forja n° 13 - septiembre 1970

13
ESCRITOS DE INTENCIÓN POLÍTICA FORJA UNA PATRIA UN ESTADO UN DESTINO Nº 13 SEPTIEMBRE 1970 PRECIO Eº 1.50

Upload: mrns

Post on 10-Sep-2015

60 views

Category:

Documents


0 download

DESCRIPTION

Digitalización del N° 13 de Septiembre del año 1970 de la Revista FORJA

TRANSCRIPT

  • ESCRITOS DE INTENCIN POLTICA

    FORJA UNA

    PATRIA

    UN ESTADO

    UN

    DESTINO

    N 13 SEPTIEMBRE 1970

    PRECIO E 1.50

  • Revista FORJA Edicin digitalizada para www.mrns.cl

    EDITORIAL FORJA se hace presente en este mes de la Patria con material

    polmico debido a los hechos que vive el pas.

    Contina, en primer trmino, un ensayo de GERMAN CUEVAS T., sobre "Orgenes y Principios"; trabajo sobre el pasado colonial, que en este aqu y ahora, tiene la relevancia de recordar que Chile no nace ni con la Unidad Popular", ni con Luis Emilio Recabarren, ni que todo lo existente ha sido una terrible equivocacin nacida del

    rgimen capitalista, como hoy pretenden los marxistas.

    Desde la perspectiva de la historia de las ideas, se aborda la muerte del Estado Demoliberal, que no es sino la culminacin de grmenes de destruccin contenidos en su propia estructura. Su

    muerte, tal es la tesis, no es nada ms que una extincin decretada desde s mismo.

    Frente a estos hechos el Nacional Sindicalismo ha publicado una Proclama a la Comunidad Nacional, en que plantea la alternativa

    existente: O Revolucin Marxista o Revolucin Nacional. Y en cuyo desarrollo se recoge la nica visin clara del futuro de la Patria, de

    su Estado y de quienes han de forjar su destino.

    Frente a una izquierda marxista, organizada y que ofrece toda clase de garantas a quien quiera pedrselas, estn los partidos del

    fenecido orden burgus.

    Una derecha que juega todo su destino en una triquiuela de orden parlamentario. Y un partido Democratacristiano, que ante el

    marxismo, opone el esquema de poder centrado en sus parlamentarios y en maniobras realizadas por entero a espaldas del "pueblo democratacristiano", el cual desorientado y desmovilizado, constituye la mejor contribucin al clima de orden que el marxismo

    requiere para imponer sus propios fines, ms que un mero programa, que no es mas -como ocurre con todos los programas-

    que una suma de buenas intenciones.

    Ese es el vaco de poder que hay que llenar. Y hay que llenarlo en las calles y en las plazas. En la medida que eso ocurra, el

    marxismo se batir en retirada, y si intenta realizar violentamente su revolucin para instaurar la dictadura del proletariado, tendr por

    respuesta la dictadura nacional.

    Si esto causa algunas bajas, recordamos las palabras de Portales: "Era necesario y prudente ver, an con el ms profundo

    sentimiento, que corriera alguna sangre chilena para evitar que despus se derrame a torrentes". En todo caso, y pese a lo duro de

    estas palabras, resulta mucho ms tico sto, que el genocidio cometido por este gobierno y que se acusa en el ltimo censo, de lo

    cual damos cumplida cuenta en la presente edicin.

    EL DIRECTOR.

    FORJA

    ESCRITOS DE INTENCIN POLTICA

    AO 2 N 13

    SEPTIEMBRE 1970

    PRECIO DEL EJEMPLAR EN TODO EL PAIS

    E 1.50

    ___________________

    PROPIETARIO: Misael Galleguillos

    Vsquez

    DIRECTOR Y REPRESENTANTE LEGAL:

    Renato Carmona Flores

    ___________________

    FORJA: Acepta canje de

    publicaciones y colaboraciones en

    material periodstico e

    informativo.

    Sus artculos pueden reproducirse

    libremente con la sola mencin de su origen.

    DIRECCIONES:

    Casilla 672 - Antofagasta Clasificador 609 - Santiago Casilla 831 - Via del Mar Casilla 1886 - Concepcin

    En este nmero: - Sobre Orgenes y Principios - Proclama del M.R.N.S. - Liberalismo y Marxismo: Cara y Cruz de una Moneda Antinacional. - Censo y Poltica Poblacional.

  • Revista FORJA Edicin digitalizada para www.mrns.cl

    La Revista FORJA fue fundada por el M.R.N.S. el 5 de agosto de 1969 en

    Valparaso, y se editaron 32 nmeros hasta el ao 1978. Fue un medio de

    expresin escrito que contribuy fuertemente al desarrollo del pensamiento

    Nacional Sindicalista chileno de esa poca, as como tambin a que el

    pueblo chileno en general, y los nacionalistas en particular, tomasen clara

    conciencia del peligro que significaba un gobierno marxista en Chile. Fue la

    continuacin de otros medios escritos del M.R.N.S. tales como los diarios

    Bandera Negra, Guerra Obrera y Aspas.

