gabriela mistral y las ciencias de la educacion
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Apuntes de clases, Talleres Mistralianos, Museo Gabriela Mistral de Vicuña, Fernando Graña Pezoa, Vicuña (2004)TRANSCRIPT
GABRIELA MISTRAL Y LAS CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN 1
Fernando Graña Pezoa2
1 Apuntes Docentes elaborados en el contexto de los Talleres Mistralianos, Museo Gabriela Mistral, Vicuña, 2004. 2 Profesor de Historia y Geografía, Licenciado en Educación, Estudiante del Programa de Magíster en Ciencias Sociales, Universidad ARCIS. Museo Gabriela Mistral de Vicuña. Correo electrónico: [email protected]
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Introducción.
Gran parte de las publicaciones e investigaciones cuyo tema central es Gabriela
Mistral, centran su accionar en torno a su biografía, a la recopilación y trascripción
de documentos inéditos, y/o a la elaboración de antologías y selecciones
temáticas. Las investigaciones especializadas son tierra fértil para el quehacer de
escritores y especialistas en literatura, así como de amigos (as) y cercanos a
Gabriela Mistral. Si nos basamos en los antecedentes disponibles, podemos afirmar
con seguridad que son escasas las monografías producidas desde otras áreas del
quehacer intelectual, especialmente desde la Historia.
Es un hecho que en años anteriores investigadores nuestro Museo han
realizado trabajos de investigación, recopilación y trascripción documental. Sin
embargo sus resultados, pese a ser publicados, no incluyen un análisis critico de
las fuentes y menos aún, una contextualización histórica del entorno en el cual
fueron elaborados los documentos originales (MGM, 1982a, b, c, d y 1984; Zegers
y Jorquera, 1992).
Por su parte, la historia local no registra monografías ni otros trabajos de
investigación histórica vinculados a Gabriela Mistral. Cuando se la menciona, e
incluso dedican textos completos, el trabajo de los autores se limita a breves
reseñas a la poetisa (Barraza, 1987; Peralta, 2002) y/ o a la trascripción de
documentos, principalmente epistolares (Herrera, 1995).
En el ámbito pedagógico, hay algunos trabajos bastante interesantes, entre
los cuales destaca el de Manzano (1995). Este investigador, motivado por analizar
el tema de la creatividad, nos plantea algo muy interesante y válido en el contexto
de estos Talleres: nadie puede cuestionar la solvencia pedagógica de Gabriela
Mistral, quien recorrió durante dos décadas el territorio nacional enseñando a
niños, adolescentes y adultos, empapando su formación humana y profesional con
las realidades locales, conociendo el sistema aplicado a la educación y sus sería y
graves deficiencias.
En este contexto, a lo largo del presente documento nos aproximaremos
hacia ciertas ideas –no todas- presentes en el pensamiento pedagógico de Gabriela
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Mistral. Para ello conoceremos algo de la historia de la educación chilena y del
mundo intelectual de comienzos del siglo XX. Luego abordaremos temas como el
rol social del profesional, especialmente del profesor, el concepto de la Nueva
Escuela, el concepto de creatividad (desde un punto de vista Mistraliano) y el
método Decroly.
Contexto histórico3.
Entre los años 1900 y 1920 no se registran grandes cambios en el sistema
educacional chileno, el cual había sido diseñado durante el siglo XIX. En este
sistema imperaba el principio del estado docente, cuyas expresiones
fundamentales eran la educación primaria gratuita y la educación secundaria
controlada por la Universidad de Chile. Por su parte la educación privada, en su
mayoría católica, había nacido como una respuesta a la educación fiscal laica, a
pesar de lo cual, solo recogía a una pequeña porción de los alumnos nacionales.
En esta época se registra un interesante incremento en la población escolar,
principalmente en la primaria y en menor grado e la secundaria. Para los
historiadores, el principal problema del sistema educativo de esa época era la
estratificación discriminatoria entre los niveles primarios, secundarios y superior.
