factores nutricionales y genéticos que favorecen el aumento de la longevidad en los seres humanos

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Factores nutricionales y genéticos que favorecen el aumento de la longevidad en los seres humanos. RESUMEN La búsqueda de la vida eterna, no es de hoy, ya desde la antigüedad la longevidad en los seres vivos ha sido ampliamente investigada y, desde hace muchos siglos, los humanos han tenido entre sus inquietudes el cómo prolongar su vida. La concretización de esta idea comienza en el tiempo de la alquimia, donde se plantea la forma de crear un Elixir de la longevidad”, que mantendría el cuerpo físico por millones de años. En la actualidad, se han desarrollado numerosas investigaciones con el fin de encontrar la mítica fuente de la juventud. Algunas han tenido éxito, como un estudio realizado en gusanos donde, gracias a un gen (nhr-80), se consiguió ampliar sus expectativas de vida en 150% o; algún organismo unicelular resistente capaz de reparar el daño al material genético, pero de ahí a aumentar la longevidad humana hay un paso. El propósito de esta investigación fue describir algunos factores nutricionales y genéticos que podrían favorecer el aumento de la longevidad en los seres humanos; teniendo como hipótesis que ambos factores son los de mayor incidencia en el retardo del envejecimiento. La investigación permitió determinar que existe una gran gama de genes (gen Cloto, gen SIRT-1, gen NHR-8/NHs-4, C150T) y alimentos (como los del género Allium, frutas y verduras que contiene fitoquímicos y el consumo moderado de vino) que favorecerían la longevidad. INTRODUCCIÓN Preservar la juventud y alargar la vida ha sido una búsqueda realizada por el hombre desde la antigüedad. La longevidad en los seres vivos ha sido ampliamente investigada por científicos a nivel mundial y, desde hace muchos siglos, los seres humanos han tenido entre sus inquietudes el cómo prolongar su vida, o vivir eternamente.La concretización de esta idea se puede pensar que comienza en el tiempo de la alquimia, donde se plantea la forma de crear un “Elixir de la longevidad”, formado por una pócima blanca que convertía en plata todos los metales imperfectos y una roja que transformaba todos los metales imperfectos en oro, y por último, la mezcla de ambos con ayuda de un ángel que las combina en copas, generaría un elixir de larga vida que mantendría el cuerpo físico por millones de años. De ese sueño han pasado doscientos años, pasando por los estudios de herencia de Mendel (1865) y por determinar la estructura del ADN (1953), gracias a Watson y Crick, hasta el logro de descifrar el código genético, a través del proyecto genoma humano (2000). En la actualidad, se han desarrollado numerosas investigaciones con el fin de encontrar la mítica fuente de la juventud. Algunas han tenido éxito, como un estudio realizado en gusanos (Caenorhabditis elegans) al que consiguieron ampliar sus expectativas de vida en 150% más que sus ejemplares silvestres, gracias a un gen conocido como nhr-80 (versión en el ser humano nhrs-4) (Goudeau et al., 2011); o algún organismo unicelular súper resistente capaz de reparar el daño al material genético que se produce con el paso del tiempo, pero de ahí a aumentar sensiblemente la longevidad humana hay un paso. Aún así, la esperanza ha sido duplicar la longevidad media del hombre en este siglo. Algunos autores (Yamamoto et al., 2005 y Kurosu et al., 2005), se apuran en concluir que en promedio las personas que tienen una menor temperatura corporal, niveles bajos de producción de insulina y altos niveles de la hormona dehydroepiandrosterona sulfato (DHEAs) (Alberg et al., 2000 y Berr et al., 1996), podrían vivir más años (un 40% más). Según Berr et al., (1996) el descenso en las concentraciones de DHEAs con la edad, en mayor proporción en varones, se relaciona con los cambio propios que se generan con el paso de los años. Se ha comprobado que

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Factores nutricionales y genéticos que favorecen el aumento de

la longevidad en los seres humanos.

