fogonazos de la india - wordpress.com · 2018-01-11 · llegaban a la ciudad de chennai tenían...
TRANSCRIPT
Fogonazos de la India
Miguel Ruiz Díaz-Reixa
‘Las ideas se tienen; en las creencias se está’
ORTEGA Y GASSET
Vislumbres de la India es un libro que escribió OCTAVIO PAZ durante su senectud. Desde
su escritorio y con la perspectiva de una vida repleta de poesía y política, el escritor llenó
las páginas de reflexiones sobre la India, su historia, su literatura y sus religiones. Con
sus recuerdos como embajador en Delhi dibuja el cuerpo de un país cortado en capas
con opuestos revueltos.
En El Mundo de Hoy, KAPUSCKINSKI escribió que ‘somos capaces de idear métodos
alternativos de la percepción del mundo, no necesariamente idiomáticos’. Estos se
cimientan sobre la mirada sosegada y la experiencia de compartir tiempo y espacio con
el otro, con el distinto. Ese fue el humilde camino ético que siguió el polaco durante sus
incansables viajes por medio mundo.
En el cuento del Rey Esarhaddon, LEV TOLSTOI relata como la experimentación del otro
es reveladora de algo muy sencillo, que tú y yo somos uno. Desde sus inicios como
recolector de cuentos populares y su trabajo como pedagogo, Tolstoi demostró la
necesidad de cultivar un corazón valiente y grande.
Todas estas lecturas contienen sabiduría, pero hasta que no llegué a la India no encontré
la fe para creer en ellas. En mi caso, lo que hallé fueron fogonazos, pequeños destellos
que llenaron el camino de la misma luz que pensaba y leía, pero no sentía. Fogonazos
de la India es un diario que narra un viaje interior durante mi estancia en el
subcontinente indio.
04.07.2016
Golkonda Fort es una inmensa fortaleza construida por el Sultán Quli Qutb-ul-Mulk en el
siglo XIV. Des de allí sus descendientes musulmanes gobernaron sobre un inmenso
territorio de mayoría hindú. De su esplendor, solo queda una colina llena de piedras,
muros, cuevas y un mirador. En la cima hay un templo cavado en la roca, como símbolo
de conquista de una religión sobre la otra. Desde allá se adivina la gigantesca ciudad de
Hyderabad, un helecho blanco de techos, que como el mar se derrama hasta
difuminarse en el más allá.
Desciendo y, en las escaleras, a un lado del camino, encuentro a dos mujeres y una niña
bajo un árbol verde retorcido, con una montaña de especias a sus pies -azafrán y
pimentón a falta de nombre local conocido. Más adelante, vislumbro otra mujer
agachada que se dedica a la interminable tarea de puntear los bajos de cada uno de los
escalones. Las láminas verticales que conducen al templo se encuentran condimentadas
de naranja y rojo, y así, topeadas, deben seguir tras cada una de las lluvias del monzón.
No sé si pensar que dicho ejercicio es alegórico del tamaño esfuerzo que conlleva
ascender hacia la luz divina o tan solo una ocupación para llenar las horas de las mujeres
milenariamente discriminadas.
10.07.2016
El tiempo es como un ciempiés. Si nos detenemos ante él, podremos observar la lentitud
con la que sus patas arrastran los minutos, pero si nos distraemos habremos perdido su
rastro y, con él, todos los segundos de la vida.
12.07.2016
En muchos pueblos hay una estatua de Ambedkar, padre de la constitución india. Su
figura es venerada por los dalits o los intocables, las castas inferiores de la sociedad
hindú. A pesar de que él era también intocable, consiguió estudiar en Nueva York y
Londres, luchó por los derechos de los dalits y apuntó sin miedo a la razón primera de la
opresión: la religión hindú y su visión oscura y compartimentada de la sociedad. En la
mayoría de esculturas, su figura extiende el brazo y apunta hacia el horizonte. Con su
dedo índice dibuja la marcha milenaria por la igualdad y el futuro que está todavía por
conquistar: uno sin discriminación, dónde cada cual pueda escoger con quien disfruta el
amor y el oficio a desempeñar. Desgraciadamente, en muchos lugares el vandalismo
arremete contra la piedra inerte que lo encarna, como una expresión salvaje que
recuerda a las castas inferiores su difícil porvenir.
