g.k. chesterton - la esfera y la cruz

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La esfera y la cruz

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Publicadaen1910,LaesferaylacruzessindudalanoveladeaventurasmásevidentedeChesterton.Un católico y un ateo intentan batirse en duelo a muerte, cada uno por defender sus ideas. No loconsiguen,pues siempre tienenquehuirde las autoridadesque tratande impedírselo, loqueal finalterminaporconvertirlosenaliados.Ensuhuidaenbuscadeunlugardondelibrarelduelo,unahuidaque se producepor tierra ymar, inclusopor aire y hasta estratosféricamente (Chesterton fabula aquídeliciosamente con naves volantes que van hasta las estrellas), acabarán dirigiéndose del sur deInglaterraalasislasdelCanaldelaManchamercedaunosavatarespormomentosdelirantesyplenosde comicidad,ypormomentos emotivos, en tanto la amistadde losdos forajidosva consolidándoseprecisamenteapartirdesuspresupuestosideológicoscontrarios. ComoelrestodelasobrasdeChesterton,Laesferaylacruzabundaenparadojasyaventurasquebordeanloinsólito,hastadesembocarenunainsurrecciónenunmanicomio,desatadaporelateoyelcatólico, en una sucesión de cuadros tan disparatados como mordaces a través de los cuales haceChestertonunacríticaferozdelasinstitucionespsiquiátricasydelosmédicos,asícomodetodoloqueconvencionalmentesetieneporrazonableycuerdo.

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GILBERTKEITHCHESTERTON

Laesferaylacruz

TraduccióndeJoséLuisMoreno-RuizLuisMoreno-Ruiz

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Sinopsis

Publicadaen1910,Laesferay la cruzes sinduda lanoveladeaventurasmásevidentedeChesterton.Uncatólicoyunateo intentanbatirse enduelo amuerte,cadaunopordefendersusideas.Noloconsiguen,puessiempretienenquehuirdelasautoridadesquetratandeimpedírselo,loquealfinalterminaporconvertirlosenaliados.Ensuhuidaenbuscadeunlugardondelibrarelduelo,unahuidaqueseproducepor tierra ymar, inclusopor aire y hasta estratosféricamente (Chestertonfabulaaquídeliciosamenteconnavesvolantesquevanhastalasestrellas),acabarándirigiéndosedelsurdeInglaterraalasislasdelCanaldelaManchamercedaunosavatarespormomentosdelirantesyplenosdecomicidad,ypormomentosemotivos,entantolaamistaddelosdosforajidosvaconsolidándoseprecisamenteapartirdesuspresupuestosideológicoscontrarios.ComoelrestodelasobrasdeChesterton,Laesferaylacruzabundaenparadojasy aventuras que bordean lo insólito, hasta desembocar en una insurrección en unmanicomio, desatada por el ateo y el católico, en una sucesión de cuadros tandisparatadoscomomordacesatravésdeloscualeshaceChestertonunacríticaferozde las instituciones psiquiátricas y de los médicos, así como de todo lo queconvencionalmentesetieneporrazonableycuerdo.

TítuloOriginal:TheballandthecrossTraductor:LuisMoreno-Ruiz,JoséLuisMoreno-RuizAutor:KeithChesterton,GilbertISBN:9788477025245Generadocon:QualityEbookv0.72

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GilbertKeithChesterton

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LaesferaylacruzPUBLICADA en 1910, La esfera y la cruz es sin duda la novela de aventuras más evidente deChesterton.Uncatólicoyunateointentanbatirseendueloamuerte,cadaunopordefendersusideas.Noloconsiguen,puessiempretienenquehuirdelasautoridadesquetratandeimpedírselo, loquealfinal terminaporconvertirlosenaliados.Ensuhuidaenbuscadeunlugardondelibrarelduelo,unahuidaqueseproducepor tierraymar, inclusoporaireyhastaestratosféricamente(Chestertonfabulaaquídeliciosamente connavesvolantesquevanhasta las estrellas), acabarándirigiéndosedel surdeInglaterraalasislasdelCanaldelaManchamercedaunosavatarespormomentosdelirantesyplenosde comicidad,ypormomentos emotivos, en tanto la amistadde losdos forajidosva consolidándoseprecisamenteapartirdesuspresupuestosideológicoscontrarios. ComoelrestodelasobrasdeChesterton,Laesferaylacruzabundaenparadojasyaventurasquebordeanloinsólito,hastadesembocarenunainsurrecciónenunmanicomio,desatadaporelateoyelcatólico, en una sucesión de cuadros tan disparatados como mordaces a través de los cuales haceChestertonunacríticaferozdelasinstitucionespsiquiátricasydelosmédicos,asícomodetodoloqueconvencionalmentesetieneporrazonableycuerdo.Títulooriginal:Theballandthecross

GilbertKeithChesterton,1910

Traducción:Titivillus

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I.DiscusiónunpocoenelaireLAnavevoladoradelprofesorLucifersilbabaatravesandolasnubescomodardodeplata;suquilla,delímpidoacero,fulgíaenlaoquedadazuloscurodelatarde.Quelanavesehallabaagranalturasobrelatierraespocodecir;asusdosocupanteslesparecíaestaragranalturasobrelasestrellas.Elprofesormismohabíainventadolamáquinadevolar,ycasi todoslosobjetosdesuequipo.Cadaherramienta,cadaaparatotenía,portanto,laaparienciafantásticayatormentadapropiadelosmilagrosdelaciencia.Porqueelmundodelacienciaylaevoluciónesmuchomásengañoso,innominadoydeensueñoqueelmundodelapoesíaolareligión;puesenéste,imágeneseideaspermaneceneternamentelasmismas,entantoquelaideatodadeevoluciónfundelosseresunosconotros,comosucedeenlaspesadillas. Todos los instrumentosdel profesorLucifer eran los antiguos instrumentoshumanos llevados a lalocura,desenvueltosenformasdesconocidas,olvidadosdesuorigen,olvidadosdesunombre.Aquellacosa que parecía una llave enorme con tres ruedas, era, en realidad, un revólver, patentado, y muymortífero.Aquelobjetoqueparecíahechocondossacacorchosenrevesados,era,enrealidad,lallave.La cosa que hubiera podido confundirse con un triciclo volcado patas arriba era el instrumento, deimponderableimportancia,aqueservíadellaveelsacacorchos.Todasestascosas,comodigo,lashabíainventadoelprofesor;habíainventadotodoloquellevabalanavevoladora,conexcepciónacasodesumismapersona.Elprofesorhabíanacidodemasiadotardeparaquepudiesedescubrirlarealmente,perocreía,almenos,haberlamejoradobastante.Porlodemás,ibaenaquelmomentootrohombreabordo,digámosloasí.Tampocoéste,coincidenciacuriosa,lohabíainventadoelprofesor,niaunlohabíamejoradograncosa,aunquelohubiesepescadosacándoloconlazodelretirodesuhuerto,enlaBulgariaOccidental,conelpurodesigniodemejorarlo.Era hombre de extremada santidad, cubierto casi por entero de pelo blanco. Sólo podían vérsele losojos,ysedijeraquehablabaconellos.Monjedeinmensosaberyagudoentendimiento,habíalabradosudicha,enunacasuchadepiedrayunhuertopedregosodelosBalcanes,escribiendo,másquenada,aplastantes refutacionesycomentariosdeciertasherejías,cuyosúltimosdoctores,abrasados losunosporlosotros,engeneral,habíanperecidomilcientodiecinueveañosantes,cabalmente.Eranherejíasmuyplausiblesymeditadas;lacircunstanciadequeelancianomonjehubiesesidobastantelistoparadescubrirsufalacia,merecíaestimación,yhastagloria;loúnicomaloeraqueenelmundomodernonohabíanadiecapazdeentendersusargumentos.Sinembargo,elancianomonje,unodecuyosnombreseraMiguel,yelotrounnombreimposiblederepetiroderecordarennuestracivilizaciónoccidental,había,comohedicho,logradoplenafelicidadmientrasvivióenlaermitadelamontaña,encompañíadeanimalessilvestres.Yahoraquesudestinolosubíamásaltoquelasmontañas,encompañíadeunfísicoextravagante,tambiéneradichoso. —Nomepropongo,mibuenMiguel—dijoelprofesorLucifer—,verdeconvertirtepormediodeargumentos.Laimbecilidaddevuestrastradicionespuededemostrarse,afondo,acualquieraqueposeaelmássomeroconocimientodelmundo,aquelgénerodeconocimientoqueenseñaanoexponersealascorrientes de aire y a no fomentar la amistad con gente impecune. Es locura hablar de tal o cualdemostracióndelafilosofíaracionalista.Todaslascosaslademuestran.Rozándosecongentedetodasclases...—Conperdóndeusted—dijoelmonje,mansamente,bajoelcargamentodebarbasblancas—,temonohabercomprendido.¿Acasomehametidoustedenesteaparatoparaquepuedarozarmecongentedetodasclases? —Chistosa réplica,enelmododeductivoymezquinode laEdadMedia—repusoelprofesor,concalma—.Pero aun en tu propio terreno voy a demostrar el punto.Hemos subido a los cielos. En tu

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religión,yentodaslasreligiones,queyosepa(ylosétodo),elcielovalecomosímbolodecuantohaydesagradoydemisericordioso.Puesbien:ahoraestásenloscielos,losconocesmejor.Llámalocomoquieras,desfigúralocuantoquieras:túsabesquelosconocesmejor.Túsabesahoracuáleselverdaderosentirdeunhombrerespectodelfirmamento,cuandoseencuentrasoloenmediodeél,rodeadoporél.Túconocesyalaverdad,ylaverdadesésta.Elfirmamentoesmalo,elcieloesmalo,lasestrellassonmalas.Esteespaciopuro,estapuracantidadaterrorizanalhombre,másquelostigresolaterriblepeste.Túsabesqueencuantonuestracienciahahablado,elUniversosehaquedadosinfondo.Ahora,elcieloes cosa sin esperanza, aun más sin esperanza que cualquier infierno. Si existe algún bienestar paravuestramiserableprogeniedemonosenfermizos,tienequeserenlatierra,debajodevosotros,bajolasraíces de la yerba, donde estuvo el infierno, antiguamente. Las criptas candentes, las lóbregasmazmorras delmundo subterráneo, a que en otro tiempo condenaban a losmalos, son horrendas deveras,pero,almenos,ofrecenmejorcobijoqueelfirmamentopordondeviajamos.Vendráuntiempoenqueiréistodosaesconderosallá,paralibrarosdelhorrordelasestrellas...—Esperoqueustedmedispensará,sileinterrumpo—dijoMiguel,conunatosecilla—,perosiemprehenotado...—Sigue,teloruego.Sigue—dijoelprofesorLucifer,radiante—.Enverdadquemegustasacaraluztusideasdesimple.—Puesbien,elcasoes—repusoelotro—queadmirandomucho,desdeunpuntodevistameramenteverbal,laretóricadeustedylaretóricadesuescuela,elcortoestudioquedelunoylaotraenlahistoriahumanahepodidohacer,mehallevadoauna...co...conclusiónalgorara,quemecuestagrantrabajoexpresar,sobretodoenlenguaextranjera. —Venga,venga—dijoelprofesor,animándolo—,yoteayudaré.¿Quéimpresióntehanhechomisideas?—Puesbien,laverdades,hartoconozcoquenoloexpresocomoesdebido,pero,enciertomodo,meparecequeustedesformulanideasdeesegéneroconlamayorelocuencia,cuando...o...cuando...o...—¡Ea!,adelante—gritóLucifer,furioso.—Bueno,viniendoalgrano,cuandosunavevoladoraestáapuntodeestrellarsecontraalgo,pensabayo que usted no aguardaría a que yo se lo advirtiese, pero en este momento, vamos derecho a unchoque.Lucifersoltóunablasfemia,seirguiódeunbrincoycargótodosupesosobrelamanivelaqueobrabacomo timón de la nave. Durante los últimos diezminutos, habían descendido velozmente por entregrandesbarrancadasycavernasdenubes.Enaquelpunto,a travésdelanieblapurpúrea,pudoverse,relativamentecerca,loqueparecíaserlapartesuperiordeunaenormeyoscuraesferauorbe,aisladaenelmardenubes.Losojosdelprofesorchispearoncomolosdeunloco.—Esunmundonuevo—gritó,conpavorosarisa—.Esunplanetanuevo,quellevaráminombre.Esaestrella, y no aquella otra tan vulgar, será «Lucifer, sol de la mañana». Ahí no habrá locurasprivilegiadas,nohabrádioses.Ahíelhombreserátaninocentecomolasmargaritas,taninocenteytancruel;elintelecto...—Parece—dijoMigueltímidamente—quehayunacosahincadaenelcomedio.—Asíes—dijoelprofesor,inclinándosesobreunbordedelanave,brillantessusespejuelosconelfuegodesuexcitaciónmental—.¿Quépodráser?Naturalmente,nopuedesermásque...Entoncessoltódesúbitounchillidoindescriptibleydejócaerlosbrazos,comoquienpierdeelánimo.Elmonjeempuñóeltimónconademándecansancio;noparecíamuyasombrado,porqueveníadeunapartedelmundoasazignorante,dondenoesraroquelagenteperdidadeespírituchillealverlacuriosaformaqueelprofesoracababadepercibirenlacimadelorbemisterioso,peroempuñóeltimónnomásqueconel tiempoprecisopara,enderezándolovigorosamentehaciala izquierda, impedíaquelanavevoladoraseestrellaseenlacatedraldeSanPablo.

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Unanubeplana,negruzca,seextendíaentornodelrematedelacúpuladelacatedral,desuertequelaesferaylacruzparecíanunaboyaancladaenunmardeplomo.Mientraslanavesedeslizabahaciaella,laplaniciedenubeparecía tanseca,concretayduracomoundesiertoarenoso.Deahíqueespírituycuerporecibiesenunasensaciónagudaycomosobrenaturalcuandolanavehendiólanubeylapenetrócomo si fuese niebla ordinaria, materia sin resistencia. El caso fue que recibieron una sacudidapavorosa,por elhechomismodenohaber choque. Igualque sihubiesenhendidoantiguospeñascoscomosifuesendemanteca.Perootrassensacioneslesaguardaban,másextrañasqueladehundirseenterreno sólido.Porunmomento, ojosynarices se lesobstruyeroncon laoscuridady lanubeopaca;después, laoscuridad seaclaróenunaespeciedenieblaparda.Y lejos, lejos,pordebajodeellos, lanieblapardabajabahastaencenderseenfuego.AtravésdelaatmósferadensadeLondres,pudieronver,abajo,elbrillodelaslucesdelaCity; lucesquetrazabancuadradosyrectángulosdefuego.Nieblayfuegosemezclabanenunvaporardiente;podíadecirsequelanieblaestabasofocandolasllamas,oquelas llamashabríanpegado fuegoa laniebla. Juntoa lanave (queapenas sidescendíadelnivelde labola)ydebajodeella, la inmensurablecúpulabrotabaysehundíaen looscuro,conel juegodeunacascadamuda.OeracomounaciclópeabestiamarinapuestasobreLondresylargandosustentáculosdesconcertadamentepor todoslados,unamonstruosidadenaquelcielosinestrellas.PorquelasnubespertenecientesaLondres sehabíancerradosobre lacabezade losviajeros, tapando la salidadel airesuperior.Comosihubiesenperforadounatechumbreypenetradoeneltemplodelcrepúsculo.TancercaestabandelabolaqueLuciferapoyóenellalamano,empujandolanavehaciaafuera,comoseimpeleunbotequedesatraca.Encima,lacruzyaenvueltaennieblaoscura,parecíaquimérica,másterribledetamañoyforma.ElprofesorLuciferdiodospalmadasenlasuperficiedelagruesabola,comosiestuvieraacariciandoaunanimalenorme.—Estaalhajamehacemuybuenjuego.Escuantonecesito—dijo.—¿Puedopreguntar,contodorespeto—interrogóelancianomonje—,dequéestáustedhablando? —¡Cómodequé!—gritóLucifer,golpeandootravezlaesfera—.Estoquevesaquíesunsímboloúnico,amiguito.Tanorondo.Tansatisfecho.Nocomoelserdescarnadoquetiendeahílosbrazosconsumo cansancio. —Y ensombrecida la faz por una mueca, apuntaba a la cruz—. Precisamente ibadiciéndote,Miguel, que puedo demostrar lo principal de la tesis racionalista y el embuste cristianovaliéndomedecualquiersímboloqueteplazcadarme,decualquierejemploconquetropecemos.Yaquíhayunejemploquemevaleundesquite.¿Cómopodríasignificarsetufilosofíaymifilosofíamejorqueconlaformadeesacruzylaformadeestabola?Estegloboesrazonable;lacruzesirrazonable.Esunanimal de cuatro patas, con una pata más larga que las otras. El globo es inevitable. La cruz esarbitraria. Sobre todo, el globo constituye unidad en símismo; la cruz está primordialmente y sobretodaslascosasendiscordiaconsigomisma.Lacruzeselconflictodedoslíneashostiles,dedirecciónirreconciliable. Ese objeto silencioso que se yergue ahí, es por esencia una colisión, un crujido, unalucha en piedra. Ese vuestro símbolo sagrado ha venido en realidad a dar nombre a una situacióndesesperadaytorpe.Cuandohablamosdehombresquealavezseignoranyseestorbanmutuamente,decimos que tienen designios cruzados. ¡Abajo con él! Su misma forma es una contradicciónmanifiesta. —Lo que usted dice es perfectamente cierto—dijoMiguel con serenidad—. Pero nos gustan lascontradiccionesmanifiestas.Elhombreesunacontradicciónmanifiesta;esunanimalcuyasuperioridadsobre los otros animales consiste en haber caído. Esa cruz es, como usted dice, una colisión eterna;tambiényo.Esunaluchaenpiedra.Cadaformadevidaesunaluchaencarne.Laformadelacruzesirracional, cabalmente como la formadel animal humano es irracional.Dice usted que la cruz es uncuadrúpedoconunaextremidadmáslargaquetodolodemás.Yodigoqueelhombreesuncuadrúpedoqueusasolamentedosdesuspiernas.Elprofesor,cogitabundo,fruncióuninstantelafrente,ydijo:

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—Todoesrelativo,naturalmente,ynovoyanegarqueelelementodeluchaycontradiccióninterna,representadoporlacruz,ocupeunlugarnecesarioenciertoperíododelaevolución.Peroseguramentelacruzeselpuntomásbajodeldesenvolvimientoylaesferaelmásalto.Despuésdetodo,esbastantefácilverdóndeestálaequivocaciónenelplanarquitectónicodeWren.—¿Yquéesello,simehaceelfavor?—inquirióMiguelsuavemente.—Lacruzestáenloaltodelaesfera—dijosencillamenteelprofesorLucifer—.Esunerror,sindudaalguna.Laesferadebíaestarenloaltodelacruz.Lacruznoesmásqueunsosténbárbaro;laesferaeslaperfección.Lacruz, todolomás,eselárbolamargodelahistoriadelhombre;laesferaeselfrutofinal,pingüeymaduro.Elfrutodeberíaestarenloaltodelárbol,noalpie.—¡Oh!—dijoelmonje,marcándoseleunaarrugaenlafrente—.¿Desuerteque,segúnusted,enunesquemasimbólicodelracionalismo,laesferaestaríaencimadelacruz?—Esoresumeporcompletomialegoría—dijoelprofesor.—Bien,todoesoesciertamentemuyinteresante—continuóMiguel,muydespacio—porque,ajuiciomío, encaso tal, veríaustedel efectomás singular, efecto aquegeneralmentehan llegado todos lossistemas potentes y hábiles que el racionalismo, o la religión de la esfera, ha producido para guía oenseñanza de la humanidad. Vería usted, creo yo, ocurrir una cosa que es siempre la últimapersonificaciónylasalidalógicadeesesistemalógico.—¿Dequéestáshablando?—preguntóLucifer—.¿Quésucedería?—Quierodecirquelaesferasecaería—dijoelmonje,mirandoconavidezalvacío.Luciferhizounmovimientodecólera,yabriólabocaparahablar,peroantesdequepudiesearticularpalabra,Miguel,conlamayorresolución,prosiguió: —Unavez conocí a un hombre comousted,Lucifer—dijo, articulando con lentitud ymonotoníadesesperantes—.Opinabatambién...—Noexisteotrohombrecomoyo—gritóLucifercontalviolenciaqueestremeciólanave. —Como iba diciendo —continuó Miguel—, ese hombre opinaba también que el símbolo delcristianismo era un símbolo de barbarie y de sinrazón. Su historia es un tanto divertida.Viene a sertambién una alegoría perfecta de lo que les ocurre a los racionalistas como usted. Comenzó, porsupuesto,negándoseatoleraruncrucifijoensucasa,nisiquierapintado,nipendientedelcuellodesumujer.Decía,igualqueusted,queeraunaformaarbitrariayfantástica,unamonstruosidad,amadaporserparadójica.Despuésfuehaciéndosecadavezmásviolentoyexcéntrico;queríaderribarlascrucesdelos caminos, porque vivía en un país católico romano. Finalmente, en un acceso de furor trepó alcampanario de la iglesia parroquial y arrancó la cruz, blandiéndola en el aire, y profiriendo atrocessoliloquios,alláenloalto,bajolasestrellas.Unatarde,todavíaenverano,cuandoseencaminabaasucasaporuncaminitovallado,eldemoniodesu locuravinosobreélconviolenciaydemudación tanfuertesquetrastruecanelmundo.Sehabíadetenidounmomento,fumando,delantedeunaempalizadainterminable, cuando susojos se abrieron.Ninguna luzdardeaba, no semovíaunahoja, pero él vio,comoenunamutación súbita del contorno, que la empalizada eraun ejército innumerablede crucesligadas unas a otras, de la colina al valle. Enarboló el garrote y se fue sobre ellas, como sobre unejército.Ymillatrasmilla,entodoelcaminohastasucasa,fuerompiéndolasyderribándolas.Porqueaborrecía la cruz y cada empalizada era una pared de cruces. Cuando llegó a su casa estabacompletamente loco. Se dejó caer en una silla, y luego se alzó de ella, porque los travesaños delmaderamenrepetían la imagen insufrible.Searrojóenunacama, loquesirviópara recordarleque lacama,igualquetodaslascosaslabradasporelhombre,correspondíaconeldiseñomaldito.Rompiólosmuebles,porqueestabanhechosdecruces.Pegófuegoalacasa,porqueestabahechadecruces.Enelríoloencontraron.Luciferlemirabamordiéndoseunlabio.—¿Esverdadesahistoria?—preguntó.

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—¡Oh,no!—dijoMiguelvivamente—.Esunaparábola.Es laparábolade todos los racionalistascomousted.Empiezan ustedes rompiendo la cruz, y concluyen destrozando elmundohabitable.Lesdejamosaustedesdiciendoquenadiedebeiralaiglesiacontrasuvoluntad.Cuandolosencontramosdenuevo, están ustedes diciendoque nadie tiene lamenor voluntad de ir a ella.Les dejamos a ustedesdiciendoquenoexisteellugarllamadoEdén.LesencontramosdiciendoquenoexisteellugarllamadoIrlanda.Partenustedesodiandoloracionalylleganaodiarlotodo,porquetodoesirracional,y...Lucifersaltósobreélconungritodeanimalsalvaje.—¡Ah!—vociferó—.Cadalococonsutema.Tútieneslalocuradelacruz.¡Puesellatesalve!Yconfuerzahercúleaarrojóalmonje,deespaldas,fueradelanavesobrelapartemásaltadelaboladepiedra.Miguel,connomenosprontaagilidad,asióunodelosbrazosdelacruzyselibródelacaída.EnelmismoinstanteLuciferbajóunapalancaylanavebotóllevándoseloaélsolo.—¡Ja,ja!—aulló—.¿Quétalapoyoesése,buenviejo?—Loqueescomoapoyo—replicóMiguel,hoscamente—,yvalgaloquevalga,esmuchomásútilquelaesfera.¿Puedosabersitieneustedintencióndedejarmeaquí?—Sí,sí.Yosubo,subo—gritóelprofesor,conindomableexcitación—.Altiorapeto.Mirutaeshaciaarriba.—¿Cuántasvecesmehadichousted,profesor,queenelespacionohayrealmentenimásaltonimásbajo?—dijoelmonje—.Yosubirétantocomousted.—Cierto—dijoLucifer,mirandoporencimadelabordadelanave—.¿Puedosaberquéintentas?Elmonjeseñalóhaciaabajo,haciaLudgateHill.—Medispongo—dijo—atreparaunaestrella.Losquemiranlacuestiónmuysuperficialmenteconsideranquelaparadojaescosadechanza,propiadelperiodismoligero.Paradojadeesaíndolecontieneeldichodeungalánenciertacomediadecadente:«La vida es demasiado importante para tomarla en serio». Los que miran la cuestión con másprofundidadodelicadeza,venquelaparadojaperteneceespecialmenteatodaslasreligiones.Paradojadeesta índolesecontieneen tal sentenciacomo:«Losmansosposeerán la tierra».Peroaquellosqueven y sienten el punto fundamental de la cuestión, saben que la paradoja no pertenece a la religiónsolamente,sinoatodaslascrisisvitalesyviolentasenlaprácticadelaexistenciahumana.Claramentepercibiráunaparadojadeestegénerotodoelqueseencuentresuspendidoenmediodelespacio,asidoaunbrazodelaCruzdeSanPablo.ElpadreMiguel,apesardesusaños,apesardesuascetismo(oporcausadeél,aloqueentiendo)eraunancianomuyrobustoydispuesto.Ymientraspendíadeunabarrasobrelavertiginosaoquedaddeaire, comprobó, merced a la mortal inhibición inherente al seso de quien se halla en peligro, laperdurableydesesperadacontradicciónqueimplicalasimpleideadevalor.Eraunancianorobustoydispuesto,asíesquenoperdiólaserenidad.Sintióloquesientecualquierhombreentaldurotrancedeterror,queelriesgomásgraveseaelterrormismo;sudefensaposibleconsistiríasolamenteenfrialdadrayana con el descuido, descuido equivalente casi a una bravata suicida. La contingencia única desalvación consistía en no desear con demasiada desesperación salvarse. Quizás encontraría dondeestribarelpiealdescenderlatremendafachada,contalquenolepreocupasesitalesapoyosexistíanono.Sieratemerario,podíasalvarse;sieraprudente,permaneceríadondeestaba,hastadesprendersedelacruzcomounapiedra.Yestaantinomia,presentesincesarensuespíritu,envolvíaunacontradiccióntanvastayasombrosacomola inmensacontradicciónde lacruz;recordabahaberoídomuchasvecesestaspalabras:«Quienpierdasuvidalasalvará».Recordabaconunaespeciedelástima,quesiempresehabíasignificadoconesoquequienpierdasuvidacorporalsalvaríasuvidaespiritual.Ahorasabíaunaverdad sabida de todos los púgiles, cazadores y escaladores demontañas. Sabía que incluso su vidaanimalsolamentepodríasalvarsemercedaunafuertedisposiciónparaperderla.Alguienestimaráimprobablequeunserhumanobalanceándosedesesperadamenteenmediodelcielo,

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pensaseenciertas contradicciones filosóficas.Peroespeligrosodogmatizar acercade situaciones tanapuradas.Frecuentementeproducenciertaactividad,inútilysinalegría,delintelectopuro,divorciadoelpensamientonosólodelaesperanza,peroaundeldeseo.Ysiesimposibledogmatizaracercadetalesestados,esaúnmásimposibledescribirlos.AlespasmodesensatezyclaridadenelespíritudeMiguel,siguióunespasmodeterrorelemental;elterrordelanimalquellevamosdentro,queveeneluniversoentero un enemigo; y que, saliendo victorioso, se olvida de la piedad, como de la esperanza si esderrotado.De aquellos diezminutos de terror, no es posible hablar con palabra humana.De nuevo,empero,comenzóaapuntaren laodiosaoscuridadunextrañoalbor,grisypulidocomodeplata.Deestaresignaciónocertidumbrepostreratodavíaesmenosposibleescribir;escosaaunmásdescomunalqueelinfiernomismo;esquizáelúltimodelossecretosdeDios.Enlamásreciacrisisdeunacongojainsufrible,caesúbitamentesobreelhombrelacalmadeuncontentamientoinsensato.Noesesperanza,siempreentrecortada,romántica,yreferidaalporvenir;escabal,ypresente.Noesfe,porquelafe,desumismanaturalezaesimpetuosa,comosiresumieraenunoelvetoyladuda;sinoqueessimplementesatisfacción. No es conocimiento, porque el intelecto parece no tomar parte especial en ello. Ni es(como los idiotasmodernos dirían que es) un nuevo embotamiento o una parálisis de la facultad desufrir. No es negativo ni por asomo; es tan positivo como una buena nueva, Y en cierto sentido,verdaderamente, esunabuenanueva.Parececasi comosihubiesecierta igualdadentre las cosas,unequilibrio entre las contingencias posibles, que no se nos permite conocer a menos que hayamosaprendido a ser indiferentes respecto de losmales y los bienes, pero que a veces se nosmuestra uninstante,amododepostrerauxilioennuestrapostreraagonía. Ciertamente Miguel no habría podido dar cuenta racional ninguna de esa vasta satisfacción sincontenidoquecalabasuserylollenabahastaelborde.Sintió,conunaespeciedelucidezmenguada,quelacruzestabaallí,quelaesferaestabaallí,queelcimborrioestabaallí,queél ibaagatearhaciaabajo,yquenopensabalomásmínimosisemataríaono.Esadisposiciónmisteriosadurólobastanteparaimpulsarloaunespantosodescensoyforzarloaproseguir.Peroantesdequehubiesealcanzadolagaleríaexteriormásalta,elterrorseabatiósobreélseisveces,comoborrascatenebrosaytonante.Altiempodellegarasitioseguro,casisintió(comoenunposibleparoxismodeembriaguez)queteníadoscabezas:unatranquila,descuidadayeficaz;otraqueveíaelpeligrocomoenunmapa,yeraprudente,cuidadosaeinútil.Sehabíaimaginadoquehabríadedejarsecaerverticalmenteporelfrentedetodoeledificioabajo.Cuandocayóenlagaleríamásalta,sesintiótodavíatanlejosdelgloboterrestre,comosihubierasaltadosolamentedesdeelsolalaluna.Sedetuvounpoco,jadeante,enlagaleríaporbajodelaesfera,ygolpeandoatolondradamentecon los talones, anduvounoscuantospasos.Yandandoestabacuandounrayolefulminóelalma.Unhombre,macizo,vulgar,derostroindiferenteysosegado,conunaespeciedeuniformeprosaicoguarnecidodeunahileradebotones,lecerróelpaso.Miguelnopudonipreguntarsesiaquelhombreasombrado,debigotenegroybotonesdeníquel,habíallegadotambiénenunanavevoladora.Sintiósolamentequesuespírituflotabaenunafelicidadsinlímiteporcausadeaquelhombre.Pensabacuánhermososeríavivirenaquellagaleríaparasiempre,conélsolo.Pensabacuánto gozaría con los matices desconocidos del alma de aquel hombre, y en oírle, con interésincalculable,acercadelosmaticesdesconocidosdelalmadetodossustíosytías.Unmomentoanteshabíaestadoparamorirsolo.Ahoravivíaenelmismomundoconunhombre;inagotabledelicia.Enlagaleríaporbajodelaesfera,elpadreMiguelhabíaencontradoalhombremásnoble,másdivino,másamable entre todos los hombres, mejor que todos los santos, más grande que todos los héroes: aViernes[1]. En losconfusoscoloresymúsicasdesunuevoparaíso,Migueloyóapenas,ydeunmododébilylejano, ciertas observaciones que aquel hombre tan hermoso y tan sólido parecía estar haciéndole;observacionesacercadealgoqueestabafueradehorayencontradelosreglamentos.Pareciótambiénpreguntar cómo había «subido» Miguel hasta allí. Evidentemente, el hombre hermoso creía, como

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Miguel,quelatierraesunaestrellaengastadaenelfirmamento. Al cabo,Miguel se sació de la mera sensaciónmusical producida por la voz del hombre de losbotones.Comenzóaescucharloquedecía,yauntratóderesponderaunapreguntaque,alparecer,lehabíahechoyavariasvecesyahoralarepetíaconexcesivoénfasis.MiguelpercibióquelaimagendeDiosconbotonesdeníquellepreguntabacómohabíallegadoallí.RespondióquehabíaidoenlanavedeLucifer.Oídalarespuesta,elportedelaimagendeDiossufrióunavariaciónnotable.DesdedirigirseaMiguelásperamente,comositrataseconunmalhechor,pasódesúbitoahablarleconciertasolicitudyamabilidadcalurosa,comoaunniño.Parecióespecialmentecuidadosodesepararlodelabalaustrada.Locondujo,tomándoloporunbrazo,hacialapuertaquedabaalinteriordeledificio,lisonjeándolotodoeltiempo.Lediótalcuentadelosplaceressuntuososydiversasventajasqueleesperabanabajo,queMiguel (con ser escaso su conocimiento del mundo) la encontró inverosímil. Miguel lo siguió, noobstante,aunquesólofueseporcortesía,bajandounaescaleradecaracol, interminablealparecer.Enciertopuntoseabríaunapuerta.Miguellatraspasó,yelextrañohombredelosbotonessearrojósobreélylomantuvoinmóvildondeestaba.PeroMiguelnodeseabasinopararseyadmirar.Habíapasadolapuertacomosientraraenotroinfinito,bajolabóvedadeunfirmamentohechoporelhombre.Eloro,elverdeylapúrpuradelponientenoestabanennubesuniformes,sinoenformadeserafinesyquerubines,en terribles formashumanas,conplumajes inflamados.Losastrosnoestabanarriba, sinomuyabajo,como estrellas caídas, en constelaciones todavía no dispersas; la bóveda misma estaba llena deoscuridad.Ymuyabajo,aunmásabajoquelasluces,seveían,inmóvilesorampantes,grandesynegrasmasasdegente.Lavozdeunórganoterribleparecióestremecerelaireentodalacavidad;yconellasubió hasta Miguel el sonido de una voz más terrible: la pavorosa y perdurable voz del hombreclamandoasusdiosesdesdeelcomienzohastaelfindelmundo.Miguelsintióalgoasícomosiélfueseundiosytodoslosclamoresleestuviesendestinados.—No:lascosasbonitasnoestánaquí—dijoelsemidiósdelosbotones,cariñosamente—.Lascosasbonitasestánabajo.Vengaustedconmigo.Hayunacosaquevaasorprenderlemucho;unacosaquenecesitaustedver. Evidentemente, el hombre de los botones no sentía como un dios, por lo queMiguel no intentóexplicarlesuspropiossentimientos,y lesiguiósumisamenteporelcaminode laculebreanteescaleraabajo.Noteníanocióndedóndeoenquénivelsehallaba.Todavíaestaballenodelfríoesplendordelespacioyde loqueunescritor francésha llamadobrillantemente«elvértigodel infinito»,cuandoseabrióotrapuerta,yconsorpresaindescriptiblesehallóenelnivelfamiliar,enunacallellenaderostroshumanos, con casas y hasta farolesmás altos que su cabeza.Se sintió de repente feliz, y de repenteindescriptiblemente pequeño. Se figuró que había vuelto a ser niño; puso los ojos en el pavimento,seriamente,igualquehacenloschicos,comosifuesecosaaprovechableparaalgodivertido.Sintióentoda su viveza el placer de que se privan los orgullosos: el placer que no solamente acompaña a lahumillación,peroquecasieshumillación.Loshombresquesehanlibradodelamuerteporunpelo,loconocen;tambiénloshombrescuyoamorporunamujerescorrespondidoinesperadamente,yaquellosaquieneslesonperdonadassusculpas.Cadacosaenqueponíalosojoslealegraba,noestéticamente,sinoconel jovialysimpleapetitodeunniñocomiendobollos.Secomplacíaen lacuadraturade lascosas; le gustaban las esquinas, limpias como si acabasen de cortarlas con un cuchillo. El cuadroluminosode los escaparatesde las tiendas le excitaba, comoaunchico las lucesdel tabladodeunapantomimaquepromete.Ycomovieseuna tiendaqueadelantabaostentosamentesobreelpavimentounapanzadecajasconbotesdeconservas,leparecióunaalusiónauncentenardealegresysuntuosostés,servidosenciencallesdelmundo.Acasoeraelmásfelizdeloshijosdeloshombres.Porqueenelinsufribleinstantequepasócolgado,yapuntodecaerse,enlacúpuladeSanPablo,eluniversoenterohabíasidodestruidoyvueltoacreardenuevo.Depronto,eneltumultodelascallesoscuras,resonóunestrépitodecristalesrotos.Lamuchedumbre

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de papanatas, con su prontitudmisteriosa, se precipitó en la dirección debida, un escritorio lóbrego,inmediatoalatiendadelosbotesdeconserva.Elcristalyacíahechopedazosenelsuelo.Ylapolicíayahabía echado mano a un joven muy alto, el cabello negro y liso, los ojos negros brillantes, y unsobretodogris,quien,deunbastonazo,acababadequebrarlalunadelescaparate. —Lovolveríaahacer—decíaeljoven,pálidodefurorelsemblante—.Cualquierahabríahecholomismo.¿Hanvistoloquehice?Juroquevolveríaahacerlo.EntoncessusojostropezaronconelhábitomonacaldeMiguelylesaludóconreverenciadecatólico.—Padre,¿havistoustedloquedicen?—exclamó,temblando—.¿Havistoustedloqueseatrevenadecir?Alprincipionoloentendía.Ycuandollevabaleídolamitad,rompíelcristal. Miguel sintió que no se hacía cargo. Toda la paz delmundo se había cobijado tristemente en sucorazón. Los hombres no veían nada del mundo nuevo y pueril que él había visto tan de repente.Seguían aún entregados a sus antiguas disputas, desconcertantes, triviales, inútiles, hablandomuchounos y otros, siendo tan poco lo que se necesita decir. Una inspiraciónmuy recia vino sobre él depronto:sobrecogerlos,enelsitiodondeestaban,conelamordeDios.Nosemoveríandeallíhastaquepenetrasenelsaboryelprodigiodesuexistencia.Nosemarcharíandeaquellugar,comonofueseparair a su casa, abrazados como hermanos y aclamando su libertad recuperada.De la cruz queMiguelacababadedejar,proveníalasombradesupiedadquimérica;ylastresprimeraspalabrasquehabló,conlavozdeuna trompetadeplata,dejarona lagentecomosi fuesedepiedra.Quizássihubiese,ensuiluminación, hablado durante una hora, podía haber fundado una religión en Ludgate Hill. Pero lapesadamanodesuguíalecayódeprontosobreunhombro. —Este pobre hombre está chocho—dijo risueño al gentío—. Le he encontrado vagando por lacatedral.Dicequehavenidoenunbarcoporlosaires.¿Hayalgúnagentequeseencarguedecuidardeél?Hubounagenteparaencargarse.Otrosdosseocupabandeljovenalto,conabrigogris;yuncuartoselas entendía con el dueño de la tienda, quemostraba cierta propensión a la turbulencia. Llevaron aljovenaltoa lapresenciade laautoridad,adonde leseguiremosenelpróximocapítulo.Yalhombremásfelizdelmundolometieronenunasilo.

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II.LareligióndelmagistradosubalternoLAredaccióndeElAteístavenía,desdealgunosañosatrás,perdiendosurelevanteinteréscomorasgotípicodeLudgateHill.Elperiódicono seacomodabaal ambiente.Mostrabapor laBibliaun interésdesconocido en el barrio y un saber acerca de ese volumenque nadie hubiera podido disputarle confundamento en Ludgate Hill. En vano el director de El Ateísta cubría su puerta con enérgicas yconcluyentesdemandassobreloquehizoNoéenelarcaconelcuellodelajirafa.Envanopreguntabaviolentamente,comoporúltimavez,cómolaafirmación«Diosesespíritu»,podíaconciliarseconestaotra:«latierralesirvedeescabel».EnvanoclamabaconenergíaacusatoriaquealobispodeLondreslepagabandocemil librasesterlinasalañopordecirquecreíaquelaballenasetragóaJonás.Envanoexponía en sitios muy visibles pasmosos cálculos científicos acerca del ancho del gaznate de lasballenas. ¿Es que nada de esto importaba a los transeúntes? ¿Su indignación, pronta, espléndida,verdaderamente sincera, no conmovió nunca a nadie de la mucha gente que inunda Ludgate Hill?Nunca. El hombrecillo que dirigía El Ateísta seguiría precipitándose fuera de su tienda las nochesestrelladas,para,enelardimientodesuguerrasantaenlugartansanto,enseñarelpuñoalacatedraldeSanPablo.Pudieraahorrarseesaemoción.LacruzenlosumodeSanPabloylatiendadeElAteístaalpie,estabanigualmentelejosdelmundo.Latiendaylacruzsehallabanporigualencumbradasysolasenelfirmamentovacío. Al hombrecillo que dirigía El Ateísta, escocés fogoso, menudo, el cabello y la barba de un rojoencendido,yqueatendíaporTurnbull,ladecadenciadesuimportanciapúblicaleparecíanotantotristeyhastainsensatacuantosimplementedesconcertanteeinexplicable.Habíadicholascosaspeoresquepodían decirse; y parecían aceptadas y olvidadas como los lugares comunes de los políticos. Susblasfemiaseranmásimprudentescadadía,ytambiéncadadíaelpolvoseespesabasobreellas.Estolehacía elmismo efecto que si semoviera en unmundo de idiotas. Como si le rodease una casta dehombres que se sonreían al hablarles de su propiamuerte, o consideraban distraídamente el día deljuicio.Pasóunañoyotroaño,ylamuertedeDios,decretadaenunatiendadeLudgate,ibasiendodeañoenañounsucesomenosimportante.LasgentesavanzadasdesutiempodesalentabanaTurnbull.Para lossocialistas,envezdemaldecira lossacerdotesdebíamaldecira loscapitalistas.Losartistasdecíanqueelalmaesmásespiritual,nocuandoselibradelareligiónsinocuandoselibradelamoral.Fueronpasandoaños,yalcabollegóunhombrequetratóconverdaderorespetoyseriedadla tiendasecularistadeMr.Turnbull.Eraunjovenconabrigogris,quelerompiólavidriera. El joven había nacido en la bahía deArisaig, enfrente de Rum y de la isla de Skye. Los rasgosprominentes,aguileños,yelcabellonegroensortijado,eranelsellodeloquepormodorudimentariosellama céltico, entidad histórica desconocida, peromuchomás antigua, probablemente, que los celtasmismos,quienesquieraquefuesen.MontañésdelclandelosMacdonaldsporelnombreylasangre,sufamiliatomóporapellido,comoesfrecuenteencasostales,elnombredeunaramasecundaria,yparatodoslosdesigniosquelollevabanaLondressellamóMacIan.Sehabíaeducadoenciertasoledadyretiro, como fiel católico romano, dentro de la pequeña zona de católicos romanos enclavada en lasmontañasdelaEscociaoccidental.YhabíallegadonadamenosquehastaFleetStreet,enbuscadeunempleocasiprometido,sinhabersedadocuentacabaldequehubieseenelmundogentequenofueracatólicaromana.Sedescubrióunmomento,alverlaestatuadelareinaAna,enfrentedelacatedraldeSanPablo,conlafirmeimpresióndequeeraunaimagendelaVirgenMaría.Lesorprendióunpocolafalta de respeto a la imagen quemostraba la gente trajinando por allí. No comprendía que el únicoprincipiohistóricoesencialdeaquellagente,laúnicaleyverdaderamentegrabadaensuscorazoneseralagrandeyconfortativaaseveracióndequelareinaAnasehamuerto.Fetanfundamentalcomosufe

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enqueNuestraSeñoravive.Todaslaspersonasconquieneshabíahabladodesdequetocóenlamargende nuestras costumbres y civilización, resultaron simpatizantes o hipócritas. O si habían dichoblasfemiasprobadas,nofuécapazdeentenderlas,debidomeramentealaconviccióndominantedesuánimo.Enlacostafantásticadelatierragaélica,pordondeanduvodechico,lospeñascoserantanfantásticoscomolasnubes.Elcieloparecíahumillarseyacercarsealatierra.Lossenderosdesualdeacomenzabana trepar de pronto y parecían resueltos a escalar el cielo.Dijérase que el firmamento se derrumbabasobreloscerros;loscerrosservíandesosténalfirmamento.Enelsuntuosocrepúsculodeoro,púrpurayverde,nubecillase isletasseequivalían.Evanviviócomounhombrequecaminaporunafrontera, lafrontera entre estemundo y otro.Como tantos hombres y naciones desarrollados en contacto con lanaturaleza y las cosas ordinarias, entendió lo sobrenatural antes de entender lo natural. Había vistoángelesmisteriososarrodilladosenlayerba,antesdehabersefijadoenlayerba.SupoquelasvestidurasdeNuestraSeñoraeranazules,antesdésaberque laseglantinasholladasalpasareranrojas.Cuandomásprofundamentepenetrabasumemoriaenlasoscurasmoradasdelainfancia,másymásseacercabaacosasinefables.Durantetodasuvidaconsideróelmundosublunaramaneraderesiduodivino,comorestosinconexosdesuprimeravisión.Cielosymontañaseranlashecesespléndidasdeotrolugar.Lasestrellas, joyasperdidasporlaReinacelestial.Almarcharse,NuestraSeñorasehabíadejadoaquí lasestrellas,casualmente. Su tradiciónde familiaera igualmenteprimitiva,ajenaalmundo.Subisabuelo,despedazadoen labatalladeCulloden, sepersuadíaenelpostrimer instantequeDios restauraríaal rey.Suabuelo,a lasazónmozo de diez años, retiró de la mano del muerto la terrible claymore y la colgó en su casa,bruñéndolayafilándoladurantesesentaaños,paraestarprontoalapróximarebelión.Supadre,elmásjoven de los hermanos, a todos los cuales sobrevivió, se había negado a ver a la reina Victoria enEscocia.Evan,delmismocortequesusprogenitores,nosehabíamuertoconellos,sinoquevivíaenelsigloXX.Noseparecíalomásmínimoallastimosotipodejacobitaquellenalashistorias,aquienelprogresodecisivodetodaslascosasvadejandoatrás.Era,ensupropiafantasía,conspiradoracérrimoyalaalturadesuépoca.Enlastardestenebrosas,largas,delinviernomontañés,conspirabayfumabaenlaoscuridad.YlevantabaenlasarenasdesoladasdeArisaigplanosparatomaraLondres.CuandollegóparaapoderarsedeLondres,envezdeunejércitoconinsigniablanca,traíaunbastónyunsaquito.Londreslointimidóunpoco,noporquelepareciesegrandeoaunterrible,sinoporquelodesconcertó;noeralaCiudaddeoro,osiquieraelinfierno;eraelLimbo.RecibióunasacudidafuertealrevolverlaesquinamaravillosadeFleetStreetyencararseconlacatedraldeSanPabloperfilándoseenelcielo.—¡Ah!—exclamó,trasunapausalarga—,estoloconstruyeronlosEstuardos.Luego,congestoagrio,sepreguntócuálseríaelmonumentoequivalentedelosBrunswicksydelaConstitución protestante. Pensándolo un poco, escogió el anuncio de unas píldoras, colocado en lasalturas.Horaymediadespuéssusemocioneslodejaron,vacíalamente,enelmismositio:yenunamanerade divagación perezosa vino a encontrarse parado ante la redacción deElAteísta.No vió la palabra«ateísta»,osilavióesmuyposiblequenoentendiesesusignificado.Elpapelmismo,talcomoera,nohabríalastimadoalinocentemontañés,denomediarelhecho,tanimprevistocomofastidioso,dequeelinocente montañés lo leyese tontamente hasta el fin; cosa nunca vista entre los subscriptores delperiódicomásentusiastas,yocasionadaacrear,ensucaso,situacionesnuevas.Conelfinoinstintoperiodísticopeculiardetodasuescuela,eldirectordeElAteístahabíapuestoenel primer lugar del periódico y en lo más visible de la vidriera un artículo titulado «La mitologíamesopotámica y su influencia en el folklore siriaco». Mr. Evan MacIan comenzó a leer muydistraídamente,comosileyesenoticiasyanunciosrelativosaunajovendesaparecidaenBrightonoa

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un remedio para la bilis.Recibió la copiosa suma de datos acumulados por el autor, con la fatigosaperspicaciadelosniñosenlastardesbochornosasdelverano—esafatigosaperspicaciaquelosllevaaseguir haciendo preguntas mucho después de haber perdido interés por el asunto y de estar tanfastidiadosdeélcomosuaya—.Lascallesestaban llenasdegenteyvacíasdeaventuras.LomismopodíaenterarsedelosdiosesdeMesopotamiacomonoenterarse;así,arrimandosurostro,largoyflaco,a la turbia y glacial vidriera, leyó cuantohabía que leer acerca de los dioses deMesopotamia.LeyócómoenMesopotamiahabíaundiosllamadoSho(queavecessepronunciabaJi),descritocomounsermuypoderoso,semejanzanotableconciertasexpresionesrelativasaJahveh,dequientambiénsediceque teníapoder.Evannohabíaoídoen todasuvidahablardeJahveh,e imaginándosequeseríaotroídolodelaMesopotamia,siguióleyendoconobtusacuriosidad.AprendióqueelnombreSho,bajosuterceraforma,Psa,apareceenunaleyendaprimitivaquecuentacómoladeidad,alamaneradeJúpiterentantasocasiones,sedujoaunaVirgenyengendróunhéroe.Noesesencialennuestraexistenciaelnombre del héroe, que fué, según cuentan, el héroe principal y el Salvador en el sistema moralmesopotámico.Seguíaunpárrafocitandootrosejemplosdehéroesysalvadoresnacidosderelacionesdepravadasentreundiosyunmortal.Despuésseguíaotropárrafo,peroEvannoloentendió.Loleyóotra vez, y otra. Entonces lo entendió. El cristal cayó hecho pedazos en el pavimento, y Evan seprecipitóporlavidrieradelatienda,blandiendoelbastón.—¿Quéesesto?—exclamó,irguiéndose,Mr.Turnbull,elpequeño,flameanteelcabello—.¿Cómoseatreveustedarompermelavidriera?Porqueeralomásrápidoparacaersobreusted—gritóEvan,pateando—.Conque,¡altoyaluchar!,cobardeborracho.Vamos,locoasqueroso,defiéndase.¿Tieneustedaquíarmas?—¿Estáustedloco?—preguntóTurnbullcondescaro.—¿Yusted?—gritóEvan—.¿QuiénmásqueunlocoembadurnasucasaconporqueríasqueofendenaDios?Defiéndaseyalalucha,repito.ElrostrodeMr.Turnbullseesclarecióconunfuertealbor.Porentresuspelosybarbarojos,seleviópalidecer densamente de gozo. Por fin, tras de veinte años solitarios de trabajo inútil, hallaba larecompensa.Habíaunoqueseencolerizabaconelperiódico.Brincócomounchico;vióqueseabríaanteélunajuventudnueva.Y,comonoesraroquelesocurraalosseñoresdeedadmaduracuandovenabrirseanteellosunanuevajuventud,seencontróenpresenciadelapolicía. Los policías, tras interrogarlos gravemente, echaron mano a los dos entusiastas. Mostraban, sinembargo,másrespetoaljovenquehabíaquebradoloscristalesquealdescreídoaquienseloshabíanquebrado. En el porte deEvanMacIan había un aire demisterio refinado que le faltaba al irascibletenderillo, aire demisterio refinado que impresionaba a los policías, porque los policías, comootrosmuchostiposingleses,eranpoetasysnobsjuntamente.PresentíanqueMacIanpudieraseruncaballero;manifiestamente, no lo era el periodista. Y las invocaciones del director, bellas, racionalistas yrepublicanas, al respeto de la ley, y su ardor porque lo juzgasen otros ciudadanos, sus iguales,parecieronalospolicíasunajerigonza,comoselohubieraparecidoelmisticismodeEvan.Lapolicíanoestabahabituadaaoírhablardeprincipios,nisiquieradelosprincipiosdesupropiaexistencia.Eljuez,antequienlosllevaronparaserjuzgados,erauntalCumberlandVane,hombredemedianaedad,jovial,honrosamenteafamadoporlalevedaddesussentenciasylaagilidaddesuconversación.Enocasionesseinflamabaenunaespeciedefurorteóricocontraciertosdelincuentesespeciales,comolos individuos que hurtan dinero a susmujeres; hablaba, con tono sentimental y desenfadado, de laconveniencia de azotarlos, y le desconcertaba irremediablemente el hecho de que las mujeres seencolerizasenconélmásqueconsusmaridos.Hombrealto,acicalado,conunhilodebigotenegroytrajedemañanaincomparable.Contodalaaparienciadeuncaballero,aunque,enciertomodo,deuncaballerodeteatro.Amenudohabíajuzgadodelitosgravescontraelordenolapropiedadconbenignalocuacidad.Ahora,

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apropósitodelasimpleroturadeunavidriera,estuvocasiestrepitoso.—Vamosaver,Mr.MacIan—dijoarrellanándoseenelsillón—,¿entraustedsiempreencasadesusamigosmetiéndoseporuncristal?(Risas).—Noesamigomío—dijoEvan,conlaestolidezdeunchicolerdo.—¿Noessuamigo?—dijoeljuez,chispeante—.¿Essucuñado?(Risasestruendosasyprolongadas).—Esmienemigo—dijosencillamenteEvan—.EsenemigodeDios. Mr. Vane cambió vivamente de postura, dejando caer el monóculo, en un momento de visibledesconcierto.—Notieneustedporquéhablardeesoaquí—dijoásperamenteyconciertaprecipitación—.Esononosconcierne.Evanabriósusgrandesojosazules,ycomenzó:—Dios... —Basta—dijoel juez,colérico—.Esuna impertinenciahablarde talescosas...e...e...enpúblico,anteuntribunal.Lareligióne...e...esunacuestióndemasiadopersonalparamencionarlaenestesitio.—¿Deveras?—contestóelmontañés—.Entonces,¿porquéacabandejurarlospolicías? —Nohayparidad—contestóVane,quese irritaba—.Esclaro,hayunaformadejuramento...,quedebeprestarseconreverencia...,conreverencia.Yseacabó.Perohablarenpúblicoacercadeunodelossentimientosmássagrados,másíntimos...,esomeparecedemalgusto.(Ligerosaplausos).Mepareceirreverente,pormásqueyonoseaprecisamenteunortodoxo.—Veoquenoloesusted—dijoEvan—.Peroyolosoy.—Nosapartamosdelacuestión—dijoeljuez,corrigiéndose—.¿Puedosaberporquéharotoustedlavidrieradeestedignociudadano? Evanpalidecióunpocoal recordarlo,pero respondió con laprecisión fría e implacablequeveníamostrando:—PorquehablasfemadodeNuestraSeñora.—Ledigoausteddeunavezparasiempre—gritóMr.CumberlandVane,golpeandocoléricoenlamesaconlosnudillos—,ledigoausteddeunavezparasiempre,señormío,quenoleconsientoaustedque ande a vueltas con la gazmoñería y la declamación religiosa. No se imagine usted que esomeimpresiona.Losmásreligiososnosonlosquehablandereligión.(Aplausos).Limíteseustedacontestaramispreguntas.—Aesomehelimitado—dijoEvan,conlevesonrisa.—¿Eh?—exclamóVane,relampagueantelamiradaatravésdellente.—Ustedmehapreguntadoporquéherotolavidriera—dijoMacIan,concaradura—.Hecontestado:porquehablasfemadodeNuestraSeñora.Notuveotrarazón.Así,notengootrarespuesta.Vanecontinuabamirándoleconunadurezadesusada.—Nohatomadoustedelmejorcamino,señor—dijo,conseveridad—,nohatomadoustedelmejorcaminopara...paraqueelcasosemireconbenevolencia.Siustedhubiesedichosencillamentequelepesabaloquehabíahecho,yomehabríasentidomuyinclinadoadespacharelasuntocomounaccesodecólera.Ahoramismo,sidiceustedquelosiente,haré...—¡Perosinolosientonada!—dijoEvan—.Estoymuycontento.—Verdaderamente,creoqueestáustedloco—dijoeljuez,indignado,porquecomohombredebuennatural,habíahecholoposibleporcomponerellitigio—.¿Creeustedteneralgúnderechopararomperlasvidrierasdelprójimoporquesusopinionesnosonigualesalasdeusted?Estehombrenohacíamásqueexpresarsucreenciasincera.—Tambiényo—dijoelmontañés.—¿Yquiénesusted?—estallóVane—.¿Susopinionessonnecesariamentelasmejores?¿Estáustednecesariamenteenposesióndelaverdad?

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—Sí—dijoMacIan.Eljuezsoltóunarisadespreciativa.—Necesitaustedunaenfermeraquelecuide—dijo—.Pagaráusteddiezlibras. EvanMacIan hundió lasmanos en sus descuidadas ropas grises y extrajo una bolsa de cuero, deextrañahechura.Conteníaexactamentedocesoberanos.Pagódiez,unoauno,ensilencio,eigualmenteensilenciovolviólosdosrestantesalreceptáculo.Entonces,dijo:—¿Suseñoríamepermitedecirunapalabra? Cumberland Vane parecía medio hipnotizado por el silencio y los movimientos automáticos delforastero;hizounmovimientodecabezaquepodíasignificarsíono.—Únicamentedeseabadecir—prosiguióMacIan,guardándoselabolsaenelpantalón—queromperlavidrierahasido,loconfieso,unacosainútilyfueradeloregular.Sinembargo,puedeexcusarsecomosimple preliminar de lo que vendrá más tarde, como una especie de prefacio. Dondequiera ycuandoquiera que encuentre a ese hombre—y apuntaba al director deElAteísta—, sea al pasar esapuertadentrodediezminutos,seadeaquíaveinteañosenalgúnpaís lejano,dondeycuandopuedaencontraraesehombre,reñiréconél.Nohayqueasustarse.Novoyacaersobreélcomounmatón,niadarleunapalizaabusandodemifuerza.Reñirécomocaballero;reñirécomoreñíannuestrospadres.Élescogerá lascondiciones,espadaopistola,apieoacaballo.Perosi rehúsa,en todas lasparedesdelmundoescribiréqueesuncobarde.SihubiesedichodemimadreloquehadichodelaMadredeDios,noseencontraríanenEuropapersonasdehonorquenegasenmiderechoaretarlo.Silohubiesedichodemimujer,vosotros,ingleses,mehabríaisperdonadoqueloapaleasecomoaunperroenmediodelacalle.Sepasuseñoríaqueyonotengomadre,nimujer.Tengoúnicamenteloquetieneelpobrecomoelrico;loquetieneelhombresolo,igualqueeldemuchosamigos.Todoestemundo,extrañoparamí,meacoge,porqueenlomásíntimodeélhayunhogar;estemundocruel,esbenignoconmigoporquemásaltoque loscieloshayalgomáshumanoque lahumanidad.Siunhombrenoriñeporesto,¿porquéreñirá?Yoreñiríapormiamigo,perosipierdoalamigo,yopermanezco.Yoreñiríapormipaís,perosipierdoamipaís, aúnexistiríayo.Pero si loqueestedemonio sueña fueseverdad,yonoexistiría...,reventaríacomounaburbuja,desaparecería.Nopodríavivirenununiversoimbécil.¿Nohedereñirpormipropiaexistencia? El juez recobró lavozy lapresenciadeánimo.Laprimerapartedeldiscurso, el reto ampulosoybrutalmentepráctico,leparalizódesorpresa;perolasdemásobservacionesdeEvan,ramificándoseenfrases teóricas, infundieron en la vaguedad de su ánimo, muy inglés (atiborrado de prevenciones ycompromisosrespectodelmododehablarenpúblico),unindefiniblealivio,comosielhombre,aunqueloco,resultasemenospeligrosodeloquehabíapensado.Soltóunaespeciederisatediosa.—Ennombredelcielo,hombre—dijo—,nohableustedtanto.Dejeustedalgoalosdemás.(Risas).Espero que todo eso de retar a duelo a Mr. Turnbull será una broma. Por si acaso, va usted acomprometerseantemíaqueharánlaspaces.—Laspaces—repitióEvan—.¿Conquién?—ConMr.Turnbull—dijoVane.—Noporcierto—respondióMacIan—.¿Quétieneélqueverconlapaz?¿Quiereusteddecir—comenzóeljuez—queseniegausteda...?LavozdeTurnbullsealzóporvezprimera.—¿Mepermitesuseñoría—dijo—indicarqueyopuedocomponer,hastaciertopunto,estacuestiónridícula?Este caballero, algo bravío, promete que nome atacará demodo grosero... y si lo hace, esseguroquelapolicíaselasentenderáconél.Perodicequenolohará.Dicequemeretaráaduelo:ynopuedodecir cosamás fuerte sobre su estadomental sinoque creo sumamenteprobable queme rete.(Risas).Perohacenfaltadosparaquehayaduelo.(Nuevasrisas).NomepreocupalomásmínimoquemedesignenentodaslasparedesdelmundocomouncobardequenoquisobatirseenFleetStreetporsi

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laVirgenMaría tieneonotienesuequivalenteenlamitologíamesopotámica.Créamesuseñoría,nonecesitamolestarse en obligarle a hacer las paces. Yome obligo a estar en paz con él, y puede suseñoríatenerlaseguridadplenadequenohabrádueloconmigoporesemotivo.Mr.CumberlandVane,riéndoseconciertoalivio,divagóunpoco.—EsustedcomounsoplodelabrisadeAbril,señor—exclamó—.Despuésdeestetipo,esustedelozono.Tieneustedrazón.Quizáshetomadolacosademasiadoenserio.Megustaríaverlocuandoledesafíeausted,yverloaustedsonreír.Basta. Evan salió de la sala de audiencia, libre, pero con extraña agitación, como hombre febril.Habríaencontradonaturalque locastigasendealgunamanera;pero lasúbitacoyunturade larisadesu juezconlarisadelhombreaquienhabíaofendidolehicieronsentirse,derepente,muypequeño,o,cuandomenos,vencido.Erainnegablequeelmundomodernomirabasumundocomounaengañifa.Ningunacrueldad se lo habría demostrado, pero la benevolencia se lo probaba con espantosa claridad. Yconformeestabaponderándolo, reparó súbitamenteenun tipoexiguo, tieso,plantado frenteaél.Susojos,grises,terribles;subarba,roja.EraTurnbull.—Bien,señor—dijoeldirectordeElAteísta—.¿Dóndeseráelduelo?Designeustedelsitio. Evansequedócomoheridodelrayo.Balbuceóalgo,nosabíaqué;solamenteloconjeturabaporlarespuestadelotro.—¿Quesitengoganadebatirme?¿Quesitengoganadebatirme?—exclamóelfuriosolibrepensador—.¡Cómo!Esteloco,esteespantajodelasuperstición,piensaquesuspuercossantossonlaúnicagentecapazdemorir.¿Nohabéisvosotrosahorcado,quemado,cocidoalosateos,yningunoharenegadodesufe?¿Piensaustedquenotenemosganadepelea?Díaynochehepedido,heansiadounarevoluciónatea;heansiadovervuestrasangreylanuestraenlascalles.¿Seráladeustedolamía?—Perousteddijo...—comenzóMacIan.—Yasé—dijoTurnbulldespreciativamente—.¿Yusted,quédijo?Usted,condenadoloco,dijocosasbastantesparaquenoshubiesenencarceladounaño,dejándonosalacuartapreguntaporotroscinco.Siteníaustedganadebatirse,¿porquéfuéacontárseloaeseasno?Yolohesacadoausteddeallíparaqueriñamos,sitieneganas.Riñamos,pues,siseatreve. —Está jurado—dijoMacIan trasunapausa—.Le juro austedquenadapodrá interponerse entrenosotros.Lejuroaustedquenadaentraráenmicorazónnienmícabezahastaquesecrucennuestrasespadas.LojuroporelDiosqueustedhanegado,porlaBenditaSeñoradequeustedhablasfemado;lojuroporlassieteespadasdesucorazón.Lojuroporlasantaisladondeyacenmispadres,porelhonordemimadre,porelsecretodemiraza,porelcálizdelasangredeDios.Elateo,irguiendolacabeza,dijo:—Yyo,doymipalabra.

