gabriela mogillansky - rubén darío y max nordau

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Polémicas modernistas: Rubén Darío y Max Nordau Gabriela Mogillansky "Paréntesis. El Ateneo Vega Belgrano piensa. Ezcurra discurre. Pedro despanzurra a Juan: surge el vocablo feo: "Decadente"¡qué horror!¡qué escándalo! La peste se ha metido en casa. ¡Y yo soy el culpable, el vándalo! R.D. "Versos de Año Nuevo"[1] 1896 es un año denso para la constitución del modernismo, en el sentido fuerte de la palabra: isomórfico, podríamos decir, fundamentalmente para Rubén Darío. Se integra al Ateneo y publica Los Raros y Prosas Profanas. Ambos libros se entrelazan de múltiples maneras. Me ocuparé de Los raros porque me interesan, fundamentalmente los modos de la crítica o, mejor dicho, las polémicas que se plantean el modernismo y otras estéticas finiseculares. "Yo hacía todo el daño que me era posible al dogmatismo hispano, al anquilosamiento académico, a la tradición hermosillesca, lo seudoclásico, a lo seudorromántico, a lo seudorrealista y naturalista y ponía mis "raros" de Francia, de Italia, de Inglaterra, de Rusia, de Escandinavia, de Bélgica, y aun de Holanda y Portugal sobre mi cabeza. Mis compañeros me seguían y secundaban con denuedo."[2] La cita de Darío muestra claramente los frentes de oposición: Darío rechaza lo "seudo", la mala imitación de las formas de la tradición literaria y al "dogmatismo hispano" al cual opone una suerte de miscelánea cosmopolita que encuentra su unidad en la rareza. Estos frentes se marcarán claramente con la aparición en La Nación de sus artículos de Los raros. Sin embargo, no debemos perder de vista que Darío no fue mal recibido en el Ateneo por los tradicionalistas; Rafael Obligado lo presentó en la conferencia sobre [1] " Rubén Darío, "Versos de Año Nuevo" en Poesía dispersa. Poesía, Barcelona, Planeta, 1995, pág. 313. [2] "Rubén Darío, Autobiografía, Buenos Aires, Marymar, 1996.

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Gabriela Mogillansky - Rubén Darío y Max Nordau

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  • Polmicas modernistas: Rubn Daro y Max Nordau

    Gabriela Mogillansky

    "Parntesis. El Ateneo Vega Belgrano piensa. Ezcurra discurre. Pedro despanzurra a Juan: surge el vocablo feo: "Decadente"qu horror!qu escndalo!

    La peste se ha metido en casa. Y yo soy el culpable, el vndalo! R.D. "Versos de Ao Nuevo"[1]

    1896 es un ao denso para la constitucin del modernismo, en el sentido fuerte de

    la palabra: isomrfico, podramos decir, fundamentalmente para Rubn Daro. Se integra al

    Ateneo y publica Los Raros y Prosas Profanas. Ambos libros se entrelazan de mltiples

    maneras. Me ocupar de Los raros porque me interesan, fundamentalmente los modos de

    la crtica o, mejor dicho, las polmicas que se plantean el modernismo y otras estticas

    finiseculares.

    "Yo haca todo el dao que me era posible al dogmatismo hispano, al anquilosamiento acadmico, a la tradicin hermosillesca, lo seudoclsico, a lo seudorromntico, a lo seudorrealista y naturalista y pona mis "raros" de Francia, de Italia, de Inglaterra, de Rusia, de Escandinavia, de Blgica, y aun de Holanda y Portugal sobre mi cabeza. Mis compaeros me seguan y secundaban con denuedo."[2]

    La cita de Daro muestra claramente los frentes de oposicin: Daro rechaza lo "seudo", la

    mala imitacin de las formas de la tradicin literaria y al "dogmatismo hispano" al cual

    opone una suerte de miscelnea cosmopolita que encuentra su unidad en la rareza.

