gimferrer, pere - antología poética - ediciones alma_perro

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  • PERE GIMFERRER

    ANTOLOGA POTICA

  • LISTADO DE POEMAS

    BY LOVE POSSESSEDODA A VENECIA ANTE EL MAR DE LOS TEATROSYO QUE FUND TODOS MIS DESEOSPEQUEO Y TRISTE PETIRROJOMADRIGALRECUENTOANTAGONASYO, QUE FUND TODOS MIS DESEOS...RONDUNA SOLA NOTA MUSICAL PARA HOLDERLINACTOEL CUERNO DE CAZALA MUERTE EN BEVERLY HILLSNOCTURNO IMPERIORECUENTOODA A VENECIA ANTE EL MAR DE LOS TEATROSNOCHE DE ABRILPUENTE DE LONDRESUNIDADTRANSFIGURACINSI SIENTES QUE TE LLAMA EL ABISMO DEL CIELO...RETORNOSMADRIGALLLEVAN UNA ROSA EN EL PECHO LOS ENAMORADOS...EN INVIERNO, LA LLUVIA DULCE EN LOS PARABRISAS...EL ARPA EN LA CUEVADIDO Y ENEASBAND OF ANGELSRELATO A DOS VOCESINVIERNOCONJUROCANCIN PARA BILLIE HOLIDAYELEGAHOMENAJE A VICENTE ALEIXANDRECUCHILLOS EN ABRILCASCABELESCOSECHAAGOSTOARDE EL MAR

  • BY LOVE POSSESSED

    Me dio un beso y era suave como la brumadulce como una descarga elctricacomo un beso en los ojos cerradoscomo los veleros al atardecerplida seorita del paraguaspor dos veces he credo verla su vestido(estampado el bolso el pelo corto y(aquella forma de andar muy en elborde de la acera.En los crepsculos exanges la ciudad es un torneode paladines en cmara lentasobre una pantalla plateadacomo una pantalla de televisin son las imgenesde mi vida los anunciosy dan el mismo miedo que los objetos volantesvenidos de no se sabednde flgidos en le espacio.Como las banderolas cadas en los yates de lujolas ampollas de morfina en los cuartos cerrados delos hotelesestar enamorado es una msica una droga es comoescribir un poemapor ti los dulces dogos del amor y su herida carmes.Los uniformes grises de los policas los cascoslas cargas los camiones los jeepslos gases lacrimgenosaquel ao te am como nunca llevabas unvestido verde y por las maanas sonreasViolines oscuros violines de aguatodo el mundo que cabe en el zumbido de una lneatelefnicalos silfos en el aire la seda y sus relmpagoslas alucinaciones en pleno da como viendo fantasmasluminososcomo palpando un cuerpo astraldesde las ventanas de mi cuarto de estudiantey muy despacio los visilloscon antifaz un rostro me mirabael jardn un rub bajo la lluvia.

  • ODA A VENECIA ANTE EL MAR DE LOS TEATROS

    Las copas falsas, el veneno y la calavera de los teatros.Garca Lorca

    Tiene el mar su mecnica como el amor sus smbolos.Con que trajn se alza una cortina rojao en esta embocadura de escenario vacosuena un rumor de estatuas, hojas de lirio, alfanjes,palomas que descienden y suavemente psanse.Componer con chalinas un ajedrez verdoso.El moho en mi mejilla recuerda el tiempo idoy una gota de plomo hierve en mi corazn.Llev la mano al pecho, y el reloj corroborala razn de las nubes y su velamen yerto.Asciende una marea, rosas equilibristassobre el arco voltaico de la noche en Veneciaaquel ao de mi adolescencia perdida,mrmol en la Dogana como observaba Poundy la masa de un fretro en los densos canales.Id ms all, muy lejos an, hondo en la noche,sobre el tapiz del Dux, sombras entretejidas,prncipes o nereidas que el tiempo destruy.Que pureza un desnudo o adolescente muertoen las inmensas salas del recuerdo en penumbraEstuve aqu? Habr de creer que ste he sidoy ste fue el sufrimiento que punzaba mi piel?Qu frgil era entonces, y por qu. Es ms verdad,copos que os difers en el parque nevado,el que hoy as acoge vuestro amor en el rostroo aquel que all en Venecia de belleza muri?Las piedras vivas hablan de un recuerdo presente.Como la vena insiste sus conductos de sangre,va, viene y se remonta nuevamente al planetay as la vida expande en batn silencioso,el pasado se afirma en m a esta hora incierta.Tanto he escrito, y entonces tanto escrib. No ssi vala la pena o la vale. T, por quienes ms cierta mi vida, y vosotros que osen mi verso otra esfera, sabris su signo o arte.Dilo, pues, o decidlo, y dulcemente acasomintis a mi tristeza. Noche, noche en Veneciava para cinco aos, cmo tan lejos? Soyel que fui entonces, s tensarme y ser heridopor la pura belleza como entonces, violnque parte en dos aires de una noche de estocuando el mundo no puede soportar su ansiedad

  • de ser bello. Lloraba yo acodado al balcncomo en un mal poema romntico, y el airepromova disturbios de humo azul y alcanfor.Bogaba en las alcobas, bajo el granito hmedo,un arcngel o sauce o cisne o corcel de llamaque las potencias ltimas enviaban a mi sueo.Llor, llor, llorY cmo pudo ser tan hermoso y tan triste?Agua y fro rub, transparencia diablicagrababan en mi carne un tatuaje de luz.Helada noche, ardiente noche, noche macomo si hoy la viviera! Es doloroso y dulcehaber dejado atrs a la Venecia en que todospara nuestro castigo fuimos adolescentesy perseguirnos hoy por las salas vacasen ronda de jinetes que disuelve un espejonegando, con su doble, la realidad de este poema.

  • YO QUE FUND TODOS MIS DESEOS

    Yo, que fund todos mis deseosbajo especies de eternidad,veo alargarse al sol mi sombra en juliosobre el paseo de cristal y platamientras en una bocanada ardientela muerte ocupa un puesto bajo los parasoles.Mimbre, bebidas de colores vivos, luces oxigenadas que chorrean despacio,baando en un oscuro esplendor las espaldas, acariciando con fulgor de hierro blancounos hombros desnudos, unos ojos elctricos, la dorada cadade una mano en el aire sigiloso,el resplandor de una cabellera desplomndose entre msica suave y luces indirectas,todas las sombras de mi juventud, en una usual figuracinpotica.A veces, en las tardes de tormenta, una araa rojiza se posa en los cristalesy por sus ojos miran fijamente los bosques embrujados.Salas de adentro, mgicaspara los silenciosos guardianes de bano, felinos y nocturnos como senegaleses,cuyos pasos no suenan casi en mi corazn!No despertar de noche el sueo plateado de los mirlos.As son estas horas de juventud, plidas como ondinaso heronas de pera,tan frgiles que mueren no con vivir, no: slo con soar.En su vaina de oscuro terciopelo duerme el prncipe.Abandonados rizos en la mano se enlazan. Las pestaas cadashondamente han velado los ojoscomo una gota de charol y amianto. La tibieza escondidade los muslosdesliza su suspiro de halcn agonizante.El pecho alienta como un arpa deshojada en invierno; bajo eljersey azul se para suave el corazn.

    Ojos que amo, dulces hoces de hierro y fuego,rosas de incandescente carnacin delicada, fulgores de magnesioque sorprendis mi sombra en los bares nocturnoso saliendo del cine, salvadmi corazn en agona bajo la luz pesada y densa de los focos!Como una fina lmina de acero cae la noche.Es la hora en que el aire desordena las sillas, agita los cubiertos,tintinea en los vasos, quiebra alguno, besa, vuelve, suspira y de prontodestroza a un hombre contra la pared, en un sordo chasquido

  • resonante.Bsame entre la niebla, mi amor. Se ha puesto frala noche en unas horas: Es un claro de luna borroso y hmedocomo en una antigua pelcula de amor y espionaje.Qu piel tan delicada rasgars con tus dientes. Muerte, qu labios, qu respiracin, qu pecho dulce y mrbido ahogas.

  • PEQUEO Y TRISTE PETIRROJO

    Oscar Wilde llevabauna gardenia en el pico.Color gris, color malva en las piedras y el rostro,ms azul pedernal en los ojos, ms hiedraen las uas patricias, ebonita en las ingles de los faunos.No salgis al jardn: llueve, y las patasde los leones araan la tela metlica del zoo.Isabel muri, y estaba plida,una noche como sta.Hay orden de llorar sobre el bramido estril de los acantilados.Un violn dormir? Unas camelias?Y aquel pijama rosa en pie bajo la lluvia.

