijo: Me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres, y hemos de hacer lo mismo (El ministerio de la bondad, p. 82).

Se ha de cuidar de los pobres y de los necesitados. Estos no deben ser descuidados, no importa el costo o sacrificio que signifique para nosotros mismos (Ibd., p. 190).

Las iglesias que tienen pobres, no debieran descuidar su mayordoma y arrojar la carga de los pobres y enfermos sobre el sanatorio. Todos los miembros de las diversas iglesias son responsables ante Dios por sus afligidos. Debieran llevar sus propias cargas (Ibd.).

Aunque tal tarea es responsabilidad de todos, el cuidado de las personas necesitadas constituye el aspecto central del ministerio de los diconos y diaconisas. El origen de esos oficiales de iglesia se dio exactamente por causa de esa obra: Buscad, pues, hermanos, de entre vosotros a siete varones de buen testimonio, llenos del Espritu Santo y de sabidura, a quienes encarguemos de ese trabajo (Hechos 6:3).

La referencia que el apstol Pablo hace a la diaconisa Febe destaca su servicio en favor de las personas: Os recomiendo adems nuestra hermana Febe, la cual es diaconisa de la iglesia de Cencrea; que la recibis en el Seor, como es digno de los santos, y que la ayudis en cualquier cosa que necesite de vosotros; porque ella ha ayudado a muchos, y a m mismo (Romanos 16:1).

El Manual de la iglesia dice:

Otra responsabilidad importante de los diconos es el cuidado de los enfermos y el socorro de los pobres y los desafortunados. El dinero para esa obra debe ser provisto por el fondo de pobres de la iglesia local. El tesorero, por recomendacin de la junta directiva de la iglesia, entregar a los diconos o a las diaconisas el dinero que se requiera para auxiliar en los casos de necesidad. Este trabajo est bajo la responsabilidad particular de los diconos y las diaconisas, pero la iglesia debe ser plenamente informada de las necesidades, para conseguir el apoyo de los miembros (Manual de la iglesia, p. 59).

Las diaconisas deben hacer su parte en el cuidado de los enfermos, los necesitados y los desafortunados, cooperando con los diconos en esta obra (Ibd., p. 60).

En la Iglesia Primitiva, los primeros diconos fueron escogidos por causa de la queja de los cristianos helenistas de que las viudas de ellos no estaban siendo debidamente atendidas en la distribucin diaria (Hechos 6:1). Por lo tanto, los siete fueron encargados de servir a las mesas (Hechos 6:2).

En el sistema de comunin, la iglesia usaba los recursos de los creyentes para ofrecer alimento a las viudas. Los diconos deban asumir la responsabilidad de ese asunto. Probablemente, sus deberes incluan todos los aspectos del ministerio para satisfacer las necesidades fsicas (Bible Commentary, Nota 5 de pie de pgina del estudio de Andrew Wommack, sobre Hechos 6:2).

Plan de accin

Los diconos y diaconisas juntamente con el Servicio de Beneficencia Social Adventista (Sociedad Dorcas) necesitan estar en comn acuerdo en cuanto al programa de atencin a los pobres y necesitados de la iglesia.

Esta sociedad [Dorcas] rene y prepara ropa, alimentos y otros materiales para los pobres, los necesitados y los desafortunados. Este rgano trabaja en estrecha colaboracin con los diconos y las diaconisas de la iglesia (Manual de la iglesia, p. 104).

Mientras que el Servicio de Beneficencia Social Adventista (Dorcas) atiende a los pobres, el diaconado concentra sus esfuerzos en el auxilio a los pobres de la iglesia. Es importantsima la organizacin y planificacin de esa tarea para que los objetivos sean satisfactoriamente alcanzados. El primer paso consiste en identificar y catalogar los nombres de las personas o familias que necesitan ser atendidas. Se debe tener una descripcin resumida de la situacin especfica en la que la persona o familia se encuentra. Finalmente, a travs de un sistemtico programa de visitacin, se busca, dentro de las posibilidades de la iglesia, suplir tales necesidades.

Equipos para atender necesidades especficas

Henry Webb sugiere una metodologa de trabajo muy interesante, que puede ser adoptada por los diconos y diaconisas en algunas de nuestras iglesias, principalmente en las iglesias muy grandes. Es el ministerio en equipos para atender a grupos especficos de personas:

Otra forma de organizar un ministerio de atencin y cuidado es dividir a los diconos en varios equipos ministeriales, a fin de atender necesidades especficas. Los diconos pueden escoger servir en un equipo formado con base en sus dones espirituales, en sus capacidades y en su experiencia. Los diconos participantes se desempean ms como especialistas en la atencin que como generalistas del cuidado. Eso ayuda a algunos diconos a ser ms fieles en el cumplimiento del Ministerio (citado por Robert Scheffield, comp., Handbook for Planning Deacon Ministry, Nashville: Life Way Press, 1999, p. 49).

Equipo de ministerio a los nuevos miembros: Se trata de un canal natural de bienvenida e integracin de las nuevas familias que se unen a la iglesia. Pocos das despus que la persona se une a la iglesia, un dicono designado para ello, puede hacer una visita en la casa de los nuevos miembros. El dicono puede entregar un paquete con materiales a fin de familiarizar a la persona con la iglesia y sus ministerios, y reclutarla para el estudio bblico y para las actividades de la iglesia. Ese contacto inicial lo ayudar a saber que es ahora parte de una congregacin integrada. Algunas veces el dicono es responsable por el nuevo miembro por tiempo prolongado (Deacons: Servant Models in the Church, p. 82).

Equipo del Ministerio de Situaciones de Crisis: Ministra a las personas que estn pasando por crisis personales o enfermedades en la familia, como la muerte de un miembro de la familia, la separacin o divorcio, conflictos familiares y nacimiento de un beb. En las iglesias grandes