Felipe Sinay C.Felipe Díaz T.

¿Por qué la guerra? «Warum Krieg?» Intercambio epistolar entre Albert Einstein y Sigmund Freud.

Referencia: Freud, S., Einstein, A. (2001). ¿Por qué la guerra? Barcelona, España: Minúscula.

Breve resumen del texto

El intercambio epistolar tiene como causa inmediata la propuesta que la Liga de las Naciones le propone a Einstein, a saber: iniciar un intercambio de ideas sobre cualquier problema con el intelectual que él desee. Así pues, el 30 de julio de 1932 Einstein inicia este intercambio con Freud, en el cual el primero propone discutir sobre si existe algún camino para evitar a la humanidad los estragos de la guerra. Dicha problemática no es antojadiza ya que el contexto socio histórico en el cual se inicia este intercambio epistolar estaba marcado por la incertidumbre e inseguridad que caracterizó el periodo de entreguerras. Este periodo estuvo marcado principalmente por el trauma que generó la Primera Guerra Mundial, la inestabilidad económica de los derrotados, y la incapacidad efectiva de la Liga de las Naciones por resolver los problemas bélicos de forma pacífica. A lo anterior se suma el ambiente de hostilidad que rondaba en 1932 en Alemania debido al empoderamiento del partido Nacional Socialista. La carta que Freud responde en Septiembre de 1932 toma como punto de partida la problemática de Einstein; no obstante, analiza el fenómeno más con intenciones de indicar los aspectos psicológicos involucrados en la problemática que con ofrecer propuestas prácticas. Desde luego, el texto se desarrolla en dos ejes. El primero, cuyo criterio es más bien uno jurídico y antropológico, piensa la relación entre derecho y violencia, y propone que el derecho se funda en la violencia y que al mismo tiempo necesita apoyarse en ella. El segundo eje que desarrolla Freud revisa los aspectos psicológicos presentes en la guerra, específicamente aquel relacionado con la pulsión de muerte, y concluye que lo ideal sería no eliminar las inclinaciones agresivas de los hombres ya que esto sería un sin sentido, sino desviarlas lo suficiente para que no encuentren su expresión en la guerra.

Palabras Claves: Derecho- Poder- Violencia- Pulsión de muerte- Pulsión de vida- Cultura

Noción de violencia del autor

Freud introduce el concepto de violencia («Gewalt») en este texto al reemplazarlo por el concepto de poder, argumentando que el concepto de violencia es más “duro” y “estridente” que aquel. Es esta sustitución la que permite al autor hacer un desarrollo teórico del derecho a la luz del concepto de violencia, partiendo de la base que el derecho en su origen fue violencia física y bruta, concluyendo que actualmente el derecho prescinde de la violencia. Es esta trayectoria—derecho como violencia bruta hasta derecho apoyado en la violencia— la temática que aborda Freud en la primera parte de su carta.

Freud inicia su argumentación afirmando que en un comienzo, en una pequeña horda de seres humanos, los conflictos de interés se zanjaban primero por superioridad muscular, y posteriormente por superioridad mental ya que ésta permitía enriquecer la violencia bruta mediante las armas. Tanto la superioridad física como la mental tenían un objetivo común: resolver los conflictos de interés mediante una violencia que permitiera eliminar al enemigo. Este estado originario, donde poder equivalía a violencia bruta o violencia apoyada en el intelecto, es modificado, según Freud, cuando la violencia lleva al derecho. Este tránsito de la violencia al derecho ocurre cuando la mayor fortaleza de uno puede ser “compensada” por la unión de varios débiles, causando que el poder de estos unidos, constituido como derecho, se oponga a la violencia del único. Por lo tanto, “el derecho es el poder de una comunidad” y este derecho sigue siendo una violencia pronta a dirigirse contra cualquier individuo que intente romperlo.