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III.AntigüedadescuriosasELcielovespertino,cúpuladeoromacizo,máslimpioaúnporcontrastedeunasolanubeenelocaso,bañabalossitiosmásvulgaresdeLondresenluzextrañaysuave.LacallejuelamugrientajuntoaSanMartin’sLane,parecíapavimentadadeoro.Latiendadelprestamista,hacialamitaddelacalle,brillabacomosifueserealmenteelMontedePiedad,quedebesunombrealinstintopoéticodelosfranceses;doscasasmásabajo,laminúsculalibreríaseudo-francesa,tiendaatestadadetristesindecencias,tomabaporelmomentociertomatizparisiense.Ylatiendasituadaentreelprestamistayeldepósitodetristesindecencias, mostraba cierto lustre de belleza antigua, porque, casualmente, no era fea la tienda. Elescaparate irradiaba vislumbres de bronce y de acero azulado, tomando la luz, como de unas pocasestrellas,delchisporroteodelasjoyasfalsas;era,ensuma,unatiendadequincallayantigüedades.UnahileradeespadasdelsigloXVII,mediobruñidas,corríaporelfrentedelescaparate,amododeverjaadornada; detrás fulgían oscuramente el roble antiguo y las armaduras antiguas; y encima colgabanherramientas y utensilios delmar del Sur, de tan extraordinaria apariencia que ningún blanco habríapodidoconjeturarsiservíanparamatarenemigosoparacocerlos.Peroelhechizode losojosqueentardetanricaseposasenenlatienda,proveníamásquenadadelacoincidenciadedospuertasdeparenpar,lapuertaprincipalabiertasobrelacalle,ylapuertatrasera,abiertasobreelcuriosocuadroverdedeun jardinillo,queel solconvertíaencuadrodeoro.Nadamásbelloqueesaperspectiva,a travésdelpasadizodeunacasa;comosielcieloabiertofueselahabitacióninterior,yelsollámparasecretaquelailumina. Heapuntadoquela luzdelocasoloembellecía todo.Decirqueembellecía tambiénaldueñode latiendadeantigüedadesseríaquizásuntributoexcesivoasupoder.Confacilidadlohabríaembellecidosihubiesesidountipomeramenteescuálido;unjudíoconsumidoporel trabajo.Peroeraunjudíodeotro tipo menos admirable; judío con nombre muy sonoro. Pues aunque no exista prueba fija parasepararlacizañayeltrigoenunpueblo,unaguía,algoburdaperoeficaz,esqueeljudíorefinadosellama Moisés Salomón, y el judío sórdido se llama Thornton Percy. El dueño de la tienda deantigüedadeseradelaramaThorntonPercydelpuebloelegido;pertenecíaalasdieztribusperdidas,elobjeto de cuyo trabajo es perderse. Hombre joven todavía, pero ya corpulento, de cabello negro ylustroso,buenaropasinelegancia,ysonrisadilatada,abundante,queaprimeravistaparecíaamableydespuéscobarde.EnlamuestradelatiendaseleíaelnombredeHenryGordon,perodosescocesesqueestabanenlatiendaaquellatardenoleencontraronnirastrodeacentoescocés. Los dos escoceses de la tienda eran cautelosos para comprar y generosos para pagar.Uno, el queparecíaprincipal(aquien,porcierto,Mr.HenryGordonseimaginóhabervistoantesenotraparte),eraun sujeto pequeño, resuelto, de bellos ojos grises, corbata roja cuadrada y barba cortada también encuadro,yroja,quellevabaagresivamentemuyhaciaadelante,comosiretaseaqueletirasendeella.Elotro, un joven alto, pálido, silencioso, se mantenía tan en segundo término, comparativamente, queparecíacasiunfantasma,conunabrigoolevitóngris. LosdosescocesesbuscabanespadasdelsigloXVII.Nosecontentabanconcualquiercosa.Habíanhecho traer al mostrador una buena colección de estas armas, y las revolvieron ruidosamente hastaencontrar dos que tuviesen con toda exactitud el mismo largo. Probablemente deseaban Un cabalsimetríaparaalgún trofeodecorativo. Inclusoprobaron laspuntas, tomaron lasespadasalpeso,y lasdoblaronenaroparaversiestirabandenuevo; locual,paraun findecorativo,era llevarel realismoalgolejos. —Éstas nos convendrán—dijo el extraño personaje barbitaheño—.Acaso sea lomejor pagarlas,desde luego. Y como es usted el retador, Mr. MacIan, convendría, quizás, que explicase usted la

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situación. Elescocésalto,deropagris,seadelantóunpasoyhablóconvozmuyclarayresuelta,aunqueuntantoapagada,comohombrequecumpleunaformalidadarcaica.—Elcasoes,Mr.Gordon,quehemosdeponernuestrohonorenmanosdeusted.Mr.Turnbullyyohemos tenido unas palabras acerca de un asunto de gravedad inestimable, que sólo pueden expiarsebatiéndonos. Desgraciadamente, como la policía, en cierto modo, está sobre aviso, tenemos prisa yhemosdebatirnosal instantey sinpadrinos.Pero siusted fuese tanamablequenosadmitieseen sujardinilloyviesesijugamoslimpio,quedaríamos...Eltenderoserecobródelaturdimientodelasorpresayprorrumpió:—¿Estánustedesborrachos,señores?¡Unduelo!¡Undueloenmijardín!Váyanse,señores,váyanse.¿Yapropósitodequéeseldesafío?—Nosdesafiamos—dijoEvanconlamismavozsintimbre—porcausadelareligión.Elpingüetenderoserevolvióensuasiento,conregocijo. —Bueno, ¡qué ocurrencia más chusca!—contestó—. ¡Demodo que ustedes quieren cometer unhomicidioendefensadelareligión!Bueno,bueno;mireligiónesrespetarunpocoalahumanidad,y... —Dispense usted —interrumpió Turnbull, bruscamente y con dureza, señalando a la puerta delprestamista—.¿Noesdeustedesatienda?—Lo...es...,sí...—dijoGordon. —¿Ynoesdeustedesaotra?—repitióel impío, señalandohacia la libreríapornográficadelotrolado.—¿Yquéhayconeso?—¡Puesentonces!—gritóTurnbullconacerbodesprecio—.Bienseestálareligióndelahumanidadenmanosdeusted;perolamentohaberlemolestadohablándoledelhonor.Míremeusted,hombre.Yocreoenlahumanidad.Yocreoenlalibertad.Mipadremurióporella,sacrificadoenguerracivil.Yyovoyamorirporella,siesnecesario,atravesadoporesaespadaqueestáenelmostrador.Perosihayalgoquemehagadudar,eslavistadeesainmundacaragordinflona.Estáustedpidiendoqueloatencomounperrooloaplastencomounacucaracha;trabajomecuestacreerotracosa.Nomevengaustedconfilosofíasdeesclavo.Vamosabatirnos,ynosbatiremosensujardíndeusted,yconsusespadas.¡Cállese!Alceustedunpocolavozyloatraviesodeparteaparte.Turnbullapoyólaagudapuntadelaespadaenelbrillantechalecodelmercader,queseahogabadecóleraypavor,ysesentíaabrumadoporunasombromásfuerteaún.—MacIan—dijoTurnbull,descendiendocasialtonofamiliardeunconsocio—.MacIan,ustedateaeseprójimoypóngaleunamordaza.¡Cállese,ledigo;oledejoaustedenelsitio! Elhombre,condemasiadosustoparagritar, sedefendióbravamentemientrasEvanMacIan,cuyasmanos luengas y flacas poseían una fuerza descomunal, lo amarró rodeándole el cuerpo con loscordonesdeunacortinavieja,yechándoleunamordazadeestopalodejórevolcándoseenelsuelo.—Nohayporaquícosamássólida—dijomirandoentorno—.Temoquesequitelamordazadentrodemediahoraoasí.—Perounodenosotroshabrámuertoenesetiempo—dijoTurnbull. —Bueno;esperémoslo—dijoelmontañésmirandoconairededudaalbultoquese revolvíaenelsuelo.—Ahora—dijoTurnbull,retorciéndoseelígneobigoteypulsandolaespada—vamosaljardín.¡Quéhermosatardedeverano!MacIan,sindecirnada,tomósuespadadesobreelmostradorysalióalsol. La luz radiante, surcando los aceros, llenaba el canal de las hojas con llamaradas blancas; loscombatientesclavaronlasespadasenelcéspedysedespojarondelossombreros,chaquetas,chalecosybotas. Evan dijo para sí una breve oración en latín, y Turnbull encendió con cierta afectación un

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cigarrillo,quearrojóuninstantedespués,cuandovióaMacIanyadispuesto,alparecer.PeroMacIannoestabadispuesto,enrealidad.Mirabafijamente,comohombrecaídoenéxtasis.—¿Quécontemplausted?—preguntóTurnbull—.¿Veustedalgúnguardia?—VeoaJerusalén—dijoEvan—,cubiertaconlosescudosyestandartesdelossarracenos.—¿Jerusalén?—dijoTurnbullriendo—.Bueno;noshemosllevadopresoasuúltimohabitante.Yrecobrandolaespadalacimbreó,haciéndolasilbarcomounbastoncillo.—Dispenseusted—contestóMacIansecamente—.Empecemos. MacIan hizo con la espada un saludo militar, que Turnbull copió o parodió con impaciencia ydesprecio;yenelsilenciodeljardín,lasespadas,aljuntarse,despidieronunsonclaro,campanil.Enelinstantedechocarse lasespadas,cadauno las sintióestremecersehasta lamismapuntaconvitalidadpersonal,comosifuesendosnerviosdeacerodesnudos.Evanhabíamostradoentodoaquellounaireapático,quepudoparecerla inveteradaapatíadelhombresinganasdenada.Pero,enrealidad,eralaapatía,más terrible, de quien sólo tiene ganas de una cosa y no le importa lo demás.Así se vió desúbito; porque en el instante de cruzar el acero, Evan comenzó a atacar con violencia infernal. Sucontrario, con prontitud furiosa, paraba y respondía; la parada lo cubría estrictamente y la respuestafallaba. Evan, con la primera estocada homicida que tiró, pareció desembarazarse de un pesoinsoportable,quedándosemásligero,frescoyágil.Setiródenuevo,tambiénconímpetu,peroestavezconexcesivaprecaución.Almomento siguiente,Turnbull atacó;MacIanpareciócazar lapuntade laespadayrechazarladesí;yyaibaacaersobreélcomounrayocuandounruidoloparalizó,unruidoquesejuntabaalludirdelasarmas.Turnbull,fueseasombro,fuesecaballerosidad,separótambiényseabstuvodepasarconlaespadaaunenemigoindefenso.—¿Quéeseso?—preguntóEvanroncamente—.Unfuerteruidoderoedura,comosiarrastrasenunamaletaporunpisodesigual,veníadelatiendatenebrosa,asusespaldas. —Esejudíoviejoharotounacuerdayandaarastras—dijoTurnbull—.¡Déseprisa!Tenemosqueacabarantesdequesequitelamordaza.—Sí,sí,¡deprisa!Enguardia—gritóelmontañés. Lashojaschocarondenuevo,haciendoelmismo ruidocantaríny losdoshombresvolvierona sutarea,conelmismorostroblancoyafanoso.Evan,deimpaciente,volvióunpocoasuanteriorbravura.Hacíamolinetes,comodicenlosduelistasfranceses,yaunqueprobablementeeraunapizcamáshábilque el otro, sintió por dos veces que la punta del adversario le pasaba tan cerca que casi le rozó lamejilla.Lasegundavezpercibiólaposibilidaddeladerrota,yserecogiósobresímismo,inspiradoporlacólera.Estrechó,y,pordecirloasí,espesósujuego:esgrimía(comolostiradoressejactandehacer)enunanillo;rechazabalosataquesdeTurnbullconunmartilloenloquecedorycasiautomático,comoeldeunamáquina.SiemprequelaespadadeTurnbullqueríarebasaraquellasimplelíneablanca,quedabacomo prisionera en una complicada red de acero. Rechazó un ataque, y otro, y otro. Después,súbitamente, se tiró a fondo con todo su peso. Turnbull dió un salto atrás, pero Evan le tiró otraestocada,yotra,yotra,comoelvástagodeunpistóndiabólicoounariete.Ymuchomásfuertequeelruidodelcombate,estallóentoncesenlatardesilenciosaunavozhumanaberreante,nasal,ronca,enelsumogradodelpadecer.—¡Socorro!¡Socorro!¡Guardias!¡Asesinos!¡Asesinos!Lamordazaestabarota;elterrorteníalalenguaexpedita.—¡Adelante!—dijoanhelosoTurnbull—.Unodebemorirantesquevengan.Lavozdelchillóntenderoerabastantefuerteparaahogar,nosolamenteelruidodelasespadas,sinotodootroruidoen torno,peroaunasí,mezcladoconsudesagradableestrépito,parecióquesemovíaotroalboroto.YEvan,enelmomentomismodecargarsobreTurnbull,vióensusojosalgoquelehizobajar la espada. El ateo clavaba sus ojos grises, sumamente abiertos y espantados, por encima delhombrodesuadversario,enelpasadizodela tiendaqueseabríasobre lacalle.Ylovióobstruidoy

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ennegrecidoconbultossospechosos.—Huyamos,MacIan—dijobruscamente—.Nohayuncondenadosegundoqueperder.Sígameusted.Deunsaltosepusojuntoalmontoncillodesusvestidosybotasdejadosenelsuelo;losarrebató,sinaguardaraponerseninguno;ycolocándoselaespadabajoelotrobrazosefuéimpetuosamentealmuroenelfondodeljardínysaltóporencima.Tressegundosdespuésdetomartierraalotrolado,caíajuntoaélMacIan,llevandolosvestidosylaespadaenungranrevoltijo.Estabanenunacallejuelaapartada,pobreysolitaria,perotanpróximaaunaavenidamuytransitadaque vieron la masa confusa de vehículos circulando por ella, y vieron también un hansom-cabindividualpasarporlaesquinaenaquelmomento.Turnbullsemetiólosdedosenlabocaysilbódosveces.A tiempo que silbaba pudo oír las fuertes voces de los vecinos y de la policía invadiendo eljardín. El coche dió la vuelta vivamente y acudió desempedrando la callejuela a su llamada. Cuando elcochero vió a sus clientes, dos hombres despeinados, enmangas de camisa, descalzos, con espadasdesnudasbajoelbrazo,pasó,comoeranatural,deserdiligenteapararseensecoyloscontemplócondesconfianza.—Hábleleustedunminuto—susurróTurnbull,yseretirócobijándoseenlasombradelapared.—Necesitamos—dijoMacIanalcochero,consoberbiaentonaciónescocesadeindiferenciayaplomo—quenoslleveustedaSt.PanerasStation,muydeprisa. —Lo sientomucho, señor—dijo el cochero—,peronecesito saber si haygato encerrado. ¿Puedeusteddecirmededóndeviene,señor?NohabíaconcluidodehablarcuandoMacIanoyóqueunavozreciadecíaalotroladodelapared:—Meparecequelomejorserátreparahíparaverlos.Ponganustedeselhombro.—Cochero—dijoMacIan,reasumiendolapronunciaciónmáslentaymarcadadelabajaEscocia—,siustedestáimpacienteporsaberdedóndevenimos,selodiréensecreto.VenimosdeEscociayvamosaSt.PanerasStation.Abralapuerta,cochero.Elcocherolosmirabaconasombro,peroserió.Lavozrecia,detrásdelapared,dijo:—Vamos,Mr.Price,aversimesostieneustedmejorestavez.Turnbullsaliócautelosamentedelasombra.Habíabregadofuriosamenteconsuchaqueta(dejandoelchaleco en el pavimento), y, pintada la resolución en el pálido rostro, trepó ali coche por detrás delcochero.MacIannovislumbraba lo que iba a hacer, peroun instintodedisciplina, heredadode cienguerreros,lehizoatenerseasupapelyconfiarenelcompañero.—Abraustedlapuerta,cochero—repitió,conalgodelasolemneterquedaddeunborracho—,abraustedlapuerta.¿NomehaoídodeciraSt.PanerasStation? El rematedelcascodeunpolicíaasomósobre lapareddel jardín.Elcocherono lovió,peroaundesconfiaba,yrepuso:—Losientomucho,señor,pero...Enéstas,elgatunoTurnbullloarrancódelpescanteyloarrojóalsuelo,dondesequedóaturdido. —Démeusted ese sombrero—dijoTurnbull convoz aguda, y el otro obedeció, comoa toquedecorneta—.Métasedentro,conlasespadas.Yenelmomentoprecisodeaparecersobrelapareddeljardínlafazrojizayfuribundadeunpolicía,Turnbullsacudióalcaballounlatigazoterrible,yambossalieronzumbandocomounbumerang. Siete calles y tres o cuatro plazas habían corrido sin que ocurriese nada nuevo. Entonces, en lascercaníasdeMaidaVale,elconductorabriólatrampilladeltechoyhablóenunamanerapocofrecuenteenlasconversacionesatravésdetalabertura.—Mr.MacIan—dijocontonobreveycortés.—Mr.Turnbull—repusosuimpasiblecompañero. —En circunstancias como las que recientemente nos rodeaban, no había tiempomás que para la

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acciónbrusca.Espero,portanto,quenotendráustedquejademíporhaberdiferidohastaestemomentoel consultar con usted acerca de nuestra posición presente o nuestra acción futura.Me imagino,Mr.MacIan,queno tengoespecialnecesidaddedescribirnuestrasituaciónpresente.Hemos infringido laleyyvamoshuyendodesusagentes.Nuestraacciónfuturaescosasobrelacualséperfectamenteaquéatenerme;perono tengoderechoausurpar las ideasdeustedni a adelantarmea ellas, aunqueyaheformadounaopinióndecididasobreelcarácterdeustedysobreloquepodránsersusideas.Contodo,estoy obligado, en pura justicia intelectual, a preguntarle a usted ahora, y seriamente, si desea ustedcontinuarnuestrasinterrumpidasrelaciones.MacIanechóhaciaatrássurostropálidoyfatigado,yapoyólacabezaenlosalmohadonesdelcocheparapoderhablarporlatrampillaabierta.—Mr.Turnbull—dijo—,nadatengoqueañadiraloquedijeantes.Semehapuestocongranfuerzaen el ánimo, que usted y yo, únicos ocupantes de este coche vagabundo, somos las personas másimportantes de Londres, acaso de Europa. He ido mirando las calles por donde pasábamos, he idomirando las tiendas, las iglesias que pasábamos. Al pronto, me sentí un poco deslumbrado con lagrandeza de todo ello. No podía entender lo que eso significa. Pero ahora conozco exactamente susignificado.Esnuestraexpresión.Todaestacivilizaciónesunsueño.Ustedyyosomoslasrealidades.—Elsimbolismoreligioso—dijoMr.Turnbull,atravésdelatrampilla—sueleinteresarmuypoco,comoustedsabeprobablemente,alospensadoresdelaescuelaaquepertenezco.Perodeboconcederqueenelsimbolismoempleadoporustedenestecaso,hay,amimododever,ciertaverdad.Porestohemosdebatirnosdondequiera;porque,comousteddiceacertadamente,cadaunohemosdescubiertolarealidaddelotro.Unodenosotroshademorir,oconvertirse.Yosolíapensarque loscristianoserantodoshipócritas,ysólomeinspirabansentimientosblandos.Ahoraséqueustedessincero,ymialmaestárabiosacontrausted.Porelmismoestilo,ustedcreería,supongoyo,quetodoslosateospensabanqueelateísmolesdejaría librespara la inmoralidad,y,noobstante,ensucorazóneraustedtoleranteconellos.Ahorasabeustedqueyosoyunhombrehonrado,yestáustedrabiosocontramí,comoyocontrausted.Sí,taleselcaso.Nopuedeustedencolerizarseconunmalvado.Perounhombrehonrado,sumidoenelerror...,¡quéseddesusangre!Sí:ustedabreamipensamientoperspectivasnuevas.—Noatropelleustedanadie—dijoEvan,sinmoverse.—Tambiénenesohayalgodebueno—dijoTurnbullycerrólatrampilla.Corríanporcallesesplendorosas,quelesdisparabandardosdeluz.Mr.Turnbullteníaevidentementegrandes dotes de talento práctico sin gastar, que en aquella ridícula aventura se iban manifestando.Habíanhuidocon tandesconcertanteprontitudque lapersecuciónde lapolicía, con todaposibilidadaun no había tenido tiempo de comenzar. Pero en caso de haber comenzado, el cochero de aficióndirigía suvertiginosa carreraporLondres con singulardestreza.Nohizo loqueprimero se lehabríaocurridoaunfugitivovulgar,deseosodenodejarrastro.Noacortabaporlastravesíasnidabarodeosporcallespocofrecuentadas.Subuensentidoledijoqueprecisamenteenlascallespobres,enlascallesapartadas,elpasodeunhansom-cabseríanotadoconmásfacilidadylocontaríancomoelpasodeunacomitivaregia.Siguiódepreferencialasgrandesavenidas,tanllenasdehansoms,queotrostiposaunmásextravagantesqueestaparejahubieranpasadoconfacilidadinadvertidosentalesapreturas.Enunadelascallesmástranquilas,Evansecalzó.HacialoaltodeAlbanyStreet,elsingularcocheroabrióotravezlatrampilla. —Mr.MacIan—dijo—,amientender,quedadefinitivamente sentadoque, comosueledecirse, elhonor no está satisfecho. Nuestra acción debe, por poco, adelantar más que en la situaciónrecientementeinterrumpida.Creoqueestáentendido.—Perfectamente—replicóelotro,conelcordóndeloszapatosentrelosdientes. —En tales condiciones—prosiguióTurnbull, cuya voz al pasar por el boquete adquiría un ligero

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temblor muy desusado en él— tengo que sugerirle a usted una cosa, si puede decirse así, porqueprobablemente se le ha ocurrido a usted al mismo tiempo que a mí. Mientras no salgamos de lasituaciónpresente,somosprácticamenteconsocios,yaquenocamaradas.Mientrasnosalgamosdeestasituación,portanto,meparecequeseríainconvenientedisputar,ypocoartístico;encambio,hacernosrecíprocamente las cortesías propias de hombre a hombre sería, no sólo elegante, sino de utilidaddescomunal.—Aciertaustedporcompleto—respondióMacIanconsuvozmelancólica—,aldecirquetodoesosemehabríaocurrido.Losduelistasseconducenentresícomocaballeros.Peronosotros,porlaextrañezade la situación, somos algomásqueduelistas y caballeros.Somos, en el sentidomás insólito ymásexactodelvocablo,hermanos...dearmas.—Mr.MacIan—replicóTurnbulltranquilamente—,nohacefaltadecirmás.Cerrólatrampillaotravez.HabíanalcanzadoFinchleyRoadantesdequelaabriesedenuevo.—Mr.MacIan—dijoentonces—,¿mepermiteustedofrecerleuncigarro?Seráunrasgoderealismo.—Gracias—contestóEvan—.Esustedmuyamable.Ysepusoafumarenelcoche.

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IV.DiscusiónalamanecerLOSduelistashabían,asuentender,burladoodominadoalospoderescapitalesdelmundomoderno.Habíanpersuadidoaljuez,amarradodepiesymanosalcomerciante,ydejadomuyatrásalapolicía.Sus impresiones lespersuadíandequeestabansumergidosenunmarmonstruoso;yanoeransinoelcochero y el cliente de un hansom, entre elmillón de los que llenan las calles de Londres. Pero sehabían olvidado de una cosa; se habían olvidado del periodismo. Se habían olvidado de que en elmundomodernoexiste,quizásporvezprimeraenlahistoria,unaclasedegentecuyointerésconsisteno en que las cosas sucedanbienomal, próspera o adversamente, en provechode este partido o enprovechodeaquelotro,sinoqueconsistesimplementeenqueocurrancosas.Lagrandebilidaddelperiodismocomopinturadenuestraexistenciamodernaprovienedeserpinturaformadaenteramentedeexcepciones.Anunciamosporcartelesluminososqueunhombresehacaídodeunandamio.Noanunciamosporcartelesluminososqueunhombrenosehacaídodeunandamio.Contodo, este último hecho es en el fondo mucho más emocionante, en cuanto indica que un hombre,animadatorredemisterioyterror,todavíasemantieneenpie. Queelhombrenosecaigadelandamioesrealmentemássensacional;yestambiénmilvecesmáscomún. Pero no puede esperarse razonablemente que el periodismo insista sobre los milagrospermanentes.No puede esperarse que los directores afanosos pongan en sus carteles:Mr.Wilkinsoncontinúasano:oMr.Jones,deWorthing,nosehamuerto.Nopuedenpublicarlasventurasdetodalahumanidad.Nopuedencontar los tenedoresquenoseroban,ni losmatrimoniosquenosedisuelvenjudicialmente.Deahíquetodasupinturadelavidaseapornecesidadfalaz;puedenreflejarúnicamentelodesusado.Pordemocráticosquesean,sóloseocupandeunaminoría. ElcasodelfanáticocreyentequerompeunavidrieraenLudgateHill,bastabasóloparaproveerdeoriginalalosperiódicosdelanoche.Perocuandoelmismohombre,conducidoalapresenciajudicial,retóasuenemigomortalacombateenplenaaudiencia,lascolumnaspudieronapenasdarcabidaalaformidableinformación,ylostitulares,depurollamativos,dejaronmuypocoespacioparaeltexto.ElDaily Telegraph rotulaba una columna: «Un duelo por la Divinidad»; y estuvo publicando después,durantemeses,cartasymáscartassobresiunjuezdetalcategoríadebeonomencionarlareligión.ElDailyMail,ensuestilotriste,sensiblero,titulabaelsuceso:«AfándebatirseporlaVirgen».Mr.JamesDouglas,enTheStar,luciendosuconocimientodelascuestionesfilosóficasyteológicas,describíaelatentadodelcristianobajoeltítulo:«Dualistayduelista».ElDailyNewsinsertóundescoloridorelatodelasunto,perodurantelassemanassiguientessalióacosadoyatestadoconcartasdeministrosdeloscultosdisidentes,bajoeltítulo«HomicidioyMariolatría».Contodasestasinfluencias,latemperaturaperiodísticasubíademodoconstanteyfirme;losperiodistashabíanbarruntadolasangre,yapetecíanmás;cadadetalledelasuntolespreparabaparaulterioresarrebatosdeindignaciónmoral.Ycuando,enlasúltimashorasde la tarde,un reportero jadeante irrumpiócon lanoticiadeque losdoshéroesdelTribunaldePolicíahabíansidodescubiertosenel jardín interiordeunacasadeLondres,despuésdeamarraryamordazaraltenderoenlatienda,losdirectoresysubdirectoressequedaronpasmados,comoengranbeatitud.Alamañanasiguiente,encincooseisdelosgrandesdiariosdeLondresbrotaronsimultáneamentelasgrandesfloresdeartículosdefondomuyelocuentes.Haciaelfinal,todoslosartículosveníanadecirlomismo, pero los comienzos eran distintos. Por ejemplo, el Daily Telegraph comenzaba: «Pocadiscrepancia habrá entre nuestros lectores, o entre todo verdadero inglés y los observantes de la leyrespectode...», etcétera, etc.ElDailyMail decía: «Lagentedebe aprender, en elmundomoderno, aguardarparasílasdiscrepanciasteológicas.Elescándalo...»,etc,etc.ElDailyNewscomenzaba:«Nada

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seríamásperjudicialalacausadelaverdaderareligiónque...»,etc,etc.ElTimescomenzabaconalgoreferente al origen céltico de ciertas perturbaciones del equilibrio del Imperio, y elDailyExpress sedistinguióespléndidamentesuprimiendoporcompletoeldiscutidoasuntoypublicando,ensulugar,unartículodefondosobreelusodeloschanclos. A lamañana siguiente, los directores y los periódicos se pusieron de talmanera que, como sueledecirse,nohabíapordondecogerlos.Lacosamásremotaeimprevistaquellegabaalosdirectoresylescausabaimpresión,seencajabaenlahistoriadelavidrierarotayeldueloeneljardín.Llegóaserunasuntomonstruosoyomnipresente,comosucedióennuestrotiempoconlosinsignificantesmanejosdela secta de los Agapemonitas, o, en tiempos anteriores, con las tremendas inmoralidades de losagiotistasde laRhodesia.EnlaCámarade losComunesseformularonyaunsecontestaron,algunaspreguntassobreelcaso.ElGobiernofuéacusadosolemnementeenlosperiódicospornohaberhechoalgo, nadie sabía qué, para impedir la rotura de la vidriera. Se abrió una suscripción enorme paraindemnizaraMr.Gordon,elhombrequehabíasidoamordazadoenlatienda.Mr.MacIan,unodelosduelistas,adquirióindividualmente,poralgunarazónmisteriosa,unapopularidadenormecomofiguracómica en los periódicos festivos y en la escena de los music-halls. Siempre lo representaban(contradiciendolarealidad)conpatillasrojasynarizmuycolorada,yconelatuendocompletodeunhighlander o montañés de Escocia. Y todas las noches, ante públicos numerosos, él cantaba unacanción, compuesta de un número de versos inimaginable, en los que, con juegos de palabras yalusiones al leónbritánico, a los dientes del león, a la jornadadeSpion-Kopen la guerradel sur deÁfrica, etc., se proseguía la rima con el apellido MacIan. Los periódicos manifestaron una ansiadevoradorapor lacapturade los fugitivos;ycuando transcurrieroncuarentayochohorassinque loscapturasen,transformaronelasuntoenmisteriopolicíaco.Bajoeltítulo:«¿Dóndeestán?»inundaronlosperiódicoscartasymáscartas,dando todas las explicacionesconcebiblesdel caso,ya los supusiesenmetidosbajotierraenelMonumento,enelTwopennyTube,enEppingForest,enWesminsterAbbey,oarrollados en una alfombra en Shoolbreds, o encerrados en las cajas de Chancery Lane. Sí, losperiódicos salían muy interesantes, y Mr. Turnbull desplego todo un paquete de ellos paraentretenimiento de Mr. MacIan, cuando, ya próximo a romper el día, se hallaban sentados en uncampilloalto,haciaelnortedeLondres.UnabarragrisquebrólaoscuridadenelOriente;unaespadadeplatarasgólabarragris,yeldíaselevantó trabajosamente sobre Londres. Desde la escarpadura estéril, detrás de Hampstead, dondeestaban, Turnbull yMacIan podían ver a Londres entero abultarse vagamente y ensancharse en losgrisesdelaluzcreciente,hastaqueelsolclarosealzó,ylaespléndidamonstruosidaddeLondresyacióasusplantas.Susdesconcertantescuadradosyparalelogramoserantancompactosyperfectoscomolosdeunpuzzle chino;enorme jeroglíficoqueelhombredebedescifrar,omuere.A losdos les invadía,peroaTurnbullmásquealotro,porqueconocíamejorel significadode laescena, ese indescriptiblesentimiento —como de hallarse ante una fatalidad sublime, arrebatada, conmovedora— que nuncaevocanlosdesiertos,nielcadáverdeunhombre,niloshombresbárbarosodesidiosos,yquesuscitaúnicamente la contemplacióndel enormegeniodelhombreaplicadoa cosadistintadehacer elbien.Turnbull,demócratae idealista rancio,habíavejadomuyamenudoa lademocracia,y lavejabaconrazón,por sudesidia, su snobismo, sudepravada reverenciahacia cosasvanas.Teníabastante razón;porquenuestra democracia tiene una sola falta grave: que no es democrática.Y ahora, tras de haberdurante muchos años acusado justamente de sofista y de esclavo al tipo medio de los hombresmodernos,tendíalavistadesdeundescampadodeHampsteadyveíaloquevalentaleshombresensupapeldedioses.Suobra,allípresente,parecíaheroicaydivinaensumogrado,afuerzadeserdudosoquevalieselapenadeacabarla. Tenía que haber algo más grande que el esmero puesto en cometer una equivocación tal comoLondres.¿Ycuálseríaelfindetodoello?¿Cuálseríalaúltimatransformacióndelincreíblelondinense

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vulgar,delobreroquevaeneltranvíadeBattersea,deloficinistaquevaenelómnibusdeCheapside?Turnbull,ensutristecontemplación,murmuróparasílaspalabrasdeSwinburne,ateoyrevolucionario,quehabíaenvenenadosujuventud:YaunnospreguntamossiDiosoloshombres,

Lázaro,tepuedendarlalibertad;

Levántateyanda,tú,republicano,

Ycontigosálvanosalahumanidad.

Mastieneeldiscípulosuslabiossellados

Sindecirsipuedesperdonarnuestrospecados.

Turnbulltiritó,ligeramente,comositraslamañanaterrenalsintiesevenirelatardecerdelmundo,elocasodetantasesperanzas.Esaspalabraspertenecíanalos«Cánticosantesdelalba».PeroloscánticosdeTurnbulleran,todolomás,cánticosdespuésdelalba,yalfinyalcaboelalbanohabíasidograncosa.DenuevotiritóTurnbullenlabrisapicantedelamañana.MacIantambiéncontemplaba,vueltoelrostro, a la ciudad, pero había un no sé qué de ciego y de místico en su arrobo, como si sus ojosmirasen, digámoslo así, hacia dentro.CuandoTurnbull le dijo algo respecto deLondres, los ojos deMacIan,comosiobedeciesenaunaconminación,acudieron,igualquedoscriadosasomándoseasendasmirillas.—Sí—dijo,conciertoestupor—,esenorme.Hubounsilenciovacío,ydespuésMacIanprosiguió: —Sí, es enorme.Cuando lo vi por vez primerame quedé aterrorizado.Exactamente aterrorizado,como leaterrorizaríaaunoelverunhombredecuarentapiesdealtura.Estoyhabituadoavercosasenormesenmipaís,lasmontañastangrandesqueparecenllenarlainfinidaddeDios,yelmartanvastoquellegaalconfíndelmundo.Perotodasellassoncosasinformes,confusas,quenopertenecenaunaformafamiliar.Encambio,verlascosashumanas, llanas,regulares, llevadasaestetamaño;casastangrandes,callestangrandes,yalamismaciudad,tangrande,fuécomosimehubiesenatornilladoenunojounalentediabólica,amplificadora.Comosivieseunacazueladeltamañodeunacasaounaratoneraparaatraparelefantes.—ComoenelpaísdelosBrobdinguagians—dijoTurnbullsonriendo.—¡Oh!¿Dóndeestá?—dijoMacIan.

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—Enunlibro—respondióTurnbullamargamente,yelsilenciocayódenuevoentrelosdos.Estabanenmediodeungranrevoltijo,enlafaldadelaloma;lascosasquehabíanrecogidoatodaprisa,aquíyallá,parasufuga,yacíansinordenniconciertoasualrededor.Lasdosespadasconquehabían recientemente tirado amatarse, caídas en la yerba, al acaso, como dos bastones inútiles. Lasprovisiones compradas la noche antes, en un establecimiento de baja estofa, para preverlo todo,desparramadas como los artículos de unamerienda ordinaria, aquí un paquete de chocolate, allá unabotella de vino. Y para aumentar el desorden, encima de cada cosa, esparcidas las cosas másdesordenadasdelmundomoderno,periódicosymásperiódicos,yotravezperiódicos,ministrosdelaanarquíamoderna.Turnbulltomóunoconairecansadoysacóunapipa.—Aquíhablanmuchodenosotros—dijo—.¿Nolemolestaaustedqueencienda?—¿Porquéhabíademolestarme?—preguntóMacIan.Turnbullmiróconatentacuriosidadalhombrequenoentendíalaspalabrascorteses;encendiólapipaylesacógrandesnubesdehumo. —Sí. El asunto en que usted y yo estamos metidos —prosiguió— es en este momento el másperiodístico de Inglaterra. Soy del oficio y lo veo. Por vez primera, quizás, desde hace muchasgeneraciones,losinglesesseirritanporunasinrazóncometidaenInglaterramásqueporunasinrazóncometidaenFrancia.—Noesunasinrazón—dijoMacIan.—Pareceustedincapazdeentenderelsentidocorrientedellenguajehumano—dijoTurnbull,riendo—. Si yo no sospechase que usted es un genio, de seguro pensaría que es usted unmarmolillo.Meimaginoquelomejorseríarecogerelequipajeymarcharnos. Se levantó de un salto y empezó ameterse cosas en los bolsillos, y a formar un envoltorio parallevarlo a cuestas. Y conforme atascaba con una caja de conservas un bolsillo ya repleto, dijodescuidadamente: —Lo que yo quería decir es que, ahora, somos los hombresmás importantes para los periódicosingleses. —Bueno; ¿qué esperaba usted?—preguntó MacIan, abriendo mucho sus grandes y graves ojosazules. —Los periódicos están llenos de nosotros—dijo Turnbull, agachándose para recoger una de lasespadas.MacIanseagachóyrecogiólaotra.—Sí—repuso,conairedecandor—.Heleídoloquedicen.Peronohanentendidoelpunto.—¿Quépunto?—preguntóTurnbull.—Eldelaespada—dijoMacIanconviolencia,yplantólapuntadeaceroentierracomosiplantaraunárbol.—Esepunto—dijoTurnbullásperamente—lodiscutiremosmástarde,¡vamos! Turnbull se ató al cuerpo con un bramante la última caja de conservas; después, como un buzodisponiéndosealazambullida,hablóbreveycompendioso:—Ahora,Mr.MacIan,tieneustedqueoírme.Tieneustedqueoírme,nosolamenteporqueyoconozcoelpaís,quepuedeustedconocertambiénconsultandounmapa,sinoporqueconozcoalagentedelpaís,yustednolaconoceríaaunquevivieseaquítreintaaños.Esaciudadinfernalquehayanuestrospiessehadespertado,ysehadespertadocontranosotros.Lasinterminableshilerasdeventanasyventanassonojosquenoscontemplan.Esosbosquesdechimeneassondedosquenosapuntan,mientrasestamosenestaladera.Elasuntohaprendido.Durantelospróximosseismortalesmeses,nopensaránmásqueennosotros,comoduranteseismortalesmesesnopensaronmásqueenelasuntoDreyfus.¡Oh,yaséqueesbufo!Dejanmuytranquilosquelosniños,singanasdemorirse,perezcanpordocenas.Perosidoscaballeros, por motivos de delicadeza íntima, tienen gana de matarse, movilizarán el ejército y la

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escuadrapara impedírselo.Durantemedioaño,omás,ustedyyo,Mr.MacIan,seremosunobstáculopara todareformaenel Imperiobritánico. Impediremos laexpulsiónde loschinosdelTransvaaly laregularización del Strand. Se valdrán de nosotros para variar la conversación cada vez que alguienrecomiendeelHomeRule,osequejedelosanunciosluminosos.Portanto,novayaustedaimaginarseinocentementequenosbastaescabullimosentreestascolinasinglesas,comopodríahacerloenEscociaunfugitivo,enaquellasmontañasolvidadasdelosdioses.Tenemosqueestareternamentesobreaviso;viviremos acosados como dos criminales insignes. Es de suponer que en todas partes creeránreconocernos como si fuésemosNapoleón escapandode la isla deElba.Debemosprepararnos a queenvíenalasmáspequeñasaldeasnuestrasseñaspersonales,yaquenosexamineelrostrotodopolicíaambicioso. Tendremos que dormir al raso, como si estuviésemos en África. Por último, lo másimportante:nodebemossoñarcondartérminoa...nuestroconvenio,queseharíatancélebrecomolosasesinatosdelFoenixPark,amenosquehayamostomadodisposicionesrealesyeficacesparanuestroaislamiento,yaquenoparanuestraseguridad.Ensuma,nodebemosbatirnos,hastaqueleshayamoshechoperderelrastro,aunquesóloseaporunmomento.Porque,ledoyaustedmipalabra,Mr.MacIan,si el público británico nos caza, el público británico impedirá el duelo, aunque no sea más queencerrándonosenunmanicomioparaelrestodenuestrosdías.MacIancontemplabaelhorizonteconmiradasombría.—Nomesorprendequeelmundoestécontranosotros.Esomehaceverqueyoteníarazónpara...—¿Paraqué?—dijoTurnbull.—Pararomperlavidriera***NOHAY***—.Hedespertadoalmundo. —Muybien,entonces—dijoTurnbullconmucha frialdad—.Veamosahora loscabosquequedansueltos.Alotro ladodeestacolinael terrenoes, comparativamente,despejado.Por fortuna, conozcobienestos sitios,y siustedmesiguepuntualmente,y si espreciso,a rastras,podemosalejarnosdiezmillasdeLondressinencontrarloquesedicealmaviviente,queseríaentodocasoelmejorcomienzoposible. Tenemos provisiones para dos días con sus noches, por lo poco, y para tres días si somoscuidadosos. Podemos hacer cincuenta o sesentamillas de camino sin llamar en ninguna posada. Yollevolasgalletas,lacarneenconservaylaleche.¿Supongoqueustedllevaelchocolateyelbrandy?—Sí—dijoMacIan,comounsoldadorecibiendoórdenes.—Entonces,muybien,vamos.Enmarcha.Rodeamosporesamataterceraybajamosalvalle.Ysalióandandoelprimero,conpasovivo.Masluegosedetuvorepentinamente,porquepercibióqueelotronoleseguía.EvanMacIan,apoyadoenlaespada,descubríaensurostroencapotadolaexpresióndeunhombredenuevoheridosúbitamenteporladuda.—¿Quéocurre?—preguntóTurnbullmirándoleconalgúnenojo.Evannoreplicó.—¿Quédiantresleocurreausted?—preguntódenuevoeljefe,cuyafazibapocoapocoponiéndosetanrojacomosubarba.Después,convozmástemplada,dijoderepente:—¿Ledueleaustedalgo,MacIan?—Sí—repusoelmontañés,sinalzarlacara.—Bebaunpocodebrandy—gritóTurnbullacercándoseaélrápidamente—.Ahílollevausted.—Nomedueleelcuerpo—dijoMacIanensumodoextraño,tardo—.Eldoloresdelalma.Semehapuestoenelpensamientounacosaespantable.—¿Dequédiablosestáustedhablando?—preguntóTurnbull.MacIanprorrumpióconvozmuysingularypoderosa.—Tenemosquebatirnosahora,Turnbull.Tenemosquebatirnosahora.Unacosaformidablehavenidosobremí,yconozcoquetenemosquebatirnosahorayaquí.Tengoquematarleaustedaquí—gritóconunaespeciedefurialacrimosaimposiblededescribir—.Aquí,aquí,sobreestebenditocésped.—¿Yporqué,idiota...?—comenzóTurnbull.

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—Hasonadolahora,lahoranegradesignadaporDios.Aprisa,aprisa,quesepasaráenseguida.Arrojólejosdesílavainafuriosamente,yblandiólaespada,destellandoconlaluzdelsol.—Malditoloco—repetíaTurnbull—.Envainelaespada,asno.Lagentedeesacasasaldráencuantooigaelruido.—Unodelosdoshabrámuertoantesdequevengan—dijoelotroconvozronca—,porqueéstaeslahoradesignadaporDios.—Bueno,nuncahepensadomuchoenDios—dijoeldirectordeElAteísta,perdiendolapaciencia—.Yahoratodavíamenos.NohayquepreocuparsedeloqueDiosquiere.Hagaustedelfavordeiluminarmistinieblasdepaganodiciéndomequéseproponeusted,diablo.—Lahorahabrápasadopronto.Enunmomentohabrápasado—dijoelloco—.Ahora,ahora,ahoraescuandotengoqueclavaralsueloesecuerpodeblasfemo;ahora,ahoraescuandotengoquevengaraNuestraSeñoradesuvilinsultador.Ahoraonunca.Porqueelpensamientoespantableestáenmialma. —¿Yquépensamiento ocupa—preguntóTurnbull con forzada serenidad— lo que usted llama sualma?—Tengoquematarleaustedahora—dijoelfanático—porque...—Bueno,porque...—dijopacientementeTurnbull.—Porquehecomenzadoaquererleausted.PorelrostrodeTurnbull,bañadodesol,pasóuncalambresúbito,unaalteraciónmomentáneaquenodejó rastro; y sus facciones parecían inmovilizadas en una contemplación glacial. Pero al hablar denuevoparecióque,pordivertirse,fingíanohaberentendidounacosaentendidaperfectamente.—Elafectodeustedesásperodeformas—comenzóadecir,peroMacIanrompióelfrágilyfrívolodiscursoconvozviolenta:—Nosetomeustedeltrabajodehablarasí—dijo—.Ustedsabetanbiencomoyoloquequierodecir.Vamosabatirnos,repito.Acasoustedsientelomismoqueyo.ElrostrodeTurnbull,enlacrudaluzdelsol,dejóvernuevamenteuntitubeo,perosuactitudconservóundesembarazodesdeñoso. —Tiene usted un alma céltica que va demasiado aprisa para mí—dijo—. Déjeme usted que loentiendaconmimaneratardadehombredelallanura.QueridoMr.MacIan,¿quépretendeusteddecirconeso?MacIanapuntabaconlarelucienteespadaalpechodeTurnbull. —Ustedsabeloquequierodecir.Ustedpiensalomismoqueyo.Tenemosquebatirnosahora,osino...—¿Osino...?—repitióTurnbullmirándolocongravedadimponente.—Osino,yanonosbatiremosnunca—respondióEvan,lanzandoelfinaldelafrasecomoungritodedesesperación. Turnbull desenvainó de repente la espada, como para caer en guardia; después, bajando por unmomentolapuntaalsuelo,dijo:—Antesdeempezar,¿puedohacerunapregunta?MacIanbajópacientementelacabeza,perosusojosardían. —Acaba usted de decir—prosiguió Turnbull, al instante— que si no nos batimos ahora, no nosquedaránganasdebatirnosmás.¿Quélepareceríaaustedsillegásemosanoquererbatirnos? —Meparecería—respondió el otro— lomismoque si al desenvainar usted la espada hubiese yoechadoacorrer.Mepareceríaque,porseryocobarde,lajusticiaquedabaincumplida.—¡Justicia!—respondióTurnbullconunasonrisareflexiva—.Estamoshablandodesussentimientos.¿Quéentiendeustedporjusticia,fueradesussentimientos?MacIanhizoungestodecansancio,alreconocerunatesisantigua.—¡Oh!EsoesNominalismo—dijoconunsuspiro—.NoslibramosdeélenelsigloXII.

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—Quisieraquenoslibrásemosdeélahora—replicóelotro,firmemente—.¿Pretendeusteddecir,enefecto,quesillegaseustedapensarquetengorazónseríaseguramenteunerror? —Sime diesen un golpe en el occipucio, podría parecerme usted un elefante verde—respondióMacIan—.¿Peronotengoahoraelderechodedecirquesipensasetalcosaseríapensarerróneamente? —¿Entonces usted está completamente seguro de que sería un yerro quererme amí?—preguntóTurnbullconlevesonrisa. —No—dijoEvan,muypensativo—.Nodigo eso.Puedeno serdel demonio, puede ser avisodeDios;nopretendosaberlo.Tengounaobraquecumpliryesolaestorbaría. —Supongo—dijo el ateo, conmucha cortesía— que usted y yo sabemos cuanto debemos saberacercadeloquevienedeDios.MacIanestallócomounhombrequenopuedemásysueltatodaslasdificultades.—LaIglesianoesunacosacomoelAthenaeumClub—gritó—.SielAthenaeumClubperdiesetodossusmiembros, elAthenaeumClub se disolvería y dejaría de existir. Pero cuando pertenecemos a laIglesia,pertenecemosaalgoqueestáfueradetodosnosotros;fueradetodoloquedeellasedice,fueradeloscardenalesyelPapa.Pertenecenaella,peronolespertenece.Sitodosnosotrosmuriésemosderepente,laIglesiaaunexistiríaenDios.¿Noveusted,embrollón,queestoymásciertodesuexistenciaquedemipropiaexistencia?Noobstante,ustedmepidequeconfíeenmitemperamento,enmipropiotemperamento, que pueden alterar dos botellas de vino o un ataque de ictericia. Ustedme pide queconfíeenél,cuandomeinclinohaciausted,yquenoconfíeenloqueyocreoexistefuerayporcimademí,másrealquelasangredemisvenas.—Deténgaseunmomento—dijoTurnbull,conelmismodesembarazo—.Enelhechomismodedecirqueustedcreeenestooenaquello,vaimplícitoquehayunapartedeustedmismodelaqueustedsefía,pormásquehayamuchasde lasquedesconfía.Si esusted,propiamenteusted,quienmequieratambiénesusted,contodaseguridad,ypropiamenteusted,quiencreeenlaIglesiaCatólica.Evanpermanecióunmomentoinmóvilypensativo. —Hayenmíunapartedivina—respondió—,unapartede laquepuedofiarme,pero tambiénhayafectosenteramenteanimalesyfútiles.—Supongoqueustedestácompletamenteseguro—continuóTurnbull—dequesimeestimase,esaestimaciónseríaenteramenteanimalyfútil.PorlaprimeravezMacIanseestremeció,comosinoesperaseloquéacababandedecirle.Alcabo,dijo:—Loquenoshaunido,provengadelcieloodelatierra,esalgoquehaceimposiblelamentira.No;no creo quemi inclinación hacia usted sea... sea una cosa de índole superficial. Puede ser cosamásprofunda...unacosaextraña.Nopuedocomprenderlo.Pero,bienentendido,yafondo,siyolequisieseausted,podríaserconamordivino.Peroleodioausted,ycontodaseguridadmiodioesdivino.No;novamosabatirnosporunabagatela.Noesporunasuperstición,oporunsímbolo.CuandoustedescribióaquellaspalabrasacercadeNuestraSeñora,eraustedenaquelactounmalvadocometiendounavileza.Si le odio a usted es porque usted ha odiado la bondad.Y si le quiero a usted... es porque es ustedbueno.ElrostrodeTurnbulltomóunaexpresiónindescifrable.—Bueno,¿nosbatiremosahora?—dijo.—Sí—dijoMacIan,conunasúbitacontraccióndesusnegrascejas—,sí,tienequeserahora. Lasespadasrelucientessecruzaron,yelprimercontacto,corriéndoseporlahojayelbrazo,dijoacada combatiente que el corazón del otro se despertaba. No se cruzaban así las espadas cuando sehabíanprecipitadoelunocontraelotroeneljardincillotraserodelatiendadelanticuario. Hubo una pausa, y luegoMacIan hizo unmovimiento como para tirarse, pero casi en el mismoinstante, Turnbull, de repente y con calma, dejó caer la espada. Evan miró en torno, con desusado

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desconcierto,ypercibióqueunhombrealto,vestidodeclaroyconsombreroPanamá, seadelantabatranquilamentehaciaellos.

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V.ElpacificadorCUANDO los combatientes, cruzados los aceros, se dieron de súbito cuenta de la aparición de untercero,hicieronelmismomovimiento.Rápidocomounpistoletazo,instantáneamentelomodificaron,recobrandosuactitudprimera,peroamboslohabíanhecho,amboslohabíanvistoyambossabíanloquesignificaba.No fuéunmovimientodecóleraporverse interrumpidos.Dijeranopensaran loquequisieran,fuéunmovimientodealivio.Unafuerzainteriory,apesardeeso,enteramentefueradesualcance,ibapocoapoco,implacablemente,disolviendoladurezadesujuramento.Comolosamantesengañadosacechanel inevitableocasodelprimeramor,estosdoshombresacechabanelocasode suprimerodio. Sus corazones sentían crecer la debilidad del uno por el otro. Cuando sus armas retañían en eljardinillodeLondres,deseguroocurrealgosiuntercerolesinterrumpe.Habríamuertounodelosdos,o habrían matado al intruso. Pero ahora nada podía deshacer o negar aquel hecho fugacísimo: queduranteunsegundosehabíanalegradodequelosinterrumpiesen.Unacosanueva,extraña,ascendíaensuscorazones,comolapleamarnocturna.Eraalgosumamentedespiadado,porquepodíaacabarsiendoinmensa piedad. ¿Existe, acaso, un fatalismo en la amistad, como el que los enamorados ven en elamor?¿DisponeDiosqueloshombressequierancontrasuvoluntad?—Ustedesmedispensaránqueleshable,estoyseguro—dijoelextraño,contonoafanosoysuplicantealavez. Lacortesíadeltonorebasabalasbuenasmaneras.Eraincongruenteconeldesusadoespectáculodelos duelistas, que debiera haber sorprendido a un hombre normal. Era también incongruente con elfísicorepletoysano,aunqueunpocolaxo,delquehablaba.Supresencia,alaprimeraojeada,eradehermosoanimal,rizososelpeloylabarbadeoro,yojosazules,debrilloinsólito.Tansóloalasegundaojeadaelánimoseirritabaderepente,talvezsinintención,anteelmododecurvarsehaciaelchalecolabarbadeoro,yanteelmododeadelantarselanariz—debellahechura—aolfatearelcamino.Yacasoalacentésimaojeadasolamente, losclarosojosazules,queantesydespuésdetalmomentoparecíanbrillar de inteligencia, se antojaban brillantes de idiotez. Hombre de aspecto fuerte y sano, parecíamuchomás recio a causa del traje suelto y de colores claros que llevaba, de tan extrema levedad yholgura,quehabíaenélalgode tropical.Unexamenmásdetenidohabríamostradoquehastaen lostrópicos llamaría la atención su atuendo;porque estaba tejido sobre ciertaurdimbrehigiénicadequeningúnserhumanoteníanoticia,peroabsolutamentenecesariaparatenersaludsiquieraundía.Llevaba,muy derribado hacia el colodrillo, un sombrerote de anchas alas, igualmente higiénico; y, como hedicho,chocabaquedeunhombredetipotanrecioysanosalieseunavoztanagudayobsequiosa.—Ustedesmedispensaránqueleshable,estoyseguro—dijo—.Escosadesabersinoestaránustedesdisputando por menudencias, que, después de todo, pudiéramos arreglar buenamente juntos. No lesimportaaustedesquedigaesto,¿verdad? El rostro de los combatientes permaneció un tanto opaco a esta invocación. El extraño, tomandoprobablementeelsilencioporsíntomadeconfusiónvergonzosa,prosiguióconciertaalacridad.—Demaneraqueustedessonlosjóvenesdequehablanlospapeles.Bueno,naturalmente,dejovensiempreesunoalgoromántico.¿Sabenustedesloqueyodigosiemprealosjóvenes?Unsilencioindecisosiguióaestapreguntajovial.DespuésdijoTurnbull,convozincolora:—Comohehecholoscuarentaysieteenmiúltimocumpleaños,probablementehevenidoalmundodemasiadoprontoparasaberlo. —¡Muybueno,muybueno!—dijoelamigableseñor—humorescocéspuro.Humorescocéspuro.Vamos a ver. Entiendo que ustedes dos están decididos a batirse. Parece que no viven ustedes en el

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mundomoderno.Hemosdejadoyamuyatráselduelo,¿nolosaben?Porlodemás,Tolstoinosenseñaqueprontodejaremos atrás la guerra, quepara él es simplementeunduelo entrenaciones.Undueloentrenaciones.Peronohaydudaningunaenquehemosdejadoatráselduelo. Elextrañosedetuvounmomento,radiante,enesperadelefectocausadoensusoyentesdepalo,yluegoprosiguió: —Bueno. Los periódicos dicen que ustedes quieren de veras batirse por una cosa relativa alCatolicismoRomano.¿Sabenustedesloquedigoyosiemprealoscatólicosromanos?—No—dijoTurnbull,lentamente—.¿Yellos?Parecíaunrasgotípicodelcordialehigienistadesconocidoelolvidarsesiempredeloquehabíadichoelmomentoanterior.SinmásinsistenciasobrelaformadeterminantedesuexhortaciónalaIglesiadeRoma, se rió cordialmente de la respuesta de Turnbull; después, al cazar sus errantes ojos azules eldestellodelsolenlasespadas,adoptóunagravedadbenevolente. —Ustedes sabenque el asunto esgrave—dijo,mirandoaTurnbull y aMacIan como si hubiesenestadoalborotandoelcotarroconfrivolidades—.Estoysegurodequesiseapelaseavuestranaturalezasuperior..., avuestranaturaleza superior...Todohombreposeeunanaturaleza superioryotra inferior.Puesbien;examinemoselasuntollanamente,sinlasinsensatecesrománticasacercadelhonorycosasporelestilo.Vertersangre,¿noesgravepecado?—No—dijoMacIan,hablandoporvezprimera.—¿Deveras?¿Deveras?—dijoelpacifista.—Matarespecado—dijoelinconmoviblemontañés—.Vertersangrenoespecado.—Bueno,nodisputemosporunapalabra—dijoelotro,bromeando.—¿Yporquéno?—dijoMacIanconsúbitaaspereza—.¿Porquénohabíamosdedisputarsobreunapalabra?¿Dequésirvenlaspalabrassinotienenimportanciabastanteparadisputarsobreellas?¿Porquéescogemosunapalabraconpreferenciaaotrassinodifierenentresí?Siaunamujerlellamaustedchimpancé en lugar de ángel, ¿no habría disputa por una palabra? Si usted no quiere discutir sobrepalabras,¿sobrequévaustedadiscutir?¿Pretendeustedconvencermemoviendolasorejas?LaIglesiaylasherejíassiempreacostumbrarondisputarsobrepalabras,porquesonlasúnicascosasquevalenlapenadeladisputa.Yodigoquematarespecado,yquevertersangrenoloes,yquehaytantadiferenciaentre esas palabras como entre la palabra «sí» y la palabra «no»; o más diferencia, porque sí y nopertenecen,alfinyalcabo,alamismacategoría.Mataresunacontecimientoespiritual;vertersangreesunacontecimientofísico.Uncirujanoviertesangre.—¡Ah!¡Esustedcasuista!—dijoelhombregordo,meneandolacabeza—.Bueno.¿Sabeustedloqueyodigosiemprealoscasuistas?MacIanhizoungestoviolento;Turnbullsoltólacarcajada.Elpacifistanopareciómolestarselomásmínimo,yprosiguióconpersistentefruición. —Bueno,bueno—dijo—.Volvamosalacuestión.Tolstoihademostradoquelafuerzanoremedianada;yavenustedesenquéposiciónmecoloco.Hagocuantopuedoparadetenerunaviolenciainútil,unaviolenciaenteramenteinjusta,yestoysegurodequeustedesnollevaránamalquelacalifiqueasí.Peroesopuestoamisprincipiosllamaralapolicíacontraustedes,porquelapolicíaestáenunplanomoralmásbajo,pordecirloasí,yaque,ensuma,esindiscutiblequeavecesemplealafuerza,Tolstoihademostrado que la violencia engendra violencia en quien la padece, mientras que Amor, por elcontrario,engendraAmor.Demodoqueyavenustedescuálesmiposición.SólopuedoemplearAmorparaconteneraustedes.EstoyobligadoavalermedeAmor. Prestaba a esa palabra un son indescriptible, de cosa dura y pesada, como si estuviese diciendo:«botas».Turnbull,empuñóconbrusquedadlaespadaydijo,brevemente:—Veomuybienlaposicióndeusted.Noquiereustedllamaralapolicía.Mr.MacIan,¿seguiremoselencuentro?