    Ahora presentamos a nuestros lectores a travs de Internet, la digitalizacin

    de FORJA, la revista doctrinaria de proposiciones e ideas con la cual el

    nacional sindicalismo revolucionario inici la sntesis del pensamiento

    fundacional y la proyeccin analtica del Estado de Comunidad Nacional. El

    sentido misional y siempre actual del pensamiento nacionalsindicalista

    revolucionario, cobra vida y es testimonio por si slo de nuestra vigencia

    como nica posibilidad de desarrollo de un Chile grande en unin y justicia

    por sobre los sistemas cerrados y economicistas a ultranza del marxismo y

    el neoliberalismo.

    El M.R.N.S agradece a todos los camaradas que han colaborado en esta

    enorme tarea de recuperacin de material histrico, en especial al camarada

    de Valparaso, Rodrigo Maturana, por su excelente trabajo de digitalizacin

    de numerosas ediciones de FORJA.

    Enero de 2009

    M.R.N.S.

  • Revista FORJA Edicin digitalizada para www.mrns.cl

    Liberalismo y Marxismo: Cara y Cruz de una Moneda Antinacional. 1) PRELUDIO EN SEPTIEMBRE El Estado de Derecho Demoliberal, de tanto jugar a la ruleta rusa, acab suicidndose. Para quienes no nos hemos formado en las asambleas partidistas no nos resulta una sorpresa, y no nos produce ni temor ni temblor. Es que, las ideas, tienen una virtualidad cuyas consecuencias en el mundo histrico temporal, se producen tarde o temprano. Pero tambin resulta claro que en un pas que se precia del "buen sentido", y que vive aferrado a dogmas predicados durante 150 aos de democracia, no hay lugar para las ideas. De ah, entonces, las caras sorprendidas de vencedores y vencidos. No se crea, con todo, que la ausencia de ideas haya conducido a una inocencia rouseauniana. Lejos de eso: mucha capacidad de maniobra y artimaa. Pas de las ms espreas sntesis -telogos marxistas, marxistas humanista, demcratas anti democrticos- gastadas en aras de un oportunismo que se quiere presentar como "praxis". Y as como desde la perspectiva de las ideas resultaba claro un desenlace electoral, tambin desde un anlisis de estos "frutos naturales del pas", la reaccin frente a lo que significa el inicio de la construccin de un estado marxista, es necesariamente desolador. Mxime, cuando las primeras reacciones parten no del campo de los valores, sino del campo de los intereses. E inclusive ms: cuando se considera que muchos hacen alarde que sus pequeos intereses no sern expropiados, que son "pequeos comerciantes, pequeos industriales, pequeos inversionistas, pequeos propietarios", sin darse cuenta que el cambio de sistema necesario para construir una sociedad socialista, es mucho ms eficaz que una expropiacin, ms barato, Se suma a este cuadro que no es precisamente idlico, el intento de las ltimas triquiuelas democrticas a jugarse en el Congreso Pleno, lo que viene a aadir gratuitamente tinte tico al triunfo meramente eleccionario del abanderado marxista. Y no faltaran algunos que piensen en las Fuerzas Armadas para que sea restaurado un rgimen irreversiblemente muerto. En estas horas de incertidumbre y riesgo, surge la necesidad de las ortodoxias, que etimolgicamente, significan la opinin clara y derecha. Y se sabe que en los ncleos triunfantes es el marxismo. Pero los marxistas saben a su vez que frente a ellos, siempre ha surgido otra ortodoxia: la ortodoxia del nacionalismo. Y sto que en ellos es consciente, est obscuramente presentido en la gran masa de la nacin. Como dijera Donoso Corts, de los hombres que han vivido en pocas tranquilas desde la niez a su muerte, no puede afirmarse que hayan salido nunca de la infancia, pero de aqullos que han vivido en medio de la tempestad de la revolucin, puede decirse con justicia que han vestido la toga de la virilidad. Queda, pues, abierta esta fase del proceso. Trataremos ahora de exponer tan slo los contenidos implcitos en el Estado de Derecho Demoliberal, que causaron su muerte. 2) LIBERALISMO Y DEMOCRACIA En cierto sector de historiadores existe fundada tendencia de hablar de la, Revolucin de las 3 "R": Renacimiento, Reforma, Revolucin Francesa, dndoles a los tres procesos carcter unitario, porque en ellos estaba implcito el germen que con posterioridad se desarrollara con fortuna: el individualismo, De acuerdo a tal teora es el individuo quien posee un valor intrnseco superior a

