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NOTAS Y DISCUSIONES Filosofía de la ciencia y feminismo: intersección y convergencia 1 EULALIA PÉREZ SEDEÑO Universidad Complutense de Madrid Las condiciones de vida de nuestro planeta -al menos en sus partes in- dustrializadas- se han visto transfor- madas por la ciencia. Esta transforma- ción ha sido por un lado material, a través de las tecnologías científicas, pero también conceptual, en lo que a los modelos de conocimiento se refie- re. La insatisfacción producida por los resultados 'científicos' y analítico-con- ceptuales ha dado origen a análisis científico-tecnológicos, sociológicos y lógica-semánticos distintos a la filoso- fía de la ciencia tradicional. Uno de ellos es la epistemología o filosofía fe- minista de la ciencia, que ya se ha es- tablecido como una corriente más den- tro de la filosofía de la ciencia. El ori- gen de esta tendencia no es muy lejano y se halla, entre otros, en las críticas sociales de los movimientos feministas, así como en las tesis kuhníanas sobre la mezcla de factores objetivos y subje- tivos que producen diferentes eleccio- nes teóricas y que afectan a la percep- ción de la realidad. 'Ciencia feminista', 'ciencia femenina', 'filosofía de la cien- cia feminista', 'metodología feminista', etc., son expresiones que ahora apare- cen de forma habitual en los libros y revistas especializadas. El objetivo de este trabajo es examinar a qué conjun- to de problemas y cuestiones se refie- ren esas expresiones, qué puede apor- tar o ha aportado a la filosofía de la ciencia un análísís crítico desde una perspectiva feminista y cuáles son las principales líneas de desarrollo de la filosofía feminista de la ciencia. 160 No siempre que se utilizan algunos de los rótulos anteriores, o los más ge- nerales de 'mujer y ciencia' o 'género y ciencia' se hace referencia a proble- mas epistemológico-conceptuales. Dado que una característica cuasi-universal de las te6ricas feministas es la de ir más allá del análisis crítico, avanzando propuestas para la acción social y polí- tica que conduzcan a la liberación de la mujer, se suelen mezclar problemas de diversa índole. Una clase de ellos son los pedagógico-prácticos, en la que se incluye todo 10 relacionado con la enseñanza de las ciencias y la transfor- mación del correspondiente currícu- lum. Uno de sus objetivos primordiales ha sido conseguir que cada vez más mujeres estudiaran ciencias. Las estra- tegias empleadas para ello han varia- do! centrándose unas en el contenido de las materias, en la selección de lec- turas adecuadas, en la inclusión de in- formación normalmente no contem- plada en los cursos estándares, o en las actitudes de las mujeres y hacia las mujeres en la cíencía.' Las cuestiones hístóríco-socio-ínstí- tucionales constituyen otro conjunto de problemas. Muchos de los trabajos realizados en este campo se han ocu- pado de poner de manifiesto las prácti- cas de exclusión, las normas dobles y las barreras estructurales que la pro- pia comunidad científica impone. Tales prácticas suponen la legitimación de políticas de exclusión,' el confinamien- to de las mujeres a determinados cam- pos considerados menos prestigiosos ISEGORíN12 (1995)

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NOTAS Y DISCUSIONES

Filosofía de la ciencia y feminismo:intersección y convergencia1

EULALIA PÉREZ SEDEÑOUniversidad Complutense de Madrid

Las condiciones de vida de nuestroplaneta -al menos en sus partes in­dustrializadas- se han visto transfor­madas por la ciencia. Esta transforma­ción ha sido por un lado material, através de las tecnologías científicas,pero también conceptual, en lo que alos modelos de conocimiento se refie­re. La insatisfacción producida por losresultados 'científicos' y analítico-con­ceptuales ha dado origen a análisiscientífico-tecnológicos, sociológicos ylógica-semánticos distintos a la filoso­fía de la ciencia tradicional. Uno deellos es la epistemología o filosofía fe­minista de la ciencia, que ya se ha es­tablecido como una corriente más den­tro de la filosofía de la ciencia. El ori­gen de esta tendencia no es muy lejanoy se halla, entre otros, en las críticassociales de los movimientos feministas,así como en las tesis kuhníanas sobrela mezcla de factores objetivos y subje­tivos que producen diferentes eleccio­nes teóricas y que afectan a la percep­ción de la realidad. 'Ciencia feminista','ciencia femenina', 'filosofía de la cien­cia feminista', 'metodología feminista',etc., son expresiones que ahora apare­cen de forma habitual en los libros yrevistas especializadas. El objetivo deeste trabajo es examinar a qué conjun­to de problemas y cuestiones se refie­ren esas expresiones, qué puede apor­tar o ha aportado a la filosofía de laciencia un análísís crítico desde unaperspectiva feminista y cuáles son lasprincipales líneas de desarrollo de lafilosofía feminista de la ciencia.

