fiesta vera cruz 2012
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Homilia con motivo de la Fiesta de Estatutos de la Cofradía de la Vera Cruz. 2012TRANSCRIPT
FIESTA DE ESTATUTOS DE LA COFRADÍA DE LA SANTA VERA CRUZ
DOMINGO XXIV DEL TIEMPO ORDINARIO
BAEZA 16 de Septiembre de 2012
¡Quítate de mí vista Satanás, tú piensas como los hombres, no como Dios!
¿Y nosotros hermanos, cómo pensamos? ¿Con qué criterios nos regimos?
¿Cómo sustentamos nuestra vida, qué valores tenemos, qué
fundamentos, qué principios?
Porque no bastan las palabras, no basta decir “tengo fe” “soy creyente”
“soy católico”, decía el apóstol Santiago en la segunda lectura que hacen
falta obras que acompañen e iluminen la fe y las mismas palabras.
San Pedro habla en nombre del grupo apostólico muy seguro de lo que
dice: “Tú eres el Mesías”.
Hermosas palabras de Pedro, movidas en su interior por el Espíritu Santo
más que por su propia ciencia. Pero tan solo eso, “palabras”, porque al
desvelar Jesucristo lo que significa el título de Mesías, es decir, entrega,
sufrimiento, pasión, muerte y resurrección, Pedro se lo lleva a parte y
muestra sus obras, es decir, no acepta la voluntad de Dios, quiere corregir
a Dios, cambiar su destino.
No se corresponde, por tanto, las palabras con las obras.
Y Jesús recrimina públicamente a Pedro: tú piensas como los hombres no
como Dios.
Y es que la voluntad de Dios estaba escrita desde la antigüedad.
Impresiona leer el texto de Isaías en la primera lectura, cómo describe la
pasión de Jesucristo con detalle en los cantos del Siervo de Yaveh. Siglos
antes Dios, por boca de Isaías, nos cuenta la suerte del Justo, la suerte del
Mesías que ha de venir:
“Ofrecí la espalda a los que me apaleaban, la mejilla a los que mesaban mi
barba, no oculté el rostro a insultos y salivazos”. El Siervo de Dios sería
paciente, sufriente, entregado. Sin perder nunca la fe y la confianza en
Dios: “El Señor me ayudaba y se que no quedaré defraudado”.
Jesucristo lo tenía claro, pero Pedro no. Jesucristo quería cumplir la
Escritura, pero Pedro buscaba éxitos, triunfos y palabras amables.
Jesucristo es Dios, piensa como Dios. Pedro es hombre y piensa como
hombre, en estrategias exitosas.
Queridos hermanos de la Santa y Vera Cruz. Nosotros estamos hoy aquí
reunidos en torno al Señor, a su Palabra, a su presencia real Eucarística.
Más aún, hemos solicitado y se nos ha concedido que la Reliquia de la
Santa Cruz de Cristo esté presente en todos nuestros cultos y la
veneremos con verdadero respeto.
¿Estamos dispuestos a asumir la Cruz en nuestra vida? ¿Son solo palabras
o estamos dispuestos verdaderamente a vivir cada día la Cruz de Nuestro
Señor?
Las palabras de Cristo han sido meridianamente claras para todos
nosotros:
“El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con
su cruz y me siga. El que quiera salvar su vida la perderá, pero el pierda su
vida por el Evangelio, la salvará”
Esto es mucho más que palabras. Es un proyecto de vida que envuelve
toda la vida. Es hipotecarse por el Evangelio, es una renuncia libre, gozosa
por Cristo y por un estilo de vida nuevo, diferente.
La decisión está en nuestras manos. Dios nos dará mil oportunidades de
convertirnos, de arrepentirnos cuando pensemos como los hombres más
que como Dios. Pedro fue increpado por Cristo, es al único personaje del
Evangelio que lo identifica con Satanás. Pero también es a quien le dice
posteriormente: Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia.
Lo importante no es que uno se equivoque, o falle, o caiga una vez o cien,
lo importante es la opción fundamental, la línea de fuerza que marca y
pone sello a la vida, a la existencia.
Que esté Dios en nuestro pensamiento o simplemente que no esté.
Comenzamos un nuevo curso marcado por el año de la Fe. Año dedicado a
la nueva evangelización en la Iglesia Universal. Año dedicado a la Familia
en nuestra Diócesis de Jaén. Y todo bajo la intercesión del nuevo Doctor
de la Iglesia, nuestro querido San Juan de Ávila, que tanto bien hizo en
nuestra Iglesia de España y en nuestra ciudad de Baeza.
Queridas familias cristianas, queridos agentes de pastoral y responsables
de grupos, asociaciones, cofradías y hermandades. Queridos jóvenes,
vamos a tener importantes retos evangelizadores por delante.
Retos que necesitan palabras, transmisión oral de la fe, de la experiencia
de Dios y de la Iglesia, pero necesitados también de acciones concretas y
de coherencia.
Dentro del ámbito de la Iglesia pero también saliendo a la calle, al mundo
en busca especialmente de los que están alejados y perdidos en el mare
magnum de esta sociedad naufragante.
Cada uno se debe revisar en este año en su fe, para depurar lo que
estorbe a la fe. Cada uno debe revisar sus criterios, sus opciones, para
sentir la llamada a la conversión y a la santidad.
No podemos ir al mundo si no estamos plenamente convencidos, si no
somos mínimamente coherentes.
Especialmente en las familias cristianas, porque los padres sois los
primeros educadores de vuestros hijos, y los únicos responsables de su
educación.
Con dolor comprobamos como en nuestra ciudad de Baeza, muchos
adolescentes y jóvenes abandonan la Iglesia, la Catequesis y la formación
religiosa en los Institutos. En este campo, todos los años es una auténtica
sangría las horas de religión que se pierden, que son oportunidades para
formarlos en la fe y en la moral cristiana.
Y surge una pregunta: ¿Quién cubre ese vacío? ¿Son los padres los que
dedican tiempo a dar catequesis a sus hijos en el hogar, a dar formación
cristiana en el hogar? La respuesta es No. Si además son los padres los que
cortan la Catequesis y las clases de religión, ¿quién sembrará y qué se
sembrará en ese campo que dejamos baldío? ¿A quién nos quejaremos
después, a quién recriminaremos después?
Palabras y obras, vida y cruz, renuncia y seguimiento.
Hoy daremos la bendición con el Lignum Crucis y lo daremos a venerar al
final de la Misa. Cuando nos acerquemos a besar el leño de la cruz de
Cristo, pensad esto que os digo, pedidle fuerza al Señor para que no nos
tenga que decir como a Pedro: apártate de mí, que tú piensas como los
hombres no como Dios.
Que la Virgen de la Aurora, Madre de Dios y Madre nuestra interceda por
nosotros pecadores. Amen.