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MacIandesclavósuespadadelcésped. —Debo y quiero impedir este crimen repugnante —gritó el tolstoyano, enrojecida la faz—. Escontrarioalasideasmodernas.EscontrarioalprincipiodelAmor.¿Cómousted,señor,quepretendesercristiano...?MacIansevolvióhaciaél,lívidoelrostro,laexpresiónamarga.—Señor—dijo—,hableustedcuantoquieradelprincipiodelamor.Mepareceustedmásfríoqueunpedrusco,peroadmitoquealgunavezhabráustedqueridoaunperro,aungato,aunniño.Supongoque,depequeño,habráustedqueridoasumadre.Hableusteddeamor,pues,hastaqueelmundosehastíedelapalabra.Peronohableusteddelcristianismo.Absténgaseusteddedecirunapalabra,blancaonegra,acercadeeso.Elcristianismo,encuantoaustedleconcierne,esunmisteriohorrible.Apártesede él, guarde silencio sobre él, como si fuese una abominación. Es una cosa que ha inducido a loshombresamatarseytorturarseunosaotros,yustednuncasabráporqué.Esunacosaquehainducidoaloshombresacometer elmalparaprocurar elbien;ustednuncacomprenderáelmal,dejeenpazalbien.El cristianismono serviríamásqueparahacerle austedvomitar, hastaquedejaseustedde sercomoes.Nointentaríajustificarloanteusted,aunquepudiese.Aborrézcalousted,ennombredeDios,como lo aborrece Turnbull, que es un hombre. Es una cosa monstruosa, por la que se matan loshombres.Ysiustedquierequedarseahíyhablartodavíadelamorduranteotrosdiezminutos,esmuyprobablequeveaustedaunhombremorirporella.Cayóenguardia.Turnbullestabamuyatareadoarreglandoalgoquesehabíasoltadoenlaprimorosaempuñadura;elextrañofuéquienrompióelsilencio.—Supongamosquellamoalapolicía—dijo,coléricoelrostro.—Renegandodesudogmamássagrado—dijoMacIan.—¡Dogma!—gritóelhombre,conciertoespanto—.¡Oh!Notenemosdogmas,¿sabeusted?Hubootrosilencio,ydijodenuevo,vivamente: —Ustedes conocen, creo yo, algo de lo que enseña Shaw: la carencia de fijeza en los principiosmorales.¿HanleídolaQuintaesenciadelIbsenismo?Naturalmente,vienemuyequivocadoacercadelaguerra.Turnbull,inclinado,enrojecidoelrostro,atabaconunbramantelapiezasueltadelaempuñadura.Conelbramanteentrelosdientes,dijo:—Tomeustedyaunamalditadecisión,y¡váyase!—Esunacosagrave—dijoelfilósofo,meneandolacabeza—.Tengoqueconsiderarasolascuáleselpuntodevistasuperior.Meinclinoacreerqueenuncasoextremocomoeste... Y se alejó lentamente.Al desaparecer entre los árboles, le oyeronmurmurar, con una especie decanturria:«Nuevaocasiónexigedeberesnuevos»;sacadodeunpoemadeJamesRusellLowell. —¡Ah!—dijoMacIan, exhalando un suspiro profundo—.Y ahora, ¿no cree usted en la oración?Habíapedidounángel.

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VI.OtrofilósofoENTRElosaltossetosdelHertfordshire,setostanaltoscomoparaformarunaespeciedebosquecillo,ibancorriendodoshombres.Nocorríandemaneradesatentadayfebril,sinoconelfirmecompásdelpéndulo.Aderechaeizquierdadelsendero,sobrelasextensasplanasyloscerros,lavastaondadeluzvesperal seextendíacomomarde rubíes,esclareciendo lasmesetasde lascolinasyarrancandoa lasescasasventanasdelasaldeasdiseminadas,brillanteschispasdecolordesangre.Perolasendamisma,abiertaenuncorteprofundodelacolina,yacíaenespesasombra.Losdoshombresquecorríanporlasendaibanrecibiendounaimpresiónquenoesraroexperimentarentreesossilvestresyverdesmurosingleses;ladeirentrelosmurosdeunlaberinto. La regularidad de sumarcha nomenguaba su vigor; relucientes los rostros, tenían lamirada fija,brillante.Enelcontrasteentre lacalmadela tardesobrelacampiñadesiertay losdostiposhuyendoimpetuosamentedenada,había sindudaunpuntode locura.Parecíandos lunáticos;posiblemente loeran.—¿Vaustedbien?—dijoTurnbullcortésmente—.¿Puedeustedseguiraestepaso?—Muyfácilmente,gracias—repusoMacIan—.Corromuybien.—Eso,enfamiliadeguerreros,¿seráunmérito?—preguntóTurnbull.—Sinduda.Larapidezdemovimientosesesencial—respondióMacIan,queensuvidaentendiódebromas.Turnbullsoltóunabreverisa,yelsilenciocayósobreellos,elsilencioacechantedelosandarines.DespuésdijoMacIan: —Corremosmuchomás que los policías. Están demasiado gordos. ¿Por qué hacen ustedes unospolicíastangordos? —Pormi parte, nohe hechomuchopara que seangordos—replicóTurnbull, jovialmente—peroquierocreerqueahoraestoyhaciendoalgoparaqueadelgacen.Veráustedcuandonoscacencómosehanquedadoenloshuesos.Separeceránasuamigodeusted,elcardenalManning.—Perononoscazarán—dijoMacIan,tomándoloalpiedelaletra.—No;losvenceremosenelgranartemilitardelafuga—repusoelotro—.Nonoscazarán,amenosque...MacIanvolviósulargafazcaballunainterrogativamente,ydijo:—¿Amenosque...? Turnbull sehabíacalladode repenteyparecióescucharconansiamientrascorría,comohacen loscaballosvolviendolasorejashaciaatrás.—¿Amenosque...?—repitióelmontañés.—Amenosquehagan...loqueyahanhecho.Escuche. MacIan aflojó el paso, y se volvió a mirar la ruta que habían dejado atrás. Salvando dos o tresaltibajosdelasenda,quesubíaybajaba,vinoporelterrenoelinconfundiblegolpeardeloscascosdeloscaballos.—Hanechadocontranosotroslapolicíamontada—dijoTurnbull,brevemente—.¡Señorbendito,niquefuésemosunarevolución!—Losomos—dijoMacIanconcalma—.¿Quéhemosdehacer?¿Nosvolveremoscontraellosespadaenmano?—Podemosllegaraeso—respondióTurnbull—,aunque,sillegamos,estimoqueserálaescenafinal.Debemoseludirlos,sisepuede.Examinóyescrutólosarbustos.

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—Sipodemosocultarnosenalgúnsitio,esosanimalespasarándelargo.Lapolicíatienesusfaltas,perograciasaDiossonineficaces.Mire,aquíestáloquenecesitamos.Déseprisaycalle.Sígame.Depronto,Turnbullseencaramóporunodelosescarpadosbordesdelacalleja.Eracasitanaltoylisocomounapared;enloalto,labardaoscuraformabaunsaliente,enángulo,casicomountejadodebálagosobreelcamino.Yelardientecielodelocasodardeabaatravésdelamarañarayitosbermejos,comolosojosdeunalegióndeduendes. Turnbull se izóhasta loaltoy rompió labardaconelcuerpo.Encuantosucabezaysushombrossobresalieron,parecióarderenplenallama,comoiluminadoporunainmensahoguera.Sucabelloysubarba,encendidos,sevolvieroncasideescarlata,ysurostrodescolorido,radiantecomoeldeunniño.Algo de violento, algo que era a la vez amor y odio, surgió en el extraño corazón del gaélico, quepermanecía abajo. Tuvo el sentimiento inefable de su importancia épica, como si en algún modoestuvieselevantandoalahumanidadenteraaunaregióndelairemásespléndidayardiente,yconformeibasubiendotambiénhacialaluzdelatarde,sentíacomosiunasalasenormeslolevantasen. Leyendasde losalboresdelmundo,quehabíaoídoen la infanciao leídoen la juventud,vinieronsobreélconmelancólicoesplendor;rutilanteshistoriasdevenganzasyamistades,comolasdeRolandoyOliveros,oBalínyBalán,lerenovaronlaemocióndesuseventos.Hombresquetrasdeserbuenosamigos se batían; hombres que tras de haberse batido eran los mejores amigos; todo cobraba,juntándose,unasignificaciónconfusa,prodigiosa,degranmomento.Lasondascarmesíesdelponienteleparecieronborbollonesdesangresagrada,comosisehubieserotoelcorazóndelmundo.Turnbullnoseimpresionabaporningúngénerodepoesía,habladaoescrita;eraunespíritupoderosoy prosaico. Pero en aquel momento también sintió alguna cosa, ya viniese de la tierra, ya de losardientes confines del cielo. Lo evidenciaba su voz, prosiguiendo todavía lo práctico, pero con unapizcamásdereposo. —¿Veustedallíunaqueparececasitadeverano?—preguntóbrevemente—.Vaaprestarnosbuenservicio. Soltándose de lamaraña de las bardas, atravesó la punta de un huerto sombrío y se acercó a unasiniestra casilla, pocos pasosmás allá. Era una choza demadera tosca, lacerada por el tiempo, queconservabaensudesolaciónalgúnresiduodeadornostriviales,bastantesparasuponerquehabíasidounacasitadecampo,yelterrenodeunjardín,probablemente.—Estonosevedesdeelcamino—dijoTurnbull,entrando—ynoscobijaráporestanoche.MacIanlemiróunosmomentosgravemente.—Señor—dijo—,tengoquedecirleunacosa.Tengoquedecirle...—¡Chitón!—dijoTurnbullalzandoderepentelamano—.¡Cállese,hombre! En el repentino silencio, el fragor de los distantes caballos crecía con rapidez inconcebible, y lacabalgatadelapolicíapasódisparadapordebajodeellosenelcamino,casiconelestrépitoyestruendodeuntrenexpreso. —Tengoquedecirausted—prosiguióMacIan,contemplandotodavía tontamentealotro—queesustedungranjefe,yquedagustoiralaguerraalmandodeusted.Turnbull,sindecirpalabra,sevolvióamirarporlasdesconcertadascelosíasdelasventanillas;luegodijo:—Loquenoshacemásfaltaescomerydormir. Cuando el último eco de los burlados perseguidores se extinguió en los cerros distantes,Turnbullcomenzó a desempaquetar las provisiones con igual desembarazo que si estuviesen de merienda.Acababadedesembolsarlosúltimosartículos,colocandounabotelladevinoenelsueloyunalatadesalmónenelalféizardelaventana,cuandoelinsondablesilenciodeaquelolvidadorincónserompió.Serompióportresreciosgolpesdescargadosconunpalosobrelapuerta.Turnbullsuspendiólaaperturadeunbotedeconservasymiróensilencioasucompañero.Labocade

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MacIan,rasgadayfina,secerróapretadamente.—¿Quiéndiablospuedeser?—dijoTurnbull.—SabeDios—dijoelotro—.PuedeserDios.Denuevoretumbóelsonidodelbastónenlapuertademadera.Sonidoraro,que,bienconsiderado,nose parecía al efecto corriente de llamar a una puerta para entrar. Era más bien como si hundiesenrepetidamentelapuntadelbastónenloscuarterones,conelabsurdodesigniodeagujerearlos. En los ojos de MacIan brotó una mirada salvaje, se puso en pie casi atolondrado, comotambaleándose,alargólamanoyempuñólaespada.—Batámonosalpunto—exclamó—.Estoeselfindelmundo. —Está usted enfermo,MacIan—dijoTurnbull, apartándolo—.Esto es que alguien se divierte enaporrearlapuerta.Déjeme,quevoyaabrir.Peroéltambién,cuandoseencaminabaaabrir,recogióunaespada.Sedetuvounmomentoconlamanoenlafalleba,yabriódepronto;laconteradeunbastóndebambúcorrienteselepusoentrelosojos,detalmodoquehubodepararconlaespadadesnudaqueempuñaba.Al choque, la punta del bastón se abatió precipitadamente, y el hombre del bastón retrocedió muyaprisa. Sobreel inquietofondoheráldicodeorocarmesíquelebrindabaelocasoexpirante,elhombredelbastónaparecióalprontopuramentenegroyfantástico.Eraunhombrecillocondoslargosmechonesdepelo rizado sobre las orejas, que vistos en silueta parecían cuernos Llevaba un lazo de corbata tangrandequelaspuntassobresalíanporcadaladodelcuello,comoalasmonstruosasatrofiadas.Aunteníaempuñado, como un florete, el largo bastón negro, y medio lo dirigía a la puerta abierta. El anchosombrerodepajasecayóasusespaldas,alretrocederdeunbrinco.—Porloqueusteddecíaantes,MacIan—dijoTurnbullconplacidez—.Yocreoqueestomáspareceeldiablo.—¿Quiénessonustedes?—gritóeldesconocidoconvozchillona,blandiendoelbastónaladefensiva.—Voyaver—dijoTurnbullmirandoaMacIanconlamismadulzura—.¿Quiénessomos?—Salgandeahí—vociferóelhombrecillodelbastón.—Sí,porcierto—dijoTurnbull,ysalióconlaespada,siguiéndoloMacIan.Vistomásdelleno,decaraalaluzdelponiente,elextrañosujetoseparecíaalgomenosaunduende.Llevaba terno de americana, gris claro, correcto, sinmás nota de indiscutible afectación que la granmariposadesucorbatagris.Acontraluzdelponiente,sufigurahabíaparecidoexigua;aunaluzmejorrepartidamostrabaserregularmenterecioyconformado.Elcabello,castañotirandoarubio,peinadoendos grandes ondas, semejaba el cabello largo y ligeramente ensortijado de las mujeres en algunoscuadros prerrafaelistas. Pero la faz, enmarcada en esa disposición femenina del pelo, descubría unaimpudenciainesperada,comodemono.—¿Quéhacenustedesaquí?—dijoconvocecillaaguda.—Bueno—dijoMacIan,conlapuerilseriedadacostumbrada—.Yusted,¿quéhaceaquí?—¡Estejardínesmío!—replicóelhombreindignado.—¡Oh!—dijoMacIan,sencillamente—.Leruegoquemedispense. Turnbull se retorcía fríamente el bigote, y el extraño miraba tan pronto al uno como al otro,temporalmenteestupefactoporsuinocenteaplomo.—¿Peropuedosaber—dijoporúltimo—quédiabloshacenustedesenmicasadecampo?—Indudablemente—dijoMacIan—.Nosdisponíamosaluchar.—¡Luchar!—repitióelhombre.—Lomejorseráquecontemoselasuntoaestecaballero—interrumpióTurnbull.Volviéndosealdesconocido,ledijoconfirmeza: —Lo sientomucho, señor, pero tenemosque hacer una cosa ineluctable.Ypara ahorrar tiempoy

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conversación,hededecirausted,desdeelcomienzo,quenopodemosadmitirninguna intervención.Íbamos,cabalmente,atomarunligerorefrigeriocuandoustednoshainterrumpido... Huboenlaexpresióndelhombrecilloasomosdequeentendía,einclinándoserecogiólabotelladevinointactaylamiróconcuriosidad.Turnbullcontinuaba: —Peroesterefrigerioeralapreparacióndeunacosaqueusted,muchometemo,encontrarámenoscomprensible,ysobrelacualtenemostomadaunaresolucióndefinitiva,señor.Nosvemosforzadosabatirnosenduelo.Nosfuerzanaelloelhonoryunanecesidadintelectualíntima.Porlacuentaqueletiene,no intenteusteddetenernos.Conozco lascosasexcelentesymoralesque tendráustedganasdedecirnos. Conozco lo que se debe esencialmente al orden civil: todami vida he escrito artículos defondoacercadeello.Conozco losagradode lavidahumana:misamigosestáncansadosdeoírmelo.Examineustednuestraintenciónycompréndala.EstehombreyyosomoslosúnicosqueenelmundomodernopiensanqueDios tiene importanciaesencial.YocreoqueDiosnoexiste;deahí levienesuimportanciaparamí.PeroestehombrecreequeDiosexiste,ypensandoasí,muyatinadamenteopinaqueDiosesmásimportantequeningunaotracosa.Portanto,deseamoshacerunagrandemostraciónyafirmación,unacosaqueprendafuegoalmundo,comolasprimeraspersecucionesdeloscristianos.Siustedloprefiere,vamosaintentarunmartiriorecíproco.Losperiódicoshanlevantadoencontranuestraa todas las poblaciones. Scotland Yard ha reforzado con nuestros enemigos cada puesto de policía:hemos tenido que salvar las bardas de una calleja solitaria y tomarnos, indirectamente, algunaslibertadesconsucasadecampoafindeprepararnospara... —¡Alto! —rugió el hombrecillo de la corbata de mariposa—. Saque usted de apuros a mientendimiento.¿Sonustedes realmente losdosneciosdequehablan losperiódicos?¿Sonustedes losdosindividuosquepretendíanensartarseenplenotribunaldepolicía?¿Sonustedes?¿Sonustedes?—Sí—dijoMacIan—;estoempezóeneltribunaldepolicía.Elhombrecilloarrojólabotelladevinoaveintevarasdedistancia,comounapiedra. —Vengan ustedes ami casa—dijo—.Tengo algomejor que esta droga. Tengo elmejor vino deBeauneencincuentamillasalaredonda.Vamosallá.Teníayoganasdevergentecomoustedes.ElpropioTurnbull,peseasuimpasibilidadtípica,estabaalgosobrecogidoconaquellahospitalidadborrascosa,casibrutal.—Pero,señor...—comenzóadecir.—¡Vamos!¡Entren!—aullabaelhombrecillo,brincandodegusto—.Lesdaréaustedesdecenar.Lesdaré cama.Les daré una pradera verde bien lisa, y espadas y pistolas a elegir. Sépanlo, grandísimoslocos:adorolalucha.EslaúnicacosabuenaenestemundodeDios.¡Loqueyotengorecorridoestecondenadopaísparaverunascuchilladas,unamuerte,ymanarsangre!¡Ja!,¡ja! Ysepusodesúbitoatirarestocadasconelbastónal troncodeunárbolcontiguo,desuertequelaconteraimprimióenlacortezafuertespicaduras. —Dispénseme usted —dijo de pronto MacIan, abriendo los ojos con curiosidad infantil—,dispénsemeusted,pero...—¿Qué?—dijoelexiguoluchador,blandiendosuarmademadera.—Dispénsemeusted—repitióMacIan—,¿eraesoloqueestabaustedhaciendoenlapuerta?Elhombrecillolemirófijamenteunmomento,ydespuésdijo:—Sí.Turnbullsoltóunarisotada.—¡Vamos!—gritóelhombrecillo,poniéndoseelbastónbajoelbrazoyechandoacorrer—.¡Vamos!Condenadodemí,voyaveraustedesdoscomiendoydespuésverémoriraunodelosdos.ElSeñormeprotege;losdiosesexisten,yanolodudo.Colmanunademisilusiones.¡Señor!¡Unduelo!Habíaechadoacorrerporunsenderotortuosoentreloscuadrosdelhuerto,yenlaluzmenguantedel

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crepúsculoera tandifícil seguirlocomoauna liebreperseguida.Peroel sendero, al cabodemuchosrodeos,descubrióadondeguiaba,yascendióbruscamentedoso tresescaloneshasta lapuertadeuncottage,pequeñoyrelimpio.Nohabíanadaensuexteriorquelodistinguiesedeotroscottages,salvosuominoso aseo y otra cosa completamente ajena a las tradiciones y costumbres de todos los cottagesexistentes.Enmediodeljardín,entrealhelíesymaravillas,surgía,bultodepiedrainforme,unídolodelas islas del mar del Sur. Había algo de indecoroso, y aun de maligno, en aquel dios forastero ydesojado,puestoentrelasfloresmásinocentesdeInglaterra.—¡Entren!—gritódenuevoelsujeto—.¡Entren!Seestámejordentro.Estuviesenmejoropeordentro,alomenoslesaguardabaunasorpresa.Encuantolosdosduelistasempujaron lapuertadel inofensivoybienaljofifadocottage,descubrieronun interiorcubiertodeoroflamígero.ComosientrasenenunasaladeLasmilyunanoches.Lapuerta,alcerrarsetrasellos,lesincomunicó con Inglaterra y con todas las energías de Occidente. Los ornamentos, que brillaban ylucíanpordoquiera,erantodosorientales,aunquemezcladossutilmenteépocasypaíses.Bajorrelievesasirios,muycrueles,corríanpor loscostadosdelpasillo;cruelesespadasydagasturcaslesformabanmarco;luengossiglosycivilizacionesextinguidasseparabanunasdeotrascosas.Noobstante,parecíansimpatizar, siendo todas concordese inclementes.Lacasaparecía compuestadeaposentos encajadosunosenotrosyproducíanlaimpresióndecosasoñada,pertenecientetambiénaloscuentosdeLasmilyunanoches.Elaposentomásinterioreracomoelsecretodeunjoyel.Elhombrecillo,dueñodetodo,sedejó caer en unmontónde almohadones de carmesí y oro, y dió unapalmada.Unnegro con túnicablancayturbanteapareciódeimprovisoysinruidodetrásdelamo.—Selim—dijoelhuésped—,estoscaballerosvanapasarlanocheconmigo.Subaenseguidalacenay elmejorvinoquehaya.Selim,unode estos caballerosmoriráprobablementemañana.Dispóngalotodo,hagaelfavor.Elnegroseinclinóydesapareció.Alamañanasiguiente,deundíafrescoyplateado,EvanMacIansalióaljardinillo,yenaquellaluzfríasuluengafazparecíamásaustera,ysuspárpadosunpocopesados.Llevabaunaespada.Turnbullsehabíaquedadoenlacasita,destrozandolosrestosdeldesayunoytarareandounacanción,quesedejabaoírporlaventanaabierta.Momentosdespués,sepusoenpieysalióalaluzdelsol,todavíamascandounatostada,yconlaespadabajoelbrazo,comounjunquillo. Veinteminutos antes, su excéntricohuéspedhabíadesaparecidode suvista, haciéndolesuncortéssaludo. Le suponían ocupado en algunos quehaceres dentro de la casa, y aguardaban que volviese,hollandoeljardínensilencioeljardíndealtasyfrescasflorescampestres—,enmediodelascualeselmonstruoso ídolo delmar del Sur se erguía tan rudo como la proa de un navío cortando unmar debermellón,deplataydeoro. No fué corta su sorpresa, por tanto, cuando dieron con el hombre, ya en el jardín. Sorpresa tantomayoracausadelasosegadaposturaenquelohallaron.Estabaderodillas,rígido, inmóvil,frentealídolodepiedra,comounsantoentranceoéxtasis.PerosepusoenpiedeunbrincocuandoTurnbull,alandar,rompióunarama.—Dispénsenme—dijo,irradiandosonrisas,peroconalgúndesconcierto—.Sientomucho...,precesdefamilia...,usosantiguos...,lasrodillasmaternales...Vamosalcampo,ahídetrás.Yloscondujo,rodeandolaestatua,aunapraderadespejada,alotrolado.—Estoesloquemásnosconviene,Mr.MacIan—dijo.Señalóconunademánlamacizafiguradepiedrasobreelpedestal,queahoralesvolvíalainformeyblancaespalda.—Notemanustedes—añadió—.Todavíanosve.MacIanvolviólosojos,azulesyparpadeantes,queparecíannubladosaúnporelsueño(oporlavigilia),haciaelídolo;perofrunciólascejas. El hombrecillo de los pelos largos fijaba también los ojos en la espaldadel dios; ojos húmedosy

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brillantes,ysefrotabalasmanossuavemente.—Sabenustedes—dijo—,yocreoquedeestamaneranosvemejor.Muchasvecessemeantojaqueesaporciónblancaes suverdaderacara; acecha, sin servista. ¡Je!, ¡je!Sí, creoqueesmáshermosovistodeespaldas;deaspectomáscruelvistodeespaldas,¿nocreenustedes?—¿Peroquédiablovieneasereso?—preguntóTurnbullásperamente.—Loúnicoqueexiste—respondióelotro—.Lafuerza.—¡Oh!—dijoTurnbull,secamente. —Sí,amigosmíos—dijoelhombrecillo,conanimación,agitando lasmanos—.Elvenirustedesaeste jardín no ha sido casualidad; seguramente ha sido capricho de algún dios antiguo, de un diosafortunado y cruel. Quizás lo ha querido así, porque le gusta la sangre, y sobre esa piedra que haydelantedeélloshombreshansidosacrificadosacientosenlasfiestasatrocesdelasislasdelSur.Aquí,en este maldito país de cobardes, no me es permitido sacrificar hombres en ese altar. Únicamenteconejosygatos,algunavez.Enmediodelsilencio,MacIanhizounmovimientorepentino,yluegorecobrósurigidez.—Perohoy,hoy—continuóelhombrecilloconvozaguda—,hoyhasonadosuhora.Hoysuvoluntadsecumpleenlatierracomoenelcielo.Unoshombresvanadesangrarsehoydelantedeél.Ysemordióelíndice,presadeunaexaltaciónfebril. Todavía,ambosduelistasconsusespadas,permanecíanfirmescomoestatuas,yelsilencioparecióenfriaralexcéntricoyllamarloaunlenguajemásracional.—Quizásmeexpresodemasiadolíricamente—dijoconamigablebrusquedad—.Mifilosofíaconducea elevadísimos éxtasis, pero quizás ustedes no están preparados para alcanzarlos. Limitémonos a loindiscutible.Porfelizcasualidadhanvenidoustedesadar,caballeros,enlacasadelúnicohombrequeen Inglaterra (probablemente) se presta a favorecer y proteger un designio, que no puede ser másrazonable. Desde Cornwall hasta el cabo Wrath, este país es un bloque macizo, horrible, dehumanitarismo.Encontraránustedesgentesqueapruebenestaolaotraguerraenuncontinentelejano.Laaprobaránpordespreciablesmotivosdecomercioopormotivosaúnmásdespreciablesdebienestarsocial.Peronoesperenustedesencontrarotrocomoyocapazdecomprenderelactodelhombrefuerteque tomaen sumano la espadayquitade enmedio a su enemigo.Minombre esWimpey,MorriceWimpey.Yo teníaplazadeagregadoenelColegiode laMagdalena.Perohubede renunciarla, se loaseguro,porhaberdichoenunaconferenciapúblicacosasqueinfringíanelprejuiciopopularcontrarioaaquellosgrandescaballeros,losasesinosdelaItaliadelRenacimiento.Medejabandeciresascosasenlamesa,yensitiosasí,yalparecerlesgustaban.¡Peroenunaconferenciapública...!Yavenquélógica.Puescomoibadiciendo,aquíencuentranustedessuúnicorefugioyuntemplodelhonor.Aquípuedenustedes recurrir a ese arbitraje patente, terrible, la sola cosa que contrapesa el destino: la violenciasilenciosa,continua.¡VaeVictis!¡Abajolosvencidos,abajo!Lavictoriaeselúnicohechoculminante.Cartagofuédestruida,losPielesRojasestánsiendoexterminados:taleslaúnicacertidumbre.Deaquíaunahora,estesolbrillarátodavía,estayerbaseguirácreciendo,yunodeustedesestarávencido,unodeustedes seráelvencedor.Unavezcumplidoeso,nadapodráalterarlo.Héroes:osdoy lahospitalidadqueconvienealoshéroes.Ysaludoalquesobreviva.¡Adelante!Losdoshombresempuñaronlasespadas.EntoncesMacIandijoconfirmeza:—Mr.Turnbull,démeustedsuespadaunmomento. Turnbull,conmirada interrogante, lealargóelarma.MacIan tomó laarqueadaespadaensumanoizquierda,yconademánviolentolaarrojóalospiesdelexiguoMr.Wimpey.—¡Enguardia!—dijoconvozbroncaytonante—.¡Ahorasebateustedconmigo!Wimpeydióunpasoatrás,yensuslabiosburbujearonpalabrassinconcierto.—Recojaesaespadaybátaseconmigo—repitióMacIan,oscurecidoelentrecejoamenazador.ElhombrecillosevolvióaTurnbullimplorandoconsejooprotección.

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—Realmente,señor—comenzó—,estecaballeroconfunde...—¡Ah!¡Cobardeasqueroso!—rugióTurnbull,soltandodeprontosucólera—.Bátaseusted,siestanamigode la lucha.Bátaseusted, si es tan aficionadoa esa filosofía infecta. ¡Sivencer es todo, andeustedyvenza!¡Silosdébilesdebensucumbir,sucumbausted!¡Abatirse,rata!¡Abatirse,osino...acorrer!SelanzóhaciaWimpey,chispeándolelosojos.Wimpeyretrocedióunospasostambaleándose,comosinoleobedecieransusmiembros.Entoncesvióvenirsobreél,comountrenexpreso,alfuriosoescocés,multiplicándosesutamañoacadasegundo,conojos tan grandes como ventanas y una espada brillante como el sol.Algo se le rompió dentro, y seencontrócorriendoatodocorrer,dandosaltosdeterrorygritosmientrascorría.—¡Aél!—voceóTurnbull,mientrasrecogíalaespadaysesumabaalapersecución—.¡Aél,aunquecorramostodalaprovincia,aunqueseahastaelmar!¡Oh,oh,oh! El hombrecillo desapareció como un conejo entre los macizos de flores, persiguiéndole ambosduelistas.Turnbull le seguíael rastrocon ferozdeleite, zapeándolocomoaungato.PeroMacIan, alpasar juntoal ídolodelmardelSur, sedetuvounmomentoysubiósobreelpedestal.Durantecincosegundosempujólamasainerte,quealfincedió;yladejócaercongranestruendoentrelasflores,quelasepultaronporcompleto.Despuéssalióabrincosenbuscadelfugitivo. LamismafuerzadelsustopermitióalexagregadodelColegiode laMagdalenasaltar lacercadeljardín.Losdosperseguidoresfuerontrasélcomosivolaran.Huyófrenéticamenteporunalargacallejaabajo,yéndolealosalcanceslosdosterrores,hastallegaraunportilloenlacerca,yechóatravésdeuna pradera escarpada, ligero como el viento. Los dos escoceses, mientras corrían, berreabanalegremente y blandían las espadas.Así persiguieron al filósofo fugitivo por tres laderas arriba, porotrascuatroabajo,cruzaronotrocamino,unbrezalenmarañado,unbosque,otrocamino,hastalaorilladeuna laguna.Perocuando llegóa laorilla, el filósofo iba tanprecipitadoquenopudodetenerse,ycomoposeídodeunvértigo, cayódebrucesenel aguacenagosa.Sepusoenpie, chorreando,yconaguahastalarodillaeladoradordelafuerzaylavictoriavadeómuymohínolalagunaysedejócaerenlaotraorilla.Turnbullsesentóenlahierbayrompióenestrepitosascarcajadas.Unsegundodespués,gestosdelomásextraordinario,comenzaronadeformarelrígidosemblantedeMacIan,yunosruidoscavernososlesalieronporlaboca.Nuncahabíapracticadolarisaylehacíamuchodaño.

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VII.LaaldeadeGrassley-in-the-HoleAesodelaunaymedia,bajouncielodeintensoazul,Turnbullsealzódelahierbayloshelechosenque había estado tendido, y la risa que aun por intervalos le acometía concluyó en una especie debostezo.—Tengohambre—dijocontonobreve—.¿Yusted?—Nohereparadoenello—contestóMacIan—.¿Quévamosahacer?—Hayunpueblecitoalpiedelcamino,másalládelalaguna—respondióTurnbull—.Desdeaquíseve.Vea las paredes enjabelgadas de algunos cottages y algo así como la esquina de la iglesia, ¡quéalegreparecetodoello!Nosécómodecirlo;parecetan...sensible.Noseimagineustedquemeforjoilusionessobre lavirtudde laArcadiay losaldeanos inocentes.Aquí loshombressevuelvenbestiascon la bebida, pero no se pervierten a sabiendas a fuerza de palabras.Matan piezas de caza en losmontes,peronoinmolangatosaldiosdelavictoria.No...Sedetuvoyderepenteescupióenelsuelo.—Dispénsemeusted—dijo—;esderitual.Quisieraunoquitarsesabordeboca.—¿Quésabor?—preguntóMacIan.—Nosécómollamarloexactamente—replicóTurnbull—.QuizásseaeldelasislasdelmardelSur,sinoeseldelColegiodelaMagdalena.Hubounapausalarga,yMacIandespegótambiéndelsuelosusreciosmiembros;susojosexpresabandesvarío.—Séloqueustedquieredecir,Turnbull—contestó—.Pero...siemprehecreídoquelasgentescomoustedaceptabantodoeso.—¿Aceptabanqué?—preguntóelotro. —Todo eso de hacer cada cual lo que quiera, y lo individual, y que la naturaleza prefiere almásfuerte,ylasdemáscosasdequehablabaesacucaracha.Turnbullabriómuchosusgrandesojos,deungrisazulado,congraveasombro. —¿Pretende usted significar con eso,MacIan—dijo—, que en su opinión de usted, nosotros, loslibrepensadores,conBradlaugh,oHolyoake,oIngersoll,creemosenesemisticismosucioeinmoraldelanaturaleza?¡Condenadanaturaleza!—Yocreíaquesí—dijoMacIanconcalma—.Meparecíalaconclusiónúltimadesusideas. —¿Yustedquieredecirme—repusoelotro—queharotousted lavidriera,meharetadoamortalcombate, ha amarrado con cuerdas a un tendero, ha corrido usted cinco praderas persiguiendo a unagregadodeOxford,todoellobajolaimpresióndequesoyunidiotatansinletrascomoparacreerenlanaturaleza? —Yo suponía que sí—repitióMacIan con la suavidad habitual—. Pero reconozco que sé pocosdetallesacercadeloqueustedcreeodejadecreer.Turnbulldiómediavueltarepentinamenteysepusoencaminohaciaelpueblo.—Vengausted—exclamó—.Vamosalpueblo.Vamosalaprimeratabernadecentequeencontremos.Estopidecerveza.—Noacabodeentender—dijoelmontañés.—Sítal—respondióTurnbull—.Ustedsevieneconmigoderondónhastaelparador.Repitoqueelcasopidecerveza.Antesdedarunpasomás,tenemosqueesclarecerafondoesteasunto.¿Sabeustedqueacabadeocurrírsemeunaideamuysencillaydegranfuerza?Deningúnmododebemosabandonarel propósito de solventar nuestras disensionesmediante los aceros. ¿Pero no cree usted que con dosjarrosdepeltrepodríamoshacerloquenohemospensadohaceraún,oseadescubrirenquédisentimos?

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—No se me había ocurrido hasta ahora —respondió MacIan con tranquilidad—. Es una buenainspiración.YconpasovivoecharoncaminoabajohacialaaldeadeGrassley-in-the-Hole. Grassley-in-the-Hole era un tosco paralelogramo de casas, con dos travesías que, de ser posiblellamarlascalles,habríapodidodecirsequeerandosgrandescalles.Comotodoelparalelogramoyacíasesgado,pordecirloasí,enlavertientedelacolina,lastravesíasestabanadiferentealturaeneldeclive.Lamásaltaseadornabaconungranparador,unatablajería,unatabernapequeña,unaconfitería,unatabernaminúscula,yuna tablilladeaviso, ilegible.Lamásbaja se jactabadeunabrevadero,deunaestafeta,deunjardínparticularconcercasmuyaltas,deunatabernamicroscópicaydedoscottages.Dónde vivía la gente que sostenía todas esas tabernas, era, en éste como en otros muchos pueblosingleses,unmisteriotácitoyrisueño.Laiglesiaestabaenlasafuerasyunpocomásaltaqueelpueblo,dominándoloresueltamenteconlatorrecuadradaygris. Pero lamisma iglesiano llegabaa seruna institución tan solemneycapital comoelgranparadorrotulado «Las armas deValencourt». Tomaba nombre de una familia ilustre, arrumada desdemuchotiempoatrás,encuyacasavinoainstalarseunhombrequehabíainventadoundescalzadorhigiénico.Pero el sentimentalismo insondable del pueblo inglés persistía en considerar el parador, el solar y elsolariego como partes iguales de una antigüedad pura y durable. En «Las armas deValencourt» lasdiversionesmismas teníanciertasolemnidadydecoro;ysebebíacervezaconreverencia,comodebeser.Enlapiezaprincipaldelestablecimientoentrarondosforasteros,que,comoocurresiempreentalessitios,fueronobjetonodecuriosidadinquietaodepreguntasinsolentes,sinodeunainspecciónoculardevorante,fijaeincansable.Llevabanvestimentalargahastalasrodillasydebajounobjetoparecidoaunbastón.Eluno,altoymoreno:elotro,pequeñoyrubio.Pidieronsendosjarrosdecerveza.—MacIan—dijoTurnbullalzandoeljarro—,ellocoquepretendíahacernosamigosnoshizoentrarenganasdeseguirbatiéndonos.Esmuynaturalquenoshayahechoamigoselotrolocoquepretendíahacernospelear.¡Alasaluddeusted,MacIan!Comenzabaaoscurecer,ylosrústicosyasalíandelataberna,engruposdedosotres,conpasotardoyvacilante,gritandounclamoroso ¡buenasnoches!, aunbebedorempedernidoquesequedabasolo,antesdequeMacIanyTurnbullhubieranllegadoalpuntoverdaderamenteimportantedeladiscusión.MacIanteníasusólidaexpresióndetristezaydesconcierto.—Debo,pues,entender—dijo—queustednocreeenlanaturaleza. —Puede usted decirlo así, en el sentidomás propio y absoluto—dijo Turnbull—.No creo en lanaturaleza,comonocreoenOdin.Esunmito.Noessimplementequenocreaenlanaturalezacomoguíanuestra.Esquenocreoquelanaturalezaexista.—¿Exista?—dijoMacIan,consuentonaciónmonótona,posandoeljarroenlamesa. —Sí, enun sentidopropio, lanaturalezanoexiste.Quierodecirquenadiepuededescubrir loquehabríasidolanaturalezaoriginaldelascosas,silascosasmismasnohubieseninterpuestosuacción.Laprimerahojadehierbacomenzóporabrir la tierraysustentarsedeella;detalmodo, interveníaenlanaturaleza, si la naturaleza existe. El primer rumiante silvestre comenzó por arrancar hierba ycomérsela;deesemodointervinoenlanaturaleza,siesquehayalguna.Porelmismoestilo—prosiguióTurnbull—elserhumanoqueafirmasudominaciónsobrelanaturaleza,estannaturalcomolamismacosaquesudominacióndestruye. —Y por el mismo estilo —dijo MacIan como en sueños— lo sobrehumano, lo sobrenatural esexactamentetannaturalcomolanaturalezaaqueseopone.Turnbullalzólacabezadesobresujarro,conmuestrasdecólera.—Losobrenatural,claroestá—dijo—,escosacompletamentedistinta;elcasodelosobrenaturalessencillo.Losobrenaturalnoexiste.—Asíes—dijoMacIanconvozuntantosombría—.Lomismodiceusteddelonatural.Silonatural

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noexiste,esobvioquelosobrenaturalnopuedaexistir.Ybostezóligeramentesobrelacerveza.Turnbull,conalgúnmotivo,seturbóunpocoyreplicómuyvivamente.—Esaesunaagudezabientraída,creoyo.Perotodoelmundosabequesehaceunadivisióndelascosas, según que de hecho ocurren comúnmente o que no ocurren. Las cosas que rompen las leyesevidentesdelanaturaleza...—Quenoexiste—soltóMacIan,soñoliento.Turbulldescargóunpuñetazoenlamesa.—¡Diosdelcielo!—exclamó.—Quenoexiste—murmuróMacIan. —¡Diosdelcielo!—tronóTurnbull,sinhacercasode la interrupción—.¿Pretendeusteddecir,ahísentado,queustednoreconoce,comoreconocetodoelmundo,ladiferenciaentreunsucesonaturalyunosobrenatural,sipudierahabertalcosa?Siyovolasehastaeltecho... —Seharíaustedunchichónenlacabeza—gritóMacIan,poniéndoseenpiederepente—.Deesascosasnosepuedehablarbajotechado.¡Salgausted!¡Salgaustedyasciendaaloscielos!Abriódeunempujónlapuertasobreelabismoazuldelatarde,yenélsesumergieron:sintierondeprontounfríoextraño. —Turnbull—dijoMacIan—, ha dicho usted cosas tan verdaderas y cosas tan falsas que necesitohablar, y trataré de hablar demodo queme entienda. Porque ahora usted nome entiende enmodoalguno.Parecequenosignificamoslasmismascosasconlasmismaspalabras.Guardósilenciounpardesegundosyprosiguió.—Haceunminutoodoslohecogidoaustedenunaverdaderacontradicción.Enaquelmomentoyotenía razón, lógicamente.Yen aquelmomento conocí que estaba equivocado.Sí, haydiferencia realentrelonaturalylosobrenatural;sienesteinstanteascendieseustedporesecieloazul,pensaríaqueibaustedllamadoporDios,oporeldiablo.Perosiusteddeseasaberloquerealmentepienso...Tengoqueexplicarme.Sedetuvootravez,horadandodistraídamenteelsueloconlapuntadelaespada,ycontinuó: —Henacidoymehancriadoyenseñadoenununiversocompleto.Losobrenaturalnoeranatural,pero sí perfectamente razonable.Más aún, lo sobrenatural paramí esmás razonable que lo natural,porquelosobrenaturalesunmensajedirectodeDios,queesrazón.Meenseñaronqueunascosassonnaturalesyotrascosasdivinas.Quierodecirqueunascosassonmecánicasyotrascosasdivinas.Peroaquíestálagrandificultad,Turnbull.Lagrandificultadesque,conformealoquemeenseñaron,ustedesdivino.—¡Yo!¿Divino?—dijoTurnbullcontruculencia—.¿Quéquiereusteddecir? —Esa es precisamente la dificultad —continuó MacIan, pensativo—. Me enseñaron que haydiferenciaentrelahierbaylavoluntaddeunhombre;yladiferenciaconsistíaenquelavoluntaddelhombreesparticularydivina.Ellibrearbitriodeunhombre,medecían,essobrenatural.—¡Patrañas!—dijoTurnbull.—¡Oh!—dijoMacIanpacientemente—,entonces,siellibrearbitriodeunhombrenoessobrenatural,¿porquéustedeslosmaterialistasnieganqueexista?Turnbullguardósilenciouninstante.Despuésempezóahablar,peroMacIanproseguíaconlamismavozfirmeylosojostristes: —Demaneraquemisentireséste:Tenemoslagrancreacióndivina,enquemeenseñaronacreer.Comprendoqueustednocreaenella,pero¿porquédejausteddecreersolamenteenunaporcióndeella? Para mí, era un todo único. Dios tenía autoridad porque era Dios. El hombre tenía autoridadporqueeraelhombre.UstednopuedeprobarqueDiosseamejorqueunhombre;nipuedeustedprobarqueunhombre seamejor queun caballo. ¿Por quépermite usteduna cosamuy corriente? ¿Por qué

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permiteustedqueensillenaloscaballos?—Algunospensadoresmodernoslodesaprueban—dijoTurnbull,unpocodudoso.—Yasé—dijoMacIan—.Aquelhombrequehablabadelamor,porejemplo.Turnbullhizoungestochistoso,ydijo:—Parecequehablamosporabreviaturas,peroyonoafirmoquenoloentiendoausted.Loqueustedquieredeciresqueustedaprendiócuantosabedelossantosydelosángeles,almismotiempoquelamoralcorriente,delasmismaspersonasydeigualmanera.Yustedquieredecirquesipuedeponerseenduda lo uno, también lo otro.Bueno, admitámoslo por unmomento. Pero déjeme usted hacerle unapregunta:esesistemasuyo,quesetragóustedentero,¿nocontienemuchascosasmeramentelocales,elrespetoporeljefedelclan,losrencoresdefamilia,losfantasmasdellugarycosassemejantes?¿Nolasrecibióustedjuntamenteconlateología?MacIancontemplabalatravesíaoscuradelpueblo,porlacualibaunpocoarastraselúltimobebedorsalidodelparador. —Lo que usted dice no deja de ser razonable—respondió—, pero no es enteramente cierto. Ladistinciónentreeljefeynosotrosexiste;peronadatienequeverconladistinciónentrelohumanoylodivino,oentrelohumanoyloanimal.Eramásbiencomoladistinciónentredosanimales.Pero...—¿Qué?—dijoTurnbull.MacIanguardósilencio.—Prosiga—repetíaTurnbull—.¿Quéleocurreausted?¿Quéestáustedmirandoasí?—Estoymirando—dijo,alcabo,MacIan—alquehadejuzgarnosalosdos.—¡Ah,sí!—dijoTurnbullconcansancio—.SupongoqueserefiereustedaDios.—Notal—dijoMacIan,moviendolacabeza—.Merefieroaése.Eindicóalrústicomedioborrachoqueibasurcandoelcamino.—¿Aquién,diceusted?—preguntóelateo. —A ése—repitióMacIan con énfasis—. Sale con el alba; cava o ara un campo. Retorna, bebecerveza, y canta una canción. Comparados con él, la filosofía de usted y sus sistemas políticos sonrecientes.Lascatedralesenmohecidas,yhastalaIglesiaeternasobrelatierra,sonnuevascomparadasconél.LosdiosesmáscarcomidosdelMuseoBritánicosonhechosnuevosasulado.Élhadejuzgarnosatodosalfinal.MacIan,conciertaexcitación,avivóelpaso.—¿Quévaustedahacer?—Preguntarlequiéndelosdostienerazón—gritóMacIan.Turnbullsoltóunarisotada.—Preguntarauntragaberzasborracho... —Sí;quiéndenosotros tiene razón—gritó conviolenciaMacIan—.Ustedgastamuchaspalabrasenrevesadas,yyotambién.YoafirmoquecadahombreesimagendeDios;usteddicequecadahombreesunciudadanoyconlucesbastantesparagobernar.PerosicadahombresimbolizaaDios,heaquíaDios;sicadahombreesunciudadanoilustrado,ésteeselciudadanoilustradodequeustedhabla.Elprimerhombreconquienunosetropieza,essiempreunhombre.Echémoslemano.Elmontañés,largoyflaco,avanzóconzancadasgigantescasenelcrepúsculogris;seguíaloTurnbullprofiriendoalegresreniegos.Elrastrodelrústicoerafácildeseguir,aunenlaoscuridadreciente,porqueibaadornandoconunacanción su marcha dudosa. Era un poema interminable, que comenzaba con un indeterminado reyGuillermo,habitante,alparecer,enLondres,yquealasegundaestrofadesaparecíabruscamentedelacontinuación. Lo restante se refería casi por entero a la cerveza y estaba relleno de topografía localimposibledereconocer.Elpasodelcantornoeramuyrápidoni,porcierto,excepcionalmenteseguro;conquesonandolacancióncadavezmásrecio,prontoledieronalcance.

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Erahombremaduro,omásbiensinedaddeterminada,conescasoscabellosgrises,elrostrocoloradoyflaco,yconlanotablefisonomíadelosrústicos,enlaque,alparecer,cadarasgoesindependientedelconjuntodelafaz; latoscanarizbermejasobresalíacomounmiembro;losojosazules, legañosos,sedestacabancomoseñales. Lessaludóconlacomplicadaurbanidaddequienestáligeramenteborracho.MacIan,vibrandoconunadesuscalladasyviolentasdecisiones,planteólacuestiónsindemora.Explicólaposiciónfilosóficaen términos tan breves y sencillos como le fué posible. Pero el extraño viejo de la faz bermeja ydescarnada pareció interesarse desusadamente poco por las palabras sencillas. Se fijó con violentaaficiónenunaodosdelasmáscomplicadas. —¡Losateos, los ateos!—repetía conmagníficodesprecio—. ¡Losateos!Sé loque son, señorito.¡Losateos!Nomehableusteddeeso.¡Losateos...! Losmotivos de su desdén parecían algo oscuros y confusos; pero, con toda evidencia, bastantes.MacIan,másanimado,prosiguió. —Usted piensa como yo,me parece. Usted piensa que un hombre debe estar en relación con suIglesia,conlacomunidaddeloscristianos...Elviejoapuntóconsupalotemblorosoendireccióndeunacolinadistante.—Allíestálaiglesia—dijoconvozestropajosa—.LaiglesiaantiguadeGrassley,estáallí.Abajolaecharonentiemposdelotroseñory... —Quierodecir—explicóMacIancuidadosamente—queustedpiensaquedebehaberuna religióntipo,unoscuras...—¿Curas?—dijoelviejoconsúbitapasión—.¿Curas?Losconozco.¿QuébuscanenInglaterra?Esoesloqueyodigo.¿QuébuscanenInglaterra?—Lebuscanausted—dijoMacIan. —Así es—dijoTurnbull—, y amí; pero no nos encuentran.MacIan, la apelación a la inocenciaprimitivameparecequetienemaléxito.Déjemeustedprobar.Loqueustedquiere,amigomío,sonsusderechos.Ustednonecesitacurasniiglesias.Elvoto,elderechodehablar,esoesloque... —¿Quiéndicequeyonotengoderechodehablar?—dijoelviejo,mirandoentornoconirracionalfrenesí—.Tengoderechodehablar.Soyunhombre,ésoes.Nonecesitovotos,nicuras.Digoqueunhombreesunhombre;esoesloqueyodigo.Siunhombrenoesunhombre,¿quéserá?Esoesloqueyodigo:siunhombrenoesunhombre,¿quées?Cuandoveounhombre,veoqueesunhombre.—Exactamente—dijoTurnbull—.Unciudadano.—Digoqueesunhombre—profirióelrústicofuriosamente,deteniéndoseygolpeandoelsueloconsupalo—.Noesunaciudad,nicosaalguna.Esunhombre.—Tieneustedcompletarazón—dijodeprontolavozdeMacIan,tajantecomounaespada—.Yustedestáapegadoaunacosaqueelmundoennuestrosdíastratadeolvidar.—Buenasnoches.Yelviejosiguiósucaminocantandodesentonadamenteenlanoche. —Esfamosoelviejo—dijoTurnbull—.Noescapazdepasardeestehecho:queunhombreesunhombre.—¿Hapasadoalguiendeahí?—preguntóMacIan.Turnbulllemiróconcuriosidad.—¿Sehavueltoustedagnóstico?—preguntó. —¡Oh, no entiende usted!—exclamóMacIan—. Todos los católicos somos agnósticos. En estesentido,loscatólicosúnicamentehemosllegadoapercibirqueunhombreesunhombre.PerolosIbsen,losZola,losShawylosTolstoinisiquierahanllegadoatanto.

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VIII.Interludio:unacontroversiaLA mañana quebró en fría plata por la llanura gris; y casi al mismo punto, Turnbull y MacIandesembocabandeuna arboledabajay enteca en laplaniciedesoladayvacía.Habían andado toda lanoche. Habíanandado toda lanocheyhablado también lanocheentera; si el temahubiese sidocapazdeagotarse,elloslohabríanagotado.Habíandiscurridoportérminosypaisajesnomenoscambiantesquesudilatadayvariablediscusión.HabíandiscutidodeHaeckel,subiendoatanaltasyescarpadascuestas,que,adespechodel fríode lanoche,dijéraseque lasestrellaspodíanquemarlas.HabíanexplicadoyreexplicadoladegollinadeSaint-Barthélemy,recorriendoangostossenderosmuradosporaltasmiesescomo muros de oro. Habían hablado de míster Kensit en pinedos sombríos, inquietos, en ladesconcertante monotonía de los pinos. Salieron a campo abierto cuandoMacIan concluía un largodiscurso defendiendo calurosamente las conquistas prácticas y la sólida prosperidad de la tradicióncatólica. MacIanhabíaaprendidomuchoypensadomásdesdequesalióde losbrumososcerrosdeArisaig.Habíaencontradomuchasfigurasmodernas típicasencircunstanciasfuertementesimbólicas;además,se había empapado en lomásdensode la atmósferamoderna con la sola presencia deTurnbull y laoportunidaddesusdichos,comoocurresiempreconlapresenciaylaconversacióndegentesdegranvitalidadmental. Al cabo empezó a comprender plenamente los fundamentos que tenía la masa delmundo moderno para desaprobar sólidamente su credo; y se arrojó a refutarlos con ardiente júbilointelectual.—Empiezoaentenderunoodosdesusdogmasdeusted,Mr.Turnbull—habíadichoconsolemnidadcuando remontaban penosamente una colina arbolada—. Y yo los niego a medida que voyentendiéndolos. Tomemos el que usted quiera. Usted sostiene que los herejes y los escépticos hanfavorecidolamarchadelmundoymantenidolalámparadelprogreso.Loniego.Nadamásclaroenlaverdadera historia sino que cada hereje inventó un cosmos completo, que el hereje siguiente hizopedazos.¿QuiénsabeahoraexactamenteloquepensabaNestorio?¿Aquiénleimporta?Sólodoscosassabemosconcertidumbreacercadeél.Laprimera,queNestorio,comohereje,enseñabaunadoctrinacompletamente opuesta a la deArrio, el hereje anterior a él, y completamente inservible para JaimeTurnbull,herejevenidodespués.Ledesafíoaustedaqueencuentreenloslibrepensadoresdelpasadounrefugioquelevalga.LedesafíoaustedaqueleaaDodwinoShelleyolosdeístasdelsigloXVIIIoloshumanistasdelRenacimiento,adoradoresdelanaturaleza,sindescubrirquedisienteustedconellosdosvecesmásquedelPapa.UstedesunescépticodelsigloXIX,ysiempreestádiciéndomequeignoralacrueldaddelanaturaleza.SiustedhubiesesidounescépticodelsigloXVIIImehabríausteddichoque ignora la bondad y benevolencia de la naturaleza. Es usted ateo, y alaba a los deístas del sigloXVIII. Léalos, en vez de alabarlos, y encontrará que todo su universo se sostiene o se cae con ladivinidad.Esustedmaterialista,ytieneaGiordanoBrunoporunhéroedelaciencia.Veaustedloquedice y le tendrá usted por unmístico demente:No: el gran librepensador, con probidad y capacidadpeculiares, nodestruyeprácticamente el cristianismo.Aquiendestruye es al librepensador que le haprecedido.El libre-pensamientopuedesersugestivo,puedeseralentador,puedetener losméritosqueusted quiera por la vivacidad y variedad. Pero hay una cosa que el libre-pensamiento no tieneprobabilidad de ser: el libre-pensamiento no puede ser progresivo. No puede ser nunca progresivo,porque no acepta nada del pasado; cada vez comienza de nuevo desde el principio; y cada vez seencamina en distinta dirección. Todos los filósofos racionalistas han ido por diferentes caminos, demodo que es imposible decir quién ha avanzado más. ¿Quién puede discutir si Emerson era más

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optimistaquenofuépesimistaSchopenhauer?Seríacomopreguntarsiestasmiesessontanamarillascomoesaltalacolina.No:solamentedoscosasprogresandeveras,yambasaceptanacumulacionesdeautoridad.Puedenprogresarhaciaarribaohaciaabajo;puedencrecerparamejoraroempeorar;perohancrecidoregularmenteenciertospuntosbiendefinidos;hanavanzadoregularmenteenunadirecciónbien definida; son las dos únicas cosas, parece ser, que pueden siempre progresar. La primera es lacienciaestrictamentefísica.LasegundaeslaIglesiaCatólica. —¡LacienciafísicaylaIglesiaCatólica!—dijoTurnbullsarcásticamente—.Ysindudalaprimeradebemuchoalasegunda. —Si usted apurase la cuestión, podría responderle que esmuy probable—respondióMacIan concalma—.Muy a menudo me imagino que las generalizaciones históricas que usted hace descansanfrecuentementeenejemplosdudosos;nomesorprenderíaquelasvagasnocionesdeustedacercadelapersecución de la ciencia por la Iglesia fuesen una generalización del caso de Galileo. No mesorprendería nada que, si contase usted las investigaciones científicas y los descubrimientos hechosdesdelacaídadeRoma,encontraraqueunagranmasadeellossedebealosmonjes.Peroesteasuntonohaceahoraalcaso.Loqueyodigoesquesiustedbuscaunejemplodealgoquehayaprogresadoenelmundomoralporelmismométodoquelacienciaenelmundomaterial,poradicionescontinuassindeshacerloqueyahabía,digoqueencontraráunsoloejemplo.Esdecir,nosotros.—Conestaenormediferencia—dijoTurnbull—,quepormuycomplicadosqueseanloscálculosdela ciencia física, su resultadoprecisopuedecomprobarse.Admitoqueha costadomillonesde libros,quenuncahe leído,ymillonesdehombres,de losquenadasé,eldescubrimientode la luzeléctrica.Contodo,puedoverlaluzeléctrica.Peronopuedoverlavirtudsupremaqueresultadetodasvuestrasteologíasydevuestrossacramentos. —La virtud católica es a menudo invisible porque es lo normal —respondió MacIan—. Elcristianismo está siempre fuera demoda porque siempre es cuerdo, y todas las modas son insaniasagradables. Cuando Italia enloquecía por el arte, la Iglesia parecía demasiado puritana; cuandoInglaterraenloquecíaporelpuritanismo,laIglesiaparecíademasiadoartística.Cuandoustedesdisputanahoraconnosotrosnosclasificanconlamonarquíayeldespotismo;perocuandoustedesdisputaronconnosotros la primera vez fué porque no queríamos aceptar el despotismo divino de EnriqueVIII. LaIglesiaparecesiempreretrasadaeneltiempo,cuandoenrealidadsehallaalcabodeltiempo;aguardaaqueseconsumelamarchitezdelúltimoestío.Tienelallavedeunavirtudpermanente.—¡Oh!Heoídoyatodoeso—dijoTurnbullconjocosodesdén—.HeoídodecirqueelcristianismoguardalallavedelavirtudyquesiustedesleenaTomPaineseharáncortarelcuelloenMontecarlo.Tamaña necedad no vale la pena de incomodarse. Dice usted que el cristianismo es el apoyo de lamoral;pero¿porquénolopracticanasí?Cuandounmédicolevisitaausted,ypuedeenvenenarleconunapulgaradadepolvos,¿lepreguntaustedsiescristiano?Ustedlepreguntasiespersonahonorable,sitienetítulodemédico,ynadamás.Cuandounsoldadosealistaparamorirporsupatriaodeshonrarla,¿le pregunta usted si es cristiano? Más probable es que usted le pregunte si es de Oxford o deCambridge,enlasregatas.Siustedespiensanquesucredoesesencialparalascostumbres,¿porquénohacendeélunapruebaparaesascosas? —En otro tiempo así lo hicimos —dijo MacIan sonriendo— y entonces decían ustedes queimponíamospor la fuerzaunafequenosebasabaenrazones.Pareceunpocoduroquehabiéndonosdichoprimeroquenuestrocredoteníaqueserfalsoporquelousábamoscomoprueba,senosdigaahoraque,comonolohacemosasí,tienequeserfalso.Creosaberquelosargumentosmásanticristianossontanincongruentescomoése.—Esarespuestaestaríamuybienenunacontroversiapública—dijojovialmenteTurnbull—,perolacuestiónsubsiste.¿Porquénoselimitanustedesmásarelacionarseconloscristianos,siloscristianossonlosúnicosquepracticanlamoral?

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—¿Quiéndicelocurasemejante?—preguntóMacIandesdeñosamente—.¿SuponeustedquelaIglesiaCatólica ha sostenido jamás que los cristianos sean los únicos que siguen la moral? ¡Cómo! Loscatólicosde la católicaEdadMediaaburrierona lahumanidadhablandode lasvirtudesde todos lospaganosvirtuosos.No;siustedquieresaberrealmenteloquesignificamosaldecirqueelcristianismoposee,unafuerzaespecialparalavirtud,voyaexplicarlo.LaIglesiaeslaúnicacosaenlatierraquepuede perpetuar un tipo de virtud y hacer de él algomás que unamoda. La cosa es tan llana y tanhistóricaquemecuestatrabajopensarqueustedlaniegue.Nopuedeustednegarqueesperfectamenteposiblequemañanaporlamañana,enIrlandaoenItalia,aparezcaunhombrenosólotanbueno,perobuenodelamismamaneraqueSanFranciscodeAsís.Puesbien;tomeustedahoraotrostiposdevirtudhumana, espléndidosmuchos de ellos.Los nobles ingleses del tiempode Isabel eran caballerescos eidealistas.Pero¿puedeustedestaraquí,enestapradera,yuncaballeroinglésdeltiempodeIsabel?ElausterorepublicanodelsigloXVIII,consurígidopatriotismoysuvidasencilla,eraunhermosotipo.Pero¿lohavistoustednunca?¿Havistoustednuncaun republicanoaustero?Hanpasadocienañossolamente,yaquelvolcándelaverdadyelvalorrevolucionariosestátanfríocomolasmontañasdelaluna.Asíocurreyhadeocurrircon laéticaqueenestosmomentosseesparceenFleetStreet.¿Quéconcepto puede hoy alentar a un obrero, a un empleado deLondres?Acaso que es hijo del Imperiobritánico,enelquenuncaseponeelsol;acasoqueesunapoyodesusTrade-Unions,ounproletarioconscientedesuclase,uotracosacualquiera;acasosimplementequeesuncaballero,nosiéndolo,contodaevidencia.Todosesosnombresynocionessonhonorables;pero¿cuántodurarán?Losimperiossehunden; cambian las condiciones de la industria; los suburbios no han de durar siempre. ¿Quépermanecerá?Yoselodiréausted.Permaneceráelsantocatólico.—Supongaustedqueelsantomeplace—dijoTurnbull.—Enmiteoríalacuestiónconsistemásbienensabersiustedleplaceaél;omásprobablemente,sihaoídonuncahablardeusted.Peroconcedoquesupreguntaesrazonable.Tieneustedderecho,sihablaustedcomoelhombre corriente, apreguntar si leplacerá el santo.Pero sí leplace, comoalhombrecorriente. Se regocija usted en él. Si no le gusta es, no porque usted sea cabalmente un hombrecorriente,sinoporser(simepermitedecirlo)unfatuosofisticadoporlasedicionesdeFleetStreet.Estoes lo chistosodel caso.La razahumanaha admirado siempre lasvirtudes católicas, pormásque lashaya practicadomuy poco: y paramayor rareza, ha admiradomás aquellas que elmundomodernodiscuteconmayoraspereza.Ustedessequejandequeelcatolicismoestablezcaelidealdelavirginidad;peronohahechonadadeeso.Todalarazahumanapusocomounideal lavirginidad; losgriegosenAtenea, los romanosenel fuegode laVestal, establecíanel idealde lavirginidad.¿Cuáles,pues, laquerella de ustedes contra el catolicismo? Únicamente puede ser, y así sucede en realidad, que elcatolicismohalogradounidealdevirginidad,queyanoesunsimpletemadepoesíanebulosa.Perosiusted, y unos pocos hombres febriles, con sombreros de copa, afanándose en una calle de Londres,prefieren separarse, en cuanto al idealmismo, ño sólode la Iglesia, sinodelPartenón, cuyonombresignificavirginidad,delImperioRomanosalidodelallamavirginal,detodalaleyendaytradicióndeEuropa, del león que no toca a las vírgenes, del unicornio que las respetó, ambas fieras tenantes denuestroescudonacional;delosmásanimadosylicenciososdesuspoetas,deMassinger,queescribiólaVirgenMártir;deShakespeare,queescribióMedidapormedida,siustedeslosdeFleetStreetdisientendetodaestaexperienciahumana,¿noselesocurreaustedesnuncaqueFleetStreetpuedeestarenunerror?—No—respondióTurnbull—,confíolobastanteenlarectituddemientendimientoparaconsiderarydiscutirlaidea;perohabiéndolaconsiderado,piensoqueFleetStreettienerazón,sí:aunqueelPartenónesté en un error. Pienso que, a medida del progreso del mundo, se engendran otras atmósferaspsicológicas,yenestasatmósferasesposiblehallardelicadezasycombinacionesqueenotrostiemposhabríansidorepresentadasporalgúnsímbologrosero.Todohombresientelanecesidaddeunelemento

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depurezaen losexual;y talveznopuedenalcanzarun tipodepurezamásqueen laausenciade losexual.SereiráustedsiledigoqueenFleetStreethemoscreadounaatmósferaenlacualunhombrepuede ser tan apasionado como Lancelot y tan puro comoGalahad. Después de todo, en el mundomoderno hemos formado muchas atmósferas como ésas. Por ejemplo, tenemos un aprecio nuevo eimaginativodelosniños.—Ciertamente—replicóMacIanconsingularsonrisa—.Ymuybienquelohamostradounodelosmásbrillantesescritoresjóvenesdelbandodeustedes,cuandodice:«Amenosqueseáiscomoniños,noentraréisenelreinodeloscielos».Perotieneustedrazóncompletamente;hayuncultomodernoporlosniños.¿Yquées,preguntoyo,elcultomodernopor losniños?¿Quéesello,ennombrede todos losángelesydiablos,sinoelcultodelavirginidad?¿Rendiríanadiecultoaseralgunosolamenteporquefuesepequeñooencierne?No:ustedeshanqueridohuirdeeste ideal,yelmismopuntoquehabíanseñaladocomometadelahuida,resultaserelmismoidealdequehuyen.¿Meequivocoaldecirqueestascosaspareceneternas?Enelmomentodedecirestaspalabrasllegabanalavistadelasgrandesplanicies.Caminaronunpocoen silencio, y después JaimeTurnbull dijo de pronto: «Pero yo nopuedo creer en ello».MacIan norespondió nada a este dicho; quizás es incontestable. Lo cierto es que en lo restante del día apenascambiaronmáspalabras.