  • MADRIGAL

    Amor, con el poder terrible de una rosatu piel tensa me ha saqueado los ojos, y es demasiado claroeste color de velas en un mar liso. Dulzura,la tan cruel dulzura violetaque las nalgas defienden, como el nido de la luz!Porque una rosatiene el poder de la seda: tacto mortal, estosagotadores, con el grueso de un tejido rasgndose,la claridad estrellada en las cornisasy el cielo, ventana all, con negrura de desage.Por la noche, el hombrede anteojos ahumados, en la cocina de gas,acaricia los enseres de Auschwitz, las tenazas alqumicas,las ampollas de cal. Amor, el hombre de guantes oscurosno arrasar el color de valva de un vientre,el regusto de ginebra y aceitunas de la piel;no arrasar la luz de una rosa inmortalque la simiente deshoja con pico tierno.Y ahora veo a la garzareal, cruzndose de alas en la habitacin,la garza que, con la luz que capitula,es plumaje y calor, y es como el cielo:slo claridad marinay despus un recuerdo de haber vivido contigo.

  • RECUENTO

    Ensayos he escrito desvados borradores esbozosa la luz de una lmparaapenas un valor decorativocomo figuras pintadas en la pantalla de una lmparapiscinas con cisnes de plsticome muerdo los labios y una gota de sangre vacilabesar al leprosohorror de los contrarios la caverna plutnica el vendaval sulfreoel otoo como un rgano profundo en las catedrales del aguavivo de imgenes son mi propia sangrela sangre es mi idioma ciego en la luz del planetabuceando en la tiniebla con rifle submarinoun arpn oh sombras de delfines en mi vidaoh sombras de delfinesvan y vienen en la verdosa oscuridadcunto quise decir que mis versos no dicencunto mis versos dicen que yo no sabra decircomo una mquina tragaperras en Las Vegas o Phoenix City y el fullero de smoking sale a una luz de carruselCuando envejezca pensar en mis versos como en esas inacabadas historias de familia con cenas y despachos y saloneslas sonrisas de mis primas muertas hace tantos aosenvejecidas como un vestido de encaje apolillado una mueca abandonada en los desvanesla sonrisa de una muecasus ojos como canicas o vidrios de colorescomo canicas o vidrios de colores mis versospero todo adquirir otra luz una nueva perspectivacomo la sala en penumbra desde una cabina de proyeccin las sombras plateadas de los mares del Surcon guirnaldas de flores las canoas en el Pacficoeste azul tan intenso que por las noches fosforeceversos fosforescentes en la nocheemitiendo seales de radio bajo las aguas como un submarino perdidoel Scorpion de la VI Flota ante los cabos de VirginiaNorteamrica un nido de escorpiones no regresan sus seales de radio se pierden en la noche se hunden en la pesada oscuridad de las olasemitiendo mis versosya desde la vejez versos de veinte aoscon palabras de entonces que se han vuelto romnticascomo automviles de principios de siglocharolados y oscuros y encendidos mis versos

  • como en el teatro Kabuki o en una obra griegamaquillajes y mscaras siempre mscarasPersonae dijo Poundamarillos y azules y encarnadoscolores vivos de instantnea Kodakalgunos no regresan se han ido las imgenesmariposa en cenizasotros an fosforecen sobre la noche de los rascacielosregresan como muchachos heridos en la cinagaplvora y ojos verdesun guerrillero bajo las estrellas metlicasfuego de granadas Primaveramis ojos han visto la hoguera de Savonarolala muerte de Ernesto Guevaray como Sandro Botticelli la fra luz de una plaza desnuda edificios vacos como un esbozo de arquitectoLos milagros de san Zenobio pintado hacia 1500ya no tena fese desvanece el verde sombro de las hojas y las difanas cabelleras de orosirenas de ambulancias vienen de Luna Parkallan en la nochey a lo lejos la rueda luminosamsica toboganes laberintosla lluvia en Luna Park y el fro de la Morgue y los recuerdos.

  • ANTAGONAS

    INo es el sonido del agua en los opacos cristales(la oscuridad de invierno, que ahoga los sonidos)ni la luz nebulosa de los astros de acero.Como si hubiera entrado en un espejo,la violenta refraccin del airepone mi cuerpo en pie, galvanizado espectro de una rosa.Tras un teln de sedas amarillasbultos de luz, figuras con disfraz. Los bajos, la espuma, los rubes que reflejan unos ojos,las piedras que incitan al sueo -zafiros-, la significacin del oro y los metales,el brillo que queda en la mirada despus del amor, la verde oscuridad del mar en sueos, la simultaneidad de tiempos en el momento de correrse unos visillos, con elgesto de ayer, un perfil en escorzo, como en unboceto de pintorlas figuras del agua en los nublados cristales, la lucha de dragones en el cielo borrascoso, el espacio y el tiempo de un poema, el tono en que se dice, el ritmo de lectura, las pausas, los silencios, lo que alude entre parntesis,(lo que un poema alude entre parntesis) la superposicin de imgenes que aluden a la muerte, al amor, al transcurso del tiempo(la superposicin de imgenes que aluden al poema)cuando en la noche una voz se detiene, se hace una pausa en la lectura, se alza la miradapara contemplar el fuego reflejado en el espejo,y todo queda entre parntesis, como un lugar santo en levitacin o un lugar maligno tras la silenciosa explosin de humo de un fakir.

    IILas primeras tentativas daban slo figuras inciertas,velado el clich, todo envuelto en la blancura diablica de una placa en negativo,los cidos, las sales, mostraban slo sombras plateadas,en la pantalla aparecan reflejos crepusculares,el crepsculo invada la habitacin con su llamear de vencejos,y quiz era ste el sentido de la fotografa.Una experiencia de la ambigedado una experiencia del silencio:el jardn puebla el triunfo de los pavos realesen una silenciosa llamarada creciendo ante los ojos,

  • luz de colores clidos, otoo.

    IIITambores, oh tambores oscuros del otoo, cobre, lentas caadas,estas calles donde a veces los vidrios de los balcones reverberan-mucho ms que mi imagen y sin embargo menos que una aparicin-creced en mi corazn y sus lgubres jardines,en la vegetacin de verdes resplandores que oscurecen latiendo(en este tiempo estamos obligados a escribir slo esbozos de poemas)cuando entre bastidores la oscuridad impide ver los rostros,pero an no es de noche: las palabras,estos bultos de sombra que pronuncian el nombre de jardines secretos,la rfaga de un viento helado en primavera,los bosques de la helada primavera que oprime los sentidos.

  • YO, QUE FUND TODOS MIS DESEOS...

    Yo, que fund todos mis deseosbajo especies de eternidad,veo alargarse al sol mi sombra en juliosobre el paseo de cristal y platamientras en una bocanada ardientela muerte ocupa un puesto bajo los parasoles.Mimbre, bebidas de colores vivos, luces oxigenadas, que chorrean despacio,baando en un oscuro esplendor las espaldas, acariciandocon fulgor de hierro blancounos hombros desnudos, unos ojos elctricos, la dorada cada de una mano en el aire sigiloso,el resplandor de una cabellera desplomndose entre msica suave y luces indirectas,todas las sombras de mi juventud, en una usual figuracin potica.A veces, en las tardes de tormenta, una araa rojiza se posa en los cristalesy por sus ojos miran fijamente los bosques embrujados.Salas de adentro, mgicaspara los silenciosos guardianes de bano, felinos y nocturnos como senegaleses,cuyos pasos no suenan casi en mi corazn!No despertar de noche el sueo plateado de los mirlos.As son estas horas de juventud, plidas como ondinas o heronas de pera,tan frgiles que mueren no con vivir, no: slo con soar.En su vaina de oscuro terciopelo duerme el prncipe.Abandonados rizos en la mano se enlazan. Las pestaas cadashondamente han velado los ojoscomo una gota de charol y amianto. La tibieza escondida de los muslosdesliza su suspiro de halcn agonizante.El pecho alienta como un arpa deshojada en invierno; bajo el jersey azul se para suave el corazn.Ojos que amo, dulces hoces de hierro y fuego,rosas de incandescente carnacin delicada, fulgores de magnesioque sorprendis mi sombra en los bares nocturnos o saliendo del cine,salvad mi corazn en agona bajo la luz pesada y densa de los focos!Como una fina lmina de acero cae la noche.Es la hora en que el aire desordena las sillas, agita los cubiertos,tintinea en los vasos, quiebra alguno, besa, vuelve, suspira y de prontodestroza a un hombre contra la pared, en un sordo chasquido resonante.Bsame entre la niebla, mi amor. Se ha puesto frala noche en unas horas. Es un claro de luna borroso y hmedocomo en una antigua pelcula de amor y espionaje.Djame guardar una estrella de mar entre las manos.Qu piel tan delicada rasgars con tus dientes. Muerte, qu labios, qu respiracin, qu pecho dulce y mrbido ahogas.

