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Nueva Novena de Aguinaldos Lorenzo Ferrer-Luis E.Tigreros

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Page 1: Ferrer, Lorenzo - Nueva Novena de Aguinaldos

Nueva Novena de Aguinaldos

Lorenzo Ferrer-Luis E.Tigreros

Page 2: Ferrer, Lorenzo - Nueva Novena de Aguinaldos

P. Lorenzo Ferrer P. Luis Ernesto Tigreros

Nueva Novena de Aguinaldos

QUINTA EDICIÓN

EDICIONES PAULINAS

Page 3: Ferrer, Lorenzo - Nueva Novena de Aguinaldos

© Ediciones Paulinas 1982 - Bogotá-Colombia

PRESENTACIÓN

Los días de la Navidad están por llegar y el pueblo de Dios, desde hace muchísimos años, ha sentido la urgencia de reunirse en torno al pesebre, arreglado en iglesias o en casas de familia. Quiere de esta manera prepararse convenientemente a la Navidad cantando los gozos de la encarnación de Dios, celebrando la Palabra de Dios conmemorativa del acontecimiento, haciendo considera­ciones cristianas sobre la venida del Niño Jesús y espe­rando ansiosamente la Nochebuena. Estos sentimientos de la piedad popular se han condensado históricamente en la tradicional Novena de Navidad.

La elaboración de la NUEVA NOVENA DE AGUINAL­DOS que presentamos, ha seguido dos objetivos bien claros que nos hemos propuesto:

1. Valorizar y recoger los elementos de evangelización que sean válidos también hoy, de la piedad popular so­bre la Navidad, para que el pueblo de Dios siga cantando alrededor del pesebre sus gozos y sus villancicos en los días de los aguinaldos.

2. Responder a la dinámica de la renovación litúrgica que quiere fundamentar la piedad popular sobre la Pa­labra de Dios.

Siguiendo la estructura de las celebraciones de la Pa­labra, esta NUEVA NOVENA DE AGUINALDOS ha conser­vado el gusto popular en los gozos, en los mismos títulos, en los villancicos, y ha dispuesto todo lo demás, obede­ciendo a las exigencias de la catequesis litúrgica. Ella reporta las lecturas de la misa del día, provistas de un breve comentario, seguidas de una homilía, y la oración de los fieles orientada por los anhelos de la venida del Señor.

Puede celebrarse esta Novena en el corazón de la li­turgia Eucarística como también al calor del afecto fa­miliar.

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Page 4: Ferrer, Lorenzo - Nueva Novena de Aguinaldos

Que alegría cuando me dijeron: "Vamos a la casa del Señor". Ya están pisando nuestros pies tus umbrales, Jerusalén. Qué alegría Jerusalén está fundada como ciudad bien compacta. Allá suben las tribus las tribus del Señor. Qué alegría Según la costumbre de Israel, a celebrar el nombre del Señor. En ella están los tribunales de justicia en el palacio de David. Qué alegría Desead la paz a Jerusalén vivan seguros los que te aman, haya paz dentro de tus muros, seguridad en tus palacios Qué alegría Por mis hermanos y compañeros, voy a decir: "la paz contigo". Por la casa del Señor nuestro Dios, te deseo todo bien. Qué alegría

Evangelio

Vamos a escuchar la parábola del portero, que está de vi­gilante hasta que su jefe vuelva. El no sabe cuándo vendrá pero se mantiene alerta esperando su venida.

Del Evangelio de San Marcos 13,33-37 En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: Mirad,

vigilad; pues no sabéis cuándo es el momento. Es igual que un hombre que se fue de viaje, y dejó su casa y dio a cada uno de sus criados su tarea, encargando al por­tero que velara. Velad entonces, pues no sabéis cuándo vendrá el dueño de la casa, si al atardecer, o a media noche, o al canto del gallo, o al amanecer: no sea que venga inesperadamente y os encuentre dormidos. Lo

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que os digo a vosotros, lo digo a todos: velad! Palabra de Dios.

CONSIDERACIÓN PARA EL DÍA PRIMERO Amigos, en el mundo hay muchas guerras y peleas.

De verdad, hay mucha gente cruel y malintencionada que mata y roba, no sólo aquí sino en todo el mundo. Por todas partes hay destrucción. Los pueblos se lanzan unos contra otros y todos estamos amenazados. La vida ya no es tenida en mucha consideración: los abortos, genocidios, secuestros, atracos y demás actos de violen­cia hacen correr ríos de sangre.

Ante esta situación angustiosa, muchos seres en el mundo acuden al Señor, sobre todo en los días navideños para pedirle paz, pues él es el Señor de la paz y el arbi­tro justo de todos los hombres y naciones. Cuando él venga a todos los hogares y viva en todos los sitios de esparcimiento y trabajo, entonces todos podremos vivir en su paz, porque de las espadas se harán arados, no se alzarán en armas pueblo contra, pueblo, y nos amaremos mutuamente.

Pero tenemos un problema mayor. El Señor vino no sólo a traer la paz a los pueblos. Vino sobre todo a sal­varnos. Antes éramos pecadores y, con su venida, nos trajo el dolor de los pecados, el arrepentimiento y el perdón. Y esta vida que nos trajo y que nos hace hijos de Dios está constantemente amenazada. De ahí la re­comendación insistente del Señor para que vigilemos y estemos preparados para recibirlo siempre. El se es­conde en lo pequeño, en lo que no parece merecer nues­tra atención. Talvez viene a desbaratar nuestros planes y a aguar nuestras fiestas.

PRECES

Hagamos a Dios nuestras peticiones, el cual cuida de todos nosotros, y digamos con humilde sencillez: Ven, Señor Jesús.

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Page 5: Ferrer, Lorenzo - Nueva Novena de Aguinaldos

—Guarda, Señor, a tu Iglesia de todo mal y pel igro, ven a ella sin cesar, y haz que se sant i f ique cada día más.

Ven, Señor Jesús, —Ven , Señor, y derrama a manos llenas sobre los

pueblos de todo el mundo, la abundancia de tu paz.

Ven, Señor Jesús. —Ven , Señor, y haz que todos los niños l leguen hasta

t i y puedan, de esta manera, recibir los tesoros del reino que les has traído.

—Ven , Señor, y entrega tu ayuda a los necesitados y desvalidos, a los cansados y a los sin trabajo, a los que están enfermos del cuerpo y del espír i tu.

Ven, Señor Jesús.

—Ven, Señor, sant i f ica el trabajo de los hombres, ben­d ice las industr ias y los campos y concede a todos los pueblos a l imentos ^suficientes.

Ven, Señor Jesús. Benignísimo Dios de inf ini ta caridad, da a estos hijos

tuyos las gracias y bienes que te piden, para que nuestra esperanza aumente con la ayuda que nos prestas. Por Je­sucr isto, Nuestro Señor.

Amén.

ORACIÓN DEL SEÑOR

Unidos fami l ia rmente cuantos nos hallamos celebran­do , como hermanos, este pr imer día de la novena de Navidad, invoquemos al Padre de todos:

Padre n u e s t r o . . .

Después del rezo del padrenuestro se cantan algunos vi l lancicos. Pueden

utilizarse los que están al f inal de este l ibro, p. 55.

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DÍA 17

LA HISTORIA DE NUESTRA SALVACIÓN

En el nombre del Padre, y del Hi jo, y del Espíritu Santo. Amén.

SALUDO

Buenas noches (tardes) a todos. El Señor nos acompa­ñe en esta oración, que vamos a hacer en este segundo día de aguinaldos, deseosos de recib i r del Señor las ben­diciones que promete a los que lo aman, y poder prepa­rarnos a recibir lo en esta navidad, l impios de todo pe­cado.

GOZOS

Dulce Jesús mío, mi Niño adorado, ven a nuestras almas, ven, no tardes tanto! Dulce Jesús mío, mi Niño adorado, ven a nuestras almas, ven, no tardes tanto!

Llave de David, legislador sabio, guía de tu pueblo, y rey soberano!

Dulce Jesús m í o . . .

Emmanuel divino!

Mi amante y mi amado, ven al mundo ya, apresura el paso!

Dulce Jesús m í o . . .

Ven, hermoso Niño, ven, Dios humanado, que todas las gentes te están esperando!

Dulce Jesús mío. . .

Ven, Salvador nuestro, por quien suspiramos! Ven a nuestras almas, ven, no tardes tanto!

ORACIÓN

Dios, Creador y restaurador del hombre, que has que-

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Page 6: Ferrer, Lorenzo - Nueva Novena de Aguinaldos

rido que tu Hijo, Palabra eterna, se encarnase en el seno de María, siempre Virgen: escucha nuestras súplicas y que Cristo, tu Unigénito, hecho hombre por nosotros, se digne a imagen suya, transformarnos plenamente en hi­jos tuyos. Por Jesucristo, Nuestro Señor.

Amén.

LECTURAS

Primera lectura

Vamos a leer en la Biblia unos versos narrativos de la ben­dición que Jacob da a su hijo. Esta bendición lo hace pode­roso y sobresaliente entre sus hermanos.

Del libro del Génesis 49,2.8-10

En aquellos días, llamó Jacob a sus hijos y les dijo: Agrupaos y escuchadme, hijos de Jacob; escuchad a vuestro padre Israel: a ti Judá, te alabarán tus hermanos, pondrás la mano sobre la cerviz de tus enemigos. Se postrarán ante ti los hijos de tu madre. Judá es un león agazapado; has vuelto de hacer presa, hijo, mío; se agacha y se tumba como león, o corno leona ¿Quién se atreve a desafiarlo? No se apartará de Judá el cetro ni el bastón de mando entre sus rodillas, hasta que le traigan tributos y le rindan homenaje los pueblos. Palabra de Dios.

Canto intermedio Cuando se desee, este canto se puede cambiar por otros o por "Desde lo

hondo a tigrito, Señor", p. 51.

