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de “El Vate” primera edición8 - 11

-F RUMÓLa verdad os hará libres

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Luis Amaudi Fuentes

“El Vate” de Belisario Domínguez

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2 y 3**Desde el Siglo XX con amor y reflexión

Em[vate]

de las corridas de toros

Concepción nacional y pensamientoTauromaquia:

El contexto Internacional

4 y 5

6 y 7

12 y 13

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Ediciones Originalesa la tauromaquia

Juan Felipe Gómez Chirino-Director General-

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José Juan Pérez Ramos

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La Verdad Os Hará LibresEdición EspecialFÓRUM - 2

“El Vate de un Héroe”Por: Juan F. Gómez Chirino

Directorio Editorial

En esta edición de “FÓRUM-Gaceta Universitaria”, hacemos un merecido hom-enaje a un magno personaje de la historia de México y de Chiapas, un homenaje al trabajo del Dr. Belisario Domínguez Palen-cia, Héroe de la Libertad de Expresión y la Democracia. Su valentía en la defensa de la dignidad de nuestro País, así como sus diversas aportaciones culturales y cívicas a la sociedad mexicana durante los inicios del Siglo XX, son consideradas de suma im-portancia en el devenir revolucionario de esta época.

Las contribuciones brindadas por parte del Dr. Domínguez Palencia a la ciudadanía mexicana durante aquellos difíciles tiem-pos, no eran más que causas nobles que empezaban siendo redactadas con la con-tundencia de su pluma empuñada, y de-fendidas férreamente por sí mismo y sus seguidores, en cada debate y cada pieza de oratoria. Diversos extractos de estos pensamientos, se encuentran compilados en los acervos de instituciones culturales de los tres órdenes de gobierno, de los cuales emana una estricta reflexión de ser-vicio a la patria y de fraternidad hacia el prójimo, que finalmente, fue la orientación de su actuar cotidiano frente a las distintas problemáticas que aquejaban a su Nación y Entidad.

Un documento en especial, que es base de este pensamiento traducido del reclamo humanístico, social, político y cultural de su acontecer, fue el periódico de su propiedad denominado “El Vate”, el cual fundó hace 109 años en su natal Comitán de las Flores, Chiapas, y llegó a circular en las esferas del poder público de

**Desde el Siglo XX, con amor y reflexión… Dr. Belisario Domínguez.

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la Ciudad de México, Distrito Federal. Sus ejemplares, los cuales eran distribuidos sin costo alguno para el público en general, eran compuestos por dos pliegos de fojas, que contenían reflexiones profundamente citadas sobre una temática en concreto, abordadas por el discurso magistral de Don

Belisario Domínguez Palencia; haciendo un gran énfasis en la explicación de la moral del Hombre, de frente a las distintas situa-ciones que le competían en su quehacer como un Ser Viviente de la naturaleza, como un Ciudadano del Estado Nación, y

La Verdad Os Hará LibresEdición Especial FÓRUM -3

como un Ente Racional en el Universo.Las palabras de “VALOR”, “ALEGRÍA”,

“TRABAJO” y “ESTOICISMO”, que conform-an el nombre de este tan singular periód-ico (“El VATE”), han resultado ser para la época de su existir, como para aquellos que han podido comprender su pensami-ento, los propósitos más naturales de un Hombre de Paz que buscaba hacer reflex-ionar a su prójimo mediante la narración filosófica. Y fue eso, su estilo filosófico de narración lo que le convirtió sin duda, a lo largo de las ediciones de su periódico, en un verdadero “Vate”; que tal y como en la cultura Celta se llegó a concebir: fue “un Hombre de amplio conocimiento de los sueños y de las profundas interrogantes morales ante el Cosmos”.

Para este día, el trabajo que en “FÓRUM-Gaceta Universitaria” presenta-mos, está basado en la publicación prim-era emitida por el Dr. Belisario Domínguez en este periódico; una publicación muy importante, porque es aquí donde su cat-egórica forma de análisis se impone sobre una temática relevante, que hasta nues-tros días, ha sido un tópico muy debatido desde las perspectivas nacional e internac-ional; un tópico que consiste en las despre-ciables, pero también permitidas “Corridas de Toros”.

