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  • 8/14/2019 Garcia Mateo R Formacion Intelectual y Vida Espiritual 2006

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    Garcia Mateo, R.

    FORMACIN INTELECTUAL Y VIDA ESPIRITUALen la IV Parte de las Constituciones de la Compaa de Jess

    Resumen

    El ideal pedaggico presentado en esta parte de las Constituciones se encuadra en unatrayectoria formativa que intenta conjugar lo intelectual dentro de la vida espiritual, o sea relacionaraspectos que ms bien se consideraban y se consideran separados, incluso opuestos. Ya en la

    Devotio moderna se observa un enfrentamiento entre ciencia y devocin, la reflexin filosfica y elsentimiento religioso, la teora y la prctica de la virtud. Se podran citar algunos textos delKempisen los que se da pie a esta disensin.

    Ignacio conoci esta problemtica por propia experiencia durante sus estudios en lasUniversidades de Alcal, Salamanca y Pars e intent darle una respuesta desde la situacinreligioso-cultural de su poca, en la que el enfrentamiento entre la escolstica y el humanismorenacentista era muy agudo. Con el fin de superar esta polarizacin l parte sobre todo del modus

    parisiensis y llega a unos resultados que se corresponden claramente con lo que hoy se llamaformacin integral.

    Summary

    The pedagogical ideal presented in this part of the Constitutions is part of a formative path,which tries to conjugate the intellect within the spiritual life, that is, tries to relate aspects that wereand are generally considered dissociated, opposed even. On the other hand, in theDevotio modernathere is a confrontation between science and devotion, between philosophical reflexion andreligious feeling, between theory and the practice of virtue. Some texts on this dissensioncould bequoted fromKempis.

    Ignacio was aware of this question by his own experience, during his student years in theUniversities of Alcal, Salamanca and Paris, so he tried to answer it according to the religious andcultural situation of that time, a time when the clash between scholasticism and renaissancehumanism was very intense. In order to overcome this polarization, he starts with the modus

    parisiensis and the results he achieves can clearly correspond to the so called whole education.

    Introduccin

    Si ya los Ejercicios ignacianos ofrecen junto a lo espiritual tantos elementos metodolgicosque han contribuido a originar toda una pedagoga, esto no es menos en el caso de lasConstituciones de la Compaa de Jess; ellas estn profundamente unidas a los Ejercicios comouna de sus consecuencias ms inmediatas y, adems, establecen el marco para formar y vivir en unaorden religiosa, es decir, organizan las relaciones comunitarias segn unos criterios normativos y

    jurdicos, pero sin reducirlas a ellos, es ms, se parte del presupuesto paulino de que la letra matay que, por tanto, en sentido ideal no sera necesaria ninguna constitucin, as se afirma en el

    Proemio: ms que ninguna exterior constitucin, es la interior ley de la caridad y el amor que elEspritu Santo escribe e imprime en los corazones, lo que ha de ayudar para conservar y regir laCompaa.

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    Lo que se llama generalmente Constituciones de la Compaa de Jess comprende enrealidad cuatro escritos distintos pero estrechamente relacionados entre s: 1) El libro del Examen,que contiene las preguntas e informaciones que se deben dar a quien pide entrar en la Compaa. 2)Las Declaraciones al Examen, en las que se explican los diversos aspectos de las normas dadas en elExamen. 3) Las Constituciones propiamente dichas. 4) Las Declaraciones a las Constituciones. En

    su acepcin ms estricta, Constituciones son lgicamente slo las propiamente dichas1

    .En la bula de aprobacin de la CompaaRegimini militatis ecclesiae (septiembre, 1541) seconcede a la nueva orden la facultad de escribir sus Constituciones. Esto fue un proceso que durhasta poco antes de la muerte de Ignacio (31 julio 1556), o sea, unos 15 aos, durante los cualesLoyola cont a partir de 1547 con la eficaz colaboracin del secretario Juan A. de Polanco (Cf. A.M. Aldama 1981: 18 ss.). A las Constituciones propiamente dichas antecede el libro del Examencon sus declaraciones (1-133).

    Las Constituciones no estn pensadas para reglamentar la interior ley de la caridad, laaccin del Espritu, sino ms bien para poderla desarrollar ms perfectamente. Por ello, ellas noconstituyen un simple cuerpo jurdico, sino que junto a lo normativo se halla lo espiritual y lodidctico. No presenta slo la norma sino que tambin se dan las razones de su conveniencia y el

    modo de aplicarla. sta es principalmente la funcin de las Declaraciones: dar indicaciones paraque al aplicar la norma constitucional no se generalice sino que se tenga en cuenta las diversascircunstancias, por ejemplo, cuando se trata del modo de despedir ( 218-230).

    En cuanto a su estructuracin estn divididas en diez Partes. Mientras que las siete primerasse refieren a los miembros que la integran: su admisin (P. I) y su eventual dimisin (P. II), suaprovechamiento en espritu (P. III) y en doctrina (P. IV), su incorporacin (P. V), su vida personal(P. VI) y apostlica (P. VII), las tres ltimas tratan de la Compaa en general, del universalcuerpo de la Compaa (135): cmo mantenerlo unido (P. VIII), cmo gobernarlo (P. IX) y cmoconservarlo (P. X).