Alma mía, recobra tu calma, que el Señor fue bueno contigo: alma mía, recobra tu calma, que el Señor escucha tu voz. Amo al Señor porque escucha mi voz suplicante, porque inclina su oído hacia mí el día que lo invoco. Alma mía...

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Me envolvían redes de muerte, me alcanzaron lazos del abismo, caí en tristeza y angustia. Invoqué el nombre del Señor: "Señor, salva mi vida". Alma mía... El Señor es benigno y justo, nuestro Dios es compasivo: el Señor guarda a los sencillos, estando yo sin fuerzas me salvó. Alma mía... Arrancó mi alma de la muerte, mis ojos de las lágrimas, mis pies de la caída. Caminaré en presencia del Señor en el país de la vida. Alma mía...

Evangelio

Nos aprontamos a escuchar los orígenes de Nuestro Señor Jesucristo. Sus antepasados son personas humanas como nos­otros, adornados de muchos valores, pero también sujetos a muchos pecados.

Del Evangelio de San Mateo 1,1-17

Genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abra-hán: Abrahán engendró a Isaac, Isaac a Jacob, Jacob a Judá y a sus hermanos, Judá engendró de Tamar a Farés y a Zara, Farés a Esrón, Esrón a Aram, Aram a Aminadab, Aminadab a Naasón, Naasón a Salmón Salmón a Jesé, Jesé engendró a David, el rey, David de la mujer de Hurías en­gendró a Salomón, Salomón a Roboam, Roboam a Abías, Abías a Asay, Asaf a Josafat, Josafat a Joram, Joram a Ozías, Ozías a Joatam, Joatam a Acaz, Acaz a Ezequías, Ezequías engendró a Manases, Manases a Amos, Amos a Josías, Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos, cuando el destierro de Babilonia, después del destierro de Babilona Jeconías engendró a Salatiel, Salatiel a Zo-robabel, Zorobabel a Abiud, Abiud a Eliaquín, Eliaquín a

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Azor, Azor a Sadoc, Sadoc a Aquim, Aquim a Eliud, Eliud a Eleázar, Eleázar a Matan, Matan a Jacob y Jacob en­gendró a José, el esposo de María, de la cual nació Je­sús, llamado Cristo. Así las generaciones de Abrahán a David fueron en total catorce: desde David hasta la deportación, catorce, y desde la deportación a Babilonia hasta el Mesías, catorce. Palabra de Dios.

CONSIDERACIÓN PARA EL DÍA SEGUNDO

Amigos, sin duda muchos de nosotros hemos tenido la curiosidad de saber quiénes eran nuestros abuelos. Así nos hemos informado hasta trepar a muchos de nuestros antepasados. Como hijos de Dios que somos, sabemos también que nuestros orígenes se encuentran en las promesas y bendiciones que Dios hizo, hace millares de años, a los hombres que iban formando su pueblo. Y nosotros pertenecemos, por herencia, al pueblo de las promesas, que se hicieron a través de patriarcas y profe­tas.

Las promesas antiguas se han hecho realidad en Cris­to. El es el retoño que viene desde la antigüedad, y que hoy se ha hecho un árbol sólido bien constituido, en el cual se cobijan todas las aves del cielo. Nosotros somos los ciudadanos de la tierra, que caminamos hacia el cie­lo, a través de este valle de lágrimas. Para andar con más valentía y sin peligros, de ordinario caminamos al lado de Cristo, el cual hace menos pesado nuestro ca­mino, nos da alivio en la fatiga y hace alegre nuestro vivir.

PRECES

Vamos a dirigir nuestras peticiones a Nuestro Señor Jesucristo, el cual nos amó desde todos los tiempos, anhelando su venida y diciéndole: Ven, Señor Jesús.

—Señor, que estás por venir, protege con tu mano sa-

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bia y poderosa a nuestro santo Padre el Papa N. N. haz que sea audaz y fuerte en la dirección acertada de tu Iglesia.

Ven, Señor Jesús.

—Señor Jesús, a quien esperamos como príncipe de la paz, mira las necesidades de tu pueblo, y pon término a los odios y contiendas de los pueblos.

Ven, Señor Jesús. —Señor Jesús, plenitud de las promesas hechas a

nuestros padres, mira con tu eterno amor a los judíos; haz que lleguen a la salvación que trajiste a todos los pue­blos.

Ven, Señor Jesús. —Señor Jesús, amigo y confidente de nuestros hoga­

res, bendice a nuestros familiares y amigos: y haz que to­dos te esperemos con cariño y alegría.

Ven, Señor Jesús. —Señor Jesús, que vives en los corazones que te es­

peran, míranos, a los que estamos celebrando esta no­vena y haz que vivamos unidos en tu amor.

Ven, Señor Jesús. —Benignísimo Dios, de infinita candad, da a estos hi­

jos tuyos las gracias y bienes que te piden; para que nuestra esperanza aumente con la ayuda que nos prestas. Por Jesucristo, Nuestro Señor.

Amén.

ORACIÓN DEL SEÑOR

Con mucha confianza vamos a rezar juntos, a nuestro padre común, repitiendo la oración que Jesús nos en­señó:

Padre nuestro...

Después del rezo del padrenuestro se cantan algunos vi l lancicos. Pueden util izarse los que están al final de este l ibro, p, 55.

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Page 8: Ferrer, Lorenzo - Nueva Novena de Aguinaldos

DÍA 18

EL AUXILIO ME VIENE DEL SEÑOR

En el nombre del Padre, y del Hi jo, y del Espíritu Santo.

Amén.

SALUDO

Un saludo cordial para todos. En este día tercero de los aguinaldos, vamos a di r ig i r a Dios nuestros profundos anhelos de salvación. Todos necesitamos que Cr isto, vencedor de la muerte y del pecado, nos permita v iv i r en su gracia l iberadora.

GOZOS

Dulcn Josús mío, mi Nliio adorado, von n nuestras olmas, von, no tardes tantol

Dulce Jesús mío, mi Niño adorado, ven a nuestras almas, ven, no tardes tanto!

Ven, que ya con ansia te están deseando todos los hombres para su reparo.

Dulce Jesús mío. . .

Ven, que ya María

previene sus brazos para recibirte con materno encanto.

Dulce Jesús mío. . .

Ven, que ya José, en tierra postrado, amante te espera, con anhelo sacro.

Dulce Jesús mío. . .

Ven, Salvador nuestro, por quien suspiramos! Ven a nuestras almas, ven, no tardes tanto!

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ORACIÓN

Dios todopoderoso, que, con mucho amor, quisiste que José cumpl iera, en la obra salvadora, las funciones de padre de tu Hijo Jesucr isto, y de esposo de la Virgen María; concédenos, por intercesión de estos santísimos esposos alcanzar el f ruto de tu salvación. Por Jesucris­to , Nuestro Señor.

Amén.

LECTURAS

Primera lectura

Este pasaje de la Biblia es un aviso: Dios envía un Salvador que tendrá que nacer en los próximos días. El será nuestra justicia.

Del Profeta Jeremías

Mirad que llegan días, Oráculo del Señor, en que sus­citará a David un vastago legí t imo: reinará como rey pru­dente, hará just icia y derecho en la t ierra. En sus días se salvará Judá, Israel habitará seguro. Y lo l lamarán con este nombre: "El-Señor-nuestra-justicia". Por eso, mirad que lle­gan días. Oráculo del Señor, en que no se dirá: "v ive el Señor, que sacó a los israeli tas de Egipto", s ino que se di rá: "v ive el Señor que sacó a la raza de Israel del país del Norte y de los países a donde los expulsó y los trajo para que habitaran en sus campos". Palabra de Dios.

Canto intermedio Cuando se vea la oportunidad este tema se puede cambiar por otro o por

el que hay en la página 54: "Un pueblo que camina".

El auxilio me viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra. Levanto mis ojos a los montes; De dónde me vendrá el auxilio?

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El auxilio me viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra. El auxilio me viene... No permitirá que resbale tu pie, tu guardián no duerme; no duerme ni reposa el guardián de Israel. El auxilio me viene. . . El Señor te guarda a su sombra, el Señor está a tu derecha; de día el sol no te hará daño, ni la luna de noche. El auxilio me viene... El Señor te guarda de todo mal. el Señor guarda tu alma; él guarda tus entradas y salidas, ahora y por siempre. El auxilio me viene...

Evangelio

Con mucha atención vamos a escuchar el evangelio, el cual nos cuenta la participación de San José en la llegada al mundo del Niño Dios.

Del Evangelio de San Mateo 1,18-24

La madre de Jesús estaba desposada con José, y, antes de vivir juntos, resuitó que ella esperaba un hijo, por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era bueno, y no quería denunciarla, decidió repudiarla en secreto. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños el ángel del Señor que le dijo: José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados. Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por el profeta: "Mirad: la Virgen cqncebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel que significa Dios-con-

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nosotros". Cuando José se despertó hizo lo que le había mandado el ángel del Señor, y se llevó a casa a su mujer. Palabra de Dios.

CONSIDERACIÓN PARA EL DÍA TERCERO

La Navidad que estamos esperando, es decir, el Naci­miento del Niño Dios, es el comienzo de nuestra libera­ción gozosa. Los ángeles en la noche de Navidad anuncia­rán al mundo: "Os anunció una gran noticia, una dicha sin par, la gran alegría para todo el pueblo: hoy os ha nacido el Salvador".

San José recibe también esta buena noticia por boca de un ángel que le da las instrucciones necesarias con respecto a su esposa y al futuro niño; en primer lugar, debe alejar todo temor y recibir con mucha comprensión a su esposa; en segundo término, debe saber que la Virgen dará a luz por obra del Espíritu Santo; y, finalmente, le asegura que el Hijo de la Virgen María librará al pueblo de sus pecados.

PRECES

Vamos a elevar nuestras peticiones a Jesucristo, el Hijo de Dios, que viene para salvarnos, diciéndole con todo el corazón: Ven, Señor Jesús.

