francisco pizarro. evidencias histÓricas y bioarqueolÓgicas (alaf 2008)

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Temática VII IDENTIFICACIÓN Y MODO DE MUERTE II www.mimundo-jamesrodriguez.blogspot.com Prensa Arzobispal de Lima www.mimundo-jamesrodriguez.blogspot.com

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ARTÍCULOS VARIOS SOBRE ANTROPOLOGÍA FORENSE.

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Page 1: FRANCISCO PIZARRO. EVIDENCIAS HISTÓRICAS Y BIOARQUEOLÓGICAS (ALAF 2008)

Temática VII

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TRAUMATISMOS Y FRACTURAS DEL CRÁNEO

Mg. David Martínez Martínez1, Ph. D. Inmaculada Alemán Aguilera, Ph. D. María Teresa Miranda y Ph. D. Miguel C. Botella LópezLaboratorio de Antropología Física, Universidad de Granada, España.

Se parte por establecer la especificidad de traumas y fracturas en los que se puede corroborar los hechos, circunstancias y mecanismos lesivos en que se produce una muerte violenta, observados durante la autopsia. Se elabora el marco de un estudio prospectivo, epidemiológico, observacional y comparativo; correlacionando distintos aspectos en el contexto de una casuística representativa, para constituir parámetros apoyados en las frecuencias estadísticas y los contenidos sobre estudios de la biomecánica y estructura de los huesos, dirigidos a sustentar inferencias que permitan asociar la posible causa de muerte.

El principal objetivo: busca elaborar un protocolo de Antropología Forense para abordar el análisis de los traumatismos y fracturas del neuro cráneo, en aquellos casos que se desconozcan otras circunstancias y hechos en la investigación médico legal sobre muertes violentas, sospechosas o desconocidas.

Desde el punto de vista metodológico, se ha hecho hincapié en el registro de variables de carácter intrínseco y extrínseco, tales como líneas de fractura, su curso, simetrías, predominio de afectación de los huesos, orificios de entrada/salida producidos por armas de fuego, mecanismo de fractura, punto de impacto, formas, fragmentación, depresiones, desplazamientos, toxicología, entre otras.

En una fase inicial de la investigación, se han tomado como muestra los datos de un total de 427 expedientes de autopsias realizadas en el Servicio Médico Forense de la ciudad de México y de la ciudad de Cuernavaca, Estado de Morelos. Una segunda etapa propone incorporar información útil sobre resultados obtenidos con el empleo de imágenes diagnósticas y el estudio de colecciones contemporáneas de restos humanos esqueletizados.

1 Correo electrónico: [email protected]. Máster en Antropología Física y Forense, doctorando del Programa oficial de postgrado en Evolución Humana. Antropología Física y Forense de la Facultad de Medicina, Universidad de Granada, España.

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1. Introducción

Las lesiones del cráneo constituyen una de las causas más comunes de padecimientos neurológicos, invalidez y causa de muerte tanto en adultos como infantes. Las lesiones pueden gravitar desde un leve golpe ejercido por o contra un objeto sobre la superficie del cráneo, que apenas deje marcas en los tejidos circundantes, lo que sería una contusión; hasta alcanzar una categoría de moderado o grave que ya implique cortes en la cabeza de diversa magnitud, fracturas de uno o varios huesos y daños en el encéfalo, sus tejidos subyacentes, nervios y vasos sanguíneos.

Las estadísticas globales dan por sentado que los traumatismos craneales producen una mayor causa de muerte y discapacidades que cualquier otra patología neurológica como tumores o accidentes cerebro vasculares; son la segunda causa de muerte después de las heridas de proyectiles (balas), entre los varones menores de 35 años y se conoce que un 50 % de aquellos individuos que sufren un traumatismo grave fallecen. Según datos de publicaciones como las Guías de la Brain Trauma Foundation2.

El problema de los traumatismos del cráneo radica en que, a pesar de que el encéfalo está envuelto en una bóveda de tejido óseo que le protege, su nivel de vulnerabilidad es frecuentemente rebasado por diversos impactos o golpes directos, que aunque no dejen signos manifiestos sobre la piel o el hueso, pueden causar severos daños al tejido cerebral, las membranas que lo recubren, vasos sanguíneos y nervios.

Pueden provocar también, entre otras consecuencias, edema cerebral, hemorragias internas, hematoma subdural, aumentos de la presión intracraneal, pérdida de líquido cefalorraquídeo, herniación del tronco encefálico, secuelas de disfunción sensorial o motora, pérdida de funciones vitales, afectaciones de la memoria, el sueño, la confusión, estados de coma y por último la muerte.