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IX.UnaseñorararaLA luna en creciente se alzó sobre todos aquellos llanos, haciéndolos parecer más vastos y lisos,convirtiéndolosenlagodeluzazul.Losdoscompañeroscaminarondurantemediahoraporlaplanicieiluminada,guardandosilencio.Depronto,MacIansedetuvoehincólapuntadelaespadaenelsuelo,como quien planta el palo de la tienda para pasar la noche.Dejándola así enhiesta, con los grandesgarfios de susmanos se agarró el cráneo poblado de pelo negro, según su costumbre cuando queríaavivarelpasodesucaletre.Luegodejócaerlasmanosyhabló.—Estoysegurodequeustedpiensalomismoqueyo—dijo—.¿Cuántotiempotendremosqueseguirenestecondenadovaivén? El otro no respondió, pero su silencio parecía un asentimiento firme; yMacIan continuó en tonofamiliar.Ningunodelosdosreparóenqueinstintivamentesehabíanquedadoinmóvilesanteelsignodelaespada,fijayenhiesta.—CuestamuchoadivinarloqueDiosseproponeenesteasunto.PeroÉlseproponeunacosa...,olacontraria,oambas.Siemprequehemos intentadobatirnos,algonoshadetenido.Siemprequehemosintentadoreconciliarnos,algonoshadetenidodenuevo.Siempresurgíaalgunacosadeentrelasmatas.Turnbullcabeceógravementeymiróentornolavastapraderaquesinsetosnivallassealargabahaciaelhorizonte,hastaunacarreteramuyblanca.—Entodocaso,aquínosurgiránadadeentrelasmatas—dijo.—Esoqueríayodecir—repusoMacIan.Mirófijamentelapesadaempuñaduradelaespadaenhiesta,queconelvientolevesebalanceabaeneltempladoacerocomoungrancardoensutallo.—Esoqueríayodecir—continuó—.Aquíestamoscompletamentesolos.Desdehacemuchasmillasno seoyen lasherradurasde los caballos, ni pasodegente, ni el silbatodeun tren.Creo, pues, quepodemosdetenernosaquíypedirunmilagro.—¡Oh!¿Pedireso?—dijoeleditorateo,contonodisgustado.—Dispénsemeusted—dijoMacIancondulzura—.Meolvidabadesusprejuicios.Consideró,sumidoenmeditacióntriste,elpuñodelaespadamoviéndoseenelaire,yprosiguió: —Quierodecirqueeneste lugar tansolitariopodemosaveriguarsisobrenuestrodesigniopesaundestino,unmandamientocontrario.Pormipartemecomprometo,comoElias,aaceptaruntestimoniodelcielo.Turnbull,desenvainemoslaespadaaquí,alaluzdelaluna,enestasoledadmonstruosa.Ysiaquí, en esta soledad y con esta luz ocurre que nos interrumpen (sea un rayo que caiga en nuestrasespadas, sea un conejo que se nos meta entre los pies), lo tomaré como aviso de Dios y nosestrecharemoslamanoparasiempre.LabocadeTurnbullhizounamuecacoléricabajoelbigoterojizo.—Aguardaré—dijo—avisosdeDioshastaquetengaavisodesuexistencia;peroDios,oelDestino,prohíbenqueunhombredeculturacientíficaseniegueaningúnexperimento.—Muybien,entonces—dijoMacIan,contonobreve—.Aquíestamosmástranquilosqueenningunaparte;nosbatiremos.—Yarrancósuespadadelsuelo.Turnbulllomirósegundoymedioconrostroburlón,casinegrocontralaclaridad;despuéssellevóbruscamentelamanoalcostadoyensuespadabrillólaluna. Como losveteranos jugadoresdeajedrezabren siempreel juegoconungambitoclásico, así elloscomenzaron el asalto conunbote y una parada ortodoxa, y hasta francamente ineficaces. Pero en elalmadeMacIanseacumulabandisformestormentas,ytiróunaodosestocadasconviolenciabastantepara sorprender primeroy enfurecer después a su adversario.Turnbull apretó los dientes, dominó su

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temperamento, y en acecho de una tercera ymás peligrosa estocada, tenía casi ensartado al diestrocuandoungritodébilyagudosonóasuespalda,ungritoquenopodíaserdeunbichoen trancedemuerte.Turnbulldebíaseralgomássupersticiosodeloqueaparentaba,porqueenelactosecontuvodeseguiradelante,MacIan,descaradamentesupersticioso,dejócaerlaespada.Despuésdetodo,habíaemplazadoal universo para que les interrumpiese; y allí estaba la interrupción, fuese lo que fuese.Un instantedespuésserepitióelgritodébil,agudo.Aquellavez,seguramenteeraungritohumano,yloproferíaunahembra.MacIanrevolvíasugrandesojosazulesdegaélico,quecontrastabanconsucabellonegro.—EslavozdeDios—dijocadavez.—PocavoztieneDios—repusoTurnbull,quenoperdíaocasióndesoltarirreverenciasfáciles—.Enrealidad,MacIan,noeslavozdeDios,peroelsucesoesfelizydemayorimportancia.Eslovozdelhombre,mejordicho,delamujer,Másvaleexplorarenesadirección. MacIan, sin decir palabra, recogió la espada caída en tierra, y los dos corrieron hacia el sitio deldistantecaminodedondelosgritospartíanyasincesar.Teníanquecorrerporterrenoencomba,alparecerliso,yenrealidadmuyáspero;campoincultollenode hierbas altísimas y de profundas conejeras, como echaron de ver pronto. Además, el declive delterreno,quevistodesdearribaparecíalentoysuave,resultóserextremadamenterápidoalponerenéllospies;Turnbullestuvodosvecesapuntodecaersedenarices.MacIan,aunquepesabamuchomás,selibródelascaídastansóloporlaagilidadimponderabledesuspiernasdemontañés;cuandosaltaronalcamino,alosdoslesparecióquehabíandescendidoporentrepeñascos.Lalunaponíasuluzenelblancocaminoconbrillomáspuroyeléctricoqueenlaalturagrisverdosade donde venían, y aunque les reveló una escena complicada, no les fué difícil percibir sus rasgosgeneralesdeunaojeada.Unautomóvilnegroyamarillo,pequeñoperomuybonito,estabatontamentequieto,unpocohacialaizquierdadelcamino.Uncochealgomayor,verdeclaro,estabamediovolcadoenunazanjadelmismoborde,ycuatrohombresen trajedeetiqueta, tambaleantes,sehabíancaídodeél.Tresdeellos,enelcamino, daban opiniones a la luna con vaga pero resonante violencia. El cuarto se había adelantadohacia el chófer del automóvil negro y amarillo, y le amenazaba con un bastón. El chófer se habíalevantadoparadefenderse.Asuladoibaunaseñorajoven.Sentada,erguíaderechacomounhusolafiguraesbeltayrígida,agarrándosealosbordesdelasiento;había cesadodegritar.Llevabavestidooscuromuyajustado; lamasa abundantedel cabello, castañoencendido,lecaíaendosondasalosladosdelafrente;yaunataldistanciasealcanzabaaverqueelperfileradeltipoaquilinoyfogoso,comodecríadehalcónreciénescapadodelnido. Turnbullalbergabaenalgunapartedesuserciertaprovisióndesentidocomúnyconocimientodelmundo, de que ni él mismo ni sus mejores amigos apenas se habían dado cuenta. Era de los quepresencianlascosasqueocurren,ausenteelpensamiento,perdidosenunensueño.Plantadoenlapuertade su oficina editorial de Ludgate Hiil y meditando en la inexistencia de Dios, había absorbido ensilencio una buena y variada porción de conocimientos acerca de la vida y de los hombres. Habíallegadoaconocerlostiposporinstinto,ylosaprietosalaprimeraojeada;vióelnudodelasituaciónenelcaminoyloqueviólehizoredoblarelpaso.Conocióqueloshombreseranricos;conocióqueestabanborrachos;yconoció—lopeordetodo—queestabanprofundamenteasustados.Yconociótambiénesto:quenuncaunmalandrínvulgar(delosqueatacanalasdamasenlasnovelas)estanbárbaroydespiadadocomociertogénerodeseñoresdebaja extracción cuando tienen verdadero miedo. La razón no es recóndita; es que los tribunales depolicíanosontanamenazadoranovedadparaelmalandrínpobrecomoparaelrico.Cuandollegaronalalcance de la voz y los oyeron, Turnbull se confirmó en sus suposiciones. El hombre que estaba en

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mediodelcaminogritabaconvozbroncayavinadaqueelchóferleshabíarotoelcochedepropósito;queaquellamismanocheteníanqueestardevueltaenLondresyquelomejorseríaquedebuengradolosllevaseélmismo.Elchóferobjetósuavementequellevabaaunaseñora.«¡Oh,yanosencargaremosdelaseñora!»,dijoeljovenrubicundo,soltandounarisotadaguturalycasisenil. Enelmomentode llegar losdoscampeones, lascosasempeoraban.Laborracheradelhombrequehablaba con el chófer había pasado de saltos gatunos descompuestos a puros aullidos de rabia ydespecho.Alzóelbastónygolpeóalchófer,quehizopresaenelpalo,yelborrachosecayódeespaldasarrastrándolo fuera del coche.Otro de aquellos perdidos se abalanzóberreando con excitación idiotasobre el chófer, se le cayó encima, y, fuese por casualidad o de propósito, le dió un puntapié segúnestabatendido.Elborrachoselevantódenuevo,peronoelchófer. El hombreque lohabíaherido conservabauna especiede torpe conciencia, o tuvomiedo, porquepermaneció contemplando el cuerpo inmóvil, murmurando incongruentes palabras de justificación ymanoteando como si disputara con alguien. Pero los otros tres, con gritería y alaridos de triunfo,acometían el coche por tres partes a la vez.Cabalmente en talmomento,Turnbull surgió entre elloscomollovidodelcielo.Echóatrásaunodelosasaltantesagarrándoloporelcuello,ydeunvigorosoempellónloenvió,dandotumbos,acaerdenaricesenlazanjadelacuneta.Unodelosdosrestantes,demasiadolejosparaenterarsedenada,continuóesforzándoseinfructuosamenteporsubira latraseradelcoche,acoceandoelaireysoltandoelchorrodeunsoliloquiosinfin.Elotrovariódepropósitoalverseinterrumpido,sefuésobreTurnbullycomenzóunredobledepuñetazos.Enelmismomomento,elde lazanjasealzabaenmascaradodefangoysearrojópor laespaldasobresuenemigo.Nohabíaduradotodoniunsegundo;yuninstantedespués,MacIansehallabaenmediodeellos.Turnbullhabíaarrojadolejoslaespadaaúnsindesenvainar,prefiriendoconmuchousardelospuños,anoserenlaetiquetarecibidaparalosdesafíos;habíaaprendidoavalersedelospuñosenlasantiguasbatallascallejerasporBradlaugh.ParaMacIan,laespada,aunenvainada,eraunaarmamásnatural,yempezóagolpearconellaen todasdireccionescomosimanejaseunpalo.Elhombrequeblandíaelbastóndecallesintióparadossusgolpesconprontitud;yunsegundodespués,congranasombro,vióvolar el bastón en el aire, como por arte de magia, a un sencillo movimiento de la muñeca delesgrimidor.OtrodelosjuerguistasrecogióelbastónenlazanjaycorriósobreMacIanllamandoensuayudaalcompañero.—Notengobastón—gruñóelqueestabadesarmado,mirandovagamentealazanja.—Acaso—dijoMacIancortésmente—legusteaustedése. Aloírestaspalabrasdelborracho,sintiódeprontoretorcidayvacíalamanoconqueempuñabaelbastón,elcualfuéacaeralospiesdelcompañero,enlaotraorilladelcamino.MacIansintiómoversealgoasusespaldas;lajovensehabíapuestoenpieyseinclinabahaciaadelanteparacontemplaraloscombatientes. Turnbull estaba aún empeñado en su cachetina con el tercero de aquellos jóvenes. Elcuarto continuaba todavía enredado consigo mismo, batiendo las piernas en inútiles giros desde latraseradelcocheyprofiriendorazonesmelodiosas.Alcabo,eladversariodeTurnbullcomenzóaretrocederanteelasaltodesusreciospuños,sindejarlapelea, porque era elmás sereno y valiente de los cuatro. Sí estos son fastos de gloriamilitar, es dejusticia decir que no estaba en trance de romper forzosamente el combate; sólo que, habiendoretrocedidohastaelbordedelazanja,seleenredóunpieenlahierbaytomóunaposiciónhorizontalmuycómoda,delaquetardóbastanteenlevantarse.Cuandoselevantó,TurnbullyahabíasocorridoaMacIan, que, apurado y todo, maltrataba lindamente a los enemigos. La llegada de una reserva derefresco, fué para ellos como la de Blucher enWaterloo; ambos tocaron retirada, trotando de firmecaminoabajo,ydejandoasuespalda,abandonadoenlaclaridaddelaluna,elbastón.MacIanarrancóde la traseradel coche, comoagato sindueño, al tercoyambicioso idiota,y lodejódesorientadoy

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titubeandoenlaluna.Entonces,conademánuntantoembarazado,seacercóaladelanteradelcocheysequitóelsombrero. Durante unos segundos muy densos, la señora y él no hicieron sino mirarse, y MacIan tuvo laimpresiónirracionaldeserpartedeuncuadropendientedelapared.Estoes,queestabainmóvil,hastasinvida,ycontodo,mirabaexpresivamente,comounretrato.Laluzblancadelalunaenelcamino,pormásquenolomirase,lediólavisióndeuncaminoblancodenieve.Elautomóvil,pormásquenolomirase,lediólaimpresiónbrutaldeunadiligenciaasaltadaenlosantiguostiemposdelbandidaje.Yél,cuyoalmatodaestabaporlasespadasylasmanerasceremoniosasdelsigloXVIII;él,jacobitasurgidode la tumba, tuvo la sensación abrumadora de hallarse otra vez integrando ese cuadro, cuandohacíatantoqueestabafueradeél.Enaquelbreveycompactosilenciodevoróalaseñoradepiesacabeza.Enrealidad,durantetodasuvida,nuncahabíamiradoaunserhumano.Vióprimeroelrostroyloscabellos;después,quellevabalargosguantesdeSuecia;después,quehabíasobreloscabelloscastaños,echadoatrás,ungorrodepiel.Quizásmerezcadisculpa suatencióndevorante.Había suplicadoun signodel cielo;ydespuésdeunanálisis casi feroz, llegaba a la conclusión de que el signo había venido. La repentinamudez de laseñora seríamás larga de explicar; aunque bien pudiera hallarse aturdida por el grosero ataque y labrusquedaddelsocorro.Contodo,ellaserecobrólaprimera,yexclamóhorrorizada,comoacusándose:—¡Oh!¡Esepobre,esepobrehombre!Ambossevolvieronbruscamente;Turnbull,recuperadayaypuestabajoelbrazolaespada,levantabaal chófer para subirlo al coche. Sólo tenía un desmayo, y se recobraba poco a poco, temblándoledébilmenteelbrazoizquierdo.Laseñoradelosguanteslargosyelgorrodepielsaltóalsueloycorrióhaciaellos,peroTurnbull,que(adiferenciademuchosdesuescuela)conocíadeverasalgodelascienciasqueinvocabapararedimirelmundo,latranquilizó. —Todovabien—dijo—.Noseha rotonada.Pero temoquenopuedaconducirenmediahora lomenos.—Yopuedoconducirelcoche—dijolajovendelgorrodepielconfirmeseguridad.—¡Oh!Entalcaso...—comenzóadecirMacIan,torpemente.Latimidezparalizantequeformapartedelonovelescoloindujoaunmovimientoderetroceso,comoabandonándolaasusuerte.PeroTurnbullfuémásrazonable,siendomásindiferente. —Yocreoquenodebeustedvolver a casa sola, señora—dijo hoscamente—.Al parecer, en estecaminohaymásdeunapartidadesinvergüenzas,yestehombrenoserviráparanadahastadentrodeunahora.Siquiereusteddecirnosadóndeva,lapondremosensalvoydespuésledaremoslasbuenasnoches. La joven mostró la violenta turbación de una persona que de ordinario no se turba. Con ciertaaspereza,peroconevidentesinceridad,dijo:—Porsupuesto,estoyprofundamenteagradecidaaustedesyacuantohanhecho...Haysitiodesobra,siquierenvenir. Turnbull, con la inocencia completade susmotivos, absolutamente sanos, saltó inmediatamentealcoche;pero la jovenechóunaojeadaaMacIan,quepermanecióun instante en el camino, arraigadocomo un árbol. Luego metió también sus largas piernas en el coche, con la misma impresión dezambullirseindignamenteenelcieloquesientenmuchosentantasmansionesdeestemundo,dondelespermiten tomar el té o les admiten a cenar. El chófer, que se reanimaba despacio, fué puesto en elasientotrasero;TurnbullyMacIancayeroneneldeenmedio;laseñora,confrialdaddeacero,ocupóelsitio del conductor y se hizo cargo del manejo de la impetuosa máquina. Un momento después, elmecanismoarrancó,conestremecimientosysaltosnadafamiliaresparaTurnbull,quesólohabíaidoenautomóvilunavez,encampañaelectoral,ytotalmentedesconocidosparaMacIan,que,entalestadode

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ánimo,creyóinminenteelfindelmundo.Casienelmismoinstantededespegarseelcochedelfangoylanzarseporlacarretera,elhombrecaídoenlazanjasepusodepie,tambaleándose.Alverescaparseelcoche, corrió tras él y gritó algo que la creciente distancia impidió oír. Es terrible pensar que, si suobservacióneravaliosa,elmundolahayaperdidoparasiempre.Elcocheibadisparado,subiendoybajandoporloscaminosfulgurantesdeluzdeluna,ynohabíamásruidoqueeldelamarcha;porquemercedacausasdistintas,aningunadeaquellasalmasseleocurríadecirpalabra.Laseñorarepresentabasussentimientos,cualesquieraquefuesen,acelerandolamáquinamás ymás, hasta que los dispersos bosquecillos pasaron a su lado formando un borrón negro, y lasduras cuestas y los valles se redujeron bajo las ruedas a la ondulación de unas simples olas. Pocodespués,suánimopareciócambiar,ylaseñoraadoptóunamarchamásordinaria,peroaunnohablaba.Turnbull, conapreciomásclaroycorrientede la situaciónque losotros,hizoalgunasobservacionessobrelaluzdelaluna,perounacausaindescriptiblelehizorecaertambiénenelsilencio. Todo ese tiempo estuvo MacIan sumido en una especie de monstruoso delirio, como un héroefabuloso transportado a la luna. La diferencia entre esta experiencia y sus experiencias corrientesequivalíaaladiferenciaentrelavigiliayelensueño.Peronosentía,nimuchomenos,comosiestuviesesoñando; más bien el extremo contrario; pues así como la vigilia es más real que el ensueño, estaexperiencialeparecíaenalgúngradomásrealquelavigiliamisma.Eraotraexistencia,porcompleto;uncosmosconunanuevadimensión.Sentíaseprecipitadoenunaencarnaciónnueva:enloreciodenuevasrelaciones,buenasomalas,conresponsabilidades imponentes y alegrías casi trágicas, que no había tenido hasta ahora tiempo deescrutar.Elcielonolehabíaenviadounmensajesimplemente;elcielomismosehabíaabiertoentornoyconcedídoleunahoradesuantigua,peculiar,energía,sembradoradeestrellas.Nuncaantessehabíasentidotanvivo;y,sinembargo,estabacomoenéxtasis.Si lehubiesenpreguntadodequépendíasufelicidadpalpitante, sólohabríapodidodecirqueestabapendientede cuatroo cincohechosvisibles,como una cortina cuelga de cuatro o cinco clavos. El hecho de que la señora llevase al cuello unapequeña piel; el hecho de que la curva de sumejilla fuese delgada y suave, y que la luz de la lunaflechase loaltodelpómulo;elhechodequesusmanosbrevessemantuviesen,en laopresiónde losguantes,asidasalaruedadirectriz;elhechodehaberenelcaminomágicaluzblanca;elhechodequeelairevivodelamarchamovieseyondeaseunpoco,nosolamenteloscabelloscastañosdesucabeza,sino la piel negra del gorro. Tales hechos, en sentir de MacIan, eran ciertos e increíbles comosacramentos.Cuandollevabanrecorridamediamillamás,unasombraenormeseatravesóenelcamino,seguidadesuabultadodueño,que,puestaenelcocheunamiradaescrutadora,lodejópasar.Losrayosplateadosdelalunahirieronunaodospiezasdemetal,adornodesuuniformeazul;ypasandoasuladoconocieronqueerasargentodepolicía.Trescientasyardasmáslejos,otropolicíadióunospasoshaciaelcentrodelcamino, como para detenerlos; después pareció dudar de su propia autoridad y retrocedió. La jovenpertenecíaa laclaserica;y lasospechapolicíaca(bajo laqueviveelpobrenocheydía), la indujoahablarporprimeravez.—¿Quésignificaesto?—exclamóconalgunairritación—.Elcochellevapasodetortuga.Trasunbrevesilencio,Turnbulldijo:—Verdaderamente,lacosaesrara;conduceustedbastantedespacio. —Conduce usted noblemente—dijoMacIan, y sus palabras (carentes de sentido) sonaron en suspropiosoídosmuygroserasysingracia. Corrieron la siguientemillaymedia fácily rápidamente;peroentre lasmuchascosasquedejaronatrás, en su carrera, se contó un grupo de celosos policías parados en un cruce de caminos.Cuandopasaron,unpolicíagritóalgoalosotros;peronadamásocurrió.Ochocientasyardasmáslejos,Turnbullsepusodepierepentinamenteenelcocheenmarcha.

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—¡Diosmío!¡MacIan!—exclamó,emocionándoseporvezprimeraaquellanoche—.Nocreoqueseaporlavelocidad;nopuedeserporlavelocidad.Creoqueespornosotros.MacIanpermanecióinmóvilunossegundosyluegovolvióhaciasucompañeroelrostro,blancocomolaluna.—Puedequetengaustedrazón—dijo,alfin—.Siesasí,debodecírselo.—Selodiréyoalaseñora,siaustedleparece—dijoTurnbullconinquebrantablebuenhumor.—¡Usted!—dijoMacIan,coninstintivoysinceroasombro—.¿Porquéusted?...No...,hedeseryo,naturalmente...—Yseechóhaciaadelanteparahablaralaseñoradelgorrodepiel.—Temomucho,señora,quevayamosacausaraustedalgunamolestia—dijo,ysegúnibadiciéndolo,lesonabamal,comotodoloquedecíaalasingularpersonadelosguanteslargos.—Elhechoes—prosiguió,aladesesperada—,elhechoesquelapolicíanospersigue.Entonces,sobreelembarazodeMacIancayóelúltimomartillazoaplastante;porquelalindacabezamorenacongorrodepielnosedesvióniunalíneaparamirarle. —Nos persigue la policía —repitió MacIan, enérgicamente; y añadió, como empezando unaexplicación—:Yosoycatólico,sabeusted...Elvientoechabaatrásunrizodelcabellocastaño,asícomoparanecesitarunanuevateoríaestéticaacercadelalíneadelpómulo;perolacabezanosevolvió. —Sabeusted—comenzóMacIan,perdiendootravezel tino—;esteseñorescribióensuperiódicoqueNuestraSeñorafuéunamujercualquiera,unamujermala,yconvinimosenbatirnos;batiéndonosestábamos,hacepocotiempo...,peroesofuéantesdeverausted. La joven que conducía el coche había vuelto a medias la cara para escuchar; pero su rostro noexpresabarespetonipaciencia.Sunariznormandadardeabaunapizcademasiadoaltaconrespectoalfino tallo del cuello y del cuerpo. Cuando MacIan vió el arrogante y levantado perfil dibujarsenetamenteacontraluz,aceptósuderrotadefinitiva.Habíasupuestoquelosángeleslodespreciarían,sierraba;noquelodespreciasentanto.—Sabeusted—dijo,mascullandolaspalabras—,meencolericéconélcuandoinsultóalaMadredeDios,ylepedíquesebatieseconmigo;perolapolicíaquiereimpedirloatodotrance.Nadaseestremeciónialteróenelbelloperfildehalcónnuevo;únicamenteabrióloslabiosparadecir,trasunsilencio:—Yoteníaporcosaadmitidaqueennuestrotiempocadacualrespetalareligióndelosdemás.Bajoelmisteriodelrostroarrogante,MacIansóloacertóconestarespuestaobvia:—¿Tambiénsuirreligión?Lafazrespondiótansólo:—Bueno;debióustedsermagnánimo.Siotrocualquierahubiesedichotalespalabras,MacIanguardósilencio,ylajovenprosiguió,entonomásdébil,comoaplacadamomentáneamente,yentristecidatambiénunpoco:—Sabeusted,haciendoesonodaráustedconlaverdad.Haymuchedumbredeiglesiasygentesquepiensandedistintomodohoyendía;¡ytodossecreenenlocierto!Mitíoeraswedenborgiano.MacIansecontentóconbajarlacabeza,escuchandoávidamentesuvoz,apenassuspalabras,yviendoelgrandramadelmundodisminuirdetamañohastareducirsealbultodeunsaineteparateatrodeniños. —Esonoesyadenuestro tiempo—continuó la joven.Nuncaencontraríausted la realidadde lascosas...,sihayrealmentealgoqueencontrar...Suspiróconalgunatristeza;porquecomomuchasmujeresdenuestraclaserica,eramaduraycurtidadepensamiento,aunquejoven,ybastantecandorosaenlasemociones.—Nuestropropósito—dijoTurnbullbrevemente—eshacerunademostraciónvigorosa.Dichoesto,MacIanconsiderónuevamentesuquimera,encontrándolamáspequeñaquenunca.—Saldríaenlosperiódicos,naturalmente—dijolajoven—.Lagenteleeperiódicos,peronocreeen

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ellos,niencosaalguna,meparece. Suspiró de nuevo. Durante un tercio de milla condujo en silencio, y añadió después, como sicompletasesuopinión:—Entodocaso,estacuestiónescompletamenteabsurda.—Yocreo—empezóadecirTurnbull—queustednopercibebien...¡Eh!,¡eh!¿Quépasa?...Elchóferdeaficiónsehabíavistoobligadoapararderepente,porqueunahileradegordospolicíasazulesbarreabaelcamino.Unsargentoseacercóysellevólamanoalcasco.—Usteddispense,señorita—dijoconciertoembarazo,porquelaconoció,yerahijadeunafamiliapoderosa—.Tenemosmotivoparasuponerqueestoscaballerosson...Vacilababuscandounafrasecortés.—YosoyEvanMacIan—dijoelcaballeroponiéndoseenpieconciertavanidadtétrica,algoparecidaalmalhumordeuncolegial.—Sí,nosapearemos,sargento—dijoTurnbullconmásdesembarazo—.MellamoJaimeTurnbull.Nodebemosmolestaraestaseñora.—¿Porquélosdetieneusted?—preguntólajoven,mirandoenderechuralaperspectivadelcamino.—Porelnuevodecreto—dijoelsargento,casidisculpándose—.Perturbadoresincorregiblesdelapazpública.—¿Quélesespera?—preguntó,conlamismaprecisiónglacial.—ElReformatoriodeAdultos,enWestgate—replicó,brevemente.—¿Hastacuándo?—Hastaquesecuren—dijoelpolicía.—Muybien,sargento—dijolajoven,abundandoenloqueparecíadebuensentido—.Esseguroquenotengointencióndeprotegeralosdelincuentesnideinfringirlaley;perodebodeciraustedqueestosseñoresmehanprestadounservicioconsiderable.¿Noquerráustedllevarsesugenteunpocomáslejosdelcoche,mientrasnosdespedimos?Podríaninterpretarlomal. El sargento, profundamente inquieto desde el comienzo ante la sola idea de arrestar a losacompañantesdeunagran señora,no tuvoánimoparanegarleunapeticiónminúscula.Lapolicía seretiró a unas pocas yardas detrás del coche. Turnbull recogió las espadas que constituían todo suequipaje; las espadas que, después de tantos conatos de duelo, habría que rendir por fin. MacIan,zumbándolelasangreenelcerebrodesólopensarenelinstantedeladespedida,seinclinó,tanteólafallebayabriólaportezuelaparaapearse.Peronoseapeó.Noseapeóporqueespeligrososaltardeuncochecuandovalanzadoatodamarcha.Yelcocheibalanzadoporqueladama,sinvolverlacabezaniproferirsiquieraunsílaba,habíabajadouna palanca que hizo dar al coche una embestida, como un búfalo, y después volar sobre el terrenocomo un galgo. La policía dió una arrancada para seguirlos, pero abandonó luego una persecucióngrotescaysinesperanza.Perdiéndoseyalejosenladistancia,pudieronveralsargentoquetomabanotasfuriosamente.Laportezuelaabierta,moviéndosesueltaenlosgoznes,sebalanceabayaporreaba,desvencijándose,según iban disparados, arriba y abajo por los caminos.MacIan no se sentó; estupefacto, asombrado,parecíahaberoídolatrompetadeljuiciofinal.Unamanchanegraenlalejaníaengrosabahastaserunopulento bosque negro, que se los tragaba y los escupía al otro lado. Un puente de ferrocarril,ensanchándose más y más, saltaba sobre sus cabezas, bramando, y a su vez lo dejaban atrás. Lasavenidas de álamos a cada ladodel camino se perseguían como figuras de caleidoscopio.Devez encuando atravesaban con estruendo y trepidación una aldea dormida a la luz de la luna, cortando susueñounmomento,comoelpasodeunterremotofugaz.Algunavez,enunacasadesperdigada,laluzenunaventanainesperada,errante,lesdabaunbarruntosinnombredelosciensecretoshumanosqueiban dejando atrás con el reguero de polvo. Alguna vez también un campesino lerdo, parado en el

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camino, les siguió con la vista, como si viese volar un fantasma. Pero MacIan seguía en pie,contemplandocielosytierra;ylaportezuelaquehabíaabierto,continuabasuelta,restallandocomounabandera.Turnbull,despuésdeunosminutosdemudoestupor,sesometióalelementomássanodesunatural,abandonándoseaunaccesoderisaindominable.Lajovennosehabíamovidoniunapulgada. Recorrieron otramediamilla, que pasó como un relámpago, y Turnbull se inclinó para cerrar laportezuela.Evansedejóal fincaerenelasiento,yocultóentre lasmanossucabeza febril;elcocheseguíacorriendoysuconductorainflexibleysilenciosa.Yasehabíapuestolaluna,ylatinieblatotalseperturbabadébilmenteconelfulgordelcrepúsculoylosprimerosmovimientosdebestiasyaves.Eraelmomentomisterioso del primer albor, en que la luz parece cosa desconocida cuya naturaleza no seadivina...,simplealteraciónencadacosa.Miraronalcielo,ylespareciótanoscurocomoantes;luegovieronlaformanegradeunatorre,deunárbol,contraelcielo,yadvirtieronqueyaeragris.Salvoqueibanhaciaelsur,yquehabíanpasadoseguramentelalongituddeLondres,nosabíancosaalgunadesudirección; pero Turnbull, que de joven había vivido un año en la costa de Hampshire, comenzó areconocer las aldeas inconfundibles, pero indescriptibles, del sur de Inglaterra. Después, un hadadofulgorblancoseencendióentrelostroncosnegrosdelosabetos;y,comotantascosasenlanaturaleza,aunque no en los libros sobre la evolución, el alba, cuando llegó, llegómuchomás veloz de lo quepodríapensarse.Elcielosombríosedesgarróyarrollócomountelón,revelandoesplendores,entantoelcochesubíaroncandolapendientedeungrancerro;encima,negrocontralaluzcreciente,estabaunárbolfantástico,rastrero,primeranunciodelmar.

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X.VueltaalasespadasNOesmuchodecirqueenremontandoelcerroyaldescenderlaotravertiente,todoeluniversodeDiosseabriósobreellos,ybajoellos,comocosaqueseamplíahastacincovecessutamaño.Asuspies,enelfondodeunvalleescarpado,sumergidoenunaensenada,seabríaelenormemar;yalláabajoelmarresplandecíacasicontantolustreytanvacíocomoelcielo.Lasalidadelsoldeterminóenlasalturascomo una explosión cósmica, desgarrándose en añicos y resplandores, pero en silencio, como si elmundosehiciesepedazos,sinruido.Entornoalosrayosdelsolvictoriososedesplegabaunaespeciedearcoirisdedudososcolores,yaextenuados:pardo,azul,verdeyrosaflamígero;comosielorosellevase por delante todos los colores delmundo.Descendían veloces a un paisaje de líneas simples,netas,perohuidizascomolasdeuncaudal impetuoso,demodoquelesparecía,opocomenos,bajarabsorbidosporun remolinoenormey tácito.AlgodeestosentíaTurnbullcuando rompióel silencio,pasadasmuchashoras.—Sibajamosaestamarcha,iremosdeunsaltoalmar—dijo.—¡Quéhermoso!—dijoMacIan.Sinembargo,cuandollegaronalavastaoquedadenqueconcluíalacuesta,elcochetomóunacurvagraciosaytranquilaalbordedelmar,traspusounbosquecilloyconasombrosasuavidadsedetuvo.Unaluz trasnochada ardía, en plenamañana, tras la ventana de una casilla de guarda a la entrada de uncottage;lajovensepusodepieenelcocheyvolvióhaciaelsolsuespléndidorostro.Evanpareciósorprendersedelsilencio,comopersonahechaalruidoylaceleridad.Alponerseenpiele temblaron laspiernas;quisodominarseyel resultadofué temblardepiesacabeza.Turnbullhabíaabiertolaportezuelaysaltadoatierra.Almomento,laextrañajovenpusootravezenmarchayllevódeliberadamenteelcocheunascuantasyardasmáslejos.Despuésseapeóconfrialdadcasicruelyempezóaquitarselosguantes,silbandomuyquedo. —Puedenustedesdejarmeaquí—dijocondesgaire,comosisehubieranencontradocincominutosantes—.Estaes laentradade la fincademipadre.Haganel favordepasar,siquieren...,pero lesheoídoqueestánmuyocupados.Evanmiróelaltivorostroylepareciósencillamentehermoso;ensuatolondramiento,Evannoacertóavercómoelcansanciomortallatrabajaba,niquesuseveridadproveníadesuangustia.Todavíafuélobastantetontoparapreguntar:—¿Porquénoshasalvadousted?—dijomuyhumildemente.Lajovensearrancabaunguantecomosisearrancaralamano.—¡Oh,nolosé!—dijoamargamente—.Ahoraquepiensoenello,nopuedoadivinarlo. Los pensamientos de Evan, ya elevados hasta la estrellamatutina, le dejaron de pronto caer conestrépitoenlaspropiascuevasdeluniversoemocional.Buenratopermanecióaturdido,ensilencio;era,yasídebierahaberlocomprendido,lomáscuerdoquepodíahacerentalmomento. Seguramente, el silencio y la salida del sol causaron efecto saludable, porque el tono de laextraordinariaseñora,alhablarotravez,fuémásamistoso,comodeexcusa.—Nomecreanustedesingrata—dijo—.Sehanportadoustedesmuybienconmigosalvándomedeaquelloshombres. —¿Peroporqué—repitióeltercoyciegoMacIan—nossalvóusteddelosotroshombres?Quierodecirdelospolizontes. Losgrandesojosgarzosde la jovense iluminaronconunacentellaexpresivade sudesesperaciónmortalydelabandonodesusecretayardientereserva.

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—¡Oh,Diossabe!—exclamó—Diossabeque,siexisteunDios,havueltosusreciasespaldasatodaslascosas.Diossabequenoheconocidolosgocesdelavida,aunquesoyjovenybonita,ymipadreestélleno de dinero. Con eso, la gente viene y me dice que debo hacer cosas, y las hago, y todo sonchocheces.Quierenquehagaunaalgoporlospobres,locualsignificaleeraRuskinysentirseunamuyvirtuosaen lahabitaciónmejordeunaviviendamiserable.Oqueayudeaestao laotraobra, locualsignifica desalojar a la gente de las casas enrevesadas, donde han vivido siempre, y llevarla a casasgeométricas,dondesuelenmorirse.Atodahoranoencuentraunadentrodesímásquelahórridaironíade un corazón y de una cabeza vacíos. He de dar a los infortunados, cuando mi propio infortunioconsisteennotenerquédar.Hedeenseñar,cuandonocreoennadadeloqueenseño.Hedesalvaralosniñosdelamuerte,ynisiquieraestoyseguradequenomevaldríamásmorirme.Siyovieseahora,esunsuponer,ahogarseunniño,losalvaría.Peroseríaporelmismomotivoquemeindujoasalvarlesaustedes,oaperderlos,puesnosébienloquehehecho.—¿Porquémotivo?—preguntóEvanenvozbaja.—Unmotivodemasiadograndeparamiespíritu—respondiólajoven.Luego,trasunapausa,encendiéndoselatezsegúncontemplabaelmarrutilante,dijo:—Nopuededescribirse,y,sinembargo,tratodedescribirlo.Meparece,nosóloquesoydesgraciada,sinoquenohaymediodeserfeliz.Padretampocoesfeliz,aunqueesmiembrodelParlamento.Callóunmomento,yañadió,conlasombradeunasonrisa:—TampocotíaMabel,aunqueunhombredelaIndialerevelóelsecretodetodosloscredos.Perotalvezme equivoque; tal vezhayauna salida.Por unmomento fugazde insania, sentí que, despuésdetodo,ustedhaencontradolasalida,yqueporestoloaborreceelmundo.Mireusted,sihubiesesalida,tendríaqueserseguramentealgodeaparienciamuyextraña.Evansellevólamanoalafrenteycomenzóabalbucir.—Sí,supongoqueparecemos... —¡Oh! Sí. El aspecto esmuy extraño—dijo con sinceridad jovial—. Están ustedes pidiendo unremojón,yunabruza. —Seolvida ustedde nuestro pleito, señora—dijoEvan, convoz temblorosa—.Sólonos importamatarnos.—Bueno.Yoqueustedes,nomegustaríaquemematasenentalestado—replicóconlealtadcruel.Evanseirguió,mostrandoenelmovimientodelosojosundesconciertovaronil.Entoncesseoperóelcambio final de aquel Proteo; la dama tendió abiertas ambas manos un instante, y dijo en tonoconfidencial,delqueestuvoviviendoMacIandíasynoches. —¿Nocomprendeustedquenomeheatrevidoadetenerlos?Loqueestánustedeshaciendoestaninsensatoquepudieraserlarazónmisma.Entodocaso,nuncaseconsigueserverdaderamenteateo.Turnbullcontemplabaelmar,perosushombrosdenotabanquelesoía,yunminutodespuésvolviólacabeza. Pero la joven se había limitado a rozar con las suyas lamanodeMacIan, y trasponiendo lapuertaseescapóporelumbríopaseoarriba.Evansequedóarraigadoenelcamino,literalmentecomounagravosaestatuaquehubiesenlabradoallíentiemposdelosdruidas.Parecíaimposiblequenuncasemoviese.Turnbullseimpacientódetantarigidez,yalcabo,trasdellamarasucompañerodosotresveces,fuéaélydescargóunapalmadaenunode sus recios hombros.Evan reculó, y se apartó de un brinco, con repulsión que no era odio alobjetoimpurootemoralserpeligroso,sinoespasmodeterroryapartamientorespectodeunacosadequeleescindíalaespadadeDios.Noaborrecíaalateo;esposiblequeloamase.PeroTurnbullerayaalgo demás temible que un enemigo; era una cosamarcada, consagrada, una cosa inexorablementedestinadaasercadáveroverdugo.—¿Quélesucedeausted?—preguntóTurnbull,todavíaenelairesumanovigorosa;peroélsabíadelcasomuchomásdeloquedenotabasuinocenteacción.

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—Jaime—dijoEvan, hablando comoquienpadeceun reciodolor físico—.Yopedía al cielo unarespuesta,ylaherecibido...hastaloprofundodemiser.Élsabelodébilquesoy,yquepuedoolvidarelpeligrodelafe,yolvidarelrostrodeNuestraSeñora...,sí,inclusoconelbofetónqueustedlehadado.Peroeshonordeestatierracriarhombresdecorazóndurocomoelhierro.YovengodelosSeñoresdelas Islas, y no me atrevo a ser un puro desertor. Por tanto, Dios me aherroja con la cadena de miposiciónenelmundoydemipalabra,ynohayquehacersinobatirnos.—Creocomprender—dijoTurnbull—,perousteddicelascosasempezandoporelfinal. —Ella lo quiere—dijo Evan con voz sofocada por la pasión—. Se ha comprometido para quepodamosconseguirlo.Hadejadosubuennombre,sureposo,todossushábitosysudignidadperdidosoenentredichoalotrobordedeInglaterra,conlaesperanzadeoírhablardenosotrosysaberquehemosabiertobrechaenelcielo.—Yahabíacaídoyoenloqueustedpretende—dijoTurnbullmordiéndoselabarba—.Parececomosituviéramosobligacióndehaceralgo,despuésdeloqueellahahechoestanoche.—Nuncalehequeridoaustedtanto—dijoMacIanconamargatristeza.Hablandoestaba,cuandotressolemneslacayossalieronporlapuertadelacasillaysejuntaronparallevaralchóferasuhabitación.Sóloconverloslosdosvagabundoshuyeron,comoespantadosdeunainconveniencia,y,sinsaberadóndeiban,seencontrarondellenoenlaaltariberaherbosadeInglaterraquedavistaalestrecho.Evandijoderepente:—¿Medejaránverlaenloscielosunavezcadamilaños?SelopreguntabaaldirectordeElAteísta,comosituvieseespecialautoridadogustoparacontestar.Noobtuvorespuesta;elsilenciocayósobreambos. Turnbull se encaminó resuelto al borde del acantilado, y se puso a observar, siguiéndole sucompañero,másconmovidoporsurecienteemoción.—Siustedveasíelasunto—dijoTurnbull—,ynopretendoqueestéustedequivocado,creoconocerunsitioquevendrábienparaelcaso.Porcasualidadconozcoaldedilloestapartedelacostasur.Sinomeequivoco,deaquíbajauncaminoporelcantilynosllevaráaunapuntadearenafirmedondenoesprobablequenossiganadie.Elmontañésasintióconelgestoysellegócasialbordedelprecipicio.Elamanecersedilatabaporlacosta y el mar, uno de esos amaneceres espléndidos, raros, en que no aparecen brumas niincertidumbres, y sólo una clarificación universal, cada vez más completa. Todos los colores,transparentes.Parecíaelvaticiniotriunfaldeunmundoperfectodondecadacosa,siendoinocente,seríainteligible;mundoenquebastanuestroscuerpos,pordecirloasí,podríansercomodecristalflamante.Talmundose representapormodo imperfectoaunqueconarrebatoen lasvidrierasde laarquitecturacristiana.Elmar,yacenteantesusojos,eraunpavimentodeesmeralda,brillante,casiquebradizo;elcielodequependíasuestrictohorizonteeracasiabsolutamenteblanco,salvoqueenlorayanoconelmar,comoadornosescarlataenlaguarnicióndeunropaje,sartasdenubesvedijosasbogaban,detanfulguranteymagníficorojoqueparecíansacadasdealgúnperegrinometalcelestecolordesangre,alqueimitadeslucidamenteenamarilloeloropurodeestatierra.—Todavíasenosmuestralamanodelcielo—rezongóelhombredesuperstición—.Yahoraestárojadesangre.Lavozfríadesucompañerocortóelmonólogo,llamándoledesdeunpocomáslejosenelbordedelcantil, para decirle que había encontrado la bajada. Comenzaba en sendero escarpado y un pocoescurridizo, que después descendía veinte o treinta pies por un derrumbadero formado con toscosescalonesdepiedra.Despuésdeesto,habíaquedejarsecaer,nosinpeligro,sobreunsalientedelaroca,yluegoelviajeerayafácilyhastaagradableporlosrestosdeunaescaleramonumentalquepudohaberpertenecidoaunaestaciónbalneariaabandonadadesdemuchotiempoatrás.Todoeltiempoquelosdosviajerosemplearonenbajarlospeldañosdesujornadadescendente,sentíanjuntoasucabezapuentesy

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cavernasdelmásvariadofollaje,llenodevida,ycuyostonos,verde,rojoyoro,seacentuabanenlaluzcrecientede lamañana.Lavida,además,ensusformasmáságiles,se levantabaconelsolpor todoslados.Los pájaros revoloteaban y gorjeaban bajo la fronda comoprisioneros en jaulas verdes.Otrospájaros volaban en espesos bandos desde la copa de los árboles como si fuesen flores segadas ydesparramadashaciaelcielo.Animalesque,niTurnbull,porsermuydeLondres,niMacIan,porsermuydelNorte,conocían,sedeslizabanentrelamalezaotrepabanporlostroncos.Losdoshombres,deacuerdo con su respectivo credo, sentían en su fragosa plenitud el salmo de la vida como nunca lohabíansentido;MacIansentíaaDiosPadre,benignoen todassusenergías,yTurnbullaquellaúltimaenergíaanónima,aquellaNaturanaturansqueestodoeltemadeLucrecio.Porestaclamorosaescaladelavidadescendíanamorir. Salieron a un semicírculo de arena oscura, tan limpia de huella humana como para justificar elofrecimiento de Turnbull.Dieron unas cuantas zancadas en la arena, clavaron en ella las espadas, yhubo un reposo cuya importancia no les consentía hablar. Turnbull miró la costa un momento concuriosidad, como quien aviva memorias de la niñez; luego dijo de repente, como un hombre querecuerdaelnombredealguien:«Ahoraquecaigo,estaremosmuchomejordandolavueltaaCragnessPoint;allínuncavanadie».Y,recogiendootravezlaespada,seencaminóapasolargohaciaungranpeñascoenescarpa,situadoasuizquierda.MacIanrodeóensuseguimientolapuntadelasrocas,ysehallóenunterrenoseguramentemásadecuadoparalaliza,llano,dearenafirme,cerradoentresdesusladosporblancosmurallonesderoca,yenelcuartoporlabarreraverdedelamareaascendente.—Aquíestamoscompletamenteseguros—dijoTurnbull,y,congransorpresadelotro,sedejócaer,sentándoseenlaplayamorena.—Sabeusted—explicóTurbull—,yomehecriadocercadeaquí.MeenviarondeEscociaavivirconmitía.Essumamenteprobablequehayademoriraquí.¿Noleimportaaustedquemefumeunapipa?—Claroqueno.Hagaustedloquequiera—dijoMacIanconvoztemblorosa;y,apartándose,sepaseósoloporlaarenahúmedayreluciente. Diezminutosdespuésvolviódenuevo,densamentepálidoa causadelhuracánde sus emociones;Turnbullestabademuybuenhumor,ysacudíalascenizasdelapipa.—Mireusted,nohayremedio—dijoMacIan—.Ellanosloimpone.—Claroquesí,miqueridoamigo—dijoelotro,ysepusoenpiedeunbrinco,ágilcomounmono.Tomaronposicióngravementeenelcentrodelgrancuadrodearena,comosiestuviesenantemilesdeespectadores. Antes de saludarse, MacIan, que como místico estaba una pulgada más próximo a laNaturaleza,echóunaojeadaentomoalenormemarcodesuheroicalocura.Lostresmurallonesderocase inclinaban un poco hacia adelante, si bien formando ángulo distinto; pero esta impresión seexageraba en la senda de lo increíble por la grave carga de viviente maleza y arboleda que cadamurallón llevaba en lo alto, como un enorme enmarañamiento de pelo. En toda aquella cimeraexuberantedevida,elsolnacienteyvictoriosodardeaba,bruñéndolotodocomoeloro,ycadapájaro,estrella de aquel amanecer, captaba un rayo al vuelo, como la paloma del Espíritu Santo. La vidaimaginativa nunca había asaltado con tanta abundancia a MacIan. Sintió que podría escribir librosenterosacercadelossentimientosdeunsolopájaro.Sintióquelomenosendossiglosnosecansaríadeser conejo. Estaba en el Palacio de Vida, en el que hasta los tapices y cortinas viven. Después serecobró, y recordó sus asuntos. Ambos hombres se saludaron, y el hierro chocó con el hierro.Exactamenteentalmomento,MacIanpercibióqueeltobilloizquierdodesuenemigoestabarodeadodeunanillodeaguasaladaquehabíasubidohastasuspies.—¿Quépasa?—dijoTurnbull,deteniéndoseuninstante,porqueyaestabaenseñadoaloscambiosdefisonomíadesuextraordinariocompañerodeviaje.MacIanmiróotravezeltobilloplateadoporelaguadelmarydespuéselpróximopromontorio,entornodelcuallamargruesahervíaybrincaba.Luegomiróhaciaatrásyvióvivasespumaslanzarseal

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cieloalchocarconlabasedeCragnessPoint.—Elmarnoscierralasalida—dijobrevemente.—Lohenotado—dijoTurnbullconigualsobriedad—,¿quépiensausteddelcaso?Evanarrojóelarma,ysegúncostumbre,seaprisionólacabezotaconlasmanos.Luegolasdejócaer,ydijo:—Sí,comprendoloqueestosignifica;ycreoqueescosajustísima.EldedodeDios—rojocomolasangre—semuestraotravez;peroahoraseñaladostumbas.Medióunespaciocolmadoporelestruendodelmar,ydespuéshablóMacIandenuevo,refrenandolaemocióndesuvoz.—Mireusted,losdoslahemossalvado,yellanosdijoqueluchásemos;noseríajustoqueunosoloperdieseycayese,mientraselotro...—¿Quiereusteddecir—dijoTurnbull,convozdesorprendentedulzurayamabilidad—queleparecehermosobatirseenunsitioenquehastaelvencedorhaydemorir?—¡Oh!¡Lohaentendidoustedmuybien!—exclamóMacIancongozopuerilextraordinario—.¡Oh!¡EstoysegurodequecreeustedenDios!Turnbull,sinresponderpalabra,selimitóarecogersuespada.PorterceravezMacIanmiróalostrescostadosdelcantildecoradosconsurumorosacargadevida.No había atinado a comprender la magnificencia casi irónica de todas aquellas fecundas criaturas,colores tropicales, y aromas que ascendían felizmente al cielo. Pero ahora conoció que estaba en elcercadodelamuerte,selladastodaslaspuertas.Ycomohombrequeapurahastaelfondounvasodebuenvino,asíMacIansorbióenelúltimoverde,elúltimorojo,elúltimooro,aquellasúnicaseindescriptiblescosasdeDios.Despuéssevolvióysaludóasuenemigounavezmás,ylosdossemantuvieronfirmesylucharonhastaquelaespumafluyóentresusrodillas.EntoncesMacIandióunpasoatrásrepentinamente,chapoteando,yalzólamano.—Turnbull—exclamó—.Nopuedoremediarlo:lalealtadenelcombateesantesquelaspromesas.Estonoesbatirselealmente.—¿Quédiablosquiereusteddecir?—preguntóelotromirándoleconfijeza. —Hasta ahora no había pensado en ello—exclamó Evan, entrecortadamente—. Somos tal paracual...;estopuededurarunbuenrato...,lamareasubemuydeprisa...,yyosoypieymediomásaltoqueusted.Selollevaráaustedelmar,comoaunalga,antesdequeamímelleguealacintura.Yonocometounaaccióndeslealniportodaslasjóvenesylosángelesdeluniverso.—¿Quiereustedhacermeelfavor—dijoTurnbull,fijoslosojosgrisesyacentodeforzadacortesía—,quiereustedhacermeelfavordeocuparsedesuspropiosasuntos?Póngaseenguardia,yadelante;yaveremosaquiénsellevaelmarcomoaunalga.Ustedqueríaconcluireldueloyloconcluiráusted,sinoquierequeleacusedecobardeantetodoesteconcursoreunido.Evan,dudoso,presentabaunhierrotitubeante;perolapuntadelaespadadesuadversario,quetiróapasarlo,ynoletocóunhombroporunpelo,ledevolviórápidamentealarealidad.Enestetiempo,lasolasllegabanalmuslodeTurnbull,y,loqueerapeor,comenzabanareventarentorno. MacIanparóelprimerataqueperfectamente;el inmediato,menosperfectamente;el tercero, segúntoda probabilidad humana, no lo habría parado en modo alguno; el campeón cristiano habría sidoensartado como unamariposa, y el campeón ateísta se habría ahogado como una rata, llevando porconsueloelquesusideassobreelcosmoslesuministraban.PerocabalmentecuandoTurnbullletirabaelgolpemásrecio,elmar,enelcualsehundíahastalascaderas,ledescargóaélotromásreciotodavía.Unaola se rompiópersiguiendoaotrasy logolpeópesadamentecomomartillodeagua.Unapiernacedió,yfuéenvueltoysorbidoporelmaralretirarse,todavíaagarrandolaespada.MacIantomólasuyaconlosdientesysezambullóenposdesuenemigoenperdimiento.Ycontal

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fuerzaloaporreabanlasaltanerasolas,queteníalasensacióndellevarsobresíeluniversoentero.Leparecíahallarseenplenoderrumbamientocósmico,comositodoslossietecielosfuerancayendosobreélunotrasotro.Perohabíaasidolapiernaizquierdadelateístaynolasoltaba. Después de unos diezminutos de espuma y frenesí, en que todos los sentidos a la vez parecíandestruidosporelmar,Evansehallónadandotrabajosamenteenaguamenosalborotadayverde,todavíaconlaespadaentrelosdientesyeldirectordeElAteístabajoelbrazo.Noteníasiquieravislumbredeloqueibaahacer;selimitabaanosoltarlapresayanadarcomopodíaconunbrazo. Bajó instintivamente la cabeza al abultarse sobre él una corpulenta ola negra,más alta que todascuantashabíavisto.Despuésvióqueaquelloteníaapenaslaformaposibledeunaola.Luegovióqueaquelloeraunabarcadepescay,deunestirón,alcanzóaasirlaporlaproa.Labarcaseinclinóhaciaadelanteyselevantódepopajustoeltiemponecesarioparaverquenohabíanadiedentro.Trasunosinstantes de desesperado gatear, hubo en ella dos personas:MacIan, anhelante, chorreando, y JaimeTurnbull,extraordinariamentepróximoalaasfixia.Pasadosdiezminutosderodardeunaparteaotradelabarcavacía,serecobró,semovió,seestiróymirólasolasagitadasentorno.Después,sinhacercasodeloschorrosdeaguasaladaquelesalíandelpelo,delabarba,delasbotas,de la chaqueta y del pantalón, enjugó cuidadosamente la hoja de la espada para preservarla delherrumbre. MacIan encontró dos remos en el fondo de la barca abandonada y comenzó a remar un pocotristemente.Unamanecerlluviosoblanqueabaconfríaplataelmargemebundocuandolaazotadabarca,trasdeerraraladeriva,casialaventuratodalanoche,llegóalavistadetierra,aunquedetierraqueparecíacasitanrevueltayadustacomolasolas.Durantelanoche,estuvomuypocomovidoelmar,comodeplomo; sólo de vez en cuando, la barca se levantaba como impelida por un hombro enorme que sehubiesemetidodebajo;estesacudimientodelmarveníaprobablementedelaondulaciónlevantadaporalgúnvaporconelquesehabíancruzadoenlastinieblas;enlorestante,lasolas,aunqueinquietas,eraninofensivas.Peroel fríoerapenetrante,ydevezencuando,descargabaunestruendosoaguaceroqueparecía congelarse al caer.MacIan,más en su centro que su compañero en este género de aventuraelementalybárbara,habíaremadopenosamenteconlospesadosremossiemprequeveíaalgosemejanteatierra;perolamayorpartedeltiemposeconfiócontorvoprovidencialismoalvientoyalamarea.Delasprovisionesprimeramenteacopiadas,sólolesquedabaelaguardiente,yMacIandiótalesracionesasu congelado compañero, que el sobrio londinense se alarmómucho; peroMacIanvenía demares ynieblasfrías,enqueunhombrepuedebeberunjarrodewiskeyfuerteensubarcasinnovedadalguna.Cuandoelmontañéscomenzóatirarconfuerzadelosremos,Turnbullasomóporlabordalacabezaroja y chorreante para ver la meta de sus esfuerzos. Erasobradamente desapacible; hasta dondealcanzaba la vista se descubría una margen pedregosa, escarpada, formada por esas menudaspedrezuelas de que gustan los niños, y de un desnivelmás alto que una casa.En el cabo del dique,contra la raya del cielo, se alzaba el negruzco esqueleto de alguna obra de defensa o rompeolasarruinado.Con la claridadgris y lluviosaque rastreaba a su espalda, realmente el rompeolasparecíadeciranuestrosfilósofosaventurerosquehabíanllegadoporúltimoalotroconfíndeningunaparte.Forzadoporlanecesidadatrabajar,MacIangobernólapesadabarcaconverdaderafuerzayhabilidad,ycuandoal finabordóenunsitiobajode laescarpa,pudieronagarrarseygatear, sinhundirseenelaguayenelguijomásquehastalasrodillas.Unpieodosmásarribayapisaronterrenofirme,ypocosmomentosdespuésserecostabaneneldestrozadorompeolasyvolvíanlavistahaciaelmardequesehabíanlibrado.Antesdequepudiesendescubrirsiquieracamposocaminosquedenotasenalhombre,tuvieronqueandartrabajosamenteatravésdeterrenosbaldíos,cubiertosdeguijo,griscomolaluzdelalba;niteníanlamenornocióndeloscamposycaminosquetalvezencontrarían.Empezabanarompérseleslasbotas,

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yelrevoltijodepiedraslessometíaaunapruebadura,desuertequelesveníamuybienapoyarseenlasespadas,comosifuesenbáculosdeperegrino.MacIanpensabavagamenteenunabaladahechiceradesu país natal, en que se pinta a un alma del Purgatorio caminando por un llano cubierto de piedrasafiladas,yquesesalvaúnicamenteporlascaridadesquehabíahechosobrelatierra.Turnbullnoteníameditacionestanlíricas;estabademuchopeortemple.Alcabollegaronalapálidacintadeuncamino,bordeadoporunacunetadehierbasásperas,casisincolor;yunoscuantospiesmásalto,en la ladera, sealzaba,maculadapor las intemperies,unade lasenormescrucesquesuelenencontrarseaorilladeloscaminosenlospaísescatólicos.MacIansellevólamanoalacabeza,yhallóquehabíaperdidoelsombrero.Turnbullechóunaojeadaalcrucifijo,unaojeadasimpáticaalaparqueamarga,enlaqueseconcentrabaelpoemadeSwinburnesobreelmismotema:«¿Dequéaprovechanalhombre,sideverdadloamabas,tusangreotuamor?Tusangre,loscuraslaenvenenan,ycontuamor,acuñansidosdeoro».DejandoaMacIanensuactitudorante,Turnbullcomenzóamiraraderechaeizquierdaconmuchaatención,comoquienbuscaunacosa.Deprontolavió,yconunlevegritoseprecipitósobreella.Pocasyardasmásallá,caminoadelante,seacababamiserablementeunaespeciedecercadoenteco,mezquino.Prendidoenunaesquinapuntiagudaestabaunpedazodepapel,muypequeñoymuysucio,quepodíallevarallíalgunosmeses,desdequealguienloperdióalrasgarunacartaohacerunenvoltorioconunperiódico.Turnbullsebajóarecogerloyhallóseruntrozodeunapáginaimpresa,deimpresiónmuybasta,comodenovelabarata,yconlaanchuraprecisaparacontenerestaspalabras:«etc’estellequi...». —¡Hurra!—gritóTurnbull, agitando el papel—.Por fin estamos en salvo.Por fin estamos libres.Estamos enun sitiomejor que Inglaterra, que elEdéno elParaíso. ¡MacIan, estamos en elPaís delDuelo!—¿Dóndediceusted?—preguntóelotro,mirándoletristementeyfruncidoelentrecejo,casicomosilodeslumbrasenlosgrisesbarruntosdeldesoladoamaneceryelmartempestuoso.—¡EstamosenFrancia!—gritóTurnbull,convozdeclarín—,enlatierradondesucedenlascosas.ToutarriveenFrunce,LlegamosaFrancia.Veaustedestebrevemensaje—yle tendióelpedazodepapel—.Aquíhayunpresagioparaunmontañéssupersticiosocomousted.C’estellequi...Maisoui,maisoui,c’estellequisauveraencorelemonde..—Francia—repetíaMacIan,ysusojos,denuevodespiertos,iluminaronsufazcomodoslámparas. —Sí,Francia—dijoTurnbull,y toda laporciónretóricadesuservinoa lasuperficie,mientrassurostroseponíatancoloradocomosubarba—.Francia,quesiempreseharebeladoporlalibertadylarazón. Francia, que siempre ha combatido la superstición con la clava de Rabelais o el estoque deVoltaire.Francia,en lamesadecuyoprimerconsejoseposa la figurasublimedeJuliánelApóstata.Francia, donde hace pocos días un hombre ha dicho estas palabras espléndidas e incontestables—añadió con soberbio gesto—: Hemos apagado en el cielo algunas luminarias que nunca más seencenderán. —No—dijoMacIan, con voz temblorosa de pasión contenida— sino Francia, instruida por SanBernardoyguiadaenlaguerraporJuanadeArco.Francia,ladelasCruzadas.Francia,salvadoradelaIglesia, debeladora de herejías por la boca deBossuet, deMasillon. Francia, ejemplo presente de lamarcha triunfal del catolicismo, donde los entendimientos se le someten uno tras otro: Brunetiere,Coppée,Huyssmans,Barres,Bourget,Lemaitre. —Francia —afirmó Turnbull, con amplificación tumultuosa, verdaderamente desusada en él—.Francia,espléndidotorrentedeescepticismo,desdeAbelardoaAnatoleFrance.—Francia—dijoMacIan—,cataratadepurafe,desdeSanLuisaNuestraSeñoradeLourdes. —Francia—gritóTurnbull,echandoporalto laespadaconelalborozodeuncolegial—,dondealmenossepiensanestascosasyseluchaporellas.Francia,dondelarazónylareligiónchocanentorneo

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perpetuo.Francia,sobretodo,dondeloshombrescomprendenelorgulloylapasiónquehanhechoanuestras espadas salir de la vaina. Aquí, al menos, no nos espiarán ni nos perseguirán clérigosenclenquesypolicíasgordosporquequeramosjugarnoslavida.Ánimo,amigomío,hemosllegadoalpaísdelhonor.MacIannoreparósiquieraenlasincongruentespalabras:«amigomío»,peromoviendolacabezaunavezyotra,sacólaespadayarrojólavainalejos,alcaminodetrásdeél.—Sí—clamóconvozdetrueno—,nosbatiremosaquíyÉlnosverá.Turnbullechóunamiradaalcrucifijoconunaespeciedebuenhumoramenazante,ydijo:—Quemire,ypuedequevealaderrotadesucruz.—Lacruznopuedeserderrotada—dijoMacIan—,porqueesyalaDerrota.Unsegundodespués,lasdosarmasrelucientes,sedientasdesangre,hacíanelsignodelacruzenunaparodiahorrible.Contodo,nosehabíantocadodosvecescuandoenlacimadelacolina,sobreelcrucifijo,aparecióotra parodia horrible de su forma: la figura deunhombreque se presentó unmomento agitando losbrazosabiertos.Alpuntosedesvaneció;peroMacIan,quesebatíadefrentehaciaaquellaparte,habíavisto su forma unmomento, y la retuvo como fotografiada. Y al mismo tiempo que una repeticióncómicade lacruz,era también,en talessitioyhora,algomás increíbleaún.Lohabía tenidosólouninstanteenlaretina;peroamenosquesusojosysuespírituestuviesendesatinados,lafiguraaquellaeraladelospolicíasqueseusanenLondres.Tratódeconcentrarsussentidoseneljuegodelaespada;perounamitaddesucerebroluchabaconaquelacertijo:laapocalípticaycasiseráficaaparicióndeunconstablemuyrecio,venidodeClapham,enlacimadeunatristeydeshabitadacolinadeFrancia.Contodo,notuvequediscurrirmuchorato.Antesquelosduelistascambiasenmediadocenadeestocadas,elgordopolicíaazulaparecióotravezenloaltodelcerro,palpablemonstruosidada losojosdelcielo.Ahoraagitabaunsolobrazo,yparecíaestardictandoinstrucciones.Enelmismoinstante,unamasaazulcerróelcaminodetrásdelapequeñayfinafiguradeTurnbull,yuncortopelotóndepolicíasconuniformeingléssedesplegómilitarmente.Turnbullviólamiradadeconsternaciónenelrostrodesuenemigoydiómediavueltaparaenterarsedelacausa.Cuandovióaquello,fríocomoera,dióuntraspié.—¿Quédiabloshacenustedesaquí?—preguntóconvozagudayalta,yacentoimperioso,comoquienseencuentraaunladrónensudespensa. —Me parece, señor—dijo el sargento quemandaba, con la urbanidad un poco exagerada que seempleatansóloconlosmanifiestamenteculpables—,quesomosnosotrosquienespuedenpreguntárseloaustedes.—Estamossolventandounacuestióndehonor—dijoTurnbullcomolacosamásrazonabledelmundo—.Si lapolicía francesaquiere intervenir,déjenlahacer.Peroustedes, ¿porqué semezclanenesto,almasdecántaro?—Temo,señor—dijoelsargentoreprimiéndose—,temonohabercomprendidobien.—Quierodecir,¿porquélapolicíafrancesanoseocupadeesteasunto,sivalelapena?Siempreheoídodecirqueesbastanteexpeditaensusmodos.—Bueno,señor—dijoelsargento,reflexivamente—.Sabeusted,señor,lapolicíafrancesanotienequeocuparsedeesto,bueno,porquesabeusted,señor,queestonoesFrancia.EstoesdelosdominiosdeSuMajestad,lomismoqueHampstead.—¿NoesFrancia?—repitióTurnbull,conciertaincredulidadobtusa.—No,señor—dijoelsargento—,aunquecasitodalagentehablafrancés.EstaeslaislallamadaSaintLoup,señor,unaisladelestrecho.NoshanenviadoespecialmentedesdeLondres,porqueustedessondelincuentesespecialmentedistinguidos,simepermiteusteddecirloasí.Estomehaceadvertirleaustedquecualquiercosaqueusteddigapodráaducirseencontrasuyaeneljuiciooral.