RESUMEN La búsqueda de la vida eterna, no es de hoy, ya desde la antigüedad la longevidad en los seres vivos ha sido ampliamente investigada y, desde hace muchos siglos, los humanos han tenido entre sus inquietudes el cómo prolongar su vida. La concretización de esta idea comienza en el tiempo de la alquimia, donde se plantea la forma de crear un “Elixir de la longevidad”, que mantendría el cuerpo físico por millones de años. En la actualidad, se han desarrollado numerosas investigaciones con el fin de encontrar la mítica fuente de la juventud. Algunas han tenido éxito, como un estudio realizado en gusanos donde, gracias a un gen (nhr-80), se consiguió ampliar sus expectativas de vida en 150% o; algún organismo unicelular resistente capaz de reparar el daño al material genético, pero de ahí a aumentar la longevidad humana hay un paso. El propósito de esta investigación fue describir algunos factores nutricionales y genéticos que podrían

favorecer el aumento de la longevidad en los seres humanos; teniendo como hipótesis que ambos factores

son los de mayor incidencia en el retardo del envejecimiento. La investigación permitió determinar que existe

una gran gama de genes (gen Cloto, gen SIRT-1, gen NHR-8/NHs-4, C150T) y alimentos (como los del

género Allium, frutas y verduras que contiene fitoquímicos y el consumo moderado de vino) que favorecerían

la longevidad.

INTRODUCCIÓN

Preservar la juventud y alargar la vida ha sido una búsqueda realizada por el hombre desde la antigüedad. La longevidad en los seres vivos ha sido ampliamente investigada por científicos a nivel mundial y, desde hace muchos siglos, los seres humanos han tenido entre sus inquietudes el cómo prolongar su vida, o vivir eternamente.La concretización de esta idea se puede pensar que comienza en el tiempo de la alquimia, donde se plantea la forma de crear un “Elixir de la longevidad”, formado por una pócima blanca que convertía en plata todos los metales imperfectos y una roja que transformaba todos los metales imperfectos en oro, y por último, la mezcla de ambos con ayuda de un ángel que las combina en copas, generaría un elixir de larga vida que mantendría el cuerpo físico por millones de años.

De ese sueño han pasado doscientos años, pasando por los estudios de herencia de Mendel (1865) y por determinar la estructura del ADN (1953), gracias a Watson y Crick, hasta el logro de descifrar el código genético, a través del proyecto genoma humano (2000).

En la actualidad, se han desarrollado numerosas investigaciones con el fin de encontrar la mítica fuente de la juventud. Algunas han tenido éxito, como un estudio realizado en gusanos (Caenorhabditis elegans) al que consiguieron ampliar sus expectativas de vida en 150% más que sus ejemplares silvestres, gracias a un gen conocido como nhr-80 (versión en el ser humano nhrs-4) (Goudeau et al., 2011); o algún organismo unicelular súper resistente capaz de reparar el daño al material genético que se produce con el paso del tiempo, pero de ahí a aumentar sensiblemente la longevidad humana hay un paso. Aún así, la esperanza ha sido duplicar la longevidad media del hombre en este siglo.

Algunos autores (Yamamoto et al., 2005 y Kurosu et al., 2005), se apuran en concluir que en promedio las personas que tienen una menor temperatura corporal, niveles bajos de producción de insulina y altos niveles de la hormona dehydroepiandrosterona sulfato (DHEAs) (Alberg et al., 2000 y Berr et al., 1996), podrían vivir más años (un 40% más). Según Berr et al., (1996) el descenso en las concentraciones de DHEAs con la edad, en mayor proporción en varones, se relaciona con los cambio propios que se generan con el paso de los años. Se ha comprobado que

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ancianos con una disminución en las concentraciones de DHEAs en la sangre, tienden a una mayor preponderancia de enfermedades propias de la vejez (cardiovasculares, demencia, depresión u otra enfermedad senil). Todo esto puede estar relacionado a factores de índole genéticos, pero también puede tener una relación a malos hábitos de vida (el estrés, una carencia alimentaria grave, el abuso de dulces y de alcohol). En relación a los hábitos de vida, varios autores mencionan que la vida se podría alargar si existe preocupación por tener una adecuada nutrición; por ejemplo: reducir la ingesta de calorías que activa un gen denominado SIR2 (capaz de frenar el envejecimiento), consumir alcohol de forma moderada (3 copas de vino al día) e incluir la cebolla y el ajo en la dieta (Colman et al., 2007; Di Castelnuovo, 2006; Galeone et al., 2006).

