fragmentos pascal

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  • 7/26/2019 Fragmentos Pascal

    1/2

    Los hombres son tan necesariamente locos, que sera estar loco por otro giro de

    locura, no estar loco.

    Y si no se rebaja a esto y quiere estar siempre en tensin, se conducir an ms

    tontamente, porque pretender superar la humanidad, y, al fin de cuentas, l no es

    ms que un hombre, es decir, capa de poco y de mucho, de todo y de nada! no

    es ni ngel ni bestia, sino hombre.

    "o nos situamos nunca en el tiempo presente. #nticipamos el por$enir como si

    llegara demasiado lentamente, como para apresurar su curso% o recordamos el

    pasado, para detenerlo por ser demasiado rpido! tan imprudentes, que erramos

    por tiempos que no son los nuestros y no pensamos en el nico que nos

    pertenece, y tan $anos, que nos ocupamos de los que ya no son nada y dejamos

    escapar sin refle&in el nico que subsiste. 'llo se debe a que, generalmente, el

    presente nos hiere. Lo apartamos de nuestra $ista, porque nos lastima% en cambio,si nos resulta agradable, nos lamentamos al $er que se nos escapa.

    '&amine cada uno sus pensamientos! encontrar que todos estn ocupados por el

    pasado o por el por$enir. (asi no pensamos en el presente% y, si pensamos, slo lo

    hacemos buscando en l una lu para disponer el por$enir. 'l presente nunca es

    nuestra finalidad! el pasado y el presente son nuestros medios% slo el por$enir es

    nuestro fin. #s pues, no $i$imos nunca, sino que esperamos $i$ir% y, porque

    siempre nos estamos disponiendo a ser felices, es ine$itable que no lo seamos

    nunca.

    )i conocemos la pasin dominante de cada uno, estamos seguros de caerle bien%

    y, sin embargo, cada uno tiene sus caprichos, contrarios a su propio bien, en la

    idea misma que tiene del bien! es una e&tra$agancia que saca del tono.

    )omos tan presuntuosos, que quisiramos que toda la tierra nos conociera, y aun

    los hombres que $endrn cuando ya no estemos% y somos tan $anos, que nos

    entretiene y nos contenta la estima de cinco o seis personas que nos rodean.

    "o nos contentamos con la $ida que tenemos en nosotros y en nuestro propio ser!

    queremos $i$ir en la idea de los otros con una $ida imaginaria, y para ello nos

    esforamos por parecer a. *enamos incesantemente por embellecer y conser$ar

    nuestro ser imaginario, y descuidamos el $erdadero.

    #s, la $ida humana no es ms que una ilusin perpetua% nos dedicamos

    e&clusi$amente a inter enga+arnos y a inter halagarnos. "adie habla de nosotros

    en nuestra presencia del mismo modo como habla en nuestra ausencia. La unin

    que e&iste entre los hombres slo est fundada sobre este mutuo enga+o% pocas

    amistades subsistiran si cada uno supiera lo que su amigo dice de l cuando est

    ausente, aunque hable entonces sincera y desapasionadamente. #s pues, elhombre slo es disfra, mentira, hipocresa, tanto en s mismo como para los

    otros. "o quiere que se le diga la $erdad trata de no decirla a los otros% y todas

    estas inclinaciones, tan alejadas de la justicia y de la ran, tienen una ra natural

    en su coran.

    ecir la $erdad es til para aqul a quien se la dicen, pero des$entajoso para

    quienes la dicen, porque se hacen odiar.