Por suerte, también hay esculturas de Ambedkar que alzan los puños para recordar al
pueblo que hay que luchar para arrinconar la injusticia y hacer realidad los derechos.
Para otros sin embargo, los hinduistas recalcitrantes que creen en algo tan absurdo
como la división platónica de la sociedad, la presencia de Ambedkar es una señal de
advertencia sobre qué barrios no traspasar si uno quiere mantener la pureza.
14.07.2016
En la noche, el lagarto, como león agazapado entre la maleza, permanece inmóvil
esperando el momento adecuado para cazar la presa. El espectáculo es grandioso
cuando la víctima es una de las polillas naranjas que revolotean sobre las luces de
Ravulapalem. Si yo fuese más pequeño –un crío o simplemente diminuto- creería divisar
una caza milenaria entre animales extintos: el dinosaurio y la mariposa gigante.
Aquí la naturaleza tiene una presencia muy fuerte por su incesante demostración de
muerte y vida: el campo vibra, las luciérnagas centellean, los búfalos riegan ríos, las
hormigas rallan coco y, mientras, los hombres observan el tiempo pasar, ajenos a la
cadencia del tiempo.
21.07.2016
En India uno puede divisar desde una misma terraza dos épocas. A un lado, un pastor
acompaña a sus búfalos mientras refrescan sus cuerpos en un barrizal. Al otro, la
colmena de luces de la ciudad. Entre estas dos escenas solo hay un corredor de parcelas
vacías donde una cuadrilla de obreros trabaja de sol a sol. Levantan nuevos edificios,
los muros del progreso. Absorto por el desarrollo me pregunto ¿Cuando llegue la noche,
en qué India dormirán?
27.07.2016
Y es cierto que todo fluye como un río, como la lluvia y el tiempo. Personas precipitadas
sobre generaciones de vientres que nos muestran lo que nadie sabe a ciencia cierta.
Vivimos y morimos sin entender y entretanto, soñamos y deseamos más vidas, todas,
cada una de ellas, quizás tan sólo la cierta, la del otro, la pasada, la que está por llegar.
Pero no, no todos vivimos así, tan sólo algunos, los ombligos del mundo que no sabemos
alzar la cabeza y los hambrientos del mundo que no imaginan más allá del televisor. Por
suerte, a veces, despierto, cojo aire y veo claro lo más fácil.
El río que escucho correr no crecerá por mucho que el cielo se rompa sobre mí. Las aguas
nacen lejos, allá en la fuente, sobre las montañas. Del mismo modo, la tristeza y la
felicidad, la justicia y la corrupción de las personas y los pueblos se explican por su
pasado. Por eso es tan importante conocerlo y, sobretodo, no olvidarlo.
03.08.2016
Bajo el toldo del local, bebemos soda y fumamos cigarrillos. Desde mi romanticismo,
encuentro belleza en la percusión de las gotas. Bharat en cambio dice que a él la lluvia
le trae malos recuerdos, lo transporta a la infancia, cuando vivía en la calle y tenía frío.
Pone rostro sombrío, aunque después lo atenúa cuando habla de los trenes. Por aquel
entonces dormía en la estación de Viyajawada. Subía al tren, pedía limosna y con el botín
conseguido tenía suficiente para un par de días de cine, comida y videoconsolas. Su tren
preferido era el Tamil Nadu Express, no tanto por el trayecto en sí, sino porque cuando
llegaban a la ciudad de Chennai tenían dinero suficiente para comer pescaíto frito junto
al runrún del mar. Ahí sí, en la sal, la arena y las olas, los dos encontramos belleza,
nostalgia y romanticismo.
06.08.2016
Un placer sencillo: ver como el cielo rompe en llanto y esperar a que aclare la negrura.
Entonces, empieza el lindo proceso en que el tiempo escurre las gotas de los tejados
como nuestras manos hacen con la ropa.
15.08.2016
Las generaciones pasan. Con cada una se transmiten valores, ideas, enseñanzas,
instituciones buenas y malas. Conseguir convencer a alguien es convencer a sus líneas
venideras, sembrar una poderosa semilla. Las generaciones pasan, pero la tierra
permanece. Son los niños y la tierra a los que hay que mimar, regar, cultivar y trabajar
para un futuro próspero.
