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Introducción a la investigación Jorge Couto FINAL Badano Andrés, Santiago del Campo Diseño gráfico 37886

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Page 1: FINAL - fido.palermo.edufido.palermo.edu/Servicios_dyc/Blog/Docentes/Trabajos/30258_104973.PdfEn 1988 la arquitecta Diana Cabeza comienza su actividad como diseñadora de equipamiento,

Introducción a la investigación

Jorge Couto

FINAL

Badano Andrés, Santiago del Campo

Diseño gráfico

37886

Page 2: FINAL - fido.palermo.edufido.palermo.edu/Servicios_dyc/Blog/Docentes/Trabajos/30258_104973.PdfEn 1988 la arquitecta Diana Cabeza comienza su actividad como diseñadora de equipamiento,

Introducción

Se pretende analizar el fin del diseño de mobiliario en Argentina, analizando el

trabajo de Ricardo Blanco en especial las sillas, (paradigma del diseño, que para

los arquitectos del movimiento moderno, ha sido un objeto de culto) para poder

discernir si el peso de sus prácticas de diseño se centran en mejorar la calidad de

vida o si se rigen por el mercado, si la función prima sobre la forma o a la inversa.

Para poder analizar este fenómeno nos detendremos en sus productos realizados,

publicaciones, libros y en entrevistas. Exploraremos entre sus prácticas y sus dichos

para alumbrarnos con respecto al problema planteado. Sabemos que comprender

motivaciones del diseño es algo complejo pero lo trataremos de hacer con la mayor

objetividad posible.

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Capítulo 1

Una breve historia del diseño de mobiliario Argentino

En las figuras de Tomás Maldonado, Basilio Uribe, Hugo Kogan y Ricardo Blanco,

están las raíces de la institucionalización del diseño industrial en la Argentina.

Fue justamente Tomás Maldonado quien en 1951 junto a Hilton y Méndez Mosquera

funda la revista "Nueva Visión", que se convierte en el medio de difusión de los

alcances del diseño, y elaboran su base teórica. Esta revista, que dejó de editarse

en 1957, fue sólo el inicio de la amplia labor de Maldonado en beneficio del diseño

tanto nacional como internacional. A partir de la inserción de Maldonado en Europa,

estos aportes continúan y siguen siendo invalorables y cuantiosos, tanto en el

campo de la teoría como en el de la enseñanza.

Maldonado planteó la transformación de la enseñanza del diseño a partir de una

visión integradora donde el urbanismo, la arquitectura y el diseño industrial

convergen como disciplinas del diseño Ambiental, con un fuerte acento entre

investigación y proyección.

El ingeniero Basilio Uribe, periodista, poeta, egresado de Bellas Artes y miembro de

la Asociación de Críticos de Arte, crea en 1962 el Centro de Investigación de Diseño

Industrial (C.I.D.I.), dependiente del Instituto Nacional de Tecnología Industrial, con

el objetivo de emprender acciones para la difusión y desarrollo del diseño industrial

nacional. Las primeras exposiciones, concursos y seminarios sobre el diseño en el

país, fueron organizados por el C.I.D.I. La labor institucional desplegada bajo la

conducción de Uribe determinó que el diseño industrial ocupase un lugar destacado

entre las manifestaciones culturales argentinas.

La figura de Ricardo Blanco, arquitecto dedicado a la docencia y a la práctica

profesional del diseño industrial, alcanza un protagonismo tal, que lo lleva a

proyectarse internacionalmente como uno de los principales referentes del diseño

argentino. A partir de 1963 inició su labor como diseñador especializado en

mobiliario y gráfica empresaria, incursionando también en el diseño de luminarias y

de interiores de barcos.

En 1979 funda la "Oficina de diseño" y realiza el diseño de sistemas de

equipamiento para diversos usos: escolar, hospitalario, bancos.

Blanco, distinguido en 1982 por el CAyC (Centro de Arte y Comunicación), con el

Premio “Lápiz de Plata al Diseñador de Muebles”, es coautor del libro Cinco

enfoques sobre el hábitat y autor de numerosos artículos publicados en revistas

nacionales y extranjeras.