  • ROND

    Quisiera tener un revlver para escuchar solamenteel sonido de la sangre, y saber que no morir:que el chasquido de las cpsulas o el fogonazo sulfreo,como guardado por ngeles, no arrasarn mi jardn.Qu claridad de relmpagos cuando mis ojos se cierran.Tan cercanas las imgenes del amor, aqu, en mi pecho,como canto de sirenas o recuerdos de niez.Con paso quedo, despacio: no despertis a las rosas.El momento de la lluvia tras los cristales velados,y el momento en que se escuchan tu mirada y tu sonrisa,y el momento en que tu voz descubre cielo y planetas,y el momento en que tu piel gime un fulgor susurrante,y el momento en que tus labios, y tus ojos, y la lluvia...Quisiera tener un revlver para escuchar solamenteel sonido de la sangre, y saber que no morir.

  • UNA SOLA NOTA MUSICAL PARA HOLDERLIN

    Si pierdo la memoria, qu pureza.En la azul crestera la tarde se demora,retiene su oro en mallas lejansimas,cuela la luz por un resquicio ltimo, se extiende y me delatacomo un arco que tiembla sobre el aire encendido.Que esperaba el silencio? Prncipes de la tarde, qu palaciosholl mi pie, que nubes o arrecifes, qu estrellado pas?Dur ms que nosotros aquella rosa muerta.Qu dulce es al odo el rumor con que giran los planetasdel agua.

  • ACTO

    Monstruo de oro, trazo oscuro sobre laca de luz nocturna: dragn de azufre que embadurna sbanas blancas en puro fulgor secreto de bengalas. Ahora, violentamente, el grito de dos cuerpos en cruz: el rito del goce quemar las salas del sentido. Torpor de brillos: la piel -hangares encendidos-, por la delicia devastada. Fuego en los campos amarillos: en cuerpos mucho tiempo unidos la claridad grab una espada.

  • EL CUERNO DE CAZA

    Para quin pide el viento de esta tarde clemencia En los arcos de otoo qu susurra el zorzal Con sirenas de buques a lo lejos de la ausencia Oh capillas nevadas de la noche y el mal cetrera de oros y de bruma imperial bella presa halconeros un amante desnudo presa de luz de viento de espacio de bahas todo su cuerpo en llamas un pual un escudo Lebrel en los pantanos qu luz de caceras para m slo amor por m slo vivas.

    No es hablarnos de odas de cuchillos y sedas ni proyectar historias en los cuartos oscuros Cuando todo se ha ido slo t amor me quedas no quiero hablar entonces de estanques ni arboledas slo el amor nos hace ms solemnes ms puros En la noche de otoo no me valen conjuros

    En la glaciar tiniebla de las calles de luna lleva guantes de plata muerta y fosforescente Al acecho en la esquina ninguna voz ninguna me llamar mi amor dulce cuerpo presente Como si hubiera vuelto la niez de repente oh borrosas imgenes cristal esmerilado densa penumbra densa silencio en los pasillos de puntillas andamos el viento en los visillos las ventanas el agua aquel cuarto cerrado A oscuras muy despacio no s quin me ha besado

    Qu me han dado que todo resplandece y se esfuma Qu diluye los rostros en su luz misteriosa Los armarios se abren cae del libro una rosa Rueda en la playa un aro al jardn de la espuma S recuerdo mi vida Que el amor le consuma

    Estos focos que ciegos en la noche no cesan de recorrer palacios y ciegas galeras del pas del amor encendidos regresan cuando unos labios a otros labios temblando besan cuando t amor a mi lado palidecas.

    Y la muerte de blanco soltar sus jauras

  • LA MUERTE EN BEVERLY HILLS

    VEn las cabinas telefnicashay misteriosas inscripciones dibujadas con lpiz de labios.Son las ltimas palabras de las dulces muchachas rubiasque con el escote ensangrentado se refugian all para morir.ltima noche bajo el plido nen, ltimo da bajo el sol alucinante,calles recin regadas con magnolias, faros amarillentos delos coches patrulla en el amanecer.Te esperar a la una y media, cuando salgas del cine -y aesta hora est muerta en el Depsito aqulla cuyocuerpo era un ramo de orqudeas.Herida en los tiroteos nocturnos, acorralada en las esquinaspor los reflectores, abofeteada en los night-clubs,mi verdadero y dulce amor llora en mis brazos.Una ltima claridad, la ms delgada y ntida,parece deslizarse de los locales cerrados:esta luz que detiene a los transentesy les habla suavemente de su infancia.Msicas de otro tiempo, cancin al comps de cuyas viejasnotas conocimos una noche a Ava Gardner,muchacha envuelta en un impermeable claro que besamosuna vez en el ascensor, a oscuras entre dos pisos, ytena los ojos muy azules, y hablaba siempre en vozmuy baja- se llamaba Nelly.Cierra los ojos y escucha el canto de las sirenas en la nocheplateada de anuncios luminosos.La noche tiene clidas avenidas azules.Sombras abrazan sombras en piscinas y bares.En el oscuro cielo combatan los astroscuando muri de amor,y era como si oliera muy despacio un perfume.

  • NOCTURNO IMPERIO

    An ms?No. basta ya. Disueltasaguas, cuando el joyel de fuego se rompe.Ms aorada perla, muy sutilla blancura de una espalda. este relmpagode la nieve en tu vientre, en tu cuerpo tibio,dorado como el otoo cuando mueve hogueras,mo ya para siempre en la noche de los cuerpos,esta luz de mi recuerdo, todavams viva porque una vez ms los ojoscrean esta luz, de bronce, de cobre,la herramienta viva del cuerpo diamantino.Cincel de fuego, de nieve. El agua essu claridad transparente? Disolverse el almacomo en el pozo de una mina. El hombre sabelas celadas de la luz, del cuerpo. La msica,con tanta claridad, no nos dejar ciegos,pero dementes quin sabe? Tal vez una corrientey perderse en ella. Los primeros compases dicenlo inestable, lo secreto, aquello que espera,secreto como una hoja de otoo,pero secreto mortal. Quin lo sabe? La pielde los amantes, toda sol? Tal vez las hojas,verdes de tanta luz? El sol, que mueve los rboles?Porque, si cierro los ojos, es la llanuraunas aguas vivientes, un exterminio,vides de la vendimia, cuando los orosapesadumbran los ojos. Ms oscuro, el vientre.un imperio marino. Como cuando las cuerdasdel violn, reclamo de un vasto reino,abren un tema, y es como si desgarraranel cuerpo, cortina negra, bocade escenario olvidado. Ausentes orquestas.Esta tibieza -y es como un lienzovaco de pared la vida para nuestra mirada,los oros del muro hmedo- cuando, cuerpo con cuerpo,con alas de gerifalte, que tan fuertemente palpitan,palpita el pecho, y es el aliento, y las hojascon el mismo rumor se mueven: solcon sol, apoteosis. Brillan carros.El decorado tal vez. Este pico de prpura.De qu pas? De qu fuego de encrucijadas?Qu otoo o invierno desgarra los cuerpos?Cuerdas pulsadas, ms sutil claridadfiltrada en los ojos. Dejadme. S, la msica,como un cuerpo con luz de plenilunio,

  • el ltimo abismo, el fondo del fondo, las aguasque musgosas se cierran cuando un cuerpo,diamantino como el agua, se convierte en silencio.

