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El espacio pblico es el territorio donde a menudo se manifiesta con ms fuerza la crisis de la vida en la ciudad. Es uno de los mbitos en que convergen y se expresan posturas y contradicciones sociales, culturales y polticas de una sociedad y de una poca determinada.Segovia, Olga; Oviedo, Enrique Espacios pblicos en la ciudad y el barrio (Captulo III) En Espacio pblico, participacin y ciudadana. Santiago de Chile : Ediciones SUR, 2000. Obtenido desde: http://www.sitiosur.cl/r.php?id=298En este paper se habla sobre el espacio pblico y sus dimensiones en relacin a la ciudad y el barrio, urbanizacin, segregacin/inclusin, malestar y cultura.

SOBRE LA BIOPOLITICA DE LA SOCIEDAD FORDISTA Y/O DISCIPLINARIAProblematizacion:una gestin de la poblacin -entendida desde la nocin foucaultiana de biopoltica (Lazzarato, 2006)- que se caracteriza por la constitucin de ciertos lugares que entran a distribuir la vida social, tales como la fbrica, el hospital, la crcel, y el asilo (Lazzarato, 2006).Lazzarato, M. (2006). Del biopoder a la biopoltica. Brumaria, 7, p.83-91.el capitalismo se caracteriza por instituir tcnicas de poder que defina como disciplinarias y biopolticas. Mientras las primeras tienen como objeto el hombre/cuerpo, las segundas se encargan del hombre/especie. Ambas se aplican a la multiplicidad de los hombres, pero mientras las primeras resuelven la multiplicidad en los cuerpos, las segundas se aplican a la masa global afectada por procesos de conjunto que son propios de la vida, como el nacimiento, la muerte, la produccin, la enfermedad, etctera. Se trata de una tecnologa en que los cuerpos se reubican en los procesos biolgicos de conjunto

Mientras las tcnicas disciplinarias se organizan fundamentalmente a travs del espacio, las tcnicas de control y de constitucin del pblico ponen en primer plano el problema del tiempo y de su virtualidad.

El cuerpo puede ser reducido a organismo mediantela reclusin y la disciplina podr ser adiestrado en un espacio cerrado como sucede con una multiplicidad poconumerosa (obreros, enfermos, prisioneros) Si los lugares de reclusin eran los rels paracontrolar la velocidad de lo que escapaba a la mquina de captura capitalista

El fordismo cumple en efecto la articulacin de la disciplina y del control biotemporal haciendo madurar la trada cuerpo-poblacin-pblico en la trada institucional fbrica-welfare-espectculo.

En la fbrica, el taylorismo radicaliza cientficamente la reduccin del cuerpo a organismo (su reduccin a esquemas sensomotores). El welfare articula y dispersa la poblacin en procesos de reproduccin, multiplicando las figuras de sujeccin (control e institucin de la familia, de las mujeres y de los nios, de la salud, de la formacin, de la vejez, etc.). El espectculo articula y multiplica el pblico en una relacin cada vez ms estrecha entre comunicacin y consumo recualificando incluso lo poltico. Cuerpo, poblacin y pblico son entonces en el fordismo tcnicas disciplinarias, de regulacin y de control, centradas en constituir la multiplicidad como fuerza de trabajo. Fbrica, welfare y espectculo son dispositivos de maximizacin de las fuerzas sociales para extraerles el trabajo.

Desde un punto de vista ms general se podra decir que las tcnicas disciplinarias, biopolticas y espectaculares buscan controlar el tiempo (forma subjetiva de la riqueza) mediante la institucionalizacin de la divisin entre tiempo de trabajo y tiempo de vida. Es slo por medio de esta divisin que la fbrica opone su productividad a la no-productividad de la sociedad. Los mecanismos biopolticos, disciplinarios y espectaculares capturan la fuerza creativa del tiempo liberado de toda referencia mtica, religiosa o natural oponiendo el tiempo que produce valor(tiempo de trabajo) al tiempo de vida (que desde el punto de vista del poder debe producir control y sujecin).Fbrica, welfare y espectculo son as las instituciones que organizan, codifican y reproducen esta divisin del tiempo.

Deleuze, G. (1995) Conversaciones. Ed. Pre- textos, versin en espaol, 1995, Argentina.Pag 150 17. Post-scriptum sobre las sociedades de control I. HistoriaFoucault situ las sociedades disciplinarias en los siglos XVIII y XIX; estas sociedades alcanzan su apogeo a principios del siglo XX. Operan mediante la orga-nizacin de grandes centros de encierro. El individuo pasa sucesivamente de un crculo cerrado a otro, cada uno con sus leyes: primero la familia, despus la escue-la (ya no ests en tu casa), despus el cuartel (ya no ests en la escuela), a continuacin la fbrica, cada cierto tiempo el hospital y a veces la crcel, el centro de encierro por excelencia...Neoliberalismo es caracterizado por el aumento del sector terciario de la produccin, vinculada adems por el uso de aparatos tecnolgicos sociocomunicativos.Juan Carlos Cea-Madrid y Patricio Lpez-PismanteCentro de Estudios de Contrapsicologa (Chile)Neoliberalismo y malestar social en Chile: perspectivas crticas desde la contrapsicologaTeora y crtica de la psicologa 4, 156-169 (2014). ISSN: 2116-3480

El crecimiento de la productividad ha tenido como efecto la disminucin de la proporcin de fuerza de trabajo en el mbito productivo, lo que ha implicado una tendencia progresiva a la tercerizacin est como compleja sta palabra de la fuerza laboral y al desempleo estructural.

..

Sobre el devenir minoritarioProblematizacin: A propsito de ello, se requiere la aplicacin estricta de criterios racionales que permitan al gobierno canalizar los devenires minoritarios (Deleuze, 1995) -deseos, intereses y las emociones de los sujetos- hacia metas definidas por ste.