Solo un ínfimo porcentaje de los estudiantes de primaria accedía a los niveles
secundarios, y aún menos eran los estudiantes de secundaria que accedían a la
educación superior. Las promociones de un nivel a otro dependía de la capacidad
económica que tenía el estudiante para costear los gastos del ciclo escolar
completo.
Las políticas de la época centraban su accionar, en la reducción de los
niveles de analfabetismo, lo que explica la mayor importancia que se le dio al nivel
primario. Ello en concordancia con la Ley de Enseñanza Primaria Obligatoria,
promulgada en 1920, a pesar de que el proyecto había sido presentado al
Congreso a comienzos del siglo XX. Fue también a comienzos de siglo cuando se
inician las primeras críticas al carácter humanista, intelectual, abstracto, o libresco
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de la educación impartida. Se decía que no preparaba a los alumnos para la vida
real ,para lo práctico, ni menos aún para las exigencias del desarrollo nacional.
Estos temas fueron tratados por los educadores en los Congresos de Enseñanza
Pública de 1902 y 1912, donde también se criticó la adopción indiscriminada de
modelos educacionales extranjeros (principalmente el alemán). En 1904 la
Asociación de Educación Nacional, señalaba que la educación tenía que responder
a los principios republicanos, a las necesidades del país y a las condiciones
especiales de las diversas zonas del territorio nacional.
En este periodo, el ambiente artístico y cultural no estuvo ajeno a los
cambios que vivía la sociedad nacional. Por ejemplo, la literatura es un gran
ejemplo de los cambios de intereses y perspectivas del momento. Se aprecia el
surgimiento de una nueva generación de intelectuales, la cual se diferenciaba
respecto a las anteriores en un factor no menos importante: su origen social.
Hasta esa época, los intelectuales chilenos eran miembros de la elite dirigente, los
que junto con escribir historia y novelas, eran diplomáticos, ministros, o
autoridades que ocupaban algún cargo de importancia oficial o vivían de sus
fortunas personales (por ejemplo Barros Arana, Amunátegui y Blest Gana).
En cambio la nueva generación, estaba compuesta por personas modestas
que habían tenido acceso a la educación pública y que no habían tenido mayores
vínculos ni relación con los sectores tradicionales de la sociedad local. Estos
nuevos intelectuales hicieron de su oficio una profesión, ya sea como empleados
públicos, periodistas o profesores. Un segundo cambio importante en la literatura,
tiene que ver con los temas tratados en las obras. De la obra costumbrista,
urbana, aristocrática y biográfica de grandes personajes, se pasó a temas con un
marcado carácter rural y popular. También en esta época se manifiesta la
tendencia criollista, la cual incorporaba la cultura y naturaleza del propio país a la
temática literaria.
El naturalismo que durante el siglo XIX fue una tendencia dominante, dio
paso a comienzos del siglo XX al interés por describir el mundo popular. Títulos tan
3 Información seleccionada y recopilada de los textos de Aylwin, et al (1994) y Correa et al, (2001).
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ilustrativos como “El Amor a la Tierra” de Guillermo Labarca, “Páginas Chilenas” de
Ángel Pino, “Del Natural” de Eduardo Barrios y “Escenas de la vida campesina” de
Rafael Maluenda, nos ilustran la tendencia antes mencionada. Sin embargo el
pionero más importante del criollismo fue, sin lugar a dudas, Baldomero Lillo,
quien en 1904 publicó su colección de cuentos dedicados a los mineros del carbón
“Subterra”. En esta obra Lillo no solo relata costumbres y anécdotas, sino también
se atreve a denunciar las injusticias sociales (“cuestión social”). En 1912, Mariano
Latorre publica sus “Cuentos del Maule”, continuando con la tendencia criollista,
aunque con menos contenidos de denuncia social. La perspectiva del criollismo fue
más ética que política. El razonamiento de fondo se puede traducir en una idea
central: el mundo popular, prácticamente el rural, padece de angustia, pero es
puro.
