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Favor de leerse antes del 13 de agosto Jesús camina sobre las aguas y Pedro con Él Mateo 14, 22-33 Oso Ozoli: ¿Sabes qué hizo Jesús después de multiplicar los panes y los peces? Inmediatamente obligó a los discípulos a subir a la barca y a ir por delante de Él a la otra orilla, mientras Él despedía a la gente. Después de despedir a la gente, subió al monte a solas para orar; al atardecer estaba solo allí. Jesús en lugar de aprovechar el milagro para hacerse famoso y ganar mucho dinero, prefiere subir al monte y quedarse solo para platicar con su Padre. Mientras Él oraba, la barca que llevaba a los discípulos estaba bastante lejos de tierra y era zarandeada por las olas, pues el viento era contrario. Y a la cuarta vigilia de la noche (entre las 3 y las 6 de la mañana) Jesús fue hacia ellos, caminando sobre el mar. Los discípulos, viendo a alguien caminar sobre el mar, se asustaron y decían: «Es un fantasma», y de miedo se pusieron a gritar. Pero al instante les habló Jesús diciendo: «¡Ánimo!, soy Yo; no teman». Pedro le respondió: «Señor, si eres Tú, mándame ir hacia Ti sobre las aguas». «¡Ven!», le dijo. Bajó Pedro de la barca y se puso a caminar sobre las aguas, yendo hacia Jesús. Pero, viendo la violencia del viento, le entró miedo y, como comenzara a hundirse, gritó: «¡Señor, sálvame!» Al punto Jesús, tendiendo la mano, le agarró y le dice: «Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?» Subieron a la barca y amainó el viento. Y los que estaban en la barca se postraron ante Él diciendo: «Verdaderamente eres Hijo de Dios». ¿Te fijas que en los momentos de más miedo, Jesús se acerca a nosotros para decirnos: “Confía en Mí, saca el miedo de tu corazón”? Y cuando eso sucede, somos capaces de hacer cosas increíbles, como le sucedió a Pedro, ¡quien caminó sobre el agua! Sin embargo, si no dejamos nuestros ojos fijos en Jesús, sino que nos ponemos a vernos a nosotros mismos y las condiciones que nos rodean, comenzamos a hundirnos, como le pasó a Pedro. Pero él sí supo a quien recurrir en la emergencia y por eso gritó: «¡Señor, sálvame!». Jesús inmediatamente le dio la mano y lo agarró. Pedro nuevamente puso su confianza en Jesús y se dejó salvar por Él. En una emergencia ¿tú ya pensaste a quién vas a recurrir? ¿A tus propias fuerzas, a las de algún amigo o familiar, o a Jesús que nunca falla? Pedro al confiar en Jesús, había logrado caminar sobre el agua, pero luego dudó. Por eso Jesús le dijo: «Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?». Si no hubiera dudado, hubiera podido seguir a Jesús a cualquier parte, por más imposible que parezca a los ojos del mundo. Luego los dos subieron a la barca y el viento se calmó. Los discípulos que estaban en la barca habían visto a Jesús multiplicar los panes y los peces y luego lo habían visto caminar a Él y a Pedro sobre el agua, por eso se postraron ante Él, reconociéndolo como lo máximo, como el Hijo de Dios. Cuando pases por momentos difíciles, acude a Jesús y Él te ayudará a salir adelante. Vas a vivir y a comprobar en tu propia vida que Jesús es el Hijo de Dios. Vas a ser testigo de que Jesús es tu Salvador, en tu propia vida. Erika María Padilla Rubio 1

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Favor de leerse antes del 13 de agosto

Jesús camina sobre las aguas y Pedro con ÉlMateo 14, 22-33

Oso Ozoli: ¿Sabes qué hizo Jesús después de multiplicar los panes y los peces?

Inmediatamente obligó a los discípulos a subir a la barca y a ir por delante de Él a la otra orilla, mientras Él despedía a la gente.

Después de despedir a la gente, subió al monte a solas para orar; al atardecer estaba solo allí.