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No siempre que se utilizan algunosde los rótulos anteriores, o los más ge­nerales de 'mujer y ciencia' o 'géneroy ciencia' se hace referencia a proble­mas epistemológico-conceptuales. Dadoque una característica cuasi-universalde las te6ricas feministas es la de irmás allá del análisis crítico, avanzandopropuestas para la acción social y polí­tica que conduzcan a la liberación dela mujer, se suelen mezclar problemasde diversa índole. Una clase de ellosson los pedagógico-prácticos, en la quese incluye todo 10 relacionado con laenseñanza de las ciencias y la transfor­mación del correspondiente currícu­lum. Uno de sus objetivos primordialesha sido conseguir que cada vez másmujeres estudiaran ciencias. Las estra­tegias empleadas para ello han varia­do! centrándose unas en el contenidode las materias, en la selección de lec­turas adecuadas, en la inclusión de in­formación normalmente no contem­plada en los cursos estándares, o en lasactitudes de las mujeres y hacia lasmujeres en la cíencía.'

Las cuestiones hístóríco-socio-ínstí­tucionales constituyen otro conjuntode problemas. Muchos de los trabajosrealizados en este campo se han ocu­pado de poner de manifiesto las prácti­cas de exclusión, las normas dobles ylas barreras estructurales que la pro­pia comunidad científica impone. Talesprácticas suponen la legitimación depolíticas de exclusión,' el confinamien­to de las mujeres a determinados cam­pos considerados menos prestigiosos

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(o que pasan a serlo en cuanto las mu­jeres participan en ellos) y en los nive­les mas bajos del escalafón, y la apro­piación metafórica de la investigacióncientífica como actividad masculina.Otros estudiosos se han centrado enlas aportaciones que las mujeres hanhecho en disciplinas científicas concre­tas, examinando cómo su sexo afectósu trabajo, no sólo profesionalmentesino por lo que se refiere al contenidomismo de las teorías por ellas desarro­lladas. Muchas de estas historias des­velan la lucha de esas mujeres por serreconocidas y apoyadas por la comuni­dad científica, proveyendo modelos aseguir por quienes estudian ciencias."Pero ese tipo de historia biográfica su­pone una concepción restringida de laciencia, que se centra en personajesexcepcionales y olvida a las numerosasmujeres cuyo trabajo no fue reconoci­do debido a las prácticas de exclusiónantes mencionadas; además, deja delado otros aspectos de la historia de laciencia que han contribuido a su desa­rrollo, como, por ejemplo, el papel de­sempeñado por academias y salones,patronos/as y mecenas, etc.5 En estecontexto hay que destacar los estudiossobre el estatus actual de las mujeresen la ciencia en los que los datos esta­dísticos completan la imagen de la si­tuación real de las mujeres en estecampo, eliminando en muchos casosdistorsiones y falsos triunfalismos,"

La reflexión crítica sobre la cienciadesde una perspectiva feminista cues­tiona la naturaleza misma del conoci­miento científico y el poder que éstecrea, analiza las teorías concretas quetienen que ver con el género y las mu­jeres, así.como los procedimientos em­pleados para llegar a ellas; y aunquetanto sus análisis como sus propuestastienen muchos puntos de coincidenciacon diversas corrientes "en filosofía ysociología de la ciencia, difieren en al-

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gunos de ellos. Un aspecto clave en lasrelaciones entre esas disciplinas y losanálisis feministas es si es posible dis­poner de una teoría de la investigacióncientífica que ponga de manifiesto «ladimensión ideológica de la construc­ción del conocímíento a la vez queofrezca criterios para evaluar compa­rativamente las teorías científicas y losprogramas de investigación» teniendoen cuenta en especial el papel del gé­nero y la ideología del género, Porque,en realidad, y aunque no se pueda ha­blar de la filosofía feminista de la cien­cia como un todo homogéneo pueshay diferentes corrientes y tendencias,todas ellas coinciden en señalar la ubi­cuidad del género y su papel como ca­tegoría analítica." La importancia quese le atribuye recorre una escala gra­dual que abarca la aparición del géne­ro en el contexto de descubrimiento,en la ciencia considerada como activi­dad social, en los métodos, técnicas yen el procedimiento general de la cien­cia, en el contenido mismo de las teo­rías científicas -en especial en las queversan sobre los seres humanos- y enlos procedimientos de evaluación y va­lidación de las teorías mismas.