—Señor Jesús, poder y fuerza de la Iglesia, ven en ayu­da del Papa N. N. y de todos los obispos del mundo.

Ven, Señor Jesús.

—Señor Jesús, luz que ilumina a todo hombre que nace, da la luz de tu sabiduría a todos los que nos gobiernan, y haz que sus corazones se abran a la justicia y florezca la paz.

Ven, Señor Jesús.

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—Señor Jesús, que vienes a liberar al hombre de los pe-^ cados, libera a los pueblos de las servidumbres que aten-tan contra la dignidad humana, y haz que todos nos sin­tamos libres.

Ven, Señor Jesús. —Señor Jesús, fuerza y protección de los que en t i

esperan, defiende a los perseguidos y sé su fortaleza y su consuelo.

Ven, Señor Jesús. —Señor Jesús, con quien celebramos esta novena de

aguinaldos, aleja de todos nosotros el mal y danos tu gracia.

Ven, Señor Jesús.

Benignísimo Dios, de infinita caridad, da a estos hijos tuyos las gracias y bienes que te piden, para que nuestra esperanza aumente con la ayuda que nos prestas. Por Je­sucristo. Nuestro Señor.

Amén.

ORACIÓN DEL SEÑOR

Unidos todos los que hemos venido a esta novena, unidos también a Nuestro Señor Jesucristo, y dispuestos a perdonarnos los unos a los otros, pidamos al Padre que nos libre de la tentación y del mal diciéndole:

Padre nuestro...

Después del rezo del padrenuestro se cantan algunos vi l lancicos. Pueden util izarse los que están al final de este libro p. 55.

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DÍA 19

VEN, VEN SEÑOR, NO TARDES

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo Amén.

SALUDO

Bienvenidos todos en este cuarto día de los aguinaldos que el Señor nos bendiga y nos otorgue sencillez y humil­dad para esperar el reino que viene.

GOZOS

Dulce Jesús mío, mi Niño adorado, ven a nuestras almas, ven, no tardes tanto!

Dulce Jesús mío, mi Niño adorado, ven a nuestras almas, ven, no tardes tanto!

Bajando del cielo, oh Dios humanado, te hiciste en la tierra, del hombre el hermano

Dulce Jesús mío.

De montes y valles ven, oh deseado, rompe ya los cielos brota flor del campo.

Dulce Jesús mío.

Raíz de Jesé. Adonaí sagrado sapiencia del Padre y de su luz rayo.

Dulce Jesús mío.

Ven, Salvador nuestro por quien suspiramos Ven a nuestras almas, ven, no tardes tanto!

ORACIÓN

Dios y Señor nuestro, que en el parto de la Virgen María has querido revelar al mundo entero el esplendor de tu gloria: asístenos con tu gracia, para que procla-

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memos con fe íntegra, y celebremos con piedad sincera, el misterio admirable de la Encarnación de tu Hijo. Por Jesucristo, Nuestro Señor.

Amén.

LECTURAS

Primera lectura

La Biblia nos va a narrar el nacimiento de Sansón, a quien Dios le dará mucha fuerza para que sea el azote de los malos vecinos del pueblo elegido.

Del libro de los Jueces 13,2-7.24-25a En aquellos días había un hombre en Sorá, de la tribu

de Dan, llamado Manoaj. Su mujer era estéril y no había tenido hijos. El ángel del Señor se apareció a esta mujer y le dijo: Bien sabes que eres estéril y que no has tenido hijos. Pero en adelante guárdate de beber vino ni bebidas alcohólicas y no comas nada impuro. Porque vas a con­cebir y a dar a luz un hijo. Nunca se cortará el pelo, porque el niño será nazareo de Dios desde el seno de su madre. El comenzará a salvar a Israel de la mano de los filisteos. La mujer fue a decírselo a su marido: Un hombre de Dios ha venido a visitarme; su aspecto era como el de un ángel de Dios, majestuoso. No le he pre­guntado de dónde venía ni él me ha manifestado su nombre. Pero me ha dicho: "Vas a concebir y a dar a luz un hijo. En adelante no bebas vino ni bebidas alcohó­licas y no comas nada impuro, porque el niño será nazareo de Dios desde el seno de su madre hasta el día de su muerte". La mujer dio a luz un hijo y lo llamó Sansón. El niño creció y el Señor lo bendijo. Luego, el espíritu del Señor comenzó a excitarlo en el campamento de Dan. Palabra de Dios.

Canto intermedio Este canto puede cambiarse, s i se ve la conveniencia, por otro o

también por el "Benedic tus" , p. 49.

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Ven, ven, Señor, no tardes; ven, ven que te esperamos, ven, ven, Señor, rio tardes; Ven pronto Señor.

El mundo muere de frío, el alma perdió el calor, los hombres no son hermanos, el mundo no tiene amor. Ven, v«r, Señor... Envuelto en sombría noche, el mundo sin paz no ve buscando va la esperanza buscando, Señor, tu Fe. Ven, ven, Señor... Al mundo le falta vida, al mundo le falta luz, al mundo le falta el cielo, al mundo le faltas tú.

Ven, ven, Señor...

Evangelio Con mucha atención escuchamos el anuncio que un ángel

hace a Zacarías sobre el nacimiento del precursor del Señor. Juan Bautista. Este profeta tendrá la misión de preparar a Dios un pueblo bien dispuesto.

Del Evangelio de San Lucas 1,5-25 En tiempos de Herodes, rey de Judea, había un sacer­

dote llamado Zacarías, del turno de Abías, casado con una descendiente de Aarón llamada Isabel. Los dos eran justos ante Dios, y caminaban sin falta según los manda­mientos y leyes del Señor. No tenían hijos, porque Isabel era estéril, y los dos eran de edad avanzada. Una vez que oficiaba delante de Dios con el grupo de su turno, según el ritual de los sacerdotes, le tocó a él entrar en el santuario del Señor a ofrecer el incienso; la muche­dumbre del pueblo estaba fuera rezando durante la ofren­da del incienso. Y se le apareció el ángel del Señor, de pie a la derecha del altar del incienso. Al verlo, Zacarías

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se sobresaltó y quedó sobrecogido de temor. Pero el ángel le dijo: No temas. Zacarías, porque tu ruego ha sido escuchado: tu mujer Isabel te dará un hijo y le pon­drás por nombre Juan. Te llenarás de alegría y muchos se alegrarán de su nacimiento. Pues será grande a los ojos del Señor: no beberá vino ni licor; se llenará de Espíritu Santo ya en el vientre materno, y convertirá mu­chos israelitas al Señor, su Dios. Irá delante del Señor, con el espíritu y poder de Elias, para convertir los cora­zones de los padres hacia los hijos, y a los desobedien­tes a la sensatez de los justos, preparando para el Señor un pueblo bien dispuesto.

Zacarías replicó al ángel: ¿Cómo estaré seguro de eso? Porque yo soy viejo y mi mujer es de edad avan­zada. El ángel le contestó: Yo soy Gabriel; que sirvo en presencia de Dios: he sido enviado a hablarte para darte esta buena noticia. Pero mira: guardarás silencio, sin poder hablar, hasta el día en que esto suceda, porque no has dado fe a mis palabras, que se cumplirán en su momento.

El pueblo estaba aguardando a Zacarías, sorprendido de que tardase tanto en el santuario. Al salir no podía hablarles, y ellos comprendieron que había tenido una visión en el santuario. El les hablaba por señas, porque seguía mudo. Al cumplirse los días de su servicio en el templo volvió a casa. Días después concibió Isabel, su mujer, y estuvo sin salir cinco meses, diciendo: Así me ha tratado el Señor cuando se ha dignado quitar mi afren­ta ante los hombres. Palabra de Dios.

CONSIDERACIÓN PARA EL DÍA CUARTO

Amigos, el caso de mujeres estériles y que, por gracia de Dios, tengan hijos, se repite varias veces en la Biblia. Es que Dios es muy grande y, cuando quiere realizar cosas imposibles a los hombres, lo hace para hacernos comprender que su fuerza se despliega cuando el hombre

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se considera incapaz. El enviará como apóstoles a pobres y sencillos pescadores. Descubre sus más grandes mis­terios a los sencillos y pequeños. Ordinariamente las preferencias de Dios van por caminos distintos a las preferencias de los hombres. Dios nos quiere sencillos, con casas modestas, sin muchas riquezas. Sinembargo, nosotros queremos tener mucho dinero, vivir en casas lujosas, tener carros muy raros, ser poderosos, amigos de los primeros puestos en el reino que ofrece este mundo.

Zacarías e Isabel son gente sencilla y pobre: ambos eran viejos y sin hijos porque Isabel era estéril. Ninguno de estos obstáculos es impedimento para que Dios los bendiga con un hijo y los haga padres de Juan Bautista.

PRECES

Vamos a orar a nuestro Señor Jesucristo con mucha confianza. El es la promesa del Padre a las naciones. Di­gámosle, pues, como al mejor de nuestros amigos. Ven, Señor Jesús.

—Señor Jesús, fundamento inconmovible de la Iglesia, consolida la fe del Papa y los Obispos y haz que todo el mundo se apoye sobre la fe de los apóstoles.

Ven, Señor Jesús. —Señor Jesús, esperanza de los humildes y necesita­

dos, fortalece la fe de los que dudan, el vigor de los des­alentados y da consuelo a los atribulados.

Ven, Señor Jesús. —Señor Jesús, autor de la eterna novedad del Evange­

lio, alienta a los misioneros, da gracia y santidad a tus sacerdotes, sé la esperanza constante de los religiosos.

Ven, Señor Jesús. —Señor Jesús, que vienes a peregrinar como todos

nosotros, no permitas que suceda nada malo a los que

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andan por las cal les, a los que viajan por t ier ra , aire y mar.

Ven, Señor Jesús.