Deleuze, G. (1995) Conversaciones. Ed. Pre- textos, versin en espaol, 1995, Argentina.V. Politica pag 146Las minoras no se distinguen de las mayoras numricamente. Una minora puede ser ms numerosa que una mayora. Lo que define a la mayora es un mode-lo al que hay que conformarse: por ejemplo, el Europeo medio, adulto, masculino, urbano En cambio, las minoras carecen de modelo, son un devenir, un proceso. Podra decirse que nadie es mayora. Todos, de un modo u otro, estamos atrapados en algn devenir minoritario que nos arrastrara hacia vas desconocidas si nos decidiramos a seguirlo. Cuando una minora crea sus modelos es porque quiere convertirse en mayora, lo que sin duda es necesario para su supervivencia o su salvacin (tener un Estado, ser reconocido, imponer sus derechos). Pero su poten-cia procede de aquello que ha sabido crear y que se integrar en mayor o menor medida en el modelo, sin depender nunca de l. El pueblo siempre es una minora creadora que permanece como tal aun cuando alcance una mayora: las dos cosas pueden coexistir, ya que no se experimentan en el mismo plano. Los mejores artistas (no los ms populistas) apelan a un pueblo, y constatan que les falta el pueblo:

..Problematizacin: dicha focalizacin no constituye sujetos sociales relacionados, sino ms bien categoras estadsticas instrumentalizadas para la regulacin social (Lazzarato, 2006).Lazzarato, M. (2006). Del biopoder a la biopoltica. Brumaria, 7, p.83-91.Pag 73Para Gabriel Tarde, quien sostiene que en nuestra sociedad existe la tendencia a transfigurar todos los grupos sociales en pblicos, el instrumento principal de regulacin de estos ltimos sera la estadstica. Lo que la estadstica debe traducir en series temporales no son los datos, sino los actos sociales (morir, nacer, comprar, vender, etc.) y la intensidad (los deseos y las creencias), pudiendo as definir la relacin social mediante las tendencias y las variaciones que pueden regular lo aleatorio, lo cual constituye la especificidad de los pblicos...Problematizacion: se ha producido un aumento exponencial del malestar subjetivo (Mayol, 2011); ste se ha naturalizado de manera tal que se ha individualizado al remitir las problemticas sociales solo en un nivel individual negando su carcter poltico (Cea y Lpez, 2014), implantando una aceptacin pasiva en los sujetos expresada en la mitigacin del malestar desde el consumo de (psico)frmacos -de la industria farmacutica- administrados por profesionales de la salud.

Juan Carlos Cea-Madrid y Patricio Lpez-PismanteCentro de Estudios de Contrapsicologa (Chile)Neoliberalismo y malestar social en Chile: perspectivas crticas desde la contrapsicologaTeora y crtica de la psicologa 4, 156-169 (2014). ISSN: 2116-3480

Pero no slo la psicologa utiliza ideolgicamente el prestigio y supuesta eficacia de la ciencia. En esta lnea es posible inscribir la creciente medicalizacin del malestar social. Este proceso se acopla al modelo neoliberal naturalizando los problemas subjetivos, limitando as la capacidad de las comunidades para generar un ejercicio activo en la comprensin de sus necesidades subjetivas, en las discusiones de sus problemas de bienestar y en la construccin de soluciones; a su vez, permite tramitar el malestar social a nivel individual negando su carcter poltico, as como la aceptacin pasiva de las coordenadas del mercado en base al consumo de psicofrmacos como la solucin mgica a los problemas, generando adems una dependencia de los profesionales que se presentan como autoridad cientfica, cuando en rigor son muy cuestionables los fundamentos del discurso que legitiman sus prcticas (Read, Mosher y Bentall, 2004; Bentall, 2011; Prez, 2012; Moncrieff, 2013).

La psiquiatra promueve que las causas de nuestros problemas son biolgicas y estn en nuestro cerebro como individuos. Esta tesis, extremadamente discutible y con escasa evidencia cientfica, sirve de base para construir un saber y unas prcticas que, por el mismo aumento del malestar y sufrimiento producto de razones sociales, resulta ser un mercado altamente lucrativo, que medicaliza este malestar con la esperanza de poder aliviarlo (para mayor ganancia de los profesionales mdicos y las empresas farmacuticas) y establece una clara tendencia a patologizar la cotidianeidad adjudicando rtulos que promueven la autopercepcin negativa de las personas, disminuyendo as la seguridad, la autonoma y la capacidad para enfrentar sus necesidades y problemticas a partir de sus propias herramientas y recursos (Centro de Accin Crtica en Salud mental [CAC], 2013).En sntesis: la psicologa y desde luego, la psiquiatra ofrece un discurso funcional al statu quo social pues niega el origen poltico del malestar social y a su vez, legitima un mercado de soluciones individuales en un contexto de amplia y constante demanda social.

En este sentido, cabe preguntarse por la funcin social de los diagnsticos psiquitricos, el tratamiento farmacolgico y la psicoterapia en un contexto neoliberal, problematizar en qu medida la funcionalidad poltica de las ciencias psi es controlar y contener alteraciones del comportamiento, en beneficio del disciplinamiento respecto del contexto social, reduciendo la posibilidad de intervenir sobre las causas sociales de los problemas (Conrad, 2007; Moncrieff, 2006; Prez, 2012).