2. Planteamiento del problema y justificación

La antropología forense enfrenta el reto de identificar con certeza restos humanos, cuando, por diversas razones, no se logra hacerlo con los recursos tradicionales provenientes principalmente de la medicina legal, tratándose de cuerpos humanos total o parcialmente esqueletizados, en avanzados estados de descomposición,

1 http://www.braintrauma.org/site/PageServer. Consulta del 23 de marzo de 2008.

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cuando sólo existen partes o fragmentos de uno o varios cuerpos, en cadáveres calcinados o momificados o en contextos con muy poca información asociada.

Además de individualizar los restos y lograr una identificación positiva que coincida con la biografía ante mortem de determinada persona, existen diferentes tópicos y aportes que ayudan a resolver asuntos de justicia criminal, de naturaleza civil o social, al mismo tiempo que establecen la manera, causa y mecanismo de muerte para reconstruir el evento que pudo causar tal circunstancia.

La complejidad del estudio del cuerpo humano, implica enfocar la atención en un área específica que puede ser examinada por separado. En este caso, se opta por abordar el tema de las lesiones, traumatismos y fracturas que se localizan en el cráneo humano y cuya afectación, además de ser visible y cuantificable, sirve de base para relacionarle como una posible manera, causa y mecanismo de muerte.

3. Objetivo general

El propósito directo que se persigue con este proyecto, es determinar la posible relación de especificidad que exista entre las manifestaciones visibles que puedan ser descritas, comportamientos mecánicos y fuerzas que interactúen en la producción de lesiones por traumatismos y fracturas en el cráneo; cuyo resultado pudo intervenir o fue determinante como manera, causa y mecanismo de muerte de un individuo.

4. Objetivos específicos

• Generar una descripción, cuantificación, reproducción y valoración detallada de las variables y características en el marco de una clasificación prevista de lesiones en el cráneo por traumatismos y fracturas en cadáveres, restos humanos esqueletizados, a partir de imágenes diagnósticas sobre pacientes que ingresan a un hospital con diagnóstico inicial de traumatismo craneoencefálico grave.

• Obtener una base de datos suficientemente representativa sobre lesiones por traumatismos y fracturas craneales, que permita hacer comparaciones futuras.

• Reconocer variaciones que pueden influir en el efecto del daño factores como la edad, sexo, estatura, consumo de drogas y alcohol, estados de salud y enfermedad. Un aspecto singular atañe también a la clasificación y distribución de las lesiones en los huesos del cráneo, tanto si son pre-mortem, peri-mortem y post-mortem, así como el orden cronológico de producción.

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• Establecer características que permitan hacer inferencias para determinar la herramienta, instrumento u objeto que pudo producir la lesión (lesiones modelo), calculando las fuerzas de tensión o compresión ejercidas en el evento de daño al hueso, la magnitud de las lesiones, el comportamiento o patrón de las líneas de fractura, la reconstrucción más probable de las causas del traumatismo.

• Proponer el desarrollo futuro de un programa computarizado de reconstrucción y animación de imágenes en tres dimensiones sobre lesiones de fracturas y traumatismos craneales que sustente una base de datos comparativa de análisis de tales heridas, para contribuir al diagnóstico de las causas de muertes violentas, sospechosas o desconocidas.

• Determinar si son comparables o similares los diferentes paradigmas de lesiones craneales y si muestran patrones reproducibles que puedan estar asociados a las circunstancias que les dieron origen.

• A partir de relacionar las lesiones por trauma y fractura de cráneo con la manera, causa y mecanismo de muerte, intentar elaborar nuevas y más precisas clasificaciones.

• Tratar de vincular los cambios en los hábitos de la vida moderna, criminalidad, niveles de violencia, aspectos de seguridad vial o laboral, comportamientos culturales de determinado lugar, con el tipo de lesiones que se estudian.

• Proponer un detallado protocolo de análisis de antropología forense sobre el reconocimiento y valoración de traumatismos y fracturas del neuro cráneo.

• Posibilitar el aumento de la experiencia individual y colectiva en la identificación de lesiones traumáticas del neuro cráneo con aplicación forense.

• Validar el interés en sustentar la “calificación jurídica” a partir de la determinación del tipo de lesiones, mecanismos de producción y su cronología, con una evaluación desde la óptica del análisis de la antropología forense.

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5. Impacto esperado

Los resultados que aspiramos alcanzar a través de la investigación, deberán constituirse en una fuente confiable de datos científicos y metodológicamente elaborados que permitan aumentar el conocimiento aplicado sobre la identificación de la posible manera, causa y mecanismo de muerte en el ámbito del estudio antropológico de muertes violentas y sospechosas en cadáveres, restos humanos esqueletizados e imágenes diagnósticas, en los que concurra la aparición de lesiones por traumatismo y fracturas del cráneo.