  • RECUENTO

    Ensayos he escrito desvados borradores esbozosa la luz de una lmparaapenas un valor decorativocomo figuras pintadas en la pantalla de una lmparapiscinas con cisnes de plsticome muerdo los labios y una gota de sangre vacilabesar al leprosohorror de los contrarios la caverna plutnica el vendaval sulfreoel otoo como un rgano profundo en las catedrales del aguavivo de imgenes son mi propia sangrela sangre es mi idioma ciego en la luz del planetabuceando en la tiniebla con rifle submarinoun arpn oh sombras de delfines en mi vidaoh sombras de delfinesvan y vienen en la verdosa oscuridadcunto quise decir que mis versos no dicencunto mis versos dicen que yo no sabra decircomo una mquina tragaperras en Las Vegas o Phoenix City y el fullero de smoking sale a una luz de carruselCuando envejezca pensar en mis versos como en esas inacabadas historias de familia con cenas y despachos y saloneslas sonrisas de mis primas muertas hace tantos aosenvejecidas como un vestido de encaje apolillado una mueca abandonada en los desvanesla sonrisa de una muecasus ojos como canicas o vidrios de colorescomo canicas o vidrios de colores mis versospero todo adquirir otra luz una nueva perspectivacomo la sala en penumbra desde una cabina de proyeccin las sombras plateadas de los mares del Surcon guirnaldas de flores las canoas en el Pacficoeste azul tan intenso que por las noches fosforeceversos fosforescentes en la nocheemitiendo seales de radio bajo las aguas como un submarino perdidoel Scorpion de la VI Flota ante los cabos de VirginiaNorteamrica un nido de escorpiones no regresan sus seales de radio se pierden en la noche se hunden en la pesada oscuridad de las olasemitiendo mis versosya desde la vejez versos de veinte aoscon palabras de entonces que se han vuelto romnticascomo automviles de principios de siglocharolados y oscuros y encendidos mis versoscomo en el teatro Kabuki o en una obra griega

  • maquillajes y mscaras siempre mscarasPersonae dijo Poundamarillos y azules y encarnadoscolores vivos de instantnea Kodakalgunos no regresan se han ido las imgenesmariposa en cenizasotros an fosforecen sobre la noche de los rascacielosregresan como muchachos heridos en la cinagaplvora y ojos verdesun guerrillero bajo las estrellas metlicasfuego de granadas Primaveramis ojos han visto la hoguera de Savonarolala muerte de Ernesto Guevaray como Sandro Botticelli la fra luz de una plaza desnuda edificios vacos como un esbozo de arquitectoLos milagros de san Zenobio pintado hacia 1500ya no tena fese desvanece el verde sombro de las hojas y las difanas cabelleras de orosirenas de ambulancias vienen de Luna Parkallan en la nochey a lo lejos la rueda luminosamsica toboganes laberintosla lluvia en Luna Park y el fro de la Morgue y los recuerdos

  • ODA A VENECIA ANTE EL MAR DE LOS TEATROS

    Las copas falsas, el veneno y la calavera de los teatros.Garca Lorca

    Tiene el mar su mecnica como el amor sus smbolos.Con que trajn se alza una cortina rojao en esta embocadura de escenario vacosuena un rumor de estatuas, hojas de lirio, alfanjes,palomas que descienden y suavemente psanse.Componer con chalinas un ajedrez verdoso.El moho en mi mejilla recuerda el tiempo idoy una gota de plomo hierve en mi corazn.Llev la mano al pecho, y el reloj corroborala razn de las nubes y su velamen yerto.Asciende una marea, rosas equilibristassobre el arco voltaico de la noche en Veneciaaquel ao de mi adolescencia perdida,mrmol en la Dogana como observaba Poundy la masa de un fretro en los densos canales.Id ms all, muy lejos an, hondo en la noche,sobre el tapiz del Dux, sombras entretejidas,prncipes o nereidas que el tiempo destruy.Que pureza un desnudo o adolescente muertoen las inmensas salas del recuerdo en penumbraEstuve aqu? Habr de creer que ste he sidoy ste fue el sufrimiento que punzaba mi piel?Qu frgil era entonces, y por qu. Es ms verdad,copos que os difers en el parque nevado,el que hoy as acoge vuestro amor en el rostroo aquel que all en Venecia de belleza muri?Las piedras vivas hablan de un recuerdo presente.Como la vena insiste sus conductos de sangre,va, viene y se remonta nuevamente al planetay as la vida expande en batn silencioso,el pasado se afirma en m a esta hora incierta.Tanto he escrito, y entonces tanto escrib. No ssi vala la pena o la vale. T, por quienes ms cierta mi vida, y vosotros que osen mi verso otra esfera, sabris su signo o arte.Dilo, pues, o decidlo, y dulcemente acasomintis a mi tristeza. Noche, noche en Veneciava para cinco aos, cmo tan lejos? Soyel que fui entonces, s tensarme y ser heridopor la pura belleza como entonces, violnque parte en dos aires de una noche de estocuando el mundo no puede soportar su ansiedadde ser bello. Lloraba yo acodado al balcn

  • como en un mal poema romntico, y el airepromova disturbios de humo azul y alcanfor.Bogaba en las alcobas, bajo el granito hmedo,un arcngel o sauce o cisne o corcel de llamaque las potencias ltimas enviaban a mi sueo.Llor, llor, llorY cmo pudo ser tan hermoso y tan triste?Agua y fro rub, transparencia diablicagrababan en mi carne un tatuaje de luz.Helada noche, ardiente noche, noche macomo si hoy la viviera! Es doloroso y dulcehaber dejado atrs a la Venecia en que todospara nuestro castigo fuimos adolescentesy perseguirnos hoy por las salas vacasen ronda de jinetes que disuelve un espejonegando, con su doble, la realidad de este poema.

  • NOCHE DE ABRIL

    La mente en blanco, con claridad celestede alto zodaco encendido: cpula vaca,azul y compacta, forma transparenteal abrigo de una forma. As vuelvo a encontrarmebuscando esta calle. Ni est, ni estaba:ahora existe, en levitacin,porque la mente la inventa. Asedio adusto,pleito de lo visible y la invisible: llamay consumacin. Contornos, inmvilpiedra que cristaliza. Esta noche,tormento de los ojos, tormento que una palabra designa,sin decirlo del todo, como el reflejode una perla en tinieblas. Ahora los dedosarden con la claridad de una palabra. El sol?El nocturno cuerpo solar, hecho pedazos, ruedacielo abajo, piel abajo. Ni el tacto sabedetener la cada. Incendiadoy poderoso. Riegan, de madrugada,las calles, y un silencio nulo de clxons,en los pasajes hmedos, abre un imperiodonde a la piel responde la piel, y el nudose hace y deshace. Las teas de Orinven los cuerpos enlazados. Astralescenario de profundos cortinajessobre el resplandor sonoro. Dicesslo una palabra, la palabra del tacto, el solque ahora tomo en mis manos, el sol hecho palabra,tacto de la palabra. Y las estrellas, tctiles,inviolados, carro que al deslizarse-al fondo de un vidrio vago se reflejaen tu lujo, claridad de espalda y nalgas,el globo detenido, gneo: el reverso oculta el trueno oscuro del monte de Venus. Brillandos tinieblas cuando el firmamentomueve galeras y remos, y ahora escuchoel oleaje, el chapoteo de los pechos y el vientre,copiados por la noche. La estancia csmicaes la estancia del cuerpo, y la blancurano confunde nubes altas y verde de espuma:todo lo delega, la reenva todo. Tiemblan,esperando recibir un nombre, las criaturasde la oscuridad, el dibujo de las tenazasde los dos cuerpos, tapiz del cielo, horscopogiratorio. Un sentido? Todo, ahora, es doble: 'las palabras y los seres y la oscuridad. Pero, escucha: muy lejos, desde esquinas

  • y faroles nocturnos, vacos de murmullos,negativo ignorado de magnesio,vengo, mi rostro viene, y ahora este rostrovuelve a ser el rostro mo, como si con un moldeme rehicieran los ojos, los labios, todo,en el arduo encuentro de este otro, un trazodibujado al carbn, que no conozco, que tomaposesin del hielo, que me funde y me biela.Es ste el enemigo, el que yo siento,irrisorio y soberbio, ojo o escorpin,el nombre del animal, el antiguo dominio.Lo reclama el amor? Cuando dientes y uasbordean el azulado coto de la piel,cuando los miembros se aferran, la certezaviene de un fondo ms remoto? Curvados, se despeanlos amantes, como las formas minerales,rechazados por la noche que calcina el mundo.

  • PUENTE DE LONDRES

    Encontrara a la Maga?