Page 4: FINAL - fido.palermo.edufido.palermo.edu/Servicios_dyc/Blog/Docentes/Trabajos/30258_104973.PdfEn 1988 la arquitecta Diana Cabeza comienza su actividad como diseñadora de equipamiento,

En 1985 trabaja para la empresa MATERFER (con sede en Córdoba) en el diseño

del interior del coche motor liviano "CML" y en 1991 es convocado para diseñar el

equipamiento del nuevo edificio de la Biblioteca Nacional.

En el campo de la enseñanza del diseño, además de su labor como profesor de la

Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universidad de Buenos Aires y

de haberse desempeñado como Director de las Carreras de Diseño Industrial,

Diseño de Indumentaria y Textil, y la Carrera de Postgrado de especialización en el

Diseño de Mobiliario, Blanco ha estado vinculado con la labor de los principales

centros académicos de la Argentina, como docente (Universidad de La Plata,

Universidad Nacional de Cuyo y Universidad Nacional de Mar del Plata) y como

Asesor Académico en la creación de las Carreras de Diseño Industrial en Mar del

Plata, y en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Nacional de

Córdoba.

Sus conferencias y escritos brindan importantes aportes para la definición del rol del

diseño y del diseñador en el mundo actual.

En cuanto a la figura de Hugo Kogan, referirse a él significa hacer mención a uno

de los más prolíficos profesionales del país, con una experiencia en la práctica de

la profesión de más de cuarenta años.

La industria argentina reconoce en Kogan al profesional que más aportes ha

realizado en el campo del diseño, con productos fundamentalmente vinculados a

bienes de consumo durables: electrodomésticos, artefactos de iluminación,

equipamiento, etc.

Hoy, respondiendo a los actuales requerimientos del mercado, Hugo Kogan y sus

asociados trabajan en distintos campos de la comunicación, realizando diseño de

productos, de packaging, redes comerciales, imagen corporativa, POP y promoción.

En la década del setenta se destaca la labor de un grupo de diseñadores que se

desempeñan independientemente y que son contratados por las empresas en

carácter de consultores. Entre ellos podemos mencionar a Roberto Nápoli

(especializado en productos complejos de alto consumo, televisores, radios, etc.), y

Hugo Kogan, Ricardo Blanco y Mario Marino. También en esta década irrumpe una

figura que marcó un hito fundamental en el desarrollo del diseño industrial

latinoamericano: el diseñador alemán Gui Bonsiepe. Discípulo de Maldonado,

brindó importantes aportes en el plano teórico y en la búsqueda del desarrollo de la

creatividad y capacidad de innovación en los países "periféricos".

En los años ochenta comienzan a surgir los nombres de jóvenes profesionales

formados académicamente en el campo del diseño industrial. Tales como: Eduardo

Nasso, Alberto Arias, Van Lierde, Aróstegui, Mario Tornini, Camblong y Falconi,

Melhen, Bazán, Vukoj icic, entre otros.

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También en esta década se destacan los diseños modernos de equipamiento de

oficinas de Walther Esau, y las desprejuiciadas incursiones en el diseño de líneas

posmodernas de Leiro, Kogan y Blanco a través de productos comercializados por

su empresa Visiva.

En 1988 la arquitecta Diana Cabeza comienza su actividad como diseñadora de

equipamiento, produciendo y comercializando sus propios productos, dando así

origen a una importante trayectoria en la que se destaca el equipamiento urbano

para Puerto Madero.

Sus búsquedas se asientan en: el estudio del hombre (cuerpo, actitudes y

cotidianidad), la expresión de los materiales naturales y la identidad de los objetos

con la historia del lugar.

Alejandro Sarmiento es otro de los diseñadores industriales que se destacan a partir

de 1987 trabajando para importantes firmas comerciales, exponiendo sus productos

en numerosas exposiciones nacionales e internacionales y obteniendo premios de

alcance internacional.

Los años noventa Luis Benedit con la Fundación Munar en Buenos Aires, brinda un

apoyo sumamente importante tanto a la difusión del diseño nacional e internacional

como a las búsquedas de productos argentinos competitivos en el mercado

internacional.

Jóvenes diseñadores como Muchnik, Mathov, Polci, Alfano, Blebel, Daiez, Chernoff,

entre otros comienzan a exponer sus diseños en Munar y en otras muestras de

relevancia.

Pero este panorama de desarrollo de las búsquedas de un diseño argentino no

encontró un marco favorable en la economía argentina.

