filosofía en juego

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1 Filosofía en juego J. Ezequiel Soto S. A través del juego, los niños aprenden y construyen el mundo, representando el mundo que ven e imaginando las posibilidades de lo que les resulta desconocido. El juego es ejercicio de libertad, de aprendizaje, de imaginación, de relación con el mundo y con los otros. En el juego, el niño se compromete con la situación mezcla de realidad e imaginación entregándose de forma íntegra a ella. El niño experimenta el juego de forma plena y lo disfruta con todo su ser. Históricamente, los juguetes y juegos que se transmitían de generación en generación eran culturalmente específicos y muchas veces eran artesanalmente producidos en el contexto local. Hoy en día, la economía capitalista ha invadido el espacio de juego de los niños con miles de juguetes fabricados en serie. Los canales de televisión transmiten los mismos dibujos animados al mundo entero y comercializan con la imagen creada a través de la televisión. Existe una ciencia de la manipulación de los niños a través de la publicidad para que convenzan a sus padres de comprar tal o cual juguete. El juego, como muchas actividades de la vida moderna, es materia de mercado: producto y consumo. Conforme crecemos, los juegos se vuelven cada vez más delimitados, jugamos sólo juegos con objetivos y reglas claros, juegos menos creativos y más estratégicos, la mayor parte de las veces competitivos. La alta competitividad de los deportes transforma el placer en disciplina y la diversión en tensión constante por lograr el triunfo, se reemplaza el juego por la práctica del deporte. Y así resulta que son pocos los adultos que juegan, y cuando lo hacen, los juegos están bien delimitados. ¿Será posible recuperar la esencia del juego como ejercicio de libertad y reconstrucción del mundo? ¿Seremos capaces de sustituir los juegos que nos imponen los valores del mundo por juegos donde podamos rediseñar el mundo de la forma que lo soñamos? ¿Será que los adultos podemos aprender en el juego con los niños? ¿Será posible jugar juegos con otros valores, ensayar una nueva ética? ¿Estaremos dispuestos a “perder el tiempo” jugando como niños y con los niños? Si filosofar es una práctica comunicativa, posible a través de la palabra y del gesto, ¿será posible filosofar a través del juego? ¿A dónde nos llevará filosofar sobre el juego? La pregunta filosófica es tan parecida a la pregunta infantil, que parece que salir en busca de ensayos lúdicos del mundo, de la forma que lo hacen los infantes, puede tener un sentido filosófico. Exploremos esta idea a través de dos historias y una reflexión sobre las características de la filosofía establecidas por Ignacio Izuzquiza.

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Ensayo de filosofía...

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    Filosofa en juego

    J. Ezequiel Soto S.

    A travs del juego, los nios aprenden y construyen el mundo, representando el

    mundo que ven e imaginando las posibilidades de lo que les resulta desconocido. El

    juego es ejercicio de libertad, de aprendizaje, de imaginacin, de relacin con el

    mundo y con los otros. En el juego, el nio se compromete con la situacin mezcla de

    realidad e imaginacin entregndose de forma ntegra a ella. El nio experimenta el

    juego de forma plena y lo disfruta con todo su ser.

    Histricamente, los juguetes y juegos que se transmitan de generacin en generacin

    eran culturalmente especficos y muchas veces eran artesanalmente producidos en el

    contexto local. Hoy en da, la economa capitalista ha invadido el espacio de juego de

    los nios con miles de juguetes fabricados en serie. Los canales de televisin

    transmiten los mismos dibujos animados al mundo entero y comercializan con la

    imagen creada a travs de la televisin. Existe una ciencia de la manipulacin de los

    nios a travs de la publicidad para que convenzan a sus padres de comprar tal o cual

    juguete. El juego, como muchas actividades de la vida moderna, es materia de

    mercado: producto y consumo.

    Conforme crecemos, los juegos se vuelven cada vez ms delimitados, jugamos slo

    juegos con objetivos y reglas claros, juegos menos creativos y ms estratgicos, la

    mayor parte de las veces competitivos. La alta competitividad de los deportes

    transforma el placer en disciplina y la diversin en tensin constante por lograr el

    triunfo, se reemplaza el juego por la prctica del deporte. Y as resulta que son pocos

    los adultos que juegan, y cuando lo hacen, los juegos estn bien delimitados.