  • Revista FORJA Edicin digitalizada para www.mrns.cl

    todos los valores del orden social o del orden moral. Se convierte as en unidad de la sociedad, de la nacin y del Estado que sern meras sumas de individuos- sin considerar a lo que se ha dado en denominar organismos intermedios (familias, gremios, regiones) . Pero en la medida que se proclama este valor autnomo del hombre (antropocentrismo) necesariamente se remata en el laicismo y en una concepcin laica entre el individuo y la colectividad a la larga prima esta ltima, ya que es y tiene un valor permanente frente a la contingencia del individuo. El liberalismo es la filosofa de la gran burguesa. Su postulado es el parlamentarismo o la democracia indirecta, con sufragio restringido. Mucho ms individualista que la democracia, su sistema consiste en defender la libertad. Para hacerlo acordar igual valor a todas las ideas, con lo cual llega a la anarqua intelectual. Tomar medidas contra el Estado, desmontando todo lo que en l sea indicio de- poder frente a los "poderes indirectos" los cuales estn inspirados por su filosofa antiestatal. La democracia es la filosofa de la pequea burguesa. Su celo se concentra en la igualdad ms que en la libertad. En tanto que el liberalismo preconiza una civilizacin de calidad, la democracia proclama una civilizacin de masa. La democracia evoluciona de lo poltico a lo social, del liberalismo al socialismo. Como est fundada sobre la masa se vuelve autoritaria. Contrariamente al liberalismo, aumenta sin cesar el poder del Estado, restringiendo las garantas creadas por el liberalismo. Es por esto que suele decirse que las democracias son intervencionistas. Ms apasionadas por naturaleza, ms msticas, no admiran las ideas que le son contrarias: educarn a los hijos de sus ciudadanos en su ideal. As planteados los datos del problema, era indudable que la democracia devorara al liberalismo. El radicalismo implcito en la democracia la aleja del liberalismo y tiende a arrojarla en brazos del socialismo. Resumiendo estas antinomias puede decirse que: a) El liberalismo supone divisin de poderes, como autolimitacin del poder. La democracia no admite limitacin alguna para los poderes del pueblo. b) Para el liberalismo es esencial la salvaguardia de los derechos de la minora. Para la Democracia, no. c) Para el liberalismo se trata de afirmar la libertad frente al Estado. Para la Democracia tal principio es substituido por el de participacin en el Poder del Estado. Ya en los mismos principios de la gestacin del rgimen democrtico, el principal exponente de lo que se ha dado en llamar el "doctrinarismo", Benjamn Constant, se di cuenta de estas tensiones y expresaba: "la soberana no existe ms que de una manera limitada y relativa. En el punto donde comienza la independencia de la existencia individual se detiene la Jurisdiccin de esta soberana. Si la sociedad franquea esta lnea se hace tan culpable como el dspota que no teme sacar la espada exterminadora; la sociedad no puede exceder su competencia sin ser usurpadora; la mayora, sin ser facciosa". De ah que a la luz de los principios, lo ocurrido no nos pilla de sorpresa. Deba ocurrir de acuerdo al orden del tiempo. Lo que s nos sorprende es que frente a este fenmeno, un grupo poltico: la Democracia Cristiana haya hecho un petitorio de seguridades ABSOLUTAMENTE LIBERAL en su estructura. Anlogo a un lema, que ya en su poca lleg tarde, REVOLUCION EN LIBERTAD. Revolucin s. Pero las alternativas posibles dentro de la evolucin de las ideas es: O REVOLUCION MARXISTA O REVOLUCION NACIONAL. No hay trmino medio y por eso nadie puede llamarse a engao. Y aunque suene a paradoja, la culminacin de la democracia se encuentra precisamente en las revoluciones nacionales.

