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Traducción de la crítica al concierto de Camerata Aragón en la Musikhochschule de FriburgoTRANSCRIPT
14 Abril 2012 Badischer Zeitung, Friburgo.
Traducción : Carlos Estopiñán.
El arte de la unidad.
La Camerata Aragón en la Musikhochschule de Friburgo.
Es amor a la primera nota. Esta ensemble simplemente se hace querer.
Pues la perfección sonora y la musicalidad de Rolando Prusak y su
Camerata Aragón en la Konzertsaal de la Hochschule de Friburgo provoca
irremediablemente entusiasmo.
Entusiasmo que tiene su fuente en la manera de hacer música. Incluso con
las amables, frugales y caprichosas “Danzas Griegas” de Nikos Skalkottas
encendieron nuestros invitados del Conservatorio asociado un fuego
ardiente de gran efecto.
La virtud cardinal de los músicos tiene un nombre biensonante: unidad. Y
ella lleva la firma del director artístico y profesor de violín del
Conservatorio, quien tiene un pasado en la Hochschule de Música de
Friburgo: Rolando Prusak, director y concertino de esta orquesta como
Primus inter pares.
El elevado nivel de la cuerda de esta ensemble es reconocible en todos los
parámetros: dirección simultánea de los arcos, afinación, dinámica.
Evidentemente manifiesto resulta el fenomenal arte de terminar las frases
conjuntamente, lo cual se plasma en nuevas delicadezas en una obra
tantas veces interpretada como la Suite Holberg de Grieg. Cómo las frases
musicales fluyen colectivamente y desaparecen en la nada, cómo los
contrastes entre acentos fuertes y suaves (Gavotte) producen esa alta
tensión- todo ello tiene nivel internacional. Todos los grupos
instrumentales están representados de manera exquisita, destacada es la
calidad solista del concertino. Podemos obviar que Prusak tomase el
tempo del Rigaudon final quizá un poco vertiginoso, sobre todo porque él
y la brillante viola solista interpretasen su dúo con un fervor virtuoso y
arrebatador.
Cuando los instrumentos de cuerda se convierten en armas.
El punto culminante fue sin duda el Divertimento de Bartók compuesto en
el año de guerra 1939, cuyo segundo movimiento suena como una
terrorífica premonición de la catástrofe que está a punto de
desencadenarse. La Camerata Aragón entona este Molto Adagio con un
inquietante pianissimo. Todavía es más grande el contraste en la parte
central, donde las afiladas disonancias recuerdan al sonido de las sirenas y
los instrumentos de cuerda mutan en armas amenazantes. Excelentes son
también los movimientos 1º y 3º, articulados hasta el extremo-todo ello
en una transparencia y perfección sonoras de altísima calidad. La reacción
del público no se hizo esperar: entusiasmo por doquier. Como propina, el
Tango de Astor Piazzolla “La muerte del ángel”. Afortunadamente estos
ángeles musicales de la Península Ibérica se nos presentaron muy vivos.