    Ser posible recuperar la esencia del juego como ejercicio de libertad y

    reconstruccin del mundo? Seremos capaces de sustituir los juegos que nos imponen

    los valores del mundo por juegos donde podamos redisear el mundo de la forma que

    lo soamos? Ser que los adultos podemos aprender en el juego con los nios? Ser

    posible jugar juegos con otros valores, ensayar una nueva tica? Estaremos

    dispuestos a perder el tiempo jugando como nios y con los nios?

    Si filosofar es una prctica comunicativa, posible a travs de la palabra y del gesto,

    ser posible filosofar a travs del juego? A dnde nos llevar filosofar sobre el

    juego? La pregunta filosfica es tan parecida a la pregunta infantil, que parece que salir

    en busca de ensayos ldicos del mundo, de la forma que lo hacen los infantes, puede

    tener un sentido filosfico. Exploremos esta idea a travs de dos historias y una

    reflexin sobre las caractersticas de la filosofa establecidas por Ignacio Izuzquiza.

  • 2

    Redescubriendo el juego, primera parte

    Cuando haba terminado la universidad, empec a trabajar en una ONG sobre

    derechos de las y los jvenes. Haba sido invitado principalmente para hacer

    investigacin cuantitativa y ayudar en el diseo de los indicadores de los proyectos. Sin

    embargo, mi experiencia como docente me hizo interesarme por actividades

    formativas con jvenes y empec a explorar el diseo y la conduccin de dinmicas

    con grupos en formaciones de planeacin y gestin de proyectos.

    En la misma poca, me reencontr con un viejo amigo en la oficina, Bernardo, l lleg

    para hacer trabajos etnogrficos, estaba estudiando antropologa. Unos meses

    despus, se form un grupo para hacer intervenciones en espacios pblicos, se

    presentaban pequeas piezas teatrales que retrataban situaciones de vida de jvenes,

    para despus discutirlas con los espectadores. En el grupo estaban Bernardo, Joaqun y

    Quetzalli, todos estudiantes de antropologa, y como era mi responsabilidad levantar el

    registro fotogrfico del proceso, nos hicimos buenos amigos. Ellos estaban

    aprendiendo a hacer malabares y lo hacan de forma abierta en una plaza, donde

    compartan el proceso con otros jvenes del barrio cercano a la universidad. Era una

    invitacin abierta a jugar, y no haba razn para no participar.

    Al poco tiempo me encontraba jugando, aprendiendo nuevos juegos, jugndolos,

    compartiendo de nuevas formas no slo con las personas que conoca, con otras, con

    los peatones que pasaban y miraban, con los nios que se acercaban. Pelotas, aros,

    clavas, brincar la cuerda, no como espectculo, sino como juego. Jugbamos, nadie

    ganaba y nadie perda, no era un entrenamiento de escuela de circo, no haba reglas,

    slo algunas formas de jugar que se enseaban, el resto era imaginacin ldica. Haber

    empezado a jugar, era un punto de no retorno.

    Redescubriendo el juego, segunda parte

    Siempre que me tocaba salir a comunidad llevaba algunos juguetes (pelotas y cuerdas

    casi siempre). Llegamos temprano, las autoridades y los maestros slo se reuniran

    despus de la comida, as que saqu las cuerdas y empezamos a saltar con algunos de

    los nios. La fila para pasar por la cuerda se form, al principio se formaron nias y

    nios, pero las nias estaban un poco ms tmidas para saltar, as que los nios las

    empezaron a empujar hacia un lado y a tomar su turno para brincar. Intent hablar con

    ellos para que eso no sucediera, para que les dieran tiempo a las nias para animarse,

    pero el espaol ah es lengua extranjera y el educador no tena mucho inters en lo

    que pasaba, as que poco a poco las nias fueron excluidas del juego.

  • 3

    Afortunadamente, haba llevado dos cuerdas. Prcticamente obligado, el maestro

    tom mi lugar para girar la cuerda y yo fui por la otra cuerda para llevarla a donde las

    nias se haban ido. Desde el tapanco de madera de un saln de clase me vean y se

    rean, mientras les insista en que vinieran a jugar a la cuerda, pero no queran, slo

    movan de un lado al otro la cabeza indicndome que no jugaran.

