gateo

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Descubriendo el mundo Por la Dra. Liliana Ortega * * Pediatra. Jefa del Servicio de Pediatría Instituto Argentino de Diagnóstico y Tratamiento El gateo es una de las formas que tienen los bebés para explorar el mundo que los rodea. Si bien muchos papás se preocupan porque sus hijos lo hagan como supuestamente lo hace la mayoría de los bebés, el gateo no es un hito madurativo determinante de normalidad. De ahí la importancia de no comparar y entender que cada bebé lo hace a su manera y a su ritmo. En cambio sí representan hitos madurativos, por ejemplo, el sostener la cabeza, sentarse (sedestación), adoptar la posición de parado (bipedestación) y comenzar a caminar (deambulación). Todos estos son hechos que con determinadas variantes individuales, sí son jalones madurativos, es decir acontecimientos inevitables de un calendario que va al compás de nuestro programa genético como especie, pero que no se da en todas las personas en una precisa edad cronológica. Por eso es que los pediatras tenemos la misión de observar atentamente el proceso evolutivo de los chicos, aún estando sanos. Estas consultas “ en salud” al pediatra son muy fecundas y sirven para disfrutar del crecimiento del bebé, anticipar situaciones especiales, logros, dificultades o ahuyentar fantasmas e incertidumbres, con el objetivo de acompañar en forma relajada los progresos de los chicos. Lo importante es recordar que cada bebé tiene su particular forma de “ser” en el mundo y que las influencias del medio ambiente son irrepetibles para cada hijo, aún dentro de la misma familia. Por supuesto que son muy importantes los estilos de crianza, pero genética y entorno se combinan en cada ser humano en forma original. En cuanto a su progreso en la exploración del mundo se puede afirmar que alrededor del cuarto mes los bebés son capaces de “balconear”, es decir elevar el tronco y la cabeza apoyándose en las dos manos. Al quinto mes pueden “rolar”, que es pasar DE estar boca abajo a boca arriba. Así seguirá probando y, si se lo deja en una colchoneta en el piso con sus juguetes, hará gala de destrezas antes desconocidas. De a poco intentará apoyarse en ambas manos y en las rodillas y adquirir la posición de gateo (cuadripedestación). Esta posición le permitirá avanzar hacia delante, atrás, para más tarde pararse (bipedestación) con la inigualable ayuda de los muebles de la casa o de los brazos y piernas de sus padres o hermanos. Pero gatear no será para todos igual. Hemos visto distintas formas de gateo o modelos de desplazamiento: “gateo de oso”, “arrastrando la cola”, “avanzando en una pierna”, “reptación”, etc. Y también se observa que muchos bebés, aún sabiendo caminar, prefieren gatear cuando quieren desarrollar “altas velocidades”. Como vemos, todo suma para la misión más importante: investigar y lograr autonomía. Lo que no suma, sino que entorpece es sobreestimular a los bebés, controlar con obsesión sus movimientos, descuidar los enchufes, objetos pequeños, escaleras, etc. También interfiere el andador, que muchos equivocadamente recomiendan “para estimularlo a que camine antes”.

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gateo

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Page 1: gateo

Descubriendo el mundo Por la Dra. Liliana Ortega*

*Pediatra. Jefa del Servicio de Pediatría Instituto Argentino de Diagnóstico y Tratamiento

El gateo es una de las formas que tienen los bebés para explorar el mundo que los rodea. Si

bien muchos papás se preocupan porque sus hijos lo hagan como supuestamente lo hace la

mayoría de los bebés, el gateo no es un hito madurativo determinante de normalidad. De ahí la

importancia de no comparar y entender que cada bebé lo hace a su manera y a su ritmo. En

cambio sí representan hitos madurativos, por ejemplo, el sostener la cabeza, sentarse

(sedestación), adoptar la posición de parado (bipedestación) y comenzar a caminar

(deambulación). Todos estos son hechos que con determinadas variantes individuales, sí son

jalones madurativos, es decir acontecimientos inevitables de un calendario que va al compás

de nuestro programa genético como especie, pero que no se da en todas las personas en una

precisa edad cronológica.

Por eso es que los pediatras tenemos la misión de observar atentamente el proceso evolutivo

de los chicos, aún estando sanos. Estas consultas “ en salud” al pediatra son muy fecundas y

sirven para disfrutar del crecimiento del bebé, anticipar situaciones especiales, logros,

dificultades o ahuyentar fantasmas e incertidumbres, con el objetivo de acompañar en forma

relajada los progresos de los chicos. Lo importante es recordar que cada bebé tiene su

particular forma de “ser” en el mundo y que las influencias del medio ambiente son irrepetibles

para cada hijo, aún dentro de la misma familia. Por supuesto que son muy importantes los

estilos de crianza, pero genética y entorno se combinan en cada ser humano en forma original.

En cuanto a su progreso en la exploración del mundo se puede afirmar que alrededor del

cuarto mes los bebés son capaces de “balconear”, es decir elevar el tronco y la cabeza

apoyándose en las dos manos. Al quinto mes pueden “rolar”, que es pasar DE estar boca abajo

a boca arriba. Así seguirá probando y, si se lo deja en una colchoneta en el piso con sus

juguetes, hará gala de destrezas antes desconocidas. De a poco intentará apoyarse en ambas

manos y en las rodillas y adquirir la posición de gateo (cuadripedestación). Esta posición le

permitirá avanzar hacia delante, atrás, para más tarde pararse (bipedestación) con la

inigualable ayuda de los muebles de la casa o de los brazos y piernas de sus padres o

hermanos. Pero gatear no será para todos igual. Hemos visto distintas formas de gateo o

modelos de desplazamiento: “gateo de oso”, “arrastrando la cola”, “avanzando en una pierna”,

“reptación”, etc. Y también se observa que muchos bebés, aún sabiendo caminar, prefieren

gatear cuando quieren desarrollar “altas velocidades”.

Como vemos, todo suma para la misión más importante: investigar y lograr autonomía. Lo que

no suma, sino que entorpece es sobreestimular a los bebés, controlar con obsesión sus

movimientos, descuidar los enchufes, objetos pequeños, escaleras, etc. También interfiere el

andador, que muchos equivocadamente recomiendan “para estimularlo a que camine antes”.

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Lo cierto es que no será más inteligente por caminar antes. Sólo estará usando una prótesis

innecesaria. El mejor sostén es el que él mismo, inteligentemente, se arma con sus brazos,

piernas, manos, pies y en un ambiente seguro, en el que es tratado con cariño y respetado en

su individualidad. Así, el gateo lo ayudará a investigar y contribuirá a que logre confianza en sí

mismo.