Una de las críticas más radicalesmantiene que muchos aspectos de lacíencía (y no sólo los sociales, sinotambién los teórico-conceptuales: me­táforas usadas, teorías, etc.) reprodu­cen la ideología del género; y se afir­ma, además, que la propia ciencia es'masculina', pues los valores asociadosa la ciencia -racionalidad, objetivi­dad, carácter impersonal- son valoresmasculinos que se presentan opuestosal modo de pensar femenino, que su­puestamente es emocional, personal ysubjetivo. En la ciencia, la distinciónentre 'objetividad' y 'subjetividad' seconstruye en niveles muy diferentes yse ve reproducida en la escisión quehay «entre producción de conocimíen-

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to y sus usos sociales. conocimiento yexperiencia, experto y no experto, suje­to activo y objeto pasivo, y entre lasformas de nuestro conocimiento y lasestructuras del poder económico y so­cial en nuestrasocíedad»,"

Gran parte del trabajo 'prescríptívo'de la filosofía de la ciencia está encontradicción con los resultados des­criptivos de la sociología, la antropolo­gía y la historia de la ciencia. Estasdisciplinas han mostrado y muestrancómo los valores contextuales -es de­cir, aquellos que pertenecen al contex­to sociocultural en el que se hace cien­cia (sociales, ideológicos, económicos,psicológicos etc.)- guían la investiga­ción, determinan qué hipótesis selec­cionar, limitan qué vamos a conocer.Dicho de otro modo, este tipo de facto­res afecta, entre otras cosas, a qué teo­rías o disciplinas se financian, qué lí­neas de investigación se prosiguen ycuáles se descartan. Y desde la teoríafeminista se han identificado sesgosheurísticos como sexismo, androcen­trismo e ideología de género. En espe­cial, el feminismo ha sido responsableno sólo de señalar cómo se han utiliza­do teorías y 'datos' extraídos de expe­riencias 'científicas' para justificar laposición de inferioridad o la 'diferen­cia' de estatus de la mujer en la socie­dad actual, sino también de analizardesde su perspectiva los contenidos ymetodologías de diversas teorías arro­jando nueva luz sobre ellas.

Esta línea no es nueva," pero última­mente ha experimentado un desarrolloespectacular, sobre todo en biología.De entre todas las tesis analizadas crí­ticamente, las sociobiológicas son, sinduda, las más atacadas debido a lasimplicaciones sociopolítícas que con­llevan. Así, han sido objeto de crítica eldeterminismo biológico de la socíobío­logía, las extrapolaciones' que realiza osu circularidad. Por ejemplo, según la

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sociobiología, el principal motor de laevolución es el 'gen egoísta', que maxi­miza su éxito reproductivo y la infor­mación genética que transmite de unageneración a la siguiente. Como lahembra invierte mucho tiempo y es­fuerzo en el desarrollo del embrión,sus genes tendrán mayor éxito repro­ductivo si la hembra invierte tiempo yesfuerzo en su prole. De ese modo, lasocíobíología proporciona una justifi­cación a la situación social de la mu­jer. Al margen de las implicacionesaludidas, no deja de ser interesanteque muchos teóricos de la ciencia nohayan percibido la circularidad de ta­les argumentos, pues se parte del com­portamiento social de determinadas es­pecies para explicar precisamente di­cho comportamiento, a la par que seutilizan el lenguaje y los marcos con­ceptuales humanos para interpretar elcomportamiento animal que luego seutiliza para 'probar' que cierta conduc­ta humana está biológicamente deter­minada porque los animales la tienen.La pertinencia de extrapolar de unasespecies a otras, en concreto a la hu­mana, cuando nuestra especie es su­mamente compleja. conformada du­rante siglos por [aclares sociocultura­les además de biológicos, ha sido otrode los muchos aspectos criticados. Noobstante, éstas no son las únicas ten­dencias feministas en biología. Las teo­rías biológicas del desarrollo, de laconducta, o de la cognición han sido oson también objeto de un análisis críti­co que pretende eliminar los sesgosandrocéntrícos que hay en ellas. 10 .

Pero el género no sólo está presenteen ese terreno. Diversas teóricas del fe­minismo suelen hablar de su presenciaen la metodología de la ciencia. Eneste punto resulta conveniente recor­dar una distinción clásica, pero a vecesno suficientemente tenida en cuenta.Me refiero a la diferenciación entre los

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métodos o técnicas empleados para lle­var a cabo la investigación para reco­ger evidencia, y el modo general deproceder en ella. Tales métodos o téc­nicas consistirían grosso modo en ob­servar comportamientos, examinar re­gistros o vestigios históricos, escucharo interrogar a los informantes y experi­mentar. El método general consistiríaen la forma en que se analiza esa eví­dencia de manera que sirva como pie­dra de toque para someter a pruebanuestras hipótesis y teorías a la vezque mantiene ciertas posiciones acercade cómo se llega a éstas.