    - Quin habla espaol? Todos los dedos la sealaron y ella rpidamente se

    meti al saln.

    - Ven, que necesito que traduzcas algo que les quiero decir. Apenas le vea los

    ojos asomndose en el marco de la puerta.

    - ndale ven, para que les digas. Lo nico que logr fue que asomara la cabeza

    fuera del saln. As que desde ah le dije:

    - De donde yo vengo, este juego lo juegan ms las nias que los nios. A m me

    ense a jugar mi hermana. Risas y ms risas, seguidas de una conversacin

    en tseltal entre ellas. Ms risas, pero esta vez bajan del tapanco y vienen

    conmigo al patio.

    Jugamos largo rato a brincar la cuerda. Algunos nios me miran con curiosidad, los que

    intentan entrar a brincar aqu, les digo que no, que esta cuerda es de las nias. Poco a

    poco se acercan ms a ver a las nias brincar. Despus de algunos minutos, uno de los

    nios se propone para reemplazarme y ayudar a girar la cuerda para que las nias

    salten.

    Pens sobre ese da durante muchos das siguientes. Una de las cosas que ms

    recuerdo es que al principio varios nios le tenan mucho miedo a la cuerda, no es

    desconocido que la cuerda usada para los animales de tiro o atar lea es

    instrumento de disciplina en casa, me pregunto si ese sera el origen del miedo, no hay

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    manera de saberlo. Desafortunadamente, no tuve oportunidad de regresar a esa

    comunidad, hubieron experiencias similares en otras comunidades, pero esa fue

    especial.

    Aunque ya tena alguna idea del potencial transformador del juego y de la posibilidad

    de generar dilogos, relaciones y preguntas, no lo dimensionaba correctamente. Esa

    experiencia, indicativa de muchas otras, me ha llevado a hacer una reflexin constante

    sobre el tipo de actividades educativas y formativas que intento, sobre la potencia de

    ciertas actividades y la posibilidad de generar dilogos ms significativos entre las

    personas. El juego no es slo una herramienta pedaggica, es algo ms, ser que abre

    una puerta a preguntas fundamentales de la filosofa? Quiero creer que s, para m lo

    ha hecho y quiero elaborar un poco esa reflexin.

    La filosofa en juego

    El juego pone en duda las cosas obvias. Los objetos cambian de funcin, transmutan en

    juguetes, en otros objetos ajenos en escala y significado. Para qu sirve una cuerda?

    Es obvio, para amarrar la lea, para atar y tirar a los animales, para colgar cosas. Pero,

    para saltar? Como este hay muchos ejemplos en el juego: el pedazo de madera que es

    un coche, una lapicera unida a una regla que forman un avin, el jardn que se vuelve

    el cielo donde los brazos son alas En los juegos, los objetos juegan papeles que no

    son obvios y las personas tambin. Encontrar la accin menos obvia es crucial para

    enriquecer el juego.

    El juego, en su forma ms pura, es un pretexto. No tiene un objetivo en s mismo, se

    juega por jugar, porque s. Y al jugar, se quiere jugar ms y ms, el juego sirve slo para

    acrecentar el deseo de jugar, para encontrar que el juego jugado es poco y que es

    necesario seguir jugando, para aprender a jugar ms, para hacer variedades del juego,

    para que dure ms, que sea ms rico, abrir ms sus posibilidades.

    Jugar es un riesgo, el juego compromete. An ms para los adultos, optar por jugar es

    tomar el riesgo de parecer un loco, porque es perder el tiempo, no sirve para nada.

    Quien opta por jugar decide encarar ese riesgo. El juego es posibilidad, apertura.

    El juego sobrepasa lmites de muy diversa ndole. El juego rebasa los lmites de la

    realidad percibida, para dar cabida a un mundo imaginario, con otra lgica, otras

    reglas. El juego pone en juego los lmites de quien juega, los lmites propios nunca son

    los mismos de un juego al otro, nos transformamos jugando, los lmites de ese juego

    particular son contingentes, porque en el juego se aprende. El juego pone en riesgo los

    lmites de la relacin, en el compromiso con el juego, nace un compromiso con el otro

    que juega y la relacin cambia, nunca vuelve a ser la misma.