    -Eres t, amigo? -dije.-Desale suerte a mi sombrero de copa.Una dalia de cristaltraz una lnea verde en mi ojo gris.El cielo estaba afnico como un bho de nquel.-Adis, amigo -dije.-Echa una hogaza y una yema de huevo en mi bombn.Una bombilla guiaba entre las hojas de acanto.Mi corazn yaca como una rosa en el Tmesis.

  • UNIDAD

    A Mara Jos y Octavio Paz

    Dictado por el ocaso,por el aire oscuro, se abre el crculoy lo habitamos: transiciones, espaciointermedio. No el lugarde la revelacin, sino el lugardel reencuentro. La espadaque divide la luz.Del ojo a la mirada,la claridad eterna, el pas de los sonidos,la campana que encierra la visin terrestrecomo el ojo inexorable de la forma floralfija el fuego de un carbunclo. Este ojove a mi ojo? Es un espejo de flamasel ojo que ahora me ve. Con sonido de poleas,los ejes de la noche. Desarbolada,naufraga la oscuridad y, a tientas,el sol conoce a la noche.

  • TRANSFIGURACIN

    El animal muere en los lmites de un pas conocidoy all los ojos se le abren: parece que esta nieve-el silencio, ms oscuro en los abetos- y el animal escuchala significacin de los rboles. El animal es un mundoy sus costumbres discurren en el mbito natural:es opaco, transparente ya la vez denso- heladoo soplado el cristal: se trataba del cuerpo,su olor ms acre, cmo respira, los silencios,lo que tenemos en los brazos, la palpitacin intensade la que nunca se habla, el secreto de la pielque no se entrega del todo, el vaho, lo tibio:el animal acaso acepta el sentido de la vida,como esta luz en los bosques expirantes-y el animal, en el lmite, y jadeante an,las escarchas de invierno-.Los ojos, muy empaados, apenas ven ms que un verdor muy lejano y difuso,como un puado de nieve que nos arrojaran al rostro: para el animal es dulce sentir ese fro -como cuando, durmiendo, respondea un movimiento leve, slo un estremecimiento,y le palmeamos la espalda, y el animal se mueve,y quin dir que aquella cosa tibia nos pertenece, porque es como si el mundo fsico nos perteneciera: cuando muere, el animal no conoce ni la idea de cambio:estaba en el mundo y permanece en l. No, nunca puede sentircomo cosa a l ajena al aire helado de inviernoy los copos de nieve caduca en el esgrafiado de abetos:es como volver al propio pas -aunque muy difuso,lo que ahoga el corazn, la nostalgia del cierzo, el viento, las viejas fbulas,la llamada de una urraca en los bosques solitarios,el silencio, las viejas escopetas de caza,las nieblas en el pantano, los aguaceros de otoo, un seco sonido de revlveres entre el pajar y la madera,las tijeras hundidas en el pecho de una sola punzada.Nunca hombre alguno piensa en la muerte tal como la ven, los ojos del animal: una oscuridad azul, los ojos del lobo, las aguas, y, ascendiendo como neblina, temblorosas fresas en las manos: es la serenidad de lo que morir, y tambin su espasmo, como cuando un animal buscaba el cuerpo de otro, cuando se encuentran dos cuerpos, el pasado en los calderos, como campana de bronce o quemado encinar, con rumor de difuntos y rados ropajes, el badajo que convoca por la noche a las lechuzas,una hoz en las gavillas de trigo y paja seca.Y los dos cuerpos se recogen para dormir; cada uno siente el jadeo del otro;

  • acrcate ms, acrcate ms-el invierno cerrar las transiciones de los seres naturales,sin serenidad sin esperanzas, sindesesperacin, sin amor, ni dolor, ms allde la memoria, del cansancio: slo estos dos cuerpos mueren en la oscura fusin de los metales y la nieve -y la mortaja es de oro.

  • SI SIENTES QUE TE LLAMA EL ABISMO DEL CIELO...

    Si sientes que te llama el abismo del cielo,con un grito de abismo, si te aspiraa lo alto, a lo hondo, donde ms se oscurecela melena de nieve de los astroso el escamoso hielo de la noche,o si, con voz ms ruda an, te llamas t mismoy no puedes dejar de oir tu grito, sperocomo al odo plido de un sordo,o insidioso y desnudo como un aguaque con un resplandor de hacha hiere la luna:si te llamas al centro de ti mismo, si sientesque todo aquel llamarte es encontrar un centroy t mismo apareces en tu nudo de luz;si te llaman desde dentro de ti, cuando te miresvers el sueo que so yo anoche?No es ver exactamente, porque no lo vea,sino que ms bien yo era mi sueo.No era que me viese a m mismo; era seralgo que exista y era yo.Porque el tema de las aparicioneses el tema del yo. Pero esa vezno vi ninguna identidad concreta:no se me apareci ninguna imagen.No hubo desdoblamiento ni hubo mirada. Erael negativo de la vida, estado nulo,el silencio del ro despoblado de agua,la claridad de un cielo que desviste su azuly es cielo an: fulgores invisibles,que siento en un vaco de visibilidad.As el lecho de Un ro: tierra, piedra, reposo,sequedad devastada, rama, verde rencorque desert del mundo vegetal, humedadesbebidas por el yermo. Mirad, la luz rebotay todo son peascos, polvareda famlica:pero ah vive el agua. Es una ausencia,violenta como el sol, que nunca fluyepetrificada, un hierro que se incrusta en lo inmvil,agua ya liberada de ser agua, pesandoen el lecho del ro. Como el rumor de un aguaque no pasa en el lecho de este ro agostado.

  • RETORNOS

    ...Y aquel antiguo amor me vuelve, aquelen tarde ms propicias esparcido a voleo,cuando rega el alto designio del otoola parbola azul de los vencejos.Oh gentes del mercado, de las ras umbrosas,del soportal angosto, de la noria, del puerto,quin os dijo mi nombre?, en qu gris barandase blasfem de m sin yo saberlo?Callad si es vuestro gusto. No os conozco.Me sellar los ojos con cemento.Mas escuchad: palabras de justicia,palabras de verdad para vosotros tengo.Harto camino recorr callndolas.Ya padec sobrados contratiempos.Es llegada la hora del heraldo,del que difunde nuevas en el viento.Es llegada la hora de abrir ojos y odos.El segador ya tiene en sus manos el bieldo.S, seris aventados. S, seris aventados.Desnudo estar el mundo como un estril cerro.Os anuncio el adviento de la noche.De nuevas de verdad soy mensajero!

    ...Las hogueras consagran el patrullar nocturno,la sibilina ronda de la muerte en acecho.La ms antigua mscara trenza y destrenza el baile.Sobre el estuco pesa la sombra de un murcilago.Y quin recuerda ahora los augurios?Y quin sabe a qu vino el mensajero?Y de quin son los pasos que ahora suenany abren todas las puertas, como un aire siniestro?Yo nada s. Yo vine. Mis palabrasse me dictaron hace mucho tiempo.

    A ua de caballo, desvivido,la nueva trasmit de pueblo en pueblo.Yo sembr la amenaza en cada hombre.De alarmas inflam a cuantos me vieron.Que nadie me escuch, que fueron todos,que unos s y otros no, que esto y aquello,qu se me da, ni a qu traerla ahoraa discusin, jams tan a destiempo? Si ya todos se van sin esperarme,si ensillan, si se calan los sombreros,si espolean con saa, si ya casidejan atrs los lmites del pueblo,

  • si ya ren de m, tan rezagado,si no hay nadie conmigo, si en el cielo,como en aquel otoo de mi gloria,slo queda el clamor de los vencejos...

  • MADRIGAL

    Amor, con el poder terrible de una rosatu piel tensa me ha saqueado los ojos, y es demasiado claroeste color de velas en un mar liso. Dulzura,la tan cruel dulzura violetaque las nalgas defienden, como el nido de la luz!Porque una rosatiene el poder de la seda: tacto mortal, estosagotadores, con el grueso de un tejido rasgndose,la claridad estrellada en las cornisasy el cielo, ventana all, con negrura de desage.Por la noche, el hombrede anteojos ahumados, en la cocina de gas,acaricia los enseres de Auschwitz, las tenazas alqumicas,las ampollas de cal. Amor, el hombre de guantes oscurosno arrasar el color de valva de un vientre,el regusto de ginebra y aceitunas de la piel;no arrasar la luz de una rosa inmortalque la simiente deshoja con pico tierno.Y ahora veo a la garzareal, cruzndose de alas en la habitacin,la garza que, con la luz que capitula,es plumaje y calor, y es como el cielo:slo claridad marinay despus un recuerdo de haber vivido contigo.