    Pero no hubiese sido ms lgico comenzar con el cuerpo en general y despus tratar desus miembros? Cierto, si fuese el caso de describir la Compaa. Pero el objetivo de lasConstituciones no es ese, sino contribuir, como hemos indicado, a la accin del Espritu para formarun cuerpo, un organismo vivo en el que la accin del Espritu sea correspondida; y por ello esms adecuado proceder de lo menos perfecto a lo ms perfecto (137), pues lo primero en laejecucin (lo ms perfecto, el todo) es lo ltimo en la consideracin, el todo es anterior a las partesen el orden ontolgico, pero para construirlo, para hacerlo crecer, se comienza por las partes. Este

    principio que ya enunci Aristteles en la Metafsica, es el que subyace obviamente en este modode proceder de las Constituciones de la Compaa.

    Estructura

    La IV P. lleva el ttulo siguiente: Del instruir en letras y en otros medios de ayudar a losprximos los que se retienen en la Compaa. O sea no se cie exclusivamente a la formacinintelectual, sino que sta se halla en un contexto ms amplio.

    Una vez que ha tenido lugar la formacin asctico-espiritual del noviciado, que pone lasbases de la vida religiosa, descrita en la P. III, ahora, en la P. IV, se trata de asentar sobre esto laformacin intelectual. La IV Parte consta de 17 captulos divididos en dos secciones: la primera(1-10) trata de los colegios; la segunda (11- al 17), de las universidades. Ante todo hay que tener encuenta que los lmites entre colegio y universidad no estaban tan marcados como lo serdespus. Las diferencias ms importantes consistan en que la universidad se consideraba ser un1 Edicin fundamental y crtica de A. Codina & D. Fernndez Zapico (1991), Monumenta Historica Societatis Iesu.Series tertia Sancti Ignatii de Loyola Constitutionies Societatis Iesu, 3 vols. Edicin manual de C. Dalmases & M. RuizJurado (1991), Obras de San Ignacio de Loyola, Madrid: BAC. Las Constituciones se citan entre parntesis segn lanumeracin del texto; igualmente los Ejercicios espirituales y la Autobiografa ignaciana, con las abreviaturas EE y Au,respectivamente.

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    centro de studium generale con alguna facultad superior Teologa, Derecho o Medicina.Mientras que los colegios slo tenan los estudios acadmicos generales propios de la facultad deartes, en la que ya en tiempos de San Ignacio, al menos en Pars, se estudiaba la filosofaaristotlica, y no el programa medieval del trivium y el quatrivium.

    En el proemio con que comienza esta IV P se explica la razn de tener instituciones

    educativas, diciendo que siendo el fin de la Compaa la gloria de Dios y el servicio al prjimo,ultra del ejemplo de vida se requiere doctrina y modo de proponerla (307), o sea mtodo y pedagoga, para de este modo formar jvenes que con buenas costumbres e ingenio diesenesperanzas de ser juntamente virtuosos y doctos para trabajar en la via de Cristo nuestroSeor(308).

    El colegio supone un fundador, alguna persona que tenga deseo de construirlo y dotarlo(309-325). Admitido el colegio-fundacin, o sea, el edificio con los bienes fundacionales, se trata acontinuacin de la propiedad, la administracin, el uso y el usufructo de esos bienes (326-332).San Ignacio, que sinti que era voluntad de Dios que Compaa profesa viviera radicalmente la

    pobreza evanglica, pidiendo limosnas como los mendicantes (cf 557), sin embargo, no quiere quelos colegios reciban o pidan limosnas, sino que estn dotados de rentas suficientes para su buen

    mantenimiento (Para un amplio estudio documental de la IV P. cf. J. M. Aicardo 1922).

    Requisitos

    Se contina describiendo despus las condiciones que deben tener los estudiantes jesuitas(escolares) que se admiten en los colegios de la Compaa. Han de carecer de los impedimentosque dificultan su admisin a la Compaa, como es el caso de personas cismticas que han salidode la Iglesia (164). Pero no todos los impedimentos tienen que ser de carcter absoluto, pues hayotros impedimentos que hacen que el escolar sea relativamente menos idneo. De estos sedistinguen los que se refieren a las cualidades psicolgicas (interiores), como las pasiones que

    parecen indomables o hbitos de pecados que no parecen que puedan ser superados (179); carenciade rectitud de intencin (180); inconstancia o flojedad notable (181); indiscretas devociones, quellevan a ilusiones y errores de importancia (182); falta de letras o de aptitud para el ingenio, para lamemoria o para comunicar con la palabra (183); falta de juicio, o dureza notable en el propio (184).En lo que respecta a las cualidades fsicas (exteriores) estn los siguientes impedimentos: falta deintegridad corporal, enfermedades y flaqueza; ni demasiado joven ni demasiado viejo: deudas yobligaciones civiles (185). De todos estos defectos psquicos y fsicos cuanto ms un candidato

    participa, tanto menos idneo ser; pero a veces se podrn compensar con alguna singular virtud(186, 178).

    Los candidatos a los colegios han de tener promesa o propsito de servir a Dios en la

    Compaa (338). En el caso de que los estudiantes jesuitas no cubran todos los puestos, se podranadmitir, con el debido permiso del Prepsito general, estudiantes no jesuitas (338).