..Vinculacin entre el malestar social, la sobrecarga cognitiva producto del trabajo en la sociedad neoliberal y el aumento de trastornos mentalesBerardi, F.. (2003). La fbrica de la infelicidad. Madrid: Traficantes de Sueos.Pag 24Hoy la enfermedad mental se muestra cada vez con mayor claridad como una epidemia social o, ms precisamente, sociocomunicativa. Si quieres sobrevivir debes ser competitivo, y si quieres ser competitivo tienes que estar conectado, tienes que recibir y elaborar continuamente una inmensa y creciente masa de datos. Esto provoca un estrs de atencin constante y una reduccin del tiempo disponible para la afectividad. Estas dos tendencias inseparables devastan el psiquismo individual. Depresin, pnico, angustia, sensacin de soledad, miseria existencial. Pero estos sntomas individuales no pueden aislarse indefinidamente, como ha hecho hasta ahora la psicopatologa y quiere el poder econmico. No se puede decir: ests agotado, cgete unas vacaciones en el Club Mditerrane, tmate una pastilla, crate, deja de incordiar, recuprate en el hospital psiquitrico, mtate. No se puede, por la sencilla razn de que no se trata de una pequea minora de locos ni de un nmero marginal de deprimidos. Se trata de una masa creciente de miseria existencial que tiende a estallar cada vez ms en el centro del sistema social. Adems, hay que considerar otro hecho decisivo: mientras el capital necesit extraer energas fsicas de sus explotados y esclavos, la enfermedad mental poda ser relativamente marginalizada. Poco le importaba al capital tu sufrimiento psquico mientras pudieras apretar tuercas y manejar un torno. Aunque estuvieras tan triste como una mosca sola en una botella, tu productividad se resenta poco, porque tus msculos podan funcionar. Hoy el capital necesita energas mentales, energas psquicas. Y son precisamente sas las que se estn destruyendo. Por eso las enfermedades mentales estn estallando en el centro de la escena social. La crisis econmica depende en gran medida de la difusin de la tristeza, de la depresin, del pnico y de la desmotivacin. La crisis de la new economy deriva en buena medida de una crisis de motivaciones, de una cada de la artificiosa euforia de los aos noventa. Ello ha tenido efectos de desinversin y, en parte, de contraccin del consumo. En general, la infelicidad funciona como un estimulante del consumo: comprar es una suspensin de la angustia, un antdoto de la soledad, pero slo hasta cierto punto. Ms all de ese punto, el sufrimiento se vuelve un factor de desmotivacin de la compra. Para hacer frente a eso se disean estrategias. Los patrones del mundo no quieren, desde luego, que la humanidad sea feliz, porque una humanidad feliz no se dejara atrapar por la productividad, por la disciplina del trabajo, ni por los hipermercados. Pero se buscan tcnicas que moderen la infelicidad y la hagan soportable, que aplacen o contengan la explosin suicida, con el fin de estimular el consumo.

Juan Carlos Cea-Madrid y Patricio Lpez-PismanteCentro de Estudios de Contrapsicologa (Chile)Neoliberalismo y malestar social en Chile: perspectivas crticas desde la contrapsicologaTeora y crtica de la psicologa 4, 156-169 (2014). ISSN: 2116-3480

En primer lugar, las nuevas condiciones de produccin requieren un tipo de trabajador flexible, creativo y sofisticado capaz de resistir la sobrecarga subjetiva de un trabajo altamente tecnolgico, lo que ha llevado a que el cansancio laboral sea, por primera vez en la historia, ms subjetivo que fsico. Estos altsimos niveles de exigencia cognitiva en esferas laborales que van transmitindose a espacios no necesariamente de produccin, pueden explicar una serie de fenmenos como la necesidad de descansar mentalmente en entretenimientos ms sensitivos que intelectuales, o en la tendencia social de ir al gimnasio o bailar, para as cansarse fsicamente con el objetivo de descansar mentalmente.

Vicente, B., Rioseco, P., Saldivia, S., Kohn, R. & Torres, S. (2005). Prevalencia de trastornos psiquitricos en Latinoamrica: revisin crtica. Revista Colombiana de Psiquiatra, XXXIV(4) 506-514. Recuperado de http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=80634404

Aproximadamente uno de cada tres individuos de la poblacin tiene un trastorno psiquitrico de vida en Chile (36%) y un poco ms de la quinta parte de la poblacin (22,5%) ha tenido un trastorno en los ltimos 12 meses. Los trastornos psiquitricos ms frecuentemente encontrados en vida fueron agorafobia (11,1%), trastorno depresivo mayor (9,7%) y dependencia al alcohol (6,4%). Para los hombres el trastorno ms comn fue el abuso y dependencia del alcohol (16,2%), mientras que para la mujer se trat de los trastornos ansiosos (24,9%). Un tercio de aquellos diagnosticados o que recibieron algn diagnstico tena un trastorno psiquitrico comrbido...La cultura como criterio de control social para la sujecin subjetiva para obtener poder

Guattari, F. (2006) Micropoltica. Cartografias del deseo. Madrid: Traficantes de Sueos.

P27EL CONCEPTO DE CULTURA ES PROFUNDAMENTE REACCIONARIO. Es una manera deseparar actividades semiticas (actividades de orientacin en el mundosocial y csmico) en una serie de esferas, a las que son remitidos los hombres.Una vez que son aisladas, tales actividades son estandarizadas, instituidaspotencial o realmente y capitalizadas por el modo de semiotizacindominante; es decir, son escindidas de sus realidades polticas.P28Lo que caracteriza a los modos de produccin capitalsticos1 es que no funcionan nicamente en el registro de los valores de cambio, valores que son del orden del capital, de las semiticas monetarias o de los modos de financiacin. stos tambin funcionan a travs de un modo de control de la subjetivacin, que yo llamara cultura de equivalencia o sistemas de equivalencia en la esfera de la cultura. Desde este punto de vista el capital funciona de modo complementario a la cultura en tanto concepto de equivalencia: el capital se ocupa de la sujecin econmica y la cultura de la sujecin subjetiva. Y cuando hablo de sujecin subjetiva no me refiero slo a la publicidad para la produccin y el consumo de bienes. La propia esencia del lucro capitalista est en que no se reduce al campo de la plusvala econmica: est tambin en la toma de poder sobre la subjetividad...Sobre Procesos de singularizacin

Guattari, F. (2006) Micropoltica. Cartografias del deseo. Madrid: Traficantes de Sueos.