6. Importancia forense

La utilidad de la investigación está encaminada sobre todo a favorecer la identificación de lesiones por traumatismos y fracturas craneales en cadáveres y restos humanos esqueletizados en los que se desconocen otros elementos asociados a la investigación por muerte violenta, sospechosa o desconocida. Una base de datos de esta naturaleza deberá permitir hacer comparaciones de los hallazgos y los parámetros logrados para incorporar inferencias que aproximen al investigador forense al resultado más probable de la identificación. En su conjunto, la investigación aborda conceptos, contenidos de distintas disciplinas científicas y forenses, más el aporte propio que constituyen un instrumento de contenido teórico, metodológico y experimental.

Las estrategias y balances de la aplicación de herramientas metodológicas tienen como objetivo apuntalar futuras investigaciones que continúen ampliando el campo de estudio que hemos delimitado. La Antropología Forense es una disciplina en constante evolución y uno de los más recientes apoyos de las ciencias forenses al mejoramiento de la administración de justicia. Nuestra investigación -en un contexto de grandes y vertiginosos cambios a nivel mundial- busca conducir a nuevos conocimientos, con datos y contenidos que posibiliten desarrollar tecnologías de avanzada y, simultáneamente, faciliten y dinamicen una administración de justicia ágil y efectiva.

7. Definición de traumatismo craneoencefálico

Síndrome neurológico con compromiso encefálico variable producido por un traumatismo impactante sobre la cavidad craneana. Se distinguen dos tipos: TCE abierto o con fractura de cráneo, TCE cerrado o sin fractura de cráneo (Caimi, 2000).

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8. Diseño, material, metodología y fuentes de la investigación

El tipo de estudio o diseño de investigación que se ha utilizado en una primera etapa tiene seis componentes: Epidemiológico, descriptivo, observacional, prospectivo, comparativo y estadístico.

Se totalizaron un n = 427 individuos o casos para el estudio, con un recuento prospectivo del 1° de diciembre de 2006 hasta el 14 de abril de 2007, sobre 405 cadáveres que ingresaron al Servicio Médico Forense de la ciudad de México y 22 al Sanatorio de la ciudad de Cuernavaca, Estado de Morelos. Todos los casos fueron catalogados a su egreso como traumatismo craneoencefálico.

Se estableció una guía para captación de datos sobre la descripción de las lesiones en cuanto a su naturaleza, forma, agente que las produjo, coloración, distribución local, ubicación (tabla interna o externa, plano anatómico), clasificación, magnitud o grado, densidad (de la línea de fractura en imagen radiográfica), punto de impacto, curso de la fractura, ramificación, anchura, profundidad, bordes, fragmentación, depresiones, desplazamientos, ángulos, deformidades, presencia de materiales extraños al hueso, orificios de entrada y salida de proyectiles, puentes de elementos anatómicos, lesiones anexas y otras características que fueron incorporadas progresivamente.

Además, se incluyó como fuentes: datos pertinentes al levantamiento del cadáver, acceso a imágenes radiológicas y otras provenientes de expedientes médicos, y la información relacionada que aporta el protocolo de autopsia, como la edad, sexo e identificación numérica del individuo, fecha y hora del levantamiento, de la defunción y de la autopsia, circunstancias de muerte, antecedentes personales, peso, estatura, color de piel, edema, heridas, cicatrices, cuero cabelludo, datos relacionados con el examen interno del cráneo y del encéfalo hecho por el médico forense, posible data de muerte, causa de muerte inmediata, fundamental, básica y la etiología médico legal. Se ingresó toda la información en una base de datos y de estadística aplicada.

9. Resultados preliminares del estudio

De los 427 casos, 75 (17,6%) eran del sexo femenino y 452 (82,4%) del masculino. Las franjas de los grupos de edad que mostraron el mayor porcentaje de casos osciló entre los 21 a 40 años (44,3%); siendo el de 21-30 el que más individuos presentó (25,3%).

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En cuanto a los cadáveres ingresados (n=427), el 88,8% es decir 379 de ellos estaban previamente identificados; mientras que un 11,2% (48) ingresaron en calidad de individuos desconocidos o sin identificación.

Las frecuencias fueron: traumatismo cráneoencefálico (TCE) (217; 50,8%), conjunto de traumatismos (CT) (51; 11,9%), traumatismo cráneo torácico (TCT) (24; 5,6%), heridas producidas por arma de fuego penetrante en cráneo (HPAF) (101; 23,7%), traumatismo cráneo cervical (TCC) (17; 4,0%), traumatismo cráneo facial y cervical (TCFC) (2; 0,5%), traumatismo cráneo facial y toráxico (TCFT) (1; 0,2%), traumatismo cráneo facial (TCF) (12; 2,8%), y el traumatismo cráneoencefálico acompañado de electrocución (TCEYE) (2; 0,5%).