  • Revista FORJA Edicin digitalizada para www.mrns.cl

    3) CONSTITUCIONES REALES Y FORMALES No es el momento de hacer academia, pero s de entregar algunos elementos de juicio que nos puedan orientar en el momento actual. El orden constitucional que acaba de fallecer, es un orden "racional-normativo" dentro de la tipologa de las constituciones, De acuerdo a este concepto, la constitucin es un sistema de normas, que se basa en la creencia de la posibilidad de establecer de una vez para siempre el esquema de organizacin en que se encierre la vida total del Estado. Hija es esta creencia de la Ilustracin, en que todos los casos y situaciones pueden ser reducidos a un mismo mdulo, o proceso de "reduccin de lo fctico" como lo llama Cassirer. Esto lleva implcita la despersonalizacin de la soberana y la afirmacin de soberana de la constitucin. En otro nmero de FORJA hemos demostrado como esta caracterstica del Estado de Derecho Demoliberal que se presenta a s mismo como alejado del transfondo econmico y social, es un mito puesto al servicio de intereses. No nos interesa por ahora este punto, lo que nos importa es sealar cmo estos supuestos son falsos e Insuficientes. En la democracia el pueblo tiene conciencia de su soberana y que inclusive pude ser accionado plebiscitariamente y cambiar todas las veces que quiera una "Carta Fundamental", por muchas pretensiones de soberana que sta se arrogue. Que lejos de un proceso de despersonalizacin, el mundo moderno, ve surgir a lderes que personifican y dan una impronta revolucionaria a varios estados, inclusive podemos sealar que en Chile, el Estado ms personal, pese a las reiteradas afirmaciones de "impersonalidad" es el estado portaliano. Las crisis, las guerras, las calamidades pblicas y otros fenmenos de esta ndole han venido a mostrar la insuficiencia de un pensamiento "intemporal", que ha debido resolver "de facto", todo este tipo de problemas. Por estas razones es que este orden normativo resultaba inautntico. Y no puede volverse a l. Hemos afirmado que no creemos en el dogmatismo institucional. En efecto, la constitucin es una forma de ser y no un deber ser; es la expresin de situaciones y estructuras sociales. del presente, incluidas las econmicas; frente a la concepcin jurdica de validez resulta mucho ms cuerdo preguntarse por la vigencia. Quien fue el introductor de este "modus rei considerandi" fue Lorenz von Stein en su "Historia de los movimientos sociales en Francia, desde 1789 hasta nuestros das". Ah expresaba que el Estado es aquella organizacin, donde la pluralidad de las voluntades individuales, se convierte en personalidad unitaria. En cambio , la Sociedad es la unidad orgnica de la vida humana, tal como est condicionada por la distribucin de la riqueza; se despliega en grupos particularizados con intereses antagnicos y est caracterizada por relaciones de desigualdad y de servidumbre, pues de la dominacin sobre las cosas se deriva la dominacin sobre las personas; en resumen, la Sociedad es sociedad de estamentos o de clases. La Constitucin es "la forma en que la pluralidad de la voluntad del pueblo se configura en voluntad unitaria del Estado". El Estado es un puro concepto, no se expresa por s mismo, sino que ha de actuar y buscar sus rganos en los individuos reales y concretos, pero en la medida que lo hace, penetran en el Estado las oposiciones, esperanzas y antagonismos que yacen en la estructura social. Para l, en definitiva "el autntico motor de la revolucin no es la idea de la igualdad, sino la desigualdad distribucin del bien social, y no son las verdades filosficas, sino las clases sociales, las que hacen la revolucin". No era ste un marxista, ni mucho menos, puesto que estos antagonismos crea superarlos mediante luna "monarqua social". Y hoy por hoy, este autor es todava cantero inagotable de argumentaciones no confesadas por el pensamiento marxista. Tal vez la expresin ms poltica de este principio se encuentra en Lasalle. Para este autor "los problemas constitucionales no son primariamente problemas de derecho, sino de poder; la verdadera constitucin de un pas solo reside en los factores reales y efectivos de poder que en este pas rigen; y las constituciones escritas no tienen valor ni son duraderas ms que cuando dan expresin fiel a los factores de poder imperantes en la realidad social".

  • Revista FORJA Edicin digitalizada para www.mrns.cl

    En la fase dialctica de la destruccin del Estado de Derecho Demoliberal por medio del concepto de "CORPORACION" del cual evidentemente somos tributarios, estamos en la lnea del pensamiento ingls de un Laski, de un Russel, de un Matland (quien tradujo a Gierke, al ingls creador del concepto). Jurdicamente tambin es lo que nos lleva a la teora de la INSTITUCION de un Renard, de un Hariou. Pero la visin del Estado como una corporacin ms entre las corporaciones, es la disolucin de lo poltico en lo social, el triunfo en el fondo, de los "poderes indirectos". Se trata de recobrar la esencia de la poltica a travs de la afirmacin de un Estado poderoso. No de este Estado, mero agente de los poderes indirectos. Es lo que nos leva al decisionismo de Karl Schmitt, esto es que la cspide del orden jurdico no es una norma hipottica, sino una "instancia decisoria suprema", soberana, que decide sobre el estado de excepcin no previsto en norma alguna. Los momentos en que vivimos muestran la realidad de esta ltima afirmacin el Estado "agnstico y neutral", no puede tomar una decisin suprema frente al hecho del marxismo triunfante. Pero en la misma medida que esto ocurre, el centro de la decisin pasa a la sociedad. Sin embargo, as como el Estado Democrtico es "agnstico y neutral", las instituciones sociales no lo son. No lo es el Ejrcito, no lo es la Armada, no lo es la Iglesia, no lo son las universidades ni las familias. Ellos han estado y estarn por la defensa de, su ser: no por la defensa del Estado Demoliberal, ni por la defensa de un rgimen triunfante que las amenaza en su esencia. Es por sto que la construccin de una "sociedad socialista" por va democrtica resulta una contradiccin, en los trminos. A lo largo de 12 nmeros de FORJA habamos realizado el proceso del ahora fenecido "Estado de Derecho". Por sto, por las razones que informan nuestro pensamiento ntimo, no nos podemos sentir deudos del extinto. 4) FORJA EN EL TIEMPO Todo lo anterior ayudar a comprender expresiones vertidas en FORJA N 3, de 15-X-1969; en lo que llamramos "la tesis constitucional del Nacional-Sindicalismo": "No buscamos la destruccin de la idea ni de la realidad sociolgica del Estado, porque somos jerrquicos. No pedimos todo el poder para los soviets, tesis final del marxismo, sino que pedimos todo el poder necesario para las comunidades bsicas soberana social- dejando al Estado la soberana que le es propia: la soberana poltica. Afirmamos frente a la tesis intermedia de la dictadura del proletariado, la tesis intermedia de la dictadura nacional". Anteriormente, en las "Proposiciones Polticas a las Comunidades Nacionales" (1968) publicadas en FORJA 6 (Diciembre de 1969) dijimos al respecto: "VIII: Entendemos al Estado como la institucionalizacin de los sistemas de convivencia y a la teora del Estado como proposiciones concretas de convivencia poltica". XIV: El Estado que nos rige ha devenido injusto en cuanto no ha permitido la realizacin del hombre, ha falseado la autoridad y no ha logrado posibilitar una cultura". "XV: El desajuste es de tal naturaleza que ni siquiera existe correlacin entre el sistema de vida imperante y el Estado, el cual se ha reducido, por tanto a una mera frmula jurdica: la democracia demoliberal."