La velocidad del progreso es relativa, varía en función de la unidad de medida. Si
tomamos una vida humana como punto de referencia, es lenta. En cambio, si pensamos
en generaciones, el ritmo es vertiginoso. La inmediatez con la que pensaba al progreso
hasta ahora era un espejismo, que debe ser faro, pero que desgraciadamente no puede
ser un objetivo cercano. Este deseo inmediato de materializar el cielo en la tierra
responde a que todavía no he profundizado lo que empiezo a intuir: que en el mundo
convergen distintas épocas y realidades, enfrentadas y superpuestas. Las diferencias no
pueden resolverse de la noche a la mañana y quizás esté bien así, pues la verdadera
riqueza se alcanza paso a paso, sobre la educación de las nuevas generaciones. Sin duda,
ese es el ritmo del progreso, regar la semilla de los más pequeños.
25.08.2016
Escuchar al espíritu longevo e inmortal que salta olvidadizo de cuerpo yacente a cuerpo
viviente es la meta de la meditación. El Ohm pretende conectarnos con ese yo que se
alarga a través del tiempo y ha superado o perecido mil veces ante los obstáculos que
hoy nos detienen o nos impulsan. Meditar para alcanzar la sabiduría que encierra la
experiencia de cien vidas. Si me detengo, si lo consigo de veras, puedo sentir como
ciertamente hubo algo antes que yo: cientos de miles de millones de estelas de vidas
que cesaron cuando otras emergían ahora forman una torre de babel de sabiduría.
05.09.2015
Que hay algo a través de nosotros (no me gusta el término por encima) se me revela
evidente en el poder inmanente que tienen las cosas de no ajustarse nunca a las
palabras, de no dejarse sonsacar el hilacho cósmico que las entrelaza, y en la
imposibilidad humana de engendrar una obra mayor que nuestra propia existencia y la
naturaleza.
11.09.2016
La primera palabra pronunciada por el humano y la primera metáfora inventada distan
generaciones en el tiempo, pues los primeros humanos parlantes sabían que la palabra
era una herramienta y nada más. Fue después, cuando las palabras ya habían yacido por
decenios con los objetos, cuando la primera metáfora fue formulada. Perdón,
entendida, gozada, reída, pues se habían dicho antes pero correspondía al ejercicio
virgen de bautizar, de inventar palabras, intercambiarlas y, finalmente, anillarlas a las
cosas.
18.9.2016
Un ejemplo de mi manía dualista: pienso en la omnipresente sonrisa de Chakavrouti;
luego en su jodida vida. Pienso en la sonrisa y en su poder de transmitir alegría, luego
en que también en la sonrisa como fachada. Intento enmarcar, sin siquiera
proponérmelo, eventos puntuales –palabras, una mirada, un soplido- y conceptos –
matrimonio, fe, casta- en dos marcos opuestos: el bien y el mal; pecado y salvación;
infierno y cielo; pesado o liviano. Y ahora que viajo, que descubro nuevas culturas,
nuevas formas de comer, rezar, amar y odiar, el bien y el mal me parecen cada vez
parámetros más equívocos. No existe pecado original, ni yo tampoco lo cometí. La única
redención, la única real más allá del perdón, es la muerte que nos hace a todos por fin
iguales. Tengo que desterrar esta manía de dividir el mundo, pues aunque bien y mal
están en mí, solo quiero vivir, pensar y amar en el bien, en aquel que nos hace crecer.
23.09.2016
Los cantos religiosos que escucho en la misa me transportan al primer canto entonado.
Ambos cantos – el que escucho y el primogénito que imagino – llenan el mismo valle
mental, el que une y separa la razón del misterio. Ambos cantos tienen el mismo
propósito: celebrar la vida y espantar a la muerte.
De chico me formulaba las preguntas capitales ¿dónde acaba el universo? ¿Qué hubo
antes y que habrá después? Como no hallé respuesta, de mayor transporté el enigma a
tamaño humano ¿dónde acabo yo y dónde empiezan las demás personas? ¿Es mi piel
esa frontera? ¿De dónde vengo y a dónde voy? Son preguntas que fácilmente pueden
asaltar a uno por la noche, aunque cada vez menos para muchas cabezas europeas.