Jesús en lugar de aprovechar el milagro para hacerse famoso y ganar mucho dinero, prefiere subir al monte y quedarse solo para platicar con su Padre. Mientras Él oraba, la barca que llevaba a los discípulos estaba bastante lejos de tierra y era zarandeada por las olas, pues el viento era contrario.

Y a la cuarta vigilia de la noche (entre las 3 y las 6 de la mañana) Jesús fue hacia ellos, caminando sobre el mar. Los discípulos, viendo a alguien caminar sobre el mar, se asustaron y decían: «Es un fantasma», y de miedo se pusieron a gritar. Pero al instante les habló Jesús diciendo: «¡Ánimo!, soy Yo; no teman».

Pedro le respondió: «Señor, si eres Tú, mándame ir hacia Ti sobre las aguas». «¡Ven!», le dijo. Bajó Pedro de la barca y se puso a caminar sobre las aguas, yendo hacia Jesús. Pero, viendo la violencia del viento, le entró miedo y, como comenzara a hundirse, gritó: «¡Señor, sálvame!» Al punto Jesús, tendiendo la mano, le

agarró y le dice: «Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?» Subieron a la barca y amainó el viento. Y los que estaban en la barca se postraron ante Él diciendo: «Verdaderamente eres Hijo de Dios».

¿Te fijas que en los momentos de más miedo, Jesús se acerca a nosotros para decirnos: “Confía en Mí, saca el miedo de tu corazón”?

Y cuando eso sucede, somos capaces de hacer cosas increíbles, como le sucedió a Pedro, ¡quien caminó sobre el agua!

Sin embargo, si no dejamos nuestros ojos fijos en Jesús, sino que nos ponemos a vernos a nosotros mismos y las condiciones que nos rodean, comenzamos a hundirnos, como le pasó a Pedro.

Pero él sí supo a quien recurrir en la emergencia y por eso gritó: «¡Señor, sálvame!». Jesús inmediatamente le dio la mano y lo agarró. Pedro nuevamente puso su confianza en Jesús y se dejó salvar por Él.

En una emergencia ¿tú ya pensaste a quién vas a recurrir? ¿A tus propias fuerzas, a las de algún amigo o familiar, o a Jesús que nunca falla?

Pedro al confiar en Jesús, había logrado caminar sobre el agua, pero luego dudó. Por eso Jesús le dijo: «Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?». Si no hubiera dudado, hubiera podido seguir a Jesús a cualquier parte, por más imposible que parezca a los ojos del mundo.

Luego los dos subieron a la barca y el viento se calmó. Los discípulos que estaban en la barca habían visto a Jesús multiplicar los panes y los peces y luego lo habían visto caminar a Él y a Pedro sobre el agua, por eso se postraron ante Él, reconociéndolo como lo máximo, como el Hijo de Dios.

Cuando pases por momentos difíciles, acude a Jesús y Él te ayudará a salir adelante. Vas a vivir y a comprobar en tu propia vida que Jesús es el Hijo de Dios. Vas a ser testigo de que Jesús es tu Salvador, en tu propia vida.

Erika María Padilla Rubio 1

¿Conoces un animal que camine sobre el agua?

¿O uno que camine, nade y vuele?

Aunque no lo creas, existen varios animales que logran hacer estas tres cosas. En esta ocasión te platicaremos del cisne de cuello negro.

Es un ave sudamericana, habita en la región que va desde el sur de Brasil hasta la Tierra del Fuego.

El macho es más grande que la hembra. Tiene una longitud total de 102 a 124 cm. Tal vez sea como de tu tamaño.

Por su gran tamaño y por tener patas relativamente cortas, tiene un andar torpe. La disposición de las patas le da un soporte estable en tierra y le facilita el desplazamiento cuando está en el agua.

Tiene tres dedos dirigidos hacia adelante, unidos por una membrana interdigital (entre los dedos). El cuarto dedo, en cambio, está libre y en la parte opuesta.

Cuando nada encoge los dedos interiores, replegando a la vez la membrana interdigital mientras la pata se dirige hacia adelante. Así consigue disminuir la resistencia del agua. Enseguida abre los dedos, vuelve a desplegar la membrana y echa la pata hacia atrás, con fuerza y hasta donde se lo permiten los músculos, de modo de desplazar la mayor cantidad de agua posible para avanzar con más facilidad.

