gamoneda antonio - el oxido se poso en mi lengua y otros poemas 2008-libre

Upload: thrillerbarking

Post on 04-Oct-2015

228 views

Category:

Documents


1 download

DESCRIPTION

.

TRANSCRIPT

  • Antonio Gamoneda |

    El xido se posen mi lengua y otros poemas

  • El encuentro con Antonio Gamoneda fue organizado por el Instituto Cervantes de Atenas el 8 de febrero de 2008, en la librera IANOS de Atenas, en colaboracin con la Cadena de Cultura Ians y la revista digital de poesa poema.eu. Antonio Gamoneda fue presentado por Juan Vicente Piqueras, Jefe de Estudios del Instituto Cervantes de Atenas y poeta y Constantinos Paleologos, Profesor de Literatura y Lengua Espaolas en la Universidad Jnica y en la Universidad Abierta de Grecia.El presente libro fue repartido al pblico de esta actividad como un recuerdo del encuentro con el poeta y contiene las primeras traducciones de poemas de Antonio Gamoneda al griego.Los derechos de los poemas pertenecen al autor, Antonio Gamoneda.Los derechos de las traducciones pertenecen a los traductores, Costas Vrajns y Constantinos Paleologos.Los derechos de la edicin pertenecen al Instituto Cervantes de Atenas.Edicin limitada de 300 ejemplares, no venal.

    8 2008 , poema.eu. , , . . , . , . . 300 . .

    NOTA BIOGRFICA

  • 1931. , ( , , , Otra ms alta vida, 1919), , , , , , . , . , , . , , , , . . (1975), . 1969, . . , . 1979 , 1991, Sierra-Pambley , 1887, , . : Sublevacin inmvil, 1960 2006. Descripcin de la mentira, 1977, 1986, 2003 2006. Len de la mirada, 1979 1990. Blues castellano, 1982, 1999 2007. Lpidas, 1987 2006. Libro del fro, 1992, 2000, 2003 2006. Mortal 1936 ( ), 1994. El vigilante de la nieve, 1995. Libro de los venenos, 1995, 1997 2006. Herodias

    Antonio Gamoneda naci en Oviedo en 1931. A los tres aos, ya hurfano de padre (de su mismo nombre, poeta en la rbita del modernismo que public un solo libro,

    Otra Ms alta vida, en 1919), se traslad con su madre, Amelia Lobn, a Len, nica ciudad en la que ha querido

    vivir. Inicialmente en el principal barrio obrero y campesino de la ciudad, que siguen llamando El Crucero. Para sus ojos infantiles, el barrio fue un observatorio privilegiado

    de la represin llevada a cabo por los nacionales durante

    la guerra civil y la inmediata posguerra. Al da siguiente de

    cumplir catorce aos, a las cinco de la maana, empez a

    trabajar encendiendo la calefaccin, en calidad de meritorio

    y recadero, en el extinguido Banco Mercantil. Desde los

    diecisiete, estuvo en la oposicin clandestina hasta los

    das de la llamada Transicin. En 1969, abandon la banca privada y pas a crear y dirigir los servicios culturales de la

    Diputacin Provincial. Intentaba hacer una cultura progresista

    con el dinero de la Dictadura. Fue privado de su condicin de

    funcionario. Desde 1979 hasta su jubilacin en 1991, fue director gerente de la Fundacin Sierra-Pambley, creada, en 1887, por Francisco Giner de los Ros, Gumersindo de Azcrate y Manuel Bartolom Cosso. De poesa o en torno a la poesa ha publicado hasta

    ahora los siguientes libros: Sublevacin inmvil, 1960 y 2006; Descripcin de la mentira, 1977, 1986 y 2003 y 2006; Len de la mirada, 1979 y 1990; Blues castellano, 1982, 1999 y 2007; Lpidas, 1987 y 2006; Libro del fro, 1992, 2000, 2003 y 2006; Mortal 1936 (en colaboracin con Juan Barjola), 1994; El vigilante de la nieve,1995; Libro de los venenos 1995, 1997 y 2006; Mallarm, Herodas (versin libre, en colaboracin con Amelia Gamoneda), 1996 y 2006; El cuerpo de los smbolos, 1997 y 2007; Substances, lmites, 1997; T? (en colaboracin con Antoni Tpies) 1998; Ptale bless, 2002; Arden las prdidas, 2003, 2004 y 2006; Reescritura, 2004; Cecilia, 2004 y 2007; De limpossibilit, 2004; La voz de Antonio Gamoneda, 2004;