    Formacin

    En el captulo siguiente, el cuarto, se trata ya propiamente de la formacin de losestudiantes; o, como all se dice de la conservacin en salud y fuerzas fsicas y en espritu.Respecto a la formacin corporal (salud y fuerzas fsicas) se remite a lo que en la III P se ha dichoal tratar de la formacin de los novicios. All se afirma que se ha de evitar la demasiada solicitud enel cuidado del cuerpo, pero que es conveniente un cuidado adecuado del mismo. La vida religiosa

    apostlica exige una salud corporal distinta a la de la vida religiosa contemplativa. En este sentido,se dan normas concretas. Tales son: avisar al superior cuando algo parece necesario para la salud(292-293), llevar una vida ordenada (249-295), tener lo necesario en lo referente a la alimentacin,

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    al vestido y a la habitacin (296-297), moderar el trabajo e interrumpirlo con el convenientedescanso (298-299), ser discretos en las penitencias corporales (300-301), distribuir los oficiosdomsticos segn las fuerzas de cada uno (302). En la IV P se insiste en que no se debe estudiar entiempos poco apropiados, como sera inmediatamente despus de la comida; tambin se resalta enque hay que dormir suficientemente (339).

    Cuanto a la formacin espiritual, se establece que la aficin por los estudios no debeentibiar en el amor de las verdaderas virtudes y vida religiosa (340). Por otro lado, lasmortificaciones y oraciones y meditaciones largas no tendrn mucho lugar durante los estudios(340), pues la formacin intelectual es lo que en esta etapa de la formacin est en primer plano, demodo tal que el estudiante que se entrega verdaderamente al estudio, hace de s mismo unsacrificio total, que es ms grato a Dios que las ya mencionadas mortificaciones y dems prcticasascticas (340). Pasando a la aplicacin concreta, se ordena una hora de oracin vocal o mental, lamisa diaria, confesin y comunin semanales (342-345), y adems la renovacin de los votoshechos al final del noviciado (346); de este modo se afianzaban ms los estudiantes en sus

    propsitos de servir a Dios en la Compaa.Pero el tema central de la IV. P es la formacin intelectual y pastoral de los estudiantes

    jesuitas, llamados escolares. El captulo quinto se ocupa de las materias a estudiar, comenzando porestablecer su principio orientador, que no halla su razn de ser en el mismo estudio, sino que el finde la doctrina que se aprende en esta Compaa es ayudar con el divino favor las nimas suyas yde sus prjimos. Cuando san Ignacio se decidi a estudiar, lo hizo tambin con este propsito deayudar las nimas.

    Su intencin primera, despus de la conversin, no fueron ciertamente los estudios sinohacer un peregrinaje a Jerusaln y permanecer all visitando los santos lugares y ayudando a los

    prjimos. La autoridad eclesistica, representada por el superior de los franciscanos, no se lopermiti debido a que no le poda garantizar la seguridad personal, pues Jerusaln se hallaba bajo elpoder musulmn de los turcos. Es ante esta imposibilidad de permanecer en Tierra Santa parasiempre, como se dice en la Autobiografa ignaciana que l decide estudiar, pues entendi queera voluntad de Dios que no estuviese en Jerusaln, siempre vino consigo pensando qu hara, y alfinal se inclinaba ms a estudiar algn tiempo para poder ayudar a las nimas (Au 50).

    Aqu vemos una perfecta correspondencia entre la intencin apostlica de Ignacio cuando sedecide por los estudios y la razn de estos en la Compaa. En ninguno de los dos casos se trata delsaber por el saber, sino del saber como medio apostlico, de modo tal que este principio no se aplicaslo a los colegios en que se forman los jesuitas, sino igualmente a sus universidades. En estastambin el fin de ellas y de sus estudios es ayudar a los prjimos al conocimiento y amor divino ysalvacin de sus almas (446).

    Materias de estudioEl fin apostlico da, a su vez, la pauta para determinar las materias que se han de estudiar.

    Las enumeradas en el n 351 constituyen la norma general. Y porque, generalmente hablando,ayudan las letras de Humanidad de diversas lenguas y la Lgica y Filosofa Natural y Moral,Metafsica y Teologa escolstica y positiva, y la Escritura Sacra, se estudian estas materias, que se

    pueden concretar en una formacin humanstica, filosfica y teolgica. Todas estas materiasenumeradas no estn vistas en abstracto como un programa no diferenciado, sino que, con laflexibilidad caracterstica de las Constituciones, se aade que se insista con ms diligencia en loscontenidos que para el fin de ayudar al prjimo ms convienen. O sea, se establece un programageneral, pero ste se deber aplicar segn personas y circunstancias.

    En el n. 354 se dice que segn la edad, ingenio, inclinacin, principios que un particulartuviese o del bien comn que se esperase podra formarse el estudiante en todas estas materias oen algunas de ellas en particular. Se trata, por tanto, de personalizar los estudios con vistas a obtener

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    una formacin especializada y as un mejor resultado en vista del fin de la Compaa. Se asegura laformacin general y se respeta las cualidades personales del estudiante en relacin a unaespecializacin.

