génesis de la historia social

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HISTORIA Núcleo teórico : Recorrido histórico Introducción o Introducción Los orígenes de la historiografía profesional en el siglo XIX o Estado y nación en el surgimiento de la historiografía profesional o El recurso del método o Una historia para la nación La historiografía de entreguerras o Entre la “nueva escuela histórica” y el revisionismo argentino o La Escuela de Annales La historiografía en la posguerra: el imperio de la historia social o Introducción o Annales : de la historia económico-social a la historia cultural o La historia social y el marxismo inglés http://aportes.educ.ar/historia/nucleo-teorico/recorrido- historico/index.php Introducción La historiografía de la posguerra puede subdividirse en dos etapas con sus condiciones específicas de acuerdo con las peculiaridades de cada configuración nacional. La primera se halla vinculada a la reinstalación de las democracias liberales en Europa y al proceso de reconstrucción económica impulsado por el Plan Marshall, que promovió la expansión de su economía y un proceso de movilidad social ascendente, a fines de la década de 1950. La segunda, por el proceso de revolución cultural que afectó a Occidente y que tuvo su epicentro en las jornadas del “Mayo francés” de 1968. Referencia de una época de conflictividad social que incluyó acontecimientos como la revolución cultural china, iniciada en 1966; la matanza de estudiantes mexicanos en 1968 y, el mismo año, la llamada “primavera de Praga”; el

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Desarrollo histórico de la historia social.

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HISTORIA

HISTORIA

Ncleo terico : Recorrido histrico

Introduccin

Introduccin

Los orgenes de la historiografa profesional en el siglo XIX

Estado y nacin en el surgimiento de la historiografa profesional

El recurso del mtodo

Una historia para la nacin

La historiografa de entreguerras

Entre la nueva escuela histrica y el revisionismo argentino

La Escuela de Annales

La historiografa en la posguerra: el imperio de la historia social

Introduccin

Annales: de la historia econmico-social a la historia cultural

La historia social y el marxismo ingls

http://aportes.educ.ar/historia/nucleo-teorico/recorrido-historico/index.phpIntroduccin

La historiografa de la posguerra puede subdividirse en dos etapas con sus condiciones especficas de acuerdo con las peculiaridades de cada configuracin nacional. La primera se halla vinculada a la reinstalacin de las democracias liberales en Europa y al proceso de reconstruccin econmica impulsado por el Plan Marshall, que promovi la expansin de su economa y un proceso de movilidad social ascendente, a fines de la dcada de 1950. La segunda, por el proceso de revolucin cultural que afect a Occidente y que tuvo su epicentro en las jornadas del Mayo francs de 1968. Referencia de una poca de conflictividad social que incluy acontecimientos como la revolucin cultural china, iniciada en 1966; la matanza de estudiantes mexicanos en 1968 y, el mismo ao, la llamada primavera de Praga; el nacimiento de los movimientos insurgentes en Amrica latina y un conjunto de movimientos contraculturales que suponan una crtica a la sociedad burguesa a escala mundial.

Si en la primera de esas etapas predomin la historia econmica con sus mtodos de anlisis cuantitativos, la segunda se caracteriz por un giro hacia la historia cultural y la utilizacin de registros de anlisis de tipo cualitativo.

Ambas etapas se hallaron atravesadas al mismo tiempo por procesos ms especficos. Por un lado, la crisis de la Europa imperial que se puso de manifiesto en los movimientos de descolonizacin surgidos en Oriente, Indochina y el norte de frica, entre los que habra que incluir la revolucin cubana. Hechos que revelaron ante los europeos y el mundo las miserias de las polticas coloniales y el surgimiento de nuevos actores y espacios sociales que amenazaban los presupuestos de una historiografa predominantemente eurocntrica.

Por otro lado, la crisis que provoc en el marxismo y los partidos comunistas occidentales la desilusin que sigui a la breve apertura sovitica, cuando se produjo la invasin de las tropas de la URSS a Hungra (1956) y a Praga (1968). Todos estos hechos legitimaran la actitud de historiadores ligados al Partido Comunista, ahora dispuestos a romper con la ortodoxia del marxismo estalinista.