    6 7

  • ( , ), 1996 2006. El cuerpo de los smbolos, 1997 2007. Substances, lmites, 1997. T? ( ), 1998. Ptale bless, 2002. Arden las prdidas, 2003, 2004 2006. Reescritura, 2004. Cecilia, 2004 2007. De l impossibilit, 2004. La voz de Antonio Gamoneda, 2004. Passion du regard, 2004. Claridad sin descanso, 2006. Sur la posie, 2006. : Slo luz, 2000. Antonio Gamoneda-Antologa potica, 2002. Antonio Gamoneda-Antologa, 2002. Atravesando olvido, 2004. Lengua y herida, 2004. Aunque ya es tarde ( ), 2003. vida vena, 2006. Slabas negras, 2006 ( ). Antologa potica, 2006 2007 ( ). Antologa mnima, 2007. Antonio Gamoneda, Antologa y Voz, 2007. Dieses Licht, 2007. : Edad, 1987 ( ). Esta luz, 2004, 2005 2006, ( ). Valente: texto y contexto, 2007. , ,, , , . . 1985 . 1988, . 2005, . 2006, Prix Europen de Littrature, .

    Passion du regard, 2004; Claridad sin descanso, 2006; Sur la posie, 2006. Antologas: Slo luz, 2000; Antonio Gamoneda-Antologa potica, 2002; Antonio Gamoneda-Antologa, 2002; Atravesando olvido, 2004; Lengua y herida, 2004; Aunque ya es tarde versin hebrea 2003; vida vena, 2006; Slabas negras, 2006 (dos ediciones); Antologa potica, 2006 y 2007 (tres ediciones); Antologa mnima, 2007; Antonio Gamoneda, Antologa y Voz, 2007; Dieses Licht, 2007. Poesa reunida: Edad, 1987 y ss., seis ediciones; Esta luz, 2004, 2005 y 2006, (seis ediciones), Valente: texto y contexto, 2007. Tiene libros y antologas en traducciones francesas,

    portuguesas, alemanes, holandesas, hebreas, suecas

    o rabes. Ha participado con lecturas de poemas y conferencias en instituciones y universidades de Europa,

    Amrica, frica y Asia. En 1985, fue Premio Castilla y Len; en 1988, Premio Nacional de Literatura; en 2005, Premio de Literatura de la Comunidad de Madrid; en 2006, Prix Europen de Littrature; Premio Reina Sofa de Poesa Iberoamericana 2006 y Premio Cervantes.

    8 9

  • 10 11

    Antonio Gamoneda |

    El xido se pos en mi lengua y otros poemas

    Traduccin: Costas Vrajns, Constantinos Paleologos

    : ,

    POTICA

    La poesa es palabra en funcin esttica, pero,

    si es verdaderamente poesa, nunca ser iccin. Antes de literatura es una emanacin de la vida. Pensamiento y

    lenguaje poticos, en la tradicin actualizada y veraz, tienen

    unas signiicaciones y una semntica imprevisibles: yo no s lo que s hasta que no me lo dicen mis propias y ya escritas

    palabras. En poesa se trata de realidad y no de realismo,

    opcin estilstica que, en nuestros das y hace 500 aos, es, poticamente, reaccionaria. Se trata, lo dice Juan de Yepes,

    de un no saber sabiendo, de un entender no entendido.

    Antonio Gamoneda

    , , , . , . , , : , , . , , , , , . , , .

  • 12 13

    . . , ,, , .

    . , .

    . .

    . .

    , , ,

    .

    ,

    .

    . ,

    . . ,

    .

    POEMAS

    Es un hombre. Va solo por el campo.

    Oye su corazn, cmo golpea,

    y, de pronto, el hombre se detiene

    y se pone a llorar sobre la tierra.

    Juventud del dolor. Crece la savia

    verde y amarga de la primavera.

    Hacia el ocaso va. Un pjaro tristecanta entre las ramas negras.