    Estos frentes se marcarn claramente con la aparicin en La Nacin de sus artculos

    de Los raros. Sin embargo, no debemos perder de vista que Daro no fue mal recibido en el

    Ateneo por los tradicionalistas; Rafael Obligado lo present en la conferencia sobre

    [1] " Rubn Daro, "Versos de Ao Nuevo" en Poesa dispersa. Poesa, Barcelona, Planeta, 1995, pg. 313. [2] "Rubn Daro, Autobiografa, Buenos Aires, Marymar, 1996.

  • Eugenio de Castro (incluida en Los raros) mostrando la oposicin entre tradicionales y

    renovadores y tomando partido por el poeta:

    "Toda nuestra Amrica le ha visto pasar y si no le ha batido palmas la guardia vieja del arte, palmas juveniles, vigorosamente levantadas, le han enviado el aplauso resonante de la victoria. Acompao ese aplauso, pero le acompao desde las filas de la guardia vieja, hacindole crujir la sede de mi azul y blanca"[3]

    1896 es como hemos dicho, el ao de publicacin de Los raros. El libro es

    recibido en el medio con defensas ardorosas y escndalos, como las de Berisso,Escalada,

    Groussac, Gmez Carrillo.. Es, en ms de un sentido, un libro inicitico. El texto dariano

    convoca a las huestes de la "rareza", en un acto "mgico" que revive lo desconocido o lo

    olvidado. Es una biblioteca nueva, a la vez que una palabra recuperada. Recuperacin en

    un doble sentido: nacidos como artculos en el diario La Nacin, "letras [que] se guarecen

    en los peridicos y en las revistas para vivir solo un da y desaparecer despus en el

    olvido"[4], los ensayos se recuperan en un libro fundante de una nueva tradicin. No slo

    por los autores que integran esta constelacin novedosa sino tambin por los lectores a los

    que aspira.

    "Los dos hispanoamericanos [Daro y Gmez Carrillo] hacen en sus libros selecciones heterclitas de escritores, casi caprichosas y atienden a esa apetencia de rareza que dominaba a sus lectores, la que haba fijado normas periodsticas en cuanto a temas y composicin."[5]

    Como seala Rama.

    Si en La Nacin, sus lectores habituales lean fragmentos de un discurso cautivo en

    las pginas efmeras del diario, segn las pautas de la crnica periodstica, el libro de Daro

    permite nuevas conjunciones y relaciones entre los ensayos. En el prlogo a la segunda

    edicin (1905) el mismo Daro enlaza, enmarca el texto como totalidad, con el programa

    de constitucin de una unidad. De la lectura autumnal de su propio libro "restan la misma

    pasin de arte, el mismo reconocimiento de las jerarquas intelectuales, el mismo desdn

    por lo vulgar y la misma religin de la belleza"[6]. La fuerza con que esa palabra ingresa a

    [3] " Citado en Roberto Giusti, "La cultura portea a fines del siglo XIX: vida y empresas del Ateneo" en Momentos y aspectos de la cultura argentina, Buenos Aires, Raigal, 1954, pg. 77 [4] " Rubn Daro, La Nacin, 26/1/1898. [5] Angel Rama, Las mscaras democrticas del modernismo, Montevideo, Fundacin Angel Rama, 1985, pg. 92. Fundacin Angel Rama, 1985, pg. 92.

    [6] Rubn Daro, Prefacio a Los raros, 2da edicin, Pars, 1905.

  • un campo intelectual en formacin como el porteo nos habla tanto de la capacidad dariana

    para llevar a cabo su proyecto como del estado del campo.

    Como manifiesta Susana Cella, los autores reunidos en Los raros cobran "formas

    de aislamiento -en el sentido de islas- que resisten la fuerza envolvente y arrasadora de la

    marea-social, esttica, moral. La atipicidad as puede asociarse a formas de resistencia, que

    abarcan y conjugan estos distintos planos"[7] Si bien coincidimos con Cella, es necesario

    sealar que esas formas de resistencia no son totales: numerosos son los momentos en que

    Daro da espacio a lo que supone es la lectura -fundamentalmente moral- de su lector.

