Fe Contra Incredulidad Evangelista Lisney Sanchez de Font Segundo Servicio Guatemala, 16 de abril del Año De La Revelación

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Hay una batalla que la iglesia ha tenido constantemente y es la batalla entre la fe y la incredulidad. Esta es una batalla interna que debemos pelear diariamente nosotros mismos. 1 Samuel 17:48-49 Y aconteció que cuando el filisteo se levantó y echó a andar para ir al encuentro de David, David se dio prisa, y corrió a la línea de batalla contra el filisteo. 49 Y metiendo David su mano en la bolsa, tomó de allí una piedra, y la tiró con la honda, e hirió al filisteo en la frente; y la piedra quedó clavada en la frente, y cayó sobre su rostro en tierra. Vemos en este capítulo cómo un gigante viene a desafiar al ejército de Dios, ese ejército que no había perdido ninguna batalla, hace que pierdan la fe a quien les ha dado la victoria. Era un ejército que estaba equipado, tenía las armas, habían sido adiestrados para la guerra, pero cuando se puso enfrente el gigante, olvidaron todo lo que tenían. Hay un gigante que desafía al pueblo de Dios y es el gigante de la incredulidad, nos hace olvidar lo que ya ha sido ministrado en nuestros corazones, y nos produce duda y paraliza aún al ejército más grande. La incredulidad paraliza a las iglesias, las personas no se salva pero no porque el Espíritu no esté presente, sino porque no creemos. La incredulidad ha paralizado la fe de las personas, y nos acostumbramos a hacer siempre lo mismo y ya no creemos lo que Dios hará. El pueblo de Israel al estar cautivo por tantos años, olvidó su identidad, olvidó las victorias que habían recibido de parte del Señor. La incredulidad hace que olvidemos lo que realmente somos y la fe con la que nació la iglesia primitiva donde nadie dejaba de clamar, aun cuando eran perseguidos. Hoy estamos juntos pero nadie espera la visitación del Espíritu Santo, muchas veces rompemos la atmósfera que Dios está creando por ser indiferentes a esa presencia de Dios. Vamos perdiendo la identidad de una iglesia que se mueve por el poder de Dios. ¿Cuántos milagros podríamos ver si creemos en Dios? El nos ha dado armas que no estamos usando, la palabra, la oración, la intercesión; no las usamos porque le hemos cedido lugar a la incredulidad. Debemos perder la vergüenza, hacer el ridículo si fuera necesario, la Biblia dice que el evangelio es locura, y que las cosas espirituales el mundo no las entiende, para ellos es locura y para nosotros salvación. La palabra nos muestra cuando Jesús entró a una ciudad donde era tanta la incredulidad que se tuvo que ir, esto surge porque la incredulidad es contagiosa. David usó una piedra, y es como un golpe de fe, David sacó una piedra con fe y venció a la incredulidad. La fe puede que la tengamos guardada y no está activa, pero la fe se activa para creer lo que hace tiempo vimos, creímos y vivimos. Lucas 18:8 Os digo que pronto les hará justicia. Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra? Dios está midiendo a los que tienen fe porque a veces la comodidad no nos permite responder a la necesidad. Cuando regrese el Señor ¿hallará fe en la iglesia, la hallará en ti? El enemigo necesita una iglesia incrédula, la incredulidad es desagradar a Dios, ya que la palabra dice que “sin fe es imposible agradar a Dios”. La iglesia que le agrada es la iglesia con la que Él se casará, pero nadie le agrada sin fe. Con la incredulidad se detiene las señales, los milagros, la expectativa de la

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iglesia. La fe es la llave que Dios nos ha dejado para ver sus milagros y maravillas. Debemos creer para ver lo que Dios va hacer. Dios sigue sanando y liberando, pero perdimos la expectativa y la fe, debemos empezar a creerle porque nuestra fe produce la expectativa y la expectativa desata la gloria de Dios. Marcos 16:14 Finalmente se apareció a los once mismos, estando ellos sentados a la mesa, y les reprochó su incredulidad y dureza de corazón, porque no habían creído a los que le habían visto resucitado. La incredulidad endurece el corazón, y aunque veamos no creemos. Vemos en el verso anterior que los discípulos no creía, se había endurecido el corazón. Habían visto los milagros de Jesús, y que había dicho que al tercer día resucitaría, sin embargo vino un espíritu de incredulidad y ya no esperaron su resurrección. Hay personas que ante la presencia de Dios no creen, pierden la sensibilidad porque el corazón se endureció. Lot se acostó a dormir, aún viendo ángeles no creyó en el mensaje, como hoy, hay gente que escucha una palabra, pero no cree en el mensaje ni reconoce el tiempo de visitación de Dios. Hebreos 3:12 (LBA) Tened cuidado, hermanos, no sea que en alguno de vosotros haya un corazón malo de incredulidad, para apartarse del Dios vivo. La incredulidad da un corazón malo que nos aparta del Dios vivo. Hay gente que está en la iglesia, pero su corazón no está porque se apartó de Dios. Hay cosas que son bendición: casa, hijos, esposa, trabajo, pero ahora son cosas que apartan a muchos de buscar a Dios, lo que Dios da también nos lo puede quitar si nos aparta de Dios. Juan 14:13 Y todo lo que pidáis en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Lo que Dios vivió en el cuerpo físico, lo veremos en el cuerpo místico, la gloria que experimentó el Señor Jesús, todo lo que hizo lo experimentaremos, pero necesitamos creer. Hechos 2:17-19 (LBA) Y SUCEDERÁ EN LOS ÚLTIMOS DÍAS -- dice Dios -- QUE DERRAMARÉ DE MI ESPÍRITU SOBRE TODA CARNE; Y VUESTROS HIJOS Y VUESTRAS HIJAS PROFETIZARÁN, VUESTROS JÓVENES VERÁN VISIONES, Y VUESTROS ANCIANOS SOÑARÁN SUEÑOS; 18 Y AUN SOBRE MIS SIERVOS Y SOBRE MIS SIERVAS DERRAMARÉ DE MI ESPÍRITU EN ESOS DÍAS, y profetizarán. 19 Y MOSTRARÉ PRODIGIOS ARRIBA EN EL CIELO Y SEÑALES ABAJO EN LA TIERRA: SANGRE, FUEGO Y COLUMNA DE HUMO. Todo termina como comienza, y esto fue lo que inició cuando inició la iglesia. El Señor mostrará prodigios, viene el tiempo en el que Dios no solo derramará su Espíritu sobre toda carne, sino haremos proezas si creemos que El podrá derramar de su Espíritu.

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