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—Nomásnimenos—dijoTurnbull,yaldescuidosearrojósobreelsargentoylotiróencimadelacercadelcamino,dándoleunporrazocontra laspiedras.Después,dejandoaMacIanya lospolicíasinstantáneae igualmenteclavadosenelcamino,corrióporéluncorto trecho,saltóaunapartede lacostaquehabíaencontradomásfirmeasullegada,ycontinuóporellacongranruidodeguijarros.Surápidocálculosalióacertado;lapolicía,ignorantedelosvariosnivelesdelmovedizoterreno,tratódealcanzarlo por lo más corto, y aquellos hombres tan pesados se encontraron metidos casi hasta lasrodillasenbancosdeguijoescurridizo.Dosqueanduvieronmáslentosdecuerpo,fueronmásrápidosdeespíritu,yviendolatretadeTurnbull,corrierontrasélalolargodelacercadelcamino.EntoncesMacIanacabódedespabilarse,ydejándosemediamangaentrelasuñasdelúnicohombrequetratabadesujetarlo,atacóalosdospolizontesporlacinturaconelímpetudeunabaladecañón,y,enviándolostambiénaaplastarsecontralaspiedras,siguióprecipitadamenteenposdesumellizoinsultadordelasleyes. Como eran ambos buenos andarines, la delantera que habían sacado fué decisiva. Treparon a unelevadorompeolas,algomáslejosenlacosta,dieronmediavueltavelozmente,escalaronunabarreraderocas,coronadasporunaespesura,laatravesaron,arañándosemanosycara,ysalieronaotrocamino;allísedieroncuentadequepodíanamenguarsuceleridad,poniéndoseauntrotesostenido.Entodaestadesesperada carrera de obstáculos, aun conservaban empuñadas las espadas desnudas, que, según lavigorosafrasedeBunyan,parecíanverdaderamentebrotarlesdelasmanos. Comomediamillamás habrían recorrido, cuando se hizo patente que entraban en una especie dealdeadesparramada.Unoodoscottagesbienblanqueadosyhastaunatiendaaparecieronalbordedelcamino. Entonces, por primera vez, Turnbull, recogiéndose la barba roja para echar una ojeada a sucompañeroqueibaunpasodetrás,dijobruscamente:—Mr.MacIan,hastaahorahemosvenidohaciéndolomuymal.Entociaspartesnosdescubrenporquetodo el mundo nos conoce. Es como si alguien hubiese salido con la barba de Kruger la noche deMafeking.—¿Quéquiereusteddecir?—dijoMacIan,inocentemente.—Quierodecir—añadióTurnbullconfirmeconvicción—quenecesitamosalgodediplomacia,yquevoyacomprarunpocoenlatienda.

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XI.EscándaloenlaaldeaENladeHaroc,isladeSaintLoup,habitabaunhombreque,aunviviendobajolabanderainglesa,eraabsolutamente típico de la tradición francesa. En su persona nada llamaba la atención, pero en esoprecisamente consistía su carácter peculiar. No era extraordinariamente francés; pero el serextraordinariamentefrancésescontrarioa la tradiciónfrancesa.Los inglesesmáscomunes lehabríanencontradosolamenteunpocoanticuado;losinglesesimperialistaslehabríandefijoconfundidoconelviejo John Bull de las caricaturas.Muy recio; falto de toda distinción; usaba patillas, un pocomáscrecidasque lasdeJohnBull.Sunombre,PierreDurand;deprofesión, tratanteenvinos;enpolítica,republicanoconservador;católicodeeducación,habíapensadoyobradosiemprealoagnóstico;tornabapoco a poco a la Iglesia en sus últimos años. Tenía el genio (si puede usarse siquiera palabra tanindómita en relación con persona tan domesticada) de decir las cosas convencionales a propósito detodoslostemasimaginables;omásbien,loqueenInglaterrallamaríancosasconvencionales.Porqueenélnoeraconvención,sinoconvicciónvirilyfirme.Laconvenciónimplicadisimulooafectación,delocualnoteníanibarruntos.Erasencillamenteunciudadanoordinarioconopinionesordinarias;siselohubiesen dicho así, lo habría tomado por un cumplido ordinario. Si le hubiesen preguntado de lasmujeres,habríadichoquesedebeprotegersuvidadomésticaysudecoro;habríausadotérminosmuyañejos,peroreservándoseargumentospoderosos.Silehubiesenpreguntadodelgobierno,habríadichoquelosciudadanossonlibreseiguales,sabiendomuybienloquedecía.Silehubiesenpreguntadodelaeducación, habría dicho que debe inculcarse en los jóvenes el hábito del trabajo y el respeto a lospadres.Inclusoleshabríapuestoelejemplodesutrabajo,yhabríasidounodelospadresaquienessedeberespetar.Unestadodeánimotandesesperadamenteregular,deprimeelinstintoinglés.Peroesqueen Inglaterra el hombre que proclama tamañas vulgaridades es generalmente imbécil, e imbécildespavorido,quelasproclamaporservilismosocial.Duranderamuyotracosa;habíaleídotodoelsigloXVIII y podía defender sus vulgaridades agotando los argumentos de aquel siglo.No tenía nada decobarde:gruesoysedentariocomoera,habríaderribadodeungolpe,con laviolencia instantáneadeunamáquina automática, a quien le llegase al pelo de la ropa;morir vestido de uniforme le hubieraparecidounaeventualidadcon laquesedebecontaraveces.Muchome temoqueestemonstruoseainexplicable para las sectas ampulosas y los clubes excéntricos de mi país. Era, simplemente, unhombre.Vivíaenunapequeñavillabienabastecidademesasyasientoscómodos,ydepinturasymedallonesclásicos,extremadamentedesapacibles.Ensucasa,elartenoconocíatérminomedioentrelosrígidosypobresdibujosdecabezasgriegasy togasromanas,y lasvulgarísimas imágenescatólicas,decoloreschillones;lasmásdeéstasenelaposentodesuhija.Habíaperdidorecientementeasumujer,aquienquisode corazónyunpoco sombríamente, en silencio completo,y sobre cuya tumba tenía el hábitoconstante de poner coronitas feas hechas de sartas de abalorios blancos y negros. Era tambiénmuyafectoasuhijaúnica,aunquelacohibíabastanteconunaespeciedealarmateóricaporsuinocencia;alarma propiamente innecesaria, primero, porque la joven era de una religiosidad y un recatoexcepcionales,ysegundo,porqueenlaaldeanohabíacasinadie.MagdalenaDuranderafísicamenteunajovenindolente,yconfacilidadsehubierasupuestoqueeradesidiosaenlomoral.Peroeslociertoquelosquehaceresdesucasadealgunamanerasehacían,yesaunmuchomásfácildecomprobarqueningunaotrapersonaloscumplía.Por tanto, la lógicallevaasuponerqueloshacíaMagdalena,dedondesupersonalidadcobrainterésmisteriosodesdeelcomienzo.Teníalascejasmuyanchas,bajasyrectilíneas,yaunparecíanmásbajasporquehastaellasdescendíalamasa de cabellos de un rubio encendido; tenía las mejillas lo bastante rollizas para no parecer tan

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enérgicacomoera.Losrasgospesadosdesusemblante,sealigerabandeprontomercedalaluzdesusgrandesojos,azuldeChina;sealigerabandegolpecomosidosgrandesmariposasazulesloslevantasenen el aire. El resto de su persona, menos que de tamaño medio, agradable y sin pretensiones; sediferenciaba de las jóvenes por el estilo de la del automóvil, en que no inducía a fijarse en toda supersona,sinoensucabezatansólo,ancha,leoninaeinocente.Elpadreylahijaerandeesaspersonasquenormalmentesesustraenalaobservación;esdecir,alaobservación de este mundomoderno extraordinario, que lo descubre todo, menos la fuerza. Ambosposeíanfuerzasnoaparentes;comotranquilosaldeanosqueposeyesenmagníficasminassinexplotar.Elpadre,consucaracuadradaysuspatillasgrises;lahija,consucaracuadradayelcercodoradodesuscabellos,eranmásfuertesdeloqueseimaginaban;másfuertesdeloquenadiesuponía.Elpadrecreíaenlacivilización,torredepisoserigidaparadesafiaralanaturaleza;estoes,elpadrecreíaenelHombre. La hija creía enDios, y era aúnmás fuerte. Ninguno creía en símismo, que es debilidaddecadente. La hija pasaba por devota. Producía en la gente común la impresión—un poco irritante— queproducen tales personas; sólo comparable a la sensación de un poderoso caudal de agua vertiéndoseperpetuamenteenunabismo.Hacíaconfacilidadeltrabajodoméstico;cumplíacondulzurasusdeberessociales;nuncanegligente,nuncaadusta.Estorespondíaa losuave,noa lodurodesucondición.Elandarfirme,comosifuesesiempreaalgunaparte;unmododevolverlacabeza,comodesafiandoalgo;pocas discusiones y, sin embargo, frecuente expresión de pelea en los ojos. El hombre moderno sepreguntaría,confuso,dóndeparabatantaenergíasilenciosa.Mayorseríasuconfusiónsiledijesenqueparabaenoraciones.LasconvencionesdelaisladeSaintLouperannecesariamenteunatransacciónoconfusiónentrelasdeFranciaeInglaterra;ynoleestabavedadoaunajovenhonestatenerpretendientesdeclarados,enunmodoimposibleentrelaburguesíafrancesa.Unhombre,enparticular,habíadestacadosuinconfundiblefiguraenelséquitodelajovencuandoibaalaiglesia.Bajo,debuenaspecto,conespesabarbanegrayuntoscoparaguasnegroquelehacíanparecermásviejoypequeñodeloquerealmenteera;perosusojos,grandes,enérgicos,yelandar,quemartillabaelsuelo,ledabancarácterjuvenilypatente.Sunombre,CamiloBert;viajantedecomercio,ociosoenlaisladesdeunasemanaantesdecomenzara seguir los pasos de Magdalena Durand. Como en lugar tan pequeño todo el mundo se conoce,Magdalenaloconocíaseguramenteparahablarle,peronoesmuyseguroqueMagdalenahablasenunca.Bertlarondaba,sinembargo;especialmenteenlaiglesia,unodelospocossitiosdondeselaencontrabacon seguridad. En su casa tenía por costumbre hacerse invisible, unas veces por su incansablelaboriosidad, otras por su también incansable afición a la soledad.Bert no daba la impresión de serhombrepiadoso,aunquediese,especialmenteconlosojos, ladeserhombrehonrado.Ibaamisaconsencillapuntualidad,inconfundibleconlaafectaciónyconelfanatismovulgar.EstapuntualidadenloreligiosoacasoindujoaMagdalenaafijarseenél.Porlomenos,esseguroquelehablódosveces,consusonrisafrancaycuadrada,enelpórticodelaiglesia;yenlaaldeaeranhumanosengradosuficienteparahacerdelcasocomidilla. Pero el interés verdadero surgió repentinamente, como un ciclón, con el suceso extraordinarioacaecido cinco días después. Como a un tercio de milla, pasada la aldea de Haroc, había un hotel,grande y solitario, dispuesto a la manera de Londres o de París, pero casi enteramente vacío deordinario.Entre elgrupoaccidentaldehuéspedes llegadosaquella temporada,habíaunhombrecuyanacionalidadnadiepodíadeciryquellevabaelnombre,pocodefiar,decondeGregorio.Tratabaatodoelmundoconexquisitaurbanidadyconlasmenospalabrasposibles.Laspocasvecesquehablaba,lohacíaen francés,en inglés,yunavez (alcura)en latín;enopinióncomún, todo lohablabamal.Erahombre alto y flaco, encorvado como águila vieja, y de nariz aquilina, para mayor parecido; usabapatillasalaantiguamodamilitarybigoteteñidodeunamarilloostentoso,detodopuntoincreíble.Las

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ropas,comodecaballerorico,yelportecomodecaballeroarruinado;parecía(conciertasimplicidad)quequisiesepasarpordandy,cuandoerayademasiadoviejoinclusoparadarsecuentadequeeraviejo.Noobstante,supresenciaerahermosa,decididamente,conelpeloamarillo rizadoyel rostro flacoydesdeñoso; gastaba levita de hechura particular, azul turquí, adornada con una condecoracióndesconocida,y llevabaunbastónenorme,muypesado.Adespechodel silencio,de laspatillasydelatavíoelegante,laislapudonosaberdeél,sinofueseelsucesoextraordinarioyamentado,queocurriódelasiguientemanera: En climas tan inseguros, únicamente los entusiastas van a la Salve; y cuando el azul intenso delcrepúsculodescendíasobrelaslucecitasdelaiglesiaydelpueblo,lahileradedevotosquevolvíandelaprimeraalsegundo,caminodesucasa,seaclarabahastadesaparecer.Enlatardeaquella,porlomenos,nohabíaenlaiglesianadiemásquelatranquilaeindomableMagdalena,cuatroviejas,unpescadory,claroestá,eltercodeCamiloBert.Todosparecierondisolverseluegoenloscoloresdepavorealdelahierba,deunverdorsombrío,ydelcieloazuloscuro.ElmismoDurandpermanecióinvisible,envezdemostrarse, como solía, reverentemente distanciado, yMagdalena avanzó sola por el trozo de bosquesombrío. No tenía miedo a la soledad, porque no se asustaba de los demonios. Creo yo que losdemoniosseasustabandeella. Enunrasodelbosque,sinembargo,alumbradopor losúltimosvestigiosdelcrepúsculoexpirante,avanzó de pronto hacia ella alguien más sorprendente que un demonio. El incomprensible condeGregorio, de cabello amarillo, semejante a una llama, y la faz como ceniza blanca de la llama; seacercaba aMagdalena, descubierta la cabeza y agitando los brazos y sus largos dedos con ademánfrenético.—Aquíestamossolos—gritó—yestaríaustedamimandar,sinoestuvieseyoaldeusted.Dejócaeralolargodeloscostadossusmanosfrenéticasymiróaloalto,fruncidoelentrecejo,conexpresiónadecuadaasualiento jadeante.MagdalenaDurandsedetuvoconpuerilsorpresaalpronto;después,conundominiodesímásqueviril,dijo,comoparaganartiempo:—Meparecequeconozcoesacara,señor. —Y yo nunca olvidaré la de usted—dijo el otro, y extendió los brazos sin gracia, con ademánforzado.Después,diósueltaderepenteaunraudaldefrasesdesordenadasypomposas.—Lomejoresquelosepaustedtodo:lobuenoylomalo.Yosoyunhombrequenoadmitefreno;soyel criminalmás empedernido; el pecadormás impenitente. Enmis dominios no hay hombre tan vilcomoyo.MisdominiosseextiendendesdelosolivaresdeItaliaalospinedosdeDinamarca,ynohayrincónenellosdondeyonohayacometidounpecado.Perocuandolarapteaustedcometerémiprimersacrilegioytambiénmiprimeractovirtuoso. De pronto la sujetó por los codos;Magdalena, sin gritar, forcejeó por soltarse. Aunque no habíagritado,alguienerranteporelbosquedebiódeoírladisputa.Untipomenudoperoágilacudióporlasendaentrelosárboles,zumbandocomounabala,ydescargóalcondeGregorioungolpeenlacarasindarle tiempoaqueconociese lasuya.Cuando lahuboreconocido, resultóser ladeCamilo,denegrabarbaprovectayardientesojosjuveniles. HastaelmomentoenqueCamilopegóalconde,Magdalenanoabrigabadudadequeelcondeerasencillamenteun loco.Ahora, sucorduradesusada la sorprendió;porqueelhombrealtodepatillasybigotesamarillos,comenzópordevolverelgolpeaBert,comoquiencumpleunaobligación,yluegoretrocedióunpaso,conlevereverenciaysonrisanatural.—Noesmenesterqueestopaseaquíamás,señorBert—dijo—.Nonecesitoadvertiraustedhastadóndevaallegarenotrositio. —Cierto,nonecesitaustedadvertirmenada—repusoCamilo,conflema—.Celebromuchoque lapilleríadeustednoseatantaqueimpidaauncaballerobatirseconusted. —Estamosdeteniendoa la señora—dijoelcondeGregorioconurbanidad,yhaciendounademán

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para significar que, de llevarlo, se habría quitado el sombrero, se retiró a paso largo remontando laavenida entre los árboles, y a poco desapareció. Era tan cabal aristócrata, que dándole la espaldamientrasremontabaelcamino,suespaldanodenotóningúndesasosiego.—Mepermitiráustedquelaacompañeasucasa—dijoBertalajoven,convozásperaycasiahogada—.Creoquehaymuypococamino. —Muypococamino—dijoella, y sonrióunavezmásaquellanoche, apesardel cansancioydelmiedo,apesardelmundo,deldemonioydelacarne.Tiempohacíaqueelazulfulguranteytraslúcidodel crepúsculo se había sumido en el aire opaco y pizarroso de la noche, cuando se dieron lamanodentrodeliácasa,alumbradaporlalámpara.Bertsalióalaoscuridadconpasofirme,perotirándosedelanegrabarba. Todos los notables, franceses o semifranceses, del distrito, juzgaron que en tal caso el duelo eranaturaleinevitable,yningunodeloscontendientes,pormásquefuesenforasteros,tuvodificultadparíaencontrarpadrinos.Dospequeñosterratenientes,católicosescrupulososypracticantes,seprestarondebuen grado a representar a Camilo Bert, riguroso frecuentador de la iglesia; mientras que el condeGregorio,hombreimportante,alparecer,aunquecorrompido,encontróparapadrinosunmédicodelalocalidad,muyenérgico,dispuestoasubirenlaestimaciónsocial,yunturistacalifornianodispuestoatodo. Como retrasarlo no servía para nada útil, se acordó que el encuentro se verificase tres díasdespués.Ycuandoestuvoasíconvenido,lacolectividadenteradió,comoquiendice,otravueltaenlacaimaynopensómásenelasunto.Perounocuandomenosdelosvecinosparecióinquietarse,yfuéelquecomúnmentesolíasermástranquilo.Alanochesiguiente,MagdalenaDurandfuéalaiglesiacomodecostumbre;ycomodecostumbre,elrondadorCamiloestabaallí.Menosusualfuéquealhallarseatirodeballestadelaiglesia,Magdalenasevolviese,dirigiéndoseaBert.—Nohagonadamalohablandoconusted,señor—comenzódiciendoMagdalena.Estaspalabraslesonaronainesperadaverdad,porque,segúnlasnovelasquehabíaleído,debióhabercomenzado diciendo: «Hagomal en hablarle a usted».Magdalena continuó,muy serios sus grandesojos,comolosdeunanimal:—Nohagonadamalohablandoconusted,porquesualma,yelalmadecualquiera,importamuchomásquecuantoelmundopuedadecir.Tengoquehablarconustedacercadeloquevanahacer.Bertvióantesílainevitableheroínadenovelaquepretendeestorbarelderramamientodesangre;ysupálidaytranquilafazsemostróimplacable.—Yoharíaporustedtodomenoseso—dijo—.Unhombredebeportarsecomotal.Ellalemiróuninstanteconexpresióndeevidentedesconcierto,yluegodesplegóunamediasonrisa,bella,extraña. —¡Oh!No quiero decir eso—contestó—.No hablo de lo que no entiendo.Nadieme ha pegadonunca,ysimepegasennosentiríalomismoqueunhombre.Estoyseguradequelomejordetodonoesbatirse;lomejoresperdonar,sirealmenteseperdona.Perocuandolosquevanacomerconmipadredicen que el duelo es un homicidio, claro está, yo veo que no tienen razón. Es cosa completamentedistinta: tener un motivo... y hacérselo saber al otro... y dejarle usar las mismas armas..., todo ellodelantedeamigos.Miestupidezes terrible;sinembargo,conozcoquehombrescomoustedesnosonhomicidas.Peronoesestoloquequeríadecir...—¿Quéqueríausteddecir?—preguntóelotro,mirandopensativamentealsuelo.—¿Nosabeusted—dijo—queyanocelebranmásqueunavez?Yocreíaque,comovaustedtantoalaiglesia...,yocreíaquecomulgaríaustedestamañana.Bertretrocedióconímpetudesconocidoenél.Todasupersonaparecíacambiada.—Podráestarbien,podráestarmalquesejuegueustedlavida—dijolajovensencillamente—.Laspobresmujeresdenuestropuebloselajuegancadavezquetienenunniño.Ustedesloshombressonlaotramitaddelmundo.Nosécuándodebetocarlesaustedesmorir.Peroseguramentesiustedseponea

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esapruebay encuentra aDiosmás allá de la tumbay recurre aÉl... debeusted salir a su encuentrocuandoÉlvienetodaslasmañanasaestarennuestraiglesia. Con todaplacidez,Magdalenaapoyóelargumentoenunbreveademáncuyopatetismooprimíaelcorazón. Camilo Bert había perdido la calma. Ante aquel ademán esbozado, ante aquel rostro abogadoabiertamente, retrocedió como ante las fauces de un dragón. Junto a la palidez sorprendente de susmejillas,labarbayelpelonegrosparecíandetodopuntoantinaturales.Alcabopudodeciralgo:—¡Oh,Dios!¡Nopuedosufriresto! Nolodijoenfrancés.Ni,hablandoestrictamente, lodijoeninglés.Laverdad(interesanteparalosantropólogossolamente)esquelodijoenescocés.—Encuestióndeochohorashabráotramisa—dijoconsolícitoahíncoyvigor—ypuedeustedhacerloqueledigoantesdeldesafío.¡Ustedmeperdonará,peromeasustabatantoquenolohicieseusted!Bertapretólosdientes,comopararompérselos,yacertóadecirentreellos:—¿Porquésuponíaustedqueyonoharíacomousteddice...quenoloharía,enabsoluto?—Ustedvasiempreamisa—respondiólajovenabriendosusgrandesojosazules—,perolamisaesmuylargaycansadacuandonohayamoraDios. Entonces Bert estalló con una brutalidad que podía haber sido del conde Gregorio, su criminaladversario.SeacercóaMagdalenaechandochispasporlosojos,ycasilatomóporloshombros. —Yo no amo a Dios—gritó, hablando francés con acento escocés muy marcado—. No quieroencontrarme conÉl, no creo que se le encuentre ahí. Se acabó la farsa; debo y quiero decirlo todo.UstedeselsermásdichosoymáshonradoquehevistonuncaenestemundosinDios;yyosoyelmásvilymalvado.Magdalena,unmomentosuspensa,lemiró,yluegodijoconsúbitasencillezyjovialidad:—¡Oh!Puessiseencuentraustedtristedeverdad,estámuybien.Siseencuentraterriblementetriste,mejoraún.Notieneustedmásqueiradecírseloalcura,ydesuspropiasmancosrecibiráustedaDios.—AborrezcoalcurayniegoaDios—gritóelhombre—yledigoaustedqueDiosesunamentira,unafábula,unamáscara.PorvezprimeraenmividanomesientosuperioraDios.—¿Quésignificaesto?—dijoMagdalena,abrumadadesorpresa.—Yotambiénsoyunafábulayunamáscara—dijoelhombre.Entodoestetiemponohabíacesadodemesarselosnegroscabellosybarba;depronto,selosarrancódeuntirónylosarrojóalbarro,comosipelechase.Tanextraordinariodespojosacóalaluzlamismacara,perounacabezamuchomásjoven,conespesosrizosybarbacortadecolordecastaña.—Ahorayasabeustedlaverdad—respondió,conduromirar—.Yosoyunzopencoque,pormotivospuramentepersonales,hajugadounamalapasadaaunamujerdecenteenestepueblotranquilo.Podíahaberhecholomismoconcualquierotramujer,ysalirmebien;heidoadarconlaúnicamujeraquiennodebíaengañar.Asíesmimalditasuerte.Lapuraverdades...Cuandollegóalapuraverdad,titubeóyseembrollócomoMacIanhabíahechoalhablarconlajovendelautomóvil. —La pura verdad es—dijo por fin— que yo me llamo Jaime Turnbull, el ateo. La policía mepersigue;noporelateísmo,sinoporquequierobatirmeensudefensa.—Hevistoalgorespectoaustedenunperiódico—dijolajoven,conunasencillezquenilasorpresaconseguíadesequilibrar.—EvanMacIandicequehayDios—prosiguióelotro,tercamente—yyodigoquenolohay.Yhevenidoabatirmepor sostenerquenohayDios; tal eselmotivodehabervistoesta islamalditay labenditacaradeusted. —Usted pretende de veras hacerme creer—dijoMagdalena, entreabiertos los labios— que ustedpiensa...

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—Quieroquemeaborrezcausted—gritóTurnbull,conagonía—.Quieroquemisolonombreledéaustednáuseas.EstoysegurodequenohayDios.—Síhay—dijoMagdalena,muytranquila,ymásbienconelairedequienestuvieseexplicandoaunniñocómoesunelefante—.Estamismamañanahetocadosucuerpo.—Hatocadoustedunpedazodepan—dijoTurnbull,mordiéndoselosnudillos—.¡Oh!Quisieradeciralgoquelaenfurecieseausted.—¿Creeustedquesóloesunpedazodepan?—dijolajoven,ysuslabiossecrisparonunpoco.—Séqueesúnicamenteunpedazodepan—dijoTurnbull,conviolencia.Magdalenaechóhaciaatrássurostrofranco,ysonrió:—Entonces,¿porquéseniegaustedacomerlo?—dijo.JaimeTurnbullretrocedióunpasito,yporvezprimeraensuvidaparecióqueensucabezabrotabanybrillabanpensamientosdistintosdelossuyos.—¡Vaya!¡Quéestúpidagente!—exclamóMagdalena,enteramenteconlaalegríadeunachicuela—.¡Quéestúpidagente!¡Decirqueesustedunsacrílego!¡Yhaechadoaperdertodosuasuntosolamentepornocometerunsacrilegio! El hombre, a pie firme, hacíauna figura algo cómica enmediode su trágicodesconcierto, con lahonrada, cabeza rubia de Jaime Turnbull saliendo del rico disfraz de Camilo Bert. Pero el dolorpasmosoreflejadoensurostroteníabastantefuerzaparaborraraquellarareza. —De modo que caen ustedes aquí—continuó la dama, con énfasis femenino, fulminante en laconversacióneinofensivoenunareuniónpública—,caenaquíustedysuMacIan,yseponenbarbasonaricespostizasparapoderbatirse.Ustedsehacepasarporviajantedecomercio,católico,llegadodeFrancia. El pobreMr.MacIan tiene que hacerse pasar por un noble disoluto, que no viene de partealguna. El plan triunfa; escogen ustedes una disputa verosímil; arreglan un duelo completamenterespetable; el duelo que llevan ustedes planeado desde hace tiempo, va a ser mañana, con absolutacerteza y seguridad.Y en talmomento usted se quita la peluca, renuncia a su plan, se aparta de sucompañero,porque lepidoaustedqueentreenunedificioycomaunpedazodepan.Yentoncesseatreveadecirmequeestásegurodequenadievelasobrenosotros.Entoncesdiceustedqueenelaltardequehuyenohaynada.Ustedsabe...—Séúnicamente—dijoTurnbull—quehedehuirdeusted.Estonoesyaparahablarlo.Ysalióprecipitadohaciaelpueblo,dejandocaídasenelcaminolabarbaylapelucanegras. Al llegar a la entrada de la plaza del mercado, vió al conde Gregorio, el distinguido forastero,arrimado a la esquina del (café local, fumando, en elegante actitudmeditabunda. Inmediatamente seencaminóhacia él, con rapidez, considerandourgente una consulta.Peronohabía cruzado apenas lamitaddeaquelcuadrángulodepiedra,cuandoseabrióunaventanaporlaqueseasomóuna(cabeza,voceando. El hombre estaba en camiseta de lana, pero Turnbull reconoció la cabeza enérgica yapoplética del sargentode policía, el cual señaló furiosamente haciaTurnbull y gritó su nombre.Unpolicíasaliócorriendodeunporcheytratódeagarrarlo.Dosvendedoresdehortalizasdejaroncaerloscestosysejuntaronalapersecución.Turnbullesquivóalpolicía,sentóaunodelosverdulerosensumismacanasta,yabalanzándosehaciaeldistinguidocondeextranjerolegritóruidosamente:—¡Vamos,MacIan!¡Otraveznosdancaza!LaréplicainmediatadeMacIanfuéarrancarsesuslargaspatillasgualdasytirarlasalaireconnotableexpresióndealivio.DespuésalcanzóaTurnbullensufuga,alpasoque,torciéndoloconsuspoderosasmanos,rajóypartióelextrañoygruesobastónqueusaba.Dentrohabíaunaespadadeantiguahechura,desnuda.Ambossacaronbuenaventajaenelcaminoprimeroquelapoblacióntodasesoliviantasetrasellos;yenmitaddelcaminounatransformaciónsemejanteseoperóenelsingularparaguasdeTurnbull. Lesquedabaunbuentrechoquecorrerhasta larada;pero lospolicías ingleseseranpesados,y losmoradoresfrancesesindiferentes.Entodocaso,sehicieronalanocióndequeelcaminoestabalibre;de

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ahí la inequívoca sorpresa con que MacIan, justamente al llegar al acantilado, tropezó con otrocaballero. Cómo pudo conocer que el otro era un caballero, sólo con tropezárselo, es un misterio.MacIanerauncaballeroescocés,pobreysobrio.Elotroerauncaballeroinglés,muyborrachoymuyrico.Peroenlasexcusastitubeantesyatodaslucesembrolladas,quesedieron,habíaalgoqueleshizocomprenderse con tanta seguridad y prontitud como dos hombres hablando francés en medio de laChina.Elrasgomásliteraldeestostiposesquedanpuñetazosoexcusas;enestecaso,ambossedieronexcusas. —Parecequellevaustedprisa—dijoelinglésdesconocido,reculandounoodospasos,parareírseconforzadacordialidad.—¿Quéesello?AntesqueMacIanpudiesedejarloatrás,elinglésrenqueante,tambaleándose,seleacercódenuevoydijoconunaespeciedehipo,rompiéndolelosoídosavoces:—Oigausted,mellamoWilkinson.Sabeusted,miabuelo,CumplidoWilkinson.Yonopuedobebercerveza...Elhígado...Ymoviólacabezaconsagacidadextraordinaria. —En efecto tenemos mucha prisa, como usted dice—respondió MacIan, evocando una sonrisasuficientementeamable—.Demodo,quesinosdejaustedpasar... —Lesdiréaustedes,camaradas—dijoelinsistentecaballero,confidencialmente,mientrasEvanseangustiabaaloírasuespaldalosprimerospasosdelosperseguidores—.Sideverastienenprisa,comodicen,yyoséloqueestenerprisa;sidéverastienenustedesprisa—yparecíareforzarlavozconciertasolemnidad—,nohaynadacomounbuenyateparaunhombreconprisa.—Tieneustedrazón,sinduda—dijoMacIan;ydeunsaltolodejóatrás,aladesesperada.Lacabezadelahuesteperseguidoraacababadeaparecerenloaltodelcerro,asusespaldas.Turnbullsehabíayaescabullidopordebajo)deuncododelcaballeroborrachoycorríadelantedeellos.—Fíjeseusted—decíaMr.Wilkinson,corriendoentusiasmadodetrásdeMacIanysujetándoloporunfaldóndelchaqué—.Sitieneustedqueirdeprisa,deberíaustedtomarunyate,yentalcaso—dijoconunreventóndesensatez,comoquiendeunbrincoseponeenunpuntológicomásdistante—,siustednecesitaunyate,puedeustedtenerelmío.Evancejóbruscamenteysevolvióamirarlo.—Verdaderamente,tenemosunaprisadetodoslosdemonios—dijo—ysiesciertoquetieneustedunyate,laverdadesquenosdejaríamoscortarlasorejasporconseguirlo.—Loencontraráustedenlarada—dijoWilkinson,luchandoconlaspalabras—.Ladoizquierdodelarada...SellamaGibsonGirl...;nocomprendoporqué,camarada,noseloheprestadoaustedantes. Conestaspalabras,elbenévoloMr.Wilkinsonsecayódebrucescuanlargoeraenelcamino,perocontinuó riendo dulcemente, vuelto hacia el fugitivo compañero el rostro singularmente benigno ytranquilo.El espíritudeEvanentró enunacrisisde casuísmo instantánea, en laqueacaso tomóunadecisión torcida; pero acerca de lo que decidió, el biógrafo no profesa duda alguna. Dos minutosdespuéshabíaalcanzadoaTurnbullylecontabaelcuento;diezminutosmástarde,élyTurnbullhabíansaltadocomopudieronalyatellamadoGibsonGirl,ycomopudierondesatracabandelaisladeSaintLoup.

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XII.LaisladesiertaAQUELLOSqueporventuraopinan(entreellosMacIan,vivoysatisfecho)quealgodesobrenatural,labenevolencia insólita de un dios o de un hada, guió a nuestros aventureros a través de sus absurdospeligros, acaso encontrarían el argumento más fuerte en el gobierno o desgobierno del yate deMr.Wilkinson. Ninguno tenía la menor preparación para dirigir la nave, pero MacIan poseía unconocimiento práctico del mar en barcos completamente distintos y más pequeños, en tanto queTurnbulltenía,cosamuchopeor,conocimientosabstractosdelacienciaydealgunadesusaplicacionesalanavegación.Lapresenciadeundiosodeunhadasededuceconsóloconsiderarqueendefinitivanochocaronconningunacosa,fueselancha,roca,arenasmovedizasobuquedeguerra.Nosiendoenestaformanegativa,suviajeseríadifícildedescribir.Durólomenosunaquincena,yMacIan,sindudaelmás avisado navegante de los dos, percibió que daban la vela hacia el oeste delAtlántico, y queprobablemente habían ya pasado de las islas Sorlingas. Imposible conjeturar cuánto más habíanpenetradoenelmaroccidental.PeroalmenosteníanlafirmepersuasióndehaberpenetradotantoenelpavorososenoquenosseparadeAméricaquenoesperabanvertierraenmuchotiempo.Así,pues,conlegítimaemoción,unamadrugadalluviosa,pocodespuésderayarelalba,vieronlaformadeunaislasolitariarecortarsedistintamenteenelcurvolistóndeplataquecorríaentornodelalíneadelhorizonte,separandoelgrisyverdedelasolasdelgrisymalvadelasnubesmatutinas. —¿Qué puede ser eso?—exclamóMacIan, seca la garganta por la emoción—.Yo no sabía quehubieseotrasislasenelAtlántico,másalládelasSorlingas.¡SantoDios!¡NoserálaisladeMadera!—Yocreíaqueaustedlegustabanlasleyendas,lasfábulas,loscuentos—dijoTurnbullmuytorvo—.QuizássealaAtlántida. —Claroquepodríaser—repusoelotrocontodainocenciaygravedad—.PeronohecreídonuncaquelahistoriadélaAtlántidatuviesefundamentosólido. —Seacomoquiera, nos echamosencima—dijoTurnbull sin alterarse—yvamos anaufragarporsegundavez. El desnudo promontorio, semejante a una nariz, que se destacaba de la isla desconocida ibahaciéndosecadavezmásgrande,comolatrompadeunelefanteterribleenmarcha.Nadadeparticularseofrecíaala,vista,porlomenosenaquelladodelaisla,exceptobancosdeconchasmarinasentalesmontonesquerecordabanunpocolasgrutasquelosniñossediviertenenconstruiralbordedelmar.Enun sitio, sin embargo, la costa brindaba una bahía de arena baja y fina, de suerte que incluso alrudimentario arbitriode losdosmarinerosdeocasión le fué fácilvirar elbarquito, con laproaen laorillayelbauprésapuntandoaloalto,conciertaexpresióndeneciotriunfo. Saltaron a tierra y comenzaron a descargar el barco, colocando las provisiones enhileras sobre laarena con algo de la solemnidad de unosmozalbetes jugando a los piratas.Allí estaban las cajas decigarrosdeMr.Wilkinson,ladocenadebotellasdechampañadeMr.Wilkinson,ylosbotesdesalmón,delenguaydesardinasdeMr.Wilkinson,ytantogénerodeconservascomopuedeencontrarseenlosrepuestosdelEjércitoydelaArmada...DespuésMacIansedetuvoy,conunbotedeencurtidosenlamano,dijobruscamente:—Noséporquéhacemostodoesto.Supongoquenuestrodeberconsisteenterminarelasunto.Luegoañadiómáspensativo:—Estaislaparecedesierta,y,claroestá,elvencedor... —La cuestión es —dijo Turnbull, discurriendo jovialmente— si el sobreviviente estará en ladisposicióndeánimoadecuadaaloslangostinosenconserva.MacIanbajólamiradahacialasbotellasycajas,yelvelodeladudaseadensóensurostro.

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—Mepermitiráustedquemetomedoslibertades—dijoporfinTurnbull—.Laprimera,abrirestacajayencenderunodelosexcelentescigarrosdeMr.Wilkinsonsonquemeayudaránameditar,estoyseguro; la segunda, ofrecer un penique por los pensamientos de usted; mejor dicho, alborotar lasfinanzasdeestaisla,yacomplicadas,apostándomeunpeniqueaquelosadivino.—¿Quéhablaustedahí?—preguntóMacIanconindiferencia,comounniñodistraído.—Séloquepiensausted,MacIan—repitióTurnbullriendo—.Entodocaso,séloquepiensoyo.Ymeimaginoqueeslomismo.—¿Quépiensausted?—preguntóEvan. —Pienso,y tambiénusted—dijoTurnbull—,queno tienemaldita lagraciadesperdiciar todoestechampaña. Algocomo la sombradeunasonrisaaparecióen la faz impasibledelgaélico;ynodió,almenos,ningunaseñaldedisenso.—Fácilmentepodemosbebertodoelvinoyfumartodosloscigarrosenunasemana—dijoTurnbull—yesoseríamorirenunfestíncomohéroes.—Sí;yademáshayotracosa—dijoMacIanconlevevacilación—.Comoustedve,estamosenunarocacasidesconocida,perdidaenelAtlántico.Lapolicíanonosprenderá;perotampocoelpúblicooiráhablardenosotros;yéstaesunadelascosasquenecesitamos.Luego,trasunapausa,dijoarañandoenlaarenaconlapuntadelaespada:—Ellanosabránuncanadadeesto.—¿Yentonces?—preguntóelotro,chupandoelcigarro.—Entonces—dijoMacIan—podríamosocuparundíaodosencomponerunarelacióncompleta,yafondo de lo que hemos hecho y por qué, todo ello desde nuestros dos puntos de vista. Después,podríamosdejarunejemplarenlaisla,seadenosotrosloquesea,yponerelotroenunabotellavacíayarrojarlaalmar,comocuentanenloslibros.—Buenaidea—dijoTurnbull—.Ahora,acabemosladescarga.CuandoMacIan,tanlargirucho,casifantasmal,sepaseabaporelbordedelaarenaquecorríaentornode la isleta,elelementopoético, suntuoso,aunquebrumoso,queconstituíael fondodesunatural, seacumulómásdensoquenuncaenelsenodesualma.Laislasolitariayelinacabablemarlevantabansuaventuraalrangoépico.Nohabíaallíseñoranipolicíasparaindicarlequepudierasertambiénbufonadaotragedia.—Acaso,despuésdecrearlasestrellasdelamañana—sedijo—,Diossacódelsenodelmundoestaisla,paraquefuesecobijoyteatrodelaluchaentreelSíyelNo. Trepó luego a lomás elevado de la roca, donde había un rellano de piedra.Media hora después,Turnbullloencontróquitandolaarenasueltadeaquellamesetayhaciéndolamáslisayrasa. —Nosbatiremosaquíarriba,Turnbull—dijoMacIan—,cuandollegueelmomento.Yhastaqueelmomentollegue,ésteserálugarsagrado.—Yopensabaquehubiésemosalmorzadoaquí—dijoTurnbull,queteníaenlamanounabotelladechampaña.—No,no;aquíarriba,no—dijoMacIan,ydescendiódeloaltoconpremura.Antesdedescender,sinembargo, fijó las dos espadas verticalmente, una en cada extremo de la meseta, como si fuesencentinelashumanoscustodiándolabajolasestrellas.Unavezabajo,almorzaroncopiosamenteenuncobijoformadoderocassueltas.Enelmismolugar,cenaronaúnmáscopiosamenteaquellanoche.Elhumode loscigarrosdeMr.Wilkinson,ysufuertearomaascendíansincesarcomosacrificiopagano;eláureoesplendordelchampañadeMr.Wilkinsonselessubíaalacabeza,fluyendoluegoendestellosfilosóficosydefantasía.Ytalesveceslevantabanlavisitaaconsiderarelfulgordelasestrellasylaroca,yveíanelespacioguardadoporlasespadasconsuguarnicióndecruz,semejantesadoscrucesnegrasenlosextremosdeunasepultura.

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Enesta treguaprimitivayhomérica transcurrióunasemana,ocupadacasiporcompletoencomer,beber,fumar,hablary,devezencuando,cantar.Escribieronsurelaciónylaarrojaronallmarenunabotella.Nuncasubieronalamesetaominosa;ynohabíanvueltoallídesdeeldifícilmomentoprimero,en que les faltó tiempo para enterarse del horizonte marino y del contorno de tierra. Ni siquieraexploraronlaisla,porqueMacIanestabacasiconsagradoalaoraciónyTurnbullenteramentealtabaco,ydeambasformasdeinspiraciónpuedendisfrutarelsolitarioyaunelsedentario.Enunatardecerdeoro,periclitandoelsolenelmar,radiantecomolamismacabezadeApolo,Turnbullsesorbióelúltimomedio cuartillo de las agotadas botellas wilkinsonianas, lanzó la botella al mar con energíaincontrastable y subió a la altura donde estaba aguardándole su espada. MacIan se encontraba yatristemente junto a la suya, inclinada la cabeza, fijos los ojos en el suelo. No se había molestandosiquieraenecharunamiradaalcontornodelaislanialhorizonte.PeroTurnbull,espíritumásactivo,conligerezadepájaro,dirigióunamiradaalosalrededores.Laconsecuenciafuéquecasisecayódelaroca.Portresladosdelaisladearenayconchas,elmarsedilatabaazuleinfinito,sinseñalesdetierranivelas; lomismoqueTurnbull lohabíavistoprimeramente,salvoque,estandobajalamarea,seveíanalgunasyardasmásdelapendientearenosaporbajodelabasedelasrocas.Peroenelcuartolado,laislaostentabaunrasgoextraordinario.Ostentabaelrasgoextraordinariodenoserisla,enmodoalguno.Unamangadearena,largaycurva,lisayhúmedacomoelcuellodelaserpientedemar,corríaporelaguaenlazando la roca conuna líneadedunas, bajas, ondulantes, brillantes, que elmar, retirándose,acababa de sacar a luz. Si eran de arena firme omovediza, con dificultad podía apreciarse; pero almenosnohabíadudaenqueestabanenlamargendeunatierramásvasta,porquetrasellaaparecíandébilmenteunosmontículosincoloros,ymásallánoseveíaelmar.¡Porvidade...!—exclamóTurnbull,desorbitandolosojos—.EstonoesunaisladelAtlántico.Hemostopadoenelcontinenteamericano.MacIanvolviólacabeza;surostro,yapálido,palidecióunpocomás.Enaquelmomento,peregrinabaporunmundodepresagiosyenigmas,ynoacertabaa leer sinocosasamenazadorasyhostileseneloscuroygigantescobrazodetierraquesedilatabaporelmarparaveniraaprehenderlo. —MacIan—dijoTurnbullconsumanera tranquila—,seaquenuestros tête-à-têtes,perpetuamenteinterrumpidos, nos hayan enseñado algo, o nada, almenos no tenemosque temer que nos tachendemiedosos.Sielloesesencialparasusemocionesdeusted,demuybuenaganaterminaréaquíyahoranuestrodesafío;perotengoqueconfesarquesiustedmemataaquí,moriréconlacuriosidadenextremoexcitadaacercadeunpuntodegeografíasecundario. —No tengo ganas de esperar más—dijo el otro con su simplicidad elefantina—, pero debemosdetenernosunmomento,porqueestoesunaviso,quizásunmilagro.Debemosverloquehayalfinaldeesecaminodearena;Diospuedehaberconstruidounpuentesobreelmar.—Desdeelmomentoqueaceptaustedmipetición—dijoTurnbullriendo,mientrasvolvíalahojaalavaina—nomeimportaporquémotivoprefiereustedesperar. Sedescolgaronde lapenínsulade rocasentrándoseporel istmodearenaadelante, con laafanosadecisióndeunoshombresqueparecíanresignadosaperegrinarportodalafazdelatierra.Turnbull,adespecho de su aparente curiosidad científica, era, realmente, el menos apasionado de los dos; y elmontañésibamuyadelantedeélapasovivo.Cuandohubieroncaminadocomomediahora,subiendoybajandoporlastristesarenas,ladistanciaentrelosdoshabíacrecido,yprontoMacIannofuésinounalarga silueta, queunmomento se recortó en la cresta de la dunaydesapareció tras ella.Estovino areforzar en Turnbull la semejanza que sentía con Robinsón Crusoe, y buscó en torno, casidesconsoladamentealgunaseñaldevida.Quémuestrasdevidaesperabaqueapareciesen,nolosabíaconclaridad.Despuéshaconfesadoque,asuparecer,enlosubconsciente,esperabaunaligátor.Sinembargo,elprimersignodevidaqueselepresentófuéunacosamuchomásextraordinariaqueel

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aligátormásdescomunal.EranadamenosqueelfamosoMr.EvanMacIanquedesandabaelcamino,brincandosobrelosmontonesdearena,sinaliento,sinsombrero,yconservandolaespadaenlamanoúnicamenteporobradeunhábitoempedernido.—¡Cuidado,Turnbull!—gritódesdelejos,sindejardecorrer—.¡Hevistounindígena! —¿Un indígena?—repitió su compañero, queúltimamente noveía sino conchasmarinas—. ¡Quédiablo!¿Querráusteddecirunaostra?—No—dijoMacIan,deteniéndosejadeante—.Digounsalvaje.Unnegro.—¡Cómo!¿Dóndelohavistousted?—preguntóeleditorasombrado.—Haciaallá,detrásdeesacolina—dijoelanhelosoMacIan—.Haasomadolacabezaymehahechoburla.Turnbullsehundiólasmanosenlarojacabellera,comoquiensedesentiendedelabsurdoenigmadelmundo.—¡Diosnosasista!¿SeráestoJamaica?Después,mirandoceñudamenteasucompañeroyposeídodesospechas,dijo: —Oigausted,nome lo tomeamal,peroustedesunsujetode laclasedevisionarios...,yademáshemosbebidomucho,¿quiereustedesperaraquímientrasvoyaverpormímismo?—Griteustedsiseveenunapuro—dijoelceltaconcalma—.Veráustedcomoesverdadloquedigo.Turnbullsaliócorriendo,ahoraconmásvelocidadquesurival,yprontodesapareciódetrásdeladunasospechosa.Pasaronluegocincominutos;después,sieteminutos,yMacIansemordióellabio,blandiólaespada,yelotronoreaparecía.Porúltimo,Evansoltóunjuramentogaélico,yseadelantóensocorrodesuamigo,ycasientalmomentolabrevefiguradelausenteaparecióenlacima,destacándosesobreelcielo. Aún a tal distancia se advertía una cosa extraña en su actitud: tan rara, que MacIan continuóavanzando en aquella dirección. Parecía estar herido, o, mejor aún, enfermo. Se tambaleaba aldescenderlapendiente,yadoptabaposturasdesingularviolencia.HastaquenoestuvoatrespasosdelrostrodeMacIan,esteobservadordelahumanidadnosedióplenacuentadequeMr.Turnbullsereíaacarcajadas. —Tieneusted completa razón—sollozó el periodista, perdidopor completo el freno—.Es negro.¡Oh!Nohaydudadequeesperfectamentenegro...hastadondelealcanzalonegro.Ydenuevoentróenconvulsionescausadasporelataquederisa.—¿Quéleocurreausted?—preguntóMacIan,concrudaimpaciencia—.¿Havistoustedalnegro?...—Hevistoalnegro—suspiróTurnbull—.Hevistoalespléndidojefebárbaro.HevistoalemperadordeEtiopía.¡Oh!Lehevistoperfectamente.Lacaraylasmanossondeuncolorhermoso...yelnegro...Denuevoleinterrumpiólarisa.—¿Yqué,qué,qué?—dijoEvan,marcandocadamonosílaboenlaarena—.¿Quéhayconelnegro?—Pueslaverdades—dijoTurnbull,derepente,tomandounaseriedadyunaconcisiónalarmantes—queelnegroesunnegrodeMargate,yestamosahoraalcantodelaisladeThanet,apocasmillasdeMargate.Lesobrevinoluegounnuevoataquedehilaridad,yañadió: —¿Sabeusted,amigomío,quemegustaríaverlacartadenuestranavegacióndequincedíasenelyatedeWilkinson?MacIannorespondióniconunasonrisa,perosuslabiosseentreabrieroncomosedientosdeverdad.—Quiereusteddecir...—comenzó. —Sí;quierodecir—dijoTurnbull—ydiréunacosa todavíamáschusca.Elmúsico,parcialmentenegro,queustedviómehaenteradodetodoloquenecesitabasaber;elnoblesalvaje,quehahechounaexcursiónconsusafeitesdeguerraparareunirseconunamigoenunatabernatranquiladelacosta,melo ha contado todo. La botella que contenía nuestras declaraciones, doctrinas y sentimientos

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postrimeros, ha ido a dar en la playa de Margate, ayer, delante de un alderman, dos bañeros, trespolicías,sietemédicosyunoscientotreceempleadosdeLondres,envacaciones,atodosloscuales,yadirecta,yaindirectamente,nuestracomposiciónleshaproporcionadoenormeplacerliterario.Ensuma,amigomío,esteasuntonuestroescomounamontañarusa.Yaempiezoaentenderelcompásyelpulsoquelleva;tanprontonossubeaunacatedral,tanprontonosbajaaunteatrodondesóloserepresentanbufonadas.Vamos,pues;meavengoaello;divirtámonosconlabufonada.PeroMacIannorespondió,yunmomentodespuéselpropioTurnbullexclamabaconvozenteramentedemudada.—¡Oh!¡Quécondenación!¡Estonosepuedesufrir! MacIan dirigió lamirada hacia las dunas. Vió algo que parecía ser la figura dudosa y fugaz delministrilnegro,yluegovióunpolicíaenormeque,alacarrera,tomabalacurvadeladunaconlasuavesolemnidaddeuntrenensuscarriles.

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XIII.EljardíndelapazHASTAesemomento,EvanMacIannohabía,realmente,entendidonada;perotodolocomprendióalveralpolicía.Vióasusenemigos,laspotestadesypríncipesdelatierra.Desúbitopasódeserlaestatuadelasorpresaamontañéssaltarín.Tenemosqueescaparnosporaquí—gritócontonobreve—,yselanzócomoelvientosobreelbrazode arena, en línea recta, manteniéndose en un ángulo determinado. Cuando el policía concluyó dedescribirsucurvaadmirable,hallóqueunmurodearenamovedizaleseparabadelosperseguidos.Eneltiempoqueempleóenescalarlotresveces,resbalándosedoshastaabajo,ycoronarloaltercerintento,losdos sujetos en fuga sehabíanadelantadomucho.Más lejos encontraronarena firme, recubierta atrechosdemanchasdehierba,yalospocosmomentoscorríanholgadamentesobrelashierbaslozanasdeunapraderaabierta.Contodo,sudesignionoerafácil;porquelabotella,taninocentementeenviadaalaesclusaprincipaldeThanet,habíaazuzadosobresushuellasa lapolicíademediaprovincia.Portodaspartes,enelverdorgrisdelcampo,seveíancorrerformasinconfundiblesquelesdabancaza;yúnicamente cuandoMacIan quebrantó con su recio cuerpo la enmarañada barrera de un bosquecillo,como se echa abajo una puerta de un empujón; únicamente cuando se perdieron con chasquido deramas,enelmundosubterráneodelumbríobosque,susojeadoresperdieronalinstanteelrastro. Arriesgándosea lucharalgún tiempomáscomomariposasprendidasenaquellanegraurdimbrederamasytroncos,Evan(queteníainstintodecazador,odecaza)dióunrodeoincalculableporelbosque,quelosllevójuntoaunasalida,completamenteolvidadaporlosdirectoresdelapersecución.Todavíacorrieronunamillaodossiguiendoel lindedelbosquehasta llegaraotrasalidasemejante.EntoncesMacIan,ensilencioprofundo,escuchó,comoescuchanlosanimales,cadaruidodeluniverso.Despuésdijo:—Noshemoslibradodeellos.YTurnbull:—¿Adóndeiremosahora?MacIanconsideróenelponientedeplataelsolcayendoensuocaso,entreperfilespurpúreosdenubesde pluma;miró las cimas de los árboles que captaban las últimas luces, y los pájaros que tornabanlentamentealnido,comositodasestascosasfuesenfragmentosdeconsejosescritosqueélpudieseleer.Despuésdijo:—Elmejorsitioadondepodemosiresalacama.Sipodemosecharunsueñoenestebosque,ahoraquesehanidotodos,tendríamosunagranventajamañana. Turnbull, que conservaba un porte excepcionalmente animado y risueño, daba zapatetas como uncolegialydecíaquenonecesitabadormir.Andabasincesaryhablabaconbrillantez.Ycuandoalcabosetendióeneldurosuelo,elsueñolequitóelsentidocomodeunmartillazo. Necesitaba dormir lo más profundamente que pudiese; porque la tierra aun estaba envuelta entinieblasyenunaespeciedeneblinamatinalcuandosucompañerodefugalosacudióparadespertarlo.—Bastadedormir,tengomiedo—dijoMacIanconvozgrave,ysumisa,comoexcusándose—.Noshan adelantado lomenos treintamillas; pero ya habrán conocido su equivocación y habrán dado lavuelta.—¿Estáustedseguro?—dijoTurnbullincorporándose,yrestregándoselasrubiascejasconlamano.Uninstantedespués,sinembargo,sehabíapuestoenpiedeunbrinco,comohombrealanceadoporunchorro de agua fría, e iba corriendo tras deMacIanpor el bosque adelante.La silueta de su antiguoamigo el constable acababa de desatacarse contra el perla y el rosa del amanecer. Siempre era unasiluetachusca,vistaacontraluzenlaamanecida.

