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23 de febrero de 2004 23 de febrero de 2004 Universitaria Gaceta Universitaria Gaceta 19 18 REPORTAJE REPORTAJE El difícil arte de enseñar matemáticas Muchos de los problemas en el aprendizaje de las matemáticas están relacionados a los nulos hábitos de estudio y de lectura, a las deficiencias magisteriales, pero sobre todo a problemas emocionales, por lo que especialistas universitarios proponen una educación más humanista y cursos de formación para profesores, padres y adolescentes. Mi táctica es mirarte aprender como sos quererte como sos. Mario Benedetti Juan Carrillo Armenta [email protected] Las evidentes deficiencias en matemáticas que arrastran los jóvenes desde secundaria, aunadas a los conflictos propios de su edad y la carencia de recursos humanos y técnicos en la enseñanza, obligan a los profesores de bachillerato a hacer circo, maroma y teatro para prepararlos en esta materia. Profesores investigadores de la Universidad de Guadalajara, en diferentes estudios que han realizado, revelan lo que no es ninguna novedad: alumnos y profesores viven verdaderas “crisis existenciales” en el aprendizaje- enseñanza de las matemáticas. DEFICIENCIAS EN ALUMNOS “Nulos hábitos de estudio, lagunas de conocimiento que arrastran de años anteriores, deficientes hábitos de lectura que les impiden comprender los temas a tratar y problemas de desintegración familiar, son las principales dificultades que en su investigación “Problemática de aprendizaje en las matemáticas en el bachillerato”, encontró la maestra María Consuelo Castañeda Ibarra, en más de tres mil alumnos de la preparatoria regional de Autlán. Agrega que las deficiencias y contrariedades de los estudiantes están más acentuadas en los que ingresan en el calendario A (enero-febrero), pues como son admitidos sin problemas, “no se preocupan por estudiar y están desfasados por completo para cursar estudios de bachillerato”. Señala que parte del problema tiene su raíz en que “no saben leer ni comprenden las ideas, por lo que menos pueden plantear o entender un problema algebraico”. “Pocos alumnos escriben sin faltas de ortografía y son capaces de hacerse entender por escrito. También son escasos quienes pueden comprender un artículo con una sola lectura”. Para el maestro José Luis Lagos Navarrete, de la preparatoria 13, de la Universidad de Guadalajara, los alumnos de bachillerato están amañados, porque “todos los maestros de secundaria les regalan la calificación”. “De ahí que 90 por ciento de los que entran al bachillerato no sepan ni siquiera las cuatro operaciones básicas ni los quebrados, que se supone vieron desde primaria, como demuestra la prueba de diagnóstico que se les aplica”. Comenta que a la Secretaría de Educación Pública (SEP) le gusta maquillar sus cifras para estar en los estándares internacionales, “porque por ley debemos ponerle al alumno como mínimo cincuenta de calificación, aunque éste no conteste ninguna pregunta en el examen”. De esta manera el alumno se pone listo, ya que con solo una buena nota que saque al principio o al final del semestre, promediada con todos los cincuenta que obtiene, que por ley es la calificación mínima, puede pasar la materia. “Una alumna me dijo: ‘no profe, está refácil: sacas 10 en la primera calificación y ya no estudias todo el año’”. “Para que se les quite la costumbre, yo les pongo la calificación que sacan en el examen. Si obtienen cero les pongo cero, ya que de lo contrario tendrán problemas después”. DEFICIENCIA MAGISTERIAL Sin rodeos, Castañeda Ibarra advierte que las deficiencias en el aprendizaje no son atribuibles nomás a los alumnos, sino también a maestros mal preparados. En su investigación también encontró que los maestros fomentan poco que el alumno razone, dándole más importancia a las tareas que requieren menos esfuerzo mental, como memorizar. “Encuentro alumnos de quinto o sexto semestres que no saben despejar o factorizar, cuando se supone que esos temas los vieron también en materias como física o química”. Subraya que pasan muchas horas en el cuerpo colegiado analizando proyectos y métodos de estudio, “pero a la hora de impartir las clases cada quién hace lo que quiere o lo más fácil”. —¿Qué es lo más fácil? —Impartir una clase dirigida, es decir, yo explico y tú te apuras para ver el programa lo más rápido posible y pasar al 80 por ciento de mis alumnos, aunque no aprendan nada, para que me den mi carta de desempeño. —¿De plano? —He encontrado a mis compañeros haciendo cálculos de cuántos alumnos deben aprobar para tener el 80 por ciento. En muchas ocasiones, por querer cubrir el programa les damos clases no para que piensen, sino para que repitan lo que se les dice. A mí no me quieren porque les exijo que lean. Mis alumnos dicen que solo vengo a sentarme a ganar el sueldo, porque todo lo ejecutan ellos. “Yo sé que este semestre perderé mis estímulos como profesora. El año pasado solo pasó el 62 por ciento de mis alumnos, a pesar de que trabajé bastante con ellos, así que me quedaré sin mi carta de