Otro movimiento literario, a veces confundido con el criollismo, fue el
imaginismo. Este fue un intento irracionalista que proclamó la libertad a ultranza
para liberar al arte y al hombre del objetivismo urbano. Esto representaba la
primera tendencia local de rebelión contra la lógica científica dominante. A esta
tendencia pertenecía Pedro Prado, quien en 1907 publicó sus versos “Flores de
Cardo”, trabajo muy mal acogido por la crítica oficial. También en esta época se
gestó una de las tendencias más originales de la poesía y pensamiento chileno: el
creacionismo de Vicente Huidobro. Al mismo tiempo, Gabriela Mistral recorría
diversos pueblos de Chile, ejerciendo como profesora de primaria, obteniendo sus
primeros éxitos literarios (ya había escrito sus “Sonetos de la Muerte”). Como
consecuencia de la renovación cultural de esta época, el academicismo propio del
período oligárquico se vio puesto en jaque. La visión positivista y racionalista del
mundo impuesta por la oligarquía, entró en crisis, tanto en su hegemonía política,
social y económica. Con ello se habrían las puertas a una nueva cultura plural y
diferenciada, que estaba destinada a dar a luz no solo las más destacadas figuras
individuales como la Mistral y Neruda, sino también a elevar el nivel intelectual
nacional, en su calidad y accesibilidad.
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El tema de “la Nueva Escuela”.
Para la misma Gabriela, la nueva escuela es una creación espiritual, la cual solo
puede ser hecha por hombres y mujeres nuevos, asistidos por una profunda
voluntad de hacer cosas. Según ella, la nueva escuela necesita de maestros
nuevos, los que deben poseer “la Gracia”, o sea un movimiento inédito del alma,
una alegría por crear. En la nueva escuela no hay que dar ningún espacio a los
concejos del pasado abolido, ningún espacio que dé cabida a la muerte, al
desaliento ni al hombre viejo. Hay que dar espacios al fervor de niños y niñas, a la
fé desenfrenada, a la esperanza en que los niños son el futuro.
La nueva escuela se hace presente cuando la Gracia nos ha cogido y nos ha
quemado ideologías y costumbres a la manera vieja. Quines no puedan hacer esto,
o sea desprenderse de las antiguas costumbres, además de no servir,
desnaturalizan el trabajo, agregando pedantería y torpeza a nuestra labor
educativa. Además la Mistral nos menciona algunos elementos importantes, dignos
de ser tomados en cuenta: el Estado docente, los Maestros y los Padres.
Sobre el particular, nos referiremos a los dos últimos. Respecto a los
Maestros, Gabriela, con dos décadas de docencia en todos los niveles de
enseñanza a lo largo del país, habla con autoridad y propiedad respecto a los
errores y actitudes que debería tener el docente. Quizás para algunos esta sea una
visión crítica, algo cruda, pero es como Gabriela percibía el problema. Reconoce
que el sistema educativo de la época, se sustenta en el accionar de tres pilares
fundamentales: el Estado, los Profesores y los Padres. Cada uno de ellos tendría
sus respectivas responsabilidades en el proceso formativo de los niños y niñas. En
este contexto, los profesores (as), nos dice que, muchos de ellos no han dudado
en abandonar su formación permanente, muchos no acuden a las reuniones de
profesores (salvo cuando se tratan temas saláriales). Otros profesores, reniegan de
su origen social, ve en ellos vergüenza de provenir de venir del pueblo, y peor aún,
ve en ellos una indiferencia absoluta para con los problemas obreros, tan
vinculados a la escuela. Siendo más polémica, se refiere a sus colegas mujeres,
afirmando lo siguiente: “Yo he visto – especialmente en las mujeres- una
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mundanidad desenfrenada, pasión ingenua y tonta del lujo, consecuencias
limitadas y serviles, cargadas de lastres prejuiciosos...”
Según Gabriela, hay que hacer nuevos profesores, nuevos maestros
primarios, hombres y mujeres para la democracia americana, toda una fuerza
social que obre en beneficio de las “masas populares”. Gabriela tiene fe en los
profesores, tiene la esperanza en que lean y gasten “un centésimo de su sueldo”
en libros y revistas. Asimismo, los maestros deben estimular la lectura común, una
lectura con comentarios, con ejercicios de discusión y ambiente familiar.