En 1991 el Congreso Nacional sancionó la Ley de Convertibilidad que estableció el

tipo de cambio nominal. Esta medida, junto a la apertura de la economía a la

competencia externa, la desregulación de los mercados y la privatización de

empresas del Estado, puso de manifiesto entre 1992 y 1993 signos de revitalización

del aparato productivo. Pero a fines de los noventa, una fuerte recesión con un alto

índice de desocupación, industrias multinacionales que se trasladaron a Brasil, y

una alta importación de productos, perjudicaron la escasa producción nacional,

sumado a esto una deuda externa que no favorece para nada el panorama

económico.

Estas son las condiciones en las que se desenvuelve el diseño industrial argentino

tratando de brindar sus aportes para definir su identidad y poder competir en los

distintos mercados.

Actualmente, a partir del fin de la convertibilidad, se pueden vislumbrar signos de

recuperación de la industria nacional. Una etapa nueva del modelo de sustitución

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de importaciones alienta el lema "hecho en la Argentina" y las empresas que hoy

están en proceso de renovación planean su reequipamiento y la recuperación de

mercados tanto internos como externos. Un aporte fundamental en este aspecto ha

sido la creación, en el año 2001, del Centro Metropolitano de Diseño dependiente

del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, el que a través de diversos programas,

vincula a empresarios y diseñadores, promueve la revitalización de la producción

de mobiliario, y brinda asistencia a nuevos diseñadores-emprendedores.

Dentro de este panorama debe señalarse que el diseño como hecho cultural

comienza a instalarse en la mentalidad argentina.

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Capítulo 2

Relación entre forma y función

La forma de los objetos comunican ideas por ellos mismos, llaman la atención de

observador y es un elemento esencial para un buen diseño. Un diseño, es una pieza

con cierto atractivo visual, con personalidad y de un gran equilibrio estético. Con el

tiempo, el concepto de forma ha ido sufriendo transformaciones y ha sido vista

desde enfoques distintos.

A mediados de los años 50’ del siglo pasado, la máxima a seguir era: La forma sigue

a la función. Así la función del diseñador era el análisis del objeto para quitarle todo

lo que fuera superficial e innecesario y conseguir el máximo grado de funcionalidad.

Se buscaba la máxima utilidad del producto, que su funcionamiento tenga una

utilización óptima y clara para el usuario. Trabajaban sobre la idea de que las cosas

útiles no necesitaban de elementos decorativos, la forma se basta a sí misma. Era

la corriente del “good design” o del funcionalismo.

A finales de los 70’, aparecieron movimientos contraculturales, tanto en política

como en arte, que cuestionaron e intentaron cambiar las normas ya establecidas.

Una década más tarde, una nueva generación de diseñadores que se oponían al

funcionalismo ya que les parecía demasiado neutro y aburrido, hicieron objetos

diferentes en los que se mezclaban materiales más diversos con la iconografía “pop”

en busca de nuevas formas de expresión.

La nueva tendencia que surgió fue: “la función sigue a la forma”, en la que se le da

más importancia a la función estética del objeto y no sólo se enfocan en su función.

Los objetos deben de ser funcionales, pero también debían tener una buena

apariencia.

En el libro “El diseño antes de la Bauhaus” se encuentra una visión más completa

propuesta por Luis Rodríguez Morales. Está integrada por cuatro vectores:

-el tecnológico, que se encarga de imponer límites físicos y definir factibilidades

productivas.

-el funcional, que define objetivos principales a ser alcanzados en términos de la

relación hombre-objeto.

-el expresivo, que define la forma y ordena y da sentido a los demás vectores.

-el vector comercial, que junto con el expresivo conduce el proceso de diseño.

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Estos vectores se interrelacionan y cada diseñador puede otorgarles cierta

jerarquía.

Cuando una persona compra un objeto, da por sentado que éste funciona de

manera adecuada, pero lo que llama su atención en primera instancia es su aspecto

simbólico. Por ejemplo, si se va a adquirir una licuadora, nadie lleva un poco de

comida a la tienda para ver si ésta funciona adecuadamente, sino que supone que

debe servir.

Por esta motivo, lo que expresa la forma es muy importante, si promete más

capacidad o más durabilidad, etc.

Son los aspectos simbólicos los primeros en ser evaluados por el consumidor,

aunque lo simbólico no significa nada más que la forma ser bonita y a la moda, sino

que debe cumplir las expectativas del usuario como ergonomía, durabilidad,

resistencia, etc.