  • LLEVAN UNA ROSA EN EL PECHO LOS ENAMORADOS...

    Llevan una rosa en el pecho los enamorados y suelen besarseentre un rumor de girasoles y hlices.

    Hay ptalos de rosa abandonados por el viento en los pasillosde las clnicas.

    Los escolares hunden sus plumillas entre ua y carne y oprimensuavemente hasta que la sangre empieza a brotar.Algunos aparecen muertos bajo los ltimos pupitres.

    Estar enamorado hasta la muerte y temblarn mis manos alcoger tus manos y temblar mi voz cuando te acerquesy te mirar a los ojos como si llorara.

    Los camareros conocen a estos clientes que piden una fichaen la madrugada y hacen llamadas intiles, cuelganluego, piden una ginebra, procuran sonrer, estn pensando en su vida. A estas horas la noche es un pjaro azul.

    Empieza a hacer fro y las muchachas rubias se miran temblando en los escaparates. Un chorrear de estrellas silencioso seextingue.

    Luces en un cristal espejeante copian el esplendor lbrego dela primavera, sus sombras llamaradas azules, sus flores deazufre y de cal viva, el grito de los nades llamando desdeel pas de los muertos.

  • EN INVIERNO, LA LLUVIA DULCE EN LOS PARABRISAS...

    En invierno, la lluvia dulce en los parabrisas, las carreteras brillando hacia el ocano,la viajera de los guantes rosa, oh mi desfallecido corazn, clavel en la solapa del smoking,muerto bajo el aullido de la noche insaciable, los lotos en la niebla, el erizo de mar al fondo del armario,el viento que recorre los pasillos y no se cansa de pronunciar tu nombre.

    Ella vena por la acera, desde el destello azul de Central Park.Cmo me dola el pecho slo con verla pasar!Sonrisa de azucena, o jos de garza, mi amor,entre el humo del snack te vea pasar yo.Oh msica, oh juventud, oh bullicioso champn!(Y tu cuerpo como un blanco ramillete de azahar...)

    Los jardines del barrio residencial, rodeados de verjas,silenciosos, dorados, esperan.Con el viento que agita los visillos viene un suspiro desirenas nevadas.

    Todas las noches, en el snack,mis ojos febres la vieron pasar.Todo el inviemo que pas en New Yorkmis ojos la buscaban entre nieve y nen.

    Las oficinas de los aeropuertos, con sus luces de clnica.El paraso, los labios pintados, las uas pintadas, la sonrisa, las rubias platino, los escotes, el mar verde y oscuro.Una espada en la helada tiniebla, un jazmn detenidoen el tiempo.As llega, como un ncora descendiendo entre luminososarrecifes,la muerte.

    Se empaaban los cristales con el fro de New York.Patinando en Central Park sera un cisne mi amor!

    Los asesinos llevan zapatos de charol. Fuman rubio, sonren. Disparan.La orquesta tiene un saxo, un batera, un pianista. Los cantantes. Hay un nmero de strip-tease y un prestidigitador.Aquella noche llova al salir. El cielo era de cobre y luzmagntica.

  • EL ARPA EN LA CUEVA

    Arda el bosque silenciosamente.Las nubes del otoo proseguansu cacera al fondo de los cielos.posesin. Ya no os la voz del cuco.Qu ojo de dragn, qu fuego esfrico,qu tela roja, tafetn de brujas,vela mis ojos? Llovi, y en la hierbaqueda una huella. Mas he aqu que ardentido y muy lejano el bosque en torno,un edificio, una pavesa sola,una lanza hasta el ltimo horizonte,cual tirada a cordel. Nubes. El vientono murmura palabras al odoni repite otra historia que sta: vedel castillo y los muros de la noche,el zagun, el reloj, pndulo insomne,los cayados, las hachas, las segures;ofertas a la sombra, todo cuantoabandonan los muertos, el tapiz dormido de hojas secas que pisamosentrando a guarecemos. Pues llova-se quejaban las hojas- y el cristalempaado mostr luego el incendiocomo impostura. Llegarn las lenguasy la ira del fuego, quemarndesde la base el muerto maderamen,abrirn campo raso donde hubocerco de aire y silencio? No es intilhablar ahora del piano, los visillos,las jarras de melaza, el bodegn,los soldados de plomo entre serrn,las llaves de la cmoda, tan grandes,como en el tiempo antiguo. No es intil.Pero qu cielo ste del otoo.La abubilla que habla a los espritus,la urraca, el bho, la corneja augur,el gaviln, huyeron" Ni una sombrase interpone entre el lento crepitary el cielo en agona. Abrid un templopara este misterio. Sangre clidadej tu pecho suave entre mis manos,amada ma: un gotern de prpuramuy tembloroso y dulce. Como yescallame la paloma sin quejarse.La muerte va vestida de dorado,dos serpientes por ojos. Qu silencio.

  • Tarda el fuego en llegar al pabellny hay que ir retirndose. Ni un besode despedida. Qued slo un guanteo un antifaz vaco. Cruces, crucespara ahuyentar los lobos!Un guerrerotrae la armadura agujereada a tiros.En sus cuencas vacas hay abejas.Lagartos en sus ingles. Las hormigas,ah, las hormigas besan por su boca.Espadas de la luz, rayos de lunasobre mi frente plida! Un instantevelando sorprend a vuestro reflejola danza de Silvano. giles pies,muslos de plata piafante. El agualav esta huella de metal fundido.Y un resplandor se acerca. As ha calladoel naranjo en la huerta, y el murmullode su brisa no enva el hondo mar.Vivir es fcil. Qu invasin, de pronto,qu caballos y aves. Tras las nubesotras nubes acechan. Descargadeste fardo de lluvia. Un solo golpe,como talando un rbol de raz!Se agradece la lluvia desde el porchecuando anochece y ya los fuegos fatuosgimen y corretean tras las tapias,como buscndonos. Recuerdo que encendasun cigarrillo antes de irte. Luegoel rumor de tus pasos en la grava, sobre las hojas secas. Nieve, nieve,quema mi rostro, si es que has de venir!Se agradece la lluvia en esta nochedel otoo tardo. Canta el cucoentre las ramas verdes. Un incendio,un resplandor el bosque nos reservaa los que an dormimos bajo aleroy tejas, guarecidos de la vidapor uralita o barro, como sino estuvieran entrando ya los duendescon un chirrido frgilpor esta chimenea enmohecida.

  • DIDO Y ENEAS

    IEsta bien y es una norma: fuera del paraso,recordando, no a Eliot, sino una traduccin de Eliot,(nuestra vida como los pocos versos que quedan de T. E. Hulme) las naves que conducen a los guerreros difuntos,(qu dios, qu hroe bajo los cielos recibir esta carga),la madera clafateada, el chapaleo las oscuras olas,avanzando, no hacia un reino ignorado, no hacia el recuerdo o la infancia,sino ms bien hacia lo conocido. As vuelve de pronto Miln,una noche, a los diecisis aos: luz en la luz, relmpago, rosa y cruz de la aurora (los tranvas, disueltos en el crepsculo, de oro, de oro y en mi pecho qu frgiles)Dido y Eneas, slo una mscara de nieve,un vaciado en yeso tras el maquillaje escarlata,como danzarina etrusca,clido fox,oscuro petirrojo,la imperial de los mnibus de Nueva Orleans est pintada de amarilloy hay que bailar con un alfiler de oro en la mejilla(como cuando se rezan oraciones para conjurar al Ruiseor y la Rosa o al milano en la tarde)

    Amor mo, amor mo, dulce espada, las llamas invadieron las torres de Cartago y sus jardines,qu concierto en la nieve para pianoqu concierto en la nieve.

    IIY an nos es posible cierta aspiracin al equilibrio,la pureza de lneas, el trazado de un diseo,el olvido de la retrica de lo explcito por la retrica de las alusiones,los recursos del arte (la piedra presiente la forma),el recuerdo de una tarde de amor o un rezo en la capilla del colegio,la vidriera tea los rostros de un esplendor violeta,naufragaban en la claridad submarina las hebillas de oro de los caballeros,todo en escorzo, la luz amarilla chorreando en las botas y los cintos,las cabezas extticas, vueltas al cielo raso, porcelana de la tarde,la quilla, los velmenes,(qu costas y escolleras),las islas, timonel,en el viento nos llegan los cabellos de una sirena, las arenas doradas,historias de hombres ahogados en el mar.