Durante el andar de los siguientes artículos, grandes autores de nuestra Editorial, como los son Rocío Ovilla, José Juan Pérez Ramos y Luis Amaudi Fuentes, abordarán este tema desde observancias muy particulares, tanto de forma filosófica como noticiosa, haciendo referencia final-mente, a lo que dictaba el pensamiento del Prócer de la Libertad de Expresión, y contrastando aquellas reflexiones con las

Domínguez Palencia que escribió hace 109 años, confiando en que los hombres y mujeres de bien, venideros de las nue-vas generaciones, transmitirían con amor y dedicación a sus contemporáneos, para cultivar esa semilla de la Libertad y la Soli-daridad que debe prevalecer en todas las Naciones del Mundo. Bajo este último ar-gumento, quiero agradecer enormemente a nombre de todos los que hacemos posi-ble “FÓRUM”, el respaldo y la confianza del Lic. Miguel González Alonso, destacado periodista chiapaneco, por su magna con-tribución hacia esta Editorial, al habernos obsequiado las réplicas de esta joya de edición de “El Vate”, y permitirnos con-siguientemente, compartir estos ideales tan arraigados a su profesión con nuestros seguidores. Así también, agradecemos en plétora la ayuda del Lic. Alejandro Flores Cancino, quien colaboró con nosotros para poder incorporar las páginas de esta mis-ma reliquia a nuestra entrega especial.

Sin más preámbulos, deseo ferviente-mente que nuestros párrafos sean del agrado de todos ustedes.

visiones que se tienen hoy en día de la an-terior.

Como último punto, hemos contem-plado también el espacio para que todos nuestros lectores puedan leer las pági-nas originales de “El Vate” en su primera edición; ideales puros del Dr. Belisario


Em[vate] a la Tauromaquia**Una perspectiva moral sobre el espectáculo de los toros.

Por: José Juan Pérez Ramos

Fechado: Junio 25 de 2012, Día Mundial Anti-Taurino.- Desde la prehistoria el ser humano ha estado íntimamente ligado a los toros y a otros animales, nuestras prim-eras raíces indican en sus pinturas y óleos rupestres la admiración potentísima con la que se le veneraba estos imponentes animales, ciertamente; su fuerza, virilidad, fertilidad, entre otras particularidades, les convirtieron en la deidad protectora de la agricultura, pero esta capacidad contem-plativa, tan propia e inalienable en el ser humano se encuentra del mismo modo ata-da a la disponibilidad de sentir placer por el dolor y sufrimiento ajeno, en cualquiera de sus manifestaciones. Repensemos un poco esta idea; déjenme contarles que en los sig-los que circundaron la vanagloria del Impe-rio Romano, y más específicamente, en el tránsito de éste a su decadencia y colapso, se instauraron prácticas abominables en las que desafortunados hombres se debatían la vida en contra de fieras salvajes: los es-clavos primigeniamente, y posteriormente los cristianos perseguidos, a quienes se les consideraron como hombres sin honor para la élite romana, eran descuartizados, con la el objeto de ofrecer violencia gratui-ta y acrecentar el morbo entre los especta-dores (Pan y Circo para el Pueblo), diligen-cia que hoy en día nos parecería algo brutal y despiadado, pero muy común en aquella época, la finalidad política de toda esta fae-na era entretener al pueblo, y en especial, a la gran masa de desocupados que había en el imperio decadente, al percatarse Ju-lio César de que este negocio era reditu-able para entretener a los malhechores, introdujo los toros traídos de Hispania para ser sacrificados por prisioneros de guerra, desertores del ejército, esclavos condena-dos o voluntarios de la clase más humilde, quienes se sentían atraídos por la ilusión de revertir su condición de miserables, ya

Ius-naturalista en formación, Animalista por convicción.

que los combatientes que conseguían salir vivos de las fieras, eran aclamados por el pueblo y gozaban de una gran popularidad.

Así, el juego de la Tauromaquia, comen-zó a enfatizarse entre las altas esferas so-ciales, los caprichosos designios del hom-bre sindicaron cual verdugo la muerte de miles de toros a lo largo y ancho de Roma, luego entonces en España, y más tardía-

mente México.Ahora bien, ¿por qué hemos permitido

que esta práctica se haya convertido tan popular en nuestros días? Indudablemente hemos de referirnos al gran Prócer de la Patria, Don Belisario Domínguez Palencia, quien se expresó sobre el asunto hace más

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de 100 años en un artículo publicado en su revista cultural, de quien me parece nec-esario invocar sus sabias palabras:

“…El Toro domesticado ayuda al hom-bre a labrar sus campos; arrastra paciente-mente, bajo los ardientes rayos del sol las pesadas carretas que el hombre no podría ni mover y por último muere para darle salud y vigor, brindándole en su propia car-ne el mejor de los alimentos.

¿Es justo que el hombre pague tan bue-nos servicios, gozándose en martirizas a tan nobles animales?