P29A esa mquina de produccin de subjetividad opondra la idea de quees posible desarrollar modos de subjetivacin singulares, aquello quepodramos llamar procesos de singularizacin: una manera de rechazartodos esos modos de codificacin preestablecidos, todos esos modos demanipulacin y de control a distancia, rechazarlos para construir modosde sensibilidad, modos de relacin con el otro, modos de produccin,modos de creatividad que produzcan una subjetividad singular. Una singularizacinexistencial que coincida con un deseo, con un determinadogusto por vivir, con una voluntad de construir el mundo en el cual nosencontramos, con la instauracin de dispositivos para cambiar los tipos desociedad, los tipos de valores que no son nuestros. Hay as algunas palabras-trampa (como la palabra cultura), nociones-tabique que nos impidenpensar la realidad de los procesos en cuestin.

..Sobre cultura poltica

Lpez de la Roche, Fabio. Aproximaciones alConcepto de la Cultura Poltica,Convergencia N 22, 2000, ISSN 1405-1435, UAEM, Toluca, Mxico.102Resulta pertinente tambin la sugerencia de Lechner (1987:10) depensar el concepto como una categora relacional, til para el anlisiscomparativo de distintas culturas polticas, de diferentes tradiciones decultura poltica:Que el fenmeno se diluya apenas tratemos de precisarlo, nos seala unasegunda objecin: no existe la cultura poltica. A lo ms podramos hablar de lasculturas polticas. En ausencia de criterios abstractos para definir la culturapoltica habra que usarla solamente como una categora relacional que permiteconfrontar las orientaciones colectivas de dos o ms actores respecto acuestiones polticas (gobierno, jurisprudencia. En el estudio de la experiencia poltico-culturalcolombiana, el uso del concepto como una categora relacional implicaracomparar y diferenciar tradiciones de cultura poltica como la lib eral y laconservadora, la del populismo anapista, la del Movimiento RevolucionarioLib eral, MRL, el laureanismo, el llerismo, el galanismo, las distintas vertientesdel maosmo, la del comunismo tradicionalmente prosovitico o la delMovimiento 19 de Abril, para citar algunos ejemplos10.

Veamos a continuacin la idea de cultura poltica desarrolladapor Laris sa Adler Lomnitz (1994a:333-334)Entendemos la cultura como un lenguaje de comportamiento compuesto por lagramtica (la langue) y el habla (la pa role). La gramtica es el conjuntode categoras y reglas (Bock, 1977:40-43) que representa la continuidad en lacultura, y el habla es su comportamiento lingustico, el cual es por naturalezavari able. En este juego de continuidad y cambios, la gramtica sera a lasociedad lo que el subconsciente al individuo; una estructura profunda, novis i ble, que se manifiesta en el comportamiento de sus integrantes.Los cambios que se van dando en una sociedad (tecnolgicos, econmicos,polticos), deben enfrentarse a su estructura, y el resultado de la adecuacinen tre las fuerzas conservadoras y las del cambio va constituyendo su historia; loscambios son asimilados e interpretados por la continuidad de la cultura. Losgrandes y bruscos cambios en la gramtica cul tural se dan en momentoscataclsmicos (conquista, guerras, etctera). De otra manera, los cambios sonlentos; los eventos van actuando sobre la cultura en forma grad ual. La genteacta, absorbe y asimila los cambios a partir de la gramtica cul turalpreexistente. En ello consiste la dinmica de la continuidad y el cambio.En este contexto, la cultura poltica vendra a ser la gramtica de las relacionesde dominacin/subordinacin/cooperacin; es decir, la gramtica del controlsocial: del poder y su forma de expresarse.Mi propuesta es definir la cultura poltica sobre la base de:- la estructura de las redes sociales que tienen relacin con el poder; y- la del sistema simblico que la legtimaa) La estructura de las redes sociales depende: de la direccin en la que se danlos intercambios redes horizontales y redes verticales, de lo que seintercambia y de la articulacin que se da en tre las redes. En toda sociedad sedan intercambios simtricos o asimtricos, que se van a su vez articulando en tres, conformando el tejido so cial. El predominio de unas sobre otras y sucombinacin dan el carcter a la cultura poltica (ej. autoritaria vs igualitaria); yb) El sistema simblico, por su parte, refuerza y legitima esa estructura de redes eincluye manifestaciones tales como el discurso, los rituales polticos, el lenguaje,la arquitectura, los mitos de la cosmologa poltica, los emblemas, el uso detiempos y espacios, etctera, elementos que a menudo son constitutivos de laideologa nacionalista.La cultura poltica as entendida sera un elemento cen tral de lo que constituye laidentidad nacional .

..Espacios otros heterotopias Foucault"Space, Knowledge and Power, entrevista realizada en 1982 y publicada en PaulRabinow, The Foucault Reader, Nueva York, 1984. Aqu se publica de acuerdo a laversin francesa, traducida por Pablo Blitstein y Tadeo Lima

El espacio en el que vivimos, que nos atrae hacia fuera de nosotros mismos, en el que se desarrollaprecisamente la erosin de nuestra vida, de nuestro tiempo y de nuestra historia, este espacio que noscarcome y nos agrieta es en s mismo tambin un espacio heterogneo. Dicho de otra manera, no vivimosen una especie de vaco, en el interior del cual podran situarse individuos y cosas. No vivimos en unvaco diversamente tornasolado, vivimos en un conjunto de relaciones que definen emplazamientosirreductibles los unos a los otros y que no deben superponerse...Problematizacin: Explorar la ciudad se vuelve tambin un modo de confrontacin tanto en el territorio como sobre s mismo (Careri, 2003), bandera de lucha de grupos poltico-culturales como la Internacional Situacionista (IS), que abordan dicha exploracin desde el estudio Psicogeogrfico (Careri, 2003).Francesco Careri: Walkscapes El andar como practica esttica. Ed Gustavo gili, SA, Barcelona, 2003... la deriva, una actividad ldica colectiva que no solo apunta hacia la definicin de las zonas inconscientes de la ciudad, sino que tambin se propone investigar, apoyndose en el concepto de psicogeografia, los efectos psquicos que el contexto urbano produce en los individuos. La deriva es una construccin y una experimentacin de nuevos comportamiento en la vida real, la materializacin de un modo alternativo de habitar la ciudad, un estilo de vida que se sita fuera y en contra de las reglas de la sociedad burguesa, y que se propone como una superacin de la deambulacin surrealista La deriva letrista desarrollaba la lectura subjetiva de la ciudad iniciada por los surrealistas, pero se propona transformarla en un mtodo objetivo de exploracin de la ciudad: el espacio urbano era un terreno pasional objetivo, y no solo subjetivo e inconsciente.