Ante la pregunta ¿llegaremos a vivir más años?, la respuesta podría encontrarse más cerca que los nanobots o una dieta baja en grasas, una restricción calórica o un consumo moderado de alcohol. Existe un gen llamado Cloto, que podría actuar como hormona en el organismo de los mamíferos, incrementando la capacidad que las enzimas tienen para reparar daños. La manipulación de este gen, podría frenar la acción de los radicales libres que promueven el envejecimiento y que se generan como producto de desecho a través del proceso de respiración celular, necesaria en las células animales para obtener energía a partir de la combustión de la glucosa en presencia de oxígeno (Yamamoto et al., 2005).

La longevidad y el envejecimiento en general dependen de diversos factores de índole genéticos, nutricionales y ambientales (radiación solar, contaminación atmosférica, consumo de tabaco, entre otras), algunos de los cuales se investigaron en este trabajo. En el ámbito molecular, se puede considerar que se trata de un proceso azaroso resultante del incremento del desorden en los mecanismos reguladores intracelulares e intercelulares. Ello conduce a que se reduzca la resistencia del organismo a los efectos ocasionados por la enfermedad y el estrés. De acuerdo a esto, el propósito de este trabajo fue describir algunos factores nutricionales y genéticos que podrían retardar el envejecimiento en los seres humanos. Además, de proporcionar datos nutricionales útiles para mejorar la calidad de vida. ANÁLISIS Y DISCUSIÓN

I. NUTRICIÓN RICA EN FITOQUÍMICOS

1. Género Allium, el cáncer y la longevidad.

En la actualidad, numerosas investigaciones relacionan el consumo de cebolla y ajo con la prevención de diferentes tipos de cáncer. Se ha demostrado la existencia de una asociación inversa entre la frecuencia del consumo de vegetales del Género Allium (sobretodo ajos que contienen alicina) y el riesgo de sufrir varios tipos de cánceres comunes (prostático, de la cavidad bucal, faringeo, esófagico, colorectal, mamario, ovárico, renal y hepático) (Arivazhagan et al., 2004; Oommen et al., 2004; Galeone et al., 2006 y Chen et al., 2006) Esto se debería a la presencia de Flavonoles (quercetina, kaempferol y myricetina) que reducen el riesgo de cáncer por su acción antioxidante, bloqueando el acceso de los carcinógenos a las células, suprimiendo los cambios malignos en las células, interfiriendo con el enlace de las hormonas a las células, quelando los metales, induciendo a las enzimas a modificar su carcinogenicidad, estimulando la respuesta inmune o combinación de estas acciones ( Dwyer, 1996).

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Dentro de las propiedades de la cebolla se destaca:

Estimulante digestivo. La cebolla cocida, por su alto contenido en agua, favorecería el proceso digestivo. El consumo diario de cebollas crudas, sería un excelente desinfectante intestinal, combatiendo la colonización de bacterias y hongos.

Estimulante del flujo de los jugos digestivos, facilitando la asimilación de alimentos, especialmente de proteínas.

Neutralizante de ácidos

Disminuye la glicemia

Promueve la secreción interna de las glándulas endocrinas.

Gracias a la presencia de silicio, aumentaría el brillo de los ojos y el cabello y, daría mayor flexibilidad a las uñas

2. El Alcohol y la salud cardiovascular

No cabe duda que el consumo excesivo de alcohol es dañino y peligroso para la salud. Las estadísticas indican que la mayoría de los accidentes de tránsito se deben al consumo excesivo y además, se asocia a diversas enfermedades, incluyendo: infartos, diferentes tipos de cáncer, pérdida del apetito, deficiencia vitamínica, mala digestión de alimentos, problemas de piel, impotencia sexual, obesidad, problemas del sistema nervioso central, pérdida de memoria y desórdenes psicológicos, entre otros.