    En realidad, lo que cada uno de los estudiantes jesuitas ha de estudiar, lo determinan lossuperiores (355). Ya antes de entrar, cuando se hace el examen del candidato, se le pregunta si

    quiere dejarse guiar acerca de lo que ha de estudiar, y el modo de ello y el tiempo (124).Todo esto est dicho, como se ha indicado, para los colegios de estudiantes jesuitas. Alpasar a las universidades, se podra pensar que se podra encontrar una ms amplia programacinuniversitaria de materias y facultades; sin embargo, no es as. En el captulo de las universidades, eldoce, hallamos el mismo programa de enseanza. Y en ambos domina la teologa, pues ella enseala materia ms prxima al objetivo que tienen los estudios en la Compaa, que es ayudar a los

    prjimos para la salvacin (446). Todas las dems facultades estn, pues, consideradas desde surelacin con las materias teolgicas (447, 450). Esto se ve corroborado por el hecho de que lasotras dos facultades - Medicina y Derecho que junto con la teologa constituan las facultadessuperiores, no sean consideradas como necesarias (452), por ser algo ms remoto al fin de laCompaa.

    Curriculum

    La distribucin de los cursos es semejante a la de la universidad de Pars: tres aos y mediode filosofa (473) y seis aos de teologa (476), pero con la diferencia de que en la universidad dePars, despus de seis aos de teologa no se conceda ms que el grado de bachiller. Para llegar aser maestro o doctor en teologa, despus de bachiller se deba continuar durante seis u ocho aos,enseando, ejercitando las disputationes, que veremos despus, y predicando. En las universidadesde la Compaa, segn el captulo 16, se concede el doctorado inmediatamente despus de los seisaos de estudio (446). En el caso de los estudiantes jesuitas no se fija el tiempo de los distintosestudios de modo tan regular, sino que se deja discrecin del rector (357), segn l vea losresultados logrados. Es decir, se trata, pues, de un proceso formativo ms personalizado, perotambin ms dirigido.

    Los textos prescritos para el estudio de la teologa eran la Biblia y la Suma Teolgica desanto Toms de Aquino. No es esto tan obvio como podr parecer hoy, porque el libro de textofundamental continuaba siendo entonces el manual de las Sentencias de Pedro Lombardo. Ignacio ysus compaeros haban estudiado la teologa en la facultad de los dominicos de Saint Jaques dePars, donde, desde tiempos de Pedro Crockert, maestro de Francisco de Vitoria, se enseaba lateologa siguiendo Suma del Aquinatense.

    En filosofa se recomienda doctrina de Aristteles. En Lgica y Filosofa natural y

    Metafsica, seguirse ha la doctrina de Aristteles, y en las otras Artes Liberales (470)Los libros de la literatura clsica, greco-romana, se consideraban indispensables para laformacin humanstica. La norma que se da es que no se lea cosa deshonesta (359) o que ofenda las

    buenas costumbres (468), por ello deben ser expurgados de tales cosas (469). Tambin Erasmo y L.Vives aconsejaban no poner en manos de los jvenes estos textos, sino con seleccin. Para el restode los libros, se excluyen no slo aquellos que faltan a la moralidad y a la ortodoxia, sino tambinlos sospechosos por su contenido o por sus autores (464). Las libertades de hoy hacen casiincomprensibles estas censuras; pero tambin las consecuencias negativas de una formacin en laque se puede leer todo, or todo, ver todo, se estn sintiendo con intensidad alarmante.

    No se contentan las Constituciones con indicar las materias de estudios y los textos que sedeben seguir; proponen asimismo los medios que deben emplear los estudiantes jesuitas para sacar

    ms provecho en los estudios. El primer medio no es de carcter intelectual o pedaggico, sinoespiritual: la intencin recta, que no busca sino la gloria de Dios y el bien del prjimo, y la oracinpara aprovechar en los conocimientos a este mismo fin (360). Para captar bien el sentido de esta

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    actitud, hay que tener en cuenta que el texto primitivo de este nmero citaba dos frases sapiencialesde la Biblia: No entra la sabidura en un alma que obra el mal. El espritu santo que amaestrahuye de la ficcin (Sab 1, 4-5). La cita sapiencial clarifica que la sabidura que aqu se adquiere noes simplemente libresca o de orden discursivo.

    A esto hay que aadir la dedicacin plena al estudio: deliberacin firme de ser muy de

    veras estudiantes (361). sta slo es posible si hay conviccin seria del la importancia del estudiocomo medio de dar gloria a Dios y ayudar al prjimo. De aqu tambin que se hayan de evitardevociones o prcticas ascticas que dificultan el estudio, as como ocupaciones domsticasdemasiado exigentes o ministerios pastorales intensos. Conviene diferir ahora estas actividadeshasta terminar los estudios (362). En esta advertencia como en la anterior, Ignacio est hablando porexperiencia personal. Ignacio intent combinar estudios y apostolado, pero pronto constat locomplicado que resultaba y las dificultades que surgan con la autoridad eclesistica hacerapostolado sin unos estudios bien hechos (Au ). Por ello decidi irse a estudiar a una de las mejoresuniversidades de entonces, la de Pars.