Benignísimo Dios, de inf ini ta caridad, da a estos hi jos tuyos las gracias y bienes que te piden; para que nuestra esperanza aumente con la ayuda que nos prestas. Por Jesucristo, Nuestro Señor.

Amén.

ORACIÓN DEL SEÑOR

Jesucristo, al venir al mundo como hombre, se hizo nuestro hermano y nos dio la gracia de ser hi jos adopti­vos de su Padre. Entonces, como hermanos vayamos con confianza a nuestro padre y d igámosle:

Padre nuestro...

Después del rezo del padrenuestro se cantan algunos vi l lancicos. Pueden uti l izarse los que están al f inal de este l ibro, p. 55.

DÍA 20

HIJA DE SION, ALÉGRATE

En e l nombre del Padre, y del Hi jo, y del Espíritu Santo

Amén.

SALUDO

D i o s está con nosotros. Para todos un saludo cordial en es te quinto día de los aguinaldos. El Señor nos ama y desea permanecer con noso t ros , pues lo estamos bus­cando con todo el corazón.

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GOZOS

Dulce Jesús mío, mi Niño adorado, ven a nuestras almas ven, no tardes tanto!

Dulce Jesús mío, mi Niño adorado, ven a nuestras almas, ven, no tardes tanto!

Llave de David, legislador sabio, guía de tu pueblo, y rey soberano.

Dulce Jesús m í o . . .

Emmanuel divino!

mi amante y mi amado, ven al mundo ya, apresura el paso.

Dulce Jesús m í o . . .

Ven, hermoso Niño, ven, Dios humanado, que todas las gentes te están esperando.

Dulce Jesús mío.

Ven, Salvador nuestro, por quien suspiramos!

Ven a nuestras almas, ven, no tardes tanto!

ORACIÓN

Señor y Dios nuestro, a cuyo designio se somet ió la Virgen Inmaculada aceptando, al anunciárselo el ángel, encarnar en su seno a tu Hi jo : tú que la has transfor­mado, por la obra del Espíritu Santo, en templo de divinidad, concédenos, siguiendo su ejemplo, la gracia de aceptar tus designios con humildad de corazón. Por Jesucristo, Nuestro Señor.

Amén.

LECTURAS

Primera lectura

Un profeta de Dios habla de un Signo: Una Virgen será madre. Si esto sucede es porque Dios está haciendo mila­gros. Y la más grande de estas maravillas sucede cuando Jesús nace de la Virgen María.

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Del Profeta Isaías 7,10-14

En aquel t iempo, dijo el Señor a Acaz: Pide una señal al Señor tu Dios, en lo hondo del abismo o en lo alto del c ie lo. Respondió Acaz: No la pido, no quiero tentar al Señor. Entonces di jo Dios: Escucha, casa de David: no os basta cansar a los hombres, sino que cansáis incluso a Dios? pues el Señor, por su cuenta, os dará una señal: Mi ra : la Virgen está encinta y da a luz un hi jo, y le pone por nombre "Dios-con-nosotros". Palabra de Dios.

Canto intermedio

Si se ve la oportunidad, este canto puede sustituirse por otro apro­piado o también por "Israel", p. 52.

Hija de Sión, alégrate porque el Señor está en ti, Salvador y Rey.

Alza y resplandece porque viene tu luz, sobre ti se alza la gloria del Señor, mientras las tinieblas se extienden por la tierra y yacen los pueblos en densa oscuridad. Hija de Sión... Hacia tu luz caminarán las naciones, y los reyes al fulgor de tu aurora: alza los ojos y mira en torno tuyo, todos los hijos vienen a t i . Hija de Sión. . .

Verás todo esto radiante de gozo, te llenarás de emoción: porque te llegan las riquezas de las gentes, y vienen a ti los tesoros del mar. Hija de Sión...

Te llamarán "ciudad del Señor", "Sión del Santo de Israel"; porque haré de t¡ un objeto de orgullo, causa de alegría por la eternidad. Hija de Sión...

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Ya no será el sol tu luz en el día, ni te alumbrará la claridad de la luna, porque el Señor será tu luz eterna, y tu belleza será tu Dios. Hija de Sión. . . No se ocultará nunca la luna, ni tu sol conocerá ei ocaso porque el Señor será tu luz eterna: los días de tu duelo llegaron a su fin. Hija de Sión.. .

Evangelio

Vamos a escuchar la proclamación del Evangelio que anuncia a la Virgen María la llegada de Dios a la tierra. Ma­ría, la Virgen Inmaculada, recibe la visita, del ángel Gabriel.

Del Evangelio de San Lucas 1,26 38

En aquel t iempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios, a una ciudad de Gali lea llamada Nazaret, a una Virgen desposada con un hombre llamado José, de la est irpe de David; la Virgen se llamaba María. El ángel, entrando en su presencia, d i jo: A légrate, llena de gra­cia, el Señor está cont igo; bendita tú entre las mujeres. Ella se turbó ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquel. El ángel le d i jo : No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu v ientre y darás a luz un hi jo, y le pondrás por nom­bre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del A l t ís imo, el Señor Dios le dará el trono de David su padre, reina­rá sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá f in . Y María di jo al ángel: Cómo será eso, pues no conozco varón? El ángel le contestó: El Espíritu Santo vendrá sobre t i , y la fuerza del A l t í s imo te cu­brirá con su sombra; por eso el santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios. Ahí t ienes a tu pariente Isabel, que, a pesar de su vejez, ha concebido un hi jo, y ya está de seis meses la que llamaban estér i l , porque para Dios nada hay imposible. María contestó: Aquí está la es­clava del Señor, hágase en mí según tu palabra. Y la dejó el ángel. Palabra de Dios.

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Page 15: Ferrer, Lorenzo - Nueva Novena de Aguinaldos

CONSIDERACIÓN PARA EL DÍA QUINTO

Dios ha deseado siempre estar con los hombres, to­car con mano su propia suerte. El acompañó a nuestros primeros padres, estuvo presente a las obras de Noé, Abrahán, Isaac, Jacob. A Moisés le entregó las tablas de la Ley. Fue, en forma de nube luminosa, el compa­ñero de su pueblo en su ruta hacia la tierra de promi­sión. Y cuando llegó el mejor de los tiempos, Dios se hizo hombre y vino a vivir entre nosotros. Los hombres lo vieron nacer, crecer, trabajar, cumplir una misión y morir. Por eso Cristo fue lo que Dios siempre quizo: Dios con nosotros. Y esto lo hizo naciendo de una Vir­gen Santa.

PRECES

Este es el momento de dirigir.a Dios nuestras preces. Invoquemos a Cristo, alegría de cuantos saben esperar en El y digámosle: Ven, Señor Jesús.

—Ven, Señor, y devuelve la unidad a la familia cris­tiana, dividida por falta de comprensión y amor, y haz que se forme un solo rebaño bajo un solo pastor.

Ven, Señor Jesús. —Ven, Señor, y une los corazones de los hombres,

separados por colonialismos raciales, culturales y reli­giosos, y haz que cada hogar tenga paz y unidad.

Ven, Señor Jesús. —Ven, Señor, da tu sabiduría a las generaciones jóve­

nes, y haz que se mantengan en tu santo temor. Ven, Señor Jesús.

—Ven, Señor, a dar a los extraviados luz, conversión a los penitentes, socorro a los necesitados y a nosotros la alegría de esperarte.

Ven, Señor Jesús.

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Benignísimo Dios, de infinita caridad, da a estos hijos tuyos las gracias y bienes que te piden; para que nues­tra esperanza, aumente con la ayuda que nos prestas. Por Jesucristo, Nuestro Señor.

Amén.

ORACIÓN DEL SEÑOR

Unidos en Jesucristo, quienes estamos celebrando jun­tos este quinto día de la novena de aguinaldos, supli­quemos ahora al Padre con la oración de los hijos de Dios:

Padre nuestro...

Después del rezo del padrenuestro se cantan algunos vi l lancicos. Pueden util izarse los que están al f inal de este l ibro, p. 55.

DÍA 21

TE DAMOS GRACIAS, SEÑOR En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu

Santo. Amén.

SALUDO

Que Dios nos guarde a todos, cuando estamos comen­zando la celebración del sexto día de la novena de aguinaldos. Que el Señor nos dé a todos la alegría de su presencia.

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Page 16: Ferrer, Lorenzo - Nueva Novena de Aguinaldos

GOZOS

Dulce Jesús mío, previene sus brazos mi Niño adorado, para recibirte ven a nuestras almas con materno encanto, ven, no tardes tanto!

Dulce Jesús m í o . . .

Ven, que ya José,

Dulce Jesús mío, mi Niño adorado, ven a nuestras almas, w,,- • „ „ + „ J „ ven, no tardes tanto! e n t i e r r ! P ° s t r a d ° .

, « imu o x> amante te espera, Ven, que ya con ansia c o n a n h e l ° s a c r a

te están deseando todos los hombres Dulce Jesús m í o . . . para su reparo.

Ven, Salvador nuestro, Dulce Jesús m í o . . . por quien suspiramos!

Ven a nuestras almas, Ven, que ya María ven, no tardes tanto!

ORACIÓN

Escucha Señor, la orac ión de tu pueblo alegre por la venida de tu Hijo en carne mor ta l , y haz que cuando vuelva en su gloria, al f ina l de los t iempos, podamos alegrarnos de escuchar de sus labios (a invi tación a poseer el reino eterno. Por Jesucristo, Nuestro Señor.

Amén.

LECTURAS

Primera lectura

La lectura que vamos a escuchar es una invitación a la ale­gría porque el Señor va a venir. En el Señor que viene, todos los días amargos tienen una esperanza, y se convertirán en días de luzy de alegría.