En la actualidad la forma de los objetos no solamente obedece a criterios

funcionales. Un objeto bien diseñado es capaz de comunicar algo más que su

función, debe ser capaz de comunicar su intención. Así ante diferentes productos

que ofrecen lo mismo, somos capaces de elegir uno y rechazar otro.

El mundo del diseño industrial también está sujeto a las tendencias y las empresas

aprovechan esto para escoger la forma de los productos.

Algunos ejemplos de tendencias actuales son la Neo-retro y el minimalismo. La

primera son diseños que mezclan las últimas tecnologías con una apariencia

inspirada en diseños americanos de finales de los 40 y los 50, con acabados

redondeados y aerodinámicos y además parecen garantizar que es un producto que

funciona como los de antes. Por otro lado, en el minimalismo el diseño de producto

es muy limpio y da una imagen donde no le sobra ni le falta nada.

Conciliando la importancia de la forma y la función, se puede decir que éstas no

tienen por qué contraponerse, sino que interactúan una con la otra influyéndose

mutuamente y que dependiendo de cual sea nuestro objetivo a la hora de diseñar

un objeto, podemos otorgarle mayor jerarquía a una u otra.

También se puede afirmar que alrededor de la forma y la función hay otros factores

que debemos tomar en cuenta a la hora de diseñar, como el tecnológico, lo

funcional, lo expresivo y lo comercial. Y que la forma actualmente está muy

influenciada por las modas.

De esto se desprende que hay que tener presente varios aspectos básicos cuando

se diseña un objeto: preguntarse para qué ha nacido el objeto, cuál es su finalidad

y cuál debe ser su función. Porque un producto puede ser muy estético y no servir

para nada o puede ser muy funcional, pero no ser nada atractivo para el comprador.

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Capítulo 3

Entrevista con Ricardo Blanco

Sillas cuadradas, con curvas, modernas, más sofisticadas, altas, bajas, sencillas,

de pasto, de alambre, todas diferentes y muy originales. En el estudio de Ricardo

Blanco sobran lugares donde sentarse. El espacio está invadido –literalmente– por

sillas. Es que son el objeto de culto de este hombre que forma y descubre talentos

y tampoco deja de crear. Tanto que hasta les dedicó un libro al que llamó

Sillopatía. En su estudio de la calle Bolívar y San Juan, el artista, el creativo, el

inventor, el diseñador, el personaje que traspasó la arquitectura para adentrarse

en el fascinante mundo del diseño y de las sillas, Ricardo Blanco; este diseñador

argentino es famoso por sus diseños de mobiliario, particularmente, gran cantidad

de sillas y sillones, todas con un diseño innovador y transgresor. Nace en1940 en

Buenos Aires, Argentina. Es un reconocido arquitecto y diseñador industrial

argentino. Su carrera lo lleva a proyectarse internacionalmente como uno de los

principales referentes del diseño argentino. Es muy conocido por sus diseños de

mobiliario. Crea una innumerable cantidad de sillas y sillones, todas con un diseño

innovador y transgresor. Se recibió de arquitecto en 1967 en la Universidad de

Buenos Aires. Al año siguiente comenzó su labor profesional en la firma Stilka. Allí

pudo desarrollar productos con tecnologías no convencionales como el laminado

en madera. En 1972 tras su alejamiento de esta empresa, fundó EH,

Equipamiento de Hoy, junto a otros dos arquitectos. También comenzó a realizar

trabajos en forma independiente para Lañin, una empresa de sillas tradicionales

en madera. Después Indumar, le permitió realizar más de cien diseños de sillas y

sillones, algunos con carácter experimental, como la silla plegable Plaka y el sillón

Skel. Gracias a estos desarrollos la empresa pudo posicionarse mejor en el

mercado. En 1982 fue distinguido por el CAyC (Centro de Arte y Comunicación)

con el Premio Lápiz de Plata al Diseñador de Muebles. En 1983 funda Visiva junto

a los diseñadores Hugo Kogan y Reinaldo Leiro, una empresa que produjo

muebles únicos. Trabajó para empresas de electrodomésticos, produciendo línea

blanca, teléfonos y un brazo robótico para producción. También realizó el diseño

de un tren y un premetro para Materfer en Córdoba, Argentina y cruceros

particulares para el astillero Río Dulce. Desde 1968 se ha dedicado a la docencia

del diseño industrial en las universidades de La Plata, Mendoza, Buenos Aires y

esporádicamente en Córdoba, Chaco y San Juan. Desde 1986 es director y

docente de la carrera de diseño industrial en la UBA. Es autor de los libros Cinco

enfoques sobre el hábitat y Sillopatía. Además es autor de numerosos artículos

publicados en revistas nacionales y extranjeras. Conferencias y escritos brindan

importantes aportes para la definición del rol del diseño y del diseñador. En el año