  • 7/26/2019 Fragmentos Pascal

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    *or lo tanto, no busquemos seguridad y firmea. "uestra ran queda siempre

    seducida por la inconstancia de las apariencias, nada puede fijar lo finito n- entre

    los dos infinitos que lo encierran y le huyen.

    al es nuestro $erdadero estado% l nos hace incapaces de saber con certea y de

    ignorar totalmente. /ogamos sobre un medio $asto, siempre inciertos y flotantes,

    empujados de una punta a la otra. )i aparece algn trmino en el que

    pensbamos fijarnos y asegurarnos, oscila y nos abandona% si lo seguimos,

    escapa a nuestras tomas, se nos deslia y huye con eterna fuga. *ara nosotros,

    nada se detiene. al es nuestro estado natural y, sin embargo, es el ms contrario

    a nuestra inclinacin% ardemos por el deseo de hallar un asiento firme y una ltima

    base constante sobre la cual edificar una torre que se ele$e al infinito, pero todo

    nuestro fundamento cruje y la tierra se abre hasta los abismos.

    0abiendo $uelto a s mismo, considere el hombre lo que l es en comparacin conlo que es% obsr$ese como perdido en este rincn apartado de la naturalea% y,

    desde esta peque+a celda donde se encuentra alojado, o sea el uni$erso, aprenda

    a estimar la tierra, los reinos, las ciudades y a s mismo en su justo precio. 12u

    es un hombre en el infinito3

    *ero, para presentarle otro prodigio igualmente asombroso, busque el hombre en

    lo que conoce las cosas ms sutiles. 2ue el insecto arador le ofreca en la

    peque+e de su cuerpo partes incomparablemente ms peque+as, piernas con

    articulaciones, $enas en sus piernas, sangre en sus $enas, humores en esta

    sangre, gotas en sus humores, $apores en estas gotas% y di$idiendo an msestas ltimas cosas, agote sus fueras en estas concepciones, y el ltimo objeto al

    que pueda llegar sea ahora el de nuestra e&posicin! quis piense que es esta la

    e&trema peque+e de la naturalea. 2uiero hacerle $er all dentro un nue$o

    abismo. 2uiero pintarle no slo el uni$erso $isible, sino tambin la inmensidad que

    se puede concebir de la naturalea, en el recinto de esa abre$iatura de tomo.

    4ea en l una infinidad de uni$ersos, cada uno con su firmamento, sus planetas,

    su tierra, en la misma proporcin del mundo $isible% en esa tierra, animales, y por

    ltimo insectos aradores, en los cuales $ol$er a encontrar lo mismo que los

    primeros le han dado% y, encontrando aun en los otros lo mismo, sin fin h y sin

    reposo, pirdase en estas mara$illas, tan asombrosas en su peque+e como las

    otras por su magnitud% pues 1quin no se admirar de que nuestro cuerpo, que ha

    poco no era perceptible en el uni$erso, imperceptible l mismo en el seno del todo,

    sea ahora un coloso, un mundo, o ms bien un todo, con respecto a la nada a la

    cual no se puede llegar3

    2uien se considere de tal suerte se espantar de s mismo y, considerndose

    sostenido en la masa que la naturalea le ha dado, entre esos dos abismos del

    infinito y de la nada, temblar a la $ista de mara$illas tales% y yo creo que su

    curiosidad se tornar admiracin y estar ms dispuesto a contemplarlas ensilencio que a inquirirlas con presuncin. *ues, en fin, 1qu es un hombre en la

    naturalea3 5na nada con respecto al infinito, un todo con respecto a la nada, un

    medio entre nada y todo. 6nfinitamente distante de comprender los e&tremos, para

    l el fin y el principio de las cosas estn insuperablemente escondidos en un

    secreto impenetrable, y es igualmente incapa de $er la nada de donde ha sido

    e&trado y el infinito donde est sumido. #s pues, 1qu har, sino darse cuenta de

    7alguna7 apariencia del intermedio de las cosas, en una desesperacin eterna de

    conocer ni su principio ni su fin3 odas las cosas estn sacadas de la nada y

    lle$adas hasta el infinito. 12uin seguir este asombroso itinerario3 'l autor de

    tales mara$illas lo comprende. Los otros no pueden hacerlo.