Del Profeta Sofonías 3,14-18a

Regocíjate, hija de S ión , grita de júbi lo, Israel, alégra­te y gózate de todo corazón, Jerusalén. El Señor ha

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cancelado tu condena, ha expulsado a tus enemigos. El Señor será el rey de Israel, en medio de t i , y ya no temerás. Aquel día dirán a Jerusalén: No temas, Sión, no desfallezcan tus manos. El Señor tu Dios, en medio de t i es un guerrero que salva. El se goza y se com­place en t i , te ama y se alegra con júbi lo como en día de f iesta. Palabra de Dios.

Canto intermedio

Puede util izarse oportunamente otro canto o también: "Con vosotros es tá " , p. 50.

Te damos gracias, Señor, de todo corazón, te damos gracias, Señor, cantamos para t i .

A tu nombre daremos gracias, por tu amor y tu lealtad; te llamé y me escuchaste aumentaste el valor de mi alma. Te damos gracias Te alaban los reyes de la tierra porque oyeron la voz de tu palabra y en los caminos del Señor van cantando, porque grande es la gloria del Señor Te damos gracias

Si camino en medio de la angustia, me das vida a pesar del enemigo, tú miras al pobre y al humilde, grandioso es el Señor. Te damos gracias

Tiendes tu mano y me salvas, cumplirás tu favor hacia mí; Señor, tu amor es eterno, no abandones la obra de tus manos. Te damos gracias

Evangelio

La lectura del Evangelio nos va a referir uno de los episo­dios de la vida del la Virgen María: la visita de servicio que le hace a su prima Isabel. Es una visita que llena de alegría a Isabel.

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Del Evangelio de San Lucas 1,39-45

En aquellos días, María se puso en camino y fue aprisa a la montaña a un pueblo de Judá; entró en casa de Za­carías y saludó a Isabel. En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y exclamó en voz alta: Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre. Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá. Palabra de Dios.

CONSIDERACIÓN PARA EL DÍA SEXTO

El Señor está por llegar. Su visita puede ser motivo de temor sólo para los que son malos y quieren seguir viviendo en el mal. Para los demás, es motivo de alegría, pues su visita en estas navidades significa perdón, con­fianza, contento. La llegada del Niño Dios llenó de júbilo a la Virgen, alegró a Santa Isabel, hizo gritar de alegría a los ángeles en el cielo y es nuestra alegría en estos días. Cuando la virgen se presenta a alguna parte lleva consigo a Jesús. Las tierras de nuestra América están sembradas de santuarios a la Virgen: Chiquinquirá, Las Lajas, Cuadalupe, Lujan... son nombres de alegría, pues la presencia en ellos de la Virgen es siempre el anuncio gozoso de que el Señor está en medio de nosotros.

PRECES

En este día sexto de nuestra novena, vamos a dirigir nuestras peticiones a Jesús, que vino a cumplir la volun­tad de Dios, el cual quiere la salvación de todos, dicién-dole:

Ven, Señor Jesús.

—Señor Jesús, que estás por venir para ser la salva­ción de todos, mira a tu pueblo inmerso en crisis y difi-

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cultades, y haz que lleguemos al puerto seguro de la salvación.

Ven, Señor Jesús.

—Señor Jesús, que viniste a quitar los pecados del mundo, perdona todos nuestros pecados.

Ven, Señor Jesús.

—Señor Jesús, que viniste a salvar lo que estaba per­dido, concédenos preparar tu venida en esta Navidad con frutos de penitencia.

Ven, Señor Jesús. —Señor Jesús, en quien creemos y esperamos, haz

que todos nosotros sintamos la alegría de recibirte cuando vengas.

Ven, Señor Jesús. —Señor Jesús, que viniendo al mundo trajiste toda cla­

se de bendiciones, da fertilidad a los campos, abundante producción a la industria, y a nosotros el pan de cada día.

Ven, Señor Jesús.

Benignísimo Dios, de infinita caridad, da a estos hijos tuyos las gracias y bienes que te piden; para que nuestra esperanza aumente con la ayuda que nos prestas. Por Je­sucristo, Nuestro Señor.

Amén.

ORACIÓN DEL SEÑOR

Concluyamos este día, unidos fraternalmente como her­manos de una misma familia, invocando a nuestro Padre celestial:

Padre nuestro...

Después del rezo del padrenuestro se cantan algunos vi l lancicos. Pue­

den utilizarse [os que están al f inal de este l ibro, p. 55.

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Page 18: Ferrer, Lorenzo - Nueva Novena de Aguinaldos

DÍA 22

ENGRANDECE MI ALMA AL SEÑOR

En el nombre del Padre, y del Hi jo, y del Espíritu Santo. Amén.

SALUDO

Buenas noches (tardes) a todos los que estáis presen­tes con el deseo de cantar, en este sépt imo día de la novena de Navidad, las alabanzas al Señor, que viene a colmarnos de sus bendiciones.

GOZOS

Dulce Jesús mío, mi Niño adorado, ven a nuestras almas ven, no tardes tanto!

Dulce Jesús mío mi Niño adorado, ven a nuestras almas, ven, no tardes tanto!

Bajando del cielo, oh Dios humanado te hiciste en la tierra, del hombre el hermano.

Dulce Jesús mío. . .

De montes y valles, ven, oh deseado,

rompe ya los cielos, brota flor del campo.

Dulce Jesús mío. . .

Raíz de Jesé, Adonaí sagrado, sapiencia del Padre, y de su luz rayo.

Dulce Jesús mío. . .

Ven Salvador nuestro, por quien suspiramos! Ven a nuestras almas, ven, no tardes tanto!

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ORACEON

Señor Dios, que con la venida de tu Hijo, has querido redimir al hombre sentenciado a muerte, concede a los que van a adorarlo, hecho niño en Belén, part ic ipar en los bienes de su redención. Por Jesucr isto, Nuestro Señor, Amén.

LECTURAS

Primera lectura

La palabra de Dios nos cuenta la subida de Ana al santuario del Señor a darle gracias por el nacimiento de su hijo Samuel.

Del libro primero de Samuel 1,24-28

En aquellos días, l levó Ana a Samuel a la casa del Se­ñor en Silo, y l levó también un toro de t res años, medio quintal de harina y un tonel de vino. El muchacho era pe­queño. Mataron el toro y presentaron el niño a El i . Ana di jo : Señor mío, por tu vida yo soy la mujer que estuvo aquí en pie junto a t i suplicando al Señor. Por este niño suplicaba y el Señor me ha concedido lo que pedía; por eso yo también se lo cedo al Señor y quedará cedido al Señor mientras viva. Y adoraron all í al Señor. Palabra de Dios.

Canto intermedio

Este canto puede remplazarse por otro que sea apropiado o por "Santa María de la esperanza", p. 54.

A Dios den gracias los pueblos Alaben los pueblos a Dios (bis). Que Dios tenga piedad y nos bendiga, ilumine su rostro entre nosotros, conozca la tierra tus caminos, las naciones tu salvación. A Dios den gracias...

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Que canten de alegría las naciones, porque riges el mundo con justicia, con rectitud riges los pueblos y gobiernas las naciones de la tierra. A Dios den gracias... La tierra ha dado sus frutos, nos bendice el Señor, nuestro Dios. Que Dios nos bendiga y que le teman los confines todos de la tierra. A Dios den gracias...

Evangelio

Esta noche vamos a tener la oportunidad de escuchar un canto de alabanza salido de los mismos labios de la Virgen María. En este canto le cuenta a su prima Isabel su magnífica experiencia. De verdad que María es el "orgullo de nuestra raza" humana.

Del Evangelio de San Lucas 1,46-56

En aquel tiempo, María dijo: Proclama mi alma, la gran­deza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salva­dor, porque ha mirado la humillación de su esclava. Des­de ahora me felicitarán todas las generaciones porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo. Y su misericordia llega a sus fieles de genera­ción en generación. El hace proezas con su brazo: dis­persa a ios soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes; a los hambrientos los colma de bienes, y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel su siervo, acordándose de su misericor­dia como lo había prometido a nuestros padres, en favor de Abrahán y su descendencia para siempre. María se quedó con Isabel unos tres meses y después volvió a su casa. Palabra de Dios.

CONSIDERACIÓN PARA EL DÍA SÉPTIMO

Una de las más bellas oraciones cristianas es la que María reza delante de su prima Isabel. Es una oración de agradecimiento y de alabanza, motivada por las maravillas

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que ha obrado Dios siempre entre su pueblo y, sobre todo, por la última y la más grande de todas: haber he­cho nacer al Hijo de Dios de su propio vientre, dando cumplimiento a las promesas hechas a Abrahán y a su descendencia. Es una oración tomada de los labios de otra mujer, favorecida por Dios con una maternidad mi­lagrosa, Ana, la madre de Samuel. Es una oración madu­rada en el amor, por el fuego del Espíritu Santo, que se depositó en María abundantemente y dio como fruto a Jesús, el Salvador esperado por todos los pueblos de la tierra.

PRECES

Es el momento de elevar, con grande alegría, nuestras peticiones a Nuestro Señor Jesucristo, que por nosotros se abajó a la condición humana. Digámosle: Ven, Señor Jesús.

—Señor Jesús, que quisiste aportar bienes al mundo con tu venida, bendice a tu Iglesia y haz que se encarne en la realidad del hombre y lo salve.

Ven, Señor Jesús. —Señor Jesús, que aceptaste de nuestra naturaleza lo

que convenía a tu divinidad, haz que nosotros podamos recibir de tu vida divina lo que esperamos.

Ven, Señor Jesús. —Señor Jesús, salvador de todos los hombres, mira a

los esposos cristianos y haz que vivan una vida de amor. Ven, Señor Jesús. —Señor Jesús, que vienes a establecerte en cada fa­

milia, mira a todos los hombres con amor; y haz que for­men hogares cristianos y que puedan vivir en condiciones humanas.

Ven, Señor Jesús. —Señor Jesús, haz que cuantos estamos celebrando

esta novena con amor, recibamos de t i , en el momento

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de nuestra muerte, la corona inmarcesible de la gloria. Ven, Señor Jesús.