Al mismo tiempo, es un perodo caracterizado por el crecimiento de los recursos brindados por el Estado a los historiadores, a lo que se suma la inversin en investigaciones por parte de fundaciones ligadas a empresas privadas, el aumento de las ctedras, el crecimiento de la matrcula estudiantil y del pblico interesado en la historia, abastecido por libros y revistas especializadas. Esta expansin fue acompaada por una diversificacin de reas de estudios que se refleja en el surgimiento de nuevas subdisciplinas, con sus propias preguntas, objetos y mtodos.

En estas condiciones, los historiadores lograron superar con xito la renovada crtica de los epistemlogos contra el status cientfico de la historiografa. Nos referimos a los trabajos de K. Popper, La miseria del historicismo (1944-1945); C. Hempel, La funcin de las leyes generales en la historia (1942); Ch. Frankel, Explicacin e interpretacin en historia (1957); A. Donogan, La explicacin en historia (1967). Una razn del limitado impacto de estos debates se halla en el escaso inters demostrado por los historiadores por las polmicas epistemolgicas y, en general, por las filosofas de la historia. Por ejemplo, la nocin de Bloch de la historia como ciencia de los hombres a travs del tiempo poda convivir con la de Febvre, que la defina como un estudio cientficamente elaborado, sin provocar diferencias sustantivas entre ellos.

Por otra parte, los viejos y nuevos debates entre quienes entendan que la historia poda explicar el pasado y quienes se inclinaban a la comprensin, entre quienes definan la historia como ciencia de lo particular y quienes crean que se poda generalizar y formular leyes, entre quienes aspiraban a un monismo metodolgico y quienes sostenan el dualismo metodolgico, entre otras polmicas que incluyeron la ubicacin de la historia en las ramas literarias definindola como un saber precientfico o como una pseudo ciencia, no contaron con la participacin de historiadores salvo en casos aislados. Quienes participaban de estos debates reflexionaban en un nivel de generalizacin en el que difcilmente los historiadores podan reconocerse o, simplemente, los historiadores no estaban dispuestos a prestar atencin a las crticas que ponan en duda el carcter cientfico de sus estudios1.

Italia fue escasamente receptiva de estos debates. En parte, porque todava en la posguerra era fuerte la tradicin del idealismo croceano en la filosofa de la pennsula. Tambin porque predominaba all una historiografa poltica que a pesar de haber recibido a Annales, sobre todo despus del Congreso Internacional de Ciencias Histricas de Roma en 1955, no haba asumido plenamente los presupuestos de la historia social2.

Algo similar sucede en Francia que, sin embargo, s cont con historiadores dispuestos a discutir con crticos estructuralistas del campo francs como Claude Levi-Strauss y Michel Foucault3. En cambio, parcialmente ms receptivos fueron los historiadores anglosajones, como lo demuestra el libro de I. Berlin Lo inevitable en la historia (1954), y el surgimiento de publicaciones que tendieron a construir puentes entre la filosofa y la historia: History and Theory, Journal of the History of Ideas y Philosophy and Science.

Finalmente, es necesario considerar que en los aos en que comenzaban a arreciar estos debates, los historiadores encontraban en las ciencias sociales y sobre todo en la prestigiosa ciencia econmica una nueva fuente de legitimidad cientfica.

1Para un anlisis de la recepcin de estos debates: Cattaruzza, Alejandro, Historiadores y epistemlogos un dilogo posible?, ponencia en las IIIras. Jornadas Interescuelas de historia, Bs. As., 1991, Mimeo; Cornblit, Oscar, Debates clsicos u actuales sobre la historia en Cornblit, O.(comp.), Dilemas del conocimiento histrico: argumentaciones y controversias, Bs. As., Sudamericana, 1992.2Gallerano, Nicols, El fin del caso italiano? La historia poltica entre politizacin y ciencia, en Cuadernos de teora e historia de la historiografa, 10, Bs. As., s/f. [1ra. Ed. 1987]3Ver: VV.AA, Estructuralismo e historia, Bs. As., Nueva Visin, 1972; Pierre Vilar, Las palabras y las cosas en el pensamiento econmico (1967) en VV.AA, La historia hoy, Barcelona, Avance, 1976; VV.AA, Las estructuras y los hombres, Barcelona, Ariel, 1969; VV.AA, La imposible prisin. Debate con M. Foucault, Barcelona, Anagrama, 1982 (rene artculos publicados entre 1976 y 1978).