  • Revista FORJA Edicin digitalizada para www.mrns.cl

    "XXXIV: El Estado de Comunidad Nacional es la institucionalizacin del vivir en comunidades. Comunidad Nacional es la organizacin de las tareas humanas en funcin de las tareas nacionales." "XXXV: El Estado de Comunidad Nacional es el custodio del derecho, el gua de la Nacin, el promotor de desarrollo y el ejecutor de los destinos histricos de la Comunidad Nacional." Los tiempos que vive la Patria son tiempos de decisiones. Afirmamos que asistamos a la poca de substitucin del Estado. El marxismo, electoralmente triunfante es una alternativa. La otra el Nacionalismo revolucionario, aparece hoy ntida y clara. La historia nos di la razn. Junto a las comunidades bsicas rescataremos la patria de los imperialismos, impondremos la solucin chilena y crearemos la Nacin.

    RENATO CARMONA FLORES.

  • Revista FORJA Edicin digitalizada para www.mrns.cl

    Sobre orgenes y principios. (Continuacin)

    Ensayemos una caracterizacin de cada uno de estos dos perodos en sus elementos fundamentales suficientes para revelarnos su sentido histrico particular. Es corriente la creencia de que el elemento espaol venido a Amrica constitua lo ms deleznable de los habitantes de la Pennsula. Grave error, est absolutamente comprobado que la mayora de los primeros contingentes llegados durante los siglos XVI y XVII eran hijosdalgo y aun muchos poseedores de mayorazgos en Espaa. El problema de la dominacin de los indgenas es la caracterstica de estos dos primeros siglos de vida colonial. Concepcin es la sede de la defensa contra los indios en el largo perodo llamado de las guerras de Arauco, que durar todo el siglo XVII y producir todava algunos levantamientos avanzado el siglo XVIII. La guerra violenta en un principio se torna pacfica a comienzos de la centuria siguiente por la influencia de las rdenes religiosas, especialmente por la accin del jesuita Lus de Valdivia. El P. Valdivia predica la guerra defensiva, actuando slo por la predicacin del Evangelio, la libertad del trabajo, y la abolicin del servicio personal impuesto por las encomiendas, y dando el ejemplo se interna en las regiones indgenas, siendo tres de sus compaeros vctimas de su temeridad. Poco despus los combates de la guerra de Arauco se alternan con los llamados parlamentos, con los cuales no se lleg nunca a ningn resultado definitivo. A fines del siglo XVII franciscanos y jesuitas realizan una intensa labor de penetracin en los indgenas, aunque siempre con resultados muy relativos. Sobre el problema del indio durante la colonia se ha hablado mucho de falso y an corren en el vulgo ideas errneas sobre este punto. Se piensa que el colonizado, espaol slo pretendi avasallar por la violencia y explotar al indgena. Es cierto que los abusos fueron muchos, pero es necesario reparar en dos puntos fundamentales sobre el problema del indio que enaltece a Espaa en Su poltica colonizadora. El primer punto es el de la legislacin espaola sobre los indios y la accin de los religiosos. El espritu general de esta legislacin est en reconocer en el indio un ser humano con derechos iguales a los del conquistador. El rgimen de encomiendas ha sido el blanco de muchos ataques que tambin son exagerados. Las circunstancias de la poca explican y justifican este rgimen de servicio personal que est muy lejos de ser esclavitud. El encomendero debe velar por la salud fsica y espiritual de los indios y la encomienda adquiere as un sentido misional. Las rdenes religiosas se colocaron desde el primer momento de parte de los indios, contra los abusos de los encomenderos. Muchos de ellos viajaron especialmente a Espaa para obtener de los reyes franquicias para los indios y castigo para los espaolas, llegando en muchos casos a negar la absolucin de sus pecados a aquellos que abusaban con los indios, castigo cuya gravedad debe apreciarse pensando en el profundo espritu religioso de la poca. Otro hecho significativo en relacin con el indio es la mezcla de razas que da origen al mestizo. Podemos afirmar que Espaa quiso la asimilacin del indgena no su destruccin y desprecio. Sera largo entrar a analizar este problema para destruir la leyenda creada por historiadores carentes de la objetividad e imparcialidad necesaria en los problemas histricos.