Benignísimo Dios, de infinita caridad, da a estos hi­jos tuyos las gracias y bienes que te piden; para que nuestra esperanza aumente con la ayuda que nos prestas. Por Jesucristo. Nuestro Señor.

Amén.

ORACIÓN DEL SEÑOR

Confiemos nuestras súplicas a Dios, nuestro Padre terminando nuestra oración con las mismas palabras de Cristo.

Padre nuestro. . .

Después del rezo del padrenuestro se cantan algunos villancicos. Pueden utilizarse los que están al final de este libro, p. 55.

DÍA 23

EL SEÑOR ES MI FUERZA

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

SALUDO

Paz y alegría a todos los que nos encontramos aquí, venidos a preparar los caminos del Señor, en este día octavo de nuestra novena de Navidad.

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GOZOS

Dulce Jesús mío, Emmanuel divino! mi Niño adorado, mi amante y mi amado, ven a nuestras almas ven al mundo ya. ven, no tardes tanto! apresura el paso.

Dulce Jesús mío, Dulce Jesús mío.

mi Nmo adorado, Ven, hermoso Niño. ven a nuestras almas. v e n , Dios humanado, ven, no tardes tanto! q u e todas las gentes

te están esperando. Llave de David, _ , legislador sabio, D u l c e J e s u s m i ° • • guía de tu pueblo V e r i i Sa |Vador nuestro, y rey soberano. p 0 r qU¡en suspiramos!

Ven a nuestras almas, Dulce Jesús mío. . . ven, no tardes tanto!

ORACIÓN

Dios todopoderoso y eterno, al acercarnos a las fiestas de Navidad, te pedimos que tu Hijo, que se encarnó en las entrañas de la Virgen María y quiso vivir entre noso­tros, nos haga partícipes de la abundancia de su miseri­cordia. Por Jesucristo, Nuestro Señor.

Amén.

LECTURAS

Primera lectura Sabemos que el Niño Dios está por venir. Pues bien, hoy

vamos a escuchar de la lectura bíblica cómo el Señor quiere que un precursor le prepara el camino.

Del Profeta Malaquías 3,1-4.4,5-6

Así dice el Señor Dios: Mirad, yo envío mi mensajero, para que prepare el camino ante mí. De pronto entrará en el santuario el Señor a quien vosotros buscáis, el men-

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sajero de la alianza que vosotros deseáis: miradlo en­trar, dice el Señor de los ejérci tos. Quién podrá resist i r el día de su venida? Quién quedará de pie cuando aparez­ca? Será un fuego de fundidor, una lejía de lavandero: se sentará como un fundidor que refina la plata, como a plata y a oro retinará a los hijos de Leví, y presentarán al Señor la ofrenda como es debido. Entonces agradará al Señor la ofrenda de Judá y de Jerusalén, como en los días pasados, como en los años antiguos. Dice el Señor de los ejérci tos. Mi rad : os enviaré al Profeta Elias antes de que l legue el día del Señor, grande y ter r ib le . Conver­t i rá el corazón de los padres, hacia los hi jos, y el cora­zón de los hi jos, hacia los padres, para que no tenga que venir yo a destruir la t ier ra . Palabra de Dios.

Canto. intermedio

Cuando sea oportuno este canto se puede cambiar por otro. Sugeri­mos "Danos un corazón", p. 51.

El Señor es mi fuerza, mi roca y salvación. Tú me guías por sendas de justicia, me enseñas la verdad. Tú me das el valor para la lucha, sin miedo avanzaré. El Señor es mi fuerza. . . Iluminas las sombras de mi vida, al mundo das la luz. Aunque pase por valles de tiniebla, yo nunca temeré. El Señor es mi fuerza... Yo confío el destino de mi vida al Dios de mi salud. A (os pobres enseñas el camino, su escudo eres t ú . El Señor es mi fuerza. . . El Señor es la fuerza de su pueblo, su gran liberador.

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Tú lo haces vivir en confianza, seguro de tu poder.

El Señor es mi fuerza...

Evangelio

El anunciado profeta del Señor nace. En su nacimiento hay sorpresa y alegría. Este profeta, fruto de un milagro, pertenece a Dios, el cual le ha señalado una misión en el mundo: anun­ciará la cercanía del reino de Dios y preparará a Jesús un pueblo bien dispuesto.

Del Evangelio de San Lucas 1,57-66

A Isabel se le cumpl ió el t iempo y dio a luz un hi jo. Se enteraron sus vecinos y parientes de que el Señor le había hecho una gran miser icordia, y la fe l ic i taron. A los ocho días fueron a circuncidar al niño, y lo l lamaban Zaca­rías, como a su padre. La madre intervino dic iendo: No! Se va a llamar Juan. Le repl icaron: ninguno de tus pa­r ientes se llama así. Entonces preguntaban por señas al padre cómo quería que se l lamase. El pidió una tabl i l la y escr ib ió: Juan es su nombre. Todos se quedaron extra­ñados. Inmediatamente se le soltó la boca y la lengua y empezó a hablar bendiciendo a Dios. Los vecinos queda­ron sobrecogidos, y corr ió la noticia por toda la montaña de Judea. Y todos los que lo oían reflexionaban diciendo: Qué va a ser este niño? Porque la mano de Dios estaba con é l . Palabra de Dios.

CONSIDERACIÓN PARA EL DÍA OCTAVO

La venida de Nuestro Señor es el comienzo de una vi­da nueva. Cristo ha querido convocar y reunir en torno suyo a todos los hombres, para que todos puedan encon­trarse con é l . Para preparar este encuentro Dios envía a la t ierra a San Juan Bautista, el ú l t imo profeta y el más grande entre el los. Su misión será prepararle los caminos.

A la manera de Juan, nosotros, los que hemos venido a esta celebración de aguinaldos, deseando prepararle al

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Señor bien los caminos para que llegue hasta nuestras almas, queremos ser profetas del Señor, profetas que pasen la mirada a todos los sucesos del mundo y descu­bran en ellos a su Salvador. Queremos también ser pro­fetas, que ven en su propia conciencia el mal y el bien, y se apresuran a quitar de ella la maldad y a cultivarla en el bien.

Tenemos necesidad de audacia y valor para creer como María y como creyeron los santos. Pero es una audacia y una valentía que nos llenan de la paz de Dios.

PRECES

Hagamos nuestras peticiones a Nuestro Señor Jesu­cristo, el cual, viniendo sobre esta tierra, ha querido abrir­nos los caminos que conducen al cielo. Digámosle con mucho amor: Ven, Señor Jesús.

—Ven, Señor Jesús, y concede a tu santa Iglesia !a integridad de la fe y la recta interpretación de tu Palabra.

Ven, Señor Jesús.

—Ven, Señor Jesús, a darnos el don de la fidelidad a nuestras promesas bautismales, y amor a tus manda­mientos para poder ser tus testigos ante el mundo.

Ven, Señor Jesús. Ven, Señor Jesús, a perdonar los pecados de nuestro

corazón y a darle a nuestro espíritu la suavidad de tu paz. Ven, Señor Jesús.

—Ven, Señor Jesús, a despejar las inteligencias y el querer de todos los hombres de buena voluntad, para que encuentren tus caminos en las complejas situaciones del mundo moderno.

Ven, Señor Jesús. Benignísimo Dios, de infinita caridad, da a estos hijos

tuyos las gracias y bienes que te piden para que nuestra

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esperanza aumente con la ayuda que nos prestas. Por Je­sucristo. Nuestro Señor.

Amén.

ORACIÓN DEL SEÑOR

Y ahora, deseando que el Señor venga sobre nosotros, digamos juntos la oración de los hijos a su padre:

Padre nuestro...

Después del rezo del padrenuestro se cantan algunos vi l lancicos. Pue­den util izarse los que están al f inal de este l ibro, p. 55.

DÍA 24

ESTE ES EL DÍA EN QUE ACTUÓ EL SEÑOR

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

SALUDO

El Señor ya está muy cerca! Alegrémonos todos los que hemos venido a celebrar este último día de nuestra novena de aguinaldos.

GOZOS

Dulce Jesús mío, Dulce Jesús, mío, mi Niño adorado, mi Niño adorado, ven a nuestras almas ven a nuestras almas, ven, no tardes tanto! ven, no tardes tanto!

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Page 23: Ferrer, Lorenzo - Nueva Novena de Aguinaldos

Ven, que ya con ansia Ven, que ya José, te están deseando en tierra postrado, todos los hombres amante te espera, para su reparo. c o n a n h e | o s a c r 0

Dulce Jesús mío . . . Dulce Jesús m í o . . .

Ven, que ya María previene sus brazos, Ven_ Salvador nuestro, para recibirte _ o r „ u ¡ e n suspiramos! con materno encanto. ^ \ n u e s t r a s ^ Dulce Jesús m í o . . . ven, no tardes tanto!

ORACIÓN

Ven, Señor Jesús, y no tardes, para que tu venida consuele y fortalezca a los que esperan todo de tu amor. Tú que vives y reinas por los siglos de los s ig los.

Amén.

LECTURAS

Primera lectura

La Biblia nos dice que un cierto día de la historia el rey David quiso construir un templo pata Dios; pero, Dios, había ya pensado en David y le promete para sus descendientes la venida del Salvador, quien tendría que ser el templo de Dios hecho carne.