desempeño. Pero sé que esos alumnos, por lo menos saben lo mínimo”. Señala que otro problema son los programas de estudio y talleres de matemáticas que imparten, ya que no llevan una secuencia lógica. MÉXICO ENTRE LOS PEORES Miembro de la Organización para la cooperación económica (OCDE), organismo que agrupa a las 30 naciones más ricas del mundo, México es uno de los países más retrasados en educación (matemáticas, ciencias y español), asegura el maestro Rigoberto Macías Martínez, profesor investigador de la preparatoria regional de Ocotlán. “Pueden maquillarse las cifras, pero necesitamos poner de nuestra parte para salir de esta situación. Los profesores deben adaptarse al cambio, ya que muchos están reacios a los nuevos métodos o a participar en foros nacionales e internacionales y critican a quienes les imparten algún nuevo curso”. En su investigación “¿Y las matemáticas?” encontró que del 70 al 80 por ciento de los profesores que imparten matemáticas en bachillerato son profesionales en ingeniería, arquitectura, pero “les hace falta pisar alguna normal o que haya cursos para que conozcan el desarrollo mental del joven y saber darles clases”. Lagos Navarrete afirma que en diciembre pasado, en un examen aplicado por la SEP a profesores que imparten clases en secundaria en tres materias (matemáticas, inglés y español), “todos salieron reprobados en matemáticas, algo que uno no puede creer”. HUMANISMO EN LA ENSEÑANZA Con más de 25 años de experiencia como profesor, Macías Martínez encontró en su investigación que muchos de los problemas en el aprendizaje de las matemáticas están relacionados más que con aspectos cognoscitivos, con asuntos afectivos, por lo que propone una educación más humanista y cursos de formación para profesores, padres y adolescentes. “Hemos detectado, en semestres anteriores, a jóvenes con problemas serios que piensan hasta en suicidarse. Han sacado sus rencores y por medio del gabinete psicológico hemos podido rescatarlos de sus crisis”. Asevera que es fundamental que los padres y los profesores tengan un adecuado entrenamiento en la comprensión de los problemas de sus alumnos y cuenten con herramientas adecuadas, para en un momento dado sacarlos adelante. “Al padre muchas veces se le olvida que también fue adolescente. Por lo mismo, es necesario aprender a manejar estas crisis en el adolescente, porque si su padre, el profesor y la escuela lo sanciona, ¿a dónde lo vamos a mandar?” Agrega que son los mismos padres quienes presionan a sus hijos en los estudios para que alcancen cierto estatus o pronto ganen dinero, lo que hace que los jóvenes sufran altos niveles de estrés. “La materia prima en la enseñanza son los muchachos. Por lo mismo, los involucrados en este proceso de enseñanza no debemos constituirnos en fuerzas opuestas, sino apuntar todos unidos en la misma dirección para sacarlos adelante”. TECNOLOGÍA OBSOLETA “Muchos profesores se resisten a usar la tecnología o actualizarse para enseñar matemáticas”, indica el maestro José Luis Lagos Navarrete, autor y ganador del proyecto “La tecnología al servicio de la enseñanza de las matemáticas”. Con el dinero que Lagos Navarrete obtuvo de rifas y el mismo proyecto que presentó a la UdeG, logró adquirir 32 calculadoras científicas que les presta a sus alumnos (una para cada dos) para que mejoren sus aptitudes. Las calculadoras son conectadas a un proyector, “por lo que casi no usamos el pizarrón, ya que así todos saben lo que hacen sus compañeros o lo que les dicto, además de que los motiva, ya que al aprendizaje de las matemáticas se agrega el de esta computadora portátil”. Aunque este tipo de tecnología ha sido usada en Estados Unidos desde hace 40 años, “ninguna de nuestras preparatorias la emplea, a pesar de que el alumno avanza cerca de 50 por ciento más que con el método tradicional”. Lagos Navarrete, autor también del libro Matemáticas I y quien ya prepara su siguiente texto sobre el mismo tema, dice que ha capacitado a muchos profesores en el uso de esta tecnología, “pero aunque ellos quedan bastantes motivados, no cuentan con el apoyo ni con los recursos necesarios para aplicar la enseñanza en sus escuelas, por lo que rápido decae su entusiasmo”. Desesperado porque ni siquiera en la biblioteca donde imparte clases le permiten utilizar las mesas de trabajo para proteger el equipo que utiliza, Lagos Navarrete advierte también del rezago tecnológico que existe en su preparatoria. “¿Por qué no puedo utilizar estas calculadoras en el salón de clases? Porque los pupitres son pequeños y es factible que caigan al piso por un descuido de los estudiantes, además de que las mesas de trabajo están diseñadas para trabajo en equipo. “Hay programas fabulosos de química, física, biología, anatomía, matemáticas que salieron hace 10 años en la FIL y nadie los utiliza, porque nos falta equipo”.En el deficiente aprendizaje están involucrados profesores mal preparados FRANCISCO QUIRARTE FRANCISCO QUIRARTE Las deficiencias y contrariedades de los estudiantes están más acentuadas en los que ingresan en el calendario A