  • Revista FORJA Edicin digitalizada para www.mrns.cl

    En el segundo punto es interesante estudiar cmo pretende Espaa esta asimilacin indgena. El sentido unitario e imperial con que Espaa pretende la asimilacin del indgena, tiene su expresin poltico-social en la creacin de una estructura administrativa de las Indias, tambin unitaria y jerrquica, y en el orden econmico en una poltica restrictiva de la libertad de comercio. La nota fundamental de esta administracin debe destacarse en el sentido de responsabilidad y honestidad del funcionario. Espaa no enviaba a cualquier individuo a Amrica; la empresa era delicada y deba acreditarse honradez, religiosidad y vida pasada libre de cargos para permitir el embarco a las Indias. Espaa quera que los funcionarios se incorporaran conscientemente al sentido evangelizador de su empresa. La organizacin econmica se expresa por el monopolio comercial. Esto es claramente explicable por dos razones: Primero, por tratarse de un imperio unitario, y segundo por el justo temor de Espaa que el libre comercio significara la llegada a estas tierras que ella deseaba incorporar a la Iglesia, de la penetracin protestante contra la cual ella era en Europa su baluarte. Podramos cerrar esta caracterizacin poltico-econmica de estos siglos afirmando que la colonizacin espaola es una colonizacin de tipo urbano. El conquistador va poblando el territorio de ciudades y dndole forma jurdica, con los cabildos. Las ciudades Constituyen el centro y ncleo del imperio indiano. Ellas estructuran una regin y sern despus de 1810 las generadoras de los futuros Estados. Pero ms importante que destacar los rasgos de la organizacin colonial de esta primera poca en el orden histrico externo, es determinar la evolucin social e intelectual de este perodo. Se ha dicho que bajo el reinado de Felipe II, tanto Espaa como las Indias sufren un estagnamiento cultural bajo la mano fatdica de la inquisicin. No sera materia de esto trabajo entrar en la vieja Polmica de la inquisicin. Este tribunal se explica perfectamente para, el que haya penetrado el sentido de la poca. Es de sentido comn pensar que durante el siglo XVI, obligados los espaoles a una vida de perpetuo combate no pudieran dedicarse al cultivo espiritual. El desarrollo cultural en el sentido de cultivo espiritual o intelectual supone un mnimo de seguridad y de bienestar material. Los rganos religiosos fueron los instrumentos culturales del imperio espaol. Los franciscanos primero, poco despus los dominicanos y agustinos, y en seguida los jesuitas, sern, los focos de la vida intelectual en toda Amrica y en nuestra vida colonial. Los religiosos inician en Chile el proceso educador, junto con las verdades de la fe necesarias para, recibir el bautismo, ensean las primeras letras tanto a los indgenas como a los criollos y mestizos, ms tarde. Puede sealarse a Bartolom Rodrigo Gonzlez como el primer maestro, y doa, Ins Surez, su primera alumna a quin, se cuenta, ense a leer. A fines del siglo XVI los frailes fundan las primeras escuelas en torno a sus conventos, aunque la enseanza que en ellas se da es todava muy rudimentaria. En los primeros aos de la centuria siguiente la educacin se intensifica, y a fines del siglo se agregan a las escuelas primarias los Seminarios Conciliares de Santiago e Imperial. Luego aparecen las Universidades Pontificias, siendo las primeras las de los dominicos y de los jesuitas. Para poder apreciar la organizacin y sentido de los estudios en estos establecimientos es necesario notar el estado de la evolucin cultural que vive Espaa. Mientras en el resto de Europa