    Otra advertencia que se remonta a su experiencia en los estudios, es la que se refiere al ordenque ellos requieren. Por no haber observado el orden acadmico, tuvo Ignacio que repetir algunos

    estudios en Pars. Precisamente el colegio de Montaigu, adonde l se dirigi cuando lleg a Pars,parece ser uno de los primeros que clasific a los alumnos, segn el grado de instruccin de cadauno. Lo que para los jesuitas en formacin se considera fundamental, es que no pasen a la filosofasin estar bien formados en latn, ni a la teologa, sin estarlo en la filosofa; y que no se den al estudiode la llamada teologa positiva sin tener un slido fundamento de teologa escolstica (366).

    Mtodos pedaggicos

    Es en esto donde ms influjo se halla de la Universidad de Pars. El modus parisiensis es unmtodo pedaggico que se podra definir como una actividad constante, un ejercicio y una prctica,una suerte de incesante gimnasia mental que lleva a poner en accin todas las facultades de la

    persona humana (). En el captulo sexto se presenta esta serie de ejercicios. Despus de la lectio delmaestro (369, 374), las repeticiones (374, 375, 459), las disputas (378-380), las composiciones en

    prosa y en verso (380), la declamacin (381). El ms importante eran las disputationes.Nuestro modo actual de estudiar apenas si se puede hacer una idea de la cantidad de

    distinciones y subdistinciones y anlisis, que los estudiantes de entonces deban seguir oralmente.En las questiones disputatae se empezaba por examinar las razones que estaban a favor de unaopinin o sentencia (thesis); despus, todas las que se pueden aducir en contra. Una vez que elauditorio estaba puesto en presencia de ambas posiciones, el defensor de una de ellas explica sueleccin, la justifica y refuta las razones contrarias, con un discurso construido segn la estructura

    silogstica. Que las disputationes eran muchas veces motivo de verdaderos enfrentamientosintelectuales y personales, se entiende por si mismo. Desde esto, suena como alusin y rplica alambiente de escolstico de estriles discusiones, tan presente en la controversia filosfica yteolgica del siglo XVI, lo que recomiendan los Ejercicios al comienzo en elPresupuesto:

    Para que as el que da los ejercicios espirituales como el que los recibe, ms se ayuden yaprovechen, se ha de presuponer que todo buen cristiano ha de ser ms pronto a salvar la

    proposicin del prximo que a condenarla; y si no la puede salvar, inquira cmo la entiende, y simal la entiende corrjale con amor, y si no basta, busque todos los medios convenientes para que,

    bien entendindola, se salve (EE 22).Con esta actitud tan exquisitamente respetuosa para con el interlocutor, Ignacio no slo se

    distancia del espritu de polmica de su tiempo entre nominalistas, tomistas, humanistas, luteranos,

    papistas, etc., sino que adems muestra conocer el verdadero sentido del mtodo de la disputatio. Escierto que se utiliz para confundir al adversario. Pero ste no era el fin para el que haba sidoideada. Sus orgenes se remontan a Platon y Aristteles. El conocido historiador de la filosofa

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    escolstica, J. Pieper, resalta que la disputatio no se halla muy lejos del Dilogo platnico en suestructura fundamental (J. Pieper 1973: 298). Cuando se dialoga con la finalidad de buscar laverdad, entonces, en la terminologa aristotlica, se es un dialctico. Si, por el contrario, uno sesirve de la dsiputatio para confundir al otro con argumentos capciosos, que slo son plausiblesaparentemente, entonces el Estagirita habla desofista (Cf. Tpicos, Libro VIII, cap. 11). No deja de

    ser sintomtico que en los Ejercicios se hable en estos trminos cuando se trata de la accin del malespritu, del cual es propio militar contra la alegra y consolacin espiritual, trayendo razonesaparentes, sutilezas y asiduas falacias (EE 329).

    Por otra parte, es de resaltar que la disputacin en su sentido primigenio no daba lugar auna discusin formalista para vencer al adversario. El primer requisito para una correctadisputacin es escuchar uno a otro. Haba una regla que prohiba contestar inmediatamente a laobjecin del oponente. Es ms, tena que repetir con sus propias palabras la objecin y asegurarsede que el oponente quera decir exactamente eso mismo. No poco de esta actitud de sinceridad y de

    bsqueda del entendimiento mutuo est presente en el Presupuesto de los Ejercicios, que hemoscitado, cuando se dice: inquiera cmo la entiende, y si mal la entiende, corrjale con amor, y si no

    basta, busque todos los medios convenientes para que, bien entendindola, se salve.

    A las disputas y repeticiones aaden las Constituciones el estudio prctico y quieto, paramejor y ms largamente entender las cosas tratadas (384-385). Esto recuerda a lo que adviertenlos Ejercicios de que no el mucho saber harta y satisface al anima, mas el sentir y gustar de lascosas internamente (EE 2). Y en esto parece verse una correccin al modus parisiensis, pues enla distribucin del tiempo de los colegios parisinos el estudio privado era muy escaso (Garcia-Villoslada).

    Otras ayudas para ms aprovechar en el estudio son el trato personalizado con los alumnos(369, 450). Si el nmero impidiese este cuidado individual, es preferible dividir las clases ymultiplicar los maestros (457). Los alumnos, por su parte, sern asiduos en la asistencia a las clases,diligentes en preparar las lecciones, preguntar lo que no entienden, tomar nota y hacer extractos delo que oyen y leen (374, 376, 389).