Annales: de la historia econmico-social a la historia cultural

Los saberes disciplinares tal como se haban organizado a fines del siglo XIX aparecan como ineficaces para pensar lo social; era necesaria una firme integracin de la historia a las ciencias sociales como lo haban proclamado en su momento Bloch y Febvre. Ya en esos aos, sobre todo a partir de la crisis del 29, la economa haba ganado peso en el campo de las ciencias sociales y el ttulo de los Annales. Economa y sociedad as lo reflejaba. Pero sobre todo fueron los historiadores econmicos de la New Economic History Meyer, Fogel, Davis y North, junto a los analistas de los ciclos econmicos Leontief, Rostow, Marczewski, quienes tuvieron mayor influencia en la historia cuantitativa que permita construir modelos cuantificables en la larga duracin. Mediante el uso de tcnicas economtricas, estadsticas y la moderna demografa histrica era posible reconstruir series de precios, movimientos de poblacin, produccin, circulacin de mercancas, etctera.

Tambin mediante el uso de hiptesis contrafcticas, que en su momento los historiadores haban cuestionado, como las formula Robert W. Fogel en Los ferrocarriles y el crecimiento econmico de los Estados Unidos (1964), obra en la que trata de demostrar que aunque los ferrocarriles no se hubieran inventado, igualmente el Estado del norte se hubiese desarrollado gracias a la existencia de otras vas de comunicacin, como las fluviales.

La importancia de las variables econmicas apareci reflejada en la obra maestra de la segunda generacin de los Annales, escrita por su figura rectora: Fernand Braudel. En El mediterrneo y el mundo mediterrneo en la poca de Felipe II (1947) refleja tres momentos de la historiografa francesa en el largo proceso en que fue escrito, entre 1923-1947. Al mismo tiempo, dichos momentos refieren a las tres imgenes sobre el mundo mediterrneo que componen la obra: la de sus constantes, la de sus tardos movimientos y la de su historia tradicional atenta a los acontecimientos y a los hombres. Descomponiendo as, sin integrar plenamente, el tiempo histrico en fenmenos de corta duracin (historia poltica y diplomtica), de mediana duracin (que se corresponde con los procesos econmicos y sociales) y de larga duracin (que hace referencia a las relaciones del hombre con el medio geogrfico).

El prestigio de Braudel creci en estos aos junto con el de Annales: su obra fue recibida con entusiasmo en Polonia, Italia, Espaa, Amrica Latina y, en menor medida, en el mundo anglosajn. Discpulo de Febvre, lo sucedi tras su muerte en 1956 en la direccin de la revista, que pas a denominarse Annales. conomies, socits, civilisations. Mientras los historiadores identificados con ella pasaban a ocupar el centro del campo historiogrfico francs, con ctedras en la Sorbona (Universit Paris 1) (Universit Paris 4) y el Collge de France, a las que se sum la fundacin de la VI seccin de la cole Practique de Hautes tudes, convertida luego en cole de Hautes tudes en Sciences Sociales.

En este contexto institucional, fue Ernest Labrousse, discpulo de Simiand, el que orient los estudios en historia econmica y social en una matriz cercana a la que haba recomendado su maestro, y que tanto Bloch como Febvre se haban resistido a adoptar. Ello implicaba privilegiar la historia regional sobre la dimensin nacional, y la bsqueda de nuevas fuentes de las cuales extraer datos cuantificables que pudieran ordenarse en series. A partir de ellas se podra atender a variables tales como: salarios, precios, flujos comerciales, etc., observadas en la larga duracin y analizadas con relacin a una estructura invariable respecto de la cual las crisis coyunturales son una referencia.

La cres de lconomie franaise (1966), escrita por Labrousse durante la ocupacin alemana, la monumental obra de P. Chaunu, Sville et latlantique (1955-60) en 12 volmenes, y Les paysan de Languedoc (1966), de Emanuel Le Roy Ladurie, son algunas de las obras ms emblemticas de las orientaciones historiogrficas inspiradas por la segunda generacin de Annales.