Con esta distinción en mente pode­mos entender mejor las pretensionesde muchas teóricas feministas cuandopostulan la validez de la experienciapersonal frente al 'método científico',aunque también en este caso hay pos­turas diversas. En gran parte de la bí­blíografía feminista se aboga por fun­damentar la teoría en el 'lenguaje y laexperiencia reales' de las propias muje­res. Se considera que dichas experien­cias proporcionan un acceso a verda­des del mundo social a las que no pue­den acceder los varones y que serian lapiedra de toque contra la que se con­trastarían las hipótesis, ya que dichaexperiencia «es un tipo de experienciasocial más completa y menos dístor­sionada»." El fundamento para estetipo de aserciones es el siguiente: lasdiferentes posiciones sociales ocupadaspor mujeres y hombres y, sobre todo,el distinto poder por ellos detentadoestructuran las relaciones humanas detodo tipo. Se afirma que las diferenciasde género organizan las creencias y ex­periencias personales y que los varonesson, por lo general, socialmente domi­nantes; como se ha prestado escasaatención a la variable de género encomparación con otras. como la deraza o clase, ha habido una tendenciaa generalizar a partir de las experien-

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cías de los varones, ya sean adultos oadolescentes, despreciando diferenciasde género potencialmente significati­vas; por ello se considera que las cien­cias sociales constituyen una expresiónde las experiencias masculinas que sepresentan como las experiencias detoda la especie humana y en ese senti­do se habla de una ciencia 'masculí­na'.'! De todo lo anterior se concluyeque el género es un factor fundamentala la hora de efectuar análisis y que hayque someter a crítica toda la cienciasocial para evaluar los sesgos. masculi­nos, y hay que explorar las experien­cias de las mujeres y las relaciones ydiferencias de género. Pero, en lo queparece ser una vuelta a posturas pre­vias al feminismo, hay autoras quepiensan" que tan importantes como elgénero pueden ser otras variables, yque para tener una comprensión glo­bal y cabal de la ciencia, las perspecti­vas han de ser múltiples; sólo así sepodrá desechar el mito del realismo yla racionalidad, que perpetúan la su­premacía de los valores masculinos.Hay que mostrar, por ejemplo, las dife­rencias entre los enfoques de las femi­nistas occidentales de clase media. ylos que en la actualidad llevan a cabogrupos de hombres y mujeres de clasesbajas que ni son blancos ni occidenta­les. Harding (1993), por ejemplo, su­braya que aunque puede ser liberadory enriquecedor para los europeos y an­gloamericanos subvertir la autoridadde la ciencia mostrando cómo susefectos varían según los contextos, enciertas partes de América, África oAsia eso puede ser utilizado por lasclases dominantes como medio demantener la superstición y evitar la in­troducción de tecnologías que liberenfuerza de trabajo. La filosofía de laciencia del mañana, opina Harding,habrá de tener en cuenta problemassemejantes; en una línea parecida. de-

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terminadas feministas postmodernis­tas" consideran que hay que reempla­zar la política del género o del sexopor una pluralidad de diferencias endonde el género perderá su posiciónprivilegiada.

También hay argumentos que apelana la naturaleza misma de la relaciónentre opresor y oprimido. Por un lado,las clases dominadas o excluidas -y lade las mujeres sería una de ellas­pueden entender de manera más obje­tiva el orden social por no tener inte­rés personal en su mantenímíento."además, como objeto de opresión, lasmujeres se ven obligadas a conocer asus opresores, a la vez que experimen­tan la opresión de ·la5 víctimas, mien­tras que los varones carecen de ese«conocimiento experiencial [...] de em­patfa, de capacidad de Identíficacíón y,debido a ello, también carecen de írna­gínación sociológica y sociah>.16 Tam­bién se puede apelar a la doble con­ciencia de la mujer: su conocimientode la cultura dominante, de la masculi­na, y de sus propias experiencias y per­cepciones necesariamente desviadas.La consecuencia obvia, para muchasteóricas, es que 5610 las mujeres pue­den hacer investigación feminista. Serechaza, entonces, lo estructurado, loobjetivo y los datos cuantitativos y seprima lo no estructurado, las experien­cias subjetivas y los datos cualitativos.Para ciertas autoras la objetividad es«una excusa para una relación de po­der tan obscena como la relación depoder que lleva a que las mujeres seanasaltadas, asesinadas y tratadas comomeros objetos. El asalto a nuestrasmentes, la eliminación de la existenciade nuestras experiencias como válidasy verdaderas es completamente objeta­ble»." No hay que olvidar, sin embar­go, que las propias experiencias de lasmujeres se dan en esa cultura masculí­na. Además, la idea asociada a la im-

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portancia de la experiencia directa, asaber, que las mujeres tienen capacida­des cognitivas distintivamente válidas;algo característico de la denominadaepistemología del punto de vista femí­nísta," es similar a la esgrimida paraotros grupos, ya sea la comunidad ne­gra, el proletariado o la raza aria. Lotípico de estos casos es que 10 que jus­tifica o valida ciertas creencias es elser mantenidas o compartidas por uncierto individuo o grupo. .