2002 recibe el Premio Konex de Platino a las Artes Visuales de la Fundación

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Konex , Artes Visuales lo Diploma al Mérito, Diseño Industrial 1992 Artes Visuales

Diploma al Mérito

Con esta entrevista intentaremos analizar el fin del diseño de mobiliario en

Argentina a través de las ideas y la experiencia de Ricardo en esta área del

diseño, y nos focalizaremos un poco más hondamente en las sillas, que para los

diseñadores es el principio del todo.

-¿Por qué la sillas?

Soy un fanático de las sillas es mi tema. Pero no soy el único. En el mundo hay

otros. Es un elemento de estructura mínima, que pone en evidencia si algo sobra.

Que contiene memoria, tiene referencias y guarda simbolismos. El máximo nivel

de una silla es el trono, y el peor, el banquillo de los acusados. Se nace en una

silla ginecológica y se muere en la silla eléctrica. Y si entrás en una librería,

siempre vas a encontrar tapas de libros con sillas. En materia de diseño, la silla

tiene esa cosa mínima en la que cada elemento funciona, trabaja, representa.

Entonces, se convierte en un desafío interesante para todo diseñador. El fin de la

silla es que uno se pueda sentar, no se vaya al piso, que más o menos vista el

lugar donde está, es una estructura de mínima, trata de que nada falte, y con ese

valor antropológico, la silla tiene 7 u 8 mil años, uno tiene que construir una cosa

nueva. Es un ejercicio creativo fantástico, es volver a tratar de hacer algo nuevo

con algo que ya se hizo de infinidad de formas distintas y ver que no hay un final,

siempre se nos pueden ocurrir cosas nuevas. Me gusta el juego estructural de la

silla, poder imaginarme una silla de otra manera, distintas formas de sentarse. Con

el correr de los tiempo la silla fue tomando protagonismo es el trono el banquillos

de los acusados, el icono de una época, denota un estilo.

-¿Sentís que generaste un estilo?

Por suerte no, me parece interesante que el producto tenga independencia del

autor.

-¿Tenés referentes en el diseño?

Me gusta Janello, fui alumno de él, tuve referentes clásicos internacionales,

Charles Eames, las cosas que él hacía, no las podía hacer, Mario Bellini, cuyos

productos estaban en el país. Cita luego a Ettore Sottssas, maestro italiano,

descubrí afinidades con él, coincido con la manera de ver el mundo, recreé sin

saber cosas de él.

-A tu criterio, ¿qué elementos debería reunir un buen diseño?

Nos cuenta Ricardo; “una condición es que tiene que funcionar bien. Una silla para

una reunión tiene que tener cierta comodidad; para una oficina, deberá tener otra

característica. Esa es la condición funcional. La segunda pata del diseño es la

técnica: tiene que estar bien hecho y ser resistente. Y la otra pata del trípode es lo

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estético: debe ser agradable a la vista. El arte ha recurrido a una estética de la

fealdad, el diseño no. Está hecho para que la gente lo use, para que lo aprehenda

y lo haga suyo. Entonces, la belleza es un factor bastante fuerte”.

-¿Es necesario estudiar para ser un buen diseñador?

Sí. Y una carrera de diseño es tan complicada como arquitectura. Es una

profesión. Y la verdad es que no confiaría en alguien que creara sólo con su

intuición o inspiración. El diseño tiene mucho compromiso social y la

responsabilidad que eso implica es grande. Todavía no está evaluado el poder y

los efectos que produce en la gente, a nivel social.

-¿Y cuáles serían esos efectos?

Todos. La estética con la cual aceptás determinadas cosas es por lo que ves en la

calle. Como personas urbanas vemos 5 mil objetos diseñados por día, y pasan

meses hasta que nos encontramos con algo natural puro, porque hasta los perros

y los árboles de la calle son diseñados. Esta es nuestra cultura, un mundo

artificial.