    Al final se trata de los exmenes. No se exige que todos se graden. Podrn hacerlo,solamente para poder ms ayudar a los prjimos y a gloria divina (390); es decir, evitando laambicin carrerista que a tantos puede impeler (478-480).

    Rector y docentes

    Ni la IV P. de las Constituciones ni la Ratio studiorum est pensada en modo tal que sesuplante la accin pedaggica de las personas destinadas a estos ministerios. En efecto, lacontribucin ms importante para cualquier tipo de formacin reside, segn la mente de Ignacio, no

    en la disciplina, en el mtodo o en los libros, sino en los mismos responsables de la formacin. Delmismo modo que no hay ejercicios espirituales ignacianos sin que haya alguien que los d,tampoco hay una pedagoga ignaciana sin la mediacin de los formadores. Una relacin deconfianza entre el cuerpo docente y el discente, semejante a la expresada en el Presupuesto de losEjercicios (EE 22), es una condicin fundamental de la pedagoga ignaciana.

    Las Constituciones llaman oficiales o ministros (490), es decir, siervos del colegio, a todosaquellos que en su buen funcionamiento intervienen, porque no se trata de funciones en provecho

    propio, sino por la solicitud y el servicio de los dems, segn el modelo evanglico de que el quetiene la precedencia sea como el que sirve (Lc 22, 26).

    El primero de estos servidores es el Rector, que es como todos los dems cargos nombradopor el superior general de la Compaa. Su oficio consiste en cuidar de que la Universidad o el

    Colegio sean efectivamente lo que deben ser: instituciones donde todos contribuyan a que losalumnos se formen en letras y buenas costumbres. La cualidades del rector son muy semejantes alas que se requieren para el Prepsito General (725-735). Debe ser de mucho ejemplo y edificacin;

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    que tenga muy mortificadas las pasiones; y que sea especialmente probado en la obediencia y lahumildad (423). Su primer deber es la oracin asidua y deseosa con la que ha sostener todo elColegio o Universidad (424). Otro deber muy importante es la vigilancia sobre todos con muchocuidado, guardndolos de inconvenientes de dentro y de fuera de casa; y por supuesto la ejecucininmediata de todo lo previsto en esta IV Parte de las Constituciones. Para su buen gobierno el

    rector necesita de personas en quienes delega algunas de sus tareas y de una cierta organizacin(428-436).Del personal docente se requiere no slo que sea docto, diligente, asiduo, sino que tambin

    procure el provecho de los estudiantes (369), o sea, que no se contente con un slido saberobjetivo de su materia, sino que promueva una formacin que, dentro de sus conocimientosobjetivos, no olvide la individualidad que es cada uno de los alumnos, fomentado su dignidad y

    personalidad. Una relacin cordial y respetuosa con maestros y superiores.

    Ministerios apostlicos

    En el captulo octavo se trata de la instruccin en otros medios de ayudar al prjimo que noson las letras, y que puede resultar como un cuerpo extrao al tema de la formacin intelectual. Sinembargo, si observamos bien la trayectoria universitaria de Ignacio, veremos que l, pese a lascontrariedades que la actividad apostlica supona para los estudios, no la abandon del todo nunca.La moder, reducindola al mnimo en Pars, en provecho de los estudios, pero no la dejcompletamente, hasta el punto que lleg a formar el grupo de amigos en el Seor, integrado porIgnacio, Javier, Fabro, Simn Rodrguez, Lanez, Salmern, Bobadilla, que constituye el ncleo delo que ser despus en Roma la fundacin de la Compaa de Jess. Este combinar la formacinintelectual de los estudios con algo de actividad apostlica se remonta, pues, a la experienciaformativa del mismo Ignacio.

    Por otra parte, la formacin pastoral se armoniza perfectamente con el fin que pretende laCompaa con sus estudios, que como ya se ha indicado, no es otro que la ayuda de los prjimos(351, 446) en orden a la mayor gloria de Dios2. Esto pone claramente de relieve que no se trata delestudio por el estudio, sino del estudio en cuanto medio apostlico. Este fue tambin el objetivo queIgnacio vio en ellos cuando se decidi a estudiar: desde que l entendi que era voluntad de Diosque no estuviese en Jerusaln, siempre vino consigo pensando qu hara, y al final se inclinaba msa estudiar algn tiempo para poder ayudar a las nimas (Au 50).

    Con esta decisin Ignacio da un profundsimo giro en su objetivo apostlico introduciendoun factor intelectual que hasta entonces no haba aparecido: el cual, a su vez, le habra al mundo dela Cultura y de la Universidad, con enormes consecuencias para su proyecto apostlico y para la

    pedagoga que de l dimana. Tenemos, pues, una estrecha relacin pedaggica entre elementos que

    ms bien tienden a ir separados. La formacin intelectual no excluye la actividad apostlica sinoque ms bien la necesita; la necesita, porque Ignacio la ha entendido desde un principio como unmodo de apostolado, evitando as, al mismo tiempo, caer en el intelectualismo, pero sin que porello se tenga que, como contrapartida, la consecucin de una formacin intelectual deficiente o confalta de rigor cientfico. La seriedad de los planteamientos cientficos, el rigor intelectual o lalibertad de investigacin no se ve que sean menoscabadas, porque el saber se contemple con miras

    pastorales. De ello da muestras la propia historia de la actividad intelectual jesutica.