Los cisnes tienen densas capas de plumas cortas que son constantemente engrasadas con la secreción de la glándula uropigia (ubicada cerca de la cola) que el ave distribuye con el pico. Esta lubricación, al rechazar el agua, permite la formación de un colchón de aire dentro del plumaje, aislando a la piel respecto del agua y evitando una pérdida grande de calor.

Para volar, tiene algunos problemas al comenzar el vuelo, pues necesita corretear un largo trecho para levantar el vuelo. De todos modos, ya en el aire avanza rápidamente y realiza largas travesías, con el negro cuello totalmente estirado y haciendo el típico ruido de las aves con alas cortas y cuerpo pesado. No sólo el sonido producido por las alas es tan fuerte que puede oírse a distancia, sino que además, mientras vuela lanza una especie de silbido suave, musical, que repite rápidamente. Cuando baja sobre el agua, las patas palmeadas le sirven a manera de frenos.

El nido lo construye con hierba, en los márgenes de los lagos y lagunas. Pone de tres a siete huevos, color crema que incuba la hembra durante 34 a 36 días. El macho está cerca, defendiendo la nidada, con feroces ataques a animales que se acerquen a los huevos o a los pichones.

Cuando nacen todo el plumaje es blanco, el pico y las patas son gris azuloso oscuro. Luego las plumas son reemplazadas por plumas castañas muy claras. El cuello comienza a oscurecerse cuando ya son del tamaño de los adultos. Al año ya obtienen el plumaje blanco y el cuello negro.

Una vez que son adultos, el plumaje de la cabeza y cuello es negro, excepto por una línea blanca que corre del pico al centro del ojo y se extiende hacia la parte posterior de la cabeza. El resto del plumaje es blanco. Mudan las plumas una vez al año, al final de la temporada de cría y antes de la migración hacia el norte. Hay registros de que llegan a vivir 20 años.

La piel de la cara es roja al igual que la carúncula que le crece sobre el pico. Las patas son rosadas.

Los polluelos se esconden debajo de las alas de sus padres, de vez en cuando asoman la cabeza. Los adultos permanecen la mayor parte del tiempo en el agua y cuando los chicos desean descansar, o un poquito de calor, se trepan por la parte posterior del padre o la madre.

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Los dos padres son bien dedicados y le permiten a dos o tres de ellos permanecer bajo sus alas al mismo tiempo.

Se alimentan de algas, plantas acuáticas y de insectos. Obtienen su sustento filtrando el agua; introducen el pico en el agua de poca profundidad y ligeramente lo abren y cierran, haciendo que el agua circule por dentro del pico. Otras veces introducen la cabeza y el cuello en el agua mientras que el cuerpo permanece en la superficie.

Tal vez, el día que un cisne se vea en un espejo, piense que no puede volar ni caminar. Sin embargo, sabe que Dios lo creó para caminar, volar y nadar. Por eso, aunque sabe que no es el mejor y que le cuesta trabajo, se atreve a hacerlo.

Por eso no te fijes en lo que el mundo dice, recuerda que si confías en Jesús, vas a ser capaz de hacer cosas increíbles, como le sucedió a Pedro.

Papá y mamá

Estos son loslibros, con las letras de tres delas canciones delCD: Dios me ama siempre.

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Mi cuerpo Mi cuerpo

Erika M. Padilla - Ilustrado por Beatriz Osuna y Erika M. Padilla

La Creación

Erika M. Padilla - Ilustrado por Beatriz Osuna y Erika M. Padilla

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Erika M. Padilla - Ilustrado por Beatriz Osuna y Erika M. Padilla

La Creación

Dios puede cambiar tu vida.Deja que la llene de sentido.Sólo Él tiene Palabras de Vida.

Tú nos has pedido la letra de las canciones:¡Ya están listos los manteles con el resto de las letras delas canciones del CD: Dios me ama siempre!

Escucha y apréndete las canciones que te llegarán al corazón.

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José Luis Padilla De Alba