  • Revista FORJA Edicin digitalizada para www.mrns.cl

    se iniciaba un camino nuevo de progreso, debido al renacimiento en Espaa se produca en ese perodo del XVI y XVII un extraordinario aunque breve resurgimiento de los estudios metafsicos y teolgicos, especialmente en Salamanca y Alcal con nombres tan ilustres como Vitoria y Baez, dominicos y los jesuitas Molina y Surez. Las Universidades de Amrica son organizadas sobre el modelo de Salamanca y sus planes de estudio tienen por base la letras latinas, la filosofa, aristotlica y tomista y la teologa. El estado intelectual de la Pennsula se refleja en las universidades que en Chile fundan durante el siglo XVII domnicos v jesuitas. Los mismos problemas de Espaa se realizan ac. Faltan los estudios cientficos pero el hombre de la poca no los requiere. Las llamadas Universidades Pontificias son ms bien institutos secundarios de humanidades, confieren ttulos de doctorado en ciencias sagradas y sus estudios se organizan en tres perodos distintos: el primero con latn, gramtica y retrica; el segundo con filosofa, y el tercero con teologa y dems ciencias sagradas. No existen an estudios de otras profesiones y lo que desean hacerlas deben trasladarse a Lima o a Espaa, sobre todo para graduarse en derecho, la nica profesin aceptable en aquel entonces. En el siglo XVI debe mencionarse como el primero que cultiva las letras el propio Pedro de Valdivia, en cuyas cartas al Rey de Espaa, nos ha dejado las primeras hermosas descripciones de esta tierra. A su nombre siguen Alonso de Ercilla, con su canto pico a las guerras de conquista; la "Araucana", aunque de un valor esttico discutible, tiene el mrito de ser el primer poema pico que ha inspirado Amrica y a la vez la primera historia de las guerras con los indios. De valor inferior es el "Arauco Domado", de Pedro de Oa, pero que tiene el mrito de ser el primer poeta chileno nacido y educado en tierra americana. Durante el siglo XVII se Inicia el cultivo de la narracin histrica entre cuyos nombres ilustres debemos citar a Diego de Rosales, Francisco de Pineda y Bascun, autor del "Cautiverio Feliz", poema autobiogrfico de gran valor potico, y Alonso de Ovalle, cuya "Histrica relacin del Reino de Chile", tiene un mrito indiscutible. Hay en el un sabor fresco e ingenuo al describir con ojo maravillado la hermosura del agua, del rbol y la tierra de este Reino de Chile. A fines del siglo XVII se difunden los estudios y las lecturas. Los encargos de libros son ms frecuentes y abundantes. El espaol ms tranquilo ahora por la cesacin de las violentas luchas con los indios tienen oportunidad de cultivarse. Podramos cifrar este primer perodo colonial que comprende para nosotros los ltimos decenios del siglo XVI y el XVII, diciendo que es la realizacin de Espaa en Chile. Espaa entrega en este perodo todos sus valores, pero la iniciada en Espaa, se hace sentir en los pueblos americanos. Con los ltimos Hausburgos la monarqua se debilita, el Imperio decae y la cultura profunda y creadora se hace superficial y Espaa comienza a perder, su fuerza y su grandeza y pondr los ojos en valores que estn ms all de sus fronteras. (Concluye en el prximo nmero)

  • Revista FORJA Edicin digitalizada para www.mrns.cl

    Censo y poltica poblacional. Junto con la expiracin del perodo democristiano han visto la luz pblica los resultados principales del censo 1970. Un generalizado sentimiento de frustracin e incredulidad ha recibido a la noticia de que, cuando se estimaba que estaramos empinndonos cerca de los 10.000.000 de habitantes, somos en realidad poco menos de 9.300.000 y ms an al constatar el hecho de que para llegar a esta cifra se ha debido estimar una correccin (un error) de un 5% sobre la cantidad realmente censada, correccin que, si bien aceptable dentro de las normas estadsticas, ha sido considerada como excesiva en el consenso general, como lo ha expresado el propio Mercurio de Valparaso, haciendo notar que en casos anteriores las correcciones -necesarias rara vez subieron del 10%. Salvo que se quisiera y se pudiera afirmar que el error verdadero ha sido muy superior (llegando fcilmente hasta un 10%, porcentaje totalmente inaceptable en un organismo especializado como la Direccin de Estadstica y Censo), habr que dar por buena la cifra anotada de 9.300.000 chilenos en 1970. Ahora bien, este resultado ha venido a abrir definitivamente los ojos acerca del verdadero resultado poblacional que ha tenido la empecinada campaa de control de la natalidad que el rgimen expirante ha desarrollado con la cooperacin de organismos forneos y con la bendicin de no pocos elementos clericales "progresistas", que han actuado pasando por encima de las normas de su propia f. En efecto, segn datos oficiales dados a conocer en diferentes oportunidades, el crecimiento poblacional y el ndice de natalidad se mantuvieron en 2,35% y 3,51%, respectivamente entre 1958 y 1965. Las cifras de nacimientos entre 1962 y 1965 dadas a conocer por el SNS en el ao 1967, coincidieron perfectamente con los ndices arriba anotados y, aplicando stos al censo de 1960, daban para el pas una poblacin de 8.500.000 habitantes en 1964, ao del comienzo de la experiencia democristiana. Recordemos que en 1963 se inici la campaa antinatalista sedicentemente antiabortiva de la Fundacin Rockefeller disfrazada de Asociacin Chilena de Proteccin a la Familia (APROFA), y en 1965 la del SNS del gobierno demcrata y sumamente cristiano que ahora se despide. Ya en 1966 el ndice de natalidad baj a 3,19% y en 1967 a 2,92%, habiendo a su vez descendido en 3 aos! el ndice de crecimiento poblacional de 2,35% en 1964 a 1,96% en 1967. Estas cifras, por supuesto, han sido reiteradamente utilizadas por sus gestores para demostrar el xito de su campaa antiabortiva (!) con una incongruencia que indica o una cierta conformacin mental o un decidido desdn por la capacidad intelectual de quines debemos recibir estas informaciones. Ahora bien, estas disminuciones, ya graves de por s para la vitalidad de un pas, han sido en realidad mucho ms graves an a la luz de las cifras del censo: si los ndices citados hubieran sido efectivos, ellos habran llevado a que en 1968 el pas habra alcanzado la cifra de 9.300.000 que el censo (con la aparentemente exagerada correccin de 5%), da como poblacin recin en 1970; como ello llevara a la conclusin absurda de que el pas no habra aumentado su poblacin en un compatriota en los ltimos 2 aos, debe concluirse a la inversa que el ndice en esos aos fue ya inferior al 1,96 calculado. Pero cunto ms bajo? Un clculo sencillo de efectuar (pero hecho correctamente y no con la aritmtica de preparatorias que est utilizando al respecto "El Mercurio"), nos dice que para que una poblacin de 8.500.000 aumente a slo 9.300.000 en 1970, el ndice promedio de crecimiento anual tiene que haber sido de apenas un 1,5%... Pero las cosas son mucho ms graves todava. Siendo ste un proceso progresivo, debido a la creciente intensificacin de la campaa antinatalista y al efecto acumulativo de la promocin constante a travs de los medios masivos de

