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\>René Franco Barreno, doctor en ingeniería ambiental
A ocho años de la tragedia no se sabe cuánto
material contaminado con Cobalto 60 hay • D e una cadena de responsables, sólo una persona está detenida
Fernando Ramírez de AguilarL./enviado IV y último
CIUDAD JUÁREZ, Chin., 23 de abril. — A ocho años de haber ocurrido "la más grave" tragedia de contaminación radiactiva en México, no hay más responsables que un chofer: Vicente Sotelo Alardin. Las empresas involucradas y las aseguradoras se "lavan las manos" y las autoridades de la Comisión de Seguridad Nuclear y Salvaguardas (CSNS) desconocen la cantidad de material contaminado con cobalto 60 que "se encuentra por allí".
La historia de esta tragedia, considerada por el doctor en ingeniería ambiental y ex rector de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, Rene Franco Barreno, como "similar a la de Chernobil" —Unión Soviética—, comenzó en noviembre de 1983.
Sotelo Alardin, chofer del hospital privado Centro Médico de Especialidades, junto con su ayudante Ricardo Hernández, recibió instrucciones de deshacerse de la chatarra que habla en la bodega. En
contraron un aparato considerado como inservible y comenzaron a desarmarlo "para poder echado a la camioneta y llevarlo al jonke (depósito de fierros)".
El chofer y su ayudante desconocían que desarmaban el cabezal de una unidad de terapia comprada en octubre de 1977 en El Paso, Tejas, y colocaron el cilindro que contenia la fuente radiactiva de cobalto 60 en la parte trasera de una camioneta Datsun, siendo cubierta por una buena cantidad
de chatarra. Se trasladaron al Yonke Fénix, pero en el trayecto la fuente contaminante se rompió y comenzó la dispersión de granulos de cobalto, con lo que se inició la contaminación. Todo fue comprado como fierro viejo.
El 19 de enero de 1984 el Departamento de Salud del estado de Tejas informó a la_CSNS que varilla corrugada para .la construcción, proveniente de Aceros de Chihuahua, presentaba contaminación radioactiva.
El problema, cuyos daños no han sido establecidos del todo, se agravó aún más cuando se descubrió que habla más material contaminado en diferentes acereras y "yonkes". Los objetos que pudieron rescatarse, luego de varias peripecias, fueron sepultados en una franja del desierto de Samalayuca, a menos de 20 kilómetros de algunas zonas habitacionales de Ciudad Juárez, donde estarán confinados por un periodo mínimo de 100 años.
De acuerdo con la versión de Franco Barreno, no se pudo recolectar la totalidad del material contaminado, a pesar de que se rescataron piezas en los estados de Chihuahua, Nuevo
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León, Coahuila, México, Tamaulipas y Jalisco. Aceros y Fundidora de Chihuahua quebraron por este asunto.
Muchas casas particulares y unidades habitacionales de interés social fueron destruidas luego de que se detectó que se construyeron con objetos contaminados. Las personas afectadas iniciaron demandas contra diversas ferreterías, éstas a su vez en contra de Aceros de Chihuahua, Aceros de Chihuahua, en contra del Yon-ke Fénix y éste en contra del Centro Medico de Especialidades y éste contra la matriz de El Paso, Tejas.
"Aunque parezca burda esta historia es real y actualmente el único responsable que se encuentra en la cárcel es Vicente
Sotelo Alardin, el cual se encuentra muy delicado de salud, ya que tiene problemas en su organismo —posiblemente cáncer— y prácticamente se está quedando sin cabello", señala Franco Barreno y establece: "no es posible que todavía sucedan en nuestro país este tipo de injusticias. Promoveré ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos este caso.
El catedrático universitario Josué Martínez Berumen, entre 1984 y 1985 construyó su casa "con los ahorros de toda mi vida" en el fraccionamiento universitario de esta ciudad. Unos cuantos días antes de la inauguración —"estamos prácticamente detallando algunos acabados", señala— se presentaron funcionarios de la Se
due y del sector Salud y le informaron que la casa estaba construida con material contaminado, por lo cual la derrumbarían.
Se llevó a cabo la advertencia. Martínez Derru-men demandó a la ferretera El Rey. Esta, a su vez, a Aceros de Chihuahua, Aceros de Chihuahua al Yonke Fénix, el Yon-ke al hospital y el hospital a Vicente Sotelo Alardin. Cinco años después de iniciado el juicio todavía no hay culpables y Martínez Berumen no sabe cuándo le pagarán los daños y perjuicios causados.
Pero el problema, sostiene Franco Barreno, no es sólo que se cometa una injusticia con el chofer, sino que no hay culpable y no se pagan las indemnizaciones a las personas afectadas y no se sabe a ciencia cierta qué volumen de material contaminado se encuentra disperso.
"Por eso, ahora que hay mucha fiebre porque se establezca e] tratado de libre comercio entre México y Estados Unidos, los ciudadanos y las autoridades debemos estar muy alertas para evitar que se repita una tragedia como la de 1983-1984, cuyos efectos reales aún desconocemos".