Siete categorías fueron calificadas directamente como los mecanismos lesivos relacionados con la producción de los traumatismos craneoencefálicos estudiados. La distribución de frecuencia estadística se evidenció por el siguiente orden: caída (36; 8,4%), precipitación (64; 15,0%), accidentes de tráfico (153; 35,8%), agresión (49; 11,5%), heridas por arma de fuego (102; 23,9%), lesión accidental por objeto que golpea (7; 1,6%), causa desconocida (16; 3,7%).

El reparto de fracturas en los cráneos fue el siguiente: para los huesos de la bóveda sin la presencia de fracturas (96; 22,5%), con fracturas (241; 56,4%); para los de base del cráneo sin fractura (25; 5,9%), con fractura (312; 73,1%).

La distribución de frecuencias del tipo de fractura principal fue: fx lineal (176; 41,2%), fx conminuta (35; 8,2%), fx deprimida (9; 2,1%), fx estrellada (1; 0,2%), fx por diástasis (1; 0,2%), fx cerrada o fisuaria (1; 0,2%), orificios por herida de arma de fuego (HPAF) (101; 23,7%), trepano (6; 1,4%), ventana ósea (7; 1,6%).

10. Conclusiones preliminares

La ejecución de una primera etapa de la investigación registró una cantidad de variables que pueden ser aplicadas al conocimiento y entendimiento del problema planteado.

Con datos suficientes, en base a la casuística disponible, se sustentó una mejor y más fiable correlación de eventos, circunstancias y comportamientos de las variables propuestas, para explicar el objeto y el tema de investigación.

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Del total de necropsias estudiadas en la muestra se desprende que en un 82,4 % de los casos, los traumatismos y fracturas inciden más en los individuos masculinos, y sólo un 17,6 % en los femeninos, asociados a las causas de muerte violentas.

El grupo de edad más afectado en los casos estudiados de muerte por traumatismos craneales, se localiza entre los 21 y 40 años de edad, banda que corresponde al grueso de la población estadísticamente más importante de población joven y económicamente activa de cualquier país.

De todas las variantes encontradas que afectan o lesionan la cabeza, el traumatismo craneoencefálico ocupó el mayor porcentaje de la muestra, con un 50,8 % del total.

Entre las principales causas de muerte, relacionadas con el estudio del traumatismo craneoencefálico y sus distintas modalidades, los hechos de tráfico ocuparon el primer lugar, con un 35,8 % de casos validados para la muestra. Esto se equipara con los datos estadísticos anuales del Servicio Forense de la ciudad de México, para el año 2006.

Las fracturas craneales que presentaron una distribución de trazos lineales regulares o irregulares, alcanzaron una mayor preponderancia en el 49 % de casos sobre las otras clasificaciones médico legales de la categoría de fracturas del cráneo.

Un 78,9 % en la aparición de fracturas craneales, sobre un 21,1 % en los que estuvo ausente cualquier trazo de fractura, indicó que el traumatismo craneoencefálico no siempre está acompañado de una lesión ósea.

De la conclusión anterior se puede deducir que, aunque exista un importante daño en el cerebro y en los tejidos conexos, que termina por causar la muerte del individuo, un porcentaje importante de tales lesiones no mostrarán cambios identificables en la estructura ósea del cráneo.

Ante la ausencia observable de lesiones en el tejido óseo del cráneo de un esqueleto, se descarta inferir la posible causa de muerte bajo la circunstancia de establecer un TCE.

La presencia del trazo de una o más fracturas en el cráneo de un hallazgo que se investiga, permitirá abordar la indicación de TCE como causa de muerte violenta o sospechosa.

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11. Recomendaciones

Se pueden mejorar las técnicas de autopsias para que permitan exponer los hallazgos de una manera más efectiva.

Implementar el uso obligatorio previo a la apertura de la cavidad craneal de sistemas de detección radiológica de imágenes.

Incluir siempre el estudio toxicológico indispensable, tanto de cadáveres que ingresan a un servicio forense como de pacientes con antecedente inmediato de haber sufrido un TCE.

Aplicar técnicas lumínicas sobre la bóveda para identificar el curso de fracturas imperceptibles de otra manera al ojo humano.

Realizar toma de impresiones o moldes sobre la superficie o morfología del hueso fracturado ante la posibilidad de inferir el objeto o instrumento agresor.