    Letras y virtudes2 Tanto en esta IV P. (400- 414) como en la VII (636-649), en la que se trata de las misiones de los jesuitas ya

    formados, se hallan los siguientes ministerios: conversaciones y ejercicios espirituales, lecciones sacras, predicaciones,confesiones, enseanza de la doctrina cristiana, que son los mismos que ya quedaron determinados en las bulaspontificias de aprobacin de la Compaa: laRegimini militatis ecclesiae (septiembre 1540) yExposcit debitum (julio,1950).

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    No cabe duda de que el ideal formativo de la IV P. de las Constituciones de la Compaa seencuadra en una trayectoria pedaggica que intenta conjugar la dimensin intelectual con laespiritual cristiana. Ya en el siglo XIV se encuentra un ideal semejante en las escuelas de lascatedrales; del mismo modo, los Hermanos de la Vida Comn, que cuentan entre sus discpulos a

    personalidades como Nicols de Cusa, Lutero, Erasmo y Calvino, aunque su actividad educativafue ms bien ocasional, unieron la formacin intelectual con la espiritual de la Devotio moderna.Ignacio conocer de cerca la espiritualidad y la pedagoga de los Hermanos de la Vida Comn porel ao de estudio de las humanidades que realiz en el colegio de Montaigu de la universidad dePars (1528- 1529) (Cf. R. Garca Mateo 2000: 148-151, 190 ss. ), que era un colegio organizadosegn el espritu de la Devotio (Cf. R. Garca-Villoslada1986: 304-310). Montaigu, a su vez, tuvoun influjo notable en la configuracin del modus parisiensis (Cf. G. Codina Mir 1968: 151-190).

    Pero ya antes, en la Universidad de Alcal, adonde estudi un ao y medio (1525-1527)Ignacio tuvo ocasin de conocer algunos aspectos de este ideal formativo. Segn su fundador, elcardenal Cisneros, esta Universidad se erigi para promover una formacin que uniera los idealeshumanistas del renacimiento con los de la fe cristiana, enseando letras, filologa, filosofa y

    teologa, tomando como principal modelo el modus parisiensis y nombrando profesores que sehaban formado en Pars (Cf. M. Andrs 1976: II, 12-71) . Por tanto, cuando Ignacio lleg a laUniversidad del Sena no estaba tan desorientado como a primera vista podra parecer. Durante lossiete aos de estancia en esta universidad conoci con profundidad sus mtodos y sus programas deestudio, de los que qued muy satisfecho, como afirma en la carta escrita (junio 1532) a su ehermano, M. Garca de Oaz, dicindole: que en ninguna parte de la cristianidad hallaris tantoaparexo como en esta universidad (Monumenta Historica Societatis Iesu, Ignatii Epistolae I:77-83).

    Para la concepcin aristotlico-escolstica, el pensamiento abstracto, silogstico, es el idealde la ciencia y, por tanto, de la formacin. Los humanistas, sin embargo, buscaban el valor concretode un texto, los detalles histricos que dan contexto al pasaje bblico, hacindolo cercano al lector.Esto hizo que los nuevos movimientos espirituales (observantes, recogidos, alumbrados,erasmianos, luteranos) que buscaban una fe cristiana ms interior, menos centrada en devocionesexternas, como peregrinajes, reliquias, etc, se sintieran ms prximos al humanismo que a laespeculacin escolstica. Si sta, en sus diversas corrientes (nominalista, escotistas, tomistas, etc),decantaba la fe cristiana para conservarla libre de todo error, los humanistas y los espirituales, sinembargo, aspiraban a hacerla una vivencia personal como encuentro amoroso entre el creyente yDios, de modo tal que el hombre descubre y desarrolla la imagen divina a la cual fue creado ((Cf. R.Garca Mateo 2000: 157-160). El escolasticismo hace de la fe cristiana un conjunto de verdadesuniversales y vlidas para todos los tiempos, en cambio, el humanismo y los nuevos movimientosreligiosos buscan la experiencia concreta de ella que se traduce en una vida virtuosa.

    Ya desde la Devotio moderna comienzan a enfrentarse ciencia y devocin, especulacinescolstica y sentimiento religioso, la teora abstracta y la prctica de la virtud. Se podran citaralgunos textos del Kempis en los que aparece ya una disensin entre ambos. Ignacio conoci, almenos desde sus estudios en Alcal y Salamanca, esta problemtica sintindola en sus propiascarnes, pues fue un motivo de su encarcelamiento y puesta en cadenas en la ciudad del Tormes3, yle dio una respuesta, como se dice en la regla del sentir en la Iglesia:

    Alabar la doctrina positiva y escolstica; porque as como es ms propio de los doctorespositivos, como san Jernimo, san Agustn y san Gregorio, etc., el mover los afectos para en todo

    3 El proceso de Salamanca (Au 64-67) se inicia en el convento dominico de San Estebn donde le preguntan que si haestudiado. Ignacio responde que no con mucho fundamento. Vosotros no sois letrados, dice el freile, y hablis devirtudes y de vicios; y de esto ninguno puede hablar sino en una de dos maneras: o por letras o por Espritu Santo. No

    por letras; luego por Espritu Santo (). Instando el fraile : - Pues ahora que hay tantos errores de Erasmo y de tantosotros que han engaado al mundo. no queris declarar lo que decs? . A lo que Ignacio respondi que l no hablarams si no delante de la autoridad. l y sus dos compaeros fueron retenidos en el convento. Al cabo de unos das vinoun notario y llevles a la crcel.