    Los raros se estructura a partir de un concepto: la "rareza"; y explora todas las

    posibilidades que el diccionario ofrece: extraordinario, poco frecuente, escaso en su

    especie, extravagante, singular, extrao, misterioso, original. Pueden hacerse redes entre

    los autores elegidos alrededor de esta constelacin de significados. Pero si

    superficialmente el libro parece una seleccin caprichosa de autores muy dismiles, slo

    reunidos por la rareza de su persona y de su produccin, una lectura sesgada permite otra

    posibilidad: cada ensayo despliega un "instante raro", nico, casi inaprehensible, donde se

    conjugan y contienen las huellas de lo singular. El fanatismo de Bloy[8], el "flotante

    influjo de un extrao misterio" en Poe, la muerte de Verlaine "en el instante glorioso", la

    indiferencia mundana de Moras, el "caso" Rachilde, los "aromas paradisacos y

    refrescantes" de Fra Anglico Cavalca, las "negras aguas" de los Cantos de Maldoror, la

    sonrisa irnica de Ibsen, la riqueza del "desventurado rey mago" Jos Mart son momentos,

    instantes que condensan la rareza dominando cada ensayo y engendrando una estructura

    narrativa.

    Ya en la primera edicin (1896) llama la atencin la inclusin de un ensayo

    diferente a los dems, ajeno al propio contexto del libro. Se trata del ensayo dedicado a

    Max Nordau.[8]

    En primer lugar no es un retrato ni una "historia de vida" sino una crtica literaria:

    la crtica al segundo tomo de Degeneracin; en segundo lugar, cul es la rareza de

    Nordau, positivista furibundo y seguidor de Lombroso?. El ensayo cumple otra funcin.

    Degeneracin, en tanto texto de divulgacin de rarezas patolgicas en el arte sirve como

    [7] Susana Cella, "Atpicos: literatura-escritura" en Atpicos en la literatura latinoamericana, ed. cit., pg.270.

    [8] Rubn Dar [8] Max Nordau o las patologas de la ficcin" en Atpicos en la literatura latinoamericana, Buenos Aires, UBA-CBC, 1996.

  • modelo a Los raros, pero como un modelo a contraluz. Hay en el texto dariano una lucha

    abierta por la definicin del lugar del arte y del artista, y una jugada sutil e inteligente: la

    crtica de la crtica dentro del propio libro.

    Del loquero al banquete

    "Un libro se escribe para que pueda ser colocado junto a otros libros, para que entre a formar parte de una estantera hipottica y, al entrar en ella, de alguna manera la modifique" Italo Calvino [9]

    Los textos de Nordau son, al momento de publicacin de Los raros, obras de gran

    difusin. Periodista, divulgador, crtico de arte, Nordau se erige como voz autorizada tanto

    en Europa como en Amrica en el campo del arte y sugiere una combinacin (muy en boga

    en la poca) entre el arte y los nuevos desarrollos de la psiquiatra. El propio Daro no

    escapa a esta teora: lo atestiguan la lectura que hace de Verlaine, de Rachilde, de

    Lautremont y la descripcin de sus propios estados de "neurastenia". Pero a la vez, Daro

    percibe en sus raros un valor fundamental: la posibilidad de tramar una tradicin otra (y de

    lo otro) para la literatura hispanoamericana y la construccin de figuras de artista en

    consonancia con los nuevos valores. Se desliza de la locura al genio y de la simulacin a la

    verdad. Desplaza la estantera de la biblioteca del loquero al banquete:

    "Una endiablada y extraa Lucrecia Borgia, doctora en medicina, dice en alemn, para mayor autoridad, con clara y tranquila voz, a todos los convidados al banquete del arte moderno:"Tengo que anunciaros una noticia, seores mos, y es que estis locos".[10]

    Acenta la representacion del poeta que sufre (Ibsen, Poe, Verlaine, Augusto de Armas,

    Mart) los embates de una sociedad que no lo comprende y encuentra all -en los casos

    extremos- la razn de la enfermedad o la extraeza. Por otra parte, devuelve a los estados

    mrbidos del poeta su relacin con las condiciones materiales de vida:

    [9] Italo Calvino, "Para quin se escribe? (la estantera hipottica)?" en Punto y aparte. Ensayos sobre literatura y sociedad, Barcelona, Bruguera, 1983, pg. 207. [10] Ruben Daro, "Max Nordau" en Los raros, ed.cit