Sin embargo, ciertas investigaciones señalan que el consumo moderado de alcohol tendría ciertos beneficios para la salud humana. Los Sardos1 brindan diciendo kent´annos: salud y vida por 100 años, ellos consumen un vaso de vino de uvas Cannonau diario y al parecer, esta costumbre sería una de las razones por la cual vivirían mas de 100 años, aunque esto debe ir acompañado con una dieta rica en frutas, verduras y productos lácteos, como queso “pecorino” (rico en omega-3). Según Galeone (2006) y Keefe et al., (2007), el consumo moderado de alcohol disminuye en un 18% la mortalidad por enfermedades coronarias, especialmente reduciendo la cantidad de colesterol libre en la sangre y descendiendo las concentraciones de insulina, de forma diferencial en hombres y mujeres. Según los autores, para que el consumo de alcohol en el hombre sea beneficioso, no debería exceder de 4 copas por día, mientras que en las mujeres sólo sería de 2 por día. Aunque también se menciona que dosis más altas de consumo alcohol se asocian a una mortalidad creciente. Estos beneficios se debe principalmente a la presencia de fitoquímicos como los Flavanoles (catequina y epicatequina) que tienen acción antioxidante, reducen la peroxidación de los lípidos, tienen propiedades anticoagulantes, antimicrobianas, inmunoestimulantes y reguladoras de la presión arterial y de la glucemia (Dwyer, 1996)

3. Frutas, verduras y el cuidado general del organismo

Los alimentos, además de aportar nutrientes, contienen una serie de sustancias no nutritivas que intervienen en el metabolismo secundario de los vegetales: sustancias colorantes (pigmentos), aromáticas, reguladores del crecimiento, protectores naturales frente a parásitos y otros. Estas sustancias, que no tienen una función nutricional clásicamente definida o no son considerados esenciales para la salud humana, pueden

1 Habitantes de Cerdeña, Italia texto extraído de Nacional Geographic: En busca de la eterna juventud (2005).

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tener un impacto significativo en el curso de alguna enfermedad, son conocidas como fitoquímicos o sustancias bioactivas.

Las sustancias bioactivas o fitoquímicos se encuentran abundantemente en frutas, verduras y en los lactobacilos presentes en productos lácteos obtenidos por fermentación ácido láctica como el yoghurt, leche cortada y verduras fermentadas (ej: el choucroute). En la actualidad, los fitoquímicos o quimiopreventores, son altamente investigados por la industria farmacéutica y alimentaria. En la literatura científica, este campo de investigación se denomina alimentos funcionales o functional foods.

Aunque no se les puede considerar como sustancias esenciales, ya que no se requieren para el metabolismo, son indispensables a largo plazo para la salud, debido a que ejercen un efecto protector del sistema cardiocirculatorio, reductor de la presión sanguínea, regulador de la glicemia y la colesterolemia, reductor del riesgo de cáncer y mejorador de la respuesta defensivo inmunitario de nuestro cuerpo (tabla 1) Tabla 1. Algunos fitoquímicos fenólicos y los alimentos que los contienen

Fuente: KING, A and YOUNG, G. Characteristics and occurrence of phenolic phytochemicals. J. Am. Diet. Assoc. 99(2):

214. Feb, 1999

II. GENES RELACIONADOS CON LA LONGEVIDAD

1. El gen Cloto y la resistencia al envejecimiento El envejecimiento no es más que una respuesta de los organismos a las continuas

agresiones externas e internas que sufren durante toda su vida, y que vienen en forma de virus, bacterias, fenómenos meteorológicos, la contaminación y la oxidación de los radicales libres. Esta última causa de envejecimiento es tal vez la más erosiva para un organismo vivo, ya que la condición de estas moléculas es tal que cuando se oxidan son tremendamente agresivas para las membranas celulares y para el material genético. Tantas agresiones hacen que las células mueran poco a poco, y no se renueven. En relación a esto, varias investigaciones (Kurosu et al., 2005 y Yamamoto et al., 2005) han constatado que un gen llamado Cloto, actúa como supresor del envejecimiento en mamíferos. Ellos mencionan que ratones modificados genéticamente han sido capaces de resistir el envejecimiento (20-30%), gracias a la sobreexpresión que podría frenar la