Gabriela desdeña las reuniones académicas de maestros donde se leen
actas, se vota sin interés y se disputan los cargos de un directorio. Finalmente, ella
se refiere a “los pobres Maestros de la Asociación de Profesores primarios”,
quienes trabajan con fuerza de corazón y espíritu, con ideas y motivación. Sin
estos componentes los maestros se aglomeran solo en sociedades pedagógicas
frías, impotentes e inútiles.
Respecto a los Padres, Gabriela se queja del accionar del Padre más que de
la madre. Según ella, el Padre “no hace por el hijo más que el animal: le lleva
alimento (cuando se lo lleva)”. En cambio, las madres –según Gabriela-, en
ocasiones “ignorantes y a veces torpes”, dan a sus hijos(as) todo lo que tienen.
Con ellas se puede hacer mucho en el ámbito escolar. Aquellas madres que
renuncian a la vida social para educar a sus hijos(as) son en extremo valiosas. En
cambio, con aquella “legión de madres ricas”, poco y nada se logrará. Ellas
entregan la enseñanza de sus hijos a extraños, a la calle, a la niñera y a la maestra
mala. Estas madres prefieren vivir de la opulencia, del espectáculo, de lo irreal.
Estas madres solo fueron “maquinas”, que a su pesar, entregaron un niño, “pero
que no mudan al(a) niño(a) en hijo(a)”.
La maestra no puede reemplazar a la madre. La maestra ve a los niños(as)
en “montón”, entiende el servirlos con sus conocimientos como una clientela, pero
no los ama de manera profunda, por eso Gabriela afirma que “...hay que ayudar a
la madre”. Aspiración última de la Mistral respecto al trabajo madre-maestra es: el
trabajo conjunto a favor de la educación del niño.
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El concepto de creatividad4.
Recordemos que la creatividad es una capacidad sicológica del hombre que se
desarrolla durante su existencia. Esta capacidad se verá potenciada y/o disminuida
por las condiciones del medio en el cual el individuo está inserto. Las posibilidades
creadoras se estimulan siempre y cuando se puedan manifestar las emociones,
pensamientos, experiencias vivénciales, la imaginación e iniciativa personal. La
creatividad es una capacidad en potencia, propia de cada hombre y mujer, pero su
desarrollo está condicionado a la relación entre el sujeto y el medio ambiente
social, cultural e histórico en que este se desenvuelve. Al ser dinámica (la
creatividad), esta se puede manifestar en cualquier momento de la vida y a
cualquier edad. De ahí la importancia que adquieren la familia y la escuela en este
proceso formativo.
Cuando hablamos de creatividad en una persona, consideramos que esta
debe ser capaz de establecer nuevas relaciones y asociaciones con la información
de que dispone. Ello implica buscar soluciones diferentes a los mismos viejos
problemas, encontrar respuestas genuinas e inéditas a situaciones establecidas, y
a trabajar con un espíritu de curiosidad libre, muy motivado, con una visión crítica
e inconformista. Según Balart (1989), la profunda relación que existe entre
creatividad y educación, se basa en que el objeto primordial de esta última es
hacer brotar en los alumnos(as) su creatividad potencial. Tenemos que considerar
que la actividad creadora del niño no debe frustrarse por culpa de las críticas,
limitaciones o prohibiciones de los adultos: “es creativa la mente que busca, que
trabaja siempre con curiosidad”. Ahí la importancia de los pensamientos de
Gabriela Mistral, cuando analiza la escuela Decroly. Para ella el proceso educativo
debe fundamentarse – sobre todo- en los niños(as) pequeños, a través de la
experiencia de vida, de la captación personal del entorno. Según Gabriela, la
acción educadora debe fomentar en el niño su propia percepción de las cosas, el
estudiante debe escuchar, tocar, ver, sentir por sí mismo. Las vivencias creativas
constituyen la base de una educación para la creatividad.