  • "Pobre Augusto de Armas! delicado como una mujer, sensitivo, iluso, viva la vida parisiense de la lucha diaria, viendo a cada paso el miraje de la victoria y no abandonando nunca la bondadosa esperanza"[11]

    Su diferencia fundamental con Nordau[12] es una cuestin esttica, no una discusin

    clnica:

    "De mas est decir que las ideas que Max Nordau profesa sobre el arte son de una esttica en extremo singular y utilitaria. /.../ el arte no podr ser destruido. Los divinos semilocos "necesarios para el progreso", vivirn siempre en su celeste manicomio consolando a la tierra de sus sequedades y durezas con una armoniosa lluvia de esplendores y un maravillosa riqueza de ensueos y de esperanzas"[13]

    Opone a la "esttica utilitaria" la desplegada en todo el libro, la de los "divinos semilocos"

    es decir entre lo divino y lo humano (como centauros y nos parece escuchar sus

    carcajdas) necesarios para el progreso. (A) Si tenemos en cuenta la rpida circulacin y

    vulgarizacin de las ideas de Nordau as como su condicin de cronista de La Nacin, a

    partir de donde escribe sobre temas afines a Degeneracin, podemos pensar en la inclusin

    de este ensayo como una estrategia para, por un lado, enfrentar las lecturas que pudieran

    seguir a Nordau (de hecho las hubo) y por otra, hacer ms explcita aun su esttica y la

    imagen de artista que construye.

    La disputa en torno a la literatura modernista tiene un eje vertebrador: la verdad. De qu

    verdad se trata, si es que esto se sostiene.

    Si consideramos que ambos -Nordau y Daro- producen una crtica y una tora que

    aspira a dicha verdad en torno de literario, podemos indagar en cada de ellos de qu se

    trata.

    En 1900, Max Nordau publica en La Nacin un artculo sobre Huyssman titulado

    "Abajo las mscaras"[14] donde desliza la siguiente crtica a la literatura

    hispanoamericana: "La joven literatura hispanoamericana es casi enteramente decadente.

    [11] "Augusto de Armas" en ibid, p.189.

    [12] [13] Max Nordau", ed.cit. p246 [14] En 1900, Nordau publica en La Nacin un artculo sobre Huyssman titulado "Abajo las mscaras" donde desliza la siguiente crtica a la literatura hispanoamericana: "Una gran cantidad de poetas, literatos y artistas cuyo nombre provoca aqu una mirada interrogativa, una sonrisa y un movimiento de hombros, son grandes hombres allende el Atlntico. Basta para ello echrselas de precursor o verse designado por una camarilla de amigos complacientes constituida segn los principios de la mutua admiracin, para hallar inmediatamente a la distancia, discpulos apasionados" Max Nordau, La Nacin, Buenos Aires, 25/2/1900

  • Y eso se explica con la mayor facilidad. Recibe de Pars el santo y sea. Como sabe que

    vive algo lejos -geogrficamente hablando- de los centros de la civilizacin universal, lo

    que ms teme es aparecer como provincial. /.../

    Una gran cantidad de poetas, literatos y artistas cuyo nombre provoca aqu una mirada

    interrogativa, una sonrisa y un movimiento de hombros, son grandes hombres allende el

    Atlntico. Basta para ello echrselas de precursor o verse designado por una camarilla de

    amigos complacientes constituida segn los principios de la mutua admiracin, para hallar

    inmediatamente a la distancia, discpulos apasionados[15]

    En este texto la "verdad" es central: la distancia nos apasiona. Para Nordau, la literatura

    hispanoamericana es copia de copia, simulacro y carnaval. Es su "ojo clnico" el que

    descubre lo verdadero por detrs de la apariencia y la mscara.

    Daro sostiene la verdad del poeta. Si Nordau devela los "gestos" cual un mdico

    de La Salpetrire, Daro "revela" la verdad potica.

    Es evidente que de esre modo, mueve la estantera y con irona y desenfado destruye una

    teora tautolgica , en la cual la verdad se define en relacin a la moral, la moral en

    relacin a la belleza clsica y ambas en relacin a la "anormalidad".

    [15] Max, La Nacin, Buenos Aires, 25/2/1900.