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❖ 23 de febrero de 2004 23 de febrero de 2004 ❖Un i v e r s i t a r i aGaceta Un i v e r s i t a r i a

Gaceta1918 REPORTAJE REPORTAJE

El difícil arte de enseñar matemáticasMuchos de los problemas en el aprendizaje de las matemáticas están

relacionados a los nulos hábitos de estudio y de lectura, a las deficiencias magisteriales, pero sobre todo a problemas emocionales, por lo que

especialistas universitarios proponen una educación más humanista y cursos de formación para profesores, padres y adolescentes.

Mi táctica es mirarteaprender como sosquererte como sos.

Mario Benedetti

Juan Carrillo [email protected]

Las evidentes deficiencias en matemáticas que arrastran los jóvenes desde secundaria, aunadas a los conflictos propios de su edad y la carencia de recursos humanos y técnicos en la enseñanza, obligan a los profesores de bachillerato a hacer circo, maroma y teatro para prepararlos en esta materia. Profesores investigadores de la Universidad de Guadalajara, en diferentes estudios que han realizado, revelan lo que no es ninguna novedad: alumnos y profesores viven verdaderas “crisis existenciales” en el aprendizaje-enseñanza de las matemáticas.

DEFICIENCIAS EN ALUMNOS

“Nulos hábitos de estudio, lagunas de conocimiento que arrastran de años anteriores, deficientes hábitos de lectura

que les impiden comprender los temas a tratar y problemas de desintegración familiar, son las principales dificultades que en su investigación “Problemática de aprendizaje en las matemáticas en el bachillerato”, encontró la maestra María Consuelo Castañeda Ibarra, en más de tres mil alumnos de la preparatoria regional de Autlán. Agrega que las deficiencias y contrariedades de los estudiantes están más acentuadas en los que ingresan en el calendario A (enero-febrero), pues como son admitidos sin problemas, “no se preocupan por estudiar y están desfasados por completo para cursar estudios de bachillerato”. Señala que parte del problema tiene su raíz en que “no saben leer ni comprenden las ideas, por lo que menos pueden plantear o entender un problema algebraico”. “Pocos alumnos escriben sin faltas de ortografía y son capaces de hacerse entender por escrito. También son escasos quienes pueden comprender un artículo con una sola lectura”. Para el maestro José Luis Lagos Navarrete, de la preparatoria 13, de la Universidad de Guadalajara, los alumnos de bachillerato están amañados, porque “todos los maestros de secundaria les regalan la calificación”. “De ahí que 90 por ciento de los que entran al bachillerato no sepan ni siquiera las cuatro operaciones básicas ni los