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    amar y servir a Dios nuestro Seor, as es ms propio de los doctores escolsticos, como santoToms, san Buenaventura y del Maestro de las Sentencias, etc., el definir o declarar para nuestrostiempos de las cosas necesarias para la salud eterna, y para ms impugnar y declarar todos loserrores y todas las falacias (EE 363).

    Se trata, pues, de superar el enfrentamiento entre lo afectivo (positivo), espiritual y lo

    abstracto especulativo-escolstico, equilibrando el uno con el otro, buscando la recprocacomplementariedad. Quien d una simple ojeada a los Ejercicios Espirituales, observar cmo elPrincipio y fundamento (EE 23) est estructurado segn la forma discursiva, propia de la dialcticade la escolstica, mientras que las cuatro Semanas tienen como elemento principal la contemplacin

    bblica afectiva (EE 101-127), de manera que todas las potencialidades de la persona -cognoscitivas, discursivas, volitivas, sensitivas, afectivas - se hallan en juego.

    De esto se trata tambin en la problemtica entre la vida intelectual y la espiritual no deyuxtaponer y mucho menos de separar una de otra, sino de establecer entre ambas relacionesmutuas de equilibrio y de complementariedad (Cf J. M. MARTINS LOPES 2002: 100 ss). Deambas dimensiones derivan hbitos, habilidades, capacidades, cualidades y virtudes distintas perono opuestas, forman carcter y crean actitudes; en el vocabulario de hoy se puede decir que realizan

    formacin integral.Se trata, por tanto, de un proceso formativo que integra el desarrollo espiritual y corporal y

    la instruccin intelectual. En efecto, no se indica slo cmo se deben impartir lecciones o transmitirconocimientos a los formandos, sino lo que se pretende es sobre todo contribuir a formar un modelode vida ejemplificado desde el seguimiento de Cristo. En consecuencia, todo saber intelectual,aunque sea el de las matemticas, no est visto como separado de la vida espiritual, sino como parteintegrante de ella.

    Una propuesta que se desprende claramente de la IV Parte de las Constituciones de laCompaa de Jess a la hora de repensar la escuela hoy, sera, pues, sta: establecer un equilibrioms adecuado entre las materias curriculares clsicas (Matemticas, Lenguaje, Ciencias Naturales,etc.) y aquellas otras que ataen a la formacin humana en general, como son los temas religiosos,ticos, estticos, psicolgicos, sociales, etc., dndoles la importancia formativa que se merecen, osea, sin reducirlos a meros apndices o complementos accesorios de las materias clsicas. Durantegeneraciones el sistema educativo occidental ha estado orientado prioritariamente hacia la razn yla tcnica, despreciando o no tomando suficientemente en serio las otras capacidades del serhumano, que de alguna manera, aunque insuficiente, se educaban en el entorno familiar. Hoydesgraciadamente la familia ha perdido en la mayora de los casos esta funcin educativa. Laescuela del siglo XXI ha de ser, por tanto, ms integral y cultivar tambin seriamente lasdimensiones religiosas, espirituales, volitivas, emocionales, psquicas, etc. De lo contrario seconstatar cada vez ms el triste resultado que ya hoy es realidad: el tener millones de personas queviven escindidas o frustradas, porque no han desarrollado cualidades ni han adquirido

    conocimientos que son esenciales para la vida.

    Rogelio GARCA-MATEO

    Bibliografa

    Codina, A., & Fernndez, D. (1991), Monumenta Historica Societatis Iesu. Series tertia Sancti Ignatii de LoyolaConstitutionies Societatis Iesu. 3 vols. Edicin Manual de Dalmases, C. & Ruiz Jurado, M. (1991), Obras de SanIgnacio de Loyola. Madrid: BAC.M. de Aldama, A. (1981),Iniciacin al estudio de las Constituciones. Roma: Centrum Ignatianum Spiritualitatis (CIS).

    Aicardo, J. M (1922), Comentario a las Constituciones de la Compaa de Jess, tomo III. Madrid: Blass Tipogrfica.Pieper, J. (1973),Filosofa medieval y mundo moderno, Madrid: Rialp.Garca Mateo, R. (2000),Ignacio de Loyola. Su espiritualidad y su mundo cultural. Bilbao: MensajeroGarca-Villoslada, R. (1986), San Ignacio de Loyola. Nueva Biografa. Madrid: BAC.

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    Codina Mir, G. (1968), Aux sources de la pdagogie des jsuites. Le Modus Parisiensis. Roma: HistitutumHistoricum Societatis Iesu.Andrs, M. (1976),La teologa espaola en el siglo XVI. Madrid: BAC.Lopes, J. M. Martins (2002), O projecto educativo da Companhia de Jesus. Dos Exerccios Espirituais aos nossos dias.Braga: Faculdade de Filosofia da Universidade Catlica.