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FRANCISCO PIZARRO: NUEVAS EVIDENCIAS HISTÓRICAS Y BIOARQUEOLÓGICAS SOBRE LA AUTENTICIDAD DE SUS RESTOS1

Bach. Edwin Raúl Greenwich CentenoProyecto Académico de Investigación Bioarqueológico e Historiográfico Francisco Pizarro - PAIBHFPEquipo Peruano de Antropología Forense - EPAFUniversidad Nacional Mayor de San Marcos

1. Descubrimiento y polémica sobre la autenticidad de los restos

En un artículo titulado “Los Restos de Pizarro”, publicado el 22 de noviembre de 1903, el historiador José Toribio del Polo hace referencia al descubrimiento que Monseñor Carlos García Irigoyen hace de un acta fechada en 1661, la cual menciona que la cabeza de Don Francisco Pizarro yacía en una cajita de plomo en cuya tapa se podía leer la siguiente inscripción: “Aquí está la cabeza del Señor Marqués don Francisco Pizarro que descubrió y ganó los Reinos del Pirú y puso en la Real Corona de Castilla”.

La caja de plomo conteniendo un cráneo con mandíbula y la empuñadura de una espada fue descubierta de manera fortuita, el 18 de junio de 1977, en el segundo nivel del nicho central de la Cripta Arzobispal por trabajadores del proyecto de remodelación y restauración de dicho espacio sepulcral. En el mismo nivel se encontró otra caja desarmada, forrada con terciopelo negro, en cuya cerradura, al costado derecho, se ubicó la impronta de la Cruz de Santiago, de paño o tela, fijada con clavos de cabeza ancha. En esta caja se ubicaron los restos de varios esqueletos mezclados.

Estos descubrimientos no tardaron en despertar polémica, realizándose, desde entonces, una serie de investigaciones con el propósito de establecer o descartar la autenticidad de los restos encontrados.

1 Derechos Reservados del Autor.

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En aquella época, el Dr. Hugo Ludeña Restaure2 dirigió las investigaciones em-prendidas sobre los hallazgos de la Cripta Arzobispal, y llegó a precisar lo siguiente:

Sobre el cráneo al interior de la caja de plomo:

“La autenticidad del cráneo de Pizarro está certificada por la inscripción de la tapa y por su referente en el acta de 1661”.

Sobre la caja desarmada:

“La caja forrada con terciopelo negro con la impronta de la Cruz de Santiago es la misma en la que fue enterrado Francisco Pizarro en 1544”.

Sobre las lesiones del esqueleto:

“Se ubicaron 14 heridas penetrantes, producidas por instrumentos punzo-cor-tantes en cabeza, vértebras y extremidades superiores, lo cual concuerda con los relatos sobre la muerte del Conquistador”.

Concluye:

“El hallazgo de los restos auténticos de Don Francisco Pizarro, en 1977, en la Cripta de la Catedral de Lima, ha sido confirmado por las Investigaciones de Arqueología e Historia y ratificado mediante la investigación científica en labo-ratorios nacionales y extranjeros”3

Ante estos resultados, el Dr. Edmundo Guillén Guillén4 y el R.P. Antonio de San Cristóbal5 dirigieron estudios sobre las fuentes escritas y los polémicos restos, afirmando lo siguiente:

Sobre el estudio documental de fuentes históricas:

“Las fuentes históricas empleadas por el Dr. Ludeña, son insuficientes y carecen de veracidad, pues no existen documentos oficiales que certifiquen lo sostenido por él”.

2 Director de la Escuela Profesional de Antropología y Arqueología de la Universidad Nacional Federico Villarreal (Lima). 3 Ludeña Restaure Hugo, Tercer Informe sobre las investigaciones del: “Proyecto Pizarro de investigaciones de arqueología e historia”, Lima, 1984.4 Dr. en Historia y en educación. Autor de libros y numerosos artículos sobre el Perú del siglo XVI5 Dr. en Filosofía y en Educación. Autor de libros y numerosos artículos sobre arquitectura virreynal del Perú.

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Sobre el estudio antropológico:

“Los estudios de antropología física no permiten establecer satisfactoriamente la relación de los restos óseos con Francisco Pizarro. No hay compatibilidad entre el cráneo, la mandíbula y el resto del cuerpo. El cráneo presenta características gráciles, con líneas de inserción muscular débiles al contrario de las vértebras cervicales y el resto del esqueleto. El cráneo, mandíbula y los demás huesos del esqueleto con caracteres inconciliables unos con otros pueden corresponder a una o varias personas distintas”.

Sobre la falta de información:

“No existe suficiente información sobre la edad y morfología de Pizarro, que sustente que el esqueleto de la Catedral de Lima corresponda al Conquistador. Según testimonio personal de Pizarro habría nacido en 1482, teniendo 59 años cuando fue asesinado y no 63 como se suponía”.