Entre fines de la dcada del 60 y comienzos de los 70 se va a producir un nuevo giro en la revista, esta vez comandado por la generacin que se form en la posguerra junto a Braudel y Labrousse: G. Duby, F. Furet, P. Nora, M. Aghulon, J. Le Goff, E. Le Roy Ladurie y Marc Ferro. Estos tres ltimos asumieron la direccin de la revista. Sin abandonar plenamente el anlisis cuantitativo, se van a abocar a los problemas culturales y la historia de las mentalidades, retomando el camino de Bloch y Febvre. Asimismo, inician un dilogo con la antropologa por la va de Levi-Strauss y Cliford Geertz y valoran la obra inclasificable de Foucault junto a la de un historiador ajeno a los medios acadmicos, Philippe Aris, que en 1960 haba publicado La infancia y la vida en el antiguo rgimen.

Un muestrario de la diversidad de temas, problemas, mtodos y enfoques que caracterizan esta nueva historia lo ofrecen los tres volmenes que conforman la obra dirigida por Jacques Le Goff y Pierre Nora, Hacer la Historia (1974) y el libro que coordinan el propio Le Goff junto a Revel y Chartier, La Nouvelle histoire (1978). Multitud de campos de estudios que contrastan con el programa ms orgnico que haban esbozado Labrousse y Braudel: las mentalidades, el imaginario colectivo, las actitudes frente a la vida y la muerte, la brujera, el cuerpo y la enfermedad, la sociabilidad. Pero adems retornos: la historia poltica, el acontecimiento, lo singular. Esta diversidad promovi, sino un abandono, s un desplazamiento, no siempre explicitado, del proyecto de elaborar una historia total, lo que llev a F. Doss a definirla, de un modo excesivo, como historia en migajas.

Paralelamente, en Italia se estaba produciendo el nacimiento de la microhistoria, cuyas influencias y los debates que provoca siguen teniendo peso hasta nuestros das1. Surge de un grupo reducido de historiadores que se haban integrado a la revista Quaderni Storici, fundada en 1966: Eduardo Grendi, Carlo Poni, Giovani Levi y Carlo Ginzburg.

Precisamente Guinzburg logra con el El queso y los gusanos (1976) un producto renovador tanto de la historia social como de la historia cultural, adems de ser un ejemplo de los aportes que el dilogo con la antropologa poda ofrecer a la historia. Fundamentalmente cuando se adentraba en los problemas de la cultura popular. As, el mtodo de la reduccin de escalas permita atender a las historias individuales, las subjetividades y las prcticas culturales, reconstruir redes de relaciones sociales concretas, cuestionar los mtodos macrohistricos y volver a redefinir la relacin entre lo singular y lo general.

1Aguirre Rojas, C., Contribucin a la historia de la microhistoria italiana, Rosario, Prohistoria ed., 2003; Serna, Justo y A. Pons, Cmo se escribe la microhistoria, Valencia, Frnesis, 2000; AA.VV, dossier La microhistoria en la encrucijada, Prohistoria, N 3, Rosario, 1999.

La historia social y el marxismo ingls

Si bien la influencia del marxismo en las ciencias sociales no era nueva, su mayor desarrollo se produjo en la posguerra, a partir de estudios centrados en los procesos de transicin al capitalismo y la atencin al anlisis de las relaciones de produccin con relacin al desarrollo de las fuerzas productivas. En ese campo, el ingls Maurice Dobb produjo un libro notable en 1946, Estudios sobre el desarrollo del capitalismo. Esa obra promovi un debate famoso con Paul Sweezy, publicado originalmente en Science and Society. Frente a la tesis de matriz marxista de Dobb que estimaba que el origen del capitalismo deba explicarse a partir de las contradicciones y crisis del feudalismo, Sweezy sostuvo la teora circulacionista, que defina al capitalismo como resultado de la ampliacin en la circulacin de mercancas en el proceso de conformacin del mercado mundial1. En Amrica latina estos debates van a tener repercusin en la dcada de 1960 y 1970, tanto en el terreno acadmico como poltico, con relacin a problemas vinculados con la dependencia y el imperialismo.