La crítica a los métodos y técnicasde investigaci6n científica, aunque nos610 a ellos, tiene uno de sus exponen­tes más radicales y prominentes enDonna Haraway, Sus trabajos (1989,1991) revelan cómo las técnicas y mé­todos de investigación de los 'estudiosculturales' se pueden aplicar a la cien­cia (al parecer, un intento por conver­tir el posmodernismo en ciencia nor­mal). En su primer trabajo, Harawayencuentra un sesgo masculino en losmétodos que se utilizan para interpre­tar la conducta de los primates (ya seaen estado salvaje, ya en cautividad) enlos foros en los que se habla y discuteprofusamente sobre ellos, y que van dela filosofía a los anuncios publicitarios:la dicotomía naturaleza/cultura es unresultado de la dominación humanaque se proyecta al mundo animal. Ensu obra más reciente, Haraway ha uti­lizado la imagen del cyborg, un híbridode ser humano, computador y animal,para señalar la necesidad de una nuevaontología en un mundo en que se de­sarrollan a velocidad vertiginosa lasnuevas tecnologías genéticas y neuro­computacionales. Éstas han difumina­do los límites ontológicos tradicionalesentre lo orgánico y lo mecánico, entrelo innato y lo medioambiental. El 'ma­nifiesto cyborg' de Haraway está dirigi­do no s610 a los intelectuales y fílóso­fas sino también a las feministas, quie­nes a menudo han evitado hablar de la

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biología de las relaciones de géneropor miedo a caer en un esencialismoque convirtiera las diferencias entremujeres y hombres en algo fijo e inal­terable. Pero, según mantiene Hara­way, si nos damos cuenta de que labiología ya no tiene esas asociaciones,la ciencia volverá a alcanzar un nuevopoder emancipador.

Los argumentos que subrayan la im­portancia de la experiencia personalfrente al 'método' cumplen la impor­tante función de advertir contra unaconcepción rígida del método científi­co. Pero tienen el peligro de dar porsentados supuestos y experiencias dela persona que investiga o participa enla investigación, en considerar comoalgo dado o probado aquello que sedesea creer. Si 'el método científico'consiste en algo es en hacer pública lamanera en que se lleva a cabo la inves­tigación y se llega a adquirir ciertascreencias, es decir, sometiendo a eva­luación colectiva las estrategias queutilizarnos y las conclusiones a las quellegamos. Si hay alguna característicacomún a cualquier tipo de indagación'científica' es la posibilidad de cuestio­nar cualquier supuesto excepto aque­llos que están más allá de toda dudarazonable.

La presencia del género no sólo enlas técnicas específicas de determina­das disciplinas, sino también en el mé­todo general de la ciencia sigue dife­rentes líneas argumentativas con con':secuencias diversas. Algunas autorasconsideran que la naturaleza sobre laque versan las distintas teorías es com­pleja e interactiva, por lo que las teo­rías de ese tipo darían mejor cuenta deesa naturaleza. Como, según algunasautoras, las mujeres poseen determi­nadas características -disposición aatender a los particulares y lo subjeti­vo, una conducta y actitud social con­troladora e interactiva- que se ajustan

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mejor a ese tipo de naturaleza, eso lespermitiría un mejor entendimiento delmundo que aquel al que puedan acce­der los varones." Así pues, una autén­tica ciencia feminista, es decir, unaciencia que no incorporara prejuiciosde género, se caracterizaría por sucomplejidad, su carácter interactivo ysu holismo.

Este tipo de epistemología feministaglobal, más radical, mantiene que elfeminismo transformará no sólo -losobjetivos de la ciencia, sino, además,su práctica cotidiana. Dicha epistemo­logía adopta un enfoque 'psicodinámi­ca' y está representada por E. Fax Ke­ller. Los trabajos de esta autora abar­can las ciencias físicas, las biológicas,la historia, la filosofía y la sociologíade la ciencia. Según Fax Keller (1985,1992), el sentido de identidad. del cien­tífico o científica en cualquier discipli­na ha dependido de la internalizaciónde las dicotomías de sujete/objeto, queson fundamentales en el pensamientomasculino. Huellas de esas dicotomíasse encuentran en muchos supuestosfundamentales de las disciplinas aca­démicas tradicionales y Keller las des­entierra, señalando, además, su estruc­tura jerárquica modelada según el su­puesto previo de la relación, tambiéndicotómica y jerárquica, entre mascu­lino/femenino: por ejemplo público/privado, político/personal, razón/senti­miento, justicia/cuidado, poder/amor,etc. (Fox Keller, 1992). Pero además,Fax Keller mantiene que es posible ha­cer una ciencia feminista, es decir, unaciencia diferente a la que hacen los va­rones, en el método y en la forma deaproximación al objeto de estudio. Tales su tesis en un trabajo señero entrelos libros sobre ciencia y género, labiografía de Barbara McClintock, pre­mio NobeI de Medicina y Fisiología en

. 1983 (Fax Keller, 1983). Al margen dedestacar la personalidad singular y ex-

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cepcional de la premio Nobel, este li~

bro es importante en dos aspectos. Enprimer lugar, en las entrevistas perso­nales con la biografiada se subraya suestilo investigador muy poco conven­cional, debido en parle, seguramente,al aislamiento experimentado en uncampo masculino, el de la biología mo­lecular. McClintock tenía una manerade investigar, afirma, que no díferen.ciaba (ni jerarquizaba) claramente en­tre objeto/sujeto, como es tradicionalen la ciencia, sino que sentia una cier­ta empatta-simpatia con/por el materialinvestigado (de ahí el título de la bio­grafía). Ese es uno de los motivos, se­guramente, por el que sus trabajos ge­néticos sobre el maíz, en especial sudescubrimiento de los elementos gené­ticos móviles, provocaron el desinteréso la hilaridad de sus colegas en el sím­posio de Cold Spring Harbar, en 1951,aunque treinta años después se reco­nocieron sus méritos.