Exámenes complementarios:

“Exámenes de restos puparios encontrados en el cráneo ponen en duda la anti-güedad de los restos y la naturaleza de su inhumación”.

Concluye:

“El esqueleto que yace en la Capilla de los Reyes de la Catedral de Lima desde enero de 1985, no es de Don Francisco Pizarro, sino el de una persona anónima de procedencia desconocida”.6

2. Investigaciones recientes llevadas a cabo por el PAIBHFP

El Proyecto Académico de Investigación Bioarqueológico e Historiográfico Fran-cisco Pizarro-PAIBHFP, integrado por jóvenes investigadores de diferentes áreas académico-científicas, bajo mi dirección, -con el apoyo de importantes institu-ciones nacionales y extranjeras - ha venido realizando, desde fines del año 2006, una serie de nuevas investigaciones sobre los polémicos restos. Este proyecto se ha planteado dentro del marco de investigación que vengo realizando como parte de mis estudios universitarios de arqueología en la Universidad Nacional Mayor

6 San Cristóbal Sebastian Antonio y Guillén Guillén Edmundo, "La Ficción del esqueleto de Pizarro", Lima, 1986.

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de San Marcos; como su nombre lo indica, involucra dos disciplinas muy impor-tantes del saber científico que son la Bioarqueología (en el campo del estudio de los huesos humanos) y la Historia. Ambas disciplinas conjugan en sus respectivos roles y sus propios métodos una pieza importante en el desarrollo de la investiga-ción, por lo cual se plantea la necesidad de trabajar con un equipo multidiscipli-nario que incluya especialistas en diferentes áreas de investigación afines.

Cabe recalcar que las personas que trabajamos en este proyecto científico aporta-mos cada quien con sus conocimientos en la materia que nos compete, esto nos ayudará, sin embargo, a tener una visión de conjunto sobre el tema de investiga-ción que estamos tratando.

2.1. Presentación

Toda actividad humana deja siempre vestigios de su existencia en los objetos creados y/o usados por el hombre a lo largo de su vida (objetos materiales que con el paso del tiempo pasan a convertirse en reductos de actividad social, los cuales son de suma importancia para el trabajo de investigación arqueológica, toman-do la forma de registro arqueológico) y en las alteraciones de su propio cuerpo (material óseo) producto de las actividades practicadas a lo largo de su vida y del cuidado al que era sometido el cuerpo.

En el caso de una obra arquitectónica al estudiar la forma, la técnica, los ma-teriales, adosamientos, volumen, etc; se logra conocer el cómo se organizó la sociedad para realizarla (quienes dirigen, quienes construyen, quienes traen el material, que artefactos emplearon y el porqué la construyeron). Así mismo en los huesos humanos al examinar grosores, marcas musculares, marcas de infecciones, malformaciones, etc; se logra aproximaciones de las actividades que realizaba el individuo, enfermedades que padecía, como se nutría, así como aproximarnos a los ritos funerarios practicados por la sociedad de su tiempo y establecimiento de diferencias de estatus (cuando este tipo de estudios se realiza con varios indivi-duos, es posible obtener índices de tipo demográfico).

La información que se obtiene del material óseo es tan importante como la in-formación que puede proporcionar otros vestigios de la actividad humana, tanto más aun por ser este material, un vestigio del mismo hombre que realizó la activi-dad y cuya influencia se puede ubicar en sus propios restos.

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Leyenda:1. Lesiones o “heridas” que el individuo sufre en vida y sobrevive a ellas.2. Lesiones o “heridas” que se provocan momentos antes o alrededor de la muerte.3. Marcas o improntas dejadas en los huesos producto de las actividades que el individuo

realizó a lo largo de su vida.4. Enfermedades que el individuo sufrió a lo largo de su vida.5. Agentes contaminantes de diversa índole (metal, ácido u otras sustancias orgánicas e

inorgánicas) presentes en el espacio donde yacían los restos después de ser inhumados.

Esqueleto completo de Francisco Pizarro indicando la evidencia estudiada por el PAIBHFP.

Foto: Ronal H

uallpa. 2008

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Tomando en cuenta lo mencionado el presente proyecto tiene como principal propósito la reconstrucción de la vida biográfica del conquistador del Perú, Se-ñor Marqués Don Francisco Pizarro –quien nació y vivió entre los años 1478 (o ¿1482?) y 1541- sobre la base de estudios historiográficos, arqueológicos y bioan-tropológicos, lo cual requiere llevar a cabo un estudio sistemático y paulatino de los datos históricos (crónicas, archivos históricos, publicaciones recientes, docu-mentos inéditos, etc.) que se tengan sobre su vida así como un análisis minucioso del material óseo recuperado de su tumba, para establecer relaciones que nos permitan otorgar un diagnóstico más certero.