la ciudad forma un paisaje psquico construido mediante huecos: hay partes enteras que son olvidadas, o deliberadamente eliminadas, con el fin de construir en el vaco infinitas ciudades posibles. Parece como si la deriva haya empezado a crear en la ciudad unos vrtices afectivos, como si la generacin constante de pasiones haya permitido que los continentes asuman una autonoma magntica propia, y que hayan emprendido por si mismos su propia deriva a traes de un espacio liquido El errabundeo construido crea nuevos territorios para explorarse, nuevos espacios para habitar, nuevas rutas para recorrer. Tal como haban anunciado los letristas, el vagabundeo conducir a la construccin consciente y colectiva de una nueva civilizacin.

. La descripcin del proceso de espectacularizacin del espacio, entonces en marcha, era lo que obligaba a los trabajadores a producir, incluso durante su tiempo libre, consumiendo dentro del sistema sus propias rentas. Si el tiempo de recreo se converta cada vez ms en un tiempo de consumo pasivo, el tiempo libre tena que estar dedicado al juego, tena que ser un tiempo no utilitario, sino ldico. Por ello era urgente preparar una revolucin que se basase en el deseo: buscar en lo cotidiano los deseos latentes de la gente, provocarlos, despertarlos y sustituirlos por los deseos impuestos por la cultura dominante. De ese modo, el uso del tiempo y el uso del espacio podran escapar a las reglas del sistema, y sera posible autoconstruir nuevos espacios de libertad habitar es estar en casa en todas partes. Por ello la construccin de situaciones era la manera ms directa de hacer surgir en la ciudad unos nuevos comportamientos y tambin de experimentar en la realidad urbana los momentos de lo que habra podido ser la vida en una sociedad ms libre.

la deriva psicogeografica un medio con el que poner la ciudad al desnudo, pero tambin un modo ldico de reapropiacin del territorio: la ciudad era un juego que podra utilizarse a placer, un espacio en el cual vivir colectivamente y en el cual experimentar comportamientos alternativos; un espacio en el cual era posible perder el tiempo til con el fin de transformarlo en un tiempo ldico-constructivo. Era necesario constar aquel bienestar que la propaganda burguesa venda como felicidad, y que en el terreno urbanstico se traduca en la construccin de unas viviendas dotadas de confort y en la organizacin de la movilidad. Haca falta pasar del concepto de circulacin, en tanto que complemento del trabajo y distribucin de la ciudad e distintas zonas funcionales, a la circulacin como placer y como aventura. Haca falta experimentar la ciudad como un territorio ldico que podra ser utilizado para la circulacin de las personas a travs de una vida autentica. Haca falta construir aventuras.

..Sobre micropolitica del deseoGuattari, F. (2006) Micropoltica. Cartografias del deseo. Madrid: Traficantes de Sueos.

P21Qu misteriosa protesta (la del inconsciente) es sta? Una protesta queno tiene que ver por lo menos, no directamente con la de las concienciasy sus intereses o con aquello que se expresa en manifestaciones como las deuna campaa electoral. Si entendemos el inconsciente como el mbito deproduccin de los territorios de existencia, sus cartografas y sus micropolticas,produccin operada por el deseo, se deshace el enigma: motivos desobra justifican esta protesta. No es difcil identificarlos: todos vivimos casicotidianamente en crisis, crisis de la economa, pero no slo de la economamaterial, sino tambin de la economa del deseo que hace que apenas consigamosarticular cierto modo de vivir, ste se vuelva obsoleto. Vivimos siempreen desfase con respecto de la actualidad de nuestras experiencias. Somosntimos de ese incesante socavamiento de modos de existencia promovidospor el mercado que hace y deshace mundos: entrenamos, da tras da, nuestrojuego de cintura para mantener un mnimo equilibrio en ese todo yadquirir agilidad en la produccin de territorios.

P24las estrategiasde la economa del deseo en el campo social, aquello que Guattaribautiz con el nombre de micropoltica.

Foucault, M.. (1979). Microfisica del Poder. Madrid: La PiquetaP104Como siempre en las relaciones de poder, se encuentra uno ante fenmenos complejos que no obedecen a la forma hegeliana de dialctica. El dominio, la conciencia de su cuerpo no han podido ser adquiridos ms que por el efecto de la ocupacin del cuerpo por el poder: la gimnasia, los ejercicios, el desarrollo muscular, la desnudez, la exaltacin del cuerpo bello... todo est en la lnea que conduce al deseo del propio cuerpo mediante un trabajo insistente, obstinado, meticulosoque el poder ha ejercido sobre el cuerpo de los nios, de los soldados, sobre el cuerpo sano. Pero desde el momento en que el poder ha producido este efecto, en la lnea misma de sus conquistas, emerge inevitablemente la reivindicacin del cuerpo contra el poder, la salud contra la economa, el placer contra las normas morales de la sexualidad, del matrimonio, del pudor. Y de golpe, aquello que haca al poder fuerte se convierte en aquello por lo que es atacado... El poder se ha introducido en el cuerpo, se encuentra expuesto en el cuerpo mismo... Recuerde usted el pnico de las instituciones del cuerpo social (mdicos, hombres polticos) con la idea de la unin libre o del aborto. De hecho, la impresin de que el poder se tambalea es falsa porque puede operar un repliegue, desplazarse, investirse en otra parte..., y la batalla contina.