Sin embargo ese tipo de afirmacio­nes plantea, como mínimo, muchosproblemas y preguntas. En primer lu­gar, hay muchas, y muy diferentes, dis­ciplinas científicas. En segundo, pare­ce identificarse 'feminista' con 'femeni­no'. Quienes hablan de 'ciencia femi­nista' consideran que una ciencia talseria la expresión de un temperamentocognitivo peculiar de todas las muje­res. Pero, ¿es posible hacer tal genera­lización? Hay que tener en cuenta quehay muchas mujeres, de diferentes cul­turas y clases sociales, con experien­cias del mundo tan distintas que resul­ta difícil, por no decir imposible, ha­blar de un estilo cognitivo propio detodas las mujeres; las semejanzas cog­nitivas entre un hombre y una mujeroccidental cultos y de clase media sonmayores que las habidas entre unamujer del tipo anteriormente descritoy una campesina guatemalteca." Ade­más, hay científicas entrenadas en ese

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supuesto 'estilo cognitivo masculino',como lo muestra su éxito en la cienciatradicional. Por otro lado, tampocoesta claro que sólo las mujeres persi­gan un conocimiento complejo, globa­lízador, etc., pues cada vez más cientí­ficos (mujeres y hombres) prosiguenprogramas de investigación de estetipo. Pero además, cabría preguntarsesi, en caso de que fueran exclusivas delas mujeres, eso las convertiría auto­máticamente en 'buenas' o 'mejores',pues no hay que olvidar que las muje­res son seres socialmente construidospara ocupar papeles subordinados, esdecir, inferiores, en la sociedad.

Como acabamos de ver, las filósofasfeministas, aunque no sólo ellas, tam­bién rechazan la jerarquía en la rela­ción de investigación. Muchas autorasconsideran que la relación entre la per­sona que investiga y lo investigado nodebe ser jerárquica, sino recíproca, yque ambos deben estar en el mismoplano crítico" pues sólo así se conse­guirá una información veraz, «deri­vada de relaciones auténticas»." Paraello, los sujetos de investigación debenintervenir en el análisis de los datos,de modo que éste se base «en lo que essignificativo para éstos y no sólo parael investigador» tibid; p. 183). Paraotros (Stanley y Wise, 1983), la investi­gación se debe centrar en la experien­cia de la persona que investiga, peroexplicitando los razonamientos subya­centes al conocímíento que la investi­gación produce. Este rechazo a la je­rarquía parece basarse en tres supues­tos: uno metodológico, a saber, que lasrelaciones jerárquicas distorsionan losdatos; otro más complejo, de carácterétíco-normatívo que se aplicaría en es­pecial a las investigaciones que tienencomo objeto de estudio a -las mujeres,según el cual sólo las relaciones no je-

. rárquícas son legítimas entre mujeres;y, por último, uno práctico estrecha-

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mente vinculado a lo que se considerala finalidad de este tipo de ínvestiga­dón: si su objetivo es la emancipaciónde la mujer, la mejor manera de des­pertar su conciencia es implicarla en elproceso investigador. Desde este puntode vista, la investigación feminista e·snecesariamente un proceso de con­cienciación tanto de la persona que in­vestiga como de la investigada y eneste sentido hay que juzgar su éxito:"es improbable que aquellos que no Iu­chan contra la explotación de las mu­jeres en la vida cotidiana puedan hacerinvestigación social sobre cualquiercuestión en absoluto que no se halledistorsionada por el sexismo y el an­drocentrísmcs.v

Así pues, en el caso de la biología ylas ciencias sociales, parece claro elpapel desempeñado por el feminismo ylas cuestiones que éste se plantea. Sinembargo, cabe preguntarse si los valo­res contextuales, y en concreto el géne­ro, intervienen en la aceptación de hi­pótesis sólo en aquellas disciplinas enlas que el objeto de estudio se caracte­riza por incorporar en sí mismo la dis­tinción entre sexos o géneros. Ahorabien, ¿podemos decir lo mismo de dis­ciplinas como la física o la química? Siafirmamos que la física no puede verseafectada por tales valores, se le adscri­be un estatus privilegiado con respectoa otras disciplinas. Si queremos evitar­lo tenemos que elaborar un argumentogeneral que apoye la no independenciade los valores contextuales, y por tantoel género, en cualquier disciplina.

