gerhard von rad teologia del antiguo testamento vol 1

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GERHARD VONRADNaceen 1901. EstudiateologaenErlangeny Tbingen. En1930esprofe-sor de Antiguo Testamento y en1934 pa-saalaUniversidaddeJena. DespusenseaenGottingenen 1945yenHeidelberg hasta su muerte en1974.OBRAS:Teologadel AntiguoTestamento, Sala-manca 1, 71993Y11 61986; El librodelGnesis, Salamanca31990; Estudiossobre el AntiguoTestamento, Salaman-ca 21982.EDICIONES SIGUEME".BIBLIOTECA DE ESTUDIOS BIBLlCOS80. Antropologa bblicapor X. Pikaza79. Sacerdotes antiguos, sacerdote nuevopor A. Vanhoye77. El arte de contar a Jesucristopor J.-N. Aletti76. ElSeor de la vidapor F. Contreras75. El Evangelio1. Vida y pascua de Jesspor X. Pikaza74. El Evangelio segn san Mateo Ipor U. Luz72. Historia de la literatura cristianaprimitivapor Ph. Vielhauer71. La Carta a los efesiospor H. Schlier69. Lectura delEvangelio de Juan11por X. Lon Dufour68. Lectura delEvangelio de Juan Ipor X. Lon-Dufour66. Las parbolas de Jesspor W. Harnisch65. Pablo de Tarso y los orgenescristianospor G.BarbaglioEDICIONES SIGUEMELaTeologa del antiguo testamento de GerhardvonRades ya unlibro clsico. Naci maduro y seimpusorpidamente al inters ya la aprobacindelpblico. Miles delectores hanencontrado ensu obra bien unailuminacin quelos orientaba ala lectura del antiguo testamento,bien una cristali-zacinnueva de sus lecturas precedentes. La obratienepara ellector algo de descubrimiento y algode reposo; invita a repetidas lecturas, a la reflexinsosegada; y sobre todo,invita a volver altextob-blico,para descubrir enlnuevas riquezas.Por untiempola teologa del antiguotestamentoestaba desterrada dela ciencia bblica, mientras lahistoria de la religin de Israel ocupaba todo el te-rreno. El principio racionalista impeda tomar laEscritura como revelacinycomo fuentede teo-loga. Superandosemejante prejuicio, la teologadel antiguo testamento reapareci, como tareasinttica.Si tuviramos que esquematizar lanueva etapa entresnombres,mencionaramos a Koehler, Eichrodty vonRad. En esta lnea Gerhard von Rad introdu-ce un enfoque nuevo:la fedel pueblo de Israel sevive en la historia, seformula enartculos de fesueltos oreunidos, se expresaen conglomeradosy cuerpos narrativos, se transmite entradicionesvivas, variantes, crecientes.El telogo ausculta esasexpresiones sucesivas, tratade extraer lo esencial,descubriendolas lneas de fuerza de cada momen-to. Despus nos ofrece una serie de sntexis que semueven a lo largo dela historia. El lector puededescubrir los temasconstantes ysus variaciones.El trabajo de Gerhard vonRadno es slo investi-gacin, sinoque tiene muchodeautntica me-ditacin:la fecontemplativa delautor es el climaenquemadura su inteligenciadel antiguotesta-mento(L. Alonso Schokel).1 1)Ii tribus- hasta donde llegan nuestrasnoticias- vivancomonmadas dedicados al cuidado del ga-nado menor; erangente pacfica, plantabansus tiendas enlasestepas, sobretodo en los confines meridionales del territoriofrtil de Palestina donde sus animales hallaban pastos en invierno;.ypocoapocofuerondedicndose aunmodestocultivodelastierras (Gn 26,12). En verano se adentraban en los campos recincosechados delareginagrcolaenbuscadepastos.Encuantoa los lazos religiososycultualesdeestosantepa-sados pre-mosaicos de Israel, el estudioso delahistoriade