    Qu costas? Qu legiones?

  • BAND OF ANGELS

    Un jazmn invertido me contiene,una campana de agua, un rub lquidodisuelto en sombras, una aguja de airey gas dormido, una piel de carnerotendida sobre el mundo, una hoja de lamoinmensamente dulce, cuanto puedevegetal y callado remansarsesobre nuestras cabezas, y la sieny los labios y el dorso de la manoungir de luz:T llegas.Ma, macomo el rbol del cielo de noviembre,la lluvia del que en sus cristales yelay piensa en ella, el mar de su eco lbrego,el viento de la cueva donde expiray se sume, pasado el planisferio,la luz de su reflejo en un estanque,el astro de su luz, del tiempo el hombreque lo vivi y luch para ganarlo,ganando aqul, del silencio la msicaque un instante ha cesado y se retienepara volcarse luego, un solo ro,una sola corriente de oro en pie,inmvil y cambiante, tal el signode la centella en el recuerdo, cuandola pensamos y fue, sobre la tapiaen cal de nuestra infancia, un aro roto,y aquel fulgor estremeciendo el aire,caliente en las mejillas, glacial luego,cuando la lluvia en chaparrn nos vencey vence a nuestra infancia:toda macomo esa infancia que no tuve, el ruidode una mquina al coser, tarde perladade cansancio, cortinas fantasmales,unnime el pasillo hacia el balcny la calle entre rejas, un perfildesconocido, el mo, y en sus ojosotra luz de leyenda, un mundo, salas,caminos, rosas, montes, arboledas,tapices, cuadros, parques de granito,abanicos abiertos, tumba abiertacomo un ngel de mrmol, tumba abiertacon coronas y versos, tumba abiertade un nio, tumba oscura, an mi pelo

  • rizado estaba, tumba abierta al cierzoy la lluvia de otoo, verdes eranya mis ojos, en mi boca haba un lirio,tumba abierta de barro removido,paletadas de estircol en los ojosde un nio, tumba abierta, venid todos,muri en noviembre y llueve en su piel blancallueve con la dulzura del otooy el dolor de la infancia que no tuvey hoy sueo para ti,pues era ma,ma como lo ms mo de m mismo.Yo te he esperado aos, y no importa(no debiera importar) que sin tu luzpermanezca unas horas, escribiendopoemas al azar, mientras te scon otras gentes -t la que me sueo,o la que eres?- ida, ajena, en estepas tan tuyo de metal y sombradonde no puedo entrar, en este tiempovivido slo por y para ti,el tiempo de sala de conciertodonde entraste aquel da, y bruscamentete vi partir, sabindome a tu ladoy querindome an, ms desde lejos,donde imposible no son mi pasoni mi respiracin de amor llegabaa tus cabellos, desde el centro mismo,de la otra vida, el corazn magnticoque envolva en un crculo, hacia arriba,sala y rostros y msica ya ti .No debiera importarme que no tengade este modo en las horas que t viveslejos de m, fiel a tu vida propia,para luego en la luz de amor transidade mis ojos reconocerte en my latir al unsono los pulsos,astros, flores y frutos del amor;no debiera importarme, mas no sdar al olvido tantos aos muertos,tanta belleza intil, pues no vistani gozada contigo, tanto instanteque no sent, pues no sent a tu lado,toda mi vida antes de abrirme a ti:este jardn, esta terraza misma,el vientre tibio de la noche fuera,las ubres ciegas del pasado, el agualatiendo al fondo de un poema, el fuegocrepitando en la cumbre de un poema,

  • la cruz donde confluye el elemento,el crculo o conjuro cabalstico,la pezua del diablo, los ardidesque con mi amor fabrican poesacomo metal innoble.Veo el claustroya en silencio a esta hora de la tarde,mgico en la distancia y la memoria,arropado de sombras indecisas,y t saliendo, tu cabello suaveque ahuyenta las brujas, tu miradavertida en algo ms all de ti,la astral fosforescencia de tus dientes,el hielo dulce y terso de tus labios,todas las dalias que en tu piel expirany en cada pliegue de tu cuerpo, y todala piedad que tus manos me conceden.Irreductiblemente, cmo vesal que te espera, con tus ojos puros?Supiera esto, y t seras ma,y al esperarte ahora, en esta tardeque existe slo porque existes t,la luz que confabula este poemaincendiara nuestra soledad.Ven hasta m, belleza silenciosa,talismn de un planeta no vivido,imagen del ayer y del maanaque influye en las mareas y los versos;ven hasta m y tus labios y tus ojosy tus manos me salven de morir.

  • RELATO A DOS VOCES

    Las cercas derribadas humean con un seco llamearen Morelos se apagan las lucesse interrumpe la proyeccin Under the Volcanoentre vigas crepitantesreses huyendo sangre en las estrellastiran con balauna casaca y un fajnen el palacio de Maximilianouna casaca vaca los lebreles del vientoel viento lleva rosas heridas por las calles de Morelosel corcel blanco sin jinetesan Jorge o Azrae!sus ojos enamoran qu pedrera azulla luna desplaza suavemente sus tmpanosel cielo mueve su lencera rosaen los ojos vacos de ZapataEl lbum de fotografasla susurrante luz de invernaderoslamparillas rojas de verbenainvitados vean la muerte de Zapataearth of Spain-muerto en las sierras de Teruelrosas de escarcha nieve en los ojos cerradosla nieve reverbera en los ojos abiertospas de la blancuramanos de nieve oprimen mi corazn como una rosase ha abierto la blancura todo existe pas de las ms olvidadas msicasla sensacin de estar en una ciudad extranjeracon las primeras- luces ntidas y la lluvia primaveraly la difusa percepcin de la irrealidad de nuestros sentimientosla inutilidad de un beso y unas dulces pestaas en la tenue luz de veladoresla sensacin de estar solo en el campo al atardecerel silencio en los cines las tardes del colegioel pas de los lpices de coloresFlechas y Pelayos montan guardia junto a los lucerosincendiaron el jacal de los hermanos Zapata besos de fuego en la nocheal miliciano herido le velan las ondinas de la nievey a lo lejos el ngel del incendio estremece sus alas cristalinasvidrio al rojo crisol de la memoriaen abanico abiertas las imgeneslas ametralladoras abran fuego en abanicollegaba a clase calado hasta los huesospleins feux sur l'asssassin lluvias de primaverapleins feux sur l'assassin de Emiliano Zapata.

  • INVIERNO

    Precisa cual la escarcha, noche estricta,rboles: alegoras del camino.La luz, cuajada, este silencio dicta.Mi ser todo renuncia a su destino.

  • CONJURO

    Los guerreros ms augustos ya son sombrasbajo la sombra del viejo encinar.Crdena crepita la noche.Latigazos, ladridos, remotos rayos.Chirran las cornejas en el pozo ciego.Guiarn al manso corcel de hielo.La tormenta. El sol verde de aguas negras.No me conozco. Es un lago el pecho muerto.Bajel de oro, cadalso prieto del da.Mi cuerpo, como la cuerda de un arco.Ya labora el invierno, cuando rasgalas cortinas, teatro del mar.Se enmascara tras las nieblas densas.Arquero negro, detn tu paso.Petrifcase el arquero de azabache.La saeta conoce el derrotero.Palmo a palmo mensuramos la fosa.Fango y hojas nos daban la yacija.Arde y arde el guante de oro del barquero.La laguna, de nieve y azafrn.No pensabas que fuera as de blanca.Ahora vienen las huestes. Cielo all,las huestes vienen. Verdor de la encinaen los ojos vacos, de cal llenos.