2.2 Resultados Preliminares7

Articulaciones óseas.

Todas las articulaciones de las piezas óseas del esqueleto son consistentes. La referencia en el “Informe Guillén” sobre una posible mezcla de diferentes indivi-duos queda descartada. El PAIBHFP ubicó y separó algunas piezas óseas que no tenían correspondencia con el esqueleto, quedando solo aquellas que sí le perte-necían para efectos del estudio.

Respecto al aspecto físico de Pizarro

a) Aspecto físico general:

El esqueleto corresponde a un individuo adulto de sexo masculino, contextura robusta, lo cual es consistente con alguien que ha realizado gran actividad física en vida. Edad biológica aproximada de 58 +/- 8 años, diestro, de 1.72 +/- 7 cm de estatura aproximada. Los rangos establecidos encajan dentro de las caracterís-ticas atribuidas a Francisco Pizarro, “… hombre alto, grande de cuerpo, bien hecho y no mal gestado” (Del Busto, 2001).

b) Respecto al cráneo:

- Hay consistencia en la articulación tanto entre la región de la base del cráneo (articulación de los cóndilos del hueso occipital) con la primera vértebra cer-vical (carillas articulares superiores del atlas), como también entre la unión de la mandíbula con el cráneo (articulación témporo-mandibular).

7 Greenwich Centeno Edwin Raúl, "Francisco Pizarro. De Trujillo de Extremadura a la Ciudad de los Reyes", Lima, 2008."Francisco Pizarro. Evidencias Históricas y Bioarqueológicas.", Lima, 2009

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- La presencia de regiones reabsorbidas de los alvéolos por ausencia de piezas dentarias antemortem en la mandíbula genera la reducción del tamaño del cuerpo mandibular, la ligera oblicuidad de la rama ascendente, ligera apertura del ángulo gonial y la ligera inclinación del cuello del cóndilo hacia atrás, lo que en apariencia genera la expansión del cuerpo mandibular sobresaliendo mas allá del plano de la cara. Sin embargo esta es una condición normal de la mandíbula de un individuo de avanzada edad que ha perdido la mayoría de las piezas dentales en vida, descartando así la posibilidad que la pieza ósea no le pertenezca.

Imagen en vista lateral izquierda del cráneo de Francisco Pizarro en correcta articulación con las seis primeras vértebras cervicales. La guía indica la trayectoria de una lesión cortante penetrante por debajo de la mandíbula.

Foto: E. Raúl Greenwich. 2007

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Infografía de Raúl Rodriguez tomada del Diario El Comercio con fecha 28 de Setiembre de 2008.

- El cráneo es aparentemente más pequeño y grácil en relación a la proporción del resto de la osamenta, sin embargo presenta rasgos masculinos marcados a excepción de la cresta nucal (grado 3). La gracilidad y dimensión del cráneo puede deberse al proceso de gracilización morfológica que se presenta en crá-neos de personas de avanzada edad, llegando incluso atenuar las diferencias morfológicas que permiten observar el dimorfismo sexual.

Respecto a las lesiones

Los estudios del mecanismo lesionario lograron establecer que el esqueleto pre-senta más de 16 lesiones entre cortantes-penetrantes y cortantes-contundentes, a nivel la cabeza, garganta y cuello, tórax, abdomen, brazo derecho y mano izquier-da. Dichas lesiones fueron causadas por varios artefactos de corte laminar de uno o doble filo, con variada intensidad de fuerza aplicada al momento de propinar la lesión y desde diferentes posiciones. La mayoría de las lesiones se ubican de lado derecho. La relación estructural entre las lesiones y su naturaleza así como las direcciones establecidas en las piezas óseas comprometidas nos permiten estable-cer que el esqueleto presenta lesiones consistentes con el ataque referido en las crónicas sobre la muerte de Francisco Pizarro.

Fuente: E. Raúl GreenwichPAIBHFP

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Esqueleto completo de Francisco Pizarro indicando las lesiones cortantes penetrantes y cortantes contundentes estudias por el PAIBHFP. Nótese que la dirección de todas las lesiones es de lado lateral derecho, lo cual indica que esta región del cuerpo estuvo más expuesta a los atacantes, puesto que debió hacer uso del miembro superior derecho para su defensa ante el ataque, haciendo esa región del cuerpo más propensa a recibir lesiones.

Foto: Ronal H

uallpa. 2008

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Radiografía del cráneo de Pizarrro, donde se observa engrosamiento de la tabla interna del cráneo y reacciones cálcicas.