Del segundo libro de Samuel 7.1-5.8b 11.16

Cuando David se estableció en su palacio y e l Señor le dio paz con todos los enemigos que lo rodeaban, el rey d i jo al profeta Natán: yo estoy v iv iendo en casa de cedro, mientras el arca de Dios v ive en una t ienda. Natán res­pondió al r ey : Ve y haz cuanto piensas, pues e l Señor está contigo. En aquel la noche rec ib ió Natán la siguiente palabra del Señor: V e y d i le a m i siervo DavicJ: "Eres tú quien me va a constru i r una casa para que habite en el la"? Yo te saqué d e los apr iscos, de andar tras las ovejas, para que fueras el jefe de mi pueblo Israel. Yo

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estaré cont igo en todas tus empresas, acabaré con tus enemigos, te haré famoso como a los más famosos de la t ierra. Daré una t ierra a Israel, mi pueblo, lo plantaré para que viva en ella s in sobresaltos, y en adelante no permi t i ré que animales lo afl i jan como antes, desde el día en que nombré jueces para gobernar a mi pueblo Israel. Te pondré en paz con todos tus enemigos, te haré gran­de y te daré una dinastía. Tu casa y tu reino durarán por s iempre en mi presencia y tu trono durará por s iempre. Palabra de Dios.

Canto in termedio

Oportunamente este canto se puede cambiar por "A le luya, el Señor es nuestro Rey", p. 49.

• Este es el día en que actuó el Señor: sea nuestra alegría y nuestro gozo.

Este es el día en que actuó el Señor: sea nuestra alegría y nuestro gozo. Dad gracias al Señor, porque es bueno, porque es eterna su misericordia.

Este es el d ía . . . Que lo diga la casa de Israel: es eterna su misericordia. Que lo diga la casa de Arón: es eterna su misericordia. Que lo digan los fieles del Señor: es eterna su misericordia.

Este es el día. . . Escuchad: hay cantos de victoria en las tiendas de los justos: "La diestra del Señor es poderosa. Excelsa la diestra del Señor" (bis).

Este es el día csrc es ei uia. . . Abridme las puertas del triunfo, y entraré para dar gracias al Señor. Esta es la puerta del Señor:

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los vencedores entrarán por ella. Yo no he de morir, yo viviré para cantar las hazañas del Señor. Este es el día...

Evangelio

Vamos a escuchar el canto de alabanza a Dios que hace Zacarías. El da gracias a Dios porque se están cumpliendo las profecías de antaño y pronto veremos al Salvador.

Del Evangelio de San Lucas 1,67-79

En aquel tiempo Zacarías, padre de Juan, lleno del Es­píritu Santo profetizó diciendo: Bendito sea el Señor. Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo, sus­citándonos una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo, según lo había predicho desde antiguo por boca de sus santos profetas. Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian: realizando la misericordia que tuvo con nuestros padres, recordando su santa alianza y el jura­mento que juró a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos, le sirvamos con santidad y jus­ticia, en su presencia, todos nuestros días. Y a t i , niño, te llamarán profeta del Altísimo, porque irás delante del Se­ñor a preparar sus caminos, anunciando a su pueblo la salvación, el perdón de sus pecados. Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombras de muerte: para guiar nuestros pasos por el camino de la paz. Palabra de Dios.

CONSIDERACIÓN PARA EL ULTIMO DÍA

En el niño que nace en Belén, hemos de ver al des­cendiente prometido al rey David. Ya a las puertas de la Navidad que celebramos a media noche en la "Misa de Gallo", comenzamos a sentir la venida del Señor, tan

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anhelada durante estos días. Viene ya el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte. El nos enseñará a servir a Dios con santidad y justicia, a guiar nuestros pasos por el camino de la paz

Nuestro pensamiento va hoy a Belén a ver al Niño Dios. Los hombres lo esperaban rico y vino pobre, lo esperaban poderoso y un pesebre fue su hogar. Lo esperaban guerre­ro y fue pacífico, lo esperaban rey y vino a ponerse al servicio de todos. El hundió a los soberbios, denunció las opresiones, predicó la libertad. Navidad es un mila­gro de amor.

Y ahora digamos con el canto navideño:

A Belén se va y se viene por caminos de alegría, y Dios nace en cada hombre que se entrega a los demás.

A Belén se va y se viene por caminos de justicia, y en Belén nacen los hombres cuando aprenden a esperar.

A Belén se va y se viene caminando A Belén se va y se viene preguntando. A Belén nadie va solo. El camino es nuestro hermano.

PRECES

Roguemos con mucho amor y confianza al Señor que viene, diciéndole: Ven, Señor Jesús.

—Ven, Señor Jesús, y haz resplandecer tu gloria en la Iglesia, para que en ella encuentren salvación todos los pueblos.

Ven, Señor Jesús.

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—Ven , Señor Jesús, y manif iéstate a todos los que te buscan. Despierta los corazones adormecidos. Guíanos a todos mediante la estrel la de la fe a la contemplación de tu luz.

Ven, Señor Jesús.

—Ven, Señor Jesús, y llega hasta los enfermos y ago­nizantes, los perseguidos y encarcelados, los sin trabajo y sin pan, los que viven en la t iranía de las pasiones y el v ic io, y todos los que necesitan de redención.

Ven, Señor Jesús.

—Ven, Señor Jesús, a inspirar grat i tud a los corazones que han recibido tus dones y haz que sepan aprovechar­los al máximo hasta la muerte.

Ven, Señor Jesús.

Benignísimo Dios, de inf in i ta caridad, da a estos hi jos tuyos las gracias y bienes que te piden; para que nuestra esperanza aumente con la ayuda que nos prestas. Por Jesucr is to, Nuestro Señor.

Amén.

ORACIÓN DEL SEÑOR

Concluyamos esta preparación a la venida del Señor, elevando nuestras súplicas al Padre, para que haga llegar hasta nosotros su reino.

Padre nuestro. . .

Después del rezo del padrenuestro se cantan algunos villancicos. Pueden utilizarse los que están al final de este libro, p. 55.

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CANTOS INTERLECCIONALES

ALELUYA, EL SEÑOR ES NUESTRO REY

Aleluya, aleluya, el Señor es nuestro rey (bis).

Cantad al Señor un cántico nuevo porque ha hecho maravillas, su diestra le ha dado la victoria, su santo brazo.

El Señor da a conocer su victoria, revela a las naciones su justicia: se acordó de su misericordia y su fidelidad en favor de la casa de Israel.

Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios, aclamad al Señor, tierra entera: gritad, vitoread, tocad.

Tocad la cítara para el Señor, suenen los instrumentos con clarines y al son de trompetas, aclamad al rey y Señor.

BENED1CTUS

Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo, suscitándonos una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo, según lo había predicho desde antiguo por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian, ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,

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recordando su santa alianza y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos, le sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días.

Y a t i , niño, te llamarán profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a preparar sus caminos, anunciando a su pueblo la salvación, el perdón de los pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para ¡luminar a los que viven en tinieblas y en sombras de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz.

CON VOSOTROS ESTA

Con vosotros está y no lo conocéis. Con vosotros está, su nombre es "El Señor".

Su nombre es El Señor y pasa hambre, y clama por la boca del hambriento, y muchos que lo ven pasan de largo, acaso por llegar temprano al templo. Su nombre es El Señor y sed soporta y está en quien de justicia, va sediento, y muchos que lo ven pasan de largo, a veces ocupados en sus rezos.

Su nombre es El Señor y está desnudo, la ausencia del amor hiela sus huesos, y muchos que lo ven pasan de largo, seguros y al calor de su dinero. Su nombre es El Señor, y enfermo vive, y su agonía es la del enfermo, y muchos que lo saben no hacen caso, talvez no frecuentaba mucho el templo.

Su nombre es El Señor, y está en la cárcel, está en la soledad de cada preso, y nadie lo visita, y hasta dicen: 'Talvez ese no era de los nuestros".

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Su nombre es El Señor: el que sed tiene, quien pide por la boca del hambriento, está preso, está enfermo, está desnudo, pero El nos va a juzgar por todo eso.

DANOS UN CORAZÓN (Hombres nuevos)

Danos un corazón grande para amar, danos un corazón fuerte para luchar.

Hombres nuevos creadores de la historia, constructores de nueva humanidad, hombres nuevos que viven la existencia como riesgo de un largo caminar.

Hombres nuevos luchando en esperanza, caminantes sedientos de verdad, hombres nuevos sin frenos ni cadenas, hombres libres que exigen libertad.

Hombres nuevos amando sin fronteras por encima de razas y lugar, hombres nuevos al lado de los pobres, compartiendo con ellos techo y pan.

DESDE LO HONDO A TI GRITO, SEÑOR

Desde lo hondo a t i grito, Señor: Señor, escucha mi voz; estén tus oídos atentos a la voz de mí súplica.

Si llevas cuenta de los delitos, Señor, quién podrá resistir? Pero de ti procede el perdón y así infundes respeto.

Mi alma espera en el Señor, espera en su palabra; mi alma aguarda al Señor, más que el centinela la aurora.

Aguarde Israel al Señor, como el centinela la aurora; porque del Señor viene la misericordia, la redención copiosa; y él redimirá a Israel de todos sus delitos.

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EL PUEBLO GIME EN EL DOLOR

El pueblo gime en el dolor, quiere resurgir. Moisés, caudillo de Israel, • va a librarlo al fin.

Oye, Padre, el grito de tu pueblo. Oye, Padre, manda al Salvador.

El pueblo ansia libertad, quiere resurgir. El pueblo esclavo surge ya hacia el porvenir.

El pueblo anhela vida y paz, quiere resurgir. El pueblo esclavo en marcha está hacia el porvenir.

La marcha es dura, recio el sol, lento es caminar. Pero un caudillo al frente va dando aliento y paz.

ISRAEL Lukas (Col.)

(Recitado) Y aquel viejo pueblo

que un día durmió hoy vuelve a despertar bajo un nuevo sol.

(Cantado) Me veréis por las montañas,

trabajar en los caminos, soy obrero y campesino, dadme agua, por favor.

Jerusalén, Jerusalén, mi nueva Jerusalén, cielos nuevos, tierra nueva, aquí podrás beber.

Israel, Israel, nuevo pueblo de Dios Israel, Israel canta tu nueva canción.

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Soy el alma de los niños, hombre de paz, buen peregrino, dame tu mano, soy tu amigo, te llevaré al jardín del sol.

Jerusalén, Jerusalén, cuántas veces te he llamado, aguas puras en el árbol de tu cuerpo te vestirán de luz.