    Ya el hombre apenas llora. Se pregunta

    por el sabor a muerto de su lengua.

    Cuajado en la luz, hirviendo,

    despus de mucha tierra deshabitada de pjaros,surge un pueblo.

    En abrasada gleba

    guardan a sus muertos, mas

    el silencia y la arcilla

    se levantan y entran

    en la vida.

    Pensaba la belleza. Veo ahora

    silencio ediicado, corazonesamontonados por el amor.

    Veo la vida en el centro de la luz; ya sque la belleza no necesita ser pensada.

  • 14 15

    .

    , , ,

    .

    .

    , .

    , .

    Existan tus manos

    Un da el mundo se qued en silencio.

    Los rboles, arriba, eran hondos y majestuososy nosotros sentamos bajo nuestra piel

    el movimiento de la tierra.

    Tus manos fueron suaves en las mas

    y sent al tiempo la gravedad y la luz

    y que vivas en mi corazn.

    Todo era verdad bajo los rboles,todo era verdad. Yo comprenda

    todas las cosas como se comprende

    un fruto con la boca, una luz con los ojos.

  • 16 17

    , .

    . .

    . : .

    . , . , ,

    . ,

    , .

    .

    , ,

    , , .

    , .

    Caigo sobre unas manosCuando no saba

    an que yo viva en unas manos,

    ellas pasaban sobre mi rostro y mi corazn.

    Yo senta que la noche era dulce

    como una leche silenciosa. Y grande.

    Mucho ms grande que mi vida. Madre:

    eran tus manos y la noche juntas.

    Por eso aquella oscuridad me amaba.

    No lo recuerdo pero est conmigo.Donde yo existo ms, en lo olvidado,

    estn las manos y la noche. A veces,

    cuando mi cabeza cuelga sobre la tierra

    y ya no puedo ms y est vacoel mundo, alguna vez, sube el olvido

    an al corazn.

    Y me arrodillo

    a respirar sobre tus manos.

    Bajo

    y t escondes mi rostro; y soy pequeo;y tus manos son grandes; y la noche

    viene otra vez, viene otra vez.

    Descanso

    de ser hombre, descanso de ser hombre.

  • 18 19

    .

    .

    .

    .

    .

    .

    .

    .

    . .

    ; .

    ;

    Blues del nacimiento Naci mi hija con el rostro ensangrentado

    y no me la dejaron ver despacio.

    Naci mi hija con el rostro ensangrentado

    pero me la quitaron de las manos.

    Mi hija ahora ya va a hacer tres aos

    y habla conmigo y ella ve mi rostro.

    Mi hija ahora ya va a hacer tres aos

    y canta y piensa pero ve mi rostro.

    Yo ahora ya no me pregunto

    por qu se ama a un rostro ensangrentado.

    Blues de las preguntasHace tiempo que estoy entristecido

    porque mis palabras no entran en tu corazn.

    Muchos das estoy entristecido

    porque tu silencio entra en mi corazn.

    Hay veces que estoy triste a tu lado porque t slo me amas con amor.

    Muchos das estoy triste a tu lado

    porque t no me amas con amistad.

    Todos los hombres aman mucho la libertad.

    Sabes t lo que es vivir ante una puerta cerrada?

    Yo amo la libertad y te amo a ti.

    Sabes t lo que es vivir ante un rostro cerrado?

  • 20 21

    .

    .

    . .

    .

    . ,

    . ,

    .

    , .

    ,

    . []

    Blues de la escalera Por la escalera sube una mujer

    con un caldero lleno de penas.

    Por la escalera sube la mujer

    con el caldero de las penas.

    Encontr a una mujer en la escalera

    y ella baj sus ojos ante m.

    Encontr la mujer con el caldero.

    Ya nunca tendr paz en la escalera.

    El xido se pos en mi lengua como el sabor de una desaparicin.

    El olvido entr en mi lengua y no tuve otra conducta que el olvido,

    y no acept otro valor que la imposibilidad.

    Como un barco calciicado en un pas del que se ha retirado el mar,escuch la rendicin de mis huesos depositndose en el descanso;

    escuch la huida de los insectos y la retraccin de la sombra

    al ingresar en lo que queda de m;escuch hasta que la verdad dej de existir en el espacio y

    en mi espritu,

    y no pude resistir la perfeccin del silencio. []

  • 22 23

    [] , . ,

    .