quebrados, que se supone vieron desde primaria, como demuestra la prueba de diagnóstico que se les aplica”. Comenta que a la Secretaría de Educación Pública (SEP) le gusta maquillar sus cifras para estar en los estándares internacionales, “porque por ley debemos ponerle al alumno como mínimo cincuenta de calificación, aunque éste no conteste ninguna pregunta en el examen”. De esta manera el alumno se pone listo, ya que con solo una buena nota que saque al principio o al final del semestre, promediada con todos los cincuenta que obtiene, que por ley es la calificación mínima, puede pasar la materia. “Una alumna me dijo: ‘no profe, está refácil: sacas 10 en la primera calificación y ya no estudias todo el año’”. “Para que se les quite la costumbre, yo les pongo la calificación que sacan en el examen. Si obtienen cero les pongo cero, ya que de lo contrario tendrán problemas después”.

DEFICIENCIA MAGISTERIAL

Sin rodeos, Castañeda Ibarra advierte que las deficiencias en el aprendizaje no son atribuibles nomás a los alumnos, sino también a maestros mal preparados. En su investigación también encontró que los maestros fomentan poco que el alumno razone, dándole más importancia a las tareas que requieren menos esfuerzo mental, como memorizar. “Encuentro alumnos de quinto o sexto semestres que no saben despejar o factorizar, cuando se supone que esos temas los vieron también en materias como física o química”. Subraya que pasan muchas horas en el cuerpo colegiado analizando proyectos y métodos de estudio, “pero a la hora de impartir las clases cada quién hace lo que quiere o lo más fácil”.—¿Qué es lo más fácil?—Impartir una clase dirigida, es decir, yo explico y tú te apuras para ver el programa lo más rápido posible y pasar al 80 por ciento de mis alumnos, aunque no aprendan nada, para que me den mi carta de desempeño.—¿De plano?—He encontrado a mis compañeros haciendo cálculos de cuántos alumnos deben aprobar para tener el 80 por ciento. En muchas ocasiones, por querer cubrir el programa les damos clases no para que piensen, sino para que repitan lo que se les dice. A mí no me quieren porque les exijo que lean. Mis alumnos dicen que solo vengo a sentarme a ganar el sueldo, porque todo lo ejecutan ellos. “Yo sé que este semestre perderé mis estímulos como profesora. El año pasado solo pasó el 62 por ciento de mis alumnos, a pesar de que trabajé bastante con ellos, así que me quedaré sin mi carta de desempeño. Pero sé que esos alumnos, por lo menos saben lo mínimo”. Señala que otro problema son los programas de estudio y talleres de matemáticas que imparten, ya que no llevan una secuencia lógica.

MÉXICO ENTRE LOS PEORES

Miembro de la Organización para la cooperación económica (OCDE), organismo que agrupa a las 30 naciones más ricas del mundo, México es uno de los países más retrasados en educación (matemáticas, ciencias y español), asegura el maestro Rigoberto Macías Martínez, profesor investigador de la preparatoria regional de Ocotlán. “Pueden maquillarse las cifras, pero necesitamos poner

de nuestra parte para salir de esta situación. Los profesores deben adaptarse al cambio, ya que muchos están reacios a los nuevos métodos o a participar en foros nacionales e internacionales y critican a quienes les imparten algún nuevo curso”. En su investigación “¿Y las matemáticas?” encontró que del 70 al 80 por ciento de los profesores que imparten matemáticas en bachillerato son profesionales en ingeniería, arquitectura, pero “les hace falta pisar alguna normal o que haya cursos para que conozcan el desarrollo mental del joven y saber darles clases”. Lagos Navarrete afirma que en diciembre pasado, en un examen aplicado por la SEP a profesores que imparten clases en secundaria en tres materias (matemáticas, inglés y español), “todos salieron reprobados en matemáticas, algo que uno no puede creer”.