4 Información seleccionada y recopilada del texto de Balart (1989).
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El profesor, en ocasiones, no se atreve a estimular la creatividad,
especialmente por temor a los problemas disciplinarios que esto pueda provocar.
Quizás también por falta de tiempo, el profesor da respuesta a un problema,
impidiendo que el alumno ensaye otras vías para lograr una solución adecuada y
finalmente resolverlo. El docente, en ocasiones, presenta su material docente
como un almacenamiento de información, de acumulación de contenidos, de
memorización. El docente pretende “dar una cultura”, olvidando que la escuela
debe preocuparse por “dar el santo apetito de la cultura”. Para Gabriela la escuela
entrega almas sin frescura, agobiadas por un cansancio inútil, ya que no se
considera que el aprender es un proceso que debe involucrar creativamente al
alumno. Entonces, la tarea del profesor, según esta filosofía educativa, es
fomentar la creatividad de los niños y niñas, ayudándolos a reconocer sus
potencialidades, sus valores, a asumir sus limitaciones y diferencias.
El método Decroly56
Gabriela nos habla en uno de sus textos, de un método de trabajo innovador, el
cual conoció y vivenció en Bélgica. Al respecto nos dice:
“Los niños trabajan sobre mesas llenas de láminas y de materiales de
cartonaje. La tarima de la maestra está vacía; ella va de una mesa a la otra. Es
una clase de composición. El niño pega en su cuaderno un grabado de asuntos
domésticos y va a hacer al pie, una breve descripción suya. Las palabras que
necesita están en una caja llena de cartones menudos. El va buscándolas con una
risueña paciencia... sigue buscando las otras palabras. En media hora ha acabado
la composición... Trabajan en un silencio impuesto por la búsqueda y no por la
orden seca de la maestra, es decir, el silencio viene de la labor misma. No se les
ve atareados ni perezosos, sino vivos: el ojo busca, la mano coloca y, al acabar
una frase, el lee o comenta”.
5 Gabriela Mistral, 1926 “Con el Doctor Decroly, reformador de la Escuela belga”, pp184-190. En Magisterio y Niño. Selección y Prólogo de Roque Esteban Scarpa, Editorial Andrés Bello, Santiago. 6 Gabriela Mistral, 1926 “El Método Decroly”, pp 191-194. En Magisterio y Niño. Selección y Prólogo de Roque Esteban Scarpa, Editorial Andrés Bello, Santiago.
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Para Gabriela, si bien esta formula de trabajo está contenida en casi todas
las pedagogías clásicas, en el caso belga, se dio un paso más allá, y se pasó del
dicho al hecho. El profesor Decroly ideó un programa a base de lo que se llaman
“grupos o centros de interés”. Estos grupos son los siguientes: 1) la alimentación,
2) la necesidad de luchar contra la intemperie, 3) la defensa y 4) el trabajo en la
comunidad. Cada año solo se trata uno de estos temas. Para entender este
método, Gabriela nos explica el tema de la defensa. Este tema considera todos los
aspectos en torno al niño, el cual se transforma en el eje central, a cuyo alrededor
se generan círculos concéntricos, los que incluyen los sub-temas: la familia, la
escuela, la sociedad, los animales, los vegetales, la Tierra, el Sol, etc.
El rol social del profesional.
Gabriela Mistral, demanda en algunos de sus escritos, un mayor compromiso social
de los profesionales. Normalmente los profesionales gozan de ciertas ventajas, no
siempre económicas, sino también laborales, con mejores ambientes de trabajo,
más limpios y en ocasiones alegres, aunque a veces la rutina suele llevarse gran
parte del tiempo. El profesional debería pagar un diezmo de sus ingresos. El
profesional debería dar no solo su ciencia, sino también su amistad cotidiana al
hombre y mujer cuyas vidas son largos y anchos purgatorios. La amistad debe ser
entendida como “ayuda a secas”, se trata de regalar asistencia y compañía
consoladora. Los profesionales deben acercarse al pueblo raso, dedicar horas con
él, en vez de despilfarrarlos en la vana “vida social”. Debemos convivir yendo a las
fiestas familiares, a sus nacimientos, a sus Navidades y a sus duelos. Tal cosa no
es una hazaña, sino pura cristiandad.