    .

    , ,

    .

    , , , ,

    , ;

    , ; ,

    , ,

    . . ,

    . ; []

    . ,

    . . .

    [...] Yo no tengo esperanza sino una pasin cuyo nombre t no me vas a decirme.

    Yo no tengo esperanza sino una pasin cuyo nombre no va

    a tocar tus labios.

    He cruzado mi infancia y pases de morina y largos bosques en los que descans y grandes alas pasaron sobre mis ojos.

    En los lugares a los que yo acudo al atardecer hay frutos muy

    espesos de los que hago recoleccin y mis dedos son abrasados

    por las lucirnagas, pero yo hago recoleccin y me demoro en

    acudir a otros lugares, a las alcobas donde mi madre

    envejece ms all de mi vejez.Y las palabras, iebre bajo las tgulas, grumos retrocediendo,

    hieles que enloquecan bajo el disfraz del sueo,

    qu son, qu hacen en m cuando se ha extinguido la verdad?

    Quin habla an al corazn abrasado cuando la cobarda ha

    puesto nombre a todas las cosas?

    En los estercoleros interpuestos entre mi espritu y la ciudad, en

    los espacios de la confusin, y ms all, en las cocinas aceitadas por la tristeza,

    habla un ser perseguido; habla sobre las lceras inmviles. Su alma ve en la falsedad, sus labios pesan en las pausas ilcitas.

    Quin habla an al corazn abrasado? [...]

    En la quietud de madres inclinadas sobre el abismo. En ciertas lores que se cerraron antes de ser abrasadas por el

    infortunio, antes de que los caballos aprendieran a llorar. En la humedad de los ancianos.

    En la sustancia amarilla del corazn.

  • 24 25

    . , , , ,

    ,

    , , .

    , : , .

    .

    . , . .

    , . , ,

    .(

    , ).

    , .

    , : .

    ,

    , . , .

    Dios y su mscara. Oyes a los insectos que alimentan en tu almay, de pronto, un rbol dice su clamor y arde la lengua del olvido

    y todo acaba en transparencia, en formas cuya verdad no se concede

    hasta que las espumas queman el corazn de hombres desconocidos

    y los caballos hablan de aquella sangre, de aquel aire

    extinguido en los patios de Espaa,

    de aquella tierra sin descanso,

    de aquel olvido lleno de sangre.

    Convocada por las mujeres, la madrugada cunde como ramos

    frescos: cuadas frtiles, madres marcadas por la persecucin. Hay un friso de ortigas en el peril de la maana; lienzos retorcidos

    en exceso por manos encendidas en la leja y la desesperacin.

    Y vino el da. Era un rumor bajo los prpados y era el sonidodel amanecer. Agua y cristal en los odos infantiles. Llega una

    gente traslcida y sus canciones humedecen las maderas del sueo,

    humedecen la madera de los dormitorios cerrados a la esperanza.

    Siento las oraciones, su lentitud, como serpientes bellsimas que

    pasaran sobre mi corazn.

    (Era el rosario de la aurora en los mrgenes de la pureza proletaria, ante los huertos abrasados por los ferrocarriles y los vientos.)

    Tiendo mi cuerpo sobre las maderas agrietadas por las lgrimas, huelo la linaza y la sombra.

    Ah la morina en mi corazn: duermo con los ojos abiertos ante un territorio blanco abandonado por las palabras.

    Nuestros cuerpos se comprenden cada vez ms tristemente,pero yo amo esta prpura desolada.

    Ah la lor negra de los dormitorios, ah las pastillas del amanecer

  • 26 27

    . .

    : , , , .

    , . , . : .

    .

    . , ,

    . ,

    , .

    ;. : . .

    ,

    ,

    , .

    .

    Ha venido tu lengua; est en mi bocacomo una fruta en la melancola.

    Ten piedad en mi boca: liba, lame,amor mo, la sombra.

    Aceite azul sobre tu lengua, semillas negras en tus venas. En

    Los ltimos smbolos, ves la pureza sin signiicado.Es la ebriedad de la vejez: luz en la luz. Alcohol

    Sin esperanza.