  • CANCIN PARA BILLIE HOLIDAY

    Y la muertenadie la oapero hablaba muy cerca del micrfono

    Con careta antigs daba un beso a los nios

    Lady Day las gaviotas heridas vuelven a la luz del puertoExtraa fruta en el aire el crepsculo se ausentaCon una espada con un guante con una bola de cristalla pecera magntica la cueva del pasado el submarino bajo lasmareas que fulgenLady Day cunto amor en una juventud cuntos errorescuntas tardes hablando qu deseo qu elctricosjazminescuntos cow-boys muertos como trovadores la sonrisa en loslabios que se tien de sangrelos gritos en las calles las manifestaciones disueltas bajo elarco voltaico del poniente y los lbregos edificiosirrealesLady Day el amor como una liblulacazador de liblulasLady Day qu despacio nos viene la experiencia todo cobra unsentido se ordena como el paisaje en los ojos cuandorecin despiertos corremos las persianaso intentamos ordenar las palabras de unpoemaLady DayAnimales heridos en el bosque nuestros ojos qu piden qudeseanqu desea esta voz en el viento de otoo un lebrel o su presadisueltos en la fra oscuridad del tiempoescamoteados como naipes de una baraja los aos de nuestrajuventudCon dos vueltas de llave cerraron la cocinaNo nos dan mermelada ni pastel de cerezani el amor ni la muerte extraa fruta que deja un sabor cido.

  • ELEGA

    Morir serenamente como nunca he vividoy ver pasar los coches como en una pantallay las canciones lentas de Nat King Coleun saxofn un piano los atardeceres en las terrazas bajo losparasolesesta vida que nunca llegu a interpretarel viento en los pasillos las ventanas abiertas todo es blancocomo en una clnicatodo disuelto como una cpsula de cianuro en la oscuridadSe proyectan diapositivas con mi historiaentre el pesado olor del cloroformoBajo la niebla del quirfano extraas aves de colores anidan

  • HOMENAJE A VICENTE ALEIXANDRE

    Palpitando entre dos senos una llama carmes.Un dragn azul de fuego viene en el viento de abril.En las cortinas, mi rostro, como ave herida escond.Olor a brea en los muelles. Llueve. Es hora de partir.

    Sorprendidos en el sol los paisajes de la noche,los armarios y las lacas y los dorados tritones,la nieve en sus armaduras, las msicas del azogue,el mundo que, como sangre, relampaguea y se esconde.

    Para esta helada pupila la cometa del amor.Mirad la sobre el jardn. Un halcn muere en el sol.Hace fro. Un abanico negro sobre; el tocador.Una guirnalda de lirios para el poney de cartn.

    La niebla hiere con guantes de raso nuestra memoria.Es slo un rayo de luna quien a lo lejos solloza?Tras la campana del viento, tras el tnel de las rosas,en el murmullo del agua y la hierba, alguien nos nombra.

    Un colibr no muere. La tarde. Las carrozas.

  • CUCHILLOS EN ABRIL

    Odio a los adolescentes.Es fcil tenerles piedad.Hay un clavel que se hiela en sus dientesy cmo nos miran al llorar.

    Pero yo voy mucho ms lejos.En su mirada un jardn distingo.La luz escupe en los azulejosel arpa rota del instinto.

    Violentamente me acorralaesta pasin de soledadque los cuerpos jvenes talay quema luego en un solo haz.

    Habr de ser, pues, como stos?(La vida se detiene aqu)Llamea un sauce en el silencio.Vala la pena ser feliz.

  • CASCABELES

    Aqu, en Montreux,rosetn de los palos lacustres,hace cincuenta aos pergeaba Hoyos y Vinentla alucinante historia de lady Rebeca Wintergay.Eran sin duda tiempos-belle poque- ms festivos, con la vivacidad burbujeantede quien se sabe efmero -atronabanlos caones del kiser la milenaria Europa, nunca el azulde Prusiafue tan siniestro en caballete alguno-.Rubicunda y nostlgica,nbil walkiria de casino y prgola,la Gran Guerra ascenda, flameantes al vientolas barbas dionisacas de Federico Nietzsche.Tiempos de confusin, Dios nos asista, un hlitoestrangulaba los quinqus, ajabapremonitoriamente las magnolias.Algo naca, bronco, incivil, dscolo,ms all de los espejos nacarados,del tango, las anmonas,los hombros, el champn, la carne nvea,la cabellera urea, el armio,los senos de alabastro, la azuladaraicilla de las manos marfileas,el repique, la esquila -tan buclica!-en el prado del beso y la sombrilla.Merecan vivir, quin lo duda, los tilosdonde el amor izaba sus corceles,los salones del ludano y porcelana chinescaaromados por el kif de Montenegro.Una cancin de ensortijados bucles,una sedea splica llegabade las postales vagamente mitolgicas,nebulosamente impdicas, de los rosados angelotes-prpura y escayola, rolliza nalga al aire-que presidan los epitalamios.Maceracin de lirios, el antiguo gran mundopaseaba sus ltimas carrozaspor los estanques que invada el lgamo.Y en el aire flotaba ya un olor a velones, a cilicios,a penitenciales ceras, a mea culpa,a reivindicacionesde inalienable condicin humana.Yo, de vivir, Hoyos y Vinent, vivo,paladn de los ltimos torneos,rompera, rompi la ltima lanza,

  • rosa inmolada al parque de los ciervos,quemara, quem las palabras postrerasrestituyendo el mundo antiguo, imagenconsagrada a la noria del futuro,pirueta final de aquella mascaradaprecipitada ya sobre el vaco.Yo, de vivir, Hoyos y Vinent, vivo,tanto daraInos, creedme,para que nada se alterase, paraque el antiguo gran mundo prosiguiese su baile de galante armona,para siempre girando, llama y cancin, girandocada vez ms, creedme, tanto diramos,hasta el vrtigo girando, Hoyos y Vinent, yo,an ms rpido, siempre, tanto porque aquel mundono pereciese nunca, porque el gran carnavalpermaneciese, polisn, botines,para siempre girando, cascabel suspendidoen la nupcial farndula del sueo.

  • COSECHA

    En la vibracin del aire, la capilladel viento, en el reverso de la claridad del da:la copa de la cspide de luz,la cumbre de la noche boca abajo,el fardo destripado de la niebla en los lamos,el pendiente del cielo deshilachado: chopos,chopos en la tnica de la noche vendimiada,tiempo del trigo y el mosto, tiempo de langostas!Al borde del cielo zumban, en la lneadel horizonte rojo saqueado por el sol,la osamenta de la noche en llamas.Al vrtice del aire, vivir el aire,en el cerco de cpulas del viento.

  • AGOSTO

    No culpis a nadie del derrumbamiento del hombre.La entrega estril de la palabra, donde los antros, cuando la noche, la helada, labra un fuego venusiano, y el sol, un ser de nieblas,desfallece. Este sorbo, sorbo de nada, encendidoslabios, piedra de prpura, la semillams secreta del hombre, porque no se precisan armaspara vencer al hombre: ya los relmpagos son un signo de ello.Escuetos, afiladosdicen el vil secreto, la cobarda, el deseo bastardo, emblemas, yugos inmemorialesde abyeccin. Cabelleras, vanas al viento, arrebatadaspor la corriente de la nieve nbil de un cuerpo, fuego de hoguerasque adorna la claridad. Eres inmortal t, ahora,irrisin de la carne, t, que tal vez has satisfechoa la servil pasin? S, mucho necesita el hombrepara abarcar la extensin de su deseo, y sudeseo es la nada. El escudo oscuro de la luna,el escudo lvido del sol qu astro oscultan?Qu olas, qu ignicinde espacios lejanos? Por los roquedalesse tambalea esta claridad lgubre,rescate hostil de la carne escarnecida,picos, remos de oro sometido, despojosde un jirn. Si el gozo, funesto,de una ms lbrega sima extrajera la luz y, con los ojos cerrados,la nostalgia, la carcelera ciega del sentido, hiciese del pecho la saeta, el aciago solar! Porque el vientono necesita sentir el peso del viento cuando, vivo, tiemblaen los gallardetes, los pasos del viento de primavera.As el hombre. No se dice su nombre: primavera.Y lo es. Quin dice el nombre? Qu labios -son mortales? dicen la noche?Qu ojosven la noche? Qu ojos son la noche?

  • ARDE EL MAR

    Oh ser un capitn de quince aosviejo lobo marino las velas desplegadaslas sirenas de los puertos y el holln y el silencio en las barcazaslas pipas humeantes de los armadores pintados al leolas huelgas de los cargadores las gras paradas ante elcielo de zinclos tiroteos nocturnos en la drsena fogonazos un cuerpoen las aguas con sordo estampidoel humo en los cafetinesDick Tracy los cristales empaados la msica zngaralos relatos de pulpos serpientes y ballenasde oro enterrado y de filibusterosUn mascarn de proa el viejo dios NeptunoUna dama en las Antillas re y agita el abanico de ncarbajo los cocoteros