Palabras finales.
Al ingresar al fascinante mundo literario e intelectual de Gabriela Mistral,
especialmente en el área pedagógica, nos da la impresión de que nada sabemos
sobre el particular, y que lo poco que sabemos ya fue pensado por otros. Asimismo
no cesamos de maravillarnos por las ideas visionarias de la Mistral, quien al
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observar su mundo. Esta mujer elquina al describir y escribir sobre su época, al
reflexionar creativamente, se adelanta, viaja al futuro, abordando temas que para
hoy, a 115 años de su nacimiento, valoramos en plenitud, temas que son
plenamente vigentes y contemporáneos. Para conocer a Gabriela en todos sus
matices hace falta más de una tarde, quizás toda una vida de estudio.
Referencias y bibliografía recomendada.
1. AYLWIN, M., BASCUÑAN, C., CORREA, S., GAZMURI, C., SERRANO, S., y TAGLE, M. 1994. Chile en el Siglo XX. Editorial Planeta, Santiago.
2. BALART, Carmen. 1989. Gabriela Mistral y su propuesta de una Educación
Creativa. En Congreso Internacional Vida y Obra de Gabriela Mistral, Universidad de La Serena, La Serena.
3. BARRAZA, Isolina. 1987. Vicuña sesquicentenaria (Apuntes para su historia).
s/e, Vicuña.
4. CORREA, S., FIGUEROA, C., JOCELYN-HOLT, A., ROLLE, C., y VICUÑA, M. 2001. Historia del Siglo XX chileno. Editorial Sudamericana, Santiago.
5. FERNÁNDEZ, Maximio. 1989. Lecturas Escolares de Gabriela Mistral. En
Introducción a Lecturas Escolares, Editorial Salesiana, Santiago.
6. HERRERA, Héctor. 1995. Gabriela Mistral, Vicuña y Su Gente (1934 – 1945). Editorial del Norte, La Serena.
7. MISTRAL, Gabriela. 1979. Magisterio y Niño. Selección y Prólogo de Roque
Esteban Scarpa, Editorial Andrés Bello, Santiago.
8. MISTRAL, Gabriela. 1989. Lecturas Escolares. Selección, introducción y notas de Maximino Fernández Fraile, Editorial Salesiana, Santiago.
9. MISTRAL, Gabriela. 1998. La tierra tiene actitud de una mujer. Selección y
prólogo de Pedro Pablo Zegers, Ediciones RIL, Santiago.
10. MISTRAL, Gabriela. 1999. Recados para hoy y mañana. Compilación de Luis Vargas Saavedra. Editorial Sudamericana, Santiago.
11. MGM (Museo Gabriela Mistral). 1982a. Boletín N°1. Ediciones del Museo
Gabriela Mistral de Vicuña, Vicuña.
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12. MGM (Museo Gabriela Mistral). 1982b. Boletín N°2. Ediciones del Museo
Gabriela Mistral de Vicuña, Vicuña.
13. MGM (Museo Gabriela Mistral). 1982c. Boletín N°3. Ediciones del Museo Gabriela Mistral de Vicuña, Vicuña.
14. MGM (Museo Gabriela Mistral). 1982d. Boletín N°4. Ediciones del Museo
Gabriela Mistral de Vicuña, Vicuña.
15. MGM (Museo Gabriela Mistral) 1984. Boletín N°5. Ediciones del Museo Gabriela Mistral de Vicuña, Vicuña.
16. PERALTA, Galvarino. 2002. Elqui imágenes del pasado. Fondart, Santiago
17. SCARPA, Roque E. 1979. Exaltación y riesgo de la pedagogía. En Prólogo a
Magisterio y Niño, Editorial Andrés Bello, Santiago.
18. ZEGERS, P. y JORQUERA, B. 1992. Gabriela Mistral en La Voz de Elqui. Dirección de Bibliotecas Archivos y Museos, Santiago.
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