Maurice Dobb, miembro del Partido Comunista ingls, estuvo vinculado a una generacin ms joven de miembros del partido: Rodney Hilton, Christopher Hill, Eric Hobsbawm y Edward P. Thompson2. Ellos van a estar entre los fundadores de la revista Past and present en 1952, pero la amplia definicin de marxismo ingls debe incluir tambin a la New Left Review identificada con la nueva izquierda. Por su parte, la History Workshop, grupo surgido de los talleres de educacin de adultos, que tuvo en Raphael Samuel a su representante ms reconocido, elabor un proyecto historiogrfico centrado en la construccin de la historia desde abajo, o desde abajo hacia arriba, promoviendo la escritura de la historia por sus protagonistas.

Si bien la obra de Eric Hobsbawm ha tenido en los ltimos aos una merecida repercusin por trascender los problemas de la historia inglesa y acercarse a temas contemporneos, han sido los planteos de E. P. Thompson relativos a la nocin de clase los que han tenido mayor impacto tanto en el marxismo como en la historia social en general, tal como se pone en evidencia en el caso de algunos microhistoriadores. Thompson intervino en los debates contra el estructuralismo althusseriano en Miseria de la teora(1978)3.

Para Thompson, como resulta de su estudio sobre La formacin de la clase obrera inglesa (1963), la clase es el resultado de un proceso de toma de conciencia que se produce en el marco de la lucha de clases; en cambio, la clase no es algo que pueda definirse a priori ni de forma independiente de la conciencia de los actores sobre sus condiciones de existencia. As, define la clase como una formacin social y cultural que no existe por fuera de la historia concreta.

Tal posicin ha provocado la caracterizacin del grupo de historiadores marxistas britnicos como culturalistas, por el supuesto abandono del determinismo econmico. En rigor, la tesis determinista antes que abandonada es desplazada para atender al estudio de las prcticas sociales y culturales de los sectores populares. De hecho, Eric Hobsbawm en un estudio paradigmtico: De la historia social a la historia de la sociedad (1971) se mantena fiel al determinismo econmico, en un tono que reflejaba que la historia social no era ya una vertiente sino que toda historia, por definicin, era social, cuando sealaba:

El consenso tcito de los historiadores parece haber impuesto un modelo operativo de este tipo, que es, con algunas variantes, bastante comn. Se parte del contexto material e histrico, se contina hacia las fuerzas y las tcnicas de produccin (la demografa aparece en algn espacio intermedio), y a travs de la estructura de la economa consiguiente divisin del trabajo, intercambio, acumulacin, distribucin del excedente, etc., se llega a las relaciones sociales que de aqu se desprenden. A continuacin vendran las instituciones y la imagen y el funcionamiento de la sociedad sobre los cuales ellos se apoyan.Aqu, Hobsbawm propone un anlisis en tres niveles relacionados entre s por un principio de determinacin. Pero al mismo tiempo, es evidente que el objeto de la historia social no privilegiaba ninguno de ellos. Tal vez por eso, a comienzos de los aos 80 una historiadora anglosajona defini la historia social en un sentido inverso, aunque para hacerlo remita a la tradicin fundada por Thompson y Hobsbawm: para Natalie Zemon Davis, la nueva historia social es una historia sociocultural que se interesa por los medios de transmisin pero tambin por la recepcin, es decir, por las formas de la percepcin, por lo simblico y por la estructura de los relatos . Se trata de una historia sensible no slo a la dominacin, sino tambin a las estrategias de resistencia que ejecutan los grupos sociales subordinados.Entre la historia social entendida como historia econmico-social y la historia social entendida como historia sociocultural queda sin resolverse un problema que debiera ser central para una y otra: el de las relaciones objetivas entre las condiciones de existencia y la conciencia.

1Una versin completa de este debate que incluye la intervencin de otros historiadores en Hilton, R. ed., La transicin del feudalismo al capitalismo, Barcelona, Crtica, 1977.2 Hilton, Hill y Thompson abandonan el partido tras la crisis que provoc la invasin sovitica en Hungra.3Ver, por ejemplo: Anderson, P., Teora, poltica e historia. Un debate con E. P. Thompson (1980), Mxico, siglo XXI, 1985.