lasreligiones puede decirnos ms o menos lo siguiente: no erandesdeunprincipioadoradores deYahvh; larevelacindeYah-vhtuvolugarenunmomentoprecisodesuexistenciay deellose conservaronalgunos recuerdos en Ex 3, l s.;6, 1 s. El elohistayel documento sacerdotal tienenencuentaesta ruptura enlahistoria de la revelacin cuando llaman Elohimal dios de lospatriarcas yencambio, a partir de suautorevelacin, es decirdeEx3, l s. y 6, l s. enadelante, usan slo elnombre deYah-vh. As pues nocabeesperaryaquelos grandes documentosnosdenunarespuestadirectaalacuestinrelativaalareligindelos antepasados premosaicos de Israel. En cambio, el anlisisdetallado de un determinadocuerpo de tradicin, del cual po-2. A. ALT, 1, 46S.; 56s.30 Lareliginyahvistaylas institucionessagradasLos primeros tiempos31seemos abundante materiales enlas fuentes literarias, ha acla-radodeformasorprendenteelproblemadel cultodeestastribusy clanes3. Las narracionesdel Gnesis hablanconfrecuencia deldios de tupadre Abraham (Gn26, 24; 28,13; 32,10). Cuan-doLabn y Jacob cierran el contrato invocan como testigos y po-nen frenteafrenteel diosdeNajor y el deAbraham(Gn31,53). Tambin pertenecena esta categora ttulos tan antiguoscomo el Terrible de Isaac ( v n ~ ' ,neGn31, 42) oelCam-pendeJacob ( ~ v Y ' " ' ~ N Gn49, 24).Ahora bien, existen inscripciones que testimonian la vene-racindelos diosespaternosentrelos Nabateos, quienes milaosms tarde y en condiciones parecidas, transmigraron dela estepa a la regin agrcola del este del Jordn. Esto nos permitededucir laexistenciadeunareliginyun cultocaractersticodeesosnmadasenla pocaanteriora suingresoenlastierrasdecultivo. Enfuerte contrastecontodocuantosabemos acercadelos cultos cananeos, el culto de los dioses paternos no estligadoaunlugarfijo, todolo contrario, sudistintivoprimordiales surelacinconstanteconunclandeterminadoyconsudes-tino. Erapues unareliginquedabaparticularrelievealasre-laciones entre dios y el hombre, ms an, entre dios y una comu-nidad humana, sin una unin rgida con un lugar y por ello tantoms capazde adaptarsecongranflexibilidad a los cambios defortunadesus adoradores4. Estos rasgos anuncian el futuroyahvismo, aunqueenl aparecernms marcados.No debemos, pues, menospreciar la herencia que contieneeste culto patriarcal anterior al yahvismo ni sufuncin dentrodela futurareliginyahvista. Lafuturacreenciaenunaeleccindivina se halla ciertamente implcita en ella. Abraham, IsaacyJacoberanloshombresquepor primeravezrecibieronlare-velacindeunadivinidad, lacual secomprometaaprotegerlosyguiarlos, y les prometa unaporcinde las tierras de culti-vo y numerosa posteridad. Acaso no era sta una eleccin,3. Para cuanto sigue a continuacin cf. A. ALT, Der Gott der Viiter l,] s.4. A. ALT, l. C., 62.cuyo recuerdo se transmita de generacinengeneracinenelculto instituido por el padre de la estirpe?Deestemodotodareferenciaal diosdelosantepasadosim-plicaba siempre un evidente factor etiolgico: este culto con todaslas promesas de bendiciones que transmita encontraba su legitimi-daden la revelacinhecha al primerantepasado. Probablementelaantiqusima narracin dela revelacin de DiosaAbraham enGn15, 7 s. pas,con pocas modificaciones, de esta poca primi-tivaal cicloposteriordelassagasdel yahvista. As tambinde-bemos suponer que los ambientes donde sepracticabael cultoal dios deAbraham, al terror de Israel