  • 5

    Herencia iluminista, consecuencias oscurantistas

    La cultura intelectual del iluminismo que gua el currculo escolar es la misma cultura

    que piensa en la filosofa como actividad intelectual, que se lleva a cabo en la mente

    del filsofo. De esta forma, el sistema educativo est orientado a formar mentes con

    ideas de la realidad, independientemente de la experiencia y del contexto de las

    personas, en un cuerpo detenido en el espacio del aula.

    Poco a poco han nacido enfoques diferentes, en los cuales la educacin est referida a

    la realidad y al contexto de las personas, las relaciones humanas tienen un papel

    fundamental a la hora de pensar la educacin. Esto es vlido para la actividad

    filosfica.

    Quiz, en una historiografa no iluminista de la filosofa, podramos imaginar que

    Digenes sera el inicio de una tradicin filosfica continua y la sucesin de discpulos

    se narrara hasta algunos personajes contemporneos de nuestros contextos urbanos,

    llegando hasta el Profeta Gentileza, se me ocurre. Las formas de filosofar se

    multiplican cuando pensamos en una lgica relacional de la actividad y en los mltiples

    lenguajes con que nos comunicamos, cada uno de esos lenguajes es capaz de formular

    preguntas filosficas.

    El juego como forma de vida

    Es el juego una forma de filosofar? Considero que cuando hablamos del juego en su

    forma ms infantil, menos normada y ms creativa, lo es. La variedad de juegos

    permite pensar en niveles de preguntas muy diferentes de acuerdo con el juego, pero

    la posibilidad del dilogo con uno mismo y con el otro est colocada en el juego. El

    juego como ejercicio de reconstruccin de la realidad, junto con la actividad artstica y

    otras formas, plantea la posibilidad de formular preguntas fundamentales, separadas

    histricamente por categoras contingentes que aceptamos como tiles para guiar

    nuestros procesos formativos, pero unidas por las implicaciones en el mundo y en

    nosotros mismos.

    La experiencia ldica y esttica, aunque diversas, nos ofrecen el presente de estar

    presentes con todo nuestro ser en el momentos presente de acuerdo con Roberto

    Bartholo, o en el sentido dado por Ken Robinson: es cuando nuestros sentidos operan

    al mximo, estamos presentes en el momento actual, resonando con la emocin de lo

    que estamos experimentando, cuando estamos plenamente vivos.

    Abrir la perspectiva hacia una visin ms integradora de lo que es el conocimiento

    humano, con su diversidad de actividades generadoras de entendimiento y de

    relaciones con el mundo y con los otros, es una de las tareas que me parece ms

  • 6

    interesante. Me interesan, de forma particular, la actividad ldica y la actividad

    artstica como formas de entender el mundo, dialogarlo y transformarlo,

    complementarias a la razn y sumamente necesarias, urgentes, dira.

    Recordando la alegora del arte como el nio Euforin vestido en el oro brillante de su

    imaginacin en el Fausto de Goethe, el potencial transformador de la comunidad de la

    creatividad y la libertad infantil en la fbula africana de Kirikou, la potestad de los

    nios sobre el reino de Dios en el evangelio, cierro esta reflexin trayendo a colacin

    dos piezas artsticas fundamentales en el proceso de este reflexin: una cancin de

    Mexicanto sobre la importancia de escuchar a los nios para construir y contar la paz

    en la historia y el poema cinematogrfico creado y representado por Peter Handke y

    Win Wenders.

    Mis protagonistas ya no son los guerreros y reyes sino las cosas de la paz (). Pero nadie

    ha logrado an entonar una epopeya de la paz. Qu tiene la paz como para no

    entusiasmar a la larga y que casi no se pueda narrar sobre ella? Debo rendirme ahora?

    Si me doy por vencido la humanidad perder a su narrador. Y una vez que la humanidad

    lo haya perdido tambin habr perdido su infancia.

    En la pelcula El cielo sobre Berlin (Der Himmel ber Berlin) Win Wenders (1987).