Israel, Israel, 4 nuevo pueblo de Dios Israel, Israel canta tu nueva canción.

Soy el amor que andas buscando, soy el verde de los campos, soy el mar y soy el río, la canción que nunca olvidarás.

Israel, Israel, nuevo pueblo de Dios Israel, Israel canta tu nueva canción.

(Recitado)

Tu nueva canción, nuestra nueva canción tiene un nombre: Jesús Cristo.

(Cantado indefinidamente) Jesús Cristo.

SANTA MARÍA DE LA ESPERANZA

Santa María de la esperanza, manten el ritmo de nuestra espera (bis).

Nos diste al esperado do los tiempos, mil veces prometido en los profetas; y nosotros de nuevo dosonmos que vuelva a repetirnos ana promesas.

Brillaste como nuroni dol flrun día; plantaba Dios HII IUIIHIII on nunstro suelo y nosotniH HoñnmoM con «u vuolta, querumos In HIMI'IIIM (ID mi rolno.

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Esperaste cuando todos vacilaban el triunfo de Jesús sobre la muerte, y nosotros esperamos que su vida anime nuestro mundo para siempre.

UN PUEBLO QUE CAMINA

Un pueblo que camina por el mundo gritando: "Ven Señor". Un pueblo que busca en esta vida su gran liberación.

Los pobres siempre esperan / el amanecer de un día más justo y sin opresión. Los pobres hemos puesto / la confianza en t i , Libertador.

Salvaste nuestra vida / de la esclavitud, esclavos de la ley, / sirviendo en el temor, nosotros hemos puesto / la esperanza en t i , Dios del Amor.

El mundo por la guerra / sangra sin razón, familias destrozadas / buscan un hogar: el mundo tiene puepta / su esperanza en t i , Dios de la paz.

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VILLANCICOS

A BELÉN SE VA Y SE VIENE

A Belén se va y se viene caminando, a Belén se va y se viene preguntando. A Belén nadie va solo; el camino es nuestro hermano

A Belén se va y se viene por caminos de alegría, y Dios nace en cada hombre que se entrega a los demás. A Belén se va y se viene por caminos de justicia; y en Belén nacen los hombres cuando aprenden a esperar.

Lo esperaban como rico y habitó entre la pobreza: lo esperaban poderoso y un pesebre fue su hogar Esperaban un querrero y fue paz toda su guerra; lo esperaban rey de reyes y servir fue su reinar

Lo esperaban sometido y quebró toda soberbia; denunció las opresiones, predicó la libertad. Lo esperaban silencioso; su Palabra fue la puerta por donde entran los que gritan con su vidala verdad.

Navidad es un camino que no tiene pandereta, porque Dios resuena dentro de quien va en fraternidad. Navidad es el milagro de pararse a cada puerta

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y saber si nuestro hermano necesita nuestro pan.

Navidad es un camino ¡que no tiene más estrella que alumbra el extravío del que olvida a los demás. Navidad es el milagro de llegar a la evidencia de que Dios sigue naciendo en quien vive sin hogar.

A LA NANITA NANA

A la nanita nana, nanita nana, nanita ea, mi Jesús tiene sueño, bendito sea, bendito sea.

Fuentecilía que corres, clara y sonora, ruiseñor que en la selva, cantando lloras, callad mientras la cuna se balancea, a la nanita nana, nanita ea.

Manojito de rosas y de aleiías, qué es lo que estás soñando que te sonríes? Cuáles son tus sueños? Dilo, alma mía. Mas, qué es lo que murmuras? Eucaristía.

Yo no sé lo que es eso, Niño del alma, mas pues esa sonrisa mis penas calma, sigue, sigue soñando, mi dulce dueño, sin que nada ahuyente tan dulce sueño.

Pajaritos y fuentes, auras y brisas, respetad ese sueño y esas sonrisas, callad mientras la cuna se balancea: que el Niño está soñando, bendito sea!

AY QUE LINDO!

Ay, qué lindo! Ay, qué bello! Ay, qué hermoso! Ay, ay, ay! El amor hacía los hombres del cielo lo hizo bajar (bis).

Bienvenido a nuestro valle, pastorcillo celestial. El ganado ya perdido bien pudiéramos hallar. Pero solo con tu vista ya se vuelve a restaurar (bis).

Dulce Niño, nuestro huésped, te venimos a ofrendar el amor de nuestro pecho que caliente tu portal. Cesa ya, Jesús, tu llanto, cesa, Niño, de llorar (bis).

CANCIÓN DEL TAMBORILERO

El camino que lleva a Belén baja hasta el valle que la nieve cubrió; los pastorcillos quieren ver a su Rey le traen regalos en su humilde zurrón,

ro po pom pom, ro po pom pom. Ha nacido en un portal de Belén el Niño Dios.

Yo quisiera poner a tus pies algún presente que te agrade, Señor; mas tú ya sabes que soy pobre también y no poseo más que un viejo tambor, ro po pom pom ro po pom pom pom. En tu honor frente al portal tocaré con mi tambor.

El camino que lleva a Belén yo voy marcando con mi viejo tambor; nada mejor hay que te pueda ofrecer, su ronco acento es un canto de amor: ro po pom pom, ro po pom pom. Cuando Dios me vio tocando ante El, me sonrió.

CORRAMOS A BELÉN

Corramos a Belén, que las doce ya son, en un pobre portal nació el Niño Dios.

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Corramos a Belén a ver al Niño Dios llevando regalitos a María y a José.

Hoy ha nacido el Rey de los cielos.

Din, don, dan, din, don, dan las campanas dan. Dan las 12 de la noche en la torre parroquial. Din, don, dan, din, don, dan las campanas dan. Ha nacido un chiquitico en los valles de Judá.

Una vida hermosa alegre y claro son, que cantan los pastores al ritmo del tambor. Una vida hermosa, una vida de amor, que traen desde el cielo a Cristo redentor. Din, don, dan. Corramos a Belén.

GLORIA CANTAN LOS QUERUBES

Gloria cantan los querubes en los campos de Belén,

y el eco de valle en valle repite una y otra vez.

Gloria a Dios en el cielo!

Pastores que custodiaban las campiñas de Belén, con querubes entonaban cantares al Niño rey. Gloria dicen en voz suave; gloría a Jesús, rey de amor; paz en la tierra a quien sabe servir al Dueño mejor.

Venid a cantar, mortales, que en el pesebre hallaréis, al que nos libró de males, al que es de los reyes rey.

HERMANOS, VAYAMOS!

Hermanos, vayamos, jubilosa el alma; ¡a estrella nos llama junto a Belén.

Hermanos, adoremos; Hermanos, adoremos a nuestro Dios. Humildes pastores, dejan el rebaño,

y llevan sus dones al Niño Dios. Nuestras ofrendas con su amor llevemos, bendita la noche de la Navidad! Desde un pesebre el Señor nos llama

JESÚS CRISTO

Jesús Cristo, Jesús Cristo, Jesús Cristo, yo estoy aquí, yo estoy aquí, yo estoy aquí.

Miro hacia el cielo y veo una nube blanca que va pasando: miro a la tierra y veo la multitud que va caminando.

Como esa nube blanca, la gente no sabe a dónde va. Y, quién puede decirle el camino cierto? Tú, Señor.

Toda esa multitud en su pecho lleva amor y paz, por eso para ellos sus esperanzas no morirán.

Viendo la flor que nace en el alma de aquel que tenga amor miro hacia el cielo y veo que ya se acercan a t i , Señor.

En cada esquina veo las miradas tristes de algunos mas; buscan por este mundo la dirección del camino aquel.

Es que ya lleva pena aumentando siempre esa procesión para que todos canten la misma estrofa del corazón.

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NOCHE DE PAZ

Noche de paz, Noche de amor; llena el cielo un resplandor. En la altura resuena un cantar; "Os anuncio una dicha sin par; que en la tierra ha nacido Dios, hoy, en Belén de Judá".

Noche de paz, noche de amor, todo duerme en derredor. Solo velan mirando la faz de su Niño en angélica paz, José y María en Belén, José y María en Belén,

Noche de paz, noche de amor, llena el cielo un resplandor. Desde el pesebre del Niño Jesús, la tierra entera se llena de luz porque ha nacido el Señor, hoy en Belén de Judá.

VAMOS PASTORES

Vamos , pastores, vamos; vamos a Belén, a ver en aquel Niño ¡a gloría del Edén.

Ese precioso Niño, yo me muero por él, sus ojitos me encantan,

su boquita también. El padre lo acaricia, la madre mira en él, y los dos extasiados contemplan aquel ser (bis).

Yo, pobre pastorcillo, al Niño le diré, no la buenaventura: eso no puede ser; le di reme perdone lo mucho que pequé, y en la mansión eterna un ladito me dé (bis).

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VENID, PASTORCILLOS

Venid, pastorcillos, venid a adorar al rey de los cielos que ha nacido ya.

Un rústico techo abrigo le da; por cuna un pesebre, por templo un portal.

En lecho de pajas dormidito está quien ve las estrellas a sus pies brillar. A ver al Dios Niño, que rey nuestro es, sus fieles vasallos vayamos también.

Con gozo y presteza, amor tierno y fe, allí adoraremos a Dios nuestro bien. A todos aquellos que abrigo le dan, Jesús en el cielo, los recibirá.

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CONTENIDO

Presentación 3 Día 16: Vamos a la casa del Señor 4 Día 17: La historia de nuestra salvación 9 Día 18: El auxilio me viene del Señor 14 Día 19: Ven, ven Señor, no tardes! 19 Día 20: Hija de Sión, alégrate! 24 Día 21: Te damos gracias, Señor 29 Día 22: Engrandece mi alma al Señor 34 Día 23: El Señor es mi fuerza 38 Día 24: Este es el día en que actuó el Señor 43 Cantos interlecciortales 49 Villancicos 55