Si hemos llegado a ver con gusto seme-jante crueldad es porque no reflexionamos, un solo instante en el peligro que corren los toreros y en el horrible sufrimiento de los infelices animales; es porque la naturaleza del hombre llega gradualmente a contraer los vicios más repugnantes, y lo que al prin-cipio le causa repulsión se vuelve con el tiempo en voluptuoso placer”.

Al entrevistarme con amantes de las corridas de Toros, me han hecho reiter-adamente el siguiente cuestionamiento: ¿Cómo puedes estar en contra de la Tau-romaquia, si comes la carne del animal una vez que ha sido sacrificado?, otrora habría dudado en mi postura, hoy, al meditar seri-amente y reflexionar en esta problemática he de responder dos cosas; en primer lugar, la práctica de comer carne no es más que la confirmación de una necesidad básica de superviviencia, tal como la decretó el Gran Arquitecto del Universo desde el principio

de los tiempos en el capítulo primero del Génesis que textualmente dice:

“…Y a toda bestia de la tierra, y a todas las aves de los cielos, y a todo lo que se ar-rastra sobre la tierra, en que hay vida, toda planta verde les será para comer.”

Y, por otro lado, nuestra actitud moral-mente válida reside en tener un sustento alimentario para vivir, a partir de sus nutri-entes y minerales que aprovechamos con su carne; en el sufrimiento lento y tortuoso

del toro nada bueno existe, ni bello, o dig-no de alabanza.

Nunca podremos ostentarnos como una civilización desarrollada entre tanto sigamos arrastrando en nuestra idiosincra-sia el fanatismo por prácticas tan bárbaras y salvajes, pues, como expresara Tomás Alba Edison: “…El modo de valorar el grado de educación de un pueblo y de un hombre es la forma como tratan los animales.”

Quiero finalizar con las palabras de Ál-varo Munera, ex-torero Colombiano, que en la cúspide de su carrera tuvo una expe-riencia conmovedora con un toro y que re-lata de la siguiente manera:

“…Y de repente, miré el toro... Tenía la inocencia que todos los animales tienen en sus ojos, y él me miró, sintiendo dentro de mí un: ¿por qué?, era como un grito por la justicia en el fondo de mí, y sentí un fuego que ardía en mi interior. Yo lo describiría como una conexión, porque si uno con-fiesa, y espera a que sea perdonado... “Me sentí como la peor mierda en la tierra”.

Reflexionemos un poco sobre estas ide-as, y nos conmovamos por un sólo instante en la creación universal, si hacemos esto, inevitablemente llegaremos a un estatus humano en el que nuestras entrañas serán llenas de caridad y amor, no sólo para con las bestias, los animales, o las cosas que hoy nos parecen insignificantes, si no que con-seguiremos adquirir compasión por toda la raza humana sin distingo de colores, ban-deras o religiones, por nuestros hermanos, nuestros hijos y por nuestros progenitores.


Tauromaquia: Conciencia Nacional

Por: Luís Fuentes

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Por siglos, incluso por eras, se ha imple-mentado como actividad recreativa la prác-tica de lidiar con toros, siendo esta activi-dad aceptada de manera muy intensa por la sociedad en sus diversos momentos de la historia; sin embargo en la actualidad se presentan a diario y al rededor del mundo movimientos de la propia sociedad y de or-ganizaciones que pretenden erradicar esta manifestación eufórica de la aceptación de la violencia y crueldad hacia los animales; es entonces, que pensar que hace más de cien años en el México del porfiriato una persona expresara de forma tan pública su descontento hacia las corridas de toros es un tanto increíble.

El Doctor y Político mexicano Belisario Domínguez Palencia, orgullosamente chi-apaneco, fue defensor de la libertad de expresión en nuestro país, muestra de ello es la creación en 1904 de su periódico “El

y el pensamiento de un Héroe

Vate” en el cual hizo fuertes críticas al gobi-erno así como también a las conductas de la sociedad que para él no eran adecuadas; cabe señalar la particularidad de uno de sus artículos que salió en la primera publi-cación de su periódico el 23 de Febrero de 1904; este pensamiento parece adelantar-se a su época, época en que la tauromaquia era muy representativa de México, este artículo se llamó “una corrida de toros” y en este el Dr. Domínguez relata de manera muy sublime y decorada la marcha que el toro y el torero transitan hasta que uno de los dos cae hacia el valle de la muerte mientras que las multitudes enardecidas enaltecen cada paso, cada embestida, cada vez que la bestia y el pensante cara a cara retan al destino, ovacionando con gritos, aplausos y arranques de euforia esta con-ducta un tanto irracional para la raza hu-mana.