"... y dieron al Marquez tantas lanzadas y puñaladas y estocadas, de que murió...sin acabar de atar las correas de las coracinas, con una espada y una adarga, y que todos cargaron sobre el con tanta furia... y así le acabaron de matar con una estocada que le dieron en la garganta..." (Crónicas recogidas en el "Estudio Ludeña", 1984). "Pizarro, entre otras heridas, tenía el codo derecho cercenado;..."(Del Busto, 2001)

Respecto al estilo de vida

Para José Antonio del Busto, Francisco Pizarro en la vejez llevó una vida apaci-ble lejos de las campañas y de antiguos oficios, lo cual acelera las enfermedades propias de la edad senil. Así pues el esqueleto presenta signos de proceso degene-rativo producto de la edad avanzada, las viejas lesiones en el pie derecho y brazo derecho evidencian, como era de suponerse, que Francisco Pizarro llevó un estilo de vida bastante agitado, las marcas en los talones implican grandes caminatas en combates o viajes. El aumento en la densidad ósea y engrosamiento del hueso supone la presencia de una condición patológica conocida como Enfermedad de Paget, lo cual no ha sido descartado aún.

Análisis de elementos traza establecieron una dieta basada en alimentos de ori-gen vegetal.

Foto: E. Raúl G

reenwich. 2008

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Respecto a la inhumación

Los exámenes de mudas de moscas necrófagas no descartan la posibilidad que el cuerpo haya sido inhumado pocas horas después de su muerte, como lo indican las crónicas, ya que la naturaleza de las moscas que participan en el proceso de descomposición pueden desarrollarse con poco oxígeno.

Los exámenes de Espectrometría de Fluorescencia de Rayos X establecieron que el cráneo estuvo en contacto por tiempo prolongado con el plomo, lo cual se co-rresponde con el acta de 1661 donde se hace referencia a este hecho. Igualmente demostró que cuando menos el pie derecho estuvo en contacto con cobre, posi-ble metal del cual eran las espuelas con la que fue inhumado el cuerpo según las crónicas de la época. Esta referencia tendrá que ser corroborada históricamente.

Calcáneo y Metatarsos derechos con presencia de coloración verdosa por contacto con cobre

Foto: Ronal Huallpa. 2008

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Conclusión preliminar

La evidencia en los restos óseos es una pieza más en el rompecabezas que se debe armar en el largo proceso de la autentificación de los restos de Pizarro. Las circunstancias del hallazgo de los restos al interior de La Cripta Arzobispal de la Basílica Catedral de Lima en 1977, el contexto de su tumba, la caja de plomo -conteniendo un cráneo en su interior-, en cuya tapa se puede leer claramente “Aqvi esta la cabeça del señor Marqves Don Fansisco Piçaro qve descvbrio y gano los reynos del Pirv y pvso en la Real Corona de Castilla”, el acta fechada en 1661 donde se hace referencia al cráneo de Pizarro en una caja de plomo; la caja desarmada forrada con terciopelo negro con la impronta de la Cruz de la Orden de Santiago en la que fue enterrado Pizarro después de su primera exhumación según actas de 1544; son evidencias de naturaleza arqueológica y documental que sirven como base y refuerzan aún más la teoría de la autenticidad.

La coincidencia de estos hallazgos arqueológicos relacionados a una osamenta que es consistente con la de un hombre que participó en los episodios históricos del aventurero extremeño, conquistador y Marqués Gobernador del Pirú Don Francisco Pizarro hace suponer que en efecto estamos ante sus auténticos restos. Sin embargo consideramos que por tratarse de un personaje de relevada impor-tancia histórica se debe agotar todos los recursos científicos posibles con el objeto de despejar y desterrar falsas teorías. Es en ese sentido que el PAIBHFP amplió la investigación sobre los restos con el objeto de estudiar al hombre detrás de la historia através de sus huesos; de igual manera, el desarrollo de los estudios ge-néticos proveen un marco de investigación con ADNmt que proporcionará una aproximación al 99.9% sobre la autenticidad de la osamenta. Dichos resultados se expondrán en una próxima publicación donde se detallará todos los métodos utilizados en la investigación y los hallazgos realizados.

Agradecimientos especiales

Al Arzobispado de Lima, al Museo de Arte Religioso de la Catedral de Lima, al Cabildo Metropolitano de Lima, a la Fundación Obras Pías de los Pizarro, al Instituto Francés de Estudios Andinos - IFEA, a la Universidad Alas Peruanas, al Equipo Peruano de Antropología Forense - EPAF, al Instituto Peruano de Energía Nuclear - IPEN, a la Dirección Nacional de Criminalística - área de Entomología Forense, a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos; y muy especialmente a todos los colaboradores que brindando parte de sus valioso tiempo, apoyaron en las largas jornadas de trabajo que comprendió el desarrollo del proyecto.

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