Dios murió, después vino la razón y el progreso, y, ahora, Dios somos nosotros
entronizados, venerados y santificados en las redes, porque quizás muramos, pero
siempre quedará un pedacito de nosotros colgado en la nube ¿Hay algo más cercano al
cielo?
27.09.2016
No sé qué veracidad contienen los fragmentos de un narrador que busca metaforizar
cada pequeño gesto, pero a veces es la única forma de creer en el significando de todo
aquello que permanece callado. Quizás debiera dedicarme a llenar de eco todos los
actos huecos de trascendencia, pero ante la imposibilidad material de la tarea, limitaré
esta clase de ejercicios a ejemplos que se presten fácilmente a la carga poética.
La primera noche que estuve entre las dos aguas del río Godavari me quedé hipnotizado
viendo como decenas de luciérnagas centelleaban y parpadeaban deseo de forma
acompasada. Era realmente un espectáculo muy bello.
Por la luz que produce su bajo abdomen, pocas de ellas morirán a manos de los hombres,
pues reconocemos en ellas una forma mágica. Y así está bien ¿Pero qué ocurre si es de
día? Difícilmente podremos diferenciarlas de cualquier otro insecto de tórax negro y
alargado. La luz, es pues uno de los elementos que nos hacen otorgar valor a la vida.
¿Pero qué ocurriría si fuéramos ciegos? La misma luciérnaga sería tan solo un zumbido
y nada tendría de especial frente a los millones de insectos que revolotean alrededor
nuestro. Es por ello, que la mayoría de nosotros, aunque no estemos ciegos, carecemos
de visión: aquella que nos indica que todo ser contiene luz.
03.10.2016
Ambedkar, en su discurso de clausura de la Asamblea Constituyente (1949), dijo que “en
el plano económico, tenemos una sociedad en la que algunos tienen una inmensa riqueza
y otros que viven en la más miserable pobreza. No podemos permitirnos tener igualdad
en el plano político y desigualdad en el plano económico ¿Cuánto tiempo debemos
continuar viviendo esta contradicción? ¿Cuánto tiempo debemos continuar negando la
igualdad en nuestra vida económica y social? Debemos eliminar esta contradicción lo
antes posible o aquellos que sufren la desigualdad detonarán la estructura democrática
que esta Asamblea con tanto esfuerzo ha conseguido construir”.
Y más de medio siglo después de ese discurso, yo me pregunto ¿cuánto va a tardar en
llegar la explosión? ¿Puede tardar mucho más? ¿Qué detiene el alzamiento del ejército
de hambrientos para que derramen su sangre y la del vecino? ¿El miedo, la ignorancia,
la propia pobreza? ¿La explotación, la humillación? ¿O quizás sea que creen que nada
puede cambiarse porque el poder habita en otro planeta?
Ser pobre es estar despojado, no tener si quiera el derecho a soñar con un futuro más
allá de la propia pobreza ¿Y los demás? ¿Los que no temen y saben? ¿Será que el que
tiene algo se acomoda por saber que hay alguien peor que él? ¿Será que siempre hay
algo que perder? En este sentido, el recelo con que se miran las castas inferiores me
hace pensar en el poder paralizante que produce la división y como ésta mantiene la
pirámide social en doloroso equilibrio.
07.10.2016
Ayer por la noche vi resplandecer un árbol de Navidad hecho de luciérnagas. Algunas
estaban suspendidas sobre la copa, otras danzaban alrededor. Todas parpadeaban al
mismo son. Por alguna razón se juntaban ahí. Los académicos encontrarán respuestas
racionales, como el néctar de las flores o los rituales de apareamiento, pero la paz y el
misticismo de la tierra logran convencerme de la respuesta más simple: algunos seres
simplemente atraen a la luz.
09.10.2016
Hábitat, tierra y derechos. La tierra no es de nadie, no puede apresarse. Uno sólo puede
habitar y trabajar en ella. En la montaña esta relación es sagrada y evidente. Allí la tierra
es alma, alimento y morada. Aunque con dinero y sin corazón uno también puede vaciar
las entrañas de la montaña, llenarla de tristeza y sepultarla bajo el polvo que dejan tras
de sí los camiones y trenes que se llevan el espíritu de las aldeas a la gran ciudad.