Vassilis Tsianos y Dimitris Papadopoulos (2006).Precariedad: viaje salvaje al corazn del capitalismo corporeizado. Brumaria, 7. P. 137

III. La forma micropoliticaLa lgica de la poltica de la diferencia consiste en operar en una exterioridad radical que tiene que ser insertada en el sistema de representaciones institucionalizado de la sociedad. Empezando por espacios situados fuera de la ciudadana dominante, la poltica de la diferencia desafa las formas de representacin fcticas y crea las condiciones para una representacin transversal. A diferencia de laforma partido, que tiene como objetivo la desintegracin militante del Estado liberal como un todo, y de la forma sindicato, que intenta reducir las asimetras existentes enel reino del Estado, la forma micropoltica se posiciona a s misma en el descuidado terreno de lo cotidiano un terreno que ha sido tradicionalmente abandonado por el Estado y desde esta posicin particular ataca los modos de pertenencia establecidos y regulados por las instituciones estatales.

Deleuze, G. (1995) Conversaciones. Ed. Pre- textos, versin en espaol, 1995, Argentina. P. 74Estar del mismo lado significa tambin rerse con las mismas cosas, o bien callar, no tener necesidad de explicarse. No tener que dar explicaciones es muy agradable. Acaso tuvimos tambin una concepcin comn de la filosofa. No nos complaca-mos en las abstracciones: el Uno, el Todo, la Razn, el Sujeto. Nuestra labor consista en analizar estados mixtos, composiciones, lo que Foucault llamaba dispositivos. Lo que necesitbamos no era establecer puntos sino recorrer y desenmaraar lneas: una cartografa que comporta un micro-anlisis (lo que Foucault llamaba microfsica del poder y Guattari micropoltica del deseo). Slo en estas composiciones pueden encontrarse focos de unificacin, nudos de totaliza-cin, procesos de subjetivacin siempre relativos, siempre susceptibles de desanu-darse para continuar an ms una lnea mvil. No se trata de buscar los orgenes, perdidos o borrados, sino de tomar las cosas all donde nacen, en el medio, hender las cosas, hender las palabras. No buscar lo eterno, aunque se trate de la eternidad del tiempo, sino la formacin de lo nuevo, la emergencia, lo que Foucault llamaba la actualidad. Lo actual o lo nuevo es acaso la energeia, algo prximo a Aristteles pero an ms a Nietzsche (aunque Nietzsche lo haya llamado lo inactual)...PPIO de Autocobaya

Preciado, B. (2008). Testo Yonqui. Madrid: Espasa Calpe, S.A. P. 247250 pdf El principio Autocobaya:tu cuerpo, el cuerpo de la multitud, y los entramados farmacopornograficos que lo constituyen son laboratorios polticos, al mismo tiempo efectos de procesos de sujecin y control y espacios posibles de agenciamiento crtico y de resistencia a la normalizacin. Abogo aqu por un conjunto de polticas de experimentacin corporal y semioticotecnica que, frete al principio de representacin poltica (que domina nuestra vida social y que est en la base de los movimientos polticos de masas tanto totalitarios como democrticos), se rigen por un principio al que llamare, siguiendo las intuiciones de Peter Sloterdijk, .

La subjetividad moderna es la gestin de la autointoxicacin en un medio ambiente qumica nocivo. Fumar en la metrpolis elctrica y ms tarde nuclear es simplemente un modo de vacunarse por inoculacin homeoptica frente al envenenamiento medioambiental. La batalla de la subjetividad moderna es ante todo una lucha por el equilibrio inmunitario. La ingestin de drogas o el psicoanlisis son como parques experimentales en los que aprender a vivir en un medio crecientemente toxico.

Es preciso atacar el alma por la va sinttica. Se trata de una serie de ejercicios de infeccin intencional aspiran a encontrar la clave de una teraputica universal. El principio poltico de esta terapia parece elemental: no se puede aspirar a disertar sobre lo real sin aceptar intoxicarse uno mismo con aquello que uno piensa despus administrar a otro. Este principio autocobaya aparece hoy como la condicin de posibilidad de toda micropoltica futura.

Las prcticas de intoxicacin voluntaria, creo poder mostrar, estn presentes en todo proceso de creacin de nuevos marcos de la autoexperimentacion la tecnologa central del yo en una sociedad distopica, con el riesgo de concebir este proyecto como una tarea individual dos de los discursos en torno a los que se gestara la crtica de la subjetividad moderna europea, los de Freud y Benjamin, empiezan siendo registros de prcticas de intoxicacin voluntaria. Pero la modernidad disciplinaria los engulle.

Este principio autocobaya como modo de produccin de saber y transformacin poltica, expulsado de las narrativas dominantes de la filosofa contempornea, resultara decisivo en la construccin de las prcticas y los discursos del feminismo, de los movimientos de liberacin de minoras sexuales, raciales y polticas. Se tratara, recogiendo la expresin de Donna Haraway, de una forma modesta, corporal, implicada y responsable, de hacer poltica. El que quiera ser sujeto de los poltico que empiece por ser rata de su propio laboratorio.

..Autocuidado definido por FoucaultFoucault, M.. (1987). Hermenutica del Sujeto. Madrid: La Piqueta.P76 sobre la auto-subjetivacionSi la conversin, la metanoia cristiana y post-cristiana,es una forma de ruptura y de mutacin en elinterior mismo del yo, si, en consecuencia, sepuede decir que es una especie de trans-subjetivacin,yo afirmara que la conversin que estabaen juego en el siglo primero de nuestra erano era una trans-subjetivacin, un modo demarcar en el sujeto una cesura esencial. La conversinera un proceso largo y continuo, un procesoque yo llamara de auto-subjetivacin msque de trans-subjetivacin. Cmo establecer,fijndose a uno mismo como objetivo, una relacinadecuada y plena de uno para consigomismo? Es esto lo que estaba en juego en esta conversin y lo que la aleja de la metanoia cristiana.