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Elalbaquebrabasobreelcampoconasomosdeluzendeble,ylastierrasyloscaminossecubrierondebrumablanca,esabrumablancaquesecuelgadetodaslaspuntascomocoposdelana.Elcaminodesierto,pordondehabíaidolapersecución,estabasombreadoenunodesusbordesporunaparedalta,desvaída de color, mancillada y rayada de verde, como con algasmarinas, aventajado guardián, sinduda,delosdominiosdeungranseñor.Aunoodosmetrosdelapared,yendirecciónparalela,corríaunafiladetilostrabadosyenredadosunosconotros,formandobóvedaalolargodelbordedelcamino.Bajoestafrondosacolumnatavolabanlosfugitivos,casiocultosdesusperseguidoresporlaluzdudosa,labrumaylamovilidaddelassombras.Suspies,aunqueheríanelsueloconfuria,hacíanmuydébilruido, porque se habían despojado de los zapatos en el bosque; sus armas anticuadas, largas, nolevantaban retintín, ni tañido alguno, porque se las habían atado atravesadas a la espalda, comoguitarras.Teníantodaslasventajasquelainvisibilidadyelsilenciopuedenañadiralarapidez.Comoacientocincuentayardasdetrásdeellosveníaporelcentrodelcaminoabajoelprimerodesusperseguidores,anheloso,aplastante;unpolicíagrueso,perofuerte,quesehabíaadelantadoalosdemás.Dada su corpulencia, traía un portante maravilloso; pero como todos los cuerpos pesados enmovimientodabalaimpresióndequeleseríamásfácilacelerarlamarchaquedisminuirladerepente.Habríahechofaltaunmurodeladrilloparadetenerlobruscamente.TurnbullvolvióunpocolacabezaytuvoalientoparadeciralgoaMacIan.MacIanasintió.Perseguidoryperseguidosconservabanladistanciaenlacarreraduranteuncuartodemilla,cuandollegaronaunsitiodondedoso tresárboles,más juntosyentrelazados,dabansombramásespesa.ElpolicíaqueIesdabacazarebasótonanteaquelsitio,sinpreocupaciónniduda.Peroyanoperseguíamásqueasusombraoalviento;porqueTurnbullhabíapuestounpieenunahendiduradelárbolytrepóconlarapidezylasolturadeungato.Algomástrabajosamente,peroenigualsilencio,laslargaspiernasdelmontañéssiguieron;y,cobijadoseneldensosilenciodelanubedehojas,vieronpasarlafuerzaenteradesusperseguidoresyperderseenelpolvoylabrumadelalejanía.Labrumablancaseextendía,comosuele,endelgadosydensoslechos,desuertequelacopadelárbolsobresalíaenlamedialuz,comonavíoverdebogandoenmardeespuma.Peromásaltoaún,detrásdeellos,ymáspróximoarecibirelprimerrayodesol,corríaelcaballetedelmuro,quelespareció,ensuafándeescaparse, indispensableyalmismo tiempo inaccesible,comoelcercadodelcielo.Aquí, sinembargo, le llegóaMacIanel turnode sacarventajaa sucompañero;pues, aunquemenos sueltoderemosymenosfelino,teníabrazosmáslargosypotentes.Endossegundosseizóhastaasomarlabarbaporencimadelmuro,comosifueseunabarrafija;alsiguiente,sepusoahorcajadasenél,comoenuncaballodepiedra.Consuayuda,Turnbull seencaramóa lamismapercha,yamboscomenzaronconmuchotiempoadesandarporelmuroelcaminoquehabíantraído,retrocediendosobresushuellasparadespistaralosperseguidores.MacIannopodíadesecharlafantasíadeircabalgandouncorcel;ellargocaballetegrisdelmuroseestirabaanteélcomoelpescuezolargoygrisdeunRocinantedepesadilla.Tuvo la singular ocurrencia de que Turnbull y él eran los dos caballeros sobre elmismo corcel delantiguoblasóndelosTemplarios.Lapesadilladelcaballodepiedrasereforzóconlanieblablanca,queparecíamásespesadelmuroadentroqueafuera.Nopodíandescubrirnadadelafincaqueparcialmentehabíanyaasaltado,exceptoquelasramasverdesyretorcidasdeunopulentomanzanoseinsinuabanhaciaellosdeentrelaniebla,comolostentáculosdeuncalamarverde.Cualquiercosaeraútil,sinembargo,contalquesirvieseparaborrarsushuellas,asíesque,sinnecesidaddehablar,ambosdecidieronvalersedelárbolcomodeunaescalera,unaescaleradedescenso.Cuandodesdelaramamásbajasedejaroncaeralsuelo,sintieronenlaplantadelospiesdescalzosladurezadelaarenagruesa.Sehabíanapeadoenmediodeunanchopaseo,enunjardín,ylabruma,alatenuarse,lespermitióverelbordedeunpradobiensegado.Aunqueelvaporblancotodavíavelabalascosas,eracomoelvelodegasapuestoparamudarladecoracióndeunapantomima;atravésdelvelo,relucíaninformesmasasde

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color, masas que podían ser las nubes del amanecer, o mosaicos de oro y escarlata, o mujeres conmantosderubíesesmeralda.Cuandolanieblaseadelgazómás,vieronquesólohabíaflores;perofloresen tan insolente masa y magnificencia como rara vez pueden verse fuera de los trópicos. Losrododendros de púrpura y carmesí se alzaban con arrogancia, como animales heráldicos rampantes,sobreelencendido fondodeoro intenso.Las rosaserandeun rojoardiente; lasclemátideseran,pordecirlo así, de un azul ardiente. Sin embargo, la simple blancura de las lilas parecía el color másviolento de todos. Como el oro del sol naciente dominaba poco a poco la niebla, había ciertaimpresionante suavidad, como si muy despacio se abriesen las puertas del Edén. MacIan, en cuyoespíritu rondaban siempre tales semejanzas, seráficas o titánicas, hizo una observación así a sucompañero.PeroTurnbullselimitóasoltarunjuramentoydijoqueestabaneneljardíndeunmalditoricacho.Cuandolosúltimosjironesdeniebladesaparecierondelosbientrazadossenderos,delaspraderasydelosflamígeroscanastillosdeflores,losdospercibieronquenoestabansoloseneljardín,loquelesllevóbruscamentearecapitularsusituación. Porelpaseocentraldel jardínabajo,precedidode lanubeazul salidadeuncigarro, caminabauncaballero que evidentemente comprendía todo el hechizo de un jardín en hora temprana. La figuradelgada,peroufana;vestíauntrajedeestambregrisclaro,tangastadoqueeldibujoapenassepercibía;untrajepobreperosindesaliño.Elrostro,reflexivoyasazrefinado,eradehombrefrancamenteviejo,aunque los espesos cabellosy elbigote fuesenamarillos todavía.Unos lentes conanchacintanegra,querían caerse de su nariz aguileña, y sonreía, hablándose solo, satisfecho de sí mismo, hasta unextremoraroycasiirritante.Elpanamádepajaquellevabaenlacabezaestabamuchomásraídoquelaropa,comosiselohubierapuestoporequivocación.NecesitórecibirlaimpresióndelasombraenormedeMacIan,cayendoatravésdelpaseosoleadoqueseguía,parasalirdesurisueñaensoñación.Cuandolasombracayósobreél,alzóunpocolacabezaymiróalosintrusosconbenevolenciamiope,peroconmuchamenossorpresadelaquepodíasuponerse.Era un caballero; es decir, que tenía presencia de ánimo en sociedad, fuese para la insolencia o labondad.—¿Puedoservirlesdealgo?—dijoporfin.MacIanhizounareverencia. —Puede usted concedernos su perdón—dijo, porque él también venía de linaje de caballeros, decaballerossincamisaqueponerse—.Temohabercometidounainfracción.Hemosentradosaltandolapared.—¿Saltandolapared?—repitióelancianocaballerosonriendo,sinmanifestarsorpresa.—Nocreoequivocarme,señor—continuóMacIan—alsuponerqueesustedeldueñodelosterrenoscercadosporesapared.Elhombredelpanamámiróalsueloyfumópensativamenteduranteunosinstantes,despuésdeloque,conmaduraconvicción,dijo:—Sí,efectivamente;losterrenosdeesteladodelaparedsonmíos,ylosdelotroladotambién.—Ungranpropietario,porloqueseve—dijoTurnbull,conmiradatruculenta.—Sí—respondióelancianocaballero,mirándoleconfirmesonrisa—.Ungranpropietario.LosojosdeTurnbullsehicieronaúnmásagresivos,ycomenzóamorderselarojabarba;peroMacIancreyóhaberencontradountipoconquiensepodíatratar,ycontinuócontododesembarazo.—Estoysegurodequeauncaballerocomoustednoesnecesariodecirlequeunoveyhacecosasquenocuentanlosperiódicos.Cosasque,ensuma,esmejorquenosalganenlosperiódicos.Lasonrisadelgiranpropietariosedilatóunmomentobajosubigotelacioyligero,yelotrocontinuóconcrecidaconfianza: —Aveces, es necesario desafiar a un hombre. La policía no lo consiente en la calle; tampoco lo

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consentiría la administraciónprovincial; y en los campos sólo sepermiteponer anuncios.Pero en eljardíndeuncaballero...Elsingularcaballlerosonriódenuevo,ydijoconmuchososiego:—¿Quierenustedesbatirse?¿Porquécausa?Hastaesemomento,MacIanhabíaentendidomuybienalhombre;uninstintocomúnatodoslosquetienen tradición aristocrática enEuropa lo había guiado.Comprendió que un tipo de hombre que sepaseabaensujardínbienvestidoyloechabaaperderconunmalsombrero,nopodíaserdelosqueenabstractosehorrorizandeloshechosilegales,delaviolencia,odehuirdelapolicía.Perounhombrepodíacomprenderciertas infraccionesyestaraúnmuy lejosdecomprenderel furor religioso.Elqueparecíadarleshospitalidadpodríacomprenderunencuentroentreelmaridoyelamante,ounenredoporcosasdeljuego,oinclusohuirdelapersecucióndeunsastre;peroeradudososisentiríatemblarlatierra bajo sus plantas en el instante catastrófico de oír comparar a la Virgen con una diosa deMesopotamia.EvanMacIan, por tanto (aunque el tacto no era su fuerte), sintió necesidad de ciertosrodeosparallegaraentenderse.Alcabo,yconalgunavacilación,dijo:—NosbatimosporcausadeDios:ningunamásimportante.Loslentes,yaladeados,delancianocaballero,seledesprendieronbruscamentedelanariz,yechótanadelantesuaristocráticomentónqueelflacopescuezoparecióalargárselecomountelescopio.—¿PorcausadeDios?—preguntó,completamentecambiadoeltono.—Mireusted—gritóTurnbull,tomandovezbruscamente—.Yolediréausteddequésetrata.Enmiopinión,Diosnoexiste.Pongoqueestonoleimportaanadiesinoamí,oaDiosmismo,silehay.Aestejovencaballero,llegadodelasmontañasdeEscocia,seleocurretomarlacuestióncomocosasuya.Enconsecuencia,loprimeroquehaceesagarrarunbastónydemolermeelescaparate;después,conelmismobastón,intentademolermeamí.Aesomeopongo,naturalmente.Lebagoobservarque,puestasasílascosas, losdosdeberíamostenerbastón.Entonces,mejorandomiobservación,proponequenoshagamos con bastones de punta de acero. La policía (con su típica sinrazón) no acepta ninguna denuestras proposiciones; el resultado es que corremos de un lado para otro queriendo despistar a lapolicía, y hemos entrado en este magnífico jardín saltando la tapia para acogernos, a la magníficahospitalidaddeusted.Elrostrodelancianocaballerohabíaidoenrojeciendocadavezmásduranteestediscurso,peroaunsonreía;ycuandorompióahablarlohizoconunaespeciedegargarismo.—¿Demodoque,enefecto,ustedesquierenbatirseaestocadalimpia—preguntó—porsihayonohayDios?—¿Yporquéno?—dijoMacIan,consuincomparablesimplicidaddediscurso—.TodoelcultodelhombrecomenzóalfundarseelJardíndelEdén.—Sí—dijoTurnbullconunjuramento—yconcluyóalfundarselosjardineszoológicos.—¡Enestejardín!¡Enmipresencia!—exclamóeldesconocido,pateandolaarenayahogándosederisa—.¡PorsihayonohayDios!Ycomenzóapaseararribayabajoporeljardín,despertandoalecoconsurisainextinguible.Despuésseacercóaellos,mástranquiloyenjugándoselosojos.—¡Vamos!¡Quépequeñoeselmundo!—dijoporfin—.Yopuedozanjarlacuestión.YosoyDios.Ydeprontoempezóamenearlasbienvestidaspiernasyadarzapatetasporlapradera.—¿Esustedqué?—repitióTurnbullconacentoindescriptible.—¡Cómo!SoyDios,claroestá—repusoelotro,sumamenteregocijado—.Eschuscopensarquehansaltadoustedesunaparedparaveniracaerprecisamentejuntoalapersonadebida.Podíanustedeshaberido rodando de aquí para allá, por iglesias, capillas, colegios y escuelas de filosofía buscando unapruebadelaexistenciadeDios.Puesbien;nohaypruebaalguna,comonoseaverle.Yahorayalohanvistoustedes.Lehanvistoustedesbailar.Yelamableviejosepusoalinstantesobreunpie,sinperdernadadelagravedadybenignafinurade

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suexpresión.—Yocreíaqueestejardín...—comenzóadecireldesconcertadoMacIan.—Esoes,esoes—dijoelhombre,puestoenunpie,cabeceandogravemente—.Dijequeestejardínmepertenecía,ylastierrasdealrededor.Yasíes.Lomismoqueelcampoallende,yelmarallendeelcampoytodolorestantedelatierramepertenecen.Tambiénlaluna.Tambiénelsol,ylasestrellas.Yañadió,consonrisadeexcusa:—Yaustedve:soyDios. TurnbullyMacIanlomiraronuninstanteconlavaganocióndequeacasonoeratanviejoquenopudierapermitirselabromadefingirseloco.Peromirándolofijamenteunbreverato,Turnbullviótrasaquellaanimaciónsinobjeto,ciertadurayhorribleansiedadasomarsea susojos.Despuésconsiderógravementelosacicaladossenderosdearena,losalegreslechosdefloresylagranfábricarectangular,deladrillorojo,quesemanifestóaldisiparselaniebla.DespuésmiróaMacIan.Casienelmismomomento,otrohombreveníaconpasovivodandolavueltaalsuntuosomacizoderodondedros.Suaspectoeradebanqueroadinerado,traíasombrerodecopamuybueno,yerahombredetalcorpulenciaquecasiselesaltabanlosbotonesdesuelegantelevita;peroveníahablandosolo,yunodesuscodos,consingularimpulso,seechabahaciaafueradelalíneadelcuerpo.

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XIV.MuseodealmasELhombredelsombreronuevoyelcodosalientepasabadelargomuyrápidamente;peroelhombredelsombreroviejo,quecreíaserelmismoDios,salióensubusca.Corriótrasél,saltandosobreunmacizodegeraniosparadarlealcance. —PerdónemeVuestraMajestad—ledijoconburlonahumildad—;aquíhasurgidounadisputaquecorresponderesolveraVuestraMajestad.Yluegodeconducirhastaelgrupoalhombregordoyenchisterado,tomódeunaorejaaMacIanparasusurrarle:—Estepobrecaballeroestáloco;creequeesEduardoVII.Enéstas,elCreadordenombramientopropio,guiñólevementelosojos:—Claroestá—prosiguió—quenodebenustedesfiarsemuchodeél;paratodoloqueocurra,cuentenconmigo.Peroenmiposición¡hayquetrataratantagente!Esmenesteramplituddeespíritu. Elobesobanquerodelachisteraylalevitanegrapermanecíaenelcésped,muydigno,muygrave,salvolasligerassacudidasdelcodo;ynoparecíaindigno,nimuchomenos,delcargoconqueelotroleinvistióinmediatamente.—Miqueridocompañero—dijoelhombredelsombrerodepaja—,estosdoscaballerosvanabatirseendueloporcosasdealtísimaimportancia.LaposiciónregiadeVuestraMajestad,ylamía,muchomásmodesta,nosdesignanseguramenteparaservirdetestigos.Testigos,sí,testigos...—Yaquílesacudióunavezmássuinveteradoataquederisa.—Sí,nosotrosdosserviremosdetestigos,yestosdoscaballerospuedensininconvenientebatirseennuestra presencia.Usted, ¡ji, ji!, es el rey.Yo soyDios. Lo que es testigos, difícilmente los habríanencontradomejores.Hancaídoustedesenbuenlugar.EntoncesTurnbull,queceñudamentehabíaestadomirandoalfrescocésped,estallóenunarisotadauntantoamarga,yexclamó,irguiendoenelairesurubiacabeza:—¡Sí,porDios!Creoquehemoscaídoenbuenlugar,MacIan.YMacIanrespondió,consudiamantinaestupidez:—Cualquierlugaresbueno,contalquenosdejenacabar.Hubodespuésunsilenciolargo,einvoluntariamentecontemplaronelpaisaje,comoleshabíaocurridocon todos los lugares de su combate perdurable: el luminoso jardín a espaldas de la tienda; la vistadesdelaladeradeHampsteadHeath;eljardinillodeldecadente,atascadodeflores;elcuadrilongodearena ribereño delmar, al salir el sol.Ambos sintieron en elmismomomento la vasta y florecientehermosuradeaquelparaíso,elcoloridodelosárboles, lossosegadosrinconesquebrindabaylagranmuralladepiedra—máspavorosaquelamuralladelaChina—quenadiepodíasalvar.Turnbull,irritado,balanceabalaespadaconunamanomientrashablóelotro.Despuésseestremeció,porquéunabocacuchicheabaenteramentejuntoasuoído.Consutilezaqueenvidiaríaungato,elrecio,corpulentoseñordelsombreroylalevitanegrossedeslizóporlapraderahastallegarasuladoydecirlealoído:—Nosefíeusteddesutestigo,Estáloco,perotampocomucho;damiedolomarrulleroyagudoquees.Todoloqueledigaausteddequeleodioesmentira.Yaséloquelevaacontar;looíporcasualidadcuandoeladministradorhablabaconelcartero.Esdemasiadolargoparaquelohablemosahoraymeparecequenosespían,pero... Depronto,Turnbullsintióganasdevomitarenelcésped;porsimplehorror,sanoybárbaro,de losucio; por simple odio inhumano al estado inhumano de locura. Le pareció oír en torno los ociososcuchicheosdellugar,innumerablescomohojassusurrantesenelviento,ydiciendocadaunoconansia

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algúnmalnuncasucedido,algúnsecretoterroríficoquenoeraverdad.Todosuserderacionalistaydehombrenormalserebelócontraelacatamiento,siquierafuesemomentáneo,atalselvadeimposturasytenebroso egotismo. Le entraron ganas de volar con dinamita aquel alcázar del engaño; y en ciertamaneraferoz,quenopodemosdefender,tratódehacerlo.MiródetravésaMacIanydijo:—¡Oh!¡Nopuedosufriresto!—¿Quénopuedeustedsufrir?—preguntósucontrario,mirándolodudoso.—¿Podremosdecirlaatmósfera?—replicóTurnbull—.Nohayqueemplearexpresionesgroseras,nisiquieracontra...unadeidad.ElcasoesquenomegustatenerportestigoaDios.—¡Señor!—dijoaquelente,muyofendido—,enmiposiciónnoestoyhabituadoaquedesdeñenmisfavores.¿Nosabeustedquiénsoy?EldirectordeElAteístasevolviócontraél,comoquienpierdelapaciencia,yestalló:—¡Sí:ustedesDios!,¿noesasí?—dijorudamente—.¿Porquétenemosdosjuegosdedientes?—¿Dientes?—farfullóelamablelunático—.¿Dientes? —Sí—gritó Turnbull, acercándose a él rápidamente y con vivos ademanes—. ¿Por qué duele ladentición?¿Porquédueleparir?¿Porquéescontagiosoelsarampión?¿Porquétieneespinaslarosa?¿Porquéelrinocerontetienecuernos?¿Porquétieneelcuernoenloaltodelanariz?¿Porquénotengoyouncuernoenloaltodelanariz? Y se golpeabavivamente el puente de la nariz con el índiceparamarcar el sitio de la omisión, ydespuésamenazabaconeldedoalCreador.—Muchasganasteníayodeencontrarmeconusted—prosiguió,ásperamente,trasunapausa—parapedirlecuentasdetodaslasidiotecesycrueldadesdeestemundopuercoysinsentidodesuinvención.Haceustedunmillóndesemillasyunasola llevafruto.Haceustedunmillóndemundosyunosoloparecehabitado.¿Quéquiereusteddecirconesto,eh?¿Quéquiereusteddecirconesto?Anteunaformadeataquenuevaporcompleto,elinfelizlunáticoretrocedió,yalzabalaboquilladefumarcasicomoquienparaungolpe.Turnbullcontinuó,comountorrente:—AyermurióunhombreenEaling.Ustedlomató.EnCroydon,unamuchachateníadolordemuelas.Ustedselodió.CincuentamarinerosseahogaronenSelseyBill.Ustedechóapiqueelbarco.¿Quétieneustedquealegarensudefensa? El representante de la omnipotencia parecía haber confiado las más de aquellas cosas a lossubordinados;sepasóunamanoporel fruncidoentrecejoydijoconacentodemayorcorduraque laempleadaporélhastaentonces:—Bien,siaustednoleagradamiasistencia,esclaro...quizáselotrocaballero... —Elotro caballero—gritóTurnbull condesprecio—esun caballero sumiso, leal yobediente.Legustalagentequeusacoronas,seandebrillantesodeestrellas.Creeenelderechodivinodelosreyes,yeslomáspropioquetengaalreyportestigo.PeroamínomecuadraqueDiosseamitestigo.Diosnoesbueno.Aborrezcoyniegoelderechodivinodelosreyes.Peroaborrezcomásyniegomáselderechodivinodeladivinidad.Trasunapausa,durantelaquesetragósucólera,dijoaMacIan.—Entodocaso,eldeustedesbuentestigo.Elmontañés,sincontestar,permanecíainmóvil,comoanonadadoporunpensamientograveydifícil.Alcabosevolvióbruscamentealtestigodelsombrerodecopaydijo:—¿Quiénesusted?Elhombredelsombrerodecopaguiñólosojosylevantólacabezaafectandosorpresa,comoquienenrealidadestáhabituadoaquenolecrean.—SoyelreyEduardoVII—dijoconarroganciainsegura—.¿Dudausteddemipalabra?—Nolodudoenlomásmínimo—respondióMacIan.

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—Entonces—dijoelgordodelsombrerodecopa,temblandodepiesacabeza—,¿porquétieneustedpuestoelsombrerodelantedelrey?—¿Yporquéhabíadequitármelo—replicóMacIanconigualcalor—delantedeunusurpador?Turnbullgirósobresustalones.—Bueno—dijo—;laverdadesqueyolecreíaaustedunsúbditofiel.—Soyelúnicosúbditofiel,porquesoyelúnicorebelde—respondióelgaélico—.Durantecercadetreintaañosherecorridoislasynoheencontradoningunomás.—Siempreesusteddifícildeentender—observóTurnbullalegremente—.Avecesloesustedtantoquecasinovalelapenadeentenderle. —Yosoyelúnicofiel—insistióMacIan—porquesoyelúnicorebelde.EstoyprontoencualquiermomentoarestauraralosEstuardos.Yaretaralaraleahannoveriana;yahoralareto,puestoqueestoycaraacaraconeldueñoactualdelenormeImperiobritánico.Ycruzandolosbrazos,echandoatrássuflacorostrodehalcón,seencaróaltaneroconelhombredelasolemnelevitaydelcodosaledizo. —¿Quéderecho teníanustedes,míseroshidalgüelosalemanes—exclamó—paramezclarseenunacontiendaentrecaballerosescoceses,ingleseseirlandeses?¿Quiénleshizoaustedes,cuyospadresnoacertabana farfullarel ingléscuandoandabanporWhitehall,quién leshizoaustedes juecesentre larepúblicadeSidneyy lamonarquíadeMontrose? ¿Qué teníanquever con Inglaterravuestros jefes,para que se regalasen con la impura ofrenda de la sangre de Derwentwater y el corazón de JimmyDawsson?¿DóndeestánlosmuertosdeCulloden?¿DóndelasangredeLochiel?MacIanseadelantóhaciasucontrarioalargandoundedohuesudoyafilado,comosiindicaseenquébolsilloestabaguardada,probablemente,lasangredelclandeCameron;yEduardoVIIretrocedióunospocospasossumamenteconfuso.—¿Québienesnoshantraídoustedes?—prosiguiócontonocadavezmásáspero,obligandoalotroaretroceder hasta el macizo de flores—. ¿Qué bienes nos han traído ustedes, casita de salchichasalemanas?BárbarasetiquetasdeCorte,parareprimirlalibertaddelaaristocracia.Gasesdemetafísicaseptentrional,para inflar comoglobosa losobisposde la Iglesia. ¡Malaspinturas,malasmaneras, elpanteísmoyelmonumentoalpríncipeAlberto!¡VuélvanseaHannover,embusteros!¡Váyansea...! Antesdeconcluirseesta rociada, laarroganciadelmonarcahabíacedidoporcompleto;diómediavuelta suavemente y se precipitó por el paseo abajo. MacIan corrió tras él sermoneándole todavía,agitando sus grandes y flacas manos. Los otros dos continuaban en medio de la pradera. Turnbull,retorciéndosederisa;ellunático,retorciéndosededisgusto.Casienelmismomomentountercerpersonajesepresentó,avanzandoconprestezaporelcésped.Elsujetoqueveníaandabaencorvado;pero,nosesabecómo,subarba,estrechayenpunta,seechabahaciaadelante.Labarbarubia,cuidadosamentecortadayaguda,erasinduda lomásexpresivodesupersona.Cuandoseechabalasmanosa laespalda, juntándolasbajolosfaldonesdela levita,dijérasequesedivertíaenapuntarasuinterlocutorconlabarba,comoconundedomuygrueso.Conlabarbacumplíacasitodossusgestos;erademásmontaqueloschispeanteslentesporloscualesmirabayqueelencantadorbalidodesuvozalhablar.Elrostroyelcuello,derojoencendido,peroflacosyfibrosos.Llevaba siempre sus costosos lentesdemonturadeoro ligeramentede través en lanariz aguileña; ymostrabasiemprebajoelbigotedos incisivosbrillantes,enunasonrisa tanperennecomoparaganarfama de burlón.No siendo sus lentes torcidos, el atuendo era esmerado; y pese a la sonrisa, estabaperfectayperpetuamentedeprimido.—¿Nocreenustedes—dijoelreciénllegadoconunaespeciederuegoaltanero—queharíamosmejortodoseniradesayunarnos?Esungranerrorretrasareldesayuno.Predisponealmalhumor.—Escierto—dijoTurnbull,seriamente.—Parecequehahabidoaquíunaligeracontienda—dijoelhombredelabarbadechivo.

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—Esunahistoriaalgolarga—dijoTurnbullsonriendo—.Porsuorigenpodríamosdecirqueesunafasedelacontiendaentrelareligiónylaciencia.ElreciénllegadomostróunpocodeasombroyTurnbullrespondióalapreguntaqueleíaensurostro:—¡Ah!,sí—dijo—.Lacienciasoyyo.—Lefelicitoausteddecorazón—contestóelotro—.SoyeldoctorQuayle.Turnbull,sindesviarlamirada,comprobóqueelhombredelpanamáhabíaperdidosusolturadegranterrateniente y se había esquivado, poniéndose como a treinta varas de distancia, donde permanecíaechandomiradasdemiedoydeodio,encogidocomoungatoquebufa. MacIan, con algún desconsuelo, estaba sentado en el tronco de un árbol,medio sepultada la grancabezanegraen susanchasmanosatezadas, cuandoTurnbullvinoaél,mordisqueandouncigarrillo.MacIan no levantó la vista, pero su camarada y enemigo le habló como quien desea desfogar sussentimientos.—¡Bueno!Supongoqueahoraestaráustedcontentodesupreciosareligión.Supongoquelegustaráausted la compañíade estepobrediabloquehaperdido el juiciopor culpade tantos rezos, himnosyclérigosmalditos.MedicenquehayenestacasacincoindividuosquehubieranpodidoserpadresdefamiliayqueseimaginanserDiosPadre.Pormuchoqueusteddigadelafealdaddelaciencia,todavíanohayaquínadiequesecreaelProtoplasma. —Prefieren, como es natural, un papelmás brillante—dijoMacIan con tedio—.No vale la penavolverselocoporelProtoplasma. —Por lomenos—dijo Turnbull brutalmente—, su Jesucristo de ustedes fué el que inauguró esalocuradecreerseDios.Poruninstante,MacIanmiróconairedepelea;despuéssusapretadoslabiossonrierondemalaganaydijoconcalma:—No:laideaesmásantigua.SatanásfuéelprimeroendecirqueeraDios. —Entonces—preguntó muy pausadamente Turnbull, mientras cortaba despacio una flor—, ¿quédiferenciahayentreCristoySatanás?—Muysencillo—replicoelmontañés—:Cristodescendióalinfierno;Satanáscayóenél.—¿Tantovadelounoalootro?—preguntóellibrepensador. —Como que no puede sermás—dijo el otro—.Uno quiso subir y fué derrocado; el otro quisodescenderyfuéensalzado.UnDiospuedeserhumilde;undiablo,solamentehumillado.—¿Porquéeseempeñoenhumillarsiemprealhombre?—preguntóTurnbull,frunciendolascejas—.Meparecepocagenerosidad.—¿Porquéseempeñaustedenhumillaraundiosalencontrárseloustedenestejardín?—preguntóMacIan.—Erauncasoextremodeimprudencia—dijoTurnbull.—Aunqueconcediésemosaesehombresuspretensionesdeomnipotente,lecreomuymodesto—dijoMacIan—.Arrogantes,nosotros,quenosreconocemosúnicamentehombres.Elhombreordinariodelacalletienemásdemonstruoqueesepobreindividuo;porqueelhombredelacallesetrataasímismocomounDiosTodopoderoso,sabiendoquenoloes.Esperaqueeluniversogireentornosuyo,aunquesucentronoesél,ylosabe.—Bueno—dijoTurnbull,sentándoseenelcésped—;sealoquequiera,estoesunadigresión.Loquemeimportanotaresquelafeconducealmanicomio,ylacienciano.—¡Cómoqueno!—exclamóMacIancondesprecio—.Aquíhayunospocosquehanperdidoeljuiciopor la Biblia y unos pocos que lo han perdido por Dios. Pero apuesto a que hay muchos más quesimplementelohanperdidoporlalocura.—¿Deverascreeustedeso?—preguntóelotro. —Docenas y docenas, diría—contestóMacIan—. Individuos que han leído libros demedicina, o

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cuyospadresytíosteníanenelcerebrounatarahereditaria...respiranunambientedelocura. —Contodo—dijoTurnbullmalignamente—,apuestoaquenohaencontradoustedunlocodeesaespecie.—¡Apuestoaquesí!—gritóEvan,conanimacióndesusada—.Todalamañanamehepaseadoporeljardínhablandoconunpobrehombreextravagante.Lamalditaciencialohatrastornadoydelira.Hablarde uno que se cree Dios, ¡bueno!; es una conseja agradable para contada al amor de la lumbre,comparadocon lascosasqueese individuocree.CreequehayDios,peroqueél esmejorqueDios.DicequeDiosnoseatreveaencararseconél.Dicequeseprogresacontinuamenteallende lomejor.Tomándomedelbrazo,mesusurróaloído,comosimedijeseelApocalipsis:«NosefíenuncadeunDiosaquiennopuedaustedmejorar». —¿Quéhaqueridodecir?—dijoelateo,despertándosele la lógica—.EsobvioquenopodríaunofiarsedeunDiossusceptibledemejora. —Puesesodecía—dijoMacIan,casiindiferente—.Ycosasaúnmásextrañas.Dicequeelmédicodebedecidirconquémujerdebecasarsecadahombre,quea loschicosnodebencriarlossuspadres,porquelaparcialidadfísicadeformaeljuiciodeleducador. —¡Oh,queridoamigo!—dijoTurnbull riendo—.Ha idoustedadarconuncasopintiparadoparaservirledeprueba.Admitoquealgunospierdaneljuicioporcausadelaciencia,comootroslopierdenporcausadelamorocosasemejante.—Ydice—prosiguióMacIan,conmonotonía—quenopuedecomprendercómohayquiensupongaqueuntriánguloesunafiguradetreslados.Dicequeenunplanomásalto...Turnbullbrincó,comosirecibieseunadescargaeléctrica.—Nuncahubiesecreído—gritó—quetuvieseustedbastantehumorparadecirmentiras.Haidoustedunpocolejos,compadre,conlabromita.Nienunmanicomiopuedehabernadieque,sihapensadoenel asunto, crea que el triángulo no tiene tres lados. Si existe, abre una nueva era en la psicologíahumana.Peronoexiste.—Voyatraerlo—dijoMacIanconcalma—.Elpobrecillosequedabajuntoalmacizodelepidios. MacIan desapareció y a los pocos momentos volvía, trayendo en pos al lunático que habíadescubierto, hombre enclenque, de sonrisa perenney la cabeza inquietamoviéndosedeun ladoparaotro.Teníabarbadechivo,lobastantelargaparaqueelvientofuertelasacudiese.Turnbulldióunsalto,yparecióquedarsesinhablaporelesfuerzodecontenerunataquederisa.—¡Cómo!¡Grandísimoasno!—exclamóporlabajo,atronándoleeloído—.Estenoesunenfermo.Esunodelosdoctores.Evanvolviólavistahacialasonrientecabezadelabarbaenpunta,yrepitiólafrase,inquiriendo:—¿Unodelosdoctores?—¡Oh,ustedsabeloquequierodecir!—contestóTurnbullimpaciente—.Lasautoridadesmédicasdelacasa.Evanpermanecióvueltoconcuriosidadhaciaelsujetobarbudoybrillantequeveníatrasél.—Loslocosmédicos,segúnusted—dijoTurnbull,brevemente.—Asíes—dijoMacIan.Trasunsilencioinquieto,TurnbulltomóaMacIanporelcodoyselollevóaparte. —Porloquemásquiera—dijo—,noofendaustedaeseindividuo;estará lococomounacabra,siusted se empeña, pero nos tiene en sumano. Es la hora que nos ha dado para hablar de nuestra...,¡bueno!,denuestrasalida.—¿Yesoqueimporta?—preguntósorprendidoMacIan—.Nopuedeguardamosenelmanicomio.Noestamoslocos.—¡Pedazodetonto!—dijoTurnbull,cordialmente—,claroesquenoestamoslocos.Yesclaroquesinossometenaunexamenmédicoyelasuntosemueveencontraránquenoestamoslocos.Peroustedno

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vequeencuantoremuevanelasuntoempezaránairyvenirtelegramasycartas;yencuantosospechenquiénes somos nos llevarán de la casa de locos, donde podemos fumar, a una cárcel, donde nofumaremos. No, si lo llevamos con tino, concluiría esto con ponernos en la puerta como a unosperdidos.Perosiempiezanlasaveriguaciones,alamediahoranosfríen. MacIan frunció el entrecejo,miró al céspedunosmomentos, y luegodigo convoznueva, débil einfantil:—Soyterriblementeestúpido,Mr.Turnbull;necesitaustedtenerpacienciaconmigo.TurnbulltomódenuevoaEvanporelcodo,conademánenteramentedistinto:—Vengausted—exclamóconlavozroncadequienescondesuemoción—;vengaustedytengamostactolosdos.Eldoctordelabarbaenpuntalaproyectabayahaciaadelante,formandounángulomásagudoquedeordinario,ysusonrisadenotabaexpectación.—Supongoquenolesestorbo,caballeros—dijo,conlevealusiónburlonaasurápidoaparte—,perocreoquedeseabanustedesvermealasonceymedia. —Lo siento infinito, doctor—dijo Turnbull con estudiada amabilidad—; si le he hecho a ustedesperar ha sido sin intención; pero el ridículo accidente que nos ha traído a este jardín puede tenerconsecuenciasalgoseriasparanuestrosamigos,ysobreelloestabaesteamigollamándomelaatención. —¡Perfectamente, perfectamente! —dijo el doctor, con prisa—. Si en efecto tienen ustedes quepreguntarmealgo,puedoconcederlesunosmomentosenlasaladeconsultas.Loscondujorápidamenteaunaposentopequeñoperoimponente,queparecíaconstruidoyamuebladoúnicamentedemaderarojabarnizada.Habíaunbufeteocupadoporpapelescuidadosamenteapilados,yvariassillasdemaderarojabarnizada,perodeformasdiferentes.Alolargodelaparedcorríaalgoquepudieraserunaestantería,sóloquenoestaballenadelibros,sinodeunascajasplanasyoblongasdelmismomaterialrojooscurobruñido.Quéeranaquellascajasplanasdemadera,nopodíanadivinarlo. Eldoctorsesentó,cortéspero impaciente,enel sitialdesuprofesión;MacIanseestuvodepie,yTurnbullsearrojócondeleiteenundurosillóndemadera. —Nuestroasuntoesde lomásabsurdo,doctor—dijo—,ymedavergüenza robarel tiempoaunfacultativoatareado,comousted,conextravaganciasdeestegénero.Elhechoessencillamentequeesteamigoyyo,conungrupodegentealegre,amigosyamigas,hemosorganizadoporestossitiosunjuego,quevieneaserunacombinacióndelacazadeliebresydelescondite.Supongoqueustedloconocedeoídas. Nosotros dos éramos las liebres, y al ver los muros tan altos de este jardín, que parecíanbrindarnos un escondite, los saltamos, y, naturalmente, nos sorprendimos un poco con lo queencontramosalotrolado.—Enefecto—dijoeldoctor,dulcemente—,comprendoelasombrodeustedes. Turnbullesperabaque lepreguntasedóndeestabaelcuartelgeneraldeaquel juego tandivertidoyquiéneseran loshombresy lasmujeres entusiastasque lohabían traídoa talperfección;Turnbull seocupabaenelaborartodosesosdetallespersonalesygeográficos.Comoeldoctornolehizopregunta,Turnbullsintióunligeromalestarysearriesgóadecir:—Esperoqueaceptaustedmiafirmacióndequeelveniraquíhasidounaccidenteynounaintrusióndeliberada.—¡Oh,sí,señor!—replicóeldoctor,sonriendo—.Aceptotodoloqueusteddice. —En tal caso—dijo Turnbull, levantándose alegremente—, no debemos estorbarle a usted mástiempoensusimportantesobligaciones.Supongoquehabráalguienparafranquearnoslasalida.—No—dijoeldoctor,perseverandoensuplacenterasonrisa—,nadielesfranquearálasalida.—¿Entoncespodemossalirsolos?—preguntóTurnbull,conalgunasorpresa. —Naturalmentequeno—dijoelbrillantecientífico—.Pienseustedqueesoseríapeligrosoenunacasacomoésta.

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—¿Puescómodiabloshemosdesalirdeaquí?—gritóTurnbull,perdiendolosmodalesporprimeravez.—Escuestióndetiempo,dereceptividadydetratamiento—dijoeldoctor,arqueandolascejasconindiferencia—.Ningunodelosdoscasosmepareceincurable. Estas palabras dejaron mudo al hombre según el mundo, y, como ocurre en las situacionesintolerables,lapalabraacudióalhombreajenoalmundo.MacIandióunazancadahastalamesa,seinclinósobreellaydijo:—Nopodemosquedarnosaquí;nosomoslocos.—Nosotrosnoempleamostérminostancrudos—dijoeldoctor,sonriendoasusbotasdebuenapiel.—Peroustednopuedepensarqueestemoslocos—tronóMacIan—.Ustednonoshavistonunca.Nosabeustednadadenosotros.Nisiquieranoshareconocido.Eldoctorechóhaciaatráslacabezaylabarba.—¡Oh,sí!—dijo—.Muyafondo. —Pero usted no puede encerrar a un hombre por mera impresión personal, sin documentos, ocertificados,oloquesea.Eldoctorsepusoenpielánguidamente.—Asíes—dijo—.Debeustedverlosdocumentos.Sedirigióhacialacuriosalibreríafingidaysacóunadelascajasplanasdecaoba.Laabrióconunaprimorosa llavependientede lacadenadel reloj,ydescorriendola tapaexhibióunahojadepapeldemarcacubiertadeunaescrituraapretadaperomuyclara.Lastresprimeraspalabrasestabanenletrasdecopiartangruesas,queentrabanporlosojosaunadistancia.Eranéstas:«MacIan,EvanStuart».Evaninclinósobrelahojasucoléricafazaguileña;peroalgoemborronabaelescrito,ynopodríajurarquelovióclaramente.Vióalgoqueempezabaasí.«Influenciasprenatalespredisponentesalamanía.ElabuelocreíaenlarestauracióndelosEstuardos.LamadrellevabaunhuesodeSantaEulaliaconelquetocabaalosniñosenfermos.Maníareligiosaacentuadadesdelaprimeraedad...».MacIanreculó,ylaspalabraslefaltaron.—¡Oh!—prorrumpióalfin—.¡Oh!¡Sitodoelmundopordondeheandadohubieseestadotancuerdocomomimadre!Conlasmanosseoprimiólassienes,comoparadespachurrarlas.Yluegoalzósúbitamenteunacaraqueparecíafrescayjoven,comosilahubiesebañadoenunmanantialsagrado.—Muybien—gritó—.Tomaréconlodulceloamargo.PagarélapenadehabergozadodeDiosenestemonstruosomundomodernoquenopuedegozarnidelhombrenidelabestia.Moriréfelizenestacasadelocos,solamenteporquehellegadoasaberloquesé.Queconste,pues:MacIanesunmístico;MacIanesunmaniático.Peroaestehonrado tenderoyeditor,aquienhearrastradoenmiscorreríasinhumanas, no puede usted retenerlo. Se irá libre; gracias a Dios, no consta en ningún malditodocumento.Suantepasado,estoyseguro,nomurióenCulloden.Sumadre,lojuro,noteníareliquias.Pongaustedamiamigoenlacalle,yencuantoamí... Eldoctorya sehabíadirigidoa los cargadosestantes,y trasdeescudriñar a lomiopeunospocosminutos,sacóotroparalelogramodemaderarojaoscura.Loabriótambiénsobrelamesa,yunodelospresentesvió,conelojoinfalibledelquesesienteenpeligroestaspalabrasescritasconletrasgrandes:«Turnbull,Jaime». Hasta aquí, Turnbull, un poco desdeñosamente, había renunciado a representar su papel en aquelnegocio;peroerademasiadolealysinceroparanoestremecersealversunombre.Despuésdelnombre,el escrito corría en estos términos: «Único caso de Eleuteriomanía. Parentela, como es frecuente encasos tales, prosaica y sana. Los síntomas eleuteriomaníacos se presentaron pronto, sin embargo,llevándoleaadherirsealindividualistaBradlaugh.Recientesaccesosdepuraanarquía...».Turnbullcerródegolpelacaja,quecasisedeshizo,ydijoreventandoderisaferoz:

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—¡Oh,vengausted,MacIan!Nomeimportatantomarcharmedelmanicomiocontaldesalirdeestecuarto.Teníaustedhartarazón,MacIan,cuandohablabausted...delosmédicoslocos.Cuandoseencontraronfuera,enelverdeyfrescojardín,Turnbull,trasunsilenciograve,dijo:—Ahoracomprendounacosaquemeteníaperplejo.—¿Quéquiereusteddecir?—preguntóEvan.—Nadie,porvoluntadyastuciaquetenga—respondióTurnbull—,puedesalirdeestejardín,y,sinembargo, nosotros entramos sencillamente saltando la pared. Ahora, se explica todo con bastantefacilidad.Esemuroindefensoeraunatrampaabierta.Eraunatrampatendidaadoslunáticoscélebres.Nosvieronentrarporelbuencamino,yveránquenosalimos.Evanmirógravementemásdeunminutoalmurodeljardín,ydespuésmoviólacabezasinproferirpalabra.

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XV.ElsueñodeMacIanEL espionaje del manicomio era un sistema tan eficaz y completo que en la práctica los enfermospodíanamenudodisfrutarlasensacióndesoledadcasicompleta.Eneljardín,sinvigilanciaaparente,podíanvagartancercadelmurocomoparallegaracreerquelesseríafácilsalvarlo.Perosilohubiesenintentado,prontohabríanvistoloerróneodesucálculo.Bajotallibertadultrajante,enesasoledadartificial,EvanMacIanteníalacostumbredeescurrirseensilencio al jardíndespuésdeloscurecer, especialmente ennochesde luna.La luna, en efecto, ejercíasobreélunpodermagnético,pormaneradifícildeexplicaraquientengadisposiciónmenossensible.Evidentemente,ApoloestanpoéticocomoDiana;peroaquínosetratadepoesía,enelsentidoacabadoeintelectualdelapalabra.Setratadeunailusiónpuerilauténtica.Elsolesinvisible,ensentidoestrictoy literal; es decir, que no podemos propiamente verlo con los ojos del cuerpo. Pero la luna es cosamuchomássencilla;sincomplicación,comoparaniños.Estácolgadaenelcielo,maciza,todadeplata,inútil del todo; enormebola de nieve celestial.Tales eran, cuandomenos, los casos e imaginacionespuerilesqueconducíanunayotravezaEvan,durantesuinhumanoencierro,asalir,comosiquisiesedispararcontralaluna.Unadeesasnochesluminosas,espectrales,estabaeneljardín,atiempoqueelinmensofulgordelalunarebajabaloscolorestantoquelosmásfuerteseranelsuaveyprofundoazuldelcieloyelamarillodelimóndelastro.MacIan,derostroalaluna,seadelantabaenaquelladisposiciónmedioenajenadaque pudiera disculpar el error de sus guardianes; y así, contemplando, percibió un objeto pequeño,reluciente,quevolabajuntoalorbeluminoso,comoastillaarrancadadela luna.Alprontopensóqueseríauncentelleodesupropiavista;parpadeó,serestrególosojos.Despuéspensóqueseríaunaestrellaerrante;pero laestrellanosecorría.Dabasacudidas torpespormaneradesconocidaen losmeteoros,que recordaba singularmente las obras del hombre. Un momento después, el objeto atravesó enderechurapordelantedela luna,ydeserplatasobreazul,fuédeprontonegrosobreplata;yaunquecruzóelcampodeluzcomounacentella,suformasedelineóinconfundible,aunqueinsólita.Eraunanaveaérea. La nave tomó una larga y vigorosa curva en el cielo y se fué acercando a MacIan, como unalocomotoradescribeunavuelta enpendiente.Eradepuro aceroblanco,y a la lunabrillaba como laarmadurade sirGaland.Noes inapropiadocompararlacon talvirginidad,porque, segúnbajabay sutamañocrecía,MacIanvióque laúnicapersonaabordoestabavestidadeblancodepiesacabezaycoronadade cabellosblancos como lanieve, en losque el fulgorde la luna sederramabacomounabendición.Elviajeroestabatanquietoquefácilmenteselepodíatomarporunaestatua.EsopensabaMacIan,enefecto,hastaqueleoyóhablar.—Evan—dijolavoz,yhablabaconlasencillaautoridaddeunpadreolvidadoquevuelveaverasushijos—,yahaspermanecidoaquíbastantetiempoytuespadaesnecesariaenotraparte.—¿Necesariaparaqué?—preguntóeljoven,aceptandoelmonstruososucesoconnaturalidadextrañayburda—.¿Paraquénecesitanmiespada? —Para todo loque teescaro—dijoelhombre,enhiestoenelclarode luna—.Para los tronosdeautoridadyparalaantigualealtadalaley.Evanmiróotravezalorbelunar,comoenimploraciónirracional;unternerillodelalunabalandoporsumadre la luna. Pero la faz de la luna permaneció tan inexpresiva como la suya propia; contra losobrenatural no presta ayuda la naturaleza; y de nuevo miró a la aventajada figura marmórea, queparecíahechadeluzdelunasolidificada.Despuésdijoconreciavoz:¿Quiénesusted?,yalmomentolesobrecogióelterrordequesupregunta

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quedasesinrespuesta.Peroeldesconocidoguardóimpenetrablesilenciodurantelargoratoyrespondióúnicamente:—Nodebodecirquiénsoybastaelfindelmundo;peropuedodecirloquesoy.Yosoylaley.Yalzólacabezatantoquelalunalehiriódellenoensuhermosayantiguafaz.Sufazeralafazdeundiosgriegoquehubieseenvejecido,sindebilitarseniafearse;nadarompíalaregularidaddesusrasgos,salvoelmentón,unpocolargoyhendido,peroesoaumentabasudistinciónsin mengua de su belleza. Sus ojos, grandes, impresionantes y muy luminosos, eran incoloros porcompleto,comoelacero. MacIan era de esos para quienes la reverencia y la sumisión ceremoniosas son cosas fáciles ycorrientes. Sin afectación alguna, se inclinó levemente ante la solemne aparición y bajó la voz paradecir:—¿Metraeustedunmensaje?—Traigounmensaje—respondióelhombredelunaymármol—.Elreyhavuelto.Evannoexigióaclaracionesnipreguntómás.—Supongoquemellevaustedalaguerra—dijo—.Lasilenciosafiguradeplataselimitóainclinarotravezlacabeza.MacIanseencaramóalanavedeplata,quepusorumboalasestrellas. Decir que se remontaba a las estrellas no es simplemetáfora, porque el cielo, aclarándose, habíallegadoaesafortuitayasombrosatransparenciaquepermitevernetamenteyalmismotiempolalunaylasestrellas.Segúnibaascendiendoensucarro,elpersonajedelablancavestiduradijoaEvancontodacalma:—Aquíestálarespuestaatodaslaslocurasquesedicenrespectodelaigualdad.Algunasestrellassongrandes,otrassonpequeñas;unasestánquietas,otrasgiranentornodeellas.Estánbienordenadas,peronosoniguales.—Todassonmuyhermosas—dijoEvanconciertaduda. —Todas son hermosas—respondió el otro—,porque cada una está en su puesto y reconoce a susuperior.Ahora Inglaterraserábellaporelmismoestilo.La tierraserábellacomo loscielos,porquenuestrosreyeshanvueltoanosotros.—ElEstuardo...—comenzóMacIanconansia.—Sí—respondióelanciano—,elquehavueltoanosotrosesEstuardo,perotambiénmásantiguoquelosEstuardos.EsCapetoyPlantagenetyPendragon.Nostraetodaaquellaantiguaeradequehablanlosproverbios,aquelreinadodeorodeSaturnocontraelqueserebelarondiosesyhombres.Nostraetodolo que la insolencia dejó perder o fué aplastado por la rebeldía; tu antepasado, unMacIan, rota suespada,desangrándosesinesperanzaenCulloden;Carlos, rehusandocontestarel interrogatoriodeuntribunalderebeldes;María,laderostrohechicero,afrontandoalostétricosycodiciososparesylatoscamoralidad de Knox; Ricardo, el último Plantagenet, dando su corona a Bolingbroke, como a unsalteador de caminos; Arturo, abrumado en Lyonesse por los ejércitos paganos y muriendo entrebrumas,conladudadesijamásvolvería.—Peroahora...—dijoEvanenvozbaja.—Peroahora—dijoelanciano—havuelto.—¿Todavíaardelaguerra?—preguntóMacIan.—Ardesintregua,alotroladodelmar,adondevamos—contestóelotro—.PeroenInglaterra,elreyyagozaotravezdelosuyo.Denuevoseenseñaysegobiernaalpuebloparasubien;haycaballerosdichosos,hidalgosdichosos,sirvientesdichosos,siervos,sisequiere,dichosos.Perotodoslibresdeesacargadevejacionesydeesavanidadsolitariaquesellamabaserciudadano.—¿Inglaterraestátranquila,enefecto?—preguntóMacIan.—Asómateymira—dijoelguía—.Mefiguroqueestesitioyalohasvistoantes. Gobernaban a través del aire hacia una región del cielo en que el cóncavo de la noche era más

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tenebrosoysinningunaestrella.Perosobreestefondonegrosurgieron,sacadasenfulgenteplata,unacúpulayunacruz.Parecíaque,enefecto,lashubiesenrevestidonuevamentedeplata,queenelintensofulgordela lunaeracomollamablanca.Contodo,fueserevestimientoopintura,Evanreconociósindificultadelsitio.Viólapopulosaavenidaqueseremontabaendeclivehastalabasedelgranpedestalescalonado.Ysepreguntósilatiendecillaestaríaaúnallícercaysihabríanrecompuestoelescaparate. Comolanaveaéreasurcabaen tornodelcimborrio,observóotrasalteraciones.Elcimborriohabíasidodecoradodenuevo,paradarleunaspectomássolemneyunpocomáseclesiástico;labolahabíadesaparecidoolahabíandisimulado,yentornodelagalería,bajolacruz,sedesarrollabaunanillodeestatuasdeplata,comolasmenudasimágenesdeplomoquerodeabanelsombrerodeLuisXI.Entornoalasegundagalería,enlabasedelcimborrio,corríaotrafiladeestatuassemejantes,yEvanpensóquehabríaotramásabajo.Cuandoseacercaronmás,vióque las figuras llevabanarmaduracompleta,deaceroode]plata,consendasespadasdesnudas,lapuntaenalto;yluegovióqueunadelasespadassemovía. No eran estatuas, sino una orden de caballería puesta en tres círculos alrededor de la cruz.MacIancontuvoelalientocomohacenlosniñosanteloquelesparecehermosoenextremo.Nopodíaimaginar nada que respondiese por modo tan cabal a sus propias visiones de arte pontificial ycaballeresco, como el blanco cimborrio colocado sobre Londres, gran tiara de plata, circundado portriplecoronadeespadas. Cuando bogaron más bajo sobre Ludgate Hill, Evan vió que el estado de la calle respondíaplenamentealaafirmacióndesucompañerosobreelrestablecimientodelorden.Elantiguogentíodevestimentanegra,consuvivacidadcallejeraysuvulgaridad,habíadesaparecido.Gruposdelabradores,pacíficos,pintorescamentevestidos,pasabanarribayabajoengrannúmero;perounospocoshombresacaballobastabanparamantenerelordenenlacalle.Losdeacaballonoeranpolicíascorrientes,sinocaballerosdeespuelayairón,cuyaespléndidaarmadurabruñidachispeabacomodiamantes,másquecomo acero. Tan sólo en un sitio —la esquina de Bouverie Street— se produjo un momento deconfusión,yfuédebidaalaprisamásquealaresistencia.Peroaunviejogruñónquenosedióbastanteprisaadejarelpasolibre,unodeloshombresacaballoledescargó,sindarfuerte,unsablazodeplanoenlaespalda. —El soldadono teníaporqué intervenir—dijoMacIanvivamente—.Elviejonopodía irmásdeprisa.—Nosotrosconcedemosgranimportanciaaladisciplinaenlacalle—dijoelhombredeblanco,conlevesonrisa.—Ladisciplinaesmenosimportantequelajusticia—dijoMacIan. El otro no contestó. Luego, tras un breve silencio, durante el cual pasaron sobre el parque de St.James,dijo:—Elpueblodebeestarenseñadoaobedecer;debereconocersupropiaignorancia.Ynoestoypropicioaaceptar—continuó,volviendolaespaldaaMacIanyexplorandolastinieblasdesdelaproadelanave—,noestoymuypropicioaaceptaresapequeñamáximaacercade la justicia.Ladisciplina,paraelconjuntodelasociedad,es,seguramente,másimportantequelajusticiaparaelindividuo. Evan, que también estaba asomado a la borda, se volvió con asombrosa rapidez, y se le quedómirandoalaespalda.—¿Ladisciplinaparalasociedad—repetía,recalcando—esmásimportante...quelajusticiaparaelindividuo?Trasunlargosilencio,exclamó:—¿Quiényquéesusted?—Unángel—dijoeldelropajeblanco,sinvolverse.—Ustednoescatólico—dijoEvan.Elotro,comosinolehubieseoído,volvióaltemaprincipal:

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—Ennuestrosejércitoscelestiales,sabemosinfundirenlossubordinadosuntemorsaludable.MacIantendíaelcuellohaciaadelanteconansiedadextraordinariaeinexplicable.—¡Prosiga!—gritó,enlazandoydesenlazandosuslargosyhuesudosdedos—.¡Adelante! —Porotraparte—continuóelotro,en laproa—,debeustedadmitiren los tipossuperioresciertaaltivezyelevacióndeánimo.—¡Prosiga!—dijoEvan,ardiéndolelosojos.—LomismoquelavistadelpecadoofendeaDios—dijoeldesconocido—,lavistadelofeoofendeaApolo.Lobelloyloegregioseimpacientannecesariamenteconlomezquinoy...—¡Cómo,grandísimoloco!—gritóMacIan,enderezándoseentodasutremendaestatura—.¿Piensaustedquesolamentehedudadoacausadeesegolpeconlaespada?Bienséqueórdenesmuynoblestienenmaloscaballeros,quebuenoscaballerostienenmalcarácter,quelaIglesia tienecurasbrutosycardenales groseros; lo sé desde que nací. ¡Loco! Con que hubieses dicho: «Sí, es una vergüenza»,habríayoolvidadoeseasunto.Perovientubocalahuelladeunasofísticainfernal;conocíquehabíaalgomaloentiyentuscatedrales.Algodemalo;todoesmalo.Noeresunángel.Esdecir,noeresunaiglesia.Elreyquehavueltonoeselreylegítimo.—Esunalástima—dijoelotro,convoztranquila,peroruda—,porquevamosaveraSuMajestad.—No—dijoMacIan—;adondevoyesasaltarporlaborda.—¿Deseasmorir?—No—dijoEvan,conenteracalma—.Deseounmilagro.—¿Aquiénselopides?¿Aquiénacudes?—dijosucompañero,severamente—.Hassidotraidoralrey,renegadodelacruzenlacatedraleinsultadoaunarcángel. —Recurro a Dios—dijo Evan, y de un salto se puso en pie sobre la borda de la nave, que sebamboleaba.Elserqueestabaenlaproasevolviólentamente;miróaEvanconojosqueparecíandossoles,ysetapólabocaconunamano,unpocotardeparaocultarunasonrisahorrible.—¿Ycómosabes—dijo—queyonosoyDios?MacIandióungrito.—¡Ah!—exclamó—.Ahorayaséquiéneres,enefecto.NoeresDios.NoeresunángeldeDios.Perolohassido.Elserdejócaerlamanodelaboca,yMacIancayófueradelnavío.

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XVI.ElsueñodeTurnbullUNAtardetempestuosaTurnbullsepaseabaconciertafuriaporeljardínarribayabajo,mordiendoelcigarro,yeneseestadodeánimoquehacealhombretragarsaliva.Engeneral,noerapropensoalascóleras. Las borrascas e iluminaciones súbitas del alma deMacIan, pasaban ante él como panoramaimpresionante, pero falto de significación; tal la perspectiva anárquica de las montañas de Escocia.Turnbull era de los hombres en quienes la voracidad y el trabajo continuo del intelecto hacen mássencillasyestableslasemociones.Teníaelcorazónensusitio,perolecontentabadejarloestarallí,Loqueleteníaamaltraereralacabeza.Impulsos,sedientosdeseos,esperanzanidesánimonoocupabansusmañanasnisusnoches;lasllenabaalpensarenlasfalaciasquehabíadescubierto,enproblemasquehabíaresuelto,lasteoríasadversasquehabíacombatidoyderrocado,lasgrandesgeneralizacionesquehabíademostrado.Perohastalaplacenteravidainteriordeunlógicopuedetrastornarseenunacasadelocos,sincontarelrecuerdodelamujeraquelladelaisla.Elexiguoseñordelabarbabermejaestabaaquelatardecerdeborrascaenunadisposicióndeánimopeligrosa.Positivoydespejadocomoera,puedequeelcieloylatierrainfluyesensobreélmásdeloquecreía;yel temporalquesurcabaelmundoentalmomentoeraderojez tanvivay tanfuriosocomoTurnbull.Grandes jirones de nubes leonadas, rotas, bajaban arrastradas al poniente, igual que si arrastrasenguiñapos de vestidos bermejos. El viento, despiadado y recio, expulsaba a latigazos fragmentos dearbustos con flores rojas, o de hojas cobrizas, y los impelía dentro del jardín, remolino de hojasrubicundas,comohojasdeotoño,parodiadelosarrebatadosjironesrojosdelasnubes.Todacosaencieloytierraparecíaapuntodehacersepedazos,ycuantoderevolucionariohabíaenTurnbullseregocijabadequesedespedazasen.Elvientodesgajabalosárboles,todavíaenplenovigorde floración; las nubes se desgarraban, perdiendo sus grandes formas heráldicas. Harapos de nubescobrizassedesprendíansincesary flotabansolos;unadeesasnubecillasgalopantesatrajo lamiradatruculentadeTurnbull,pareciéndolequelanubecorríadeunmodoexagerado.Además,conservabasuforma,cosainverosímildadalaagitacióndelasnubes;además,suformaeramuyextraña.Turnbullcontinuómirandofijamente,ymuyenbrevellegóelinstantedecisivoenqueunacosa,pormuy increíble que sea, ha de aceptarse comohecho.La nube de cobre se precipitaba hacia la tierra,como la hoja gigantesca desprendida de una encina roja. Y cuando estuvo más cerca fué evidente,primero,quenoeranube,ysegundo,quenoeradecolordecobre;sóloque,bruñidacomounespejo,habíareflejadoloscoloresleonadosdelasnubesflamígeras.Ycuandoelobjetobajabagirando,comounahojabarridaporelviento,haciaelmurodeljardín,sevióclaroqueeraunaespeciedenaveaéreademetal,batiendoelaireconsusenormesaletasdeacero.Cuandollegóauncentenardepiessobreeljardín,seirguióenlanaveunafiguravelludayflaca,casinegra,contrapuestaalbronceyescarlatadelocaso,ylargandounaespeciedearpónoancla,loprendióenelmanzanoverdepegadoalmuro;sujetaenesefondo,lanavesemecióenlarojaborrasca,comounglobocautivo. Mientras nuestro amigopermaneció un instante congeladode asombro, el extraño tripulante de lanaveaérealainclinómuchodeunladoponiéndosedeunsaltoenlaborda,sedeslizóodejócaerporlacuerdacomounmono,ysepuso,conprecisiónysuavidadincreíbles,enloaltodelmuro,sentándose,agitandolaspiernasymirandoburlónaTurnbull.Elvientobramabaenlosárboles,aúnmásfatídicoydesolado, los rastros rojos del ocaso periclitaban, comodragones rojos absorbidos por un abismodemuerte, y en lo alto del muro del manicomio continuaba el siniestro personaje haciendo muecas ybalanceandolospiesalcompásdelatormenta;entantoquesobresucabeza,enelextremodelacuerda,yafloja,yatirante,laenormenavedehierroflotabatanleveypoconotablecomounglobodeniñoenlapuntadeunhilo.