Argumentos centrales y ejes de la discusión en el debate

Comenzamos la exposición haciendo una breve contextualización de la carta que Freud manda a Einstein. Freud a ese año tenía esbozados los conceptos de Pulsión de Vida y Pulsión de Muerte en su texto de 1920 “Más allá del principio del Placer”, para luego en 1923 delimitar su 2da tópica en “El Yo y el Ello”. Otra obra importante que precede esta carta fue el “Malestar en la Cultura”, texto del año 1930. Dentro de la contextualización también vimos la relación entre Freud y Einstein que anima el lazo epistolar entre ambos, manifestando como línea de lectura una cierta envidia de Freud hacia Einstein, al ser este último reconocido por sus avances su disciplina, más “oficial” al sentido y génesis de las “ciencias duras”, mientras que el psicoanálisis ha tenido que hacerse un lugar entre codazos. De este modo, Freud ve en esta carta (más allá de responder las inquietudes de Einstein –que, de hecho, no lo hace-), busca una palestra para mostrar los saberes que pone en juego este nuevo nicho científico inaugurado por Freud.

Dentro de la exploración del eje argumentativo, está la propuesta de lectura que le hizo Einstein a Freud ante la gravedad de la guerra, bajo la interrogante de cómo poder evitarla. Así, Einstein supone que habría factores psicológicos dentro de los cuales los hombres que paralizarían los esfuerzos de paz por parte de las instituciones a cargo de ello. También, existe la pregunta de cómo un número reducido de hombres podrían convencer al resto de sus maquinaciones malignas. Pues bien, estos factores psicológicos irían de la mano con apetitos de odio y destrucción. Finalmente, Einstein lanza la problemática de cómo controlar estos impulsos para evitar las guerras

Bajo esta interrogante, Freud expone sus puntos desde dos ejes: la relación entre Violencia y Derecho, y la lógica pulsional bajo las cuales se entiende al sujeto que imprime la violencia.

(queda explicar el recorrido entre violencia y derecho y el rollo entre las pulsiones)

Preguntas planteadas y aporte conceptual

Por ahí en la plenaria no hubo mucha discusión. Lo que sí hubo fueron aclaraciones conceptuales sobre el texto para así hacer una lectura situada y más comprometida con las ideas que emergen desde ahí.

Un elemento interesante es el pensar este texto desde la 1ra Guerra (la Gran Guerra, ocurrida en 1919). Y pensar desde acá nos devela la intención de la ONU para evitar la guerra por la forma en que se dio: hubo mucha sangre, muchas infecciones. Fue muy cruda. Y de acá, el dispositivo en la 2da Guerra cambia, distanciándose: aparece la tecnología que permitió alejarse de la crudeza, tramitando la violencia mediante la cultura: aparecieron los aviones, la cruz roja, etc. Luego, sería esta tecnología lo que tramitaría y posibilitarían las formas de violencia en la guerra, teniendo la cultura un rol fundante en esta relación.

Por último, hubo una conversación en torno a la metapsicología freudiana. En primer lugar, se habló que la pulsión de muerte no es idéntica a la violencia; un ejemplo de esto es que la guerra es un entremezclado entre las dos clases de pulsiones (Freud en el texto, incluso, menciona que nunca aparecen por separado, y esa fue la razón por la cual costó tanto identificarlas).

Luego, se habló del eje por donde transita Freud para partir hablando de una violencia bruta hacia el derecho. La fuerza bruta está asociada directamente con la fuerza directa. Acá se dio el ejemplo del Carabinero cuando “reduce” a algún sujeto, aplicándole fuerza al sujeto en cuestión. Luego ocurre la violencia dentro de la comunidad, ejerciéndose una alianza en torno a ella, constituyendo una fuerza de otro orden que la anterior. Es desde acá de donde se inspira el

Derecho como mediación simbólica de la fuerza. Pues bien: lo que desnudó la 1ra Guerra fue que el Derecho, lejos de ser un ideal, encubre un hecho de dominación, provocándose así un orden bastante fragmentado, inestable entre las partes. De este modo, la Guerra tendría un lugar dentro de una cultura en particular para darle un sitio a la violencia.