Sobre saber poder diettico, econmico y eroticoP50La diettica, la economa y la ertica aparecencomo los espacios de aplicacin de la prcticade uno mismo. El cuerpo, el entorno y la casa(diettica, economa y ertica) son los tres grandesmbitos en los que se actualiza en estapoca la prctica de uno mismo, y entre los queexiste un continuo transvase. A partir de la preocupacinpor el rgimen de la diettica se desarrollala vida agrcola y se recogen las cosechas,por lo que se pasa as al mbito de lo econmico;y, correlativamente, en el interior de las relacionesde familia, es decir, en el interior de estasrelaciones que definen lo econmico, uno seencuentra con la cuestin del amor. La prcticade uno mismo implica por tanto una nueva ticade la relacin verbal con el otro.

Autocuidado relacionado con la accin poltica, pedaggica y eroticaP52Existe una triple relacin entre el cuidado deuno mismo y la accin poltica, pedaggica yertica.l. Ocuparse de uno mismo es un privilegiode los gobernantes pero tambin un imperativo.La obligacin de la preocupacin por uno mismose ve, sin embargo, ampliada en el sentido deque es vlida para todos los hombres, aunquecon las siguientes reservas: a) no se dice ocpatede ti mismo ms que a aquellas personas que tienencapacidad cultural, econmica y social: lalite cultivada (separacin de hecho); b) no sedice ocpate de ti mismo ms que a las personasque pueden distinguirse de la muchedumbre, dela masa, ya que la preocupacin por uno mismono tiene lugar en la prctica cotidiana sino que espropia de una lite moral (separacin impuesta).2. La pedagoga es insuficiente. Es precisoocuparse de uno mismo hasta en el menor detalley esto no lo puede garantizar la pedagoga; hayque ocuparse de uno mismo durante toda la vida(desarrollo de la madurez). Los jvenes deben deprepararse para la edad madura, pero los adultosdeben de prepararse para la vejez que es el equivalentede la coronacin de la vida.3. La ertica de los muchachos tender adesaparecer.

Autocuidado relacionado con la medicina y la filosofaP54La primera consecuencia del desplazamientocronolgico del cuidado de uno mismo -desdefinales de la adolescencia a la edad adulta- espor tanto esta crtica de la prctica de unomismo. La segunda consecuencia va a ser unaaproximacin muy clara y muy marcada entre laprctica de uno mismo y la medicina. La prcticade uno mismo es concebida como un actomdico, como algo teraputico. Los terapeutas se sitan en la interseccin entre el cuidado delser y el cuidado del alma. Se produce aqu unacorrelacin cada vez mas marcada entre filosofay medicina, entre prctica del alma y prcticadel cuerpo (Epicteto consideraba a su escuelafilosfica como un hospital del alma).

Triple funcin1: una funcion critica. La practica de si ha de permitir deshacerse de todas las malas costumbres desaprender2: una funcion de lucha. La practica de si es concebida como un combate permanente. No se trata simplemente de formar, para el futuro, un hombre de valia. hay que dotar al individuo de las armas y del valor que le permitiran batirse a lo largo de toda su vida.3: una funcion curativa y terapeutica. Plutarco llegara a decir que la filosofia y la medicina constituyen mia khora, una autencia region, un solo dominio. Epicteto no queria que su escuela fuese considerada como un simple lugar de formacion, sino como una consulta medica

Socrates es el que vela para que sus conciudadanos ... se trata de una funcion util para la ciudad, mas util incluso que la victoria de un atleta en Olimpies, pues, al ensear a los ciudadanos a ocuparse de si mismos (antes que de sus bienes), se les ensea tambien a ocuparse de la propia ciudad (antes que de sus asuntos materiales).