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ElprimermovimientodeTurnbull,pasadossesentasegundosdeinmovilidad,fuévolverseamirarelvastoysuntuosoparalelogramodel jardínyeledificio rectangular, largoybajo,del fondo.Nohabíanadieenloquealcanzabalavista,niasomosdevida.Turnbullrecibiólasensaciónincomprensibledeque,enefecto,allínuncahabíahabidonadie,exceptoél,desdeelcomienzodelmundo.Concentróensíelvalorviril,perosinalegría,delateo,yseacercóunpocomásalmuro,conloque,tomandoalhombreenunángulode la luzvespertinaalgodistinto,pudoverconclaridadsurostroytalle.Dosnotasensupersonasedestacabancomoenlasestampasdecoloreschillonesqueilustranlashistoriasdepiratasparaniñosdelaescuela.Laprimera,quesucuerpo,atezadoyflaco,estabadesnudohastaelcinturóndesusampliospantalonesblancos;lasegunda,queporhigiene,afectaciónuotracausallevabaceñidas fuertemente las sienesconunpañueloescarlata,unpocoali sesgo.Despuésdenotarestos dos hechos claramente, aparecieron otros asaz importantes. Uno, que bajo el lienzo escarlata,aparecíaunacabelleramuypoblada,peroblancacomolasnievesúltimasdelavida.Otro,quebajolamatadecabelloblancoysenil,elrostroerafuerte,belloysonriente,deperfilbiencortadoyelmentónlargo y hendido. La longitud de la parte inferior del rostro, y su extraña hendidura (que le daba, ensentidoporcompletodistintodelvulgar,unadoblebarba), frustraban ligeramente laspretensionesdeabsoluta regularidad del rostro, pero le favorecían mucho para sostener la expresión de arroganciasemisonriente, semidesdeñosa, con que reparaba en las piedras, en las flores y, especialmente, en elsolitarioTurnbull.—¿Québuscausted?—clamóTurnbull.—Tebuscoati,Jaimito—dijoelexcéntricopersonajedelmuro,yconlasmismas,sedejócaerdeunbrinco en medio del césped, donde rebotó literalmente como pelota de goma, y se quedó en pie,despatarrado, haciendo muecas a Turnbull. Solamente tres hechos pudo añadir ahora Turnbull a suinventario:queelhombre llevabapendientedel cinturónuncuchillodisforme;que suspiesmorenosestabandesnudos,comoeltorsoylosbrazosatezados,yquesusojosdespedíanbrillosingular,frío,sincoloralguno.—Dispénsamesinovengovestidodeetiqueta—dijoelreciénllegadoconsonrisacortés—.Nosotros,loshombresdeciencia,yasesabe...Yomismofabricomismáquinas...Ingenieroelectricista...Trabajomuyduro.—Mireusted—dijoTurnbull,apretandolospuñosdentrodelosbolsillosdelpantalón—.Tengoqueaguantar a los locosdentrode estas cuatroparedes, peroprohíboquevengande fuera, caídosde lasnubesdelponiente.—Sinembargo,Jaimito,tambiéntúvienesdefuera—repusoeldesconocido,convozcasiafectuosa. —¿Qué busca usted? —preguntó Turnbull, con una explosión de cólera, repentina como unpistoletazo.—Yalohedicho—dijoelhombre,bajandolavozyhablandoconevidentesinceridad—.Tebuscoati.—¿Paraquémenecesita?—Necesitoexactamenteloquetúnecesitas—dijoelreciénllegadocongravedadnueva—.NecesitolaRevolución.Turnbullmiróalcielobarridoporllamaradas,alasarboledassacudidasporelhuracán,ysedetuvoarepetirse interiormente, sin pronunciarla, la palabra que expresaba, en efecto, y tan por completo, sucóleracomolasnubesrojasylasoscilantescimasdelosárboles.—¡Revolución!—sedijo—.LaRevolución...sí,ladeseomuchísimo...cualquiercosa,mientrasseaunarevolución.Porcausasquenuncapudoexplicar,seencontróalterminaresafraseenloaltodelmuro,habiendoseguidohastaallí automáticamentealdesconocido.Perocuandoéste, en silencio, le indicó la cuerdaqueconducíaalamáquina,Turnbullsedetuvoydijo:

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—NopuedodejaraMacIanenestacaverna.—VamosaexterminaralPapayalosreyestodos—dijoelreciénllegado—.¿Seríaprudentellevarloconnosotros? Como quiera que fuese, Turnbull, rezongando, se encontró también en la nave voladora, que seremontóenelocaso.—Todoslosgrandesrebeldeshansidomuypequeñosrebeldes—dijoelhombredelcachirulorojo—.Hansidocomoescolaresdecuartoañoquealgunavezseatrevenareñirconlosdequinto.Eseestodoelméritode laRevolución francesay sus regicidios.Los chicosnunca sehan atrevido adesairar deverasalmaestrodeescuela.—¿Aquiénllamaustedelmaestrodeescuela?—preguntóTurnbull.—Túsabesloquequierodecir—respondióelsingularpersonaje,altenderseenunosalmohadonesyescrutarelcieloenfurecido.Parecía,segúnibansubiendo,queganabanunaluzmásymásfuerte,comosiamaneciese,envezdeanochecer.Peroenmirandoa la tierra lavieronentenebrecersemásymás.Elmanicomio,ensuárearectangular, se mostraba, debajo de los viajeros, recortado en un plano pueril, y por primera vezapareciólogrotescoqueera.Peroloscoloresvivosdelplanoseoscurecíanpormomentos.Lasmasasde rosaso rododendros sehundíandel carmesí alvioleta.El laberintode los senderosenarenados sedegradabadeloroalpardo.Encuantosubieronotroscuantoscentenaresdepies,yanadapudieronverdelpaisajemásymásobscuro,exceptolashilerasdeventanasiluminadas,cadaunadelascuales,porlomenos, era la luz de una inteligencia perdida. Cuando se remontaron más, el viento arrecióembravecido,ylosrubíesdelaluzvespertinadieronenellosylessalpicaban,comoelzumodelasuvasdeDionysos.Abajo,laslucesdelsueloeranliteralmenteestrellasdeservidumbre,caídas.Yenloalto,lasnubesimpetuosas,inflamadas,semejabanlostrémulosestandartesdelalibertad. El hombredelmentónhendidoparecía poseer la raravirtudde adivinar los pensamientos; porquecuandoTurnbull sintióeluniversoentero ladearseygiraren tornodesucabeza,eldesconocidodijoexactamentelapalabrajusta. —¿Verdadqueparececomositodaslascosassetrastornasen?—dijo—.YsiunavezsetrastornantodaslascosastambiénÉlloseráenlosumodeellas.Después,comoTurnbullnodiórespuesta,elhuéspedcontinuó. —Esto es lo verdaderamente hermoso del espacio. Que no hay arriba ni abajo. No haymás queremontarselobastantehacialaestrelladelamañanaparasentirquevaunobajandohaciaella.Nohaymásqueecharseporelabismoprofundoabajoparasentirquevaunosubiendo.Taleslaúnicagloriadeluniverso:queesvertiginoso.Después,comoTurnbullprosiguieracallado,añadió: —Doscielosestán llenosde revolución,de revoluciónverdadera.Todas lascosasaltasse rebajan;todaslascosasgrandesseempequeñecen.Lagentequeseimaginairsubiendo,seencuentraconquesecaedecabeza.Ylagentequeseimaginaquedesciende,seencuentraconquetrepaporunprecipicio.Tal es la embriaguez del espacio. Tal es el único júbilo de la eternidad: la duda. En eso consisteúnicamenteelplacerquepuedentenerlosángelescuandovuelan,quenosabensivancabezaarribaocabezaabajo.Después,anteelpertinazmutismodesucompañero,cayóenunameditaciónrisueñaytranquila,alcabodelacualdijoderepente:—¿DemodoqueMacIantehaconvertido?Turnbullsealzóconbrío,comosiquisieraapartardebajosuspieslanavedeacero: —¿Convertirme?—gritó—. ¿Qué diablos quiere usted decir? Lo conozco hace unmes, y no heretractadoniunasola... —Esodelcatolicismoesasuntocurioso—dijoelhombredelmentónhendido, sin interrumpir sus

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reflexiones, y poniéndose elegantemente de codos en la borda de la nave— agota y debilita a loshombressinquelonoten,comometemoquetehayaagotadoydebilitado. Turnbull permanecía en una actitud que podía muy bien significar el designio de arrojar al otrohombrefueradelanave.—Yosoyateo—dijoconvozahogada—.Siemprelohesido.Losoytodavía.Luego,encarándoseconlasespaldasindolenteseindiferentesdelotro,gritó:—EnnombredeDios,¿quéquiereusteddecir?Elotro,sinvolverse,respondió:—NoquierodecirnadaennombredeDios.Turnbullescupióporencimadelabordaysedejócaerfuriosoensuasiento. Elotrocontinuaba tranquilo,observandoperezosamentedesde lanave, comounpescadordecañamiraelpasodelacorriente. —Laverdad es quenuncahabíamospensadoquepudieran cazarte—dijo—.Contábamos contigocomoelúnicorevolucionarioalrojoquequedaenelmundo.Pero,esclaro,hombrescomoMacIansondeunaagudezaterrible,especialmentecuandopretendenpasarporestúpidos.Turnbullbrincóotravezconviolentafuria,ygritó:—¿QuétengoyoqueverconMacIan?Creotodoloquehecreídosiempre,yniegoloquesiemprehenegado.¿Quésignificatodoesto,yparaquémehatraídoustedaquí?Entonces,porvezprimera,elotroseapartódelabordaydiólacara.—Tehetraídoaquí—respondió—paratomarparteenlaúltimaguerradelmundo. —¡La última guerra!—repitió Turnbull, que, no obstante su ofuscación, se conmovió al oír esedogma—.¿Cómosabeustedqueserálaúltima?Elhombresearrellanóensuactitudreposadaydijo:—Eslaúltima,porquesinocuraparasiemprealmundo,lodestruirá.—¿Quéquiereusteddecir? —Lomismoquetú—respondióeldesconocido,convoztranquila—.¿QuéhaspretendidotúdecirsaliendounmillónyunanochesdetutiendadeLudgateHillparaamenazaralcieloconelpuño?—Todavíanoentiendo—dijoTurnbull,conterquedad.—Prontoserá—dijoelotro,ybruscamentebajóunamaniveladehierrodesuenormemáquina.Elaparatosedetuvo,seinclinó,ysezambullócasiconlaresolucióndeunnadador;ensuprecipitadodescensopasaronvolandoamenosdecincuentayardasdeunenormecuerpodepiedraqueTurnbullconocíademasiadobien.Laúltimacólerarojadelocasosehabíaextinguido,lacúpuladelcieloestabanegra;lashilerasdelucesvacilantesdelacalleapenasalumbrabanlabasedeledificio.PerovióqueeralacatedraldeSanPablo,yvióqueenlacimapermanecíalabola,perolacruzhabíarecibidoungolpeyestaba caída de través. Sólo entonces se le ocurrió escudriñar abajo en las calles, y vió que lasinflamabanpasionesviolentasytumultuosas.—Llegamosenunbuenmomento—dijoelconductordelanave—.Losinsurrectosbombardeanlaciudadyunabaladecañónacabadeacertarenlacruz.Muchosdelosinsurrectossongentesencillaynaturalmentemiranestocomounpresagiofeliz.—Asíes—dijoTurnbullconvozalgoincolora.—Sí—repusoelotro—.Hepensadoquetealegraríaversatisfechatuplegaria.Dispénsamesiempleoestapalabra.—Nosehabledeeso—dijoTurnbull.Lanavehabíadescendidosiguiendounacurvayahoraseremontabadenuevo.Cuantomásaltosubíamásymásvastossehacíanloscuadrosdedesolaciónydeincendioabajo.LudgateHillera,alaverdad,unaalturatodavíanoconquistadaporlosinsurrectos,yrelativamentetranquila,alteradatansóloporlaasombrosacoincidenciadelacaídadelacruz.Lasdemásavenidas,

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por todos los lados de la colina, latían con el pulso y el esfuerzo de la batalla, se llenaban de teasamenazadorasyrostrosclamantes.Cuandoporfinseelevaronlobastanteparaalcanzartodoelcuadroavista de pájaro, Turnbull ya estaba embriagado. Había olido pólvora, el incienso de su religiónrevolucionaria.—¿Deverasquesehasublevadoelpueblo?—preguntójadeante—.¿Porquéeslabatalla?—Elprogramaesalgocomplicado—dijosuinterlocutorconalgunaindiferencia—.CreoquelohatrazadoeldoctorHertz.Turnbullarrugólafrente.—¿EstáconlaRevolucióntodalagentepobre?—preguntó.Elotroseencogiódehombros.—Todalaparteinstruidayconconcienciadeclase,sinexcepción—replicó—.Ciertoquehabíaunospocosdistritosque...Precisamentepasamosahoraporencima. Turnbull bajó lamirada y vió que la bruñida nave se iluminaba por la quilla con las encrespadashogueras del suelo. En lo hondo, plazas enteras, barrios densos eran pura llama, como praderas obosquesardiendo.—EldoctorHertz—dijoelciceronedeTurnbullconvozmansa—haconvencidoatodoelmundodeque realmente no se podía contar para nada con los barrios pobres. Ha prevalecido enteramente sucélebre máxima. Quiero decir, las tres afirmaciones famosas: Nadie debe estar desocupado. Déseocupaciónaloscapaces.Destruyamosalosineptos.Trasunapausa,Turnbulldijoconvozalgoforzada:—¿Significaesoquetanbuenaobraestácumpliéndoseahíabajo? —Cumpliéndose pormodo espléndido—replicó su compañero con acento cordial—.Ya ves, esagenteestabademasiadodébil,demasiadocansada,inclusoparaunirsealaguerrasocial.Eraunestorbomanifiesto.—¿Yporesolosquemáis,simplemente? —Ello tiene que parecer de una sencillez absurda—dijo el hombre, con radiante sonrisa—, si sepiensa en la fastidiosa palabrería corriente sobre la protección a los desvalidos, siendo así que elporvenirclamabaporquelodesembarazasendeellos.Criaturasmásfelices,nonacidasaún,irrumpiránenlavidatanprontocomotodoslosderechosdesaparezcan. —¿Mepermiteusteddecir—repusoTurnbull,despuésdereflexionar—quenomeagradanadadeesto?—¿Ymepermitesdecir—contestóelotro,tajante—quenomeagradaMr.EvanMacIan? Nosinalgunasorpresadel interlocutor,estaspalabrasnoenojaronalsusceptibleescéptico.Parecíameditarprofundamente,ydijodespués:—No,yonocreoqueesomelohayaenseñadomiamigoMacIan.Creohaberdichosiemprequeestomedesagrada.Esagentetienederechos.—¡Derechos!—repitióeldesconocido,conacentoindescriptible.Yañadió,sindisimularlamofa:—¡Quizástienentambiénalmas!—¡Tienenvidas!—dijoTurnbull,severamente—.Esoeshartobastanteparamí,Leheoídoausteddecirquelavidaessagrada. —Sí,porcierto—gritósumentorconunaespeciede fervor idealista—.Sí,porcierto.Lavidaessagrada,pero lasvidasnosonsagradas.Nosotrosmejoramos lavida suprimiendovidas. ¿Puedes, encuantolibrepensador,oponeralgunaobjeción?—Sí—dijoTurnbullconbreveacento. —Sinembargo, túapruebasel tiranicidio—dijoel extraño, con jovialidadde racionalista—. ¡Quéinconsecuencia!Elresultadovieneaseréste:Apruebasquesequitelavidaaquientriunfaysegozaenella.Peronoquieresquitárselaaquiensóloletraecargasytrabajos.

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Turnbull se puso en pie con notable resolución, cubierto el rostro de palidez extremada. El otroproseguíaconentusiasmo:—¡Lavida,sí,laVidaessagrada,sinduda!—exclamaba—.Perovidasnuevasacambiodelasviejas.Vidas buenas a cambio de las malas. En ese mismo sitio, por donde ahora se arrastra el despojoborrachodeunartistadelarroyo,másomenosdeseosodemorir;enelmismositioluciráenlofuturouncuadrodevidasana:niñosyniñasrubioscomoelorojugandoaplenosol.Turnbull,todavíaenpie,abrióloslabios:—¿Mepermiteustedapearme?—dijocontodacalma,comoquienmandapararelómnibus. —¿Apearte? ¿Qué quieres decir? —exclamó su conductor—. Te llevo al frente de la guerrarevolucionaria,dondeserásunodelosprimerosjefesrevolucionarios. —Gracias —dijo Turnbull, dominándose con el mismo trabajo. Ya sé bastante de la guerrarevolucionaria,y,amientender,estarémejorencualquierotraparte.—¿Quieresquetellevenaunmonasterio—gruñóelotro—conMacIanysusMadonnas?. —Quiero queme lleven a unmanicomio—dijo Turnbull claramente, señalando la dirección conciertaexactitud—.Quierovolver,precisamente,alamismacasadelocosdedondevengo.—¿Porqué?—preguntóeldesconocido.—Porquenecesitosociedaddealgunacordura,ysaludable.Siguióunsilenciolargo,singular,yelconductordelamáquinavoladoradijoconunagranfrialdad:—Notellevo.Turnbull,nomenosfríamente,repuso:—Entonces,metirarédelabarquilla. El desconocido se irguió cuan largo era y en sus ojos asomó una expresión hecha, al parecer, deironías sobre ironías, como dos espejos frente a frente se reflejan hasta el infinito. Al cabo dijo,gravemente:—¿Piensasquesoyeldiablo?—Sí—dijoTurnbullconviolencia—.Porquecreoqueeldiabloesunsueño,yesoerestú.Nocreoenti,nientunavevoladora,nientuúltimaguerra.Todoesunapesadilla.Afirmocomohechodogmáticoymatemáticodefequetodoestoesunapesadilla.Yquierosermártirdemife,nimásnimenosqueSantaCatalina,porquevoyatirarmedelbarco,arriesgándomeadespertarsanoysalvoenmicama.Sebalanceódosvecesconlosbalanceosdelanave,ysearrojódecabeza,comoquiensetiraalmar.Duranteunossegundosincreíbles,lasestrellas,elespacioylosplanetasparecíanbrotarasupasocomochispas remontándose en vuelo; y con todo, en tal caída enloquecedora, le poseía una felicidadsobrenatural.No podía relacionarlo con ninguna idea, excepto una quemedio se le escapaba lo queEvan había dicho de la diferencia entre Cristo y Satanás: que por su propia elección Cristo bajó alinfierno.Cuandopudodenuevopercibiralgunacosa,sehalló,apoyadoenuncodo,yacenteenelcéspeddelacasadelocos,yaunnosehabíaextinguidoelúltimocarmíndelocaso.

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XVII.ElidiotaEVANMACIAN,enpieapocasyardas,loobservabaguardandoabsolutosilencio.NotuvoánimoparapreguntaraMacIansilohabíatraídoallíalgúnsucesosorprendente,niMacIan,por suparte, pareció tenerquepreguntarlenada,oquizásningunonecesitabapreguntárselo.Losdoshombresseaproximarondespacioyhallaron lamismaexpresiónenel rostrodecadacual.Entonces,porvezprimeradesdequeseconocían,seestrecharonlasmanos.Comosiesofueraunaseñalinvoluntaria,salióbotandoeldoctorQuayle,yatravesóelpradecilloalacarrera.—¡Oh!¿Estánustedesahí?—exclamóconacentuadamofa—.¿Quierenhacermeelfavordeentrar?Tengoquehablarles. Lesiguieronaldespachodemaderabarnizadadonde teníaarchivadossuspícarosantecedentes.Eldoctor Quayle se sentó en el sillón giratorio, y se volvió de cara hacia los dos hombres. Habíadesaparecido,derepente,lasonrisagrabadaenelsemblantedeldoctor. —Voyasermuyclaroconustedes,caballeros—dijobruscamente—.Ustedessabenmuybienqueaquí hacemos por todos cuanto podemos. Los casos de ustedes han sido objeto de consideraciónespecial,yeldirectormismohadispuestoqueselessometaauntratamientodistintoy...encondicionesmássencillas.—Quiereusteddecirquenostrataránpeor,supongo—refunfuñóTurnbull.Eldoctornoreplicó,yMacIandijo:—Loesperaba.Susojosempezaronallamear.Eldoctorrespondió,mirandoalamesayjugandoconunallave:—Bien.Enciertoscasosinquietantes...,casisiemprevalemás... —¡Inquietantes!—dijoTurnbull, enfurecido—. ¡Hase visto la insolencia! ¿Qué nos cuenta usted?Tiene usted encerrados en una casa de locos a dos hombres perfectamente cuerdos, sólo porque hainventadoustedunapalabramuylarga.Lotomanporlasbuenas,paseanyhablaneneljardín,comosisehubiesendescubiertovocacióndemonjes,ysoncortesesinclusoconusted,¡malditomatasanos!¡Seconducen,nosólomáscuerdamentequelospacientes,sinomásquelamitaddelosqueandansueltos,ytieneustedeldescarodedecirquenuestroscasosleinquietan!—Eljefedelmanicomiolohadispuestoasí—dijoeldoctorQuayle,sinalzarlavista.MacIandióunadesusinmensaszancadas,ydominandoaldoctordijo,llameanteslosojos:—Sieljefelohadispuestoasí,quenoslocomuniqueeljefemismo.Noqueremossaberloporusted.Mepareceustedunruin,undegeneradoembaucador.Queremosveraljefedelacasa.—¿Veraljefe?—repitióeldoctorQuayle—.Noporcierto.Eltalludomontañésseinclinósobreeldoctorylepusounamanoenelhombroconinteréspaternal.—Meparecequenosedacuentausteddelasventajaspropiasdemicondicióndelunático—dijo—.Puedomatarloaustedconlamanoizquierdaantesdequeunaratacomousteddéunchillidosiquiera.Ynomeahorcaríanporeso.—EstoydecompletoacuerdoconMr.MacIan—dijoTurnbullconsobriedadymuyrespetuoso—enqueseríamejorparausteddejarnosveraljefedeestainstitución.EldoctorQuaylesepusoenpie,conmezcladeagitaciónnerviosaydepresenciadeánimo.—¡Oh,ciertamente!—dijo,conunarisita—.Puedenustedesveraljefe,siseempeñan. Saliódel aposentocasi corriendo,yambos siguieronvivamente los flotantes faldonesde la levita.Llamó a una de tantas puertas barnizadas del corredor. Cuando una voz contestó: «¡Adelante!», elalientodeMacIanselevolvió,silbandoalpasarentrelosdientes,hastaelpecho.

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Turnbull,másimpetuoso,abriólapuerta.Eraunaposentolimpioybienamuebladoenteramenteguarnecidodeestantesconlibrosdemedicina.En el extremoopuesto a la puerta había unamesa barnizada ymuymaciza; sobre ella, una lámparaincandescente, cuya luz alcanzaba a dejar ver un tipo delgado, de buena presencia, vestido de levitanegra, como usan los médicos, y cuya cabeza, del todo plateada por la edad, se inclinaba sobremontonesdenotas.Estecaballerolevantóuninstantelavistacuandolosotrosentraron,ylaluzdelalámparacayósobre sus lenteschispeantes,y sobre su rostro, largo,bien rasurado; rostroquepudierahabersidosimplementeeldeunaristócrataanoserporciertagravedadleoninadelacabezayporelmentónprofundamentehendido,queleasemejabaaunahermosamáscaradeactor.Mostrarseasíaquelrostroduróunrelámpago.Despuésinclinóotravezlacabezasobrelasnotas,ydijo,sinmirardenuevo:—Lehedichoausted,doctorQuayle,queesoshombreshandeiralasceldasByC.TurnbullyMacIansemiraron,diciéndosemásquepudieranhabersedichoconpalabras.Entreotrascosassedijeronqueapelaraunjefetanparticulareraperdertiempo,ysiguieronaldoctorQuaylefueradelahabitación.Enelmomentodeponerlaplantaenelcorredor,cuatrorobustosmocetonesselesacercaronporloscuatrocostados,losamarraronyloscondujerongaleríaadelante.Sihubiesentenidoganasderesistir,esprobablequehubiesenechadoarodarasusagresores,peroporunarazónsinnombremásganasteníande reír.Unamezcla de ironía insensata y de pueril curiosidad los inclinaba decididamente a ver quénuevogiroibaatomarsuimbécilfortuna.Losllevaronporincontablesgaleríasyertas,guarnecidasdeazulejos lustrosos,sinmásdiferenciadeunaaotraquela longitudylaorientación.Erantantasy tanmonótonas,quedesandarelcaminoparaevadirsehabríasidotandifícilcomoescaparsedellaberintodeHamptonCourt.Tan sóloelhechodeque lasventanas, cadavezmás raras, aparecíancon intervalosmáslargos,yeldeque,alaparecercadaventanaestabamásensombraydabamenosluz,mostrabanqueibanpenetrandoenelfondooenlasentrañasdeunedificioenorme.Pasadounpocodetiempo,loscorredoresvidriadosaparecieronalumbradosconluzeléctrica. Al cabo, cuando llevaban recorrido cerca de una milla por aquellos blancos y lustrosos túneles,llegaronalextremodeuncallejónsinsalida,queporsumismatrivialidadlessorprendió.Todaaquellablancayfatigosacaminataconcluíadesúbitoenunespaciooblongoyunmuroblancoydesguarnecido.Enelmuroblanco,dospuertasdehierro,pintadasdeblanco,ostentaban,respectivamente,escritasconmayúsculasnegras,unaByunaC.—Ustedentraráaquí,señor—dijoeljefedelosguardianes,conmuchorespeto—,yustedaquí. Pero antes de que las puertas rechinasen detrás de las asombradas víctimas,MacIan pudo decir aTurnbull,balbuciendodeunmodoextrañoysignificativo:—¿QuiénpodráserA? Turnbull,automáticamente, luchóunpocoantesdeconsentirque loarrojasenen lacelda.Deaquíresultó que fué el último en quedar encerrado, y todavía estaba lleno del regocijo causado por suaventuracincominutosdespuésdeextinguirseelecodelchirridodelapuerta.Después,enelsilencioprofundo,ynohabiendosucedidonadaendoshorasymedia,seleocurrióqueera llegadoel findesuvida.Lehabíanescondidoycerradoenaquellapequeñahendiduradepiedrahastaquelacarneselecayesedeloshuesos.Élestabamuerto,yelmundohabíavencido.Lacelda,oblonga,eramuylargaencomparacióndelaanchura.Teníaelanchojustoparaextenderdeltodolosbrazosconlaspoleascolgadasenlapareddelaizquierda,muypolvorientas.Yeralobastantelargaparaqueunhombre,recorriéndolaenteramente,anduvieselatrigésimaquintapartedeunamilla.Tambiénporhigiene,unahileradeagujeritos,muyjuntos,traíandelexterioralacelda,medianteunostubos,loquesesuponíafueraairefresco.Porqueaquellosgrandesorganizadorescientíficosinsistíanenqueunhombre,aunquedesdichado,hadeestarenbuenasalud.Leprocurabanunpaseobastantelargoparaquehicieseejercicio,yagujerosbastanteanchosparadarleoxígeno.Concluíadeprontosuinterés

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porlanaturalezahumana.Alparecer,nuncaseleshabíaocurridoquelasventajasdelejercicionosonsinopartedelasventajasdelalibertad.Nohabíantenidoencuentaqueelairelibreessolamenteunadelasventajasdel cielo libre.Administrabanaireen secreto,peroendosis suficiente, comosinuncaelhombrehubiesetenidodeseosdeandar.Sobretodo,lasautoridadesdelasiloinsistíanenquelalimpiezafueseextraordinaria.Todas lasmañanas,mientrasTurnbull estabaaúnmediodormidoen la camadehierro,elevadaamediaalturadelaparedysujetaaellaconcuatrohierros,cuatrotrampillasobocasdemetalseabríanen loaltode loscuatrorinconesdelaposentoy lo lavabande todasuciedad.ElalmasolitariadeTurnbullsesublevabacontraaquellasolemnidaddiariatanfastidiosa.—¡Estoyenterradovivo!—gritabaamargamente—.Mehansepultadodebajodeunamontaña.Estaréaquíhastaquemepudra.¿Quépuedeimportarlesqueestélimpioosucio? Mañanay tardeseabríaenlaceldaoblongaunaescotilladehierro,yunaodosmanosmorenasyvelludasmetían por ella un plato de lentejas bien cocidas y un tazón de cacao.No lemenguaban elalimento,nileprivabandeejercicioniaire.Teníaespaciobastanteparaandar,airebastanteybastantenutritivoalimento.Laúnicaobjecióneraquenoteníaadóndedirigirse,nadaporquédarseunfestínyningunarazónparaaspirarelhálitodevida.Laformamismadelaceldaloirritabaespecialmente.Eraunparalelogramolargo,estrecho,queteníaunmuroplanoenunodelosextremosydebíahabertenidootromuroigualenelfrontero;peroéstesehallaba cortado en cuña o ángulo, como la proa de un barco. Pasados tres días de silencio y cacao,aquellaesquinadelextremocomenzóaenfureceraTurnbull.Leenloquecíapensarquedos líneassejuntasenparano apuntar a ningunaparte.Pasado el quintodía recobró la indiferencia, y encajaba lacabezaenelrincón.Alosveinticincodías,casiserompiólacabezacontraél.Después,entróencalmayenunamaneradeestupor,ycomenzóaescudriñarelsitiocomounRobinsónCrusoe.Casiinconscientemente,porinstinto,examinabalassalidas,yllegóaprestaratenciónmuyespecialalafiladeagujerospordondeentrabaelaireenlaúltimamoradadesuvida.Prontodescubrióquelosrespiraderoserantérminoybocadeotrostantoslargostubosdeplomoque,sinduda,traíanelairedealgunaapartadaplaya,próximaaMárgate.Unatarde,cuandoporquintavezsehallabaempeñadoensuinvestigación,advirtióenunadeaquellasbocasmudasalgoque,porcomparaciónconlatiniebladelasotras,parecíaunalbor. Introdujoundedoenel tubo todo loposible,y tropezóconun rotodebordemaleable.Lodesgarró,yalinstantevióluzdetrás;eraseguro,porlomenos,quehabíaagujereadoenotracelda.Locaracterísticodetodaslascosasquellamanahora«eficientes»,esdecir,mecánicasycalculadas,esquesisalenmalenalgosalenenteramentemal.Nohaypoderquebasteapurgarsusdefectos,comosucede en organismos más sencillos y con más vida. Un cañón puede dar cuenta de un elefantepoderoso,perounelefanteheridodominafácilmenteauncañónroto.LamonarquíaprusianadelsigloXVIIIodeahora,puedeformarunejércitomuyfuerteinfundiendomiedoenlossoldados.Perotienequecontarconlaposibilidadpermanentedequeundíalossoldadostenganmásmiedoalenemigoqueasuspropiosoficiales.Elalcantarilladodelasciudades,mientrasseconservafirme,esunaseguridadpara todos, pero si se agrieta, implica una concentración de venenos, una explosión de gérmenesmortales como la dinamita, una pestilencia. Así, evidentemente, lamejormaquinaria, muy útil paraahorrar trabajo humano, es tambiénmás inútil para resistir una intervención humana. Podrá sermásfácilobtenerchocolatedebaldedeuntenderoquedeunamáquinaautomática.Perosialguiense lasarregla para robar el chocolate, es muy poco probable que la máquina automática corra en pos delladrón. Turnbull no tardó endescubrir esa verdad respecto de lamaquinaria fría, colosal, delmanicomio.Habíapasadopormuchosestadosdeespíritudesdeel instanteque loarrojarondecabezaenlaceldasecreta,destinadaasersumoradasecretahastalamuerte.Habíasentidounfuerteestallidodeorgulloyde lirismo, que refluyó después, dejándolo mortalmente frío. Había conocido un período de pura

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curiosidadcientífica,duranteelcualexaminótodoslosazulejosdelaceldaconlalisonjeraconclusiónde que todos eran iguales de forma y tamaño; pero le desconcertó grandemente el ángulo en queterminabaelmuro,ytambiénunaclavijadehierro,hincadaenlapared,ycuyodestinodesconocíaaún.Después tuvo un período de franca locura que no es para descrito por hombres decentes, sino poraquellospocosnovelistassuciosaquienesazuzaelcazadorinfernalparaabatiryhumillarlanaturalezahumana. También esto pasó, dejando tras sí una aversión febril haciamuchos de los objetos que lerodeaban.Muchodespuésdehaberrecobradolacordurayciertajovialidaddesesperada,comopodríasentirla un hombre en una isla desierta, aborrecía los cuadrados regulares cortados en la pared y elsuelo,yelánguloenqueterminabasucorredor.Sobretodo,teníaunodioprofundo,comoelinfiernoenquenocreía,alaclavijadehierro,sinempleoconocido,puestaenlapared.Peroentodossusraptosdehumor,cuerdooloco,intoleranteoestoico,nuncadudódeesto:queaquellamáquinaloreteníatansinesfuerzoy tan sin remedio comodesde sunacimientopertenecía irremediablemente al cosmosde sucredofilosófico.Conocíabienloscrueleseinagotablesrecursosdenuestracivilizacióncientífica.Noesperabaevadirsedeuncertificadomédicomásfácilmentequedelsistemasolar.Muchasveces,cuandose creía un Robinsón Crusoe, pensaba cariñosamente enMacIan, como en un camarada de escuela,pendenciero,muertohacíamuchotiempo.Pensódejarenlacelda,cuandomuriese,unarelaciónprecisadesusopiniones,ysequedóasombradocuandoempezóaescribirlasenpedazosdesobresquehallóensus bolsillos, al descubrir lo mucho que habían cambiado. Después, acordándose de la torre deBeauchamps,tratódeescribirsuardienteescepticismoenlapared,ydescubrióquetodaeradebruñidosazulejos en los que no podía escribirse ni probarse nada. Por unmomento vino sobre él, rompiendocomounaolaenorme,elhorrordelaprisióncientífica,queselascomponeparaprivaraunhombre,nosólodelibertad,sinodelosfortuitosaliviosdesuencierro.Enlasinmundasmazmorrasantiguas, loshombrespodíangrabarenlapiedrasusplegariasosusprotestas.Aquí,losmurosblancos,escurridizos,senegabaninclusoaservirdetestimonio.Lospresos,antiguamente,podíandomesticarunamoscaounescarabajosalidodeunagujero.Aquí,todaslasmañanas,unacompuertaautomáticalavabalosmurosimperforables.Nohabíacorrupciónnaturalniconsunciónpiadosamediantelasquepudiesepenetrarenla celda una cosa viva. Entonces Jaime Turnbull consideró y vió el grande e invencible odio de lasociedadenquevivía,yvióelodiodeotracosaademás,quenoera,comosedijoasímismomuchasveces,elcosmosenquecreía.Peroentodoesetiempo,niunavezsoladudódequeloscincoladosdesuceldaconstituíanparaél,enadelante,loslímitesdelmundo;demodoqueseestremeciódesorpresaaldescubrirunaclaridadtenueenlaroturadeltubodeventilación.Esquesehabíaolvidadodequelaeficaciadeunmecanismopideunaapretadaconexióndecadacosa,yque,portanto,esmuyfácilqueuntubo,aquíoallá,reviente.Turnbullintrodujoeldedoíndiceenelboquete,yalcaboselasarreglóparahacerunpocomayorlarotura.La claridad que venía del otro lado eramuy débil y, al parecer, indirecta, como si cayese dealgúnhuecooventanamásaltos.Ycuandoseesforzabaenperforarconlavistaaquellaturbiaclaridad,quedó pasmado de ver que otro dedo humano, largo y flaco, venía sobre el conducto roto y loenganchabaenalto.Elboquetepordondeentraba laclaridadquedódeprontoobstruidoy tenebroso,probablementeporunrostroyunaboca,porqueunsonidohumanosaliódeltubo,aunquenosepudiesedistinguirlaspalabras.—¿Quiénestáahí?—preguntóTurnbull,temblandodeemoción,peroserenayfirmementeresueltoanodesperdiciarningunacoyuntura.Trasunospocossonidosconfusos,oyóquedecíanconfuerteacentodeArgyleshire:—Oigausted,Turnbull,nopodemosbatirnosatravésdeesteagujero.¿Verdadqueno?SentimientosinefablessurgieronenTurnbullylodejaronsinhablaeltiemposuficienteparaqueelsilenciofuesepenoso.Luego,dijoconsujovialidaddesiempre: —Opinoquehablemosprimerounpoco.Notengoganademataralprimerhombrequeencuentro

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despuésdediezmillonesdeaños. —Comprendo loqueusteddice—contestóelotro—.Hasidohorrible.DuranteunmesmortalheestadosóloconDios.Turnbullseestremecióytuvoenlapuntadelalenguaestarespuesta:«¿SóloconDios?Entoncesnosabeustedloqueeslasoledad».Pero,alfin,respondióensumodoprovocativo:—¿EstabaustedsóloconDios?SupongoquelacompañíadeSuMajestadseráunpocomonótona.—¡Oh,no!—dijoMacIan,temblándolelavoz—.Erademasiadoimpresionante.Trasunsilenciolargo,lavozdeMacIandijo:—¿Quécosadetestaustedmásenlacelda?—Silodijese,pensaríaustedqueestoylocodeveras—respondióTurnbull,amargamente.—Entonces,serálamismaqueyodetesto—dijolaotravoz.—Estoysegurodequenoeslamisma—dijoTurnbull—,porquenotienepiesnicabeza.Quizásheperdido el juicio, pero lo que detesto, sobre todo,más que elmaldito cacao,más que la desolaciónmaldita,eslabarradehierroclavadaenlapareddelaizquierda.¿Tieneustedotraigualensucelda?—Ahorano—replicóMacIanconserenidad—.Lahearrancado.Sucompañerodeprisiónnopudomásquerepetiresaspalabras.—Laarranquéelotrodía,quetuveperdidalacabeza—prosiguióelmontañésconvoztranquila—.¡Parecíaunacosataninútil!—Debeustedtenerunafuerzaespantosa—dijoTurnbull.—Cuandounoestáloco,esfuerte—respondiósindarseimportancia—.Además,semovíaunpoco.Ni aundespués de quitarla he descubierto para qué servía. Pero he encontradouna cosamuchomássorprendente.—¿Quédiceusted?—preguntóTurnbull.—HeencontradodóndeestáA—dijoelotro.TressemanasdespuésMacIanhabíaconseguidoabrirunacomunicaciónqueaclaróelsentidodesuspalabras.Enesetiempo,losdoscautivosdescubrieronydemostraronplenamenteladebilidadinherentealanaturalezamismadelamaquinariamoderna,aqueyahicimosreferencia.Elhechomismodeestaraislados de toda suerte de compañeros, implicaba estar libres de espías, y al no haber carceleros aquienescorromper,tampocoloshabíaquienesburlar.Lamaquinarialesservíaelcacaoyleslimpiabalacelda;estamaquinariaeratanincorregiblecomoimplacable. Unpequeñotrabajo,pacientementeguiadoundíatrasotroporsusindicacionesmutuas,abrióenlaparedunboqueteirregular,enelmismopuntodondehabíanestadolosagujeritosdelaventilación,desuficiente anchura para que pudiese pasar un hombre de poca talla. Turnbull saltó como pudo alaposento deMacIan, y a la primera ojeada vió que la clavija de hierro había sido arrancada de sualvéolo, dejando además un boquete irregular que se abría sobre una oquedad existente al otro lado.Fuera de esto, la celda de MacIan era la repetición cabal de la de Turnbull: un largo cuadrilongoterminado en cuña y forrado de fríos azulejos relucientes. El agujerillo que se formó al arrancar laclavijaestabaenunodelosmurosoblicuosdelextremo,elmáspróximoalaceldadeTurnbull.Éstelomirabaconfuso.—¿Quéhayahí?—preguntó.—Otracelda—repusoMacIanconbrevedad. —¿Pero dónde estará la puerta?—dijo su compañero más desconcertado aún—. Las puertas denuestrasceldasestánenelotroextremo.—Notienepuerta—dijoEvan.Enlapausaquesiguió,impuestaporlaperplejidad,Turnbulladvirtióque,apesarsuyo,sentimientossiniestrosinvadíansualmainquebrantable.Laideadelaposentosinpuertalocongelaba,despertándoleesacuriosidadsindiscernimientoquesesientealempezaracomprenderunacosahorrible.

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—JaimeTurnbull—dijoMacIanenvozbajaytemblorosa—,estagentenosaborrecemásqueNeróna los cristianos, y nos tememás que hombre alguno temía aNerón.Han cubierto toda Inglaterra degentesquecorríanfrenéticasparacapturarnosysuprimirnos,paramatarnos.Ynoshanmatado,porqueestoquehemoshechoustedyyonoesmásqueunagujeroennuestrosataúdes.PeroaunqueelodioquesientenpornosotrosseamásgrandequeelquesentíanporBonaparteytanmanifiestoyprácticocomoelquesentiríanporJackelDestripador,todavíanosomosnosotrosaquienesaborrecemáslagentedeestacasa. Turnbullseguíasintiendotal impacienciaque ledabancalambresyescalofríosen laespinadorsal;nunca se había visto tan próximo de la superstición y del supernaturalismo, que tampoco era unasupersticiónagradable.—Hayotrohombremástemidoyaborrecido—prosiguióMacIan,envozbajaymonótona—ylohansepultadoaúnmáshondo.Diossabecómolohanhecho,porquenolohanentradoaquíporpuertaniventana,nilohandescolgadoporunaaberturadeltecho.Meimaginoquelasclavijasdehierro,aquehemostomadoodioustedyyo,hansidopartedealgunamalditamaquinariaparaemparedarlo.Ahíestá.Lohemiradoporeseagujerillo;peronopuedomirarlomuchotiempo,porquevuelvelacarahaciaotroladoynosemueve.Turnbulldiósalidaasusinsólitosytruncadossentimientosprecipitándosealaaberturaymirandoelaposentoignoto.Eraunaterceraceldaoblonga,exactamentecomolasotrasdos,exceptoquenoteníapuertayexceptoqueenunadelasparedesestabapintadaunaAmayúsculanegra,comolaBylaCenlaparteexteriordelaspuertas.Enestecaso,laletranoestabapintadaenlaparteexterior,porqueelencierronoteníaexterior.Sobreunsoladodelmismogénerodeazulejos,cuyosmonótonoscuadroshabíanenloquecidolosojosyelcerebrodeTurnbull,sesentabaunindividuodesorprendentepequeñez,inclusoviéndoloenaquellapostura.Habíasindudaalgodeinfantilensuapariencia,sóloquesuenormecabezaestabacubiertadepelocanoso.Seenvolvía,contantaescasezcomoinseguridad,enloquepudieranserrestosdeunabatadefranelaoscura;unatazadecacao,vacía,posabaenelsuelo,juntoaél;ylacriaturapendíasuenormecabeza gris en una actitud reveladora de atención y examen, que, en medio de tal acumulación demisteriosymelancolías,chocabaporsucomicidad.Turnbullestuvoquietoseissegundos,ynopudiendoresistirmás,llamóalexiguoser...elcielosabeconquépalabras.Elobjetoaquelseirguióconlaprontituddeunbicho,y,volviéndose,descubriódosojosde lechuzayunabarbaenorme,grisyblanca,nomuydesemejantedelplumajedeuna lechuza.Estabarbadescomunallocubríamaterialmentehastalospies(quenoestabanmuylejos),yquizáseraestolomejorquepodíapasar,porqueencuantosemovía,jironesdelresiduodesuropaselecaíanalsuelo.Sehablacomúnmentedeunrostrodepergamino,peroelrostrodelviejoestabatanarrugadoqueparecíaunpergaminocubiertode jeroglíficos.Las rayasdel rostroeran tanprofundasycomplicadasquepodíancontarsecincoodiezrostrosdiferentes,ademásdelverdadero,comosucedeconlaslíneasdeunpapeldeempapelardedibujocomplicado.Encambio,sisurostroparecíaunescritomásantiguoquelosdiosas,susojoseranmuybrillantes,azules,ymirabanasombradoscomolosdeunpequeñuelo.Parecíaqueloshubiesencolocadoenlacabezaunmomentoantes.Todopendía,pormodotanobvio,dequeelmonstruohablase,queTurnbullnosupoonoleimportósiélmismohabíahablado.Quizásdijoalgo,quizásnada.Yaguardólavozexiguaqueteníanescondidabajo las montañas del mundo. Al fin, la voz habló, y en inglés, con un acento ni latino ni teutón.Desplegó de pronto un dedo índice, largo y sucio, y gritó con la voz de un niño que hace undescubrimiento.—Esoesunagujero.Digirióduranteunossegundoseldescubrimiento,chupándoseeldedo,ydespuésgritóconuncacareo

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derisa:—Yesoesunacabezaqueseasoma.Laenérgicahilaridaddelidiotaensuactitud,produjonáuseasaTurnbull.Sehabíahabituadoatolerara los tristes locos, farfullantes, que se arrastraban por el hermoso jardín del manicomio. Pero lacombinacióndeunafirmezatanjovialconuncuerposinsesoeraalgúntantonuevaysubversivadeluniverso.—¿Porquélohanpuestoaustedenestesitio?—preguntóalfinconembarazo. —Buensitio.Sí—dijoelviejo,moviendo lacabezamuchasvecesyradiantecomounpropietariohalagadoensuvanidad—.Buenaforma.Largoyestrecho,conpunta.Así.Ydeleitándose,trazóenelaireconlasmanoselmapadelaposento. —Peroestonoes lomejor—añadióconfidencialmente—.Loscuadrados,muybuenos; tengounavacaciónmuylargaypuedocontarlos.Peroestonoeslomejor.—¿Quéeslomejor?—preguntóTurnbullmuyacongojado.—Lomejor,labarradehierro—dijoelviejo,abriendosusllameantesojosazules—.Sedesclava.LaspalabrasquehablódespuésTurnbulllebrotaronporpurapiedad:—¿Podemoshaceralgoporusted?—Estoymuycontento—dijoelotro,comosideletrease—.Esustedmuybueno.¿Puedoayudarleenalgo?—No;meparecequenopuedeusted,señor—dijoTurnbullconacerbaemoción—.Mealegrodequeporlomenosestéustedcontento.ElportentosoviejoabriósusgrandesojosazulesymiróaTurnbullconunafijezaextraordinariamentegrave.—¿Estáustedenteramenteseguro—dijo—dequenopuedoayudarausted?—Enteramenteseguro,gracias—dijoTurnbullconbrevedadcortada—.Buenosdías.SevolvióluegoaMacIan,queestabapegadoasusespaldas,ycuyorostro,yafamiliaraTurnbullentodassusexpresiones,ledijofácilmentequeEvanhabíaoídotodoelextrañocoloquio. —¡Malditas seanesas fierascrueles!—gritóTurnbull—.Enterrándolovivo, lehanvuelto imbécil.Tieneelcerebrocomolapuntadeunalfiler.—¿Estáustedsegurodequeesunlunático?—dijoEvanlentamente. —Lunático, no—dijo Turnbull—; idiota. Todo lo que hace es señalar las cosas y decir que sedesclavan. —Tienecomouna ideadequepodríaayudarnos—dijoMacIan tristemente,yencaminósuspasoshaciaelotroextremodelacelda.—Sí;eraunpocopatético—asintióTurnbull—.Talser,ofreciéndonosayuda,yademás...Pero¡eh!,¡eh!,¿quépasa?—¡Diosomnipotentenosguíe!—dijoMacIan. Enpie,sombríoysilenciosoalotroextremodelacelda,contemplabalapuertaquedurantetreintadíasloshabíaguardadoherméticamentedelsol.Turnbull,siguiendolamiradadelotro,sefijótambiénen la puerta, y soltó igualmente una exclamación. La puerta de hierro se había entreabierto cosa depulgadaymedia.—Decía—comenzóEvantemblándolelavoz—,ofrecía...—¡Vámonos,loco!—vociferóTurnbullconenergíarepentinayfuriosa—.Ahoralocomprendotodo;tenemos la suerte mejor del mundo. Cuando usted ha arrancado la clavija de hierro que manteníacerradaesacelda,sehadescompuestoalgoenlamaquinariaylaspuertassehanabierto.TomandoaMacIanporelcodolosacóenvolandasalpasillofrancoyecharonacorrerhastaqueenunaventanamedioobstruidavieronclaridaddeldía. De todos modos—dijo MacIan, como si prosiguiera una conversación— nos preguntó si podía

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ayudarnosenalgo. Todoel desiertodepasadizos sinventanas estaba construido tan en lohondode aquel alcázardelmiedoque,alparecer, transcurriómásdeunahoraantesdeque los fugitivosvislumbrasenelmundoexterior.Nosabíansiquieraenquéhoradeldíaestaban;ycuandoalrevolverunaesquinavieronqueeltúnel liso del corredor concluía de pronto en una luminosa plazoleta del jardín, el césped comoinflamadoporelsolponiente,quelehaceparecerdeoromásqueverde,selesantojóquelarepentinasalida a la tierra eraunboquete abierto en el cercadodel cielo.Tan sólounaodosveces en lavidapuedeunhombreverasíeluniversodesdefueraycontemplarlaexistenciamismacomounaaventuraadorable todavía sin empezar. Al descubrir la salida luminosa de aquel laberinto informe, ambostuvieronsimultáneamentelasensacióndeserniñosnonatos,yqueDioslespreguntabasiqueríanvivirenlatierra.LacontemplabandesdeunadelassietepuertasdelEdén. Turnbull fué el primero en saltar al jardín, de un salto tan despegado de la tierra como de quienrealmentedespliegalasalasyvuela.MacIan,quelesiguióuninstantedespués,estabamenosposeídodepurogustoanimal,y llenosolamentedelgozo tímido, tembloroso,que ledabaelclaroe inocentecolordelasfloresylosárbolesaltanerosysantos.Deunbotesepusieronenaquelluminosoyfrescopaisaje,ycabalmente juntoa lasalidaencontraronalcaballerodel trajenegroydelmentónhendido,quelesmirabasonriendo;ysumentónparecíamásymáslargoconformesonreía.

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XVIII.¿Dóndehevistoesacara?DETRÁS de él estaban los otros dos médicos; uno, el acostumbrado doctor Quayle, el de los ojosmiopesy lavozbalante;elotro,de tipomásvulgar,peromuchomásenérgico,eraunmédicojoven,corpulento,depelocortobienalisadoyelrostroredondoyresuelto.Aldarsecuentadelafuga,losdossubordinadoslanzaronungritoysalieroncorriendo,peroeljefepermanecióquieto,sonriente,ylafaltadesuapoyoloscontuvo,comosiloscongelaseenlaactitudmismadeperseguir. —¡Déjenlos! —gritó con voz que cortaba como una hoja de hielo, pero de un hielo terrible yprimordialquenuncahubiesesidoagua—.Nonecesitopaladinescelosos—prosiguiólavozcortante—.Hasta el ardimiento de los propios amigos concluye por cansarnos.No supondrán ustedes que iba adejaraesoslunáticosfueradesusceldassinbuenasrazonesparaello.Tengolamejor,lamásdecisivade las razones. Hoy se les puede dejar fuera de su celda, porque hoy el mundo entero se les haconvertido en una celda. Se acabó lamascaradamedieval de cadenas y portones.Que anden por latierra, comoantespor este jardín, y seguiré siendocon facilidad sudueño.Que tomen las alasde lamañana y habiten los más remotos confines del mar; allí estoy yo. ¿Dónde podrán esquivar mipresencia, dónde podrán huir de mi genio? Valor, doctor Quayle, y no se desanime. Los días deverdaderatiraníaenlatierranohanhechomásqueempezar. Conesto,el jefeseechóareírydiómediavueltaseparándosedeellos,comosisurisafuesecosamaladeverporlagente. —¿Podría hablar con usted un momento? —dijo Turnbull adelantándose con respetuosadeterminación.Peroloshombrosdelmaestro,queprosiguiósucamino,denotaronconsumovimientomayoreinesperadaburla.Turnbullsevolviócongranbrusquedadalosotrosdosmédicos,ylesdijoduramente:—¿Quédiantresquieredecireso...?¿Yustedes,quiénesson?—MellamoHutton—dijoelmáspequeñoyrobusto—ysoy...¡bueno!,unodelosqueseocupanensosteneresteestablecimiento. —Me llamo Turnbull —dijo el otro— y soy uno de los que se ocupan en demolerlo hasta loscimientos.Elmédicomáspequeñosonrió,yTurnbullsesintiódeprontofortificadoporsupropiacólera.—Peronoesesodeloquierohablar—prosiguióconcalma—.Únicamentedeseosaberquépretendedecireldirectordelmanicomio.LasonrisadeldoctorHuttonsedilatóenunarisaqueporsumismabrevedad,permitíasospecharsuapuro.—Supongoquenodaustedimportanciaasupregunta—dijo.—Esunapreguntasincera—dijoTurnbull—quemerecesercontestadasinceramente.¿Porquénoshatenidoeldirectorencerradoscomoenfrascosdeconservadurantetodounmes,yporquéahoranosdejapasearenlibertadporeljardín? —Sinoloentiendomal—dijoHutton,arqueandolascejas—,suquejadeustedconsisteenqueledejanandarlibreporeljardín.—Miquejaconsiste—dijoTurnbullporfiadamente—enquesiahoraestoybuenoparaandarsuelto,noloestabamenoshaceunmes.Nadiemehareconocido,nadiesemehaacercado.Sujefedeusteddicequeestoylibreúnicamenteporquehatomadootrasdisposiciones.¿Cuáles?Elmédicojovencarirredondobajólosojosunmomento,yfumabaconairereflexivo.Elotromédico,elmásviejode losdos,sehabíaescabullidoymedíanerviosamenteyapasitoscortos lapradera.Alcabo, lacararedondasealzódenuevo,mostrandodosojosazules,redondos,conciertaexpresiónde

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franqueza. —Bueno; no veo qué daño puede haber en decírselo a usted ahora—dijo—.Han estado ustedesencerradostodoesetiempoporqueprecisamenteduranteesemeselmaestroestabarealizandosuplan.ProcurabaqueelParlamentoaprobasesuproyectodeleyyorganizabalanuevapolicíamédica.Pero,claroestá:nohaoídoustedhablardenadadeesto;enrealidad,noleconcierne.—¿Oídohablardequé?—preguntóelimpacienteinvestigador.—Ahorahayunaleynueva,ylospoderesdelmanicomiosehanextendidomucho.Aunquesefugaseusted, cualquier policía en la población más próxima lo prendería, como no exhibiese usted uncertificadodesaludmentalexpedidopornosotros.ElmaestrohapresentadoantelasdosCámarasdelParlamentolaverdaderaobjecióncientíficacontratodalalegislaciónvigentesobrelademencia.Comodijoconmucharazón,elerrorconsistíaensuponerquelainsaniaessimplementeunaexcepciónouncasoextremo.La insania,como la inatención,es sencillamenteunacualidadenqueparticipanmásomenos todos los seres humanos; y en la práctica es más necesario conocer qué espíritu se hallarealmenteenestadonormalquenolosatacadosdealteracionesaccidentales.Porlotanto,hemosvueltodelrevéselmétodoqueexistía,yahoralagentetienequeacreditarqueestácuerda.Enlaprimeraaldeaaqueustedllegase,elalguacildellugarveríaquenollevabaustedenlasolapaizquierdalapequeñaSdemetalqueahoranecesitantodosparacircularfueradeloslímitesdelmanicomio,opasadaslashorasquefijasureglamento. —¿Demodoque, segúnusted?—dijoTurnbull—, ¿eso es loque el directorhadefendido ante laCámaradelosComunes?EldoctorHuttoninclinólacabezagravemente.—¿Y,segúnusted—gritóTurnbull,bufando—,esaproposiciónhatriunfadoenunaasambleaquesellamademocrática?Eldoctorsonrió,mostrandotodaladentadura. —¡Oh! La asamblea se llama ahora socialista—dijo—pero nosotros le hicimos ver que era unacuestiónparahombresdeciencia.Turnbulldióunpisotónenlaarena,yrecogiendosusfuerzasprosiguió:—¿Peroporquésuinfernalmédico-directornoshaencerradoenceldasseparadasmientrasconvertíaaInglaterraencasadelocos?Yonosoyelprimerministro;tampocoéramoslaCámaradelosLores.—Noteníamiedodelprimerministro—replicóeldoctorHutton—.NotienemiedodelaCámaradelosLores.Pero...—¿Peroqué?—preguntóTurnbull,dandootropisotón.—Tienemiedodeustedes—dijoHutton,consencillez—.¡Cómo!¿Nolosabíanustedes?MacIan,queaúnnohabíahablado,seadelantódeunazancada,temblándolelosmiembros,brillanteslosojos.—¡Teníamiedo!—comenzóadecir,rápidamente—.Quiereusteddecirque...—Quierodecirlapuraverdad,ahoraqueelpeligrohapasado—dijoHuttonconcalma—.Contodacerteza,ustedeseranlasdosúnicaspersonasaquienesteníamiedo.Despuésañadióenvozbaja,peroaudible:—Exceptouna,aquientemíamás,ylahasepultadomáshondo.—Vámonos—gritóMacIan—.Estomerecepensarse.Turnbulllesiguióensilenciosegúnsealejaba,perounmomentoantesdeperdersedevistasevolvióyhablódenuevoalosdoctores. —¿Cómohapodidomanejar al pueblo?—preguntóbruscamente—. ¿Esque toda Inglaterra sehavueltotontaapropósitodeunatontería?EldoctorHuttonsonriódenuevoabiertamente,ehizounainclinaciónleve.—Seenvaneceríausteddemasiado...

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Turnbulldiómediavueltasinmáspalabras,yélysucompañeroseperdieronenlabrillantefrondadeljardín.Noencontraronnadanuevoynotableenellugar,salvoqueeljardínparecíamásexquisitoeneloscureceryquehabíamuchamásgente,fuesenenfermososervidores,paseandoenél.Segúnestabanlosdosmédicosdelaslevitasnegrasenlapradera,apareciópordetrásdeellosyselesadelantóconpasovivootroindividuovestidoasusemejanza,tambiéndepeloentrecanoylevitaabiertaflotante.Tantosuresueltoandarcomosuvestimentanegraestabandiciendoqueeramédicotambién,o,porlomenos,hombredeautoridad,yTurnbull,alverlepasarasulado,recibió,conunasacudida, lafuerteimpresióndehaberlovistoantesenalgunaparte.Noerapersonaaquienconociesemucho,peroestabasegurodehaberestadomirándolafijamenteenotraocasión.Noeraelrostrodeunamigonieldeunenemigo,nosuscitabairritaciónniternura;sinembargo,elrostroaquelhabíatenido,ignorabaporqué razón,gran importancia en suvida.Volviéndoseunavezyotra, y a fuerzadedar rodeospor eljardín,selasarreglóparaestudiarrepetidamenteelrostrodeaquelhombre,rostrounpocomilitar,conbigoteymonóculo,unodeesosrostrosdecortearistocráticoperosindistinción.Ensuexistencia,deinquebrantablesalud,Turnbullnorecordabamédicoalguno.¿Seríaunparienteperdidodevistadesdemuchoantes,osencillamenteunindividuoquesehabíasentadoconfrecuenciafrenteaélenlostrenes?Entalmomento,elhombredejócaerelmonóculoconungestodefastidio;Turnbullrecordóelgesto,ylaverdadsurgiópalpableanteél.ElhombredelosbigoteseraCumberlandVane,aqueljuezdeLondresante quienMacIan yTurnbull habían comparecido en cierta ocasión para ser juzgados. Sin duda, lohabían trasladado a otras funciones oficiales, a un puesto relacionado con la inspección de losmanicomios. El corazón de Turnbull saltó, con emoción que era casi de esperanza. Como magistrado, Mr.CumberlandVanehabíasidounpoconegligenteysuperficial,perobenignosindudaalguna,yaccesibleal sentido común en cuanto se lo representaban en el estricto lenguaje convencional. Y era, cuandomenos, autoridadmás humana y reparadora que el extravagante sujeto de la barba cabruna o que eldemoniodelmentónhendido.Sefuéenderechuraalmagistradoyledijo:—Buenastardes,Mr.Vane.Nosésiseacordaráusteddemí.CumberlandVaneseatornillóunmomentoelmonóculoensufazceñuda,ydijocontonobreve,perosindescortesía:—Sí,señor;meacuerdodeusted;unaagresión...unariña...,¿nofuéeso?Unindividuolerompióaustedlavidriera.Unsujetoalto...Mac...nosécuántos.Despuéshadadomuchoquehablar.—SellamaMacIan,señor—dijoTurnbull,respetuosamente—.Estáaquíconmigo.—¡Ea!—dijoVane,tajante—.¡Eldiablololleve!¿Teníaporquémeterseenesteenredo? —Mr.Vane—dijoTurnbull,pacíficamente—,nopretendoqueni élniyonoscondujésemosmuycorrectamente en aquella ocasión. Fué usted muy indulgente con nosotros, y aunque pudo ustedtratarnoscomoacriminales,nolohizo.Poresoestoysegurodequesedignaráustedatestiguarque,aunsiendodelincuentes,noestamoslocos,nienelsentidomédiconienelsentidolegal.Estoysegurodequeinterpondrásuinfluenciaennuestrofavor.—¡Miinfluencia!—repitióelmagistradoconlevesobresalto—.Noleentiendoaustedbien.—Noconozcolasfuncionesquedesempeñaustedaquí—continuóTurnbull,gravemente—,peroconseguridadsonimportantes,dadalaautoridaddequeestáustedinvestidolegalmente.Seaquehayaustedvenido a visitar e inspeccionar la casa, o que esté usted agregado a ella como asesor jurídicopermanente,laopinióndeustedpuede...CumberlandVaneestallóenruidososjuramentos;elfuroryeldespreciotransfiguraronsurostroy,sinembargo,porextrañocaso,sucóleranoparecíarecaerespecialmentesobreTurnbull. —¡QuéDiosnosampare!—dijoporfin,anhelante—.Noestoyaquícomofuncionario.Estoyaquícomopaciente.Elmalditohatajodedroguistaspincharratasseempeñaenqueheperdidoeljuicio.