  • Revista FORJA Edicin digitalizada para www.mrns.cl

    comunicacin, y habindose partido, por otra parte, de un ndice inicial de 2,35%, un promedio de 1,50% indica que, necesariamente, el ndice actual debe ser inferior a ese promedio. Aplicando un criterio ms bien conservador, podemos estimar con fundamentos valederos que el ndice actual de crecimiento no debe ser superior a un 1,2% semejante a la mitad de aqul, con que el gobierno saliente comenz su labor hace apenas seis aos. Son cifras que estremecen y que no seran concebibles si el rigor de los nmeros no nos la indicara inequvocamente. Ellas implican un verdadero proceso de castracin nacional de cuya responsabilidad debern responder ante Dios y ante la Historia quienes asumieron para s, o permitieron asumir a otros, el papel de genocidas. Frente a las cifras anotadas no es aceptable otra argumentacin contrara que la publicacin circunstanciada, por quien corresponda, de las cantidades de nacimientos y muertes ocurridas en el pas, entre 1960 y 1970, ao por ao, hasta llegar al total del censo recin efectuado. No podemos aceptar como argumentacin la ingenuidad de don Alex Varela, que atribuye todo a un posible fracaso de la medicina o a la disminucin del ndice de inmigracin!... El efecto verdaderamente asombroso alcanzado por la campaa antinatalista se ha producido por dos canales distintos: el primero corresponde a la accin directa del SNS y sus odisemos; el segundo, y quizs el ms grave, a la accin demoledora de conciencias de la promocin masiva, persistente y exenta de escrpulos de la idea misma del control de la natalidad sobre, aquel inmenso grupo social que no requiere del SNS para adquirir los medios anticonceptivos promovidos como panacea universal, promocin que, en su aspecto universal, trat de contrarrestar la encclica Humanae Vitae, que fue denostada, disminuida y neutralizada por un buen grupo de telogos sedicentemente catlicos tanto a escala mundial como nacional. La aceleracin alcanzada, por este proceso degenerativo de la antinatalidad es de tal entidad que amenaza con hacer irreversible sus efectos a corto y largo plazo a menos de adoptarse urgentes medidas de saneamiento moral que no se divisan an a pesar de su necesidad. El gobierno saliente no har nada en ningn sentido en sus ltimos das, y el marxismo triunfante no ve en el proceso ms gravedad que la de provenir de fuentes "imperialistas" y de estar fuera de su propio control... todava. La insinceridad de sus ltimas actitudes al respecto, expresadas a travs de personeros de segundo orden o de algunos de los "tontos tiles", que le han servido para tantas cosas (incluso para "ganar" unas elecciones sin avanzar un solo paso), queda demostrada fehacientemente si se las compara con lo expresado por todos sus rganos de informacin (tontos tiles incluidos), con ocasin de la encclica Humanae Vitae. Para el marxismo, carente de tica y de sentido nacional, todo se reduce a un problema de poder: quin tendr en sus manos las decisiones y el control de la campaa antinatalista, si la Fundacin Rockefeller a travs de APROFA o el marxismo triunfante a travs del SNS. La vctima debe meramente cumplir el papel predeterminado de esperar mansamente que se decida cul ser el cirujano que la castre con la mejor de las sonrisas. A menos que, frente a castrados y castristas, la presunta vctima salga la criada respondona y adopte, definitivamente y antes de que sea tarde, una actitud castrense. Y a quien Dios se la d, San Pedro se la bendiga.

    JULIO H. FERNNDEZ TERMINI.

    Edicin de Revista Forja digitalizada por el M.R.N.S. www.mrns.cl

    2009