Si leemos en este momento ese artícu-lo, probablemente no cause mucha inqui-etud en nuestra conciencia, pero no por ser carente de materia, sino porque la lucha

constante contra esta actividad llamada “arte” es pan de cada día, por lo que ver y escuchar noticias sobre manifestaciones no es raro para nosotros; México por haber sido colonizado por España, adoptó muchas de sus tradiciones e hizo propias algunas otras, por lo que acudir o ser partícipes de una corrida de toros no es raro en las diver-sas tradiciones a lo largo de nuestro país, aun en la actualidad; sin embargo los tiem-pos cambian y con ello la forma de pensar de las personas, quienes ven a la tauro-maquia como un espectáculo retrógrada que denigra la conducta humana y que muestra una incansable necesidad de vio-lencia, de sangre, de maltrato hacia otras especies, que sin duda ya no debería existir.

México atraviesa por una era de violen-cia, en el que la integridad del ser humano se denuesta día a día y que parece que la calidad “humana” va desapareciendo a la par de que los números de delincuencia aumentan; no es raro saber que la forma en que la violencia se va presentando


cumplen con condiciones inhumanas, en las que hombres decapitados o cuerpos mutilados de la forma más vil y cruel se ven yacidos en la intemperie, a la luz de la mi-rada de cualquier ser humano.

En nuestro país se están presentando bloques antitaurinos que poco a poco van consiguiendo que municipios que tiene arraigada esta actividad las desechen por completo de sus tradiciones, esta oleada de concientización ha tenido un impacto tal que Sonora, a través de la promulgación de su Ley de Protección a Animales, se posi-ciona como el primer estado en prohibir las corridas de toros; en España desde el 2007 a la actualidad la concurrencia a las plazas ha disminuido en más de un 40% lo que representa un rechazo de la sociedad a la crueldad animal; esto es un claro ejemplo de que todo en la vida es cíclico, de manera que nacer termina en morir, así tendrá que perecer el arte de la tauromaquia.

Por lo plasmado anteriormente, cuesta creer que hace 109 años el Dr. Belisario Domínguez reclamara a la sociedad la sim-patía que tenían con las corridas de toros, evidenciando con sus letras la crueldad y el dolor que el toro sufre al ser engañado por el torero, quien con su pasión por en-

tretener a la gente demuestra su valor de hombre, de hombre macho y enalteciendo su honra da muerte a la bestia, ese animal que por instinto piensa en matar a todo lo que se le ponga enfrente sin saber si quiera que será timado por el valiente hombre, el ser pensante que con un uso de razón mal-trata deliberadamente a un ser vivo, ese ser pesante que también cría desde nacido al animal, lo alimenta y le da cariño, pero que al final del camino lo traiciona mandándolo a la arena, a la plaza, al anfiteatro que no es más que un simple matadero adornado de flores, sombreros, vestidos y trajes portados por una sociedad doble-moralista que a la sangres del pobre le llora y la sangre de la bestia salvaje pero indefensa le aplaude.

Sin duda las letras del prócer de la patria hace tanto tiempo fueron un mensaje que no quisieron hacer valer, pero se ha llegado el momento que habrá que decir “ya no más”, falta mucho por hacer pero México va por buen camino; todos los seres vivos merec-emos respeto, el matar por comer puede ser también polémico pero es la ley de la vida, en cambio matar por diversión es inacept-able; Tal vez eso es lo que nos quiso decir el Dr. Belisario Domínguez Palencia.


El contexto internacional de las

La tauromaquia es un tema que desde hace mucho tiempo es causa de polémica, una polémica que va en aumento, cada vez son más las personas que se unen a protestas para pedir que la tauromaquia sea prohibida en sus ciudades ya que más que arte la consideran simple maltrato animal.

Al principio, en la edad media, las críti-cas contra la tauromaquia iban más a las pérdidas humanas, pues en ese entonces muchas personas morían ya sea a causa de los toros o a las peleas que habían en esta actividad, por estas razones llegó a ser criticada por el Papa Pío V que dijo que excomulgaría a todo aquel que participara en las corridas de toros, pero esta orden duró muy poco tiempo.

Aunque al principio la tauromaquia solo fue para la crema y nata de la socie-dad, los cuales la toreaban sobre caballos (como los rejoneadores de hoy en día), pasó a ser una actividad practicada por la plebe la cual como no podía pagar los ca-ballos la realizaba a pie.

Cambios como estos son los que esta actividad ha sufrido hasta llegar a lo que hoy conocemos comúnmente como las corridas de toros.

A pesar de que en España es donde la

Corridas de Toros**La polémica de nunca acabar.