Uno de los aspectos de la filosofía dela ciencia tradicional que más se hacriticado desde el feminismo, aunqueno sólo desde esa perspectiva, es la deque las ciencias, y en especial las expe­rimentales, se caracterizan por su obje­tividad, por su neutralidad, porque suscontenidos carecen de valores. Se diceque el método científico se distingue

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precisamente por la 'búsqueda desinte­resada de la verdad' mediante la for­mulación de hipótesis que son contras­tadas después mediante técnicas muyelaboradas (experimentación y repeti­ción de experimentos controlados, usode técnicas cuantitativas sofisticadas,crítica de la comunidad científica); elhecho de que esas hipótesis sean so­metidas a pruebas diversas y no homo­géneas hace que el producto final obte­nido, el conocimiento cienttfico, se con­sidere libre de errores, que se introdu­cirían en él si no se dejaran fuera desu ámbito factores tales como los sen­timientos, los compromisos políticos olas preferencias estéticas. Cuando seafirma que la ciencia está libre de va­lores se afirma que los valores contex­tuales y «las reglas que determinan loque constituye una práctica o un méto­do científíco aceptablea.>' es decir, losvalores constitutivos o internos, sondistintos e independientes entre sí, a lavez que se mantiene que los valorescontextuales no desempeñan ningúnpapel en el funcionamiento interno dela investigación, esto es, en la observa­ción, experimentación, y en los razona­mientos que permiten justificar una hi­pótesis o una teoría.

Pero como muchos filósofos de laciencia se han ocupado de señalar. quése considera teoría y qué datos es algodifícil de mostrar y cambia en un senti­do pragmático a través del tiempo. Noobstante, en la filosofía tradicional dela ciencia, se considera que los datoshan de ser consecuencia lógica de lashipótesis, si se quiere que aquéllosconstituyan evidencia en favor de éstas.Sin embargo, ni las hipótesis son gene­ralizaciones de los datos, ni éstos sirvenpor sí solos para contrastar aquéllas.La relación entre datos e hipótesis, oentre evidencia empírica y teoría no sepuede representar de manera adecuadamediante una relación sintáctica, de-

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NOTAS Y D!SCUS!ONES

ductiva." Es necesario introducir unaserie de supuestos, o hipótesis auxilia.res que, o bien hacen ciertas afirmacio­nes explícitas sobre el campo al que re­fiere la teoría, o bien las implican. Y esen esos supuestos o hipótesis auxiliaresdonde pueden aparecer los valores con­textuales. Dicho de otro modo, en lashipótesis auxiliares aparece el modeloimplícito en la investigación que se lle­va a cabo y ese modelo es adoptado enfunción de valores contextuales quenada o casi nada tienen que ver con lapretendida objetívídad.> En realidad,se rodea la investigación científica -elproceso y los resultados- de una retó­rica de la objetividad, imparcialidad eimpersonalidad, que poco tienen quever con la actividad científica. Esa es lafunción que cumplen expresiones talescomo «se ha descubierto », (se con-cluye ...»), «los datos apoyan », etc. Me-diante la ocultación del sujeto cognos­cente «(yO», «nosotras», etc.) se mimala idea de objetividad, de neutralidad,de ciencia libre de valores. De hecho, laobjetividad científica no debe ser consi­derada un rasgo propio de los científi­cos individuales, sino una función de laestructura comunal de la investigacióncientífica.

Sí los métodos generados por los va­lores constitutivos no pueden garanti­zar la independencia de los valorescontextuales, entonces debemos pre­guntarnos si uno de los objetivos de lafilosofía feminista de la ciencia -a sa­ber, la eliminación de los sesgos de gé­nero-s- se puede lograr, pues ese obje­tivo parece basarse en una posicióncomprometida con una ciencia libre devalores. Pero, ¿qué situación de privíle­gío hace que una ciencia «feminista"sea mejor que otra? No podemos Iímí-

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tamos a mostrar los sesgos no sexistas.sino que será necesario idear de quémanera una concepción de la cienciaque no mantenga la independencia delos valores contextuales y los constitu­tivos podrá dar cuenta del progresocientífico. Para ello, nada mejor quereconocer que podemos afectar el cur­so del conocimiento, favorecer o perju­dicar determinados programas de in­vestigación, según nuestros compromi­sos y valores político-ideológicos, yaque no podemos eliminarlos. Este tipode filosofía feminista de la cienciaaboga, pues, por una práctica científi­ca en la que se estime que las conside­raciones ideológico-políticas son cons­tricciones relevantes en el razonamien­to y la interpretación que conforman elcontenido de la ciencia. Quizás sólosea posible, como mantiene H. Longi­no (1987, 1990, 1992), «hacer cienciacomo una feminista»." no hacer «cien­cia feminista» ni «ciencia femenina».

Como se puede ver. el feminismo hacentrado muchas de sus preocupacio­nes de los últimos años en la reflexióncrítica sobre la ciencia. Algunas de láscuestiones más formales de la filosofíade la cíencía han quedado, por el mo­mento, excluidas de su atención. Delmismo modo, hay muchos problemasque el pensamiento feminista ha pues­to en el punto de mira de la filosofíade la ciencia, aunque aquél tiene unadimensión pragmática y programáti­ca que sólo los estudios sociales dela ciencia parecen asumir también."Pero, de la multitud de trabajos que seestán desarrollando, queda clara nosólo la intersección entre la filosofía dela ciencia y el feminismo, sino además,su convergencia pasada y actual y, so­bre todo, futura.