10.10.2016
Por la noche, en Katiki escucho un zumbido atronador. Es el tren que se lleva el tesoro
de las montañas hacia el puerto de Vizag y, de allá, al mundo entero. Incomunicados y
sin carretera, están condenados a escuchar y recordar cómo se escapa su presente y,
sobre todo, se deshace su futuro.
25.10.2016
Somos punta de lanza de la nada,
Cornetas desafinadas que a ratos se aclaran.
Somos hormigas ajetreadas,
Tarareando al compás la misma nana:
La semilla contiene la madera exacta
Para hacer del árbol trescientas hachas.
Somos mentes planchadas para alzar la fama,
Un reflejo brillante en el salvapantallas,
Antorchas humeantes que exhalan el mañana.
Somos un alma que galopa hacia la cana,
Hijos de un futuro que se acaba.
27.10.2016
El tren se desliza lentamente cuando recorre las estaciones remotas de Andra Pradesh,
la gran llanura verde de arroz y agua. Ralentiza la marcha. Entonces, todavía
adormecido, soy testigo de un reflejo de la naturaleza. Los macacos se apiñan contra la
pequeños en el interior. Vigilan de reojo a los pasajeros adormilados que esperan otro
tren ¿Habrán subido ya o todavía aguardan?
Esa fortaleza de pelos y manos releva el miedo ancestral del clan ante lo desconocido.
Así también nosotros, nos encerramos en coros de voces y rostros parecidos sobre los
que se erigen líderes fanáticos, nacionalistas y xenófobos. Asustados, nadie puede
comprender lo que afuera pasa: corrupción, deslocalización, capitalismo salvaje,
especulación, paraísos fiscales, opresión, guerra y odio. No somos más que simios.
05.11. 2016
Negra Delhi, ya no palpita sangre roja por tus venas
Por tus huesos rotos aúlla y chirría un largo vagón
Carga cuerpos sin alma, apiñados contra el latón
Escupe incienso, cubriendo el hambre con pena
La muerte bajo un palmo de asfalto, humo y dolor.
Negra Delhi, en tus senos secos danzan chimeneas
Revolotean alrededor sombras pidiendo más carbón
¡Vomítalo, viértelo por encima y tapa nuestro hedor!
Ocultas bajo tus gases el advenimiento de la nueva era
Una que nace llorando y pataleando en el corredor.
12.11.2016
Mi padre solía decirme –no sé si por convencimiento o por transmitir tradiciones en
forma de proverbios- que es necesario saber aburrirse. Uno domina el arte magistral del
tedio cuando se olvida del propio aburrimiento, cuando la mente cansada de buscar un
entretenimiento particular, se posa sobre la calma de ver pasar el tiempo. Aquí los
verdaderos maestros son los pastores. Cuando se detienen en la ribera del canal, se
mimetizan con el propio rebaño, dejan la mente adormecida y, como los búfalos, se
convierten en un cuerpo danzado por moscas.
21.11.2016
El cemento de la ciudad de Benarés se desdobla en escaleras (ghats) que descienden
hasta la costa del sagrado río Ganges, que fluye desde las cordilleras del Hymalaya hasta
las costas de Bangladesh. Allí comen, rezan y mueren los vecinos de la ciudad.
A las cinco de la mañana la ciudad se deslegaña de forma lenta. Las mujeres llenan cazos
de agua en las fuentes, mientras los hombres acuden a bañarse al río y los sacerdotes
engalanan los templos de especies, incienso y flores. También los pescadores se
desperezan en sus barcas y el río, como siempre, nada.
La leyenda cuenta que en el ghat de Manikarnika el fuego de Shiva lleva más de 3.000
años purificando los cuerpos inertes de aquellos que no consiguieron en vida alcanzar
el nirvana. Pilas funerarias queman sin parar los muertos que llegan, formando una
corriente de humo y cenizas que impregna la ciudad. Allá, los hombres (el machismo
también alcanza la muerte) lloran a sus muertos. En el agua, apiñados en barcos, los
turistas olvidan que lo que fotografían es un funeral.
El circo y el flash desnudan la intimidad. Entre el peso de la muerte y la ligereza de la
instantánea, el río dice para sus adentros que los dioses y demonios de la tierra han sido
siempre los mismos: luz y oscuridad, ignorancia y claridad.