yalfuerte deJacob, seencontrabanoriginariamente separados ypermanecieronas in-cluso despus queestos grupos seasentarondefinitivamente enel pasagrcola. En efecto,en tiemposposteriores,comoveremosms adelante, cada uno de estos grupos se estableci con su cultotradicional enunsantuariodeterminadodePalestina 5.LahistoriapolticadelosantepasadosdeIsrael anterioresalperodo palestino no se puede reconstruir ni siquieraen sus l-neasgenerales. Slodoscosasparecenbastanteciertas, asaber:el grupodeLaseinstalen el pas agrcolamucho antes queel de Raquel y, mientras tanto, este ltimovivaenlas estepasunas experiencias religiosas tan decisivas como trascendentalesparasuvida. Treslugaresresaltanenlaimpenetrableoscuridadde la prehistoria israelitapor hallarse estrechamente unidos alrecuerdodeestosacontecimientostrascendentales, loscualessinembargo erandenaturaleza muy diversa: elmonteSina, el oasisdeCadsyel mar Rojo. Unavezmsquedaabiertalacuestinsobreculesfueronlastribusqueexperimentaronenestasloca-lidades hechos de tal envergadura. No es de suponer que un mismoclanpasaraenetapassucesivasporestoslugares. Esmuchomsprobablequeentiemposposterioressemezclaranlastradicionesdediferentesgrupos.5. Vase ms adelante en las pginas 44 s.32 LareliginyahvistaylasinstitucionessagradasLos primeros tiempos 331. Desde tiempos inmemoriales se mantuvo vivo en Israelel recuerdodel Sinacomoel centrodeunaespecial revelacindeYahvh. Nopodemosahoradiscutirlacuestinsobreel em-plazamientodel Sinabblico; podrahallarseen la pennsuladelSina, obienenlaArabianor-occidental ypor lotantoal estedel marRojo6. En cambio ser conveniente hablar de las referen-ciasaMadin, unareginqueapareceamenudo en relacinconlamontaasanta.Moiss encontr esta montaa durante su permanencia encasade susuegromadianita(Ex3, 1 s.). CuandoDiosapareceen su montaa tiemblan las tiendas de Cusn, las lonas de Madin(Hab3, 7) 7; deaqu sededucequeel Sina sehallabaenel te-rritoriode los madianitas. Estos erannmadas propietarios decamellos, es decir, puros beduinos. Como las actuales tribusbeduinas tenan un territorio propio pero, de acuerdocon su exis-tencia errante, setratadeunosterritoriosmuy extensos, poltica-menteindefinidos ypor consiguiente, nos resultacasi imposibledelimitarlos. Originariamenteseencontrabanal estedel golfodeAkaba, peroen determinadosperodosseextendieron muchoha-ciael oesteyel noroeste. Noseexplica sinocmoalgunavezllegaronhastaPalestina(Jue 6, s.). Los kenitas debieronperte-necer a esta gran confederacin o por lomenos mantuvieronestrechas relaciones conellos, pues Jue1, 16; 4, 11, llama ke-nitaal suegrode Moiss. Ms tardeseguaIsrael manteniendorelacionesmuyamistosasconellos (1 Sam15, 5 s.; 30, 29).Estos datos nos colocanenel centroentornoal cual giranlosargumentosdelahiptesiskenita8. Si Moissseencontren la tierra deMadin con la montaa deDios, entonces sta erayaunlugarsagradoparalosmadianitas. Enestecasolaconclu-sineScasi inevitable: los madianitas rindieroncultoaYahvhantesquelos israelitas. Lomismopuede afirmarse deloske-6. Otras menciones fueradel Hexateuco: Jue 5,4; Dt33, 2' 1 Re19 8.M. NOTH, Historia deIsrael. Garriga, Barcelona1966,125 s.' ,7. H. GRESSMANN, Mose undseineZeit, 417.8. L. KOHLER, 27 S.; H. H. ROWLEY, FromJoseph to Joshua(1950)149 s.; el mismoautoren ZAW, 10s.nitas conbastanteprobabilidad; enprimer lugar, por las