-¿Esto es positivo o negativo para la sociedad?

Tiene efectos. Y los diseñadores tenemos cada vez más conciencia de estos

efectos y los respetamos. Esa es la condición ética del diseño. Yo diría que el 90

% de los objetos diseñados tiene una función social. Eso es lo que marca la

diferencia con la arquitectura. Si a alguien que pasa caminando por la vereda no le

gusta cómo está hecha determinada casa, no pasa nada. En cambio, si a la gente

no le gusta cómo está diseñada determinada lapicera, nadie la va a comprar y, a

la larga, la van a sacar de la venta. En diseño, la gente opina; en arquitectura, no.

¿Funcionalidad o estética?

Muchas veces se ha planteado un ficticio y hasta cierto punto manipulado debate

ante la posible contradicción entre planteamientos enfrentados, utilidad o función

por un lado y estética por otro, presentando el diseño como una disciplina carente

de interés por lo estético. Hoy, ambos son componentes de un mismo objetivo; es

cierto que la funcionalidad debe primar en todo diseño, pero la utilidad no está

enfrentada con el componente de belleza que, a ser posible, debe acompañar al

diseño en su forma, color y textura. Diferentes formas de concebir el diseño, en

determinados momentos, manifiestan las siguientes tendencias: • La relevancia de

la forma sobre la función. • El predominio de la función sobre la forma. • La

consideración de la forma y la función con la misma importancia.

La entrevista llega a su fin, pero Blanco sigue educándonos con sus conceptos.

“La diversidad es la gran riqueza que tenemos actualmente; esta además, la

pérdida de la búsqueda de la unicidad y por lo tanto de la excelencia, no existe

esa obsesión; eso fue parte del movimiento moderno”.

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Nos habla a los que recién nos adentramos en el mundo del diseño: “este campo

es para los muy fanáticos, la manera es pensar que todo lo que uno ve, se puede

volver a diseñar, los miles de objetos están ahí diseñados, uno tiene cosas para

hacer durante toda su vida, es un juego vital que a uno le ocupa la existencia. Yo

siempre pienso que eso se puede hacer de otra manera. Hay que aprender a

mirar, durante mucho tiempo caminaba desde la calle Florida hasta Retiro mirando

las vidrieras y a la vuelta verificaba si lo que había visto era así o no. Uno tiene

que saber mirar, no creo en la intuición, es información no codificada, si la codifico

la puedo trabajar”.

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Capítulo 4

Ricardo Blanco en la historia del diseño de sillas en la Argentina.

Para los arquitectos del movimiento moderno, la silla ha sido un objeto de culto.

Creadores como Mies Van der Rohe, Marcel Breuer, Alvar Aalto, Eero Saarinen,

Le Corbusier, Mario Botta y hasta Franck Ghery han caído bajo su encanto, algunos

hicieron de la silla su vida, Charles Eames, Mario Bellini, Vico Magistreti o Hans

Wagner.

Para los diseñadores argentinos no podía ser de otra manera, y por eso en esta

investigación tratamos de desandar ese camino del diseño. En este caso nos

centramos en las sillas de Ricardo Blanco, que en sus libros siempre habla sobre

los dos caminos históricos que confluyeron en el diseño moderno de la silla, que

son, uno el camino culto, y el otro, el popular, así los llama él, y su conjunción hizo

el diseño moderno. En la Argentina, que no tiene un pasado demasiado rico y propio

en objetos utilitarios, encontramos que en las sillas populares hay dos hitos de

importancia para destacar desde la perspectiva del diseño: la silla misionera y la

silla matera.

La silla misionera, se caracteriza por el detalle del asiento partido, lo que permite

una situación ergonométrica de contención del cuerpo y una simplificación técnica

en su producción. En los años 60´ el grupo Charcas, y Stylca en los 70’, lo tomaron

como tema.

La otra es la silla matera, que la usa el gaucho para tomar mate, y se caracteriza

por una relación dimensional particular: ancha, más cómoda que una silla

convencional y baja como un sillón. Estos conceptos fueron tomados en los 50´ por

el grupo Aim y luego en los 90´ por Luis Benedit.