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acción de los radicales libres durante más tiempo que en ratones normales. Según Kurosu et al., (2005) la proteína del gen Cloto suprime el envejecimiento a través de dos mecanismos distintos: 1) la inhibición de la producción de la insulina y el aumento de la sensibilidad de ella y 2) un aumento en la resistencia a la acción de radicales libres. Los resultados también sugieren que este gen sirve como acoplamiento importante entre estos dos mecanismos contra el envejecimiento.

El gen Cloto se encarga simplemente de dar las instrucciones para sintetizar una hormona que permite contrarrestar los efectos de los radicales libres. Con esta premisa, los investigadores alteraron genéticamente un grupo de ratones de laboratorio con el fin de que Cloto aumentara la producción de la hormona, de manera que hubiese una mayor concentración en la sangre, y los sometieron a un experimento junto con otro grupo de ratones no alterados. A ambos equipos se les administró un herbicida letal, observando que los ratones alterados metabolizaban mucho mejor el veneno que los otros, presentando graves daños en su ADN, por lo que es de esperar que los ratones alterados dispusieran de enzimas reparadoras de los daños ocasionados (Kurosu et al., 2005).

Según Kuro-o et al., (1997) una supresión del gen Cloto provoca varios signos típicos del envejecimiento, señalando que un defecto en la expresión génica de Cloto en ratones termina con un síndrome que es propio del envejecimiento de humano: reducción de una vida útil, infertilidad, arteriosclerosis, atrofia de la piel, osteoporosis y enfisema. Finalmente, se menciona que el producto génico del gen Cloto puede funcionar como la parte de un sendero señalado que regula el envejecimiento y la mortalidad por enfermedades relacionadas con la edad. 2. Otros genes de la longevidad 2.1. Gen SIRT-1

Algunos autores indican que la combinación de la restricción calórica con algunas intervenciones genéticas (eliminar la proteína FOB1) aumentan la longevidad, lo que resulta por ejemplo en aumentar las expectativas de vidas en “cepas de levaduras”. Además, los resultados de restricción de calorías en una extensión de vida útil mayor en las células que carecen tanto de Sir2 y Fob1 que en las células donde Sir2 está presente. Estos hallazgos indican que Sir2 y la restricción de calorías en las vías paralelas promueven la longevidad en la levadura y, quizás, eucariotas superiores. 2.2. Gen NHR-8/NHs-4

Varias investigaciones han estudiado un poderoso gen de la longevidad en el nemátodo Caenorhabditis elegans y en la mosca Drosophila melanogaster que podrían ayudar a los seres humanos a luchar contra enfermedades ligadas a la vejez como el cáncer, la osteoporosis o los procesos neurodegenerativos. Se trata del NHR-80 un “gen maestro” que poseen que transmite información a otros muchos genes a los que regula. La sobreexpresión del mismo en gusanos de laboratorio alarga su vida hasta cerca de 150 por ciento más que la de los especímenes salvajes. El NHR-80, cuya versión en el ser humano es el NHs-4, se activa gracias a una hormona que aún no se ha podido identificar y que los científicos buscan en sus estudios poder descubrir (Yamawaki et al., 2010; Goudeau et al., 2011)

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2.3. Genes del ADN mitocondrial de leucocitos (C150T)

