filososfìa del derecho

Download Filososfìa Del Derecho

If you can't read please download the document

Upload: joelo-tortarolo

Post on 20-Feb-2016

218 views

Category:

Documents


1 download

DESCRIPTION

Filososfìa Del Derecho

TRANSCRIPT

Soy alguien cuando puedo amar, o ser amado. Es la gracia, la gratuidad del encuentro con el otro, que se constituye con mi propia dimensin personal. Si nunca nadie me hubiese querido -si a nadie hubiese nunca podido querer- mi suerte hubiera sido la de un mero fragmento del ser, un momento de la vida impersonal y neutra.

Pero no es as. Alguien me ha querido, (mi existencia naci con un encuentro) y el amor, que me sustenta y llama, enriqueci toda la luz, se traz de all en ms en mltiples dilogos.Alguien es ser nico, irrepetible: nunca se es solamente "un" alguien sino el o ella alguien, un tu frente a un yo.

Alguien es un nombre. Una palabra dicha como si fuera la primera vez, un descubrimiento, un desvelarse.

Si cada dilogo expresa la unicidad del ser personal es porque el dilogo es el lugar preciso de alguien y de cada alguien.

No hay existencia fuera de alguien. No se puede existir sin el otro, sin el amor que fundamenta el encuentro.

Es verdad que no todas las veces mi ser de ser alguien ha sido fcil. En ocasiones me han lacerado palabras como "no te quiero ms" o "adis". He conocido el no, total, definitivo. He olvidado. He sido olvidado.

Pero, por sobre la impotencia de no poder ser, sobre la grave anticipacin de la nada, alguien ha venido siempre a rescatarme, a recuperarme, desabismndome.

Vivo en el amor: el que tuve; el que tengo; el que estoy esperando o me espera.

Renazco en la libertad, que es el mundo de la llamada y la respuesta.

Por eso puedo crecer sin envejecer.

Pido ser alguien en tu vida. O que seas alguien en mi vida. Y recuerdo que el amor es constante, que es, dentro de la inexorable finitud de lo humano, "para siempre".

A veces no me escuchas. Pero tambin soy alguien cuando recuerdo que cada alguien propone un horizonte frente a cada desesperacin.

Amor

Excluida, prohibida acaso a instancias de un cdigo tcito y secreto de la enseanza del derecho de nuestras universidades nacionales, esta palabra referencia todo el misterio de la vida del hombre, de su dilogo, de sus gozos y esperanzas, y de la incomparable unicidad de su existencia. No parece sin embargo posible referir el derecho, que es sustancialmente un modo de encuentro con el otro, si no se ha penetrado antes profundamente en la dimensin del amor.Cmo contar la vida o la libertad si no se ha hablado antes del amor, que es el que nos permite, al otro y a mi, nacer precisamente a la libertad y a la vida?Cmo describir los derechos humanos si no se los vincula con las promesas implcitas en la condicin de persona y en el encuentro interpersonal, fundadas precisamente en el amor? Amar es reconocer al otro como alguien: es diferenciarlo radicalmente del mundo de la cosa. Y es tambin constituirlo en ese mundo.Amo cuanto te conozco. Cuando pido que seas vos, y dejo que seas vos. Cuando te llamo y cuando te respondo. Cuando te nombro. Cuando me nombras.El amor es sustante e instante. Es instante porque llama al otro, lo convoca a ser. Es sustante porque ninguna convocatoria podra hacerse a quien no ha sido ya constituido por el amor, para el amor.En un mundo especialmente lacerado por crueles cosificaciones, en donde el hombre pareciera ser un permanente extranjero de su propia existencia, resulta indispensable recuperar esta palabra (con todos sus significados) para que nuestra enseanza del derecho no se vuelva ella tambin extranjera de la humanidad del hombre, que el amor fundamenta.

Mostrando entradas con la etiqueta Paz en Navidad. Mostrar todas las entradasPAZ EN NAVIDAD

Figura en el Evangelio segn San Lucas, el que escribi aquel mdico discpulo de Pablo en cuya obra, como alguna vez se dijera, se hermanan el jbilo por la misericordia de Dios y las penas de la humanidad doliente.

En Beln, ciudad de la casa y familia de David, naci Jess en un pesebre. Haba pastores en la misma regin que velaban la vigilancia de las noches sobre sus rebaos.

Ese da, sobre ellos de pronto, apareci una multitud de ngeles: "Gloria de Dios en las alturas -cantaban- y paz en la Tierra para los hombres de buena voluntad".

Hace dos mil aos que, en todas las Navidades, evocamos estos hechos: Beln, el nacimiento, los pastores.

Y el canto de los ngeles vuelve para reposar nuestros corazones, para aliviar nuestros cansancios.
Paz para los hombres de buena voluntad.

Paz.

Un da llegar.

Se abrirn las vertientes ms extensas del amor, levantaremos las manos hermanados unos y otros. Hermoso y pleno da que los ngeles anunciaban, y que a los hombres nos toca construir.

Porque si la gloria de Dios es un dato, algo dado por siempre y desde siempre, la paz en la Tierra es una tarea. Algo que slo los hombres podemos hacer.



Mucho tiene que ver el derecho en esta tarea de construir la paz.

All donde el derecho reina, la paz florece, el hombre puede expresar el signo del bien sobre la Tierra.

La creacin artstica, la investigacin de la verdad, la formacin espiritual, y hasta la misma plena comunin religiosa, necesitan de la paz.

El derecho la propone, la expresa, llena sus fundamentos de contenido moral.

Por eso el derecho es tan difcil de hacer y conservar.

Por eso tantas veces la ley lo escamotea, o las malas prcticas lo desfiguran.

Y por l claman los que tienen hambre y sed de justicia.

Es que en una desgarradora, intensa lucha csmica entre el bien y el mal, el derecho es la buena respuesta de los hombres al problema del orden social.

El derecho es armona de la paz, o, si se quiere, armona a la que por la paz se llega.

No cualquier paz, sino aquella que brota de las conciencias, del reconocimiento y del respeto recprocos.En tiempos y lugares en los que las violaciones de derechos, el poder de la violencia y la violencia del poder rodean todo, la tarea de construir la paz de la Navidad sigue siendo una prodigiosa esperanza.

Pero la cantan los ngeles de todos los tiempos, y la presiente nuestro corazn, como una hermosa, aorada maana.

En un mundo en el que la violencia y el poder agreden da a da, en el que la opresin, la carrera por las armas, las desigualdades sociales, las torturas, el terrorismo, los tiranos, laceran la imagen y semejanza que con Dios el hombre guarda, el canto de los ngeles de la Navidad resuena tambin como una queja.