Este juego de tomar y recuperar el pasado o ir de un universo a otro, de lo culto a

lo popular, al diseño de elite al de mercado, es una constante en el diseño de

asientos; de allí la frase de Ricardo (en su libro Sillas Argentinas) “una silla viene de

otra silla que viene de otra silla que viene”

De los diseños de silla realizada en la argentina, la principal y madre de las sillas de

diseño argentino es la BKF (1938). El catalán Antonio Bonet y los argentinos Juan

Kurchan y Jorge Ferrari Hardoy, que habían estado juntos en el estudio de Le

Corbusier, transformaron una vieja silla plegable en una pieza de valor plástico que

estableció como cánones del diseño argentino los siguientes principios pragmáticos:

la preocupación por la actualidad y el nivel estético, una adecuación tecnológica al

medio y la aplicación en la situación de uso.

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La notable influencia que esta silla ejerció en todo el mundo a nivel de uso y de

significado la convirtió en los 50’ y hasta hoy en el símbolo de lo moderno; aquí

influyo directamente en una de las piezas más bellas del diseño argentino, las sillas

W, de Cesar Janello (1943).

BKF W

A partir de los 60’ hay algunos hitos en el diseño argentino de sillas. Del estudio CH

es fundamental el sillón cinta de Alberto Churba por su síntesis técnica al resolver

todo el mueble con una sola placa.

Cinta

En los 70’ aparece la empresa Buro, con la obra de Reinaldo Leiro, Arnoldo Gaite y

Osbaldo Fauci de la cual debe mencionarse la serie 300, la silla realizada en

planchuela y madera laminada que es tal vez la silla diseñada en la Argentina más

copiada en el mercado .

Stilka, la empresa de Celina Castro, fue otra casa que tuvo piezas importantes,

ejemplo de ellas sería la silla SAT de Ricardo Blanco, que retoma el asiento partido

de la misionera y que fue una de las sillas de hogar más reproducidas en ese

momento.

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serie 300 SAT

Las fábricas de muebles, por entonces, mediados de los 70´, comenzaron a recurrir

a los diseñadores para desarrollar sus catálogos. En empresas como Lañin o

Indumar, se pudo desarrollar una gran cantidad de modelos, como la silla Plaka y el

sillón Skel de Ricardo Blanco, muy considerado por el criterio innovador en el uso

del multilaminado.

Skel Plaka

Luego de la dictadura, los 80´ se inauguran con Visiva, la experiencia que realizaron

Kogan, Leiro y Blanco; de allí nace la silla Nínive, que toma postulados del momento

en cuanto a libertad formal, colorística y objetividad de significado como temática,

así como los sillones Poniente.

Nínive Poniente

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Hacia los 90’ se va estructurando el nuevo diseño argentino de sillas, con concursos,

exposiciones y trabajos especiales. Este sentido de participación cultural que le

otorgamos al diseño de asientos es verificable asimismo en la silla BN del estudio

de Ricardo Blanco, concebida para la biblioteca nacional, desde una perspectiva

proyectual de la interpretación de Clorindo Testa y que se incorpora a edificio de

una forma natural.

BN (Biblioteca Nacional)

A partir del 2000 vemos un despertar, con las propuestas del Team Fierro como

editores de diseño de autor y las piezas de Fretto, Callegari, Sbrascini y otros

jóvenes coordinados por Ricardo Blanco.

En síntesis, sabemos que irán apareciendo otras sillas, otros diseñadores que se

irán sumando, pues sabemos que las sillas han sido y serán objeto fundamental y

protagonistas del diseño.

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Conclusión

El diseño argentino se caracterizó siempre por una preocupación especial puesta

en los aspectos estéticos, y en la calidad y representación de la época. También la

función siempre fue respetada. En lo relativo a la tecnología, el diseño argentino ha

sido realista los objetos se hacen con el material y los procesos que poseen en el

medio. No obstante, debemos decir que también en el diseño local se están

desarrollando elementos de industria masiva dentro del mercado del mueble, con

las máquinas agrícolas y con los equipos industriales, que tienen un alto grado de

innovación. Nos decía el Arq. Ricardo Blanco poniéndonos al corriente sobre el

estado actual del diseño argentino, en especial el de mobiliario.

Page 18: FINAL - fido.palermo.edufido.palermo.edu/Servicios_dyc/Blog/Docentes/Trabajos/30258_104973.PdfEn 1988 la arquitecta Diana Cabeza comienza su actividad como diseñadora de equipamiento,

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