fiesta de santa clara de asís

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FIESTA DE SANTA CLARA DE ASÍS Hermanos, la Iglesia celebra hoy la fiesta de santa Clara de Asís y particularmente nosotros, la Orden franciscana, nos encontramos llenos de gozo, pues ella, como lo dice la oración colecta, en vida, junto al Padre san Francisco de Asís, fue testimonio de un profundo amor a la pobreza evangélica y ahora, gloriosa en el cielo, intercede por nosotros ante Cristo glorioso. La familia franciscana exulta de gozo en la fiesta de Santa Clara de Asís, pues, fue elevada a la cumbre de la espiritualidad franciscana por el camino del evangelio y constituida también madre de innumerables vírgenes, nuestras muy queridas hermanas pobres de Santa Clara o clarisas. El evangelio que escuchamos según san Juan, presentaba a Jesús diciendo a sus discípulos: «Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada». Esas Palabras perfectamente se pueden aplicar a la vida de santa Clara de Asís: Ella, al igual que san Francisco de Asís, permaneció unida a Cristo, la vida verdadera. Ella vivió de forma radical evangelio: lo hizo desde el claustro, en compañía de sus hermanas. Ella es, por tanto, la dulzura y delicadeza del carisma franciscano. Ella, la Plantita del Hermano Francisco de Asís, es gloria de la Iglesia y sobre todo ejemplo para todos nosotros. Muchas cosas nos enseña la vida de santa Clara, pero hoy quiero que nos

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Page 1: Fiesta de Santa Clara de Asís

FIESTA DE SANTA CLARA DE ASÍS

Hermanos, la Iglesia celebra hoy la fiesta de santa Clara de Asís y particularmente nosotros, la Orden franciscana, nos encontramos llenos de gozo, pues ella, como lo dice la oración colecta, en vida, junto al Padre san Francisco de Asís, fue testimonio de un profundo amor a la pobreza evangélica y ahora, gloriosa en el cielo, intercede por nosotros ante Cristo glorioso. La familia franciscana exulta de gozo en la fiesta de Santa Clara de Asís, pues, fue elevada a la cumbre de la espiritualidad franciscana por el camino del evangelio y constituida también madre de innumerables vírgenes, nuestras muy queridas hermanas pobres de Santa Clara o clarisas.

El evangelio que escuchamos según san Juan, presentaba a Jesús diciendo a sus discípulos: «Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada». Esas Palabras perfectamente se pueden aplicar a la vida de santa Clara de Asís: Ella, al igual que san Francisco de Asís, permaneció unida a Cristo, la vida verdadera. Ella vivió de forma radical evangelio: lo hizo desde el claustro, en compañía de sus hermanas. Ella es, por tanto, la dulzura y delicadeza del carisma franciscano. Ella, la Plantita del Hermano Francisco de Asís, es gloria de la Iglesia y sobre todo ejemplo para todos nosotros. Muchas cosas nos enseña la vida de santa Clara, pero hoy quiero que nos concentremos en una: La tenacidad y la osadía de Santa Clara para vivir sus ideales religiosos. En su momento, encontró muchas dificultades para que su forma de vida en el claustro, en extrema pobreza, sin rentas o posesiones, fuera aprobada por la Santa Sede. Ella tenía claro que lo suyo, y sus hermanas, era la radicalidad de la pobreza asociada a la confianza total en la divina Providencia. Quería el privilegio de la Santa Pobreza. Luchó y luchó por alcanzarlo. Encontró muchas oposiciones, incluso de los miembros mismos de la Iglesia. Pero nunca desistió. Fue una mujer tenaz, osada, valiente e

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insistente. Ello, solo lo logró porque, como dice el evangelio, permaneció unida, como sarmiento, a Cristo la vid verdadera. De este modo se cumplió en santa Clara la promesa: «si permanecéis unidos a mí, pediréis lo que deseéis, y se realizará». Finalmente, logró, luego de mucho insistir que el Papa Gregorio IX le concediera el Privilegio de la Santa Pobreza.

De manera hermanos, que celebrar la fiesta de Santa Clara es recordarnos a nosotros mismos la necesidad de luchar por nuestros ideales. No dejemos que nada ni nadie apague en nosotros el deseo de ser fieles a Cristo y su evangelio. No permitamos que nada ni nadie nos saque del camino de la fe. No se trata de una simple obstinación. Es tener convicciones claras, motivaciones maduras y trabajar todos los días por conseguir lo que nuestro corazón tanto anhela. La vida de santa Clara nos enseña que nacimos para ser felices trabajando por nuestros ideales. Nacimos para ser felices, no perfectos. Solo Cristo nos permite no desistir de nuestros proyectos. Permanezcamos unidos, como Clara, a Cristo, vid verdadera.