Por: Rocío Ovilla

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tauromaquia ha tenido más fuerza, en las Islas Canarias a raíz de una ley contra el maltrato animal de 1991 y en enero del 2012 en Cataluña, la lidia fue prohibida.

En la actualidad esta práctica solo se da en países como México, Colombia, Perú, Venezuela, Ecuador, España, Portu-gal, y en el sur de Francia.

Son muchas las páginas en internet que se pueden encontrar tanto en favor como en contra de esta actividad, además de que los comentarios en las fotos, notas y todo aquello que se publique al respec-to presentando argumentos tanto a favor

como en contra.En México últimamente se ha marcha-

do para tratar prohibir tanto esta activi-dad como el hecho de tener animales en los circos y el maltrato animal en general, como las existidas en Zacatecas y en Chia-pas en el mes de junio.

La polémica respecto al tema al parec-er no tendrá final, los fanáticos de las corridas de toros seguirán presentando sus argumentos tales como que la tauro-maquia es cultura, un arte o que los ani-males sufren lo mismo que en los rastros públicos, mientras que los que no la apoy-an seguirán diciendo que los animales tienen derecho a no sufrir estrés ni ser maltratados.


Viene de Contraportada

de prohibiciones, sois unos fascistas». Veamos. La tauromaquia en sí misma consiste en una serie de prohibiciones que les imponen los taurinos a los toros, prohibiciones que entendemos que son injustas, y por eso precisamente lo que queremos es levantarle al toro esas prohibiciones. Si les concedemos a los hombres el derecho a la violación, les estamos prohibiendo entonces a las mujeres el derecho a no ser violadas. Y si les concedemos a las mujeres el derecho a no ser violadas, les estamos prohibiendo entonces a los hombres el derecho a violarlas. Es decir, siempre que le otorgamos derechos a un sujeto, le es-tamos imponiendo prohibiciones a otro, y viceversa. De lo que se trata es de «repar-tir» derechos y prohibiciones en la justa medida, según la ética. Lo que pretendem-os no es restringir los derechos humanos, sino ampliar el concepto de sujeto de dere-cho.

Por último, para el que no entienda por qué nos preocupamos por los animales no humanos, habiendo tantas personas que sufren, no ol- vide que nuestra labor no es muy diferente de la de

otros colectivos como por ejemplo Amn-istía Internacional, con la única diferencia

de que el citado colectivo de-fiende a un tipo específico de

animales mientras que no-sotros defendemos a otro.

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Luis Amaudi Fuentes

EDICIÓNESPECIAL

Por: Carlos Martínez TruebaEspaña

La cuestión sobre la legitimidad de la tau-romaquia desde el punto de vista ético no depende de una serie de interpretaciones subjetivas de las cuales las nuestras (las de los antitaurinos) sean las más razonables, sino que todo se reduce a una cuestión de pura y dura lógica. Para empezar, todos los animales (humanos o no) somos iguales ante el hecho objetivo del dolor. No existe una tortura de los perros, otra de los toros, otra de los niños ni otra de los gatos, sino que tan solo existe la tortura en sí, y sus

“Ser Antitaurino”, última reflexiónconsecuencias son igual de indeseables para el ser que la padece, independiente-mente de la especie biológica a la que pert-enezca. No es terrible el sufrimiento de los niños, ni el de los patos, ni el de los toros. Es terrible el sufrimiento, y su gravedad no se mide por la belleza ni por el coeficiente intelectual de quien lo padece, sino por su intensidad y por su duración. Si todos en-tendemos que sería una injusticia hacerle padecer a una persona (o a un perro o a un gato) lo mismo que se les hace pade-cer a los toros «de lidia», incluso aunque fuera una «tradición», ¿por qué hacérselo padecer a un toro no es una injusticia? ¿Qué es lo que hace que sea peor hacerle padecer determinado grado de sufrimien- Pase a la página 15

to a un niño, que hacérselo padecer a un toro? El interés de un animal en dejar de sufrir es un interés vital, a diferencia del interés de cualquier animal en disfrutar de un espectáculo visual, que es un interés trivial, secundario. ¿En qué consiste la tau-romaquia? En sacrificar un interés vital de un animal para satisfacer un interés trivial de otro. Y esto último es lo único que tene-mos que tener en cuenta a la hora de juzgar la legitimidad de la tauromaquia desde el punto de vista ético, independientemente de la estética y la tradición.

«Pues si no te gusta, no lo veas, que nadie te obliga. Pero deja de incordiar, no seas intolerante. La sociedad está harta

fórum - edición especial

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