rela-ciones amistosas conIsrael de que antes hablamos, yadems,por el hecho de que en la lucha por la supervivencia de la anfictio-nayahvista una mujer kenitafuequien asest elgolpemortal alcaudillo de la coalicin enemiga (Jue 4, 17; 5,24). Tambinsehanotado repetidas veces que segn Ex18, 12, es el madianita JetrquienofrecesacrificiosaYahvhyque, enrealidad, l esel an-fitrin y Moiss con sus hombres son los invitados.Unacuriosainscripcinnabatea refuerzaahora todas estassuposiciones 9. Alos pies delYebe1 Serbal, enla pennsula delSina, sehaencontradograncantidadde grafitos nabateos, es-critossindudapor los peregrinos paradocumentar as supre-senciaenel lugar santo. Sunota mssignificativa esquizslaamplituddel readedonde llegaron los peregrinos; unodeellosvieneinclusodeDamasco. Por consiguienteenlos sigloII yIIIdespus deCristo, estamontaaeraunlugar santoqueatraaperegrinos de lejanas tierras. Pues bien, este culto no podraserelsucesordelantiguocultoyahvista? 10. As, al menos, serams fcil imaginar que algunas tribus pre-israelitas, instaladasenlasestepasseptentrionalesdelapennsula del Sina, entraronencontactoconlamontaasanta, puesel desiertosinaticonopudoser jams su residencia habitual. Ademsnuestras informa-ciones nos permiten deducir que la visita alSina fuebreve. Perolasexperienciasque esas tribusvivieronenestelugar, tuvieronunaimportancia incalculablepara elfuturoIsrael. Aqu Yahvhserevelas mismocomosudiospromulgandosuley, lesunias con un lazo delcualnopodrn desligarseenel futuroy conl unirn tambin a sus tribus hermanas.Ms tarde, cuando Israelse haya instalado en el pas, celebrar este acontecimiento con unafiestalitrgica.9. B. MORITZ, Der Sinaikult in heidnischer Zeit: Abh. d. Gottinger Ges. d.WissenchaftenNF16, 2(1916).10. A. ALT, 1, 5.34 LareliginyahvistaylasinstitucionessagradasLos primeros tiempos 35El nombre de Yahvh, el tetragrmaton, plantea mltiples problemas ala investigacin 11. Debemos tener presente, sobre todo respeto a la cuestinetimolgica, que la palabraYahvh era para Israel unpuro nombrey porconsiguiente la solucindel problema etimolgico influye pocoonada en elsignificado teolgico de este nombre 12. En primer lugar sera preciso examinarlarelaci6ndel nombre pleno, que aparececasi 6.800veces enel AntiguoTestamento, con las formasit' (25veces)y ,it' (en lostextosdeElefantinayen las asas de jarros del perodo posterior al exilio). El tetragrmaton se en-cuentra enlos documentos ms antiguos del Antiguo Testamento (vasetambin la estela deMesa, Iin. 18: 850 a. C., y en las cartasdeLaquis: 589a. C.), por esta razn es improbable la hiptesis segn la cual ,it' y it' seranlas formasms antiguas, algo as como gritos cultuales 13. " Y,it' entraronms tarde en uso como formas abreviadas. La literatura patrstica nos ofrecealgunas indicaciones sobre la pronunciaci6n del tetragrmaton, sobre su voca-Iizaci6n, cuandolotranscriben en formascomo yIaove 14. La cuestinms difcil esel problema etimolgicopor antonomasia, asaber culeraelsignificadooriginariodelas consonantes radicales deestapalabra? A estasigue inmediatamente otra pregunta: el tetragrmaton es una forma nominalo verbal? En este ltimo caso derivariadeunimperfecto y queda siempre unadobleposibilidad: imperfectokal ohifil. Sinembargononos satisfacedeltodola explicaci6n causativa deAlbright, elms insignerepresentantede lateorahifil (