    La luz hierve debajo de mis prpados.De un ruiseor absorto en la ceniza, de sus negras entraas musicales,

    surge una tempestad. Desciende el llanto a las antiguas

    celdas, advierto ltigos vivientesy la mirada inmvil de las bestias, su aguja fra

    en mi corazn.

    Todo es presagio. La luz es mdula de sombra: van a morir losinsectos en las bujas del amanecer.

    As arden en m los signiicados.

    De las violentas humedades, de

    los lugares donde se entrecruzan

    residuos de tormentas y sollozos,

    viene

    esta pena arterial, esta memoria

    despedazada.

    An enloquecen

    aquellas madres en mis venas.

  • 28 29

    .

    -, , .

    . .

    . ,

    . , ,

    .

    . : .

    .

    : ,

    , .

    .

    .

    Vi lavandas sumergidas en un cuenco de llanto y la visin ardi en m.

    Ms all de la lluvia vi serpientes enfermas bellas en sus lceras transparentes-, frutos amenazados por espinas y sombras,

    hierbas excitadas por el roco.

    Vi un ruiseor agonizante y su garganta llena de luz.

    Estoy soando la existencia y es un jardn torturado.

    Ante m pasan madres encanecidas en el vrtigo.

    Mi pensamiento es anterior a la eternidad pero no hay eternidad.

    He gastado mi juventud ante una tumba vaca, me he extenuado en preguntas que an percuten en m como un caballo

    que galopase tristemente en la memoria.

    An giro dentro de m mismo aunque s que voy a caer en el

    fro de mi propio corazn.

    As es la vejez: claridad sin descanso.

    Como si te posases en mi corazn y hubiese luz dentro de mis

    venas y yo enloqueciese dulcemente; todo es cierto en tu claridad:

    te has posado en mi corazn,

    hay luz dentro de mis venas,

    he enloquecido dulcemente.

    Acerqu mis labios a tus manos y tu piel tena la suavidad de

    los sueos.

    Algo semejante a la eternidad roz un instante mis labios.

  • 30 31

    .

    : .

    , : .

    ; . ,

    . :

    .

    Llueve en hebras doradas

    y envuelven nuestros cuerpos los perfumes de marzo.

    Sucece como en tus ojos:llueve a travs de la luz.

    Oigo tu llantoSubo a las habitaciones donde la sombra pesa en las maderas

    inmviles, pero no ests: slo estn las sbanas que envolvierontus sueos.

    Todo en m es ya desaparicin?

    No an. Ms all del silencio,oigo otra vez tu llanto.

    Qu extraa se ha vuelto la existencia:t sonres en el pasado

    y yo s que vivo porque te oigo llorar.

  • 32 33

    , .

    ., , .. .

    , , , .

    - .

    , .

    Yo estar en tu pensamiento, no ser ms que una sombra imprecisa;habr existido en un instante en que la alegra y la piedad

    ardan en tus ojos.

    Pero tambin quiero permanecer desconocido en ti.

    Desconocido. Simplemente envuelto en tu felicidad.

    T distrada en tu luz y yo apenas viviente en ella, y as,

    imperceptiblemente amado, esperar la desaparicin.

    Aunque quiz estamos ya separados por un hilo de sombra ycada uno est en su propia luz

    y la ma es la que t vas abandonando.

    Eres como una lor ante el abismo, eres la ltima lor.

  • Instituto Cervantes (Madrid)Directora: Carmen Caffarel

    Director de Cultura: Xos Luis Garca CanidoTcnico de Literatura y pensamiento: Juan Carlos Mndez

    Instituto Cervantes (Atenas)Director: Eusebi Ayensa Prat

    Gestora de Cultura: Nanna PapanicolauAuxiliar de Cultura: Brbara Papadopulu

    ():

    : :

    ():

    : :

    Scuf 31, 106 73 Atenas. Tel.: +30.210.3634117. Fax.: +30.210.3647233.

    Departamento de Cultura: [email protected] y [email protected]

    31, 106 73, . .: 210.3634117. Fax.: 210.3647233. : [email protected] [email protected]

    http://atenas.cervantes.es