HUMANISMO EN LA ENSEÑANZA

Con más de 25 años de experiencia como profesor, Macías Martínez encontró en su investigación que muchos de los problemas en el aprendizaje de las matemáticas están relacionados más que con aspectos cognoscitivos, con asuntos afectivos, por lo que propone una educación más humanista y cursos de formación para profesores, padres y adolescentes. “Hemos detectado, en semestres anteriores, a jóvenes con problemas serios que piensan hasta en suicidarse. Han sacado sus rencores y por medio del gabinete psicológico hemos podido rescatarlos de sus crisis”.

Asevera que es fundamental que los padres y los profesores tengan un adecuado entrenamiento en la comprensión de los problemas de sus alumnos y cuenten con herramientas adecuadas, para en un momento dado sacarlos adelante. “Al padre muchas veces se le olvida que también fue adolescente. Por lo mismo, es necesario aprender a manejar estas crisis en el adolescente, porque si su padre, el profesor y la escuela lo sanciona, ¿a dónde lo vamos a mandar?” Agrega que son los mismos padres quienes presionan a sus hijos en los estudios para que alcancen cierto estatus o pronto ganen dinero, lo que hace que los jóvenes sufran altos niveles de estrés. “La materia prima en la enseñanza son los muchachos. Por lo mismo, los involucrados en este proceso de enseñanza no debemos constituirnos en fuerzas opuestas, sino apuntar todos unidos en la misma dirección para sacarlos adelante”.

TECNOLOGÍA OBSOLETA

“Muchos profesores se resisten a usar la tecnología o actualizarse para enseñar matemáticas”, indica el maestro José Luis Lagos Navarrete, autor y ganador del proyecto “La tecnología al servicio de la enseñanza de las matemáticas”. Con el dinero que Lagos Navarrete obtuvo de rifas y el mismo proyecto que presentó a la UdeG, logró adquirir 32 calculadoras científicas que les presta a sus alumnos (una para cada dos) para que mejoren sus aptitudes.

Las calculadoras son conectadas a un proyector, “por lo que casi no usamos el pizarrón, ya que así todos saben lo que hacen sus compañeros o lo que les dicto, además de que los motiva, ya que al aprendizaje de las matemáticas se agrega el de esta computadora portátil”. Aunque este tipo de tecnología ha sido usada en Estados Unidos desde hace 40 años, “ninguna de nuestras preparatorias la emplea, a pesar de que el alumno avanza cerca de 50 por ciento más que con el método tradicional”. Lagos Navarrete, autor también del libro Matemáticas I y quien ya prepara su siguiente texto sobre el mismo tema, dice que ha capacitado a muchos profesores en el uso de esta tecnología, “pero aunque ellos quedan bastantes motivados, no cuentan con el apoyo ni con los recursos necesarios para aplicar la enseñanza en sus escuelas, por lo que rápido decae su entusiasmo”. Desesperado porque ni siquiera en la biblioteca donde imparte clases le permiten utilizar las mesas de trabajo para proteger el equipo que utiliza, Lagos Navarrete advierte también del rezago tecnológico que existe en su preparatoria. “¿Por qué no puedo utilizar estas calculadoras en el salón de clases? Porque los pupitres son pequeños y es factible que caigan al piso por un descuido de los estudiantes, además de que las mesas de trabajo están diseñadas para trabajo en equipo. “Hay programas fabulosos de química, física, biología, anatomía, matemáticas que salieron hace 10 años en la FIL y nadie los utiliza, porque nos falta equipo”.❖En el deficiente aprendizaje están involucrados profesores mal preparados

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Las deficiencias y contrariedades de los estudiantes están más acentuadas en los que ingresan en el calendario A