Observando el ADN mitocondrial en los glóbulos blancos, se descubrió que el 17% de los individuos tenía una mutación específica llamada transición C150T, frente al 3,4% de 117 personas menores de cien años. Esta mutación cambia el lugar en que comienza a reproducirse el ADN mitocondrial, y quizás eso pueda acelerar su replicación, permitiendo al individuo sustituir moléculas dañadas más rápido. Es posible que en el proceso de réplica estas moléculas se vean menos dañadas por la oxidación. Para ver si la mutación es hereditaria, el equipo estudió células de la piel recogidas de los mismos individuos con nueve y diecinueve años de diferencia. En algunos casos, ambas muestras revelaron que la mutación ya existía, mientras que en otros apareció o fue cada vez mayor durante los años intermedios, estos resultados sugieren que algunas personas heredan la mutación de su madre, mientras que otros la adquieren a lo largo de su vida (Zhang et al., 2003; Coskun et al.,2003) De acuerdo a todas la investigaciones analizadas en este estudio, se podría determinar

que se está muy cerca de conseguir el gran sueño de los hombres antiguos y el anhelo

de muchos “encontrar el elixir de la eterna juventud”. Algunos autores proponen un rango

de vida cercano a los 140 años, pero a la luz de estos descubrimientos surge una nueva

pregunta ¿qué hará el ser humano con tantos años de vida?. La respuesta a esta

pregunta se puede encontrar en nosotros mismos al cambiar el estilo de vida y en la

sociedad, creando instancias propicias para ello; ya que este es un problema de

valoración: vivir más, pero con “calidad de vida”.

Según la Nacional Geographic2, los secretos de una vida larga se encontrarían en:

Beber vino tinto con moderación

Consumir frutas, vegetales, legumbres, granos enteros y alimentos ricos en omega-3

No fumar

Tener motivación en la vida

Moderar la carga laboral para disfrutar de la familia y amigos

Mantenerse activos y socialmente vinculados

Cultivar la fe.

Hoy en día y en un tiempo no muy lejano, las personas alcanzaran una mayor sobrevida, teniendo el lema “envejecimiento satisfactorio”. Por lo tanto, la preocupación debe ir enfocada a mejorar la “calidad de vida” para ellas. Algunas medidas para lograr dicho objetivo tienen relación con:

Rectificar la imagen negativa de la vejez, ya que esto es una cuestión cultural y se soluciona con una educación que involucre a todas las generaciones.

Permitir que las personas de mayor edad tengas posibilidades de tener un trabajo digno, con sueldos que permitan llevar esa vida de forma más placentera, porque no basta con conseguir la prolongación de nuestras vidas (aspecto físico), sino que también debe existir una mejora en la calidad de vida (aspecto social).

2 En busca de la juventud: conclusiones obtenidas a partir de estudio realizado por demógrafos para la nacional geographic,

relacionado con focos de longevidad encontrados en Cerdeña (Italia), Okinawa (Japón) y California (Estados unidos).

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Promocionar estilos de vida saludables (no fumar, alimentarse bien y mantenerse activo físico, mental y socialmente durante toda su vida), evitando con esto la discapacidad.

Finalmente, garantizar una vida de calidad a personas longevas es un nuevo reto para

las sociedades actuales, que seguirá cobrando importancia en el contexto de la cooperación de los países más desarrollados hacia los menos desarrollados y debe estar en las agendas políticas y estatales de todos los países durante la próxima década. CONCLUSIÓN

De acuerdo a las investigaciones analizadas, tener una vida larga y saludable no es un

accidente. Dentro de los factores con mayor incidencia se destaca la genética y los

hábitos de vida, principalmente los nutricionales.

- Los alimentos ricos en fitoquímicos poseerían propiedades antioxidantes que

favorecerían el retardo del envejecimiento, previniendo además la presentación de

diversas enfermedades relacionadas con la edad.

- Se ha determinado la existencia de diversos genes responsables del envejecimiento

celular, por lo tanto, su manipulación permitiría prolongar la vida del ser humano.

- Tanto a nivel personal como a nivel de sociedad, se debe tener presente que no sólo es

importante retardar el proceso de envejecimiento, sino que además esto debe ir

acompañado por una serie de medidas que permitan envejecer con una adecuada calidad

de vida.

BIBLIOGRAFÍA

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