  • 7

    Seremos Escuchados Mexicanto

    Con un poco de suerte, probablemente vuelva

    tranquila la maana y con ella la esperanza

    de que retome vuelo la paz que agonizando

    pide esquina y se inclina al odo de un pequeo

    suplicando que le d algunos consejos

    a los viejos, para ver si ocupan la sabidura.

    Despus de una breve pero alentadora charla,

    la paloma blanca siente nueva fuerza y se levanta

    para seguir luchando por conservar su sitio en la historia,

    pues la gloria surgir de entre las manos

    de los hombres que conserven la inocencia

    como esencia y no hay duda de que as valdr la pena.

    Vaya escena la que ocupa su lugar bajo la sombra,

    vaya sombra que devora la verdad diaria del hombre,

    vaya hombre el que se olvida de los nios y en su alma

    no hay un sitio donde aflore la ocasin de amar la vida.

    Vaya vida que le espera al que no despierte a tiempo,

    vaya tiempo el que nos queda para demostrar que el vuelo

    de la paz es necesario como necesario y cuerdo

    es que hablemos con los nios y escuchemos sus consejos.

    Y mientras el mundo pierde en manos de quien busca ser dueo,

    que pasa indiferente, pero seremos escuchados a tiempo.

    Con un poco de suerte probablemente vuelva

    tranquila la maana y con ella la esperanza.

  • 8

    Cuando el nio era nio

    Cuando el nio era nio

    andaba con los brazos colgando,

    quera que el arroyo fuera ro,

    que el ro fuera torrente,

    y este charco el mar.

    Cuando el nio era nio,

    no saba que era nio,

    todo le pareca animado

    y todas las almas eran una.

    Cuando el nio era nio,

    no tena opinin sobre nada,

    no tena ningn hbito.

    A menudo se sentaba en cuclillas,

    de pronto echaba a correr,

    tena un remolino en el pelo

    y nunca posaba para tomarle una foto.

    Cuando el nio era nio,

    era el tiempo de estas preguntas:

    Por qu yo soy yo y no soy t?

    Por qu estoy aqu y por qu no all?

    Cundo empez el tiempo y dnde acaba el

    espacio?

    Es la vida bajo el sol tan slo un sueo?

    Es lo que veo y oigo y huelo,

    slo una ilusin de un mundo antes del mundo?

    Vistas las acciones del Mal y de la gente,

    existe realmente la maldad?

    Cmo es posible que yo, que soy quien soy,

    no haya sido antes de existir

    y que algn da yo, que soy quien soy,

    deje ya de ser quien soy?

    Cuando el nio era nio,

    le costaba tragar espinacas, guisantes, arroz con

    leche

    y coliflor cocida,

    y ahora come de todo, y no slo por necesidad.

    Cuando el nio era nio,

    alguna vez despert en una cama extraa,

    y ahora lo hace una y otra vez.

    Muchas personas, entonces, le parecan

    hermosas

    y ahora solo unas pocas, y con suerte.

    Haba visualizado una imagen ntida del Paraso

    y ahora, como mucho, la intuye.

    No poda pensar la Nada

    y hoy se estremece ante ella.

    Cuando el nio era nio,

    jugaba con entusiasmo,

    y ahora tiene la misma excitacin que entonces,

    pero slo cuando afecta a su trabajo.

    Cuando el nio era nio,

    le bastaba con comerse una manzana.... y pan,

    y an hoy es as.

    Cuando el nio era nio,

    las moras le llenaban la mano como slo las

    moras lo hacen,

    y an hoy es as.

    Las nueces verdes le ponan spera la lengua,

    y an hoy es as.

    Tena, en cada cumbre,

    el anhelo de un monte an ms alto,

    y en cada ciudad,

    el anhelo de una ciudad mayor,

    y an hoy es as.

    Alcanzaba las cerezas de las ramas altas,

    con un mpetu que todava hoy tiene.

    Era tmido ante los extraos,

    y an hoy lo sigue siendo.

    Esperaba la primera nevada,

    y an hoy la sigue esperando.

    Cuando el nio era nio,

    tir un bastn, cual lanza, contra un rbol

    y an sigue all vibrando.

    Peter Handke

    En la pelcula:

    El cielo sobre Berlin.

    Der Himmel ber Berlin.

    Win Wenders (1987)