P46Platn retoma en el Alcibades estos viejostemas y les confiere una continuidad tcnica. Sidebo ocuparme de mi mismo es para convertirmeen alguien capaz de gobernar a los otros y deregir la Ciudad. Es necesario por tanto que lapreocupacin por uno mismo sea de tal naturalezaque al mismo tiempo procure el arte, la techn,el saber hacer que me permitir gobernarbien a los dems. Es preciso proporcionar deuno mismo, y de la preocupacin por unomismo, una definicin tal que de ella se puedaderivar el saber necesario para gobernar a losotros...HomeopatiaEl trmino alopata proviene del alemn allopathie, y ste de las races griegas (alos) [otro, contrario, distinto], y (patos) [sufrimiento]. La alopata usa de un medicamento distinto o contrario a la enfermedad. Contraria contrariis curantur. En oposicin a esto, en el trmino homeopata la primera raz es en cambio (homoios) [ igual, semejante] y (patos) [sufrimiento]. La Homeopata usa un remedio igual o semejante a la enfermedad. Similla similibus curantur. La Homeopata es una medicina energtica, integral, natural, sutil, que estimula los propios sistemas inmunitarios y defensivos del cuerpo, iniciando as el proceso de curacin.P7Distincin entre alopata y homeopata: La homeopata atribuye el que alguien est enfermo, a un desequilibrio la energa vital y a la capacidad autocurativa del propio cuerpo, los remedios homeopticos dan el impulso necesario cuando el cuerpo lo necesita. La alopata, lo atribuyen al fallo de los mecanismos en que se basa el funcionamiento del cuerpo, y no reconoce el concepto de energa vital. La homeopata no reconoce la existencia de enfermedades, como entidades nosolgicas definidas, si se preocupa por el anlisis y el tratamiento de cada caso particular, de manera integral y total (mente, emocin y cuerpo). La alopata entiende que las mismas causas y los mismos mecanismos actuando en personas diferentes, producen resultados en parte coincidentes, lo que permite describir enfermedades y desarrollar terapias para ellas, a la vez que distintos, y la terapia debe ajustarse tambin a las diferencias.La homeopata postula, que las sustancias que provocan ciertos sntomas en las personas sanas, son las que se deben usar para tratar a quien presenta esos sntomas. La investigacin, hecha en lo fundamental por el fundador Samuel Hahnemann y sus sucesores, se basa en probar sustancias y anotar sus sntomas, elaborndose as las Materias mdicas que orientan a los Homepatas a escoger el remedio adecuado. En donde se describe con lujo de detalles a nivel mental, emocional y fsico, las caractersticas de los sntomas que cubre un remedio determinado. La alopata investiga la constitucin y funcionamiento de la materia viva, en sus niveles molecular, celular, tisular y organsmico, as como la variabilidad de cada unos de los rasgos y su determinacin gentica. Investiga tambin la accin de agentes externos como sustancias qumicas o factores fsicos. Analiza los defectos de funcionamiento que hay detrs de los trastornos, enfermedades y sndromes, y busca diversamente compensar o contrarrestar los defectos de mecanismo, complementar o sustituir mecanismos defectuosos, etc. El desarrollo y aprobacin de remedios homeopticos, depende de que se investigue y se haga conocer su seguridad y su efectividad, describindolos en la materia medica homeoptica. La homeopata defiende los procedimientos establecidos para la preparacin de sus remedios. En primer lugar, la preparacin de los remedios homeopticos se basan en la dilucin progresiva y extrema de una preparacin original de la sustancia hasta valores que alcanzan 10-400 (un uno precedido por 399 ceros a la derecha de la coma), siendo que un kilogramo de sustancia pura no se puede repartir en ms de 1025 o 1026 porciones de una sola molcula (una molcula de una sustancia es la cantidad ms pequea que puede existir de ella). La homeopata defiende que es el de proporcionalidad entre las causas y los efectos, porque defiende que la accin de un remedio es ms fuerte cuanto menos sustancia haya, y promueve de hecho su dilucin hasta que no queda nada de l. La dosificacin de los medicamentos alopticos responde al principio, corroborado siempre, de que su accin crece con la dosis, la cual se decide en funcin de la masa corporal, la edad, la actividad, etc. La preparacin de los medicamentos homeopticos requiere adems que sean sucusionados. La adicin de energa mecnica a un medio material provoca un aumento de su temperatura, y en ltimo trmino aumenta la energa cintica..

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..Guattari, F. (2006) Micropoltica. Cartografias del deseo. Madrid: Traficantes de Sueos. P29La palabra cultura ha tenido varios sentidos en el transcurso de la historia:su sentido ms antiguo es el que aparece en la expresin cultivar elespritu. ste es el sentido A que voy a designar como cultura-valorporque corresponde a un juicio de valor que determina quin tiene culturay quin no la tiene; o si pertenece a medios cultos o si pertenece a mediosincultos. El segundo ncleo semntico agrupa otras significaciones relativasa la cultura: es el sentido B que voy a designar como cultura-alma colectiva, sinnimo de civilizacin. De esta manera, ya no existe ms el binomiotener o no tener: todo el mundo tiene cultura. Es una cultura muy democrtica:cualquiera puede reivindicar su identidad cultural. Se trata de unasuerte de a priori de la cultura: se habla de cultura negra, cultura underground,cultura tcnica, etc. Una especie de alma un tanto vaga, difcil decaptar y que se ha prestado en el curso de la historia a toda suerte de ambigedades,ya que define una dimensin semntica que se encuentra tanto enel partido hitleriano, con la nocin de Volk (pueblo), como en numerososmovimientos de emancipacin que quieren reapropiarse de su cultura y desu fondo cultural. El tercer ncleo semntico, el sentido C, corresponde ala cultura de masas y lo llamara cultura-mercanca. Ah ya no hay juiciosde valor, ni territorios colectivos de la cultura ms o menos secretos, comoen los sentidos Ay B. La cultura son todos los bienes: todos los equipamientos (como las casas de cultura), todas las personas (especialistas que trabajanen ese tipo de equipamiento), todas las referencias tericas e ideolgicasrelativas a ese funcionamiento, todo lo que contribuye a la produccin deobjetos semiticos (como libros y pelculas), difundidos en un determinadomercado de circulacin monetaria o estatal. Tomada en este sentido, sedifunde cultura exactamente igual que Coca-Cola, cigarros, coches o cualquierotra cosa.

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Pag 62 brumariaBrian Holmes, La personalidad potencial. Transubjetividad en la sociedad de controlLa sociedad de control fue definida por primera vez en un texto muy conocidode Gilles Deleuze publicado en Francia en 19905. Deleuze previ el fin del rgimendisciplinario que se haba ejercido sobre los cuerpos en los espacios cerradosde la escuela, de los cuarteles, del hospital, del asilo y de la fbrica, y su sustitucinpor procedimientos ubicuos de seguimiento electrnico y recopilacin de datos,procedimientos administrados por las atomizadas jerarquas de la empresa posmoderna.Ms an, Deleuze asociaba estos procesos de vigilancia, miniaturizados ymviles, a su contrario aparente: la energa voluntaria de la motivacin personal obteniday canalizada por la funcin psicolgica del marketing. La huda de la poblacinsubordinada fuera de los moldes disciplinarios, y el abandono correspondientede los lmites genricos y de los marcos simblicos del poder social, se veran correspondidospor el despliegue de los sistemas que modulan el flujo de la experiencia,como un molde autodeformante que cambiara continuamente, de unmomento al otro, o como un tamiz cuya malla cambiara de un punto al otro. Lasociedad de control se puede concebir como la aplicacin puntual, pero casi ineludible,de estmulos coercitivos o persuasivos que sirvenpara canalizar la expresin del individuo a escala molecular,antes de que se pueda adoptar cualquier posturatica o se pueda tomar alguna decisin. El individuo,que la filosofa haba concebido tradicionalmente comoel sujeto de la voluntad, o que la tica tradicional habaconcebido como la integridad de la persona, se ve reducidoa la cifra de una materia dividual que debe sercontrolada.