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—¡Usted!—dijoTurnbullconénfasisterrible—.¡Usted!¡Perderustedeljuicio! Impulsadoporsusinceroasombroanteunainverosimilitudtanpronunciada,Turnbull ibaaañadir:«¡Peroqué!¡Sinoteníaustedningunoqueperder!».Afortunadamente,leacudieronlosresiduosdesudiplomaciaescarmentada. —Eso no puede durar —dijo posteriormente—. Hombres como MacIan y yo podemos padecerinjustamentetodalavida;perounhombrecomoustedhadetenerinfluencia.—AhoranohaymásqueunhombrequetengaalgunainfluenciaenInglaterra—dijoVane,ysuvozalteradarecobródeprontounacalmaprobante.—¿Aquiénserefiereusted?—preguntóTurnbull.—Merefieroaesemalditosujetodelmentónhendido—dijoelotro. —¿Es verdad —preguntó Turnbull— que le han dejado adquirir una posición tan fuerte ypredominante?¿Quiénhapuestoalpaísentalestado?Mr.CumberlandVanesoltólacarcajada.—¿Quiénhapuestoalpaísentalestado?—preguntó—.Pues,ustedesmismos.Despuésdetodo,alserustedbastantelocoparaaceptarundueloconMacIan,todoelmundoestabadispuestoacreerqueelBanco de Inglaterra iba a pintar su casa de color de rosa con lunares blancos, o cualquier otraextravagancia. —Nocomprendo—respondióTurnbull—.¿Porqué les sorprendíaaustedes tantomidesafío?Heluchadosiempre,meparece. —Pues,veráusted—dijoCumberlandVane,vivamente—.Ustednocreeenlareligión;deahíquetodospensásemosquelasensatezquedaríaasalvo.Llegóustedconsuspalabrasmásalládeloslímitesquecasitodosaceptábamos;noesbuenolastimarlossentimientosíntimosdenadie,amientender.Peroclaroesquetodosledábamosaustedlarazón,y,dehecho,confiábamosenusted. —¿Deveras?—dijoeldirectordeElAteísta,acongojado—.Deploroquenomedijeseustedesoatiempo.Sealejóconmucharapidez,yfuéadejarsecaerenunbancorústico;duranteunosseisminutos,suspropios errores le ocultaron el hecho enorme e hilarante de que Cumberland Vane hubiese sidoencerradoporloco.Latrazadeljardíndelmanicomioeratanperfectayrespondíacontalprimoracadamomentodelaluzquecasipermitíaimaginarquelosrayosdelsol,prisioneros,estabanenredadosalosárbolesdevivacoloración,comolosmagosdeGothamintentaronencadenar laprimaveraaunarbusto.Dijérasequeesteparaísoirónicoguardabaparasíunalborsinsemejante,unponienteespecial,mientraselrestodelgloboterráqueogirabasurcandosushorasordinarias.Hubo,enparticular,unanochecidodequeMacIanseacordaráhastaelinstantemismodesumuerte.Erauncieloquelosartistasllamandeasfódelo,peroinclusoestareferenciaalasfódeloesgrosera.Eltonoeradeeseamarilloinocenteysolitario,quenuncahaoídohablardelnaranja,pormásquepueda,conplenainconsciencia,mudarseenverde.Lascimas,pudiera decirse los torreones, de los árboles recortados y alineados, se diseñaban contra el cielo conveladurasdelvioleta sombríoque tiñe la sumidaddel espliego.La lunanuevablancaeraperceptibleapenasenlatenuidaddelamarillo.MacIan,repito,seacordarádeesteanochecertransparenteysuave,enparteporsuoroyplatavirginales,yenparteporhabertranscurridoenlosinstantesmáshorriblesdesuvida. Turnbullcontinuabaensuasiento,sobreelcésped,yelatardecerdoradohacíamellainclusoensunatural positivista, como de seguro habría impresionado a unos bueyes pastando. De su abandonocontemplativoypavorososalióbruscamenteviendoaMacIanromperporentrelosarbustosycruzaralacarreraelprado,conagitaciónnovistaenélhastaentonces,apesardelaexperienciaqueTurnbulltenía de los excéntricos arranques del celta. MacIan se derrumbó en el banco, sacudiéndolo hastahacerlorechinaryapretándoloconlasrodillas,comoquienestáaquejadodeunterribledolor.Carreray

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caídatansingularessontípicasdeunhombreatacadodeunmalrepentinoeincurable,mordidoporunavíbora,condenadoalahorca.Turnbullabriólosojossobreelrostroblancodesuamigoyenemigo,yloquevióenélcasiledejóhelado.Habíavistootrasveceslosojosazules,perosombríos,delmontañés,turbados por tales tempestades como las que agitan los mares de su país nativo, en la Escociaoccidental,perosiempre,atravésdelatormenta,transparecíalaestrellafijadesufe.Ahora,laestrellahabíadesaparecido,yquedabanomásqueelpadecer.Contodo,MacIantuvofuerzasparacontestaralapreguntaqueTurnbull,dominadoporlasorpresa,noteníafuerzaparaformular.—¡Tienenrazón!¡Tienenrazón!—gritó—.¡Oh,Diosmío!¡Tienenrazón,Turnbull!Esteesmisitio.Prosiguióhablandoconabundanciainforme,comosiyanotuvieseánimoparaescogerunapalabra,odominarla.—Debíahaberlosospechadohacemuchotiempo...Todosmissueñosyproyectosenormes...ytodoelmundoencontranuestra...Peroyoestabaofuscado...—Dígameustedquélesucede—exclamóelateo,queantelaabrasadorapenadelotronoadvirtiósupropioacentodeafectopaternal.—Estoyloco,Turnbull—dijoEvan,convozapagada,yechándoseatrásenelbanco.—¡Disparate!—dijoelotro,apelandoalrecursodeafectarunabrusquedadafectuosa—.Estáustedenunadetantascrisis.MacIanmoviólacabeza:—Meconozcolobastante—dijo—parasaberadóndellegoconmiscrisis,yameabranelcielooelinfierno.Perovercosas...verlascorporalmentealsol,dondenopuedenestar...,esonolesocurrealosverdaderosmísticos,Turnbull.—¿Quécosas?—preguntóelotro,incrédulo.MacIanbajólavoz.—Lahevisto—dijo—hacetresminutos...Eraella...paseándoseenestepatiodelinfierno. Entre el esfuerzo por parecer burlón y el desconcierto verdadero que sentía, el rostro deTurnbullexpresó confusión bastante para impedirle decir ni una palabra, en tanto que Evan proseguía conmonótonasinceridad. —Lahevistopasearpordetrásdeaquellosárbolesbenditos,contraelsantocielodeoro,contantaclaridadcomolaveosiemprequecierrolosojos.Loscerré,losabrídenuevo,yellaestabaaún...,esdecir, no estaba, ¡claro...!Lleva todavía al cuellounapiel pequeña, pero el vestido eraunpocomásclaroquecuandolavirealmente.—Queridocofrade—exclamóTurnbull,recobrandounarisacordial—,lasquimerasseapoderandeusted.Laconfundeustedconalgunapobremuchachaencerradaaquí.—Confundirlaconotra...—dijoMacIan,ylaspalabraslefaltarondeltodo. Se reposaronunosmomentos en el suave silencio del jardín vespertino, silencio sofocante para elateo,enteramentevacíoymortalparaelhombredefe.Alcabo,prorrumpióenestaspalabras:—Bueno;entodocaso,siestoyloco,mealegrodequeseadeestemodo. Turnbull murmuró alguna deprecación baja, y, fumando distraídamente, trataba de coordinar suspensamientos;uninstantedespués,empeñabatodossusnerviosenelesfuerzodecontinuarsentado.Porelespaciolibrequeunboqueteentrelosacebosdejabaenelcielo,defríostonosdeplataytenuelimón,pasabaunasiluetaoscura,esbelta,elperfilyelgarbodeunacabezamorena,decortedepájaro,queloclavóenelasiento,depurasorpresa.Contrabajosepusoenpie,ydijofingiendoindiferencia.—¡Porvidade...!MacIan,separeceextraordinariamente...—¡Cómo!—gritóMacIan,dandounbrincoconansiedaddolorosa—.¿Tambiénustedlave?Laantiguallamatornóabrillarenelfondodesusojos. Las cejas leonadas de Turnbull se fruncieron, conmuestras peculiares de curiosidad, y almismo

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tiempo se lanzó con paso vivo pradera adelante.MacIan se estuvo quieto, secos y entreabiertos loslabios,siguiéndoleconlavista.Loquevióleprobabaoqueélestabacuerdooquetodoeluniversosehabía vuelto loco; vió al hombre de carne y hueso acercarse al bello fantasma, vió sus ademanes alreconocerse,ylesvió,contrapuestosalocaso,darselamano.Nopudiendoresistirmás,echóacorrerporelsendero,yaltomarunavuelta,vióenpie,palpableenlaluzdelanochecer,hablandocondesenvueltagraciaaTurnbull,lapropiaformayelrostromismodeaquellacuyosrasgospavorosamenterelevados,oyaborrososparamayortristeza,habíanpobladosusinsomnios.Ella lesalióalencuentroconserenidadyagrado,y le tendió lamano.Enelmomentodetocarla,MacIanconocióqueestabacuerdo,aunqueelsistemasolarestuvieseloco. Laeleganciayeldesembarazode ladamaeranperfectos.Unacosa terribleen lasmujeresesquerehúsanconmoverseenlosmomentosconmovedores,porquealguienpuedeverlasoporotropretextorisible.PeroMacIanestabaenpeorsituaciónparalacríticaquelageneralidaddeloshombres,porque,realmente,lasucesióndetantosenigmasleteníadesconcertado.Evannorecuerdahoylapreguntaquehizo,perorecuerdavivamenteloqueellacontestó,ycadalíneaymovimientodesurostroalcontestar. —¡Oh! ¿No lo sabe usted?—dijo, sonriente, y enarcando de pronto las cejasmorenas—. ¿Nohasabidoustedlasnoticias?Estoyloca.Trasunabrevepausa,añadióconciertoorgullo:—Tengouncertificado.Susmaneras,graciasalincomparableestoicismosocialdesusexo,eranpropiasdeunsalón;perolarespuestadeEvansequedóunpococorta,respectodeesenivel,puestoquedijoúnicamente:—¿Quédiablossignificanesosdisparates?—¿Nadamenos?—dijolajoven,riendo. —Dispénsemeusted—dijoelinfelizjoven,conciertaaspereza—.Loquequierodecires¿porquéestáustedenelmanicomio?Lajovensoltódenuevounadeesasrisasfemeninas,enloquecedorasymisteriosas;compusoluegosusfaccionesyreplicóconadecuadadignidad:—Bueno;siaesovamos,¿porquéestáusted?ElhechodequeTurnbullsehubieseapartadoparaexaminarlosrododendrospuedeatribuirseaqueelotromundohubieseoídolasplegariasdeEvan,oposiblementeasupropiaypocodichosaexperienciadelmundoterreno.PeroaunqueseencontrarantansoloscomonuevosAdányEvaensuEdénbonito,ladamanoaflojóniunapulgadaelrigordesutonochancero. —Estoy encerrado en un manicomio—dijo Evan con cierto orgullo terco—, por haber queridocumplirlapromesaquehiceausted. —Así es—respondió la incomprensible señora, quemovió la cabeza, iluminadoel rostroporunasonrisa—.Yyoestoyencerradaporhabermehechoustedesapromesa.—¡Quéatrocidad!—exclamóEvan—.Esoesimposible.—¡Oh!Puedeustedverelcertificado,sigusta—replicóellaconalgunaaltivez.MacIanlacontemplófijamente,luegosemiróloszapatos,despuésmiróalcielo,yluegoaellaotravez.Ahorateníayalaseguridaddenoestarloco,yestehechocasiaumentabasuperplejidad.Seacercómásaella,ydijoconvozsecayterrible:—¡Oh!Novayaustedajugaraloslocosconunlococomoyo.¿Deverasestáustedaquíencerradaporenferma...porquenosayudóafugarnos?—Sí—respondióella,todavíasonriente,peroconunestremecimientoensufirmevoz.Evan,cubriéndoselafrenteconelcodo,rompióallorar. El cielo, de puro color de limón, se desleía en un blancomás puro amedida que el enorme solponientepericlitabaensilencio.Lospájarosretornabanalosárboles,lalunacomenzóalucirconbrillo

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propio.Mr.Turnbullcontinuabasus investigacionesbotánicasacercade laestructuradel rododendro.PeroladamanosemovióniunapulgadahastaqueEvannoalzódenuevoelrostro,ycuandolohizo,elúltimodestellodeluzledejóverotrorostrohumedecido. Mr. Turnbull había profesado toda su vida profundo interés por la ciencia física, y observar losfenómenosdeunjardíntanhermosolerecreabaverdaderamente;peroalcabodeunostrescuartosdehora,elpropioapóstoldelaciencia,empezóaencontrarfastidiosoelrododendro,ysintióciertoaliviocuandoel inesperadocursode lossucesos leobligóa trasladarsus investigacionesal temanomenosinteresantedelasmalvasreales,quecrecíanunoscincuentapiesmáslejos,siguiendoelpaseo.Lacausaostensiblede sualejamiento fué la imprevista reapariciónde susdosconocidos, andandoyhablandoafanosamenteporelpaseo,muypróximalacabezacetrinaalacabezamorena.InclusolasmalvasrealesentretuvieronpocotiempoaTurnbull.Estudiadosrápidamentetodoslosprincipiosimportantesrelativosalcrecimientodeesasplantas,saltóporencimadeunmacizodefloresyseretiróalacasa.Losotrosdos proseguían el sesgo curso del sendero, habla que habla. Nadie, sino Dios, sabe lo que dijeron(porqueelloslohanolvidado,defijo),ysiyolorecordase,nolocontaría.Cuandosesepararoneneltérminodel sendero, ella alargó lamanode nuevo, con elmismo estilo de buena crianza, aunque lamanotemblaba;Evanparecióreprimirunmovimientoalsoltarla. —Siestohubiesedecontinuarasísiempre—dijoélconpremura—no importaríanadaquenuncasaliésemosdeaquí. —Cuatroveceshaqueridoustedmatarsepormí—dijo ella, titubeando—yyo estoy encerradaydeclaradalocaporcausadeusted.Laverdadesquedespuésdeesto...—Sí,yasé—dijoEvanenvozsumisa,losojosbajos—.Despuésdeeso,somoselunoparaelotro.Somoscadaunoelpremiodelotro...hastaquesehundanlasestrellas.Alzóderepentelosojos,ydijo:—Apropósito,¿cómosellamausted?—MellamoBeatrizDrake—respondióella,contodagravedad—.Puedeustedverloenmicertificadodedemencia.

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XIX.ÚltimocoloquioTURNBULLseretirabaesforzándoseporencontrarlaexplicacióndequeestuviesenallípresentesdosconocidossuyostandistintoscomoVaneylajoven.Ibabordeandounsetodelaurelbajo,cuandounjovende estatura enorme lo salvódeunbrinco, se plantódelante deTurnbull y casi se le derrumbósobreloshombros,comositrataradeabrazarlo.—¿Nomeconoceusted?—dijocasisollozandoeljoven,queestabamuyexcitado—.¿Nomellevaustedgrabadoenelcorazón,camarada?Dígame,¿quéhahechousteddemiyate?—¡Suéltemeustedelcuello!—dijoTurnbull,colérico—.¿Estáustedloco?Eljovensesentóenelpaseoenarenadoyprorrumpióenarrebatadasrisas. —No;esoeslochistosodelcaso...Noestoylocoreplicó.—Mehanencerradoaquí,peronoestoyloco.Ydenuevodiósueltaasuinocentealegría.Turnbull,queyanopodíasorprendersedenada,abriendomuchosusredondosojosgrises,dijo:—¿EsMr.Wilkinson,meparece?Noencontróotracosaquedecir.Elbuenmozo,sentadoenlaarena,hizounainclinacióndecabezayrepuso:—Paraservirausted.NoconfundirseconlosWilkinsondeCumberland.Puescomodecía,camarada:¿quéhahechousteddemiyate?Yaveusted,mehanencerradoaquí...,enestejardín...,yelyateseríaunadistracciónparaunsoltero. —Creaustedqueestoyhorriblementeapenado—comenzóadecirTurnbull,enelúltimogradodedesconciertoyexasperación—,peroenrealidad... —¡Oh!Ya veo que no puede usted llevarlo consigo en estemomento—dijoMr.Wilkinson, conmagnánimacomprensión.—Bueno;elcasoes...—empezódenuevoTurnbull,yalpuntolafrasesehelóensuslabios,porquedesembocandodeunarevueltadelpaseoaparecieronelrostrodechivoyloslenteschispeantesdelDr.Quayle. —¡Ah, mi queridoMr.Wilkinson!—dijo el doctor, como si le deleitase el encuentro—. YMr.Turnbull,además.Bueno,tengoquehablarconMr.Turnbull.Mr.Turnbullhizounmovimiento,másdesumisiónquedeasenso,yeldoctorlorecogióconfinura,mostrandoalgunosdientesmásquelosdosincisivosdelcentro.—EstoysegurodequeMr.Wilkinsonnosdispensaráporunmomento.Yrevolándoselelalevita,sellevóaTurnbullrápidamentealavueltadeunsendero.—Miqueridoseñor—dijocontonodelomásafectuoso—,notengoreparoendecirausted...comosucasodatantasesperanzas...,ustedcomprendetanbienelpuntodevistacientífico...,ynomegustaverleaustedimportunadoporloscasosrealmentedesesperados.Sonmonótonos,enloquecedores.Esecon quien hablaba usted ahora, pobre muchacho, es de los casos más típicos de pura idée fixe quetenemos aquí. Es muy triste, y temo que completamente incurable. Se mantiene en decir a todo elmundo—yeldoctorbajólavozconfidencialmente—,diceatodoelmundoquedosindividuoslehanquitadoelyate.Elrelatoquehacedesupérdidaesdelomásincoherente.Turnbulldescargóunpisotónenelpaseoenarenadoyexclamó:—¡Oh!Estonosepuedesufrir.Verdaderamente...—Yasé,yasé—dijoelpsicólogo,apesadumbrado—,escasodelomáslastimoso,yporfortuna,casomuyraro.Tanraroes,enefecto,queenlaclasificacióndeestasenfermedades,havenidoaencabezarlaserieaquedanombre:Perdinavitis,inflamaciónmentalqueproducealenfermolaimpresióndehaber

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perdido un navío. En realidad—añadió con cierto rubor—, es un timbre de gloria para mí. Yo hedescubiertoelúnicocasoexistentedeperdinavitis. —Pero eso no puede ser, doctor—dijo Turnbull, casimesándose el cabello—.No puede ser, deningúnmodo.Esehombrehaperdidodeveraselyate.Yoseloquité.Porqueesverdadlodigo. ElDr.Quaylese revolvióensu levita forradadeseda,quecrujía,yclavóenTurnbullunamiradasingular.Luego,conamablesolicitud,dijo:—Puesclaroestá,ustedseloquitó.Esoes,esoes. Y con ademanes corteses se fué, paseo adelante. Se detuvo bajo el primer árbol que encontró, ysacando el lápiz y el cuaderno de notas escribió febrilmente: «Singular complicación en eleleuteriomaníacoTurnbull.SúbitamanifestacióndeRapiñavitis,ilusióndehaberrobadounnavío.Casonuncavistohastaahora». Turnbullestuvoun instantedudandoensilencio.Despuéscorrió rabiosoporel jardín,enbuscadeMacIan,igualqueunmarido,inclusounmalmarido,correríarabiosoenbuscadesumujerconelansiadehacerleunapreguntaaquemarropa.EncontróaMacIanmeditabundo,quesepaseabaporel jardínpenumbroso, después de su extraordinario encuentro con Beatriz. Nadie que le viese caminarlentamenteycabizbajohubieracreídoquesualmaestabaenel séptimocielo.Nopensaba,nosentíasiquiera un deseo definido. Se sumergía simplemente en los recuerdos, más que nada, en recuerdosmateriales:palabrasdichasconciertainflexión,talmovimientocomúndelcuello,odelamuñeca.Enmediodeestedeleite,extáticoyenajenado,irrumpieronelcodoylarojabarbasaledizosdeTurnbull.MacIan dió un corto paso atrás, y a las ventanas de sus ojos acudió el almamuy despacio. Ni auncuandotuvolachispeantepuntadelacerodesuadversariocercadelpecho,habíaestadoTurnbullentantopeligro.Porqueenlostressegundosquesiguieronalainterrupción,MacIanestabadeunhumorcomoparamatarasupadre.Contodo,sucóleracedióporcompletoalverelrostrodeTurnbull,enelquelosojosparecíanquerersalirsede lasórbitas.El fuegoyelperfumedesu jovenynobleamorsedesvanecieronunmomentoanteaquellareciaagoníainterrogadora.—¿Estáustedherido,Turnbull?—preguntóansiosamente. —Estoymuriéndome—respondióelotrocon todacalma—.Estoy loquesedicemuriéndomeporsaberunacosa.Quierosaberloquepuedesignificartodoesto.MacIannocontestó,yelotroproseguíaconaspereza:—Ustedestápensandotodavíaenesajoven,peroyoledigoaustedquetodaestahistoriaesincreíble:Estánaquíotraspersonasconocidas.HeencontradoaWilkinson,eldueñodelyatequeperdimos.Heencontrado al propio juez ante quien comparecimos cuando me rompió usted los cristales. Reunirnuevamente a todas estas personas, ¿qué puede significar?Tantos antiguos amigos nunca los ve unoreunidos,comonoseaensueños.Trasunsilencio,exclamóconsinceridaddesgarradora:—¿Estáustedaquídeveras,Evan?¿Haestadoustedaquísiempre?¿Oestoysoñando? MacIan había escuchado con vigilante silencio cada palabra, y su faz se iluminó con una de susextraordinariasrevelacionesinteriores. —No, ¡oh,buenateo!—exclamó—.No, ¡oh,blasfemoempedernido! ¡Pío, reverente,puro, cortésblasfemo!No;noestáustedsoñando;estáusteddespertándose.—¿Quéquiereusteddecir?—Endosestadossolamentesevuelveaverjuntosatantosamigosantiguos—dijoMacIan—.Unoeselsueño;elotro,elfindelmundo.—Yusteddice...—Digoqueestonoesunsueño—repusoEvanconvozretumbante.—Yquiereusteddaraentender...—comenzóadecirTurnbull.

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—¡Silencio!Olodirétodomal—dijoMacIan,anhelante—.Detodosmodos,esdifícildeexplicar.Unapocalipsises loopuestoaunsueño.Unsueñoesmás falsoque lavistaexterior.Peroel findelmundoesmásrealqueelmundomismoqueseacaba.Yonodigoqueestoseaelfindelmundo,peroesunacosaparecida...eselfindealgo.Todalagentesevareuniendoenelmismolugar.Cadacosallegaapuntodeconclusión.—¿Cuáles?—preguntóTurnbull.—Nopuedoverlo—dijoEvan—,porsumagnitudyporsumismasencillez.Trasunsilencio,añadió: —No puedo verlo, pero trataré de describirlo. Turnbull, hace tres días vi de repente que nuestrodesafíonoerajusto,despuésdetodo.—¡Hacetresdías!—repitióTurnbull—.¿Cuándoyporquétuvoustedesailuminación?—Conocíqueyonoestabaenlojusto—respondióEvan—enelmomentodeverlosojosredondosdeaquelviejodelacelda. —¡Aquel viejo de la celda!—repitió sumaravillado compañero—. ¿Dice usted aquel pobre viejoidiotaquelegustadesclavarclavos?—Sí—dijoMacIan,trasunapausabreve—.Digoelpobreviejoidiotaquelegustadesclavarclavos.Alverlelosojos,aloírlehablarconaquelacentoarcaicoychillón,comprendíquenohabríasidojustomatarloausted.Habríasidopecadovenial.—Muyagradecido—dijoTurnbull,refunfuñando.—Déjemeustedcontinuar—dijoMacIan,contodapaciencia—porqueestoytratandodedecirtodalaverdad.Tratodedecirmásaúndeloqueyosé.Comoustedve—prosiguió,esforzándoseporserclaro—,confiesoquetodalagentequecalificabadelocuranuestrodesafíoteníarazónhastaciertopunto.Así se loconfesaríaalvejestoriodeCumberlandVaneyasumonóculo.Se loconfesaría, incluso,alasnoviejo,vestidodefranelaparda,quenoshablódelAmor.Sí;todosteníanrazónhastaciertopunto.Estoyuntantoloco. Se detuvo y se enjugó la frente, como si literalmente estuviese haciendo un trabajo muy duro.Después,prosiguió:—Estoyuntantoloco;perodespuésdetodo,eslocuraleve.Cientosdepersonas,deespíritusuperior,se han batido en duelo por haberles tropezado con el codo, o por el as de espadas; de suerte que elmundoenteronoteníaporquéperderelsesoacausademiligerademencia.Cantidaddegentesehadadomuerte,antesyahora.PerotodaInglaterrahacaídoencautividadporelpropósitodeprendernos.TodaInglaterrasehavueltocasadelocosporeldesigniodeprobarquelosomosnosotros.Comparadoconelpúblicoengeneral,puededecirsepositivamentequeestoycuerdo.Sedetuvootravez,yprosiguió,eneltonodeestarpariendolaverdad: —Al ver esto, vi todas las cosas; vi la Iglesia y elmundo. Es cierto que la Iglesia, en su acciónterrena,sehacontaminadodecosasmórbidas:torturas,visionessangrientas,ráfagasdeexterminio.LaIglesiahatenidosuslocuras,yyosoyunadeellas.SoyladegollinaenlajornadadeSanBartolomé.Soy la Inquisición deEspaña.Yono digo que no hayamos perdido nunca el juicio, pero afirmoquevalemosparaloquerosdenuestrosenemigos.Mataresinicuo,aunquemedieprovocación,comoenlajornada deSanBartolomé. Pero vuestroNietzsche, tanmoderno, os dirá quematar sin provocación,podría ser laudable.El tormentodebería impedirseviolentamente, aunque la Iglesia lo aplicase.Perovuestro Tolstoi, no menos moderno, os dirá que el tormento no debe impedirse violentamente, seaquienquieraelqueloaplique.Alfinyalcabo,¿quiénesmásloco, laIglesiaoelmundo?¿Quiénesmásloco,elcuraespañolquepermitelatiraníaoelsofistaprusianoquelaadmira?¿Quiénesmásloco,el sacerdote ruso que disuade de una rebelión justa, o el novelista ruso que la prohíbe? Esta es laexperiencia final, aplastante. El mundo abandonado a sí mismo se torna más feroz que cualquiercreencia.Hacepocosdías,ustedyyoéramosloshombresmáslocosdeInglaterra.Ahora,¡santoDios!,

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creoquesomoslosmáscuerdos.Laúnicacuestiónverdaderaesésta:si laIglesiaesmáslocaqueelmundo. Prosigan los racionalistas su carrera y veamos dónde paran. ¡Si el mundo puede hallar unequilibrioestablefueradeDios,queloencuentre!¿Loencuentra?¡Puesvayasueltoelmundo!—gritócongestoferoz—.¿Estáelmundofirmeensuquicio?¿Estáfirmeosetambalea?Turnbullpermanecíaensilencio,yMacIanledijo,mirandootravezalsuelo:—Setambalea,Turnbull.Nopuedesostenersesolo;ustedsabequenopuede.Yesoleamargaaustedlavida.Turnbull,estejardínnoesunsueño,sinoelcumplimientodeunapocalipsis.Estejardíneselmundoquesehavueltoloco. Turnbull ni movió la cabeza, aunque había estado escuchando todo el tiempo; con todo, el otroconocióqueporvezprimeraescuchabaseriamente.—Elmundosehavueltoloco—dijoMacIan—,ysehavueltolocopornosotros.ElmundosetomaeltrabajodecometerunerrorenormeporcadapequeñoerrorquecometelaIglesia.Poresohaconvertidodiez provincias en casas de locos; por eso,muchedumbre de gentes cabales se ven arrojadas a esteinnoblecrisol.Ahoravaasereljuiciodeestemundo.ElPríncipedeesteMundoserájuzgado,yloseráprecisamenteporquejuzga.Alcabo,éstaesunasoluciónsencilladeladisputaentrelaesferaylacruz...Turnbull,porvezprimera,seestremeció.—Laesferay...—repitió.—¿Quélepasaausted?—preguntóMacIan.—Hetenidounsueño—dijoTurnbull,atropelladayoscuramente—enqueveíalacruzdobladadeungolpe,ylaesferaintacta...—Yohetenidounsueñoquerepresentabalacruzenhiestaylaesferainvisible.Ambossueñosveníandel infierno. Tiene que haber unmundo redondo para hincar la cruz encima. La disparidad terribleconsisteenqueelmundoredondonoconsentiráenseguirsiendoredondo.Losastrónomosnosestándiciendo siempre que tiene la forma de una naranja, o de un huevo, o de una salchicha alemana.Manejanestemundoviejocomosifueseunavejiga,ylooprimenenmilformassinforma.Turnbull,nopodemosfiarenquelaesferaseasiempreunaesfera;nopodemosfiarenquelarazónsearazonable.Alfinal,elgrangloboterrestre,estarádesmochado,yúnicamentelacruzsemantendráenpie.Hubounsilenciolargo,ydespuésdijoTurnbulltitubeante:—¿Hareparadoustedenquedesde...desdeesosdossueños,oloquefuesen...?—¿Qué?—murmuróMacIan.—Desdeentonces—prosiguióTurnbull,enlamismavozsumisa—,desdeentoncesnohemosvueltoarequerirlasespadas. —Tieneusted razón—contestóMacIan,envozcasi inaudible—.Hemosencontradounacosaqueambosaborrecemosmuchomásquenosaborrecíamosanteselunoalotro,ycreosabercómosellama.Turnbullfrunciólascejasyparecióvacilarunmomento.—Pocoimportaelnombrequeustedledé—contestó—,contaldequenovayaustedporsucamino.Asuespalda,lasramascrujieronderepenteyseabrierondandopasoaunpersonajequeporsugranestaturaseñoreabaaTurnbull;conunainclinaciónarroganteyunmentónprominente,unmentóncuyaformaseseñalabapormodoextrañoinclusoenlasombraquehacíasobreelsendero.—Yaveustedquenoestanfácil—dijoMacIanentredientes. Ambosmiraron al director en los ojos, un instante nomás.Ojos llenos de cólera helada, glacial;especiedeodioabsolutamenteinexorable.Porvezprimera,suvozestabadesprovistadeironía.Noeramássarcásticaquepuedeserlounaclavadehierro.—Antesdetresminutosestaránustedesdentrodecasa—lesdijoconarrolladoraprecisión—,oharáfuegosobreustedeslaartilleríadelasventanas.Sehablademasiadoenestejardín;locerraremos.Alládentroseocuparándeustedes.—¡Ah!—dijoMacIan,conunlargosuspirodesatisfacción—,entonces,teníayorazón.

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Yvolviéndolelaespaldaseencaminó,obediente,alestablecimiento.Turnbullpareció,duranteunosminutos,darvueltasensusadentrosalpropósitodeaporrearaldirector,ydespuéscayóenelmismofatalismo casi mágico de su compañero. Por extraña manera, a los dos les parecía que cuanto másblandamentesesometiesen,contantamayorrapidezcorreríanlossucesosauncataclismo.

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XX.«Diesirae»ALacercarsealmanicomiolevantaronlavistahastalasfilasdeventanassuperpuestas,ycomprendieronla grave amenaza del director. Mediante la complicada y oculta maquinaria que corría como rednerviosa por todo el edificio, aparecieron asestados bajo el alféizar de las ventanas, formando otrastantasfilas,sendostubosdeacerobruñido,fríoprodigiodelaartilleríamoderna.Dominabaneljardínentero,ylatierracomarcana,yhabríanpodidodestrozaruncuerpodeejército.Estasilenciosadeclaracióndeguerrahabíaproducido,evidentemente,plenoefecto.CuandoMacIanyTurnbullseencaminabanconpasofirme,perolento,alvestíbuloprincipaldelestablecimiento,vieronquelosmás,oentodocasomuchosdelospacientes,estabanyareunidosallí, igualqueelcuerpodemédicos y el regimiento completo de enfermeros y guardianes. Pero en cuanto penetraron en elvestíbulo,alumbradoconluzartificial,ytraselloscerraronlasgrandespuertasdehierroyecharonloscerrojos,unanuevasorpresa lesasaltó,yalvigorosoTurnbull le faltópocoparacaerse.Porque teníaantesuvistauncuadroque,ciertamente,comohabíadichoMacIan,eraelDíadeljuicio,ounsueño. A pocos pasos de él, en una de las esquinas del cuadro formado por la gente, estabaMagdalenaDurand, la jovenquehabíaconocidoen la isla.Lemirabadefrente,ysusonrisa tranquila iluminabaaquellaescenadesombríalocuraconunrecatadofulgordehogar.Tenía,comodecostumbre,echadosatráslacaracuadradayelcuello,yenlajovialidaddesusojossenotabacomounaveladuraletárgica.TurnbullvióaMagdalena,yduranteunosmomentos,aellatansólo;después,suvistaabarcótodoelgrupoestupefacto,yvió lascarasquehabíavistoen lassemanasy losmesespasados.Allíestabaeltolstoyanodeltrajedefranela,consubarbaamarillacurvadahaciadentroysusojosysunarizsaltones,comosicurioseasenunacertijo.HablabacalurosamenteconMr.Gordon,elcorpulentotenderojudíoaquienhabíanamordazadoensumismatienda.AllíestabaelrústicoviejoyborrachodeHertfordshirehablándose soloconmuchaenergía.No solamenteestabaMr.Vaneel juez, sinoel secretariodeMr.Vane.NosolamentemissDrakeladelautomóvil,sinoelchóferdemissDrake.Ningunacosadesusadao fantástica hubiera producido en Turnbull tal impresión de pesadilla como aquel corro de carasconocidas.Con todo, sufrióunaconmoción intelectualquesobrepujoa lasdemás.SeadelantabaconvivoimpulsohaciaMagdalena,cuandounaespeciedehumildadraralehizovacilar.EntalpuntoviódetrásdeMagdalenaotracaracuadrada,caradeluengaspatillasgrisesymiraraustero.EraDurand,elpadrede la joven;verloTurnbull, fué laúltimaypésimamaravillade aquellanochemonstruosa.SeacordabadeDurand;desulucidezmonótona,perdurable;delaestupefacientesensatezdesusopinionessobrecadacosa,desucolosalsatisfacciónconlosaxiomas,únicamenteporquesonverdad.—¡Esespantoso!—exclamóparasíTurnbull—.Siélestáenelmanicomio,yanadiequedafuera.SeacercómásaMagdalena,titubeandoaún,sobretodoporqueellalesonreía.MacIanhabíayaidoareunirseconBeatriz,comoquienusadeunderecho.Enesto,todasaquellasefusiones,desconcertantesaunqueenparteamistosas,lascortóunavozcruel,quenosiemprecorrompíalasangreenlasvenas.Eldirector,depie,enmediodelaposento,observabalaescenacomoungranartistacontemplaríaelcuadroqueacabasedeterminar.Dehermosapresencia,nuncaloscircunstanteshabíanpercibidocontantaclaridadloqueensurostroeradeverdadodioso,y,aunentonces,sólopodíanexpresarlodiciendoquelascejasarqueadasyellargoyenfáticomentónlehacíanparecercomoiluminadodesdeabajo,igualqueelrostrodeunactorinfernal.—¡Esmuyagradableestareunión,sinduda!—dijo,chispeándolelosojos. El director se proponía, evidentemente, decirmás, pero antes que pudiese añadir cosa alguna,M.Durandhabíaavanzadohaciaélyestabahablando.EstabahablandoexactamentecomounburguésdeFranciahablaalencargadodeunrestaurante.Esto

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es,hablabaconrapidez,convozsonora,sintomaraliento,perosinincoherenciaalguna,y,portanto,sinemoción.Eraunaprestezafirme,monótona,quenoproveníaaparentementedelapasión,sinotansólodelarazóncorriendoatodogalope.Decíaalgoparecidoaesto:—UstedmerehúsalamediabotelladeMedoc,bebidasaludable,aqueestoyacostumbrado.Ustedmerehúsa la compañíay laobedienciademíhija,que lanaturalezamisma impone.Ustedme rehúsa lacarnedevacaydecarnero, sin ladisculpadequeestemosenCuaresma.Ahorameprohíbeustedelpaseo,cosanecesariaaunapersonademiedad.Esinútildecirmequetodoesolohaceustedenvirtuddeunaley.Laleydescansaenelcontratosocial.Sialciudadanoseledespojadelasfacultadesygocesquetendríainclusoenelestadodenaturaleza,elcontratosocialquedaanulado. —No conduce a nada tanto hablar, señor —dijo Hutton, porque el director callaba—. Lasametralladorasdominanelestablecimiento.Nosotroshemosobedecidolasórdenesqueteníamos.Usteddebehacerlomismo. —La maquinaria es perfectísima —asintió Durand, un poco fuera de propósito—, movida porpetróleo,aloquecreo.Loquepidoausted,únicamente,esqueadmitaquesitalescosascaenporbajodelniveldelabarbarie,elpactosocialquedaanulado.Esunbonitopuntodedoctrina.—¡Oh!¡Estamosdeacuerdo!—dijoHutton.Durandinclinómuycortésmentelacabezayseretiró.—Muyagradablereunión—prosiguióeldirector,desdeñosamente—.Sinembargo,creoquealgunosdeustedesestánendudaacercadecómonoshemosreunidoaquítodos.Loexplicaré,señorasyseñores;explicaré todas las cosas. ¿A quién he de dirigirme especialmente? A Mr. Turnbull. Tiene espíritucientífico. Unaprotesta repentina se ahogóen lagargantadeTurnbull.El director, trasuna tosecilla depuracortesía,prosiguió: —Mr.Turnbull estará conforme conmigo cuando afirmo que desde hacemucho tiempo habíamospercibidoenloscírculoscientíficoselgravedañocausadoporlaleyendadelaCrucifixión.Turnbullrefunfuñóalgoquepodríapasarporunasentimiento.Eldirectorcontinuódulcemente.—Envanoalegábamosqueelsucesonoprobabanada;quedetalesfanáticoshubomuchos,ymuchasejecuciones.Nosvimosobligadosatomarelasuntopornuestracuenta,ainvestigarloconelespíritudelahistoriacientífica,yayudadosporMr.Turnbullyporotros,tuvimoslafortunadepoderanunciarquelapretendidaCrucifixiónnohabíaocurridonunca.MacIanalzólacabezaymirófijamentealdirector;peroTurnbullnolevantólosojos. —Hemosdescubiertoqueésteeselúnicomododetratarlassupersticiones—continuóelorador—.Negarlashistóricamente,ylohemoshechoasí,conbuenresultado,enelcasodelosmilagrosyotrospor el estilo.Ahora, en nuestrosmismos días, se hamovido un alboroto desdichado que amenazaba(comodiríaMr.Turnbull) galvanizar el cadáver del cristianismo con una vida ficticia;me refiero alpretendidocasodeunexcéntricoquequeríabatirseporlaVirgen.MacIan,densamentepálido,dióunpasoadelante,peroeloradornoperdiósuactitudllananidetuvoelflujodesuspalabras.—Denuevoinsistimosenquenadieteníaporquéadmirareseduelo,queeraunavulgarcamorra,perola gente es ignorante y novelesca.Dieronmuestras de tratar al supuesto escocés y a sus adversarioscomo a héroes. Probamos a detener por todos los demás medios este culto reaccionario al héroe.Obrerosquehabíanapostadosobreelduelofueronalacárcelporjugaralosprohibidos.Obrerosquebrindaban a la salud de uno de los duelistas fueron a la cárcel por embriaguez. Pero la excitaciónpopularrespectodelsupuestoduelo,continuaba,yhemostenidoquevolveranuestroantiguométodohistórico.Hemosinvestigado,conrigorcientífico,lahistoriadelretodeMacIan,ytenemoslafortunade poder informar a ustedes que la trama completa del duelo en proyecto es una fábula. Nunca hahabido tal reto.Nunca ha existido un hombre llamadoMacIan. Es unmitomelodramático, como el

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Calvario. Niunalmasemovió, salvoTurnbull,quealzó lacabeza;perocundió lasensacióndeunestallidotácito. —La historia entera del reto de MacIan —continuó el director, dardeando a su auditorio conbenignidad siniestra— proviene, como hemos demostrado, de las obsesiones de unos pocos tipospatológicos,queahorayatenemosanuestrocuidado,porfortuna.Hayaquí,porejemplo,unapersonallamada Gordon, que tenía una tienda de antigüedades. Es víctima de una enfermedad llamadaVínculomanía, o sea, la impresión de haber estado liado y atado. Tenemos también un caso deFugacidad(Mr.Wimpey),queseimaginahabersidoperseguidopordoshombres. El tenderojudíoyelgraduadomagdalenensesedestacarondelconcurso,mostrandoenelrostrolaindignaciónquelesmovía,peroeloradorcontinuó. —Tenemosconnosotrosunapobremujer—dijo, conacento compasivo—,que creehaber ido enautomóvilconlosdosduelistas;eslailusiónderapidez,tanconocidaquenonecesitoexplicarla.Otrainfelizmujertienesimplementelamaníaegoístadehabersidolacausadelduelo.MagdalenaDurandpretende,efectivamente,queporellasehanbatidoMacIanysuenemigo,siendoasíque,sihaexistidoeldesafío, es seguroqueempezómucho tiempoantes.Peronoha existidonunca.Noshemoshechocargode todoscuantospretendíanhabervisto talcosa,y resultaque todosestándesequilibrados.Poresoestánaquí. El director, exaltado unmomento por la enorme sencillez de su triunfo, paseó unamirada por elámbito, mostrando sus dientes perfectos, con una sonrisa de perfecta crueldad artística, y cruzandoluego el vestíbulo desapareció por una puerta interior. Sus dos tenientes, Quayle y Hutton,permanecieronalacabezadelgranejércitodeenfermerosyguardianes. —Espero que ya no tendremos dificultades—dijo el Dr. Quayle, bastante jovial, dirigiéndole aTurnbull,queseapoyabacontodosupesoenelrespaldodeunasilla. Con los ojos bajos todavía, Turnbull levantó la silla una o dos pulgadas del suelo. Después,súbitamente, blandiéndola sobre su cabeza, la disparó contra el inquisitivo doctor, y dió tan terriblechasquidoqueunadelaspatasdemaderasaliórodandoporelpisoyeldoctor,anhelante,seembutióenun rincón.MacIan dió una gran voz, recogió la pata rota de la silla, y precipitándose sobre el otromédicoloderribódeungolpe.Veinteenfermerosselanzaronacapturaralosrebeldes;MacIanderribóatres,yTurnbullseibasobreotrocuandodetrásdeellosresonóungritodenotandoquealgunanovedadpavorosasucedía. Dosdelostrespasadizospordondesesalíadelvestíbuloseahogabandehumoazul.Almomentosiguiente,elvestíbuloestabainvadidoporlahumadera,yempezaronavolarchispasrojas,comoabejasescarlata.—¡Sequemalacasa!—gritóQuayle,conunchillidodeterrorindecente—.¡Oh!¿Quiénpuedehaberhechoesto?¿Quéhasucedido?UnrelámpagobrillóenlosojosdeTurnbull.—¿CómoseprodujolaRevoluciónfrancesa?—preguntó.—¡Oh!¡Yoquésé!—gimióotro.—Puesyoselodiréausted—dijoTurnbull—.Seprodujoporqueaciertasgentesselesantojóqueuntenderofrancéseratanrespetablecomoparecíaporsuaspecto. Aún estaba hablando, cuando M. Durand, como para corroborar esas palabras, reapareció en elhumosovestíbulo,enjugándoseconunpañuelolasmanosmanchadasdepetróleo.Habíapegadofuegoalacasa,enestrictoacuerdoconlosprincipiosdelcontratosocial.Entanto,MacIandióunpasoadelante,ysedetuvo,agitadoyterrible.—Ahora—gritó,palpitante—eseljuiciodeestemundo.Losmédicosseirándeaquí;losguardianesseirándeaquí.Nosdejaránencargadosdelamaquinariaydelasametralladorasdelasventanas.Pero

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nosotros,loslunáticos,aguardaremosaperecerabrasados,contaldequepodamosverlosmarcharse.—¿Cómosabeustedquenosiremos?—preguntóHutton,furioso. —Ustedes no creen en nada—dijoMacIan, sencillamente— y no pueden soportar elmiedo a lamuerte.—Peroesoesunsuicidio—dijoconburlaeldoctor—,señaldudosadecordura. —De ningún modo; es una venganza—respondió Turnbull con toda calma—, cosa enteramentenormal.—¿Creeustedquelosmédicosseirán?—dijoHuttonconrabia.—Losguardianesyasehanido—dijoTurnbull.Hablandoestabancuandolaspuertasprincipalesseabrieronalempujóndeunpánicobrutal,ytodoslos funcionarios y dependientes del manicomio corrieron por el jardín adelante, persiguiéndolos elhumo.Peroenelapretadogrupodelosmaníacos,nadie,nihombrenimujer,semovió. —Aborrecemos lamuerte—dijoTurnbullconaplomo—,peromás lesaborrecemosaustedes.Asítriunfaunarevolución.Sobresuscabezassedescorrióelcuarteróndeltechomostrandounjiróndecielo,iluminadoporlasestrellas,yunobjetoenorme,demetalbrillante,conlahechuraylasaletasdeunpez,balanceándosecomosiestuvieseanclado.Enelmismo instante,unaescaladeacerosedeslizóporelboquetehastatropezarenelsuelo,asomándosetambiénelmentónhendidodelmisteriosodirector.—Quayle,Hutton—dijo—,salganustedesconmigo.Ambostreparonporunaescalacomomuñecosmovidosporunhilo. Bastante después de haberse encaramado los médicos a la nave, el hombre del mentón hendidocontinuaba mirando de través a la muchedumbre afligida por el humo. Al cabo, con voz sedeña ysonrisadeacabadasatisfacción,dijo: —A propósito,me asusta ser tan distraído. Hay un hombre, particularmente, de quienme olvidosiempre,nosécómo.Siempremelodejoenalgunaparte.UnavezloperdíenlacruzdelacatedraldeSanPablo. ¡Neciodemí!Ahora loheolvidadoenunadeesascelditasaquehabéisprendido fuego.Muylastimoso...sobretodoparaél.Yhaciendounsaluditojovial,trepóasunavevoladora.MacIanestuvoinmóvildosminutos,ydespuésselanzóporunodeloscorredoresasfixiantes,hastaqueseencontróconlasllamas.TurnbullechóunamiradaMagadalenaylesiguió. MacIan,chamuscadoelpelo,humeanteslosvestidos,desolladasmanosycara,habíaadelantadolobastanteatravésdelosprimerosobstáculosqueofrecíanlasmaderasincendiadascomoparasituarsealalcancedevoz,respectodelasceldasqueyaconocía.Eraimposible,sinembargo,verelsitiodonde,muertoovivo,yacíaelviejo;noyaacausadelaoscuridad,sinodelaluzabrasadoraeinsufrible.Ellugar de la celda del viejo idiota era ya el centro de un bosque de fuego, con llamas tan espesas yamarillascomolasmiesesdeuntrigal.Lossilbidosychasquidosincesantesrecordabanlosclamoresdeunamuchedumbre aullando contra un orador. Con todo, a través de aquella espesura ensordecedoraMacIan creyó percibir un ruido más débil y distinto. Al oírlo, se lanzó adelante, como si fuera asumergirseenaquelhorno,peroTurnbulllodetuvoporelcodo. —¡Déjemeusted!—gritóEvan,conagonía—,eslavozdeesepobremendigoviejo...;viveaún,ypidesocorro.—¡Escucheusted!—dijoTurnbull,desplegandoundedolamanocerrada.—¡Serángritosdedolor!—protestóMacIan—.Nopuedosufrirlo.—¡Escucheusted!—repitióTurnbull,ceñudo—.¿Haoídoustedaalguienpedirsocorrooquejarsededolorenesetono?Losdébilessonidos,penetrantes,queseoíanatravésdelestrépitodelaconflagración,eran,enefecto,deíndolerara,yMacIansevolvióasucompañero,elrostrointerrogativoyconfuso.

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—Estácantando—dijoTurnbull,sencillamente. Unmuro, todavíadepie, sederrumbó,aplastandoel fuego,yaldisminuirelestruendo, lavozdelviejecito lunático se oyómás clara. En el corazón de aquel infierno al rojo blanco, estaba cantandocomounpájaro.Noerafácilseguirsucanción,pero trataba,alparecer,dealegresesparcimientosenunapraderadorada.—¡BenditoDios!—dijoTurnbull,amargamente—.Cualquieradiríaqueesventajososeridiota.Después,acercándosealbordedelfuego,gritó,porsiacaso,alinvisiblecantor:—¿Puedeustedsalir?¿Notieneustedescape?—¡Diosnosperdone!—dijoMacIan,estremeciéndose—.Ahoraseríe.Elinvisiblecantor,sinimportarleladistanciaaqueseencontraradeperecerabrasadovivo,lanzabaelrepiqueargentinoyalegredesusrisas.Alescucharlo,losojosdeMacIanempezaronarelucir,comosilehubieseacudidounaideamaravillosa.—¡Loco,salgadeallíysálvese!—llamóTurnbull. —¡No,porelcielo!Esanoes lamanera—gritóde repenteMacIan—.¡Padre—vociferó—,salgaustedysálvenosatodos! Elfuego,aunquehabíacedidoenunoodossitios,era,enconjunto,másviolentoe indomablequenunca.Altas llamasbrotabanpor separadoy seabrían sobre suscabezas formandocomo lasarcadasígneasdeunacatedraldelinfierno,ocomounbosquedeárbolestropicalesrojos,eneljardíndeldiablo.Másreciasaúnenlaoquedadpurpúreadelanoche,lasumidaddelasllamasbrincabaunayotravez,envano, hacia las estrellas, como dragones de oro encadenados pero furiosos. Las torres y cúpulas delhumo asfixiante subían y se alargaban lo bastante para sumir, al parecer, en una niebla como la deLondresalosplanetasremotos.Perosiagotásemostodoslossímilesdesaforadosparaaquellaescenadesaforada,laimpresióndominanterespectodelfuegoseguiríasiendoelinflexibleyordenadorigorconquesubíanlasllamas,yunaespeciedecalmaestrepitosa.Literalmente,eraunmurodefuego.—¡Padre!—gritóMacIanunavezmás—,salgaustedysálvenosatodos.AldarMacIantalesgritos,Turnbulllomirabafijamente.Aquelbosquedefuego,tanaltoyespeso,teníaqueseryaunportentovisibleentodoelcontorno,portierraymar.Sufluenciarojailuminabaellargobordoblancodelosnavíos,aguasadentroenelmardelNorte,yrevelabacomorubíesdardeanteslasventanasdelasaldeasenlasalturaslejanas.Losaldeanosolosmarinerosqueestuviesenmirándolo,pudieronverunespectáculoinsólitocuandoMacIangritóporterceravez.Laselvadefuegovacilóyquedóhendidaporelcentro,yentonces,todaunamitadseladeóhaciaunaparte, como un trigal se ladea bajo el gravamen del viento. En efecto, parecía como si se hubieselevantadounvientofuertequeempujabaalfuegodetravés.Elhumoyanoascendíaasofocarestrellas,sino que, humillado, se arrastraba por las tierras comarcanas, igual que la bandera ominosa de unaderrota.Peronoeraelviento;o,sieraelviento,esquehabíados,soplandoendireccionesopuestas.Porquemientrasunamitaddelaenormehoguerasevencíadeunladohacialasalturasdetierraadentro,laotramitad,conunainclinaciónexactamenteigual,sevencíaalEste,haciaelmar.Asíesquelatierrayelocéanopodíanver,dondesólohabíahabidounamasaígnea,unacosadivididacomounaV,unalenguadefuegobífida.Siestofuéprodigioparalosqueestabandistantes,paralosqueestabanpróximoshubounacosainefable.CuandolosecosdelúltimollamamientodeEvansonaronymurieronenelestruendouniversal, labóvedadefuegosobresuscabezasseabrióporenmedioy,arrollándoseendosgrandesolasdeoroquedó suspensa a cada lado,y tan abultada, tan inofensiva, comodos colinas escarpadasflanqueando un valle. Por el centro de aquel barranco o cortadura, corría un senderillo, donde sóloquedaban cenizas, y por el senderillo adelante caminabaunviejecito cantando, como si se paseara asolasporunaflorestaenprimavera.

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CuandoTurnbull lovió,alargóunamano,desúbito,y lapusoenunode los robustoshombrosdeMagdalenaDurand,comosibuscaseapoyo.Trasunmomentodevacilación,apoyólaotramanoenelhombrodeMacIan.Susojosazulescobraronextraordinariobrilloyhermosura.Muchosperiódicosyrevistas escépticos le han reprochado después de mala manera el abandono de las certidumbres delmaterialismo.Todasuvida,hastaaquelmomento,habíatenidoporcierto,conlamayorprobidad,queelmaterialismoeraunhecho.Perosediferenciabadelosqueescribíanentalespapelesprecisamenteenesto:quepreferíaunhecho,inclusoalmaterialismo.Conformesefuéacercandoelcantorpequeñín,Evancayódehinojos,yuninstantedespués,Beatrizlo imitó; luegoMagdalenaDurand cayó de hinojos, y, tras unmomento bien cumplido, Turnbull laimitó.Entonceselviejecitopasójuntoaellos,cantandoporelpasadizodellamasadelante.Ningunolemiróelrostro. Cuandohubopasado, alzaron lavista.Mientrasqueelprimer resplandordel incendio seproyectóhaciaelEsteyelOeste,coloreandoconsureflejoelbordodelosnavíos;oarrancandochispasrojasdelasventanasdelascasas,nosehabíalanzadoalasalturas,porqueteníasobresílabóvedaponderosayrococódesupropioymonstruosohumoabigarrado.Peroahoraelfuegotirabaaderechaeizquierda,como una cabellera femenina partida por enmedio, y los dardos luminosos podían salir disparadoshacialacavidaddeloscielos,hiriendotodacosa,nubeopájaro.Hirieronunacosaquenoerapájaroninube.Lejos,muylejos,enloaltodeaquellasenormesoquedadesdelespacio,unacosavolabaveloz,relumbrababrillantemente,unacosaqueporsumismobrilloyrapidezextremadosnopodíaserunavedelosaires,pormásquelaclaridadrojalailuminasedesdeabajoasemejándosealtorsodeunpájaro.Todosconocieronqueeraunbarcoaéreo,ytodosconocieroncúyoera.Segúnestabanmirándolo,parecióquelamanchitadeluzseinclinabalevemente,ydospuntosnegrosse desprendieron de uno de los costados. Los ojos que, ansiosos, los observaban, veían que los dospuntosengrosabanensuprecipitadacaída.Entonces,alguiengritó,yningunosiguiómirandoaloalto.Porquelosdoscuerpos,másabultadosacadasegundoensuvuelo,abiertosbrazosypiernasyvolcadosen el resplandor del fuego, eran los cadáveres de los dosmédicos que el profesor Lucifer se habíallevado: el flaco y burlónQuayle, el frío y toscoHutton.Vinieron a estamparse en lomás recio delfuego.—¡Sehanmatado!—gritóBeatriz,cubriéndoseelrostro—.¡Oh,Dios!¡Estánperdidos!Evanlarodeóconunbrazoyrecordósuvisión.—No,perdidosnoestán—dijo—.Estánsalvados.Alfinyalcabo,nosehallevadosusalmas. Paseó unamirada vaga por el incendio, que ya cedía, y entre las cenizas aparecieron dos objetosbrillantesquehabíansobrevividoalfuego:suespadayladeTurnbull,caídascasualmenteenformadecruz.

GilbertKeithChesterton,nacióenLondresen1874,enelsenodeunafamiliadeclasemedia.SegúnrecuerdaensuAutobiografía,elfindelcolegiosecundarioylaconsiguientedispersióndelosamigoslointrodujeronenuntiempollenode«dudas,morbosytentaciones».Enmediodeunambienteateo,eraél«un completo agnóstico». Por ese entonces se acercó al ocultismo, participó en reuniones para«iniciados»ycentrósuatenciónenlaliteraturaespiritistayteosófica,mientrascursabaenelUniversityCollegedeLondresdibujo,pintura,literatura,francésylatín.En1895dejólaUniversidadsinhaberterminadosusestudiosycomenzóatrabajarenLondresparaloseditoresRedwayyFisherUnwin.Iniciósucarreraliterariaredactandoartículossobrearteypolíticaparaperiódicos.Enelaño1900publicósuprimerlibro:lacoleccióndepoemasGreybeardsatplay.AéstelosiguieronlasbiografíasdeRobertBrowning(1903)yCharlesDickens(1906);ylasnovelasEl

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NapoleóndeNottingHill(1904),quecriticaalmundomecanizadomodernodestacandolasvirtudesdeépocasanteriores,yElhombrequefuejueves(1908),quedenuncialadecadenciaculturaldefinalesdelsigloXIX.Conelpasodeltiempo,Chestertonfuealejándosedelocultismoyrenovósufecristiana(porentoncesanglicana).Enelaño1900conocióal jovenhistoriadorHilaireBelloc,conelque fundaríaundiarioparaexponer sus ideas.En1901contrajomatrimonioconFrancesBlogg,una jovenybellacristianapracticante,aquienconocióduranteelotoñode1896ydequienseenamoróaprimeravista.En1907conocióalpadreO’Connor,unsacerdotecatólicoqueigualabaaChestertoneninteligenciaysimpatía.Sesorprendióalcomprobarqueéstehabíasondeadolosabismosdelmalconmuchamayorprofundidadqueél:«QuelaIglesiaCatólicaestuvieramásenteradadelbienqueyo,erafácildecreer.Queestuvieramásenteradadelmal,meparecíaincreíble.ElpadreO’Connorconocíaloshorroresdelmundoynoseescandalizaba,puessupertenenciaalaIglesiaCatólicalehacíadepositariodeungrantesoro: lamisericordia».EnlafiguradelpadreO¨Connorse inspiraríaChestertonparacrearalPadreBrown,elpersonajeprincipaldeunaexquisitaseriedecuentospolicialescuyarecopilaciónmásfamosasetitulaElcandordelPadreBrown.En1908publicóOrtodoxia,unaapasionadadefensadelavisióncristianade lavida.Al año siguientedejóLondrespara radicarse junto a su esposa enBeaconsfield,localidadubicada40kilómetrosaloestedelacapital inglesa.YunañodespuéspublicólanovelaLaesferaylacruz. DurantelaSegundaGuerraMundialmuriósuúnicoyamadohermanoCecil.TerminadalaGuerra,Chesterton lideró el movimiento Distributista, que propiciaba la división de la propiedad en partespequeñasysudistribuciónparejaentretodaslaspersonas.En1922dejólaiglesiaanglicanaparaunirsealacatólica.AlañosiguientepublicóunabiografíadeSanFranciscodeAsísy,en1925,Elhombreeterno,quepresentalaconcepcióncristianadelahistoria.ApedidodeloseditoresdelabiografíadeSanFrancisco,escribiódiezañosdespuésunabiografíadeSantoTomásdeAquino:«elmejorlibroquesehaescritojamássobresantoTomás»,segúnpalabrasdeÉtienneGilson. Habiendo publicado en vida cerca de cien libros, murió el 14 de junio de 1936 en su casa deBeaconsfield.Notificadodesumuerte,elpapaPíoXIleotorgóeltítulodeDefensorFidei.YelfilósoforumanoMirceaEliade,alospocosdíasdeldeceso,dijo:«Laliteraturainglesahaperdidoalensayistacontemporáneomásimportante,yelmundocristianoaunodesusmáspreciososapologistas.InglaterraestámástristeyconfusadespuésdeladesaparicióndeG.KChesterton».Sucontexturafísicaeradesproporcionadamentegrande,porloquealgunoslocomparanconel«bueymudo».(TomásdeAquino).Ademásdelenormefísicoylainteligenciapunzante,locaracterizabanelbuenhumorylarisafrancaycontagiosa.Solíabromearconexpresionescomo«Porloquerespectaamipeso,nadielohacalculadoaún».Alolargodesuvidafuedistinguidopordiferentesinstituciones:recibiógrados«honoriscausa»delas universidades de Edimburgo, Dublín y Notre Dame, y fue hecho Caballero de la Orden de SanGregorioelGrande.

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Notas[1]VIERNES,personajedeElhombrequefuejueves,noveladelmismoautor(N.delT.).<<

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TableofContentsGILBERTKEITHCHESTERTONSinopsisGilbertKeithChestertonLaesferaylacruzI.DiscusiónunpocoenelaireII.LareligióndelmagistradosubalternoIII.AntigüedadescuriosasIV.DiscusiónalamanecerV.ElpacificadorVI.OtrofilósofoVII.LaaldeadeGrassley-in-the-HoleVIII.Interludio:unacontroversiaIX.UnaseñorararaX.VueltaalasespadasXI.EscándaloenlaaldeaXII.LaisladesiertaXIII.EljardíndelapazXIV.MuseodealmasXV.ElsueñodeMacIanXVI.ElsueñodeTurnbullXVII.ElidiotaXVIII.¿Dóndehevistoesacara?XIX.ÚltimocoloquioXX.«Diesirae»Notas