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NOTAS Y DISCUSIONES

NOTAS

1. Este trabajo ha sido financiado en parte porla DGICYT (proyecto de investigación PB92·0846­C06-02) y por el Programa de Movilidad Tempo­ral del personal Funcionario, Docente e Investiga­dar de la Secretaría de Estado de Universidades eInvestigación del MEe español.

2. La bibliografía al respecto es enorme. Véase,por ejemplo, J. Harding (1986), S.M. Humphreys(1982), M.L. Matias y L. Skidmore Dix (eds.)(1992), Perl (1993), Rose (1994), Rosser (1985,1986). Schuster y Van Dyne (1985), Woodhull etal. (1985). En España, algunos grupos trabajanen este campo, corno, por ejemplo, la Organiza­ción Española para la Coeducación MatemáticaAda Byron, que regularmente organiza jornadassobre estas cuestiones.

3. Es muy reveladora la investigación efectuadapor Hilary Rose (1994) sobre la Royal Society. Aun.que en 1922 un informe realizado a petición de 1..'1propia Sociedad se pronunció acerca de la legalidadde admitir mujeres, hubo una especie de 'amnesiacolectiva' hasta 1945 en que, a iniciativa del propiopresidente de la Royal Society, fueran admitidasMargaret Stephenson y Kathleen Londsdale.

4. Aunque algunas autoras han señalado que la 'ex­cepcionalídad' de algunas científicas constituye másbien un freno en muchos casos. Véase, por ejemplo, elcaso de Mad.1I11e Curíe en Rossíter (1982).

5. Una vez más, la bibliografía en este campoes amplia. Sobre el primer tipo de historias véa­se, por ejemplo, P.G. Abír-am y D. Outram (eds.)(1989), Alíe (1982), Ogilvie (1986), Osen (1974) oSpender (1982). Sobre el segundo tipo de estu­dios, Noble (1992), Pérez Sedeño (1995b), Rossí­ter (1982), Schiebinger (1989), Zuckerman el al.(1992). Sobre metáfora, Fax Ke1lef (1985, 1995) YWenreích-Haste (1994).

6. Por ejemplo Byrne (1993), Haas y Peruccí(1984), Kallle (1985), Kass-Simon y Farnes (eds.)(1990) y Pérez Sedeño (19950). El número de tra­bajos de este tipo en disciplinas concretas au­menta continuamente.

7. Sobre las diferentes corrientes como porejemplo el empirismo feminista, las epístemo­logias del punto de vista y la psicodinamica dela individuación, véase Harding (1986, 1991),

Longino (1992), Rose (1994) y Pérez Sedeño(1995a).

8. E. Fee (1981), p. 378.9. Por ejemplo, Jordanova (1990), Laqueur (1990)

y Tuana (1993). A. Górnez (en prensa), S. Jay Gould(1981), Pérez SedeJ10 (1994c, 1995a), Schiebinger(1989) o Tuana (1989) ofrecen algunos ejemplos hís­torícos de este tipo de análisis. No hay duda de quela importancia de esta disciplina viene dada por elpapel central que desempeña a la hora de mantenerla organización 'genérica' de la sociedad.

10. Blelr (1983), Fausto-Sterlíng (1985), Doel!y Longíno (l983), Longino (1990) y Doell (1991).

11. Harding (1987). p. 184.12. Smíth (1987), Hammersley (1992) y Rama­

zanoglu (1992).13. Por ejemplo, Stanley y Wíse (1990) o Hal'-

ding (1993).14. Alkoff y Potter (1993).15. Harding (1991).16. Mies (1983), p. 122.17. Stanley y Wisc (1983), p. 169.18. Harding(1987, 1991), StanleyyWíse (1990).19. Véase, pOI' ejemplo, Bleier (1984), Rose

(1983) o Harding (1985).20. Algo que se aplica a los varones igualmente.21. Harding (1987), p. 9.22. Reinharz (1983). p. 186.23. Harding(l987, p. 12.24. Longino (1987), p. 46.25. La corriente estructuraltsta se aparta, en

parle, de esta idea. Pero dicha comente es mino­ritaria dentro de la comunidad de fil6sofos de laciencia.

26. Algo que han mostrado muy bien H. Longi­no (1990) y Longino y Doell (1983) en sus estudiossobre el influjo de las hormonas sexuales sobre elcomportamiento humano. En el mismo sentido,aunque sobre teorías diferentes, se han desarrolla­do los trabajos de Margaret Jacob (1976),' JamesJacob (1977), Shapin y Schaffer (1985) o Shapin(1994).

27. Longino (1987).28. Me refiero a los STS Studies o estudios de

ciencia, tecnología y sociedad.

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